Poesía Española Moderna

Poesía Española Moderna

1. M ODERNISM O RUBÉN DARÍO Canción de otoño en primavera Juventud, divino tesoro, En un peplo de gasa pura ¡ya te vas para no volver! una bacante se envolvía4… Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer… En sus brazos tomó mi ensueño y lo arrulló como a un bebé… Plural ha sido la celeste Y le mató, triste y pequeño, historia de mi corazón1. falto de luz, falto de fe… Era una dulce niña, en este mundo de duelo y de aflicción. Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! M iraba como el alma pura; Cuando quiero llorar, no lloro… sonreía como una flor. y a veces lloro sin querer… Era su cabellera obscura hecha de noche y de dolor. Otra juzgó que era mi boca el estuche de su pasión Yo era tímido como un niño. y que me roería, loca, Ella, naturalmente, fue, con sus dientes el corazón para mi amor hecho de armiño, Herodías y Salomé2… poniendo en un amor de exceso la mira de su voluntad, Juventud, divino tesoro, mientras eran abrazo y beso ¡ya te vas para no volver! síntesis de la eternidad: Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer… y de nuestra carne ligera imaginar siempre un Edén, La otra fue más sensitiva3, sin pensar que la Primavera y más consoladora y más y la carne acaban también5… halagadora y expresiva, cual no pensé encontrar jamás. Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Pues a su continua ternura una pasión violenta unía. 4 Ahora resume las dos facetas de su segundo amor con una metáfora que alude a la mitología 1 El poeta quiere dar a entender que ha amado a griega. Su amada era como una bacante (mujer mujeres de muy distinto carácter y condición a que se emborrachaba y participaba en orgías en lo largo de su vida. El poema, al partir de ese las fiestas consagradas al dios Baco) pero vestía punto, es una evocación melancólica de su his- una delicada túnica (peplo) de gasa que sugiere torial amoroso. que envolvía su fondo apasionado en unas ma- 2 A su primera amada, el poeta, todavía inocen- neras tiernas. te, le entregó un cariño delicado como el pelaje 5 La tercera amante está dominada por un pode- del armiño, especie de comadreja de brillante roso instinto sexual y convirtió el exceso en su pelo blanco. Ella era sabia en el amor y corrom- principal objetivo. Con sus besos y abrazos, el pió al poeta. Por eso la compara con la reina poeta se sintió en el paraíso y creyó encontrar la Herodías y su hija, Salomé, personajes que gloria eterna que todo hombre desea. Pero com- encarnan la lujuria enfermiza y la maldad. prendió que su felicidad era un espejismo por- 3 Sensitiva: sensible, que tiene capacidad de que los placeres relacionados con la juventud y sentir. el sexo son cosas pasajeras. Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer… ¡Y las demás!, en tantos climas, en tantas tierras, siempre son, si no pretexto de mis rimas, fantasmas6 de mi corazón. En vano busqué a la princesa que estaba triste de esperar. La vida es dura. Amarga y pesa. ¡Ya no hay princesa que cantar! M as a pesar del tiempo terco, mi sed de amor no tiene fin; con el cabello gris, me acerco a los rosales del jardín7… Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer… ¡M as es mía el Alba de oro!8 6 Fantasmas: fantasías, imaginaciones. 7 Es decir, a pesar de que soy viejo, sigo buscando el amor. 8 A pesar de todo, la gloriosa mañana que empieza pertenece al autor. Con esta jubilosa exclamación final, el poeta indica que su afán de disfrutar de la vida sigue intacto. De esta manera se entiende perfec- tamente el título del poema: hay un hombre que ha entrado en su otoño o decadencia pero que conserva la esperanza propia de la primavera, es decir, de la juventud. Lo fatal Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, y más la piedra dura porque ésa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror… Y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por lo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos, y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, ¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos9…! GUÍA DE LECTURA DE RUBÉN DARÍO 1. ¿Cómo son las tres mujeres de las que habla el poema y qué efecto obraron en el poeta? ¿Q ué les reprocha a cada una de ellas? ¿Por qué crees que califica de “síntesis de eternidad” los besos y abrazos de la tercera mujer? ¿Q ué amar- ga verdad descubre el poeta en los versos 45-48? 2. ¿A qué mujer no ha logrado hallar? A pesar de su fracaso y del “tiempo terco”, ¿renuncia a sus aspiraciones? 3. ¿Qué ideas opuestas aparecen en los versos 11-14 del segundo poema? Para el poeta, ¿por qué la “vida consciente” es dolorosa? ¿Cuál es su peor tormen- to? 4. ¿A qué se debe la abundancia de sustantivos abstractos en este segundo poema? ¿Qué sensación produce el polisíndeton? Explícalo con tus palabras. 9 En este poema sobrecogedor, el poeta refleja su angustia frente a la incertidumbre de la vida humana, que está llena de confusiones y con escasas certezas, más allá de que todos vamos a morir. El poeta envi- dia al árbol y la piedra que no padecen porque carecen de la facultad de sentir y de pensar. Él, como es un hombre consciente, percibe con tristeza que en su vida se acumulan los sufrimientos, lo que transmite a través de la repetición casi obsesiva de la conjunción “y”. M ANUEL M ACHADO que mi padre trabaja16… Idos. El Cielo os colme de ventu- Castilla10 ras… ¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis El ciego sol se estrella nada!17 en las duras aristas de las armas, llaga de luz los petos y espaldares11 Calla la niña y llora sin gemido… y flamea12 en las puntas de las lan- Un sollozo infantil cruza la escua- 18 zas. dra de feroces guerreros, El ciego sol, la sed y la fatiga. y una voz inflexible grita: «¡En mar- Por la terrible estepa castellana, cha!». al destierro, con doce de los suyos -polvo, sudor y hierro-, el Cid cabal- El ciego sol, la sed y la fatiga. ga. Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos Cerrado está el mesón a piedra y -polvo, sudor y hierro-, el Cid cabal- lodo13… ga19. Nadie responde. Al pomo de la es- pada y al cuento de las picas, el postigo va a ceder14… ¡Quema el sol, el aire abrasa! A los terribles golpes, de eco ronco, una voz pura, de plata y de cristal, responde… Hay una ni- ña muy débil y muy blanca en el umbral. Es toda ojos azules; y en los ojos, lágrimas. Oro pálido nimba15 16 Sembrar de sal los campos, que equivalía a su carita curiosa y asustada. inutilizarlos, era castigo que se imponía a los traidores al rey. 17 -¡Buen Cid! Pasad… El rey nos dará Este verso es una reproducción casi literal de las palabras que dice la niña en El Cid. muerte, 18 Escuadra: pequeño grupo de soldados. arruinará la casa 19 La fortaleza y ferocidad de los guerreros se y sembrará de sal el pobre campo contrasta con la delicadeza e indefensión de la niña. Pese a la necesidad de reposo y de comida, 10 el héroe ordena a sus hombres reemprender la Este poema es una dramatización del primer marcha. episodio de El Cid. 11 Se refiere a la luz solar que es tan intensa que produce llagas en la coraza metálica que tanto por delante como por detrás resguardaba el cuerpo del guerrero. 12 Flamea: despide llamas. 13 Cerrado está a cal y canto, de manera que no se puede abrir. 14 Con los golpes, la puerta, que es pequeña, va a ceder. 15 Nimba: adorna su cabeza como una aureola, es decir, se refiere al cabello rubio de la niña. GUÍA DE LECTURA DE M ANUEL M ACHADO 1. Analiza los elementos contrapuestos de los versos 1-14 y 14-20. ¿Qué se describe en cada una de esas dos partes? ¿Qué función desempeña el ambiente en que se desarrolla la escena? ¿Con qué tres adjetivos se describe a los guerreros? 2. ¿Cómo consigue la niña conmover al Cid? ¿Qué rasgo de la personali- dad del héroe castellano pone de relieve este episodio? 3. ¿Por qué crees que el poema se titula Castilla? ¿Qué valores y senti- mientos propone el poema? ANTONIO M ACHADO A un olmo seco Al olmo viejo, hendido por el rayo antes que rojo en el hogar, maña- y en su mitad podrido, na, con las lluvias de abril y el sol de ardas de alguna mísera caseta, mayo, al borde de un camino; algunas hojas verdes le han salido. antes que te descuaje un torbellino ¡El olmo centenario en la colina y tronche23 el soplo de las sierras que lame el Duero! Un musgo ama- blancas; rillento antes que el río hasta la mar te em- le mancha la corteza blanquecina puje al tronco carcomido y polvoriento.

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