Miedo De Lo Invisible
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1 MIEDO DE LO INVISIBLE Qué habría que temer de Virus y Vacunas, de VIH y SIDA? Janine Roberts Prólogo DEMOLER EL MIEDO La gente no muere de SIDA, muere de miedo! Este libro de Janine Roberts constituye un instrumento de incalculable valor que la gente podría utilizar una vez que hayan decidido sinceramente superar el miedo al virus fantasma, el VIH. La Organización Mundial de la Salud y la UNAIDS, agencias de las Naciones Unidas, toman las sugerencias de las agencias del gobierno federal de los Estados Unidos, los Centros del Control y Prevención de Enfermedades y los Institutos Nacionales de Salud, repitiendo como loros la ecuación no examinada: VIH = SIDA = MUERTE. De modo similar, siguiendo el ejemplo de las agencias federales arriba mencionadas, los medios globales extienden la creencia infundada de que todavía no hay cura para el SIDA. De esta manera el SIDA se incluye en la lista de las llamadas ‘enfermedades incurables’, como el cáncer, esclerosis múltiple, Alzheimer, psoriasis, lupus, etc. El trágico resultado es que, desde el mismo momento en que un individuo reacciona positivamente en una de los erróneamente de las, erróneamente, llamadas ‘pruebas del VIH’, la mente de esa persona se programa inmediatamente para esperar una muerte inevitable por SIDA. Esta creencia es la verdadera tragedia! Desde por lo menos los tiempos de Galeno, en el siglo II, ha sido de común conocimiento que la mente influencia al cuerpo (1) y juega un papel vital en enfermedades relacionadas con las respuestas inmunes (2-4). Únicamente en las décadas recientes hemos clarificado los mecanismos bioquímicos más recónditos, a traves de los cuales el estrés mental puede debilitar el sistema inmune y causar deficiencia inmune. El inverso también ha sido identificado; las reacciones bioquímicas que ocurren cuando nos enfrentamos con éxito al estrés mental, estimulando de ese modo nuestras respuestas inmunes; son mecanimos que se emplean hoy en el tratamiento y prevención de una serie de condiciones inmunológicas. (5-13) Ahora sabemos que estamos hechos de células que son extraordinariamente capaces y adaptables. Los linfocitos, células ‘blancas’ de la sangre, producen hormonas y neurotransmisores, en contra de la creencia, mantenida anteriormente durante mucho tiempo, que únicamente las neuronas podían producir neurotransmisores y sólo las glándulas endocrinas producir hormonas. (14,15) Asimismo, los linfocitos tienen 2 receptores para toda clase de hormonas y neurotransmisores, incluso para las endorfinas y encefalinas que impiden que el dolor nos incapacite (15,16). Además, las neuronas y las células de las glándulas endocrinas tienen receptores de citoquinas (linfoquinas), moléculas mensajeras que le dicen a las células inmunes donde se las necesita. (16) Por lo tanto nuestras células cerebrales, nuestras glándulas endocrinas y las células de nuestro sistema inmune están atodas tejidas en una red bioquímica que es una parte vitalmente importante de nuestro mecanismo de defensa contra intrusos internos o externos. (17-20) La Psiconeuroinmunología es una nueva rama del conocimiento que estudia los efectos y consecuencias de las emociones, positivas y negativas, en nuestro sistema inmune (9,10,12). El sistema inmune percibe todas nuestras emociones (14); siente miedo, culpa, duda, inseguridad, falta de confianza, ansiedad, depresión, carencia de autoestima, pánico, intolerancia, orgullo, arrogancia, envidia, ira, odio, rencor, pereza, glotonería, lujuria, remordimiento, furia, revancha, amor por las cosas materiales y deslealtad. Pero también siente la felicidad, alegría, seguridad, confianza, autoestima, tranqulidad, gratitud, tolerancia, admiración, amor, compasión, perdón y así sucesivamente (14). Nuestras emociones dependen de nuestros principios, creencias y valores, los cuales son procesos dinámicos que pueden ser modificados si lo deseamos sinceramente. Indudablemente, los agentes estresantes inmunológicos de origen externo (químico, físico, biológico, nutricional) afectan a nuestra salud. Sin embargo, los estresantes mentales -aquellos que sentimos como una amenaza y dependen del estado de nuestra conciencia- tienen mucho más importancia en la génesis de todas las enfermedades. (21) Además, desde el comienzo de la epidemia de SIDA, numerosas publicaiones científicas han explicado cómo las diferentes manifestaciones de miedo constituyen potentes agentes estresantes, factores que juegan un papel crucial en la generación de las manifestaciones clínicas de SIDA, incluyendo las complicaciones que matan a los pacientes de SIDA. Por otra parte, el estado de conciencia de las personas ‘seropositivas’ (aquellos que reacionan positivamente a las, así llamadas, ‘pruebas del VIH’) y de los pacientes con SIDA (los que tienen infecciones oportunistas, tumores y enfermedades metabólicas), pueden determinar tanto el curso de la enfermedad como su prognosis (22-28). Por lo tanto, curarse o morir de SIDA depende en gran parte de nuestro miedo del VIH y del SIDA, un factor que emana de los mismos pacientes, no de los doctores o de terapias milagrosas! Nuestras emociones, positivas y negativas, estimulan procesos bioquímicos que pueden curar o dañar muchos de los tejidos, órganos y sistemas corporales, especialmente el sistema inmune. (9,10,12) Por lo tanto, el poder de la mente y de nuestra conciencia tiene una gran capacidad, tanto para bien como para mal. Los mitos que rodean al SIDA, que se transmite sexualmente y que es incurable, estigmatizan tanto a los individuos ‘seropositivos’ como a los que padecen SIDA, sometiéndolos a una nueva y terrible pena. Por ejemplo, las personas ‘seropositivas’ tienen miedo de infectar a sus parejas con ‘el virus’ que están condenados a llevar hasta la tumba. Las madres seropositivas entran en pánico con la idea de transmitir el mismo virus a sus bebés a través del embarazo, parto y lactancia. Es así como estos mitos han convertido la lecha de las madres en algo terriblemente peligroso, en enorme detrimento de cientos de miles de niños. (30) Esto significa que a los individuos ‘seropositivos’ y pacientes con SIDA, junto con las pesonas que pertenecen a los grupos de riego de SIDA, se les está haciendo vivir el peor de los tormentos, un calvario de miedo. 3 El miedo es la herramienta preferida de los que ostentan posiciones de poder, de los que querrían controlar y manipular a los seres humanos. En el caso del SIDA, el miedo es empleado por las compañías farmacéuticas, la Organización Mundial de la Salud, la UNAIDS, los CDC y los NIH, y usado para promocionar medicaciones antirretrovirales tóxicas e innecesarias. Los medios repiten este mensaje. Todos ellos, sin sentido crítico, proclaman: ‘Si eres VIH-positivo y no tomas los cócteles antirretrovirales, adquirirás el SIDA y morirás.’ El miedo únicamente sirve a los enemigos de nuestra especie. Debemos derrotar al miedo! Debemos tener en cuenta que ningún médico ni terapia natural nos pueden curar, a menos que percibamos que somos conscientes de los problemas en nuestra conciencia, en nuestra psicopatología (22,23).Nacemos con un don de dios; nuestro médico interior y nuestra farmacia interior. Hipócrates (460-337 a.c.) dijo que “el poder de autocuración del paciente es esencial y debemos estimularlo.” El padre de la homeopatía, Samuel Hahnemann (1755-1843) dijo: “los remedios homeopáticos funcionan estimulando los mecanismos de defensa del paciente.” El Dr. Albert Schweitzer (1875-1965) explicó: “En el interior de cada paciente hay un médico y nosotros cumplimos nuestra misión cuando ayudamos a nuestros pacientes a estar en contacto con su médico interior.” De la misma forma, el Dr. Keppe (1927-) dice que ‘el hombre se pasa toda la vida esperando recibir el bienestar que venga de afuera, cuando ese bienestar ya existe en nuestro interior” (22). En este libro, Janine Roberts explica correctamente “el porqué la mayoría de los niños no enferman por la peligrosa contaminación de las vacunas es, al parecer, porque la mayoría están afortunadamente dotados por la naturaleza de sistemas inmunes muy efectivos –y porque los virus, por lo general, no son tan peligrosos como creen los científicos.” Es muy reconfortante leer en Miedo de lo Invisible: “Hemos sido enseñados a tener mucho miedo a los virus, y sin embargo, los científicos ahora están descubriendo que son parte fundamental de la vida, fabricados por millones por todas las células sanas. Espero que este libro ayude a combatir ese miedo, esa condena de lo invisible porque no lo comprendemos. Sin ese miedo, con un poco de suerte, el centro de la investigación médica se desplazará a las toxinas medioambientales que son las que realmente nos ponen en grave riesgo, a nosotros y a nuestro mundo.” Ciertamente, “lo que sabemos es que no hay mucha diferencia entre mantener la salud de nuestro planeta y la salud de nuestro mundo interior. Da a tus células los alimentos naturales que necesitan. Mantén tu medioambiente interno y externo sano. Trata de no estresarte. Sé positivo. Respeta tu cuerpo –todas sus partes, incluso el nanomundo interno. Disfruta de un maravilloso mundo interior y un planeta para explorar –y conserva a ambos libres de contaminación.” En Miedo de lo Invisible, Janine Roberts describe con todo lujo de detalles y de la forma más accesible cómo combatir el miedo o, debería decir, cómo superar la “seropositividad” y el SIDA mismo. Muchas gracias Sra. Roberts por tener el coraje de escribir un gran libro de infinita utilidad para los que viven el martirio del SIDA. Roberto Giraldo M.D. New York, abril 2008. REFERENCIAS 1. Holden C. Cancer and mind: how are they connected? Science 1978; 200: 1363-1369. 2. Solomon GF, Moos RH, Emotions, immunity and disease. Speculative theoretical integration. ARch General Psychiatr 1964; 11: 657-674. 4 3. Rasmussen AF. Emotions and immunity. Ann NY Acad Sci 1969; 164: 458. 4. Justice BJ. Who ges sick. How beliefs, moods, and thoughts affect your health. Los Angeles; Jeremy P. Tarcher, Inc.; 1988: 407. 5. Locke SE et al. The influence of stress on the immune response. Annual Meeting of the American Psychosomatic Society, Washington, D.C. 1978. 6. Goetzl EJ. Neuroimmunomodulation of immunity and hypersensitivity.