Historia Política Del Reino De Navarra, Desde Sus Orígenes Hasta Su Incorporación a Castilla»
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HISTORIA POLITICA DEL REINO DE NAVARRA desde sus orígenes hasta su incorporación a Castilla Biblioteca CAJA DE AH O RROS DE N AVAR R A J O S E MARIA L A C A R R A HISTORIA POLITICA DEL REINO DE NAVARRA DESDE SUS ORIGENES HASTA SU INCORPORACION A CASTILLA Volumen Primero EDITORIAL ARANZADI 1972 Caja de Ahorros © de Navarra - 1971 Depósito Legal: NA. 93/1972 Editorial Aranzadi - Carlos III. 32 - Pamplona Editado por la Caja de Ahorros de Navarra en sus B O D J S D£ OJRO Siempre ha sido deseo de esta CAJA DE AHORROS DE NAVARRA fomen tar la cultura privativa de la región, tan rica como ancestral, y divulgarla convenientemente para general conocimiento de los naturales y extraños, y además facilitar el oportuno estudio a quienes estuvieren interesados en la misma; cumpliendo con ello una de sus finalidades de promoción intelectual que le viene a resultar tan característica. En aras de este propósito, el Consejo de Administración de esta CAJA DE AHORROS DE NAVARRA, en sesiones celebradas los días 2 de noviem bre y 6 de diciembre del año 1968, decidió encargar a personas de pres tigioso relieve y reconocida fama científica, la realización de algunos trabajos que hicieran referencia a los valores intelectuales y morales de nuestra tierra, conmemorando con ello las Bodas de Oro de la fundación de esta Entidad, a celebrar en este año 1971. Dichos autores y trabajos ha sido los siguientes: A D. Julio Caro Baraja, «Etnología Histórica de Navarra». A D. José Esteban Uranga Galdiario y D. Francisco Iñiguez Almech, «Arte Medieval Navarro». A D. José María Lacarra y de Miguel, «Historia política del Reino de Navarra, desde sus orígenes hasta su incorporación a Castilla». La CAJA DE AHORROS DE NAVARRA se complace en editar estas valio sas obras que dejarán un recuerdo imperecedero en la bibliografía del país, felicitando efusivamente a sus autores por la perfección de los traba jos realizados, y a la vez desea quede constancia escrita de los señores Consejeras de esta Entidad, promotores y realizadores de tan loable pro pósito, y que fueron los siguientes: PRESIDENTE: Excmo. Sr. D. Félix Huarte Goñi f VICEPRESIDENTE: limo. Sr. D. Amadeo Marco 11incheta VOCALES: D. Julio Asiain Gurucharri D. Jesús Fortún Ardaiz D. Francisco Elizalde Goldáraz D. Javier Escudero Arévalo D. Juan Echandi Indart D. Santiago Ferrer Galdiano D. Alejandro Adrián Garde f D. Francisco Uranga Galdiano Secretario, Director-Gerente: D. Juan Luis Uranga Santesteban Pamplona, julio 1971 J . un Letma.no S)etitat Jo ADVERTENCIA Pretendemos en las páginas que siguen, escritas por encargo de la Caja de Ahorros de Navarra en la conmemoración de su cincuentenario, trazar una historia del reino de Navarra desde sus orígenes hasta su incorporación a la monarquía castellana. Nos damos cuenta de las dificultades que este intento lleva consigo, ya que una obra semejante, y con la extensión que damos a nuestro trabajo, no se había emprendido desde que los Padres Moret y Alesón compusieron sus Anales del Reino de Navarra en el siglo X V II. Desde aquella lejana fecha se han compuesto algunos estudios mono gráficos, muy meritorios, que nos ha sido muy grato poder utilizar para nuestro trabajo, pero hay capítulos de la historia del reino muy desigual mente tratados por los historiadores, y algunos que apenas han retenido su atención. En muchos casos hemos tenido que llevar a cabo una labor de investigación directa sobre las fuentes, a veces inéditas, otras apenas utilizadas por los que nos han precedido en la tarea. Hemos fijado preferentemente nuestra atención en seguir paso a paso la historia política del reino, la de sus monarcas, y las relaciones que éstos mantuvieron con los reinos vecinos. Nos ha parecido que antes de proceder a un más detenido estudio institucional, económico o social, había que reconstruir los grandes jalones de la historia política del Estado que puedan servir de referencia a otro tipo de estudios de historia interna. Este estudio institucional es, sin duda, el aspecto más deficientemente tratado por la historiografía navarra, no obstante la riqueza de sus Archivos, muy superior, para ciertas épocas, a la de algún reino vecino, como Castilla. Confiamos en que las nuevas generaciones de investigadores se orienten en este linaje de estudios. Nosotros, no obstante, damos algunas sumarias indicaciones sobre historia institucional de los diversos períodos, necesa rias para la m ejor comprensión de la historia total. II Queremos advertir, finalmente, que procuramos en todo momento hacer una exposición sencilla de los hechos, útil para un público variado de lectores, y sin disquisiciones eruditas. Estas disquisiciones nos las hemos hecho nosotros previamente, pero nos ha parecido preferible ahorrárselas al lector no especializado. Este encontrará en las notas las referencias sufi cientes para ampliar sus informaciones y para conocer el fundamento de lo que afirmamos en el texto. 12 PRIMERA PARTE CRISTIANDAD E ISLAM CAPITU LO I INVASION Y RECONQUISTA El reino de Navarra, o mejor de Pamplona, como se le llama en los primeros siglos, se nos presenta desde un principio con unas notas que lo diferencian bien de los otros núcleos cristianos de reconquista. Mientras que el reino asturiano pretende presentarse como continuador del reino de Toledo, y los condados catalanes son una proyección del gran imperio de Carlomagno, los reyes de Pamplona no se sienten ni continuadores de la monarquía visigoda, ni vasallos de Carlomagno. Contra los dos pueblos — visigodos y francos— habían mantenido las gentes del país largas y tenaces contiendas. Por eso, mientras Asturias se siente animada de un espíritu de Reconquista, esperando que de su esfuerzo bélico venga la «salvación de España», las gentes del reino pirenaico cifran toda su aspi ración en afirmar su independencia de poderes extraños. El sustrato humano en que se apoya la monarquía pirenaica es también muy diverso: son gentes de estirpe vasca, cuya estructura social, económi ca y cultural difería profundamente de la de los territorios vecinos. Para reconstruir su historia posterior y darnos clara idea de cóm o surge una estructura política sin antecedentes locales en que asentarse, habría que conocer cuál era la organización interna de sus gentes en el momento de la invasión musulmana. Desgraciadamente carecemos de toda información sobre el particular. Las noticias históricas que podemos reunir, no sólo para los siglos VIII y IX, sino para los tres siglos anteriores, proceden del exterior — de francos, godos o musulmanes— es decir, de sus enemigos, que sólo podían tener una información muy deficiente de lo que ocurría en el interior del país. Sólo hipótesis cabe hacer para la época anterior a la invasión, y aún sobre una buena parte de la historia de los primeros siglos de reconquista — pese a la relativa abundancia de referencias cro nísticas— , pues éstas se reducen a guerras y alianzas, no bien explicadas, 15 y a enlaces matrimoniales entre sus jefes, no siempre bien comprobados, y que nos dejan una profunda insatisfacción sobre cómo estaban confi gurados los distintos grupos humanos, su asentamiento territorial exacto, cómo vivían sus gentes y qué relaciones mantenían unos grupos con otros. El esfuerzo y el ingenio de los eruditos se ha centrado principalmente en tratar de reconstruir unas dinastías reales, aquilatando bien los nombres y parentesco de sus miembros, esfuerzo meritorio, pero de pobres resul tados. Si es verdad que en los nombres y enlaces familiares algo puede adivinarse, el precario origen de nuestras informaciones hace que no pueda llegarse a conclusiones seguras, y el hallazgo de nuevos textos — especial mente de procedencia arábiga— pronto nos hacen ver lo incierto de las conclusiones a que habíamos creído llegar. Resignémonos, pues, a que cual quier afirmación que hagamos en este sentido no salga del terreno de las puras hipótesis de trabajo, y confiemos en que nuevos hallazgos completen y rectifiquen las que ahora sugerimos. RURALIZACION Y VASQUIZACION Un hecho, sin embargo, aparece bien comprobado. Cuando los musul manes entran en contacto con estas gentes del Pirineo, pronto notan que se hallan ante un pueblo distinto, en un estadio cultural más atrasado '. Esto respondía al distinto grado de romanización que había alcanzado el país y a un proceso de ruralización que se va acentuando desde el siglo V, con predominio ahora del elemento vasco. Las estructuras romanas se habían extendido por toda la zona llana de Navarra, y la romanización era particularmente intensa en todo el curso del río Aragón, y en las riberas del Arga y del Ega. Se extendió también por la zona media, próxima a Pamplona, y a sus comunicaciones con el valle del Ebro. Pamplona, fundada en el siglo I antes de Cristo, era una mansión en la vía que conducía de Burdeos a Astorga, que protegía el paso del Pirineo. De no gran extensión, se desenvolvía dentro del siglo II en un ambiente típicamente latino. Pero esta romanización no había alcanzado a todos los medios rurales, especialmente a los de la Navarra húmeda, donde perdura la tradicional organización gentilicia, y, con sus estructuras económicas y sociales, la lengua vasca. Así, pues, bajo toda la época impe rial conviven dos pueblos y dos culturas: una adventicia, extraña, que lleva (1) Según I bn Q utayba, trad. de R ibera, Colección de obras arábigas de historia y geografía, t. II, Madrid, 1926, p. 116, e Ibn I dari, Hist. de l’Afrique et de l’Espagne inti- lulée Ál-Bayano’l-Mogrib, trad. Fagnan, II, Argel. 1904, p. 25. 16 Mosaico romano del siglo IV, procedente del Soto del Ramalete (Tudela). Museo de Navarra. consigo los refinamientos de la civilización romana, y otra un tanto imper meable a estas novedades, separada por las barreras de la lengua y de la estructura económica.