Poemas Escogidos J.Sandoval B. Poemas Escogidos
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Poemas Escogidos J.Sandoval B. Poemas Escogidos J.Sandoval B. Poemas Escogidos J.Sandoval B. Poemasp Penas y alegrías del amor (Rafael de León) Mira cómo se me pone la piel cuando te recuerdo por la garganta me sube un rio de sangre fresco de la herida que atraviesa de parte a parte mi cuerpo tengo clavos en las manos y cuchillos en los dedos y en la sien una corona hecha de alfileres negros mira cómo se me pone la piel cada vez que me acuerdo que soy un hombre casado y sin embargo te quiero . Entre tu casa y mi casa hay un muro de silencios de ortigas y de chumberas, de cal, de arenas de vientos, de madres selvas oscuras y de vidrios en acecho un muro para que nunca lo pueda saltar el pueblo que está rondando las llaves que guarda nuestro secreto si yo sé bien que me quieres y tú sabes que te quiero y lo sabemos los dos y nadie puede saberlo . Salgo de mi casa al campo solo con tu pensamiento por acariciar a solas la tela de aquel pañuelo que se te cayó un domingo cuando venias del pueblo y que no te he dicho nunca mi vida que yo lo tengo y lo estrujo entre mis manos lo mismo como un limo nuevo y miro tus iniciales y las repito en silencio para que ni el campo sepa lo que te estoy queriendo . Ayer en la plaza nueva, vida no vuelvas hacerlo te vi besar a mi niño a mi niño el más pequeño y como lo besarías hay virgen de los remedios que fue la primera vez que a mí me distes un beso, llegue corriendo a mi casa alcé a mi niño del suelo y sin que nadie me viera como un ladrón en acecho en su cara de amapola mordió mi boca tu beso Qué alegría y que pena quererte como te quiero mira pase lo que pase aunque se hunda el firmamento aunque tu nombre y el mío lo pisoteen por el suelo aunque la tierra se abra y aun cuando lo sepa el pueblo y pongan nuestras banderas de amor a los cuatro vientos sigue queriéndome así tormento de mis tormentos hay que alegría y que pena quererte como te quiero De pantalones largo (Antonio Casero) Está Pepe “el Rosca” y está la “Milagros, que bailan de gozo, porque su “muchacho”, cumple hoy, doce abriles, y pá festejarlo, hoy ponen al chico, pantalones largos. Hay que ver al chaval, hecho un hombre, anda recio y bracea con garbo, y su padre y su madre, le miran, le abrazan, le besan y dicen llorando: Dios mío, si paece mentira, que sea este mozo el mocete de antaño, si paece que está más crecio, y hasta ya da vergüenza besarle. Dios mío, como pasan los pícaros años, se nos hace viejos, mira este renacuajo, y que bien le sientan los calzones largos. Las vecinas, se salen al verle, Y al cruzar el chaval por su puerta Le jalean, le aplauden y gritan: Ole ya por los cuerpos serranos Dios bendiga a los mozos de rumbo! Vas por novia, por un, por si acaso, Por qué aquí tengo yo a una morocha, Que hoy también ha vestío de largo! Y el mozo, camina más serio que un ajo. Y el padre y la madre , sonríen Al verle tan serio y tan guapo. Van en cá del ágüelo Faustino, que no sabe palabra del caso Y quieren largar la sorpresa. Y suben y llaman, y sale el anciano Que al ver a su nieto, va y dice: Repuño, quién es este señó tan reguapo, Y le mira, y le abraza y le besa, Y vuelve a mirarle y vuelve a besarle Y quie convencerse, Y dice cambiando de tono, al mocete que escucha al agüelo, Y al padre y la madre que están extasiados; Hijo mío, hoy te visten de hombre siendo niño, Tú no sabes lo serio y difícil del trance mi vía, Que aunque a broma mi bien, lo tomamos, tú no sabes Lo serio que es dar en el mundo este paso. Muchas veces, hijito del alma, nos vestimos Alegres de largo y después de algún tiempo decimos, Al mirar que no vais caminando por el mundo, Por buenos senderos. Quien pudiera volver a otros años! Quien pudiera vestir de niño al que de hombre vestí! Pero … cielo santo! Basta ya de penas y sermones rancios, Toma … pa que invites a toos, pero cuidao a quienes invitas, Que hay amigos malos. Dios mío, cómo pasan los pícaros años, Se nos hace viejos, Mira, este renacuajo, Menos faltarle a mi mare de mi alma,(Pepe Pinto) tó te lo consiento, serrana; menos faltarle a mi mare, que a una mare no se encuentra y a ti te encontré en la calle. Vete, vete, vete, si a ti te tiene cuenta. ¿Te acuerdas de aquella copla que escuchamos aquel día, sin saber quién la cantaba ni de qué rincón salía? Pero qué estilo, qué duende, qué sentimiento y qué voz; creo que se nos saltaron las lágrimas a los dos. Toíto te lo consiento menos faltarle a mi mare, que a una mare no se encuentra y a ti te encontré en la calle. No vayas a figurarte que esto va con intención. Tú sabes qué por ti tengo clavao en mi corazón el querer más puro y firme que ningún hombre sintiera por el que Dios, uno y trino, le entregó de compañera. Pero es bonita la copla y entra bien por soleares. Toíto te lo consiento menos faltarle a mi mare; y me he enterao casualmente de que le faltates ayer; y nadie me la contao, nadie, pero yo lo sé. Yo tengo entre dos amores mi corazón repartío, si me encuentro a uno llorando, es que el otro le ha ofendío. Y mira, nunca me quejo de tus caprichos constantes; quiero un vestío, quiero un reloj, de brillantes; ni me importa que la gente vaya de mi murmurando, que soy para ti un juguete, que si me has quitao el mando, que en la diestra y la siniestra tienes un par de agujeros por donde se va a los baños el río de mis dineros; Y a mí, ¿qué? Yo con tal que nunca de mi lao tú te separes toíto te lo consiento menos faltarle a mi mare; porque ese mimbre de luto que no levanta su voz, que en seis años no ha tenío contigo ni un sí ni un no, que anda como una pavesa que no gime ni suspira, que se le llenan los ojos gloria cuando nos mira, que me crió con su sangre, que me llevaba la mano para que me santiguara como todo fiel cristiano y a las candelas de un hijo consumió su juventud, cuando era cuarenta veces mucho más guapa que tú; tienes que hacerte a la cuenta que la has visto en los altares, y jincarte de rodillas antes de hablarle a mi mare; porque el amor que te tengo se lo debes a su amor, que yo me casé contigo porque ella me lo mandó. Conque a ver si tu conciencia se aprende esta copla mía mu semejante a aquel cante que escuchamos aquel día, sin saber quién la cantaba, ni de qué rincón salía. A mi mare de mi alma la quiero desde la cuna por Dios, no me la avasalles, que mare no hay más que una y a ti yo te encontré en la calle. MAZAZO (Rafael de León) Sonó la palabra "dinero" y todo lo echaste a rodar y en vez de decirte: "Te quiero", te dije: -¿Qué quieres cobrar?- Y me valoraste las rosas, poniéndole precio al jardín y fueron tomando las cosas un tono metálico y ruin. Y aunque esta verdad me traspasa, prefiero saber la verdad: que al mes, pago luz, pago casa y pago la felicidad. DUDA (Rafael de León) ¿Por qué tienes ojeras esta tarde? ¿Dónde estabas, amor, de madrugada, cuando busqué tu palidez cobarde en la nieve sin sol de la almohada? Tienes la línea de los labios fría, fría por algún beso mal pagado; beso que yo no sé quién te daría, pero que estoy seguro que te han dado. ¿Qué terciopelo negro te amorena el perfil de tus ojos de buen trigo? ¿Qué azul de vena o mapa te condena al látigo de miel de mi castigo? ¿Y por qué me causaste este pena si sabes, ¡ay, amor!, que soy tu amigo La casada infiel (Federico García Lorca) Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de Jacinto. El almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río. Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quité la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo el cinturón con revólver. Ella sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío.