La Cartografía Mallorquína, Como Hecho Cul- Tural Que Trasciende El Dilatado Ámbito De La Corona De Aragón Y Ejerce Influjo Universal Durante Tres Cen- Turias
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JULIO REY PASTOR Y ERNESTO GARCÍA CAMARERO LA CARTOGRAFÍA MALLORQUÍNA DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y FILOSOFÍA DE LA CIENCIA «INSTITUTO LUIS VIVES* CONSEJO SUPERIOR D£- INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS MADRID 1960 Es propiedad. Queda hecho el depósito que marca la Ley. Copyright, 1959, by. authors. Depósito legal: M. 13.564-1959 GRÁFICAS OSCA, S. A, - Aravaca, 8 - Tel. 33-50-71 - Madrid-3 PRESENTACIÓN Hace muchos años que en un viaje a Italia me propuse disipar una duda que me atormentaba. Algo había leído, extramuros de mi profesión, sobre los portulanos medievales, en los que el trazado costero queda como encandilado por el centelleo de doradas rosas, resplandecientes como soles, matizadas de co- lores brillantes; y las tupidas líneas de viento, tendi- das sobre los mares como sutiles telas de araña, apri- sionan una pintoresca fauna de monstruos marinos y algunas navecillas perdidas. Aprendí que tales per- gaminos, siempre pintorescos y no exentos a veces de ingenua belleza, sirvieron como cartas de marear du- rante tres siglos largos; y fueron esas toscas pieles de cordero las que multiplicaron nuestro conocimiento del mundo a oriente y poniente del viejo ecumene me- diterráneo. Supe después que la mayoría de ellas fueron dibu- jadas en Italia y muchas en Mallorca; para verlas era preciso recorrer numerosas bibliotecas extranjeras, porque solo una carta importante, firmada por VAL- SECA, se conserva en España. En el monumental Pe~ riplus del insuperable NORDENSKJÓLD, vi con grata sorpresa, que los más abigarrados pergaminos, exor- nados con efigies de monarcas fabulosos y leyendas ingenuas, redactadas en catalán con informaciones fí- sicas, biológicas, políticas..., de cada región, tienen su origen —ignórase la fecha— en Mallorca, siendo de- signadas como cartas catalanas; pero todos los trata- distas callan que a la par que esas cartas náutico- geográficas, prosperaba paralelamente (a veces en los mismos talleres) otra artesanía de cartas de marear, exentas, como casi todas las italianas, de aditamentos geográficos. PRESENTACIÓN Entreviendo en la lectura del Periplus, que aquí yacía el rico filón en vano buscado (*) en mis pesqui- sas históricas, que ya duran medio siglo, sobre el apasionante problema de la Ciencia española, me pu- se con juvenil empuje, a estudiar a fondo este capítu- lo promisorio; no para terciar en la enojosa polémica sobre la prioridad italo-mallorquina en el origen de la ciencia náutica (2), sino para analizar fríamente en todos sus aspectos, este apasionante fenómeno histó- rico de la cartografía mallorquína, como hecho cul- tural que trasciende el dilatado ámbito de la Corona de Aragón y ejerce influjo universal durante tres cen- turias. * * * Todo investigador científico que refugia —como es caso frecuente— su decepción creadora en la apa- sionante retrospección de su ciencia, abandonando la desabrida objetividad en que vivió, sufre invencible dificultad de acomodación al nuevo ambiente, en que palpita la vida, pero rezumante de subjetividad; no solamente en su final etapa constructiva, como es in- evitable y aún deseable, sino también en la previa acumulación de materiales, es decir, en la depuración y valoración de los hechos, con juicios de raíz senti- mental. (1) Estas pesquisas las inicié en 1910 con ocasión del discurso aca- démico que había de ser leído en la inauguración del curso en la Uni- versidad de Oviedo el año 1913, sobre el temar Los matemáticos espa- ñoles del siglo XVI. Este discurso, reeditado años después, fue recibido entonces con -violenta acritud y tildado de antipatriótico; pero poste- riormente ha sido aceptado por CARLOS VOSSLKH. AMADO ALONSO, PEDRO ENRIQUEZ UREÑA, FRANCISCO ROMERO, GREGORIO MAHAÑÓN..., como expli- cación plausible y documentada de la aparente paradoja de los mate: máticos españoles'que enseñaron con éxito en París v sin embargo re- presentaban una tendencia medieval ya superada en TtaHa y pronto en Francia. (2) Esta polémica, que todavía perdura, fue iniciada por NORDENSK- JOLD, que en su Periplus sostenía la prioridad de la cartografía mallor: quina, basada en su teoría (muy discutible) de la dualidad de las mi- llas. Los franceses HAMY, MALTE-BRÜN, LA RONCIÉRE..., se pusieron de su lado, mientras que los alemanes KRESTCHMER, FISCHER..., apoyaban con entusiasmo la tesis italiana. Nuestros geógrafos,' insuficientemente p'er- trechados, permanecieron tímidamente -neutrales; y los belicosos .vindi- cadores de la ciencia española que D. GUMERSINDO LAVERDE había orga- nizada en falange defensora" de' la bandera' enarbolada por el joven MENÉNDEZ PELAYO permanecieron silenciosos, porque el gran erudito había olvidado este capítulo de la ciencia medieval, PRESENTACIÓN XI De este peligro hemos huido realizando la inves- tigación entera a base de los documentos originales; y aquí mostramos el fruto maduro de la larga labor acumulada —sin prisa pero sin pausa— desde el le- jano día en que encontramos en la Biblioteca Vatica- na todas las facilidades de trabajo; y en el eximio profesor ALMAGIA ayuda y estímulo. Pero la elaboración de los materiales acumulados en mis primeros viajes por ambos continentes y la tenaz búsqueda de nuevos documentos, habría sido imposible sin la invalorable colaboración de mi bri- llante discípulo GARCÍA CAMARERO, que no solo me ayu- dó eficacísimamente en la reconstrucción de todo el material ordenado hasta 1950, perdido en un naufra- gio, sino que en viajes conjuntos por muchas biblio- tecas europeas, prolongados después por separado para cubrir más extensa zona, ha logrado dar cima a esta obra, crue amplía considerablemente los elencos anteriores; los cuales, con excepción del venerable de UZIELLI-AMAT, suelen ser sucintas recopilaciones de segunda mano, sin estudio de cada documento ni si- quiera individualización precisa de las diversas car- tas v atlantes. Gracias postumas debemos a nuestro llorado ami- go el Profesor LEO BAGROW. fundador y editor de IMA- GO MUNDI, que nos concedió el honor de traducir al inglés nuestro manuscrito, para publicarlo en núme- ro extraordinario de su nrestigiosa revista; pero la muerte lo sorprendió apenas iniciada la composición tipográfica. Gracias también a los jefes todos de las b^bliote- cas visitadas, cuya nómina damos al final. Con .gen- tileza que no olvidamos, pusieron a nuestra disnosi- ción su tesoro cartográfico, facilitándonos su repro- duc^'ón. Muy pocas son las míe por incidencias de viaie no Hedamos a visitar, ñor eiemplo. la de Estam- bul v la Biblioteca de la Universidad del Berlín Orien- tal: ñero la corresnondencia con los señores directo- res. siempre ventiles, v en el segundo caso con el eminente Profesor WINTER. residente en Berlín, su- pieron esta omisión. Hav. en cambio- otras míe nos obligaron a viajes repetidos para comprobar porme- jüí PKESENTACION ñores dudosos en nuestras notas anteriores. Nuestra gratitud se extiende a todo el personal que tan cari- ñosamente nos atendió. Con especial cariño mencionamos al Museo Naval y a la Biblioteca Nacional de Madrid, que considera- mos nuestras casas solariegas. Muy honrada con su membrete habría quedado esta obra que mucho les debe; como también es deuda honrosa nacer a la vida de la cultura, tras larga gestación, una obra humanis- ta bajo la égida de tan gran apóstol, hijo de las mis- mas playas levantinas. La obra que se concibió como ELENCO, tiene ya más amplias proyecciones y aspira ser una historia docu- mental de la Cartografía mallorquína, capítulo ori- ginalísimo y honroso de la historia medieval de Es- paña. Nos importa la trascendencia histórica del hecho cultural, el estilo y la técnica, sin valorarlo con el módulo de otros estilos; no la nacionalidad de sus au- tores, que será proclamada como información cuando haya pruebas suficientes; nos proponemos mostrar documentalmente lo que fue la cartografía mallorquí- na, pero no demostrar ninguna tesis. ¿Quiere decir esto que no nos importa el lugar donde nacieron las primeras cartas náuticas, ni el autor de su perfección actual? Tal grado de abstrac- ción en un historiador es deshumanización imposible, o hipocresía disfrazada con máscara de objetividad. De todo corazón desearíamos que la solución del pro- blema de la carta náutica hubiera sido debida a Nu- ÑEZ o a SANTA CRUZ, que con tenacidad digna de pre- mio la persiguieron infructuosamente; pero la justicia obliga a sustituir sus nombres por el de MERCATOR, que vio donde los demás no vieron, aplicando a este pro- blema capitalísimo un sencillo artificio ya conocido por los relojeros de Nürnberg. Con igual criterio pro- clamamos en esta obra toda conclusión bien documen- tada, aunque sea desfavorable a nuestras simpatías. J. REY PASTOR ÍNDICE CAPITULO PRIMERO FIJACIÓN DE CONCEPTOS 1. Descripción de la carta náutica.—2. Proyección de las cartas náuticas.—3. Conformidad de la carta náutica.—4. Cartas planas y esféricas.—5. La navegación loxodrómica y ortodrómica.—6. La de* clinación magnética.—7. Red de vientos.—8. Las rosas dé los vien- tos.—9. La toponimia.—10. Leyendas.—11. Banderas, escudos, mo* narcas.—12. Algunos elementos decorativos.—Nota sobre el origen de las cartas planas .............., ........................................................... Págs. 1-20 CAPITULO II ESTILÍSTICA MALLORQUÍNA Tipo náutico-geográfico.—-1. Montes Atlas.—2. Alpes.—3. Bohe- mia.—4. Jutlandia.—5. Escandinavia.—6. Mar Báltico.-—7. Mar Ro- jo.—8. Danubio.—9. Guadalquivir-Segura.—10. Otras representacio- nes fluviales. Tipo náutico puro.—1. Hidrografía inferior.—2. Las ciudades.— 3. Los discos de los vientos ...................................................