Historia de México I

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Invierno 2016 - 2017. F. J . C . M. . Índice

Tema Pagina Introducción……………………………………………………………………………….. 2 El espíritu del conquistador…………………………………………………………. 3 Los albores de la Nueva España………………………………………………………. 4 Don …………………………………………………………………... 5 Un precursor sobresaliente: Pedro de Gante………………………………….. 8 La evangelización sistemática………………………………………………………………………………….. 9 El cristianismo frente al paganismo………………………………………………... 11 Apego a su antigua religión…………………………………………………………… 12 La Hostilidad y resistencia de los indios……………………………………………… 13 Diversidad lingüística…………………………………………………………………… 14 Vicios de los indios y su superación………………………………………………... 15 Los prejuicios raciales y la defensa de los indios…………………………….. 16 El proceso de la evangelización……………………………………………………. 17 a) Enseñanza del catecismo…………………………………………………………… 18 b) Recepción de los sacramentos…………………………………………………… 19 Obras culturales de los primeros misioneros ………………………………… 20 a) Las escuelas………………………………………………………………………………... 21 b) La enseñanza de las artes ………………………………………………………….. 22 Las obras materiales en favor de los indios : a) Los pueblos de indios. 22 b) Las misiones………………………………………………………………………………… 23 c) La enseñanza de oficios………………………………………………………………. 24 d) Los hospitales ……………………………………………………………………………. 25 Conclusión ………………………………………………………………………………………………………………………... 28 BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………………… 29

• Tata Vasco. Paul L. Callens. Editorial Jus. • Evangelización en México. José Gutiérrez Casillas. Ediciones Promesa. • Mártires Jesuitas. José Gutiérrez Casillas. Editorial Tradición. • El Papa Paulo III y los Indios de América. Lewis Hamke FUNDICE – JUS. • Los derechos temporales y espirituales de los naturales del Nuevo Mundo. Alberto de la Hera. FUNDICE – JUS.

- 1 - Introducción

El tema de la conquista de México generalmente queda reducido a la epopeya militar en la cual el capitán Hernán Cortés al sometió de manera violenta a las diversas tribus indígenas, en particular a la más aventajada de las civilizaciones amerindias del Anáhuac: el pseudo imperio Aztecas; las narraciones suelen estar llenas de relatos de batallas desiguales en el número de los contrincantes, diferencias de armamentos y tecnología bélica, crueldades de los vencedores y sufrimientos de los vencidos, así como de abusos de parte de unos y padecimientos de los otros.

Después se estos pasajes históricos, la mayoría de los historiadores remiten una síntesis cronológica que pretende reducir la dominación española a la más cruenta explotación y esclavitud durante trescientos años de colonia, hasta que los gritos de libertad movilizaron a los pueblos de Iberoamérica hacia su independencia. Sin embargo esta versión no es del todo apegada a la realidad, durante el proceso de la conquista no todo fue guerra y sometimiento por las armas, también hubo capítulos maravillosos de hombres que no siendo soldados, llevaron a cabo otro tipo de batallas en favor de los indios.

Hacemos referencia a los frailes y sacerdotes que vinieron con los soldados y aventureros españoles, pero que de inmediato se pusieron del lado de los conquistados, defendiendo su integridad física, la dignidad de sus personas y, a pesar que al principio promovieron la destrucción de sus creencias, fueron grandes impulsores de su cultura, buscando de inmediato la integración de todos los pueblos amerindios a la civilización que se empezaba a forjar.

Basta echar un vistazo con detenida atención a nuestro alrededor para percatarnos de la gran influencia recibida por la cultura española, no solo representada en diversas edificaciones sino en la inmensidad de tradiciones, costumbres y creencias que se fueron formando con la integración de la visión de ambos mundos: el indígena y el hispano, todo como resultado del trabajo incansable y casi nunca valorado de estos hombres, debido a que simplemente se desconoces la obra de esos ilustres frailecillos.

En el presente escrito se pretende mostrar una síntesis de esa maravillosa obra que se forjó en los inicios de la vida virreinal, especialmente durante el segundo cuarto del siglo XVI, y cuyos frutos culturales, materiales y religiosos se pueden apreciar hasta nuestros días.

- 2 - El espíritu del conquistador

La España de comienzos del siglo XVI era heredera de una larga lucha de casi ocho siglos, en la que cerca de 25 generaciones habían peleado por recuperar la totalidad de su propio territorio, forjando su identidad como nación heredera de la antigua tradición de los Visigodos – aunque la estadía de los árabes por tantos siglos también les dejó una fuerte influencia cultural, científica, lingüística, arquitectónica y alimentaria – fundamentada en los fuertes cimientos del humanismo cristiano.

Esta generación de españoles que en el mismo año de 1492 expulsaba al último reducto de los árabes de Granada y emprendían la más grandiosa aventura de todos los tiempos al penetrar por la inmensidad de la mar océano y llegar a territorios del Nuevo Mundo, inmensos en riquezas que se extendían ante sus ojos. Esta descendencia de Hidalgos e Hijosdalgo se sentían invencibles, merecedores de todo éxito, dignos acumular en sus personas todos los tesoros que el territorio recién descubierto les ofrecía.

Por un lado estaban demasiado ávidos de gloria: Entrega de Granada a los Reyes Católicos. las legendarias victorias de sus antepasados los invitaba https://www.google.com.mx/search?q=expulsión+de+los+arabes+de+la+peninsula+iberica. a una incesante búsqueda de aventuras que los convirtieran en los nuevos héroes que sin importarles demasiado los medios ni los costos en vidas propias y ajenas, se lanzaban a conquistar el enorme territorio que llamaron América y a sus innumerables reinos de indígenas que en su mayoría estaban tecnológicamente estacionados en la protohistoria – aunque es sabido que en conocimientos astronómicos, herbolaria, arquitectura e ingeniería estaban a la altura de los invasores europeos – y apropiarse de todos sus tesoros en oro, plata, tierras de cultivo y de crianza de ganado, pero sobre lo que más les brindaba era la mano de obra que por la esclavitud la volvía casi gratuita.

Personajes como Hernán Cortés, Francisco Hernández de Córdova, Francisco Pizarro, Pedro y Alonso de Alvarado, Vasco Núñez de Balboa, Bernal Díaz del Castillo, Juan de Grijalva, Juan de la Cosa, etc., eran hombres que se jugaban la vida no solo a cambio de poseer grandes riquezas y enormes extensiones de territorio, sino sobre todo, para que sus nombres se pusieran a la altura del Cid Campeador.

Sin embargo, aunque muchos españoles eran egoístas, no en todos era mezquindad, ambiciones mundanas y búsqueda de vanagloria, el siglo XVI español también fue rico en los frutos del espíritu: desde mediados del siglo catorce y sobre todo en el siglo de la conquista de América, surgieron una pléyade de hombres y mujeres que ejercitados en el misticismo religioso fueron unos verdaderos promotores de una vida basada en los principios del cristianismo.

Santa Teresa de Jesús (o Teresa de Ávila), San Juan González del Castrillo, San Juan de Sahagún, Ignacio de Loyola, Santa Catalina Tomás, San Francisco de Borja. San Juan de Ávila, San Juan Grande Román, Santo Toribio de Mogrovejo, San Juan de la Cruz, etc., fueron promotores de otro tipo de heroicidad fundamentada en la entrega y servicio a los demás, de la defensa de los más débiles, de entregar la vida por el otro y encontrar su fuerza en la oración y el sentido de su vida en la salvación de los hombres y mujeres de su tiempo.

Por increíble que parezca, ambas visiones coexistían en muchos de los aventureros hispanos que surcaron el Atlántico, eran al mismo tiempo hombres de guerra, de lucha, conquista y sometimiento y por otro lado hombres creyentes, piadosos y de acendrada Fe, soldados que llevando la espada por delante pero con la Cruz bien puesta en el pecho. Por eso el propio conquistador de la gran Tenochtitlan escribía al monarca español: “Sin el propósito de la conversión de los indios de su idolatría, esta guerra sería la más injusta”. (Ricard, Robert. 1986).

- 3 - Cabe resaltar que la visión cristiana de la época no concebía el mundo de manera meramente material, sino que intuía que al final de esta vida, como sanción a los méritos o deméritos logrados, el alma humana se preparaba para pasar a otra vida ya sea en el paraíso (cielo) o en el lugar de castigo (infierno); pero lo realmente peculiar era que se creía - en aquella cosmovisión de finales del medievo - que un garantía inequívoca para la salvación de las almas era la pertenencia a la Iglesia Católica, es decir que quienes estaban fuera de ella estaban irremediablemente condenados.

Esta visión tenía serios seguidores que estaban sinceramente preocupados por las millones de almas que vivían en los confines de la tierra (Asia, Lejano Oriente, África y la recién descubierta América) sin conocer el evangelio cristiano, razón por la que, según ellos, se estaban perdiendo para toda la eternidad y sentían una verdadera compasión por aquellas personas.

Sin duda el gran precursor de la evangelización fue el conquistador Hernán Cortés “ambicioso, fácil de sucumbir a la tentación, político de pocos escrúpulos, con aspectos de Don Quijote, (pero) de gran humildad, hondas convicciones religiosas y profundas manifestaciones piadosas y devoción a la Sta. Virgen, la Sta. Misa y la Oración” (Ricard, Robert. 1986); Cortés no solo era un buscador de gloria, riquezas y poder, también creía que no era posible que los nuevos súbditos del monarca español fueran unos paganos, por ello concebía llevar a cabo de manera paralela a la conquista militar otra de índole espiritual.

Fue tal el celo con el que se cumplió esta conquista espiritual que no pocos de los soldados de Cortés abandonaron las armas para tomar los hábitos y volverse ellos mismos en misioneros, Bernal Díaz del Castillo nombra a: “Gaspar Díaz, Alonso de Aguilar, Sindos o Cintos de Portillo, Medina, Quintero, Burguillos, Escalante, Lintorno, etc.”, (Ricard, Robert. 1986).

Al lado de los soldados conquistadores venían los primeros misioneros Hernán Cortés. https://www.google.com.mx/search?q=expulsión+d españoles: Padre Juan Díaz, Fray Andrés de Olmos, Fray Bartolomé de Olmedo, e+los+arabes+de+la+peninsula+iberica. entre otros, que dejando todo: patria, familia, hogar, riquezas, etc., se aventuraban hacia las tierras recién descubiertas sin otro afán que la conversión de los naturales a la Fe cristiana, sin la búsqueda de riqueza, sin aspiraciones de poder, anhelando solamente la mayor gloria de Dios en su entrega al trabajo cotidiano con los más débiles y desprotegido aún a costa del sacrificio de su propia vida.

De esos otros españoles que la historia oficial tiene olvidados, casi borrados de sus relatos, le vamos a dedicar las siguientes páginas para recordar sus epopeyas, sus grandes hazañas que rindieron frutos espirituales, culturales y materiales que perduran hasta el día de hoy.

Los albores de la Nueva España

Recién culminada la conquista del gran reino azteca, se instituyó el primer gobierno español en su antigua capital a la que se le imponía a su antiguo nombre el de México Tenochtitlan. Mientras el rey Carlos V (en realidad Carlos I de España y V de Alemania) llamaba a cuentas Cortés por los informes que de él se tenían por varios desmanes cometidos durante el proceso de esta gesta, el monarca español definía al gobierno que instituiría en la recién formada Nueva España.

El primer gobierno que se conformó en 1527 fue la Audiencia, la cual tenía funciones gubernativas y administrativas, en ausencia de un Virrey, pero su función real era más bien judicial tanto en lo civil como en lo criminal (Bravo Ugarte José, 1968); la primera audiencia estaba conformada por Nuño Beltrán de Guzmán, como Presidente y cuatro Oidores: Alonso de Parada, Diego Maldonado (ambos fallecidos al poco tiempo), y (Schlarman Joseph, 2002).

- 4 - Esta Audiencia, de tristísima memoria, se dedicó a cometer todo tipo de atropellos especialmente por parte de su presidente Nuño de Guzmán, por su avaricia y ambición, cometiendo actos de corrupción, enriquecimiento, esclavizando y explotando terriblemente a los indios recién conquistados (marcándolos con hierro candente en la cara o en la frente para determinar su propiedad); obviamente estas terribles acciones no solo no favorecieron sino que obstaculizaron la obra evangelizadora de los primeros misioneros, ya que los indios maltratados no aceptaban la predica de los evangelizadores por causa del mal testimonio de los españoles.

Funesta acción de Nuño de Guzmán fue la cruenta Nuño Beltrán de Guzmán, marcaba a los indios con hierro para determinar su propiedad tortura a la que sometió al cacique de los purépechas http://tolteca-guillermomarin.blogspot.mx/2012/04/otra-vision-de-la-conquista-de- llamado Caltzontzin frente a varios de sus vasallos, para que mexico.html revelara la ubicación de un inexistente tesoro de oro y plata, a dicho noble indígena lo atrajo hacia sus dominios con engaños de invitarlo a la Fe cristiana, dando un claro testimonio de su falta de escrúpulos y ausencia total de testimonio cristiano.

Por lo anterior, la lucha de los primeros frailes contra sus propios coterráneos, fue ardua y difícil, teniendo que enviar cartas a la corte española, “las cuales eran interceptadas por lo que incluso una de ellas - fechada el 29 de agosto de 1529- fue escondida en el cuerpo de un crucifijo ahuecado para ese fin para que el Rey quedara informado de una fuente fidedigna” (Callens, Paul, 1992); llegaron incluso a viajar a la propia España para denunciar los abusos de estos malos gobernantes.

En respuesta a estas justas acusaciones el rey Carlos V la sustituyó por una segunda audiencia “para representar al emperador en los territorios recién conquistados, siendo su principal misión mirar por la educación y buen tratamiento de los indios tanto en lo espiritual como en materia corporal” (Callens, Paul, 1992); esta segunda audiencia estaba conformada por: fray Sebastián Ramírez de Fuenleal O.P., como Presidente y los oidores Vasco de Quiroga, Juan Salmerón, Francisco Ceinos y Alonso Maldonado. A diferencia de su antecesora esta audiencia se distinguió por la actuación prudente, justa y benévola hacia los indígenas conquistados y dirigió con rectitud y firmeza a los españoles residentes en la Nueva España. De esta segunda audiencia cabe resaltar a uno de sus integrantes, del que vale la pena un tratamiento aparte.

Don Vasco de Quiroga

Oriundo de Madrigal de las Altas Torres, “una vieja y fortificada ciudad no lejos de Valladolid y Salamanca, en el reino de Castilla… allí nació también la reina Isabel la Católica y murió el célebre fray Luis de León” (Callens, Paul, 1992). Aunque no se tiene mucha certeza, se cree que nació en 1470; a pesar de ser un reputado abogado no se tiene noticia donde estudió la carrera de derecho, pero se cree que fue en Salamanca. Paul Callens afirma que los estudiantes de leyes de aquel entonces también se les formaba en literatura y teología dogmática – de la que era un experto -, debiendo dominar tanto el derecho canónico (leyes propias de la iglesia) como el derecho civil.

Cuando Colón descubrió América, tenía 22 años, al descubrirse el Océano Pacífico por Núñez de Balboa tenía 43 y al conquistar Hernán Cortés la Gran Tenochtitlán cumplía 51 años. Al recibir la invitación directa de la esposa del Emperador Carlos V, Isabel de España, en 1530, contaba con 60 años de edad.

- 5 - El 9 de enero de 1531 llegó a la capital de la Nueva España con los miembros de la 2° Audiencia; fueron recibidos con escéptica alegría, pues la memoria de la primera audiencia estaba fresca todavía y debían tener paciencia para demostrar con hechos, que venían a corregir los males que les aquejaban.

Había un ambiente de tensa calma, los sometidos indígenas soportaban estoicamente el sometimiento y maltrato de los conquistadores, don Vasco de inmediato se puso en contacto con la humilde población, “vio a los naturales desnudos y hambrientos recogiendo alimentos, desde muy temprano hasta muy noche, escuchaba las quejas de los indios por los males sufridos… le turbaba la desnudez con que andaban y hasta derramaba lágrimas por lo conmovido que estaba al contemplar las crueles ofensa sufridas y que los indios le expresaban en vívidos dibujos” (Callens, Paul, 1992).

Los integrantes de esta segunda audiencia traían claras instrucciones de dar un tratamiento humano a los indios, prohibir su esclavitud, procurar su conversión al cristianismo, procurarles una buena educación y proveerlos de lo suficiente para satisfacción de sus necesidades materiales. En este Vasco de Quiroga http://www.preguntasantoral.es/tag/siervo-de-dios-vasco- punto don Vasco de inmediato se puso manos a la obra. de-quiroga/

Con los recursos económicos que había acumulado a lo largo de su vida adquirió unos terrenos a las afueras de la capital, con la finalidad de iniciar una colonia o barrio “modelo”: compró mantas, granos de maíz e invito a varias familias de indios recién instruidos y bautizados, colocó un cruz en medio de lo que sería la nueva villa a la que puso por nombre Santa Fe. La idea era sacar de la vida nómada y semi nómada en la que vivían buena parte de la población indígena de la recién formada Nueva España; se trataba de lograr un apego a la tierra y cariño al terruño a la vez de procurarles los medios para su propia subsistencia, es decir que cada barrio fuera autosuficiente y libre.

Don Vasco redactó las ordenanzas bajo las cuales se viviría: las familias comprendían no solo al padre y madre de familia, sino que se incluía a los abuelos, hermanos y toda la prole (hasta nietos e incluso biznietos), habitarían en casas amplias y el varón de mayor edad sería el patriarca, el único español que viviría en la población sería el misionero que fungiría como Rector. De los colonos unos se dedicarían a las labores del campo y otros a realizar diversos oficios (carpinteros, zapateros, herreros, etc.); la jornada de trabajo sería de seis horas diarias, para dejar tiempo para la instrucción religiosa, la enseñanza escolar (primeras letras y hacer cuentas), trabajos manuales y ejercicios mentales. El fruto del trabajo se repartía a las familias según sus necesidades y lo que sobraba se dejaba para repartir a los pobres, viudas, huérfanos y ancianos; cuando se construyó el Hospital, éste se encargaba de administrar estos recursos sobrantes.

El experimento de Santa Fe, fue muy exitoso y la fama de Don Vasco se extendió por toda Nueva España llegando la buena noticia hasta la Corte de Carlos V y a Roma. Al conquistarse la provincia de Michoacán se pensó de inmediato en formar una nueva diócesis para regir los destinos de las almas de los indios tarascos y purépechas recién integrados al reino. En un inicio se pensó en nombrar a como obispo de dicha diócesis a fray Luis de Fuensalida y se envió al Abogado de 63 años, Don Vasco de Quiroga, como visitador de esta nueva provincia que había sido fuertemente agraviada por Nuño de Guzmán – que torturo a su rey Caltzontzin – y al llegar les dirigió un sentido discurso:

“he venido a renovar nuestra amistad… su majestad está apesadumbrado por los agravios recibidos... estén seguros que los culpables recibirán su castigo… y es un honor ser el enviado para darles seguridad” (Callens, Paul, 1992).

De inmediato se puso trabajar con los indios de Michoacán para echar a andar el proyecto de Santa Fe en tierras purépechas: Pátzcuaro y Tzintzuntzan fueron las primaras poblaciones que aceptaron sus ofrecimientos para fundar villas bajo la visión humanista de Don Vasco.

- 6 - En cada poblado construyó un oratorio en donde día a día hacía oración para el buen éxito de su obra; encomendó a los artesanos tarascos que hicieran una figura femenina de singular belleza a la que atavió con ropajes de Nuestra Señora la Madre de Jesús y la colocó en el oratorio para encomendarle a la “Señora” que intercediera por su misión e hiciera favores a los indios para su conversión; luego invitó a los nativos a confiarle todas sus necesidades y males e instándoles a su fervor; fueron tales los socorros otorgados a los naturales que pronto surgió la devoción a la virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de la Salud, la cual perdura hasta nuestros días.

Pero resulta que el candidato a obispo de la provincia de Michoacán no aceptó el nombramiento – por su avanzada edad y frágil salud – por lo que se pensó en otro candidato: los méritos de Vasco de Quiroga eran tales que los Obispos Zumárraga y Garcés no dudaron en recomendarlo y a pesar de ni siquiera ser sacerdote, el 18 de agosto de 1536 es aprobado por el papa Paulo III. Después de casi 2 años de ardua preparación recibe del Obispo Zumárraga – a los 69 años de edad –, entre los meses de diciembre de 1538 y enero de 1539 las órdenes menores, las mayores, el diaconado la ordenación sacerdotal y finalmente es consagrado como Primer Obispo de Michoacán de la que tomó posesión en agosto de ese año (casos semejantes solo se resaltan los de San Ambrosio y San Agustín).

De inmediato se dio a la tarea de replicar en toda su extensa diócesis el experimento de Santa Fe, decenas de pueblos fueron fundados bajo ese esquema, millares de indios se vieron beneficiados con las estrategias de don Vasco: enseñando a cada pueblo los oficios que les permitieran explotar mejor los recursos naturales de su región (carpintería, herrería, explotación del cobre, cultivos, huertos, pesca, zapatería, fábrica de cobijas, sombreros, etc.) trayendo maestros de oficios para enseñar a los indios, y promoviendo una red de comercio entre cada pueblo de tal forma que entre todos ellos se proveían de los bienes necesarios para su subsistencia. Procuró además dotar a cada pueblo de escuela elemental y de oficios así como de un hospital para el cuidado de la salud y la ayuda a los más pobres y necesitados. Finalmente consiguió del rey un privilegio especial para que sus fundaciones no pagaran impuestos y así favorecer su desarrollo económico.

Preocupado por el desarrollo cultural e intelectual de sus amados indios fundó dos colegios: el de san Nicolás (con doble carácter: de seminario y colegio de altos estudios) y el colegio de Tiripetío; Don Vasco soñaba con formar los primeros sacerdotes indígenas que evangelizaran a sus hermanos purépechas, aunque para 1575 si bien se habían ordenado cerca de 200 sacerdotes, ninguno fue de las etnias nativas de Michoacán (Callens, Paul, 1992).

Debido a la gran extensión de su diócesis (que abarcaba los actuales estados de Michoacán, Querétaro y Guanajuato) don Vasco fundó muchas villas como Silao, San Felipe (Torres Mochas) y la propia Cd. de Guanajuato - siendo un anciano de más de 90 años - pero aun así se presentaba a colocar la primera piedra de dichas fundaciones.

Otra preocupación de este gran Obispo era la de construir una catedral, la cual inició en la ciudad de Pátzcuaro. La pensó monumental (de 5 naves), pero solo se le autorizó (por parte de los arquitectos del rey) una modesta construcción de una nave. Finalmente en el año de 1565, tal vez presintiendo que su final se acercaba - aunque siempre gozó de buena salud y de no padecer dolencia alguna - llamó a su notario Don Alonso Cáceres para dictarle su testamento; tres meses después, en el mes de marzo, al realizar una visita a una de las villas más fecundas de su diócesis, Uruapan, en la que él introdujo el cultivo de frutos como plátano, mamey, chirimoya, naranjas, limas, limones, caña, zapote, etc., fue recibido con gran entusiasmo, pero al atardecer se sintió indispuesto Catedral de Pátzcuaro, construida por Vasco de y fue llevado al hospital del Santo Sepulcro de Uruapan, tras varios días Quiroga en 1540 de convalecencia murió en los inicios de la primavera de 1565 a la edad http://www. http://enbreve.villapatzcuaro.com/visitar/edificios.htm 95 años.

- 7 - El gran amor y entrega que les brindó don Vasco de Quiroga a los naturales de Michoacán, así como las múltiples y variadas obras espirituales, culturales y materiales de que los proveyó, hizo que sus amados indios lo vieran como a un padre amoroso y protector, como un guía para sus vidas y sus almas, por lo que todos de manera unánime le llamaban afectuosamente “Tata, Tata Vasco” y hoy en día no hay rincón de ese lugar en el que los habitantes actuales no le señalen a los turistas que les cuestionan sobre de quién aprendieron a realizar sus bellas artesanías o a trabajar en lo que hacen, sin dudar responden: Tata Vasco.

Un precursor sobresaliente: Pedro de Gante

Su nombre es Peter Van Der Moere, no es español sino de origen flamenco y era pariente cercano de Carlos V: “era, aunque de ello no todos lo que lo conocían tuviesen noticia, tío del emperador probablemente hijo de su abuelo paterno de éste, Maximiliano I (de Alemania)” (Chávez, Ezequiel A. 1958).

Pedro de Mure es conocido también como Pierre de Gand o Pedro de Gante, nacido hacia 1483 en los países bajos entonces españoles (actualmente Gante es una ciudad de Bélgica y es capital de la provincia oriental de Flandes). Estuvo al servicio de su pariente el Monarca español y fue su acompañante en las negociaciones con Enrique VIII de Inglaterra, cuando ambos tramaban una alianza.

Sintiendo el llamado a la vocación misionera y dejando de lado los lujos y comodidades de la corte española se embarca junto Fray Juan de Aora y Fray Juan de Tecto hacia la Nueva España a la que llega el 30 de agosto de 1523, cuando cumple 40 años de edad. Se estable primeramente en Texcoco y se dedica primeramente a estudiar diligentemente la lengua Náhuatl la que llega a dominar elegantemente (Schlarman Joseph, 2002). Después se traslada al templo de San Francisco y en la capilla de San José de los naturales donde fundó la primera escuela para indios en donde se enseñaban a los naturales a leer y escribir, música y canto, oficios comunes (carpintería, zapatería, herrería, etc.) y las bellas artes (pintura y escultura principalmente) dándose origen en esta escuela el arte religioso mexicano (Rodríguez Lois Fray Pedro de Gante Nemesio, 1983). http://www.motecuhzoma.de/Gante-es.html

Fray Pedro de Gante llegó a tener en su escuela – taller hasta mil alumnos al mismo tiempo y hubo épocas en que él atendía personalmente, en diversos horarios, hasta 600 de esos alumnos. Enseñaba por las mañanas la lecto-escritura, por tarde los oficios y al atardecer la doctrina cristiana (Schlarman Joseph, 2002). El humilde fray Pedro nunca quiso recibir el orden sacerdotal (pues sabía que lo querían elevar al rango de obispo) por lo que siempre permaneció como “lego” (religioso miembro de una orden pero sin ser sacerdote), compartiendo con los primeros misioneros franciscanos su experiencia; elaboró un catecismo elemental en náhuatl y trabajo cerca de 50 años en la educación de los indios por lo que es considerado como el primer y más grande maestro del nuevo mundo (Ricard, Robert. 1986).

Gante adoptó un sistema peculiar para la formación de los indios: valiéndose de sus danzas, cantos y música, los fue hábilmente adaptando al cristianismo haciendo composiciones de fondo evangélico pero con el estilo y las formas artísticas indígenas para instruirlos en las verdades y dogmas de la nueva Fe, pero sin destruir sus costumbres y tradiciones, sino más bien encausándolas hacia la enseñanza de la doctrina católica, también ideo una especie de catecismo pictográfico con textos en náhuatl para catequizarlos (Schlarman Joseph, 2002).

- 8 - El éxito de la educación primaria impulsada por Fray Pedro de Gante y los Franciscanos llegó a ser tan importante que el presidente de la segunda audiencia Fray Luis de Fuensalida, solicitó al Rey Carlos V la licencia para impartir educación superior donde se enseñara a los indios latín, retórica y rudimentos teológicos; dicha licencia fue otorgada y se fundó el colegio de La Santa Cruz, en Tlatelolco. En un principio se pensó en la formación de los primeros sacerdotes indígenas, pero si bien este objetivo no se logró, si se fueron formando los primeros administradores nativos de los pueblos de indios fundados por los misioneros.

Después de una larga obra educadora y evangelizadora que duró cerca de medio siglo, Fray Pedro de Gante murió en 1572 poco antes de cumplir los 90 años de una longeva y fecunda vida en favor de los indios del centro de la Nueva España.

La evangelización sistemática.

A pocos años de culminada la conquista militar y recién iniciada la conquista espiritual por el propio Cortés, pero sobre todo por los miembros de la Segunda Audiencia, el Rey Carlos V se decidió en mandar a los primeros misioneros a la Nueva España:

Los Franciscanos llegan a Veracruz entre el 13 y 14 de mayo y a México Tenochtitlán entre

https://es.wikipedia.org/wiki/Doce_ap%C3%B3stoles_de_M%C3%A9xic el 17 y 18 de junio de 1524 (Ricard, Robert. o 1986). Sus nombres son:

Fray Martín de Valencia. Fray Luis de Fuensalida Fray Juan Juárez Fray Francisco de Soto, Fray Juan de Ribas Fray Martín de Jesús o de la Coruña.

Fray Toribio de Benavente (Motolinia) Fray Antonio de Ciudad Rodrigo Fray Andrés de Córdoba (lego)

Fray Juan García de Cisneros Fray Francisco Jiménez Fray Juan de Palos. (lego)

Conocidos como “los doce apóstoles”, de entre ellos sobresalieron Fray Martín de Valencia (que venía como superior) y Fray Toribio de Benavente, quien adoptó el nombre de Motolinia, vocablo azteca que significa “el pobre”, pues según se cuenta al llegar los frailecillos a la ciudad de México - después de una travesía de un mes a pie desde Veracruz - su aspecto era el de unos pordioseros, pues traían su hábitos empolvados, raídos por el trajín del camino y su aspecto era el de unos mendigos, por lo que los indios al verlos expresaban: ¡motolinia, motolinia!, con lo que querían expresar lo miserable de su aspecto.

El conquistador Don Hernán Cortés fue a recibirlos de inmediato y después de apearse del caballo, se arrodilló frente a cada uno de ellos y fue besando con gran ceremonia las manos consagradas de los recién llegados misioneros para dar así una muestra de humildad ante los conquistados y simbolizar la reverencia que se debía a estos mensajeros del Dios que les traía con la conquista, al escuchar el vocablo de motolinia, Fray Toribio pregunta su significado, al saberlo decidió adoptarlo como su nuevo nombre y desde entonces se le conoce como Fray Motolinia.

- 9 - “Los franciscanos tuvieron la oportunidad de desplegarse de un modo magno en territorios que parecían no tener límites… además del centro del país se extendieron por toda la región de , avanzaron hacia el norte hasta el Pánuco, penetraron por lo que hoy es Morelos, Michoacán La Nueva Galicia (Jalisco) llegaron a tierras Chichimecas (Guanajuato y Querétaro) hasta Zacatecas y Durango, más tarde de 1531 alcanzaron tierras de Sonora, Sinaloa y las Californias” (Alvear Acevedo, Carlos. 1992).

Los Dominicos llegan a México el 2 de julio de 1526 (Ricard, Robert. 1986), también eran doce:

Fray Tomás Ortiz. Fray Justo de Santo Domingo Fray Vicente de Santa Ana Fray Pedro Sambrano Fray Diego de Soto Mayor Fray Gonzalo Lucero (diácono) Fray Pedro de Santa María Fray Bartolomé de la Calzadilla (lego)

Fray Domingo de Betanzos Fray Diego Ramírez Fray Alonso de las Vírgenes Fray Vicente de las Casas (novicio).

Conocida ésta como la orden de los predicadores, los más sobresalientes fueron Fray Tomás Ortiz, Domingo de Betanzos y Bartolomé de las Casas, su trabajo lo llevaron a cabo en México, http://foro.catholic.net/viewtopic.php?f=274&t=26735&start=20 Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Chiapas y Guatemala (Alvear Acevedo, Carlos. 1992).

Los Agustinos llegan a Veracruz el 22 de mayo y a la ciudad de México el 7 de junio de 1533, ellos solamente eran ocho, sobresaliendo Fray Juan Bautista Moya y Fray Agustín Gormaz, desarrollaron su trabajo en el centro, occidente y sur del país, sus nombres son:

Fray Juan Bautista Moya Fray Agustín Gormaz (de la Coruña) Fray Juan de San Román Fray Alonso de Borja

Fray Francisco de la Cruz. Fray Jerónimo Jiménez (de San Esteban) Fray Juan de Oseguera Fray Jorge de Ávila Para el año de 1559 ya había en la Nueva España 380 Franciscanos en 80 casas, 212 Agustinos en 40 casas y 210 Dominicos en 40 casas (Ricard, Robert. 1986).

La labor de estas tres primeras órdenes religiosas no se limitó a la sola evangelización, también realizaron importantes obras culturales, educativas y materiales que se mencionarán en un capítulo más adelante.

Los últimos en llegar a la Nueva España para realizar su gran labor evangelizadora fueron los integrantes de la Compañía de Jesús (Jesuitas), el 28 de septiembre de 1572. La tardía llegada de los hijos de San Ignacio en mucho se debe a que la orden apenas fue fundada y aprobada por Paulo III en 1540 con Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Pedro Fabro, Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Nicolás de Bobadilla como sus iniciadores. Originalmente, la nueva orden tenía solamente la vocación misionera, pero muy pronto – por mandato papal –

Los jesuitas en el nuevo mundo asumieron la vocación educativa (Lacouture Jean, 1993). https://www.mexicodesconocido.com.mx/la-expulsion-de-los-jesuitas-en- 1767.html

- 10 - Venía como superior el padre Pedro Sánchez y 14 jesuitas más, sobresaliendo Juan María de Salvatierra y Francisco Eusebio Kino; ejercieron un doble apostolado: las misiones que desarrollaron en occidente y norte de lo que hoy es México (Nayarit, Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Baja California) con los indígenas de la región más miserable (aridoamérica) realizando una labor admirable tanto en el aspecto material como espiritual y cultural.

El segundo apostolado de la Compañía de Jesús fue la educación, tanto elemental y secundaria como superior, especialmente con los mestizos y criollos de la Nueva España, en quienes fueron forjando un hondo distintivo de mexicanidad, llegando a fraguar en los novohispanos sentimientos de profundo nacionalismo, tan así que se les llega a considerar como precursores de la independencia y su expulsión, por parte del Rey Carlos III, como un precedente importante de la misma. Los Jesuitas llegaron a tener en Nueva España 25 colegios en sendas ciudades y diez territorios de misiones (El desafío de ser Jesuita, 1991).

El cristianismo frente al paganismo

https://desarrolloygestioninterculturales.wikispaces.com/Conquista+espiritual+en+la+Nueva+Espa%C3%B1a

Uno de los temas más controvertidos en la historia de nuestra patria es el del proceso de evangelización de los indígenas, este tema es generalmente ignorado cuando no falseado, atribuyéndose acciones atroces para arrancar a los nativos de sus creencias e imponerles de la manera más violenta – según sus detractores – una nueva religión. Aunque hubo sin duda hechos y circunstancias criticables, veremos que los hechos ocurrieron de una manera muy distinta a la que mencionan los censuradores de la evangelización.

- 11 - Presentaremos una serie de obstáculos que enfrentaron los primeros misioneros para realizar la titánica tarea de la conversión de los indígenas al cristianismo, se explicarán la diversas e ingeniosas formas - no siempre positivas - de que se valieron para sortear dichos obstáculos, recordando que los movía un genuino y autentico celo apostólico (y no la ambición de riquezas y poder como algunos mal intencionados pregonan) cuyo único fin era la salvación de aquellas millones almas que vivían en el paganismo. Apego a su antigua religión.

Los habitantes de estas tierras tenían ya establecidas sus creencias, poseían un calendario en el que les rendían culto todo el año a las diversas deidades (dedicadas a la lluvia, la fertilidad, la tierra, la guerra, etc.) incluso adoraban a una que consideraban como la madre de todos los hombres: Toná - a quien llamaban cariñosamente Tonantzin – tenían un apego casi fatalista a su fe y un temor constante que les impulsaba a ofrecerles permanentemente sacrificios humanos para mantener contentos o al menos serenos y favorables a los dioses.

Si bien la costumbre de los aztecas por tomar prisioneros de los pueblos vecinos (guerras floridas) para los sacrificios humanos tenía en el hartazgo a los mismos (razón por que se aliaron a los invasores españoles en su contra), también era cierto que casi todas las culturas prehispánicas veneraban más o menos a las mismas deidades y en menor grado, también les hacían las mismas ofrendas, si bien es cierto varias culturas ya estaban abandonando los sacrificios humanos (los mayas por ejemplo) había un gran apego indígena, prácticamente universal, a su antigua religión.

La aceptación de la nueva Fe, traída por los conquistadores no fue en automático, los nativos aún esperaban que sus dioses reaccionaran y aplastaran a los invasores, pero al ver que éstos avanzaban y la venganza de sus deidades no ocurría, comenzaron a caer en una especia de orfandad religiosa colectiva que los sumía en un ambiente de desolación; de manera desesperada seguían venerando ocultamente a sus dioses y los misioneros vieron con gran preocupación que muy pocos indígenas estaban aceptando el cristianismo, por lo que comenzaron a pensar como vencer este primer obstáculo para la evangelización. Superación del obstáculo religioso

Al principio optaron los frailes por una política de ruptura, decidieron destruir todo vestigio de su antigua religión - con la intención de acabar pronto con su idolatría - comenzando en la gran Tenochtitlan donde prácticamente todos los cúes o pirámides fueron destruidos y usados sus restos para cimentar las nuevos templos cristianos, en otras lugares – como Cuautla – fueron recubiertas hasta convertirlas en montículos construyendo en su cima alguna capilla; también muchos códices fueron quemados (esto ocurrió con los Aztecas pero sobre todo con los Mayas) y muchas de las estatuillas de sus dioses fueron hechas añicos o fueron enterradas sus grandes figuras Destrucción de ídolos y códices indígenas, durante el Auto de Fe de Maní monolíticas, todo ello con la intención de que dejaran https://es.wikipedia.org/wiki/Diego_de_Landa atrás sus creencias religiosas y vieran en el cristianismo su alternativa.

Por supuesto que esta lamentable postura fue muy negativa, ya que se perdieron para siempre monumentos, vestigios así como documentos históricos que hoy nos permitirían conocer mucho más sobre las culturas prehispánicas; pero a descargo de los primitivos misioneros cristianos podemos decir que para la mentalidad de la época aún no existían las posturas sociológicas, antropológicas, arqueológicas ni de ninguna de las ciencias humanas actuales que hubieran podido dar una visión más amplia y abierta a los incipientes evangelizadores.

- 12 - No obstante lo anterior, hubo frailes que se dieron la oportunidad de tener un acercamiento con las culturas indígenas y percatarse que lo que estaban destruyendo era información sumamente valiosa y cambiaron su postura, dando un giro diametralmente opuesto, dedicándose arduamente al estudio y conocimiento de las culturas y costumbres de los diversos pueblos amerindios de la Nueva España.

Fray Diego de Landa, quien fuera uno de los principales destructores de códices mayas, se volvió uno de los principales colectores de dichos documentos, de tal manera que podemos decir que, por un lado, a él se debe la pérdida de mucha información sobre esa cultura, pero por otro lado todo lo que hoy se sabe de la misma, encuentra en Fray Diego la fuente primera de información y su documento “Relación de las Cosas de Yucatán” es un baluarte del estudio de los Mayas.

Fray Toribio de Benavente (Motolinia) fue otro de los grandes estudiosos de las culturas amerindias plasmando sus estudios en tres magnas obras: Historia de los Indios de la Nueva España, Doctrina Cristiana en lengua india y Memoriales o Libro de las Cosas de la Nueva España y de los Naturales de Ella (Trueba, Alfonso.1984). Este fraile incluso se opuso a las exageraciones y calumnias que Fray Bartolomé de las Casas hacía sobre la supuesta destrucción de los indios.

Otro sacerdote franciscano muy versados en asuntos indígenas fue Fray Bernardino de Sahagún quien escribió una gran obra que tituló “Historia General de las Cosas de la Nueva España”, partiendo de un estudio completísimo sobre la religión, calendario y los dioses de los indios, sobre sus conocimientos astronómicos y astrológicos, sus mitologías, la filosofía y cosmovisión indígenas, historia de la monarquía indiana, un estudio sobre sus riquezas y comercio, sobre su moralidad y la herbolaria medicinal y sus recursos naturales y también hace una reseña de la conquista española.

Como puede verse, al final los sacerdotes misioneros recapacitaron y su reacción fue muy fecunda en el estudio y conocimiento de los indios, dejando a las Fray Bernardino de Sahagún futuras generaciones un gran acervo en la investigación indiana. http://algarabia.com/quien-fue/fray- bernardino-de-sahagun/

La Hostilidad y resistencia de los indios.

Como ya hemos descrito, el maltrato y vejaciones a las que fueron sometidos los indios recién culminada la conquista, la explotación y esclavitud de la que fueron víctimas especialmente durante el gobierno de la Primera Audiencia, motivo en ellos una actitud de resistencia en dos sentidos: una pasiva, en la cual soportaban estoicamente las humillaciones sufriendo silenciosamente los atropellos y viviendo en lo oculto su apego a sus creencias, venerando en lo secreto a sus dioses y disimulando ladinamente una obediencia y conversión a la nueva Fe de los cristianos.

Por otro lado había una resistencia activa, que se manifestaba en una tensa calma, en conspiraciones secretas para levantarse en armas contra los españoles y asesinatos esporádicos de los invasores así como sacrificios humanos clandestinos de algunos peninsulares que caían en manos de los conspiradores indígenas. La razón de estas acciones de los indios era la actitud altanera y engreída de los invasores europeos.

- 13 - Superación de la hostilidad y resistencia

Para los primeros evangelizadores estaba clara la situación de los indígenas y asumieron que no querían ocupar un lugar de privilegio en la nueva sociedad que se estaba formando; de inmediato la decisión fue irse a vivir con los indios del pueblo bajo (Macehuales), habitaban en chozas de lodo y paja, dormían en el suelo (con frecuencia teniendo como techo el cielo abierto), comían lo que ellos les daban, vestían de sayal y andaban descalzos. Esto causó gran impresión en los indios pues decían: “Viven como nosotros, son como nosotros”. (Ricard, Robert. 1986).

Actitud de servicio, pobreza, humildad, trabajo sin descanso. Estos abnegados hombres buscaban un ideal de http://historiademu.blogspot.mx/2015_10_01_archive.html santidad en el servicio a los más necesitados, aún en el martirio, pues con frecuencia los propios indígenas descargaban en esos mansos y humildes señores su frustración y deseos de venganza torturándolos y asesinándolos, pero también los mismos españoles atentaban contra su integridad y sus vidas puesto que se interponían en sus abusos y atropellos contra los indios.

Tuvieron una vida rica en oración, pobreza, humildad, servicio a los indígenas, dedicados al trabajo sin descanso, teniendo apertura y sensibilidad hacia los nativos, se fueron ganando el respeto, el cariño y admiración de ellos y ocupando un alto sitio ante toda la sociedad novohispana, basado en una genuina e incuestionable autoridad moral.

Diversidad lingüística

En el territorio de los que es hoy México en la época de la conquista se hablaban al menos 125 lenguas, que se podían clasificar en al menos 17 familias lingüísticas, seis de las cuales eran las más sobresalientes: yuto - azteca, maya - quiché, totonaca, tarasca, mixteca y zapoteca. Varias de estas lenguas se mesclaron entre sí dando origen a la formación de diversos dialectos - por ejemplo el mixteco derivó en 11 dialectos - (Larroyo, Francisco. 1988).

Cabe resaltar que era posible que se hablaran un mínimo de 300 pero hay quienes calculan hasta 800 lenguas nativas, por lo que hay que hacer notar que “la sola multiplicidad lingüística era un enorme obstáculo para la evangelización y se requería por lo menos el conocimiento de cinco o seis idiomas si no para cada misionero si para la congregación y todas esas lenguas eran de difícil aprendizaje” (Ricard, Robert. 1986).

Superación lingüística

Apenas llegaron a Nueva España, los frailes entendieron “la importancia del conocimiento de las lenguas indígenas como algo esencial para que su trabajo fuera efectivo y llegar al alma de los paganos y conquistar su corazón” (Ricard, Robert. 1986). Al principio se dirigían a los indios con señas, pero poco o nada se entendía, después utilizaron traductores, pero estos distorsionaban sus predicas y después recurrieron a indios instruidos por ellos, para que tradujeran a la lengua nativa reducidos sermones que luego leían o repetían de memoria.

- 14 - Los misioneros se esmeraron en aprender los distintos idiomas y dialectos de los indios para emprender la titánica labor evangelizadora, la mayoría solo se aprendían una lengua y se enfocaban a los indios del pueblo que la hablaba; en las congregaciones venidas a México, el Papa Pio V les permitió incluir en el plan de formación religiosa, además del latín, el aprendizaje de al menos dos lenguas indígenas, pero hubo varios que se aprendieron más de una lengua india: Fray Bernardo de Alburquerque cuatro lenguas (náhuatl, mixteco, zapoteco y chontal), Fray Pedro de San Jerónimo y Fray Francisco de Acosta hasta diez idiomas, fray Andrés de Olmos, Fray Miguel de Bolonia y Fray Diego de Basalenque, quienes eran connotados políglotas indigenistas.

Puesto que los primeros misioneros no tenían la intención de hispanizar a los nativos y tratando que el trabajo evangelizador fuera completa y exclusivamente en lenguas indígenas, para la superación definitiva de este obstáculo se aprovechó “la difusión casi generalizada que ya tenía el náhuatl gracias a las incursiones que los aztecas habían realizado en los tiempos anteriores a la conquista, lo cual vino a ser un auxilio general” (Ricard, Robert. 1986). Los frailes convinieron en utilizar esta lengua como idioma oficial de la evangelización así, tanto misioneros como indios además de sus lenguas maternas, aprendían esta lengua para comunicarse.

Región de difusión de la lengua Náhuatl. http://www.proel.org/index.php?pagina=mundo/amerindia/uto/nahuatl Así fue como se generalizó el uso del náhuatl en territorio novohispano y se escribieron doctrinas cristianas, catecismos, pasajes bíblicos, etc., en este idioma, adelantándose varias centurias al concilio Vaticano II que autorizó adaptar las escrituras, la doctrina de la iglesia y el ritual a la lengua vernácula.

Vicios de los indios y su superación

En la cosmovisión indígena no existía una vinculación entre la moral y la vida religiosa; es decir, la práctica de los rituales religiosos como los sacrificios humanos, las danzas, cantos, etc., eran con la finalidad de aplacar la ira de los dioses y alcanzar de ellos ciertos beneficios (buenas cosechas, abundancia de lluvia, vencer en la guerra, etc.) pero no involucraba una forma de vida que implicara un cierto comportamiento comprometido con las reglas morales o sea, que sus creencias religiosas no tenían una reglamentación como el decálogo cristiano: no robar, no mentir, no matar, etc.

Si bien es cierto que entre los indios los delitos eran severamente castigados, pero su reglamentación estaba relacionada con ciertas normas legales y sociales, no con la moralidad religiosa; por el contrario, en la nueva cosmovisión que se intentaba imponer por los conquistadores sí existía un concepto de moral cristiana.

Era común ver a los primeros indios conversos al cristianismo cometer ciertas faltas como maltrato o infidelidad a sus esposas, pleitos entre ellos, incluso después de haber asistido a misa, lo cual denotaba su poca asimilación de la nueva moral cristiana.

- 15 - Otra de las costumbres indígenas durante sus antiguas ceremonias religiosas era el uso ritual de bebidas embriagantes derivadas del maguey y del maíz así como el uso de enervantes (como el peyote) que eran consumidos durante sus celebraciones, lo que los llevaba a conductas violentas y a la comisión de toda clase de fechorías, los frailes atestiguaban que “ tenían tendencia al robo y disimulo, inclinados a la embriaguez y el fumar (se drogaban), a los apetitos carnales, eran perezosos y ladinos” (Ricard, Robert. 1986). La embriagues, el fumar estimulantes y el disimulo eran característicos de los indios. http://spainillustrated.blogspot.mx/2012/02/bernardino-de-sahagun-fue-misionero-e.html Los propios misioneros pronto se dieron cuenta que la vida de ocio que llevaban sin oficio ni beneficio, los largos y continuos días sin actividad productiva eran una de las causa de su vida licenciosa; sin embargo, no todo eran vicios y delitos, también supieron detectar sus virtudes: “eran tímidos, pero de gran docilidad, de dulce trato y sencillez, pacientes, hábiles para los trabajos manuales y buenos aprendices” (Ricard, Robert. 1986).

Los frailes idearon la manera de mantenerlos ocupados – basándose en sus virtudes y habilidades – comenzaron a enseñarles diversos oficios, procurándoles con ello un modo de manutención honesto y digno, dándoles una educación elemental que comenzó a transformar su forma de vida alejándolos poco a poco de una existencia disipada y disoluta, naciendo así las primeras escuelas elementales y los primeros colegios de artes y oficios, constituyéndose así el primer sistema educativo de México, el cual abordaremos un poco más adelante.

Los prejuicios raciales y la defensa de los indios

Es cierto que la conducta desdeñosa era recíproca entre españoles e indios, pero los peninsulares superaron a los nativos en su actitud de desprecio, ataques e intentos de esclavitud.

Uno de los argumentos para justificar tal postura, era la negación de su humanidad; por increíble que hoy nos parezca, era una visión generalizada el considerar que los amerindios no eran personas, sino una especie de semi humanos, con ciertas capacidades dignas de ser aprovechadas y explotadas pero que de ninguna manera poseían una naturaleza racional, en pocas palabras los querían considerar casi como animales y justificar con ello el despojo de sus tierras y la esclavitud de sus personas.

Los indios eran considerados como irracionales y fueron esclavizados. https://plus.google.com/+RubenAlonso2000/posts/H9CW8R9Q4iY

- 16 - En este punto la labor de la iglesia primitiva de Nueva España fue fundamental para abatir este terrible asunto. En primer lugar debemos colocar al dominico Fray Francisco de Vitoria - considerado el padre del derecho internacional moderno, catedrático de varias universidades como la de París, Valladolid y Salamanca - quien, sin haber venido nunca a evangelizar en el nuevo mundo, fue el principal defensor de los derechos humanos de los indios americanos, sentando las bases jurídicas, teológicas y filosóficas para fundamentar la naturaleza racional y humana de los habitantes nativos de estas tierras.

Otro destacado defensor de los nativos fue el obispo franciscano fray Juan de Zumárraga (llamado el protector de los indios) quien junto a los obispos dominicos fray Julián Garcés y Bartolomé de las Casas fueron incansables defensores de los indios; los tres mandaron innumerables documentos, de su autoría y de muchos de los misioneros de las tres órdenes pioneras de la evangelización, al Rey de España – Carlos V - y al Papa – Paulo III - para demostrar el carácter racional y humano de los amerindios: testimonios de sus capacidades y alcances intelectuales, destrezas, habilidades y un sinnúmero de pruebas que demostraban que se trataba de personas y no de animales a los que se quería someter a un trato indigno.

Loable fue la labor de fray Bernardino de Minaya quien fuera enviado a Roma por la orden de los predicadores “con el encargo de lograr que la Santa Sede resolviera en definitiva esta cuestión” (Ricard, Robert. 1986). Este celosos y vehemente dominico combatió eficazmente la acusación de que los indios no eran capaces de recibir la Fe y expuso todas las argumentaciones que llevaba consigo ante el papa Paulo III y aseguraba: “no debería arriesgarse la conversión de millones de almas por conquistar las Indias, por culpa de designios egoístas de españoles que insisten en considerar a los nativos como animales brutos” (Hamke, Lewis. 1992).

Gracias a estos luchadores incansables, los muchos documentos enviados y la labor diplomática de Minaya, el Papa Paulo III expidió el 9 de junio de 1537 la gratísima y monumental Bula “Sublimis Deus” - Dios Altísimo - en la que establecía básicamente tres asuntos: a) reconocer la humanidad de los indígenas, b) la obligación de evangelizarlos y c) la prohibición de su esclavitud.

Poco antes de la bula mencionada, el 1° de junio del mismo año, ya había publicado la Bula “Veritas Ipsa” donde no solo condenaba la esclavitud de los indios sino que, apoyando la disposición del monarca español contra la esclavitud y el despojo de sus bienes, añadía la pena de excomunión para quienes violasen estas disposiciones (Hamke, Lewis. 1992).

Como se puede apreciar, contrario a las versiones que promueve la leyenda negra que asegura una complicidad entre la iglesia católica y los conquistadores para aplastar a los amerindios, ésta muy pronto entendió desde la humilde trinchera de las misiones hasta la mismísima cúpula de la curía romana, que la defensa de los habitantes de las tierras recién descubiertas y conquistadas por los españoles y portugueses era prioritario, que sus habitantes debían recibir un trato digno, acorde con su naturaleza humana y pusieron atención en su protección y defensa, sancionando hasta con la excomunión – penalización muy grave en el derecho canónico - a quienes no acataran sus disposiciones.

- 17 - El proceso de la evangelización

http://pensamientoespanol.blogspot.mx/2016/07/vision-idilica-de-la-evangelizaion.html Al comienzo de la conquista espiritual, la principal preocupación de los misioneros europeos era bautizar en la Fe cristiana a los aborígenes sin considerar si había una auténtica conversión hacia la nueva doctrina, esto ocurría no solo en el Nuevo Mundo, sino también en las misiones Asiáticas y Africanas, pero pronto se dieron cuenta de que no había una plena consciencia de la doctrina que se les estaba inculcando, por ello fue menester idear una maniobra mejor sistematizada para su conversión. a) Enseñanza del catecismo

Conforme se dieron la oportunidad de conocer la cultura indígena, pronto de percataron que si bien su religión era pagana e idolátrica, presentaba ciertos rasgos que se podían considerar comunes a la nueva doctrina que se les pretendía imponer:

a) Existía en su cosmovisión un rudimentario concepto del pecado y una especie de confesión, que consistía en platicar con los ancianos sobre asuntos particulares de su proceder buscando algún consejo para mejorar su conducta.

b) Ya conocían “la cruz” aunque más como un símbolo naturalista de los puntos cardinales, los movimientos del viento o las estaciones del año (y los misioneros le darán un sentido místico).

c) Poseían una vaga noción de un “dios” superior – llamado Ometecutli u Omeyol - que los aproximaba a una especie de monoteísmo, además su mitología tenía la leyenda de un “dios” nacido de una virgen (Huitzilopochtli), concordancias que los acercaba al cristianismo.

d) Durante sus rituales y ceremonias de sacrificios humanos practicaban la antropofagia – canibalismo – ritual, considerando que al comer la carne del sacrificado adquirían sus virtudes y las bendiciones de los dioses; así mismo se untaban la frente con sangre de las víctimas (sobre todo a los niños) con la misma intención, pero todo este ritual tenía

- 18 - un profundo sentido comunitario. Estas dos acciones se podían analogar, con sus respectivas correcciones, a la comunión y al bautizo de los cristianos.

e) Tenían la creencia de otra vida a la que iban las almas de los muertos (el Mictlán), aunque lo que sucedería en la otra vida dependía más de cómo se hubiera muerto que de cómo hubiera vivido; es decir, no se consideraba como una sanción por ser bueno (cielo) o malo (infierno), pero si había el concepto de la vida después de la muerte.

Todas estas coincidencias en un principio fueran vistas como verdaderas aberraciones que escandalizaban a los frailes, pero al ir conociendo su cultura, creencias, tradiciones y Entre las culturas prehispánicas se creía en “la otra vida” y se debía caminar por cosmovisión en general, las vieron como una un sendero para llegar al país de los muertos: el Mictlán. oportunidad de evangelización, haciendo las http://radiobuap.com/2016/10/la-muerte-entre-los-mexicas-distintos-destinos-para-un-mismo-final/ correcciones pertinentes y aplicando un concepto que se adelantaría varios siglos a la postura de la iglesia: la inculturación del evangelio, que consiste en adaptar la doctrina eclesiástica amalgamándola a la cultura del lugar donde se pretenden las conversiones.

Aunado a lo anterior, es pertinente resaltar la actitud siempre positiva de los misioneros: tuvieron la apertura para no condenar a los indios por sus creencias, la tolerancia y paciencia para que fueran asimilando poco a poco lo que les querían inculcar, mucho respeto y comprensión hacia sus personas, firmeza en las correcciones de sus desvíos de conducta, muy diligentes para atenderlos en sus necesidades espirituales y materiales, siempre dispuestos a sacrificarse por atenderlos y defenderlos de los explotadores.

b) Recepción de los sacramentos

a) El bautismo. Desde el 9 de mayo de 1522, El papa Adriano VI había publicado la Bula “Omnímoda” donde establecía las pautas para que los misioneros establecieran los criterios, según su propio juicio, para impartir el bautismo y la doctrina cristiana a los nativos de las tierras descubiertas. Si bien su celo apostólico los impulsó a impartir el bautizo de manera masiva sin preocuparse de una buena instrucción religiosa – la salvación de las almas era la prioridad, ya que se creía que fuera de la iglesia no había salvación – sin embargo se fue considerando que al menos una rudimentaria instrucción era necesaria.

Entre 1524 y 1532 solamente los franciscanos de Nueva España bautizaron un millón doscientos mil indígenas, pero de 1532 a 1536 la cifra aumentó a cuatro millones. Como puede leerse, el trabajo de los bautizos era arduo, según una carta de fray Pedro de Gante el 27 de junio de 1529 había días con hasta 14 mil bautizos (Ricard, Robert. 1986).

b) La confesión. Era quizá el más socorrido de los sacramentos, pues los indígenas acudían con mucha frecuencia a recibirlo – había quienes se confesaban diariamente – y a pesar de ello, los sacerdotes mostraron siempre plena disposición para atenderlos sin importar ni el día ni la hora: dejando sus quehaceres, descansos, momentos de oración, horas de alimento o de sueño nocturno, etc., con tal de atenderlos. Al principio la cuestión liguista era una de las serias dificultades para administrarla, pero los frailes idearon una especie de catálogo pictográfico de pecados para que los indios señalaran los que querían confesar, en ocasiones algunos inditos ya traían sus pecados dibujados por ellos mismos.

- 19 - Otra de la dificultades que presentó la imposición de este sacramento fue la de concientizar a los naturales de que la confesión ameritaba un profundo examen de consciencia y que si bien no implicaba una sanción legal, si al menos una consecuencia moral que debía desembocar en un cambio de actitud y de vida.

c) El matrimonio. Este sacramento presentó dificultades muy particulares: 1) la visión de inferioridad en que se tenía a la mujer indígena (vista como una posesión material, mano de obra generadora de riqueza, cuidadora del hogar y simple procreadora de la descendencia).

2) la poligamia tan extendida entre los varones indios que llegaban a tener hasta una docena de mujeres – entre los nobles las cifras eran mucho más elevadas – y a la hora de querer imponerles este sacramento, había la dificultad de con cuál de las mujeres casarían al varón. El primer matrimonio católico de indios se celebró el 14 de octubre de 1524 en Texcoco; casándose el hermano del cacique o principal de ese lugar, don Hernando. 3) la infidelidad y el adulterio de http://epocacoloniall.blogspot.mx/ los hombres indios era algo común y no considerado como conducta reprobable (no así en las mujeres que eran castigadas con la muerte), por lo que inculcar la monogamia y evitar la búsqueda de nuevas mujeres o “esposas” fue difícil para los misioneros.

4) finalmente estaba el mal ejemplo de los propios españoles que siendo muchos de ellos casados tomaban no solo una, sino varias mujeres indias como concubinas – empezando por el mismísimo Hernán Cortés quien tomó a la Malinche – dando un pésimo testimonio como presuntos cristianos.

Para poder sobrepasar estos problemas los misioneros decidieron pasar por alto algunas disposiciones eclesiásticas y se permitió el sacramento del matrimonio católico polígamo – con la condición de no tomar más esposas una vez efectuado -, exigiéndose a los españoles solo tomar una india por esposas si no eran casados o prohibirlo en caso contrario, institucionalizándose el mestizaje e iniciando uno de los baluartes de la sociedad: la familia mexicana. Cabe señalar que “el primer matrimonio católico de indios se celebró el 14 de octubre de 1524 en Texcoco; casándose el hermano del cacique o principal de ese lugar, don Hernando” (Ricard, Robert. 1986).

d) La comunión. Para la recepción de este sacramento los sacerdotes fueron bastante más cautelosos pues no querían que se tomara a la ligera, era preciso que los indios apreciaran el valor y la dignidad de la unión espiritual con el Señor y el sentido comunitario de este sacramento.

Con la publicación de la Bula “Altitudo Divini Consili” - La altura del designio divino - de Paulo III, se señalaban las condiciones para que los indios fueran acreedores a la sagrada comunión: tener al menos 5 años confesándose con frecuencia, tener dirección espiritual, comprensión elemental sobre la sagrada forma y buen testimonio de vida y piedad (Hamke, Lewis. 1992).

e) La unción de los enfermos y el orden sacerdotal. Sin duda otro de los más socorrido sacramentos fue la extrema unción: una vez abrazada la nueva Fe, los nativos tenían una honesta convicción de querer una buena muerte y obtener la salvación para sus almas, por ello procuraban para sí y los suyos que nunca les faltara el auxilio espiritual de un sacerdote especialmente en los momentos de enfermedad y agonía.

- 20 - En cuanto al otro sacramento, siempre fue un deseo ferviente de los primeros obispos de la Nueva España el que hubiera un clero nativo, por lo que pronto se dieron a la tarea de organizar colegios tipo seminarios para la formación sacerdotal indígena; Juan de Zumárraga, Julián Garcés y Vasco de Quiroga hicieron esfuerzos para lograr este objetivo, pero nunca vieron cristalizados sus deseos ya que a los indios, si bien les interesó la educación, nunca mostraron una vocación al sacerdocio, ya que preferían casarse que optar por el celibato.

Sin embargo entre los criollos y mestizos si hubo vocaciones ya que para 1575 solo en el colegio de San Nicolás ya se habían ordenados cerca de 200 sacerdotes (Callens, Paul, 1992). De 171 obispos durante que hubo durante el virreinato 32 eran nativos de Nueva España, sobresaliendo Nicolás del Puerto, Obispo de Oaxaca en 1679, quien tenía sangre indígena (Ricard, Robert. 1986).

Obras culturales de los primeros misioneros a) Las escuelas

Como ya se menciona con anterioridad, una de las principales preocupaciones de los misioneros era acabar con la vida llena de vicios que llevaban los indígenas, percatándose que la ociosidad era una de las principales causas de su existencia disipada, se dieron pronto a la tarea de fundar diversas escuelas de enseñanza elemental. Los objetivos de la educación eran: a) Particular: Formación moral: catecismo y los diez mandamientos; b) Práctico: la enseñanza técnica para los oficios. Se buscaba con esta formación que fueran buenos cristianos, que se evitara caer en el ocio, por ende en los vicios y a la vez procuraran su propia manutención, logrando la estabilidad social (Ricard, Robert. 1986).

El más distinguido de los frailes en materia educativa fue fray Pedro de Gante, quien se ocupó de fundar junto con el obispo Zumárraga y los 12 franciscanos los primeros colegios de la Nueva España: el Colegio de San José de los Naturales (para niños indios), Colegio de Doncellas de Nuestra Señora de la Caridad, (para niñas indígenas) y el Colegio de san Juan de Letrán (para huérfanos) (Alvear Acevedo, Carlos. 2015).

El avance en materia educativa fue impulsado fuertemente con la traída de la primera imprenta, por el Obispo Zumárraga, el 25 de septiembre de 1539, siendo los primeros impresores de la Exterior del colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco destinado a la educación de los indios nobles Nueva España Juan Pablos de Bresca y Gil http://www.wikimexico.com/articulo/la-magna-biblioteca-del-colegio-imperial-de-santa-cruz- Barbero. Para septiembre 1551 ya se estaba creando la Real y Pontificia Universidad de México (Alvear Acevedo, Carlos. 2015).

- 21 - b) La enseñanza de las artes

Los indios de México pronto mostraron un fino y agudo sentido artístico, hubo destacados en la pintura como el caso muy sobresaliente del indio Marcos Cipac de Aquino - el indio Marcos – a quien algunos le llamaban el Miguel Ángel mexicano; también la escultura religiosa, el canto y la música fueron socorridas por su talento, no solo aprendiendo a tocarla sino a elaborar finos instrumentos (como los de Paracho, Michoacán); por ello además de catecismo, primeras letras y oficios, también se les instruía en el arte.

El teatro fue otra de las artes mejor desarrolladas por los evangelizadores:

“En las ceremonias litúrgicas, la influencia del canto sagrado, las fiestas y las procesiones tuvieron su complemento y prolongación en otra manera de enseñanza, no menos Las artes se desarrollaron entre los indios y mestizos. http://lanaova.blogspot.mx/2012/07/arte-y-cultura-mexico-y-peru.html atractiva que pudo deleitar y cultivar…el espíritu de los indios, nos referimos al teatro edificante…que tuvo un magnífico florecimiento: eran representaciones teatrales organizadas por los religiosos exclusivamente para los indios, en la que ellos mismos eran los actores y escritas en su propia lengua”. (Ricard, Robert. 1986).

Se hicieron obras con la finalidad de catequizar a los naturales y se presentaron tanto escenas del antiguo testamento: el sacrificio de Isaac, la expulsión del paraíso, etc.; como del nuevo testamento: la anunciación, el nacimiento de Jesús (pastorelas), la pasión, etc., de donde se derivan las tradiciones religiosas propias de la navidad, semana santa y pascua que subsisten hasta nuestros días.

De las procesiones que hasta hoy se conservan tenemos las posadas, las de la Virgen María y sus muy variadas advocaciones en todo el país, sobresaliendo la de Guadalupe. El teatro fue de tan grande agrado de los indios, que “el padre Las Casas reporta que llegaron a participar en la obra “El Juicio Final” de fray Andrés de Olmos, en la capilla de San José de los Naturales y en presencia del Virrey Don , cerca de ochocientos indios e hicieron su papel a las mil maravillas” (Ricard, Robert. 1986).

Las obras materiales en favor de los indios

a) Los pueblos de indios

Con la intención de poner un alto al nomadismo que mantenía en el atraso a innumerables tribus se les convenció de aglutinarse y vivir en pequeñas poblaciones a todo lo largo y ancho del país, mejorando sus situaciones de vida propiciando condiciones más salubres y provistas de sustento.

Cada pueblo, si era suficientemente grande, era provisto de capilla, escuela elemental de artes y oficios, terrenos de cultivo y para ganado, construidos en las cercanías de las fuentes de agua. Si era pequeño, se procuraba hubiera varios pueblos no tan lejanos entre sí, para poder ser provistos de esos mismos servicios. En las cabeceras de las poblaciones se trataba de dotar de un hospital, institución de capital importancia y de la cual se escribirá más adelante.

- 22 - Muchos fueron los sacerdotes fundadores de pueblos de indios: fray Motolinia, los jesuitas Juan María de Salvatierra y Francisco Eusebio Kino, pero sin duda uno de los grandes campeones de las fundaciones de pueblos de indios fue el franciscano - hoy beato – fray Junípero Serra, quien fundó decenas de poblaciones desde la sierra gorda de Querétaro hasta la Alta California. En el norte occidental de México, difícilmente no encontramos poblaciones de origen indígena que no hayan sido fundadas por estos gigantes misioneros.

Había ocasiones en que lo indios tenían un apego muy fuerte a su tierra y cuando los frailes les proponían fundar un pueblo lo hacían en los lugares muy inhóspitos, carentes de los recursos más esenciales como el agua, pero los misioneros siendo respetuosos de su deseo y a la vez apegados a su amor por ellos, les procuraban acercar los medios más elementales de subsistencia.

Caso sobresaliente en este sentido es Declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad el 15 de julio del 2015 http://www.alianzatex.com/nota.php?nota=N0036837 del franciscano Francisco Tembleque, gran lingüista además de buen sacerdote, que se preocupaba mucho del bienestar material de los naturales como en el caso de los habitantes de Otumba, que carecían del vital líquido; él, sin ser ingeniero ni arquitecto, organizó un nutrido grupo de indios como albañiles y canteros para hacer un acueducto de casi 80 kilómetros, que le llevó 17 años de trabajo, para llevarles agua desde los manantiales de Zempoala, beneficiando a todos los pueblos asentados a lo largo del paso de su acueducto (Schlarman Joseph, 2002).

b) Las misiones

Otra forma de atraer a los indios nómadas y semi nómadas eran las misiones, que si bien no se consideraban poblaciones si eran centros de contacto y avance territorial para los conquistadores; el trabajo en las misiones era muy duro debido las condiciones del clima y accidentes geográficos así como lo vasto del territorio y las diversidades culturales y lingüísticas, los misioneros iban abriendo brecha por medio de ellas sin más guía que su instinto y el deseo de evangelizar a los indios.

Ricard nos señala que había tres tipos de misiones: a) Ocupación: (posteriores a la Conquista militar y de consolidación) son una red nutrida de conventos e iglesias en torno a la ciudad. b) Penetración: (preceden a la conquista militar y de apertura o sustitución). Son esporádicas y en territorios indómitos y difíciles. c) Casas de enlace o fijación: son líneas de casas y conventos que unen la capital con pueblos y ciudades distantes.

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Las principales Funciones de la misión eran:

a) Prestar hospedaje a los viajeros que pasaban por la zona.

b) Centro evangelizador para los indios para acabar con el paganismo e idolatría de los mismos.

c) Eran casas de seguridad para los propios indios que, una vez convertidos, eran hostilizados por los que aún permanecían en su nomadismo y creencias.

d) Prestaban ambiente conventual para la oración, Misión franciscana de San Antonio, en Texas; antiguo territorio de la penitencia y retiros espirituales para toda persona Nueva España (Ricard, Robert. 1986). https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Queen_of_the_Texas_Missions.jpg

c) La enseñanza de oficios

Al aglutinar a los indios en pueblos y en la búsqueda de proveerles de una vida digna, pero valiéndose de sí mismos, los evangelizadores mostrando un claro sentido social, cuidaron de proveerles de maestros de oficios para que les enseñaran diversos trabajos con los que se pudieran mantener ellos mismos, así surgieron entre los indígenas los artesanos, carpinteros, ebanistas, herreros, sastres, zapateros y albañiles, aprendiendo nuevas técnicas de cultivo y la ganadería.

Se crearon industrias artesanales que estaban en manos de indios y de mestizos como: vitivinícolas, ceda, telares, curtiduría, talabartería, la crianza del gusano de seda, etc. Obviamente con el apogeo de estas industrias y la producción de bienes, muy pronto se consolidó el comercio interno y la creación de un nuevo oficio: el de arriero comerciante, que se encargaba Los oficios en los inicios en la Nueva España. de transportar las mercancías a lomo de mulas, por diversas http://conquistadelatinoamerica.blogspot.mx. regiones del país, siendo un oficio bastante lucrativo.

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d) Los hospitales

Apenas habían transcurrido unos cuantos años de la conquista cuando, hacia la mitad del siglo XVI, por diversa causas como las guerras de conquista, los conflictos entre los indios, la explotación de los primeros años de la colonia, pero sobre todo las enfermedades – unas traídas por los españoles y otras como el Cocoliztli, surgidas aquí – habían diezmado considerablemente la población de indígenas, se temía que para finales de ese siglo la población nativa hubiera desaparecido.

En 1555, se realizó el primer Concilio Mexicano del cual se decretó: La fundación de hospitales en cada pueblo para el refugio de los enfermos y los pobres, facilitando a los sacerdotes visitarlos y el poder prestarles los auxilios materiales y espirituales necesarios sin distinción de su etnia (Ricard, Robert. 1986).

Para su fundación y sostenimiento se solicitó del rey una cedula que ordenaba el otorgamiento de terrenos para su construcción, para el cultivo de los alimentos, para el huerto y para la producción de la hiervas curativas, así como espacio para una granja y graneros; todos los españoles estrían obligados a proporcionar recursos de sus ganancias (como donativos) y los pueblos de indios deberían hacer lo propio ya fuera en pecunia, en especie o trabajo social (que entre los indios llamaban Tequio). La atención de enfermos en la epidemia de Huey Cocoliztli a mediados del siglo XVI motivo la fundación de los hospitales en la Nueva España. http://marcianitosverdes.haaan.com/2008/11/el-cocolitzli-la-muerte-negra-de-los-aztecas/ Los servicios que proporcionaría el hospital serían gratuitos y para garantizar su subsistencia, cada uno contaría con su propia cofradía, que fungiría como una especie de patronato que velaría por su funcionamiento, aprovisionamiento y administración de recursos.

Acciones de los Hospitales. Estas instituciones funcionaban como complejos centros de beneficencia, ya que diversificarían ampliamente sus funciones: de atención a los enfermos, brindar abrigo y posada los viajeros, proporcionar servicio funerario a los pobres, administrar sacramentos (de penitencia, comunión y la unción de los enfermos), centros de socorro material a los necesitados y desvalidos (huérfanos, viudas, etc.), pero sobre todo se convirtieron en verdaderos centros de formación espiritual y moral para los indios (Ricard, Robert. 1986).

- 25 - Su infraestructura. Había aposentos para directores y administradores, habitaciones para los indios que prestaban sus servicios y sus familias, salas para enfermos contagiosos y no contagiosos, escuela, talleres y almacenes, jardines de ornato y medicinales, patios de esparcimiento, capilla con altar y acceso para la visión de los enfermos así como huerta y lugar para el ganado.

Forma de organización. Los sacerdotes hacían las funciones de directores y administradores y los habitantes de los pueblos donde se asentaban tenían la obligación de trabajar gratuitamente (tequio); en un Hospital podían vivir de 8 a 12 familias que durante un tiempo determinado (desde una semana o un mes, hasta uno o dos años) prestaban su servicio al mismo.

Su manutención corría a cargo de la institución, trabajando 6 horas al día realizando diversas labores como: atender a los enfermos, mantener la limpieza e higiene del hospital, sembrar y cosechar el campo y la huerta, cocinar y alimentar a los beneficiarios y ocuparse de los animales de la granja. Las labores dependían de sus habilidades o conocimientos previos, aún aquellos que no tenían oficio, se les capacitaba en alguno para beneficio de la institución, de ellos mismos y su comunidad. Los niños de esas familias asistían a la escuela elemental amen de ayudar en las labores de sus padres.

Dedicaban largas horas a la oración, el estudio de la doctrina cristiana y la meditación, se les inculcaba guardar buen comportamiento y practicar la castidad durante su estancia en el lugar. Vestían decorosa y austeramente, trayendo toda la vestimenta por igual, debían evitar toda rencilla y arreglar sus asuntos pacíficamente, había diversos cargos y funciones que eran asignados por votación y no reelegibles (Ricard, Robert. 1986).

La distribución justa de los recursos dependía de las necesidades de los enfermos, de los que allí laboraban y hasta alcanzaba para la caridad de los menesterosos. Se cuidada que el cambio de integrantes del hospital fuera gradual, para que siempre hubiera gente de experiencia para guía de los neófitos que ingresaban a su servicio.

Al finalizar el periodo de trabajo de las familias que allí habitaban regresaban a sus barrios transformados: habían aprendido medidas de higiene y cuidado de la salud, la práctica de la herbolaria curativa, llevaban nociones de agricultura y ganadería, el aprendizaje de diversos oficios, etc.; pero sobre todo, habían aprendido a vivir en comunidad, bajo los mismos valores y acostumbrados a la convivencia y trabajo en equipo, a vivir las festividades y ceremonias religiosas juntos, se creaban lazos de fraternidad que perduraban a los largo de sus vidas. El Hospital de Nuestra Señora de los Desamparados fundado en 1582. http://www.hdelamujer.salud.gob.mx/historia1.html

- 26 - La trascendencia de los hospitales no solo fue por lo que ocurría dentro de ellos y las vidas que se salvaban sino por las enseñanzas que prodigaba a los naturales y la forma de vida que les inculcaba:

“Los que allí servían aprendían a fortalecer sus prácticas religiosas y una más honda y elevada espiritualidad, el valor de la caridad, a proteger la salud, la higiene y la vida, la vivencia comunitaria, la fraternidad, llegando a templar sus almas con la oración, la meditación en soledad, la mortificación, las obras de misericordia, la práctica de la abnegación humilde, silenciosa y paciente. Las limosnas que daban y los días de trabajo que al Hospital consagraban, http://es.slideshare.net/studyworkmexico/la-conquista-espiritual-de-mxico iban desarrollando en los indios el espíritu de previsión y la necesidad de sacrificarse por la comunidad” (Ricard, Robert. 1986).

- 27 - Conclusión.

Existe una versión de nuestra historia patria a la que se le denomina “La Leyenda Negra”, la cual consiste en minimizar los aciertos y buenas acciones de los hechos históricos y maximizar los errores de los acontecimientos y sus protagonistas; esta versión en el caso específico de México va en contra de España y particularmente contra la labor desarrollada por la iglesia durante los años que siguieron al descubrimiento del Nuevo Mundo.

Existen individuos empeñados en señalar que a la iglesia católica lo único que le importaba era imponer su doctrina a la fuerza, para luego crear su infraestructura en la nueva sociedad que se fundaba, para exprimirla de inmediato con el cobro de los diezmos y las obvenciones parroquiales e irse enriqueciendo, trabajando en complicidad con el poder político, buscaba mantener en la ignorancia, fanatismo y el dominio de las consciencias.

Si bien es cierto que individuos sin escrúpulos – como Nuño de Guzmán – solo procuraban la satisfacción de sus ambiciones de poder, riquezas monetarias y materiales, también es cierto que hubo hombres de un alma tan grande y generosa, que no escatimaban sus propias vidas para defender y salvaguardar los derechos de los indígenas.

Pocos son los capítulos que esos historiadores consideran gloriosos y edificantes para nuestra patria, sin embargo va quedando de manifiesto que durante el periodo de la conquista no todo fue destrucción, explotación y esclavitud, sino que también hubo pasajes de verdadera concordia donde la España Católica expresó su visión humanista y edificante, protagonizado por hombres cuya vocación era el servicio y la defensa de los más desprotegidos.

Esos hombres, verdaderos paladines* de la cruz, que arriesgaron y dieron sus vidas por la defensa, conversión e inculturación de los naturales de este continente, no buscaban riquezas terrenales ni ambiciones mundanas, sino que más bien deseaban el bien material y cultural de los indios, siendo prioritario la salvación de sus almas. Fueron hombres que enfrentaron los peligros que les generaban los accidentes naturales, los ataques de los taimados indios o los de los propios españoles que los veían como obstáculo a sus desmedidas mezquindades.

Sus nombres y sus hazañas generalmente han sido ignoradas y ocultadas por intereses de la historia oficial, que pretende escribir con tinta invisible estos pasajes gloriosos para que no se sepa que no todo lo que hizo la España del siglo XVI fue destrucción y explotación, sino que también esa noble nación tenía hijos capaces de las hazañas más dignas de reconocimiento que cualquier campaña militar de la historia.

Si todo hubiera sido negativo, hoy nuestra patria no gozaría de la vastísima variedad de tradiciones populares, festividades que sincretizan el misticismo indígena con la visión cristiana traída por los misioneros, nuestras ciudades coloniales no estarían adornadas con templos, conventos y edificaciones admiradas en todo el mundo, la preocupación por la educación de los nativos llevó a fundar la primer Universidad del continente en México (1551) y a traer una imprenta para difundir la cultura, la supervivencia de los indios no hubiera sido posible sin la fundación de los hospitales en donde no solo se les curó de sus enfermedades y se les salvó la vida, sino que se les inculcó todo un estilo de vida comunitaria, solidaria y con aprendizajes en salubridad e higiene.

Siendo pues un tema poco difundido, este ensayo pretendió recordar y reconocer a estos “héroes desconocidos” para que las nuevas generaciones no ignoren a aquellos hombres que fueron verdaderos forjadores de nuestra patria, constructores de nuestra cultura y civilización, pueblos y ciudades, así como hacedores de nuestra identidad como nación, por lo que se les debería considerar los verdaderos padres de la patria.

*caballero que lucha voluntariamente y que se distingue por sus hazañas, defendiendo a ultranza a las personas y sus ideales, hasta el sacrificio de su propia vida (Diccionario didáctico de español, editorial SM).

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Bibliografía:

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Editorial Tradición. 1983 De la Hera, Alberto. Los derechos temporales y espirituales de Schlarman H. L., Joseph. los naturales del Nuevo Mundo. México Tierra de Volcanes FUNDICE – JUS. 1992 Editorial Porrúa. 2002

Hamke, Lewis El Papa Paulo III y los Indios de América. Trueba, Alfonso FUNDICE - JUS. 1992 Las doce antorchas Editorial Jus.1984

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