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60 4. Colonización, privatización de la tierra y resistencia yaqui: 1820-1910 Juan Banderas defiende la autonomía política y territorial de los yaquis. El inicio de la vida política independiente del país mantuvo la problemática indígena entorno a la privatización de la tierra. En el territorio yaqui el proceso no sólo continuó sino que se aceleró gracias al predominio de la ideología liberal. Para 1860 la mayoría de las tierras sonorenses se había privatizado a excepción de la región yaqui, donde la resistencia había cobrado una mayor intensidad durante la segunda mitad del siglo XIX. 1 La expulsión de los jesuitas y la actitud titubeante del gobierno virreinal en la aplicación de las reformas borbónicas contribuyeron a revitalizar la autonomía política y territorial. Aunque algunos cronistas de la época consideran que tras la salida de los jesuitas sobrevino la decadencia económica de la región, lo cierto es que para la tradición comunitaria y de autogobierno de los yaquis esto fue positivo porque retomaron sus prácticas ancestrales: la economía de subsistencia mediante una agricultura de autoconsumo, la libre elección de sus gobernantes y la figura militar de capitán general recobró gran importancia. Socialmente seguían siendo la población más numerosa y laboriosa de Sonora y culturalmente, mantuvieron una amplia participación en la organización de los cultos y fiestas religiosas introducidos por los jesuitas, revitalizaron algunos de sus antiguos ritos con lo que reforzaron su identidad cultural, extendieron los lazos de solidaridad y unidad étnica. Quienes se ausentaban siempre volvían a sus pueblos 1 Sergio Ortega Noriega, Un ensayo de historia regional, op. cit. , pp. 182-183. Neevia docConverter 5.1 61 para celebrar y participar en sus fiestas religiosas, nunca abandonaban sus tierras del todo. 2 Todos estos factores les permitieron resistir de manera consistente los intentos de disolución de sus comunidades. Los liberales mexicanos en su interés por “Modernizar” a la nación y acotar el poder económico de las corporaciones religiosas otorgaron a sus habitantes la calidad de ciudadanos con personalidad jurídica y únicos con derecho a la propiedad privada. Con esto daban pie a la desaparición de la propiedad comunal indígena. Tanto en la Constitución General de la República Mexicana, como en la local de las Provincias Internas de Sonora y Sinaloa se desconocía la personalidad jurídica de las comunidades indígenas y sólo reconocían a los individuos como ciudadanos sujetos de derecho. Bajo la ficción de una igualdad ciudadana, los indígenas perdían su dimensión corporativa y ahora, en tanto ciudadanos, se les reconocía personalidad jurídica y derecho a la tierra, individual y privada. Por lo que dejaba de ser reconocida la propiedad comunal y las formas de organización indígena, se establecía así, a la propiedad privada como única forma valida de tenencia de la tierra. 3 Bajo este esquema jurídico que ignoraba la historia y la cultura de los pueblos se atacaba a las comunidades indias y legalizaba que se fraccionaran las tierras comunitarias.4 Aprovechando que los yaquis volvían a su antiguo patrón de asentamiento, dispersándose en rancherías y que habían dejando los pueblos escasamente habitados, los 2 Héctor Cuauhtémoc Hernández, Autonomía e insurgencia, pp. 23-30, 35-41, 50-51,66-68, 75-77; Evelyn Hu-DeHart. “Rebelion campesina en el Noroeste: Los indios yaquis de Sonora, 1740-1976” en Friedrich Katz, comp., La lucha rural en México del siglo XVI al XX , México, Era, 1990, Vol. 1, pp. 147-148; Sergio ortega Noriega, Un ensayo de historia regional, op. cit. , p. 114; Evelyn Hu-DeHart, Adaptación y resistencia en el…, pp.82-83. 3 Sergio Ortega Noriega, op. cit. , p. 137; Charles Hale, op. cit. , pp. 223-224, 230-231. 4 Juan Domingo Vidargas del Moral, op. cit. , p. 440. Neevia docConverter 5.1 62 colonos yoris (blancos) empezaron a invadirlos, siendo Cócorit el que más colonos tenía por estar cercano al presidio de Buenavista como lo habíamos mencionado anteriormente. 5 En 1824, las provincias internas de Sonora y Sinaloa se integraron en una nueva división administrativa: el Estado de Occidente y bajo esta nueva forma de administración política y territorial, las oligarquías regionales trataron de socavar la autonomía política de los pueblos indígenas con la intención de controlarlos y despojarlos de sus tierras. 6 Ante el avance de la colonización y la consecuente violación de su autonomía los indios Opatas fueron el primer pueblo de la región en rebelarse dos veces seguidas: en 1819 y 1824, debido a la imposición de autoridades.7 Como lo señala Héctor Cuauhtémoc Hernández: En la mayoría de los casos, las demandas eran por desacuerdos con el nombramiento de autoridades opuestas a los intereses de los pueblos, por instituciones que les imponían sobre la estructura de la organización política interna o por el peso de la gestión o representación de los cargos. 8 Los Opatas rechazaron la imposición del capitán general Juan Evangelista Barrios, fiel a las autoridades estatales, porque el pueblo se inclinaba por Juan Dorame, jefe militar de la compañía de Fieles Opatas, la rebelión fue controlada en poco más de un mes y el jefe Dorame pasado por las armas. 9 En octubre de 1824 los yaquis se sublevarón casi por los mismos motivos. Las autoridades del estado de Occidente llegaron a sus comunidades con el fin de medir las 5 Héctor Cuauhtémoc Hernández, Autonomía e insurgencia, p. 50; José Velasco Toro, op. cit. , p. 21; Fortunato Hernández, Las razas indígenas de Sonora y la guerra Yaqui , México J. de Elizalde, 1902, pp. 114- 115. Estos últimos autores mencionan que la colonización aumento en los pueblos yaquis después de la independencia. 6 Héctor Cuauhtémoc Hernández, Autonomía e insurgencia, p. 33. 7 Juan Domingo Vidargas del Moral, op. cit. , p. 453; Héctor Cuauhtémoc Hernández, Autonomía e insurgencia, p. 85. 8 Héctor Cuauhtémoc Hernández, Autonomía e insurgencia, p. 83. 9 Ibid. , p. 85; Héctor Cuauhtémoc Hernández, “La rebelión yaqui de 1824-1827”, en Historia regional comparada , 1990 . Actas del segundo congreso , México, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, (marzo de 1991), p. 363. Neevia docConverter 5.1 63 tierras para repartirlas en lotes privados, realizar un censo para el cobro de los impuestos e intentaron nombrar nuevas autoridades. A todas luces estas acciones representaban un nuevo intento de despojo y control político, la violación a su autonomía territorial y política condujo a los yaquis a protestar ante el gobierno local, quien respondió enviando tropas a los pueblos, arrestando y fusilando a los delegados que habían encabezado la protesta 10 y, como si fuera poco el castigo, enviando al general José Figueroa a hacer leva entre los indígenas para combatir a los apaches que asolaban el río Colorado. Los yaquis se negaron a colaborar en dicha campaña y a obedecer a su capitán general, quien pidió apoyo a las autoridades para controlar la situación. En septiembre de 1825, las tropas yaquis destituyeron al capitán general y éste, para mantenerse en el cargo, solicitó el envío de tropas, por lo que se desató la violencia. El 25 de octubre, las tropas del estado de Occidente fueron vencidas y destrozadas en el pueblo de Ráhum, y el gobernador de la entidad, Simón Elías González, al no contar con las fuerzas militares suficientes, organizó personalmente una expedición apoyada por los hacendados, rancheros y mineros afectados con el conflicto. Para su sorpresa al entrar al territorio yaqui no tuvo ningún encuentro militar porque éstos habían cambiado su estrategia e implementaron la organización en cuadrillas guerrilleras, por lo que no le presentaron combate. Al valorar la situación militar desfavorable en que se encontraba, el gobernador prefirió negociar la paz con los rebeldes y acceder a sus demandas. Las peticiones fueron las siguientes: el retiro de las tropas y de los “yoris” que habían invadido sus tierras y que el gobierno los reconociera como legítimos propietarios de su territorio, a cambio, los yaquis: reinstalarían al capitán general, 10 Patricia Escandón, Fuego en el yaqui..., p. 162. Vid . también Juan Domingo Vidargas del Moral, op. cit. , pp. 455-456; Edward H. Spicer, Los yaquis..., p. 161. Sergio Ortega Noriega, Un ensayo de historia..., op. cit. , p. 138. Neevia docConverter 5.1 64 devolverían el ganado sustraído de las haciendas y ranchos de la zona, depondrían las armas y regresarían a sus pueblos. La solución favorable a los indígenas, que el gobernador Simón Elías González dio al conflicto, provocó el descontento de los propietarios de Sonora y Sinaloa, así como de la burocracia estatal. Los acuerdos de paz, no se cumplieron y esto provocó que estallara la violencia. Los yaquis pidieron al gobierno que retirara de su territorio las tropas que estaban a cargo del general José Figueroa, que ascendían a 200 soldados, pero el General, en vez de retirarlas, con el argumento de “asegurar la tranquilidad”, las dividió y las concentró en tres puntos distintos, además trató de disolver su estructura militar prohibiéndoles el uso de sus armas y suprimiendo las milicias y capitanes yaquis. La situación se tensó y el general Figueroa al tratar de solucionar el problema a punta de sangre y fuego, lo empeoró más. La rebelión se salió de control y se extendió a los pueblos mayos. 11 Bajo la dirección de Juan Banderas, cuyo nombre real era Juan Ignacio Jusacamea, se inició en el centro, sur y en algunos puntos del norte de Sonora como Petic, una guerra total contra los blancos (Ver anexo A mapa 4) . Banderas utilizó como estrategia psicológica la guerra de castas y en 1826 lanzó un manifiesto para convocar la alianza de las etnias pima, seri y opata bajo la consigna de expulsar de sus territorios a los “yoris” (blancos). Los únicos que respondieron a su llamado fueron los mayos y así, al mando de 2000 rebeldes logró expulsar a los colonos establecidos en los poblados mayos, asoló las haciendas, ranchos y reales de minas que se encontraban alrededor de sus territorios.