Descubridores Y Exploradores De Bolivia
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Manuel Frontaura Argandoña DESCUBRIDORES Y EXPLORADORES DE BOLIVIA Cochabamba 1971 © Rolando Diez de Medina, 2012 La Paz-Bolivia INDICE GENERAL Introducción PRIMERA PARTE: LOS DESCUBRIDORES Capítulo I. El panorama boliviano. Capítulo II Los descubridores del Continente Americano Capítulo III. Quiénes descubrieron nuestro territorio SEGUNDA PARTE: EXPLORADORES DE LA HOYA ATLANTICA Capítulo I. El científico Tadeo Haenke Capítulo II. Ballivián y Palacios Capítulo III. Alcides D'Orbigny, el Grande Capítulo IV. El Coronel Church y la Real Sociedad Geográfica de Londres Capítulo V. El Amaru-Mayu y sus navegantes Capítulo VI. Los precursores de Heath Capítulo VII. El doctor Edwin R. Heath Capítulo VIII. Los bolivianos Pando y Suárez Capítulo IX. Fray Armentia, el buen boliviano Capítulo X. El barón Erland Nordenskiöld y otros exploradores Capítulo XI. El misterioso río Verde Capítulo XII. El sabio Manuel Vicente Ballivián Capítulo XIII. Una anécdota TERCERA PARTE: EXPLORADORES DE LA CUENTA DEL PLATA Capítulo l. Desde los misioneros hasta Crévaux Capítulo II. El "doctor" Daniel Campos Capítulo III. Hacia el Chaco CUARTA PARTE: EXPLORADORES DE LOS ANDES Capítulo l. Atracción de la zona minera 1 Capítulo II. El escritor Ciro Bayo Capítulo III. Cartógrafos, botánicos, geólogos QUINTA PARTE: LO QUE VIERON LOS EXPLORADORES: LA RAZA, EL HOMBRE, SU CULTURA Introducción al tema Capítulo lo La tierra americana y el hombre que la habita Capítulo II. Origen del hombre americano: Las diversas teorías Capítulo III. La prehistoria: Tiwanaku Capítulo: IV. Los habitantes Capítulo V. La cultura aborigen y la adaptada INTRODUCCION 1 En el primer período de la Conquista, nuestro territorio fue teatro de la corriente expedicionaria del Pacífico y de la corriente expedicionaria del Atlántico. Ambas querían converger en un solo punto geopolítico: la Sierra de la Plata. Especimenes de la corriente del Pacífico fueron, pongamos por caso, Pedro de Candia, Anzúrez, Gonzalo Pizarro, y cien otros más, que llegaron, conquistaron y exploraron en lo posible la Sierra de la Plata. Especimenes de la corriente del Atlántico fueron Martínez de Irala, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, y muy especialmente el gran Ñuflo de Chávez, hombre que era conquistador, estadista, colonizador y ambicioso visionario. En el segundo período, las expediciones querían converger en las fabulosas, ignoradas ciudades de oro perdidas en las selvas, como el Gran Paititi y otros mitos diseminados por los mismos Incas para desorientar y confundir a los exploradores. Por tanto, éstos se dirigieron hacia los llanos de Moxos. Dos corrientes marchaban hacia los llanos de Moxos; la una, de los conquistadores españoles que habían dominado el Cuzco, y la segunda la de los lusitanos que tenían doble objetivo: el primero, poseer esas míticas riquezas y el segundo penetrar hasta lo más hondo del imperio colonial español, si fuese posible hasta la Sierra de la Plata. Aquello que los conquistadores no llegaron a dominar -pues perdieron todo interés masivo en Moxos- lo hicieron los Jesuitas. Organizaron un imperio que se extendía desde el norte de la Argentina, pasando por Paraguay, Cordillera, Chiquitos, Moxos. Su objetivo era también geo- económico-político junto al religioso, éste, como su primordial misión. Su objetivo geográfico era dominar territorios para la Corona y su imperio religioso; su objetivo económico era utilizar esos territorios, extraer las riquezas que pudiesen (aunque no eran muy prometedoras) y su objetivo político era establecer una línea infranqueable contra los lusitanos invasores y contra los mamelucos y bandeirantes. Entre paréntesis, los célebres mamelucos eran más bárbaros que los indios. Sufrieron muchas derrotas en acciones de armas algunas veces encabezadas por los religiosos, y, en todo caso, no lograron llegar hasta su objetivo final que era la Sierra de la Plata, o sea el Pacífico. Tuvieron que regresar a sus comarcas selváticas. Las expediciones del período que podríamos llamar republicano fueron iniciados por el presidente José Ballivián, sin dejar por eso en el olvido la que el Mariscal Sucre mandó hacer al territorio de Atacama, en la costa marítima El objetivo de Ballivián era compenetrarse de la realidad geográfica boliviana. Como buen descendiente directo de españoles y hombre de agallas que era, Ballivián tenía pasta de conquistador, por tanto, no quiso resignarse a tener bajo su dominio sólo el Altiplano y sus pequeños valles, sino reconstituir la Audiencia de Charcas hasta sus últimos límites y tomar posesión de ellos. El país no le dejó hacer, porque no le comprendía. En el segundo período republicano, es Antonio Quijarro el que hace las veces de Ballivián en el primero. Esta vez el objetivo era doble: el primero, resarcirse de la pérdida del litoral marítimo boliviano sobre la costa del Pacífico, buscando afanosamente un desemboque en el 2 Atlántico, y el segundo, lo que hace todo civilizador -y Quijarro lo era- abrir rutas comerciales por todos los horizontes posibles, aun sin haberse perdido el Litoral, Quijarro hubiera procedido de igual manera, auspiciando expediciones, promoviendo intereses comerciales e industriales. Vaca Díez y Pando en el Norte, Suárez Arana en el Este y Daniel Campos en el Sudeste, son especímenes de .este período. El tercer período republicano es el que podría llamarse defensivo. Los expedicionarios acudieron a explorar y colonizar en lo posible los territorios que quedaban del patrimonio geográfico boliviano. Ejemplares idóneos de este período son el general Federico Román, el capitán Ustarez y muchos militares de esa época. II En todo el curso del presente tomo de la ENCICLOPEDIA BOLIVIANA, el autor se refiere a los descubridores y exploradores, no a los viajeros. En efecto, viajeros que narraron sus aventuras, impresiones y observaciones en sendos libros los hubo muchos. Centenares de fichas se podría llenar con nombres bastantes autorizados de gentes de diversa nacionalidad que, o vinieron a Bolivia para conocerla, o estuvieron de paso y no pudieron resistirse a la tentación de escribir algo sobre lo que vieron. Las observaciones de todos y cada uno de ellos valen mucho: algo más, se podría llenar varios volúmenes con la reproducción interesantísima de sus apuntes. Empero, los descubridores, y muy especialmente los exploradores, tuvieron un plan, un método y un objetivo: explorar y valerse de todos los medios posibles para cumplir esa misión. Es de ellos de los que de modo principal trata este volumen. Son, en efecto, sobre todo los exploradores quienes merecen el bien de la humanidad, de la patria y de la ciencia, por su abnegación, valor y altruismo. A ellos se ha referido el autor de este libro, en un reportaje que le hiciera el diario “Presencia" de La Paz (1) y que obligado es reproducir en algo, porque allí se delinean los propósitos del editor y del autor de la presente obra de investigación: "Seguir los pasos de los hombres que han descubierto Bolivia, que han hecho su mapa, que han llevado nuestra soberanía a los lugares más alejados de este inmenso y bello país. Sin hablar de los incas y de los españoles, que eran más conquistadores que exploradores, ahí tenemos a los bolivianos Palacios, Vaca Díez, Pando, Campos, Bravo, Suárez Arana, Manuel Vicente Ballivián, Ladislao Cabrera, Román Paz, el gran Armentia, Ondarza, Mujía, Ustarez y a los extranjeros Haenke, D'Orbigny, Forbes, Heath, Orton, Fawcett, Grether, Ahlfeld, y muchos otros, que hicieron no sólo la geografía de Bolivia, sino su más entrañable historia, la del sacrificio por la ciencia y por la patria. De este modo, la misma historia tiene que cambiar de enfoque. Algún día saldremos de la historia presidencialista que consiste en marcar hitos señalados por la presencia de los políticos en la historia. La patria boliviana fue forjada sobre todo por sus exploradores, científicos, hombres de letras e industriales del pasado, que hoy por lo general yacen sepultados en el olvido, pero que son seres verdaderamente ejemplares. Esta obra no es otra cosa que la recopilación del esfuerzo hecho por ellos en busca de forjar una nacionalidad. Su mensaje consiste en que los hombres del heroísmo silencioso del pasado, digan a los de hoy que Bolivia necesita de hombres intrépidos que tengan ante todo la virtud del sacrificio; que el utilitarismo ceda el campo al trabajo constructivo; que la ganancia fácil es de aventureros y traficantes y no de hombres responsables que tienen que dejar una patria sólidamente constituida a sus hijos; que la evasión de hombres y de capitales es un crimen; que no se debe esperar todo del Estado sino del esfuerzo personal, constante y laborioso, y que Bolivia es una inmensa comarca plena de posibilidades, comarca que, por rara paradoja, la están cultivando y desbrozando poco a poco los indios y los mestizos; que la inteligencia en el sentido de la tecnocracia debe ser más altruista, y que en lugar de planificar el desarrollo del éxito personal en lo económico, planifiquemos el éxito nacional en la conquista del territorio baldío". III Esta monografía no habría sido posible a no existir todavía en nuestro país, como elemento de trabajo fundamental para el caso, los Boletines de las beneméritas Sociedades Geográficas de Bolivia, en especial las de La Paz v Sucre. Por último, es muy posible, como suele --------------------- (¹) 3-V-1968 3 suceder en este género de trabajos y en las antologías, que falten algunos o muchos nombres de exploradores y científicos, no por omisión deliberada, sino por motivos ajenos a la buena voluntad del autor. Con todo, están seguramente los principales o los más grandes, cuya presencia humana bastará para servir de ejemplo a las nuevas generaciones, lo que es propósito fundamental del autor. Conviene decir que este libro no es un fichaje del tema, labor que corresponde a otra índole de trabajo. Tampoco es un intento biográfico de los personajes que han intervenido en el hermoso drama de explorar y conocer Bolivia, porque esos personajes son de tal modo conocidos, que sería ofender la categoría intelectual de los lectores de este libro el ofrecerles datos obvios al respecto.