Rituales Andinos De Alta Montaña: Reinterpretación Arqueo-Antropológica Del Ceremonial De La Capacocha”
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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA INAH SEP ―Rituales andinos de alta montaña: reinterpretación arqueo-antropológica del ceremonial de la capacocha” TESIS Que para optar por el título de Licenciada en Arqueología PRESENTA Gracia Sara Vargas Carbajal DIRECTOR DE TESIS Dr. Ismael Arturo Montero García ASESORES Dr. Stanislaw Iwaniszewski Mtro. Stephen Castillo Bernal MÉXICO, D.F. MMXI ÍNDICE 1. Introducción………………………………………………………... 1 1.2. Metodología…………………………………………………7 2. Antecedentes 2.1. Espacio físico y temporal: geografía introductoria…………9 2.2. Flora y fauna nativa…………………………………………..18 2.3. Cronología……………………………………………………...20 3. Orografía peruana: elevaciones sagradas y su reminiscencia arqueológica………………………………………………………………..23 3.1.El caso específico de los ascensos e investigaciones peruanas…………………………………………………………………….25 3.2.- Arequipa, la ―Ciudad Blanca‖, región de volcanes sagrados……………………………………………………………..44 4. Organización social y política de la mujer en el Tahuantinsuyo………………………………………………………….49 5. Fenómenos sociales en torno al culto a la montaña……………63 6. El ritual de la capacocha 6.1 Antecedentes pre-incaicos………………………………………….72 6.2 Contexto histórico cultural del ritual de la capacocha incaico y su relación con el sistema ceque………………………………77 6.3 De momia a cuerpo congelado…………………………….86 6.4 Juanita…………………………………………………………91 6.5 Sarita…………………………………………………………..100 6.6 Interpretación y simbolismo……………………………….107 7. Sincretismos o desaparición………………………………………114 7.1 La fiesta del Qoyllur Rit´i…………………………………….117 7.2 Mitos y leyendas: un acercamiento al pasado por medio de la historia oral del hombre andino……………………123 8. Arqueología del paisaje 8.1 Los adoratorios actuales……………………………………..126 8.2 Peregrinación, paisaje, culto y recreación………………...131 9. Conclusiones………………………………………………………..139 10. Glosario de terminología andina…………………………………..145 11. Bibliografía…………………………………………………………..152 Agradecimientos En primer lugar, a Dios, por la maravillosa vida que me ha dado, por todo lo que me rodea, porque está conmigo en cada instante. Quiero agradecer, y no bastará nunca espacio alguno, a mi familia: mis amados padres Marco Antonio Vargas y Matilde Carbajal Millán. Por cada sacrificio hecho, por el camino en que me formaron. Pero sobretodo, porque me han brindado toda la educación posible, abriendo para mí el conocimiento sin negarme jamás espacio alguno para ello. A mí querida hermana Mirna Carolina, por ser otro gran obsequio de la vida, tan única y fuerte, que siempre me inspira a dejar de lado las debilidades para hacer frente a cualquier vicisitud. Eres mi “moris” y estoy contigo para siempre. A cada integrante de las familias: Vargas, Carbajal, Ruíz – Flores, Pérez –Carbajal, Millán – Cabrera y Sánchez – Millán. Por su afecto incondicional desde siempre, porque somos parte de una bella y unida familia que logra todo lo que se propone. A mis maestros: Doctor Arturo Montero García, el director de este trabajo, quien fue un excelente guía, dándome los consejos necesarios; le considero un maestro y amigo, con la sinceridad suficiente para corregir mi trabajo, con eterna disposición académica. Doctor Stanislaw Iwaniszewski, ha sido gratificante contar con su apoyo, aceptando ser mi asesor y revisar con ahínco los conceptos más intrincados que plasmé en esta tesis. Con sus valiosos consejos, aprendí a observar lo que me rodea y a desmenuzar mis ideas para no imponerlas arbitrariamente. Compartiendo el amor por las sagradas cumbres sudamericanas, ha sido una persona con certeras palabras y recomendaciones valiosísimas. Maestro Stephen Castillo Bernal, asesor, maestro y amigo, pieza clave de este rompecabezas de inicio a fin. No tuve de ti más que buenos consejos, disposición absoluta para cada trámite, cada corrección, cada recomendación con profesionalismo y responsabilidad, disciplina férrea y palabras alentadoras. Gracias Stephen. Para los tres, un profundo agradecimiento y felicidades compartidas, porque esta tesis no se hubiera logrado sin su apoyo incondicional, incluso a la distancia, abriendo un espacio a veces forzado en sus agendas y sus vidas para colaborar con mi proyecto. Por darme absoluta libertad en mis ideas y redacción, además de la confianza para dejarme escribir alejada de tiranías y sofocos, con la sencillez y buen humor que los caracteriza, tratándome como colega, encaminándome pacientemente para iniciar mi vida profesional. A las profesoras: Arqueóloga América Malbrán Porto, Etnohistoriadora Martha Delfín Guillaumín y Arqueóloga Carmela López Sánchez, quienes han sido más que mis cómplices por “atizar el fuego andino” que arde en mi corazón, proporcionándome innumerables herramientas académicas, para verme compartir junto con ellas la Antropología y Arqueología sudamericana como una forma de vida. Por ayudarme a traspasar fronteras a pesar de los obstáculos de género, institucionales y laborales, sin permitirme claudicar en mis esfuerzos. Por todas sus exigencias que me hicieron siempre mejor, refinando mi trabajo, porque su disciplina, que si en algún momento me pareció exagerada, ahora refleja resultados que gustosa comparto con ustedes. Por el magnífico ejemplo de sus propias carreras que me inspiró a recorrer confiada los lares sudamericanos. Al profesor M. en C. Serafín Sánchez Pérez, el docdel Laboratorio de Suelos y Sedimentos de la ENAH, por su paciencia y enseñanzas en los años que laboré y ahondé en los conocimientos de edafología, geomorfología y un poco de arqueometría con el lado más humano, que no se hubiera podido lograr sin su valiosa ayuda. Por cada consejo en pos de mis mejoras académicas y las charlas aleccionadoras. Tanto de ustedes, como de cada uno de los profesores en cada etapa de mi formación académica, soy el fruto de sus esfuerzos, de sus enseñanzas y de sus expectativas. Todos mis respetos para cada uno, mi sincero agradecimiento de por vida. A mis amigos, que invariablemente permanecieron junto a mí, dándome la mano con su agradable compañía, con sus consejos y su eterna disposición; aquellos que con la distancia se mantuvieron a mi lado, los que confiaron en mi capacidad y cariño que nunca desvarió, a pesar de las ocupaciones y otros rumbos que nos hizo tomar la vida: Eumir Aroche Sánchez, Magdiel Irak Márquez, Karina González, Juan Carlos Campos Varela, Lupita Muédano, Paulina Esparza, Isaac Ramírez Rizo, Noemí Domínguez, Malena García, Dante García, Juan Reynol Tonchez, Osvaldo Murillo Soto, Lupita Almaguer y Ana Ruiz, todos ellos “arqueolocos”; Álvaro Laurel, salvamos la vida brother, si nos dio una segunda oportunidad, hay que reivindicar el montañismo. A mí querida amiga Brenda Barragán, para que recuerdes que la Arqueología y ese viaje por la República Mexicana te siguen esperando, y a toda la generación 2004 de Arqueología de la ENAH, que compartió conmigo el amor incondicional hacia la carrera. A mis eternas compañeras: Nayeli Mercado y Regina Ríos. Para todos aquellos a quienes no alcanzo a nombrar, una disculpa, mi falta de memoria no omite su recuerdo ni presencia en mi vida. Agradezco el apoyo que me brindó el doctor José Chávez Chávez, director del Museo de Santuarios de Altura de la Universidad Católica de Arequipa, quien junto al Arqueólogo Ruddy Perea, me facilitaron toda la información e imágenes que se resguardan en el museo, permitiendo también las tomas fotográficas. Su disposición para compartir datos, siendo parte también de la revisión de los conceptos andinos, han sido fundamentales para el desarrollo de esta tesis. Este trabajo es también parte de la ardua labor de conservación y difusión arqueológica por parte del equipo de Museo Santuarios de Altura de la Universidad Católica de Arequipa, Perú. Una mención muy especial para todo el equipo del Proyecto de Investigación, Conservación y Puesta en Valor de la Huaca Pucllana en Lima, lugar que me recibió cordialmente para el ejercicio de mi profesión. Aún sin tener un tema concerniente a la Arqueología de la costa central para la tesis, fueron todos ahí quienes con “paciencia y buen humor” además de altas dosis de excavación, me introdujeron al verdadero mundo e idiosincrasia peruano-limeña. Un profundo agradecimiento a la Dra. Isabel Flores Espinoza, quien me dio un lugar en este proyecto como una arqueóloga más, ayudándome también en cada situación logística y burocrática que tuve que gestionar. Al maestro Pedro Vargas Nalvarte, coordinador de arqueólogos de la huaca, al mando del equipo multidisciplinario conformado por: la arqueóloga Edinés Pebe Ynoquio, arqueólogo Hernán Silvera La Torre, arqueóloga Gladys Paz Flores, arqueóloga y restauradora Hilda Chuchón Ayala, arqueólogo y conservador José Chate, arqueóloga Carol Giovanni Verde Cenas, antropóloga física María Inés Barreto, arqueóloga Yanoa Pomalima Carrasco, arqueóloga y museógrafa Verónica Chirinos Cubillas, topógrafo y dibujante Miguel Quezada, y muy especialmente, al arqueólogo José Ccencho Huamaní, por ser un maestro sin aula para mí, quien me guió paso a paso con recomendaciones para la elaboración de la tesis con una perspectiva netamente peruana, conminándome a destacar la humanidad en el quehacer antropológico. A mis amigos peruanos, que siempre me hicieron sentir como en casa, como una hermana, y con todo cariño han seguido a mi lado, esperando conservar su preciosa amistad por siempre: Edinés Pebe, Vero Chirinos y Gladys Paz. Mis queridísimas Claudia Tuesta Velarde, Anny Gamarra, Shazira Torres y Kathya Alegría Rivera; así como a Sergio Trinidad Zárate, Ernesto Cegarra y Óscar Moral. Ustedes han sido mi oasis en medio del desierto,