La Estampa Y El Grabado Mexicanos. Tradición E Identidad Cultural
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1 LA ESTAMPA Y EL GRABADO MEXICANOS. TRADICIÓN E IDENTIDAD CULTURAL ALMA BARBOSA SÁNCHEZ 2 INDICE Introducción…………………………………………………………………..3 I.- La estampa mexicana, tradición e identidad cultural…………………..5 II.- El arte del grabado El color en la estampa…………………………………………………....72 III.- Dualidad gráfica: composición y ejecución ….…………..……………82 IV.- El protagonismo de los impresores….. ………………….……………91 V.- El ámbito de las ediciones…………………….…………….……………101 VI.- Técnicas gráficas ……………………………..…………………………111 VII.- La obra de arte: atribución de valor y mercado……….……………..122 VIII.- Bibliografía……………………………………………………………..135 IX.- Ilustraciones………………………………………………………………143 3 INTRODUCCIÓN Históricamente la estampa mexicana ha constituido, un vehículo de comunicación social y un valioso testimonio de la representación y documentación de la vida social, a través del filtro del imaginario artístico. Con distintos lenguajes y cánones estéticos, ha dotado de rostros y actitudes a los protagonistas de la sociedad mexicana, en lo que mejor los define: su diversidad étnica, cultural territorial, dentro de agudos contrastes políticos y económicos. De ahí, la pertinencia de aportar, desde la sociología del arte, una perspectiva analítica sobre la tradición cultural de la estampa artística mexicana, considerando su función de ilustrar la vida social y la identidad de sus protagonistas. Particularmente, se plantea la trayectoria histórica de la estampa artística, así como la constitución de comunidades gráficas, los diversos procesos técnicos del grabado tradicional, el papel de los impresores, las convenciones que rigen las ediciones gráficas, la valoración cultural y comercialización de la estampa en el mercado del arte. El primer capítulo planta los antecedentes de la gestación de la estampa en el ámbito académico de finales del siglo XVIII y su sometimiento a los cánones de representación del arte europeo durante el siglo XIX. Posteriormente se examina el periodo posterior a la Revolución Mexicana que favoreció la emergencia de las vanguardias gráficas y el renacimiento de la estampa artística, con un carácter político, social y testimonial. En este contexto la imagen gráfica cumplió una función pedagógica, ideológica y de comunicación social que contribuyó a la construcción visual de la identidad social nacionalista, a través de la praxis de distintas agrupaciones artísticas: Estridentismo, Escuelas de Pintura al Aire Libre (EPAL, 1920), Centros Populares de Enseñanza Artística Urbana (CPEAU, 1927), ¡30-30! (1928), Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores, Escultores y Grabadores Revolucionarios de México (SOTPEGR, 1922), Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR, 1934) y Taller de Gráfica Popular (TGP, 1937). Cada una de estas agrupaciones reivindicó las cualidades de comunicación social de la estampa, para ilustrar sus postulados estéticos y premisas ideológicas (textos, manifiestos, autodefiniciones). Su praxis gráfica se fundamentó en: la apropiación simbólica e intervención artística de la ciudad de México mediante carteles/volantes/manifiestos y obras gráficas (Estridentismo, ¡30-30!, LEAR, TGP); la novedosa articulación del texto lingüístico y la estampa en el diseño editorial de revistas e ilustración de libros (Estridentismo); el vinculo sin precedentes entre la pedagogía artística y la producción de estampa popular (EPAL y CPEAU); la modalidad inédita de ocupar espacios populares, para llevar a cabo exposiciones y comercializar la estampa, promoviendo la formación de públicos, a través de la gestión de los propios artistas (¡30-30!); la circulación de la estampa en volantes, carteles y revistas con una iconografía testimonial de las movilizaciones populares, el costumbrismo y el ideario político (socialista, antifascista, sindicalista) de sus autores (LEAR, TGP). Excepcionalmente, el TGP se caracterizó por la constitución de un taller autogestionario y el trabajo colectivo en la producción de la estampa. El discurso visual de estas vanguardias gráficas ilustró facetas de la identidad social, en su diversidad, complejidad, aspiraciones y demandas colectivas; ya sea, la perspectiva idealizada de la modernidad dentro de su dinámica urbana y tecnológica (Estridentismo); la autorrepresentación de los actores populares mediante su aprendizaje del grabado (EPAL y CPEAU); la problemática académica del arte y de la difusión de la cultura artística (¡30-30!); las demandas de la población (movilizaciones sociales, condiciones laborales de los trabajadores) y los conflictos internacionales de la época: fascismo, guerra civil española (LEAR, TGP). Por las modalidades novedosas de su praxis gráfica, todas estas agrupaciones representaron las vanguardias gráficas del arte mexicano de la primera mitad del siglo XX. En la segunda mitad de este siglo, la renovación de las técnicas y los temas de la representación gráfica, es resultado de la emergencia de nuevas vanguardias gráficas representadas por el movimiento estudiantil de 1968 y los Grupos de la década de los años setenta, que se 4 caracterizaron por la apropiación simbólica e intervención artística de la ciudad de México, su vinculación a los públicos populares y los discursos gráficos que ilustraron las contradicciones del sistema político del país y las desigualdades sociales y económicas. Actualmente, la producción grafica se fundamenta en la coexistencia de diversas comunidades gráficas y de la pluralidad de lenguajes artísticos; así como de los casos excepcionales de artistas que, con sus obras, han dotado de identidad al arte mexicano. Así también, la reflexión sociológica del primer capitulo incluye el papel de la estampa popular y la aportación de su propio imaginario estético sobre la vida social, en tanto que no sólo ha formado parte de la cultura visual, sino también ha constituido un referente de la estampa artística, ya sea como antagonista o fuente de inspiración para el arte nacionalista posrevolucionario, como se advierte en la influencia de los caricaturistas del siglo XIX y de la obra de José Guadalupe Posada. El segundo capítulo expone la actualización de la estampa mexicana, a partir de la aplicación del color, como resultado de la influencia de las tendencias internacionales de los años sesenta. El tercer capitulo está referido a la dinámica de la producción gráfica dentro de la división y especialización del trabado mediante dos actividades complementarias: la composición y la ejecución. La primera involucra la concepción de las imágenes o invenciones del artista; y la segunda, la colaboración de grabadores e impresores en el proceso de elaboración de las estampas. De ahí, que el cuarto capítulo se dedique a la relevancia del papel de los impresores, como co- protagonistas del proceso de producción gráfica y sus particulares aportaciones. El quinto capitulo plantea una reflexión epistemológica sobre el campo del arte y sus agentes (artistas, críticos, historiadores, galeristas, coleccionistas, funcionarios culturales), examinando la dinámica del mercado del arte y la valoración simbólica y económica de las estampas, a partir de la convención de las ediciones limitadas. El sexto capítulo plantea una reflexión sobre las particularidades de las técnicas dentro de la producción de artistas mexicanos y el séptimo capitulo está referido a los procesos simbólicos de atribución de valor y consagración de la obra de arte, en función de los intereses del mercado del arte. Finalmente, agradezco a los artistas y especialistas en arte sus testimonios para la realización de esta investigación. 5 La estampa mexicana: tradición e identidad cultural en el siglo XX Sin duda, la antigua Academia de San Carlos constituye el epicentro de la tradición, producción y cultura de la estampa artística mexicana que ha aportado identidad y relevancia al arte mexicano. Desde su constitución en 1781, y la publicación de su reglamento en 1785, su génesis está signada por la enseñanza y difusión de las técnicas del grabado gráfico. Justino Fernández afirma: “Es indudable que gran parte del prestigio de la Antigua Academia de San Carlos se apoya en esta rama del arte y no hay que olvidar que de la Escuela de Grabado de la Casa de Moneda surgió aquella nobilísima institución y que fue un grabador de gran estilo, Jerónimo Antonio Gil, uno de sus fundadores, su primer director general”. 1 Sin embargo, la producción de la estampa académica planteó un problema de origen: su subordinación a los cánones artísticos europeos inhibió la expresión plástica que delatara su singularidad formulada en el universo cultural mexicano de la época. Así, desde la primera mitad del siglo XIX, la producción de la estampa se afilió a la tendencia del barroco dieciochesco, mientras que en la segunda mitad de la centuria, a la “tendencia romántica”. 2 El hecho de que la estampa académica estuviese dominada por el eurocentrismo artístico y la ausencia de inventiva singular que la dotara de una identidad cultural en su expresión gráfica, no se explica sin considerar que la Academia de San Carlos heredó la poderosa influencia de la cultura colonial y sus principios de regulación y organización de las prácticas de representación artística; mismos principios que legitimaron la hegemonía del arte europeo y sancionaron toda iniciativa de expresión plástica gestada en el contexto nacional. De ahí, que el aparato académico se esforzara en consolidar la hegemonía estética europeizante entre su alumnado, al instituir el procedimiento pedagógico de copiar sistemáticamente las obras gráficas de artistas europeos, En el ámbito europeo,