LA TRATA DE ESCLAVOS (1536-1776) Las licencias.~ - s

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-. _. Para el momento de la primera fundación de En 1538, León Pancaldo, que se dirigía al , la esclavitud era considerada Perú a vender mercancías por cuenta de dos - como un eficaz complemento de toda empresa ‘comerciantes, debió llegar de arribada a Buenos --/colonizadora. En la capitulación concedida a ! Aires y los oficiales reales lo acusaron de haber _ !Pedro de Mendoza el 21 de mayo de 1534 se ,introducido dos esclavos sin licencia. Ambas prevé una licencia, formalizada por real cédula partes convinieron en que mientras se decidía del 19 de julio, para que aquél pueda llevar el caso fuesen vendidos los negros en pública .-.-libres de derechos a las tierras de su gobema- almoneda, realizándose así el 10 de enero de - ción 200 esclavos negros -la mitad hombres y 1539 lo que quizá fue la primera venta pública -Ila mitad mujeres- procedentes de España, Por- .de esclavos llevada a cabo en Buenos Airesl. /tugal! o Islas de Cabo Verde, sin más Despoblada la ciudad, la segunda fundación --icondrcron que la de no venderlos en otras pro- ‘por Juan de Garay se produjo cuando España -i vincias. Pero Iuego, alegando que no podía ya había estructurado un régimen comercial _., llevar los negros a una región no pacificada que privilegiaba el área del Caribe, de modo aún como era el Río de la Plata, consiguió que que Roberto Levillier ha podido decir con ver- ‘- se le permitiera venderlos en cualquier parte’. ‘dad que por haber nacido a deshora Buenos Aires fue rechazada como una intrusa del festín dos por Buenos Aires fueron rápidamente absor- ., ya preparado para otros centros más afortuna- bidos por los mercados altoperuanos, especial dos. ‘io obstante su ubicación, que Ia convertía mente por Potosí, provocando la alarma de los ‘en puerto natural de un amplísimo territorio limeños ante esa competencia, contra la que no ;extendido hasta Chile y el Alto Perú, despertó podían luchar comercialmente. Las eficaces Ilas ilusiones de muchos habitantes de lugares gestiones de en la Corte lograron que . lejanos que veían en la nueva ciudad el eslabón en 1594 se cerrase el puerto de Buenos Aires a ‘que podía llegar a conectarlos con Europa y los esclavos y otras mercancías procedentes del i Africa. Desde una fecha temprana, quienes as- Brasil, Angola, Guinea o de otra cualquier parte piraban a disfrutar de los beneficios de la trata dependiente de la Corona de Portugal, enfati- de negros o a introducir los esclavos necesarios zándose la prohibición con la cláusula de que para impulsar actividades agrarias o industriales “esclavos en ninguna manera se han de permirlr presentaron reiterados pedidos para que se les entrar por allí”. franquease el puerto de Buenos Aires como lugar de ingreso de la esclavatura. Así, pretex- tando la necesidad de asegurar el buen trato de Los asientos portugueses los indios, el gobernador del Tucumán Juan Ramírez de Velasco sugiere en 1596 la intro; Pero para entonces estaba a punto de variar ducción de negros para trabajar en los ingenios el régimen de los permisos. Hasta ese momento, de metales y propone pagar una buena suma si la Corona había concedido licencias en forma se le concede licencia para traer 1.000 esclavos directa. En cambio, a partir de 1595, celebra de Guinea’. Años después, es el gobernador sucesivos astintos con personas que, mediante Marín Negrón quien aduce el consabido alivio el pago de cierta suma, asumen el papel de de los naturales y el progreso de los vecinos intermediarios con los negreros. Salvo algunas para fundar el proyecto de entrar algunos escla- licencias que la Corona se reserva para distri- vos destinados a Córdoba, y algo más tarde es el buir por sí misma, se desprende de la facultad propio cordobés el que rechima que se de otorgar&, que pasa al asentista, quien, a su le permita traer negros “de cuando en cuando”“. vez, queda autorizado a venderlas a otros Por lo menos desde 1601 comienzan los interesados o a emprender personalmente el pedidos chilenos tendientes a introducir creci- tráfico negrero. do número de esclavos por Buenos Aires para El primer asiento, celebrado con el portugués trabajar en las minas por cuenta del rey o para Pedro Gomes Reynel el 30 de enero de 1595, repartir entre los vecinos necesitados de mano prevé que, además de los negros que se le per- de obra’. Esas aspiraciones, expresadas una y mite enviar a otros puntos de las Indias, podrá otras vez por un interior sediento de esclavos, só- introducir hasta 600 esclavos anuales por el lo fueron parcialmente atendidas por una Coro- Río de la PIata durante el término de duración na que bajo la presión de los comerciantes lime- del contrato, reservándose la Corona el derecho ños apenas entreabrió el puerto rioplatense. de hacer cesar en cualquier momento esa fran- Cinco años después de la segunda fundación, quicia sin indemnizaclon alguna en caso de que elobispo de Tucumán fray Francisco de Victoria, decida no ser conveniente el tráfico por Buenos posibIemente asociado con el comerciante por- Aires’. La navegación podía efectuarse en na- tugués Lope Vázquez Pestaña, arma una expe- víos de cualquier porte con tal de no transpor- dición al Brasil en busca de sacerdotes, merca- tar menos de un esclavo por tonelada, en con- derías, ornamentos y esclavos y, aunque son serva de flotas o como navíos sueltos, con tripu- muchos los contratiempos que debe afrontar, lación española 0 portuguesa y su armamento consigue introducir 60 esclavos que interna podía no ajustarse a las ordenanzas de la Casa hacia el norte6. de la Contratación’. Contrariamente a lo que En esos momentos iniciales, en los que se sostienen otros autores, Enriqueta Vila Vilar ensayan nuevas posibilidades, avanzándose a ha aclarado que en la práctica negrera de la pri- tientas, sabemos que se intentó también tomar mera mitad del siglo XVII se prefirieron navíos contacto directo con la costa de Guinea, pero de pequeño tonelaje, con los que se podía la iniciativa fracasó sin más resuhado que el inú- penetrar en las barras y ríos de Angola; gene- til sacrificio de varios centenares de yeguas cima- ralmente se utilizaron carabelas y pataches de rronas cuyas colas se habían considerado merca- fabricación española y portuguesa, y urcas y cadería apropiada para trocar por los esclavos’. filibotes de construcción holandesaro. Más tarde se logró la conexión con Africa, Usando de la facultad, concedida por su con- ’ pero sobre todo fue generalizándose el intercam- trato, de servirse de los factores españoles o bio con Brasil facilitado por la unión de Portu- portugueses que fueran necesarios para sus ope- gaI y España bajo la persona dc Felipe II. El raciones, Gomes Reynel mantuvo agentes en el hierro, los esclavos y otros artículos introduci- Río de la Plata que organizaron la trata, se encar- garon de la distribución en el interior y de las Coutinho, Gonzalo Vaez Coutinho, Antonio ventas. Por ejemplo, existe constancia de que Femandes Del&, Manuel Rodrigues Lamego, en 1597 uno de ellos, Vasco Pinto, contrata Melchor Gomes Angel y Cristóbal Mendes de con dos personas la entrega del sayal necesario Sosa, todos ellos portugueses13. No extrañará para vestir a varios cientos de esclavos y el ese neto predominio lusitano si se piensa que, transporte de éstos hasta Potosí en 3 7 carretas desde antes del descubrimiento de América, con capacidad para llevar diez esclavos cada Portugal se había adueñado de varios puntos unan Por lo menos desde 1588, la ciudad de claves de la costa africana desde donde partían Córdoba, bien ubicada en la ruta hacia el Alto las expediciones y que contaba con un hábil Perú argentífero, se convierte en un centro de núcleo de comerciantes y de navegantes espe- creciente importancia, en el que se coordinan cializados en la trata. acciones tendientes a la distribución de negros El asiento de Rodrigues Coutinho reprodu- y se forman compañías para traerlos desde Bra- cía exactamente el permiso concedido a su sil o Africa. Aunque el Alto Perú y Chile fire- antecesor de introducir 600 esclavos anuales ron las metas más frecuentadas por los negros por el Río de la Plata, pero, a partir del asiento entrados por Buenos Aires, se conoce algún de Vaez Coutinho (año 1605), fue de rigor in- plan aislado para Bevar esclavos hasta la propia cluir una cláusula por la que se prohibía ‘fc 74 Lima, rivalizando allí con los negreros proce- ni navegar esclavos algunos por el Río de la Pla- dentes de Cartagena de Indias’2. ta y puerto de Buenos so pena de tenerlos Salvo dos períodos en los que la Casa de perdidos y las demás penas puestas por las Contratación tuvo a su cargo la administración Cédulas y Leyes Reales que hay y prohl’ben el de las licencias, al asiento de Gomes Reynel le meter esclavos y mercaderías por el dicho puer- siguieron los celebrados con Juan Rodrigues to y parte aplicado todo a Su hlajestad y su ReaI Fisco”. En el caso de Femandes Delvás, _~ i aunque se incluyó esta prohibición en el asiento eran luego descaminados hacia el interior. Otras respectivo (año de 1615), fue luego agraciado veces los contrabandistas se hacían denunciar por una real cédula que lo autorizaba a intro- para que los negros fueran decomisados y ven- ducir 150 negros anuales por Buenos Aires14. didos en pública subasta, en la que los volvían a Además de estos sucesivos asientos, Felipe comprar a precio vil, mientras se mantenía a IV otorgó en 1629 a su hermano el infante don distancia a las personas ajenas a la confabula- Fernando, cardenal arzobispo de Toledo, la ’ ción. Con los títulos así saneados, los esclavos facultad de introducir 1.500 negros por Buenos estaban ya en condiciones de ser enviados a Aires repartidos entre los dos años siguientes, Potosí. En menor escala, capitanes y oficiales pero luego se extiende ese plazo y por lo menos embarcaban algunos esclavos como si fueran hasta 1636 seguimos encontrando alguna intro- tripukntes y los vendían en el puerto de desti- ducción procedente de estas licencias del infan- no afirmando que habían fallecido durante la te cardenai”. travesía”. Al margen de las licencias lícitamente obte- Para paliar esas anomalías se recurrió a esta- nidas y de las distintas disposiciones que fueron blecer remates con base, es decir, fijar precios jalonando el régimen del puerto cuyo estudio mínimos a la compra, y se confirieron poderes no nos corresponde hacer aquí, se entabló en especiales a 10s asentistas., confiando en que las primeras décadas del siglo XVII un intenso por su propio interés partlcrparían en la lucha contrabando de escIavos sólo interrumpido por contra los contrabandistas que comprometían los gobiernos de Hernandarias. su exclusividad; se nombraron visitadores encar- Un núcleo de inescrupulosos comerciantes gados de castigar culpables y vigilar el tráfico, porteños llamados los “confederados”, de ori- se establecieron composiciones, o sea, la posibi- gen portugués o ligados a intereses portugueses, lidad de retener negros entrados ilegalmente entre los que se destacaba el poderoso negrero pagando una determinada suma y se prohibió y contrabandista Diego de Vega, factor en contratar tripulantes negros. Buenos Aires del asentista Antonio Femandes En las primeras décadas del siglo XVII la Delvás, dominó la vida económica de Buenos trata conoció días de prosperidad y, aunque es Aires con la comphcidad de casi todos los imposible cuantificar una actividad que, en funcionarios españolesr6. Apoyados por sus buena parte, se desarrollaba ocultamente, cono- vinculaciones con Brasil, Africa y Europa, los cemos algunas cifras -seguramente inferiores a “confederados” organizaron una vasta red de las reales- que dan idea de la importancia que negocios, uno de cuyos renglones era la intro- revistió. Basada en un minucioso análisis de ducción lícita o ilícita de esclavatura, y com- documentación metropolitana, Enriqueta Vila praron el silencio de los vecinos con amenazas, Vilar consigna la entrada por Buenos Aires de dádivas y préstamos, hasta el punto de conver- 9.825 cabezas entre 1601 y 1615r’. tir a Buenos Aires -al decir de Hemandarias- Junto a Ia actividad de la vida económica del en puerto más libre “que los declarados por puerto y del interior, la trata aporta al Río de tales en las Indias”. la Plata los riesgos y temores habituales en tie- Anudada la trama bajo el gobernador Diego rras que albergaban un crecido número de Rodríguez Valdés y de la Banda, se consolida esclavos: peligro de levantamientos contra los durante los gobernadores posteriores, salvo los amos; posibilidad de contagio de las enferme- paréntesis ya mencionados impuestos por la dades que solían afectar a los recién desembar- honestidad y firmeza de Hernandarias. Sucesi- cados, establecimientos de repúblicas de negros vos gobernadores unidos por eI común afán de rebeldes escapados al dominio de los blancos. enriquecerse disimulan benévolamente las trapi- Aunque Buenos Aires carecía de las proximi- sondas de sus antecesores, y así, por ejemplo, dades selváticas que proporcionaron refugio a Pedro Esteban Dávila que marcha a hacerse car- los negros de otras partes de América, no falta- go del gobierno del Río de la Plata, se detiene ron episodios de negros alzados, como los que prudentemente en Río de Janeiro el tiempo escaparon hacia 16 13 de una estancia cercana preciso para permitir que once navíos comple- a la ciudad y se mantuvieron por varios GROS ten en Buenos Aires sus ilícitas operaciones fuera del control español”. ’ toleradas por el gobernador cesante”. . El tráfico negrero en general y el practicado AI llegar al Plata, los navíos soIían desembar- por Buenos Aires en particular fueron censura- car clandestinamente su carga de negros en dos en su tiempo por apartarse de los lineamien- algún lugar de la costa convenido de antemano, tos que presidían el régimen indiano. Los navíos y luego se presentaban ante las autoridades del sueltos, propios de la trata, navegaban sin inte- puerto para dar noticia de su IIegada. Los ne- grarse a las notas y galeones; podían contar con gros, ocultos en distintos escondrijos -uno de tripulación portuguesa o española; estaban exen- elIos era la propia morada de Diego de la Vega-, ‘tos de cumplir los requisitos exigidos a otros navíos de la carrera de las Indias y durante algunos períodos pudieron partir desde Lisboa el Río de la Plata de 500 negros anuales, canti- en vez de Sevilla; los agentes portugueses esta- dad que debería elevarse a 1.000 en los dos o ban facultados para mantener agentes en tres primeros anos para compensar la suma es- tierra cuyo paso a América no había sido vigi- casez que se padecía, y tres años después el oidor lado por las autoridades y, por añadidura, se Alonso de Solórzano Velazco opina que las sabía que muchos de esos agentes eran “cristia- , necesidades locales requieren el ingreso de 600 nos nuevos”; se imputaba a los buques negreros negros por año para ser dedicados a pastores, el practicar un contrabando descarado, extraer labradores y gañanes. El Discurso sobre Za per- oro y plata, transportar pasajeros sin licencia y misión que se pretende de navíos negros de corromper a las autoridades locales. Guinea para la labranza de las haciendas de campo de la ciudad de la Trinidad, puerto del Río de la Plata con el que Solórzano apoya sus ) Consecuencias de la separación de Portugal palabras atribuye el abandono de las estancias que se observa en el distrito de Buenos Aires . Sin embargo, no fueron esos cargos sino el a la falta de esclavos y, por el contrario, la levantamiento y la segregación de Portugal, en riqueza de las chacras, estancias, trapiches, 1640, los que vinieron a interrumpir el tráfico ingenios y demás trajines del Perú a que están negrero lícito e ilícito. Se cortó la relación con bien provistos de esclavosz3. Poco más tarde, Brasil y cesaron los asientos con portugueses, el gobernador José Martínez de Salazar, al pues éstos, antes vasallos de un mismo rey, se lamentar el estado de la ciudad que “cada día convirtieron en enemigos; casi al mismo tiempo va a mayor disminución y pobreza”, reduce la los holandeses se adueñaron de varios lugares pretensión al envío cada cinco o seis años de importantes de la costa africana, perturbando un navío con 500 piezas de Angola destinadas las fuentes tradicionales de abastecimiento de aI servicio de las provincias del Río de la PIata, esclavatura. Paraguay y Tucumán24. Pese a esas y otras . Abatida por su semiaislamiento, cesó la pros- exhortaciones similares, Buenos Aires no cono- peridad porteña de comienzos de siglo. Regre- ció otro alivio que el esporádico ingreso de saron a su tierra los compradores de Chile o del algunos negros contrabandeados por ingleses u Alto Perú, terminó el negocio de transportar holandeses. esclavos y algunos vecinos, apremiados por la miseria, desampararon la ciudad y marcharon a los distritos mineros con los esclavos que aún La Compañía de Guinea conservaban. El desnivel de precios existente entre las ciudades de Buenos Aires y Potosí Las aspiraciones porteñas sólo fueron satis- obra a modo de gigantesca bomba de succión fechas al producirse el cambio dinástico. Ya que despoja a 1:.. primera de su equipo servil en en vida de Carlos II, Francia había pretendido beneficio de la segunda. tener acceso comercial a Buenos Aires infiltrán- Cuando en 1662 se celebraba un nuevo dose a través de la Colonia del Sacramento, contrato -esta vez con los genoveses Domingo fundada en 1680 por Portugal, de modo que al Grillo y Ambrosio Lomelin- se prevé la intro- franqueárseIe el camino hacia las Indias con el ducción por Cartagena, Portobelo y , advenimiento de Felipe V al trono español, es añadiéndose que en caso de llegar a abrirse el natural que no olvidase a la pequeña aldea del puerto de Buenos Aires como los demás de las Plata, puerta obligada de las riquezas argentí- Indias se franquearía también a los asentistas, feras al toperuanas. Echando mano a la trata pero que en todo caso “ningún bajel así de los de negros, tradicional cobertura de las opera- del permiso ordinario de aquel puerto como ciones de contrabando, el gobierno francés otro cualquiera no puedan llevar negros y si lo hi- promovió la constitución de una nuevacompa- cieran los tengan por perdidos”“. Esa redacción ñía de Guinea, y en julio de 1701 envió a Espa- dubitativa, indicadora de que aún no se ha ña al almirante Ducasse -con vasta experiencia adoptado un criterio definitivo sobre la suerte africana y americana- para que propusiese la de Buenos Aires, se modifica pronto, y en los celebración de un asiento destinado a la provi- asientos posteriores del siglo XVII se excluye sión de esclavatura*‘. El emisario alcanzó pleno explícita o implícitamente al puerto de Buenos éxito, y burlando la oposición del Consejo de Aires del tráfico negrero. Indias y de la Casa de la Contratación, el asien- Autoridades y vecinos procuran infructuo- to fue aprobado por Felipe V el 14 de setiem- samente durante varias décadas el pIeno resta- bre dei mismo ano. Lejos de ser un probIema blecimiento de las introducciones por Buenos de orden interno como otros asientos anterio- Aires. res, la tramitación del nuevo asiento, con inter- La primera Audiencia de Buenos Aires esti- vención del embajador y del gobierno francés ma en 1664 que sería necesaria la entrada por y la inclusión de cláusulas dirigidas a beneficiar los reales erarios de Francia y de España, había recurrir a mercadería provista por los mismos _ puesto de manifiesto que la trata en América ingleses y holandeses con quienes hubiera había pasado a ser una cuestión internacional debido competir. - en la que Su Majestad Cristianísima se interesa- Sus comienzos en el Río de Ia Plata tampoco ba no menos que Su Majestad Católica. fueron felices. Conocemos interesantes detalles ._ 1 A diferencia de la mayoría de los convenios de la primera expedición a través de un anóni- \ anteriores que excluían al Río de la Plata, el mo relato, redactado por uno de 10s participan- .* asiento de la Compañía de Guinea aludía a tes, y de las actuaciones labradas por las auto- los “graves inconvenientes que resultan de que ridades porteñas2’. la introducción de esclavos negros no se haga El 16 de julio de 1702 parte de Rochefort en todos los puertos de las Indias cuando es el navío del rey Aigle Noir, de 300 toneladas a cierto que las provincias que de ellos carecen cargo del capitán M. Le Roux junto con Ia experimentan grandes miserias por falta de cul- fragata La Badine, en procura de Cabinda, para tura y beneficio en sus haciendas y posesiones aprovisionarse de negros por cuenta de la de que resulta un conocido perjuicio y atraso Compañía de Guinea, pero en el trayecto -10s al Real Patrimonio de su Majestad Católica”, 30 cañones de1 Aigle Noir medianre- consiguen con lo cuaI quedaban oficialmente reconocidos apresar sucesivamente a los negreros ingleses los inconvenientes de la desigualdad de que se Coventry y Don Cãrlõs, este último ya carga- quejaba Buenos Aires26. Y tras ese introito, M. do de esclavos. Después de completar su triste Ducasse propuso navegar a Buenos Aires dos carga con nuevas cabezas y de haber conseguido navíos por año capaces de transportar 700 u celebrar un ventajoso convenio con el reye ue- 800 iezas de indiss de ambos sexos, número lo local, M. Hays, destinado a dirigir la facto--3 * que Puego se avino a rebajar a 500 o 660 pie- ría de Buenos Aires se adelanta con una parte zas. Como se advertirá, no se habla de cabe- de los negros y, algo después, lo sigue Le Roux zas de negros como en los primeros asien- con el Ai$e Noir y su segundo Nicolás Herpein ’ tos, sino de piezas de Indiasj término que al frente de1 Don Carlos. Pero no es fácil lograr .venía empleándose por lo menos desde 1662 un buen ajuste de operaciones que se desarro- con ocasión del asiento de Grillo-Lomelín. llan entre dos continentes. M. Hays, con quien Se explicaba allí que las piezas de Indias eran viaja la documentación probatoria del asiento, negros de siete cuartas de altura como mínimo, se demora en el Brasil más de lo planeado y no que no fuesen ciegos, tuertos 0 tuviesen otros ha llegado aún a Buenos Aires para cuando hl. efectos. Los muleques, bajos o defectuosos, Le Roux arriba al Río de ia Plata. El gobema- aban a constituir esa unidad dor Juan de Valdés e Inclán, que ignora total- eran computados por una parte variable de mente Ia firma del asiento y no tiene otra guía ella, según fuese la gravedad de su defecto. que unas instrucciones que le prescriben dar Los buques utilizables podían pertenecer buen trato a los franceses y reiteradas disposi- tanto a la marina real como a la compañía, siciones tendientes al cierre de1 puerto, agasaja ser franceses o españoles y tripulados por a los oficiales franceses pero se niega a admitir vasallos de ambos reinos, pero en caso necesa- en tierra a los negros, vigiila treinta leguas de rio se permitía el uso de navíos de otras nacio- costa para evitar algún furtivo desembarco, nes amigas con tal de que su tripulación fuese ordena a varios marinos españoles que no católica. Podían partir de puertos españoles o pierdan de vista a los intrusos y les niega franceses y volver indistintamente a puerto de algunos auxilios que han pedido. M. Le ROUX, Francia o España, lo cual, como observa SceIIe, que ha perdido 40 negros en Ia travesía, ve equivalía a conceder a Francia el insólito dere- cómo su valiosa mercancía se va evaporando cho de comerciar directamente con América rápidamente por las muertes causadas por el españoIa. frío y las enfermedades y cómo se demora Ia Los agentes de la companía podían ser igual- introducción del contrabando con el que mente franceses o españoles derogándose expre- pensaba inaugurar las operaciones de Ia Com- samente para este caso las leyes que prohibían pañía. Cuando, finalmente, es autorizado a la entrada de extranjeros en América, que desembarcar sus negros, ya se había producido podrían internarse libremente tierra adentro la irreparable pérdida de 325. cuando les fuese necesario para eI manejo de Otro problema que se planteó desde la pri- sus negocios. mera hora es que como la mercancía del retor- La Compañía de Guinea tropezó con mayo- no, especialmente cueros, era de poco valor y res dificultades que las previstas inicialmente. mucho volumen no cabía en las embarcacio- Sus factorías africanas, cuyo centro de opera- nes que habían traído a los negros, y España se ciones se levantaba en Uida, Costa de los Escla- resistía a admitir la llegada de buques en lastre vos, no consiguieron el número de negros para evitar ocasiones de necesarios. Y, finalmente. la Compañía debió Para permitir el acceso de1 M nra-.-I á buscar cueros provenientes de anteriores El tratado con Inglaterra ventas de esclavos, fue preciso que transporta- se unos pocos negros para cubrir las aparien- Como otros Estados europeos, Inglaterra ha- cias 28. bía codiciado desde hacía muchos anos entablar- Por el asiento y por algunas de las reales una relación directa con las Indias, pero se había _ cédulas posteriores la Compañía estaba auto- visto limitada a practicar un comercio intérlope rizada a llevar a las Indias pertrechos navales, aleatorio y dependiente de la mayor o menor m=, víveres y otros objetos reiacionados capacidad de EspaÍía para resguardar su exclu- con la trata que se consideraban precisos para sivismo colonial. Hacia 1711, pensando quizá realizarla, pero que se prestaban para encu- que había llegado el momento de avanzar un brir operaciones ilícitas, y de hecho así ocu- paso más, el nuevo gabinete inglés manifestó a rrió. Nadie parecía dudar de que el asiento era Luis XIV su deseo de poner fin a la guerra sólo un pretexto para desarrollar un activo co- mediante la obtención de determinadas facilida- mercio extensivo a cualquier mercadería y aI des comerciales en la Península y en el Nuevo margen de maniobras que pueden atribuirse a Mundo, especialmente la cesión de cuatro pun- la Compañía, capitanes, marineros, oficiales y tos del litoral americano que le permitirían co- factores procuraban enriquecerse por su cuen- merciar sin problemas. Las conversaciones pre- ta a costa del real erario o de la propia Com- liminares mantenidas en Versalles y en Londres pañía. No faltaron capitanes que además del con el conocimiento de Felipe V avanzaron lo contrabando vendieron hasta los víveres de la suficiente como para justificar el envío de una tripulación y la ropa de los negros, ocasionan- misión especial a Madrid integrada por Lord do muertes y penalidades que comprometie- Lexington y por Manuel Manasses Guilligan, ex ron el éxito de la empresa2’. marino y negrero con experiencia americana”. El conocimiento de tales operaciones pro- En el curso de las negociaciones celebradas .vocó reiteradas reclamaciones de las autorida- entre 1711 y 1712 fueron perfdándose las ba- des españolas y, a su vez, los agentes de la ses del acuerdo. Felipe V rechazaba la cesión factoría porteña se quejaron frecuentemente de territorio pero accedía a entregar a los in- de la hostilidad que advertían en los funcio- gleses el por largo tiempo, narios españoles y de las inspecciones y vigi- amén de otras facilidades. Al carecer de bases lancia de que eran objeto. En una oportunidad- africanas apropiadas, España estaba de ante- creyeron ganar la protección cómplice del mano resignada a entregar la trata de negros flamante gobernador Manuel de Velazco y Te- al extranjero, y como Luis XIV, con tal de jeda otorgándole préstamos, pasaje gratuito y llegar a la paz, no opuso objeciones al despla- otros favores, pero se desengañaron a poco zamiento de la Compañía de Guinea, no hubo cuando el gobernador, apenas posesionado del graves dificultades para llegar a un acuerdo. El cargo, les cobró una crecida suma para permitir- mayor empeño español fue el de evitar que las les realizar sus actividades u). facilidades comerciales pudiesen servir de es- Los desencuentros y tensiones hispano-fran- cudo para cubrir el contrabando, en lo que no ceses por el asiento no obstaron para que, a ve- se equivocaba, ya que casi simultáneamente ces, Compañía y Corona se prestaran recípro- el vizconde Bolingbroke reconocía que esa era cos servicios útiles a ambas, como cuando la la principal función del asiento34. El tratado Compañía aprestó a su costa en 1707 al navío del asiento de negros fue así firmado en Ma- Atlas para que llevase armas y municiones a las drid el 26 de mayo de 1713, un tratado preli- tropas apostadas en Buenos Aires cuyo importe minar de paz al día siguiente y un tratado pre- había anticipado a cambio de la licencia para liminar de comercio el 13 de julio. vender algunas mercaderías 31. Inspirándose en los anteriores, el asiento Las dificultades en el aprovisionamiento de con Inglaterra concede al nuevo asentista to- negros, la guerra que embarazaba la navega- dos los privilegios de que gozaron sus antece- ción, la deshonestidad de muchos de sus agen- sores, precisa mejor algunas condiciones que tes y otros tropiezos fueron deteriorando a la habían ocasionado problemas en el pasado y Compañía que estuvo muy lejos de poder in- termina consagrando una novedad de gran im- troducir el número de esclavos indicado en el portancia como era el navío de permiso que asiento. Una autora resume esa situación di- podía concurrir a las Indias en la época de la ciendo que sus “importaciones alcanzaron un feria de Portobelo3’. total de 3.475 cabezas reguladas en 2.802 5/6 La larga duración de treinta anos, que corre- piezas de Indias, de donde resulta un prome- rían desde el 1” de mayo de 1713 hasta el lo dio anual de 267,3 cabezas de esclavos, o sea, de mayo de 1743, era una concesión espa.iiola 215,6 piezas de Indias contra 600 piezas per- que parecía conferir una insólita estabilidad al mitidas, es decir un 39,9 por ciento” 2. convenio. Durante ese lapso los asentistas que- daban autorizados a vender en América 144.000 viniesen con los demás interesados en las nego- piezas de Indias a razón de 4.800 por año, canti- 1ciaciones, compras y cuentas del asiento. Des- dad que podrían elevar a su solo arbitrio / pués de cumplidos los primeros cinco años, los - durante los primeros veinticinco años. asentistas deberían presentar una cuenta docu- El desembarco de la mercancía podría rea- mentadas de las ganancias para su examen y lizarse en cualquier puerto del Atlántico en el liquidación por las autoridades esptiolas. l que hubiera oficiales reales o sus tenientes y, En setiembre de 1713 la reina Ana puso el quizás para evitar dudas sobre el Río de la asiento en manos de la , a Plata, que como hemos visto había quedado la que anteriormente se le había entregado el 8 excluido de la trata durante buena parte del si- monopolio del tráfico con Sud América “for glo XVII, el asiento menciona expresamente a ever”. Para llevar a cabo su negocio, se apoyó Buenos Aires como puerto habilitado, agregan- en el Royal African Co., que poseía una cadena do que por allí podrían introducirse, repartidos de fuertes y factorías en Africa, centrada en el en cuatro navíos, hasta 1.200 piezas anuales, de fuerte de Cape Coast Castle, ubicado en Fetu, las cuales 400 podrían internarse en las provin- Costa de Oro, y extendida por otros puntos cias de arriba o en el reino de Chile. apropiados para la trata. Los agentes de la South Los asentistas quedaban facultados a servirse Sea Co. compraban en Africa los negros dispo- de navíos de la Real Armada de Inglaterra o de nibles a la Royal African Co. o eventualmente a particulares, ingleses o españoles, tripulados negreros particulares y, en algunas ocasiones, por marinería de esas dos nacionalidades, y los las dos compañías celebraban convenios para la buques podrían partir indistintamente de puer- provisión de una determinada provisión de .tos de España o de Inglaterra, indicando a SM. esclavatura36. Más adelante la Compañía de la C. el puerto de su destino. Si hicieran presas de Mar del Sur también adquirió esclavos a la .enemigos o piratas, podrían vender los víveres, Guinea Company y a la East India Company bastimentos o negros apresados por cuenta de que vendía piezas de Madagascar. los del número de la licencia. Españoles o ingle- ses podrían ser empleados como agentes en las factorías o en el interior, pero no se autorizaba Reclutamiento africano. La travesía del la radicación de más de 4 o 6 ingleses en un mis- Atlántico mo puerto. Inicialmente España había preten- dido establecer que el personal inglés fuera En Africa la esclavitud era una vieja institu- necesariamente católico, mas ante las dificulta- ción que se había visto vigorizada por las com- des que ello representaría para la empresa acce- pras europeas. Se esclavizaba como castigo a dió luego a no imponer otra condición que la personas que hubiesen cometido determinados de que marinos y factores no dieran escándalo ’ delitos, al enemigo vencido en la guerra, a los ni causasen ofensas a la religión so pena de ser hijos vendidos por sus padres. Cuando los castigados como si hubieran estado en la Penín- negreros convierten la trata en un excelente sula, o sea que, contrariando la tradición man- negocio, los tribunales africanos comienzan a tenida hasta entonces, se admitió la libre actua- prodigar la pena de esclavitud, los régulos loca- ción de protestantes. les desatan luchas con el fin principal de captu- Como en casos anteriores, los asentistas rar negros de los poblados vecinos y menudean podían designar jueces conservadores a algunos los raptos de individuos desprevenidos. Aunque ministros españoles con autorización del gober- no faltan algunas razzias ejecutadas por los nador o de la Audiencia del distrito respectivo, blancos, la captura y conducción ala costa suele los cuales jueces tendrían el conocimiento quedar en manos de africanos que organizan ejér- privativo de todas las causas y negocios del citos de guerreros especializados en conseguir asiento con inhibición de otras justicias. Se la mercadería humana necesaria para alimentar vedaba a los virreyes y a otras autoridades dete- la trata y las caravanas con las que se efectúan ner a los navíos o embarazarlos bajo pretexto los traslados. Grupos africanos cercanos a la alguno, retener o embargar caudales u otros costa impiden el paso de los blancos al interior bienes del asiento ni inspeccionar oficinas o para conservar el papel de proveedores o inter- almacenes, salvo si se hubiese justificado alguna mediarios, y Estados como Benin, Ashanti o introducción fraudulenta, en cuyo caso debería Dahomey ponen fin a su mediterraneidad intervenir también el juez conservador. abriéndose paso hacia el litoral para tener rela- El convenio preveía la participación de los ción directa con la red de compradores extran- reyes de España y de Inglaterra, cada uno en jeros y obtener mejores precios”. Ubicados en una cuarta parte del capital social, y se recono- lugares estratégicos, fácilmente defendibles y do- cía a S.M.C. el derecho de nombrar dos directo- tados de buenos surgideros, los ingleses adquie- res o factores que residirían en Londres, otros ren las cabezas ofrecidas y las almacenan a la dos en las Indias y uno cn Cádiz para que inter- espera de los buques que las han de transportar. --- -.~~ La mayoría de los barcos empleados-pertene- viaje del Indian Queen a Buenos Aires, en 1716, cía a particulares y había sido fletada por la fallecen 140 negros y enferman 88 de viruelas. Compañía de la Mar del Sur quedando a cargo El mismo año, el Windsor, que ha cargado 380 .. de los capitanes el acopiar las mercancías utili- individuos en Angola, sólo desembarca en Bue- zables para el trueque en Africa, la provisión nos Aires 164, y de ellos mueren otros cinco a . de víveres para el viaje y la elección de los escla- poco de llegar. En 17 17 el George, que ha car- _--vos. Así, cuando en momentos de guerra el gado 594 negros, sufre la pérdida de 35 1 muertos gobernador presiona sobre el director del asien- de viruela durante el viaje y de 125 durante la to Robert Cross para que dé orden de rendi- cuarentena en la . miento a navíos ingleses surtos en el Río de la Plata, éste contesta que “no me toca mandar en navíos fletados y que tienen sus propios La factoría de Buenos Aires capitanes y oficiales que han de dar cuenta de ellos a sus dueños”“. Frecuentemente se trata- Al término del viaje los navíos se dirigen a ba de buques construidos o especialmente alguno de los lugares adonde la Compañía ha acondicionados para la trata. El flete a Buenos establecido factorías, o sea, a Veracruz, La Aires tendió a ascender desde 6 ~10s por escla- Habana, Santiago de Cuba, Portobelo, Panamá, vo en estado de caminar que se pagaba a princi- Cartagena o Buenos Aires. pios del período, hasta 10 E en las postrimerías La instalación en Buenos Aires data de setiem- del asiento inglés; por los muertos durante el via- bre de 1715. Haciendo uso del permiso conce- 0 je sólo se abonaba un 50 % del flete convenido 39. dido en el asiento de que los factores fuesen El calvario de los cautivos, comenzado en las trasladados en buques de guerra a sus respecti- caravanas que los encaminaban a los puertos vos destinos para que viajaran con “mayor de embarque, proseguía luego en la larga trave- seguridad y conveniencia” y previniesen lo sía- marítima realizada en condiciones infrahu- necesario para cuando empezasen a llegar los manas. La trágica fama de los tumbeiras portu- negros, el navío de S.M.B. Warwick condujo gueses se atenúa apenas en el caso de los navíos a Buenos Aires a la plana mayor de la factoría franceses o ingleses a cargo de los sucesivos que estaba formada por el presidente Thomas asientos. Hacinados hasta lo índecible para Dover y los directores Ricardo Martin, Benito aprovechar al máximo la capacidad del navío, Thistlethwayte, Joseph encerrados bajo cubierta y obligados a soportar Helps y Jeremías Mount 0 4 la fetidez y el aire viciado de la bodega, sujetos En el momento inicial, los ingleses adquirie- 4àf por los grillos con los que eran asegurados, ron las oficinas, almacenes y algunos negros generalmente subalimentados y con el agua que habían quedado de la Compañía de Guinea racionada, eran presa fácil de enfermedades que francesa, y luego fueron arrendando o com- hacían estragos durante el viaje. Escorbuto, prando otros inmuebles que consideraron apro- viruela, disentería, dermatosis, oftalmías y otras piados para la factoría. Las instalaciones más enfermedades, adquiridas en su contacto con importantes eran las del Retiro, edificado por blancos o a su paso por lugares malsanos del el ex gobernador Agustín de Robles, que ya en continente africano, resuItaban difíciles de años pasados habían sido utilizadas tempora- e combatir, y el contagio se propagaba sin reme- riamente por los franceses. La casa principal era dio. A veces se producían levantamientos suici- de dos plantas de sólida construcción y techo das, pero más frecuentemente los escIavos de teja, y constaba de 32 cuartos, aIgunos de iban muriendo calladamente y las aguas del ellos muy espaciosos; estaba rodeada por una Atlántico hacían las veces de sudario. Para no huerta, contaba con dependencias auxiliares, perder esa rica mercancía, la Compañía hace como atahona, noria, horno y cochera y era entre los capitanes encuestas tendientes a averi- circundada por una pared de cuatro varas de guar cuales son los alimentos más adecuados e alto”. imparte algunas instrucciones dietéticas o higié- En el Retiro, los ingleses llevaban una vida nicas. Se hace subir a los negros desde las profun- regalada, casi suntuosa. Comían en mesa de didades de la cala para que respiren un poco de mármol, servida por una completa vajilia de aire puro, se los incita a bailar para desentume- plata labrada que sumaba 332 marcos; espejos, cerlos, se desinfecta con vinagre la cubierta, se pinturas y treinta grabados decoraban las pare- les proporciona arroz, habas, pimienta mala- des y 125 libros en inglés componían la biblio- gueta, batatas, aceite de dendé, bizcochos, se teca; una buena chimenea, que atenuaba los fuerza a comer a quienes pretenden morirse de rigores del invierno porteño, constituía una hambre. Disminuye algo la mortalidad, pero excepción en el Buenos Aires de entonces. Cua- sigue siendo terriblemente elevada. renta y cinco esclavos, entre los que se conta- Colin Palmer y Elena F.S. de Studer ofrecen ban algunas negras ladinas, atendían el servicio algunos casos que resultan elocuentes. En el de la casa o se desempeñaban como hortelanos. Ademas del personal superior, habitaban tam- 112 pieza. En los quince días siguientes se va _ bién allí otros ingleses que desarrollaban fun- tomando nota de 10s que fallecen pues, de -. ciones auxiliares, como mayordomos, carpin- acuerdo con los términos del asiento inglés -a teros, sastres, albañiles, herreros, barberos, diferencia en esto de los asientos anteriores-, . cocineros y toneleros4*. De modo, pues, que no pagaban derecho alguno los que muriesen en se había pasado por alto la cláusula del contra- ese lapso. Finalmente, los oficiales reales, con to de asiento que prohibía la radicación de más citación del presidente de1 asiento, consignan de seis ingIeses en un mismo punto y la de que como partida de cargo en sus libros 10s dere- ‘sólo se les permitiría fabricar “casas de madera chos adeudados a razón de 33 y 1/3 por y no de otro material”. cada pieza introducida44. Contaban también con otra casa en las inme- El contrato de 1713 permitía expresamente diaciones de1 convento de Santo Domingo. que los factores pudiesen arrendar terrenos en Sobre el Riachuelo alquilaban ala familia Morón las cercanías de las factorías para refrescar y una estanzuela de la que se abastecían diariamen- mantener con salud a los negros y prevenirlos te de carne, leche y manteca y en donde se de cualquier mal contagioso o destemplanza. levantaban algunas barracas que, a veces, aIber- En Ia práctica, los morenos enfermos o exte- gaban parte de los negros recién llegados. En el nuados por los sinsabores de la travesía eran ara-e de las Vacas, donde se asienta actualmen- generalmente alojados en chacras vecinas a Bue- te la c a de u nrgrrãyaíì de Carmelo, tenían nos Aires hasta que restauraran sus fuerzas y otra estancia con barracas en Ias que se almace- adquiriesen un aspecto más vendible. Para ello Bf+-- naban parte de los cueros acopiados a la espera se utilizaban, entre otras, la llamada chacra de1 de su embarque para Europa y donde, ocacio- Obispo ola estancia de Roque Jacinto de Peredo. nalmente, eran instalados algunos negros enfer- AI reclamar el pago de gastos hechos en febrero . mos a los que se deseaba aislar. Esos gaIpones y marzo de 1728 en Ia asistencia de 10s negros eran a veces alquilados a personas ajenas a la enfermos transportados por el Sea Horre, Peredo empresa y, así, el titular de los navíos de regis- da testimonio de las dificultades de la aclimata- . tro, Salvador García Posse, declara en 1727 ción, relatando que en aquellos meses de verano que para excusar el gasto de hacer barracas pro- los negros “hacían fuego a todas horas para pias celebró contrato verbal con Robert Cross calentarse’fis . para depositar en las Vacas el sobrante de la Los negros en buenas condiciones eran carim- corambre que había mandado reunir para car- bados, o sea, marcados a fuego en el pecho o en gar sus navíos 43. Otras veces era la Compañía la espalda, y vendidos luego de diferentes ma- Ia que arrendaba algunas chacras de los alrede- neras. Conocemos casos de venta en almoneda dores para alojar a los negros recién llegados. pública realizadas en el Retiro, al contado o a El arribo de cada buque negrero daba origen crédito, al por mayor o menor, en dinero o en a varios trámites de rutina. Una vez anclado en especie, en forma directa o por intermediarios. el -%urgidero, se le colocan guardas para impedir Aunque la Compañía prefería vender al conta- desembarcos clandestinos y se procede a la do, son numerosas las ventas aI fiado, en gene- visita de sanidad por parte del cirujano de1 pre- ral a cortos plazos, especialmente después que sidio, quien después de examinar el estado el directorio de Londres desaprobó una venta l sanitario de 10s negros decide si pueden desem- a pagar a veinte meses. Seg& unas cuentas barcar o si deberán ser sometidos a cuarentena. presentadas por Robert Cross, que reflejan las Luego los oficiales reales hacen la visita de ventas celebradas entre diciembre de 1722 entrada y fondeo con asistencia de1 alguacil el 26 de enero de 1727, sobre un tot mayor de las reales cajas, del gobernador o de 797.881 pesos se adeudaban aún a la Companra-@+7$ su delegado y del comandante de 10s navíos de por e1 saldo de ventas aI fiado Ia no desdeñable registro. El capitán declara la ruta que ha segui- suma de 224.948 pesos. En este tipo de opera- do y la carga que trae, y los oficiales reales ciones era un elemento importante, por su cuentan los negros y revisan la cámara, camaro- conocimiento de la sociedad porteña, Pablo tes, patioIes de popa y proa, entrepuentes y Aylvarp 0, que como uran e muc os años demás lugares del buque en pos de mercaderías con los libros y papeles de Ia Compañía46. escondidas. Terminada la inspección con la Los factores de Buenos Aires resolvieron, en advertencia de no poder enviar lancha alguna a beneficio de los pequeños compradores, dar tierra sino al puerto de1 Riachuelo se retiran los preferencia a las ventas al por menor durante visitantes. Unas horas o días después, y ya 10s primeros quince días de Ia Ilegada de cada desembarcados los negros, los oficiales reales cargamento, pero la medida no gozó de la apro- realizan la regulación de Ia carga o sea la conver- bación de la Court of Directors que temía el sión de cabezas en piezas: algunos buenos ejem- descontento de los grandes adquirentes aI que- plares son computados a pieza por cabeza, pero dar relegados a los peores ejemplares4’. Ia mayoría son considerados como 3/4, 2/3 o En algunas de las operaciones los comprado- res pagan con productos agrarios o industriales, veces comprando negros por su cuenta y otras _ .__y, así, hemos visto fijar como precio maíz, trigo, limitándose a actuar como conductor por cuen- -. . lena, vacas, cueros, adobes, tejas y bizcocho4*. ta de la Compañía. En ocasiones, la venta se En la década del veintitantos el precio prome- hace mediante un crédito a pagar después que -~. dio de los negros vendidos -varones y mujeres, la mercadería haya sido colocada en Potosí y adultos o jóvenes- es de 219 pesos por cabeza49. no faltan expediciones en las que se combinan distintas opciones, como la que sale en 1727 para Potosí, de la que participan una persona La internación que compró “al fiado y otras dos por vía de factoraje”53. Según dijimos, el asiento permitía que de los Prólogo obligado de muchos trayectos suele 1.200 negros anuales que podían introducirse ser el descanso de los negros en alguna estancia por Buenos Aires se destinasen 400 a Chile o a para que se “puedan reforzar mejor para el las provincias del Norte. Los ingleses advirtie- viaje”, mientras el conductor contrata las carre- - ron pronto que no les convenía esa proporción, tas, los bastimentos y los mozos encargados de pues mientras Buenos Aires absorbía dificulto- la custodia. Pero aun adoptadas todas las previ- samente sus 800 negros, Chile y el Alto Perú siones posibles, el camino ofrece acechanzas representaban un mercado excelente en el que que hacen aleatorio el resultado final. Por ejem- plo, de acuerdo con las cuentas presentadas por - José Norberto de Vicuña de una tropa que llevó a Chile por cuenta de la Compañía en 173 1, resulta que se va desgranando un trágico rosario tiones, obtuvieron que la Corona autorizase en de muertes en el camino de las Conchas a Luján, . 1725 a internar en Chile a los negros que no entre Cañada de la Cruz y Arroyo de Giles, en hubiesen tenido salida en Buenos Aires en un el n’o de Areco, en el Salto, a una legua más lapso -de seis meses 5o. No satisfechos con esa allá del Saladillo, en el camino de Cabeza de espera, los factores porteños agitaban el peligro Tigre a las Sepulturas, en AIelincué Chico, en la de contagio o de levantamiento para pedir licen- medianía de los zapallares Chico y Grande, en cias extraordinarias de internación y alguna vez lo de Asencio (Río Cuarto), en la travesía de la fueron exhortados desde Londres a falsear las Punta al Desaguadero, en Coro Corto, en el fechas, antedatando las entradas para fingir que Rodeo. En los 36 días que ha durado el recorri- habían pasado los seis meses en Buenos Aires”. do de Buenos Aires a Mendoza han sido ente- Con tales antecedentes, no es aventurado supo- rrados 9 negros adultos, 3 pequeños y 3 muje- ner que cuando la Compañía consideraba a res, 0 sea, 15 personas cuyos fallecimientos son Buenos Aires como a uno de los lugares más atribuidos a empachos y sangrías, salvo un negri- insalubres de América y se empeñaba en extraer to que cayó de la carreta y fue aplastado por los negros de ahí, no exponía su verdaderogen- una rueda. Cabe añadir que antes de cruzar la samiento -como parece creer Colin Palmer -, cordillera fallecen otros tres y que los falleci- sino que aducía un argumento dirigido a obte- ~;~;xxosigu en en Chile antes de realizarse ner la deseada licencia de internación. . La comercialización de los cargamentos en el Cuando la internación se efectúa por interme- interior adopta diferentes modalidades. A veces dio de un factor, éste recibe instrucciones para la venta se practica en Buenos Aires, y el com- retornar con el dinero de la venta o para em- prador se encarga del traslado, como las 1.000 plear parte de él en mercaderías que hallarán cabezas que se venden en 1717 al vecino de segura colocación en Buenos Aires. Los negre- Santiago de Chile capitán Pablo de Cabrera, ros Antonio Díaz y Francisco Rodríguez de quien se propone llevarlos a su patria, 0 las 200 lo, que han llevado ne cabezas vendidas en 17 18 a Vicente de Vetolaza ae la Compañía, remiten a y Luna, para que éste las venda, a su vez, en las cajón en que van diferentes provincias de1 Perú. Otras veces 10s envíos los bultos de santos y otro dicho de mallas y lámi- hacen los propios asentistas, como los 160 ne- nas del CUZCO”~~. gros que en 1718 remiten a Chile “por cuenta y riesgo de la Real Compañía de la Gran Bretaña” a cargo de los capitanes Francisco Rodríguez El contrabando de los asentistas ingleses Ortega y Adrián Pedro Wames. En estos casos suele acompaitar a los escIavos un médico encar- Como cuando se firmó eI convenio era gran- gado de cuidarlos durante el largo recorrido. de la experiencia inglesa y espa.riola sobre Hay hombres especializados en el trafico escla- comercio intérlope, cada parte trató de incluir vista -como el citado Vetolaza, más tarde las cláusulas mas adecuadas para facilitar la teniente de Correo Mayor- que aparecen a penetración del contrabando o para impedirlo. --.- ~- España multiplicó las previsiones sobre visitas, Pensando encontrar aliados que la ayuden inspecciones, decomiso de mercaderías, prohi- por su propio interés en la difícil lucha contra - . biciones expresas de comerciar en todo lo que los contrabandistas, la Corona, a fines de 1723, ~- no fuesen negros, de exportar metales precio- confii/a.t comandante de los buques de registro & sos sin quintar o de transportar pasajeros, castigo Salvador García Posse la misión de intervenir de los culpables etc., pero no se *ilusionaba en la vigilancia del río, de los buques ingleses y sobre su efectividad pues por anticipado sabía de los almacenes del asientoóO, pero aun esa que los ingleses tenían un interés muy particular solución no parece haber sido muy eficaz, ya en ampliar las vías de acceso a las Indias y que que unos años después el titular de un nuevo harían cuanto les fuese posible para transgredir re ‘stro conviene con la Compañía la introduc- F cualquier limitación que se les opusiese. En cion de un navío cargado de mercaderías de noviembre de 1714, cuando todavía no ha contrabando6’. comenzado el movimiento del asiento de la España e Inglaterra se espían recíprocamente. South Sea Company, una real cédula inspirada La Compañía posee un confidente en el Conse- en la misma desconfianza que el tratado ordena jo de Indias que le avisa lo que puede intere- al gobernador del Río de la Plata calar toda sarle62, y Esparia procura sonsacar información pieza o barril de sebo que quieran extraer los a través del delegado que tiene en el Directorio ingleses para evitar sacas clandestinas de oro o o mediante alguno de sus representantes en el platas6. exterior. En 1728, el marqués de Barrenechea, El primer contacto de los británicos con el plenipotenciario español en ei Congreso de Río de la Plata confirmó las peores sospechas. Soissons, alcanza un éxito sensacional al sobor- El navío de guerra inglés que transportó a los nar a dos altos empleados de la Compañía que factores a Buenos Aires introdujo un valioso han sido enviados a Soissons para colaborar con contrabando y, una vez en tierra, los factores se los representantes ingleses63. Se trata de Mathew encargaron de ablandar a las autoridades locales Plowes, secretario y principal contador de la y de organizar en forma permanente el negocio Compañía, y del doctor John Bumet, que ha del comercio ilícito. Una carta que dirigen en sido médico en las factorías de Buenos Aires, 1717 a Londres resulta reveladora de la compli- Portobelo y Cartagena, o sea, que se comple- cidad del directorio y de cómo los agentes por- mentan al enfocar el mismo problema desde las teños, mediante sus informes sobre la plaza, perspectivas europea y americana. Ambos procuran orientar las futuras exportaciones presentan detallados relatos de las operaciones ilícitas. Piden a su central que remita sedas de delictivas de la Compañía y de sus agentes, valor y poco volumen que puedan ser fácilmen- acompañan estados financieros hasta entonces te escondidas, indican la clase de sombreros secretos, un manojo de cartas originales de los que se usan en Buenos Aires, aconsejan enviar factores de Buenos Aires en los que éstos se mercadería de primera debido a la exigencia de expiden desembozadamente sobre sus manio- los consumidores y, con plena conciencia de bras y otros documentos de elevado interés esporádicas operaciones sino para España. Mediante esos papeles pudo saber- h 6x%%able. d estmado a .DerW. se que el caballero Eon, representante espaííol ’ enfatizan la necesidad de alcanzar una buena en el directorio, recibía una pensión en pago de reputación para eclipsar a las demás naciones. ocultar a su gobierno las operaciones de la Su cuidado llega hasta ocuparse de los envases Compaiu’a y que un gobernador del Río de la de las sedas. recomendando que venga en cajo- Plata era cohechado con el 25 por ciento del 6-p - - nes torrados de estanà . para. evitar aue se conta- producto de las mercaderías de contrabando. I minen con el mal olor exhalado ‘por los ne- Levantando una punta del velo que ocultaba las gros’? vinculaciones existentes entre la Compañía y En 1725, los oficiales reales de Buenos Aires los altos organismos del gobierno indiano, los L-l cisnsigueni~aTárta de los facg%es factores de Buenos Aires recomendaban no l- de la Compañía al subgovernor de aquélla, en la escatimar dinero para conseguir el nombra- que le informan de un envío de plata en el na- miento de uno de los dos candidatos que propo- vío Sea Horse producido por el “secret commer- nían por lo que “importa al asiento que el ce “‘a. Ese secreto se ha convertido en el secreto gobernador sea su hechura”. de Polichinela que todos, aun los extranjeros, El clima adverso al tratado del asiento, que conocen perfectamente. Y, así, en una anónima se respiraba en España desde el momento mis- memoria francesa de 1728 sobre, los abusos del mo en que fue firmado, se agravó con esta prueba Ie&& del fraude, y en los años posteriores no se regis- asiento inglés, leemos que “jamás” parte un bu- traron variantes como para aliviar el desconten- que negrero de Inglaterra con destino a América to. Por el contario, la correspondencia de los sin que sea cargado de toda clase de efectos representantes españoles en el directorio abunda euroneoss9. en reiteradas denuncias sobre las irreeularidades que se cometían a diario y sobre la dificultad renunciaron a la mitad que les correspondía para de ponerles fin. Aludiendo a la llegada de dos aumentar el premio de los posibles aprehenso- avíos procedentes de Buenos Aires, el director res6’. e-9 en Londres Tomás Geraldino (Thomas Otro capítulo del asiento facultaba a los asentistas a indultar a los morenos entrados S>r Fitzgerald) informa a Madrid a principios de .1737 que poco ha podido averiguar dado el .ilega@iié&, cobrando a sus amos la cantrdad- empeño que se pone en obscurecerle las noti- que les pareciese y sin otra condición que la de 1cias, y explica que, llegando los navíos a puertos abonar a la Real Hacienda los derechos que situados a 25 leguas de Londres, “alijan lo que hubieran correspondido por la entrada regular traen sin registro antes de que yo pueda tener de los esclavos. Para i dir abu3 de VW - informe formal, que conseguido no sirve más factores, en 1723, el D rio se reservó para que de aumentar el sentimiento de no poderlo sí la fijación del momento en que debía comen- remediar como me ha sucedido en los presentes zar a correr cada indulto y reprendió a sus fac- navíos, en los que he tenido inteligencia de que tores de Buenos Aires por haber establecido se ha traído considerable porción de dinero por una suma demasiado exigua con ocasión de un cuenta de particulares”, contrariando las prohi- indulto anterior6*. biciones vigentesU. Por su parte, los oficiales reales de Buenos Aires confiesan su impotencia para precaver esas ilícitas remesas. Algunas consecuencias del asiento inglés Cuando los navíos ingleses encuentran en el Río de la Plata algún tropiezo imprevisto, cuen- Como reverso de los graves problemas que tan con un seguro que es el de depositar el originaba con sus maquinaciones, la Compañía contrabando en la portuguesa colonia del Sacra- prestaba algunos servicios a la Corona. Sus mento, a la espera de días más tranquilos, y navíos transportaban regularmente correspon- acuden luego a Buenos Aires con la sola e ino- dencia de Buenos Aires a Europa manteniendo cente carga de sus negros’js. Mientras aguardan una comunicación que hubiera sido harto pre- una coyuntura favorable para acabar con el caria si sólo hubiese dependido de los navíos asiento, las autoridades españolas no pueden de registro o de los buques de guerra. Sus bien hacer mucho más que enviar instrucciones secre- provistos almacenes suplieron más de una vez tas a sus oficiales americanos para que extremen urgentes necesidades del Estado: proporcionan los controles y opongan toda clase de dilaciones un yunque para la herrrería del fuerte y, según y trabas a aquel tráfico no deseado66. Bruno Mauricio de Zabala, remedian otras carencias, especialmente en oportunidad de las expediciones a Montevideo y Paraguay, “en Los “negros de mala entrada” que fue preciso acudir a dicha factoría por no tener en los almacenes de Su Majestad provi- Más que a la vigilnncia de las autoridades, la dencia alguna para habilitar las embarcaciones Compañía temía la competencia proveniente que se ocuparon”. Entregaron, entonces, al de sus propios agentes >* de los negreros extran- capitán Pedro Gronardo un palo para botavara, jeros. Capitanes, oficiales, marineros, factores y un calabrote, sierras, lona, arcos de fierro, hilo otros dependientes comerciaban a espaldas de de acarreto, remos, azuelas, tablas de pino y la Compañía, excediéndose del moderado mon- otros artículos que cobraron puntualmente to que ésta hubiera estado dispuesta a tolerar. tiempo después6’. Y como los contrabandistas portugueses, france- Y, además de sus servicios al mundo oficial, ses y holandeses no pagaban derechos de impor- la South Sea Company era un importante ele- tación por sus negros ni tenían mayores gastos mento en la vida económica de Buenos Aires. de instalación, estaban en condiciones de ofre- De acuerdo con el texto del asiento que permi- cer mercadería tal vez de inferior calidad, pero tía a la Compañía tener a su servicio a los “ma- de menor precio. El tratado de 1713 permitía rineros, arrieros y oficiales de trabajo” que que los asentistas pudiesen reconocer y visitar necesitara, proporcionaba ocupación a un gru- cualquier embarcación llegada a las Indias en po números0 de rioplatenses que trabajaban la que se sospechase que pudiera haber negros como capateces, peones transportistas 0 comer- de contrabando para procurar su confiscación ciantes vinculados a la trata o al contrabando en beneficio de Ia Compañía y, a su vez, ésta e incIuso encargaba a distintas señoras las “cos- cedía a sus factores la mitad del producto de turas de cotones para vestir a los negros”. En los esclavos decomisados. Para estimular las aquel Buenos Aires en el que escaseaban los aprehensiones de estos “negros de mala entra- modos de inversión para los no comerciantes, da”, un bando de 1731 ofreció 80 pesos por varios particulares o entidades tales como la cabeza al captar, y en 1737 los factores de la Tercera Orden de San Francisco colocan sus Compañía Enrique Faure y Randolph Tooke capitales en la factoría bajo la forma de depósi- to al cinco por ciento de interés anual reembol- sas, la Corona dispuso por real cédula del 27 de sabIes con previo aviso de quince días”, y otros marzo de 1727 embargar otra vez los bienes utilizan los navíos del asiento como vía de esca- ingleses en América, y para fines de 1727 sabe- pe para llevar sus capitales aI exterior. Hombres mos que estaban detenidos en el Retiro 24 de Chile y de las provincias arribeñas acuden a ingleses, entre los que se contaban los directo- Buenos Aires atraídos por la posibilidad de res de la Compañía76. Varios episodios, espe- surtir sus hogares o sus negocios o de encontrar cialmente el naufragio en Maldonado del navío mano de obra esclava para sus ingenios o esta- de la Compañía Sea Horse, del que se rescata- blecimientos de campo. Junto con los navíos ron 75.000 pesos reveladores del comercio ilíci- de registro y los contrabandistas de Ia Colonia to que había realizado, envenenaron aún más de! Sacramento, el asiento es uno de los prota- las relaciones en Buenos Aires, pero en los preli- 1genistas del despertar de Buenos Aires después minares de paz de 1728 confirmados por actos ,de un largo letargo y del significativo avance posteriores se dispuso la restitución de los bienes demográfico y edilicio que experimenta la ciu- embargados y la continuación del asiento”. dad durante la primera mitad del siglo XVIII. A fines de 1739, España declara la guerra a Al margen de su importancia en el comercio Inglaterra -“guerra de la oreja de Jenkins”-, lícito e ilícito, no puede ohidarse su papel de alegando, entre otras causas, el contrabando punta de lanza inglesa en el Imperio español. perpetrado por la South Sea Company. Duran- Señalando su función de reunir todo tipo de te la ruptura, un Tomás Navarro -¿el mi. :no información sobre las Indias, Tomás Geraldino Tomás Navarro que acompañó en 1734 a una comentaba en una memoria que el personal caravana de esclavos a Potosí por cuenta del marítimo y terrestre de la Compañía había sido asiento ingIés?‘s- propone el envío de dos na- “una constante espía para observar los puertos, víos negreros de 300 toneladas cada uno desde surgideros, caletas y costas de ia América, de lo la costa de Guinea para aliviar Ia escasez de que hoy son tan prácticos como los naturaies, esclavatura que se padecía en Buenos Aires. La lo que se prueba de diferentes tratados que se propuesta, aceptada por real célula del 10 de hallan hoy impresos con mapas y demarcacio- setiembre de 1741, preveía la introducción en nes. . . siendo lo más digno de reparo que los el Perú y Chile de aquellos negros que le sobra- factores. . . han tenido privadas órdenes de dar ren después de abastecida Buenos Aires y, en cuenta al ministerio de Inglaterra de todos los genera& se acogia a todos los privilegios conce- acaecimientos de los parajes donde residen, co- didos a los asentistas ingleses y a la facultad de mo lo han ejecutado constándome uno y otro hacer corambre en la Banda Oriental u Occiden- por instrumentos auténticos e innegables”“. tal sin intervención de las autoridades de Buenos Al amparo de la factoría había ido radicándose Aires ni Montevideo, como había gozado el en Buenos Aires un creciente grupo de ingleses último navío de registro7g. Los dos navíos Ilega- que sin ser muy numeroso superaba con creces ron a Montevideo y Buenos Aires en 1743, y los Iímites que le había pretendido fijar el tex- fue agente de Navarro en Buenos Aires Francisco to de 1713, al punto que, cuando en 1734 Rodríguez de VidaB’. Miguel de Salcedo confecciona una lista de bri- Al terminar las hostilidades en 1748, Inglate- tánicos con miras a su expulsión, 1Iega a anotar rra volvió a tratar de imponer como condición 63 nombres72. de paz la reanudación del asiento que había sido la piedra del escándalo durante casi medio siglo, pero esta vez Espatia se mantuvo firme y, Interrupciones y cesación del asiento tras laboriosísimas negociaciones entre Carvajal y Newcastle, con intervención del embajador EI asiento fue varias veces interrumpido por Keene, se Ilegó al tratado del 5 de octubre de la guerra. A causa de la ruptura de 1718, una 1750 por el que Inglaterra renunciaba definiti- real cédula dispuso hacer “represalia y confis- vamente al asiento contra el pago por España cación” de los bienes ingleses, sin excluir los de 100.000 libras esterlinas dentro del plazo de del asiento, con intervención de alguno de los tres meses. En medio de las quejas de la Com- factores que firmaría los inventarios73. Pese a pañía por haber sido víctima de la diplomacia, los pedidos de varios consulados de cancelar el Carvajal pudo jactarse orguIlosa.mente de la convenio negrero, el tratado de Madrid del 13 solución del viejo confficto diciendo que antes de junio de 172 1 que puso fin a la guerra dispu- de Ia firma del tratado nadie hubiera supuesto so la restitución de todos los bienes confisca- “que se acabase la guerra con los ingleses quedán- dos74 y se aprobó la reanudación del tráfico de dose ellos sin asiento de negros”“. negros. El primer cargamento de esta nueva Ya con las manos libres, la Corona persistió etapa llegó a Buenos Aires a bordo del navío en entregar la trata a sus propios vasallos. Un El Asiento en los últimos días de 1722”. mes después de firmado el tratado con Inglate- Como respuesta a nuevas hostilidades ingle- rra, concede licencia a Ramón Palacio, proba- ‘ble testaferro de Manuel Díaz de Saravia, para 1776 va% la idea y solicitó permiso de iniro- : que introduzca 2.000 o más negros en las pro- ‘ducción por Buenos Aires con posibilidad de vincias del Río de la Plata con derecho de inter- [internacion en el Perú, pero le fue negado por no narlos a las del Perú y Chile, y la o eración se j’comprometerse a utilizar solamente buquès ‘lleva a la práctica entre 1752 y 1755 I: ‘. En 1759 j españole?‘. y 1761 se reciben en el Río de la Plata otros Escasamente servida por vías lícitas, Buenos dos cargamentos enviados por un nuevo asentis- ‘Aires recibió durante todo este período una ta: Francisco de Mendinueta83. Iconstante inyección de negros de contrabando ’ desembarcados de navíos portugueses llegados ; en supuestas arribadas forzosa?. I Alcanzamos así a la época del virreinato y El regímen posterior del Reglamento de 1778, que modificó honda- i mente el régimen legal del comercio y constitu- El 14 dejunio de 1765 se aprueba la concesión : ye el término impuesto a nuestra colaboración. de un asiento de carácter general a Miguel de En todo el período que hemos abarcado, España Uriarte, que se obliga a abastecer de esclavos no consiguió controlar el negocio de la trata de durante 10 años a Cartagena, Portobelo, Hon- esclavos pues las bases africanas quedaban fuera duras, Campeche, Isla de Cuba, Panamá, Santo del imperio, sus barcos y marinos tuvieron esca- Domingo, Trinidad, Margarita, Santa Marta, sa participación en la conducción a las Indias y Puerto Rico y a los demás puertos de América aun la comercialización en América escapó por que fuesen del real agrado. En realidad, Uriarte largos períodos de sus manos. La trata fue más es sólo el promotor de una sociedad que se for- bien un ariete asestado a su sistema monopolis- maliza poco después y que recibirá el nombre ta, conectando a América con las más dinámi- de Compañía Gaditana de Negrosa4. Si bien la cas potencias mercantiIes del mundo. Y así Compañía Gaditana se mantuvo alejada del como estimuló la actividad económica de deter- Río de la Plata y no llegó a aprovechar la auto- minados sectores de la vida inglesa -seguros, rización con la que fue agraciada en 1768 de transporte, manufacturas, etc-, contribuyó al introducir algunos negros por Buenos Aires, crecimiento de una incipiente burguesía mer- mantuvo celosamente su exclusividad oponién- cantil rioplatense vinculada a la Europa no dose a que otros negociaran en esta área. En espaííola..

NOTAS

1 Comisión oficinl del IV Centenario de la primera * ENCINAS, Diego de: “Cedulario Indiano”, Estudio fundación de Buenos Aires, “Documentos históricos y c índice de Alfonso García Gallo, lib. IV, ediciones geográficos relativos ala conquista y colonización riopla- $ultura Hispánica, Madrid, 1946, cáp. 5, pág. 402. tense”, t. II, Buenos Aires, 1941, págs. 43 y 58; Re&a Idem, pág. 13 y 14. de la Biblioteca Nacional, no 42, Buenos Aires, 1948, Io VILA VILAR, Enriqueta: “Hispanoamericana y cl p,ág. 280. comercio de esclavos. Los asientos portugueses”, Escue- Idem, págs. 255 y ss. la de Estudios Hispanoamericanos, Sevilla, 1977, págs. ’ LEVILLIER, Roberto: “Gobernación del Tucumán. 132 y ss. Papeles de gobernadores en el siglo XVI” t. 1, Bibliote- %ASSADOURIAN PAT‘) Carlos: “El tráfico de cf del Congreso Argentino. Madrid, 1920, pág. 317. esclavos en Córdoba 1588-1610”, Instituto de Estudios Documentos históricos y geo@ficos cit., t. 1, págs. $mericanistas, Córdoba, 1965, págs. 17 y SS. 2518 y 260. Idem, pág. 26. MELLAFE, Rolando: “La introducción de la escla- l3 MOLINARI, Die vitud negra en Chile. Tráfico y rutas”, Universidad de uara su estudio en $hile, Santiago de Chile, 1959, pág. 147. ’ Facultad de Ciencias Económicas, Buenos Aires, 1944; ZORRAQUIN BECU, Ricardo: “Orígenes del comer- ZILA VILAR, Enriqueta: “Hispanoamérica” cit. cio rioplatense 1580-1620”, apartado del Anuario de VILA VILAR, Enriqueta: Hispanoamérica” cit., p. Historia Argentina, t. IV, Buenos Aires, 1947, págs. 7 49; MOLINARI, Diego Luis: “La trata” cit., pág. 227. y SS.; MOLINA Raú: A.: “Las primeras experiencias ls MOLINA, Raúl A: “Las primeras” cit., pág. 223. comerciales del Plata. El comercio marítimo 1580- ” MOLINA, Raúl A.: Ei primer banquero de Buenos 1,700”. Buenos Aires, 1966, págs. 35 y SS. Aires. ]erarqu!‘a alcanzada por su descendencia, en Carta deI tesorero Hernando de Montaho del 23 de Revista de Historio Americana y Argentina, tio II, no agosto de 1587 en Roberto LeviIIier, “Correspondencia 3 y 4, Instituto de Historia de la Facultad de Filosofía de los oficiales reales de Hacienda del Río de la Plata y Letras, Mendoza, 1938-1959, págs. 55 y SS.; idem, con los reyes de Espaiia”, t. 1. Biblioteca del Congreso Hemandarxizs, el hijo de la tierra, Lancestremere, Bue- Argentino, Madrid, 1915, pág. 420. nos Aires, 1948. fi fi-PEwi?Y BUESO, Juan: “Sobre cl slave trade to Spanish America 1700-1739”, Urbana, . Buenos Aires marginado’ del siglo X~III. El visitador 1981, págs. 8, ll y 12. Andrés de León Garavito y su “Memorial discursivo”, 37 GUEYE, Mbaye: “La trata negrera en el interior . en Academia Nacional de la Historia, n CongTeso del continente africano”, en “La trata negrera del siglo Internacional de Historia de América, Buenos Aires, XV aJ XIX, “Documentos de trabajo e informe de la 1982, pág. 168. reunión de expertos organizada por la Unesco en Puer- to Príncipe, Barcelona, 1981. -“’ MOLINA, Raúl A.: “Las primeras” cit., págs. 146 36 AGN, Asiento de los ingleses 1727-1737,1X-274-4. Si. Y 39 PALMER, Colin: “Human” tit., pág. 12. 9 VILA VILAR, Enriqueta: “Los asientos portugueses 4. STUDER, Elena F. S. de: “La trata” cit., pág. 201. y el contrabando de negros”, en “Anuario de Estudios El facsímil de un diario de viaje manuscrito redactado Americanos”, t. XXX, Escuela de Estudios Hispanoame- por uno de los pasajeros de la Warwick, el médico ricanos, Sevilla, 1973, pág. 31. William Toller, ha sido publicado por Rogelio Brito .20 MOLINA, Raúl A.: “Las primeras” cit., pág. 191. Stifano en “Revista Histórica”, no 67-69, Montevideo, ” Idem, págs. 142 y 147. 1955, págs. 193 y SS. Su traducción con Advertencia 22 MOLINARI, Diego Luis: “La trata” cit. pág. 311. de Edmundo M. Narancio constituye el t. II de los 13 Memorial de Alonso de Solórzano y Velazco repro- “Documentos para la historia de la República Oriental ducido como apéndice a MOLINA, Raúl A., Una histo- del Uruguay”, editados por la Facultad de Humanida- ti inédita de lospimeros ochenta arios de Buenos Aires. des y Ciencias, Montevideo, 1955. EI “Defensorio” de D. Alonso de Solórzano y Vekuco 4 1 SORONDO, Miguel: “Procedencia del nombre oidor de la Real Audienci