El «Quijote» De 1615. Dobleces, Inversiones, Paradojas, Desbordamientos E Imposibles
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El «Quijote» de 1615. Dobleces, inversiones, paradojas, desbordamientos e imposibles Editado por : Antonio Cortijo Ocaña Gustavo Illades Aguiar Francisco Ramírez Santacruz Publications of eHumanista Santa Barbara, University of California, 2016 PUBLICATIONS OF El «Quijote» de 1615. Dobleces, inversiones, paradojas, desbordamientos e imposibles Publications of eHumanista Directors Antonio Cortijo Ocaña (University of California) Ángel Gómez Moreno (Universidad Complutense, Madrid) 2 EDITORIAL BOARD Carlos Alvar Ezquerra Gregory Andrachuck Ignacio Arellano Julia Butinyà Pedro M. Cátedra García Adelaida Cortijo Ocaña Ottavio Di Camillo Frank Domínguez Aurora Egido Paola Elia Charles B. Faulhaber Leonardo Funes Fernando Gómez Redondo Enrique García Santo-Tomás Teresa Jiménez Calvente Jeremy N. H. Lawrance José Manuel Lucía Mejías José María Maestre Maestre Georges Martin Vicent Martines Ignacio Navarrete José Manuel Pedrosa Sara Poot Herrera Francisco Márquez Villanueva (†) Elena del Río Parra Nicasio Salvador Miguel Hernán Sánchez Martínez de Pinillos Pedro Sánchez-Prieto Borja Julian Weiss 3 El «Quijote» de 1615. Dobleces, inversiones, paradojas, desbordamientos e imposibles Publications of eHumanista University of California, Santa Barbara copyright © by eHumanista For information, please visit eHumanista (www.ehumanista.ucsb.edu) First Edition: 2016 ISSN: 1540-5877 4 ÍNDICE Introducción Geografías Cartografías imaginarias en Don Quijote (Mercedes Alcalá-Galán)…………………………11 Italia entre las páginas del Quijote, II (Patrizia Botta)..............................................................32 Religiones En torno a la narración paradójica o las paradojas de la conversión en el Quijote de 1615: los casos del morisco Ricote y de Alonso Quijano, el Bueno (Ruth Fine)……………….50 Locura y religión quijotescas o la doble ejemplaridad del libro (Quijote I y II) (Gustavo Illades)………………………………………………………………………….62 Personajes y discurso Don Quijote y su semejante (Antonio Cortijo Ocaña)………………………………………..74 “El verdadero Sancho Panza soy yo:” Cervantes en el espejo (Francisco Ramírez Santacruz)……………………………………………………….......87 Claudia Jerónima y los límites del marco narrativo cervantino en la Segunda Parte de Don Quijote (A. Robert Lauer)………………………………………………………98 La aventura de contar en el Quijote: textos y paratextos (Michel Moner)…………………..110 Muerte del protagonista Del anticlímax y sus virtudes en el Quijote de 1615 (la muerte parentética) (Steven Hutchinson)……………………………………………………………………..120 “El espantajo y el coco del mundo:” la risible muerte de don Quijote (James Iffland)….…132 5 Introducción Un grupo de cervantistas de diversos países cerramos con el presente libro el ciclo de celebraciones “desde América” del cuarto centenario del Quijote de 1605 y 1615. Cuatro simposios internacionales (Puebla y Boston, 2005, Arequipa y Boston, 2015), un congreso internacional (Puebla, 2015) y tres libros colectivos: El «Quijote» desde América (2006), El «Quijote» desde América (segunda parte) (2016) y este volumen son nuestro testimonio de gratitud a Cervantes y su obra maestra. Vale la pena aclarar que las publicaciones mencionadas no son actas de los encuentros realizados, todos con invitación expresa, sino versiones decantadas de un diálogo transcurrido a lo largo de una década. En los resúmenes bibliográficos hay huellas de dicho diálogo, cuya tercera parte ahora se abre a los lectores. Antes de comentar cada uno de los estudios que la integran, agradezco en nombre de los autores y del mío propio a Antonio Cortijo el haber hecho posible en todos sus aspectos la presente publicación con la generosidad que le caracteriza. El libro abre con la vasta perspectiva de las geografías en el Quijote. En primer lugar, la más abarcadora, la cartográfica, que aborda Mercedes Alcalá Galán. Ilustrado con espléndidos mapas, pinturas al óleo y otras imágenes, su estudio sitúa al Quijote en las coordenadas de la emergente conciencia cartográfica europea. Por aquellos años la proliferación de mapas, al representar simbólica y bidimensionalmente el espacio físico, hizo factible fijarlo, memorizarlo, poseerlo e imaginarlo, todo lo cual modificó la percepción del individuo en el mundo. A ello responde Cervantes con una cartografía narrada que desestabiliza el espacio geográfico a través de distintos procedimientos: distorsiones, incongruencias deliberadas, rupturas de la escala y la proporción, en fin, mezclas imposibles de lo real con lo fantástico que se resuelven en la abolición de toda lógica. Alcalá observa dichos procedimientos en episodios de ambos tomos del libro, sobre todo en los del segundo (la cueva de Montesinos, el barco encantado, Clavileño, la ínsula Barataria), donde la desestabilización geográfica, indisociable del efecto cómico, tiende a profundizarse. Asimismo, la autora nos propone que la geografía de la novela es parte sustancial de lo que denomina “poética de la incoherencia” del Quijote. Patrizia Botta delinea una geografía menos dilatada y más estable. Pasamos así del vértigo espacial a la certidumbre del referente (Italia, sus ciudades, arquitectura, usos lingüísticos, gastronomía) y del mundo intratextual a múltiples intersecciones entre la biografía y la escritura cervantinas. Luego de recordarnos las peripecias de Cervantes en Italia, Botta desgrana en ambas partes del Quijote las alusiones a este país y su cultura, producto de la experiencia directa del autor. Pero es en el tomo de 1615 donde se diseminan y multiplican las referencias, desde los paratextos preliminares hasta los capítulos finales. El recorrido nos muestra una galería de ciudades y edificaciones, la inserción de proverbios que evocan a estas, diálogos salpicados de bilingüismo italo-español, así como remembranzas de célebres platillos regionales. A cada paso Botta glosa el mundo itálico y lo traduce al hispánico. El Cervantes que retrata es un anciano memorioso y nostálgico de Italia, de su lengua y sobre todo de Roma, su primera residencia, cuyos monumentos describe con la mirada remota del joven soldado. La segunda sección de estudios transita de la geografía a la cultura, específicamente a una de sus manifestaciones más arraigadas en la España aurisecular, la religión. Ruth Fine analiza la paradoja de la conversión en dos pasajes del Quijote de 1615: en el parlamento de Ricote y en el buen morir del protagonista como cristiano observante y piadoso. La paradoja se manifiesta en la construcción del discurso del morisco tanto como en los efectos históricos de la conversión religiosa, toda vez que la “condición conversa” implicó una identidad conflictiva, un híbrido bajo sospecha sometido a continua anulación. Se trata aquí de una proyección imaginaria del grupo cristiano hegemónico sobre el sujeto individual, es decir, de una construcción cultural que generó el imposible de ser converso sincero, judío o musulmán sin poder serlo para el otro (la mayoría). De su lado, la conversión de don Quijote implica la 6 paradoja de renegar de la caballería andante. Así, el contraste entre ambos procesos, uno forzado, el de Ricote, y otro voluntario y aun voluntarista, deviene una profunda ironía solo descodificable por el lector entendido. La perspectiva de Fine nos induce a leer la novela como un sistema de conversiones necesariamente paradójicas. Gustavo Illades Aguiar advierte que los estudios sobre la filiación religiosa de Cervantes y su obra son no solo divergentes, sino irreconciliables algunos de ellos. Por ello elige interrogar la religiosidad de don Quijote, la cual se muestra una y otra vez indisociable de su locura. Provocada por la técnica de lectura que utiliza el hidalgo manchego (la lectio divina practicada por los monjes medievales), la falta de juicio de don Quijote consiste en imitar a Amadís como si de un santo se tratara. El subtexto del personaje lo provee Ignacio de Loyola, quien parece haber leído ficciones caballerescas y libros devotos mediante la lectio divina. En el último capítulo de la obra se presentan diversos indicios que apuntan hacia un mismo hecho: el protagonista muere irremediablemente loco, salvo que su insania se expresa a la hora de morir en el deseo de entregarse a la lectura (mimética) de libros devotos. Illades nos propone que por esta vía emerge a la superficie textual la ejemplaridad implícita del libro, ahora solidaria de la ejemplaridad explícita: convertir a los lectores crédulos de novelas de caballerías y a los creyentes crédulos de la España postridentina en lectores y creyentes críticos. La tercera sección del volumen es la más amplia y está dedicada a los personajes y marcos narrativos. Antonio Cortijo Ocaña estudia a don Quijote desde una perspectiva filosófica en diálogo con las ideas de Heráclito, Aristóteles, Gracián, Jung, Unamuno, Zambrano. Si cada cosa de la naturaleza produce su semejante, don Quijote lo hace desde una identidad paradójica: ‘yo soy y no soy, soy yo y soy otro.’ Esta autoconcepción termina por desbordar la preceptiva aristotélica, la de Gracián sobre el juicio paradójico, los dogmas contrarreformistas y la oposición apariencia/verdad típica del Barroco. La dinámica del personaje (un loco que quiere ser cuerdo) se reproduce en la del género (una ficción que aspira a ser historia), actualizando así la dualidad monista, la complejidad dialéctica, la ambigüedad y ambivalencia del mundo en el Quijote. Y dado que Cervantes usa la ironía para encubrir una paradoja fundamental (los disparates del loco muestran veladas discreciones a la vez que la mezcla de lo humano con lo divino produce una clara reflexión sobre la