CULTURA ISLÁMICA Por Bernabé CABAÑERO SUBIZA Y Carmelo LASA GRACIA1
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Caesaraugusta, 72-11. 1997, pp.: 377-482. I.S.S.N.: 0007-9502 CULTURA ISLÁMICA por Bernabé CABAÑERO SUBIZA y Carmelo LASA GRACIA1 SUMARIO 1. Presentación del problema. 1.1. Últimos estados de la cuestión. 2. La organización del territorio en las tierras aragonesas de la Marca Su perior: Los núcleos de habitación. 2.1. La arquitectura militar. 2.1.1. El recinto amurallado de la ciudad (sing. madina). 2.1.2. Las alcazabas y grandes castillos (sing. hisn). 2.1.3. Las torres defensivas o de vigía (sing. burg). 3. La ciudad islámica. 3.1. El urbanismo a través de las excavaciones y las fuentes escritas. 3.2. La arquitectura monumental. 3.2.1. La arquitectura religiosa. 3.2.1.1. Las mezquitas aljamas de Zaragoza y Tudela (Navarra). 3.2.1.2. La mezquita aljama de Barbastro (Huesca). 3.2.1.3. La mezquita aljama de Huesca. 3.2.2. Arquitectura palacial. 3.2.2.1. El palacio de la Aljafería de Zaragoza 3.2.2.1.1. La evocación de la mezquita aljama de Córdo ba a partir de los sistemas de arcos entrecruza dos. 1Los autores de este artículo desean expresar públicamente su agradecimiento hacia Agustín Sanmiguel Mateo que es el autor de la reconstrucción del trazado geométrico de la yesería islámica conservada en Fraga y que siendo propiedad de D. Ramón Espinosa Castellá se publica aquí por pri mera vez; al tiempo que consideran que es de justicia alabar la dedicación que desde hace muchos años Agustín Sanmiguel profesa a la salvaguarda y divulgación del patrimonio artístico aragonés. CAESARAUGUSTA — 72-II 377 Bernabé Cabañero Subiza y Carmelo Lasa Gracia 3.2.2.1.2. El Salón del Trono de la Aljafería. 3.2.2.1.3. Las excavaciones en el Patio de San Martín. 3.3. Los baños públicos. 3.4. Trabajos destinados al aprovechamento del agua. 3.4.1. Obras hidráulicas. 3.4.2. Molinos y norias. 3.5. Las necrópolis. 4. La decoración arquitectónica. 4.1. Decoración vegetal. 4.2. Decoración geométrica. 4.3. Evolución del capitel. 4.4. Techumbres de madera. 4.5. Decoración cerámica aplicada a la arquitectura. 5. Las artes decorativas. 5.1. La cerámica. 5.2. Artes del metal. 5.3. Artes textiles. 5.4. Eboraria y Glíptica. 6. Epigrafía. 7. Numismática. Relación de yacimientos islámicos. 1. PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA En las últimas décadas los investigadores que han abordado el estudio de los restos del pasado demuestran un cierto desinterés por los trabajos fundados en meros análisis formalistas, preocupándose en mayor medida por la interpreta ción de los testimonios históricos en el contexto de sus propias culturas. Por eso el estudio de los restos materiales dejados por los hombres que nos han precedi do —que es lo que estudian con distintos métodos la Arqueología, la Historia del Arte, la Historia de la Arquitectura, la Historia de la Ingeniería, la Historia del Urbanismo, la Etnología y la Matemática Aplicada— sólo podrán ser inter pretados correctamente en relación con otro tipo de noticias y fuentes de distin to género estudiadas por otras ciencias que nos informan sobre todos los aspec tos del pasado cultural del hombre. Todos los estudiosos que trabajan en desentrañar los secretos de los siglos que nos han precedido, pese a la diversidad de sus metodologías, poseen un propósito común y convergente, que es el de avanzar lo más rápidamente posi ble hacia una construcción total de la historia, sin que ninguna rama concreta del saber sea una disciplina autónoma ni le quepa el honor de prevalecer sobre las demás. Por eso la concepción de las distintas ciencias como compartimentos 378 CAESARAUGUSTA — 72-II Cultura islámica estancos con límites demasiado rígidos se encuentra en absoluto desprestigio, siendo especialmente difícil de trazar las líneas de seperación y relación existen tes entre la Arqueología, la Historia del Arte y la Historia de la Arquitectura. Durante el curso de la Edad Media y la Edad Moderna todas las activida des humanas estuvieron muy ligadas entre sí. Así los artistas como Miguel Án gel, Leonardo o Bernini trabajaban no sólo en la construcción de iglesias, pala cios o castillos, sino en cualquier otro tipo de obra de escultura, pintura o ingeniería, pudiendo citarse entre éstas últimas puentes, presas, canalizaciones, depósitos de agua, norias, máquinas de guerra, turbinas, reflectores, molinos e instalaciones fabriles, barcos, globos y máquinas para volar, carruajes, vestidos, escenarios para funciones teatrales y fiestas, fuentes, etc.; obras éstas que hoy en general no se consideran habitualmente objeto de estudio de la Arqueología ni de la Historia del arte. Las preocupaciones de los artistas de época histórica eran prácticamente ili mitadas. Así por ejemplo Leonardo da Vinci realizó numerosos estudios sobre anatomía médica, mecánica, astronomía, botánica, geografía descriptiva y geolo gía2. Si las preocupaciones de los artistas llegaron tan lejos, naturalmente sus relaciones con la literatura, la música y las otras artes fueron todavía mucho más intensas. Por eso el estudio de los restos materiales dejados por las culturas del pa sado, que constituyen la historia del pensamiento visual de la Humanidad, de la misma forma que la Historia de la Filosofía es la historia del pensamiento abs tracto, sólo podrán ser interpretados correctamente con el concurso de todas las ciencias. Esta es la razón, de que en el presente trabajo se contemplen las mani festaciones y restos materiales de la época del dominio islámico en Aragón en su integridad, sin reparar en la circunstancia de que éstos hayan sido encon trados mediante la aplicación del método arqueológico o por el contrario se encuentren en su lugar primitivo o ubicados en un museo. Ya que nos parece que una división estricta entre Historia de la Arquitectura, Historia del Arte y Arqueología es tan absurda como si a una inscripción epigráfica encontrada en la excavación de un palacio islámico la calificáramos de «inscripción ar queológica» y otra —perteneciente al mismo friso— conservada «in situ» en el monumento en el que se produjo dicho hallazgo arqueológico la denomina remos «inscripción artística». La idea que apuntamos se corrobora de una manera concluyente al com probar como la persona que más ha estudiado la decoración vegetal en estuco y en pintura de la Aljafería no ha sido un historiador del arte, si no el arqui tecto Christian Ewert; mientras que la reconstitución arquitectónica del Salón del Trono llevada a cabo por Bernabé Cabañero y Carmelo Lasa, ambos his toriadores del arte y de la cultura islámica, es más propia de un arquitecto. A esta advertencia, de todo punto precisa, sobre la necesidad de contemplar 2 Da idea de la amplitud y complejidad de la obra de Leonardo da Vinci el libro de M. CIAN- CHI. Les machines de Léonard de Vinci, con introducción de C. PEDRETTI, Florencia, 1984. CAESARAUGUSTA — 72-II 379 Bernabé Cabañero Subiza y Carmelo Lasa Gracia las manifestaciones arqueológicas y artísticas dejadas por el Islam en Aragón en su conjunto para su plena comprensión, hay que añadir otras dos también im portantes: La primera que la ponencia presentada por el Dr. José Luis CORRAL LAFUENTE sobre Arte Medieval en las jornadas celebradas sobre el Estado Ac tual de la Arqueología en Aragón en 1987 (CORRAL, 1990) se circunscribió casi por completo al mundo cristiano y por tanto en grado alguno puede considerar se como un punto de partida para la realización de un nuevo estado de la cues tión sobre el arte islámico aragonés. Y la segunda que el período transcurrido entre 1987 y 1993 es demasiado breve y poco significativo a la hora de comen tar las investigaciones sobre arte musulmán en Aragón, de tal manera que la re ferencia exclusiva a estos pocos años de publicación podría dar una imagen ex cesivamente entrecortada e ininteligible de los recientes estudios sobre arte islámico aragonés que se desarrollan de una manera lineal desde hace cuatro dé cadas. De los estados de la cuestión hechos en los últimos años sobre el arte mu sulmán aragonés el más completo y actualizado es el de G. M. BORRÁS GUALIS, «El arte hispanomusulmán en la época de las primeras Taifas», en R. LÓPEZ GUZMÁN, coordinador, La arquitectura del Islam Occidental, Madrid, 1995, pp. a 83-91; ya que el de M. J. VIGUERA MOLINS, El Islam en Aragón, Zaragoza, 1995, pp. 143-157 aunque es muy elogiable es excesivamente breve, circunstan cia esta última que se justifica plenamente por el hecho de que este libro no pretende tanto ser un resumen del arte islámico en Aragón como un panorama de la historia y todas las manifestaciones dejadas por esta cultura en nuestras tierras. Hay que destacar en este último trabajo la espléndida parte gráfica pre parada junto a sus pies de imagen por Ricardo CENTELLAS SALAMERO. Otros trabajos más antiguos no pudieron incorporar en su día los estudios que recientemente publicados o aún en curso de realización han resultado ser de gran importancia para el conocimiento del arte islámico en Aragón: nos referi mos a las excavaciones y estudios artísticos de las mezquitas aljamas de Zara goza y Tudela (Navarra) —la primera de ellas con los restos de la impronta del alminar, la sala de oraciones y el patio—, el palacio de la Aljafería y los restos de Maleján (Zaragoza). El más completo y ambicioso de estos estudios fue el de C. Escó, J. GIRALT y Ph. SENAC, Arqueología islámica en la Marca Supe rior de al-Andalus, Zaragoza, 1988, que incluye una tabla utilísima de tipolo gías cerámicas. Los hallazgos realizados en la provincia de Huesca con anterioridad a 1993 están recogidos en C. Escó SAMPÉRIZ, «Huesca en la Marca Superior de al-An a dalus», en M.