Scribir Sobre La Casa De Pablo Neruda En Isla Negra Es Un Desafío a La
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Por Luisa Ulibani Con la colaboración de Gonzalo Villanueva Fotografía: Luis Poirot > scribir sobre la casa de vehemente como era. Pablo heru Pablo Neruda en Isla da quiso comprarse v acanciar 1; Negra es un desafío a la propiedad entera La arena. ias rB lógica, una provocación cas, el mar. la vegeración. el sol ! la tierra “El Océano Pac6co SE a la arquitectura, una No inevitable plegaria de la nostalgia, salió del mapa había dónde y unperegnnaje hacialapoesíade ponerlo Era tan grande. desorde las cosas, o a la mismísima imagi- nado v azul que no cabía en mn 10 nación. guna parte Por eso dejaror Escribir sobre una casa que fue frente a m veniana”. escrihuíi nido y albergue, paraíso y guarida más tarde del poeta hasta poco antes de su Con iInhCipOS de sus derechos dc muerte en 1973. es adentrarse un autor. correrías enre una v otr; lo poco en un libro con comienzo y editorial, el poeta logró que que sin final ría: esas dos habitaciones 1 esc Desde que, a comienzos de la dé- océano, que continuarían dibu cada del 90, las puertas de este jando sus cimientos “a! capricho” mil navío de piedra, madera y torreo- a golpe de intuición. con los % nes se abrieran al público, un nue- un objetos que amó. Casa despro vo sonido, una nueva vida y color vista de estjlos. sorprendenrt han emergido en esta casa-museo como susmetáforas. encendida di con irrefutable aspecto de eterni- su fuego, habitada por caracolas dad. Se entra en ella por la puerta veleros, mascarones de proa. ma de la palabra v el asombro: una pas. escalas recoletas j todas ¡a. locomotora con esa nostalga de Cuando la casa de IsZa Negra se abre a los cosas que ei poeta busco 1 amó adiós que deja el tren, el aima de Yeruda era “cachurero“ 1 unca los olas visitantes, y Za Funduci4n Neruda es su 18s cocas y versos que las do”. L1n niño sorprendido frente ; no borrarán anfiíriona. miZZures de peregrinos se un juguete nue\o Solía emocionan con el Zanto de Maria Celeste 31 mercados de las pu!ra> :a! El océano se salió del mapa. rías donde se enamorzba át Lcibd el crochet que tejiera la colcha que eiztibia i Yeruda y La casa se encontraron lios de madera pow natural 1t en 1939. cuando el poera recorría la cama abierta, Za oveja pequeña, gorda y JOS nar-íos, iglesias. cemenieno la Quebrada de Córdoba con su &Zanca; Zos muebles simpZes tpeguardaron de puertas, ventanas : todas es2 cosas beiiac que el uemp suel( amigo Eladio Sobrinoy conoció la IS cabaña modesta que éste se cons- Za ropa, Las pequeñas cosas desvanecidas con dejar atrás Cuando adquinó míafrenteala playa Impetuoso y la injasta desmesura de la fugacidad. propiedad de Isla Negra, la cabaii _”_. .. __ onpnal era una sencilla habita- El baño y la cocina. Cada año iba ”Como un racimo de uvas”. cado amiga, un mor 1 9, Iidnm ción rectangular de piedra a la haciendo un agregado;él hacía los ro enamorado. una Jeri! 5 Lin lo De don Alejandro García, Keruda cual se le abrieron grandes venta- dibujos, quería todo al capricho. decía: “Hay que ver esas manos con cara de niña. bau:izadd ¿-ide nales haciael mary el jardín. Jun- Que no fueran rectas ... siempre No hay piedra que se le resista No honor ala cantante sueca del circ to a su mujer, Delia del Carril, una curva haciendo diferentes hay cantero como él. La casa fue Barnum, y pnmera nona de todo construyó la torre de piedra, ubi- formas. Lecolguélos mascarones, como un racimo de uvas de grani- los mannos noriemencanm Pa cando en ei segundopiso el primer y con un formón repasé los nom- to que se fue agrandando en las rece flotar y elevarse ai cielo junt dormitorio de la casa, señala el bres de los amigos ya fallecidos manos tremendas del maestro a esa Medusa clásica, como un investigador y empresario Gonza- que éi marcaba con tiza en las García, sopesandolasuvas de gra- rema helena lo Villanueva. vigas del bar... Fue muy bueno nito y haciendo crecer mi casa, conmigo... Me quería como a un ¿Será una estatua?iSerá una Santa Rafita y don Alejandro: como si ella fuera un arbolito de hijo. No me trataba como un Entrar al escritorio ! encontrars dos arcángeles. piedra, plantado y elevado por sus maestro nomás,sino como a un grandes manos oscuras ..” con la Guiilermina de pechos de< En 1957, cuando está Matilde, la amigo. Ahora le cuido la casa... cubiertos que parece abrir el ma Sólo estarelación humana explica casa crece y extiende sus brazos Y el afecto era recíproco. “Así entero ante un nuevo poema. e una casa tan llena de humanidad acogedores a un living, a una bi- como yo me pensé siempre poeta historia de sensualidad 0 recog como la de Isla Negra. Puede que blioteca, un escritorio y un nuevo carpintero, pienso que Rafita es mentos: un enorme mapamund no sea un homenaje a la arquitec- dormitorio con vista al mar. La poeta de la carpintería. Trae sus una lámpara opaha, puerta d tura -al escritor José Donoso le piedra y la madera son el corazón herramientas envueltas en un pe- arco y techo de madera cuni parece horrorosa. aunque recono- de este gran poema que Neruda riódico, bajo el brazo desarrolla lo como un santuario o catedral ce que Neruda era un creador de S escribe no con arquitectos, sino que me parecía un capítulo, y cuenta que Guillermina fue u! ambientes con los objetos-, pero con dos especies de arcángeles o toma los mangos gastados de mar- descubrimiento que el poeta hm lo refleja de pies a cabeza. Así poetas de la carpintería: Rafita y tillos y escofinas, perdiéndoselue- en Lima, cuando los peruanos a Alejandro. Rañta, con los ojos de go en la madera. Escribí con tiza sucede con “La Sebastiana”, en verla se preguntaban: ¿Será un Valparaíso, y con “La Chascona”, San Juan de la Cruz y esas manos los nombres de mis amigos muer- estatua? ¿Será una Santa?. ”PG en Santiago, y de donde partió el que levantan troncos colosales tos sobre vigas de rauií, y él fue suerte, Santa no es. contestaba c con tanta fragilidad como sabidu- cortando mi caligrafia en la made- cortejo de su funeral. un 27 de poeta, v vamos tentando al propie ría, cuenta en el libro de Luis Poi- ra con tantavelocidad como si hu- septiembre. tario”. rot, “Retratar la Ausencia”: biera ido volando detrás de míy Candelabros, animales, relojes En el libro “La casa en la arena‘ -Lo conocí(aNeruda)elaño48.Le escribiera los nombres con lapun- tras las puertas y timones. Y cada Neruda se refiere a sus mascarc trabajé más de 20 años. Construí ta del ala.” mascarbn de proa, una historia: nas, las más bellas. como esa Me lo la mayor parte de la casa, hasta dusa encallada en Valparaíso. en 1.- El pirata Morgan. último que el no aleami5 a ver. Al contrada por marineros quienes 1 comienzo eran dos piezas no más. 2-Caminamos y miramos guardaron en una barraca anóm por donde caminó y 2 miró el Pablo universal. 3: LOS nombres de sus amigos fallecidos h por "Rafita" en las t del bar. n 4, 5 y 6.. Neruda era may extensa. "Costó tanto trabajo "cachurero" y "tinc; sacarla del jardín como del mar. "Paso mirando puer atravieso cortinas, Yo no la conocía. Nos separó la compro pequeñas cr violencia, más tarde la tierra. Aho- inservibles", dijo a ra la vi cubierta de tantas capas de propósito de una de pinturas, que no se advertían ni colecciones. orejas ni nariz". ' La Sirena ', otro de sus bellos mascaronesinstalados en Isla Ne- gra,vino de la Patagonia."Colgaba de un portón pútrido, grasiento y enhohado. Era patética aquella diosa de la lluvia fría, allí,en el ñn de la tierra. Entre chubascos la libertamos del territorio austral. A tiempo, porque algún año después el portón se fue con el maremoto a la profundidad, o al mismo infier- no. Aquél, cuando fue nave, se ilamó 'Sirena'. Por eso ella conser- va su nombre, 'Sirena de Glas- gow'. No es tan vieja. Salió del astlllero en 1886. Sin embargo, cuántaviday océano, cuántas olas y cuántas muertes hasta llegar al desamparado puerto del maremo- to. Pero también, amivida", escri- 3 be el poeta. Están además Morgan, María Ce- leste, la Cymbeha que Dora. Y los presagios, que se toman presen- cias en esta casa, donde el piso de madera o piedra cede paso a baldo- sas en blanco y negro como table- ros de ajedrez. O esos muros de piedra, que son verdaderos raci- mos de uva a borbotones, junto a fotos antiguas y cortinas de cro- chet blanco y ensueños. "Navega sobre la tierra''. los En años 60, Neruda constmve una nueva biblioteca, y sigue ro- deándose de objetos y coleccio- nes. Ya hay una nueva construc- ción: en la primera, permanece el iiving y un comedor donde las co- pas ordenadas invitan a un buen y exquisito mosto, bajo la mirada del pirata Morgan. Muro blanco, siete sillas e imaginarios comen- sales. "Desde hace años colecciono co- nocimientos que no me sirven de mucho porque navegc sobre la tie- rra"; dice Neruda al referirse a sus barcos en botellas. "Paso mirando puertas, atraiieso cortinas, com- pro pequeñas cosas inservibles". En el bar, los nombres de Paul Eluard, Rubén Azócar, Alberto Rojas Jiménez, tallados por Rañta 102 de sus cidos tallados en las vigas a era n y ”tincado”.