Antología De La Poesía Anterior a 1936 Textos Modernistas
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA que manifiestan corales puros. Con vuestros pechos abrís las sendas ANTERIOR A 1936 que arriba indican los Dioscuros. TEXTOS MODERNISTAS Las dignidades de vuestros actos, Rubén Darío eternizadas en lo infinito, El olímpico cisne de nieve hacen que sean ritmos exactos, con el ágata rosa del pico voces de ensueño, luces de mito. lustra el ala eucarística y breve De orgullo olímpico sois el resumen, que abre al sol como un casto abanico. ¡oh, blancas urnas de la armonía! De la forma de un brazo de lira Ebúrneas joyas que anima un numen y del asa de un ánfora griega con su celeste melancolía. es su cándido cuello, que inspira ¡Melancolía de haber amado, como proa ideal que navega. junto a la fuente de la arboleda, Es el cisne, de estirpe sagrada, el luminoso cuello estirado cuyo beso, por campos de seda, entre los blancos muslos de Leda ! ascendió hasta la cima rosada de las dulces colinas de Leda. Cantos de vida y esperanza Blanco rey de la fuente Castalia, LO FATAL su victoria ilumina el Danubio; Dichoso el árbol que es apenas sensitivo Vinci fue su varón en Italia; y más la piedra dura, porque ésa ya no siente, Lohengrin es un príncipe rubio. pues no hay dolor más grande que el dolor de ser Su blancura es hermana del lino, vivo, del botón de los blancos rosales ni mayor pesadumbre que la vida consciente. y del albo toisón diamantino Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, de los tiernos corderos pascuales. y el temor de haber sido y un futuro terror... Rimador del ideal florilegio Y el espanto seguro de estar mañana muerto, es de armiño su lírico manto, y sufrí por la vida y por la sombra y por y es el mágico pájaro regio lo que no conocemos y apenas sospechamos, que al morir rima el alma en un canto. y la carne que tienta con sus frescos racimos, El alado aristócrata muestra y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, lirios albos en campos de azur, ¡y no saber adónde vamos y ha sentido en sus plumas la diestra ni de dónde venimos!.... de la amable y gentil Pompadour. Boga y boga en el lago sonoro NOCTURNO donde el sueño a los tristes espera, Los que auscultasteis el corazón de la noche, donde aguarda una góndola de oro los que por el insomnio tenaz habéis oído a la novia de Luis de Baviera. el cerrar de una puerta, el resonar de un coche Dad, Condesa, a los cisnes cariño, lejano, un eco vago, un ligero ruido... dioses son de un país halagüeño, En los instantes del silencio misterioso, y hechos son de perfume, de armiño, cuando surgen de su prisión los olvidados, de luz alba, de seda y de sueño. en la hora de los muertos, en la hora del reposo, sabréis leer estos versos de amargor impregnados... Prosas profanas Como en un vaso vierto en ellos mis dolores ¡Antes de todo, gloria a ti, Leda! de lejanos recuerdo y desgracias funestas, tu dulce vientre cubrió de seda y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores, el Dios. ¡Miel y oro sobre la brisa! y el duelo de mi corazón, triste de fiestas. Sonaban alternativamente Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido, flauta y cristales, Pan y la fuente. la pérdida del reino que estaba para mí, ¿Tierra era canto, Cielo sonrisa! el pensar que un instante pude no haber nacido, Ante el celeste, supremo acto, ¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací! dioses y bestias hicieron pacto. Todo esto viene en medio del silencio profundo Se dio a la alondra la luz del día, en que la noche envuelve la terrena ilusión, se dio a los búhos sabiduría, y siento como un eco del corazón del mundo y melodía al ruiseñor. que penetra y conmueve mi propio corazón. A los leones fue la victoria, Yo soy aquel que ayer no más decía el verso para las águilas toda la gloria, azul y la canción profana, en cuya noche un y a las palomas todo el amor. ruiseñor había que era alondra de luz por la mañana. Pero vosotros sois los divinos El dueño fui de mi jardín de sueño, lleno de Príncipes. Vagos como las naves, rosas y de cisnes vagos; el dueño de las inmaculados como los linos, tórtolas, el dueño de góndolas y liras en los lagos. maravillosos como las aves. Y muy siglo diez y ocho y muy antiguo y muy En vuestros picos tenéis las prendas, moderno; audaz, cosmopolita; con Hugo fuerte 1 y con Verlaine ambiguo, y una sed de ilusiones infinita. Cuando quiero llorar, no lloro... Y a veces lloro sin [...] querer... La torre de marfil tentó mi anhelo; quise Plural ha sido la celeste historia encerrarme dentro de mí mismo, y tuve hambre de de mi corazón. Era una dulce niña, sed de espacio y sed de cielo desde las sombras de en este mundo de duelo y aflicción. mi propio abismo [...]. Miraba como el alba pura; sonreía como una flor. Era su cabellera oscura hecha de noche y de SONATINA dolor. La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? Yo era tímido como un niño. Ella, naturalmente, Los suspiros se escapan de su boca de fresa, fue, para mi amor hecho de armiño, Herodías y que ha perdido la risa, que ha perdido el color. Salomé... La princesa está pálida en su silla de oro, Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! está mudo el teclado de su clave sonoro, Cuando quiero llorar, no lloro... Y a veces lloro sin y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. querer... El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. Y más consoladora y más halagadora y Parlanchina, la dueña dice cosas banales, expresiva, la otra fue más sensitiva cual no y vestido de rojo piruetea el bufón. pensé encontrar jamás. La princesa no ríe, la princesa no siente; Pues a su continua ternura una pasión violenta la princesa persigue por el cielo de Oriente unía. En un peplo de gasa pura una bacante se la libélula vaga de una vaga ilusión. envolvía... ¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de En brazos tomó mi ensueño y lo arrulló como China, a un bebé... y le mató, triste y pequeño, falto o en el que ha detenido su carroza argentina de luz, falto de fe... para ver de sus ojos la dulzura de luz? Juventud, divino tesoro, ¡te fuiste para no volver! ¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, Cuando quiero llorar, no lloro... Y a veces lloro sin o en el que es soberano de los claros diamantes, querer... o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? Otra juzgó que era mi boca el estuche de su pasión; ¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa y que me roería, loca, con sus dientes el corazón, quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, poniendo en un amor de exceso la mira de su tener alas ligeras, bajo el cielo volar; voluntad, mientras eran abrazo y beso síntesis de la ir al sol por la escala luminosa de un rayo, eternidad; saludar a los lirios con los versos de mayo y de nuestra carne ligera imaginar siempre un Edén, o perderse en el viento sobre el trueno del mar. sin pensar que la Primavera y la carne acaban Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, también... ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! ni los cisnes unánimes en el lago de azur. Cuando quiero llorar, no lloro, ¡y a veces lloro sin Y están tristes las flores por la flor de la corte, querer! los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, ¡ Y las demás! En tantos climas, en tantas tierras de Occidente las dalias y las rosas del Sur. siempre son, si no pretextos de mis rimas, fantasmas ¡Pobrecita princesa de los ojos azules! de mi corazón. Está presa en sus oros, está presa en sus tules, En vano busqué a la princesa que estaba triste en la jaula de mármol del palacio real; de esperar. La vida es dura. Amarga y pesa. el palacio soberbio que vigilan los guardas, ¡Ya no hay princesa que cantar! que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal. ANTONIO MACHADO ¡Oh, quién fuera hipsípila que dejó la crisálida! Soledades, galerías y otros poemas. (La princesa está triste, la princesa está pálida) Y no es verdad, dolor, yo te conozco, ¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! tú eres nostalgia de la vida buena ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, y soledad de corazón sombrío, —la princesa está pálida, la princesa está triste—, de barco sin naufragio y sin estrella. más brillante que el alba, más hermoso que abril! Como perro olvidado que no tiene —«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—; huella ni olfato y yerra en caballo, con alas, hacia acá se encamina, por los caminos, sin camino, como en el cinto la espada y en la mano el azor, el niño que en la noche de una fiesta el feliz caballero que te adora sin verte, se pierde entre el gentío y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, y el aire polvoriento y las candelas a encenderte los labios con un beso de amor».