1. M ODERNISM O

RUBÉN DARÍO

Canción de otoño en primavera

Juventud, divino tesoro, En un peplo de gasa pura ¡ya te vas para no volver! una bacante se envolvía4… Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer… En sus brazos tomó mi ensueño y lo arrulló como a un bebé… Plural ha sido la celeste Y le mató, triste y pequeño, historia de mi corazón1. falto de luz, falto de fe… Era una dulce niña, en este mundo de duelo y de aflicción. Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! M iraba como el alma pura; Cuando quiero llorar, no lloro… sonreía como una flor. y a veces lloro sin querer… Era su cabellera obscura hecha de noche y de dolor. Otra juzgó que era mi boca el estuche de su pasión Yo era tímido como un niño. y que me roería, loca, Ella, naturalmente, fue, con sus dientes el corazón para mi amor hecho de armiño, Herodías y Salomé2… poniendo en un amor de exceso la mira de su voluntad, Juventud, divino tesoro, mientras eran abrazo y beso ¡ya te vas para no volver! síntesis de la eternidad: Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer… y de nuestra carne ligera imaginar siempre un Edén, La otra fue más sensitiva3, sin pensar que la Primavera y más consoladora y más y la carne acaban también5… halagadora y expresiva, cual no pensé encontrar jamás. Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Pues a su continua ternura una pasión violenta unía. 4 Ahora resume las dos facetas de su segundo amor con una metáfora que alude a la mitología 1 El poeta quiere dar a entender que ha amado a griega. Su amada era como una bacante (mujer mujeres de muy distinto carácter y condición a que se emborrachaba y participaba en orgías en lo largo de su vida. El poema, al partir de ese las fiestas consagradas al dios Baco) pero vestía punto, es una evocación melancólica de su his- una delicada túnica (peplo) de gasa que sugiere torial amoroso. que envolvía su fondo apasionado en unas ma- 2 A su primera amada, el poeta, todavía inocen- neras tiernas. te, le entregó un cariño delicado como el pelaje 5 La tercera amante está dominada por un pode- del armiño, especie de comadreja de brillante roso instinto sexual y convirtió el exceso en su pelo blanco. Ella era sabia en el amor y corrom- principal objetivo. Con sus besos y abrazos, el pió al poeta. Por eso la compara con la reina poeta se sintió en el paraíso y creyó encontrar la Herodías y su hija, Salomé, personajes que gloria eterna que todo hombre desea. Pero com- encarnan la lujuria enfermiza y la maldad. prendió que su felicidad era un espejismo por- 3 Sensitiva: sensible, que tiene capacidad de que los placeres relacionados con la juventud y sentir. el sexo son cosas pasajeras. Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer…

¡Y las demás!, en tantos climas, en tantas tierras, siempre son, si no pretexto de mis rimas, fantasmas6 de mi corazón.

En vano busqué a la princesa que estaba triste de esperar. La vida es dura. Amarga y pesa. ¡Ya no hay princesa que cantar!

M as a pesar del tiempo terco, mi sed de amor no tiene fin; con el cabello gris, me acerco a los rosales del jardín7…

Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer…

¡M as es mía el Alba de oro!8

6 Fantasmas: fantasías, imaginaciones. 7 Es decir, a pesar de que soy viejo, sigo buscando el amor. 8 A pesar de todo, la gloriosa mañana que empieza pertenece al autor. Con esta jubilosa exclamación final, el poeta indica que su afán de disfrutar de la vida sigue intacto. De esta manera se entiende perfec- tamente el título del poema: hay un hombre que ha entrado en su otoño o decadencia pero que conserva la esperanza propia de la primavera, es decir, de la juventud. Lo fatal

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, y más la piedra dura porque ésa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror… Y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos, y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, ¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos9…!

GUÍA DE LECTURA DE RUBÉN DARÍO

1. ¿Cómo son las tres mujeres de las que habla el poema y qué efecto obraron en el poeta? ¿Q ué les reprocha a cada una de ? ¿Por qué crees que califica de “síntesis de eternidad” los besos y abrazos de la tercera mujer? ¿Q ué amar- ga verdad descubre el poeta en los versos 45-48? 2. ¿A qué mujer no ha logrado hallar? A pesar de su fracaso y del “tiempo terco”, ¿renuncia a sus aspiraciones? 3. ¿Qué ideas opuestas aparecen en los versos 11-14 del segundo poema? Para el poeta, ¿por qué la “vida consciente” es dolorosa? ¿Cuál es su peor tormen- to? 4. ¿A qué se debe la abundancia de sustantivos abstractos en este segundo poema? ¿Qué sensación produce el polisíndeton? Explícalo con tus palabras.

9 En este poema sobrecogedor, el poeta refleja su angustia frente a la de la vida humana, que está llena de confusiones y con escasas certezas, más allá de que todos vamos a morir. El poeta envi- dia al árbol y la piedra que no padecen porque carecen de la facultad de sentir y de pensar. Él, como es un hombre consciente, percibe con tristeza que en su vida se acumulan los sufrimientos, lo que transmite a través de la repetición casi obsesiva de la conjunción “y”. M ANUEL M ACHADO que mi padre trabaja16… Idos. El Cielo os colme de ventu- Castilla10 ras… ¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis sol se estrella nada!17 en las duras aristas de las armas, llaga de luz los petos y espaldares11 Calla la niña y llora sin gemido… y flamea12 en las puntas de las lan- Un sollozo infantil cruza la escua- 18 zas. dra de feroces guerreros, El ciego sol, la sed y la fatiga. y una voz inflexible grita: «¡En mar- Por la terrible estepa castellana, cha!». al destierro, con doce de los suyos -polvo, sudor y hierro-, el Cid cabal- El ciego sol, la sed y la fatiga. ga. Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos Cerrado está el mesón a piedra y -polvo, sudor y hierro-, el Cid cabal- lodo13… ga19. Nadie responde. Al pomo de la es- pada y al cuento de las picas, el postigo

va a ceder14… ¡Quema el sol, el aire abrasa! A los terribles golpes,

de eco ronco, una voz pura, de plata y de cristal, responde… Hay una ni- ña muy débil y muy blanca en el umbral. Es toda ojos azules; y en los ojos, lágrimas. Oro pálido nimba15 16 Sembrar de sal los campos, que equivalía a su carita curiosa y asustada. inutilizarlos, era castigo que se imponía a los traidores al rey. 17 -¡Buen Cid! Pasad… El rey nos dará Este verso es una reproducción casi literal de las palabras que dice la niña en El Cid. muerte, 18 Escuadra: pequeño grupo de soldados. arruinará la casa 19 La fortaleza y ferocidad de los guerreros se y sembrará de sal el pobre campo contrasta con la delicadeza e indefensión de la niña. Pese a la necesidad de reposo y de comida,

10 el héroe ordena a sus hombres reemprender la Este poema es una dramatización del primer marcha. episodio de El Cid. 11 Se refiere a la luz solar que es tan intensa que produce llagas en la coraza metálica que tanto por delante como por detrás resguardaba el cuerpo del guerrero. 12 Flamea: despide llamas. 13 Cerrado está a cal y canto, de manera que no se puede abrir. 14 Con los golpes, la puerta, que es pequeña, va a ceder. 15 Nimba: adorna su cabeza como una aureola, es decir, se refiere al cabello rubio de la niña.

GUÍA DE LECTURA DE M ANUEL M ACHADO

1. Analiza los elementos contrapuestos de los versos 1-14 y 14-20. ¿Qué se describe en cada una de esas dos partes? ¿Qué función desempeña el ambiente en que se desarrolla la escena? ¿Con qué tres adjetivos se describe a los guerreros? 2. ¿Cómo consigue la niña conmover al Cid? ¿Qué rasgo de la personali- dad del héroe castellano pone de relieve este episodio? 3. ¿Por qué crees que el poema se titula Castilla? ¿Qué valores y senti- mientos propone el poema?

ANTONIO M ACHADO

A un olmo seco

Al olmo viejo, hendido por el rayo antes que rojo en el hogar, maña- y en su mitad podrido, na, con las lluvias de abril y el sol de ardas de alguna mísera caseta, mayo, al borde de un camino; algunas hojas verdes le han salido. antes que te descuaje un torbellino ¡El olmo centenario en la colina y tronche23 el soplo de las sierras que lame el Duero! Un musgo ama- blancas; rillento antes que el río hasta la mar te em- le mancha la corteza blanquecina puje al tronco carcomido y polvoriento. por valles y barrancas, No será, cual los álamos cantores olmo, quiero anotar en mi cartera que guardan el camino y la ribera, la gracia de tu rama verdecida. habitado de pardos ruiseñores. M i corazón espera Ejército de hormigas en hilera también, hacia la luz y hacia la vi- va trepando por él, y en sus entra- da, ñas otro milagro de la primavera. urden sus telas grises las arañas. Antes que te derribe, olmo del Due- Soledades ro, con su hacha el leñador, y el car- En una tarde cenicienta y mustia, pintero destartalada, como el alma mía; te convierta en melena de campa- y es esta vieja angustia na20, que habita mi usual hipocondría24. lanza de carro21 o yugo de carre- La causa de esta angustia no con- ta22; sigo ni vagamente comprender siquiera; 20 Armazón de madera unido a la campana que pero recuerdo y, recordando, digo: sirve para que dé vueltas. -Sí, yo era niño, y tú, mi compañera. 21 Vara de madera que, unida al juego delantero de un carruaje, sirve para darle dirección. 22 Instrumento de madera al cual se unen por el 23 Tronche: parta por el tronco. cuello las mulas o bueyes y en el que va sujeta 24 Hipocondría: hipersensibilidad y tristeza la lanza del carro. habituales. Poema CXIX Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. Señor, ya me arrancaste lo que yo Señor, ya estamos solos mi corazón más quería. y el mar. Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. Poema XXIX

Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar.

GUÍA DE LECTURA DE ANTONIO M ACHADO

1. Resume el contenido del primero poema. 2. Define el tema del texto. 3. ¿Cómo es el estado del olmo? 4. ¿Qué tipo de versos utiliza? ¿Tienen rima? 5. Señala los epítetos y los adjetivos no valorativos que aparezcan en el poema. 6. Señala la anáfora e indica su valor. 7. ¿Qué sentimiento se desprende de la descripción del olmo, positiva o negativa? ¿Qué términos influyen en ello? 8. ¿Aparece el poeta en el poema? ¿A partir de qué verso? Señala cuáles son sus dos acciones. 9. ¿Qué elementos iguala el adverbio “también” que aparece en el penúl- timo verso? 10. ¿Con qué se identifica el alma en el poema de Soledades? Indica si la angustia ha aparecido de pronto en el emisor y explica por qué se sien- te angustiado. 11. ¿Cuál es la causa del dolor en el poema CXIX? 12. Explica qué quiere decir el poeta en el poema XXIX. 13. ¿A quién se dirige el autor en cada una de las tres últimas composicio- nes? 14. M ide los versos de esos tres últimos poemas y deduce la estrofa que se emplea en ellos.

JUAN RAM ÓN JIM ÉNEZ

El viaje definitivo

… Y yo me iré. Y se quedarán los Todas las tardes, el cielo será azul y pájaros plácido; cantando; y tocarán, como esta tarde están y se quedará mi huerto, con su ver- tocando, de árbol, las campanas del campanario. y con su pozo blanco. Se morirán aquellos que me ama- Intelijencia, dame ron; y el pueblo se hará nuevo cada ¡Intelijencia, dame año; el nombre esacto de las cosas! y en el rincón aquel de mi huerto …Que mi palabra sea florido y encalado25, la cosa misma, mi espíritu errará, nostáljico26… creada por mi alma nuevamente. Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, Que por mí vayan todos sin árbol los que no las conocen, a las cosas; verde, sin pozo blanco, que por mí vayan todos sin cielo azul y plácido… los que ya las olvidan, a las cosas; Y se quedarán los pájaros cantan- que por mí vayan todos do27. los mismos que las aman, a las co- sas… ¡Intelijencia, dame Soledad el nombre esacto, y tuyo 29 En ti, estás todo, mar, y sin embar- y suyo, y mío, de las cosas! go, Canción, tú eres vida mía ¡qué sin ti estás, qué solo, qué lejos, siempre de ti mismo! Canción, tú eres vida mía, y vivirás, vivirás; Abierto en mil heridas, cada instan- y las bocas que te canten te, cantarán eternidad30. cual mi frente, tus olas van, como mis pensamien- tos,

y vienen, van y vienen, su inmensidad con la noción de totalidad o ab- besándose, apartándose, soluto a la vez que con la placentera sensación en un eterno conocerse, de soledad; y el movimiento incesante de las mar, y desconocerse. olas le hace pensar en la búsqueda continua e incansable de sí mismo, de su verdadero ser, Eres tú, y no lo sabes, que es la conciencia de la existencia. El poeta tu corazón te late, y no lo siente… reproduce el movimiento de las olas en el ritmo de sus versos y en la abundancia de verbos. El ¡Qué plenitud de soledad, mar so- poeta se identifica con el mar que expresa muy lo!28 bien su inquietud y su lucha por alcanzar la belleza, la perfección y el autoconocimiento. 29 La lucha por dar con el lenguaje que sea ca- paz de desvelar la verdadera esencia de la reali- 25 Encalado: con los muros pintados de cal, dad es una de las claves de la poética de Juan blancos. Ramón. El poeta crea su mundo dando nombre a 26 Errará: vagará; Juan Ramón Jiménez siempre las cosas y sometiendo sus emociones a la “inte- escribía j ante las vocales e y i, y s en lugar de x. ligencia”. El hombre solo puede acceder a esas 27 La muerte se presenta como un viaje sin re- “cosas” a través de las palabras. El poeta pre- torno, de ahí el tono melancólico que tiñe toda senta la realidad a una nueva luz que hará que la composición. El poeta siente dejar las cosas algunos descubran las “cosas”, que otros las que ha amado en su vida y, en particular, el recuperen y que otros sepan, al final, por qué las goce de la belleza de la naturaleza. El tiempo “aman”. para el hombre es algo finito que acaba con la 30 La vida del poeta se ha cambiado en poesía y muerte. cada vez que alguien lea sus poemas revivirá a 28 La contemplación del mar sugiere al poeta su autor y sus deseos de eternidad. dos ideas en apariencia contradictorias: asocia

GUÍA DE LECTURA DE JUAN RAM ÓN JIM ÉNEZ

1. ¿Qué visión ofrece el poeta de la muerte en el primer poema? ¿Qué to- no impregna el poema? ¿Qué valor simbólico adquieren los pájaros? 2. En el poema titulado Soledad, ¿qué simbolizan el mar y las olas? ¿En dónde reside la idea del absoluto? ¿Cómo se expresa formalmente el proceso de búsqueda en el poema? 3. Intenta explicar con tus propias palabras el contenido del poema titula- do Intelijencia dame.

2. Generación del 98

Aunque muchas de las obras de Antonio M achado se introducen de- ntro de la Generación del 98, he preferido incluirlo en el M odernismo por- que su obra está, para muchos críticos, a caballo entre los dos movimien- tos. Además, y siguiendo las últimas investigaciones literarias, M odernismo y Generación del 98 son dos nombres para referirse a lo mismo aunque con visiones diferentes.

M IGUEL DE UNAM UNO

A mi buitre

Este buitre voraz de ceño torvo31 que me devora las entrañas fiero32 y es mi único constante compañero labra mis penas con su pico corvo33.

El día en que le toque el postrer34 sorbo apurar de mi negra sangre, quiero que me dejéis con él solo y señero35 un momento, sin nadie como estorbo.

Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía mientras él mi último despojo traga, sorprender en sus ojos la sombría

mirada al ver la suerte que le amaga36 sin esta presa en que satisfacía

31 Voraz: que come mucho; de ceño torvo: con un aspecto que infunde miedo. 32 El buitre es un ave carroñera que da al poema mayor patetismo. 33 Corvo: cuervo. 34 Postrer: último. 35 Señero: aislado. 36 Amaga: amenaza. el hambre atroz que nunca se le apaga37.

GUÍA DE LECTURA DE M IGUEL DE UNAM UNO

1. ¿Qué simboliza el buitre? ¿Por qué dice el poeta que convertirá en “triunfo” su propia agonía el día en el que muera? 2. M ide el poema e indica de qué tipo de composición se trata.

3. Vanguardia y Novecentism o (generación de 1914)

Como en el caso anterior de Antonio M achado, Juan Ramón Jiménez suele encuadrarse dentro de la Generación de 1914, también llamada Novecentis- mo, aunque en algunos de sus poemas aparecen rasgos típicamente moder- nistas.

VICENTE HUIDOBRO

Arte poética

Que el verso sea como una llave Que abra mil puertas. Una hoja cae; algo pasa volando; Cuanto miren los ojos creado sea, Y el alma del oyente quede temblando. Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; El adjetivo, cuando no da vida, mata, Estamos en el ciclo de los nervios, El músculo cuelga, Como recuerdo, en los museos; M as no por eso tenemos menos fuerza: El vigor verdadero Reside en la cabeza. Por qué catáis la rosa, ¡oh, Poetas! Hacedla florecer en el poema; Sólo para nosotros Viven todas las cosas bajo el Sol. El Poeta es un pequeño Dios.

GUÍA DE LECTURA DE VICENTE HUIDOBRO

1. Arte poética de Vicente Huidobro es la declaración de principios del creacionismo. Cuando “todos los cisnes se ahogaron“, es decir, cuando

37 Unamuno simboliza en este poema la angustia existencial del hombre que se debate entre la fe religiosa que le asegura la inmortalidad del alma tras la muerte y el racionalismo que niega o pone en duda la exis- tencia de Dios o de otro mundo fuera de este. Ese vaivén entre las dos ideas causa el tormento en el poeta. el modernismo es finalmente rechazado, el poeta se convierte en un “pequeño Dios”, que allá donde pone el adjetivo pone la vida. Huido- bro concibió el creacionismo como un intento de fundar realidades nuevas con la palabra: “El primer deber del poeta es crear, el segundo es crear y le tercero es crear”. El chileno escribió Arte poética en 1916, en plena efervescencia de las vanguardias hispanoamericanas. Haz un resumen del poema con tus propias palabras. 2. ¿Hay algún elemento fuera de lo normal en lo que a la métrica se refie- re? Compruébalo.

4. Generación del 27 (o de la Edad de Plata)

Como en casos anteriores, muchos de los autores que se van a incluir aquí porque pertenecen a la nómina de autores de esta generación, comparten rasgos con algunas de las vanguardias que se desarrollaron en la misma épo- ca en Europa.

RAFAEL ALBERTI

M arinero en tierra

El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste del mar?

En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste acá?

El cuerpo deshabitado

Yo te arrojé de mi cuerpo, yo, con un carbón ardiendo.

-Vete.

M adrugada. La luz, muerta en las esquinas y en las casas. Los hombres y las mujeres Ya no estaban.

-Vete.

Quedó mi cuerpo vacío, negro saco, a la ventana.

Se fue.

Se fue, doblando las calles. M i cuerpo anduvo, sin nadie.

Canción 39

Sol de esta tierra, yo llevo de otra tierra, un sol adentro.

Aquí está el tuyo, aquí el mío, frente a frente, pero idénticos.

M e hace arder el tuyo, el mío me hace siempre estar ardiendo.

Dos soles me están quemando. Ya soy un toro de fuego.

GUÍA DE LECTURA DE RAFAEL ALBERTI

1. Sintetiza las sensaciones que transmite cada uno de los poemas de Al- berti. 2. El primer poema comienza con una duda. Explica la opción que toma el poeta. 3. Los dos primeros versos de El cuerpo deshabitado recuerdan una esce- na del paraíso terrenal. Explícala. 4. En el último poema, ¿cómo indica el poeta a qué otra tierra pertenece el otro sol? 5. Señala en estos poemas de Alberti algunos rasgos de la poesía popular.

GERARDO DIEGO

Romance del Duero No quiere ver en tu espejo su muralla desdentada38. Río Duero, río Duero, nadie a acompañarte baja, Tú, viejo Duero, sonríes nadie se detiene a oír entre tus barbas de plata, tu eterna estrofa de agua. moliendo con tus romances

Indiferente o cobarde 38 El poeta describe la ciudad de Soria y su la ciudad vuelve la espalda. muralla. las cosechas mal logradas39.

Y entre los santos de piedra y los álamos de magia pasas llevando en tus ondas palabras de amor, palabras40.

Quién pudiera como tú, a la vez quieto y en marcha, cantar siempre el mismo verso pero con distinta agua41.

Río Duero, río Duero, nadie a estar contigo baja, ya nadie quiere atender tu eterna estrofa olvidada,

sino los enamorados que preguntan por sus almas y siembran en tus espumas palabras de amor, palabras42.

39 La espuma blanca del río remite a la idea de la tradición eterna, es decir, todos los elementos que se transmiten de padres a hijos. 40 Las creencias religiosas y el amor forman parte de la tradición eterna. 41 Todo en la vida está en cambio permanente. De ahí la imagen del río que aparece en el poe- ma. 42 La tradición eterna está simbolizada por el amor, la naturaleza y el agua del río, que fluye como el tiempo. La ciudad es el presente super- ficial que se olvida de la verdadera tradición y no quiere contemplar su decadencia. El ciprés de Silos43 (a Ángel del Río)

Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas el cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanza devanado a sí mismo en loco empeño.

M ástil de soledad, prodigio isleño; flecha de fe, saeta de esperanza. Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza44, peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero45, dulce, firme, qué ansiedades sentí de diluirme y ascender como tú, vuelto en cristales46,

como tú, negra torre de arduos47 filos, ejemplo de delirios verticales, mudo ciprés en el fervor de Silos48.

GUÍA DE LECTURA DE GERARDO DIEGO

1. ¿Qué representa para el poeta el río Duero y el discurrir de sus aguas? ¿En qué se basa este símbolo? ¿Por qué censura a los habitantes de la ciudad? ¿Por qué crees que ha escogido la forma estrófica del roman- ce? 2. El poeta afirma que el río canta “el mismo verso / pero con distinta agua”. ¿Qué relación tiene con el amor y los enamorados del poema? 3. Anota las metáforas con las que el poeta describe al ciprés en el se- gundo poema. ¿Qué tienen en común y qué simbolizan? ¿Por qué ansía el poeta “diluirse” en el ciprés?

LUIS CERNUDA

Si el hombre pudiera decir…

Si el hombre pudiera decir lo que ama. Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo Como una nube en la luz; Si como muros que se derrumban, Para saludar la verdad erguida en medio, Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,

43 Este poema está escrito en el libro de visitas del convento de Silos, en Burgos. 44 Afluente del Pisuerga que pasa cerca del monasterio de Silos. 45 Señero: asilado, solitario. 46 Convertido en cristales. Alude a la claridad del aire por el que asciende el ciprés como a la iluminación “mística” que experimenta quien contempla el árbol. 47 Arduos: difíciles, esforzados. 48 El poeta llega al monasterio extraviado espiritualmente y, al contemplar la altura del ciprés, ve en él un símbolo de las ansias de elevación espiritual. El poema está lleno de imágenes y metáforas que ponen de relieve el asilamiento del ciprés y su movimiento vertical, que representa la unión mística con Dios. La verdad de sí mismo, Que no se llama gloria, fortuna o ambición, Sino amor o deseo Yo sería aquel que imaginaba; Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos Proclama ante los hombres la verdad ignorada, La verdad de su amor verdadero. Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina, Por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu Como leños perdidos que el mar anega o levanta Libremente, con la libertad del amor. La única libertad que me exalta, La única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia: Si no te conozco, no he vivido; Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

GUÍA DE LECTURA DE LUIS CERNUDA

1. El poema está dividido en tres partes. Indica la idea principal de cada una de ellas. 2. ¿Cuál es el deseo del poeta y cuál es su realidad? ¿Por qué no puede “el hombre decir lo que ama”? 3. Comenta la relación que para el poeta hay entre libertad y amor. 4. El texto está escrito hace más de setenta y cinco años. ¿Crees que aún tiene vigencia? Justifica tu respuesta.

Vicente Aleixandre

Unidad en ella

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos, rostro amado donde contemplo el mundo, donde graciosos pájaros se copian fugitivos, volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro, brillo de un sol que entre mis manos deslumbra, cráter que me convoca con su música íntima, con esa indescifrable llamada de tus dientes.

M uero porque me arrojo, porque quiero morir, porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera no es mío, sino el caliente aliento que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido de amor, envejecido el rostro por tu purpúrea vida, deja que mire el hondo clamor de tus entrañas donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o muerte, quiero morir del todo, quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente que regando encerrada bellos miembros externos siente así los hermosos límites de la vida.

Ese beso en tus labios como una lenta espina, como un mar que voló hecho espejo, como el brillo de un ala, es todavía unas manos, un reposar de tu crujiente pelo, un crepitar de la luz vengadora, luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza, pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.

GUÍA DE LECTURA DE VICENTE ALEIXANDRE

1. ¿A qué unidad se refiere el título del poema? 2. ¿Qué tipo de verso se utiliza en el poema? 3. Recoge en dos listas los abundantes términos o acciones cuyos signifi- cados se oponen. 4. ¿Cómo es el amor que propone el poeta? 5. Señala dos metáforas y dos comparaciones y explícalas.

Pedro Salinas

El alma tenías pero no tenía, de franca51 que era, El alma tenías entradas tu alma. tan clara y abierta, ¿En dónde empezaba? que yo nunca pude ¿Acababa, en dónde? entrarme en tu alma. M e quedé por siempre Busqué los atajos sentado en las vagas angostos49, los pasos lindes de tu alma52. altos y difíciles… A tu alma se iba Qué alegría, vivir por caminos anchos. 50 Preparé alta escala Qué alegría, vivir -soñaba altos muros sintiéndose vivido. guardándote el alma- pero el alma tuya estaba sin guarda 51 Franca: libre, no cerrada, sincera. 52 de tapial ni cerca. Este poema es un intento por parte del poeta Te busqué la puerta de entrar en el alma de la amada. Pero es un intento frustrado porque imagina el poeta que estrecha del alma, para conseguirlo debe subir por una alta cumbre como un caballero medieval, sin comprender que el alma de la amada no tiene límites. Para 49 Angosto: estrecho. expresar toda esta idea, el poeta recurre a para- 50 Escalera de mano. dojas. Rendirse a la gran certidumbre, oscuramen- te, de que otro ser, fuera de mí, muy le- jos, me está viviendo53.

53 La unión de los enamorados es tal en este poema que para el poeta viven y actúan sintien- do que la persona amada vive en ellos y a través de ellos. Que cuando los espejos, los espías, descansar, quieto, muerto ya. M orir- azogues, almas cortas, aseguran se que estoy aquí, yo, inmóvil, en la alta confianza con los ojos cerrados y los labios, de que este vivir mío no era solo negándome al amor mi vivir: era el nuestro. Y que me vi- de la luz, de la flor y de los nombres, ve la verdad trasvisible es que camino otro ser por detrás de la no muer- sin mis pasos, con otros, te57. allá lejos, y allí estoy besando flores, luces, hablo54. Que hay otro ser por el que miro el mundo porque me está queriendo con sus ojos. Que hay otra voz con la que digo cosas no sospechadas por mi gran silen- cio; y es que también me quiere con su voz. La vida -¡qué transporte55 ya!-, igno- rancia de lo que son mis catos, que ella hace, en que ella vive, doble, suya y mía. Y cuando ella me hable de un cielo oscuro, de un paisaje blanco, recordaré estrellas que no vi, que ella miraba, y nieve que nevaba allá en su cielo. Con la extraña delicia de acordarse de haber tocado lo que no toqué sino con esas manos que no alcan- zo a coger con las mías, tan distantes. Y todo enajenado56 podrá el cuer- po

54 El azogue es el mercurio, metal que se emplea para recubrir la parte posterior de los espejos. Los espejos son “espías” porque vigilan al suje- to lírico; son “almas cortas” porque, al reflejar su imagen física, “inmóvil” y con los “labios” y “ojos cerrados” ignoran que el amante camina por otro lugar y está “besando flores”, viendo “luces” y hablando a través de la amada. Esa es la verdad trasvisible, palabra inventada por el 56 Enajenado: fuera de sí: el cuerpo del amante poeta que significa realidad interior que está se encuentra también en la amada. más allá de los sentidos. 57 El amor como vencedor de la soledad es un 55 Transporte: enajenación, locura. tema recurrente en la lírica amorosa. GUÍA DE LECTURA DE PEDRO SALINAS

1. En el primer poema, ¿con qué paradojas describe el poeta su búsque- da del enigma del alma de la amada? ¿Qué idea del alma de la ama- da debe de tener el poeta, habida cuenta de los caminos que sigue? ¿Qué acaba por descubrir? 2. En el segundo poema, ¿cómo vive el poeta el amor en la distancia? ¿Qué parecen certificarle “los espejos”? ¿Dónde dice encontrarse en “verdad”? ¿Qué versos revelan la íntima unión de los amantes? ¿Qué efecto obrará en ellos la muerte?

Jorge Guillén

M uerte a lo lejos Je soutenais l’éclat de la mort pure58 (VALÉRY)

Alguna vez me angustia una certeza59, y ante mí se estremece mi futuro. Acechándolo está de pronto un muro del arrabal final en que tropieza

la luz del campo60. ¿M as habrá tristeza si la desnuda el sol? No, no hay apuro todavía. Lo urgente es el maduro fruto. La mano ya lo descorteza.

… Y un día entre los días el más triste será. Tenderse deberá la mano sin afán. Y acatando el inminente

poder diré sin lágrimas: embiste, justa fatalidad. El muro cano va a imponerme su ley, no su accidente61.

58 Yo resistía el estallido de la muerte pura. 59 En este verso se percibe un ligero recuerdo de uno de los muchos versos de Juan Ramón Jiménez sobre la muerte. 60 El futuro del poeta está amenazado por un muro del último “arrabal” (barrio a las afueras de la ciudad) de la existencia humana, la tapia del cementerio contra la que topa la luz del campo. 61 La muerte es una “certeza” que angustia al poeta y el poeta decide desechar la tristeza que la luz solar ahuyenta. Hay que gozar de la vida y comer el maduro fruto (carpe diem). La muerte llegará sin remedio y el poeta aceptará lo que considera una “justa fatalidad”. Paraíso regado Pero el color, infiel a la penumbra, Se consolida en masa. Yacente en el verano de la casa, Sacude el agua a la hoja Una forma se alumbra. con un chorro de rumor, alumbra el verde y lo moja Claridad aguzada entre perfiles, dentro de un fulgor. ¡Q ué olor De tan puros tranquilos, a brusca tierra inmediata! Que cortan y aniquilan con sus filos Así me arroja y me ata Las confusiones viles. lo tan soleadamente despejado a este retiro Desnuda está la carne. Su eviden- fresquísimo que respiro cia con mi Adán más inocente. Se resuelve en reposo.

M onotonía justa, prodigioso Desnudo Colmo de la presencia.

Blancos, rosas. Azules casi en veta Plenitud inmediata, sin ambiente, Retraídos, mentales. Del cuerpo femenino. Puntos de luz latente dan señales Ningún primor: ni voz ni flor. ¿Desti- De una sombra secreta. no? ¡Oh absoluto Presente!

GUÍA DE LECTURA DE JORGE GUILLÉN

1. ¿Qué sentimiento despierta en el poeta la muerte al principio, según el primer poema? ¿Con qué combate ese sentimiento y qué actitud se impone? ¿Qué actitud adopta al final ante la muerte? ¿Qué palabras emplea el poeta para referirse a la muerte? 2. ¿Qué elementos de la naturaleza se mencionan en el segundo poema? Indica qué evocan esos elementos. 3. M ide los versos de ese segundo texto, analiza la rima y señala el tipo de estrofa. 4. Resume la idea del tercer texto y su conclusión. 5. Con frecuencia el poeta nombra sin hacer oraciones (sujeto- predicado), lo que dificulta la comprensión. Localiza (hacia el final) tres ejemplos.

Federico García Lorca No me lo claves. No.

Puñal

El puñal entra en el corazón como la reja del arado El puñal, en el yermo. como un rayo de sol, incendia las terribles No. hondonadas. y el caballo en la montaña. No. Con la sombra en la cintura No me lo claves. ella sueña en su baranda, No. verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas la están mirando

y ella no puede mirarlas. La aurora Romance de la luna, luna La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno La luna vino a la fragua y un huracán de negras palomas con su polisón de nardos. que chapotean las aguas podridas. El niño la mira, mira. La aurora de Nueva York gime El niña la está mirando. por las inmensas escaleras En el aire conmovido buscando entre las aristas mueve la luna sus brazos nardos de angustia dibujada. y enseña, lúbrica y pura, La aurora llega y nadie la recibe en sus senos de duro estaño. su boca -Huye luna, luna, luna. porque allí no hay mañana ni espe- Si vinieran los gitanos, ranza posible. harían con tu corazón A veces las monedas en enjambres collares y anillos blancos. furiosos -Niño, déjame que baile. taladran y devoran abandonados Cuando vengan los gitanos, niños. te encontrarán sobre el yunque Los primeros que salen comprenden con los ojillos cerrados. con sus huesos -Huye luna, luna, luna, que no habrá paraíso ni amores que ya siento sus caballos. deshojados; -Niño, déjame, no pises saben que van al cieno de números mi blancor almidonado. y leyes, a los juegos sin arte, a sudores sin El jinete se acercaba fruto. tocando el tambor del llano. La luz es sepultada por cadenas y Dentro de la fragua el niño ruidos tiene los ojos cerrados. en impúdico reto de ciencia sin raí- Por el olivar venían, ces. bronce y sueño, los gitanos. Por los barrios hay gentes que vaci- Las cabezas levantadas lan insomnes y los ojos entornados. como recién salidas de un naufra- gio de sangre. Cómo canta la zumaya,

¡ay, cómo canta en el árbol! Romancero gitano Por el cielo va la luna con un niño de la mano. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. Dentro de la fragua lloran, El barco sobre la mar dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la está velando. ¡Que no quiero verla!

La vaca del viejo mundo66 pasaba su triste lengua sobre un hocico de sangres derramadas en la arena, y los toros de Guisando, casi muerte y casi piedra, mugieron como dos siglos hartos de pisar la tierra67.

No.

¡Que no quiero verla! Llanto por Ignacio Sánchez M ejías Por las gradas sube Ignacio II con toda su muerte a cuestas68. LA SANGRE DERRAM ADA62 Buscaba el amanecer, y el amanecer no era. ¡Que no quiero verla! Buscaba su perfil seguro, y el sueño lo desorienta. Dile a la luna que venga, Buscaba su hermoso cuerpo que no quiero ver la sangre y encontró su sangre abierta. de Ignacio sobre la arena63. ¡No me digáis que lo vea! No quiero sentir el chorro ¡Que no quiero verla! cada vez con menos fuerza; ese chorro que ilumina La luna de par en par, los tendidos y se vuelca caballo de nubes quietas, sobre la pana y el cuero y la plaza gris del sueño de muchedumbre sedienta. con sauces en las barreras64. ¿Quién me grita que me aso- me? ¡Que no quiero verla! ¡No me digáis que la vea! Que mi recuerdo se quema. ¡Avisad a los jazmines No se cerraron sus ojos con su blancura pequeña!65 cuando vio los cuernos cerca,

65 La contemplación de la sangre roja hace que 62 Este poema es la segunda parte de la elegía al poeta se le borre el recuerdo de su amigo en por la muerte del torero Sánchez Mejías, mece- vida, de ahí que invoque a los “jazmines” para nas de Lorca y escritor también. que sofoquen con su blancura esa imagen dolo- 63 Referencia a la luna en clave mítica, como rosa. acompañante del alma de los muertos al otro 66 Es un símbolo de la luna. mundo. 67 Los toros lamentan la muerte de Sánchez 64 El poeta transforma la plaza de toros en un Mejías con un mugido hiperbólico. espacio mítico y simbólico dominado por la 68 El torero sube con la cruz de la muerte por las muerte. Los símbolos de la muerte son la luna, gradas de la plaza para ser sacrificado por el los sauces y el sueño. toro. pero las madres terribles cantando por marismas74 y pra- levantaron la cabeza69. deras, Y a través de las ganaderías, resbalando por cuernos ateri- Hubo un aire de voces secretas dos75, que gritaban a toros celestes, vacilando sin alma por la niebla, mayorales de pálida niebla70. tropezando con miles de pezu- ñas No hubo príncipe en Sevilla como una larga, oscura, triste que comparársele pueda, lengua76, ni espada como su espada, para formar un charco de ago- ni corazón tan de veras. nía Como un río de leones junto al Guadalquivir de las es- su maravillosa fuerza, trellas. y como un torso de mármol su dibujada prudencia. ¡Oh blanco muro de España!77 Aire de Roma andaluza ¡Oh negro toro de pena! le doraba la cabeza71 ¡Oh sangre dura de Ignacio! donde su risa era un nardo ¡Oh ruiseñor de sus venas! de sal72 y de inteligencia. ¡Qué gran torero en la plaza! No. ¡Qué buen serrano en la sierra! ¡Que no quiero verla! ¡Qué blando con las espigas! Que no hay cáliz que la conten- ¡Qué duro con las espuelas! ga, ¡Qué tierno con el rocío! que no hay golondrinas que se ¡Qué deslumbrante en la feria! la beban, ¡Qué tremendo con las últimas no hay escarcha de luz que la banderillas de tiniebla!73 enfríe, no hay canto ni diluvio de azu- Pero ya duerme sin fin. cenas, Ya los musgos y la hierba no hay cristal que la cubra de abren con dedos seguros plata78. la flor de su calavera. Y su sangre ya viene cantando: 74 Marisma: terreno bajo y pantanoso que inun- dan las aguas del mar. 75 Aterido: rígido y paralizado por el frío. 76 La sangre se “derrama” por un mundo domi- 69 Alusión al mito de las tres Parcas a las que se nado por la muerte, lamiendo todo a su paso. refiere aquí como Ilusión, Voluntad y Dolor. 77 El “blanco muro” es un símbolo de la muerte, 70 El mayoral es el capataz de la ganadería de por alusión a los muros del cementerio. reses bravas. La “pálida niebla” es una imagen 78 Al final hay referencias a la última cena y fantasmal y simbólica de la muerte. pasión de Jesucristo. 71 El elogio del torero se hace con comparacio- nes hiperbólicas. El poeta destaca dos de las virtudes que la épica suele atribuir a los héroes: la prudencia y la fortaleza. 72 El nardo es una flor blanca y muy olorosa que simboliza la sencillez y la pureza y puede refe- rirse a la blancura de los dientes; la sal se refiere al ingenio y a la gracia. 73 Aquí termina la alabanza del fallecido. No. ¡¡Yo no quiero verla!!

GUÍA DE LECTURA DE FEDERICO GARCÍA LORCA

1. Explica las sorprendentes comparaciones y metáforas de Puñal. 2. Explica los cuatro primeros versos de La aurora, entendiendo por “auro- ra” amanecer. 3. Lorca juega con un doble significado de “aurora” y lo expresa en varios versos. ¿Cuál es el otro? 4. ¿Qué términos o acciones ayudan a transmitir la sensación de “desola- ción” que deja ese poema? 5. ¿Crees que ese poema es deshumanizado o rehumanizado? Justifica tu respuesta. 6. ¿Qué crees que le sucede a la mujer del segundo poema? Copia todas las expresiones del poema que te hayan permitido averiguarlo. 7. En el Romance de la luna, luna, ¿qué simboliza la luna? ¿Cómo intenta el astro seducir al niño? ¿Se siente el niño atraído por ella? ¿Cómo pro- cura rechazarla? ¿Qué alusiones del poema anticipan su trágico final? 8. Indica las metáforas con las que el poeta se refiere a la luna, al llano y a los gitanos. 9. En el último poema, ¿cómo afrontó el torero la cornada mortal, según los versos 42-43? ¿Qué prodigios se suceden al producirse la muerte del torero según los versos 19-22 y 46-49? ¿Con qué comparaciones y adje- tivos se elogia su figura en los versos 50-69? 10. ¿De qué insistente y dramático modo expresa el poeta su negación a contemplar la sangre derramada de su amigo? ¿Con qué imágenes te- rribles describe el mundo adonde ha ido a parar el flujo vital de su ami- go según los versos 70-81? ¿Qué función desempeña la luna en este poema?

Dámaso Alonso

Ejemplos

La veleta, la cigarra. Pero el molino, la hormiga.

M uele pan, molino, muele. Trenza, veleta, poesía.

Lo que M arta laboraba se lo soñaba M aría.

Dios, no es verdad, Dios no supo cuál de las dos prefería.

Porque Él era solo el viento que mueve y pasa y no mira.

Insomnio

M adrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas). A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro, y paso las horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de M adrid, por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo. Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?

GUÍA DE LECTURA DE DÁM ASO ALONSO

1. ¿Qué estrofa emplea el poeta en el primer texto a pesar de que ti- pográficamente los versos aparecen agrupados de dos en dos? 2. ¿Quiénes son M arta y M aría a las que se refiere el poema? 3. Elabora dos listas clasificando los ejemplos de ese poema. Intenta definir por qué se oponen los grupos. ¿Qué opción parece elegir el poeta? ¿Por qué crees que lo hace? 4. En el segundo poema, ¿se está refiriendo el poeta a cadáveres de verdad o es solamente una imagen? Si es una imagen, ¿a qué reali- dad quiere aludir? 5. ¿Aparece en algún momento el yo del poeta? 6. Analiza su métrica. ¿Qué elementos hacen que el texto, aunque pa- rezca prosa, sea poético?

M iguel Hernández

Cancionero y romancero de au- sencias 1 la del amor, Llegó con tres heridas: la de la muerte, la de la vida. “¿No cesará este rayo…?” de El rayo que no cesa Con tres heridas viene: la de la vida, ¿No cesará este rayo que me habita la del amor, el corazón de exasperadas fieras la de la muerte. y de fraguas coléricas y herreras

donde el metal más fresco se marchi- Con tres heridas yo: ta? la de la vida, la de la muerte, ¿No cesará esta terca estalactita la del amor. de cultivar sus duras cabelleras

como espadas y rígidas hogueras

hacia mi corazón que muge y grita?

2 Este rayo ni cesa ni se agota: Enciende las dos puertas de mí mismo tomó su procedencia abre la lumbre. y ejercita en mí mismo sus furores. No sé lo que me pasa que tropiezo en las nubes. Esta obstinada piedra de mí brota

y sobre mí dirige la insistencia

de sus lluviosos rayos destructores.

3 ¿Quién llenará este vacío Elegía de cuerpo desalentado (En Orihuela, su pueblo y el mío, se me que dejó tu cuerpo al mío? ha muerto como del rayo Ramón Sijé,

con quien tanto quería)79. 4

Fuera menos penado si no fuera Yo quiero ser llorando el hortelano nardo tu tez para mi vista, nardo, de la tierra que ocupas y estercolas, cardo tu piel para mi tacto, cardo, compañero del alma, tan temprano80. tuera tu voz para mi oído, tuera.

Alimentando lluvias, caracolas, Tuera es tu voz para mi oído, tuera, y órganos mi dolor sin instrumento81, y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo, a las desalentadas amapolas y tardo a arder lo que ofrecerte tardo miera, mi voz para la tuya miera.

Zarza es tu mano si la tiento, zarza, 79 Ramón Sijé era un amigo íntimo de Miguel ola tu cuerpo si lo alcanzo, ola, Hernández a quien orientó y ayudó en sus pri- cerca una vez pero un millar no cerca. meros pasos poéticos. Hernández vuelca todo su dolor en esta sincera y profunda elegía. 80 El destino del hombre debe ser integrarse de Garza es mi pena, esbelta y triste garza, nuevo a la naturaleza de la que procede, servir sola como un suspiro y un ay, sola, de estiércol para la tierra. terca en su error y en su desgracia ter- 81 El inmenso dolor del poeta le hará ca. derramar lágrimas que caerán como una lluvia sobre la tierra, se expresará

también a través de todos los órganos de su cuerpo y se difundirá con el soni- do grave de las caracolas. daré tu corazón por alimento. y desamordazarte86 y regresarte87. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el alien- Volverás a mi huerto y a mi higuera: to. por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, de angelicales ceras y labores88. un empujón brutal te ha derribado. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores89. No hay extensión más grande que mi herida, Alegrarás la sombra de mis cejas, lloro mi desventura y sus conjuntos y tu sangre se irán a cada lado y siento más tu muerte que mi vida. disputando tu novia y las abejas.

Ando sobre rastrojos82 de difuntos, Tu corazón, ya terciopelo ajado90, y sin calor de nadie y sin consuelo llama a un campo de almendras es- voy de mi corazón a mis asuntos83. pumosas mi avariciosa voz de enamorado. Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, A las aladas almas de las rosas temprano estás rodando por el suelo. del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas No perdono a la muerte enamorada, cosas, no perdono a la vida desatenta, compañero del alma, compañero91. no perdono a la tierra ni a la nada.

86 Desamordazar: quitar la mordaza En mis manos levanto una tormenta que le impide hablar, usado metafóri- de piedras, rayos y hachas estridentes84 camente. sedienta de catástrofes y hambrienta. 87 La rebelión contra la muerte se ex- presa con imágenes de una violencia Quiero escarbar la tierra con los dien- extrema sobre todo en el plano fónico. La rabia del poeta le lleva a querer tes, desenterrar a su amigo y devolverlo a quiero apartar la tierra parte a parte la vida, aunque solo consiga resucitar a dentelladas secas y calientes. su espíritu, su “alma colmenera”. 88 Ramón Sijé iba al huerto de M iguel Quiero minar85 la tierra hasta encontrar- Hernández donde hablaban y su voz te iluminaba más que todo lo que les ro- deaba. y besarte la noble calavera 89 Los enamorados antiguamente solían cortejarse a través de las rejas de las 82 Rastrojos: partes bajas de los tallos de ventanas de las plantas bajas de las la mies, que quedan al ser segada esta. casas. Aquí se usa metafóricamente. 90 Ajado: viejo, estropeado. 83 El dolor ante la muerte del amigo se 91 Tras el grito a la muerte, viene la con- expresa en esta primera parte con solación donde el poeta continua con hipérboles, imágenes de pesadilla y, su conversación con el amigo. El tono sobre todo, con la imagen del poeta que usa ahora es amable y utiliza como un hortelano que cultiva la tierra abundantes aliteraciones. El amigo donde yace su amigo. vuelve a la vida en las flores blancas de 84 Estridente: sonido agudo, fuerte y desagrada- los almendros alimentados con su cora- ble. zón, motivo por el cual se disputarán su 85 M inar: excavar la tierra. sangre “tu novia y las abejas”.

Canción última

Pintada, no vacía: pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias.

Regresará del llanto adonde fue llevada con su desierta mesa, con su ruinosa cama.

Florecerán los besos sobre las almohadas. Y en torno de los cuerpos elevará la sábana su intensa enredadera nocturna, perfumada El odio se amortigua detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza92.

92 El poeta rechaza el odio que ha ge- nerado la guerra civil. Alienta cierto desánimo y se refugia en lo que le da la vida: su mujer y su casa. GUÍA DE LECTURA DE M IGUEL HERNÁNDEZ 1. ¿Qué tienen en común la tuera y la miera del poema 4? Tenlo en cuen- ta para señalar el tema del poema. 2. Define la figura que se repite 14 veces y aparece en cada uno de sus versos de ese poema. 3. Indica el tema de los cuatro poemas primeros.. 4. Señala en esos poemas elementos de la poesía popular. 5. Justifica si los textos son o no intimistas. 6. ¿De dónde procede el rayo del siguiente poema? ¿Adónde se dirige? Indica cómo es. 7. Explica a qué aluden las tres heridas de la composición 1. 8. Analiza la métrica y cita dos recursos expresivos que aparecen en el poema del rayo. 9. ¿Con qué hipérboles manifiesta el poeta su dolor en los versos 1-9 de la Elegía? ¿Qué metáforas emplea para referirse a la muerte en los versos 10-12? 10. ¿Qué efecto producen las anáforas de los versos 19-31? ¿Qué violentas acciones emprende el poeta para rebelarse contra la muerte y recupe- rar a su amigo, según los versos 25-31? ¿Cómo reproduce en el plano fónico la agresividad que siente? 11. ¿Qué consigue aliviar el dolor del poeta? ¿Con qué metáforas y alitera- ciones reproduce el sosiego recuperado? 12. En Canción última, ¿dónde se encuentra a tanto dolor? ¿Cuál es el mejor antídoto para el sufrimiento?

6. Poesía arraigada

Dionisio Ridruejo Constancia y ambición, si grave, ergui-

da. Al M onasterio de El Escorial ¡Oh, templo de las sangres y las normas! Cumbre de muertes en eterna vida. M onte ornado en líneas de llanura, ¡oh gigante rendido a la armonía!, Cuadernos de Rusia M ar y bosque de piedra bajo el día, Base de cielos en la noche oscura. España toda aquí, lejana y mía,

habitando, soñada y verdadera, ¡Qué entereza! Tu carne tan madura la duda y fe del alma pasajera, para la eternidad, ¡qué plena y fría! alba toda y también toda agonía. ¡Qué segura en las torres tu porfía y qué fiel a la tierra tu armadura! Hermosa sí, bajo la luz sin día

que me la entrega al mar sola y entera: Unidad de los siglos en las formas campo de la serena primavera que desnuda el paisaje en la medida, que recata su flor dulce y tardía. cuerpo de razas, que al rigor confor- mas. España grave, quieta en la esperanza, hecha del tiempo y de mi tiempo, Es- paña, tierra fiel de mi vida y de mi muerte.

Esta sangre eres tú y esta pujanza de amor que se impacienta y acom- paña la fe y la duda de volver a verte93.

93 En este poema construye el poeta una España expresada como vivencia personal, íntima y contradictoria. GUÍA DE LECTURA DE DIONISIO RIDRUEJO

1. Resume la idea esencial del primer poema. 2. Analiza la métrica del primer poema. 3. Selecciona en ese poema dos metáforas y explícalas. 4. ¿Es ese poema un poema intimista? Justifica tu respuesta con ejemplos del texto. 5. ¿Cómo es la España que aparece retratada en el segundo poema?

Leopoldo Panero

Fluir de España Sola tú junto a mí, junto al olvido, allá donde la nieve, la sonora nieve del Guadarrama, entre los pinos, Voy bebiendo en la luz, y desde dentro de rodillas te nombra; de mi caliente amor, la tierra sola allá donde el sigilo de mis manos; que se entrega a mis pies como una allá donde la huella silenciosa ola del ángel arrebata la pisada; de cárdena hermosura. En mi alma allá donde la borra… entro; estamos solos para siempre; estamos

detrás del corazón, de la memoria, hundo mis ojos hasta el vivo centro del viento, de la luz, de las palabras, de piedad que sin límites se inmola juntos los dos en mi memoria sola94. lo mismo que una madre. Y tornasola la sombra del planeta nuestro encuen- tro.

Tras el límpido mar la estepa crece, y el pardo risco, y la corriente quieta al fondo del barranco repentino

que para el corazón y lo ensombrece, como gota del tiempo ya completa que hacia Dios se desprende en su camino.

Sola tú

Sola tú junto a mí, junto a mi pecho; solo tu corazón, tu mano sola me lleva al caminar; tus ojos solos traen un poco de luz hasta la sombra del recuerdo; ¡qué dulce, qué alegre nuestro adiós…! El cielo es rosa, 94 La radical soledad humana, la repetición con- y es verde el encinar, y estamos muer- tinua del adjetivo “sola”, que abre y cierra el tos, poema, el paisaje humanizado en el que destaca la nieve, el tono meditativo y conversacional, juntos los dos en mi memoria sola. son algunas de las características de este poema.

GUÍA DE LECTURA DE LEOPOLDO PANERO

1. ¿Son estos dos poemas intimistas? Justifica tu respuesta. 2. ¿Qué elementos comunes presentan los poemas de Panero y los de Ri- druejo?

José García Nieto

1936-1939

Como quien desatara un paquete de cartas para decir al nuevo amante «quiero que sepas que no me importa nada el otro tiempo, que ya no hay huella alguna, que ya no reconozco lo que me hizo sufrir», abro la ventana de la cárcel donde ni siquiera «la mentira y la envidia» me tuvieron encerrado. Yo sé lo que es el miedo, y el hambre, y el hambre de mi madre y el miedo de mi madre; yo sé lo que es temer la muerte, porque la muerte era cualquier cosa, cualquier equivocación o una sos- pecha; porque la muerte era un accidente en la primavera, una pared contra la ternura, un día con boca de muerte, y dientes de muerte y esperanza mortuo- ria. Yo sé lo que es enfermar en una celda, y defecar entre ratas que luego pasaban junto a tu cabeza por la noche… ¿Qué me decís ahora los que creíais que solo me han movido a cantar los lirios de un campo imaginario, y la rosa de papel, y la novia como Dios manda…? ¿qué me decís los que me visteis pronto limpio y peinado, como un niño que quiere llegar con puntualidad al colegio sin que nadie adivine el estrago de su corazón familiar? Aunque también os digo que todo era hermoso cerca de la muerte menos la muerte misma. Respirar, y amar de lejos, y morder un pedazo de pan era hermoso. Y era hermoso que me prepararan un hato95 de ropa limpia, y que me hiciera llorar el olor que traían

95 Hato: equipaje. las sábanas. Y todo era como nacer cada día, y cada día era más bello que la propia esperanza, y reír tenía un valor más profundo que el profundo pozo de la inquietud, que la oscura caverna de la impotencia… Gracias, Señor, por haberme dejado sin heridas en el alma, y en el cuerpo, por haberme dado la salida sin odio, por no tener lista de enemigos, ni lugares donde llorar por el propio desamparo… Yo sé lo que es el amor; de lo demás no sé. Quito el balduque96 porque ahora es tiempo. He leído en un periódico: «Voici enfin les lettres de Víctor Hugo a Juliette Drouet»97. Se abren ahora porque ya no importa. Así yo quiero abrir mi corazón, desatando la cuidada cinta que le rodeaba sin herirle, y quiero que leáis estas cartas antiguas que el mar violento de mi patria trajo hasta el arenal de mi juventud absorta e inválida… Os juro que no hay una sola gota de sangre que haya querido conservar fresca sobre el tiempo; que quisiera haberme dolido más para ofrecer ahora reparación con mi olvido, o mejor, con mi memoria reclinada en la triste memoria de mi hermano como aquel que en la noche del invierno se junta al caminante, y no pregunta, y une su frío al frío como alivio… ¿No oís cuánto he callado? ¿Qué piedra iba yo a arrojar contra los añicos de vuestros cristales? ¿qué cuenta podía pasar a los muertos o a los hijos de los muertos? Ahora quito la cinta de las cartas. Leed; leamos. Son amor vencido. Tiempo del corazón. M ales del hombre. Golpes de España… Quemo lo que es mío. Yo, solo, me he quitado «el dolorido sentir».

GUÍA DE LECTURA DE JOSÉ G ARCÍA NIETO

96 Balduque: cinta para atar papeles o cartas. 97 «He aquí por fin las cartas de Víctor Hugo a Juliette Drouet». 1. Resume con tus propias palabras el contenido de este poema en no más de diez líneas.

LUIS ROSALES

La cicatriz

A cada hombre le tendríamos que hablar en una lengua distinta, a cada amigo le tendríamos que hablar con una voz distinta para que nos pudiesen comprender, pero la lengua personal es tan fiel a sí misma, tan incomunicable que las palabras son como ataúdes y sólo llevan de hombre a hombre su andamio agonizante, su remanente de silencio y su estertor. Como aquella mañana en que al sentarme en el autobús vi a mi lado una antigua moneda romana, una medalla o una lápida que hablaba masticando las palabras; era una campesina ya embebida por la intemperie de la noche a tientas y de la vida a ciegas que me miraba con un poco de luto en las pupilas como queriéndome abrigar, y yo no supe contestarle, y yo callaba junto a ella porque mi lengua personal es inventada, enfática, y como no me sirve para hablar con un obrero o con un niño, y como no me puede dar la absolución a veces tengo que ocultarla como se oculta el dinero en la cartera, a veces tengo que callar como hice entonces, sintiendo de repente la incomunicación igual que el aletazo de un murciélago, con su golpe de trapo, y su asco parcelado sobre el rostro, donde el labio que calla va convirtiéndose en cicatriz98.

6. Poesía desarraigada

Victoriano Crémer

98 A través de palabras que connotan muerte, se poetiza la insuficiencia del lenguaje que conduce a la soledad, a la incomunicación, expresada con imágenes degradantes en los versos finales. Tú y yo (CANTO DE LOS ESPOSOS) entre las ruinas. Nos buscábamos, almas partidas, por sendas paralelas, El amor es un templo pero lejanas. hecho a la medida del corazón. (Fueron Aquí, a tu lado, siento días sin cuerpo, noches el fervor de las cúpulas, el aire tan llenas de silencio, blasonado, el pálpito tranquilo que el corazón se oía de la piedra. vacilante en el árbol Catedral florecida de mis sue- sin encontrar su eco.) ños.

Gastamos juventud sufridamente, ¡Cuánta vida en el alma! con paciencia y amor. De nuestra histo- Si descorremos juntos el velo del pasa- ria, do los hijos en el tiempo, un golpe de sangre reconstruye y en esta flotante soledad conjunta. aquel milagro nuestro de querernos.

Dulce pan de amor, eucaristía Nos miramos. Te miro. Densa, lenta del beso, comulgado boca a boca, pronunciación. perdidos en nosotros, confundidos «¡Esposa mía, esposa!» niños gloriosos en pecado. digo y el corazón se invade

de resignado azul. Por el tiempo, venían Sobre el recuerdo, los agrios heraldos de la guerra, solos tú y yo, inmensamente, coronados de mirtos99. únicos103. ¿A dónde, a dónde romperían sus bronces, despojándose de la pesada carga? Eugenio G. de Nora Les seguíamos con nuestro amor. A veces, Patria confundido el azorado100 vuelo de las palabras que, urgentes, prometí- an La tierra, yo la tengo sobre la sangre tanto amor. escrita. Sobre el salobre101 estío, Un día fue alegre y bella como un cielo tú y yo. encantado para mi alma de niño. Oh tierra sin pe- M as el hombre no entiende cado, la extraña conjunción de las estrellas, sobre cuyo silencio sólo la paz gravita. y se encuentra, de pronto, desterrado del torreado102 paraíso. Una mano de viento

arranca las almenas y se pierde

99 Mirtos: arbustos de flores blancas y aromáti- 103 Afirmación del amor desde el presente, evo- cas. cador de un pasado que el poeta llena de conte- 100 Azorado: sobresaltado. nido autobiográfico: en su realidad vital hay 101 Salobre: con sabor a sal. cárceles en pleno noviazgo y un regreso del 102 Torreado: guarnecido con torres. frente de la guerra civil para casarse. Pero la tierra es honda. La tierra necesita un bautismo de muertos que la hayan adorado o maldecido, que hayan en ella descansado como sólo ellos pueden, haciéndola bendita.

Fui despertado a tiros de la infancia más pura por hombres que en España se daban a la muerte104. Aquí y allí, por ella. ¡M ordí la tierra, dura, y sentí sangre viva, cálida sangre humana! Hijo fui de una patria. Hombre perdido: fuerte para luchar, ahora, para morir, mañana.

Carlos Bousoño

Cristo adolescente

Oh Jesús, te contemplo aún niño, adolescente. Niño rubio dorándose en luz de Palestina. Niño que pone rubia la mañana luciente cuando busca los campos su mirada divina.

En el misterio a veces hondamente se hundía mirando las estrellas donde su Padre estaba. Un chorro de luz tenue al cielo se vertía, al cielo inacabable que en luz se desplegaba.

Otras veces al mundo mirabas. De la mano de tu M adre pasabas con gracia y alegría. Pasabas por los bosques como un claror liviano, por los bosques oscuros donde tu Cruz crecía.

Niño junto a su M adre. Niño junto a su muerte, creciendo al mismo tiempo que la curda madera. M e hace llorar la angustia, oh Cristo niño, al verte pasar por ese bosque junto a la primavera.

104 Nora tenía 13 años al comenzar la guerra civil. 6. Postism o

Carlos Edmundo de Ory

Soneto Págame la Tarde

Doblo hablo entrada siete parapeto digo persigo estábamos me canso me estás diciendo se me cae la tarde soy vieja yo ¡sus! tose santo el gato

Ese hilo se acaba algunos hipos di dice no nadie habla suena un lío la media del paquete aturde míralo Se peina y dame cuando vengo amigo

No será esta burbuja que he quemado aquí tengo yo más preparo trenes voilà toujours le lit la bonne fille

Oh caro río del mercado ablanda quiero que tu perdón substituido llevo sentado espejo apaga apaga

GUÍA DE LECTURA DE CARLOS EDM UNDO DE ORY

1. Analiza la métrica de este poema. ¿Se ajusta al esquema tradicional? 2. ¿Qué características surrealistas aparecen en este texto?

Juan Eduardo Cirlot

Tres fragmentos de la ciudad de la nada

1 irte raudo en la inexistencia de lo que Si no tuvieras es. ni dónde ni por qué, si solamente gris 2 fueras la resonancia de un olvido o de un llanto fingiendo Ven a la habitación lejos del cielo el paso de la nieve entre las nubes, donde no llegan rosas ni gemidos. la desgarrada línea Las olas solamente son las olas, que marca lo que hubiese contémplate en las olas desoladas. podido ser alguna Dos mil doscientos años están vivos. imagen, y si no fueras algo te pediría, Sombra, que volvieras la alucinante luz de tu lejano 3 Y yo subía al monte despacito, veía el mar a lo lejos Hablarte no es cantar ni sollozar, y a mi lado las vacas comiendo doncella de Cartago. debajo de los pinos del sendero. Te quiero no es decir te necesito, Luego llegó el caballo y trotando me no es hablar del amor ni de cerrados llevó de nuevo éxtasis compartiendo los rosales. a aquella mágica alquería donde pasé Te quiero es solamente admitir mucho tiempo que te existo. leyendo y escribiendo, Que contengo tu ser en esta página meditando en silencio, nacida de las ruinas de mis labios. como dicen que hacen los que a morir se preparan cuando, por si acaso, pronuncian un Ángel Crespo rezo para tener a los ángeles y los santos El muro con ellos.

El peregrino llega junto al muro, Otro miércoles más y yo estaría muerto. ya sin aliento, apoya en él las manos y la frente, buscando refrigerio: 7. Grupo Cántico más pronto las aparta, que unas manos y una encendida frente Pablo García Baena lo sostienen del otro lado. Solo tu amor y el agua Gabino Alejandro Carriedo Solo tu amor y el agua… Octubre junto Existo por milagro al río bañaba los racimos dorados de la tar- de, Empiezo a hacer historia de mi vida: y aquella luna odiosa iba subiendo, Un miércoles recuerdo que iba yo de clara, paseo ahuyentando las negras violetas de la y se me posó una paloma en el pecho. sombra. La paloma, blanca, tenía un tamaño Yo iba perdido, náufrago por mares de gigantesco deseo, y era como si un agua torrencial llovie- cegado por la bruma suave de tu pelo. se desde el cielo De tu pelo que ahogaba la voz en mi o lo mismo, tal vez, acaso, que un in- garganta cendio cuando perdía mi boca en sus olas de con las llamas subiendo hasta el techo, niebla. o lo mismo, tal vez, acaso, que mi pelo Sólo tu amor y el agua… El río, dulce- puesto a secar sobre el terreno, mente, o como la niña aquella que conocí en callaba sus rumores al pasar por noso- el pueblo, tros, y que luego volví a ver en el huerto y el aire estremecido apenas se atrevía trabajando la tierra y preservándose a mover en la orilla las hojas de los del sol con un sombrero. álamos. Sólo se oía, dulce como el vuelo de un Aquella niña dicen que era prima mía, ángel pero también recuerdo al rozar con sus alas una estrella dormi- que la paloma no me cabía dentro, da, y que todo era como si el agua siguiera el choque fugitivo que quiere hacerse cayendo eterno, torrencialmente por mi pelo. de mis labios bebiendo en los tuyos la vida. Lo puro de tus senos me mordía en el pecho Con la velocidad del instinto, con la fragancia tímida de dos lirios con el rayo del prodigio, silvestres, como mágica evidencia, lo real se nos de dos lirios mecidos por la inocente convierte brisa en lo idéntico a sí mismo. cuando el verano extiende su ardor por las colinas. Poesía para el pobre, poesía necesaria La noche se llenaba de olores de como el pan de cada día, membrillo, como el aire que exigimos trece veces y mientras en mis manos tu corazón por minuto, dormía, para ser y en tanto somos dar un sí que perdido, acariciante, como un beso glorifica105. lejano, el río suspiraba… Porque vivimos a golpes, porque ape- Sólo tu amor y el agua… nas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno106. Estamos tocando el fondo.

M aldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desen- tienden y evaden. M aldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. 8. Poesía social Hago mías las faltas107. Siento en mí a cuantos sufren Gabriel Celaya y canto respirando. Canto y canto, y cantando más allá de La poesía es un arma cargada mis penas personales, me ensancho108. de futuro Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, Cuando ya nada se espera personal- y calculo por eso con técnica, qué mente exaltante, puedo. mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, fieramente existiendo, ciegamente 105 Celaya considera la poesía como una de las afirmando, necesidades más elementales del ser humano, como un pulso que golpea las tinieblas, como el oxígeno. cuando se miran de frente 106 Los versos 21-22 se refieren a la represión y los vertiginosos ojos claros de la muerte, a la falta de libertades. Los versos 10-12 recla- se dicen las verdades: man justicia para el pueblo oprimido. De ahí las bárbaras, terribles, amorosas cruel- que reniegue de una poética meramente estética. 107 dades. Alude a la llamada “poesía pura”. El poeta asume sus “faltas” y opta por mancharse, es Se dicen los poemas decir, por “tomar partido” y comprometerse que ensanchan los pulmones de cuan- políticamente para contribuir al cambio de una sociedad injusta. tos, asfixiados, 108 El poeta debe trascender los problemas per- piden ser, piden ritmo, sonales, integrarse en el pueblo y solidarizarse piden ley para aquello que sienten ex- con su sufrimiento y esa actitud le hará “ensan- cesivo. charse”, ser mejor persona y poeta. M e siento un ingeniero del verso y un obrero que trabaja con otros a España en sus aceros109.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta a la vez que latido de lo unánime y ciego. Tal es, arma cargada de futuro expan- sivo con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensa- da. No es un bello producto. No es un fruto perfecto110. Es algo como el aire que todos respira- mos y es el canto que espacia cuanto de- ntro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sin- tiendo como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado111. Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos112.

109 Se pone de manifiesto la importancia del oficio y la técnica del gran poeta de Celaya. Así lo demuestra su meditada estructura y su cuida- da composición métrica y rítmica. Los versos 35-36 contienen una alusión biográfica. 110 El poeta describe el ideal de perfección de la poesía pura. 111 Mentado: nombrado. 112 Este poema es un verdadero manifiesto de la poesía comprometida de los años cincuenta. En el poema aparecen estrategias propias del dis- curso oral (repeticiones, apelaciones al oyen- te…) y emplea un tono coloquial y un lenguaje llano, que es vecino con lo prosaico. GUÍA DE LECTURA DE G ABRIEL CELAYA

1. ¿Qué motivos le inducen al poeta a decir “las verdades” y quiénes son los destinatarios de su poesía? ¿Qué comparaciones o metáforas em- plea para definir su concepto de poesía? 2. ¿Con qué expresiones condena a los poetas que rehúyen el compromi- so social y la denuncia de las injusticias?

José Hierro

Réquiem cantada en la iglesia St. Francis.

Al fin y al cabo, cualquier sitio M anuel del Río, natural da lo mismo para morir. de España, ha fallecido el sábado

11 de mayo, a consecuencia de un accidente. Su cadáver Apunte de paisaje está tendido en D’Agostino Funeral Home. Haskell. New Jersey. Las nubes puestas a secar al sol. Se dirá una misa cantada Los ciruelos condecorados por la pri- a las 9.30 en St. Francis. mavera. Abril, de manos húmedas, Es una historia que comienza acaricia la frente de los arces. con sol y piedra, y que termina La lengua púrpura del atardecer sobre una mesa, en D’Agostino lame la curva de las lomas de plomo con flores y cirios eléctricos. y las convierte en carne tibia. Es una historia que comienza en una orilla del Atlántico. Todo ha sido creado Continúa en un camarote para mayor gloria del viento del oeste de tercera, sobre las olas que despeina las aguas del lago. -sobre las nubes- de las tierras (M ás allá, la ciudad, desplegadas las sumergidas ante Platón. velas de cemento, Halla en América su término navega hacia su olvido, noche, sueño, con una grúa y una clínica, nunca.) con una esquela y una misa

GUÍA DE LECTURA DE JOSÉ HIERRO

1. ¿De qué acontecimiento parte el primer poema? ¿Qué cuenta de M a- nuel del Río? 2. ¿Qué se describe en el segundo poema? Explica qué piensa de la ciu- dad la persona que habla en el poema y di qué expresiones permiten averiguarlo. 3. Analiza el lenguaje empleado en ambas composiciones y localiza per- sonificaciones en el segundo poema.

Blas de Otero

Hombre me queda la palabra. Si abrí los labios para ver el rostro puro y terrible de mi patria, Luchando, cuerpo a cuerpo, con la si abrí los labios hasta desgarrármelos, muerte, me queda la palabra116. al borde del abismo, estoy clamando a Dios. Y su silencio, retumbando, ahoga mi voz en el vacío inerte. A la inmensa mayoría

Oh Dios, Si he de morir, quiero tenerte Aquí tenéis, en canto y alma, al hom- despierto. Y, noche a noche, no sé bre aquel que amó, vivió, murió por cuándo dentro y un buen día bajó a la calle: oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando entonces comprendió: y rompió todos solo. Arañando sombras para verte. sus versos.

Alzo la mano, y tú me la cercenas113. Así es, así fue. Salió una noche Abro los ojos: me los sajas114 vivos. echando espuma por los ojos, ebrio Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas. de amor, huyendo sin saber adónde: a donde el aire no apestase a muerto. Esto es ser hombre: horror a manos lle- nas. Tiendas de paz, brizados pabellones, Ser –y no ser- eternos, fugitivos. eran sus brazos, como llama al viento; ¡Ángel con grandes alas de cadenas!115 olas de sangre contra el pecho, enor- mes En el principio olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces Si he perdido la vida, el tiempo, todo en vuelo horizontal cruzan el cielo; lo que tiré, como un anillo al agua, horribles peces de metal recorren si he perdido la voz en la maleza, las espaldas del mar, de puerto a puer- me queda la palabra. to.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo Yo doy todos mis versos por un hombre lo que era mío y resultó ser nada, en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso, si he segado las sombras en silencio, mi última voluntad. Bilbao, a once de abril, cincuenta y uno. 113 Cercenas: amputas, mutilas. 114 Sajas: cortas en carne viva. 115 El poeta expresa la angustia existencial del hombre que se debate entre su afán de inmorta- lidad y su irremediable condición mortal. Invoca a su Creador y se rebela contra el silencio “so- noro” que no obtiene respuesta. Describe su 116 El poeta siente que ha perdido la vida y que lucha con un angustioso ritmo creado por los ha buscado en vano a Dios en el que no cree ya. encabalgamientos abruptos. Luego, muestra la Ofrece su palabra a sus compañeros porque su inutilidad de su acercamiento a Dios y, por poesía contribuirá a crear un nuevo mundo go- último, define la condición trágica del hombre. bernado por la paz, la justicia y el amor. Fidelidad

Creo en el hombre. He visto espaldas astilladas a trallazos, almas cegadas avanzando a brincos (espaldas a caballo del dolor y del hambre). Y he creído.

Creo en la paz. He visto altas estrellas, llameantes ámbitos amanecientes, incendiando ríos hondos, caudal humano hacia otra luz: he visto y he creído.

Creo en ti, patria. Digo lo que he visto: relámpagos de rabia, amor en frío y un cuchillo chillando, haciéndose pedazos de pan: aunque hoy hay solo sombra, he visto y he creído.

GUÍA DE LECTURA DE BLAS DE OTERO

1. ¿Cómo se refleja en el primer poema la lucha interior del poeta para que Dios lo escuche? ¿Qué función desempeñan los verbos en gerun- dio? 2. ¿Con qué antítesis cobra gravedad el silencio de Dios? ¿Por qué ha de estar Dios “despierto” a la muerte del poeta? 3. ¿Qué dolorosas contrariedades se expresan en cada verso del primer terceto? ¿Qué tienen en común los “impulsos” del poeta en la primera parte de los versos? ¿En qué se fundan las imágenes de la sed y las are- nas del verso 11? 4. ¿Qué profunda significación tiene el único verbo que aparece en el se- gundo terceto? Analiza el significado de los versos 13-14. 5. En el segundo poema, ¿qué ha perdido el autor para que solamente le quede la fe en la palabra? ¿Cuál ha sido uno de los motivos de esa pérdida? ¿A qué puede hacer referencia con esa expresión? 6. ¿Cuál es el tema de ese texto? 7. ¿Qué implicaciones personales, políticas y literarias tiene la afirmación con que cierra cada una de las tres estrofas? 8. Indica el tema del tercer texto. 9. Justifica el tema del último texto estrofa por estrofa. 10. Analiza la métrica de dos de los poemas.

9. Grupo poético de los 50

Ángel González

A veces en octubre, es lo que y de hielo en sus cabos, pasa… mientras los balandros soleados arras- tran por la

superficie del Pacífico Sur bellas Cuando nada sucede, bañistas. y el verano se ha ido, Eso sucede en el mismo tiempo, y las hojas comienzan a caer de los pero jamás en el mismo día. árboles, Porque cuando es de día en el mar del y el frío oxida el borde de los ríos Norte y hace más lento el curso de las aguas; -brumas y sombras absorbiendo restos

de sucia luz- cuando el cielo parece un mar violen- es de noche en Valparaíso to, -rutilantes estrellas lanzando agudos y los pájaros cambian de paisaje, dardos y las palabras se oyen cada vez más a las olas dormidas-. lejanas, como susurros que dispersa el viento; Cómo dudar que nos quisimos,

que me seguía tu pensamiento entonces, y mi voz te buscaba –detrás ya se sabe, muy cerca, iba mi boca-. es lo que pasa:

Nos quisimos, es cierto, y yo sé cuánto: esas hojas, los pájaros, las nubes, primaveras, veranos, soles, lunas. las palabras dispersas y los ríos, nos llenas de inquietud súbitamente Pero jamás en el mismo día. y de desesperanza.

GUÍA DE LECTURA DE ÁNGEL GON- No busquéis el motivo en vuestros cora- ZÁLEZ zones. Tan solo es lo que dije: lo que pasa. 1. Sintetiza el tema de los dos poemas. Canción de invierno y de verano 2. Localiza en el primer poema una correlación y explícala. Cuando es invierno en el mar del Norte 3. En el segundo poema, ¿qué es verano en Valparaíso. dos lugares se contrastan? Los barcos hacen sonar sus sirenas al ¿En qué parte del mundo se entrar en el encuentra cada uno? Indica puerto de Bremen con jirones de qué característica común niebla presentan ambos lugares. ¿A qué alude la expresión “sucia el mismo día”? Indica la co- luz”? Explica cómo está el nexión que existe entre las re- mar en las noches de Valpa- ferencias a los dos mares y el raíso. Señala en qué momen- resto del poema. Interpreta to se introduce la historia de el sentido del último verso ra- amor. zonando tu opinión. 4. ¿Por qué se afirma en los ver- 5. ¿De qué trata ese segundo sos 8-9 que “Eso sucede en el poema? mismo tiempo, pero jamás en 6. Establece la estructura del poema e indica de qué trata cada parte. 7. Busca ejemplos de paralelismos, personificaciones, metáforas, metoni- mias y aliteraciones.

Francisco Brines

Cuando yo aún soy la vida

La vida me rodea, como en aquellos años ya perdidos, con el mismo esplendor de un mundo eterno. La rosa cuchillada de la mar, las derribadas luces de los huertos, fragor de las palomas en el aire, la vida en torno a mí, cuando yo aún soy la vida. Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos, y un amor fatigado.

¿Cuál será la esperanza? Vivir aún; y amar, mientras se agota el corazón, un mundo fiel, aunque perecedero. Amar el sueño roto de la vida y, aunque no pudo ser, no maldecir aquel antiguo engaño de lo eterno. Y el pecho se consuela, porque sabe que el mundo pudo ser una bella verdad117.

Claudio Rodríguez

Un suceso

Tal vez, valiendo lo que vale un día, sea mejor que el de hoy acabe pronto.

117 Este poema es un buen ejemplo del vivir como “un ejercicio sucesivo de despojamiento y dejación” que llevó al poeta a un idéntico y “progresivo desnudamiento del estilo”. La novedad de este suceso, de esta muchacha, casi niña pero de ojos bien sazonados118 ya y de carne a punto de miel, de andar menudo, con su moño castaño claro, tu tobillo hendido tan armoniosamente, con su airoso pecho que me deslumbra más que nada la lengua… Y no hay remedio, y le hablo ronco como la gaviota, a flor de labio (de mi boca gastada), y me emociono

118 Sazonados: maduros. disimulando ciencia e inocencia como quien no distingue un abalorio119 de un diamante, y le hablo de detalles de mi vida, y la voz se me va, y me oigo y me persigo, muy desconfiado de mi estudiada habilidad, y pongo cuidado en el aliento, en la mirada y en las manos, y casi me perdono al sentir tan preciosa libertad cerca de mí. Bien sé que esto no es solo tentación. Cómo renuncio a mi deseo ahora. M e lastimo y me sonrojo junto a esta muchacha a la que hoy amo, a la que hoy pierdo, a la que muy pron- to voy a besar muy castamente sin que sepa que en ese beso va un sollozo.

José Ángel Valente

Esta imagen de ti

Estabas a mi lado y más próxima a mí que mis sentidos.

Hablabas desde dentro del amor, armada de su luz. Nunca palabras de amor más puras respirara.

Estaba tu cabeza suavemente inclinada hacia mí. Tu largo pelo y tu alegre cintura. Hablabas desde el centro del amor, armada de su luz, en una tarde gris de cualquier día.

M emoria de tu voz y de tu cuerpo mi juventud y mis palabras sean y esta imagen de ti me sobreviva.

119 Abalorio: adorno de poco valor. 10. Escuela de Barcelona

José Agustín Goytisolo Aquellos niños flacos, tiznados, que jugaban también a guerras, cuando, El oficio del poeta grave y lúcido121, ibas, don Antonio, al encuentro Contemplar las palabras de esta tierra en que yaces. sobre el papel escritas, medirlas, sopesar su cuerpo en el conjunto del poema, y después, igual que un artesano, separarse a mirar cómo la luz emerge de la sutil textura.

Así es el viejo oficio del poeta, que comienza en la idea, en el soplo sobre el polvo infinito de la memoria, sobre la experiencia vivida, la historia, los deseos, las pasiones del hombre.

La materia del canto nos la ha ofrecido el pueblo con su voz. Devolvamos las palabras reunidas a su auténtico dueño.

Homenaje en Colliure120

Aquí, junto a la línea divisoria, este día veintidós de febrero, yo no he venido para llorar sobre tu muerte, sino que alza mi vaso y brindo por tu claro camino, y por que siga tu palabra encendida, como una estrella, sobre nosotros ¿nos recuerdas?

120 Pueblo francés en el que murió Antonio Machado. 121 Lúcido: claro, clarividente. Carlos Barral

M ás sobre la insolencia del alma

Sí, es como un sucio animal que recorre el mundo escapando a las redes del huso meridiano detrás de los correos del aire en que dormitan o velan sobre el vientre los hombres de negocios, de tapa122 o los habitantes del congreso. O merodea sin prisa y por encima de los buques obscuros que parecen sin nadie. Que es como una rata enorme y asustadiza en el cielo borroso de los trópicos o como un pez alargado e inmóvil en los condados áridos del frío.

Que en todas partes suscita la sirena o el látigo o el timbre modesto y lúgubre de los despertadores. Que en la alcoba introduce los húmedos hocicos y lame el flanco de la muchacha dormida y lo destiñe y que fija un instante sobre el que parpadea un ojo muerto y gris, sanguinolento. Y que huye y huye, provocando catástrofes, descarrilando trenes pálidos y desorientados.

Que hurga en los hospitales y husmea cementerios y va dejando un rastro de baba violeta por entre los escombros de las fiestas tribales. La aurora es un martillo, Es como una bandada de sordos bombarderos, un vuelo de rapaces sobre gentes de precaria existencia, que no saben, que no han pensado aún si la detestan y ya la reconocen y la temen; es como una amenaza. Es blanca sobre el lecho pringoso del insomne123, como una vaga niebla, una falsa distancia.

(Tan lejos el relieve del desnudo inmediato, extraño y arrogante.)

La aurora tiene trompa y huecos los carrillos, bolsas de piel vacía y bolsas llenas de agua, porque la aurora es fláccida124, o a veces ajena y envarada125 inútilmente

122 Se refiere a las señoritas que posan para las tapas de la revistas y a las que se parecen a ellas. 123 Insomne: desvelado, sin sueño. 124 Fláccida: fea, fofa. y habrá que levantarse y orinarla126.

Alfonso Costafreda

Canto I

Ha muerto mi padre. Se repite su ausencia cada día̘ en el hogar vacío.̘ Yo pregunto,̘ y además de la ausencia y además̘ de perder los caminos de esta tierra,̘ ¿qué es la muerte? Yo te pregunto, padre, ¿qué es la muerte?̘ ¿Has hallado la paz que merecías?̘ ¿Encontraste cobijo en nueva casa̘ o vas errante, y sufres bajo el frío̘ del invierno más grande, del total̘ desamor? Yo te pregunto, padre, si son algo̘ los muertos, o si la muerte es sólo̘ una inmensa palabra que comprende̘ todo lo que no existe127.

Jaime Gil de Biedma

Noches del mes de junio

(A Luis Cernuda)

Alguna vez recuerdo ciertas noches de junio de aquel año, casi borrosas, de mi adolescencia (era en mil novecientos me parece cuarenta y nueve) porque en ese mes sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña lo mismo que el calor que empezaba, nada más que la especial sonoridad del aire y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables y la calentura.

125 Envarada: estirada y rígida. 126 El alba es criticada porque separa la noche, reino de libertad, del problemático día. Destaca cómo el poeta usa el proceso de la animalización. 127 El autor se hace una serie de preguntas que transmite al receptor para que las me- dite. Las altas horas de estudiante solo y el libro intempestivo junto al balcón abierto de par en par (la calle recién regada desparecía abajo, entre el follaje iluminado) sin un alma que llevar a la boca.

Cuántas veces me acuerdo de vosotras, lejanas noches del mes de junio, cuántas veces me saltaron las lágrimas, las lágrimas por ser más que un hombre, cuánto quise morir o soñé con venderme al diablo, que nunca me escuchó. Pero también la vida nos sujeta porque precisamente no es como la esperábamos.

No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde –como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería y marcharme entre aplausos -envejecer, morir, eran tan solo las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir, es el único argumento de la obra128.

GUÍA DE LECTURA DE JAIM E GIL DE BIEDM A

1. ¿Qué sentimiento definen el estado emocional del poeta en el primer poema? ¿Por qué crees que está dedicado a Luis Cernuda? 2. ¿Con qué imágenes compara el poeta el modo en que experimenta la vida el joven poeta?. Pasados los años, ¿a qué conclusión llega?

128 El poeta toma conciencia del paso irremediable del tiempo. Descubre que “envejecer, morir” es el único argumento de la obra de la vida. Las expresiones coloquiales esconden un doble sentido: que “la vida iba en serio” y que la vida se lo está llevando a él, como ser que se dirige a la muerte.

11. Los Novísim os

José M aría Álvarez

Budapest

Para José Serrallé, mi “Virgilio” sevillano

En el atardecer de ese Septiembre de circo Cómo alza el sol sus llamas sobre el río. Un ensueño parece, Anonadador y fantástico. Budapest perfilándose en la lumbre divina de la tarde. Tras la lluvia la tierra exhala un olor envolvente como si nos cubriera un manto de pétalos. M i perro que ha comprendido el sagrado silencio de la Naturaleza, descansa feliz junto a mí. Todo parece, de pronto, detenido, inmerso en una ceremonia, como la misa solemne de los católicos. Y Venus, que empieza a brillar, es como cuando ellos alzan su hostia. Ya todo es mundo. Oh sentido desvaneceos en esta plenitud.

Félix de Azua

El lobo en la casa El resplandor de la nieve. Los cedros como llamas azules. La luna es un ojo de plata. El crujir de los huesos del caminante. El rayo lejano. Como una conversación apagada. El viento es la sábana fresca. La lluvia instantánea. El tambor bien temperado. El saco. Los ojos de lluvia dorada La luna y la nube. Su cara de plata un momento. El sendero de piedra. El viento es la sábana húmeda. El trueno lejano. Los pasos ligeros. La nube empañando el espejo. Su cara de sangre. El bosque es azul. El trueno al final del camino. El tambor. La cabaña. El humo mojado. La luz entre los visillos. El viento es el galope. Los gritos. El alto. El lobo de la noche. El lobo en la puerta. El relámpago breve. El dedo señala. El ojo perlado de lluvia. Su cara de sangre en la puerta. Olor a madera quemada. La lluvia deshace su velo. Disuelve la gasa en su cara. La sangre. La lluvia en el cuello. La persecución entre cedros azules. El pantalón de viento. El cuchillo en la bolsa. La llaga de agua. La luna es un ojo de sangre. Los cedros son llamas azules. El lobo en el bosque. El trueno lejano. El humo mojado en la casa. La sangre en la nieve. La casa vacía. El ojo perlado de lluvia. El viento es la sábana helada. El cuchillo en la nieve.

Guillermo Carnero

Puisque réalisme il y a129

Vuelve la vista atrás y busca esa evidencia con que un objeto atrae a la palabra propia y el uno al otro se revelan; en el mutuo contacto experiencia y palabra cobran vida, no existen de por sí, sino una en otra; presentido, el poema que aún no es vuela a clavarse firme en un punto preciso del tiempo; y el que entonces fuimos ofrece en las manos de entonces, alzadas, esa palabra justa. No así; gravitan las palabras y su rotunda hipótesis ensambla su arquitectura; más allá es el desierto donde la palabra alucina hasta crear su doble: creemos haber vivido porque el poema existe; lo que parece origen es una nada, un eco.

Pere Gimferrer

La muerte en Beverly Hills130

IV

Llevan una rosa en el pecho los enamorados y suelen besarse entre un rumor de gira- soles y hélices. Hay pétalos de rosa abandonados por el viento en los pasillos de las clínicas.

Los escolares hunden sus plumillas entre uña y carne y oprimen suavemente hasta que la sangre empieza a brotar. Algunos aparecen muertos bajo los últimos pupitres.

Estaré enamorado hasta la muerte y temblarán mis manos al coger tus manos y tem- blará mi voz cuando te acerques y te miraré a los ojos como si llorara.

Los camareros conocen a estos clientes que piden una ficha en la madrugada y hacen llamadas inútiles, cuelgan luego, piden una ginebra, procuran sonreír, están pensando en su vida. A estas horas la noche es un pájaro azul.

Empieza a hacer frío y las muchachas rubias se miran temblando en los escaparates. Un chorrear de estrellas silencioso se extingue.

129 Puesto que existe el realismo. 130 Lugar de Los Ángeles que sucedió a Hollywood en la preferencia de las estrellas de cine.

Luego en un cristal espejeante131 copias el esplendor lóbrego de la primavera, sus sombrías llamaradas azules, sus flores de azufre y de cal viva, el grito de los ánades132 llamando des- de el país de los muertos133.

Antonio M artínez Sarrión el cine de los sábados maravillas del cine galerías de luz parpadeante entre silbidos niños con sus mamás que iban abajo entre panteras un indio se esfuerza por alcanzar los frutos más dorados ivonne de carlo134 baile en scherezade no sé si danza musulmana o tango amor de mis quince años marilyn135 ríos de la memoria tan amargos luego la cena desabrida y fría y los ojos ardiendo como faros

Ana M aría M oix

Nancy Flor bailará siempre

Nancy Flor bailará siempre porque Johnny ya murió. Un bribón le dio la muerte, nadie sabe a dónde huyó

Fue testigo un pistolero rey en los bares de New York, pasado luego a carcelero, contó la historia en un bloc.

Jim, Johnny y Nancy Flor tres personajes de antología, de apología, extraña historia del terror.

Ella tenía los ojos grises, Johnny pintaba flores de azahar. Jim era dulce, un soñador.

Ella bailaba todas las noches, Jim la soñaba en un bazar

131 Espejeante: que refleja las imágenes. 132 Ánades: patos. 133 El marco de referencia de este poema es el cine norteamericano. Cada versículo es como una escena sin conexión aparente con los demás. 134 Ivonne de Carlo: actriz de cine. 135 M arilyn: M arilyn M onroe. rodeada de otros muñecos que la adoraban por su candor.

Eran hermanos los dos adoradores de Nancy Flor. Por la calle caminaban los tres en silencio, mas el corazón no calla, traidor. Y Jim lo supo. Daban las doce en el cuco.

Caía el sol en la acera y Dulce Jim vio un gran amor en las dos sombras de Johnny y Nancy Flor unidas a ras de tierra.

El dolor apenas quema cuando nada queda en el hueco de un antiguo corazón.

El asesino huyó de la justicia pero le persigue el eco de una loca ilusión que con diabólica malicia persiste en tener razón.

Una flor era Nancy para Jim, mas una flor pintada antaño por un solo enamorado que no fue Jim, sino John.

Vicente M olina Foix

Amante que escapa

He oído los cascos de un caballo temblar en la colina. No he hecho nada.

He comido raíces y el fruto de las bayas que crecen sin provecho entre las calaveras. No me ha ocurrido nada.

He tocado la estela de tu cuerpo. He visto nuestras cartas húmedas y arrugadas. He pasado la lengua por los labios que solo a mí me cierras. No he sentido nada.

Leopoldo M aría Panero

Homenaje a Bonnie and Clyde

La pistola en la nuca. NO GRITE SI NO QUIERE M ORIR. Los coches de la policía, lanzados a toda velocidad, a través de Cicero.

Érase una vez

Cuentan que la Bella Durmiente nunca despertó de su sueño.

GUÍA DE LECTURA DE LEOPOLDO M ARÍA PANERO

1. ¿A qué mundos pertenecen los personajes de los dos poemas anterio- res? Sintetiza la historia del primer poema. ¿Qué sorprende del segun- do?

M anuel Vázquez M ontalbán

Inútil escrutar tan alto cielo Todo un amor, jazmín de un solo instan- te. Inútil escrutar tan alto cielo M as es grato saber que nos tuvo un inútil cosmonauta el que no sabe deseo, el nombre de las cosas que le ignoran y que no hubo futuro ni presente ni pa- el color del dolor que no le mata sado. inútil cosmonauta el que contempla estrellas para no ver las ratas.

12. Últim as tendencias Antonio Colinas

Luis Antonio de Villena Novalis137

Labios bellos, ámbar suave Oh, Noche, cuánto tiempo sin verte tan copiosa Con solo verte una vez te otorgué un en astros y en luciérnagas138, tan ebria nombre, de perfumes. para ti levanté una bella historia huma- Después de muchos años te conozco na. en tus fuegos Una casa entre árboles y amor a me- azules, en tus bosques de castaños y dianoche, pinos. un deseo y un libro, las rosas del placer Te conozco en la furia de los perros que y la desidia. Imaginé tu cuerpo ladran tan dulce en el estío, bañado entre las y en las húmedas fresas que brotan de viñas, un beso fugitivo y aquel espera lo oscuro. no te vayas aún, aún es temprano. Te sospecho repleta de cascadas y Te llegué a ver totalmente a mi lado. parras. El aire oreaba136 tu cabello, y fue solo pasar, apenas un minuto y ya dejarte. 137 Novalis fue un poeta romántico alemán que combinaba simbolismo y misticismo. 138 Luciérnagas: insectos cuyas hembras emiten 136 Oreaba: ventilaba. luz fosforescente. Jaime Siles Cuánto tiempo he callado, cuánto tiempo he perdido, cuánto tiempo he soñado mirando con Ludwig van Beethoven piensa los ojos antes de interpretar por última arrasados de lágrimas, como ahora, tu vez hermosura. Noche mía, no cruces en vano este planeta. ¡Qué insistencia habrá de ti, en mí mis- mo, Deteneos esferas y que arrecie la músi- en los pliegues que ocultan mi entu- ca. siasmo, Noche, Noche dulcísima, pues que aún si poseí tu ser y por ti he sido he de volver transparente sonido de una Forma, al mundo de los hombres, deja caer un de una M ente en zig-zag vuelta a sí astro, misma, de una Forma que en formas de con- clava un arpón139 ardiente entre mis ojos tristes sume! o déjame reinar en ti como una luna140. ¡Ah, música, detente! Contempla mi estupor143 y muda que- da, pues solo el eco sonará despacio una vez que de ti seas la sombra, la transparencia aquella que de nadie Luis Alberto de Cuenca fue nada, solo sino144 de sí misma.

Ciñe y horada145 para ti el espacio, Pasión, muerte y resurrección de ninguna bóveda soportará tu impulso, 141 Propercio de Asís rompe mis dedos, corta mis sentidos, nada dejes atrás que te sujete. Sobras, Propercio, sombras, gavilanes oscuros, imprecisos, niebla pura, Pero vuelves a mí, que soy tú misma, cincha, brida y espuela. No profanes y el silencio termina, se va abriendo. el mástil del amor, la arboladura De dos en dos su cuerpo ignoto146 crea del deseo, la ofrenda de los manes142, y nos hizo ya ser: ser ambos juntos, con la triste verdad de tu locura, uno en el otro prisionero. Todo cosmética, veneno, miel, divanes, ha vuelto a sí, la música, y el perfume letal de la lectura. yo mismo…

Conocerás un puente de cuchillos, Ana Rossetti la brisa del instante, el terciopelo remoto como el torso de una diosa. Cibeles147 ante la ofrenda anual Sudor frío de muerte, tenues brillos de tulipanes de Cintia envuelta en luminoso velo, y, al fin, la permanencia de la rosa. Desprendida su funda, el capullo, tulipán sonrosado, apretado turbante, enfureció mi sangre con brusca prima- vera. 139 Arpón: especie de lanza para pescar. Inoculado el sensual delirio, 140 Este poema es un ejemplo de elementos sensitivos: aromas, luces, colores y sonidos. El sueño y la realidad también están presentes. 143 Estupor: asombro. 141 Propercio de Asís era un poeta latino del 144 Sino: destino. siglo I a.C. 145 Horada: perfora. 142 Manes: las almas de los muertos en la mito- 146 Ignoto: desconocido. logía romana. 147 Cibeles: diosa de la fecundidad. lubrica mi saliva tu pedúnculo148, guerras que no sufrí, el tersísimo tallo que mi mano entroniza. ambiciones que no me dominaron, Alta flor tuya erguida en los oscuros muertes que no he sentido. parques; oh, lacérame tú, vulnerada derríbame Cruza la gente y habla con la boca repleta de tu húmeda se- en un hermoso idioma que me cuesta da. trabajo comprender. Como anillo se cierran en tu redor mis pechos Y sin embargo los junto, te me incrustas, mis labrios se entreabren esta ciudad es mía, y una gota aparece en tu cúspide mal- pertenece a mi vida como un puerto a va. sus barcos.

Blanca Andreu Sin duda es la memoria de algunos novelistas y un poeta.

Lo que tuve y lo que no tuve Y sin duda, también, es la importancia de pasear contigo Lo que tuve y lo que no tuve y acaso de tu mano en mi mano, de nuevo aquello que mi mano adolescente, solitariamente asilaba, tu silencio en el mío. todo lo que ahora escucho maldecir y llamear. Resumen Del mismo modo que escucho tu nom- bre golpeando fragua No existe libertad que no conozca, mítica, ni humillación o miedo sonando en metal de saga, a los que no me haya doblegado. en herrería blanca que aún me quema. Por eso sé de amor, por eso no medito el cuerpo que te doy, por eso cuido tanto las cosas que te digo.

13. Poesía de la expe- riencia Luis García M ontero

Pasear contigo

Con qué lentitud de luces y de vientos que nunca cono- cí, han crecido los plátanos y las casas antiguas de estas calles. Detrás de sus balcones se vivieron fiestas que no eran mías,

148 Pedúnculo: tallo de la planta.

GUÍA DE LECTURA DE LUIS G ARCÍA M ONTERO

1. Sintetiza la historia del primer poema. 2. ¿A qué ciudad se puede referir el poeta en ese poema? Justifica tu res- puesta teniendo en cuenta la ciudad en donde nació el poeta. 3. El segundo poema se divide en dos partes. Explica la relación que man- tienen.

Felipe Benítez Reyes

El soneto nocturno

La luna era ese párpado cerrado que flotaba en el circo de la nada –y el niño retenía la mirada su hipnótico vagar de astro cegado.

La noche es un jardín narcotizado con esencias de alquimia y sombra helada –y tu infancia una estrella disecada en el taller de niebla del pasado.

La luna vive ahora en los relojes que lanzan sus saetas venenosas sobre la esfera blanca de este sueño.

De este sueño sin fin del que recoges la ceniza dorada de esas cosas de las cuales un día fuiste dueño.

14. M om ento actual

Jorge Riechman

Desandar lo andado

M OTIVO La imposibilidad de que nuestros pies de hoy coincidan exactamente en las huellas que imprimieron ayer no puede ser siempre una excusa para no desandar lo andado.

REDUNDANCIA Hace días que alguna pieza o engranaje se desprendió en el interior de mi reloj; la oi- go golpear contra la caja cada vez que muevo la muñeca. Pero el reloj continúa fun- cionando a la perfección pese a la pieza suelta: las dos manecillas, el segundero, el cambio de los días, todo con plena normalidad.

M e invade un gozo profundo. Como encontrarse a salvo en el centro de una rosa, en el vientre la amante, o en lo hondo de un lago de montaña.

ACASO Cuando te pillas el dedo en el quicio de la puerta, piensa en aquellos a quienes tortu- raron introduciéndoles astillas debajo de las uñas. Luego bebe un vaso de agua, de- gusta una fresa, recoge un pétalo blanco de una jara. Acaso todo aquel sufrimiento informulable no haya sido en vano.

GUÍA DE LECTURA DE JORGE RIECHM AN

1. ¿Qué plantea el texto titulado M otivo? 2. Señala la anécdota, más o menos cotidiana, con la que comienzan los otros dos textos. 3. El poeta supera la anécdota profundizando y sacando, en cada caso, una conclusión o sentimiento. Explícalos.

Carlos M arzal

M edia Verónica para don M anuel M achado

La crítica, tan crítica, tan lista me ha indicado que soy nieto cercano de don M anuel M achado. Y aunque lo puse fácil, lo normal es el hecho de que jamás los críticos embistan por derecho. Hay que enseñar el trapo, embarcarlos muy lento, darles tiempo a pensar, lidiar con fundamento. Si se les saca un pase ya es toda una faena; lo normal es que doblen las manos en la arena. Qué le voy a contar, don M anuel. He pensado que usted, en su barrera, me observa con agrado. M e ve cargar la suerte y jugar bien las manos, lo que no es muy frecuente entre nuestros hermanos. Disfruta con los plagios con que le doy salida a ese toro con guasa del hierro de la vida. Y aunque mi repertorio es corto y sin alarde, puedo estar en poeta, al año, algunas tardes. Por eso le he copiado -para usted, don M anuel- esta media al gitano, de Paula, Rafael. Venida de muy lejos, mientras me quedo quieto, oscura, lenta y única. Para usted, de su nieto. Carmen Jodra Davó

Señores, yo sé bien de los venenos…

Señores, yo sé bien de los venenos de la literatura: la tiranía impúdica y terrible de una belleza impura que nos mancha los labios de palabra, los ojos de figura y el cerebro de sueños o pecados, en flagrante, diabólica impostura. No la deseo a nadie, y nadie debe desearla nunca, pero benditos los que se someten a su mirada oscura.

GUÍA DE LECTURA DE CARM EN JODRA DAVÓ

1. Analiza métricamente el poema anterior. ¿Qué significan “flagrante” e “impostura”? 2. Sintetiza la idea que transmite y explica la contradicción que encierran sus versos.

Isla Correyero

Anoréxica es artificio de la crueldad su libertad su boca Entre las bellas anoréxicas el estómago blanco hay una el recto loco de sacrificio lanzada al aire de la muerte y éxtasis. elevándose. Es la bella anoréxica lujosa Obstinada la austera que va a morir mañana se cuenta las costillas y la sin desayuno pelvis con la privación de la her- se duerme en pie mosura. para no digerir.

La bella es sangre de esque- leto translúcido es aire y huevo de lo ido Basilio Rodríguez de la histeria es aire de lo fugaz Diferentes personalida- de la velocidad agujereada. des Tensa la hermosa Pude ser tantos hombres y rígida la cuerda de su que nunca he conocido: cuerpo cobrador de seguros es cáustico que anticipa la muerte vómito y nervios autoenve- repartiendo recibos; nenadores. especialista en curas de desarreglos varios, Es como un arco a medio con técnicas de pasión; un marido perfecto, enloquecer buen padre, hombre cabal, prohibido vecino cortés y afable, sedienta vida noble y coloquial; hambrienta cooperante de oenegé el dibujo de su estructura con directa actuación es sólo un pensamiento. destinada a sanar el corazón del mundo.

No hay sustancia en su má- quina Personalidades tan diferentes; jamás llegué a encarnarlas Pude ser tantos hombres “tan diferentes personalidades” que nunca he conocido: aunque los demás funcionario del amor me las asignaran. que aplica a rajatabla el convenio pactado; terapeuta de penas que seduce a la noche y comparte alegrías.

15. Poesía hispanoam ericana del siglo XX

Alfonsina Storni

Dolor

Quisiera esta tarde divina de octubre pasear por la orilla lejana del mar; que la arena de oro, y las aguas verdes, y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera, como una romana, para concordar con las grandes olas, y las rocas muertas y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos y la boca muda, dejarme llevar; ver cómo se rompen las olas azules contra los granitos y no parpadear; ver cómo las aves rapaces se comen los peces pequeños y no despertar; pensar que pudieran las frágiles barcas hundirse en las aguas y no suspirar; ver que se adelanta, la garganta al aire, el hombre más bello, no desear amar… Perder la mirada, distraídamente, perderla y que nunca la vuelva a encontrar: y, figura erguida, entre cielo y playa, sentirme el olvido perenne del mar.

Gabriela M istral

Desolación

La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde me ha arrojado la mar en su ola de salmuera. La tierra a la que vine no tiene primavera: tiene su noche larga que cual madre me esconde.

El viento hace a mi casa su ronda de sollozos y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito. Y en la llanura blanca, de horizonte infinito, miro morir intensos ocasos dolorosos.

¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido si más lejos que ella sólo fueron los muertos? ¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto crecer entre sus brazos y los brazos queridos!

Los barcos cuyas velas blanquean en el puerto vienen de tierras donde no están los que no son míos; sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos.

Y la interrogación que sube a mi garganta al mirarlos pasar, me desciende, vencida: hablan extrañas lenguas y no la conmovida lengua que en tierras de oro mi pobre madre canta.

M iro bajar la nieve como el polvo en la huesa; miro crecer la niebla como el agonizante, y por no enloquecer no encuentro los instantes, porque la noche larga ahora tan solo empieza.

M iro el llano extasiado y recojo su duelo, que viene para ver los paisajes mortales. La nieve es el semblante que asoma a mis cristales: ¡siempre será su albura bajando de los cielos!

Siempre ella, silenciosa, como la gran mirada de Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa; siempre, como el destino que ni mengua ni pasa, descenderá a cubrirme, terrible y extasiada.

Nicolás Guillén

Sensemayá

La culebra tiene los ojos de vidrio; la culebra viene y se enreda en un palo; con sus ojos de vidrio, en un palo, con sus ojos de vidrio. La culebra camina sin patas, la culebra se esconde en la yerba; caminando se esconde en la yerba, caminando sin patas […]

Sensemayá, la culebra, sensemayá.

Sensemayá, con sus ojos, sensemayá.

Sensemayá, con su lengua, sensemayá.

Sensemayá, con su boca, sensemayá.

GUÍA DE LECTURA DE NICOLÁS GUILLÉN

1. ¿En qué momentos se producen cambios de ritmo en este poema? ¿Qué recursos expresivos otorgan musicalidad?

César Vallejo

Poemas humanos

Considerando en frío, imparcialmente, que el hombre es triste, tose y, sin embargo, se complace en su pecho colorado; que lo único que hace es componerse de días; que es lóbrego mamífero y se peina…

Considerando que el hombre procede suavemente del trabajo, y repercute jefe, suena subordinado; que el diagrama del tiempo en constante diorama en sus medallas y, a medio abrir, sus ojos estudiaron, desde lejanos tiempos, su fórmula famélica de masa…

Comprendiendo sin esfuerzo que el hombre se queda, a veces, pensando, como queriendo llorar, y, sujeto a tenderse como objeto, se hace buen carpintero, suda, mata y luego canta, almueza, se abotona…

Considerando también que el hombre es en verdad un animal y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza…

Examinando, en fin, sus encontradas piezas, su retrete, su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo…

Comprendiendo que él sabe que le quiero, que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente…

Considerando sus documentos generales y mirando con lentes aquel certificado que prueba que nació muy pequeñito… le hago una seña, viene, y le doy un abrazo, emocionado. ¿Qué más da? Emocionado… Emocionado…

GUÍA DE LECTURA DE CÉSAR VALLEJO

1. ¿Qué tipo de verso y de estrofa usa el autor en este poema? 2. Señala los numerosos versos que sorprenden por su incoherencia lógica. 3. ¿Qué efecto producen los gerundios con los que comienzan las estro- fas? 4. El texto comienza “Considerando en frío, imparcialmente”, y termina re- pitiendo “Emocionado… Emocionado...” ¿Cómo se ha producido el cambio? 5. ¿Cuál es el tema del poema?

Pablo Neruda

Cien sonetos de amor y te pareces a la palabra melancolía.

De las estrellas que admiré mojadas M e gustas cuando callas y estás como por ríos y rocíos diferentes, distante. yo no escogí sino lo que yo amaba Y estás como quejándote, mariposa en y desde entonces duermo con la no- arrullo. che. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: De la ola, una ola y otra ola, déjame que me calle con el silencio verde mar, verde río, rama verde, tuyo. yo no escogí sino una sola ola: la ola indivisible de tu cuerpo. Déjame que te hable también con tu silencio Todas las gotas, todas las raíces, claro como una lámpara, simple como todos los hilos de la luz vinieron, un anillo. me vinieron a ver tarde o temprano. Eres como la noche, callada y conste- lada. Yo no quise para mí tu cabellera. Tu silencio es de estrella, tan lejano y Y de todos los dones de mi patria sencillo. solo escogí tu corazón salvaje. M e gustas cuando callas, porque estás como ausente. Poema 15 Distante y dolorosa como si hubieras muerto. M e gustas cuando callas porque estás Una palabra entonces, una sonrisa bas- como ausente, tan, y me oyes desde lejos, y mi voz no te y estoy alegre, alegre de que no sea toca. cierto. Parece que los ojos se te hubieran vo- lado GUÍA DE LECTURA DE PABLO NERU- y parece que un beso te cerrara la bo- DA ca.

1. ¿Qué diferencia el soneto de Como todas las cosas están llenas de mi alma amor de Neruda de un sone- emerges de las cosas, llena del alma to clásico? mía. 2. Señala las repeticiones que M ariposa de sueño, te pareces a mi ayudan a la cadencia del alma, poema. 3. Explica el sentido de este so- 4. ¿En qué persona se habla en neto de amor. el segundo poema? Indica a quién se 5. dirige el emisor, qué destaca de ese receptor y qué le ruega. 6. ¿Por qué está en ella el alma del emisor? ¿Qué motiva la alegría final?

Octavio Paz

Conversar

En un poema leo: conversar es divino. Pero los dioses no hablan: hacen, deshacen mundos mientras los hombres hablan. Los dioses, , juegan juegos terribles.

El espíritu baja y desata las lenguas pero no habla palabras: habla lumbre. El lenguaje, por el dios encendido, es una profecía de llamas y un desplome de sílabas quemadas: ceniza sin sentido.

La palabra del hombre es hija de la muerte. Hablamos porque somos mortales: las palabras no son signos, son años. Al decir lo que dicen los nombres que decimos dicen tiempo: nos dicen, somos nombres del tiempo. Conversar es humano.

GUÍA DE LECTURA DE OCTAVIO PAZ

1. El autor opone en este poema el lenguaje de los dioses y el de los humanos: señala las características de ambos. 2. ¿A qué conclusión llega el autor?