y E ER D t. CAMBIOS EN EL SABER ACADEMICO

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Scanned by CamScanner EowARD W. SAID

REPRESENTAR AL COWNIZADO Los interlocutores de la antropología

.. pas un but de ce monde qul ne porte mon empretnte dlgltale et mon calcanéum sur les dos des gratte·ctel et ma crasse dans fe scfntillement des gemmesl Aim6 C6aalre. Cahier d'un retour au pays natal.

I

Cada una de las cuatro palabras principales del título de estas notas se refiere a un campo semán­ tico agitado y turbulento. Hoy resulta casi imposi­ ble, por ejemplo, recordar una época en que la gente no hablara de ctisis de la representación. Y cuan- - .

Nota: Este artículo fue enviado originalmente a una sesión, a la que fui invitado, de la Annual Meeting of the American An­ thropological Association (21 111 /87) Chicago. La invitación la Wzo la profesora Katherine Verdezy. de Johns Hopkins, a qu1en estoy muy agradecido. La sesión se titulaba •Anthropology's Interlocutors: Edward Said and Representatlons of the Colo­ nized•. y fue dirigida y organizada por el profesor William Roseberry (New School) y Talal Asad (Hull) quienes también estuvieron en la discusión. Los participantes fueron los profesores Ann Stoler,. Richard Fox, Renato Rosaldo y Paul Rabinow. Estoy muy agradecido a todos ellos por sus comen­ tarios y sugerencias, algunos de los cuales han sido incor­ porados tácitamente en la versión revisada del texto. La pro­ fesora Lila Abu-Lughod hizo comentarios adicionales. Estoy en deuda con la profesora Deborah Poole (Michigan) por sus muy útiles sugerencias. El articulo fue publicado por primera vez en CriticaliTllluity 2, vol. 15, 1 ~89 .

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to más se analiza y discute la crtsis, más antiguos dos de la tierra Frantz Fanon habló de la ciudad parecen ser sus orígenes. Las ideas de Michel colonial como dividida en dos mitades separadas, Foucault han s ubrayado de ~anera enérgica una · comunicadas una con otra por una lógica de Vio­ 1 noción que ya encontramos en los trabajos de his­ lencia Y contravtolencia • Pero ya cuando las Ideas toriadores de la literatura como Earl Wasserman, de Albert Sauvy sobre los tres mundos se h abían Erich Auerbach y M. H. Abrams según la cual/ con instituclonaltzado en la teoría y la práctica, colo­ el desgaste del consenso clásico, las palabras han nizado2 se convirtió en sinónimo de Tercer M-un- · ~~ dejado de ser un medio transparente a través del qo . cual el Ser brillaba-:'l En su lugar, el lenguaje, como .. ) h Sin embargo. siguió habiendo una continua pre­ una esencia opaca e incluso abstracta, inapre en- sencia colonial de potencias occidentales en va­ stble, comenzó a visualizarse primero como objeto rias partes de Mrica y Asia, muchos de cuyos te­ de atención illológica, para luego neutralizar e im­ rritorios habían obtenido la indep endencia desde posibilitar cualquier intento de representar la rea­ hacía tiempo, alrededor de la Segunda Guerra lidad mfméticamente. En la época de Nietzsche, Mundial. Por lo tanto, el •colonizado• no era un Marx y Freud, la represen tación ha tenido. ade­ grupo histórico que había ganado s-oberanía na­ más, que luchar no sólo contra la conciencia de cional y estaba, por consiguiente. desmilitarizado las formas lingüísticas y las convenciones sino tam­ sino u_n~ categoria que incluía a los habltantes d~ bién contra las presiones de fuerzas transperso­ Es~dos recién independizados así como otros so­ n ales, transhumanas y transculturales como la metidos en terrttoiios vecinos, aún ocupados por clase, el ii''lconsciente, el género, la raza y la es­ europeos, El racismo se hizo presente como una tructn ra. Tales transformaciones han hecho que fuerza decisiva con efectos asesinos en las feroces n uestras nociones de categorías formalmente es­ guerras coioniales y las políticas rlgidas e inflex.t­ tables como autores, teh'tos y objetos se hayan b~es que las siguieron.¡La experiencia de ser colo­ vuelto, casi literalmente, impublicables e impro­ nizado: p or lo tanto, tuvo una gran significación nunciables.t~epresentar a alguien o incluso algo en reg¡?n es Y pueblos cuyas experiencias como ha llegado a ser un esfuerzo tan complejo como depend¡en~es, subalternos Y sometidos a Occidente ·~ problemático y sin resultados, con consecuencias no tenr.ino -para narafrase"'- a Fan~- d • ¿ ..... •vu- CUru1 o ·"en el campo de las verdades, tan lleno de dificulta­ el ultimo policía blanc~ fue licenciado y la última des com o pueda imaginarse. 7 bandera europea cayó . Haber sido colonizado se La noción de colon izado, para h ablar ahora del segundo de mis cuatro términos, presenta su pro­

pio sello de fugacidad. Antes de la Segunda Gue­ 1 rra Mundial, los colonizados eran los habitantes y~=~:=~ : The Wretched ojthe Earth. Nueva York. 1966: defmundo no occidental y no europeo que h ab ían 1965. . The Colonizer and the Colonized, Nueva York, sido controlados, y h asta violentamente domina­ 2 V. Carl E. Pletsch· -The Thre Wi Id . dos por los europeos. De acuerdo con esto, el libro Scient!flc Lab ( j · e or s, or the Divislon of Social . ty d or e rca 1950-1975) en Comparatiue Studte" s ;,., de Albert Memmi s ituó tanto al colonizador como Socle an Ht.storyNo23 10/ u• Peter Worsley· The Third ,;, Id 1981, pp. 565-590. y también al colonizado en un mundo especial, con sus pro-. 3 V R · rvor , Chtcago, 1964. pías leyes y posiciones, así como en Los condena- · anon: op. cit., p. 101.

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convirtió en un destino duradero, incluso de re­ do está todavía dividido en mayores y menores. y sultados totalmente injustos. sobre todo después si la categoria de seres menores se ha ampliado de que se había logrado la tn.dependencia nacio­ para incluir cantidad de nuevos pueblos y de nue­ nal. Pobreza, dependencia, subdesarrollo, diferen­ vas épocas. en realidad incluye siempre a los que tes patologías del poder y la corrupc1ón junto con. están peor entre ellos. \foresto. ser uno de los co- .•. obviamente. importantes logros en las guerras de Ionizados es. potencialmente, ser algo muy dife-~ liberación. la alfabetización y el desarrollo econó- - rente. pero inferior. en diferentes lugares. en dife­ mico: esta mezcla de rasgos caracterizó a los pue­ rentes tiempos.r ( \~ blos colonizados que, por un lado, fueron Ubres Como c~~~ria de la antropología, ésta casi no pero,por otro siguieron siendo víctimas de su pa- requiere de un extraño como yo para agregar algo sado. más a lo que ya ha sido escrito o dicho sobre el Lejos de ser una categoña confinada a expre- debate desarrollado en. al menos, algunos secto­ sar servilismo y autocompasión. la de •colonizado• res de la disciplina. Hablando de manera general, se ha expandido desde entonces considerablemente sin embargo, me interesaría subrayar un par de para incluir a mujeres, ciases sojuzgadas Y opri­ corrientes internas. Una de las mayores tenden­ midas, minoñas nacionales e, incluso. _subespe­ c_I_~. ~~ntro de los déOateSaisCipliñ1fr1lrS-dtfi'mte cial1dades académicas marginadas o aun no del los ultimas veinte años adquirió fuerza con la toma todo formalizadas. Alrededor del colonizado comen­ d~~ncten=1a del rol que juegan. en el estucllo y_ zó a crecer todo un vocabulario de frases que. cada _ _represeñfaciOilae «lo primitivo• o menos desauo­ una a su manera, r efuerza la terrible secunda~_e­ !~ en las sociedades no occidentales, el colo­ dad de pueblos que, en la decisiva caracterizacwn nialt~~o _9cclde~~I. la explota':cion de- la-cte"b-eh--:. t'laipaul están condenados solamente a '· ae· v.. s . . d t de~~la , 1~presión de los campesinos y la malli­ :. usar un teléfono. nunca a inventarlo. Porto o es o, pwaclón o manejo ae las sociedades natiVas para e1 estatus de los pueblos colonizados ha ~uedado ·tos-O?Jetlvos liDpetnilistas. Esta conciencta se ha Djado en zonas de dependencia y perifena. estig- ~ucido en las investigaciones de la antropolo- ma tizado en la categoría de subdesarrollados,• '- _ _gia manasta o anti-imperialista (por ejemplo.....lo.s menos desarrollados, ,Estados en desaro1 10, gouet- pnm~~os trabajos de Eric Wolf, Coffee and Capi.ta­ nados por un coloruzá.dor superior, desarrollado o lism U1 The Ve~zue~mtes de Wffiiam Rosebenj, metropolitano quien teóricamente fue pensado con We Eat the-Mme-s anatñeMiiieSEactrs-de June la categoría antitética. En otras palabras, el mun- Nash, The Devü and Comm.odity Fetishism in South America de Michael Taussig y muchos otros). Esta • clase de trabajos polémicos ~tán muy en sintonía con Ja antropología feminista (p. ej .• The Woma.n in • V Eqbal Ahmad: •From Potato Sack to Patato Mash: !he Con· the Bod.y de Emily Martin, Veiled Sentlments de t~ or Crisis ofthe Third World• en Arab Studies guarterly, W / ves::no de 1980, pp. 223-234; •Post-Colonial Systems of L~a~u-Lughod), la antropología histórica (p. ej., Pow~r en Arab Studies Quarlerly. W 2, otoño de 1980. pp. 350· Urms ofthe Puryab de Richard Fox), obras que re­ 363· •The Neo-Fasclst State: Notes on the Pathology of Power fieren la lucha política contemporánea (Body of in the Th1rd World• en Arab Studies guarterly, W 3. primavera Power, Spirit of Resistance de Jean Comaroff) la de 1981. pp. 170-180. antropología norteamericana (p. ej., Susan HarcÚng

Scanned by CamScanner 1 11 ! 28 29 1 EowARD W. SAto REPR&SENT'AR Al. COLONIZADO .l 1 trabajando sobre fundamentalismo) Y la antropo­ debates, obViamente importantes, que hay dentro ( logía de denuncta (VlctimS ofthe Miracle. de Shelton de los subcampos antropológicos específicos tales Davis). · . como los estudios andinos o la religión hindú, los La otra corriente principal es la antropologta recientes trabajos de investigadores marxistas, postrnoderna practicada por investigadores ant1-imper1alistas y meta-antropológicos {Geertz, influenciados por la teoria literaria de manera ge­ Tausslg, Wolf, Marshall Sahllns, Johannes Fabian neral y. más específicamente, por teóricos de la y otros) nunca revelan un genuino malestar sobre escritura. del discurso y de las formas de poder, el estatus soctopolitico de la antropología como un tales como Foucault. Roland Barthes, Clifford todo. Quizás esto hoy es válido para cada uno de Geertz. Jacques Derrida y Hayden White. -r:engo la los campos de las ciencias humanas, pero es es­ impresión. sin embargo. que pocos de los mvesti­ pecialmente válido para la antropología. Como gadores que han colaborado en colecciones tales Richard Fox lo ha señalado: como Wtiting Culture o Anthropology as Cultural Critique5 - para mencionar dos de los libro:- re­ La antropología hoy aparece intelectualmente ame­ cien tes más conocidos- han hablado explicita­ nazada al mismo tiempo que los antropólogos se han mente de un final de la antropología como han convertido en una especie de académicos en peligro. hecho varios investigadores literarios con el con­ El peligro profesional tiene que ver con la falta de cepto de literatura. Por ésto, me impresiona que trabajos. los programas unlverslta.rtos, apoyos a la Investigación y otras erosiones del estatus profesio­ muy pocos de los antropólogos cuyos libros se leen nal de los antropólogos. La amenaza intelectual a la fuera de la antropología mantengan en secreto su antropología viene de adentre de la disciplina mis­ deseo de que la antropología y !os text?~ an~opo ­ ma: dos perspectivas en disputa sobre ];'1 cttltura {la Iógicos puedan ser más literal"IOS o teon~-.ttera­ que Fox llama maletialismo cultural y la culturologiai. rios en su estilo y concepción; o que tambien oc~l ­ que comparten mucho y difieren muy poco.6 ten que desean que los antropólogos pasen mas tiempo pensando sobre la textualidad y menos en Es interesante y sintomático que el admirable li­ la descendencia matrilineal; o que problemas que ?ro del propio Fox, Lions ojthe Punjab, del cual se se refieren a las poéticas culturales tengan un rol na tomado esta declaración, tiene en común con más importante en sus investigaciones que los p:o­ otros influyentes diagnósticos del mal du sU~cle de blemas d e la organización tribal. las economtas la antropología -d~ esto se trata. pienso- como agrícolas y la clasificación prtmitlva. el de Sher~ Ortner , que la alternativa que queda Pero estas dos tendencias encubren problemas es una practica basada en la práctica, fortalecida más profundos. Dejando de lado las discusiones y

6 . s Vi E Marcus ·y Michael M. J. Fischer (eds.): AntrhDpo[ogy as Richard Fox: Lions of the Puryab: Culture (n the Maktn9 er · u t in the Human ltural Critique: An Experimental mouemen . ~erkeley/Los Angeles, 1985, p. 186. ' ;:tences, Chicago. 1986; James Clifford y E . Marcus {eds.). V. por ejemplo, Sherry B. Ortner: •Theory in Anthropology Writing Culture: The Poetlcs and Polltlcs oj Ethnograph!/ Sin ce the Síxties• en Comparative Studies in Society and H!sto No26, l/l984,pp. 126-166. ~ Berkeley/Los Angeles. 1986.

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con ideas sobre hegemonía, reproducción social e actitudes cada vez más desesperadas pues pr1me­ ideología tomadas en préstamo de investigadores ro uene que tratar de adecuar las categoñas for­ que no vienen de la antropología. como Antonio muladas por la a utoJidad colonial a su propta rea­ Gramsci, Raymond W1Illams, Alaln Touralne y lldad y Juego, sabiendo que tal camino está desti­ Pierre Bourdleu. No obstante. subsiste la Impre­ nado al fracaso, toma conciencia de que sólo su sión de un sentimiento profundo del agotamJento propia fuerza mlUtar obligará a París o Londres a de Jos paradigmas kuhnianos con consecuencias tomarlo senamente como interlocutor. Un Interlo­ que, para el estatus de la antropología, deben ser. cutor en la situación colonial es, por consigÜiente creo, ex-traordinariamente desestabilizadoras. "y por definición, todo aquel que es sumiso y perte­ Supongo que hay también cierto miedo Oustifi­ nece a la categoría de lo que Jos franceses en Arge­ cado) ya que Jos antropólogos de hoy no pueden tr lia llamaron un evolué, notable o cald (el grupo de al campo postcolonlal exactamente con la misma liberación reservó la designación de beni-wéwé o naturalidad con que lo hacían en el pasado. Este negro-del-hombre-blanco para ellos), o alguien que, es, claro está, un desafio político a la ctnografia como el intelectual nativo de Fanon, simplemente exactamente sobre el mismo terreno donde, en se niega a hablar teniendo bien claro que sólo una otros tiempo. Jos antropólogos ejercieron rela tiva­ respues ta radicalmente antagónica quizás violen­ m ente su autoridad. Las respuestas han variado. ta, es la única interlocución posible con el poder Algunas encuentran el sentido en las políticas de colonial. la textualidad. Otras han u sado la insatisfacción El otro sentido de •interlocutor. es mucho me­ que emana del propio campo como un tópico de la nos político. Deriva de un contexto casi entera­ teoría postmoderna. Y. en tercer lugar. algunos han mente académico y teórico y sugtere tanto la tran­ utllizado el dJscurso postmoderno como un esp a­ quilidad como lo antiséptico. la categoría con tro­ cio para reconstruir modelos de cambio o de trans­ lada de un experimento de pensamiento. En este formación social. Sin embargo, ninguna de estas / contexto el interlocutor es alguien que sl-cllza su respuestas es tan optimista sobre la propia activt· voz, la misma disciplina lo convierte en un sujeto.-­ dad como fueron las contribuciones revisionistas impropioi'El resultado es un discurso domestica­ que Jntegran Reinventing Anthropology. de Dell do que nos trae a la memoria una cantidad de co­ Hymes, o la de Stanley Diamond en s u importante rrelaciones teóricas de moda, por ejemplo, e l In Search of the Primitive, pertenecientes a una d_i~ogismo Y la heteroglosta bajtintanos, «la sttua­ generación académica anterior. ClOn de habla ideal» de Jürgen Habermas o el c ua­ Por último, me detendré en la palabra dnterlo­ dro de Richard Rorty (al final de Philosophy and cutores•. Aquí una vez más estoy impresionado por the Mirror of Nature) de los filósofos conversando el alcance de la noción de interlocutor; a tal punto animadamente en un salón finamente amuebla­ es inestable que puede quebrarse por completo, do. Si tal d escripción del interlocutor parece un dramáticamente. en dos sentidos discrepan tes. En tanto caricaturesca, sin embargo, tiene mucho de un sentido, la palabra toma c u erpo contra un vas­ la incorporación desnaturalizada y la cooptación to trasfondo de confllcto colonialista, en el cual, que se requieren para que tales interlocuciones· por un lado, los colonizadores buscan un interlo­ domesticadas ocurran. Lo que estoy tratando de : utor válido y. por otro, al colonizado se lo obliga a esclarecer es que esta clase de interlocutor depu-

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rado, de~infectado, es una creación de laboratorio mJendan cuando se gastan. se descartan y son a la que se le han eliminado y. en consecuencia, reemplazados por nuevos objetos cuando están falsificado, sus conexiones con_la a~remiante si­ viejos Y muy usados. El rango prestigioso del ar­ tuación de crisis y que llevo por p(imera chivo, la autoridad instltucional y la longeVidad vez a prestarle atención. Es solamente cuando fi­ patriarcal del orientalismo debe ser tratada seria­ guras ~ubalternas como las mujeres. los orienta- mente, pero además con el agregado de que esos - les ñegros y otros -nativos• hacen suficiente ruido rasgos funcionan como una visión de mundo con cu~do se les presta atención y se les responde conside~ble fuerza política que ni siquiera la epts­ cuando hablan. Antes de esta situación, se los temolog•a puede borrar fácilmente. Por ello el mantuvo más o menos ignorados, como a los cria­ orien.talfsmo -desde mi punto ·de vista- es ~na dos en las novelas inglesas del siglo XIX; estaban ~structura erigida en el centro de un conflicto allí, pero eran inexplicables más allá de su apari­ Imperialista cuyo carácter dominante está repre­ ción como un elemento útil del decorado. Conver­ sentado Y elaborado ?o sólo como investigación tirlos en tópicos de discusión o campos de investi­ sino como una ideología partidaria. Por lo tant 1 gación es, necesariamente, cambiarlos en algo fun­ orientalismo ~cluye el debate en lo más profu~d~ damental y constitutivamente diferente. De ahí que de sus lenguaJes eruditos y estéticos. Estas cosas la paradoja no desaparezca. son las que he tratado de mostrar con el agregado En este punto, desearla decir algo acerca de una de que no hay disciplina. ni estxuctura de conoci de las más frecuentes criticas que se me han diri­ miento ni institución ni epistemología que hay~ gido y a la cual siempre he querido responder: que podido quedar fuera de las diferentes formaciones en el proceso que caracteriza la producción de los soci?culturales, históricas y políticas , que dan - Otros inferiores del europeo, mi trabajo es sólo una las epocas su pecu!!ar fndhidualidad a. polémica negativa que no avanza hacia nuevas Ahora es cierto que las rees­ aproximaciones epistemológicas o métodos, y ex­ ~ien, num~rosas truc ~uraciOnes teóricas Y discursivas de las ue presa sólo desesperación ante la posibilidad de tra­ hable antes, parecen estar buscando una fi q tar alguna vez seriamente con otras culturas. Es­ de salir d . orma tas críticas se refieren a temas que he discutido Asad v c·e esta realid:-d confusa. Fabtan. Tala! " erard Lederc desarrollaron ingeni hace tiempo y aunque no deseo refutar punto por estrategias textuales como un modo de d .osas punto a mis criticas quiero responder teóricamen• ataque a la autoridad etnográfica: estas :s::rart el te este tópico ahora que se presenta la oportuni­ gias han usado un método a e- dad. subrepticiamente hac·a para deslizar 1 1 Lo que consideré mi compromiso en Orientalis· e pasado toda coyuntura mo fue una polémica critica no sólo con la pers­ pectiva disciplinaria y la economía política sino a V.TaJal Asad (ed J· An.thro 1og también con la s ituación socio-cultural que hizo a Londres 1973· Ge:rar.d Le 'PO Y an.d the Colonial Encounter: · · e 1ere· AnUtro r~- ' su discurso tanto posible como sostenible. Episte­ essat sur l'histoCre de L'afric fs . . ']JO"'ll¡e et colonia.lisme: mologías, discursos y métodos como el orientalis­ de l'homme· une histoire ~ me, Pans. 1972; y L'Observatton 1 mo apenas tienen el valor de un nombre si se los Johannes F~blan: Time ,.~ ../!thes enqu~tes sociales. Paris, 1979· lts ..., u.t Other· Ho A thro ' Objects, Nueva York. 198 . · w n ']JologyMakes 1 reduce a objetos, zapatos por ejemplo. que se re- 3

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antropológica, desgraciadamente solapada y con­ Jogos/as buscan, frente al desconcierto que sien­ flictiva, pero que sin embargo no se puede desesti­ ten por e~esta tus mismo de su dlsctpllna, un nue­ mar. Llamo a esto la respuesta estética. La otra vo •otro• . respuesta fue concentrarse mas o menos exclusi­ Continuaré con esta digresión cuando vuelva a 9 vamente sobre la práctfca , como si la práctica fue­ Jo que me parece estar vinculado a ella, funda­ ra un domin1o de Ja realidad libre de agentes, inte­ mentalmente, la problemática del observador, com­ reses y disputas tanto políticos como filosóficos. pletamente sub-analizada por las corrientes an­ Llamo a esto la respuesta reductivamente prag­ tropológicas revisionistas de las que hablé antes. mática. Esto se ve especialmente claro, creo, en obras de En Orientalismo no pensé que fuera posible ma­ antropólogos tan originales como Sahlins (en su nejarse con estas respuestas anestesiadas. Puedo Islaru:ls of Hfstory) o Wolf (en su Europe and the haber estado incapacitado por un escepticismo Peopl.e wi.tlwut Htstory). Para mí al menos, este si­ radJcal hacia la teoxía global y los punto de vista lencio es significativo. Es suficiente fijarse en la puramente epistemológicos. Pero sentí que no po­ cantidad de páginas con argumentos tan día avanzar mucho más allá de la perspectiva que so?sticados de las obras de investigadores meta­ tomaba un punto de Arquímedes que se encontra­ teortcos, o en Sahlins y Wolf. para notaJt.Fómo al­ ra fuera de los contextos que describía y sentí que guien, una voz autoritaria-autorizada, eXplorado­ no se podía inventar y desplegar una metodología ra, diplomática, erudita, habla y analiza, acumula interpretativa inclusiva que se mantuviera libre de evidenc:as, teoriza, especula sobre todo, excepto las circunstancias históricas concretas de las cua­ sob~e s1 misma. ¿Quién habla? ¿Para qué y para les el orientalismo derivaba y de las cuales sacaba quien? Las preguntas no se articulan o si lo hacen sustento. Me ha parecido. por tanto, particular­ llegan a ser, en palabras de James Cltfford escri­ mente significativo que los antropólogos y no los biendo sobre la autoridad etnográfica, fundamen­ 1 historiadores, por ejemplo, hayan sido los más talmente problemas de un •juego estratéglco1 lf renuentes a aceptar los rigores de esta verdad Cada una de estas historias, tradiciones, socleda~ indiscutida formulada convincentemente por pri­ des, textos de •otros• se ve fundamentalmente como mera vez por Giambattista Vico. Pienso -y me ex­ resp':es~s a las iniciativas occidentales -y por tenderé sobre esto más adelante- que como la cons1gmente pasivas, dependientes- 0 como for­ antropología es, ante todo, una disciplina que ha mas de c_ultura que conciernen fundamentalmen­ sido constituida y construida históricamente, desde te a las elites -nativas•. Pero más que seguir dis­ su mismo origen. a través de un encuentro etno­ cutiendo este tema, querría volver ahora a nues­ gráfico entre un observador europeo soberano Y tro tema Inicial. un nativo no-europeo que ocupaba, por así decir, un estatus menor y un lugar distanciado, es re­

cién ahora a fmes del siglo xx algunos/as antropó- 10 • En Marcu~/Ftscher: op. cit., pp. 9 y ss., el énfasis sobre la ~pistemolog1a es muy pronunciado. James Clifford: •On etlinographic Authority• en Repre­ 9 V. S. Ortner: op. cit., pp. 144-160. sentattons No 1, primavera de 1983.

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Ya habrán notado que no se le puede asignar acumulados en diferentes capas del ser un sentido esencial y fijo ni a la representación, nt antropológico. Obviamente, descartamos la Idea de al •colonizado• nt a la •antropología• ni a sus •in• tnoccncia. SI tenemos en cuenta que, como en to­ terlocutores•. Estas palabras parecen cada una va­ das las disciplinas clentiOcas, el modo de trabajo cilar ante diferentes posibilidades de sentido o, en tradicional evade y aísla a los miembros de la co­ algunos casos. se parten en dos cuando las inte­ munidad científica, no estamos tan equivoca­ rrogamos. Lo que resulta claro sobre el modo en dos cuando recurrimos al concepto de mundanidad que nos interpelan es. obviamente, que están irre: disciplinaria. La antropología no es una excepción. mediablemente afectadas por una cantidad de li­ l!'Sí como mi propia área de trabajo, la literatu­ mites y presiones que de ningún modo se pueden ra comparada, la antropología también se funda ignorar. Así, palabras como •representación•. •an• en la otredad y la diferencia; en lo que se refiere a tropología• y •colonizado• parecen estar enquista­ sus materiales, el empuje informativo se lo provee das en contextos que ni la violencia ideológica pue­ el ~1:raño o extranjero, rla frescura de abajo y pro­ de disolver. Tenemos que admitir que no sólo nos funda• en palabras de Gerard Manley HopkJns. ~ encontramos aferrados al Inestable y volátil am­ Estas dos palabras, •diferencia• y •otredad• adqui­ biente semántico que evocan, sino que también rieron en nuestra época propiedades talismánfcas. estamos inmersos en el mundo actual. para de­ Es evidente que hoy resulta Imposible quedar al tectar y definir si no el espacio antropológico sí la margen de lo mágico, Incluso metafistco, que coyuntura cultural en la que las obras antropoló• destilan dadas las operaciones deslumbrantes a gicas efectivamente se hacen. que las sometieron filósofos. antropólogos, teóri• A menudo he encontrado útil a la hora de pen­ cos de literatura y soctólogos;-~En verdad, lo más sar estos problemas la noción de «mundanidad&, notable áe •otrr.dad» y •dlferenclall, como sucede por los dos sentidos que contiene; uno es la idea con todos los términos en general, es que son pa­ de estar en el mundo secular, como opuesto a es­ labras totalmente condicionadas por el contexto tar •en otro mundo•: el segundo, es el de su suge­ histórico y global. Hablar sobre •el otro• hoy en rencia, reforzada por la palabra francesa monda­ Est~dos Unidos es, para la antropología contem­ nité, es decir, mundanidad como la cualidad del poranea, una cosa completamente diferente que ejercicio de un savoir jaire, formas mundanas Y para _un antropólogo hindú o venezolano~fa con­ afición a la calle. Antropología y mundanidad, en cl~sion inducida por Jürgen Golte en un ensayo ambos sentidos, necesariamente requieren de un teon:o sobre •la antropología de la conquista• es otro. La dislocación geográfica. el descubrimiento que mcluso la antropología no-norteamericana y, secular y la esmerada recuperación de histo~as por tanto la antropología •indígena•, está •íntima­ implícitas o internalizadas: todo esto sella la bu~­ mente unida al imperialismo•; tal es el poder glo­ 12 queda etnográfica con la marca de una energ1a bal que irradia del gran centro metropolitano • secular que es, sin duda. sincera. Del mismo modo, los actuales discursos masivos, códigos y tradiclo· 1~ J " nes prácticas de la antropología, con sus ~utorl­ urgen Golte: •Latln America: The Anthropology of Conquest• en Stanley Dlarnond (ed.): Anthropology: Ancestors and Heirs. dades, rigores disciplinartos, mapas g~nealogicos, La Haya, 1980, p. 391. sistemas de patronazgo y acreditacion han sido

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Practicar la antropología en Estados Unidos es, esto sucedió, tratemos de ver si todavía tiene al­ por tanto, no sólo estar haciendo un trabajo cien­ guna relevancia el tema del imperialismo para los tífico para Investigar la cotred~d• y la •diferencia• antropólogos norteamericanos e incluso para to­ en un país extranjero; es estar discutiendo esos dos nosotros como intelectuales. términos en un Estado enormemente influyente y La realldad es intimidatoria. La verdad es que poderoso cuyo rol global es el de una superpoten­ hay enormes intereses globales y nosotros esta­ cia. mos de acuerdo en que se lleve adelanteLHay ejér­ La fetichtzación y la celebración inexorable de citos pero también ejércitos de investigadores que~-.. la cdiferencfa• y la •otredad• es, por lo tanto, un trabajan politica. militar e ideológtcamente1Con• camino peligroso. Sugiere no solamente lo que stderemos. por ejemplo, la siguiente declaración· Jonathan Fxiedman ha llamado rla espectaculari­ que, de manera completamente explícita, hace la zaclón de la antropología•, por medio de la cual la conexión entre la política exterior y ~el otro•: y •textualización• •culturización• de sociedades13 parece ocurrir a pesar de la política y la historia , En los últimos años, el Departamento de Defensa sino también la apropiación descuidada y la tra­ (DO) se ha visto confrontado con muchos problemas ducción del mundo por un proceso que aun con que requieren el apoyo de las ciencias del comporta­ todas sus declaraciones de relativismo. despliegue ~tento y sociales ... Las Fuerzas Armadas ya no es­ de rigor epistemológico y experticia técnica, no tán comprometidas únicamente con operaciones puede diferenciarse fácilmente de los procesos del m!Utares. Su misión ahora Incluye la pacificación la asistencia, la •lucha de Ideas•. etc. Todas estas ~­ imperialfsmo.tpigo esto tan duramente como pue- t' siones requieren un conocimiento de las poblaclo­ do porque estoy impresionado de q_ue en_ tantos y !' n~s. rurales y urbanas con las que nuestro personal tan variados escritos de antropologla, ep1stemolo· ~. rn1htar entra en contacto -en las nuevas activida­ gía, textualizaclón y otredad. que en extensión y des de ~operaciones de paz• o en combate. Necesita­ temas recorren la escala que va desde la antropo- mos mas conocimientos sobre las creencias, valores ..., logia hasta la historia y la teoría literaria•. hay una y motivaciones de muchos paises del mundo· sus ,¡~ausencia casi total de referencias a la mterven­ organizaciones políticas, religiosas y económtdas· y ción imperialista norteamericana como un factor el impacto de varios cambios e innovaciones sobre que afecta la discusión teórica. Se dirá q~e he re­ sus patrones socio-culturales ... Los siguientes ítems lacionado la antropología con el imperialismo de­ son elementos que merecen atención en tanto facto­ masiado crudamente, de una manera muy indis­ res que requieren estrategt~s para las agencias mili­ criminada; a lo que respondo preguntando cómo • tares. ~resas de inuestiga.ci.ón prioritaria: 1) méto­ dos, teonas Y adiestramiento en las ciencias sociales -y realmente quiero decir cómo- y cúando fue­ Y del comportamiento en paises extranjeros. .. 2) pro­ ron separados. N

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gid~s por investigadores extranjeros no financiados al estatus de una región subsidiaria o menor que por agencias de defensa. Debe extraerse de los da­ resulta fácil invadir y pacificar-sino también cues­ tos, recursos y métodos analíticos todo lo posible_ para tiones de distribución económica, prioridades po­ que esos datos recogidos con propósitos espeoflcos líticas y, fundamentalmente, relaciones de domi­ puedan utilizarse con propósitos adicionales ... 8) colaborar con otros programas en Estados Unidos y nación y desigualdad. Ya no vivimos en un mundo en e1 exterior que proporcionen acceso continuo del que es tres cuartos mudo y subdesarrollado. Sin personal del Departamento de Defensa a los rec~­ embargo, no hemos producido todavia un estilo sos académicos e Intelectuales del •mundo Ubre-. nacional eficaz que se funde en algo más igualitario y no coercitivo que una teoría de la superioridad No es necesario decir que el sistema imperialista naturál que, en cierto grado, todas las ideologías que cubre una inmensa red de Estados patrones y culturales enfatizan. La particular forma cultural cUentes, tanto como un aparato de inteligencia y de la superioridad se manifestó -cito un caso ti­ de políticos tan rico y poderoso como no fueron pico- dentro del contexto del insensato ataque sus predecesores. no se pregunta por nada en la del New York Times (26/ 10/86) contra Ali Mazrui sociedad norteamericana. Evidentemente, los me· por atreverse, como un africano, a hacer una serie dios están saturados de material ideológico, pero de películas sobre los africanos. Sucede que cuan­ evidentemente también, no todo está saturado en do Africa está muy lejos se la ve positivamente, los medios en el mismo grado. Es verdad que no­ como una región que se ha beneficiado de lo que sotros reconocemos diferencias. hacemos distin­ le proporcionó la modernización de la civilización ciones y no perdemos de vista el terrible hecho de del colontalfsmo histórico y entonces puede ser to­ que el cinturón con que Estados Unidos estrecha lerada. Pero stla ven los africanos sufriendo ba1o al mundo es muy fuerte y que no es solamente el el legado del imperialismo, entonces debe ser r~­ resultado de un Reagan y una pareja de Klrkpa­ bajada a su medida. mostrada como esencialmen­ tricks. por decir así, sino que depende directamente te inferior. como región retrógrada desde que el del discurso cultural, de la industria del saber, de hombre blanco la dejó. Y aquí no ha faltado la re­ la producción y difusión de textos y textualidades, tórica - por ejemplo, Tears of the White Man de para decirlo rápidamente, no de la •cultura• como Pascal Bruckner. las novelas de V. S. Natpaul. el un dominio antropológico general que es rutina­ reciente periodismo de Conor Cruise O'Brien-para riamente discutido y analizado en estudios de poé­ reforzar esa visión. ticas culturales y textualtzación, sino más especí• Como ciudadanos e intelectuales dentro de Es­ ficamente de nuestra cultura. tados Unidos tenemos una particular responsabi­ Los intereses materiales comprometidos en lidad frente a lo que sucede entre Estados Unidos nuestra cultura son muy amplios y muy costosos. Y el resto del mundo, una responsabilidad que no Involucran no sólo cuestiones de guerra y paz -si se d!sculpa. o satisface del todo al declarar que la en general hemos reducido el mundo no-europeo Union Sovietlca es peor. El hecho es que somos responsables aquí y, por consiguiente, más capa­ •• Defense Sclence Board: Report oj the Panel on Dejense: So· ces de influenciar en este país y sus alíados en clal and Behavloral Sciences, Willlamstown, Mass. 1967. form_as en que no podemos hacerlo en la Unión Sovtetica. Por eso, debemos, primero. tomar nota

Scanned by CamScanner 42 43 EDWARD W. SAlO REPRESENTAR AL. COLONIZADO

escrupulosamente de cómo -para mencionar lo exterior de Estados Unidos es fundamentalmente más obvio-en América Central y América Latina, •altruista• y dedicada a objetivos tan irrecusables así como en el Medio Oriente, ·Mrtca y Asia, Esta­ como la Ubertad Y la democracia, hay un conside­ dos Unidos ha reemplazado los grandes impertos rable espacio para una actitud escéptica. ¿No es­ antiguos por la fuerza dominante externa. tamos repitiendo, frente a ésto, como nación, lo No es una exageración afirmar que la realidad que Francia y Gran Bretaña, España y Portugal no es buena, es decir, tenemos que aceptar críti• Holanda·y Al emanta h icieron antes que nosotros?• camente la idea de que estamos autorizando con ¿Y no será que sólo tenemos capacidad para juz- nuestras investigaciones una política totalmente farn~sd~dnosotros mismos como lo que es ajeno a dura que intenta influenciar y dominar a otros c:U:~n p~=c~=turtas imperialistas que nos pre- Estados cuya relevancia, implícita o declarada para en e por señalar nuestros inmen­ los intereses de la seguridad norteamericana es sos logros culturales nuestr tra conciencia te-ri · a prosperidad, nues­ enorme. Las intervenciones militares de Estados más no hemos o ca y epistemológica? ¿Y, ade- Unidos desde la Segunda Guerra Mundial han ocurrido en todos los continentes y lo que como bern:ar y liderar ~~~ue~to como destino el de go­ ciudadanos estamos empezando a comprender es mos como parte de n~~s~ unl rol que nos asigna- sólo la vasta complejidad y extensión de estas in­ o e amor en el desierto? tervenciones, el enorme número de formas en que rr ocurren y la tremenda inversión nacional que hay en ellas. De que ellas ocurren no hay duda, todo lo Resumiendo, Jo que ahor cual es, en la frase de WilUam Appleman W!lliams, como problema nacl a ~enemas ante nosotros el imperialismo como un modo de vida. Las conti­ imperialista es la profun~:a Y en el_ panorama turbada y perturbant · 1a profunaamente per- nuas declaraciones del Irangate son parte de es­ e cuestión d tas complejas intervenciones, y no es ningún mé­ clones con los otros t e nuestras rela- rito que en muy poca de la verdadera •inundación• . dos, otras historias --¡;ras culturas, otros Esta- informativa de los medios y la opinión pública se n:s. pueblos y des~o~. r:s ~ertenctas, tradicio­ haya prestado atención al hecho de que nuestras Uon es que no hay venta ultad con esta cues­ relactones entre cult . ~afuera de la realidad de po1íticas iraníes y centroamericanas son políticas uras, entre p d abiertamente imperialistas -ya sea que hayan ne­ 11s ta s y no-tmperialiali o eres imperta- ferentes Otros un stas desiguales, entre di- gociado y explotado una apertura geopolítica en­ ' a ventaja que d . tre los •moderados• tr~es , o que hayan ayudado e1 privilegio epistemológt po na permitirse a los •guerreros de la libertad• de la Contra a de­ interpretar libre de los in~o de juzgar, evaluar e rrocar al gobierno legalmente constituido y electo los compromisos que afec=~es, las emocio.nes y netractón. Cuand as relaciones de pe- de Nicaragua. o constderam entre Estados Unid . os 1as relaciones No deseo detenerme en este aspecto perfecta­ 1 mente obVio de la política de Estados Unidos, ni hablar de esas cone': Y e resto del mundo es para voy a citar los ejemplos, ni quiero generar una in­ ellas. Por consiguten ones y no fuera o más allá de necesaria polémica de definiciones. Aún si reco· telectuales, humarus~ nos _corresponde como in­ nocemos, como muchos han hecho, que la política der el rol de Estados U~~ntlcos seculares enten- os en el mundo del po-

Scanned by CamScanner 45 44 ~pRESENTAR AL COLONIZADO Eow.-\RD \V. SAto anexión detrás su o) der. desde dentro de la realidad, y como partici­ el conflicto impeJ'ali~tn percibir al _mismo tiempo pantes en él, no como observadores externos indi­ cho cultural de extr a mismo. y esto es un he­ viduales que, como Qliver Gol~smith en la mara­ política como inte aordinaria importancia tanto villosa frase de Yeats, deliberadamente liban en ro horizonte que 'J~et~ti~a porque es el verdade­ los panales de miel de nuestra mente. condlclón de postbili~a; dne y, por extensión, la Es cierto que los trabajos contemporáneos de •otredad• y •diferencia» e conceptos tales como nuevos antropólogos europeos y americanos refle­ abstractos e infund d ' que de otro modo serían núa obsesionánd a os. El problema real conti­ 1 1 jan los recovecos y las intrigas del problema algo pologia como una la relación entre la antro­ 1 más sistemáticamente. La historia de esta prácti­ ~r;:;s: ca cultural en Europa y Estados Unidos tiene den­ lado, el imperio com~resa de conquista Y. por otro tro de sí misma, como un elemento constitutivo, · Otra vez entonces ~n asunto de conquista. ción la problema·u ' e ha puesto en considera- la desigual relación de fuerzas entre un etnógrafo• ca central h b . observador exterior occidental y una sociedad no­ minar junto con ella al • y a na que reexa- occidental primitiva. o al menos diferente, pero dos. Uno, al que me ;ef, I?enos tres ternas deriva­ ciertamente más débil y menos desarrollada. En tivo del observador el :n;ntes, e~ el rol constitu­ Kim, Rudyard 1\ipling extrapola el sentido político cuyo estatus, cam~o d:~ et::nográfico o el sujeto. de esas relaciones y lo corporiza con extraordina­ lidad se confunden 1i ccion y espacio de rnovi­ ria justicia artística en la figura del coronel Creigh­ tmperialtsta. Segun~~ grasamente con la relación ton. un etnógrafo a cargo del Survey en India, y tan connatural Y nece~:la colo~~ción geográfica, también el cerebro de los servicios de inteligencia nos, para el etnógrafo Ef' h1stoncamente al me­ en India, e.l así namado Great Game al que el joven es profundamente si ~fic m~tivo geográfico. que Kim pertenece. En los estudios recientes de teóri­ estructuras cultural!s d an_e en muchas de las puesto sistemáticam t e Occidente ha: sido pas- cos que trabajan con la disyuntiva -que parece en e por los e ·u· insuperable- entre una realidad política basada on la importancia d t n cos que aca- tarsulta que no habn· e 1 a emporalidad. Pero re- en la fuerza y un deseo científico y humano de amos tenido imp rt . comprender al Otro hermenéutica y simpáticamen­ muchas formas de h1 t e o, as1 como te en formas no siempre circunscritas y definidas sociología y estructura: ~r!ografia, antropología, por Ü1 fuerza. la moderna antropología occidental importantes procesos filo e~g:les modernas, sin los anula tanto como ocluye esa problemática prefi- tx:abaj~on en la produc~~:o: e imag~atlvos que dmaciony colonizacló d 1 , dquisiclOn, subor­ guración novelística. gue estos esfuerzos tengan éxito o fracasen es ramente en los recie~t e ~~pacto. Esto se ve da­ una cuestión menor respecto del becbo de que lo entre sí, Uneven Develoes t ros, m~y diferentes que los singulariza, lo que los hace posible, es algo ofPropertyjor Bengal d:;:;:t ?e Nell Smith, Rule realmente embarazoso si encubre la conciencia de Imperialism de Alfred Cro ajtt Guha o Ecological ¡1 la ocupación imperialista que, ante todo, es, des­ ran las formas en que la ~by: trabajos que explo­ 1 1 de todo punto de vista, invasora y fatal. De hecho, pro~~cen pna ~inámicá pd~·=idad y la dis_tan:~a l . no ha:1 modo en que yo pueda percibir el mundo maclOn quelnevitable . quista Y tranSfor­ rradas descripciones ~~nte lse ~ezcla con las ce- desde dentro de nuestra cultura (una cultura, ade­ a re acion entre el sí mis- /1 más. con una exhaustiva historia de exterminiO Y 1 ~

Scanned by CamScanner 46 47 EnwARD W. SAJo ~fh'TAR AL COLOH!Zo\DO

mo y el otro. En ctnografia, el ejercicio de puro tfca, fue el consentJrniento b poder, que ejerce el control sobre la geografia, es ara reaJ•·-- para ombardear Ltbta Y P u.cu aventuras sfmJJ -. fuerte. En tercer lugar, tenemos el caso de la cfr­ apelaba a una burda ho · ares en las que se culacfón intelectual, es decir, de qué manera el había escuchado decir a ~:stidad, pues el público trabajo discfpUnario -erudito o monográfico-sale y en Ja telev:tsfón, que el lsl expertos, en la prensa del dominio relativamente privado del Investiga­ una cultura terrorista rs am era poco menos que dor y su círculo de pares hacia el dominio de Jos consultores políticos, Jos políticos y -no menos ~~r;:·::do"a.doaejemplo. concierne al sentido o­ importante-la recirculacfón de representaciones -~re América Latina . scurso -etnográficas rigurosas bajo la forma de imalenes. Identifica a Jos indios • es~mente cuando se públicas en los medios, que sirven para reforzar desctibe como un puebl~~~t} e~o-{o-se -los· las políticas. ¿Cómo e1 trabajo en culturas, socie­ te primitivo y de Vfol cJ ~do. Jnev:ttablemen- dades y pueblos remotos o primitivos ~ •otros• en análisis de M en a rttua.Jizada). El famoso América Central, Afrlca, el Medio Oriente, varias anatn -~-P.eri.Q.dts a~ Llosa sobre ~a_ masacre partes de Asia. se alimenta, se conecta, impide o Andes: ALatín A;::-¡ ruanos • nquest in the amplía los procesos políticos activos de dependen­ PolitJcai Lessons of a ;e~n Wrtter Explores the cia. dominación o hegemonía? York Times Magazine. 31 ~~~~assacre•, en New Dos eJemplos, el Medio Oriente y América Lati­ R~;~esta disposición natural d 1 seu>a~_ro_ la su­ na, proporcionan Ja evidencia de una conexión di­ hacia formas Particul~...,¿: os indios andinos armente't··- b recta entre investigadores esp~cJallzados en •áreas• natos indfSCriD'l111aQo La ~_1~ de asesi- y políticas púb11cas, en donde las representacio­ está atravesada-de.fr=~e prosa de Vargas Llosa • . nes de los medios refuerzan no la simpatía y la genas; el primitiv:tsmo la :e~~~re los rituales fndí- comprensión sino el uso de la fuerza y la brutali­ . ~odas ellas apoyadas ~ñla a . rosa inmutabilidad, dad contra las sociedades nativas. El •terrorismo• · _cripciones de las des­ antr~lógicas 1 ~tortdad está hoy más o menos naturalmente asociado, en nentes antroi)óiogosjieñr_:_. nc u_so muchos promt­ el discurso público, con el Islam, que se identifica panei (dírigidó porvru. ·· -~.ftleron miembros del con una religión o cultura esotérica de millones de -.masacre. gas Llosa) que investigó la personas; pero en los últimos años (después de la . Estas son cuestiones de una revolución Jraní, después de varias insurrecciones teorica stno cotidiana EIJ importancia no sólo libanesas y palestinas) obtuvo una forma particu­ - . .. ·-. . . m~ertalJsmo, el control - - ...... larmente amenazante gracias a las definiciones que 15 15 habíamos •aprendido• sobre é1 • En 1986, la apa· He discutido esto en mJ Co nción de una colección de ensayos editada por the /!xperts Determine How W:;:gtf:elam: How the Medfa. and. BenJamin Netanyahu (embajador israelí en Nacfo· York, 1981. V. también •Th e Restofthe World, Nueva AssoclatfonJ Debate: the Sebo~ MESA (MJddle East Studies nes Unidas), titulada Terrorism: How the West Can Eastt en Joumal ofPalesttne s::::ie theo Media and the MiddÍe Wút, contenía tres artículos de reconocidos orien­ ~· 85-104. s N 16. inVierno de 1987 talistas, cada uno de los cuales aseguraba que V. EdWard W Said • había una conexión entre el Islam y el terrorismo. tite Victfms: Sp~us ~J:::.:~opher Hitchens (eds.): Blamútg Lo que este tipo de argumento produjo, en la prác- Londres, 1988. pp. 97-158. ipandthePalestintan.Questron.

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de los temtortos y pueblos extr~.PJ~rE_s. se desa­ El punto de Vista nativ rro1raeri un continuum con histortas provenien­ en que a menudo ha ~~· a diferencia de la forma tes de."Otras·áreas; coil"prn:cticas y políticas tradl­ cho sólo etnográfico s o retratado, no es un he­ c!onéi!es y con-trayectOrias ~m:¡r~~~ ~!!!adas de menéutlco· es en r~no es un constructo solo her­ 1 manera mu.Vaiversa. Por todo ello. aho~V,i:!.)!. una tinua y co~trover~lal me11da una resistencia con­ aaeéuad}f b1bllografiat:rrei·Tercet·M"undo que re­ disciplina y a la prrudpr~ ongada y sostenida, a la coge el tr_abajQ te{! rtco y_pra~tic?_~e los especlalls­ (como representativa ; 1 e 1~ antropología misma 1 tas_oc;:..cfden~~ •estUCI1ósae area• así COJI10 de tropología no como text~aft~a';;de afuera•). la an­ lós ~t[Qp...{>logos e historlacrore'S: El discurso es una te, por lo general directo d 1 dlno como un agen­ parte del eSfüerz

Scanned by CamScanner 50 EoWARD W. SAJo 51 REPRES&NT'AR AL. COLONIZADO

•transcrtpctón completa• de la resistencia campe­ sina contra los abusos del extertor, puesto que la de George Stocktn{\ y Curtis M. Hinsley son un estrategia campesina (arrastrar los ptes,llegar tar­ ejemplo bien claro , y también lo son las obras de, obrar de manera impredecible, no comunicar­ -aunque muy diferentes entre sí-de Tala! Asad se, etc.) es la de no obrar de acuerdo con el po- Paul Rablnow y Richard Fox. En el fondo la re~ d er 18 . Y aunque Scott presenta un excelente infor- evaluación tiene que ver, prtmero, con la co~pren­ me empírico y teórtco de las resistencias cotidia­ sión nueva y menos formalista que hemos adqui­ nas contra la hegemonía, él también socava la ver­ rido de lo..!_p~~-c~dimientos de la narratividad y, en dadera resistencia que admira y respeta pues, en segundo lugar, con el logro de una conCiencia más un sentido, revela los secretos de su fuerza. No desarrollada sobre prácticas contrahegemónicas menciono a Scott y Prtce sólo para acusarlos (lejos alternativas y emergentes. Hablaré ahora sobre de eso, ya que sus libros son extremadamente va­ algunas de éstas. liosos) sino para indicar algunas de las paradojas La narratlvidad logró tener recientemente un teóncas y aporías que tiene que encarar la antro­ gr~ consenso cultural en las ciencias humanas y pología. soci~les. Quien que se haya encontrado con el su­ gestivo trabajo de Renato Rosa1do puede apreciar lli e~te hecho. Mtf!~a!.t_is_toria de Hayden White fue pionera en la noción de que la narratlvidad estaba Como dije antes, y como lo han notado muchos gobernada por tropos y géneros -met. ~ metonimia, sinécdoque ironía aleg . t a ora, antropólogos/as que han reflexionado sobre los · · ona, e c.- que desafios teóricos ahora tan evidentes, ha habido a su v_ez, regularon e incluso produjeron los una considerable cantidad de préstamos de cam­ histo~~gra~os más influyentes del siglo XIX. Vlhite pos vecinos, de la teoría literaria, la historia, etc. ~ambto la Jerarquia tanto de lo real como de lo y, en alguna medida, por esta causa. se ha despla­ Ideal; en s u teoría los reemplazó por 1~ noción de zado la preocupación de los problemas políticos a narr~tivtdad y por los procedimientos llngüistlcos la comprehensión; es obvio que es más fácil ha­ de codtgos formales universales. Sin embargo fue blar de las poéticas que de las políticas. Gradual­ renuente o incapaz de explicar la necesidad Y la mente, sin embargo, la antropología comienza a demanda de narratiVidad eXpresadas por los his­ considerarse como parte de un todo históricQ más toriadores; por qué, por ejemplo, Jakob Burkhardt amplio y compléjo, muc!J~ más vmcu!a~~a la con­ y Marx emplearon, ante todo, estructuras narrati­ solidación del poder occidental que lo que previa­ vas (opuestas a lo dramático o pictórico) Y las mo­ mente se había admitido. Los trabajos recientes dularon con acentos que, para el lector, las car a­ ron de diferentes tonalidades." Otros teóri~os -Fredrtc Jameson, Paul Rlcoeur, Tzvetan Todo- 18 James c. Scott: Weapons of the Weak: Eueryday Forms of PeasantResCstan.ce. New Haven, Conn. • 1985, pp. 278-350. V. 19 también Fred R. Myers: •The PoHtics of RepresentaUon: V. George W. Stocking Jr.: VictorianAnthro Anthropologlcal Dtscourse and Austra1lan Aborigines• en 1987: y Curt.is M. Hinsley Jr. S pology, Nueva York, Smcthso ·· avages and Sclenttsts· Tite Am.ericanEthnologistW 13,2/1986, pp. 138-153. An nian Instttution and the Deuelopment oj Amert tltropologyl846·19l0, Washington D.C., 1981. can 1

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cteristlcas formales de la A su vez, la cuestión de la narrativtdad tam­ rov- exploraron las cara al f\losóficos más bién es un tema de la actual blbllografia teórica narratlvtdad en marcos s~c~~ey mostrando a la sobre el postmodernlsmo que, a su vez. se relacio­ completos que los que us~ d 1 ~ narración para na con el debate político más tradicional. La tests vez el peso Y la signtficacton ;vidad fue transfor­ de Jean-Fran~ols Lyotard es que los dos grandes la vida social mts~a . ~ ~~~al en una actividad relatos (narraciones) de emancipación e ilustra­ mada de un patron o p ruca la tradición. la his- ción han perdido su poder de legitimación y ahora en la que convergen 1~ po 1 • son reemplazados por relatos locales más breves tona y la tnterpr~:~~~~·discustones teóricas y aca- (petits recits) que basan su legitimidad en la per­ Centro de las u d d ha sido pensada. obvia­ formatlv1dad, es decir, en la habilidad del usuario 21 démicas. la narrativ1 :exto imperialista. El nado­ para manipular los códigos para actuar • Un es­ mente, dentro del con o está sujeto a la na­ tado de cosas sutilmente manejable que, de acuer­ nalismo. resurgente o~uev ~similar o excluir una do con Lyotard, deriva de razones totalmente eu­ rratividad para estruc. rar: Imagined Communí• ropeas u occidentales: los grandes relatos perdie­ u otra versión de la htstona. suelve la cuestión ron su poder. Si damos una intepretaclón un poco ties de Benedict Anderson re an·os colaborado- más amplia. y colocamos esta transformación den­ omo lo hacen v atractíVament e. e d'ti n compilado por tro de la dinámica imperialista. el argumento de n oif Tra t o , . res de The Inventio La legitimidad Lyotard aparece no como una explicación sino Eric Hobsbawrn y Terenc~ Ranl~er~n las recientes como un síntoma. El separa el postmodernismo v la normatividad -por eJemp y' ~fundatt1ental1s - occidental del mu."l.do no europeo. y de las conse­ Jdi scusiones sob re «terrorismo,• ter narrativo a las cuencias del modernismo europeo-·;·' la moderni- nec1~do carac • 22 mo ~ - han d a d o 0 o- d t rmm· a que un tipo zación- en el mundo colonizado . En efecto, el • · ts Si se e e postmodernismo, con su estética de la cita, la nos­ situaciones de cns_ : Afrtca 0 Asia es aterro- de movimiento pohtico en ncias narrativas. es talgia y la indiferenciación, se siente Ubre de su gan consecue rista• se 1e n 1 e h 'stóricamente la expe- propia historia, lo que significa que la división del decir, capacida? de n~~a ~ estatus normativo trabajo intelectual. la circunscripción de las prác­ ticas dentro de claros límites disciplinarios y la rtencta: pues Sl :e 1~ ;;ganistán} se les reconoce: (como en Nicaraoua arración completa. Ast despolltlzación del saber pueden avanzar más o ría la legitimidad de una n 1 a nuestro pueblo se menos a voluntad. tenemos. por eje~plo. ques~ organiza. se arma y Lo que llama la atención en el argumento de le ha negado la hbe~~b~rtad· su pueblo. en cam- Lyotard, y quizás la verdadera razón de su exten­ elea luego obtiene a tan'cia es un conjunto dida popularidad, es cómo ese argumento no sólo p · mi a circuns • bio, y en la sm ·stas del demonio. En c?n- de injustificados terron on política e ideologi- . . narraciones s secuencta. 1a '1 gítlmas:w. ~• V. Jean-Francols Lyotard: ThePostmodem CondU:ion: A Report camente legítimas o 1 e on Knowledge: y Brlan Massumi: Theory and Htstory o) Uterature, vol. 10. Minneapolls. 1984. pp. 23-53. 23 on Reotew ofBoolcs. V. Irene L. Gendzler: Managlng Po!Ltical Change: Social t NaJTate• en Land Scienttsts and the Third World. Boulder, 1985. 20 V Said: cPermisslon o 16-Z9/2/84. PP· 13-17.

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Resumiendo, a Europa y Occidente se les pldló malinterpreta sino también tergiversa el mayor que tomasen al Otro serlamente. Este, creo, es el tlesafio a los grandes relatos y la razón de por qué problema htstórtco fundamental de la modernidad. ahora parece que su poder ha disminuido. Ellos El subalterno y el Otro, a menudo. obtuvieron una perdieron su legitimidad en gran medida como re­ arttculacfón dtsruptiva allí donde el silencio y la s ultado de la crisis del modernismo. que se des­ complacencia de la cultura europea previamente plomó o quedó congelado en la Ironía contempla­ Jos habían acallado. Consideremos la transforma­ tiva; por varias razones, una de las cuales fue la ción posterior del modernismo ejemplificada en el perturbadora aparición en Europa de varios Otros contraste entre los escritos de Albert Camus y cuya procedencia eran los terrttorios imperiales. Fanon sobre ArgelJa. Los árabes de La Peste y El En las obras de EUot, Conrad. Mann, Proust, Woolf, extranjero son seres anónimos, usados como telón Pound, Lawrence. Joyce, Forster, la alteiidad Y la de fondo de la portentosa metafislca europea ex­ diferencia están asociadas sistemáticamente con plorada por Camus quien en su Crónica argelina 25 los extraños. quienes ya sean mujeres. nativos o negó la existencia de la nación argelina • (¿Seria excéntricos sexuales, .irrumpen en el C!!P.J>.O _de_vt.:_ forzado extraer una analogía entre Camus y sibHidad. para desafiar y resistir las historias, las Bourdieu en Outline ofa Theory Practice, quizás el formas y modos de pensamiento metropolitanos y texto teórico más influyente en la antropología de colonizados. A este desafio el modernismo respon­ hoy. que no hace mención del colonialismo, de dió con la ironía formal de una cultura incapaz Argelia, etc. aun cuando él escribe sobre Argelia en otra parte? Es muy notable la exclusión de Ar­ stquiera. de decir «st' • abandonaremos el control». o· mo, seguiremos indiferentes~: se forma, como noto gelia de la reflexión teórica y etnográfica de agudamente Georg Lukács. una pasividad a~to­ Bourdieu en Outline). Por su parte, Fanon impone contemplativa que se traduce en gestos paraliZa­ a una Europa que juega •el juego irresponsable de la bella durmiente del bosque• un contrarrelato dos de impotencia estetlzada23. Por ejemplo, el fi­ 26 nal de A Passage to India en el que Forster perci: emergente, el proceso de liberación nacional • A be y confirma la historia sobre la que se desarro pesar de su amargura y violencia, el punto central na' un conflJcto poHtico entre el Dr. Aziz y Fielding de la obra de Fanon es forzar a las metrópolis eu­ , i. británica de India-. y entonces ro peas a pensar su historta junto con la historia ni la::A~~~~~~ndar la descolonizaci?n ni con~- nu~ con la coloniZación. •No, no todaVta, no a¿mi, do lo que Forster puede resignarse a ec r es to z• 25 Albert Carnus: Actuelles, ni: Chronique algérteMe, 1939-1958, como respuesta · Paris, 1958, p. 202: •Por más bten dispuestos que estemos hacia la reivindicación árabe, sin embargo debemos reconocer que en lo que concierne a Argelta. la Independencia nacional ~s una fórmula puramente pasional. Jamás ·ha habido nacion argelina. Los judíos. los turcos, los griegos, Jos italianos. los bereberes, tendrían Igual derecho de reclamar el gobierno de . and Class eonsctousness: StudieS in 23 Georg Lukács: Htstory 126-34. esta nación virtual•. Marxtst Dialecttcs. Londres. 19_71 , p~ CtJ1ture andimpertaUsm. 116 Fanon: Les darnrtés de Id. terre. París, 1976, p. 62 24 El argumento se desarrolla mas en Nueva York. 1989.

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del despertar de las colonias del cruel estupor y de Lyotard no ha sido lo suficientemente comprensi­ la tnmov1ltdad abusiva del dominio impertalls~. va. Una vez más la ·representación se vuelve signi­ alabras de A!mé Césaire. •medido al campas ficativa. no ya como una académl- ~~1 ~ufrtmlento•27. Solo y sin el debido permiso del -D caó teórica stno como una elección política. Cómo lento de la expertencla colonial. Fanon representan los/as antropólogos/as su situación reconoc1 m tal d 11 • -ación y dice que los relatos occldeñ es e usu . disciplinaria es. en un nivel. un asunto de la cir­ emancipación se revelan completamente hipocrt­ cunstancia particular. personal o profesional. Pero tas y el pedestal greco-latino se convierte en pol- es. en otro nivel. parte de una totalidad. la socie­ dad misma, cuya forma y tendencia depende del vo. Creo que falsearíamos completamente la que- peso acumulativamente afirmativo o disuasivo y b tada novedad de la visión inclusiva de Fanon oposlcional constituido por toda una serie de elec­ ranue hace un uso brillante del Cah' ter d ' un re t our ciones. Si buscamos refugio en la retórica ante -;;:¡pays natal de Césaire y de History a.nd Clas_s nuestra impotencia o inefectividad o indiferencia, eonsciousness de Lukács- si nosotros no enfati­ entonces estaremos preparados también para ad­ zamos, como él hizo, que Europa y el imperialis­ mitir que tal retórica finalmente contribuye a una mo actúan conjuntamente en el proceso de desco­ tendencia o a otra. El punto es que las representa­ lonización. Para Fanon, Césaire y C.L.R James el ciones antropológicas se sustentan tanto en el mundo postimperial depende de la idea de un des­ mundo de quien representa como en el de quién o tino tanto colectivo como plural para la humani­ - qué es representado. · \ dad. Occidental y no occidental por igual. Como No pienso que el desafio antl-impertaltsta re­ dice Césaire, •le queda al hombre por conquist~r presentado por Fanon y Césaire u otros como ellos toda prohibición que haya quedado inmovilizada tenga que ser satisfecho de cualquier forma: no en los rincones de su fervor y ninguna raza posee los hemos tomado seriamente como modelos de el monopolio de la belleza, de la inteligencia, de la representación del esfuerzo humano en el mundo fuerza/ y hay: lugar para todos en el encuentro de contemporáneo. De hecho, Fanon y Césalre --ob­ la conquista•28 . viamente hablo de ellos como modelos- cuestio­ Por esto hay que pensar los relatos en forma nan dir~_tamente la cuestió~. de la identldádj_ del conjunta dentro del contexto provisto por la histo­ pensamiento identl~o. ese convidado de pledTa ria del imperialismo, una historta cuyo confli~to de la presente reflexión antropológica sobre la. fundamental entre blanco y no blanco ha emergtdo •otredad•_y 1~ • diferen~ia• ; Lo que Fanon y Césalre liricamente en el nuevo y más inclusivo contrarre­ exigían de sus propios partidarios, aún durante el lato de liberación. Esta es la situaci_ón real ~el post­ calor de la lucha, era abandonar las ideas fijas de modernismo. para la cual la vision amnesica de la identidad colonizada y la definición culturalmen­ te autorizada. Ellos decían csé tú mismo diferente para que tu destino como pueblo colonizado pue­ 27 Aimé CésaJre: cahter d'un retour au pays natal (Not.ebook oja da ser diferente · ~ de aquí por qué el nacionalismo. Retum to the Native Land. Berkeley/Los Angeles. 1983, pp. 76· a pesar de su obvta necesidad, es también el ene­ 77. migo. No puedo decir si ahora es posible, para la 28 Ibíd. antropología en tanto antropología, ser diferente,

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es decir, olvidarse y llegar a ser otra cosa. como metidos como Bastl Davidson (quienes escandalo­ una forma de respuesta al golpe dado por el impe­ samente entrecruzan y transgreden las fronteras rialismo y sus antagonistas. Quizás la antropolo­ construidas nacionalmente) que lo que lo hacen gía. tal como la conocemos, sólo· puede continuar los/as antropólogos/as profesionales. Pero lo que sobre uno de los lados de la divisoria imperial, para sí quiero decir, en cualquier caso, es que la fuerza permanecer como un allado de dominio y de hege­ Instigadora de tales ejemplos es de una relevancia monía. .. fundamental para todas las ciencias humanas y Por otro lado, algunos de los recientes esfuer­ sociales en tanto que continúen luchando con los zos antropológicos por reexaminar críticamente la enormes obstáculos del imperialismo. noción de cultura en su totalidad, pueden ser un punto de partida para contar una historia diferen­ te. Si ya no pensamos que la relación entre cultu­ ras está perfectamente amalgamada y es algo to­ talmente sincrónico, que se corresponde por com­ pleto y si pensamos en cambio que las culturas son permeables y, en conjunto, son barreras de­ fensivas entre políticas, se dibuja una situación más promisoria. Así, ver a los Otros no como algo dado ontológtcamente, sino como históricamente constituidos, puede erosionar las bases exclusi­ vistas que tan a menudo adscribimos a las cultu­ ras, la nuestra al menos. Las culturas pueden en­ tonces ser representadas como zonas de control o de abandono, de recolección o de olvido, de fuerza o de dependencia, de exclusividad o de comuni­ dad, todos ocupando un lugar en la historia global 29 que es nuestro asunto • Exilio, inmigración y cruce de las barreras son experiencias que pueden. por consiguiente, proporcionarnos nuevas formas na­ rrativas o, en palabras de John Berger. otras for­ mas de contar. No soy yo quien tiene que decir si tales movimientos novedosos los aprovechan con más facilidad sólo figuras excepcionalmente visio­ narias como Jean Genet o historiadores compro-

.ae V. Raymond WUÍiams: Problems in Materlalísm and Culture: Selected Essays, Londres, 1980, pp. 37-47.

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