PRINCIPADO DE REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS (C.E.C.E.L.)

BOLETIN DEL REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS

N.° 150

Julio A Ñ O LI OVIEDO Diciembre 1997 CONSEJO DE REDACCIÓN

Director: José L uis P érez de C astro

Subdirector: Jua n Ignacio R uiz de la P eña

Director del Boletín de Letras: M a n u e l F er ná nd ez R. Avello

Presidente de la Comisión 1‘ (Lingüística, Literatura y Tradiciones): José M a M artínez C achero

Presidente de la Comisión 2“ (Historia, Geografía, Antropología, Folklore y Etnografía): M a Josefa S a n z F uentes

Presidente de la Comisión 3“ (Artes, Arquitectura y Urbanismo): Inm a c u la d a Q uintanal S ánchez

Presidente de la Comisión 4“ (Derecho, Ciencias Sociales y Económicas): R afael A nes A lvarez

Director del Boletín de Ciencias y Presidente de la Comisión 5“ (Ciencias de la Naturaleza y Tecnología): E nrique Ju n ceda Avello

Conservador de la Biblioteca: R a úl A rias del V alle

Secretaria General: B la nca S uárez V alle

Esta revista no es responsable de las opiniones expuestas por sus colaboradores. No se mantendrá correspondencia sobre trabajos no aceptados para su publicación. PRINCIPADO DE ASTURIAS REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS (CONFEDERACIÓN ESPAÑOLA DE CENTROS DE ESTUDIOS LOCALES)

BOLETIN DEL REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS

N° 150

A Ñ O LI OVIEDO Julio 1997 Diciembre I.S.S.N. 0020-384X Depósito Legal: As. 43-1958 Imprime: I. Gofer. Oviedo SUMARIO

Págs.

La reforma de provisión de Cátedras en la Universidad de Oviedo (1769-1778). Santos Coronas González ...... 7

Bibliografía del articulado de Armando Palacio Valdés. José Luis Campal Fernández ..... 37

San Miguel de Lillo. Campaña de excavaciones arqueológicas 1991: II Análisis de ma­ teriales. César García de Castro Valdés ...... 47

Excavaciones arqueológicas en la calle de Cimadevilla (1992). Contribución al estudio de las redes de suministro de agua potable de época medieval y moderna en la ciudad de Oviedo. Sergio Ríos González ...... 75

Lectura de “No somos ángeles”, de Rosario Neira Piñero. Jovita Bobes Naves ...... 101

Una aproximación a la arquitectura penitenciaria decimonónica: la cárcel de partido de Gijón. Natalia Tielve García ...... 131

Los criados en la Asturias del Antiguo Régimen. Florentino López Iglesias ...... 151

La industria experimental en la crisis del Antiguo Régimen. La Fábrica Nacional de Fon- tameña (Parres), 1804-1823. Alfonso Menéndez González ...... 173

Solvay & Cié.: historia y arquitectura de una empresa belga en Asturias. C ovadonga Al- varez Quintana ...... 187

Carlos Marín de Bernardo, ilustre militar, injustamente olvidado en Asturias. E. Junceda A v e llo ...... 233

DOCUMENTA

La donación otorgada por Alfonso III a San Salvador de Oviedo en el año 908. José An­ tonio Valdés Gallego ...... 243

IN MEMORIAM

Francisco Carantoña Dubert. Isidoro Cortina Frade ...... 261 BOLETIN DEL REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS

AÑO LI JULIO-DICIEMBRE NÚM. 150

LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS EN LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO (1769-1778)

SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ

1.- El proceso de reforma La expulsión de los jesuitas de todos los dominios del rey de España2 el de abril de 1767 abrió un largo proceso de intervención regia en las Universidades del reino que se manifestó tanto en el régimen de enseñanzas como en el control gubernativo de la institución1. La Real Provisión de Carlos III de 23 de mayo de 1767 prohibiendo enseñar en las Universidades y otros centros de estudio, ni aun con título de probabilidad, la doctrina del regicidio y tiranicidio2, considerada propia de escuelala jesuítica3, marcó el nuevo cli­ ma regalista en el que habría de desarrollarse la reforma de los planes de estu­

1 M. Y J.L. Peset, El reformismo de Carlos III y la Universidad de Salamanca , (Salamanca, 1969); de los mismos autores, La Universidad española (Siglos XVIII-XIX). Despotismo ilustrado y revolución libe­ ral. Madrid, 1974; A. Alvarez Morales, La Ilustración y la reforma de la Universidad en la España del siglo XVIII, Madrid, 1971; L.M. Enciso, La reforma de la Universidad española en la época de Carlos III en / Borbone di Napoli e i Borbone de Spagna, II, Nápoles, 1985, pp. 191-239. Sobre las raíces ide­ ológicas de esta reforma, P. Rodríguez Campomanes, Discurso crítico político sobre el estado de la li­ teratura de España y medios de mejorar las Universidades y Estudios del reyno. Ed de J.E. García Melero, Madrid, 1974; asimismo, J.L. Peset, Gregorio Mayans y la reforma universitaria. Idea del nuevo método que se puede practicar en la Enseñanza de las Universidades de España. Valencia, 1975. 2 Novísima recopilación de las Leyes de España (=Nov.Recop.) 8,4,3. 3 Real Resolución a consulta del Consejo de 1 de julio de 1768 y 1 de julio de 1769 y Cédulas del Consejo de 1 de julio y 12 de agosto de 1768, 29 de julio de 1769 y 4 de diciembre de 1771, en Nov. Rec.op. 8,4,4. Sobre el trasfondo doctrinal de esta legislación cf. P. Rodríguez Campomanes, Dictamen fiscal de expulsión de los jesuitas de España (1766-1767) Ed. introducción y notas de J. Cejudo y T. Egido. Madrid, 1977. 8 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ dio de las Universidades literarias de entonces. Iniciada esta reforma a partir del audaz ensayo renovador de Olavide en la Universidad de Sevilla de 17694, fue secundada con cierta reticencia por las Universidades mayores de Salamanca, Valladolid y Alcalá de Henares en 17715, y por las menores de Santiago (1772)6, Oviedo (1774)7, Granada (1776)8. El nuevo control regio, canalizado por la vía gubernativa del Consejo de Castilla, reino a modificar el régimen de consulta de cátedras, nombrando además para cada Universidad un ministro suyo como Director9. En el primer caso, para facilitar el acierto en las consultas de cátedras, se mandó que en adelante se expresara en ellas el número de votos que hubiera a favor de cualquier opositor, y que los informes de oposición, debidamente for­ malizado el expediente respectivo por la escribanía de Cámara, pasaran al fis­ cal para que, a su vista, expusiera lo que se le ofreciese, dando cuenta de ello al Consejo quien acordaría el señalamiento del día para la votación, repartién­ dose, previamente los ejemplares de los informes a los ministros del Consejo a fin de instruirse del mérito de los opositores con suficiente plazo. En aplicación de su cometido y en relación con el segundo punto del au­ to acordado, los fiscales del Consejo, Campomanes y Moñino, formaron una Instrucción particular de los Directores de las Universidades, expuesta el 7 de febrero al Consejo pleno, y sancionada finalmente por Real Cédula de 14 de marzo de 1769.

4 P. de Olavide, Plan de Estudios. Ed. De F. Aguilar Piñal, Madrid, 1969; cf. F. Aguilar Piñal, La Universidad de Sevilla en el siglo XVIII. Estudio sobre la primera reforma universitaria moderna. Sevilla, 1969; M. Defourneaux, Pablo de Olavide au l'afrancesado (1725- 1803), París, 1959, pp. 109-128. 5 El Plan general de estudios dirigido a la Universidad de Salamanca por el Real y Supremo Consejo de Castilla en 1771, en M. Y J.L. Peset, El reformismo de Carlos III, cit (n.l). cf. G.M. Addy, The refor­ mes of 1771: first steps in the Salamanca Enlightenment en The Hispanic American Historical Review, 4, 1961, pp. 338-366; y del mismo autor, The Enlightenment in the University o f Salamanca, Durham, 1966. M. Fernández Alvarez (dir.) La Universidad de Salamanca, 3 vols. Salamanca, 1989, (esp. Vol.I.: M. y J.L. Peset, Las reformas ilustradas, siglo XVIII (pp. 145-184); de los mismos autores, Las Facultades de Leyes y Cánones, vol. II (Salamanca, 1980) pp. 9-61. Sobre la Universidad de Valladolid, vid Historia de la Universidad de Valladolid, 2 vols. Valladolid, 1989, (en esp. Vol.I., pp. 75 y ss: La Universidad en la Edad Moderna, coordinada por T. Egido). 6 E. Fernández Villamil, Historia de la Universidad de Santiago de Compostela. Pontevedra, 1945- 1947, 3 vols. 7 F. Canella, Historia de la Universidad de Oviedo y noticia de los establecimientos de enseñanza de su distrito. Oviedo, 1903 (reimp. 1985). Sobre la reforma del Plan de Estudios de 1774, S.M. Coronas, El marco jurídico e institucional de la Ilustración en Asturias y la Ilustración. Oviedo, 1996, pp.67-105. 8 F. Montells y Nadal, Historia del origen y fundación de la Universidad de Granada de las que exis­ tieron en su distrito y de los Colegios. Cátedras y Escuelas que de ella dependían. Granada, 1870 [El Plan de estudios de 1776 en las pp. 729-789]; D. Sevilla Merino, La Universidad de Granada duran­ te el reinado de Carlos III, en Educación e Ilustración en España. Universidad de Barcelona, 1984, pp. 316-322. 9 Auto del Consejo de 20 de diciembre de 1768 y Real Cédula de 14 de marzo de 1769 en Nov. Recop. 8, 9, 28 y 8, 5, 1. El texto íntegro de la Real Cédula se recoge en El Libro de las Leyes del siglo XVIII. Ed. a cargo de S.M. Coronas González, Madrid, 1996, tomo III, pp. 1616-1621. LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 9

La Instrucción, dividida en 40 capítulos, contenía un proyecto completo de regeneración de la vida universitaria, dinamizada por la nueva actividad de su director. En principio, éste debía aclarar el régimen legal de la Universidad a su cargo, recopilando sus estatutos, capítulos de visita o reforma, decretos generales y cédulas reales, encargando la formación de un índice, cronológico y sistemático, de los papeles de su archivo (I-IV). Igualmente, se le encomen­ daba arreglar el régimen y ejercicio efectivo de la jurisdicción académica, for­ mando un índice similar de los procesos ventilados en sus tribunales por cla­ ses y orden de tiempo (V-VI). Finalmente se fijaba el nuevo régimen guberna­ tivo de la institución, con remisión mensual por parte de los rectores de los acuerdos del claustro y tenencia de un libro de registro de documentos y pa­ peles recibidos por el director (VII-XI). Ordenadas estas tres funciones básicas, se encargaba al director enterarse del estado de la Universidad a su cargo, indagando sobre el origen y causa de su decadencia; arreglando, por si fuera una de las causas, la mutación anual y la elección del rector, que debería recaer en profesor de edad provecta, acredi­ tado por su talento, prudencia y doctrina, disipando el espíritu de facción o partido (XIII-XIX). Otros preceptos de esta detallada Instrucción, típica manifestación del re- glamentismo ilustrado, encargaban al director la averiguación de las rentas de la Universidad y el arreglo de su economía (XX-XXI); la dotación de su bi­ blioteca (XXII), y un largo elenco de cuestiones de régimen interior (relación de cátedras, vigilancia del cumplimiento docente con prohibición expresa a los catedráticos de ir a la Corte o salir de su residencia bajo ningún pretexto, control del alumnado, restableciendo los repasos públicos y explicaciones ex­ traordinarias en detrimento de las pasantías particulares que convendría supri­ mir al igual que los estudios privados; conocimiento de los ejercicios litera­ rios de la Universidad, etc.)10. Inserta en esta política de reformas, una Real Provisión de 27 de noviem­ bre de 1769 hacía saber al Rector y Claustro de la Universidad de Oviedo el nuevo método acordado por el Consejo de Castilla para la provisión de cáte­ dras vacantes en la Universidad de Salamanca (Auto de 28 de octubre de ese mismo año, extendido después a las Universidades de Valladolid y Santiago), mandando acomodar el método tradicional de concurso y provisión de cáte­ dras del estudio general de Oviedo que, ajuicio de la norma se había fundado a imitación de Salamanca y cuyas circunstancias eran las mismas que las de Santiago, al nuevo seguido en estas Universidades". Este nuevo método se ci­

10 S.M. Coronas, Ilustración y Derecho. Los fiscales del Consejo de Castilla en el siglo XVIII. Madrid, 1992, pp. 190 y ss. 11 Archivo Histórico Nacional (=A.H.N.), Consejos, leg. 5450, n° 7. 1 0 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ fraba básicamente en el mayor rigor de los argumentos y en el nombramiento dejueces académicos, elegidos ahora de entre las respectivas Facultades o de las a ellas próximas12. El antecedente próximo de esta medida uniformadora se hallaba en el Real Decreto de 22 de diciembre de 1766 que, al mandar cesar los turnos o al­ ternativas y división de escuelas en la provisión de cátedras, ordenaba al Consejo de Castilla que consultase los medios más convenientes para que las oposiciones a cátedras se ejecutasen con los más formales y rigurosos ejer­ cicios, seguidos de la censura en juicio comparativo de los jueces nombrados al efecto. En su virtud, el Consejo acordó que las Universidades informasen de los ejercicios que se hacían y de los que, en su lugar, estimasen necesarios para las oposiciones, precisando el tiempo de duración de los ejercicios, la forma de argüir a cada opositor para evitar colusiones e inteligencias, y los jueces que debían presidir estos ejercicios para calificar el verdadero mérito comparativo de los opositores; todo ello con entera libertad, atentos única­ mente al fin de “restablecer el lustre de la Universidad y asegurar el acierto en la elección de los maestros públicos de la nación... y al bien de la patria que jamás podrá promoverse mientras las Universidades se mantengan en el ac­ tual estado de deserción y decadencia"13. El Consejo de Castilla que desde 1623 había empezado a proveer cáte­ dras (cátedras que consulta el Consejo; Universidades de provisión del Consejo)14, terminando con la antigua elección estudiantil, encaraba finalmen­ te, al calor de la reforma universitaria en curso, el problema de la provisión de cátedras, fijando unas condiciones objetivas mínimas con carácter general que debían reflejarse en el informe final del claustro: ante todo, que el concurso fuera abierto, admitiendo opositores de las demás Universidades del reino;

12 Provisión de 28 de octubre de 1769 en Nov. Recop. 8, 9, 9. Sobre el carácterejemplar de la Universidad salmantina en este período de reformas que llega hasta el plan Caballero de 1807 que por vez primera uniformó el plan de estudios vigente en todas las Universidades españolas, vid. J.L. y M. Peset, Las re­ formas ilustradas, ob.cit. (n.5), pp. 181-184. Se reconoce expresamente este papel ancillar en la Real Orden de 18 de noviembre de 1785 y Cédula del Consejo de 22 de enero de 1786, en Nov. Recop. 8,7,13, al mandar observar en todas las Universidades del reino lo dispuesto y establecido sobre varios puntos para la de Salamanca. Vid a este propósito el útil Resumen alfabético de las Reales Cédulas. Provisiones y Cartas órdenes expedidas para el mejor gobierno y enseñanza pública de la Universidad de Salamanca , incluido en El Libro de las leyes del siglo XVIII [cit. N.9.] vol. IV, pp. 2216-2262. Sobre las raíces de esta valoración académica salmantina en el siglo de la centralización política, ver Ma Paz Alonso Romero, “Al modo de Salamanca”: Initium, 1, 1996, pp. 149-167. En general, M. Peset, La organización de las Universidades españolas en la Edad Moderna , en I poteri politici e el mondo uni­ versitario (XIII-XX secolo) cura di A. Romano e J. Verger, Rubbettino, 1994, pp. 67-116. 13 Cf Nov. Recop. 8, 9, 7. 14 Resolución a consulta del Consejo de 19 de mayo de 1623, Nov. Recop. 8, 9, 5; L. E. Rodríguez-San Pedro, La Universidad salmantina del Barroco, período 1598-1623, 3 tomos, Salamanca, 1986, señala el año 1641 como el del comienzo efectivo de la provisión de cátedras por el Consejo de Castilla, arre­ batándosela al voto de los estudiantes matriculados, conforme al sistema tradicional (t.ll, pp. 42 y ss). LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 11 que las oposiciones se celebraran en sitios y horas que no impidieran la ense­ ñanza, y que se diera publicidad al acto de la oposición, “examinando desde quando han cesado los argumentos en las oposiciones como la época de la re­ laxación". El Auto del Consejo pleno de 20 de diciembre de 1768, ya citado, vino a dar forma administrativa a las muchas exigencias académicas que, en realidad, enlazaban con una línea de reforma iniciada a principios de siglo por Felipe V. Así, la Real Resolución de 12 de mayo de 1714, inspirada sin duda por el fervoroso regalista Melchor de Macanaz, promotor desde su cargo de fiscal general de la Monarquía del estudio del Derecho patrio, pretendía co­ rregir la tendencia abusiva a dar las cátedras universitarias a colegiados mayo­ res en perjuicio de los doctores manteistas, encargando al Consejo velar asi­ mismo por la provisión decátedras de práctica, “desterrando todo lo que no sea útil y necesario a la práctica y mejor inteligencia de las leyes del reyno"15. En la misma línea, la Resolución de 1 de agosto de 1716 y el Decreto de 20 de octubre de 1721 ordenaban al Consejo que en las Universidades de su provi­ sión propusieran para cada cátedra tres sujetos y que no se atendiera al turno sino al mérito de los opositores16.

2. Su recepción en la Universidad de Oviedo Toda esta legislación reformista, decantada en la Real Provisión de 27 de noviembre de 1769, vino a modificar el método tradicional de provisión de cátedras en la Universidad de Oviedo. Apenas un mes más tarde, el 20 de di­ ciembre, el rector de la Universidad, Ramón de Miranda y Sierra, acusaba re­ cibo de su envío, notificando que la haría presente al claustro. Celebrado éste el 7 de febrero de 1770, acordó su cumplimiento y, al tiempo, conforme a la antigua fórmula, elevar o representar las dudas que suscitaba la aplicación del nuevo método a tenor de la observancia de la Real Resolución y Orden de 29 de enero de 1661 que durante un siglo había regulado la provisión de las cáte­

15 Sobre Macanaz y su proposición fiscal sobre la enseñanza universitaria del Derecho del reino, S.M. Coronas, Ilustración y Derecho, pp. 113 y ss. En general, vid. R. Riaza, El Derecho romano y el Derecho nacional en Castilla durante el siglo XVIII en Revista de Ciencias jurídicas y sociales, 12, 1929, pp. 104-124; M. Peset, Derecho romano y Derecho real en las Universidades del siglo XVIII en AHDE 45, 1975, pp. 273-339; J.L. Bermejo, La enseñanza del Derecho español en el siglo XVIII en Derecho y Administración pública en la España del Antiguo Régimen, Madrid, 1985, pp. 143-187 16 “Son repetidos los decretos en que tengo ordenado, que para la provisión de las cátedras no se atienda al tumo sino al mérito de los opositores: pero así porque estas órdenes no han tenido el más exacto cum­ plimiento, como porque nada hay mas perjudicial a la causa pública que la observancia del tumo en per­ juicio de méritos; he resuelto, que en adelante se voten todas las cátedras en secreto por el Consejo, co­ mo antes se hacía; y que sin embargo de este resolución se me consulten, proponiendo para ellas el Consejo en términos de rigurosa justicia, como repetidamente se le ha mandado, y debe hacerlo por la causa pública, y por el grande interés de los opositores; y en inteligencia de que no le doy facultad para la gracia, ni para estimar el tumo ni antigüedad, sino es en igualdad de ciencia, virtud y juicio, para be­ neficio de las Escuelas, y seguridad de la administración de justicia en los Tribunales”. N.Recop. 1,7, auto 29; Nov. Recop, 8, 9, 6. 12 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ dras vacantes en la Universidad de Oviedo17 . Conforme a esta tradición, in­ formaban para la provisión de las cátedras el rector y los doctores de todas las Facultades, así como el obispo y el gobernador del Principado, proponiendo cada uno tres opositores en pliego reservado a la atención del Consejo, quie­ nes “por la experiencia y conocimiento del mérito de los opositores son regu­ larmente los más acrehedores a la cathedra vacante". En la representación citada del claustro se exponían tres posibles vías de aplicación: mantener la antigua práctica de informar todos los doctores de la Universidad; aceptar sin más la nueva que se pretendía instaurar de proponer sólo el rector y los tres jueces del concurso; o llegar a una solución intermedia de permitir la intervención junto a estos últimos de los 4 ó 6 doctores más an­ tiguos elegidos por el claustro, conservando además su privilegio de proponer al obispo y gobernador del Principado. A favor del mantenimiento de la antigua práctica, o de la nueva reforma­ da, abogaba la pobre dotación de cátedras de la Universidad de Oviedo que, en caso de vacante, dejaba a sus Facultades de Teología, Cánones y Leyes sin jueces de concurso, y ello a pesar de que en virtud de los Estatutos de la Universidad, las de Cánones y Leyes se estimaban por una misma Facultad, optando indistintamente a las cátedras de leyes los canonistas y a las de cáno­ nes los legistas. Planteadas estas dudas en la sala de gobierno del Consejo de Castilla a principios de marzo de 1770, se acordó que pasase la representación aludida a informe del fiscal, Pedro Rodríguez Campomanes, quien, como asturiano de pro, venía desarrollando una magna labor de valimiento en favor de la propia Universidad y de otras instituciones y particulares18 de su región. En su infor­ me, fechado el 13 de ese mes, Campomanes destacaba lo preciso que era que tanto el juicio y censura de los opositores como la proposición de los tres más idóneos para cada cátedra se formase y remitiese por el Rector y los tres jue­ ces del concurso nombrados en cada oposición, “cesando en esta parte la práctica de votar todos los doctores de todas las Facultades". Sin embargo, sentada esta premisa legal deducida de la Real Provisión de 1769, y a fin de

17 A.H.N. Consejos, Leg. 5450, n.7. Antes de esta fecha y conforme al tenor de los Estatutos viejos de 1609, las cátedras, de duración cuatrienal, eran proveidas por votación de los estudiantes matriculados en ellas, siempre que hubiera “más número de cinquenta de la profesión en que vacare la tal cátedra”, y, en su defecto, por el claustro de la Universidad. Expresamente se declaraba en los Estatutos “por una Facultad para votar los estudiantes de Cánones y Leyes”. El texto de los Estatutos en C anella, Historia de la Universidad de Oviedo, pp. 618-640. esp. P. 624 y 630. 18 S.M. Coronas, El marco jurídico e institucional de la Ilustración en Asturias, en Asturias y la Ilustración (ed. De J.M. Caso González) Oviedo, 1996, pp.67-105; esp. pp. 79-83. Sobre otros aspectos menos conocidos de este valimiento, ver Expediente instruido por el Consejo de Castilla sobre la ile­ galidad de ciertos contratos consuetudinarios de Asturias, ed. y estudio preliminar de S.M. Coronas, en Revista Jurídica de Asturias, 16,1993, pp. 193-207. LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 13 conciliar posturas, no veía inconveniente en que el obispo y el gobernador de la provincia, (el regente de la Audiencia en la nueva organización político-ju­ risdiccional del Principado desde 1717), continuaran en la práctica de propo­ ner cada uno separadamente la terna que consideraran más a propósito (“antes bien podrá contribuir esto para que el Rector y Jueces de concurso procedan con la debida justificación y para que el Consejo quede más enterado del mé­ rito y circunstancias de los opositores y pueda consultar las cátedras con ente­ ro conocimiento")19. Mayor problema encontraba en proporcionar jueces de concurso para las oposiciones a cátedra por la escasez de catedráticos del Estudio oveten­ se, en total 17 cátedras de provisión real (5 de Teología20; 4 de cánones; 4 de Leyes; 1 de Matemáticas y 3 de Artes). Esta dificultad se agudizaba en las Facultades de Cánones y Leyes porque “reputándose por una misma aquellas dos Facultades en aquella Universidad por expreso estatuto de ellas”, optaban indistintamente los catedráticos de una Facultad a las cáte­ dras de la otra, de forma que en las vacantes de las cátedras más altas, de Prima o Vísperas, por promoción desde las más bajas (Instituía), apenas había catedrático que no fuera opositor, dejando a la misma Facultad sin jueces de concurso. Para obviar esta dificultad proponía que, en adelante, se estimasen “por tan distintas y separadas como lo son en sí”, las Facultades de Cánones y Leyes, aboliendo la antigua opción estatutaria a una y otra cátedra “de modo que jamás pasen los cathedráticos de Leies a cathedras de cánones ni al con­ trario”, tal y como se practicaba en la Universidad de Salamanca, y como, por lo demás, parecía convenir a la enseñanza pública a la que, a su juicio, no re­ sultaban útiles estos doctores “amphivios”21. Una vez separadas ambas Facultades, sería más fácil nombrar a los jueces del concurso con catedráticos legistas o canonistas no opositores, completando en su caso la terna con los de la otra Facultad. Para ello era necesario igualar la renta de las cátedras, de mo­ do que la de Prima de Leyes valiera tanto como la de Prima de Cánones, y así sucesivamente con las restantes de cada Facultad, a fin de no perjudicar a los catedráticos opositores de una Facultad por no poder optar a la de otra. Esta

19 El texto del informe en A.H.N. Consejos, leg. 4540, n° 7. 20 V. Beltrán de Heredia, La Facultad de Teología en la Universidad de Oviedo, en La Ciencia Tomista, Salamanca, 1936, 55, pp. 213-259. Vid. a otro respecto, J. García Sánchez, La medicina en la Universidad de Oviedo (siglo XVIII) Oviedo, 1996. 21 Por Resolución del Consejo, comunicada en Orden de 30 de septiembre de 1772, se declaró por punto general que la providencia de aprovechar para los grados de Leyes los cursos ganados en las cátedras de Cánones se entendiese limitada a los ganados hasta entonces, porque en adelante solo servirían para los grados de la Facultad que se expresase en la certificación de cursos y asistencia de cátedras. Nov. Recop. 8,8, n. 3. 1 4 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ medida no quitaba, sin embargo, a los graduados la posibilidad para oponerse indistintamente a las cátedras de una y otra Facultad. Finalmente, el fiscal pedía al Consejo en su informe que encargara al claustro de la Universidad de Oviedo que arreglara las asignaturas de sus cátedras de modo que estimara más útil para el aprovechamiento de la en­ señanza pública, esto es, procurando que en cada Facultad se completara curso, hasta tanto se tomara providencia general sobre el método de ense­ ñanza y remitiendo copia del arreglo que se formara para inteligencia del Consejo. A la vista de este informe, el Consejo de Castilla, en sala de gobierno, de­ claró el modo de actuar en la provisión de cátedras de la Universidad de Oviedo, conformándose básicamente con las propuestas de su fiscal, por auto de 28 de marzo de 1770. En adelante, debían entregar cerrada su censura so­ bre los ejercicios de los opositores el rector y tres jueces de concurso, “acom­ pañándose por todo el claustro de doctores de las Facultades”, fórmula conci­ liatoria con la antigua práctica, reafirmada con la continuidad de la propuesta de las ternas del Regente y del obispo, cuyos informes contribuirían “para que el Rector y el Claustro procedan con la mayor imparcialidad en asunto de que depende el acierto en la elección de ministros públicos”. En relación con las Facultades de Cánones y Leyes, se prohibía, al estilo de la de Salamanca y a pesar de lo dispuesto en los viejos Estatutos ovetenses, la comunicación entre sus cátedras, de modo que los catedráticos de Leyes no pudieran optar ni pasar a las cátedras de Cánones, ni al contrario. En su con­ secuencia, faltando jueces del cuerpo respectivo para el concurso se tomarían de los catedráticos y, en su defecto, de los doctores no opositores de las Facultades próximas (Cánones y Leyes; Teología y Cánones). Esta medida no impedía a los graduados en Leyes y Cánones oponerse indistintamente a las cátedras de ambas Facultades, ni alteraba la práctica de argüirse recíprocamente en los actos; pero, en todo caso, forzaba el arreglo por la Universidad de los salarios de las cátedras de Leyes y Cánones para evi­ tar perjuicios con la separación de ambas Facultades22. Finalmente, atendien­ do la escasa dotación de cátedras de la Universidad de Oviedo, se mandaba arreglar las asignaturas de sus cátedras del modo que se estimara más útil pa­ ra el aprovechamiento y enseñanza pública hasta tanto se adoptara una provi­ dencia general sobre este asunto, remitiendo copia del arreglo que se formase para conocimiento del Consejo.

22 Completando esta tendencia a la más neta separación de las Facultades de Cánones y Leyes, el Consejo por Orden de 16 de enero de 1 773, exigió para los que en adelante quisieran ejercer la abogacía, el gra­ do de bachiller en Leyes, sin perjuicio de que lo pudieran recibir en ambos Derechos con distintos exá­ menes. Nov. Recop 8, 8, 14. LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 1 5

3. Los expedientes de reforma en algunas cátedras de Leyes de la Universidad En aplicación de la reforma descrita se proveyeron en los años siguientes diversas cátedras vacantes en la Universidad de Oviedo. Sus expedientes mues­ tran la virtualidad de la reforma en curso, el contenido de las oposiciones, y aún el perfil profesional de los opositores con sus circunstancias académicas. Por ra­ zón de espacio limitaremos esta muestra a algunas cátedras de Leyes en el perí­ odo de tránsito que va de la vieja Cátedra deInstituía a la nueva deInstituciones civiles sancionada por el Plan de Estudios de 177423. Aunque en ambos casos la base de la enseñanza para los que se matriculabanpara oyr Derechos era la Instituía Justinianea, en la nueva Cátedra deInstituciones civiles 24 se debía ex­ plicar la materia (los 4 libros de la Instituía más dos títulos del Digesto,De ver- borum significatione que antes se explicaba en la cátedra deVísperas o de Digestum novum) por las notas de Heinneccius, uno de los juristas más aprecia­ dos del siglo25, y por los comentarios de Amold Vinnius26, superando el antiguo sistema de lectio o lectura por el más moderno de libros de texto27. Pero ade­

23 Por Real Cédula de 17 de enero de 177 1 (=Nov Recop 8,9, n 13 y texto íntegro en Libro de las Leyes, vol. 111, pp. 1786-1787) se mandó que todas las cátedras de Universidad se dieran en adelante por re­ gencia y ninguna en propiedad, sin perjuicio de las que por entonces se poseyeran en propiedad, hasta tanto vacaren por muerte o ascenso de su titular, en cuyo caso quedarían de regencia como las demás. Para ello se tuvo presente una vieja petición de las Cortes del Reino (Cortes de Valladolid de 1528, pet. 49; Cortes de Valladolid de 1548, pet. 120) sobre que las cátedras fueran temporales y no perpetuas “porque de ser perpetuas se siguen muchos inconvenientes e daños, especialmente que después que han habido sus cátedras no tienen cuidado de estudiar, ni aprovechar a los estudiantes”. Comunicada por el Consejo a las Universidades esta Real Cédula, suscitó una larga y fundada repre­ sentación de sus inconvenientes y de los perjuicios que se podrían derivar de su aplicación, así como de la diversa aplicación actual y gobierno de los catedráticos “al que tenían en el tiempo que se celebraran las Cortes”, motivo por el cual, a consulta del Consejo de 17 de febrero de 1774, el rey, por vía de de­ claración, otorgó una nueva Real Cédula el 18 de octubre de ese mismo año, mandando que se volvie­ ran a proveer con la misma calidad de perpetuas o temporales que respectivamente se observaba en ca­ da una de dichas cátedras y Universidades, hasta que con más examen y conocimiento se determinaran las que debían ser temporales o perpetuas, según sus materias y asignaturas y conforme al método de enseñanza que se estableciera en cada una de las Universidades (Nov. Recop. 8,9,26; texto íntegro en Libro de las Leyes, vol. 111, pp. 1998-1999). 24 El régimen legal de esta cátedra, su dotación y curso en el Plan de Estudios de la Universidad de Oviedo de 1774, (C a n e l l a , Historia de la Universidad de Oviedo, pp. 650 y 652). 25 Remito al juicio crítico de Meléndez Valdés (1778), recogido en mi estudio sobre Jovellanos, jurista ilustrado en AHDE, 66,1996, pp. 561-613, esp. 579-580. La base del aprecio intelectual de Joann Gottlieb Heinneccius (1681 - 1741) eran obras de distinto alcance, referidas unas al nuevo Derecho na­ tural racionalista Elementa philosophiae rationalis et moralis, quibus praemissa est historia philosop- hica y Elementa iuris naturae et gentium (editadas por entonces en Utrecht, 1772), y otras al Derecho histórico, Historia iuris civilis Romani ac Germanici (editada asimismo por entonces, Utrech, 1772). Sobre otras ediciones de su obra, J.P. C l e m e n t , Las lecturas de Jovellanos, Oviedo, 1980, p.68. 26 Arnold Vinnen (=Amold Vinio), In quatuor libros Institutiorum Imperalium commentarius. Lugduni, 1747, 2 vols. cfJ.M. Scholz, Penser les Institutes hispano-romaines en Quaderni Fiorentini per la Storia del Pensiero Giurídico Moderno, 8, 1979, pp. 157-178. 27 M. T o r r e m o c h a , La formación de los letrados en el Antiguo Régimen en Arqueología do Estado. / Jornadas sobre formas de organizagao e exercicio dos poderes na Europa do Sul (s. XIII-XVIII) Lisboa, 1988, pp. 509-536. Para Oviedo, C a n e l l a , Historia de la Universidad de Oviedo, pp. 88-89. 16 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ más y recogiendo la vocación regalista de la época por el estudio del Derecho Patrio, se ordenaba a los catedráticos advertir de viva voz la variación de las leyes reales sobre las respectivas materias y textos que se explicaran “ para que de este modo se vayan instruyendo desde el principio en las diferencias del Derecho Real y del Civil de los romanos'™. Creadas por Real Cédula de 17 de enero de 1771 las regencias o cátedras temporales en todas las Universidades del reino, fue usual denominar desde entonces a la vieja cátedra de Instituía comoRegencia de Instituía o simple­ mente Regencia de Leyes. Vacante esta Cátedra en la Universidad de Oviedo por haber cumplido su trienio el Dr. Ramón Antonio Hevia Miranda se proveyó por el Rector, como juez escolásíico, un auto el 25 de octubre de 1773 declarando la referida va­ cante y mandando fijar edictos a dicha cátedra por espacio de treinta días co­ mo prescribían los Estatutos, comunicándolo al tiempo a las demás Universidades del reino conforme a las nuevas Ordenes. Dentro de este térmi­ no se presentaron como opositores, tres doctores, un licenciado y dieciseis ba­ chilleres, siendo diputados por el Claustro como jueces del concurso, los doc­ tores Felipe Villaverde y Valdés, Ramón Hevia Miranda y Felipe Canga Argüelles que formaron trincas y oyeron los ejercicios literarios de cada uno de los opositores por espacio de una hora y dos argumentos de media hora29. Entre los opositores más recomendados por susgrados, mériíos y desem­ peño en las censuras de los jueces del concurso y en el dictamen separado de los miembros del claustro, figuraban los doctores Bernardo Estrada Valvidares (con 28 años de estudios mayores en Filosofía, Leyes y Cánones, era licenciado y doctor en Leyes desde 1763, y opositor repetidas veces (8) a las cátedras de su Facultad en las que había sustituido por indisposición de sus propietarios. Aparte de presidir actos mayores y menores en las Facultades de Leyes y Cánones, había desempeñado diferentes cargos en la Academia de Leyes de la Universidad de Oviedo30. Entre sus méritos contaba ser regidor de la ciudad, abogado del Ayuntamiento y examinador nombrado por la Audiencia para los que pretendían ser recibidos de abogados; asimismo era

28 Sobre el método comparado de estudio de ambos Derechos, el romano y el real o patrio, llamado ahora con cierta propiedad, español, y su crítica por parte de los juristas ilustrados que aspiraban a desterrar de las aulas el estudio del Derecho romano “un pozo inagotable de pleitos, opiniones y confusión”, en expresión del Consejero Pablo de Mora y Caraba, remito a mi estudio sobre Jovellanos ante el Plan de Estudios ovetense de 1774, en II Congreso Internacional sobre Universidades Hispánicas, Valencia, 1995 (en prensa). 29 A.H.N. Consejos. Leg. 5450. N° 19. 30 J.L. P érez de C astro , Las Academias teórico prácticas de Derecho Legislación y Jurisprudencia en Oviedo en Revista Jurídica de Asturias, 5,1981, pp. 9-74; J. G arcía S ánchez , La Academia de “ambos Derechos ” de la Universidad de O viedo. A propósito de un incidente ocurrido en 1783 en la elección de oficios dentro de la Academia de Cánones, ibid. 8, 1985. En general, vid. J.L. B e r m e jo , La Academia de Derecho civil y canónico en el siglo XVIII en AHDE, 52, 1982, PP. 649-671. LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 17 fiscal del Tribunal de Cruzada y, con anterioridad, había sido juez noble de la ciudad y alcalde mayor de sus jurisdicciones); el doctor Andrés Argüelles Meres (con 18 años de estudios mayores en Artes, Leyes y Cánones, era ba­ chiller en ambos Derechos y licenciado y doctor en Cánones desde 1765; opo­ sitor a las cátedras de su Facultad había sido nombrado por el rector y claustro para sustituir en la de Prima de Leyes, la misma que desempeñaba al tiempo de la oposición. Actuante ordinario y extraordinario de su Facultad, era indi­ viduo de la Academia de Leyes y Cánones y abogado de la Real Audiencia de Oviedo. En su casa había enseñado por los cuatro libros de la Instituía); el doctor Manuel Bances Quirós (con 10 años de estudios mayores había recibi­ do los grados de bachiller en Cánones y Leyes y, posteriormente, los de licen­ ciado y doctor en la Facultad de Leyes en 1773. Opositor a las cátedras de su Facultad que sustituyó varias veces, actuante pro universitate y gimnesiarca de la Academia de Leyes, era además abogado de la Real Audiencia y, por en­ tonces, juez ordinario de la ciudad; asimismo había enseñado en su casa por los libros de la Instituía). Finalmente, el licenciado Joaquín de lnclán Arango que pese a su reciente licenciatura en Leyes (1773) había leído como bachiller en Cánones y Leyes varias oposiciones a Cátedra, de una de las cuales, la de Vísperas de Leyes, era por entonces sustituto; asistente habitual a los ejer­ cicios de su Facultad en la Academia de Leyes y Cánones, que entonces presi­ día, enseñaba asimismo en su casa por los libros de la Instituía. Este reciente opositor era el que traía, sin embargo, el primer lugar en la censura de la mayor parte de los jueces y aun también de los graduados de la Universidad de Oviedo, tal y como destacaba en su informe el fiscal del Consejo, Pedro Rodríguez Campomanes, a quien se había pasado el testimonio oficial de la censura e informe de los opositores a dicha cátedra, remitido por el secretario de la Universidad de Oviedo al Consejo de Castilla. Así, recogiendo el sentir dealgunos , sobre ser “notorias las ventajas que lleva a los demás opo­ sitores en la teórica de la Jurisprudencia, cuia expresión junta con la particula­ ridad de haber substituido esta cáthedra vacante”, el fiscal le hacía acreedor al primer lugar en la propuesta que se hiciera al rey, colocando en el segundo y tercer lugar respectivamente a los doctores Estrada y Argüelles que seguían a lnclán en la censura de los jueces del concurso y dictamen de los graduados. Este era, en efecto, el criterio mayoritario de los jueces del concurso y del Rector, el doctor Blas José de Faes, y aún de la mayoría de los graduados in­ formantes de la Universidad de Oviedo, acabando por triunfar el viejo dilema entre ciencia y experiencia la primera, tal y como se recomendaba por la le­ gislación vigente31.

31 J. M a. G arcía M arín , El dilema ciencia-experiencia en la selección del oficial público en la España de los Austrias, en Revista de Administración Pública, 103, enero-abril, 1984. 18 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ

“Todos los opositores a la cáthedra de Regencia de Instituta de esta Universidad -dirá el fiscal Campomanes- han cumplido con sus ejercicios li­ terarios, pero el que contemplo más acrehedor y más acreditado en la especia­ lidad es el de D. Joaquín de Inclán, quien saca muchas ventajas en la theórica a todos sus coopossitores, pero en la práctica y antigüedad le sacan muchas más los Doctores D. Bernardo de Estrada y D. Andrés de Argüelles que son los únicos sujetos que se pueden ofrecer a la atención de V.A. para probeher dicha cáthedra”. Reunido en pleno el Consejo de Castilla el 18 de junio de 1776 para votar la cátedra, acordó ese mismo día conformarse con su propuesta elevándola en consulta al rey, de la que resultó como rexente el licenciado Joaquín Inclán. Dos años más tarde y por dejación de esta cátedra trienal llamada ahora, conforme al nuevo Plan de Estudios de 1774, de Instituciones Civiles, salió de nuevo a concurso público, siendo nombrado en su lugar Antonio Ramón Alvarez Baragaña (Resolución a consulta del Consejo de 29 de octubre de 1778)32. Asimismo habiendo dejado Blas José de Faes su cátedra de Instituciones Civiles en propiedad (por haber sido provisto en uno de los canonicatos de la Catedral) se convocó la vacante de dicha cátedra en 1777 (28, febrero) y, cele­ brado el concurso general de opositores conforme a la legislación vigente, (al que se presentaron diez opositores), resultó nombrado catedrático Andrés Argüelles Meres por Real Resolución a consulta del Consejo Pleno de 16 de octubre de 1777. En este caso, con sus 22 años de Estudios mayores y sus gra­ dos de licenciado y doctor en Cánones desde 1765, resultaba premiada la ex­ periencia de un viejo opositor a cátedras de la Universidad de Oviedo, que además era abogado de la Audiencia, uno de los fundadores de su Colegio, y protector del Gymnasio de Leyes y Cánones de la Universidad. Esta circuns­ tancia era destacada en el informe de los jueces, Nicolás Vélez de Cosío, Felipe Canga Argüelles y Pedro Antonio García San Pedro quienes abando­ nando el estilo de propuesta lacónica de otros informes, se elevaban a otras consideraciones. Así, el primero aludía a que “sobre su antigüedad y mérito siempre ha dado pruebas de genio escolástico y propenso a la enseñanza, aun­ que padece el infortunio de la explicación que no es de las más oportunas”, en tanto que Felipe Canga resaltaba que Argüelles, siendo el más antiguo de to­ dos, “les excede en la aplicación al trabajo de el magisterio y en el esmero por el adelantamiento de los discípulos. No les es mui inferior en la instrucción,

32 A.H.N. Consejos, 5450, n.33. En ocasión anterior, habiéndose presentado Alvarez Baragaña a la misma cátedra de Instituciones civiles, sin éxito, uno de los jueces, Felipe Canga Argüelles, había dicho de él: “Se explica con confusión, proligidad y torpeza. Su instrucción es tanta como la de qualquiera de sus coopositores, sino les excede. Pero su aplicación a la enseñanza es poca, como lo manifestó en la susti­ tución de una cátedra que le encargó el claustro”. Ibid. N°. 29. LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 1 9 pero tiene poco feliz explicación y la ocurrencia de las especies que posee, le es tarda y no muy feliz a las veces”33. El fiscal del Consejo una vez vistas las censuras de los ejercicios de oposi­ ción a la cátedra, distinguía como más sobresalientes en el concepto de los jueces y graduados que informaban, los nombres de Andrés Argüelles, Ramón Alvarez Baragaña, Francisco García-Hevia Noriega, Bernardo Caso y Cobos y Francisco García Busto, a los que consideraba “de los más sobresalientes juristas que ac­ tualmente sirvan la Universidad"34. Sin embargo, “como el desempeño de este cargo no estriba sólo en la idoneidad o instrucción sino en la claridad, orden y método de producirse y hacerse entender, con otras circunstancias oportunas pa­ ra la enseñanza", consideraba muy caro que para hacer la propuesta de los más dignos opositores a esta cátedra, tuviera el Consejo presente lo que respectiva­ mente decían los jueces del concurso acerca de las cualidades personales de los mismos. El nombramiento de Argüelles para esta cátedra no impidió que, un año más tarde, alcanzara la segunda de Instituciones civiles el citado Alvarez Baragaña, otro de lossobresalientes juristas del círculo universitario ovetense.

APÉNDICE DOCUMENTAL SEÑOR. TITULOS,GRADOS,Y EXERCICIOS LITERARIOS DE los opositores a la sobstitucion de la Catedra de Prima de Leyes vacante en esta Universidad de Oviedo (1772) (AHN. Consejos, Leg. 5450, n° 14) - El Doctor D. Ramón de Hevia Miranda tiene 20 años de Estudios ma­ yores en esta Universidad por la que recivió los Grados de Bachiller en Artes,

33 En el mismo sentido se expresaba García San Pedro “El Dr.D. Andrés Argüelles es por sus méritos y conducta a propósito para la enseñanza en esta Cátedra y aunque no es superior en la instrucción y se le nota de confuso y tardo en las especies mismas que posee, su asistencia diaria, mucho deseo de adelan­ tamiento de los oyentes, el ahínco al estudio y explicación (bien que obscura según dicen) que se le ha visto en la sobstitucion de esta vacante, me persuaden suplirán aquel defecto”. Este mismo juez, valorando los méritos de Francisco Busto, decía: “le contemplo igual en la aptitud y aún más expedito en la explicación y especies, pero no sé de su amor a la enseñanza y tal vez el meter­ se en negocios de abogacía, que principia ahora a exercer, le distraerán del mejor cumplimiento al que considero contrarios aquellos; verdad es la tengo por puntuoso en sus obligaciones”. En tercer lugar, si­ tuaba a García-Hevia y Noriega de quien destacaba estar dotado de buenos alcances, explicación pron­ ta y lucimiento en todos los exercicios escolásticos, más el ser aun de corta edad, y el no haberse dedi­ cado con intención al estudio de las materias tocantes a la asignatura de esta Cátedra, me persuaden a no le igualar con los de arriba”. A.H.N. Consejos, 5450, n°.29. 34 Ver en Apéndice documental las relaciones de méritos de algunos opositores a Cátedras de Leyes de la Universidad de Oviedo en el período comprendido entre 1772 y 1778. Su regulación legal en Nov.: Recop. 9,8, n. 15 (Dec. del Consejo de 19 mayo 1773). 20 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ

Leyes y Cánones, y de Licenciado y Doctor en Cánones a 28 de Febrero y 8 de Noviembre de 1764. Haviendo precedido al Grado de Licenciado la Lección y examen de Capilla acostumbrado a que fue admitido y aprobado nemine discrepante. Leyó con la presente 9 veces de Oposición a las Catedras de su facultad de esta Universidad. Fue Individuo del Ginasio de Leyes de ella en el que hizo de actuante 2 años y ascendió a Clásico, leyendo según constituciones del mismo Ginasio de que ha sido Secretario 1 año, y en el espacio de 3 presidió las Conclusiones que por Tumo le cupieron. Ha sido por incorporación de este, de la Academia de Teólogos del Angélico Doctor Sto. Tomás, oy existente en esta Universidad. Actuó 3 actos mayores en las 3 referidas facultades, y diferentes menores en la de Filosofía y Leyes, y presidió los menores que como a Bachiller de Leyes le tocaron, en alternativa con la Cátedra de Regencia. Ha substituido varias veces la Cátedra de Instituía de Propiedad, y 2 Cursillos enteros por ausencia de su Catedrático, y algunas veces la de Prima de Leyes, y la de Decreto por la que presidió el acto mayor de asignatura en el año de 1764. Y en el mismo presidió otro menor que le cupo en la referida al­ ternativa con la cátedra de Regencia. Presidió asimismo, como sobstituto de la Cátedra de Prima de Cánones, por indisposición de su propietario, el acto mayor de Asignatura en el Curso de el año de 1767. Ha sido nombrado por V.M. Catedrático de la referida Cátedra de Regencia que obtiene desde 20 de Octubre de 1770 y por ella presidió los 2 actos mayores de asignatura, y los menores que le cupieron. Ha sido de los Individuos de la Academia de Pasante, de Cánones, y Práctica fundada en el Estudio del Doctor D. Luis Armiñan, y uno de los de su fundación, y el primer Secretario de éstas en la que exerció los empleos de Juez y Abogado, y presidió las Conclusiones Canónicas que por turno le cu­ pieron, enseñando en su Casa a diferentes estudiantes por los 4 Libros de la Instituta. Ha concurrido en la Ciudad de Valladolid por espacio de 9 meses, al Estudio del Lic.D. Pedro Maceda Estrada, Abogado de aquella Real Chancillería y de su Colegio de Abogados en calidad de Pasante. Reciviose de Abogado por esta Real Academia en 27 de Junio del año 1768 de que se le despachó título que presentó incorporó en el vuestro Consejo en 27 de Setiembre del mismo año, cuyo oficio se halla exerciendo en ambos Tribunales, Secular, y Eclesiástico de esta Ciudad y Obispado. Fue nombrado por la Justicia y Regimiendo de esta Ciudad, Juez primero por el Estado Noble, en el año de 1769, y como tal, Alcalde de Quartel: Y ha­ LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 21 biéndose suscitado pleyto solare dicha vara de Juez primero se le confirió la Depositaría en ella, por la Real Audiencia de esta Ciudad, desde el día 12 de Enero del siguiente año hasta el día primero del siguiente: Y al presente es también Juez Noble por igual nombramiento de dicha Justicia y Regimiento con la enexidad de Alcalde de Quartel. Fue uno de los Comisarios Celadores, nombrados por el Ayuntamiento de esta ciudad, para los Estudios de Gramática y Escuelas de ella; Enseñanza, asistencia y modo de cumplir por sus Maestros en el año próximo pasado. Es continuo arguyente y asistente a todos los actos y exercicios de esta Universidad. - El D. D. Andrés Argüelles Meres tiene 16 años de Estudios mayores. Recivió por esta Universidad los Grados de Bachiller en Leyes y Cánones. Repitió de Quolibeto en esta Universidad en 27 de junio de 1765, para ob­ tener el Grado de Licenciado que revivió en dicha facultad de Cánones en 21 de Julio del mismo año, y el de Doctor y Maestro en 14 de Agosto siguiente. Leyó con la presente 6 veces de Oposición a las Cátedras de la facultad; sobstituyó las de Regencia y Vísperas por indisposición de sus propietarios, y como tal Sobstituto presidió por la referida de Vísperas, el Acto mayor de asignatura. Es Sobstituto con aprobación del Claustro de la presente de Prima de Leyes por la que presidió el acto mayor de asignatura. Actuó en dicha facultad 2 actos menores y defendió 6 que le tocaron en alternativa con la Cátedra de Regencia. Ha sido presidente de la Academia de práctica que ha dejado fundada di­ cho Doctor D. Luis Armiñan habiendo exercido en ella los demás oficios, y sustentando las Questiones que por tabla le cupieron. Es Abogado de esta Real Audiencia y continuo arguyente a los actos y exercicios de su facultad en esta Universidad, y ha enseñado en su Casa por los 4 libros de la Instituía. - El Doctor D. Felipe Canga Argüelles tiene 16 años de estudios mayores en esta Universidad. Recivió por ella los Grados de Bachiller en Filosofía, Leyes y Cánones y de Licenciado y Doctor en Cánones en 16 y 22 de Diciembre de 1766. Haviendo precedido al de Licenciado su examen y aprobaciónnemine discrepante. Leyó con la presente 7 veces de Oposición a las Cátedras de su facultad. Presidió 2 actos menores en Filosofía y sustentó 4 menores. Sustentó 3 actos mayores en Cánones y 6 menores en Leyes. Sustentó varias veces las Cátedras de esta Universidad por indisposición de sus propietarios, y con aprobación del Claustro las de Vísperas de Cánones y Regencia de Leyes, presidiendo en cada una de ellas el acto mayor de asig­ natura y los menores que le cupieron. 22 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ

Es actual sustituto, con aprobación del Claustro, de la presente Cátedra de Prima de Cánones vacante, por la que presidió el acto mayor de asignatura. Es Abogado de esta Real Audiencia y lo ha sido de Pobres por nombra­ miento del Real Acuerdo. Enseña en su Casa a varios Pasantes por los 4 libros de la Instituta y 5 de las Decretales, y es continuo asistente a todos los actos y exercicios Escolásticos de su facultad y como individuo de la citada Academia ha exerci- do los empleos de Juez, Abogado y Relator presidiendo las Questiones Canónicas que le cupieron. - El Doctor D. Pedro García S. Pedro tiene 19 años de Estudios mayores. Recivió por esta Universidad los Grados de Bachiller en Leyes y Cánones y de Licenciado y Doctor en Cánones en 30 de Octubre y 8 de Noviembre de 1770, haviendo precedido al de Licenciado la lección y examen de Capilla acostumbrado a que fue admitido y aprobadonemine discrepante. Leyó con la presente 4 veces de Oposición a las Cátedras de su facultad en esta Universidad. Presidió 2 actos mayores de extraordinario, otro en Cánones y otro en Leyes, y este con 2 horas pon mañana y otras 2 por tarde. Presidió 5 menores en dicha facultad de Leyes 3 sobstituyendo la Cátedra de Regencia, y los dos en su alternativa. Actuó 4 actos, uno mayor, siendo Cursante en Filosofía, otro en Cánones y los 2 restantes menores en dicha facultad de Leyes. En calidad de Académico leyó 2 veces de Oposición una en Leyes, y otra en Cánones y en ambas facultades defendió las Questiones Teóricas que le cu­ pieron, y por espacio de 5 años ha enseñado y enseña a varios Discípulos por los 4 Libros de la Instituía y 5 de las Decretales. Hizo Oposición a la Prebenda Doctoral de esla Sania Iglesia Caledral, la de Palencia y Santiago cuyos exercicios ha desempañado con el mayor luci­ miento, y le han sido aprobadosnemine discrepante.

TAMBIÉN LEYERON A ESTA CATEDRA LOS BACHILLERES SIGUIENTES 5. D. Joaquín de Inclán Arango 6. Don Josef de Roxas 7. Don Juan Ynfanzón 8. Don Eugenio Manuel Cavallero 9. Don Felipe Rodríguez 10. Don Manuel Díaz Miranda Estos son, Señor, los méritos que hicieron conslar los Opositores a la pre- seníe Cáledra a cuya vacanle por Jubilación del Doctor Don Francisco de LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 23

Granda Valdés, se fixaron Edictos y comunicaron a las demás Universidades conforme a lo resuelto por V.M., y en el término de ellos se presentaron Opositores los que van expresados, se nombraron por Jueces de Concurso a los Doctores D. Pedro Ruiz Villar; Don Felipe Villaverde y Valdés y Don Josef García Hevia y Noriega, que formaron trincas y cada uno leyó en el día que se le señaló, por espacio de una hora, y dos argumentos de media hora cada uno, sin dispensación alguna. N.S.G.L.C.R.P. de V.M. muchos años, para bien de la Monarquía. De es­ te Claustro de la Universidad de Oviedo, y Agosto 3 de 1772.

SEÑOR, (Siguen las firmas del Rector Lope Joseph Valdés y de los jueces del concurso) Por Acuerdo de la Universidad de Oviedo Francisco Javier Mere Secretario (rubricado)

TITULOS,GRADOS,Y EXERCICIOS LITERARIOS DE los Opositores a la substitución de la Cátedra de Vísperas de Leyes, vacante en esta UNIVERSIDAD DE OVIEDO (1773) (AHN. Consejos, leg. 5450, n° 16)

- El Doctor D. Andrés Argüelles Meres, tiene 17 años de Estudios mayores. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en Leyes y Cánones. Repitió de Quodlibeto en esta Universidad en 27 de Junio de 1765 para obtener el Grado de Licenciado, que recibió en dicha facultad de Cánones en 21 de Julio del mismo año y el de Doctor y Maestro en 14 de Agosto siguiente. Leyó con la presente 7 veces la oposición a las Cáthedras de su facultad. Substituyó las de Regencia y Vísperas por indisposición de sus propieta­ rios y como tal sobstituto presidió por la referida de Vísperas el acto mayor de asignatura. Es Sobstituto, con aprobación del Claustro, de la Cáthedra de Prima de Leyes, desde su vacante, y por ella presidió un acto y mayor de Asignatura. Actuó en dicha facultad dos actos menores, y defendió seis que le tocaron en alternativa con la Cáthedra de Regencia. Ha sido Presidente de la Academia de Práctica, que ha dexado estableci­ da el Doctor D. Luis Armiñan, haviendo exercido en ella los demás Oficios y sustentado las Questiones que por tabla le cupieron. 24 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ

Es Abogado de esta Real Academia, y continuo arguyente a los actos y exercicios de su facultad en esta Universidad, y actualmente Examinador en la latinidad en ella, y ha enseñado en su casa por los quatro Libros de la Instituía. - El Doctor D. Pedro García San Pedro, tiene 12 años de estudios mayo­ res, con el que corre y los 2 en Artes y los restantes en Leyes y Cánones en es­ ta Universidad. Recibió por ella los Grados de Bachiller en Leyes a 17 de Mayo de 1766 y en Sagrados Cánones, en 13 de Noviembre del siguiente de 1767 y de Licenciado, y Doctor en 30 de Octubre y 5 de Noviembre de 1770, haviendo precedido al de Licenciado, Lección de Quodlibeto y examen riguroso de Capilla a que fue admitido y a provadonemine discrepante. Leyó con la presente 5 veces de oposición a las Cáthedras de su facultad de esta Universidad. Presidió 3 actos mayores, los 2 de estrahordinario, uno en Cánones y otro en Leyes, y este con 2 horas por mañana y otras dos por la tarde, el otro restante de asignatura por la presente Cáthedra de Vísperas que está substituyendo con aprovación del Claustro desde su vacante. Presidió 5 menores en dicha facultad de Leyes, 3 substituyendo la Cáthedra de Regencia, y los dos en su alternatiba. Actuó 4 actos, uno mayor siendo Cursante en Philosophía, otro en Cánones, y los 2 restantes menores en dicha facultad de Leyes. Es uno de los Fundadores de la Academia de Práctica que ha establecido el Doctor D. Phelipe Canga, y en ella leyó 2 veces de Oposición, una en Leyes y otra en Cánones, y en ambas facultades defendió las Questiones Theóricas que le cupieron y exerció los Oficios de Juez, Abogado y Relator y de Presidente, cuyo Oficio está exerciendo tercera vez por unánime reelección de la Academia. Ha enseñando y enseña a varios discípulos los 4 Libros de la Instituía y los 5 de las Decreíales, y es conlinuo asisíeníe a iodos los actos y exercicios escholásticos de esta Universidad, y actual examinador en la Latinidad en ella. Hizo Oposición a la Prevenda Doctoral de la Santa Iglesia Cathedral de Palencia, cuyos exercicios le han sido aprobadosnemine discrepante. Igual Oposición hizo a la misma Prebenda Doctoral de esta Santa Iglesia Catedral, y de la de Santiago, cuyos exercicios en una y otra ha desempeñado con el mayor lucimiento, y le fueron aprovadosnemine discrepante. - El Licenciado Don Joaquín Josef lnclán Arango, tiene 16 años de estu­ dios mayores con el que corre. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en Leyes en 26 de Mayo de 1762 y en Sagrados Cánones en 23 de Diciembre de 1763. Repitió de Quodlibeto para el Grado de Licenciado que recibió en esta Universidad en dicha facultad de Leyes en 11 de Febrero de este presente año LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 25 precedido el riguroso examen de Capilla a que fue admitido y aprovadonemi- ne discrepante. Leyó con la presente 6 veces de Oposición a las Cáthedras de su facultad de esta Universidad que substituyó varias veces por indisposición de sus pro­ pietarios y por ellas presidió 3 actos mayores con 2 horas por Mañana y otras 2 por la Tarde. Presidió otros 5 actos menores que por alternativa le cupieron con la Cáthedra de Regencia. Es pasante Clásico de la Pasantía de Leyes y Cánones y como tal presidió 5 Questiones en esta facultad, y 2 en la de Leyes, y en ella hizo de Juez, Abogado y Relator, en las ocasiones que le cupo. Pasa en su quarto de Estudio a varios discípulos los 4 libros de la Instituía, y Leyes de Toro, y es puntual asistente y arguyente a todos los actos y exercicios escolásticos de su facultad, asi en esta Universidad como en su Academia.

TAMBIEN LEYERON A ESTA CATEDRA LOS BACHILLERES SIGUIENTES Don Manuel López Villaderrey Don Eugenio Manuel Alvarez Cavallero Don Juan Antonio Infanzón Don Manuel Antonio Vanees Don Phelipe Rodríguez Cañedo Don Francisco Lanza Trelles Don Manuel Díaz Miranda Don Antonio Ramón Varagaña Don Ramón Menéndez Marqués Don Francisco Fernández Laguna Don Nicolás Cosío Don Domingo Diéz Santillana Don Juan Pérez Villamil Don Francisco Paula García Busto, y los dichos Don Ramón Menéndez Marqués, y Don Nicolás Cosío, sólo por acto Positivo.

Estos son, Señor, los méritos que hicieren constar los Opositores a la pre­ sente Cáthedra, a cuya vacante por Jubilación del Doctor D. Josef Benito Villaverde, se fixaron Edictos y comunicaron a las demás Universidades con­ forme a lo resuelto por V.M. y en el término de ellos se presentaron Opositores los que van expresados, se nombraron por Jueces de Concurso a los Doctores Don Phelipe Villaverde Valdés, Don Blas Josef de Faes, y Don 26 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ

Josef García Hevia y Noriega, que formaron trincas y cada uno leyó en el día que se le señaló por espacio de una hora, y dos argumentos de media hora ca­ da uno, sin dispensación alguna. N.S.G.L.C.R.P. de V.M. muchos años, para bien de la Monarquía. De es­ te Claustro de la Universidad de Oviedo y Marzo 31 de 1773. (Siguen las fir­ mas del Rector, Dr.D. Pedro Francos Bustillo, y de los jueces del concurso) Por acuerdo de la Universidad, Francisco Javier Mere, Secretario (rubricado).

TITULOS,GRADOS,Y EXERCICIOS LITERARIOS DE los Opositores a la Cátedra de Regencia de Leyes, vacante en esta Universidad de Oviedo (1774) (AHN. Consejos, Leg. 5450, n° 19)

- El Doctor D. Bernardo Estrada Valvidades tiene 28 años de estudios mayores en Filosofía, Leyes y Cánones. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en una y otra facul­ tad, y de Licenciado y Doctor en Leyes en el año de 1763, habiendo sido ad­ mitido y aprovado nemine discrepante. Leyó con la presente 8 veces de Oposición a las Cátedras de su facultad, que substituyó varias veces por indisposición de sus propietarios y las de Prima, Vísperas y Sexto con aprobación del Claustro y con la misma substitu­ ye la referida de Prima de Cánones en su actual vacante. Presidió 25 actos menores y 7 mayores los 2 de estos en Artes y los res­ tantes en dichas facultades de Leyes y Cánones. Obtubo los empleos de Ginasiarca, Fiscal y Secretario de la Academia de leyes de esta Universidad en la que actuó y defendió las Questiones que le cu­ pieron. Es Rexidor de esta Ciudad, Abogado salariado de su Ayuntamiento y exa­ minador nombrado por esta Real Audiencia para los que se reciben de Abogados. Es Fiscal del Santo Tribunal de Cruzada. Fue Juez Noble de esta Ciudad, y Alcalde mayor de sus Jurisdiciones y es continuo asistente a todas las funciones y exercicios scholásticos de esta Universidad. - El Doctor Don Andrés Argüelles Meres tiene 28 años de Estudios ma­ yores en Artes, Leyes y Cánones. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en una y otra facul­ tad y de Licenciado y Doctor en Cánones en el año de 1765. Leyó con la presente 8 veces de Oposición a las Cáthedras de su facultad, sobstituyó varias veces por indisposición de sus propietarios, y por nombra­ LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 27 miento del Rector y Claustro sostituyó la de Prima de Leyes, y con el mismo se halla substituyendo la presente. Presidió 4 actos mayores, los 3 de Asignatura por las Cátedras que ha substituido y el restante de extraordinario. Actuó en dicha facultad 2 actos menores y defendió 6 que le tocaron en alternativa con la referida Cátedra de Regencia, Ha exercido y substentado las Questiones que le cupieron como Individuo de la citada academia de Leyes y Cánones de la que fue Presidente y exerció los demás oficios de ella. Es Abogado de esta Real Audiencia y continuo asistente a los actos y exercicios literarios de esta Universidad y ha enseñado en su Casa por los 4 Libros de la Instituía. - El Doctor D. Manuel Vanees Quirós tiene 10 años de Estudios mayores. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en Leyes y Cánones y de Licenciado y Doctor en dicha facultad de Leyes en 3 de Agosto de el año próximo de 1773 a que fue admitido y aprobadonemine discrepante. Leyó con la presente 3 veces de Oposición a las Cátedras de su facultad que substituyó varias veces por indisposición de sus propietarios. Presidió 5 actos menores en alternativa con la presente Catedra de Regencia, y uno mayor de Asignatura por la de Instituía. Es acíual Ginasiarca de la cilada Academia de Leyes en la que presidió y defendió las Quesíiones que le cupieron y eximió los demás oficios de ella. Es Abogado de esía Real Audiencia y acíualmeníe Juez ordinario de esla Ciudad y coníinuo asislenle a los acíos y exercicios de la faculíad de esía Universidad y ha enseñado en su casa los 4 Libros de la Insíiíuía. - El Licenciado D. Joaquín de Ynclán Arango, íiene 17 años de estudios mayores. Recivió por esta Universidad los Grados de Bachiller en Artes, Leyes y Cánones. Repitió de Quodlibeío para el Grado de Licenciado que recivió en esla Universidad, en dicha faculíad de Leyes, en 11 de febrero del año próximo de 1773, precedido el riguroso examen de Capilla a que fue admiíido y aprobado nemine discrepante. Leyó con la preseníe 7 veces de Oposición a las Cáíhedras de su faculíad, que sobsliluyó varias veces: Y acíualmeníe con aprovación del Clausíro la de Vísperas de Leyes por las que presidió 5 acíos mayores con dos horas por la mañana y oirás dos por la larde. Presidió 8 actos menores que le cupieron en alternativa con la presente Cátedra de Regencia. Es presidente de la ciíada Academia de Leyes y Cánones y en ella ha de­ fendido lodas las Quesíiones que le cupieron y exercido los demás empleos de 28 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ ella: Y es continuo asistente a todos los ejercicios scolásticos de su facultad en dicha Academia y esta Universidad: Y enseña en su Casa los 4 Libros de la Instituía.

TAMBIEN LEYERON A ESTA CATEDRA LOS BACHILLERES SIGUIENTES D. Manuel López Villaderey D. Nicolás Vélez Costo D. Manuel Alvarez Cavallero D. Domingo Diez Santillana D. Felipe Rodríguez Cañedo D. Francisco Paula García Busto D. Francisco Lanza Trelles D. Bernaldo Caso Cobos D. Manuel Díaz Miranda D. Francisco Maujo Argüelles D. Antonio Ramón Varagaña D. Francisco Hevia y Noriega D. Ramón Menéndez Marqués D. Manuel Vicente de Torres D. Francisco Laguna D. Manuel Méndez Vigo

Estos son, Señor, los méritos que hicieren constar los Opositores a la pre­ sente Cátedra a cuya vacante se fixaron edictos que se comunicaron a las de­ más Universidades confome a lo resuelto por U.M. y en el Término de ellos se presentaron opositores los que van expresados, se nombraron por Jueces de Concurso a los D.D. D. Felipe Villaverde y Valdés, D. Ramón Hevia Miranda y D. Felipe Canga, y por indisposición que sobrebino a este se nombró en su lugar al Doctor D. Pedro Ruiz Villar, que formaron trincas y cada uno de los Opositores leyó en el día que se le señaló por espacio de una hora y dos argu­ mentos de media hola sin despensación alguna. N.S.G.L.C.R.P. de V.M. muchos años, para bien de la Monarquía, de este Claustro de la Universidad de Oviedo y Marzo 15 de 1774.

SEÑOR (Siguen las firmas del Rector, Dr.D. Blas Joseph de Faes y de los jueces del concurso)

Por Acuerdo de la Universidad de Oviedo Francisco Javier Mere, Secretario (rubricado)

TITULOS, GRADOS Y EXERCICIOS LITERARIOS DE LOS OPOSITORES a la Cátedra de Instituciones Civiles de propiedad vacante en esta Universidad de Oviedo, por dexación del Doctor Don Blas Josef de Faes (1777) (AHN. Consejos, Leg. 5450, n° 29) LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 29

- El Doctor Don Andrés Argüelles Meres, tiene 22 años de Estudios ma­ yores en Artes, Leyes y Cánones. Recibió por esta Universidad los grados de Bachiller en ambos derechos y de Licenciado y Doctor en Cánones en el año de 1765. Leyó con la presente 10 veces de Oposición a las Cátedras de esta Universidad. Sobstituyó con aprobación del Claustro, la de Prima de Leyes desde 18 de Octubre de 1771 hasta 20 de Diciembre de 1773 en el que, posesionado su pro­ pietario, entró dicho Don Andrés, sobstituyendo la de Regencia y lo es actual­ mente de la presente Cátedra y, como tal substituto, presidió 7 actos mayores de Asignatura, otro también mayor de Extraordinario y los menores que le cupieron. Ha sido examinador en los Grados de Bachiller en ambos derechos y en la latinidad y es Protector del Gymnasio de Leyes y Cánones de esta Universidad, en el que ha substentado y defendido las Questiones que le cu­ pieron como individuo y Presidente del Gymnasio. Es Abogado de la Real Audiencia y uno de los Fundadores del su Colegio y puntual asistente a los exercicios de su facultad. - El Doctor Don Manuel de Bances Quirós, tiene 15 años de Estudios mayores en Artes, Leyes y Cánones. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en ambos derechos y de Licenciado y Doc. en Leyes en el año de 1773 y en unos y otros fue ad­ mitido y aprobadonemine discrepante. Leyó con la presente cinco veces de Oposición a las Cátedras de esta Universidad que substituyó varias veces por indisposición de sus propietarios y lo fue de la presente con aprobación del Claustro por espacio de dos años, presidiendo los dos actos mayores de Asignatura y los menores que le cupie­ ron en alternativa con la Cátedra de Regencia. Ha sido Examinador en la Latinidad y en los Grados de Bachiller de am­ bos derechos. En el año de 1774 fue Gymnasiarca del citado Gymnasio de Leyes y Cánones de esta Universidad, defendiendo las cuestiones que le cupieron y exerció los empleos de Juez, Abogado, Tesorero, Fiscal de la misma Academia, y así en ella como en esta Universidad es puntual asistente a los exercicios de su facultad. Es Abogado de esta Real Audiencia y uno de su Colegio y ha enseñado en su Casa los 4 Libros de la Instituía. - El Doctor Don Antonio Ramón Alvarez Baragaña, tiene 13 años de Estudios mayores en Artes, Leyes y Cánones. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en ambos derechos y de Licenciado y Doctor en Cánones en el año de 1774 y en unos y otros fue admitido y aprobadonemine discrepante. 30 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ

Leyó con la presente 4 veces de Oposición a las Cáthedras de esta Universidad, que substituyó varias veces por indisposición de sus Propietarios y con aprobación del Claustro, la de Vísperas de Leyes y la de Regencia de la misma facultad, actualmente vacante. Presidió 4 actos mayores, uno de Extraordinario en Leyes, otro por la dicha Cátedra de Vísperas, otro por la de Decreto, y el último por la referida de Regencia y los menores que en su alter­ nativa le cupieron Desde el año de 1768 es Académico del citado Gymnasio de Leyes y Cánones, en el que obtuvo los empleos de Tesorero, Secretario, Fiscal y Presidente y en el año de 1775, fue electo Gymnasiarca. En el de 1776 fue re- lecto y la está actualmente exerciendo, presidiendo y defendiendo las Cuestiones que le cupieron y así en dicho Gymnasio como en esta Universidad es puntual asistente a los actos y exercicios de su facultad. Dicho año de 1775 hizo Oposición a la Prebenda Doctoral de la Santa Yglesia Catedral de Salamanca, cuyos ejercicios ha desempañado con el ma­ yor lucimiento y le fueron aprobados. Es Abogado de la Real Audiencia y de su Colegio, incorporado con el de Madrid. - El Doctor Don Bernardo de Caso Cobos tiene 13 años de Estudios ma­ yores en Artes, Leyes y Cánones. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en ambos derechos y de Licenciado y Doctor en Cánones dicho año de 1774 a que fue admitido y aprobado nemine discrepante. Leyó con la presente 3 veces de Oposición a las Cátedras de esta facultad. Presidió 3 actos mayores, 1 en Leyes y los 2 en Cánones, y los menores que le cupieron, y como pasante del citado Gymnasio leyó y presidió las ques- tiones que le cupieron del que fue Gymnasiarca y exerció los oficios de Juez y Abogado en las causas que le tocaron, y es puntual asistente a los exercicios escolásticos de su facultad, así en esta Universidad como en dicho Gymnasio. Es Fiscal General del Tribunal Eclesiástico de este Obispado y Abogado de esta Real Audiencia y de su Colegio. - El Doctor Don Francisco García Hevia y Noriega tiene 10 años de Estudios mayores. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en ambos derechos y de Licenciado y Doctor en Cánones en el año de 1775 a que fue admitido y aprobado nemine discrepante. Leyó a la presente Cátedra y como substituto de la Prima de Cánones desde su vacante con aprobación del Claustro, presidió el acto mayor de Asignatura por mañana y tarde. Substituyó por indisposición de sus propietarios las de Sexto y Vísperas, por la que presidió los dos actos mayores de Asignatura y otro también mayor en la facultad de Leyes y los menores que le cupieron. LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 3 1

Como clásico de dicho Gymnasio, leyó y presidió las questiones que le tocaron y exerció el oficio de Secretario y es Gymnasiarca. Ha sido Examinador en los Grados de Bachiller en ambas facultades y es Abogado de la Real Audiencia y de su Colegio, y puntual asistente a los exer- cicios escolásticos de su facultad. - El Doctor Don Manuel Méndez Vigo tiene 22 años de Estudios mayores. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en ambos derechos, y de Licenciado y Doctor en Cánones el año de 1776 a que fue admitido y aprobado nemine discrepante. Leyó con la presente dos veces de Oposición a las Cátedras de esta Universidad que subsituyó por indisposición de sus propietarios y como tal substituto presidió los dos actos mayores de Asignatura por las de Prima de Leyes e Instituciones Canónicas, y otro también mayor en el próximo curso y los menores que le cupieron, y ha sido Examinador en los Grados de Bachiller de ambos derechos y propuesto Gymnasiarca de la citada Academia en la que leyó, presidió y defendió las questiones que le cupieron y exerció los oficios de Juez, Abogado, Relator y Fiscal, y así en ella como en esta Universidad puntual asistente a los exercicios de su facultad. Hizo Oposición a la Prebenda Doctoral de la Catedral de Santander, cu­ yos exercicios ha desempeñado con el mayor lucimiento y le fueron aproba­ dos nemine discrepante y en su oposición entró en votos. - El Doctor Don Francisco García Busto tiene 10 años de Estudios ma­ yores. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en ambos derechos y de Licenciado y Doctor en Leyes en 12 de Diciembre del año próximo de 1776 y 17 de enero del presente a que fue admitido y aprobado nemine dis­ crepante. Leyó con la presente 3 veces de Oposición a las Cátedras de esta Universidad que substituyó varias veces, por indisposición de sus propieta­ rios. Presidió un acto mayor en Leyes y los menores que le cupieron y como pasante de la citada Academia leyó y presidió en ella las questiones que le to­ caron y exerció los oficios de Juez, Abogado, Fiscal y Secretario de la misma Academia y en ella y esta Universidad puntual asistente a los exercicios de su facultad. Es Abogado de los Reales Consejos y de los de su Colegio, cuyo título in­ corporó en esta Real Audiencia y en los de su Colegio, y de su nombramiento es Abogado de Pobres en las causas Criminales. Dicho año de 1775 fue admitido en la Junta que, vajo el Patrocinio y Advocación Ntra.Sra. del Carmen existe en la Villa de Madrid, precedido el examen de toda ella, de que salió aprobadonemine discrepante y exerció los 32 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ oficios de Juez, Abogado y Relator y ha sido electo Juez Secular y Maestro de Ceremonias de aquella Junta. El Bachiller Don Felipe Rodríguez Cañedo leyó a esta Cátedra El Bachiller Don Francisco Lanza Trelles, leyó a esta Cátedra El Bachiller Don Francisco Laguna, leyó a esta Cátedra. Estos son, Señor, los méritos que hicieren constar los Opositores en tér­ mino de 30 días, que se comunicaron a las demás Universidades del Reyno, conforme a lo resuelto por V.M.; en el término de ellos se presentaron Opositores los que van expresados, se nombraron por Jueces de Concurso a los Doctores Don Felipe Canga, D. Pedro García San Pedro y Don Nicolás Cosío, que formaron trincas y cada uno leyó por espacio de una hora y dos ar­ gumentos de media hora en el día que se les señaló. N.S.G.L.C.R.P. de V.M. muchos años, para bien de la Monarquía de este Claustro de la Universidad de Oviedo y Agosto 26 de 1777.

SEÑOR (Siguen las firmas del Rector, Dr. Domingo Enrique de Puertos, y de los jueces de concurso)

Por Acuerdo de la Universidad de Oviedo. Francisco Javier Mere, Secretario (rubricado)

TITULOS, GRADOS Y EXERCICIOS LITERARIOS DE LOS OPOSITORES a la Cátedra de Instituciones Civiles, antes nombrada de Regencia, vacante en la Universidad de Oviedo, por dejación del Licenciado D. Joaquín de Inclán. (1778) (AHN. Consejos, Leg. 5450, n° 33)

- El Doctor Don Manuel de Bances Quirós tiene 16 años de Estudios Mayores en Artes, Leyes y Cánones. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en ambos Derechos y de Licenciado y Doctor en Leyes en el año de 1773 y en unos y otros fue aprobado nemine discrepante. Leyó con la presente 7 veces de Oposición a las Cátedras de esta Universidad, que substituyó varias veces por indisposición de sus propieta­ rios, y con aprobación del Claustro, la de Instituciones Civiles de propiedad por espacio de dos años, presidiendo por ella los dos Actos mayores de Asignatura y los menores que le cupieron en su alternativa y otros dos mayo­ res en dicha facultad de Leyes. LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 33

Ha sido Examinador en Latinidad y en los Grados de Bachiller en ambos Derechos. En el año de 1774 fue Gymnasiarca del Gymnasio de Leyes y Cánones de esta Universidad y en él defendió las questiones que le cupieron y egerció los empleos de Juez, Abogado, Tesorero y Fiscal de la misma Academia, y así en ella como en esta Universidad, puntual asistente a los Exercicios de su facultad. Es Abogado de la Real Audiencia y uno de los de su Colegio, Asesor in­ terino de la Marina del Departamento de Aviles y ha enseñado en su Casa los 4 Libros de la Instituía. - El Doctor Don Antonio Ramón Alvarez Baragaña, tiene 14 años de Estudios mayores en Artes, Leyes y Cánones. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en ambos Derechos y de Licenciado y Doctor de Cánones en el año de 1774 y en unos y otros fue aprobado nemine discrepante. Leyó con la presente 5 veces de Oposición a las Cátedras de esta Universidad, que substituyó varias veces por indisposición de sus propietarios y, con aprobación del Claustro, las de Vísperas de Leyes, Instituía y la presen­ te de Regencia que subsliluye con igual aprovación desde su vacanle. Presidió 5 Aclos mayores, uno de Exlraordinario en Leyes, otro por la di­ cha Cátedra de Vísperas, otro por la de Decreto, y los dos últimos por la refe­ rida de Regencia y 6 menores que le cupieron. Desde el año de 1768 es Académico del citado Gymnasio de Leyes y Cánones en el que octuvo los empleos de Tesorero, Fiscal, Secretario y Presidente, y en el de 1775 fue electo Gymnasiarca y reelecto en los dos años subcesivos, en cuyo empleo sigue actualmente, y en ella leyó 11 veces con arreglo a sus constituciones y defendió 12 Questiones Canónicas y Civiles y un acto mayor en Leyes, y así en dicho Gymnasio, como en esta Universidad, es puntual asistente a los Exercicios de su facultad. Dicho año de 1775 hizo Oposición a la Prebenda Doctoral de la Santa Iglesia Catedral de Salamanca, cuyos egercicios ha desempeñado con el ma­ yor lucimiento y le fueron aprobados nemine discrepante. Es Abogado de esta Real Audiencia y de su Colegio, incorporado con el de Madrid, por su nombramiento, actual Examinador. - El Doctor Don Bernardo de Caso Cobos, tiene 14 años de Estudios ma­ yores en Artes, Leyes y Cánones. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en ambos Derechos y de Licenciado y Doctor en Cánones en el año de 1774 y en unos y otros fue admitido y aprobadonemine discrepante. Leyó cinco veces de Oposición a las Cátedras de esta Universidad. Presidió 4 actos mayores en ambas facultades y, como pasante del citado Gymnasio, leyó y presidió las cuestiones que le cupieron, exerció los oficios 34 SANTOS M. CORONAS GONZÁLEZ de Juez, Abogado y Gymnasiarca, y así en dicha Academia, como en esta Universidad, es puntual asistente a los exercicios de su facultad. Es Fiscal General Eclesiástico de este Obispado, Abogado de esta Real Audiencia y de su Colegio. - El Doctor Don Manuel Méndez Vigo tiene 13 años de Estudios mayores. Recibió por esta Universidad los grados de Bachiller en ambos Derechos y de Licenciado y Doc. en Cánones en el año de 1776 a que fue admitido y aprobado nemine discrepante. Leyó con la presente 4 veces de Oposición a las Cátedras de esta Universidad que substituyó por indisposición de sus propietarios y como tal substituto presidió dos actos mayores de Asignatura por las de Prima de Leyes y Instituciones Canónicas, otros tres también mayores y los menores que le cupieron, y ha sido Examinador en los Grados de Bachiller en ambos Derechos. Es actual Gymanasiarca de la citada Academia, en la que leyó, presidió y defendió las questiones que le cupieron, y como tal Gymnasiarca presidió el Acto mayor que previenen sus constituciones y exerció los oficios de Juez, Abogado, Relator y Secretario, y así en ella como en esta Universidad, pun­ tual asistente a los exercicios de su facultad. Hizo Oposición a la Prevenda Doctoral de Santander, cuyos exercicios le fueron aprobadosnemine discrepante y en su provisión entró en votos. - El Doctor Don Francisco García Busto, tiene 13 años de Estudios ma­ yores. Recibió por esta Universidad los Grados de Bachiller en ambos Derechos y de Licenciado y Doctor en Leyes en el añodel776yl7de Enero de 1777 y fue admitido y aprobadonemine discrepante. Leyó con la presente cinco veces de Oposición a las Cátedras de esta Universidad que substituyó varias veces por indisposición de sus propietarios. Presidió 2 actos mayores en Leyes, y los menores que le cupieron y como pasante de la citada Academia, leyó y presidió en ella las questiones que le cu­ pieron y egerció los oficios de Juez, Abogado, Fiscal y Secretario de la misma Academia y en ella y en esta Universidad es puntual asistente a los exercicios de su facultad. Es Abogado de los Reales Consejos de los de su Colegio, cuyo título in­ corporó en esta Real Audiencia y su Colegio y de su nombramiento es Abogado de Pobres en las causas criminales. En el año de 1775 fue admitido a la Junta que vajo el Patrocinio y Advocación de Ntra. Sra. Del Carmen existe en la Villa de Madrid, precedido el examen de toda ella de que salió aprobadonemine discrepante, y egerció los oficios de Juez, Abogado y Relator y ha sido electo Juez Secular, Maestro de Ceremonias de aquella Junta. LA REFORMA DEL MÉTODO DE PROVISIÓN DE CÁTEDRAS 35

El Doctor Don Manuel Díaz Miranda Presbítero, tiene 15 años de Estudios mayores en Artes, Leyes y Cánones. Recivió por esta Universidad los Grados de Bachiller en Leyes en 22 de Diciembre de 1768 y en Sagrados Cánones en 15 de Enero de 1771 y de Licenciado y Doctor en Cánones en este presente año a que fue admitido y aprobado nemine discrepante. Leyó con la presente seis veces de Oposición a las Cátedras de ambos Derechos de esta Universidad. Actuó quando cursante en Filosolía un Acto Mayor y otro menor. Presidió en Leyes 2 actos menores y actuó tres también en menores en al­ ternativo con la Cátedra de Regencia. Actuó otros 2 actos mayores de Asignatura por la Cátedra de Vísperas de Leyes. Es individuo de la Academia y Gymnasio de Leyes y las questiones Civiles y Canónicas que por turno le cupieron, y así en ella como en esta Universidad es puntual asistente a los exercicios de su facultad. En primera Oposición al Concurso General de los Beneficios de este Obispado, fue provisto en el Curato de San Pedro de los Arcos, Concejo de es­ ta Ciudad, que actualmente obtiene.

TAMBIÉN LEYERON A ESTA CATEDRA LOS BACHILLERES SIGUIENTES Don Felipe Rodríguez Cañedo Don Francisco Lanza Trelles Don Antonio Canella Estos son, Señor, los méritos que hicieron constar los Opositores a la pre­ sente Cátedra a cuya vacante se fijaron Edictos con término de 30 días que se comunicaron a las demás Universidades del Reyno, conforme a lo resuelto por V.M., se mostraron Opositores los que van expresados, se nombraron por Jueces de Concurso a los Doctores Don Andrés Argüelles, Don Felipe Canga Argüelles y Don Pedro García San Pedro, que formaron trincas y cada uno le­ yó por espacio de una hora y dos Argumentos de media hora en el día que se les señaló, sin dispensación alguna. N.S.G.L.C R.P. de V.M. muchos años, para bien de la Monarquía. De es­ te Claustro de la Universidad de Oviedo y Agosto 31 de 1778. SEÑOR (Siguen las firmas del Rector, Dr. Domingo Enrique de Puertos y de los jueces de concurso) Por Acuerdo de la Universidad de Oviedo Francisco Javier Mere, Secretario (rubricado) BIBLIOGRAFÍA DEL ARTICULADO DE ARMANDO PALACIO VALDÉS

JOSÉ LUIS CAMPAL FERNÁNDEZ

No descolló precisamente Armando Palacio Valdés, al contrario que su íntimo amigo Clarín, por frecuentar las páginas de las publicaciones periódi­ cas de su época para exponer o rebatir tales o cuales opiniones e ideas. Sin embargo, la no reducida nómina de sus colaboraciones de prensa, a pesar de estar muy espaciadas en el tiempo algunas de ellas y presentar un carácter al­ go trivial algunas otras, no aconseja la consideración minusvalorativa de “cir­ cunstancial” para el conjunto de sus trabajos periodísticos. No hemos de olvi­ dar que cuando no era ni siquiera un novelista en germen, el escritor asturiano emprendió su carrera literaria desde las letras de molde de los diarios. Aunque el grado de frecuentación de las columnas de los rotativos disminuyó durante su más florida etapa novelística, puede afirmarse, sin temor a yerro, que don Armando jamás renunció a su estatus de colaborador atemporal. No en balde, el propio autor agruparía después en distintos libros parte de su producción articulística1. Ofrezco a continuación, con ánimo de alcanzar la mayor completez dese­ able, un repertorio bibliográfico general de los más de 130 artículos localiza­ dos de Armando Palacio Valdés. 1) Primer artículo (con la forma epistolar de una “Carta al director” y firmado sucintamente con las iniciales L. E.), en:El Eco de Avilés, Avilés, 22 de ju­ lio de 1869.

2) “Notas extranjeras”, en: El Cronista, Madrid, septiembre-diciembre de 1874.

3) “Ensayo sobre El problema religioso. Doctrinas religiosas del racionalis­ mo contemporáneo , de Francisco de Paula Canalejas”, en:Revista Euro­ pea, Madrid, 23 de mayo de 1875.

1 En la presente bibliografía no se han incluido los artículos que, en defensa de Francia, Palacio Valdés escribiera para El Imparcial durante la I Guerra Mundial y que recogería en su obra: La guerra injusta. Cartas de un español (Barcelona-París, Bloud & Gay Editores, lmp. Artistique Lux, 1917, 197 pp.) 3 8 JOSÉ LUIS CAMPAL FERNÁNDEZ

4) “Los oradores del Ateneo. Don José Moreno Nieto”, en:La Política, Madrid, 15 de junio de 1875.

5) “Cartas de todas partes”, en:El Solfeo (Bromazo diario para músicos y danzantes), Madrid, 11 de julio de 1875.

6) “Apuntes críticos”, en: Revista Europea, Madrid, n° 141, año III, 5 de no­ viembre de 1876, pp. 601-603.

7) “El discurso del Sr. Moreno Nieto sobre los sistemas filosóficos moder­ nos”, en:Revista Europea, Madrid, un n° de diciembre de 1876, año III, pp. 633-635.

8) “Apuntes críticos”, en: Revista Europea, Madrid, n° 153, año IV, 28 de enero de 1877, pp. 115-117.

9) “Apuntes críticos. O locura o santidad, drama en tres actos de don José Echegaray”, en: Revista Europea, Madrid, n° 154, año IV, 4 de febrero de 1877, pp. 150-153.

10) “Los oradores del Ateneo. Don Miguel Sánchez”, en:Revista Europea, Madrid, n° 157, año IV, 25 de febrero de 1877, pp. 248-250.

11) “Los oradores del Ateneo. Don Segismundo Moret y Prendergast”, en: Revista Europea, Madrid, n° 158, año IV, 4 de marzo de 1877, pp. 281 - 283.

12) “Los oradores del Ateneo. Don Carlos María Perier”, en:Revista Europea, Madrid, n° 159, año IV, 11 de marzo de 1877, pp. 304-305.

13) “Los oradores del Ateneo. Don Laureano Figuerola”, en:Revista Europea, Madrid, n° 162, año IV, 1 de abril de 1877, pp. 408-410.

14) “Los oradores del Ateneo. Don Juan Valera”, en:Revista Europea, Madrid, n° 164, año IV, 15 de abril de 1877, pp. 470-472.

15) “Apuntes críticos”, en: Revista Europea, Madrid, n° 165, año IV, 22 de abril de 1877, pp. 506-508.

16) “Los oradores del Ateneo. Don José Moreno Nieto”, en:Revista Europea, Madrid, n° 168, año IV, 13 de mayo de 1877, pp. 601-602.

17) “Los oradores del Ateneo. Don José Carvajal”, en:Revista Europea, Madrid, n° 169, año IV, 20 de mayo de 1877, pp. 169-170.

18) “Los oradores del Ateneo. Don Luis Vidart”, en:Revista Europea, Madrid, n° 171, año IV, 3 de junio de 1877, pp. 702-704. BIBLIOGRAFÍA DEL ARTICULADO DE ARMANDO PALACIO VALDÉS 3 9

19) “Los oradores del Ateneo. Don Gumersindo de Azcárate”, Revista en: Europea, Madrid, n° 173, año IV, 17 de junio de 1877, pp. 765-767.

20) “Los oradores del Ateneo. Don Manuel Pedregal”, en:Revista Europea, Madrid, n° 174, año IV, 24 de junio de 1877, pp. 792-794.

21) “Los oradores del Ateneo. Don Francisco de Paula Canalejas”, Revistaen: Europea, Madrid, n° 197, año IV, 2 de diciembre de 1877, pp. 725-727.

22) “Los oradores del Ateneo. Don Manuel de la Revilla”, en:Revista Europea, Madrid, n° 198, año IV, 9 de diciembre de 1877, pp. 766-768.

23) “Los oradores del Ateneo. Don Francisco Javier Galvete”, en:Revista Europea, Madrid, n° 199, año IV, 16 de diciembre de 1877, pp. 796-798.

24) “Correspondencia de Madrid”, en:Ecos del Nalón, Oviedo, n° 8, año II, 8 de enero de 1878, pp. 57-58.

25) “Correo de Madrid”, en:Revista de Asturias, Oviedo, n° 14, año II, 15 de marzo de 1878, pp. 122-123.

26) “Correo de Madrid”, en:Revista de Asturias, Oviedo, n° 15, año II, 25 de marzo de 1878, pp. 139-140.

27) “Correo de Madrid”, en:Revista de Asturias, Oviedo, n° 17, año II, 15 de abril de 1878, pp. 167-170.

28) “Correspondencia de Madrid”, Revistaen: de Asturias, Oviedo, n° 19, año II, 5 de mayo de 1878, pp. 202-203.

29) “Correo de Madrid”, en:Revista de Asturias, Oviedo, n° 21, año II, 25 de mayo de 1878, pp. 237-238.

30) “Los oradores del Ateneo. Don Emilio Castelar”, en:Revista Europea, Madrid, 1878, pp. 12-25 y 154-158.

31) “Los oradores del Ateneo. Don Gabriel Rodríguez”, en:Revista Europea, Madrid, un n° de 1878, pp. 20-22.

32) “Los novelistas españoles. Fernán Caballero”, en:Revista Europea, Madrid, un n° de 1878, pp. 241-246.

33) “La economía política cristiana”, en:Revista Europea, Madrid, un n° de 1878, pp. 293-298.

34) “Los novelistas españoles. Don Benito Pérez Galdós”, en:Revista Europea, Madrid, 1878, pp. 335-339 y 400-405. 40 JOSÉ LUIS CAMPAL FERNÁNDEZ

35) “La moda. Apuntes económicos”, en:Revista Europea, Madrid, un n° de 1878, pp. 418-421.

36) “Los novelistas españoles. Don Pedro Antonio de Alarcón”, Revista en: Europea, Madrid, 1878, pp. 465-469.

37) “Los novelistas españoles. Don Juan Valera”, en:Revista Europea, Madrid, 1878, pp. 519-523 y 593-597.

38) “Los novelistas españoles. Don Manuel Fernández y González”, en: Revista Europea, Madrid, 1878, pp. 659-663. Posteriormente, en: Revista de Asturias, Oviedo, n° 3, año III, 25 de enero de 1879, pp. 38-42. 39) “Los novelistas españoles. Don Francisco Navarro Villoslada”, en: Revista Europea, Madrid, 1878, pp. 712-714.

40) “Los novelistas españoles. Don Enrique Pérez Escrich”, en:Revista Europea, Madrid, 1878, pp. 453-458. 41) “Los novelistas españoles. Don José de Castro y Serrano”, en:Revista Europea, Madrid, 1878, pp. 629-633. 42) “Los novelistas españoles. Don José Selgás”, en:Revista Europea, Madrid, 1878, pp. 657-662.

43) “El tema del teatro”, en:El Imparcial, Madrid, 2 de junio de 1879. 44) “Don José Echegaray”, en: Revista Europea, Madrid, un n° de 1879, pp. 20-25. 45) “Don José Zorrilla”, en:Revista Europea, Madrid, un n° de 1879, pp. 206- 211. 46) “Don Ramón de Campoamor”, en:Revista Europea, Madrid, 1879, pp. 465-468 y 568-572. 47) “Don Antonio F. Grilo”, en:Revista Europea, Madrid, un n° de 1879, pp. 760-764. 48) Un artículo, en:El Liberal, Madrid, 11 de febrero de 1880. 49) “Castelar en la Academia”, en:La Ilustración Española y Americana (Revista de política, ciencias, arte y literatura), Madrid, n° 24, año XVI, 30 de abril de 1880, pp. 275-278. 50) “Cualidades de la crítica”, en:Revista de Asturias, Oviedo, n° 5, año IV, 15 de septiembre de 1880, pp. 266-268. Posteriormente, en:Sagitario, Madrid, un n° de 1907. BIBLIOGRAFÍA DEL ARTICULADO DE ARMANDO PALACIO VALDÉS 4 1

51) “La muerte en los labios, drama original de D. José Echegaray”, en:El Día, Madrid, 11 de diciembre de 1880.

52) “El grano de arena (Drama original de D. Antonio García Gutiérrez)”, en: El Día, Madrid, 17 de diciembre de 1880. 53) “Hard times”, en:El Día, Madrid, 24 de diciembre de 1880. 54) “Puntos de vista, colección de artículos por D. Miguel Moya”, en:El Día, Madrid, 31 de diciembre de 1880. 55) “Poesías líricas, de D. Ventura Ruiz Aguilera”, en:El Día, Madrid, 9 de enero de 1881. 56) “ El espejo, de D. Mariano Pina Domínguez”, en:El Día, Madrid, 12 de enero de 1881. 57) “Los teatros menudos”, en:El Día, Madrid, 21 de enero de 1881. 58) “El código del honor, de D. Leopoldo Cueto”, en:El Día, Madrid, 26 de enero de 1881. 59) “El sainete”, en:El Día, Madrid, 13 de marzo de 1881. 60) “El frío del teatro español”, en:El Día, Madrid, 16 de marzo de 1881. 61) “Discursos académicos”, en: El Día, Madrid, 22 de marzo de 1881. 62) “ El gran galeoto, de D. José Echegaray”, en: El Día, Madrid, 26 de mar­ zo de 1881. 63) “ Los buenos y los sabios (Poema)”, en: El Día, Madrid, 27 de marzo de 1881. 64) “El sainete. Al Sr. D. Ricardo de la Vega”, en:El Día, Madrid, 6 de abril de 1881. 65) “Poesías leídas en el Ateneo científico, literario y artístico de Madrid, por D. Francisco Abarzuza”, en:El Día, Madrid, 16 de abril de 1881. 66) “ Esbozos y rasguños, por D. José Pereda”, en:El Día, Madrid, 24 de abril de 1881. 67) “El teatro francés en España”, en:El Día, Madrid, 30 de abril de 1881. 68) “El lenguaje académico”, en:La Ilustración Gallega y Asturiana, n° 27, 28 de septiembre de 1881, pp. 320-321. 69) “Señales del buen tiempo”, en:Almanaque Asturiano de El Carbayón pa­ ra 1882, Oviedo, diciembre de 1881, pp. 51-53. 42 JOSÉ LUIS CAMPAL FERNÁNDEZ

70) “Los mosquitos líricos”, en: La Ilustración Ibérica (Semanario literario, científico y artístico), Barcelona, n° 3, año I, 20 de enero de 1883, p. 7.

71) “Los mosquitos líricos (Continuación)”, en:La Ilustración Ibérica (Semanario literario, científico y artístico), Barcelona, n° 4, año I, 27 de enero de 1883, pp. 6-7.

72) “Los mosquitos líricos (Continuación)”, en:La Ilustración Ibérica (Semanario literario, científico y artístico), Barcelona, n° 5, año I, 3 de fe­ brero de 1883, pp. 6-7.

73) “Los mosquitos líricos (Conclusión)”, en: La Ilustración Ibérica (Semanario literario, científico y artístico), Barcelona, n° 6, año I, 10 de febrero de 1883, p. 6.

74) “Un estudiante de Canarias”, en:Arte y Letras (Revista ilustrada), Barcelona, n° 13, octubre de 1883, pp. 97-98.

75) “Acerca de Las vengadoras ”, en: La Época, Madrid, 7 de abril de 1884.

76) “Alcalá Galiano”, en: Revista de Asturias, Oviedo, 15 de enero de 1887.

77) “ Ñiñerías”, en: La España Moderna, Madrid, n° 9, septiembre de 1889, pp. 57-67.

78) “Estética del carácter”, en: La España Moderna, Madrid, n° 21, septiem­ bre de 1890, pp. 123-145.

79) “ Oradores políticos”, en: La España Moderna, Madrid, n° 18, junio de 1890, pp. 55-61.

80) “Discurso leído en el homenaje de los indianos de Ribadedeva y Peñamellera”, en:El Oriente de Asturias, Llanes, 18 de agosto de 1895.

81) “Riña a bordo”, en:La Crítica, Madrid, n° 1, 9 de diciembre de 1903.

82) “Autobiografía”, en: Álbum de Blanco y Negro, Madrid, mayo de 1904, p. 26.

83) “La novela en América”, en:Revista de la Unión Ibero-Americana , Madrid, n° 20, 1 de marzo de 1906, pp. 26-27.

84) “¿Cuál es mi obra predilecta?”, en: Por Esos Mundos (Suplemento de Nuevo Mundo), Madrid, octubre de 1906.

85) “Respuesta a la pregunta de cómo ganó su primera peseta”, en:Hoy, Madrid, 20 de noviembre de 1913. BIBLIOGRAFÌA DEL ARTICULADO DE ARMANDO PALACIO VALDÉS 43

86) “La leyenda del rey Alberto”, en: King Albert's Book, edited by Hall Caine, London, Hodder and Stoughton, 1914, p. 179.

87) “Después de la paz”, en: España (Semanario de la vida nacional), Madrid, n° 6, 5 de marzo de 1915.

88) “Covadonga. Tres etapas”, en:La Esfera, Madrid, n° 239, 27 de julio de 1918.

89) “Una opinión (Para el Ateneo Obrero de Gijón)”,Palacio en: Valdés, de Luis Antón del Olmet y José de Torres Bemal. Madrid, Imprenta de Juan Pueyo, 1919, pp. 285-292.

90) “Unas cuartillas de don Armando”, en:El Bollo (álbum de fiestas), Avilés, 1921.

91) “The decadence of modem literature”, en:The Book of Literature. New York, The Grolier Society, 1922, pp. 13-38.

92) “Un premio de carrera (Más recuerdos de Avilés)”, en:El Bollo (álbum de fiestas), Avilés, 1923.

93) “Blasco Ibáñez”, en:ABC, Madrid, 29 de enero de 1928.

94) “¿Cómo debería organizarse el futuro régimen?”, en:ABC , Madrid, 9 de febrero de 1928.

95) “El cine”, en:La Gaceta Literaria, Madrid, n° 27, año II, un ejemplar de 1928.

96) “La importancia artística del cinematógrafo”, en:ABC, Madrid, 16 de enero de 1929, p. 10.

97) “Autocrítica” (sobre la versión teatral de su novelaEl cuarto poder), en: ABC, Madrid, 11 de febrero de 1932.

98) “Intelectuales y obreros (I)”, en: ABC, Madrid, 2 de abril de 1932.

99) “Intelectuales y obreros (II)”, en: ABC, Madrid, 3 de abril de 1932.

100) “El santo comunismo”, en:ABC, Madrid, 28 de abril de 1932, p. 3.

101) “La catedral y la fábrica”, en: Blanco y Negro, Madrid, 15 de mayo de 1932.

102) “El despido”, en:ABC, Madrid, 28 de mayo de 1932, p. 3. Reproducido posteriormente en:Norte, Madrid, n° 51, año VI, 1935. 44 JOSÉ LUIS CAMPAL FERNÁNDEZ

103) “El estatuto de Villagata”, en:ABC, Madrid, 29 de junio de 1932, p. 3.

104) “La ola negra”, en:ABC, Madrid, 6 de agosto de 1932, p. 3.

105) “Iconoclastas”, en:El Debate, Madrid, 15 de octubre de 1932.

106) “Antes y ahora”, en: ABC, Madrid, 11 de mayo de 1933.

107) “Añoranzas”, en:Portfolio de las Fiestas de Nuestra Señora del Otero, Pola de Laviana, agosto de 1933.

108) “Pereda”, en:Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, Santander, n° 15, 1933, pp. 5-7.

109) “Profesión de fe del vicario vascongado”, en:ABC, Madrid, 14 de julio de 1934.

110) “Tiempos borrascosos”, en: ABC, Madrid, 24 de noviembre de 1934.

111) “El valor del socialismo”, en:ABC, Madrid, 13 de diciembre de 1934. Reproducido posteriormente en:Norte, Madrid, n° 49, año VI, 1935.

112) “Extremismos”, en: ABC, Madrid, 19 de enero de 1935.

113) “El problema económico”, en:ABC, Madrid, 19 de marzo de 1935.

114) “Hada maléfica”, en: ABC, Madrid, 28 de abril de 1935, p. 3. Reproducido posteriormente en:Norte, Madrid, n° 52, año VI, 1935.

115) “Los salvadores”, en:ABC, Madrid, 11 de mayo de 1935.

116) “El romanticismo”, en: ABC, Madrid, 15 de junio de 1935.

117) “La vejez”, en: ABC, Madrid, 24 de octubre de 1935.

118) “El siglo XVIII”, en: ABC, Madrid, 7 de diciembre de 1935.

119) “Opiniones femeninas. El estudio de la historia”, en:ABC, Madrid, 14 de diciembre de 1935. 120) “La oración de Pachín”, en:ABC, Madrid, 19 de febrero de 1936.

121) “Grilletes”, en: ABC, Madrid, 14 de marzo de 1936.

122) “El milagro”, en: ABC, Madrid, 28 de marzo de 1936.

123) “Opiniones femeninas. La belleza”, en:ABC, Madrid, 10 de abril de 1936, p. 3.

124) “Perspectivas”, en: ABC, Madrid, 6 de mayo de 1936. BIBLIOGRAFÍA DEL ARTICULADO DE ARMANDO PALACIO VALDÉS 45

125) “Morfina”, en:ABC, Madrid, 23 de mayo de 1936.

126) “La iluminación”, en:ABC, Madrid, 6 de junio de 1936.

127) “Los libros”, en: ABC, Madrid, 28 de junio de 1936.

128) “Sensualidad”, en:ABC, Madrid, 12 de julio de 1936.

129) “Carta-artículo a la Comisión Organizadora del homenaje de Oviedo de 1906”, recogido en: “Los homenajes”, de Luis Fernández Castañón (Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo, n° 19, año VII, 1953, pp. 366-371).

130) “Discurso leído en el homenaje de Avilés de 1818”, recogido en: “Los homenajes”, de Luis Fernández CastañónBoletín ( del Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo, n° 19, año VII, 1953, pp. 374-376).

131) “Valencia”(Discurso ¿leído? en el homenaje de Valencia), recogido en: “Los homenajes”, de Luis Fernández CastañónBoletín ( del Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo, n° 19, año VII, 1953, pp. 379-383).

132) “Discurso leído en el homenaje de Avilés de 1920”, recogido en: Homenajes a Palacio Valdés en Asturias, de Jesús-Andrés Solís. Candás, 1976, pp. 53-57.

133) “Discurso leído en el homenaje de Oviedo de 1926”, recogido en: Homenajes a Palacio Valdés en Asturias, de Jesús-Andrés Solís. Candás, 1976, pp. 72-76.

134) “Raquel M eller”, en: Raquel Meller. Madrid, Sociedad Española de Librería, s.f., pp. 14-15. SAN MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991. II. ANÁLISIS DE MATERIALES.

CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS

Introducción En 1995 se publicó en elBoletín del Real Instituto de Estudios Asturianos (n° 145, pp. 111-158) la primera parte de la memoria de la campa­ ña de excavación dirigida por el autor en el templo de San Miguel de Lillo (Oviedo). Comprendía esta primera entrega la descripción del desarollo de la excavación y el análisis de la estratigrafía y de las estructuras aparecidas. En esta segunda entrega se procede a la publicación de los materiales recupera­ dos. Las piezas de escultura arquitectónica han sido dadas a conocer en la obra Arqueología cristiana de la Alta Edad Media en Asturias, publicada igualmente por este Real Instituto de Estudios Asturianos en 1995. En lo re­ ferente a la numeración y ubicación de los cortes, coordenadas, planimetría etc., remito a las indicaciones contenidas en la primera entrega.

1. Materiales constructivos (ladrillo y tégula) Se recogieron en tomo a los 600 fragmentos, de los cuales, unos 400 apa­ recieron en los rellenos y cornisas de las bóvedas, y el resto en los cortes, en especial en los cortes 4, 7 y 8, y en las tumbas 3 y 4. De lo apuntado en el mo­ mento de su descripción se deduce que predominaron tres tipos o módulos: - Ladrillos cuadrados, en torno a 30 centímetros de lado, centímetro más o menos. Coinciden sus medidas con los empleados en los arcos de descarga de la iglesia de San Julián de los Prados y el arco del testero de San Tirso de Oviedo. - Ladrillos cuadrados, en torno a 40-45 centímetros de lado. Coinciden con las dimensiones de los arcos de San Miguel de Lillo: 40 centímetros de la­ do en el pórtico Oeste, 45 en los arcos de las naves laterales. - Ladrillos rectangulares de cabecera semicircular, con unas dimensiones entre 15-21 centímetros de anchura y en tomo a 30 centímetros de longitud. Pres­ entan la particularidad de poseer una de las caras alisada, en tanto la posterior es­ tá completamente en bruto. Cabe considerar tres hipótesis sobre su función: 48 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS

1. Se trata de una versión local de la antefija grecorromana. Le falta para ello la pestaña horizontal que se somete bajo elimbrex, aun cuando siempre es posible suponer un sistema de adherencia con mortero, situándose la pieza en vertica sobre el bloque del alero o comisa. 2. Se trata de piezas destinadas a la superposición o seriación, de forma que las cabeceras redondeadas, en sucesión paralela, vayan configurando una moldura tipo toro o bocel. Si la sucesión se realizase en vertical el resultado conseguido sería el de una semicolumna adosada, destinada probablemente a ser enlucida de forma que quedase enmascarada la verdadera naturaleza del elemento arquitectónico 3. Se trata de piezas reaprovechables de otras construcciones. He locali­ zado una pieza semejante en los almacenes del Museo Arqueológico de Asturias, procedente de Murías de Beloño (dimensiones: ancho: 15’5; grosor: 3’5 centímetros). Quizás estuviese empleada en los pilares del hipocausto. En todo caso, Jordá Cerdá, en la publicación de la memoria de excavaciones (1957), no hace referencia a ella. Si ambas caras estuviesen destinadas a la ocultación por una disposición de las piezas en sucesión se hace inútil la labor de alisado que presentan todos los casos en la cara anterior, lo cual me inclina a aceptar la primera de las hi­ pótesis. De confirmarse como cierta, la morfología externa de las cubiertas de San Miguel de Lillo ofrecería un aspecto notoriamente diferente al actual. Por lo que hace a los ladrillos cuadrangulares (30 x 30 centímetros), ofre­ cen en su mayoría ambas caras en bruto, con un grosor máximo en los cantos y mínimo en el centro, lo que confirma la identificación con dovelas de arco. De este modo, el objetivo de la apariencia exterior queda cubierto, ahorrándo­ se una considerable cantidad de material, que en la fábrica se sustituye por mortero. En aquellos casos en los que la cara anterior está alisada, hay que pensar por el contrario se trata de piezas en principio destinadas a ser vistas, tal vez en un pavimento o revestimiento de pared, lo que no quita que, en su utilización en San Miguel de Lillo, se haya prescindido de este destino inicial. De las tégulas recogidas sólo ha podido reconstruirse una pieza, proce­ dente del relleno del pórtico central, cuyas dimensiones (53’5 x 34 x 2’6 cen­ tímetros de grosor) no coinciden con los módulos establecidos para las piezas de adscripción romana, si bien los tratadistas reconocen en este asunto la im­ posibilidad de extraer conclusiones cronológicas a partir del material cons­ tructivo, pues los datos no son extrapolables fuera del lugar donde se reco­ gen1. Destaca como norma general la mayor delgadez de las tégulas respecto

1 A dam . J.P. La construction romaine. Paris, 1989, pp. 160, 230; Deichmann, F.W. “Westliche Bautechnik im römischen und rhomäischen Osten”. Gesammelte Studien, Wiesbaden, Franz Steiner, 1982, pp.757-761. S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 49 a los ladrillos (2-3 centímetros por término medio, frente a 3-4’5 para los se­ gundos). Indudablemente, el empleo de tégula como material constructivo re- aprovechado está bien extendido en el mundo mediterráneo, y halla su confir­ mación en Lillo, al documentarse numerosos ejemplos detegulae con la pes­ taña arrasada, a fin de utilizar la pieza como ladrillo o relleno. Del estudio de los perfiles se deduce que mayoritariamente son abruptos, de ángulos cercanos al recto y cantos bien marcados adoptando formas trape­ ciales o cuadrangulares en la mayor parte de los casos, sin que falten, no obs­ tante, perfiles más suaves, en pendiente curva o con los cantos redondeados (figs. 1 y 2). Este tipo de material arqueológico ha gozado de poca atención entre los arqueólogos hasta fechas recientes, por lo que es difícil adscribir las piezas a tipologías-cronologías seguras. En la Península Ibérica contamos, para la eta­ pa hispanovisigoda, con los casos de Casa Herrera (Mérida) y el Germo (Espiel, Córdoba) basílicas excavadas por Thilo Ulbert y Luis Caballero2 en el primer caso, y por Thilo Ulbert3 en el segundo.Los perfiles de tégulas que ofrecen carecen, en general, de parecido con las de San Miguel de Lillo. En ambos casos predominan los cantos curvos, con ausencia de aristas y ángulos vivos. La pestaña tiene una altura inferior o igual al grosor de la tégula en Casa Herrera, y notablemente superior, incluso doble, en el Germo. Las for­ mas son notoriamente diferentes en ésta última, salvo los ejemplares 23 n-q, los más cercanos a los tipos qe estudiamos en Lillo. Dadas las fechas de am­ bas basílicas (h. 500 para Casa Herrera; h. 600 para el Germo, con utilización a lo largo del siglo VII)4, parece sostenible rechazar la idea de tradición visi­ goda (y mucho más romana)5 para el material de Lillo, ateniéndonos a la atri­

2 Ulbert, Th.; Caballero Zoreda, L. La basílica paleocristiana de Casa Herrera en las cercanías de Mérida (Badajoz). Excavaciones Arqueológicas en España 89. Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1975, p. 65, fig. 6. 3 U lb e r t, Th. “El Germo. Kirche und Profanbau aus dem frühen 7. Jahrhundert”. Madrider Mitteilungen, 9(1968), Abb. 18. 4 Ulbert-Caballero, ob. cit. p. 235. U lbert, ob. cit. p. 375. 5 Para Asturias contamos con los materiales procedentes de la villa de las Murías de Beloño: Jordá Cerdá, F. Las Murías de Beloño. Una villa romana en Asturias. Oviedo, Diputación Provincial, 1957, p. 26, donde los ladrillos recogidos en la boca del fornax del edificio C, termal, medían 40 x 60 x 5 cen­ tímetros, y los procedentes de las zapatas de las suspensurae del hypocaustum del tepidarium, 21x19 x 8 centímetros o bien 44 x 9 x 4,5. En el Museo Arqueológico de Asturias se han recogido materiales de procedencia desconocida y atribución romana: E scortell Ponsoda, M. Catálogo de las salas de cultura romana del Museo Arqueológico, Oviedo, Diputación Provincial, 1975, p. 81, donde se cita un ladrillo de 29 x 29,5 x 10 centímetros (Lám. XCIX), una tégula de 47 x 37 x 3 y otros dos ladrillos de 52,5 x 52,5 x 2,5 y 59 x 56 x 6,5 centímetros respectivamente (Láms. C, CI, CU, CIII). Recientemente ha tenido lugar la publicación de la memoria de excavaciones de la fábrica de salazones del la Plaza del Marqués (Gijón), fechada entre los siglos III-IV: Fernández Ochoa, C. Una industria de salazones de época romana en la Plaza del Marqués, Gijón, Ayuntamiento de Gijón, 1994, p. 80. Las tejas seleccio­ nadas en la publicación miden 48 x 18 x 2’6 centímetros. Los perfiles recogidos (fig. 46, p. 128) pre­ sentan tanto cantos angulosos semejantes a los de Lillo, como curvos, en relación con los de Casa 50 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS bución altomedieval, única para la que contamos con datos valorables, si bien procedentes de fuentes escritas, verificables a través del caso ligeramente pos-

Herrera. Por último, ha sido estudiado el material latericio de las termas romanas del Campo Valdés, en Gijón: Fernández Ochoa, C. y Zarzalejos Prieto, M.: “Técnicas constructivas en las termas romanas de Campo Valdés (Gijón): el material latericio” Archivo Español de Arqueología, 69 (1996), pp. 109- 118. El completo muestrario de piezas allí exhumadas incluye casi todas las modalidades canónicas: bessalis (19’7 x 19'7 centímetros), pedalis o tetradoron (29’6 x 29’6), bipedalis (59’2 x 59’2), lydion (29’6 x 44’4), tegulae (46/49 x 37; 46 x 18), imbrices (51 x 24; 36 x 17), con una cronología de fines del I y principios del II. De estos tipos son asimilables a los de Lillo los pedales, empleados en Gijón en los pilares de soporte de la sudatio circular y en los arcos del hypocaustum y muretes del praefurnium de la sudatio rectangular (p.l 15), aunque el grosor de las piezas del Campo Valdés es superior por término medio al de las de Lillo. La única teja reconstruíble en Lillo difiere de estos precedentes gijoneses. Para la Hispania Romana contamos, entre otros, con los siguientes puntos de comparación: - Tiermes (Soria): A rtente Oliver, J. L; De la Casa, C.; Díaz y Díaz, A.; Izquierdo Bértiz, J. M.; Jimeno M artínez, A.; R evilla Andía, M. L. Tiermes I.Excavaciones Arqueológicas en España, 111, Madrid, 1980, p. 148, fig. 36, con perfiles en curva convexa y grosores diferentes de los de Lillo, con una cronología entre segunda mitad del siglo I y primer cuarto o mitad del siglo II (p. 184) - Torre Llauder (Mataró, Barcelona): Ribas B ertrán, M. La villa romana de la Torre Llauder de Matará. Excavaciones Arqueológicas en España 47, Madrid, 1966, pp. 28-29, donde documenta bipe- dales (60 x 60 x 6 centímetros), pedales (40 x 40 x 5) y bessales (20 x 20 x 5) en un yacimiento cuya vida abarca los siglos I al IV. - Caulers (Gerona): Ríu y Ríu, M. Excavaciones en el poblado medieval de Caulers, municipio de Caldes de Malavella, Provincia de Gerona. Excavaciones Arqueológicas en España, 88, Madrid, 1975. El autor exhumó tégulas y ladrillos romanos reaprovechados en el poblado de Caulers, en la iglesia de San Esteban, construida en la primera mitad del siglo IX (p. 20). Los materiales recogidos (fig. 3, p. 23) parecen provenir de una construcción romana situada hacia el Suroeste de la iglesia. Los perfiles de las tégulas presentan la curva convexa romana, si bien hay ejemplos con cantos mas o menos angulosos, más parecidos a los descritos en San Miguel de Lillo. Por ello es discutible la afirmación de De Boüard, Manual de arqueología medieval, Barcelona, Teide, 1977, p. 63, referente al fin de la producción de ladrillo y teja plana en Europa Occidental desde finales de la Antigüedad, y su recuperación desde el siglo XII. Para la Península Ibérica, el caso asturiano y su extensión a Santiago de Compostela, donde las tégulas procedentes déla basílica de Alfonso III (visibles en las salas del Museo Catedralicio) son idénticas a las de San Miguel de Lillo, puede ser un buen jalón para demostrar la continuidad con el modo romano de techar, sin necesidad de recurrir al concepto de ex­ polio y reutilización de materiales procedentes de yacimientos varios siglos anteriores, con lo que de rui­ na implica, cuya existencia, en muchos casos, habría, cuando menos, que probar arqueológicamente. En lo que respecta a las medidas concretas de los ladrillos y su adecuación o no a las dimensiones de las me­ didas romanas (pies), el pie altomedieval, pues de la Alta Edad Media hablamos, distante unos trescientos años desde el final de la civilización romana, es por circunstancias históricas fluctuante, y carece de toda nomalización, apuntándose diversos valores, casi siempre procedentes de cálculos sobre edificios a los que se aplica esa modulación como hipótesis, oscilantes entre 29’5 y 34 centímetros, al menos en el ámbito ca- rolingio, para el que se cuenta con alguna investigación de base. Cf. el coloquio que tuvo lugar en la Settimana del Centro Italiano di Sttudi sull'Alto Medievo (Spoleto), correspondiente al año 1981, con moti­ vo de la ponencia de Carol Heitz, “Le symbolisme des nombres et l’architecture du Haut Moyen Age”; o también el trabajo de W. Hom y E. Bom, “On the selective use of sacred numbers and the creation of a new aesthetic in Carolingian Architecture”, Viator. Medieval and Renaissance Studies (1975), pp.357-390. Para las pinturas murales del templo de Santullano (Oviedo), L. Arias Páramo ha establecido estadísticamente un valor para el pie de 0’30 metros (“Recursos geométricos de dibujo, composición y proporción en la pintura mural de la iglesia prerrománica de San Julián de los Prados (Oviedo)” Archivo Español de Arqueología, 65 (1992), p. 198, siendo el mismo valor el obtenido en la arquitectura del edificio (“Geometría y proporción en la arquitectura prerrománica asturiana: la iglesia de San Julián de los Prados” XXXIX Corso di cultura sull’arte ravennate e bizantina, Ravenna, 1992, pp. 19-20). Para Santa María de Naranco, el valor estadís­ tico obtenido es de 0’333 metros (“Geometría y proporción en la arquitectura prerrománica asturiana: el pa­ lacio de Santa María de Naranco” Madrider Mitteilungen, 34 (1993), pp. 292-294). S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 5 1 terior de Valdediós, donde según referencia de Joaquín Manzanares Rodríguez6, en 1979 se pudieron documentar abundantes tégulas en la cubierta de San Salvador, cubierta desmontada y destruida por la Arquitecto-Restauradora María del Mar Benito Pallarés, en la fecha indicada, sin vigilancia arqueológica. De todos modos, la conclusión inmediata que se desprende del análisis de estos restos es la heterogeneidad de su procedencia. Dando por supuesto que se trate de reempleo de piezas del propio derrumbe del edificio, cabe pensar que ya en la fase fundacional del mismo tuvo lugar la utlización de materiales constructivos procedentes de otras edificaciones más o menos coetáneas o an­ teriores. Así parece desprenderse del análisis y comparación de las cocciones, de las pastas, de los grosores y de los perfiles de las tégulas recogidas, entre las que no se encuentran dos iguales, lo cual sólo puede explicarse bien como resultado del reaprovechamiento de materiales, bien como producto de la la­ bor de talleres artesanos carentes de toda normalización en los métodos de tra­ bajo, lo que parece poco verosímil, por razones de pura lógica económica, pe­ ro no imposible7. Dado que no contamos con referencias cronológicas seguras sobre el fi­ nal de la utilización de la teja plana romana y sustitución por la árabe, cabe asegurar al menos que la tadición romana en lo referente al Reino de Asturias permanecía en uso a finales del siglo IX (Valdediós, 893; Santiago de Compostela, 899) y su empleo no fue en modo alguno un caso aislado, como lo demuestra el caso de Lillo. Hay que situar por tanto en este contexto alto- medieval buena parte de las noticias que, sobre hallazgos de tégula y ladrillo aislados, inmediatamente aludían a yacimientos romanos, sin mayores preci­ siones ni argumentación. Los hallazgos de tégulas en las proximidades de edi­ ficios prerrománicos, que en alguna ocasión colaboraron a la elaboración de hipótesis sobre asentamientos romanos preexistentes8, han de ser por consi­ guiente reinterpretados a la luz de estos testimonio de Lillo y Valdediós, y adscritos al horizonte altomedieval, si no hay datos fechaciente en su contra. Así, entre los fondos del Museo Arqueológico de Asturias de Oviedo se encuentran restos procedentes de Lugo de Llanera, Bañugues, Puelles y Vega

6 M anzanares Rodríguez-Mir, J. “En defensa del Prerrománico y del patrimonio monumental de Asturias”, Cota Cero, 3 (Febrero 1986), p. 15. Cito por la separata: Oviedo, Tabularium Artis Asturiensis, 1986. 7 Véase por ejemplo Cerrillo M artín de Cáceres, E. (et al.) “Excavaciones en la villa romana de Monroy (Cáceres) 1981-1985)” Extremadura Arqueológica I (1988), p. 185, donde describe ladrillos de tamaños variados con lado entre 21 y 47 centímetros. Ni siquiera cada pilar del hypocaustum estaba construido con piezas idénticas entre sí. 8 Tales hallazgos fueron argumento para las atribuciones a fases romanas de yacimientos en las inmedia­ ciones de los monumentos “prerrománicos”, desarrolladas por el benemérito investigador y prospector de la arqueología asturiana José Manuel G o n z á le z y Fernández-Valles.Veáse Miscelánea Histórica Asturiana, Oviedo, 1976, pp. 259-274. 5 2 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS del Ciego. Los perfiles de estas piezas son rectangulares y perpendiculares a la superficie plana, o bien presentan la superficie decorada con círculos con­ céntricos y aspas. Ninguno de estos perfiles rectangulares ha sido recogido en Lillo, e igualmente faltan los motivos decorativos que caracterizan la produc­ ción romana. Sólo en el caso de Bañugues hay piezas con perfiles similares a los de Lillo, si bien su contexto, como en el caso de Puelles, no ha sido docu­ mentado, pues no constan en el Museo Arqueológico de Asturias las condi­ ciones del hallazgo. Ello no obstaría para que, en el caso de documentar en contextos romanos perfiles iguales a los de Lillo, hubiésemos forzosamente de atribuirlos a fecha altomedieval, razonando del mismo modo que venimos criticando. La vida de las formas y los tipos, en soluciones técnicas que se adaptan perfectamente a la función, admitiendo pocas variantes, tiende a prolongarse sin mutaciones a lo largo del tiempo. Es perfectamente posible que la arqueología romana en Asturias llegue a documentar los mismos tipos que hoy conocemos de Lillo y Santiago de Compostela. Habríamos encontrado el precedente, pero ello en modo alguno nos obligaría a antedatar como romanos los aparecidos en con­ texto altomedieval.

2. Restos arquitectónicos y decorativos A lo largo de la descripción de bóvedas y cortes se ha ido haciendo men­ ción y, en casos, estudio de las piezas más significativas recuperadas. Procedemos ahora a su inventario y análisis.

Equipamentos litúrgicos Se han recogido y reconstruido tres fragmentos de tableros de cancel de extrema delgadez (2-2’5 centímetros) tallados en cuarcita-arenisca de contex­ tura cristalina y exfoliación laminar. Las dimensiones no pueden ser recons­ truidas en ningún caso, pues no contamos con ninguna pieza que contenga da­ tos para ello, ni en la talla ni en la iconografía. Los aparecidos en el relleno del flanco Norte de la bóveda del ábside es­ tán decorados en con motivo arborescente, apreciándose la doble raíz del tallo y dos volutas a cada lado, de las que nacen ramificaciones hacia arriba . El recogido en la tumba número 1 está decorado con un doble vástago ve­ getal oblicuo, con sendas ramificaciones. Sobre la más inferior se encuentra un trifolio, con el lóbulo central más desarrollado, en posición invertida, a modo de remate de una ramificación superior, cuyo arranque y desarrollo no cabe sino intuir. El motivo arborescente es análogo a los que figuran en el reverso del ta­ blero de cancel denominado “del Grifo”, procedente de San Miguel de Lillo y S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 53 conservado en el Museo Arqueológico de Asturias9. En esta placa y en su ge­ mela se observan las mismas volutas del diseño vegetal. No sería de extrañar, por tanto, que se trate de restos de piezas similares, tanto en tamaño como en decoración. Para el motivo con trifolio lobulado el paralelo exacto es una ba- rrotera de cancel procedente de Lillo custodiada en el mismo lugar10. Del fragmento de barrotera de cancel, tallado en caliza blanca y recogida en el corte 4 (junto al muro de cierre de la finca de la iglesia) hay que apuntar su rareza: tanto por material, como por dimensiones y diseño es pieza excep­ cional dentro de las barroteras o soportes de tableros de cancel. El grosor má­ ximo es de T 5 centímetros, insólito. Por otro lado, la parte posterior no tiene cajeado, y tiene preparada su superficie, sin acabado final, pues toda la pieza conserva huellas de picado y labra, sin pulido. La identificación como barro­ tera de cancel es por todo ello simple hipótesis, a falta de mayor seguridad. Han sido mencionados en los cortes 6 y 10, así como en las tumbas 1 y 5, cinco fragmentos de piedra silícea del tipo de la cuarcita-arenisca, de contex­ tura idéntica al material en el que se tallaron los tableros de cancel decorados (exfoliación en planos horizontales, cristalización...). Sus grosores son 3, 3’4, 4 ’5, 5 y 6’5 centímetros. Dos de ellos tienen el borde exterior tallado en semi­ círculo, sin rematar. Cabe deducir de estos datos que se trata de piezas prepa­ radas para la talla de tableros de cancel, que por diversas razones no fueron fi­ nalizados, o bien desechados antes de ser labrados. En la campaña de 1990 el equipo del Instituto Arqueológico Alemán recogió dos grandes pedazos de la misma piedra, de 4 centímetros de grosor, restos indudables del trabajo de ta­ lla de cancel, y prueba evidente de la talla in situ de la decoración de la igle­ sia.

Elementos arquitectónicos - Cimacio en caliza blanca recogido en el corte 7. En su momento ya se ha aludido a su posible función en un parteluz de ventana geminada. Su altura máxima es de 4 centímetros. Presenta un perfil muy agudo. La superficie su­ perior no ha sido rematada, al contrario de los flancos, muy bien pulidos. No hay modo de calcular sus dimensiones totales, si bien no creo que supere los 20 centímetros en cuadro. - Fragmento de columna-parteluz, entrega, tallada en caliza blanca, ex­ traída de la comisa Norte del pórtico central. Se trata de una semicolumnilla

9 Escortell Ponsoda,M. ob. cit., p. 15-16, láms. XIII-XIV. Para un paralelo visigodo, véase Ulbert, Th. “Die westgotenzeitliche Kirche von Valdecebadar bei Olivenza (prov. Badajoz)”. Madrider Mitteilungen 14 (1973), p. 208, n°4, Taf. 38a, con medidas 22,5 x 23 x 4,6/5 centímetros, donde atribuye a esta iglesia la fecha de principios del siglo VII, y adscribe la placa de cancel a esta fase constructiva, asimilándolas a las placas-nicho emeritenses (arco sobre dos columnas, con motivo arborescente en el interior). 10 E scortell Ponsoda, M. ob. cit., p. 16, lá m . XIX. El grosor total de esta barrotera es de 9 centímetros. 54 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS adosada de 7 centímetros de diámetro, con basa troncocónica de 5’5 centíme­ tros de altura y toro sogueado de 2’7 centímetros de altura. Conservamos el fragmento basal del bloque, sin poder aventurar sobre su altura. Su anchura es de 12’5 y su grosor de 19 centímetros. El fuste está tallado retranqueado 5 centímetros respecto al borde exterior. Probablemente, como ya quedó dicho, se trata de una pieza de ventana, de una de las tres ventanas-celosías de la fachada Oeste, de las que sólo se ha conservado la del cuerpo Sur de dicha fachada, siendo las otras dos obra del siglo XIX, hacia 1868 aproximadamente". - Fragmento de ventana u óculo, curvo, tallado en piedra arenisca. Es el remate curvo de una ventana igual a las de la fachada Oeste del que se conser­ van el cordón sogueado de 3 centímetros de grosor y dos arquillos con la en­ juta intermedia, tangentes, al modo de los del rosetón de la nave central o las mencionadas ventanas de la fachada Oeste. - Fragmento de dovela de arco, con arranque de celosía en el trasdós. Fue recogida como parte del pavimento perimetral de la iglesia, en el corte 8. Presenta dos acanaladuras-estrías, en todo similares a las de los contrafuertes de Naranco y Lillo, separadas por un resalte intermedio. El paralelo más cer­ cano está en los miradores Este y Oeste del edificio de Naranco, tanto en sus fachadas exteriores como interiores, donde las tres arcadas del frente están formadas por dovelas talladas con las mismas acanaladuras. En estas dovelas de Naranco, el clípeo situado en la enjuta es una pieza independiente, y su contorno exterior, sogueado, es tangente al trasdós de la dovela. En la pieza de Lillo, por el contrario, el mismo bloque parece haber englobado a la dovela y a la pieza tangente, pues se ha tallado un cordón sogueado de 2 centímetros de grosor y se aprecian los arranques de dos arquillos tangentes. El diseño es el mismo que el de las ventanas-celosías de la fachada Oeste, a las que hacía­ mos referencia líneas arriba al describir el fragmento de rosetón o ventana, que indudablemente formó parte de esta misma pieza, como se puede apreciar al comprobar que el fragmento de óculo presenta un saliente en la parte dere­ cha (visto desde el frente) que encaja en el rebaje que al dovela presenta en el extremo inferior del cordón sogueado. Ambas piezas formaron parte de un conjunto arquería-rosetón, de indudable relieve, cuya colocación despierta numerosos interrogantes. Por las dimensiones de la dovela(31x11x16 cen­ tímetros) y el diámetro de la curva de su trasdós (70 centímetros) la arquería resultante se asemeja a las de los miradores de Naranco, arquerías Norte y

11 Así se desprende de un documento conservado en el Museo Arqueológico de Asturias, fondo de la C P M , leg. Naranco 7B, por el que se adjudica el 2 de Mayo de 1868 a Antonio Menéndez la obra, bajo la dirección del arquitecto Venancio del Valle. Cf. G arcía de C astro Valdés, C. Arqueología cristiana de la Alta Edad Media en Asturias, Oviedo, 1995, p. 416. S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 55

Sur, con lo que concuerda también al tratarse de piedra arenisca. El motivo del rosetón es, sin embargo, hasta ahora, privativo de Lillo. Por otro lado, al ha­ llarse ambas piezas en el pavimento perimetral, construido hacia 1850, cabe pensar en la posibilidad de un traslado de materiales de uno a otro monumen­ to, lo que dificultaría la averiguación del origen. En los almacenes del Museo Arqueológico de Asturias se conservan diversas dovelas de similares dimen­ siones e idénticas acanaladuras, así como fragmentos de arquillos semejantes a estos que comentamos. Están depositados en el Museo desde la intervención de la Comisión Provincial de Monumentos, que tuvo lugar en 1850-51, y su procedencia es genéricamente “del Naranco”. Es cuestión que requiere un es­ tudio más detenido que el que pueda permitir el espacio de esta memoria. - Fragmento de estela, en piedra caliza, extraída de la comisa Sur del áb­ side. Se trataba, como quedó dicho, del segundo sillar, a contar desde el Oeste, de la citada cornisa, con unas dimensiones 44 x 32 x 10 centímetros de grosor. Pasamos a describirla brevemente. La parte inferior está ocupada por dos curvas tangentes, formadas por dos acanaladuras paralelas, con un filete intermedio (al modo de los contrafuertes y arquerías de los edificios del Naranco), sobre las que se ha dispuesto en la enjuta un círculo formado por 5 circunferencias concéntricas, la última y más exterior de las cuales es común con ambas curvas. El sector superior de este círculo ha sido rebanado al tallar el borde superior de la pieza de cornisa. A ambos lados de este círculo se dis­ ponen dos figuras zoomorfas, un ave a la derecha, de la que se aprecian la ca­ beza con pico grueso, cuello, cuerpo incompleto y dos patas con tres garras cada una, y los restos de otra figura a la izquierda, de la que solo se han con­ servado las patas, con dos garras o dedos en cada una, y la línea inferior del vientre. Ambas figuras apoyan sobre un filete horizontal que surge de la últi­ ma y más exterior de las circunferencias y se integra en el reborde exterior del círculo central, dejando en el medio un triángulo casi rectángulo de hipotenu­ sa cóncava. La talla es en dos planos, semejante a la de las jambas de ingreso Oeste de San Miguel de Lillo. No se conoce en el conjunto de la escultura altomedieval asturiana una pieza semejante ni por su función ni por su iconografía. Al hallarse fracturada por ambos costados, sólo por aproximación puede reconstruirse su anchura. Si suponemos que los dos segmentos de círculo corresponden a dos circunfe­ rencias completas, o, al menos, a dos semicircunferencias, se puede calcular el radio de ambas, que aproximadamente es de 27 centímetros. Nos encontra­ mos entonces ante dos circunferencias intersectadas de 54 centímetros de diá­ metro cada una, lo cual presupone una anchura mínima para la pieza entre 1 y Í’IO metros, teniendo en cuenta que el anillo exterior de cada circunferencia puede ser compartido por ambas en la zona intersectada, lo que implicaría que el contacto se realizaría entre la penúltima de las circunferencias. Con todo, 56 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS no se puede desechar que se trate de parte de un friso, de longitud no determi- nable. En lo que respecta a la altura, si damos las dos circunferencias por completas, resultaría un total mínimo de 66 centímetros (54 centímetros de diámetro + 12 centímetros desde el ápice de la circunferencia al borde actual), sin que podamos suponer nada sobre el remate inferior de la pieza. En el caso de que ambas circunferencias no fuesen tales sino simples semicírculos de re­ mate de campos inferiores rectangulares, no podemos calcular el tamaño de éstos, ni por consiguiente, la altura total de la pieza12. Sobre su ubicación y función no podemos pasar de simples hipótesis. No parece tratarse de un tablero de cancel, no tanto por su grosor (10 centímetros) -pues se conocen piezas de mayor medida, procedentes de Santa María de Bendones13-, como por la circunstancia de hallarse el reverso completamente en bruto, sin labra ni alisado, lo que indica que la pieza se dispuso adosada o empotrada en un paramento. Podemos proponer dos hipótesis: 1. Jamba de puerta: de ser ello aceptado tendríamos que suponer otra en­ trada en el templo, o quizás suponer que el pórtico Oeste hubiese estado de­ corado con jambas esculpidas tanto en el ingreso actual como en el originario, al fondo del pórtico, donde la excavación del Instituto Arqueológico Alemán, en 1990, documentó la existencia de cimientos para unas jambas bajo el pavi­ mento actual14. 2. Pilastra decorativa: dispuesta en los laterales del arco de triunfo existente ante al capilla central, al modo de las existentes en Santullano15. Sobre la iconografía poco se puede decir. Los motivos de animales afron­ tados en tomo a un eje o motivo central son de antiquísima tradición mesopo- támica, transmitida por el helenismo y su heredero el mundo siriobizantino al orbe mediterráneo. Los zoomorfos, sobre todo las garras de la figura de la iz­ quierda, tienen su paralelo en dos capiteles custodiados en el Museo Arqueológico de Asturias, procedentes de Villabona (Llanera)16. Las estrías y acanaladuras son, como ya quedó apuntado idénticas a las de las abundantes dovelas conservadas en el Museo Arqueológico de Asturias17, o las existentes in situ en las arquerías del edificio de Santa María de Naranco.

12 Agradezco a José Luis Seoane, delineante del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo su ayuda en el estudio de esta pieza. 13 G a rc ía d e C astro Valdés, C. ob. cit., pp. 224-225. 14 Sobre las jambas interiores en el pórtico occidental de San Miguel de Lillo: Noack-Haley, S. y A . A r b e i t e r Asturische Königsbauten des 9. Jahrhunderts, 2 vols. Mainz, Philipp von Zabem, 1994, pp. 91-92 (texto de Th. Hauschild). 15 G arcía de C astro Valdés, C. ob. cit., pp. 340-341. 16 E scortell Ponsoda, M. ob. cit., p. 25, láms. LXXVII-LXXX. G arcía de C astro Valdés, C. ob. cit., p. 281. 17 E scortell Ponsoda, M. ob. cit., pp. 26-27, láms. LXXXIX-XCII. S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 57

- 3 fragmentos de celosía, recogidos como lajas en la tumba 1. Por el gro­ sor parecen tratarse de piezas distintas, en diferente grado de conservación. Dos de ellas, las de menor tamaño, están talladas en arenisca deleznable, fá­ cilmente erosionable con el simple roce del tacto manual. La otra está tallada en la misma arenisca, si bien compacta, con un pulido superficial del que ca­ recen las otras dos. Para su descripción procedemos de menor a mayor: 1. Dimensiones máximas: 13,2 x 11,2 x 2 centímetros de grosor. Representa el cuerpo de un cuadrúpedo, al que le faltan la cabeza y extremi­ dades, habiendo conservado el cuello y el arranque de las patas. El animal, po­ siblemente un félido, mira hacia la derecha. Una banda oblicua descendente de derecha a izquierda atraviesa el tronco a la altura del vientre. Sobre el lomo se aprecian restos de lazos, de difícil reconstrucción en el estado en que se ha­ llan. El tronco del animal estuvo contorneado en el interior por una fina línea incisa de la que han quedado algunos restos en la superficie, especialmente perceptibles en el cuello y arranques de las extremidades traseras. El reverso está alisado y carece de decoración. 2. Dimensiones máximas: 18’5 x 14’1 x 2’5 centímetros de grosor en el extremo exterior, y 1’8 en el interior. Se trata del remate en esquina de una pieza cuadrangular. Incluye una cenefa de 4’4 centímetros de ancho formada por entrelazo de cuatro cabos en el tramo superior y de tres en el lateral. Ligado al remate superior se ha conservado un resto de talla en el que parece reconocerse un ala de ave con indicación de plumaje mediante bandas obli­ cuas paralelas, bajo las cuales aparece un vástago del que solo se ha conserva­ do el inicio. 3. Dimensiones máximas: 26’5 x 18’1 x 3’4 centímetros de grosor en el exterior y 2 en el interior (foto 1). Es la pieza, sin duda alguna, de mayor im­ portancia de la campaña, y de singular relieve dentro del repertorio altome- dieval hispánico. Comprende un fragmento de pieza rectangular, con borde la­ teral vertical e inferior horizontal decorado con una cenefa de 4 y 4’4 centí­ metros de ancho respectivamente, cenefa decorada con entrelazo de tres cabos en todo semejante al de la pieza 2. En el entronque, cuadrifolia con agujero central. Del ángulo inferior no se han conservado sino los arranques de dos vástagos divergentes. En ángulo superior está ocupado por una figura de cua­ drúpedo, del que falta la cabeza, que mira hacia la izquierda, y una de las pa­ tas delanteras. Una banda oblicua descendente de derecha a izquierda atravie­ sa el tronco desde el lomo al vientre, prolongándose sobre el lomo en un bucle y bajo el vientre en un vástago que remata en bucle sobre el nivel horizontal, uniéndose a la extremidad trasera. La cola describe una curva en dirección al lomo, y se entrecorta con un lazo curvo del que sólo se ha conservado el re­ mate inferior. Todo el contorno del probable felino, en todo idéntico y simé­ trico al descrito en la pieza 1, está recorrido en el interior por una fina línea in­ 58 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS cisa, que dibuja dos campos cerrados, uno a la altura de la paletilla de una pa­ ta delantera y otro sobre el muslo de una pata trasera. Ambos campos, el pri­ mero de contorno ovalado, el segundo triangular curvo, son frecuentes en los diseños zoomorfos de la miniatura altomedieval europea18. Para el caso astu­ riano contamos con un relieve custodiado en el Museo Arqueológico de Asturias, decorado con un león pasante a la derecha, de procedencia local, que presenta el contorno interior rebajado, y un círculo sobre el muslo de la pata trasera, relieve al que Gómez Moreno asignó cronología y estilo mozárabes19. Ahora bien, la pieza, sin lugar a dudas, más parecida a ésta dentro del corpus altomedieval hispánico es un tablero de cancel calado procedente de la basíli­ ca de La Alcudia de Elche (Alicante) datado en el siglo VII, donde el cuadrú­ pedo representado posee el contorno interior inciso20. Cabe preguntarse por la función y ubicación de la pieza. Su delgadez y delicadeza de talla impiden pensar que se trate de una celosía de ventana, ex­ puesta a la intemperie. Ha de buscársele localización interior. Sus dimensio­ nes máximas, hipotéticas, pudieron alcanzar 55 centímetros de longitud por otros 55 de anchura, (calculando 20 x 20 centímetros para el cuadro conserva­ do, 5 centímetros para las cenefas centrales y laterales y contando con 4 espa­ cios decorados), lo que ofrece un formato semejante al de los tableros de can­ cel del Museo Arqueológico de Asturias (en tomo a 60 x 40)21, o a las celosías de Santa Cristina de Lena (40 x 34; 50 x 32’4; 50 x 48’6; 43 x 29; 39 x 32’5 46 x 48)22, cuyos grosores oscilan oscilan entre 2 y 5 centímetros. Es una pie­ za, por tanto, a la que se puede adscribir una ubicación en un espacio delimi­ tador. Dado su calado no parece verosímil, por la delicadeza, que se haya si­ tuado al alcance de posibles golpes o erosiones, por lo que rechazamos en principio que se trate de un tablero de cancel. A título exclusivamente hipoté­ tico cabría proponer la ubicación en un cancel elevado, semejante al arco triunfal existente en Santa Cristina de Lena, donde se da la circunstancia de la presencia de celosías en los paños o tímpanos de las arcadas. Con ello se abre la posibilidad de que la iglesia de San Miguel de Lillo haya dispuesto de una estructura similar, a la que cuadra bien el carácter suntuoso de la pieza, desti­

18 E scortell Ponsoda, M. ob. cit., p.32, lám. CXXVI. G arcía de C astro Valdés, C. ob. cit., pp. 334- 335. Sobre miniatura vid.: W i l l i a m s , J. Miniatura española en la Alta Edad Media. Madrid, Francisco Casariego, 1987, il. 9b; il. 18; il. 32. 19 Gómez M oreno, M. Iglesias mozárabes. Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1919 (2a ed.: Granada, Patronato de la Alhambra, 1975). 20 Ramos Folqués, A. “Un cancel visigodo en la Alcudia de Elche”. Pyrenae 8 (1972), pp. 167-171, láms. II, III, IV. 21 E scorte ll Ponsoda, M. ob. cit., p. 16, láms. XII-XVII; para la celosía de Lena conservada en el Museo Arqueológico de Asturias, id. ob. cit., p. 28, lám. XCIX. 22 Arias Páramo, L. “Trazados gemétricos previos en la decoración del prerrománico asturiano: las celo­ sías de la iglesia de Santa Cristina de Lena”. Archivo Español de Arqueología 63 (1990), pp. 221-214. S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 59 nada, sin duda alguna, a ocupar un lugar preferente dentro de la topografía in­ terior del edificio. - Describimos a continuación los fragmentos de imposta y frisos recogi­ dos en diversos rellenos de bóvedas y en la excavación. 1. Pieza de imposta en caliza blanca, recupareada en el relleno de la bóveda del pórtico lateral Norte, junto al muro Norte del pórtico central. El bloque ha sido seccionado, conservándose la parte derecha. Dimensiones: 33 x 15 x 20 centímetros de grueso. Como múltiples fragmentos depositados en el Museo Arqueológico de Asturias23, su diseño incluye talla central de bille- teado, enmarcado por dos sogueados. Bajo el sogueado inferior se aprecia una moldura de nacela. Esta moldura la asemeja a las impostas que se ha­ llan in situ en la cámara situada sobre la bóveda de la tribuna de San Miguel de Lillo. Por lo demás, su grosor es el habitual en estas piezas, entre 18 y 20 centímetros. 2. Pieza de imposta en caliza blanca, recogida en el corte 5, a una cota +0,20 en las inmediaciones del muro Norte del ábside (X= 17,20; Y=13,18). Sus dimensiones son 43’5 x 28’5 x 10 centímetros de grueso. El frente dibuja un doble sogueado. Hay paralelos claros en los frisos-imposta del edificio (impostas bajo la bóveda del pórtico, impostas de las bóvedas sobre las ca­ jas de escalera y habitaciones laterales de la tribuna) así como en el Museo Arqueológico de Asturias24. 3. Fragmento de imposta en dos pedazos y abandonado antes de finalizar su talla, recogido como cobertera de la tumba 4. Las dimensiones totales son 58 x 31 x 10 centímetros de grueso. El frente dibuja una banda central de billeatado enmarcada por sogueados. Semejante a la pieza 1, salvo en la ca­ rencia de moldura de nacela, y a diversos restos conservados en el Museo Arqueológico de Asturias25. Constituye una prueba más de la actividad del taller in situ. Estas impostas talladas en caliza blanca parecen haber forma­ do parte de las líneas originarias de cornisa. Apoyan esta hipótesis los si- guentes argumentos: * La presencia de grandes bloques del mismo material todavía con restos de talla, en las cornisas (rehechas, pero con probable uso de materiales ya presentes), del tramo de la nave lateral Norte que se ha conservado en pie, y del muro Norte de la nave central. * El hecho de que las imposta conservadas en el interior sean piezas con doble sogueado, talladas en arenisca o caliza. El billeteado aparece

23 E scortell Ponsoda, M. ob. cit. pp. 28-29, láms. C, CI. 24 Id. id. p. 29, lám. CV, en arenisca y de dimensiones algo superiores: 14 centímetros de grosor frente a los 10 de la pieza que estudiamos. 25 Vid. nota 12. 60 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS

cuando se trata de capiteles-imposta, tallados por tres frentes, como piezas aisladas. * El hecho de que estas piezas no ofrezcan un acabado perfecto, salvo en el frente destinado a se visto, conservando irregularidad en sus dimen­ siones Hay que buscar una explicación al hecho, poco lógico, de la utilización en el exterior de un material tan deleznable, empleando piedra más dura para las impostas interiores. Cabe sin embargo aducir que es más que probable que los paramentos exteriores, hoy visibles en su poco noble aparejo, hayan esta­ do enfoscados, enlucidos y pintados, lo que deshace cualquier objeción pues­ ta en nombre del interés por la conservación de los exteriores frente a la agre­ sión atmosférica. Quienes se ocupan de enfoscar y pintar paredes exteriores, poco parecen preocuparse por la calidad degradable de la piedra utilizada pa­ ra las cornisas. 4. Fragmento de imposta. Apareció en dos fragmentos en el corte 4. Coordenadas: 1) X=20; Y=15’33; Z=+0’07 2) X=20’10;Y=16; Z=+0’29 Dimensiones totales: 13’7 x 11 ’2 x 4’5 centímetros. Probablemente es parte de una pieza con sogueados y billeteado interior, semejante a la descrita con ocasión de la pieza número 1. 5. Fragmento de piedra caliza, con talla de sogueado, incompleta, en uno de los bordes exteriores. Apareció empotrada entre la masa del dovelaje de la bóveda absidal, faldón Sur (cordenadas: X=16’45; Y=7’90; Z=+5’22). Dimensiones: 19*7 x 14 x 4’5 centímetros de grosor. 6. Fragmento de piedra caliza procedente del faldón Norte del ábside (X=20’44; Y=12’30; Z=+4’98). Presenta talla incompleta de cuatro franjas sogueadas, cada una de 2’5 centímetros de grosor. Dimensiones: 14’5 x 12’5 x 5 centímetros de grosor. No conocemos piezas semejantes a ésta. Los sogueados pareados son frecuentes en la decoración escultórica astu­ riana, pero siempre como marco de un motivo intermedio o como banda exterior. La asociación de cuatro cordones yuxtapuestos es una novedad iconográfica, de importancia no despreciable, pese a la modestia de su apa­ rición en esta pieza. - Sillares y fragmentos de paramento: del numeroso material de derribo extraído se desecharon las lajas y mampuestos que no ofrecieran talla visible. Ser recogieron dos pequeños sillares de caliza blanca (13 centímetros de an­ cho x 8 de grosor; 16’5 centímetros de ancho x 8 de grosor), con pulido cui­ dadoso de los laterales y labra más descuidada sin pulido, en las superficies superor e inferior; el ya citado fragmento de contrafuerte recogido en el pavi­ mento del corte 1, donde figuraba reutilizado como parte del mismo, tallado S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 61 en caliza amarilla, con tres acanaladuras separadas por filetes; y el fragmento de sillar extraído en el corte 9, de caliza amarilla, bien tallado y alisado en las caras laterales, sin rematar en la inferior y superior, con huellas del puntero (altura: 12’5 centímetros). - Fragmento de fuste en granito, recogido en el corte 4 (X=19’15; Y=14’50; Z=+0’38), de 26 centímetros de diámetro y unas dimensiones 14 x 6 x 5’5 centímetros. Probablemente formó parte de la arquería ciega que or­ naba la capilla central del templo. En el Museo Arqueológico de Asturias se conservan cinco fustes, uno de ellos de granito, cuyos diámetros oscilan en torno a 0’25 metros, sin duda reaprovechados, que pudieron integrar parte de esta arquería26 Es extraña la presencia de granito en Lillo. Se ha documentado también en la zapata del primer contrafuerte desde el Oeste, de la fachada Sur. Se trata de un ejemplo más, de los muchos que se encuentran en la arquitectu­ ra altomedieval asturiana y española en general, de reutilización de expolios provenientes de edificios anteriores.

Restos de revestimientos murales decorados con pinturas. El conjunto más significativo por su número y calidad fue recogido en el corte 5, a una profundidad entre +0’20 y +0’00 metros aproximadamente. Descansaban los fragmentos en su mayor parte en posición invertida y sobre el coluvión geológico, lo que hace pensar que proceden de la pared del tramo conservado de la nave lateral Norte, habiéndose desprendido de ella a lo largo del proceso de ruina y erosión. La pequeñez de los fragmentos hace imposible reconstruir algún motivo iconográfico. Los colores dominantes son azul, rojo oscuro y ocre amarillen­ to, sobre el fondo blanquecino. La aplicación se realizó en una sola capa, de espesor muy variable (0’7- 5’00 centímetros) de cal mezclada con gravilla silícea de granulometría grue­ sa. Sobre esta preparación alisada se dispuso la capa de color. Es llamativa la falta de selección y criba de la arena, así como la ausencia de las tres capas de soporte que los teóricos de la pintura distinguen como usuales en la pintura romana. El taller de Lillo parece haber trabajado mucho más deprisa y sin grandes preocupaciones por la preparación previa de la pared. La variedad en el grosor parece deberse precisamente a la adecuación a estas rugosidades del soporte, lo que nos confirma en las tesis expuesta arriba, de la existencia de una sola capa. En Santullano, Berenguer27 distinguió dos capas, una de prepa­ ración, con grano grueso, y otra de aplicación, muy cribada, de unos 3 milí­

26 Escortell Ponsoda, M. ob. cit., p. 22-23, láms. LVI-LXII, en especial lám. LX. 27 S c h lu n k , H. y Berenguer, M. La pintura mural asturiana en los siglos IX y X. Oviedo, 1957 (2a ed. 1991), pp. 168-172. El capítulo referente a técnica es obra de M. Berenguer. 62 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS metros de espesor, así como la existencia de tazados previos grabados a buril. No se han documentado estos trazados en la pintura del interior de Lillo, y tampoco en estos fragmentos. Los colores, sin embargo, están en la tradición de los empleados en Santullano (blanco, ocre, rojo oscuro, negro y sus combi­ naciones). La pintura sobre una sola capa de revoco parietal, que en sólo en raras ocasiones se compone de estuco, ha sido documentada por Abad en diversos yacimientos de Hispania romana28. Lillo no es por lo tanto novedad. Sí se aparta, a lo que parece, de la manera de hacer en Asturias, pues tanto en Beloño (siglo III) como en Santullano (siglo IX) se diferenciaron dos capas, una previa de grano grueso, y otra bien cribada, de aplicación29. El revestimiento sin pintura, a base de un enfoscado de cal y gravilla silí­ cea o arena de grano grueso apareció recubriendo el arco diafragma conserva­ do de la nave lateral Sur. Este revestimiento tiene las mismas características que el soporte de las pinturas de que estamos tratando. Por el grado de conservación de los colores, la gradación es la siguiente: en primer lugar el ocre, seguido del rojo, y en último lugar, el azul, muy des­ vaído y difuminado, habiendo perdido los contornos. De todos los fragmentos recogidos (alrededor de 200, entre 1 y 14 centímetros de longitud), apenas tres o cuatro ofrecen motivos descriptibles. Sólo se diferencian límites entre campos, apreciándose la línea de contacto entre un color y otro. En un frag­ mento se vislumbra una forma puntiaguda en rojo, con dos líneas paralelas ocres, que salen de una mancha del mismo color. Para el resto de los fragmen­ tos no se puede definir motivo alguno. Las superficies pintadas dibujan man­ chas uniformes de color, con abundantes desconchados. Aparte de los fragmentos recogidos en el corte 5 aprarecieron igualmen­ te restos de revestimiento mural de idénticas características en el corte 8, a una cota ligeramente superior (+0’34) (coord. X=18-19; Y=15-18’50), y en el corte 4, es especial sobre la tumba número 2. Particularidad de éstos últimos es la presencia de colores rosa y anaranjado en dos fragmentos, lo que pecu- liariza la “paleta” de Lillo, enriqueciéndola. Estimo, sin embargo, que los fragmentos recogidos en los cortes 9 y 11, en la capa superficial, proceden de arrastre y remoción de terrenos. No son, en modo alguno, significativos ni por cantidad ni por calidad. Aparecieron mezclados con restos de revoco moder­ no, a base de mortero arenoso amarillento, lo que los invalida estratigráfica- mente. Queda, por tanto, el grupo procedente del corte 5, que considero recogido tras su deposición in situ. Proceden, como ya ha sido dicho, de la pared Este

28 A bad C a sal , L. La pintura romana en España, I, Alicante-Sevilla, 1982, pp. 279-285. 29 J ordá C erdá , F. ob. cit., p. 37. B erenguer , M. ob. cit. p. 168. S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 63 del tramo transversal de la nave lateral Norte. Dada la rugosidad del paramen­ to exterior se explican las diferencias del grosor de los distintos fragmentos. Quizás la condición exterior de este revestimiento haya condicionado su eje­ cución, menos cuidada que si se hubiese destinado al interior del templo.

3. Laja de pizarra decorada con incisiones (foto 2) Fue recogida en el corte 6, extremidad inferior de la tumba 1, donde ha­ cía función de laja lateral. Se trata de una laja de pizarra fragmentada, de la que se conserva la esquina superior izquierda. El borde lateral izquierdo ha si­ do tallado ex profeso, y se observan restos de la misma talla, vertical, en el borde superior. Los bordes inferior y lateral derecho están fracturados. Las di­ mensiones máximas son 21 ’5 centímetros de longitud, 19’6 centímetros de anchura y 2’2 centímetros de gorsor. El reverso está sin preparar. El interés ra­ dica en el anverso, que se halla recubierto en toda su superficie por estrías ver­ ticales talladas en la pizarra, con la particularidad de que los bordes laterales de cada estría están retocados,al menos en las de mayor anchura y profundad (máxima: 4 milímetros). En el borde inferior hay restos de dos taladros de 1’8 centímetros de diámetro, que indican la posiblidad de que la pieza haya esta­ do fijada con clavos a un panel. Ninguna de las estrías alcanza el borde superior y sólo una afecta al bor­ de lateral izquierdo. Todas, sin embargo, llegan al borde inferior y muchas es­ tán afectadas por la rotura del borde lateral derecho. Si bien todas las estrías de largo recorrido son verticales o con una ligera oblicuidad izquierda-dere- cha, se aprecian multitud de trazos cortos oblicuos, mayoritariamente de iz­ quierda a derecha, concentrados sobre todo en la esquina superior izquierda y en el cuadrante superior derecho. Hay que señalar también que la esquina su­ perior izquierda está desprovista de estrías, perfilando los remates de éstas un área curva de contacto entre al superficie afectada por las estrías y la libre de éstas. El proceso de talla parece haber comportado dos fases: a) esgrafiado con punzón; b) retoque con cincel muy fino, semejante a los utilizados, por ejem­ plo, para la talla de camafeos. En principio no tengo explicación sobre al presencia y significado de es­ ta pieza en San Miguel de Lillo. Se trata del único fragmento de pizarra pre­ sente en el yacimiento. En el momento de la inhumación fue utilizada como laja lateral, paralela al fragmento de celosía ya descrito. Cabe suponer por ello que ambas piezas estaban fuera de uso en el momento, formando parte del es­ combro disponible en las inmediaciones. Dada la ausencia de pizarra en el en­ torno local, no parece se haya tratado de una pieza de la fábrica del edificio 64 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS primitivo. El esfuerzo que implica el retoque de las estrías nos indica que for­ mó parte de un obejeto de alto valor añadido. No conozco paralelos ni en la cultura castreña del Occidente asturiano, donde la materia prima constructiva es la pizarra, ni entre el corpus de piza­ rras inscritas procedentes fundamentalmente de las provincias de Salamanca y Avila, estudiadas por Manuel Gómez Moreno y Manuel Cecilio Díaz y Díaz, y más recientemente por Isabel Velázquez Soriano30. El ejemplar proce­ dente de Carrio, Villayón, fechado en el siglo VIII, es un caso más de inscrip­ ción sobre pizarra, sin que tenga nada en común con este de Lillo, salvo la materia prima. Cabe citar el ara de altar de Santa María de Cartavio, losa de pizarra de 1 ’37 metros de longitud, con inscripción muy erosionada y prácti­ camente ilegible, o la inscripción de San Juan de Sangoñéu en Tineo31 como ejemplos de aprovechamiento en Asturias de la pizarra como material epigrá­ fico. Ninguno de estos tres casos asturianos tiene nada que ver con este ejem­ plar de Lillo, por lo que me reafirmo en la ausencia de explicación.

4. Cerámica Queda fuera de estudio la cerámica contemporánea y loza recogida en la capa superficial. Nos centraremos en los hallazgos que pueden, con mayor o menor precisión, ser atribuidos a época medieval. Dada la escasez de fragmentos de piezas reconocibles, y, con la intención de evitar generalizaciones que lleven a equívocos, prefiero describir las mor­ fologías más frecuentes (fig. 3): 1. Bordes: se han recuperado 4, todos ellos rectos o ligeramente exvasa- dos hacia el exterior, de remate redondeado. 2. Asas: de sección rectangular, con perfil cóncavo en algún caso. Una de ellas con incisiones oblicuas. 3. Decoraciones: - Peinados verticales: líneas incisas finas paralelas, con separación diver­ sa entre ellas. - Peinados horizontales: líneas incisas finas paralelas. - Retículas: cruce de peinados verticales y horizontales; alternancia de peinados verticales y horizontales, dispuestos ambos en bandas paralelas ho­ rizontales.

30 G óm ez M oreno , M. Documentación goda en pizarra. Madrid, Real Academia de la Historia, 1966. Díaz y Díaz, M.C. “Los documentos visigóticos sobre pizarra” Studi Medievali 7,1 (1966), pp. 75-107. Id. “Un document wisigothique sur ardoise”Studi Medievali 1 (1960), pp.52-71. V elázquez Soria n o , I. Las pizarras visigodas. Edición crítica y estudio. Antigüedad y Cristianismo VI. Murcia, Universidad de Murcia, 1989. 31 Sobre las inscripciones de Cartavio véase G arcía de C astro V ald és , C. ob. cit., pp. 63, 161, 167. Sobre la de Sangoñéu, ibidem, pp. 143-144. S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 65

- Meandros: líneas verticales con meandros horizontales, con vértices afrontados. La distancia ente éstos es de 2’5 centímetros aproximadamente. - Ondulaciones cóncavas de pequeño diámetro superpuestas a peinados verticales. - Estriado: estrías gruesas, verticales y horizontales, de 2 mm. de grosor. Han aprarecido en el relleno de la bóveda absidal, faldón Norte, junto a retí­ culas por superposición. 3. Bases: se han recogido dos bases de tiesto o maceta, con agujero cen­ tral, y 3 fragmentos muy desgastados, de fondo plano. Hay piezas hechas a mano, a torno lento y a torno rápido. Las pastas va­ rían mucho en su calidad: finas y decantadas, o con gruesa granulometría y desgrasantes. Las cocciones son oxidantes en su totalidad. Los grosores varían entre 0’6 y 0’8 centímetros mayoritariamente, con presencia significativa de pastas más finas, 0’4-0’5 centímetros. Se trata por norma general de producciones comunes, caseras, eminente­ mente funcionales, y con larga perduración. Son adscribibles al horizonte de cerámicas peinadas que caracteriza el medievo de la Cornisa Norte peninsu­ lar, horizonte definido en 1969 por García Guinea32 a partir de ejemplos cán­ tabros, y que ha ido encontrando confirmación geográfica en al investigación posterior33. Donde ya no existe uniformidad es en la atribución cronológica, pues parecen apreciarse desfases regionales, debidos tal vez tanto a diferen­ cias en el ritmo y calidad de la investigación como a la propia evolución his­ tórica de los territorios contemplados. Para el caso asturiano, la incertidumbre cronológica está agravada por el hecho de la falta de estratigrafías publicadas en yacimientos medievales. Los intentos sistematizadores, hasta el presente, se han limitado a elaborar descripciones decorativas y formales (tipologías) carentes de contexto estratigráfico, a partir de materiales producto de excava­ ciones clandestinas o poco sistemáticas. La situación es aún más confusa por la ya aludida permanencia de técnicas y formas en la alfarería popular de la que aún existen testimonio en funcionamiento con tipologías que despistan al investigador por su claro paralelismo, y en casos identidad, con los materiales medievales o procedentes de yacimientos conceptuados como tales. La cerámica recogida en San Miguel de Lillo aúna a estos inconvenientes generales la circunstancia de provenir de niveles de relleno y revuelto, con asociación a cascote y material moderno en algunos casos. Las piezas con la

32 G arc ía G u in ea , M.A. “Sobre las cerámicas altomedievales de la Meseta Norte y Cantabria” IX Congreso Nacional deArqueología, Zaragoza, 1966, pp.415-418. 33 Cf. como resumen y estado de la cuestión: G utiérrez G onzález , J.A. y B ohigas Ro ldán , R. (coord. y ed.) La cerámica medieval en el Norte y Noroeste de la Península Ibérica. Aproximación a su estudio. León, Universidad de León, 1989. 66 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS relación estratigráfica más fiable son las del relleno de la bóveda del ábside, que se pueden fechar como coetáneas a la reedificación del mismo, que, co­ mo ya fue publicado en diversas ocasiones, remonta a los últimos años del XI o primera década del XII. Su interés como jalón cronológico, en una época en la que las cronologías fluctúan notablemente, por la pervivencia de tipos y modos de hacer, habrá de ser valorado por la investigación interesada. Se tra­ ta de fragmentos con peinados verticales y en retícula34. La mayor densidad de hallazgos corresponde al corte 5 y al corte 4 e in­ mediaciones. Ambas zonas coinciden con terreno alterado y removido en su totalidad con motivo de la excavación de las tumbas 2, 3, 4 y 5, de la excava­ ción para los cimientos del ábside, y de remociones de los paquetes de derri­ bo. No hay discriminación ni técnica ni tipológico-decorativa entre cerámicas procedentes de sectores diferentes; la mayor coherencia corresponde al grupo proveniente del ábside: estrías profundas, pastas grisáceo-negruzcas, con gruesos desgrasantes, modelado a torno bajo con huellas de urdido. No obs­ tante, estrías gruesas han aparecido igualmente en el corte 5, asociadas a ejemplares lisos, en retícula, peinados horizontales y verticales, y pastas de diversa textura. Ejemplares con meandros amplios provienen exclusivamente del corte 4, en paquete de revuelto. Las pastas están más decantadas que en las cerámicas estriadas. Se conservan sin embargo las huellas de urdido. Dentro de la tumba 4 se recogieron tres esquirlas de latericio y un frag­ mento de asa de pasta decantada, engobe anaranjado y perfil cóncavo, pieza con paralelos recogidos en los cortes 6 y 7, en las inmediaciones de la tumba, por lo que se puede suponer formaron parte de la misma pieza. Dado que es­ tos fragmentos vecinos fueron recogidos sobre la tumba, cabe suponer que el fragmento aprarecido en el interior de la misma haya sido introducido en ella por filtración a tavés de las lajas coberteras. De los bordes se deduce un diá­ metro de boca en torno a 8-12 centímetros. Los fragmentos de panza hacen imaginar formas globuladas, ovoides, por utilizar una terminología que va ha­ ciéndose poco a poco usual entre los investigadores. El único fragmento recu­ perado de cierta entidad es un pedazo de botijo, moldeado a mano en pasta ro­ jiza con muy gruesos desgrasantes, de fondo plano de 10 centímetros de diá­ metro y un grosor de 0’7 centímetros. Tal pieza, por su tosquedad y escasa ca­ pacidad, carece de funcionalidad práctica. Habiéndose recogido cerca de la superficie, me inclino a pensar se trata de un producto moderno. Las dos basas recogidas, como ya se ha dicho, formaron parte de dos ties­ tos o macetas modernos, de fondo plano, con las estrías de giro en el torno

34 G arcía de C astro V aldés , C. ob. cit., p. 413. “Las bóvedas de la iglesia de San Miguel de Lillo (Oviedo)” Actas IV Congreso de Arqueología Medieval Española, III, Alicante, 1994, p. 716. S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 67 claramente observables. Aparte se han recogido dos fragmentos de base, en pasta anaranjada color ladrillo, y un fragmento de plato de fondo plano y labio horizontal con dos estrías paralelas. La búsqueda de paralelos no deja de ser, por todo lo apuntado, un ejer­ cicio de erudición relativamente estéril. Dado el carácter eminentemente local de las producciones no me detendré en los aspectos técnicos (cocción, pastas, moldeado) sino sólo en las decoraciones, por hallarme convencido de que la variación en la cocción y en las pastas no es signo útil de evolución cronoló­ gica, al tratarse de productos ligados a la tradición local y a la disponibilidad de materia prima in situ. Para los peinados horzontales: cerámica del jardín de Pachu (Catedral de Oviedo) excavado por Emilio Olávarri en 1971; muralla de Gijón; castillos de Tudela de Agüeria y Raíces; con fechas entre siglos IX y XII, por adscripción a la estratigrafía de la Catedral de Oviedo, inédita hasta la fecha. En general, los autores reconocen la ascendencia altomedieval de estos tipos35. Peinados verticales de estrías anchas: Veranes; castillos de Tudela y Raíces; Valdediós; Faro. Se les atribuyen cronologías plenomedievales, siglos XI y XIII36. Retículados: Castillos de Tudela y Raíces; Monasterio de San Pelayo; Valdediós; Muy difícil atribución cronológica, al tratarse los dos primeros pa­ ralelos de grupos sin procedencia estratigráfica. En Valdediós se atribuyen a los siglos XI-XII, “sin excluir la posibilidad de una cronología más antigua, es decir, altomedieval”37. Meandros: Castillo de Raíces, cuyo investigador, M. Encinas, las asigna a época altomedieval, con fuerte impronta romana (siglos VIII-X)38. Fuera de Asturias los peinados horizontales aparecen en Álava (Los Castros de Lastra y Santa Eufemia), Mendiaka (Vizcaya, siglos XII-XIII), Camesa y Camargo (Cantabria, siglos XIII-X), Herrera de Pisuerga (Palencia, siglos VIII-XII)39. Los peinados verticales apenas han sido reflejados en el ba­ lance de 1989 sobre cerámica medieval del Norte y Noroeste de la Península

35 F e rn á n d e z C o n d e,J. “Secuencias de producción de la cerámica en Asturias durante la Edad Media” en Gutiérrez González, J.A. y Bohigas Roldán, R. ob. cit. pp. 173-210, fig. II 1 y 2; fíg. V; fig. VII a, pp. 179, 190. 36 Id. ob. cit., fig. IV, 1; fig. VII b, 2; fig. X, 1; fig. XIII, 1; pp. 177, 181, 185, 189. 37 Id. ob. cit., fig. VI b, 1 y 2; fig. VIII, 3; fig. X, 2; pp. 180, 182-83, 186. 38 Id. ob. cit., fig. Via, p. 180. 39 Sáenz de U rturi Rodríguez, F. “La cerámica medieval no esmaltada en yacimientos alaveses” en: Gutiérrez González , J.A. y Bohigas Roldán, R. ob. cit., pp. 53-85, figs. VI, XIII, XVI, pp. 53-56 y 59- 60. G arcía Camino, I. “La cerámica medieval no esmaltada en la vertiente marítima del País Vasco: los terrritorios de Bizkaia y Guipuzkoa”, Ibidem , pp. 87-111, figs. V-VI, pp. 91-92; Bohigas Roldán, R. “Las cerámicas medievales no esmaltadas en las provincias de Cantabria, Palencia y Burgos”Ibidem , pp.l 13-153; fig. VI, 1, 9; fig. XVI, 4-6; pp. 117-118 y 122-124; fig. IV, p .l 14. 68 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS

Ibérica fuera de Asturias40. La retícula incisa es frecuente en León, donde ocu­ pa el 35% de las decoraciones, atribuyéndosele una cronología a partir del si­ glo XI, si bien puede tener origen anterior41. También en Zamora (Villafáfila y Castropepe a partir del XI y hasta el XIII, como dispersión del tipo leonés42. Meandros profundos al estilo de los de Lillo han aparecido en León (Puente Castro, “Castro de la Mota”, datados en el siglo XII)43. Faltan completamente en Lillo cerámicas pintadas, con digitaciones e im­ presiones, y bruñidas. La decoración es exclusivamente a base de incisiones, como corresponde en general a la Cornisa Cantábrica en su vertiente Norte44.

5. Morteros Se extrajeron muestras de morteros de los rellenos de las bóvedas del edi­ ficio y de los cortes donde su acumulación era especialmente significativa. a) Morteros-argamasas de la capa de relleno de las bóvedas de la parte original del edificio. Composición esencialmente a base de cal, con pequeños cantos y restos de cascote viejo. Restos del mismo se recogieron en el corte 7 a unas cotas +0’13/+0’14, y en el corte 4, en el gran paquete de relleno a base de cascote. Para su cronología es importante el dato siguiente: en el pórtico late­ ral Norte se recogió justo sobre el trasdós de la bóveda, en la esquina Sureste, a una cota -0’84 metros bajo el nivel de la cumbrera, es decir, al fondo del pa­ quete de relleno que se había dispuesto sobre la bóveda a fin de alcanzar la pendiente deseada para la cubierta. Dada la identidad entre los morteros que configuran estos rellenos de las bóvedas originarias, se puede asegurar que la operación de relleno, y por consigueinte de modificación de cornisas e insta­ lación de cubiertas fue coetánea pues el mortero recubre los sillares de las comisas, como ya quedó dicho en los capítulos correspondientes. b) Mortero producto de obras recientes. Composición esencialmente arenosa, color ocre. Se recogió en el ábside, bajo las tejas, en las cornisas Norte y Este, en el corte 4 (nivel superficial, cota +0’81), y en el pórtico lateral Norte, igualmente bajo teja nueva. Es la prueba de las intervenciones en época reciente en la cubierta del edificio, afectando esencialmente a los aleros y caballetes.

40 Ibidem, p. 308 “Peinados verticales, modalidad que parece más específicamente asturiana, aunque se pueda localizar en otras zonas próximas, como Cantabria y Norte de León, con cronologías del siglo XI al XIII”. 41 G utiérrez G onzález , J.A.; Benéitez G onzález , C. “La cerámica medieval en León”. En: G utiérrez G onzález , J.A. y B ohigas Roldán , R. ob. cit., pp. 228-229. 42 Larrén Izquierdo, H. “Notas sobre cerámica medieval de la provincia de Zamora” en: Gutiérrez González, J.A. y Bohigas Roldán, R. ob. cit., pp. 261-284, p. 270. 43 G utiérrez G onzález , J.A.; B enéitez G onzález , C. ob. cit. fig. VI, pp. 213-214. 44 Así parece desprenderse del balance final contenido en Gutiérrez, J.A. y Bohigas, R. ob. cit., p. 308. S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 69 c) Enfoscado recogido en el faldón Sur del ábside y en el arco de la nave late­ ral Sur. Se trata de un revoco esencialmente calizo, con granulometría poco decantada, cuidadosamente alisado en su cara externa, idéntico al que sir­ vió de base a la decoración pintada. Su espesor es bastante uniforme, en torno a los 2 centímetros. En algún fragmento se conserva en el reverso la huella de la superficie del ladrillo al que iba adherido. Como ya quedó ex­ presado al hablar de la excavación del ábside, el arco de la nave lateral Sur consrvaba in situ parte de este revestimiento, muy débilmente adherido, de tal forma que los fragmentos extraídos lo fueron a causa del desprendi­ miento natural al retirarse el material adosado a ellos. d) Hormigón procedente del encamisado de la bóveda de la nave central. Con motivo de la realización de las dos catas exploratorias se conservó uno de los fragmentos extraídos. e) Mortero situado sobre los sillares de la comisa Sur del faldón Sur de la bó­ veda de la nave central. Sobre él se dispuso el hormigón d). Se trata de mor­ tero arenoso, rosado, con granulometría diversa poco decantado y muy dé­ bil, reduciéndose a polvo por simple contacto. Es distinto del descrito en a). Por composición (a simple vista) parece relacionarse con las procedentes de obras recientes de retejo, b), si bien es de tonalidad más clara que éstos. 70 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS

Lam. 1 S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 71

Lam. 2 72 CÉSAR GARCÍA DE CASTRO VALDÉS

Lam. 3 S. MIGUEL DE LILLO. CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS 1991 73

Foto 1

Foto 2 EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE DE CIMADEVILLA (1992). CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LAS REDES DE SUMINISTRO DE AGUA POTABLE DE ÉPOCA MEDIEVAL Y MODERNA EN LA CIUDAD DE OVIEDO

SERGIO RÍOS GONZÁLEZ FRANCISCO JAVIER CHAO ARANA: Planimetría y dibujos

1. INTRODUCCIÓN En el verano de 1992, el ayuntamiento de Oviedo acometió la primera fase del Plan de renovación de colectores y pavimentos del casco antiguo de la ciu­ dad. Dado que estas obras afectaban a una zona de especial protección por su in­ terés histórico y patrimonial, su desarrollo fue acompañado del preceptivo segui­ miento arqueológico, financiado igualmente por el consistorio ovetense1. Entre las actividades llevadas a cabo durante estas labores de control se incluyó una excavación arqueológica de urgencia en la calle Cimadevilla, concretamente en la pequeña plaza existente en el entronque con las calles San Antonio y Rúa, realizada con objeto de documentar una antigua canaliza­ ción de agua potable descubierta al abrir una zanja. A medida que avanzaba este estudio, el número de estructuras exhumadas de interés se fue incremen­ tando, contabilizándose a su finalización tramos de seis encañados diferen­ tes, además de otros restos constructivos de difícil interpretación. De esta for­ ma se pudo obtener una valiosa información acerca de las técnicas y materia­ les utilizados en las conducciones de agua potable a finales de la Edad Media y a lo largo de gran parte de la Edad Moderna.

1 Además de los firmantes de este artículo, formaba parte del equipo a cargo del seguimiento arqueológi­ co Rogelio Estrada García; asimismo, colaboraron en los trabajos Francisco Borge Cordovilla y Enrique Burguet Fuentes. Expresamos a los tres nuestro agradecimiento. El informe del estudio se re­ coge en Ríos González, S.; Estrada García, R.: Seguimiento Arqueológico de las obras de renova­ ción de la red de saneamiento y pavimentos del Oviedo Antiguo, en las calles y plazas siguientes: Cimadevilla, San Antonio, Oscura, Mon, Máximo y Fromestano, Santa Ana, Canóniga, Peso, Huevos, Constitución y Trascorrales. 1992. Memoria mecanografiada depositada en el Servicio de Patrimonio de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias y en el Ayuntamiento de Oviedo. 76 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ

En este trabajo se pretende en primer lugar describir pormenorizadamen- te las estratigrafías y estructuras documentadas en la excavación. Seguidamente, se tratará de cotejar la información arqueológica con la recogi­ da en los fondos documentales, con el objeto de precisar al máximo la cro­ nología de los encañados descubiertos y desentrañar diversos aspectos con­ cernientes al funcionamiento de las redes de distribución de agua en el interior de la ciudad.

2. PLANTEAMIENTOS Y DESARROLLO DE LA EXCAVACIÓN En primer lugar se procedió a abrir una calicata de 3x4 m. (cuadro 1), con el eje mayor orientado en sentido NO-SE. Tras completar su excava­ ción, y a la vista de nuevas estructuras que iban apareciendo, el área objeto de estudio se amplió sucesivamente en tres ocasiones con el añadido de nue­ vos cuadros. El primero (cuadro 2), consistió en una franja de 1 m. de an­ chura y 3 m. de largo, anexa al lateral SE del cuadro anterior. El segundo (cuadro 3), de 1 m. de ancho y 5 m. de longitud, se situó al NE de los dos anteriores. Por último, se realizó una tercera ampliación (cuadro 4), asimis­ mo con 1 m. de ancho, que abarcó un total de 5 m. lineales adosados al NE y NO del cuadro 3. La superficie objeto de excavación estaba separada de la zanja que puso al descubierto los restos por medio del conducto que abastece de gas natural a la calle Cimadevilla y el testigo sedimentario subyacente. A la vista del nú­ mero y estado de conservación de las estructuras exhumadas, los técnicos del ayuntamiento y de la empresa constructora aceptaron la sugerencia de acor­ tar la trayectoria prevista para el colector, situando su inicio justo antes del área excavada. De esta forma, los restos de encañados localizados se pudieron conservar en el mismo estado en que fueron descubiertos. Con esta solución era preciso acondicionar al SO del testigo que separa­ ba la zanja de la superficie ya excavada un pozo con una arqueta de registro, por lo que se optó por aprovechar este emplazamiento para realizar un sondeo (cuadro 5) que completara la información obtenida en los otros cuadros.

3. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA DE LOS CUADROS 1, 2, 3 Y 4 El registro estratigráfico documentado en estos cuadros es el siguiente (fig. 2):

• NIVEL I: nivel superficial. - la. Asfalto. Dos capas que totalizaban unos 15 cm. de espesor, salvo en la zona de intersección de los cortes SO y NO, donde el grosor se reducía con­ siderablemente a causa de la presencia del conducto de gas. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 77

-Ib. Hormigón. Capa que oscilaba entre los 10 y 15 cm. de espesor. En la unión de los perfiles SO y NO, este nivel se alzaba hasta una cota ligera­ mente superior, debido al volumen ocupado por el relleno de hormigón y arena rojiza asociado a la conducción de gas natural.

• NIVEL II: estratos vinculados a actuaciones contemporáneas. - lia. Formado por una capa de hormigón y dos bolsadas de arena, de color rojizo, relacionadas con el conducto del gas. Aparece registrado en los cor­ tes NO y SO. - Ilb. Terroso-arcilloso, de color negruzco. Se interpretó como el resultado de una remoción de los niveles subyacentes, fundamentalmente del lid, causa­ da por la instalación de la red de distribución de gas natural. Aparece repre­ sentado en los mismos frentes que el subnivel anterior. - IIc. Nivel de arena gris que cubría una instalación eléctrica, consistente en un cable forrado con ladrillos macizos. Unicamente se pudo señalar en el perfil NO. - lid. Relleno de la zanja abierta para instalar tres cables eléctricos, ya inutili­ zados, que atravesaban el área excavada paralelos a los perfiles NE y SO. Sus características sedimentarias lo asemejaban al nivel111, difiriendo de es­ te estrato en una compactibilidad algo menor. - He. Relleno relacionado con una actuación contemporánea de naturaleza in­ determinada. Estaba formado por aportes provenientes de los niveles infe­ riores, junto con elementos coetáneos a dicha intervención: ladrillos, frag­ mentos de hormigón, grava, etc,... - Ilf. Relleno de una zanja abierta para instalar una instalación eléctrica, ya inutilizada. Salvo su menor compactibilidad, el resto de su características estratigráficas eran idénticas a las del nivel III. Representado en los perfiles SE, NE y NO.

• NIVEL III. Representado en todos los perfiles, este nivel destacaba por su masiva presencia en toda la zona. Su matriz, terrosa y de color marrón, iba perdiendo compactibilidad de techo a base. Estaba asociada a cantos roda­ dos, bolsadas arcillosas y arenosas, motas de mortero, piedras calizas y de arenisca, y abundantes fragmentos óseos. El lote de materiales recuperado se compone en su mayor parte por un nutrido y heterogéneo lote cerámico, formado mayoritariamente por producciones tradicionales de los alfares de Faro y Miranda y, en menor medida, por fragmentos de cronología medie­ val. Merece reseñarse asimismo la presencia de fragmentos de cristales fe- chables a finales del siglo XIX o principios del XX, y varias monedas, con cronologías comprendidas entre la segunda mitad del s. XV y finales del s. XVII. 7 8 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ

• NIVEL IV. Con esta numeración incluimos los estratos de relleno de las fosas de los encañados documentados en la excavación. - IVa. Negruzco, de matriz arcillosa. Presumiblemente, se trataba del resulta­ do de una alteración del nivel VI causada por la instalación del encañado n°l. Aparecía reflejado a ambos lados de esta traída, en el perfil SO. - IVb. Matriz terrosa, asociada a una cantidad significativa de piedras cal­ cáreas de tamaño medio (entre 15 y 20 cm.) y a abundantes fragmentos de huesos. La tonalidad predominante era la negra, aunque en zonas pun­ tuales ésta podía derivar hacia coloraciones rojizas a causa de la abun­ dante presencia de óxidos de hierro. Este estrato configuraba una bolsa­ da representada en la unión de los cortes SO y SE y, presumiblemente, su formación estuvo en relación con la instalación de la traída n°3. Los ma­ teriales recuperados corresponden fundamentalmente a fragmentos cerá­ micos de cronología medieval, aunque en el inventario figuran también piezas de cronología más moderna, especialmente producciones de los alfares tradicionales de Faro. - IVc. De características similares al anterior, este nivel se localizó en el es­ pacio comprendido entre la arqueta de la traída n°3 y la estructura indeter­ minada n°l, formada por un aparejo de manipostería y mortero calizo loca­ lizada bajo la unión de los perfiles NE y SE. - lVd. Situado entre las traídas n°3 y 4. Aparecía representado en el perfil SO. Su matriz era terrosa, muy suelta y de color marrón claro. Englobaba abun­ dantes restos óseos, piedras y escasos materiales cerámicos, muy fragmen­ tados. - IVe. Estrato que cubría y flanqueaba parcialmente la traída n°3. Estaba for­ mado por una acumulación de piedras, con numerosas oquedades entre ellas que habían sido colmatadas parcialmente por un sedimento terroso, de color negruzco. No se recuperó ningún material. Estaba representado en el corte NE.

• NIVEL V. Nivel de matriz terroso arenosa, muy fina, de color marrón claro, sin presencia de piedras. Estaba adosado a la traída n°5. Entre el sedimento fue recuperada una moneda de Fernando I de Nápoles (1458-1494).

• NIVEL VI. Arcilloso, medianamente compactado, con una coloración ne­ gra, reflejo de una abundante carga orgánica. Asociado a una abundantísima presencia de restos óseos. Entre los materiales cerámicos recuperados pre­ dominan claramente las producciones medievales, realizadas a torno lento y con decoraciones incisas, aunque se señalan asimismo varios hallazgos pro­ ducto de infiltraciones más modernas. De gran interés es el relativamente abundante inventario de monedas, con varias acuñaciones adscribibles al rei- EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 79

nado de Felipe IV y una concreción formada por la unión de cinco piezas de cronología medieval.

• NIVEL VII. Difería del anterior en su menor compactibilidad y en una pre­ sencia más significativa de piedras calizas. Al igual que en el Nivel VI, se pudo reseñar una abundante presencia de restos óseos. Los materiales recu­ perados son de inequívoca adscripción medieval.

• NIVEL VIII. Formaba la base estratigráfica que se pudo documentar en los cuadros 1, 2, 3 y 4. Se diferenciaba del anterior en una mayor presencia de piedras calizas, muy alteradas, y en su escasa compactibilidad, la cual per­ mitió la formación de oquedades de importancia. Este estrato apenas pudo ser excavado, ya que para su correcto estudio hubiese sido preciso desman­ telar las estructuras circundantes. Al igual que en los casos anteriores, se constató una abundante presencia de fragmentos óseos. Solamente se recu­ peró un fragmento cerámico, de cronología medieval.

4. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA DEL CUADRO 5 Aunque estaba adosado al perímetro SO de la superficie ocupada por los cuadros 1, 2, 3 y 4, este sector de la excavación estuvo desvinculado del res­ to del área excavada por medio del testigo estratigráfico rematado por la con­ ducción de gas natural. El reducido espacio abarcado por este sondeo y su incompleta conexión con el resto de la superficie excavada, junto con el alcance limitado de la ac­ tuación arqueológica llevada a cabo, son los factores que impidieron deter­ minar inequívocamente las correspondencias de los niveles aquí documen­ tados con la estratigrafía obtenida en los cuadros 1, 2, 3 y 4. En consecuencia, se ha optado por incluir los estratos del cuadro n°5 en una serie independien­ te, poniendo de manifiesto en cada caso las similitudes y conexiones con el re­ gistro recuperado en los cuatro primeros cuadros.

• NIVEL I. De características idénticas y con las mismas subdivisiones que el estrato superficial reseñado en los cuadros 1, 2, 3 y 4.

• NIVEL II. Arena roja y cemento. Relacionado con la conducción del gas. Correspondencia con el estrato lia de los cuadros 1, 2, 3 y 4.

• NIVEL III. color marrón, matriz terrosa y una potencia de unos 30 cm. Aparentemente, sus características son muy similares a las del nivel 111 de la an­ terior secuencia. Se diferenciaba de éste en una mayor abundancia de materia­ les contemporáneos, fundamentalmente escombros: mortero, ladrillos, etc,... 8 0 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ

• NIVEL IV. se encontraba separado de los estratos superiores por medio de las estructuras de dos encañados. Su matriz era terrosa, de color pardo. Su base buzaba de forma que el grosor del estrato aumentaba paulatinamente desde un mínimo de 10 cm. hasta un máximo en torno a los 40 cm. Su ma­ triz, de compactibilidad media, englobaba bolsadas de arena amarillenta y pellas arcillosas; asimismo, estaba asociada a numerosos fragmentos de hue­ so. Este estrato no presentaba similitud alguna con ninguno de los niveles re­ gistrados en los otros cuadros.

• NIVEL V. Se dividía en dos subniveles. - Va. Matriz terrosa, semicompacta, de color negruzco. Apoyaba sobre un tos­ co mampuesto de sillarejo y mortero, con numerosas oquedades parcial­ mente colmatadas por percolaciones de sedimento. Su potencia disminuía paulatinamente en sentido SO-NE. Las señales de antropización observa­ das consistieron en algún fragmento óseo, motas de carbón y, especialmen­ te, de mortero. - Vb. Se diferenciaba del anterior en su matriz, más arcillosa y menos com­ pactada, y por una mayor presencia de piedras. Formaba una bolsada que penetraba parcialmente en la obra de manipostería señalada en el apartado dedicado al subnivel anterior. La ausencia de materiales significativos en este último nivel hace difícil su identificación con alguno de los señalados en la secuencia de los cuatro primeros cuadros. Por la matriz y la coloración podría ponerse en relación con los estratos medievales localizados junto al corte NO (VI, VII y VIII), asimilación sobre la que abunda también su disposición en cotas similares, aunque en el cuadro n°5 se llegó a una mayor profundidad. Por otro lado, la obra de manipostería subyacente, tanto a Va como a Vb, estaba en relación con un encañado cuya instalación debió causar una remoción en el depósito preexistente, alteración de la que quizá estos subniveles fueran el testimo­ nio. Lo limitado del análisis realizado -dada la reducida superficie del cua­ dro y la profundidad a la que se realizó este estudio- impidieron verificar adecuadamente esta última hipótesis, aunque la consideramos como la más factible.

• NIVEL VI. Arcillas de color anaranjado. Correspondían al nivel de disolu­ ción del substrato litològico calcáreo que ocupa la zona.

Además de estos niveles, en los perfiles que se pudieron obtener de la ex­ cavación tenían una representación destacada distintos elementos pertene­ cientes a tres encañados que describiremos con detalle en el siguiente aparta­ do. Concretamente, en el perfil NE se pudieron visualizar parte de las seccio­ EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIM ADE VILLA (1992) 81 nes de estas tres traídas, mientras que en el NO se representaron el muro y el mampuesto que flanqueaba estos conductos.

5. CONDUCCIONES CONTEMPORÁNEAS LOCALIZADAS La excavación arqueológica puso al descubierto la conducción de gas na­ tural que da suministro a la calle, cuya instalación data de 19912. Como ya se ha señalado, la trayectoria de este conducto discurría sobre el testigo que se­ paraba el cuadro 5 de los restantes cuadros. Su presencia obligó asimismo a renunciar a la excavación de aproximadamente 1 '5 m2 del cuadro 1. Fueron localizadas también tres antiguas conducciones eléctricas, todas ellas inutilizadas. La primera estaba formada por dos cables paralelos, uno fo­ rrado por un tubo de hierro y el otro protegido por una alineación de cajas de cemento. Según los técnicos de hidroeléctrica a los que pudimos consultar, la cronología de estas conducciones se situaría aproximadamente en torno a la segunda década del siglo XX. La segunda conducción estaba formada por tres cables forrados con go­ ma. Por último, la tercera instalación, que cortaba la estratigrafía medieval en el lateral derecho del perfil NO, consistía en un cable recubierto por material plástico y tapado por una hilera de ladrillos macizos. La zanja abierta para instalar esta traída estaba rellena por arena de color gris (nivel lie).

6. LOS ENCAÑADOS El hecho más destacable de la excavación de Cimadevilla fue sin duda el hallazgo de una serie de encañados que permite ampliar el conocimiento de la red de distribución de agua de Oviedo durante las épocas Medieval y Moderna (fig. 1, láms 1 y 2). Para su descripción se ha procedido a numerarlos aten­ diendo a su cronología relativa (de menor a mayor antigüedad), obtenida me­ diante el análisis de las superposiciones evidenciadas durante la excavación. El encañado n°6 constituye una excepción a este criterio, debido a que las condiciones en las que fue reconocido impidieron el ponerlo en relación con el resto de los conductos.

6.1. Encañado n°l Estaba formada por un conducto principal que recorría la calle Cimadevilla hasta desembocar en una arqueta de la que arrancaban dos tubos

2 El seguimiento arqueológico que acompañó la instalación de este conducto fue realizado por Enrique Arnau Basteiro y María Noval Fonseca. Los resultados de esta actuación aparecen recogidos en: Informe del seguimiento arqueológico de las obras realizadas en las calles Cimadevilla, San Antonio y Canóniga de la Ciudad de Oviedo. 1992. Memoria inédita depositada en el Servicio de Patrimonio de la Consejería de Cultura. 8 2 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ secundarios, uno en dirección a la calle de la Rúa y el otro hacia la calle de San Antonio. El conducto principal presentaba un recorrido en clara trayectoria ascen­ dente y su factura era la más compleja de las tres. Consistía ésta en dos mu­ ros de de cuidada manipostería, con un alzado entre 30 y 40 cms, entre los que discurría un tubo cerámico, del que se pudo recuperar uno de los arcadu­ ces que lo formaban. Elaborado en los talleres mirandinos, medía éste 110x30 mm, estaba elaborado a torno rápido y cocido en atmósfera reductora. El espacio sobrante entre los muros iba relleno con una argamasa de cal y are­ na. El conjunto estaba cubierto por losas, de tamaño variable y un espesor mí­ nimo de 10 cms., que apoyaban sobre los dos muros laterales. La arqueta se levantaba sobre un amontonamiento de piedras y fragmen­ tos de tubo cubiertos por un mortero arenoso. Estaba elaborada en sillería are­ nisca magnificamente escuadrada (lám. 1). Su planta, cuadrangular, medía 39x41 cms. al interior y 63x65 cms. al exterior. De su alzado se conservaban parcialmente dos hiladas que sumaban un total de 55 cms. y que, probable­ mente y con la excepción de la cubierta desaparecida, debieron de configurar la altura total. La primera estaba formada por dos sillares labrados en ángulo que presentaban tres orificios, de unos 60 mm. de diámetro, destinados a per­ mitir la conexión de los tubos. De la segunda se conservaban dos piezas, del total de cuatro que en origen debieron de configurarla. Su anchura, en tomo a 17 cms., era ligeramente superior a la de la hilada inferior. Cabe señalar que durante la excavación del cuadro IB se recuperó una pieza labrada que quizá formara parte de esta línea de sillares. El interior de esta arqueta estaba colmatado hasta aproximadamente el borde inferior de los orificios por una mezcla de cantos de río y arenas finas. Tras llegar a la arqueta, el agua ascendía a través de dos conductos que se dirigían respectivamente hacia las calles de la Rúa y San Antonio. Del prime­ ro poseemos escasa información, dado su deficiente estado de conservación. Consistía en un tubo de cocción reductora, elaborado seguramente en los ta­ lleres mirandinos. Su diámetro era de 85 mm. y su grosor de 25 mm. Para su fijación se utilizaron piedras y fragmentos de ladrillo y teja, rodeándose este conjunto con una argamasa de cal y arena amarillenta. No pudimos verificar si dos gruesos sillares situados sobre la trayectoria del tubo correspondían a la cubierta. El conducto que se dirigía hacia la antigua Solazogüe se encontraba en mejor estado. Los arcaduces, de cocción oxidante -o quizá reductora incom­ pleta-, tenían un diámetro que sólo pudo estimarse de manera aproximada al no ser desmontados; aparentemente, sus medidas eran semejantes a las del tu­ bo principal de la calle Cimadevilla. Esta tubería, flanqueada por sendas hi­ ladas de lajas de piedra, iba sumida en una capa de arena amarilla muy fina. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 8 3

Por la parte superior, el tubo se cubría con tejas sujetas con un mortero de cal sobre las que a su vez iba una hilada de piedras apoyada sobre las losas late­ rales. En la calle de San Antonio se hallaron restos de un encañado, verosímil­ mente correspondientes a la misma conducción descrita, en los que se pudo corraborar la utilización del mismo sistema constructivo.

6.2. Encañado n°2 En el testigo estratigráfico que marcaba la separación de los cuadros 1 y 5 y, de forma más deficiente, en el cuadro 1 A, se conservaban los restos de un segundo encañado. Este conducto se situaba por debajo y a la derecha del tu­ bo principal del encañado n°l. Estaba elaborado con arcaduces cocidos en at­ mósfera oxidante, al menos en el proceso de poscocción. Su diámetro era de 85 mm. y el grosor de sus paredes de 15 mm. Antes de cubrirla con argamasa arenosa, la consistencia de la tubería fue reforzada con un forro de fragmentos de teja y tubo. Este conducto se encontraba entre los muretes que protegían el tubo prin­ cipal del encañado n°l. Las razones por las que hemos optado por desvincu­ larlo de esta canalización son las siguientes: • Aunque sus características eran muy similares, en el perfil NE del cua­ dro 5 quedó reflejada la divisoria entre las argamasas que forraban los dos tubos. • La arqueta de distribución del encañado n°l estaba situada sobre la tra­ yectoria que previsiblemente llevaba en origen el encañado n°2, por lo que su construcción significó la anulación de este conducto.

6.3. Encañado n°3 Esta conducción era la que presentaba el mejor estado de todas las locali­ zadas, dado que su conservación era aceptable a lo largo de toda la calle Cimadevilla. En el área objeto de excavación arqueológica penetraba desde el perfil SO, abandonándola por el NE, a la vez que cortaba parcialmente la tra­ yectoria del encañado n°4. Para la descripción subsiguiente se ha contado con los datos extraídos tanto de la excavación realizada como de la observación directa del trazado el encañado a lo largo de la calle Cimadevilla. En esta última zona, la conserva­ ción del conducto era más incompleta, dado que faltaban numerosas losas de la cubierta y su trayectoria estaba cortada en algunos puntos por la red de ser­ vicios contemporánea. Lo más característico de este encañado eran los grandes bloques de are­ nisca y caliza en los que iban insertos los tubos cerámicos. Estaban labrados 84 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ en forma de paralelepípedo rectangular y sus dimensiones eran variables. A lo largo de la calle Cimadevilla se registraron un máximo de 95 cms. y un mí­ nimo de 42 cms, oscilando los alzados entre los 47 y 26 cms. En el área obje­ to de excavación se registraron longitudes superiores a los 60 cms (ninguno de los bloques pudo descubrirse íntegramente), alzados comprendidos entre los 43 y 40 cms. y anchuras que oscilaban entre 34 y 42 cms. Estos bloques iban asentados sin ningún tipo de refuerzo lateral y, al me­ nos aparentemente, su instalación tampoco precisó de un acondicionamiento del terreno previo. Asimismo, tampoco existían engarces entre ellos, con lo que estas piezas estaban simplemente alineadas, quedando únicamente vincu­ ladas entre ellas mediante el tubo cerámico. Este conducto iba encajado en un canal con una sección en forma de “U”, tallado en la cara superior de los bloques. Su anchura, documentada en los dos bloques estudiados en el área excavada, se situaba en tomo a unos 18 cms. La profundidad de esta caja no pudo verificarse, pero presumiblemente no debía de ser muy superior al diámetro del tubo. Este se componía de arcaduces cuya fac­ tura evidenciaba una clara procedencia mirandina: abundante material micáceo en la pasta, cocción y postcocción en atmósfera reductora. Su diámetro oscilaba entre los 110 mm. y los 140 mm. Para asegurar su sujección, el espacio sobran­ te de la caja estaba relleno con un mortero o betún de color rosáceo de una du­ reza extraordinaria. La cubierta de esta traída estaba formada por grandes losas y bloques fijados con un mortero arenoso, igualmente muy resistente. Asociado a este encañado fue localizada una arqueta en el área excavada (lám 2). Sus paredes estaban formadas por una tosca obra de mampostería apoyada sobre la cubierta de la conducción. Su planta era cuadrangular, mi­ diendo 110x90 cms. al exterior y 47x47 cms. al interior. Su alzado era de 25 cms. y la cubierta corría a cargo de una losa de 60x55x12 cms. Al interior, su base, situada en una cota ligeramente superior a la de los tubos cerámicos, constaba de una pieza monolítica de arenisca muy bien labrada. En su centro presentaba un orificio de 15 cms. de diámetro obturado por un tapón, elabora­ do también en arenisca. Dado que no fue retirado este cierre, no podemos des­ cribir el sistema hidráulico al que daba acceso.

6.4. Encañado n°4 Los restos de esta traída se conservaban junto al flanco izquierdo de la conducción descrita en el apartado anterior. En este caso, el conducto cerámi­ co, formado por arcaduces de procedencia mirandina cuya sección se situaba en torno a los 150 mm., estaba flanqueado por sendos muretes de 25 cms. de alzado y 35 cms. de espesor, levantados con una obra de mampostería a base de pequeños bloques de piedra y trozos de tubo unidos con una argamasa de EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 85 cal y arena anaranjada. El tubo estaba rodeado por trozos de arcaduces, cu­ briéndose con una arena muy fina, también de color naranja. Remataba el conjunto una alineación de losas con un grosor superior a los doce centíme­ tros, de las cuales dos de las piezas estaban pisadas por una de las paredes que formaban la arqueta perteneciente al encañado n°3.

6.5. Encañado n°5 Este conjunto difería completamente de los demás, ya que estaba realiza­ do enteramente en piedra. De su trazado pudieron exhumarse durante la exca­ vación tres de los bloques que lo componían, uno de ellos parcialmente, ya que se sumía bajo el perfil NE. Se trata de tres paralelepípedos rectangulares, labrados sobre una piedra arenisca muy blanda. Sus dimensiones, bastante va­ riables, eran las siguientes: • 1. Largo (incompleto): 50 cms; ancho: 34 cms; alto: 22 cms. • 2. Largo: 61 cms.; ancho: 38 cms; alto: 30 cms. • 3. Largo: 75 cms; ancho: 38 cms, alto: 38 cms. Estos bloques estaban unidos mediante un machihembrado realizado en las caras menores. Las características del engarce se pudieron verificar a tra­ vés de la fractura producida en el segundo caño por la instalación del tendido eléctrico protegido por cajas de hormigón que describimos en el apartado 5 (lám. 3). Tanto el macho como la hembra presentaban un rebaje que evitaba que el primero se introdujera por completo en el segundo, de forma que los caños estaban separados por un engarce troncocónico, de unos 6 cms. de lon­ gitud y 20 cms. de diámetro. Las juntas de esta unión estaban selladas con una pasta blanquecina de la que no podemos precisar sus características, aunque probablemente contara entre sus componentes con una apreciable proporción de arcilla. El conducto horadado a través del eje de los caños era de sección circular, con un diámetro aproximado de 10 cms. Su inclinación evidenciaba con clari­ dad como el agua, en su discurrir en sentido SO-NE (de la calle Cimadevilla a la Rúa), seguía una trayectoria ascendente. El tramo conservado de esta traída estaba parcialmente sellado al SO por una obra de manipostería sobre la que abundaremos más adelante. Al NE se pudo apreciar como la trayectoria de esta conducción había sido cortada por la traída n°3.

6.6. Encañado 6 Su estudio sólo pudo efectuarse en la exigua superficie ocupada por el cuadro 5, por lo que no fue posible fijar arqueológicamente con suficiente pre­ cisión su cronología relativa con respecto al resto de las traídas localizadas. 86 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ

Solamente se pudo determinar de este modo la mayor antigüedad del encaña­ do n°6 respecto a los números 1 y 2, dado que éstos discurrían justamente por encima de aquél. Su componente principal era una hilera de caños de la que se documen­ taron tres ejemplares. Se trataba de piezas de caliza blanca unidas por medio de un engarce semicircular cuidadosamente labrado. En su cara superior iba encajada una ancha caja cuadrangular en la que se insertaban los restos, muy fragmentados, de los arcaduces que formaban el tubo. Su diámetro, similar al del encañado n°2, era aproximadamente de unos 85 mm. Los caños de piedra estaban flanqueados por una tosca obra de manipos­ tería con numerosas oquedades. Su cubierta consistía en una hilera de ladri­ llos unidos con argamasa sobre la que descansaba una segunda alineación de losas. El mortero empleado constaba de una elevada proporción de arena.

7. ESTRUCTURAS DE DIFÍCIL INTERPRETACIÓN Se recogen en este apartado los restos de estructuras deficientemente do­ cumentadas. Una mala conservación, la ausencia de relaciones estratigráficas, limitaciones al estudio impuestas por la presencia de los encañados o, final­ mente, una presencia marginal dentro del área afectada por la excavación, son los factores que justifican su incompleta interpretación.

7.1. Estructura indeterminada 1

En la proximidad de la unión de los perfiles SE y NE se localizaron los restos de un posible muro, realizado en una tosca obra de mampostería. Seguía éste una orientación E-O y medía poco más de 1 metro de longitud por 0'70 cms. de anchura media. El alzado exhumado apenas sobrepasaba la par­ te presumiblemente correspondiente a sus cimientos, aunque la presencia de los encañados 1 y 3 impidió la profundización hasta el nivel de su base. Estratigráficamente, esta estructura estaba en contacto con tres niveles di­ ferentes. Por el NE tenía adosado el estrato 111, el predominante en toda el área excavada. Hacia el S y el O por contra adosaba el estrato IVc, interpretado como una remoción de la secuencia altomedieval relacionable probablemente con la instalación del encañado 3. El sellado de la estructura correspondía al nivel 111 en su tercio más occidental, estando cubierta la superficie restante por una vieja traída eléctrica y la zanja a ella asociada (N.llf).

7.2. Estructura indeterminada 2 Este resto constructivo se conservaba en el tercio NO de la superficie de los cuadros 1 -4, en un espacio comprendido entre los perfiles NO y SO, el en­ EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 87 cañado n°5 y el conducto principal y la arqueta del encañado n°l. Su contex- tualización arqueológica permite fijar con bastante precisión su cronología re­ lativa. Por contra, su arrasamiento imposibilita una interpretación funcional. Se trataba de una obra de manipostería, formada predominantemente por un mortero calizo de gran dureza asociado a piedras de pequeño tamaño. La superficie ocupada, de contornos indefinidos, era relativamente importante. La potencia documentada superó los 30 cms., no habiéndose localizado la ba­ se de los cimientos. Esta obra se encontraba en claro contacto con los niveles VI, VII y VIII, de cronología medieval. En ningún momento se pudo verificar que estos es­ tratos sellaran los restos constructivos, por lo que cabría considerar que la cro­ nología de aquellos es anterior. De hecho, gran parte de la estructura se situa­ ba a la misma cota que la reflejada por los niveles VII y VIII en el perfil NO. Igualmente, esta estructura estaba en conexión con el encañado n°5, ya que cubría en parte a esta conducción. El encuadre cronológico de esta obra se completa con la relación con el encañado n°l, el más moderno de los localizados. El firme que servía de so­ porte a la arqueta de esta traída rompía esta obra de manipostería. Como se ha señalado, esta cimentación estaba compuesta por un nivel de cantos y frag­ mentos de tubo cubierto por una capa de mortero con una abundante cantidad de arena amarillenta.

8. INTERPRETACIÓN ESTRATIGRÁFICA La característica más destacada del depósito estratigráfico documentado en la calle Cimadevilla era el predominio de los niveles de revuelto. Prescindiendo de los estratos I y II, cuyo interés arqueológico era irrelevante, la secuencia se iniciaba con el estrato III, el de mayor importancia cuantitati­ va de toda la excavación. Se trataba de un depósito resultado de diversas re­ mociones, en el que la presencia abundante material de escombro: restos de mortero, arena, fragmentos de tejas, arcaduces, bloques de piedra de diversos tamaños, etc.., denotaba un carácter predominante de estrato de relleno. Entre los materiales recuperados se pudo advertir un cierto predominio de los fe­ chados en los siglos XVII y principios del XVIII. Aparecían también restos medievales, del siglo XVI y de época contemporánea. Los niveles precedidos por el número IV correspondían en cambio a re­ mociones que se pueden poner en relación con los distintos encañados locali­ zados (salvo el estrato IVc, cuya formación podría vincularse a la construc­ ción del encañado n°3 o -menos probablemente- de la estructura indetermina­ da n°l). La información aportada fue poco relevante, al recuperarse lotes de materiales escasos y poco representativos. A un predominio de piezas medie­ 88 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ vales, procedentes de la alteración del depósito subyacente, se sumó un esca­ so número de fragmentos cerámicos de Epoca Moderna. El nivel V era el único estrato vinculado a una estructura (encañado n°5) cuya formación no era el resultado de una alteración de depósitos preexis­ tentes. Entre las arenas que lo componían se pudo recoger una moneda de Fernando I de Nápoles (1458-1494). Como se expondrá más adelante, la cro­ nología marcada por este hallazgo numismático es coincidente en gran medi­ da con los datos suministrados por las fuentes documentales. Los estratos VI, VII y VIII, la base de la secuencia de los cuadros 1 al 4, co­ rresponderían a una fase sedimentaria caracterizada por una abundantísima car­ ga orgánica, manifestada especialmente por un elevado número de restos óseos, entre los que parecen predominar los correspondientes a jabalí y cerdo. El lote cerámico asociado, escaso y muy fragmentado, es de clara filiación medieval. La misma cronología posee el lote de cinco monedas de vellón, concrecionadas debido a su fuerte alteración. Esta unión invita a pensar que estas piezas fueron incorporadas juntas al depósito dentro de algún envase formado por un material perecedero3 (¿una bolsa de tela o, más probablemente, de cuero?). La abundante carga orgánica del sedimento, los numerosos restos óseos recuperados y la inequivóca cronología medieval de la mayoría de los mate­ riales nos lleva a relacionar a los estratos VI, VII y VIII con el mercado de la carne que ocupó la plazuela de Cimadevilla hasta 1498, momento en el que la construcción de una fuente en este emplazamiento motivó su trasladado a la plaza de Trascorrales4. La presencia de algunas piezas de cronología más tar­

3 Dado su pésimo estado de conservación, no se pudo incluir una clasificación precisa de estas piezas en la memoria del seguimiento arqueológico, limitándonos a sugerir en aquella ocasión la posibilidad de un origen catalán para las mismas, a la vez que hacíamos constar la existencia de cierto paralelismo con emisiones condales de Ramón Berenguer IV (1131-1162) (RíosG onzález , S.; E strada G arc ía , R.: Ob. cit., p.83). En la actualidad, estamos en condiciones de afirmar que se trata de acuñaciones del Señorío de Montpeller, concretamente dineres u óbolos, que fueron emitidos durante el dominio de Pere 1 (1204-1213), Jaume I (1213-1276) y los primeros tiempos de la casa real mallorquína (1276-1349). Al respecto, vid. las siguientes obras de M. C rusafonty S a b a te r: Numismática de la corona catalano- aragonesa. Medieval (785-1516), Madrid, 1982, p.204 y 205, n°l 16 y n°l 17. Acuñaciones de la corona catalano-aragonesa y de los reinos de Aragón y Navarra. Medioevo y tránsito a la Edad Moderna, Madrid, 1992, n°163 y n°164. Esta clasificación ha sido realizada por Enrique Burguet Fuentes, a quien, una vez más, expresamos nuestro agradecimiento. 4 Este traslado tuvo su origen en el derribo de una casa del noble local Esteban de Argüelles. El regi­ miento de la ciudad decidió unir el solar del edificio al del viejo mercado para habilitar un nuevo espa­ cio público, formado por una plaza con espacio central y edificios porticados abiertos a ella que acogí­ an tiendas en los bajos y viviendas en los pisos. Respecto al mercado y la plaza de Cimadevilla vid. C uartas R ivero , M .: Oviedo y el Principado de Asturias a fines de la Edad Media. Oviedo, I.D.E.A., 1983, pp.288, 291; G arcía C uetos , M a.P. Arquitectura en Asturias, 1500-1580. La dinastía de los Cerecedo. Oviedo, R.I.D.E.A., 1996, pp. 101-102.; G arcía C uetos , Ma.P. “Casas y palacios. El tejido urbano del Oviedo del siglo XVI. Ordenanza para edificar, tipologías, técnicas constructivas y organi­ zación del trabajo de canteros y carpinteros”,Urbanism in Medieval Europe. Papers ofthe "Medieval Europe Brugge 1991”, Zellik, 1997, vol 1, pp. 227-236. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 89 día, como algunos resellos de Felipe IV, creemos que es factible interpretarlas como infiltraciones atribuibles a las numerosas remociones que afectaron la zona. De hecho estos materiales sólo se reseñan en el nivel VI, por contra, los estratos Vil y Vlll, de características muy similares, se ven libres de ellos. Igualmente, estos estratos testimonian de manera elocuente las condicio­ nes insalubres que debían caracterizar estos mercados, en donde los desper­ dicios eran vertidos a un suelo carente de pavimento alguno5.

2.2. Los encañados 2.2.1. Encañado n°5

Esta conducción, radicalmente diferente al resto de las localizadas, fue la única sobre la que la estratigrafía suministró una información precisa. Como se ha señalado anteriormente, en un estrato relacionable con su construcción (nivel V) fue recuperada una moneda de Fernando I de Nápoles (1458-1494). La cronología suministrada por este hallazgo nos remite a una época en la que la red de suministro del llamado viaje de la Granda del Anillo fue objeto de amplias obras de reparación. El origen de la traída de la Granda del Anillo se atribuye tradicionalmen­ te a Alfonso 11 a causa de una mención a un acueducto recogida en la dona­ ción, fechada en el año 812, que este monarca realizó en favor de la Catedral de San Salvador6. En las ordenanzas de la ciudad de 1274 se vuelve a aludir escuetamente a esta conducción7, no existiendo constancia de una referencia lo suficientemente expresiva a la misma hasta mediados del s. XIV. Ésta apa­ rece en un documento de la catedral de Oviedo, fechado en 1354, por el cual el Cabildo de San Salvador acuerda otorgar la llamada rabión del agua a Martín González y a Pedro Martínez8, quienes a cambio se comprometían a

5 Cuartas Rivero considera que las calles de la ciudad se empedraron por primera vez “después de 1506”, vid. Ob. cit., p.293. J.J. Arguello por contra sostiene en cambio la existencia de empedrados en las ca­ lles de Oviedo en los siglos XII y XIII, basándose para ello en una referencia a una pedrera so la cerca de Santo Esidro, fechada en 1268 y otra referencia más tardía de una pedrera que ue pora la Vinna, vid. “El abastecimiento de agua en la villa de Uviéu durante la Edad Media”, Memorana, n°l (enero-junio 1997) p.38. A la vista de los datos arqueológicos parece que la calle de Cimadevilla careció de pavi­ mento al menos hasta bien entrado el siglo XIII. 6 Id est atrium quod in circuitu domus tue muro septum te auxiliante peregimus, siue omnia intrinsicus, cum aque ductu domos uel cunc ta hedificia que ibidem intruximos. García Larragueta, S.: Colección de documentos de la Catedral de Oviedo. Oviedo, I.D.E.A. 1962, p.6 7 Otrossi que nenguno (malato) non sea osado de abrir el canno por que uien la agua para Sansón, et pa­ ra el tuuo. Recogido en las Ordenazas que estableció el concejo de Oviedo para el régimen de sus mo­ radores (1274). Publicado por Miguel Vigil, C.: Colección Histórico Diplomática del Ayuntamiento de Oviedo. Oviedo, Imprenta de Pardo y Gusano, 1889, doc. XXXVII, p.68. 8 A.C.O. publicado por Cuesta Fernández, J.; Díaz Caneja, M.: “La venida de Alfonso XI a San Salvador”, B.I.D.E.A., XXXIII (1958), pp.57-60. Estos autores fechan este documento en la era de 1392 (1354); al repecto, J.J. Argüello afirma que en la actualidad la lectura de la fecha es borrosa. Vid. Ob. cit., p.44, not.30. 90 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ reparar y mantener en buen estado las conducciones que llevaban el agua a los caños del claustro de San Salvador y de Sansón. Según este documento, desde los manantiales hasta la Puerta Nueva de Cimadevilla los caños debían de ser de piedra, mientras que a partir de este punto la conducción debía de efectuarse:

continuadamente por caños de piedra e por caños de plomo puestos dientro a los dichos caños de piedra fasta los dichos caños de la claustra de S. Salvador e de Sansón e de Puerta Rodil, e cobrirlos de la manera sobredicha en guisa que no apaaezca caño alguno9. Respecto a la forma de cubrirlos, este mismo documento señala anterior­ mente: cobriéndolos de suso de bonas piedras, é ellos cubiertos betu­ nando los de cada una costanera de bon rreplo e ellos betuniados co­ brirlos de tierra e de arena é de cespede en tal manera que sean bien cobiertos e que no aparezca caño alguno 10 El plazo dado para realizar la obra fue fasta día de S. Juan Bautista que primo viene11, por lo que verosímilmente es a la nueva conducción a la que se hace referencia en una mención del año 135412. Desde esta fecha hasta finales del siglo XV nos encontramos con un va­ cío documental que impide conocer las intervenciones que sin duda se aco­ metieron en esta conducción, dadas las constantes actuaciones que precisaban estos encañados para garantizar su correcto funcionamiento. A lo largo de los últimos años del siglo XV y el primer tercio del siglo XVI la solución del problema del suministro de agua a la ciudad fue uno de los objetivos prioritarios del regimiento de la ciudad. En 1498 se tomó la de­ cisión de renovar completamente la traída, utilizándose caños de madera mientras las obras no estuvieran terminadas13. Esta medida debió de ser orde­ nada en diversas ocasiones entre 1502 y 1505, debido a que el agua no llega­ ba a la fuente de Cimadevilla14. A partir de 1506 la carencia de actas municipales impide conocer de que modo finalizaron las obras. Existe constancia de nuevas reparaciones en 1529, mientras que en 1536 se pidió licencia para echar por sisa 2000 ducados para arreglar problemas derivados del suministro de aguas15. Cuartas Rivero sugie­

9 Cuesta Fernández, J.; Díaz Calleja, M.: Ob. cit., p.59 10 Ibidem, pp.58-59 11 Ibidem, p.59 12 De esta fecha es la siguiente referencia: estando en Oviedo en £ima de Villa, cabo la Puerta Nona, cabo una losa que y ja z , cabo el cano perubien la agua a la Qibdat de Oviedo. Archivo del Monasterio de San Pelayo. Fondo San Vicente. Leg LXI n°l 823. Recogida por Jorge Argüello J.: Ob. cit., pp. 40 y 44. 13 Cuartas Rivero, M.: Ob. cit. pp.291-292. Jorge Argüello, J.: Op cit., pp.40-41. 14 Argüello, J.J: Ob. cit., pp. 40-4. 15 Cuartas Rivero, M.: Ob. cit., p.292. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 9 1 re que pudieron existir intereses que provocaron un alargamiento innecesario de las obras, ya que de las mismas se beneficiaron algunos de los notables de la ciudad16. La complejidad de este proceso de renovación de la vieja traída de la Granda y la ausencia de datos respecto al final de las obras impiden conocer documentalmente los detalles de la solución definitivamente adoptada en el encañado encargado de distribuir el agua por la ciudad. Al igual que en la ya aludida renovación del viaje de la Granda acometida en 1354, entre las condi­ ciones que la ciudad dictaminó en 1501 para renovar la conducción que lleva­ ba el agua a Cimadevilla se especificaba que entre la Puerta Nueva y el Claustro de San Salvador la conducción debía de estar formada por caños de plomo dentro de caños de piedra17. A tenor de estos datos, parece que la utili­ zación de tuberías de plomo fue la solución mayoritariamente adoptada para canalizar las aguas del acueducto de la Granda del Anillo por la calle Cimadevilla al menos durante siglo y medio. Sin embargo, los caños de piedra estudiados durante la excavación care­ cían de estos tubos en su interior. Esta circunstancia pudo tener su explicación en el hecho de que este requisito no se cumpliera finalmente, o bien en que el plomo fue reaprovechado una vez que esta conducción dejó de funcionar, hi­ pótesis esta última que consideramos como la más verosímil.

2.2.2. Encañados n°4. 3 y 1 Las menciones que permiten un mejor estudio de estos conductos se en­ cuentran en documentos del siglo XVIII. En esta centuria comienza a tratarse la problemática de las aguas de forma integral y planificada18, lo cual se tradu­ ce en expedientes suficientemente expresivos que permiten conocer con deta­ lle las actuaciones llevadas a efecto en los diferentes tramos en los que se di­ viden los recorridos de las conducciones. Esta circunstancia no significa que la cronología de estos encañados sea inequívocamente del siglo XVIII, ya que la técnica y materiales empleados en esta centuria no diferían sustancialmente de los utilizados en años anteriores. La dificultad de determinar una cronología exacta se incrementa por el hecho de que las reparaciones efectuadas para dar solución a las numerosas quiebras causadas en estas cañerías provocaron el que éstas fueran en muchos casos una suma de varias actuaciones. El documento que de forma más clara se puede poner en relación con las conducciones exhumadas en Cimadevilla aparece en un plan de renovación de

16 Ibidem, pp.292-293. 17 A r g ü e l l o ,J.J.: Ob. cit., p .40. 18 Abril San Juan, G.: Historia del agua de Oviedo. Oviedo, 1986 (ejemplar mecanografiado), p.50. 92 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ conducciones fechado en 174419. En lo referente a Cimadevilla, en este texto se recoge lo siguiente:

Que el tramo y trozo que da a Zima de Villa asta llegar a el arca de segundo repartimiento (el tramo descrito arranca desde la Plaza Mayor) se an de sacar todos los caños de piedra que uviere en el tra­ mo de la plaza, y estos se registrarán y los que estuvieren vuenos se volverán a asentar y hacer los que faltaren, de la mesma piedra. Y és­ tos de vuena cantería y vien varrenados, y que las juntas entren una en otra, tres dedos la que menos, y que vayan vien mazizos de vetún por dentro y por fuera. Y se les avrirán sus avujeros como a los codi­ llos, deforma que se alcance por dentro a envetunar las juntas y des­ pués taparlos con sus tacos de piedra. Y sólo se encañará de esta for­ ma desde el arca de la esquina de la plaza asta la salida del arco de Zima de Villa y por la parte que fueren estos caños se echará a el em­ pedrar la plaza una ylada de losas de dos pies de ancho y medio pie de grueso (...). Asta la arqueta junto a Zima de Villa, se encañará de caños de varro, del calivre de medio rial, y a de llevar sus codillos de diez a diez varas, procurando vaya bien nivelado y vien mazizo de cal y arena. Y si los paderones no pueden servir o no estuvieren con toda firmeza, se arán de nuevo y en la mesma forma que los demás trozos de cañería. Y se an de cuvrir con sus losas, desde un paderón a otro, en la forma que todo lo demás ya mencionado. Y la arqueta que está junto a Zima de villa se ha de quitar y echar otra calada y se an de av- rir sus dos tomaderos uno de dos porziones y otro de tres debajo, de una línea y que sean de buena repartizion y arte. Y dicha arqueta se cuvrira con su broche aduquinado y con su galapago emplomado .20 Más adelante se alude a los arcaduces, exigiéndose que sean de Avilés, de buena calidaz, de varro, y vien cozidos y el grueso correspondiente 21. En estas menciones aparecen recogidos cuatro de elementos que forman parte de los encañados 4, 3 y 1, aunque ninguno de estos conductos responde íntegramente a la descripción transcrita. Los “paderones ” son característicos de los encañados 1 y 4. Su estructura se describe de forma más elocuente en el siguiente párrafo, referido al tramo de conducto que discurría por la calle Magdalena: ...y sea de avrir su zanja de modo que descuvra todo el mazizo de los paderones viejos. Y éstos se reconocerán con todo cuidado si és­ tos están permanentes y seguros. Y en la parte, que no puedan servir, uno [...], se an de echar, dándoles un pie de mazizo y el alta que fue­ re nezesario respecto del ámbito y el calivre del caño, dejando lugar

19 Plan de Condiciones para reparar la cañería principal de la ciudad y demás ramales, y repartimiento de la cañería de Fitoria, tanto en lo que corresponde al casco de la ciudad como fuera de ella. A. A.O. Sala 1, An. 1, leg. 173, doc. 25. 20 Ibidem. Novena condición, fol 3v 21 Ibidem. Decimosegunda condición, fol 4v. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 93

para la teja y el forro de encima, y el vuelo de la losa. Procurando, vayan los caños vien forrados por debajo y por los lados, con vuena mezcla de cal y arena, y cuviertos con sus losas de un paderón a otro. Y estas an de cuvrir, a lo menos, media cuarta a medio pie22. Los denominados codillos jalonaban el trazado de los encañados general­ mente cada 10-12 varas, aunque en algunas ocasiones se requiere su instala­ ción cada 8 varas y en otras cada 15. Las descripciones de su estructura trans­ mitidas por la documentación coinciden en gran medida con el mecanismo al­ bergado por la arqueta del encañado n°3. El hecho de no haber localizado más de estos elementos, pese a haber podido seguir este conducto a lo largo de ca­ si toda la calle Cimadevilla, podría tener su explicación en el deficiente esta­ do en el que se encontraba su cubierta, desprovista en su mayor parte de las losas que la componían. Respecto a los codillos requeridos para el encañado que se dirigía a la Corrada del Obispo se dice que deberán ir asentados con todo cuidado y ta­ pados después con tacos de piedra ajustados y envetunados. Y después cu­ viertos con la tierra, dejarles por zima sus señales a el tiempo de empedrar, poniéndoles una Habana zima de cada uno2i. Respecto a la cubierta, al aludir a los situados en la Plaza Mayor, se especi­ fica que deberán tener una losa de dos pies en cuadro, y medio pie de grueso24. La función de los codillos creemos que era el permitir la limpieza de los arcaduces mediante el zarceo, técnica consistente en introducir ramajes en la conducción con el objeto de eliminar el sedimento acumulado en ella25. El origen mirandino de los arcaduces pertenecientes a los encañados que nos ocupan es indudable, habiéndose podido documentar dos facturas distin­ tas. La primera se caracterizaba por una cocción reductora, con el clásico ahu­ mado posterior a la cocción que confería a las piezas una tonalidad grisácea. Los tubos así manufacturados presentaban una morfología muy similar a la de un ejemplar recuperado por Hevia y Fernández Buelta del viaje de la Granda del Anillo26. La segunda presentaba una cochura reductora incompleta y una postcocción en atmósfera oxidante. Este tipo fue documentado en el ramal del encañado n°l que se dirigía hacia la calle San Antonio. Sus características

22 Ibidem. Sexta condición, 2v y 2r. Se recogen descripciones similares en varios documentos, especial­ mente expresiva es la referente al encañado que se dirigía a la Corrada del obispo. Recogida en el Expediente sobre los caños de la Corrada del Obispo y el Campo de San Francisco (1743-1744). A.A.O. Sala 1, An. 1, leg. 173, doc. 14. Segunda condición. 23 Ibidem. 24 A.A.O. Plan de Condiciones para reparar la cañería principal de la ciudad y demás ramales... (1744). Sala 1, an. 1, leg. 173, doc. 25. fol.2v y 2r. 25 Abril San Juan, G.:Ob. cit., p.54. 26 Fernández Buelta, J.;Hevia Granda, V.:Ruinas del Oviedo primitivo. Historia y secuencias de unas excavaciones. Oviedo, I.D.E.A., 1984 (reed), p. 63. 94 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ eran semejantes a las de las piezas recuperadas por J.M. Feito en los testares y hornos de Gervasio y Bocona, en el lugar de Bao27. En principio, la alusión a una arqueta de reparto en Cimadevilla, recogi­ da en el plan de 1744, nos remite al encañado n°l. Sin embargo, este mismo expediente desmiente esta identificación, al exigir que tanto el ramal que se dirigía a la Rúa (la Fortaleza) como el que lo hacía en dirección a San Antonio28 tuvieran idéntico calibre de medio real29. Como ya hemos señalado con anterioridad, las dos conducciones secundarias estudiadas durante la ex­ cavación tenían diferente diámetro. No hemos recabado mención documental alguna alusiva a una traída en la calle Cimadevilla que se pudiera poner en relación con los bloques de pie­ dra del encañado n°3. Esta conducción era, al menos aparentemente, la más sólida de todas las que pudieron ser descritas durante la excavación. A favor de una cronología moderna tenemos la evidencia arqueológica de una menor antigüedad que el encañado n°4, dado que la cubierta de este conducto estaba parcialmente sellada por una de las paredes de la arqueta que daba acceso al codillo del encañado n°3, tal como ya ha sido señalado. La presencia de este elemento abunda asimismo en favor de una datación moderna.

2.2.3. Encañados n°2 y 6 Se trata de los dos conductos sobre los cuales se obtuvo menor informa­ ción durante las excavaciones. Ambos tenían asimismo en común el constar de un tubo de tamaño netamente inferior al resto de los estudiados, con la ex­ cepción del ramal de la calle de la Rúa del encañado n°l, y el haber sido ma­ nufacturados en una atmósfera oxidante, al menos en el proceso de postcoc­ ción, lo que les confería una coloración exterior rojiza. Creemos que la menor sección de estas conducciones pudo estar en rela­ ción con la existencia simultánea de dos redes de distribución de agua potable en la ciudad, circunstancia que se puede inferir a través del manejo de la do­ cumentación depositada en el archivo del ayuntamiento ovetense. Son muchas las reseñas que hacen distinción entre el agua de la Granda y el agua de Fitoria. La primera alimentaba principalmente a La Capitana -la fuente situada junto a la Puerta Nueva-, al matadero, al convento de Sto. Domingo y al caño de Cimadevilla; habiendo estado también conectado a es­

27 Feito, J.M.: “Miranda de Avilés, el más antiguo alfar (documentalmente) de todo el Principado”, Nárria, n°39-40 (1985), pp.37 y 40; Cerámica tradicional asturiana. Madrid, 1985, pp. 145 y ss. 28 Concretamente este conducto se dirigía a detrás de San Tirso, donde existía otra arqueta desde la que un ramal se encaminaba a la plaza de la Catedral y el otro a la Corrada del Obispo. A.A.O. Plan de con­ diciones para reparar la cañería principal de la ciudad y demás ramales... (1744). Sala 1, an. 1, leg. 173, doc. 25., onceava condición, fols. 3r-4v. 29 Ibidem. Condiciones décima y décimo primera, fols. 3r y 4v. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 95 te servicio en determinados momentos históricos, entre otros, el caño de la Plaza Mayor. Limitándonos solamente a algunas de las menciones, la presen­ cia simultánea de dos redes de conducciones se puede entrever en el varias ve­ ces aludido Plan de reparaciones de la cañería de Fitoria de 1744. Pese a que en este expediente se repasa minuciosamente todo el recorrido de la cañería del viaje del Naranco, no se recoge mención alguna de las fuentes de La Capitana y Cimadevilla. Más elocuente es aún la siguiente observación, escrita en 1766 por el co­ misario de fuentes Felipe González Valdés: ...pues observando el encañado que va para el colegio de San Vicente, al pie de dicha fuente de Cimadevilla, se ve con experiencia que ésta casi siempre está sin agua y aquella en todos tiempos corrientes 30. Manuel Reguera González, arquitecto y fontanero de la ciudad, afirmaba ese mismo año que:

se hallaban corrientes todas las fuentes y para mayor abundan­ cia la más cercana, que se halla en la plaza de la iglesia catedral, es­ tando también corriente la del caño de la Rúa... que la de Cimadevilla no lleva agua los más de los veranos, especialmente en los de mucha seca..., lo que no debe causar novedad alguna pues que se sabe que... le llaman el Caño Seco...su manantial y origen se ha­ llaba estéril y diminuto y que apenas contribuye tan sólo para abas­ tecer la fuente que llaman de La Capitana, en el barrio de la Puerta Nueva... siendo escasísimo aporte la que de ella llega al convento de Santo Domingo... pues la del convento de San Vicente y del caño de la Noceda se abastecen del manantial de Fitoria, como se vio y reco­ noció en las arcas de su repartimento 31. Más tardío es un presupuesto de José Formells, el ingeniero que en 1803 presentó un proyecto de renovación de la cañería de Fitoria, en el que señala que los arreglos a realizar, que abarcaban una longitud total de 6175 varas, p o ­ drían excusarse unas quinientas que hay desde la fuente de La Capitana o Puerta Nueva, hasta Cimadevilla, introduciendo el acueducto de Fitoria con el de la Granda32. Retomando el dato referido al menor diámetro de los tubos de los enca­ ñados n°2 y n°6, cabría considerar si este hecho estaba en consonancia con el menor aforo del manantial de la Granda, al parecer veinte veces menor que el de Fitoria33. Que José Fornells plantease la posibilidad de encauzar los dos

30 A.A.O. Expediente sobre reparación y encañados (1755-1766). Sala 1, an. 1, leg. 171, doc. 22. Documento n°2 31 Ibidem. 32 Expediente de reparación del acueducto de Fitoria y recepción de las obras (1803-1808). Cuadernillo 1, fol 2. A.A.O. Sala 1, an. 1, leg. 171, doc. 1. 33 Abril San Juan,G.: Ob. cit., p.41. 96 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ

viajes ovetenses a través del conducto de La Granda no contradice rotunda­ mente esta hipótesis, ya que este mismo personaje manifiesta sus dudas al respecto al señalar que antes de llevar esta medida a la práctica precisaba examinar la resistencia de los caños, dado que no estaba práctico en los ba­ rros de este país34. Además, anteriormente, este mismo técnico había sugeri­ do que al final del viaje desde el Naranco, a la entrada de la ciudad, era pre­ ciso aliviar la presión de la conducción construyendo un aliviadero35. En cualquier caso, sabemos que el agua procedente del Naranco no llegó a in­ troducirse en el viaje de La Granda, ya que en 1806 Francisco de Pruneda reparó la cañería de Fitoria en el tramo comprendido entre la Puerta Nueva y la Plaza Mayor36. Dado su precario estado de conservación y la escasa información obtenida en la excavación arqueológica, la datación de los encañados 2 y 6 es difícil de precisar. Del número 2 sabemos que estaba fuera de uso cuando se instaló el nú­ mero 1, y que sus arcaduces estaban moldeados a tomo rápido y forrados con un mortero arenoso. Precisando aún más este encuadre cronológico, cabría adscribir este conducto a una fecha anterior a 1766, año en el que Felipe González Valdés sugiere que (“para preserbar de tan continuas quiebras el encañado de dicha fuente -Cimadevilla- tiene por preciso el fontanero que desde la arca de repar­ timiento que se halla en La Capitana asta la fuente de Cima de Villa fabricar es­ te encañado de plomo u otra materia sólida que pueda conservar y conducir sin disminución alguna..., que el encañado de varro no es suficiente para esto37)”. No sabemos si esta medida llegó a llevarse a efecto, pero en 1783 se apro­ bó la reforma del caño de Cimadevilla, decisión que en principio resultaría inexplicable si en aquel momento no estaba garantizada una mínima afluencia de caudal38. La conducción de la Granda debió de permanecer algunos años en buen estado, ya que según Fornells en 1803 sólo precisaba de una limpieza39. La escasez de datos obtenidos sobre el encañado n°6 impide fijar su cro­ nología con suficiente precisión. Dada la profundidad en la que fue localiza­ do, superior a la del resto de los encañados, cabría presuponer una antigüedad mayor que la de estas conducciones -con la excepción del encañado n°5, cu­ yas características técnicas y los datos arqueológicos obtenidos han permitido precisar su datación en torno al final del siglo XV y comienzos del XVI-. A modo de hipótesis, podría quizá relacionarse este conducto con el acondicio­

34 Expte. de reparación del acueducto de Fitoria y recepción de las obras (1803-1808). Cuadernillo 1, fol 2. A.A.O. Sala 1, an. 1, leg. 171, doc. 1. 35 Ibidem, fols 1 y 2. 36 Ibidem, fols. 98-113. 37 Expte. sobre reparación de caños y encañados, doc. 2. A. A.O. Sala 1, an. 1, leg. 173, doc. 22. 38 Libro de Órdenes. 21 de febrero de 1783. A.A.O. Recogido por Miguel Vigil, C.: Ob. cit. p.420, n°678. 39 Expte. de reparación del acueducto de Fitoria y recepción de las obras. Cuadernillo Io, fols. 1 y 2. A.A.O., sala 1, an. 1, leg. 173, doc. 1. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 97 nado con motivo de la reforma del viaje de la Granda promovida en 1612. De hecho, en el expediente de esta obra se alude a la utilización de arcaduces y arcas conservados en un edificio antiguo; igualmente, se hace también men­ ción a unos maestros de cantería40. Aunque no puede considerarse como un ar­ gumento irrefutable, la reseña tanto de arcaduces como de arcas podría poner­ nos en relación con este conducto localizado en Cimadevilla.

4. Conclusiones El viaje de La Granda subsistió hasta bien entrado el S. XIX. La puesta en funcionamiento del acueducto de los Pilares y la llegada a la ciudad del agua del monte Naranco a finales del siglo XVI no conllevaron la desapari­ ción de la vieja red de abastecimiento de la ciudad41. Esta presencia de una do­ ble red de distribución de agua potable pudo quizás tener su justificación en la debilidad de las conducciones. Las continuas quiebras que padecían los ca­ ños, motivadas por su limitada resistencia a la presión y por otros factores, originaban frecuentes interrupciones en el suministro. El hecho de contar con dos redes independientes permitiría a la ciudad defenderse mejor de los pro­ blemas de abastecimiento. La mayor calidad de las aguas de la Granda es otro factor que explica la perduración de la primigenia red de abastecimiento, ya que al parecer en épo­ ca de lluvias era frecuente que el caudal proveniente del Naranco llegase tur­ bio a la ciudad42. No parece que con la llegada de la época Moderna mejoraran sustancial­ mente los recursos técnicos disponibles para transportar el agua respecto a los ya utilizados durante el medioevo y de hecho en el S. XVI aún se utilizaban los caños de piedra y de madera. Aunque en la ciudad han sido localizados piezas de presumible cronología alto y pleno medieval43, parece que el uso de tubos de barro en la red de distribución urbana no se generalizó hasta la llega­ da a la ciudad del agua proveniente de los manantiales del monte Naranco.

40 Expediente sobre la traída a Oviedo de las aguas de la fuente de la Granda del Anillo (1612-1682). A.A.O. Sala 1, An. 1, leg. 173, doc. 6-1. 41 Recientemente ha sido publicado un estudio dedicado al acueducto de Fitoria en el que no se comparte esta opinión, afirmándose que el agua del Naranco abastecía los caños de las fuentes de la plaza de la Constitución, Cimadevilla, Plaza de la iglesia Mayor y Corrada del Obispo. Vid. F e r n á n d e z Á l v a r e z , J. M.: La fuente de Fitoria. El problema del abastecimiento de agua a la ciudad de Oviedo (1568- 1613). Oviedo, Universidad de Oviedo, 1997, vid. especialmente las pp. 58, 59 y 123. 42 De hecho, esta es la principal razón que justifica la Real Provisión de Felipe III, otorgada en 1612a ins­ tancias de la ciudad de Oviedo, por la que se autorizó a imponer sisa sobre determinadas mercancías con objeto de reparar la traída de la Granda. Expediente sobre la traída a Oviedo de las aguas de la fuente de la Granda del Anillo (1612-1682). A.A.O. Sala 1, an. 1, leg. 173, doc. 6-1. 43 Desgraciadamente la documentación del hallazgo de estas piezas careció de una adecuada contextuali- zación arqueológica, por lo que por el momento no es posible establecer con precisión su cronología. Al respecto, vid. Fernández Buelta, J.; Hevia Granda, V.: Ob. cit., pp.60-63. 98 SERGIO RÍOS GONZÁLEZ

Fig. 1. Planta de la excavación. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CALLE CIMADEVILLA (1992) 99

Fig. 2. Perfiles estratigráficos de los cuadros 1, 2, 3 y 4. LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO

JOVITA BOBES NAVES

Introducción Rosario Neira obtuvo el premio de poesía Adonais correspondiente al año 1996 y ha visto publicados sus poemas, como es habitual, en un pequeño libro de esta colección. El volumen consta de veinticuatro poemas breves, con el tí­ tulo No somos ángeles, justificado especialmente en las tres primeras compo­ siciones. En la primera, el título del libro aparece como un verso más, reitera­ do casi como estribillo de un poema que analiza el ser de los hombres, voso­ tros o nosotros cuando se incluye el poeta en la reflexión de lo que somos los hombres, frente a los ángeles, ellos, como los llama en la segunda composi­ ción. En la tercera los ángeles son protagonistas en un mundo de hombres que se quedan sin voz cuando aquellos se marchan. Es un hecho que preocupa a la poetisa y lo presenta hasta de forma dramática cuando interroga al vosotros, los otros, reducidos a transmitir palabras gastadas: “Me habéis dado palabras” (V). (Las citas textuales llevarán el n° romano del poema correspondiente a la obra de R. Neira Piñeiro No somos ángeles. Madrid, Rialp 1997). La forma adoptada por los poemas es el verso libre que fluye con gran suavidad ajustado al contenido. El ritmo lo consigue con procedimientos re­ currentes de estructura variada, con combinación de versos cortos o largos, en los que con frecuencia se pueden percibir intercalados versos tradicionales, como los endecasílabos:“donde la luna gira en torno al hielo”, “o se interna en los bosques nunca vistos” y otros versos de la métrica clásica que destacan en una estructura rítmica libre, muy eficaz en relación con el contenido. Los temas que trata están inspirados en su entorno y en los sentimientos del poeta: la ciudad, el campo o el mar que, con frecuencia, son el marco don­ de se reflexiona sobre el tiempo, lo que somos, o la inspiración del poeta y su afán por dominar las palabras como material poético, etc. En sus versos hay ecos de la mejor tradición poética española, desde po­ etas medievales o del Siglo de Oro, a poetas románticos intimistas: “y no es 102 JOVITA BOBES NAVES latido sino batir de alas”(XIV), un Bécquer que también se deja sentir, quizá a través de otros poetas del siglo XX, y que se manifiesta en nuestra poetisa cuando cita, como fuente de inspiración, un mundo de ficción habitado por se­ res alados, sobrenaturales, pero que están, en cierto modo, en nuestro mundo, en contacto con los humanos. En otros casos son poetas de nuestro siglo, es­ pecialmente V. Aleixandre, con una cita expresa que abre la última composi­ ción, pero del que hay huella en el resto de la obra. O Blas de Otero con su Angel fieramente humano, disociado ahora en dos seres diferentes y casi opuestos, o recordado en el uso de los adverbios en “-mente” para modalizar el mundo de los sentimientos. Incluso podríamos añadir ecos de un novelista, el Clarín de “La Regenta”, recordado al leer “Una pequeña ciudad de lluvia” (XVII), etc. Son indicio de una intertextualidad poética que desemboca en una nueva poesía, original y novedosa, reflejo del mundo actual, consecuencia del pasa­ do y orientado hacia un futuro que la poetisa sospecha desastroso en los poe­ mas ecológicos, donde la naturaleza deteriorada va perdiendo su recuerdo del contacto con los seres angélicos, y hace meditar en el fin, “en su carrera hacia la muerte”(XIII). La obra, como toda creación poética, es un signo literario, ambiguo y po­ livalente, de hecho, cada lector dará su interpretación apoyada en elementos y aspectos de los poemas que le llamen la atención y que pueden ser distintos para cada uno de los lectores, según su horizonte de expectativas. La autora, como es habitual, está presente en la obra, todo es indicio de su presencia. Lo expresado y su contexto se conforma en su palabra particular, hecha de ecos y recursos propios. Señalaré unas coordenadas de tiempo y espacio tal como se manifiestan en No somos ángeles, y elementos correspondientes a los distintos niveles presentes en toda obra literaria y que afectan a valores pragmáticos, sintácti­ cos o semánticos y que pueden orientar una primera lectura interpretativa. Todos esos fenómenos contribuyen, conjuntamente, a dar al mensaje las cua­ lidades correspondientes a la obra poética, y especificamente a la obra de Rosario Neira.

El tiempo Todorov afirma que pueden descubrirse indicios sobre el autor mediante dos recursos fundamentales: las inversiones temporales y las visiones particu­ lares. En la lírica es difícil encontrar inversiones temporales por su falta de na- rratividad. El tiempo habitual en este género es el presente, como comproba­ mos en No somos ángeles, sin embargo en la poesía de Rosario puede despla­ LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 103 zarse al pasado inmediato para recordar la fuente de inspiración: “Los ánge­ les/ se han venido a colgar hoy/ de los espejos del viento./ Nos miraban detrás/ de sus cielos de arena/ (...)Nos miraban y quizás no los vimos” (III). O se ha­ ce intemporal y continuo al usar el gerundio: “Deshojándose y despedazándo­ se está el mar”(XIII). La percepción del tiempo que fluye para las cosas y pa­ ra el hombre queda de manifiesto en estos versos, así como el dolorido sentir reiterado en: “Qué brevedad la de un mundo siempre a punto de/ -quebrarse-,/ donde apenas sí tenemos tiempo para tantear” (XXIV), brevedad manriqueña, unida a la sensación de deterioro del mundo actual precipitado en el tiempo que huye. A veces, el desplazamiento va hacia el futuro más inmediato: “En la mañana me levantaré” (XVI), que tiene sabor a pasado, por la reiteración que implica. La percepción temporal, asociada a la sensibilidad de la poetisa, identifi­ ca la hora nocturna como signo del fin de toda actividad, con una sensación de acabamiento, de angustia, de momento propicio para analizar lo realizado: “de lo que queda al fin,/ después de todo” (X). Y por el contrario, identifica el día, sobre todo la mañana, con el vivir, con una visión optimista: “Amable ma­ ñana,/ sonriente, nueva” (XV). El correr apresurado del tiempo se refleja de forma sintáctica en la acu­ mulación de verbos que implican dinamismo acelerado impidiendo la propia identificación, arrastrándonos inexorablemente a nuestro fin: “A veces corres y suplicas y lloras/ y tiendes manos/ y llamas” (VI). En otras ocasiones son los adverbios los que marcan el tiempo, y con fre­ cuencia encabezan las clausulas recurrentes de un poema mostrando una construcción que incide sobre la percepción temporal para destacar un mo­ mento preciso o las acciones realizadas en el instante señalado: “No los vi­ mos/ cuando corrían alados/ (...)/ No los vimos/ ni siquiera después de que se fueron” (III), los adverbios subrayados, o locuciones equivalentes, presentan una reiteración temporal que se agudiza en la parte final del poema: “Sólo después,/ cuando supimos/ que la voz se había ido,/(...)/ cuando buscamos las palabras/(...)/ sólo entonces, al final,I comprendimos,/ cuando ya no había voz con que decirlo”. Son frecuentes las precisiones por medio de adverbios referidos al espa­ cio, al tiempo o a la percepción de las acciones: “que de repente tiembla”, “donde la luna gira en torno al hielo”, “hay un triste amargor/ apenas percibi- do”(IV). Los adverbios pueden referirse a denominaciones temporales inme­ diatas, el hoy, o durativas: “Hoy el aire pasa cortando la piel”, “todavía duer­ men, insensibles al dolor”(VII); muy abundantes en: “Cómo es posible aho­ ra”, “ahora que la luz nos despierta”, “Me he levantado,/ todavía con el dolo­ roso rescoldo/ de los sueños” (XV). Reflejan la experiencia inmediata del yo poético, unido al ahora y al aquí contiguo al entorno del poeta, y cuando se 104 JOVITA BOBES NAVES desliza al pasado o al futuro, busca la experiencia de los que le precedieron o el deseo de llegar a nuevas experiencias, de adivinar lo que vendrá. Otros poemas utilizan la anáfora de locuciones adverbiales o frases ad­ verbiales que estructuran el poema en cláusulas múltiples con valor acumula­ tivo de ideas sobre los mismos pensamientos: “A veces corres para salir,/ (...)/ A veces corres y suplicas y lloras/ (...)/ A veces corres/ y no te reconoces” (VI); la misma reiteración se produce con la estructura “A la hora en que...” en el poema XIX. En otros la significación adverbial unida a la reiteración añade connotaciones al tema tratado, como al hablar sobre la fugacidad del tiempo y del vivir humano, puesto de manifiesto por las ideas expresadas pero también por el uso de “apenas” unido a la palabra tiempo para abrir numerosas clausu­ las que sugieren una sensación añadida de fugacidad: “qué brevedad la de un mundo siempre a punto de /-quebrarse-,/ donde apenas sí tenemos tiempo pa­ ra tantear, para/-nombrar-/ (...)/ apenas sí nos dejan tiempo (...)/ apenas tiem­ po para pronunciar una palabra” (XXIV). Las formas verbales aportan tam­ bién modulaciones temporales, que sitúan el poema en el presente, el pasado y con menos frecuencia en el futuro, y especialmente con el gerundio, adver­ bio verbal que aporta su valor durativo y continuo para matizar procesos vita­ les: “Deshojándose y despedazándose está el mar” (XIII); o en: “Mirlo pico­ teando entre la hierba/ picoteando y quebrando el agua gris del bosque” (XIV). Todo indica que el tiempo es tema recurrente que preocupa a la poeti­ sa, lo observa, lo analiza, lo matiza bajo percepciones de facetas diferentes.

El espacio

Los otros indicios de que habla Todorov para reconocer al autor en su obra, son las visiones particulares, y estas se ponen de manifiesto al captar una realidad inmediata que rodea a la poetisa, en la que se mueve o destaca como fondo de sus sentimientos y de sus vivencias personales, como la des­ cripción de la ciudad, que es nuestra ciudad, o la nostalgia de una naturaleza menos manipulada, o en proceso de deterioro, que hace más difícil la cone­ xión del mundo material con el ideal, el mundo de los hombres con el de los ángeles, o la dificultad del poeta para manejar “la palabra”, indispensable en su creación de un mundo poético reflejo del mundo habitado por los hombres, y que, una y otra vez, aparece en el texto como preocupación recurrente. La poetisa se da cuenta de que, como dice Alvar “la poesía es un mensaje que se transmite a través de la palabra. La palabra será, pues, lo que nos haga descu­ brir qué es la poesía, esa palpitación inasible, que huye, que se nos escapa, y que -sin embargo- se manifiesta con palabras” (Alvar, 1975: 11). La poetisa interroga al vosotros sobre la utilidad de las palabras que ya están gasta- das:“De qué me sirven/-decidme-/ si están mudas” (V). LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 105

Y volvemos a citar a Alvar: “El uso de la palabra la ha degradado pero el poeta se encarga de darle connotaciones nuevas. La palabra es el medio de la mitificación y el poeta, el creador de esos objetos materiales que sirven para transmitir el mito” (Alvar, 1975: 19). Así lo comprobamos en la obra de Rosario, que, con las palabras gastadas, crea una nueva poesía. Las palabras o los verbos que indican su uso, su emisión, son citadas a lo largo de todo el poemario en relación con los hombres, con los ángeles, con los animales o con las cosas, aunque para estos últimos casos utiliza términos pertinentes y variados. Todo habla al poeta con su propia voz y él se encarga de reflejar en el po­ ema el mundo que le rodea, por medio de las palabras que quisiera nuevas, po­ co usadas, para crear o transmitir su visión particular, subjetiva y única del es­ pacio vivido. “La lengua organiza nuestra visión del mundo y, a través de ella, nos comunicamos; la lengua es una sustancia para que la literatura se realice” (Alvar, 1975: 12). La alusión directa a la palabra aparece en: “nosotros que tratamos de abarcar el océano/ en una torpe palabra” (I); “cuando buscamos las palabras/ y no las encontramos” (III); “Me habéis dado palabras” (V); “en busca de pa­ labras” (XV), etc.. Se suceden los ejemplos donde el término es usado de for­ ma diversa que se llena, en cada caso, de contenido adaptado a la oportunidad. Las palabras, capaces de designar algo inmenso, presentan la dificultad de emplear la necesaria en cada caso, y el poeta se queja ante las palabras trans­ mitidas, pero gastadas “si están mudas” (V), o ante su valor inútil en la noche, “donde se insertan las últimas palabras” (X), con la explicación asociada al tiempo de uso, en el día las busca, en la noche se agotan. Salen al encuentro de forma violenta: “en las palabras que golpean” (XVIII). La admiración del poeta se transmite a las palabras y su capacidad descriptiva se hace inútil ante la propia naturaleza y reflejan la brevedad de la vida resumida en “apenas tiempo para pronunciar una palabra” (XXIV). Los versos aluden a la facultad humana de hablar, de nombrar, o a la po­ sibilidad de que las cosas nos digan con sus sonidos algo que podemos imter- pretar en el mismo sentido: “Pasan ajenos/ a los gritos de fealdad que cercan su camino”, y poco más abajo “como si no fuera el aire de ronca voz” (II). O se destaca el abandono de la voz de los humanos cuando los ángeles a los que no se ven y han actuado “siguiendo nuestra voz/ y nuestros labios” se han ido y “cuando supimos/ que la voz se había ido”, “comprendimos,/ cuando ya no había voz con que decirlo” (III). La voz o las palabras pueden ser sustituidas por gestos equivalentes que manifiestan sentidos: “y llamas/ no con la voz sino tan sólo con una espera/ o con la leve inclinación amable de los párpados” (VI); o enumeran acciones lingüísticas de las que parece interesar su contorno melódico “tu lengua la que 106 JOVITA BOBES NAVES susurra o interroga o afirma” y que a veces no reconocemos como propias “pero ya no conoces los pasos/ ni la voz/ de esa persona que dice ser tú misma”. La naturaleza puede expresar con acciones humanas un modo diferente de manifestarse: “y el agua ha dejado de cantar” (VII), y más abajo al hablar de la noche muestra su capacidad comunicativa “y sabe tocar el piano/ con de­ dos de azabache/ y hacer sonar la melodía que habla del parque...”. El término nombre es utilizado, con frecuencia, como sinónimo de palabra: “Me habéis dado palabras/ (...)/ “Me habéis dado los nombres” (V). La mañana aparece como interlocutor capaz de comunicar con el poeta encargado de interpretar lo que se le comunica: “he visto al despertar tu voz aérea, tu melodía...” (XV), y poco más abajo busca en la mañana lo que resulta importante para el poeta: “y he corrido a tus orillas,/ en busca de palabras”, en este ámbito señala ele­ mentos diversos: “y he visto campos,/ sonrisas, tardes,/ manos, voces, espi­ nas,/ gritos, zarzas” (XV), todos son equiparables para la comunicación entre la naturaleza y el poeta. Asumen voz los objetos cotidianos: “-aún se oirá el sosegado respirar de los muebles” (XVI), o la misma luz “y crujirá lenta la luz”, en acciones que se pueden enmarcar en las percepciones producidas por las palabras, aquellas que por antonomasia utilizan los poetas. En ocasiones se convierten en agresoras: “tal vez camina partiéndose los labios/ en las palabras que golpean” (XVII), y más abajo se manifiestan como gritos, en un oximorón radical: “El mar se ha roto en gritos/ de silencio y de algas” (XVIII), o insisten en contrastes: “sólo el silencio herido/ donde vue­ lan/ las aves de la espuma”. Otros elementos de la naturaleza afloran en ac­ ciones humanas: “A la hora en que se escucha/ rezar a las espigas/ con su su­ surro apenas musitado,/ A la hora en que cruje el olor a lavanda/ y las zarzas arañan el silencio/ con la dulzura de las espinas tibias”(XIX). La alusión, en otros momentos, es a través de la palabra voz o términos que nos permiten asociar la expresión con cualquier tipo de comunicación o su ausencia entre las cosas y el poeta: “Sólo después/ cuando supimos/ que la voz se había ido,/(...)/ cuando el mundo se había quedado mudo,/ cuando buscamos las pa­ labras/ y no las encontramos” (III). La palabra se hace expresión mental en el recuerdo, y se une a lo exterior: “Y la niñez resucitaba muda/ de las aguas/jun­ tándose a la voz unánime/ del bosque” (XX); elementos naturales o artificiales muestran su capacidad comunicativa: “tardes sin voz, dobladas”, “Avenidas sin nombre”, “y verjas como gritos” (XXI). Las palabras o cualquiera de las accio­ nes que se pueden realizar con ellas van unidas al espacio, a las cosas, a un mundo que habla al poeta y se unen al tiempo para expresar su brevedad y su fugacidad, como afirma el poema final: “apenas tiempo para pronunciar una palabra”, “para escribir una carta/ para suplicar un nombre” (XXIV). El poeta ofrece su visión del mundo mediante un lenguaje y unos proce­ dimientos líricos que deben interpretarse en un sistema semiótico especial, el LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 107 literario. El significado funcional del lenguaje se une a las connotaciones su­ geridas con intencionalidad poética, que pueden cambiar con el tiempo al cambiar los sistemas semióticos y sus intérpretes, la preocupación por mostrar un espacio ocupado por seres, objetos, elementos naturales que hablan a la poetisa se pone en evidencia por la reiteración del uso de voces que son prefe­ ridas por la autora y que están relacionadas con el modo de establecer la co­ municación entre el mundo y el poeta. “La lengua literaria es el camino para llegar a la esencia de las cosas a tra­ vés de la emoción y sugerencia del poema, inalcanzable en un tratamiento ló­ gico” (Bobes,1975: 57). Las palabras adquieren en el poema nueva significación, añadiendo a su valor denotativo, una dimensión contextual dependiente de los términos con los que se relacionan sintácticamente, y una connotación plena en el conjunto del poema, por ejemplo: “Mirlo picoteando entre la hierba” (XIV) sugiere una presencia natural del pájaro, pero se potencia en su valor simbólico al presen­ tarlo: “picoteando dentro de un corazón”, para unirlo en un conjunto de ele­ mentos de la naturaleza exterior con otros interiores al hombre que dan fuerza simbólica al conjunto: “Pequeños mirlos en el jardín/ en el patio frío del bos­ que/ en la antesala donde los sueños se cruzan” (XIV). Las palabras se encar­ gan de reflejar el mundo del poeta, se amoldan a su propia voz y se llenan de sentido especial, destacado en cada poema o con connotaciones más amplias en el total de la obra.

ASPECTOS PRAGMÁTICOS Los pronombres En el lenguaje poético, como en el de uso práctico, son pertinentes todos los niveles: fónico, léxico, sintáctico y semántico, que actúan, o pueden ac­ tuar, a la vez y de los que destacaremos, sin profundizar demasiado, sólo al­ gunos de los recursos empleados. La manifestación del poeta y su relación con los demás se evidencia con el uso de los pronombres, o con la forma que adopta el poema (diálogo, im­ precación, reflexión, etc.) al mostrar la conexión pragmática del yo poético con sus interlocutores. En la poesía lírica, se habla de un yo ficcional semejante al yo del narra­ dor en el relato, pero es en el género lírico donde quizá se manifiesta más di­ rectamente el yo que habla y que se identifica con el autor y el yo del autor es­ tá tras toda composición y manifiesta su relación con el entorno, con la cultu­ ra a la que pertenece y con el espacio y el tiempo en que le toca vivir. La lírica proporciona habitualmente una visión subjetiva, y el yo aparece textualmente para enfatizarla, aunque no ocurra en la poesía de Rosario don­ 108 JOVITA BOBES NAVES de se manifiesta implícito en las formas verbales: “voy a tender a secar el co­ razón./ Voy a dejar el corazón al frío” (XII). Contrasta, en este poema, con la tercera persona materializada en la niebla, a la que evoca en sus repercusio­ nes, o con el vosotros de las formas verbales del imperativo al dar normas que permitan al yo incluido en el nosotros beneficiarse de la niebla. El p. XX comienza también con la manifestación textual del yo: “He re­ gresado al parque/(...)/ y he descubierto”, para seguir con la exposición del mundo exterior, recién visto a través de los ojos del poeta identificado con la naturaleza. El yo puede estar implícito en la persona del discurso y se dirige a los otros: “No os obstinéis en buscar la redondez del aire” (I); o en: “Ellos son di­ chosos” (II), donde alguien habla para expresar las palabras que crean el poe­ ma. Otros poemas incorporan la primera persona en sus formas átonas: “Me habéis dado palabras” (V). En ocasiones creo ver el yo poético impersonalizado en el tú: “A veces corres y suplicas y lloras/ y tiendes manos/ y llamas” (VI); o poco más tarde: “A veces corres/ y no te reconoces/ pues son tus pies/ los que buscan o se pier­ den por ti,/ tu lengua la que susurra o interroga o afirma”, para referirse des­ pués a la manifestación de la duda identificadora de la propia personalidad: “de esa persona que dice ser tú misma”, para acabar como la tercera persona involucrada de tal modo en el tú que puede concluir: “llevándose también/ tu vida entre sus manos” (VI). Las cosas, los demás, el ellos, contrasta con un tú que refleja la propia experiencia: “mientras pensabas/ que el corazón se iba a partir en dos”, “Tan lejos como estás/ y no recuerdas” (XI). También aparece el tú implicito en la forma verbal precedida por el átono pronominal: “Una mañana te levantaste” (XXIII), para seguir mostrando la experiencia indivi­ dual frente a lo mostrenco, por eso se pasará del tú al ellos y al nosotros y al vosotros entre todo lo demás. La experiencia individual se manifiesta a través de este cruce de sujetos en el que se mueve el hombre en el vivir cotidiano. En otros poemas, predomina la referencia a la tercera persona, el mar, visto, sin embargo, a través del tú resultado de la impersonalización del poeta cuando intercala: “-así lo viste-”, e insiste en la experiencia inmediata: “Lo viste al pasear” (XIII). El poeta es el testigo indudable del deterioro de la na­ turaleza y se identifica con un tú generalizador de la experiencia. Con frecuencia el yo está incluido en el nosotros, al unirse a los demás para sentir con ellos o para aclararles el mundo en que viven. Otras veces dia­ loga con el tú o con el vosotros que pueden identificarse con los ángeles, pero más frecuentemente con los demás hombres que comparten el diálogo del po­ eta con su entorno. La oposición total aparece con el “ellos”. El poema II, que recuerda otro de Guillén, comienza: “Ellos son dichosos,/ ellos,/ cuyo corazón resbala sobre LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 109 la hierba,/ ellos que corren descalzos por la ciudad”, a quienes identificamos claramente con los seres angélicos, alejados y opuestos a los hombres, siem­ pre risueños y a los que el poeta atribuye cualidades y acciones lejanas de los mortales. Pero la tercera persona adopta, como es frecuente, la más proteica re­ ferencia y la usa con todas las variaciones posibles que van de él, al ella, ellos, ellas, con referentes variados que pueden ser personas, seres angélicos, ani­ males, cosas, y que pueden estar representados por los pronombres: “Ellos son dichosos” (II), o por el nombre: “Los ángeles/ se han venido a colgar hoy/ en los espejos del viento” (III). Muchos aspectos de la naturaleza se manifiestan en la tercera persona, por los pronombres correspondientes o explícitos en los nombres, e incluso en los verbos: “De qué me sirven/-decidme- si están mudas” (V), se refiere a las palabras; o en : “Las palomas que beben en la fuente” (VII), son protagonistas unidas con variedad de cosas y de personas asociadas a la ciudad y donde las palomas se encargan de abrir y de cerrar el poema como elemento constante y envolvente: “de los pequeños corazones rotos de las palomas” (VII). La noche, la mañana, la ciudad, el mar, el parque o la naturaleza son los referentes de la tercera persona que articulan numerosas composiciones, en las que el poeta capta aquello que le rodea y con lo que se identifica o dialoga en su papel de interlocutor con el entorno. El yo poético se relaciona subjetivamente con su situación, sin renunciar a nada ni a nadie, ni siquiera a los más alejados, los seres angélicos de otra di­ mensión, en los que busca u observa lo mejor de la naturaleza y que son due­ ños de la voz o la palabra con que trabaja el poeta, porque cuando se marchan la llevan y: “sólo entonces, al final,/ comprendimos,/ cuando ya no había voz con que decirlo”(III). Los pronombres, o las personas por ellos representados, aparecen en for­ mas que no son habituales en la poesía y le dan originalidad y sentidos nuevos.

Diálogos poéticos

La poesía de Rosario adopta con cierta frecuencia la apariencia de diálo­ go, con amplias variaciones en su forma: a veces se reduce a la manifestación del sujeto emisor sin intervención del oyente, la segunda persona, singular o plural, identificada, en ocasiones, con los posibles lectores a quienes la poeti­ sa se dirige. El poeta pasa de la reflexión interior, evidenciada en su expresión lírica, al diálogo poético con un posible interlocutor de sus reflexiones y sin esperar, naturalmente, respuesta, ya que, en cierto modo, coincidiría con lo que piensa el poeta o con lo que sugiere su exposición sobre el tema tratado. Se busca un 110 JOVITA BOBES NAVES eco de interpretación en el lector, cuando éste realice su lectura y cuando se­ gún P. Valery acabe la obra poética que se hace completa al ser leída. Difícilmente hay diálogo en la poesía lírica aunque adopte su forma, por­ que no hay intercambio de roles, siempre el yo es el del poeta o un yo lírico ficcional, y el tú o el vosotros son interlocutores que hablan a través del poe­ ta, pero nunca alternan en el uso de la primera persona. No hay diálogo por­ que no puede haber respuesta ya que la comunicación lírica es unidireccional, la voz lírica es autorreflexiva y actúa no como narrador sino como hablante que busca el tú en el lector. La forma de diálogo es aparente, sin posible res­ puesta, pero en cambio es una postura dialógica en que el autor responde a una actitud conocida de sus posibles lectores y asume la respuesta, anticipán­ dose a la del tú o del vosotros. “La obra es el elemento intersubjetivo que pone en relación dialógica (no dialogal) al emisor y al receptor” ( Bobes, 1992: 78). Lo que aprovecha el po­ eta de forma anticipada incorporando al tú y a los otros dentro de su poema. No hay verdadero diálogo porque el tú o el vosotros, no están presentes en el acto de comunicación. El vosotros que aparece en el poema ha de inter­ pretarse no sólo como los lectores sino también como aquellos con los que convive la poetisa en su ámbito, y con los que habla en numerosas ocasiones. Están incluidos en el poema, no por su calidad de interlocutores sino por ser los que le aportan conocimientos sobre los que reflexiona para aceptarlos o no. Han sido interlocutores previos al poema y sirven de punto de referencia para el poeta y para que éste elabore su propia interpretación de las cosas, su experiencia personal. Se produce un efecto “feed-back” que pone de manifiesto la formación de la autora y su análisis de lo que se le transmite, de lo que se considera sa­ biduría común, rechazada por ella y a la que opone su propia reflexión lírica. Una reflexión genérica de un tú con contenido impersonalizador. Lo vemos en el p. XXIII, donde toma postura ante la interpretación que los demás hacen del mundo y la rechaza, y establece diálogo aparente para rebatir los lugares comunes del ser y del vivir. Pasa del tú impersonal al dijeron (ellos) para después referirse al decís (vosotros), siempre otros, más lejanos o más próximos pero distintos al poeta, al yo que piensa por su cuenta y que a veces se encubre en un tú impersonali­ zador. El poeta rechaza el sentir general repetido en frases que no se piensan, ni se analizan: “Dijeron: /-Ha comenzado el año-/-¿Qué año?” (XXIII). El enunciado de estas frases atribuidas a los otros proporciona el punto de apoyo de la replica del yo que las analiza. Este yo filtra lo que quiere analizar y por eso el diálogo es falso en el sentido de que no es real sino fingido para ofre­ cer al poeta la posibilidad de disentir. “Empecemos de nuevo-/ decís” sugeri­ rá una nueva serie de interrogantes reflexivos que nos hacen pensar. Y la ter­ LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 1 1 1 cera intervención: “-Todo puede cambiar-/ decís” y sigue una nueva serie in­ terrogativa donde el poeta expone su sentir y su pensar. El poeta reproduce lo que el vosotros dice, es el narrador del poema for­ mulado bajo moldes aparentes de diálogo, y es parte integrante del nosotros que contesta, para transmitir su propia experiencia. Diálogo simulado, sin la presencia de los interlocutores, sólo el yo que habla y reproduce las palabras de los otros para mostrar el enfrentamiento de ideas. El procedimiento se repite, aunque no tan extensamente, en otros poe­ mas. Se enfrenta el yo y el vosotros o el nosotros donde se incluye el yo con los otros. El individuo frente a la masa, pero, a veces, adopta la forma de diri­ girse a un tú (normalmente interlocutor) impersonalizador o que encubre al yo en el que se desdobla la personalidad del poeta al analizar su interior, sus sen­ timientos, que pueden coincidir con los demás. “El poema lírico es campo para el Yo del poeta, que lo invade todo. Los recuerdos, las vivencias, las ensoñaciones son las del poeta y las presenta in­ vestidas de su yo ficcional, que puede ser cambiante, y las comunica a un Tú, que también puede ser cambiante, pero no en sí mismo, pues no accede a la voz, sino en la visión que de él tenga el poeta” ( Bobes, 1992: 326). En el poema I: “No os obstinéis en buscar la redondez del aire/ en nues­ tros ojos”, comienza dirigiéndose al vosotros para continuar con la primera persona del plural en la que se incluye el yo del poeta, el yo que habla pero que no deja intervenir a los otros. Es un monodiálogo (que diría Unamuno) sin contestación, que en cierto modo anticipa y rebate lo que dice y enuncia el yo poético. Otros poemas, vuelven a reiterar el yo poético al dirigirse al vosotros, in­ terlocutores silenciosos: “Me habéis dado palabras/(...)/ Me habéis dado los nombres...” (V), y les conmina a contestar con un verbo de lengua en impera­ tivo que tampoco consigue la respuesta: “De qué me sirven/-decidme-/ si es­ tán mudas”. Indican una postura de rebeldía u oposición ante aquellos a los que se dirige y han contribuido a desgastar las palabras. Composiciones posteriores se dirigen a un tú que es la impersonalización del yo al mostrar su experiencia viva, su autoanálisis con desdoblamiento de la personalidad propia: “A veces corres/ pero ya no conoces los pasos/ ni la voz/ de esa persona que dice ser tú misma,/ y sin embargo anda por ti” (VI). Algo parecido ocurre en otros poemas, el XI, o el XIII, donde el yo poético se desdobla en un tú pudoroso, generalizador de la experiencia individual: “Rompiéndose y deshojándose va el mar/ que esta mañana estaba/-así lo vis­ te-/ lleno de peces muertos...”, “Lo viste al pasear”; en el XIV se repite el pro­ cedimiento. Parece la manifestación de un monólogo interior del cual el poe­ ta confirma sus propias experiencias y da mayor verosimilitud a su exposición (Bobes,1992: 178). 1 1 2 JOVITA BOBES NAVES

En cambio en otros poemas el tú es realmente ajeno al yo, pues es de na­ turaleza distinta, como puede ser la mañana a la que se dirige el poeta: “he visto al despertar tu voz aérea”, “Mañana que nos abres los ojos” (XV), la ma­ ñana es el interlocutor del que no se espera respuesta. El diálogo, la interlocución se hace signo literario que manifiesta el inte­ rés de la poetisa por su entorno, la relación que tiene con los que la rodean, y su oposición a lo que se transmite como tradicional, como consabido, pero que es superficial y no sentido, ni analizado individualmente. Expone su pro­ pia sensibilidad, su originalidad de pensamiento y de sentimiento y no acepta sin más lo que le dicen, lo transmitido indiscriminadamente por los demás: es la presentación de una relación dialéctica entre el poeta y sus contemporáne­ os, sus lectores, su entorno. A veces esta misma relación se muestra con otros recursos, como vemos al citar a V. Aleixandre en dos versos que encabezan su último poema, el XXIV. El diálogo es aquí intertextual y evidencia la identificación con un te­ ma que inquieta reiteradamente a la poetisa y que ha preocupado anterior­ mente a otros poetas: la fugacidad de la vida, la brevedad del vivir. En otras composiciones el diálogo intertextual se integra en el propio po­ ema y la autora admite, como propias, frases de otros poetas o frases del vivir cotidiano que le permiten expresar su aceptación y su identificación con ellos. “El diálogo es siempre el efecto de una elección por parte del autor: des­ cubrir el porqué de esa elección, desde las relaciones que el diálogo mantiene con el conjunto de los signos es darle un sentido en concordancia con una lec­ tura total” (Bobes, 1992: 176). La poesía de Rosario muestra formas variadas de relacionarse con los demás, con las personas, directamente por lo que ha­ blan o indirectamente a través de una intertextualidad del lenguaje común o del literario por lo que establece comunicación con su entorno social y literario. Los diálogos líricos son diferentes a los narrativos, cuyos interlocutores están dentro del mundo de ficción en que se insertan. En los poéticos el tú o el vosotros a que se dirige el yo poético pueden ser, son narratarios reales que conviven, leen, o escriben en el mundo del poeta. La autora se dirige a los lec­ tores mostrando connivencia con otros autores que le precedieron y que han planteado en su obra una manera de ver las cosas con la que se siente identifi­ cada, así que la incorpora a su sentir expresándolo en su poesía, integrándolo en ella.

ASPECTOS MORFOSINTÁCTICOS Construcciones sintácticas Con frecuencia las connotaciones poéticas proceden de recursos de tipo sintáctico de los que el poeta se sirve para fijar la atención del lector. LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 113

Son usuales en la poesía de Rosario construcciones sintácticas especiales como la acumulación de sustantivos sin nexos, separados sólo por pausas: “y personas con chaquetas, zapatos, ojos, bolsos”; “tantos abrigos, cabellos, ros­ tros, bolsos,/tanta gente” (VII); en ocasiones hasta las pausas desaparecen: “Arañando recuerdos flores sílabas/ trozos de felicidad casi marchita” (XIV). Esta yuxtaposición sintáctica tiene valor acumulativo que muestra una actitud expresionista para dar forma sintética a descripciones con elementos sucesi­ vos y aislados, esenciales, pinceladas de un cuadro con perfiles puros. También las formas verbales aparecen en semejante construcción, unien­ do incluso acciones afirmativas y negativas: “Cerrad los ojos, no habléis, no oigáis” (XIV); o los adjetivos: “no criaturas aéreas, infinitas, talladas” (I); y en el poema final los epítetos se acumulan alexandrianamente ante el sustan­ tivo: “de nuestro pequeño, triste, dolorosísimo cuerpo” (XXIV). Aparece has­ ta con exclamaciones: “oh tristeza oh llanto como ave sin pupilas” (XIV) o en el verso siguiente: “piedra de lágrimas no gritos no sollozos”, con una estruc­ tura reiterada y poco habitual de negación más sustantivo, pero manteniendo la yuxtaposición sin nexos ni pausas, seguida de elementos unidos por coordi­ nación disyuntiva: “no ya más súplicas no más manos o cuellos o sonrisas”. La estructura se modifica por acumulación polisindética, con verbos: “que se arrastran penosamente y suplican y besan y se/-odian-” (I); o poco más ade­ lante con adjetivos y verbos: “de noche ciega y desterrada y rota,/ que cae y se incorpora y prosigue de nuevo” (I); o con nexo disyuntivo: “no de cristal o lu­ na o de hierba o de estrellas” (I), con tres elementos equifuncionales de los cuales el primero tiene a su vez una relación semejante y diferente a las de los términos que le siguen, al suprimir en este elemento la preposición que condu­ ce a una interpretación diferente. Cuando se da con verbos proporciona una sensación dinámica acumulativa: “A veces corres y suplicas y lloras/ y tiendes manos/ y llamas” (VI), y en el mismo poema, con la disyuntiva o: “A veces co­ rres, o caminas, o simplemente sigues”, que se usa también entre grupos sin­ tagmáticos preposicionales, pero diversos en sus términos adyacentes: “trope­ zando con muros,/ o con plazas de luz redonda,/o con puentes insólitos”, don­ de la disyuntiva se reitera incluso en el interior del grupo sintagmático entre los términos adyacentes, dando así un énfasis especial a la construcción, que, por otra parte, se reitera tantas veces en el poema que no pasa desapercibida. En otros poemas se combina la reiteración de nexos y su ausencia, sin se­ guir las formulas habituales: “Y crujirá lenta la luz,/ y las sillas, las puertas entreabiertas,/ y los armarios soñolientos,/ y las persianas aún recién desper­ tadas” (XVI); poco más abajo la construcción se hace asindética: “correré a las puertas de la ciudad,/ a las plazas,/ a las avenidas”; o con estructuras más complejas: “No reconoceré el color de las cosas,/ la nueva piel, tibia,/ de las aceras,/ el suave frío de los antiguos/ cascarones de hierro” (XVI). 114 JOVITA BOBES NAVES

Los elementos unidos pueden ser estructuras combinadas, con la formu­ la “de+articulo+sustantivo”, a veces seguida de adjetivos u oraciones trans­ puestas a esta categoría y que cumplen el mismo papel, son equiparadas como elementos equifuncionales: “y hace sonar la melodía que habla del parque,/ de la acera,/ de la mujer/ que se corta las uñas de los pies en la plaza,/ de la gen­ te,/ del mendigo que toca el acordeón,/ de las castañas que venden/ en cucuru­ chos de papel de periódico” (VII). Estructura que, a la vez, proporciona ritmo semejante y diverso, al reiterarse por una parte y al añadirle por otra, variacio­ nes que destacan por la ruptura del sistema y atraen la atención del lector a de­ talles sorprendentes o inesperados. Por contraste, en otros momentos, se presenta una economía de medios bajo forma de elipsis: “-calles arriba, abajo-” (VI), o comparaciones abrevia­ das de gran belleza: “de las montañas con valles como heridas” (XI). Oposición de recursos que dan variedad a la poesía. En ocasiones parece alterarse la sintaxis, al concordar aparentemente el objeto con el verbo, por lo que pasaría a ser sujeto, pero en realidad fuerza a una interpretación distinta a la habitual, que nos lleva a un sujeto transcen­ dente, no citado, los ángeles, seres de otra dimensión, capaces de acciones im­ posibles para los hombres: “Hoy han llovido pájaros/ sobre nuestras cabezas;/ han llovido y han llorado/ y han vuelto,/ y ha habido luz y risa,/ y noche y frío” (XI). Donde los sujetos que lloran y vuelven son también capaces de llo­ ver. Composiciones anteriores se encargan de proporcionar las connotaciones significativas para interpretar adecuadamente el poema. La lengua poética tie­ ne su propia gramática, cuyas normas pueden ser distintas a las del lenguaje funcional, pero suponen una ambigüedad semántica, un distanciamiento que enriquece poéticamente el texto. Las formulas poco habituales, por su ambigüedad, atraen la atención so­ bre el contenido: “Tenía el regreso el color/ de las tardes de lluvia,/ cuando volvíamos” (IX), donde el orden habitual de S + V + O, se formula como V + S + O, con cierta ambigüedad funcional al no llevar el sintagma objeto ningún signo que lo diferencie del sujeto y es su valor semántico el que determina claramente su función.

Uso del adjetivo La adjetivación es una de las facetas de la lengua estudiada en relación con el mundo poético que se configura de modo diferente en cada autor, capaz de modificar las formulas habituales, aunque utilice los mismos elementos lingüísticos. Son los modos de usar esos elementos los que destacan para dar una visión distinta a la habitual. Algunos adjetivos aparecen en las metáforas o en las sinestesias, con modificación de sus valores semánticos, pero también LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 115

en otros recursos como las anomalías gramaticales al relacionar los adjetivos con los sustantivos o el uso de series sin nexos, que aportan connotaciones po­ éticas variadas. En No somos ángeles los adjetivos son abundantes y usados en forma di­ versa, desde los atributos referidos a los sustantivos a través de los verbos, preferentemente copulativos, a los que van unidos de forma inmediata a los sustantivos, en construcción explicativa o especificativa, con frecuencia susti­ tuidos o combinados con términos adyacentes formados por sustantivos con preposición, o por oraciones degradadas a la función adjetiva. Destaca la abundancia de adjetivos postverbales que aportan cualidades y sus valores di­ námicos y proporcionan una visión particularizada de las cosas, del paisaje, que es la visión del poeta y una aguda percepción de su entorno. Son frecuentes los epítetos, pero no siempre los que podríamos llamar consabidos sino los ornamentales que buscan transmitir una visión innovado­ ra e individual del mundo habitado por el poeta: “la sonriente claridad de la música”, “nosotros que matamos con la inocente crueldad de los niños”, “en una torpe palabra”, “como las altas águilas” (I). Proporcionan una visión sub­ jetiva y personal de las cosas. A veces el adjetivo explicativo se coloca delante y detrás del sustantivo al que acompaña: “la nueva piel, tibia,/ de las aceras” (XVI). Hay desde el primer poema acumulación de series especificativas: “no criaturas aéreas, infinitas, talladas”, o con nexos reiterados “de noche ciega y desterrada y rota” que puede aparecer en forma negativa tras una atribución, formula frecuente a lo largo de estos poemas, “que no somos hermosos, ni sa­ bios”. También con ampliación de algunos adjetivos en su valor conceptual, por medio de términos adyacentes formados por frases hechas: “-vida peque­ ña y frágil como junco que se quiebra-” (I). En ciertas estructuras un adjetivo precede como epíteto al núcleo y otro le sigue en construcción especificativa lo que proporciona un sintagma nominal complejo en su forma y en su significado: “de los pequeños corazones rotos de las palomas” (VI). La estructura se hace más compleja al ser el tercer ele­ mento del sintagma nominal un término adyacente sustantivo con preposi­ ción, seguido, a su vez, de adjetivo, referido al núcleo principal del sintagama: “en vertiginosa red de araña iluminada” (VII). Las estructuras oracionales se complican: “Los senderos del día son ca­ lles rotas, amarillos y lentos/ y tortuosos como los sueños sin salida” (VI) donde el núcleo sustantivo que actúa de sujeto lleva tres adjetivos desplazados al final de la oración atributiva, y su concordancia establece un enlace lejano con el sustantivo a que se refieren; los adjetivos van unidos en forma polisin- dética y el último ampliado con una frase hecha que concreta por compara­ ción su significado. 116 JOVITA BOBES NAVES

A veces los adjetivos sorprenden con usos no habituales: “y la primera noche/ lame las plantas grises de la ciudad herida” (VII), “primera”, adjetivo numeral ordinal adquiere aquí un significado poco frecuente, el comienzo de la noche y no la primera de una serie, significación fijada por las aportaciones connotativas que otras frases posteriores en el poema proporcionan acerca de la evolución de este espacio temporal. En otros momentos de esta misma composición destaca el uso de sintagmas constituidos por sustantivos más ad­ jetivos que son expresiones de gran uso: “de las casas vacias”, “El olor a cas­ tañas asadas”, “de los perros vagabundos”, o ligeramente modificadas: “Una canción ya demasiado vieja”. Con ellos se transmite una ambientación consa­ bida, y posible en otros ámbitos, pero única al introducir rasgos y aspectos originales y hasta humorísticos: “Una mujer se corta las uñas/ de los pies en la plaza”, que delatan la visión particular de la poetisa. La composición se hace descripción de una ciudad vivida, de un espacio físico habitado. Visión subje­ tiva que ha de sugerir al lector la suya propia, subjetiva también. Aparecen, en ciertos momentos, los adjetivos epítetos en oposición ad­ versativa: “bajo el sonriente pero ya inútil/ juego de las palabras” (IX), donde el encabalgamiento completa la estructura sintáctica, dividida al separar en la estructura nominal, el artículo, morfema del sustantivo, que parece acompa­ ñar a los adjetivos que le siguen, cuando realmente los engloba en el núcleo, en construcción explicativa. La pausa versal nos obliga a fijarnos en esta cons­ trucción distorsionada. Destacan por su frecuencia expresiones en las que se anticipa el adjeti­ vo pequeño, o sus variantes morfemáticas, para formalizar una especie de diminutivo galicista que sustituye al más habitual conseguido por el deriva­ tivo “-ito”, que aparece en otros momentos: “de los pequeños corazones rotos de las palomas” (VII), “colgado de una pequeña cuerda pálida” (XII), “como pequeña tierra rota” (XV), o en el último poema donde “pequeño” es el pri­ mero de una serie: “de nuestro pequeño, triste, dolorosísimo cuerpo” (XXIV) que parece dilatar su significado por los adjetivos que le siguen. Los adjetivos van acompañados por adverbios que modifican o precisan su valor significativo: “una canción ya demasiado vieja” (VII); “del aliento de muerte casi angélica” (XII), etc. Contribuyen a una visión original e inesperada los desplazamientos cali­ ficativos : “Redonda luz,/mañana que nos abres los ojos” (XV); “en la maña­ na azul” (XVI) al aportar percepciones sintéticas muy eficaces del tiempo vi­ tal y el tiempo atmosférico. O el uso de adjetivos precedidos de negación: “ya no azul, ya no dorado” (XIII), estructura con antecedentes en Guillen, que se reitera con sustantivos: “piedra de lágrimas no gritos no sollozos” (XIV), o con verbos, aunque esta formula sea más frecuente, porque el adverbio acom­ paña con más frecuencia al verbo que al adjetivo y no digamos al nombre: “Cerrad los ojos,/ no habléis, no oigáis” (XII). LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 117

Los adverbios en “-mente” En La poesía de Blas de Otero señala Alarcos la importancia que tiene el uso de adverbios en “-mente”, “estos adverbios tan largos, que parecen llevar un peso muerto de nula significación en -mente, son, sin embargo, muy ex­ presivos del sentimiento del poeta”( Alarcos, 1966: 86). En la poesía de Rosario los encontramos quizá como eco del maestro admirado declarada­ mente por ella, o por aprovechar de esta clase de palabras las posibilidades connotativas que proporcionan a los textos, y en los que destacan por ser pa­ labras especiales y largas. Pueden ser signos en una poesía que presenta la modalización del sentimiento del poeta en un mundo modalizado a su vez por el sentimiento. Se da en distintos poemas y con distinta intensidad, desde los que expresan un sentimiento armónico: “donde la encrucijada de las san­ gres/ armónicamente se desliza” (I), a los que expresan el dolor de vivir y de mostrar lo que es el hombre: “no sino tierra/ que desesperadamente busca un trocito de inmortalidad” y poco más adelante: “que se arrastran penosamen­ te”, y nuestro comportamiento es instintivo: “que nos obstinamos ciegamen­ te en anudar el mundo que/-ignoramos-”, pero el sentimiento nos lleva: “tra­ tando desesperadamente/ de trepar a la luz,/ buscando siempre, permanente­ mente buscando” (I), donde ciertas características de los adverbios destaca­ dos se confirman con el uso de otros más simples o de formas verbales que aportan valor temporal y potencian la temporalidad con recursos de estilo co­ mo el quiasmo de este último verso e insiste en el valor significativo de ac­ ciones y adverbios. Cuando enfrenta las cualidades de los ángeles y de los humanos, los ad­ verbios se unen a las cosas y a los seres angélicos con oposición significativa: “acaso deliberadamente ignoran/ esas húmedas fachadas/ de una ciudad de provincias,/ esos escaparates que hipócritamente sonríen,/ esos hombres, esas mujeres/ que penosamente se incorporan,/ que caminan, que esperan, que pa­ san arrastrando tal vez bolsos, libros,/ zapatos, que dolorosamente oprimen” (II), todo lo relacionado con el hombre es matizado negativamente frente a lo realizado por los ángeles que se resume en la expresión gozosa: “ellos/ que ju­ bilosamente corren bajo el trueno” (II). El poema XIII, con tema ecológico muy actual, tras un uso intensivo de gerundios referidos a acciones realizadas por el mar, con valor durativo, reite­ ra un adverbio modal que nos enfrenta a los sentimientos del poeta ante el de­ terioro ambiental:“el mar roto y enfermo/ vomitando cadáveres,/ incompren­ siblemente/ ya no azul, ya no dorado./ Incomprensiblemente! deshojándose ya la luz de sal/ entre tus dedos”. Palabra compleja y larguísima que ocupa sola un verso cada vez que se repite. Su contenido semántico queda, si cabe, más destacado y muestra la actitud del poeta ante el desastre ecológico. 118 JOVITA BOBES NAVES

En el poema siguiente, los mirlos actúan como los hombres: “laboriosa­ mente escarban dentro de la garganta/ arañando recuerdos (...)/Así es/ tan do­ lorosamente”, pero también los elementos del cuerpo: “callan matando deján­ dose morir/ dejándose secretamente abrazar por la niebla” (XIV). Hombres y animales se identifican en un mundo en deterioro, en decadencia, envuelto en un misterio que envuelve las cosas, los hombres, los sentimientos. El júbilo que se aplicaba en los primeros poemas a los seres angélicos se desplaza a la ciudad: “O acaso jubilosamente mira al cielo” (XVII), el modo de ver las cosas las hace cambiar y el sentimiento afecta al mundo que nos rodea, en el que vivimos y estamos, donde un súbito cambio de luz lo cambia todo. El dolor se hace presente de nuevo al entrever una fuente de inspiración de un mundo adivinado, lejano y soñado: “-tan lejos, tan dolorosamente-/ par­ ques que no existían,/ jardines/ de papel o de viento,/ adormecidos paraísos” (XXI). Las acciones enumeradas como símbolos de vida, la reflexión sobre la brevedad del vivir llevan a emplear, de nuevo, un adverbio ya usado, resumen de los sentimientos que expresan el dolor de la vida: “por eso desesperada­ mente abrazamos el aire” (XXIV), lo imposible unido al sentimiento trágico de la vida, es el reflejo de una meditación existencial, que poco a poco se va desgranando en todo el poemario y se hace más intensa en el final. Mundo platónico con nostalgia de un modelo ideal, no desgastado, donde el poeta en­ contraría su fuente de inspiración, y que al chocar con una realidad más dolo- rosa y sobre todo con la fugacidad del tiempo disponible conduce a un senti­ miento trágico del vivir que se manifiesta totalmente a través del adverbio “deseperadamente” que casi abre y casi cierra el libro.

Las frases hechas

Rosario incorpora a su lenguaje poético frases hechas para conseguir una integración en el mundo en que vive, aproximando las sensaciones que ella capta a las que pueden interpretar los demás. Utiliza no sólo las consagradas por la tradición sino también otras nuevas que intentan formalizar lo consabi­ do, lo que todos conocemos y experimentamos habitualmente. A veces las re­ pite, lo que proporciona la sensación de ser insustituibles en los contextos en que aparecen: “-vida pequeña y frágil como junco que se quiebra” (I), reitera­ da en forma abreviada en: “todo lo que un día se romperá como un junco” (XXIV). Y otra variante de frase alternativa para el mismo concepto: “que co­ mo una rama se quiebra” (XXIV). Del mismo tipo comparativo aparece una frase referida a la noche: “y se tensaba a veces/ como una fina cuerda de violín” (IX). En otras la expresión es más abreviada: “Hoy el aire pasa cortando la piel/ como una uña” (VII), pe­ LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 119 ro destaca todo su valor significativo al presentarse como un encabalgamiento suave. El procedimiento se repite en el mismo poema: “Las palomas se han clavado en el cielo/ como alfileres”, y en: “calles inciertas/ bajando como ríos” (XXI). En ocasiones la frase se modifica adaptándose a la intención nueva del poeta: “tocando con los dedos la luz de las estrellas” (XXII), frase de reso­ nancias telúricas, que recuerda a otras de Aleixandre e interfiere con la expre­ sión popular “tocar el cielo con las manos”. En otros poemas, quizá la conexión se reduce a introducir una locución de tipo adverbial, pronominal o sustantiva, de frecuente uso, con elementos repetidos y unidos con preposiciones: “que atraviesan de parte a parte/ las en­ trañas de la ciudad” (II); “Arrancar uno a uno/ los pétalos y el tallo” (X); “pie­ dra que suena dentro del paladar/ golpe tras golpe” (XIV); o sin reiterar: “ pa­ ra abarcar de un golpe todo el cielo” (XXII) y poco más abajo: “abrir de par en par las puertas de la vida” y hasta frases con cierta resonancia bíblica: “de­ rramar el corazón/ en los cuatro costados de la tierra”(XXIII). Ciertas frases expresan hechos consabidos sin que lleguen a ser todavía frases hechas, pero suenan como algo tradicional: “Una mujer se corta las uñas/ de los pies en la plaza” (VII) cuyo encabalgamiento pone de relieve la expresión “las uñas de los pies”, que podría asociarse también a las “uñas de las manos”, pero que no son comparables en frecuencia, destacando más la primera que la segunda frase. Lo mismo ocurre poco después con : “El olor a castañas asadas/ hace llorar” y relacionado con lo mismo la expresión “en cucuruchos de papel de periódico” nos proporciona una aproximación a lo que es habitual en la calle y se convierte en vehículo de poetización de senti­ mientos comunes ante espectáculos cotidianos. En el mismo poema otras mu­ chas expresiones se pueden asociar a la experiencia común de los habitantes de una pequeña ciudad de provincias, descrita en su aspecto externo, y habita­ da por seres vivos observados por la poetisa que parece identificarse con ellos a través del lenguaje. Una vez más el verso muestra la experiencia cotidiana y directa de un mundo vivido y compartido.

ASPECTOS FÓNICOS Y SEMÁNTICOS Recursos poéticos En No somos ángeles los recursos poéticos aparecen con efectos semán­ ticos y rítmicos para sugerir y mostrar visiones particulares de las cosas, o apreciaciones sintéticas de sentimientos, así como para crear el ritmo poético. Jakobson caracteriza el verso como figura fónica recurrente, pero la recu­ rrencia puede aparecer en lo fonético, en lo sintáctico y en lo semántico, es decir en cualquiera de los niveles del lenguaje, que es el material con que se 120 JOVITA BOBES NAVES elabora la poesía. En este libro las recurrencias en la forma y en los conteni­ dos proporcionan efectos rítmicos de corte tradicional y generan el versículo de medidas diversas, cuyo ritmo se mantiene por la repetición de las mismas palabras, de los mismos esquemas gramaticales, o de palabras y frases distin­ tas con el mismo sentido. Al ritmo contribuyen las anáforas frecuentes, como la repetición del de­ mostrativo de cercanía esta, o sus variantes morfológicas, seguido de estructu­ ras sintácticas semejantes: “Esta piedra,/ este pedazo de roca dura,/ esta fiebre de invierno/ (...)/ Esta luna de noche/ (...)/ esta planta mortal” (VIII). O la del pronombre de tercera persona, con el referente ocasional de los ángeles, que inicia muchos versos: “Ellos son dichosos/ ellos/ (...)/ ellos que corren descal­ zos por la ciudad,/ (...)/ Ellos no ven,/ (...)/ ellos, dichosos” (II), y creo que pretende destacar la oposición señalada en el poema I, donde las cualidades de los hombres se ven muy limitadas frente a las de los ángeles, pero más in­ mediatas y diversas. En otras composiciones hay términos poco significativos, preposiciones seguidas de artículo más sustantivos variados, solos o acompañados de adya­ centes: “de los jardines,/ del bosque dulce,/ del olor de la tierra,/ de las mon­ tañas con valles como heridas” (XI). Se observa también reiteración de con­ junciones: “Y crujirá lenta la luz,/ y las sillas, las puertas entreabiertas,/ y los armarios soñolientos,/ y las persianas aún recién despertadas”(XVI). Otras reiteraciones se hacen con frases iguales que actúan como estribillos al articu­ lar el resto del poema en forma de cláusulas separadas: “A veces corres” (VI), repetido cinco veces y que fomenta un paralelismo de estructuras diferentes que reflexionan sobre el ser y su comportamiento; en el poema XXII se repite “Es preciso” al frente de clausulas desiguales que enumeran acciones en infi­ nitivo que se han de realizar antes de que se acabe todo. Esta estructura pro­ porciona una sensación de urgencia contagiosa que arrastra al lector a unirse a las ideas del poeta, brevedad de la vida para realizar aquello que nos gusta y alcanzar lo más difícil. En otros poemas la reiteración se hace más amplia y adopta la forma tra­ dicional del paralelismo al repetir frases en las que sólo cambian las últimas palabras: “que nos arrebatara de la noche,/ que nos arrebatara del sueño” (XV), o se presentan repeticiones de frases iniciales seguidas de paralelismos de construcción que proporcionan estructuras mentales que llevan a observar significados iguales u opuestos, eficaces para captar una idea, un sentimiento: “me he levantado hoy/ y he corrido a tus orillas/ en busca de palabras, de sen­ deros,/ de cielos./(...)/ Me he levantado/ y he visto campos,/ sonrisas, tardes,/ manos, voces, espinas,/ gritos, zarzas” (XV). El recurso se amplía: “A la hora en que la mar se rompe/ como un espejo acribillado/ (...)/ A la hora en que las gaviotas inflamadas/ se precipitan como antorchas heridas/ (...)/ A la hora en LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 121 que se escucha/ rezar a las espigas/ (...)/ A la hora en que cruje el olor a lavan­ da/ (...)/ A la hora en que el sol se deshoja” (XIX). Estos recursos, con varia­ ciones que evitan la monotonía, proporcionan al poema un soporte rítmico di­ ferente al tradicional, aunque tan eficaz como él. Son interesantes las variaciones del poema XXIII, donde se usa una es­ tructura de diálogo que distribuye la materia poética entre la narración, los ver­ bos de lengua y las intervenciones aparentes de los interlocutores, reforzadas por las estructuras de réplicas que se inician con las mismas palabras y siguen la misma línea de razonamiento: “¿Es que no sigue el sol saliendo,/ (...)/ ¿Es que creéis que nos es dado/ (...)/ “¿Es que pensáis que es posible negar/ (...)/ ¿Acaso es lícito o piadoso/ (...)/ ¿Acaso creéis,/ pensáis sinceramente/ (...)”. El poema XXIV muestra variaciones del recurso, y va desde la reitera­ ción de sintagmas nominales más o menos amplios en sus términos adyacen­ tes, pero con la misma función: “Qué pequeño y qué frágil es el color de los cielos,/ el aroma del sueño,/ el pausado sonido del corazón de las montañas,/ el estremecerse de las calles” a reiterar poco más abajo sintagmas preposicio­ nales cuyo núcleo es un infinitivo, el último de los cuales suscita una serie de oraciones degradadas que renuevan el recurso y se reitera al final con una mo­ dificación de la estructura: “donde apenas sí tenemos tiempo para tantear, pa­ ra/-nombrar-,/ para descubrir que el invierno sucede al verano,/ que el lejano mar es azul,/ que la nieve es fría,/ que sentimos dolor cuando nos herimos con una espina/ o con un hierro”(XXIV). Lo mismo se observa poco más adelante con reiteraciones de palabras, de estructuras semejantes y distintas a la vez que se engarzan unas en otras y proporcionan ritmo y variedad. La repetición fónica, no tan frecuente, se deja sentir en aliteraciones: “con un susurro apenas musitado”(XIX), de reminiscencias clásicas y que siempre destaca o potencia connotaciones significativas de las palabras o de las frases. En el aspecto semántico destacan especialmente figuras como la personi­ ficación que humaniza las cosas o el paisaje, dándoles cualidades, acciones o aspecto humano: “cómo fluye la ronca sangre de la ciudad” (VII); “caerán al­ gunas estrellas/ cuyo corazón no era bastante limpio” (XII), o poco más aba­ jo: “Callad vuestros párpados y vuestras manos,/ porque viene la niebla a be­ sar a los muertos” (XII). La ciudad o los objetos adoptan formas, sensaciones o sentimientos hu­ manos: “bajo la lluvia que no hiere sus parpados,/ sino que tiene forma de ca­ ricia/ o ignorada promesa” (II), “esos escaparates que hipócritamente sonrí- en”(II). En el poema XVI se habla de “la nueva piel, tibia/ de las aceras”, o de “las carreteras deslizando su cuerpo/ entre calles recién amanecidas”, “y sen­ tiré el dolor/ de los edificios en ruinas”, donde la ambigüedad poética nos puede hacer pensar en la sensibilidad humana de las cosas. 122 JOVITA BOBES NAVES

Donde más claramente se humaniza la ciudad atribuyéndole sentimientos y acciones correspondientes a lo hombres es en el poema XVII: “Una ciudad tendida duerme o sueña./ Una ciudad persigue nubes,/ miente,/ se despereza, llora,/ escarba en las ranuras de la tierra;/ tal vez camina partiéndose los la­ bios/ en las palabras que golpean/ o acaso jubilosamente mira al cielo”. La personificación lleva a una interpretación humana del tema, porque las accio­ nes o las cualidades atribuidas a la ciudad, o a sus elementos, son realizadas o pertenecen a sus habitantes que juntos constituyen la verdadera ciudad. Parecen fundirse las cosas con los hombres y el resultado es una interpreta­ ción humanizada del ámbito urbano en que se mueve la poetisa. La naturaleza adquiere cualidades o comportamientos humanos, así ocu­ rre con el mar que realiza acciones, como las insistentes “deshojándose y des­ pedazándose está el mar, o poco más abajo el mar roto y enfermo/ vomitando cadáveres” (XIII). O acciones afectivas más sutiles como las realizadas por la niebla: “dejándose secretamente abrazar por la niebla” (XIV). Y las cosas ad­ quieren cualidades que no les corresponden: “la dolorosa luz/ (...)/ el frío azul” (IX); “Al fin está el olor/ fantasma sensitivo/ que queda entre los dedos,/ última luz, de pie en la noche sola” (X). La noche se presenta humanizada: “la noche pasaba rodando por las calles/ con sus ojos de gemas rotas”, y más aba­ jo: “La noche descendía/ y lamía con su aliento los cristales”(IX). En otras composiciones es la mañana la que se humaniza: “mañana que nos abres los ojos” (XV), mañana que ha sido calificada con una serie de ad­ jetivos que unas veces le pueden corresponder por sí misma y otras por apro­ ximación a la relación humana: “Amable mañana,/ sonriente, nueva,/ casi transparente/ mañana de alas blancas,/ he visto al despertar tu voz aérea,/ tu melodía escurriendose por el quicio/ de las puertas”. Lo mismo ocurre con el cielo: “cielos amables/ que sonreían inclinándose,/ acariciando cabellos o me­ jillas” (XXI). En otros momentos son elementos correspondientes a aspectos internos del ser humano, o a los sentimientos, sensaciones, etc.: “arrancarnos de cuajo las entrañas del sueño,/ la luz de la memoria,/ (...)/ y los antiguos rin­ cones de sombra/ que alimentan el llanto?” (XXIII); “el aroma del sueño,/ el pausado sonido del corazón de las montañas,/ el estremecerse de las calles,/ de la dolorosa piedra que siente el abrazo de la lluvia” (XXIV); o también ob­ jetos cotidianos: “-aún se oirá el sosegado respirar de los muebles-” (XV); “y verjas como gritos/ que prohibían el camino a la luz” (XXI); hasta las palabras muestran cualidades propias del ser que las emite, en un paisaje que muestra objetos humanizados: “y he visto mariposas de oro y muerte/ posadas en los la­ bios de la hierba,/ garras desnudas/ que rezumaban música/ (...)/ Las palabras/- inútiles de pronto-/ se admiraban de ver/ la redondez perfecta del otoño” (XX). El poeta vive en un mundo que presenta a los demás con una configura­ ción personal y propia conseguida a través de una visión imaginativa y hu­ LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 123 manizada transmitida con la ayuda de sus recursos poéticos y como veremos con el del lenguaje metafórico que en esta poetisa es rico, variado y, en mu­ chas ocasiones, sorprendente.

Lenguaje metafórico En la poesía de Rosario aparecen en abundancia las comparaciones, for­ mas básicas del procedimiento metafórico que pone en evidencia el proceso de relación entre el término real y el término imaginario, lo que facilita la comprensión inmediata del lector. Estas comparaciones están, ocasionalmen­ te, relacionadas con otros recursos que potencian las connotaciones semánti­ cas propias del lenguaje poético: “que nos partimos el corazón como si fuese una breve/-cascara-,/ una piedrecilla que cualquier ráfaga derriba” (I). El tér­ mino imaginario es doble, diversificándose en relación de yuxtaposición, son dos objetos caracterizados a su vez por una variación significativa que en el primero se manifiesta como un adjetivo epíteto y en el segundo por el deriva­ tivo que habitualmente aporta el valor semántico del diminutivo, reforzado a su vez por un término adyacente complejo que es la oración de relativo que si­ gue. El valor significativo se destaca, de este modo, de manera sustancial. El mismo procedimiento se da en: “Era la noche como un cerco de ruidos,/ una cárcel de oscuridad y música” (IX). Algo distinto ocurre en: “cuando supi­ mos/ que la voz se había ido,/ que había volado como un pájaro libre” (III), donde el término imaginario, “pájaro”, lleva en sí mismo el concepto aporta­ do por el adjetivo que le acompaña en construcción especificativa, “libre”, e indudablemente refuerza su contenido y atrae la atención del lector sobre su valor añadido. La comparación puede influir en la fuerza de captación del paisaje: “o cruza entre peñascos como cuchillos” (VI); “de las montañas con valles como heridas” (XI), con imágenes aportadas por la experiencia general; igual ocurre al referirse a la noche: “y se tensaba a veces/ como una fina cuerda de violín” (IX). Las imágenes en estos casos son casi frases hechas, consabidas, pero efi­ caces en su aportación connotativa. Otros ejemplos semejantes, pero con variaciones son: “y tus cabellos ten­ didos como zarzas”; “picoteando dentro de un corazón como una cáscara/oh tristeza oh llanto como ave sin pupilas” (XIV), reiteración de una imagen se­ ñalada con anterioridad, aunque con pequeñas variantes y cuya prolongación se hace ambigua en cuanto a su término real, por la carencia de puntuación. A través de las comparaciones la naturaleza se interfiere con aspectos humanos: “ahora que la luz nos despierta/ como súbita mano/ que nos arrebata de la no­ che” (XV); o al revés, ciertos elementos del cuerpo humano se comparan con fenómenos de la naturaleza: “que dejas el corazón desnudo y quieto/ como 124 JOVITA BOBES NAVES nieve no vista”; o manifiesta un sentimiento íntimo del propio ser: “Me he le­ vantado,/ todavía con el doloroso rescoldo/ de los sueños,/ como pequeña tie­ rra rota/ que estamos a punto de olvidar” (XV); también sensaciones que se muestran a través de desplazamientos calificativos y de comparaciones sim­ plificadas: “en la mañana azul/ nevada como seda” (XVI). En construcción di­ ferente se presenta: “como dolorosa criatura abre los ojos” (XVII), término imaginario separado del término real, la ciudad, tema del poema y tratado desde el principio de la composición, pero que, tras varias clausulas que la presentan, separadas por puntos y comas, aparece ésta con una comparación humanizada que le permite continuar atribuyéndole a la ciudad acciones pro­ pias de los hombres. Los ejemplos son numerosos, con variaciones en la comparación que pueden afectar a elementos materiales o espirituales: “El mar se ha roto/ como un lamento azul/ de ángel o de niño”, “Palomas como nieve/ lamen dulces el aire” (XVIII); o se presentan comparaciones violentas que contagian la des­ cripción de la naturaleza: “A la hora en que las gaviotas inflamadas/ se preci­ pitan como antorchas heridas/ para hundirse en el fondo/ de las aguas ardien­ do” (XIX). A veces los términos reales de la comparación, que en ocasiones son ima­ ginativos porque presentan ya una metáfora pura, establecen relación con tér­ minos imaginarios concretos, reales a su vez, entrelazando, creo, un mundo de ficción que se hace sensible a través de las comparaciones realistas: “esferas de belleza que rodaban/ como canicas verdes” (XX); “calles inciertas/ bajan­ do como ríos”, “y verjas como gritos” (XXI). La comparación se realiza, en ocasiones, no con el habitual “como” sino con otros términos equivalentes: “semejante al desconsuelo de un bosque de soles” (XIV), donde el témino imaginario lleva a su vez un adyacente que es también imaginativo. Abundan en esta poesía las metáforas atributivas, con variedad de for­ mas: “Los senderos del día son calles rotas,/ amarillos y lentos/ y tortuosos como los sueños sin salida” (VI), que presenta un verdadero conglomerado metafórico, desde la metáfora pura del principio “los senderos del día”, la me­ táfora atributiva “son calles rotas”, seguida de adjetivos dedicados al sujeto por su concordancia que permite desplazarlos de su posición habitual cerca del núcleo, y completados por una comparación explícita que intensifica la ambigüedad connotativa que puede ir referida al núcleo o a los términos ad­ yacentes. Se mezclan de nuevo comparación y atribución: “Era la noche como un cerco de ruidos,/ una cárcel de oscuridad y música” (IX), a la vez que el sin­ tagma atributo es doble, aunque diverso y produce un efecto acumulativo y de intensificación significativa. LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 125

En el poema X volvemos a encontrar una atribución metafórica que se prolonga con elementos yuxtapuestos metafóricos también que proponen un concepto complejo e imaginativo referido a la noche de la que destacan aspec­ tos relacionados con su percepción, con el silencio y con el transcurso del tiempo: “La noche es una flor que se interroga,/ silencio en caracol,/ bajando los peldaños de las horas”. Es un tema reiterado y observado desde distintos puntos de vista por la autora que ya antes la presenta en tres facetas diferentes: “y la primera noche/ lame las plantas grises de la ciudad herida”, donde “pri­ mera” se refiere no a una serie sino al momento en que se presentan los pri­ meros atisbos de la noche, alude poco despues a su progresión: “Mientras cre­ cen los cielos”, y culmina con la intensidad nocturna sugerida por “La noche se ha puesto de luto”(VII). Progresión del tiempo a base de imágenes intensifica- doras poco habituales y se prolongan con rasgos que podríamos llamar perifé­ ricos con valor descriptivo que enriquecen las connotaciones sobre la noche. En otras el término imaginario de la atribución está constituido por dos elementos en oposición adversativa: “y no es latido sino batir de alas” (XIV). Hay metáforas aposicionales: “al fin está el olor,/ fantasma sensitivo/ que queda entre los dedos” (X); “o devorando acaso odios, zarzas, cristales” (XV). Son frecuentes las metáforas en que se anticipa el término imaginario al término real con el que se relaciona, aunque aquel venga a sustituir a otro ele­ mento no presente. La metáfora cobra sentido por el término adyacente en re­ lación al imaginario: “la perfección de un cuerpo/ donde la encrucijada de las sangres/ armónicamente se desliza”, “en el tronco de las nubes” (I), “de los cielos de arena” (III); la realidad se presenta anticipadamente modificada, re­ lacionando conceptos pertenecientes a estratos sigificativos diferentes: “desde el oscuro vientre de las nubes” (VIII); “la nueva piel, tibia,/ de las aceras” (XVI), y más abajo se muestran dos formas distintas de este tipo de metáfo­ ras: “alia con los humos revestidos de pétalos,/ con los troncos/ de cemento dulce”, en la primera parte el término real “humos” lleva un término imagina­ rio construido como adyacente “revestidos de pétalos”, en la segunda estruc­ tura, creo que el término imaginario “troncos” va seguido de un término adya­ cente constituido por el término real “cemento” seguido a su vez de un adjeti­ vo metafórico y sinestésico “dulce”, entramado que nos proyecta a un mundo imaginativo, que si bien parte del real, parece entrelazar, como en los sueños, los elementos más dispares. Las metáforas pueden ser verbales, es decir, referirse a acciones que no pueden ser realizadas por los sujetos a que se atribuyen: “alia donde el viento reía” (VIII); “La noche pasaba rodando por las calles” (IX); “ni arena son­ riente/ con que peinar unas mejillas/ o unas manos” (XIII), donde el entrama­ do metafórico se sucede uno tras otro engarzado en construcciones sintácticas habituales. Pero, aún pudiendo realizar las acciones el sujeto, no pueden reía- 126 JOVITA BOBES NAVES cionarse con el objeto: “voy a tender a secar el corazón./ Voy a dejar el cora­ zón al frío,/ colgado de una pequeña cuerda pálida”(XII). Otros ejemplos del primer tipo, muy frecuentes, son los que presentan elementos de la naturaleza realizando acciones que no les corresponden: “donde la luz florece” (XVIII); en alguno de los poemas se acumulan especialmente: “A la hora en que la mar se rompe”, “A la hora en que se escucha/ rezar a las espigas”, “A la hora en que cruje el olor a lavanda/ y las zarzas arañan el silencio”, “sobre las calles que recuerdan o sueñan” (XIX), acumulación de sensaciones auditivas origi­ nales de una naturaleza observada como algo que se repite y que habla al po­ eta y ya captada en otras ocasiones, de ahí la reiteración anafórica de las di­ versas clausulas “A la hora en que...” La metáfora puede combinarse con algunos de los esquemas propuestos, pero a la vez con otras figuras poéticas que ofrecen intuiciones originales de las cosas, como en la expresión en que el término imaginario de una metáfora en construcción adyacente se relaciona metonímicamente con el término real: “mañana de alas blancas” (XV), o perífrasis metafóricas: “que no recuerdan ya que tienen alas” (VII) para referirse, según creo, a las palomas dormidas en la noche. Algo semejante vemos en: “Me he levantado,/ todavía con el do­ loroso rescoldo/ de los sueños,/ como pequeña tierra rota” (XV), donde el úl­ timo verso se refiere al ser humano bajo la apariencia de una imagen compa­ rativa que es perífrasis del ser. La metáfora se hace pura cuando el término real desaparece y el lector ha de dar contenido semántico, siempre sugerido por el poema, a una expresión sustitutiva de otra, por lo que la ambigüedad poética es más marcada. Son me­ nos frecuentes en estos poemas que las variedades vistas hasta ahora, sin em­ bargo, hay algunas: “pero tiene chispas de verbena en los ojos/ y sabe tocar el piano/ con dedos de azabache” (VII) se refiere a distintos elementos de la no­ che, resaltados también en otro poema: “con sus ojos de gemas rotas,/ de azú­ car, de alcohol y de agua negra” (VIII). La metáfora cobra sentido en una enu­ meración de elementos diversos: “o devorando acaso odios, zarzas, cristales” (XV), donde los dos últimos elementos materiales debemos interpretarlos en la misma línea del sentimiento inicial, pues, indudablemente, la referencia re­ al no tendría aquí sentido, si no es considerando sus efectos sensibles. En el mismo poema aparecen figuras que tienen algo de visionarias: “de nuestra pe­ queña concha de caracol/ donde vivíamos enterrados”, y poco más abajo: “Redonda luz,/ mañana que nos abres los ojos”,(XV), pues tras ellas está no sólo un elemento real referido a la mañana sino una visión especial, un mun­ do imaginativo que partiendo de una realidad se hace ficcional. Lo mismo en­ contramos en otras expresiones matizadas por el sentimiento aunque se refie­ ran a cosas materiales: “como fluye la ronca sangre de la ciudad” (VII); “y los antiguos rincones de sombra/ que alimentan el llanto” (XXIII); “el suave LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 127 frío de los antiguos/ cascarones de hierro” (XVI), referido, supongo, a los co­ ches abandonados; y se hace transcendente en “cuando la brevísima luz sobre nuestros ojos ya no brille” (XXIV) que cierra magníficamente la composición con una perífrasis metafórica referida a la muerte. En ocasiones las metáforas son tan abundantes en un poema que podría­ mos hablar de alegoría: “La noche es una flor que se interroga,/ silencio en ca­ racol,/ bajando los peldaños de las horas”, para continuar más adelante la ale­ goría basada en la metáfora atributiva inicial: “Arrancar uno a uno/ los pétalos y el tallo;/ luego las hojas,/ con sus nervios de seda dibujada;/ la raíz diminu­ ta,/ incluso el corazón pequeño y amarillo/ donde se insertan las últimas pala­ bras./Al fin está el olor, fantasma sensitivo/ que queda entre los dedos, última luz, de pie en la noche sola,/ con la clarividencia/ de lo que queda al fin, des­ pués de todo” (X). Se van enumerando uno tras otro los elementos correspon­ dientes al objeto, la flor, término imaginario y que se corresponden a elemen­ tos diversos del término real, la noche, aunque sean dos dimensiones difíciles de relacionar, la noche y la flor. Las sinestesias facilitan al poeta la posibilidad de mostrar intuiciones sensitivas que se combinan con las metáforas o con otras figuras que afectan, sobre todo, a la semántica del poema y que proporcionan al lector connotacio­ nes interpretativas de gran sensibilidad. En esta obra son frecuentes pero se­ ñalaremos sólo algunas: “la sonriente claridad de la música” (I); “ni arena sonriente” (III); “del bosque dulce” (XI). A veces las sinestesias se encubren bajo la forma de acciones verbales y no sólo entre sustantivos y adjetivos co­ mo es más frecuente: “donde pasas las horas y los días/ devorando palabras/ masticando/ pedacitos de gozo o nube tibia” (XIV); “Amable mañana,/ son­ riente, nueva, casi transparente/ mañana de alas blancas” (XV), si los anterio­ res ejemplos son sinestesias puntuales referidas a la relación de dos conceptos captados por distintos sentidos, en el último se multiplican las sensaciones captadas y referidas al mismo objeto, combinándose además, las percepciones sensoriales y las espirituales y humanas. Colorea a la mañana: “en la mañana azul/ nevada como seda”, o cambia su color: “En la mañana blanca” (XVI); atribuye características humanas a las cosas: “mira con risa vegetal el ancho espacio”; o les proporciona sentimientos: “-de rencorosa lluvia y ojos pálidos- ” (XVII); “El mar se ha roto/ como un lamento azul/ de ángel o de niño”; con ello consigue descripciones impresionistas combinando perífrasis, compara­ ciones, sinestesias y enumeraciones breves: “donde la luz florece/ bajo forma de pájaro./ Palomas como nieve/ lamen dulces el aire./ Altas plumas de brisa,/ picos suaves,/espumas blancas,/ alas,/olas latiendo,/ viento” (XVIII); en el po­ ema XX: “la redondez perfecta del otoño”, aporta un concepto atribuido al otoño que se reitera bajo forma gramatical diferente con diversos elementos de la naturaleza: “Oh tierra, nubes, mares/ redondamente dulces”(XXI). 128 JOVITA BOB ES NAVES

La poetisa mantiene al principio y al final de su obra la misma intuición calificativa al destacar cualidades proporcionadas por dos adjetivos atribuidas sorprendentemente al color de los cielos en su último poema y a la vida en la primera composición: “-vida pequeña y frágil como junco que se quiebra” (I), y añadiéndoles un rasgo ponderativo : “Qué pequeño y qué frágil es el color de los cielos” (XXIV). En el último poema proporciona una serie de relaciones sinestésicas que nos llevan a meditar en las cosas enunciadas y a fijarnos en las relaciones es­ tablecidas que van seguidas de unas relaciones normales, en las que los recur­ sos poéticos son otros, de tipo recurrente, entre los que de vez en cuando se intercalan relaciones semánticas inesperadas: “brevísimo resplandor que unas manos abarcan”, para terminar con una perífrasis metafórica sorprendente y en consonancia con el tema del poema, la fugacidad del vivir, la brevedad del tiempo y de las cosas que se ven afectadas a lo largo de la composición por los términos “brevedad” y “apenas tiempo” que introducen las expresiones o las acciones y que comunican al conjunto el mismo efecto, para terminar con “cuando la brevísima luz sobre nuestros ojos ya no brille”, brevedad del vivir representado en la luz, que ya hemos visto antes en otros poemas. Su carencia significa la muerte. Las metáforas de No somos ángeles son, pues, variadas, desde los símiles más sencillos a las metáforas verbales o adjetivas, metáforas atributivas, apo- sicionales, de términos adyacentes, metáforas puras, o unidas a las sinestesias de resonancias simbolistas, con efectos sémicos sorprendentes y exigen una interpretación poética intuitiva más que lógica, porque metáforas y sineste­ sias, e incluso otros recursos poéticos como pueden ser los fónicos, suspenden las normas habituales de relación de las palabras y de su significado y produ­ cen anomalías semánticas plenas de connotaciones poéticas.

CONCLUSIÓN La lista de los procedimientos destacados en esta obra podría ser intermi­ nable en cuanto a ejemplos y variaciones, pero los aspectos tratados, aunque en forma somera, permiten hacer una lectura particular de la que destacamos la voz juvenil y novedosa de una poética, a la vez original y continuadora de nuestra mejor tradición literaria. Su gramática poética descubre una poesía es­ pontánea, pero elaborada intelectualmente, con temas de ahora y de siempre, con un uso sorprendente del lenguaje que destaca por la variedad, brillantez y originalidad de la adjetivación, de las metáforas, de las sinestesias o de la acu­ mulación eficaz de estructuras léxicas, sintácticas y fónicas recurrentes, opor­ tunas para manifestar con gran variedad de formas la visión original y subjeti­ va de una realidad observada como la de su entorno material y humano. LECTURA DE “NO SOMOS ÁNGELES”, DE ROSARIO NEIRA PIÑEIRO 129

Realidad exterior que sirve de fondo o es causa de una reflexión poética ínti­ ma y sensible. El uso especial de los recursos lingüísticos o poéticos que hemos desta­ cado los convierte en verdaderos signos líricos, y ponen de manifiesto la re­ sistencia de la lengua, gastada en sus palabras y en sus estructuras y de las que la poetisa parte, alaborándolas intensamente para darnos una visión particular del mundo, única y subjetiva, la suya. Su voz destaca la superficie de las cosas en cuanto al entorno espacial preferentemente urbano, aunque con nostalgia de paisajes campestres o mari­ nos, donde la naturaleza es observada en su esplendor o en su deterioro, y pro­ fundiza al meditar sobre el ser humano, su condición, la fugacidad del vivir y la brevedad del tiempo vital. Para ello toma las palabras, y, se rebela al sentir­ las gastadas, y las coloca con originalidad. La misma poetisa destaca en una cita de la solapa de su libro que ia obra “es una mezcla de intimidad y realismo”, y comenta: “Me interesa el mundo interior, el de los sentimientos, al mismo tiempo que me atrae el mundo exte­ rior, el que incluye las relaciones con el mundo que nos rodea. Por eso escri­ bo indistintamente de incomunicación y palabras, de belleza y sufrimientos”.

BIBLIOGRAFÍA

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NATALIA TIELVE GARCÍA

La recientemente desaparecida Cárcel de Partido y Depósito Municipal de la villa de Gijón popularmente conocida con el nombre de Cárcel del Coto, se debe a las trazas del arquitecto municipal D. Miguel García de la Cruz. El proyecto es presentado y aceptado por el Ayuntamiento gijonés en el mes de julio del año 1905, tras una larga y polémica historia de peticiones de refor­ ma del sistema carcelario de la villa y de proyectos rechazados para el diseño de la nueva prisión. Las obras daban comienzo en abril de 1906 y la inaugura­ ción del nuevo complejo tenía lugar el 9 de agosto de 1909, aunque la recep­ ción definitiva de la obra no se produciría hasta noviembre de 1911. La prisión del Coto se configuraba, en primer término, como una cárcel de partido1, esto es, un centro de reclusión de carácter preventivo en el que el preso es retenido antes de la celebración del juicio correspondiente. En segun­ do lugar, funcionaba como depósito municipal, es decir, como una prisión pa­ ra individuos condenados a faltas gubernativas.

1. ANTECEDENTES Las iniciativas encaminadas a la construcción de una nueva cárcel de par­ tido arrancan de los años centrales del siglo XIX, en vista de la deplorable si­ tuación en la que se encontraba la existente. Ésta se hallaba localizada en el barrio de Cimadevilla, oficiando como tal la antigua Casa Consistorial -d e he­ cho, la Torre del Reloj era conocida popularmente como Torre de la Cárcel Vieja- El edificio no reunía las más imprescindibles condiciones de seguridad y salubridad y sus dimensiones eran ridiculas para la población penal que aco­

1 A partir de la división provincial implantada por la Regencia Liberal de María Cristina, se producía la creación de los Partidos Judiciales, como sistema de demarcación territorial de la Península. Uno de es­ tos partidos era el de Gijón, conformado por los Ayuntamientos de Gijón y de Carreño. La cárcel de par­ tido era, por tanto, la prisión del Partido Judicial de Gijón y dependía de manera directa del Ministerio de la Gobernación, aún cuando fuese financiada por las arcas municipales de Carreño y de Gijón. 132 NATALIA TIELVE GARCÍA gía, aunque ésta rara vez superaba los treinta o cuarenta individuos. Calificada como inmunda mazmorra por sus contemporáneos, en ella los pre­ sos permanecían hacinados de modo caótico e inmoral. Sus destartaladas y húmedas salas carecían de adecuadas medidas de iluminación y de ventila­ ción; se encontraban plagadas de miasmas y repletas de inmundicias. Eran de­ pendencias antihigiénicas que atentaban no sólo contra la salud del propio preso, sino también contra el conjunto de la población gijonesa. Por añadidura, no existían una sistema que permitiera clasificar y sepa­ rar a los reclusos entre sí. La prisión carecía de habitaciones separadas para los delincuentes de mayor índice de criminalidad, presos comunes y deteni­ dos en depósito municipal por faltas gubernativas. Tampoco estaban aislados los presos jóvenes de los adultos, con los peligros que ello conllevaba para la corrupción de los menores. Incluso la separación por sexos eran tan frágil que la promiscuidad estaba a la orden del día. Pero no debemos pensar bajo ningún concepto que esta fuese una situa­ ción exclusiva de la cárcel de Gijón. Por el contrario, las malas condiciones de vida eran compartidas en mayor o menor grado por la totalidad de los es­ tablecimientos carcelarios españoles de la época. La mayor parte de las ciuda­ des contaban con este mismo tipo de prisión municipal, en donde se utilizaba un sistema análogo de cuadras o dormitorios colectivos. Por lo general, no existían camas y éstas eran sustituidas por simples petates, habitualmente su­ cios y llenos de parásitos, que de día se colgaban de palos fijos en la pared pa­ ra despejar el suelo. La vida de los presos transcurría la práctica totalidad de la jornada en el patio, elemento indispensable en estas pequeñas prisiones, en el cual solía existir una fuente donde los presos bebían y lavaban sus ropas2. Es comprensible que ante este penoso estado el conjunto de la sociedad fuese paulatinamente tomando conciencia de reformar el régimen penitencia­ rio. Se abogaba por un nuevo modelo de prisión que favoreciese la reinser­ ción del preso en la sociedad; se consideraba que sólo era cuestión de modifi­ car el ambiente. Las nuevas cárceles, ventiladas, higiénicas, correctamente iluminadas, con amplios patios y adecuadas medidas para el aislamiento de

2 A pesar de esta inmunda situación de las prisiones decimonónicas, se habían conseguido notables avan­ ces con respecto a los siglos precedentes. Frente a la concepción propia del Antiguo Régimen del delin­ cuente como pecador, que debía purgar su culpa con un sufrimiento corporal o con la muerte, a partir de la Ilustración se introducen las nuevas ideas de beneficencia, filantropía e higiene públicas. Los reclusos comienzan a ser tratados con mayor humanidad, aún cuando hubieran cometido el más horrible de los crímenes. Surge un nuevo concepto de la justicia, en virtud del cual el delincuente debe ser desposeído del derecho a la libertad hasta que haya cumplido su culpa. Sólo el arrepentimiento y la enmienda pue­ den redimirle. La reeducación y el trabajo asiduos pueden transformar y regenerar a un malhechor, con­ virtiéndole en una persona decente capaz de reintegrarse a la sociedad. La introducción del tiempo como forma de castigo y de corrección del hombre era la gran conquista que se había alcanzado. La cárcel, en este sentido, más que un lugar de suplicio habría de ser un correccional y un reformatorio. UNA APROXIMACIÓN A LA ARQUITECTURA PENITENCIARIA DECIMONÓNICA 133 los presos, harían posible el retorno a la sociedad de honrados ciudadanos. El nuevo sistema proponía la aplicación del régimen de celdas individuales o, cuando menos, de pequeños grupos de reclusos, debidamente clasificados se­ gún el grado de gravedad de su delito, sexo y edad. La instrucción de los re­ clusos dentro de la propia cárcel, mediante la construcción de talleres, era un eficaz instrumento para conseguir estos objetivos. En este sentido, el modelo de prisión propuesto por el inglés Jeremías Bentham3 se tomaría como el sis­ tema más adecuado para aplicar a los nuevos sistemas carcelarios. Se trataba del modelo del panóptico, un tipo arquitectónico susceptible de ser aplicado a todo tipo de edificios de carácter colectivo - prisiones, hospitales, manicomios y demás establecimientos análogos-. Proponía un sistema científico de casti­ go, de control visual y moral del recluso, un auténtico laboratorio del com­ portamiento humano. Bentham quería demostrar de este modo que al hombre no se le dominaba por la fuerza bruta y la esclavitud, sino más bien a través de la persuasión y de la influencia del ambiente y disposición espacial de su en­ torno4.

2. LAS DIVERSAS SOLUCIONES PARA LA NUEVA PRISIÓN GIJONESA Desde que en los años centrales del siglo XIX se promueven las primeras iniciativas encaminadas a la reforma del sistema penitenciario de la villa, se sucederán una serie de propuestas para el diseño de la futura prisión, a la par que se barajan hasta quince posibles emplazamientos para la misma5. En este

3 El filántropo y jurista inglés Jeremías Bentham, con su libro Panoticon or the Inspection Hause, editado en 1789, contribuyó de manera decisiva a transformar el modelo de prisión en todo el mundo. Proponía un modelo de edificación celular y con planta centralizada. En su punto central se elevaba una torre de vi­ gilancia desde la cual un único guardián podía ver y controlar a todos los prisioneros en sus celdas. Se preveía la existencia de una serie de dispositivos tubulares que permitirían al guardián oír a los presos y amonestarles. Era una especie de ojo omnipresente que gravitaba en todo momento y sin descanso sobre el penado. En el panóptico se tenían en cuenta las más avanzadas medidas de higiene, iluminación y ven­ tilación. Desde el punto de vista arquitectónico, se planteaba como un edificio moderno en el más estric­ to sentido de la palabra, tanto por su estructura, como por sus diseño y materiales -hierro, cristal y pie­ dra, materiales incombustibles-. Es un esquema arquitectónico funcional e utilitario, muy cercano en sus planteamientos a modelos utópicos decimonónicos en la línea del Falansterio de Fourier. 4 Este modelo del panóptico fue pronto conocido en España, gracias sobre todo a la difusión que ejerció el abogado Jacobo Villanova en la década de 1830. Sin embargo, habría que esperar hasta la Restauración, tras la caída de la Primera República, para que se levantasen cárceles de importancia en numerosas provincias españolas. En ellas se tomaría como modelo de edificio el que ofrecía la Cárcel Modelo de Madrid -edificada en 1877- y que seguía en sus planteamientos el esquema del panóptico con algunas reformas. Este edificio sería tomado como ejemplo en el resto de las prisiones españolas le­ vantadas con posterioridad, incluida nuestra cárcel de partido. 5 Las propuestas engloban hasta catorce posibles emplazamientos ubicados en diversas zonas de la localidad, en su mayor parte periféricas, tales como terrenos situados en la parroquia de Ceares (1895), en las inme­ diaciones de la Carretera de Oviedo (1895), en el barrio del Natahoyo (1895), en Santa Eulalia (1896), etc. 134 NATALIA TIELVE GARCIA sentido, de acuerdo con las preocupaciones higienistas que triunfaban en estas fechas y en atención a criterios de índole económica, el Ayuntamiento acuer­ da finalmente -en 1898- adquirir unos terrenos en el Coto de San Nicolás, pertenecientes a la parroquia de Ceares, destinados a la edificación de un con­ junto compuesto por la nueva cárcel, un cuartel y otros servicios6.

2.a. PRIMER PROYECTO: ARQUITECTO LUCAS Ma PALACIOS. 25-111-1879. El edificio proyectado por Lucas María Palacios7 estaba diseñado para ser emplazado en un terreno ubicado en el Arenal de San Lorenzo8 y era concebi­ do como un sistema de prisión celular, con arreglo a lo dispuesto en la Real Orden del 7-VIII-18779. El criterio que predominaba era el de que los internos debían permanecer separados entre sí, en un aislamiento total. Conviene seña­ lar en este sentido los cuatro esquemas carcelarios que se barajaban en la se­ gunda mitad del siglo XIX, y que son los que siguen:

• Modelo celular absoluto, con permanente reclusión del individuo en su celda y sin trabajo: Modelo de Pittsburg. • Modelo celular absoluto, pero con trabajo en la celda: Modelo de Pensilvania o Filadelfia.

6 Estos terrenos fueron adquiridos a herederos de Victor Morán y constituían una manzana de 38 días de bueyes. Se localizaban en el Coto de San Nicolás, uno de los sectores que fueron incorporados al núcleo urbano por medio del mecanismo de las “parcelaciones particulares” entre 1880 y 1910. La Junta de Cárceles tuvo en cuenta para su adquisición la situación elevada de estos terrenos como garantía de sus óptimas condiciones higiénicas; la pendiente que se establecía entre los mismos y la zona llana de la po­ blación, hacía que los desagües se efectuasen de manera idónea y sus sistemas de ventilación e insola­ ción fuesen también muy adecuados. 7 Lucas María de Palacios es un arquitecto nacido en Gijón a mediados del s. XIX. Su principal trabajo fue el diseño de los planos de las Casas Consistoriales de Gijón y de Infiesto, ambas eregidas bajo su di­ rección. Es también el autor del proyecto de la iglesia de estilo neobizantino de Colunga, comenzada en 1881 y de una Memoria de Restauración para la Colegiata de Covadonga. 8 El solar estaba emplazado entre la calle Ezcurdia, el Campo de las Monjas y la calle de San Agustín. Sus dimensiones eran menores que las que poseía el emplazamiento finalmente escogido y no reunía tan óptimas condiciones de salubridad como aquel. 9 En 1869 se había redactado una ley de reforma penal que contenía algunas de las bases sobre las que de­ bía fundarse un nuevo sistema penitenciario. En esta ley se ordenaba que las cárceles de partido espa­ ñolas fuesen transformadas en el plazo de tres años ; sin embargo, la norma no fue cumplida en ningu­ no de sus preceptos y las prisiones continuaban idéntico estado durante la década de 1870 e incluso en la de 1880 en buena parte de España. La desatención a esta ley respondía sobre todo al grave estado de penuria en que se encontraban el Tesoro Público y los Municipios. El 8-VII-1876 se formula una nueva ley en virtud de la cual se construye la Cárcel Modelo de Madrid. En atención a ella, el Ministerio de la Gobernación dictamina que las cárceles de partido deben ser convertidas en celulares, aplicando el cri­ terio de aislamiento absoluto del reo. El R.D. del 4-X-1877 reafirmaba esta tendencia y prescribía las condiciones que debían ser cumplidas en los futuros diseños carcelarios - número, dimensiones y es­ tructura de las celdas, planeamiento de las áreas de servicio y de administración de la prisión, diseño de la enfermería y anexos, normas de régimen interno, etc. -. UNA APROXIMACIÓN A LA ARQUITECTURA PENITENCIARIA DECIMONÓNICA 135

• Modelo de aislamiento absoluto en la celda durante la noche y comuni­ cación durante el día en los talleres, donde los reclusos trabajan: Modelo de Auburn. • Modelo irlandés: esquema donde el preso comienza cumpliendo su con­ dena por el sistema celular absoluto; luego la continúa por el mixto de trabajo colectivo durante el día y aislamiento nocturno ; y finaliza en una colonia penitenciaria.

Este sistema celular absoluto que ponderaba el proyecto de Palacios re­ sultaba enormemente polémico. Sus defensores argumentaban que el aisla­ miento de los reclusos favorecía la moralidad de las prisiones, evitaba la pro­ miscuidad y el hacinamiento de las viejas cárceles. Sus beneficios se mostra­ ban sobre todo en lo que respecta al estado del preso preventivo, esto es, aquel que está pendiente de juicio y del que se desconoce su culpabilidad o inocen­ cia -la lentitud de la justicia española provocaba que los juicios tardaran en producirse entre nueve y dieciocho meses, tiempo en el cual el preso preven­ tivo debía convivir con el resto de los reclusos, favoreciendo su posible co­ rrupción-. Aunque los detractores del sistema estaban de acuerdo con un cier­ to grado de aislamiento de los internos, cara a favorecer las medidas de con­ trol y de seguridad, se mostraban en todo punto reacios a la incomunicación absoluta de los reclusos, argumentando los graves e irreparables daños psico­ lógicos que la soledad acarrearía al individuo. El primer diseño para la cárcel de Gijón nos presenta un edificio de plan­ ta rectangular, dispuesto a dos alturas, que constituye la prisión propiamente dicha, a la que se suma un pabellón de menor tamaño, por el que se accede al complejo, destinado a los servicios de Administración -Portería, oficina del Alcaide, Cuerpo de Guardia, Sala de Filiación de presos, etc.- Un paseo de ronda circumbala el conjunto y cierra el complejo un muro de ronda en cu­ yos cuatro ángulos se elevan torreones de vigilancia. El complejo habría de ocupar una superficie de 3.996 metros cuadrados, con patios y ronda, además de los 347 metros cuadrados que abarcaba el edificio de acceso. Este proyecto carcelario se inspira en el sistema del panóptico de Bentham, de manera que sus distintas partes se estructuran en tomo a un cuerpo central en el que se emplaza el centro de vigilancia. En este punto apa­ rece también instalado el altar para celebrar la misa, y desde él parten las alas para presos y los cuartos de vigilantes. A ambos lados del vestíbulo que da ac­ ceso al edificio se sitúan una serie de dependencias que, como veremos, se mantendrán en los proyectos posteriores. Se trata de los locutorios, las salas de consulta de abogados y jueces, los tribunales, etc. Son, junto con el edificio de Administración, los espacios de carácter público de la prisión, relacionados con el exterior. A partir de ellos, el grado de privacidad aumenta desde el mo- 136 NATALIA TIELVE GARCÍA mentó en que atravesamos los dos rastrillos y penetramos en la cárcel propia­ mente dicha. En este piso bajo se disponen buena parte de las celdas, junto a las cocinas, baños, almacenes, la enfermería y el depósito de cadáveres. Además, en el cuerpo del fondo, se distribuyen los patios celulares para el pa­ seo controlado de los presos. La planta principal, por su parte, acogía las cel­ das para mujeres -que contaban con su propia enfermería- además de las ha­ bitaciones para presos distinguidos, el Salón de Actos, el archivo de la cárcel y la sacristía. Las causas que motivaron el rechazo por parte del Ayuntamiento de este diseño fueron varias. En primer lugar, estaban las derivadas de su ina­ decuado emplazamiento -el Arenal de San Lorenzo no reunía óptimas con­ diciones de seguridad y salubridad-. A ello se añade la preferencia por un sistema de prisión mixto, contrario al aislamiento absoluto del preso que proponía Palacios, y que estaba más acorde con las preocupaciones huma­ nitarias que manifestaban inspirar a los miembros de la corporación mu­ nicipal.

2.b. SEGUNDO PROYECTO: ARQUITECTO MARIANO MEDARDE. 9-XII-1898. Este segundo proyecto para la moderna prisión vuelve curiosamente a optar por el sistema celular puro -con aislamiento total y sin trabajo del re­ cluso-. A diferencia del anterior, está ya concebido para su emplazamiento en los terrenos recién adquiridos por el Ayuntamiento en el Coto de San Nicolás. Mariano Medarde10 propone un edificio de mayores dimensiones que el pre­ cedente. Se trata de un complejo de planta rectangular y que se desarrolla en tres alturas. Su extensión es de 4.523 metros cuadrados, de los cuales 512 me­ tros cuadrados corresponden a la Casa de Administración. Se ingresa al edifi­ cio por medio de una sola puerta situada en este último pabellón, en cuya planta baja se sitúan dependencias como el Cuerpo de Guardia, la Portería, la Oficina del Alcaide y salas para espera y filiación de presos. En la planta principal del cuerpo de Administración se recogen los dormitorios para el Alcaide y los vigilantes. En la planta baja del edificio de la prisión propiamente dicha se sitúa, en primer término, el vestíbulo, a cuyos lados se distribuyen los locutorios y las salas de consulta y declaraciones. Flanqueando el paso entre rastrillos que da acceso a la cárcel, aparecen departamentos destinados para cocinas, almace­ nes de víveres, lavaderos y otros servicios. A continuación, la zona central del

10 M. Medarde, arquitecto municipal de Gijón entre 1891 y 1899, es autor de diversas obras en el concejo, destacando los proyectos para el Mercado de San Lorenzo y el Mercado del Sur. UNA APROXIMACIÓN A LA ARQUITECTURA PENITENCIARIA DECIMONÓNICA 137 complejo aparece presidida por el centro de vigilancia, con el altar incluido en su interior. A partir de esta zona se distribuyen las celdas destinadas a hom­ bres, a la izquierda, y a mujeres, a la derecha. Los patios, al fondo, presenta­ ban una análoga distribución por sexos. Las habitaciones carecían de ventanas y su iluminación y ventilación se efectuaban a través de un cuerpo de vanos abierto en la parte superior de la galería que separaba las hileras de celdas. En la planta principal del edificio se situaba otro grupo de celdas destinadas arrestados, presos distinguidos, presos políticos y menores de edad. Por últi­ mo, en la segunda planta se distribuían otras serie de celdas para hombres y mujeres convenientemente separadas por secciones. El proyecto de Medarde contó en principio con el apoyo del pleno muni­ cipal y dieron comienzo a las obras, actuando como contratista Calixto Alvargonzález". Razones de índole económica impidieron la continuación de las obras, a lo que vendría a añadirse un cambio de criterios entre los miem­ bros de la Corporación Municipal, a propuesta de la comisión de cárceles. Estos juzgaban que el modelo de prisión de Medarde no llenaba las necesida­ des del servicio que la prisión debía prestar, al tiempo que no se ajustaba a las disposiciones legales vigentes -el Real Decreto de 1889 entendía que no po­ día prevalecer el sistema celular puro debido a su carácter irracional y poco humanitario-. Por estas razones se acuerda encargar un nuevo proyecto al ar­ quitecto municipal Luis Bellido, acorde con el sistema penitenciario de carác­ ter mixto.

2.c. TERCER PROYECTO: ARQUITECTO LUIS BELLIDO. 30-IX-1903. El diseño que L. Bellido12 plantea ante la Junta de Cárceles daba pie a la construcción de un ambicioso complejo arquitectónico con una capacidad pe­ nal de 421 reclusos, desarrollado en tres cuerpos de altura. Se trataba de un edificio de planta rectangular rodeado por un paseo y por un muro de ronda, como venía siendo habitual en proyectos precedentes, y con análoga disposi­

11 El 15-IX-1900 el Ayuntamiento había adjudicado las obras al constructor Calixto Alvargonzález, con un presupuesto de 368.449 pts. En septiembre de 1902 se le concede la rescisión del contrato, dado que las obras implicaban un coste superior al inicialmente previsto. En este momento tan sólo se había iniciado el movimiento de tierras previo a la construcción. 12 Luis Bellido González (1869-1955), diplomado por la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1894, de­ sarrollará su carrera profesional en dos etapas bien diferenciadas: la madrileña y la asturiana. Arquitecto municipal de Gijón hasta 1908, desarrolló una intensa actividad constructiva en Asturias, concerniente al campo de la arquitectura residencial, civil y religiosa -templo de San Lorenzo en Gijón, iglesia de San Juan el Real en Oviedo, el edificio del Crédito Industrial Gijonés, etc-. En todos estos diseños se manifiesta su papel fundamental como puente de enlace generacional entre el Eclecticismo y el Modernismo. Sus construcciones evidencian su carácter cosmopolita y cultivado, siempre en contacto con las corrientes arquitectónicas europeas contemporáneas. Por ello se reveló como uno de los princi­ pales introductores de las corrientes internacionales del Modernismo en nuestra región. 138 NATALIA TIELVE GARCÍA ción a la entrada de un Pabellón de Administración que albergaba los servicio que relacionan a la prisión con el exterior. Lo novedoso del planteamiento radica en la concepción del edificio de la cárcel en sentido estricto. Este adquiere la forma de una estrella de seis radios, que convergen en un cuerpo central donde radica el centro general de vigilan­ cia. En la planta baja, el primero de estos radios daba cabida al pabellón de entrada -que incluía vestíbulo, locutorios, salas de consulta, rastrillos, etc.- y los otros cinco se destinaban al emplazamiento de talleres, distribuidos con arreglo a cinco categorías distintas de presos: mujeres, menores de edad, sen­ tenciados a arresto menor, sentenciados a arresto mayor y presos preventivos. La sección femenina se encontraba particularmente aislada del resto, con el fin de acentuar la incomunicación de este grupo, evitando todo riesgo de pro­ miscuidad y comportamiento inmoral. La planta principal del edificio acogía las celdas para los prisioneros, que repetían la misma distribución por secciones que se observaba en el pi­ so bajo. A estas dependencias se añadía un salón de actos y una escuela pa­ ra la instrucción de los menores. El tercer piso contenía un grupo de celdas para presos distinguidos y de pago , habitáculos mucho más espaciosos y mejor acondicionados que los que recogían al resto de los prisioneros. En toda la zona central del edificio, a la altura de la planta principal y del últi­ mo piso, se situaba una tribuna celular, desde la cual los reclusos asistían a la misa que se celebraba en el altar dispuesto en el centro de vigilancia. La distribución de la tribuna se ajustaba a la misma voluntad de aislamiento en­ tre los distintos grupos de presos que se manifestaba en el ámbito de los ta­ lleres y de las celdas; en este caso un sistema de rejas de celosía facilitaba la incomunicación. La filosofía que inspiraba el modelo de Bellido era mucho más avanzada que la que veíamos en sus predecesores. Abogaba por un régimen penitencia­ rio no ya celular puro, sino de carácter mixto, con arreglo al cual se hacía tra­ bajar a los presos y se fomentaba su corrección en común, reservando la celda tan sólo para el aislamiento nocturno. A todas luces se trataba de un sistema que atenuaba los rigores del régimen carcelario y que avanzaba hacia una con­ cepción de las prisiones como casas de corrección y de salud del espíritu, por oposición a la consideración de establecimientos de castigo que hasta enton­ ces habían tenido. Pese a los beneficios que el modelo de Bellido aportaba, la Junta de Cárceles decide rechazar el proyecto por razones de índole fundamentalmen­ te económica : se trataba de un complejo arquitectónico demasiado costoso y excesivamente amplio para los medios y necesidades del Partido de Gijón. De ahí que se encomiende la redacción de un cuarto proyecto al entonces arqui­ tecto municipal D. Miguel García de la Cruz. UNA APROXIMACIÓN A LA ARQUITECTURA PENITENCIARIA DECIMONÓNICA 139

2.d. CUARTO PROYECTO: ARQUITECTO MIGUEL GARCÍA DE LA CRUZ. 9-VII-1904. Este cuarto proyecto, aunque se mantenía dentro del esquema filosófico del modelo de Bellido, acorde con un régimen penitenciario de carácter mix­ to, resultaba más adecuado a los intereses del Ayuntamiento gijonés. García de la Cruz13 planteaba un edificio mucho menos ambicioso, pensado para una población penal de 159 reclusos y, por lo tanto, resultaba más viable desde el punto de vista económico. Optaba por un complejo de planta rectangular dis­ tribuido en dos niveles de altura. El acceso al mismo se efectuaba a través del tradicional sistema de ubicación de un Pabellón de Administración a la en­ trada. El edificio carcelario adoptaba una disposición de panótico, de manera que, en torno a una rotonda central que acogía el centro de vigilancia y el al­ tar, se disponían cuatro secciones: una destinada a menores, otra a mujeres, una tercera a varones adultos condenados a penas de arresto mayor, y la últi­ ma para los que cumplían penas de arresto menor. En la planta baja se dispo­ nían una parte de las celdas, junto a los talleres de trabajo, lavaderos, aseos, patios y una enfermería separada por sexos. La planta principal, por su parte, presentaba una distribución del resto de las celdas de acuerdo con otras categorías de presos: prisioneros políticos, presos distinguidos y de pago. Se incluían en este piso también los locutorios, los dormitorios para el personal de la cárcel y una escuela. Como en el dise­ ño de Bellido, existía una tribuna celular en la zona central desde la cual los prisioneros asistían a las ceremonias litúrgicas, convenientemente separados entre sí. En el proyecto de Bellido, se planteaba la presencia de un refectorio para las comidas, elemento al que ahora se renuncia por motivos económicos. Se consideraba que, dado lo frugal de la comida de los presos, bastaban el ta­ ller o el propio dormitorio como comedores, de manera que las camas pudie­ sen ser recogidas durante el día dejando espacio para aquel objeto. La Junta de Reforma de la Cárcel de Partido acuerda no aceptar este pro­ yecto de García de la Cruz por razones de naturaleza económica -excede la asignación presupuestaria de la que disponen los ayuntamientos interesados, el de Gijón y el de Carreño-. De ahí que encomienden al mismo arquitecto la realización de un nuevo proyecto más modesto, acorde con una población pe­

13 Miguel García de la Cruz (1874-1935) fue diplomado por la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona en 1898, y nombrado arquitecto municipal de Gijón en 1904, tras la renuncia de L. Bellido, cargo en el que permanece hasta 1932. Gran aficionado a las artes plásticas, fue diseñador de muebles, esculturas, herrajes, panteones, etc. Junto a la cárcel, es también el tracista de otras construcciones ca­ racterísticas del Gijón del 1900: Casa Paquet, el edificio de la Maternidad, “La Iglesiona”, etc. Son di­ seños que tienden a la preponderancia de la línea recta, al cruce de perpendiculares, convirtiéndose en caja de resonancia del modernismo de la Escuela de Glasgow, cuyos principios García de la Cruz ade­ cúa a las necesidades y exigencias de la burguesía local. 1 4 0 NATALIA TIELVE GARCÍA

nal más reducida, en todo momento condicionado por la sencillez y economi- zación máximos, diseño que será el definitivo.

3. PROPUESTA FINAL: ARQUITECTO MIGUEL GARCÍA DE LA CRUZ. 18-VII-1905. El proyecto que finalmente se llevará a cabo para la construcción de la nueva prisión estaba pensado para una población penal de cien reclusos. Obedece al sistem a penitenciario mixto de celular y talleres comunes que ha­ bía inspirado las dos propuestas precedentes. Su planteamiento atendía a los principios enunciados por intelectuales progresistas como Concepción Arenal, que abogaban por convertir a las prisiones en centros correccionales y educadores del espíritu, por oposición a la consideración de establecimientos de carácter represivo que hasta entonces habían mantenido. Esta filosofía se preocupaba no sólo de evitar toda evasión y de procurar el aislamiento del criminal, sino también de que fuesen facilitadas las debidas condiciones de salubridad y un mejoramiento del individuo en el orden moral. En función de estos criterios, el arquitecto toma como modelo algunas cárceles europeas -suizas, irlandesas y alemanas fundamentalmente- en donde se abogaba por un sistema de enseñanza y educación para los presos, impartidos por personal ajeno a la cárcel. Este modelo tenía por objeto la regeneración y dignificación de los reclusos e implicaba una evidente atenuación de los rigores del régimen penitenciario. A través del trabajo en talleres se fomentaba la corrección de los reos en común, reservándose la celda tan sólo para el aislamiento nocturno del penado. De ahí que el arquitecto decida acogerse a los modelos penitencia­ rios que habían sido enunciados en la ley del 26-VII-1849, en la Real Orden del 6-II-1860 y en Real Decreto del 22-IX-1889, puesto que considera que és­ tos obedecen mejor a las modernas tendencias que los posteriormente publica­ dos en el Real Decreto del 4-10-1877, en arreglo al sistema celular puro. Las obras de construcción del conjunto fueron iniciadas en abril de 1906, actuando como contratista Manuel Suárez y García y ejerciendo como arqui­ tecto del contratista D. Manuel del Busto. El 1-VI-1909 se acuerda la recep­ ción provisional de las obras, produciéndose la recepción definitiva en no­ viembre de 1905, una vez realizadas una serie de obras de mejora y acondi­ cionamiento del edificio. La Junta de Inspección, Vigilancia y Administración de las Obras, creada en virtud del R.D. del 1-II-1904, aún continuó funcio­ nando hasta el 21-V-1915, fecha en que era abonado el total de los costes de las obras por parte de los Ayuntamientos interesados -Gijón y Carreño- al contratista. El edificio de la cárcel ocupa una superficie total de 6.181 metros cuadra­ dos y adopta en su disposición un esquema radial, el que se juzga como más UNA APROXIMACIÓN A LA ARQUITECTURA PENITENCIARIA DECIMONÓNICA 141 adecuado para que la vigilancia pueda ejercerse desde un sólo punto. Se sitúa en el ángulo sudoeste del terreno del que el Ayuntamiento dispone al efecto en el Coto de San Nicolás. Su distancia con respecto al límite externo de la po­ blación de Gijón era, en el momento de iniciarse las obras, de unos 800 me­ tros. Consta de una planta en forma de cruz de brazos desiguales, de manera que en el punto de enlace entre los brazos se sitúa el centro general de vigi­ lancia. El conjunto permanece encerrado dentro de un perímetro rectangular, rodeado por un paseo de ronda, que tiene una longitud de 400 metros, y cer­ cado por un muro de ronda en cuyos cuatro ángulos se elevan torreones de vi­ gilancia. El complejo se desarrolla verticalmente en dos alturas, planta baja y prin­ cipal. El ingreso al mismo se efectúa a través de un Pabellón de Administración , en cuya planta baja se localizan, a derecha e izquierda del vestíbulo, las siguientes dependencias: salas del jefe de guardia y del cuerpo de guardia, habitación del portero y portería, aseos, despacho del Alcaide, oficina y salas de filiación, registro y espera de los presos. En la planta princi­ pal se acogen los dormitorios del Alcaide y de los vigilantes. Atravesando este primer cuerpo, separado del resto del conjunto por el paseo de ronda, se accede a la prisión propiamente dicha. Por lo que respecta a la planta baja , a ambos lados de la puerta de entrada y el vestíbulo corres­ pondiente, se disponen dos pabellones que engloban los servicios de la cárcel relacionados con el exterior. Nos referimos a las salas de espera y de registro, la portería, los locutorios, las salas de declaraciones y consulta de abogados, salas de careo y de rueda de presos, un amplio salón de escuela y la sala de juicios. Los lo c u t o r io s se encuentran distribuidos en celdas para los visitantes, que se corresponden con otras para los presos, unas y otras convenientemente separadas por medio de un pasillo de vigilancia. La legislación vigente dicta­ minaba que el pasillo de vigilancia debía de tener una anchura mínima de un metro, al tiempo que consideraba que las celdas debían constar de rejas lo su­ ficientemente espesas como para impedir que de unas a otras pudieran pasar­ se objetos , sino por mano de los vigilantes. La ley prescribía además que el número de locutorios debía oscilar entre el 7.5 % y el 10 % de la población penal de la prisión. Al fondo del vestíbulo, flanqueando el paso entre rastrillos, se dispone el departamento destinado a los presos de tránsito de sexo masculino. Mientras, la sección que recoge a las presas de tránsito se sitúa dentro del ala femenina de la prisión, con la intención de unir bajo una misma vigilancia a todas las mujeres y mantenerlas totalmente independientes de la población masculina. Próximo al departamento de los presos de tránsito se localizan los habitáculos para d e t e n id o s -distribuidos en función del sexo y la edad de los mismos- que aparecen provistos de sus respectivas tribunas para escuchar misa. Se sitúan 1 4 2 NATALIA TIELVE GARCÍA en esta zona también las cocinas, con sus anejos de despensas, almacenes, la­ vaderos, tendederos, así como un cuarto para la desinfección de ropas sucias, y que constituyen el área de servicios de la prisión. Se disponían una cocina económica, junto a leñeros, carboneras, sumideros para las aguas sucias y fre­ gaderos. El almacén de víveres debía de contener los alimentos necesarios, cuando menos, para la comida de ocho días, y se ponía el máximo cuidado en sus condiciones de ventilación. En el fondo de este pabellón se ubica un salón de actos. La zona central de este primer piso acoge el centro de vigilancia, junto al a l t a r para la liturgia -elemento que se consideraba imprescindible para la re­ generación moral del recluso-. El altar quedaba cerrado o al menos disimula­ do mientras no se celebraban los oficios y, en sus inmediaciones, se disponían una sacristía, un confesionario y el comulgatorio. A partir del centro de vigi­ lancia se disponen las tres alas fundamentales del edificio: la que acoge a la s e c c ió n d e jó v e n e s , la sección de condenados a penas de arresto menor, y un tercer núcleo para los condenados a penas de arresto mayor. Los pabellones para condenados a arresto mayor y menor adoptan una disposición análoga: un taller en cada caso para 17 reclusos y un refectorio para las comidas, a los que se suman nueve celdas para los detenidos preventivamente. La sección de jóvenes aparece compartimentada en un taller para los arrestados, un refecto­ rio, cinco celdas para los detenidos y una escalera de comunicación con el pi­ so principal. En los refectorios correspondientes, los presos recibían dos ranchos dia­ rios. El primero, a mediodía, solía consistir en un plato de resistencia: cocido de garbanzos o de alubias con tocino, o bien un guiso a base de patatas o arroz. El rancho de la tarde estaba compuesto por un plato de sopa, que podía ser sustituido por un guiso de patatas con carne, junto con arroz con carne14. Completan esta planta baja los patios de paseo para arrestados y celulares y la enfermería. Esta última adopta una disposición también celular, compar­ timentada en una serie de habitaciones o celdas de carácter individual. En arreglo a las disposiciones legales vigentes, el número de salas debía ser, cuando menos, de un 6 % de la capacidad penal de la prisión. En comunica­ ción con la enfermería se situaba la botica, ubicada de manera que ni los olo­ res fuertes ni los ruidos del laboratorio pudieran molestar a los enfermos.

14 Como dato anecdótico, el día de la inauguración del edificio-9-VIII-1909- los reclusos contaron con un rancho extraordinario, compuesto de un primer plato de paella con pollo, jamón, ternera, pimientos y marisco; un segundo plato de bonito frito; postre de arroz con leche, junto a media botella de vino, café y sendas cajetillas de cigarros y cerillas para cada individuo. Este día el traslado de los presos se había efectuado en la madrugada desde la vieja prisión. Era un total de treinta reclusos, cinco de ellos muje­ res, que al llegar al nuevo edificio fueron sometidos a un riguroso aseo, provistos de nuevas ropas pro­ cedentes del ropero de la cárcel y que habían sido donados por la caridad. Serían luego recibidos por el primer Alcaide de la institución, D. Valentín E. Alvarez y Herrero UNA APROXIMACIÓN A LA ARQUITECTURA PENITENCIARIA DECIMONÓNICA 143

La planta principal aparece distribuida en celdas destinados a las distin­ tas categorías de presos: menores, mujeres, condenados a penas de arresto mayor y condenados a arresto menor. Cada grupo permanece aislado de los demás e incluido en su pabellón correspondiente. Las celdas tienen unas di­ mensiones de 4.3 metros de largo y 2.3 m. de anchura, junto a una altura de 4m. En la parte alta de las mismas, se abren unas ventanas ( 90 x 65 cm ) que facilitaban la iluminación y ventilación , dispuestas a un nivel suficiente para imposibilitar las fugas. Las puertas de acceso a las habitaciones estaban blin­ dadas con chapa de hierro de 4 mm. y recubiertas de tableros de madera de 5 cm. de grosor; presentaban a la altura conveniente una mirilla para la vigilan­ cia y un ventanillo con repisa para servir la comida en el caso que fuera ne­ cesario. El menaje de cada celda incluía, junto a una cama de hierro plega­ ble y fijada a la pared, un retrete inodoro, un lavabo para el aseo diario, así como una mesa y una banqueta de pino rojo - la mesa permanecía fijada a la pared y la banqueta se unía a ésta por medio de una cadena de hierro- Hay que señalar que, en los pabellones para condenados a penas de arres­ to mayor y menor, se disponían además celdas para los prisioneros distingui­ dos y de pago. En este sentido, las medidas legales dictaminaban que en cada cárcel de partido podían existir un número de celdas para presos de distinción no superior al 2 % del total de las celdas. Estas habitaciones constaban de una sala-dormitorio en la cual existía una reja disimulada que comunicaba con otra pieza que servía de locutorio. La sección femenina, por su parte, estaba dispuesta sobre el ala que en la planta inferior correspondía al vestíbulo y dependencias limítrofes. El pabe­ llón de mujeres se componía de un taller para seis arrestadas, una celda de pa­ go, un refectorio para las comidas y los dormitorios para las arrestadas. Completaban esta sección cuatro celdas para detenidas de carácter preventivo, la sacristía y un retrete. Uno de los aspectos que más se cuidaron en el diseño de la prisión estribaba en mantener constantemente la más estricta separación de este grupo de reclusas de la población masculina , como medida más opor­ tuna para la buena marcha de la institución penal, evitando todo riesgo de pro­ miscuidad y procurando una conducta moral intachable. Para acentuar estas consignas, sería incluida con posterioridad en el proyecto una reforma que, en virtud del la Real Orden del 18-VII-1905, ordenaba dejar una de las escaleras de acceso a la planta al servicio exclusivo del departamento de mujeres. A la altura de este piso principal se sitúa en la zona central una tribuna que rodea el cuerpo que acoge el centro de vigilancia con el altar. Se trata de una especie de balconcillo de 90 cm de anchura y dotado de un antepecho de hierro, desde el cual los reclusos podían asistir a las ceremonias litúrgicas. La tribuna se disponía de manera que los presos de cada sección no pudieran ver a los demás, por medio de rejas de celosía. Conviene insistir en el papel que 144 NATALIA TIELVE GARCÍA estas celebraciones tenían en las consideraciones morales del momento: la ca­ pilla funcionaba como dispositivo rehabilitador del centro, como un lugar desde el cual el preso podía oir buenos consejos y, gracias a ello, mejorar sus condiciones morales e higiénicas. De acuerdo con las preocupaciones higienísticas características de esta época del cambio de siglo, en el proyecto se establecía la disposición de una red de alcantarillado para facilitar el desagüe del edificio, junto a un avanza­ do sistema de agua corriente, distribuida por medio de una red interior de tu­ berías que llegaban a todas las dependencias que precisaban del suministro de aguas. Se levanta la mayor parte del edificio en fábrica de manipostería: cimen­ tación, muros de cerramiento y paramentos de contención. Los tabiques divi­ sorios interiores están ejecutados en fábrica de ladrillo y, a continuación revo­ cados con mortero y enlucidos con yeso. Estos tabiques aparecían pintados al temple liso, con excepción de un zócalo de óleo que aparecía bordeando todos los lienzos murales, salvo en las celdas y los dormitorios. Los paramentos ex­ ternos se encontraban a su vez revocados con mortero común y enlucidos con una capa de mortero hidráulico, sobre la cual se situaba la pintura. Los suelos de la planta baja estaban construidos a partir de bóvedas de ladrillo hueco, sobre las que se disponían tabiques verticales y un doble table­ ro de ladrillo hueco en el remate. Por lo que se refiere a los del piso princi­ pal, estaban formados por dobles bovedillas de ladrillo hueco entre viguetas de hierro laminado. La pavimentación de las dos plantas se realizaba por me­ dio de cemento Portland, salvo en el caso del Pabellón de Administración, donde era aplicado un pavimentado más noble: baldosín para cocinas y retre­ tes y un piso de tablas de madera en el resto de las dependencias. Presentaba el edificio un sistema de cubrición de carácter mixto a partir de una armadura de madera de pino rojo, sobre la cual se disponía un sistema de tejas planas, corrientes, sin molduras ni adornos. Las almenas, que aparecían como elementos de remate en el muro de ronda, estaban realizadas a partir de fábrica de ladrillo con enlucido y corrido de molduras de cemento. El mayor cuidado en el tratamiento estético de la obra recae sobre la fa­ chada principal del conjunto, correspondiente al Pabellón de Administración. Aparecen en esta fachada elementos correspondientes a los ciclos clásicos, propios de la arquitectura civil decimonónica -Casas Consistoriales y edifi­ cios análogos-. Entre estos elementos de corte clasicista destacan los guarda­ polvos que sirven para guarnecer los vanos en su tercio superior, los caneci­ llos fuertemente resaltados por debajo de las líneas de cubierta, o las pilastras almohadilladas que responden a un intento de romper con la monotonía de un muro liso. Estos motivos clasicistas aparecen conjugados con otros propios de la arquitectura civil del Medievo. Nos referimos al empleo de almenas re­ UNA APROXIMACIÓN A LA ARQUITECTURA PENITENCIARIA DECIMONÓNICA 145 matando el muro de ronda, a la colocación de torreones en los cuatro ángulos del complejo, a la presencia de un pseudopináculo y una crestería sobre la portada que da acceso al edificio y, particularmente, a los propios remates an­ gulares que aparecen dispuestos sobre la fachada principal, a modo de torre- tas. El eclecticismo que impera en la realización del conjunto se manifiesta con claridad en el tratamiento formal del vano de acceso. Este aparece conce­ bido a la manera de un arco muy rebajado y que, en lugar de jambas, se apo­ ya sobre columnas de fuste sumamente reducido, achaparrado, de proporcio­ nes anticlásicas, que recuerdan a arquitecturas del Románico español como la cripta del monasterio de Leire. Estos elementos hacen que podamos inscribir al edificio dentro de un estilo ecléctico que conjuga aspectos clásicos y me­ dievales, puramente arquitectónicos, interpretados de una manera muy libre y alejada de los dictados tradicionales. Prima en la estructura, por encima de todo, una economía de recursos, condicionadas por la necesidad de abaratar los costes de la construcción en la medida de lo posible. En última instancia, García de la Cruz ha intentado en este complejo crear una suerte de “arquitectura parlante”; un diseño que ofrezca una imagen de inexpugnabilidad; un diseño que recuerde a todos que sus inquilinos permanecerán inevitablemente encerrados dentro de sus férreos muros hasta que la justicia disponga lo contrario.

FUENTES Y BIBLIOGRAFIA

1. FUENTES DOCUMENTALES

-ACUERDOS MUNICIPALES DEL SIGLO XIX. Ayuntamiento de Gijón. Vol. 1. Epígrafe Cárceles, pp. 127-158. Archivo Municipal de Gijón. -EXPEDIENTES ESPECIALES DEL AYUNTAMIENTO DE GIJÓN, n° 97, 98, 99,100. Edificio Cárcel. Tomo 1, II, III, IV. Archivo Municipal de Gijón.

2. FUENTES HEMEROGRÁFICAS

-B.O.P.O. 28-XII-1894. -B.O.P.O. 10-X-1877. - GACETA DE MADRID, 5-X -1877. - EL COMERCIO (Gijón), 9-VIII-1909; 10-VIII-1909 ; 1 l-VIII-1909.

3. BIBLIOGRAFÍA

- Alonso Pereira,J.R.: “La arquitectura penitenciaria en Asturias: de las cárceles de partido a la panóptica de Oviedo”. Boletín Académico Escuela Técnica Superior da Coruña. Noviembre 1985, n° 2, La Coruña. - Bonet, J. A.: Biografía de la Villa y el Puerto de Gijón. Ayuntamiento de Gijón, Gijón, 1968. 146 NATALIA TIELVE GARCÍA

-B onet C o rrea , A.: “Arquitectura penitenciaria en España”. III Jornadas Penitenciarias Andaluzas (1985). Junta de Andalucía, 1987. - C ueto A la s , J. y otros: El Libro de Gijón. Naranco, Oviedo, 1979. - G arcía P r ado , J.: La villa de Gijón, Gijón, 1954. - L lorden ,M.: La producción de suelo urbano en Gijón (1860-1975), Oviedo, 1978. - M orales S aro , M.C.: Gijón 1890-1920. La arquitectura y su entorno. Gijón, 1978. - Pevsner ,N.: Historia de las tipologías arquitectónicas. Gustavo Gili, Barcelona, 1979. - Q uirós L inares ,F.: Las ciudades españolas a mediados del siglo XIX. Ambito, Valladolid, 1991. - V illar S a n g enis ,L.: Noticiero-Guía de Gijón, con ilustraciones y un plano general de la po­ blación. Gijón, 1911.

GIJÓN ANTIGUO: La Cárcel vieja (antiguo palacio de Munuza). UNA APROXIMACIÓN A LA ARQUITECTURA PENITENCIARIA DECIMONÓNICA

GIJÓN ANTIGUO: La Torre de la cárcel. 148 NATALIA TIELVE GARCÍA UNA APROXIMACIÓN A LA ARQUITECTURA PENITENCIARIA DECIMONÓNICA 149 LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN

FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS

El doméstico se caracterizaba por su dependencia civil; en el alba del li­ beralismo, el artículo 25.3 de la constitución de 1812 establecía que “el esta­ do de sirviente doméstico” suspendía los derechos de ciudadanía. Leemos en E c h e v e r z que “a los amos deben servir fielmente los criados y con afecto co­ mo quien sirve al mismo Dios en persona”1. El criado vive bajo la autoridad y tutela del jefe de la familia que es responsable jurídico de los actos cometidos por sus domésticos. Las Ordenanzas Judiciales de 17812 señalaban que los po­ saderos cuidarán “de la fidelidad de sus domésticos y personas de quien se confien” (título IV. 5) y asumían, sin innovaciones, la normativa preexistente acerca del régimen de tutela y gobierno de los domésticos: “Ninguno ha de admitir en su casa Criado, o Criada sin que le conste haber cumplido el tiem­ po estipulado con sus Amos, haber él despedido éstos, ó tener justa causa pa­ ra dejarlos” (título IX, 28)3. Como criados se buscaban personas de confianza y con garantías; de un extraño se podían esperar pocas cosas buenas. A r b io l era rotundo en cuanto a la importancia de la conducta de los domésticos: “los escándalos mas comu­ nes en las familias proceden de los vicios de los domésticos, que con sus ma­ los exemplos se pierden unos con otros”4. La literatura religiosa hacía hinca­ pié en la discreción como primera condición del doméstico: “¡Oh,y quantos

1 Pláticas doctrinales, Madrid, 1763, pág. 146. 2 Ordenanzas generales del Principado de Asturias. Preparación de Francisco Tuero Bertrand, Ed. de Bibliófilos Asturianos. Luarca, 1974. 3 El párrafo 31. del mismo título reza: “El Amo que haya despedido criado, ó criada ó á quien se le haya salido, lo noticiará quanto antes al Diputado de Policía, que cuydará de saber de su paradero”. Una Instrucción de la Sala de Señores Alcaldes de Casa y Corte de S.M. de 17 de noviembre de 1768 (vid. A.H.N., Consejos, libro 1484, nro. 85), reiteraba el cumplimiento de la ley II, tit.XX, libro VI de la Nueva Recopilación acerca de la imposibilidad de cambiar de amo “sin expresa licencia y consenti­ miento del Señor y Amo de quien se despidió”; también la Pragmática sobre lacayos de 25 de noviem­ bre de 1565 que es un primer régimen de la obligaciones del doméstico (vid. Reales Ordenanzas y Pragmáticas (1527-1567), Ed. Lex Nova, Valladolid, 1987; vid. ley I, tit.XX, libro VI de la Nueva Recopilación). 4 La familia regulada, Madrid, 1770, pág. 555. 152 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS criados hay que con sus cuentos dan motivo a pendencias y discordias. Nada causa tanta turbación en las familias como la mala lengua de un criado”5. Doña María Díaz, viuda y vecina de Oviedo, puso una querella criminal con­ tra su criada María González, soltera, “sobre aver falta a la confidenzia de criada”6. En un mundo de rumores y susurros y de perennes murmuraciones un criado demasiado hablador de las interioridades de la familia era una ame­ naza para el crédito y la buena fama de la casa; fray Ju a n B l á z q u e z senten­ ciaba que los criados faltaban al cuarto mandamiento respecto a sus amos “si dicen mal de ellos y descubren o publican los defectos de la casa”7, y el padre

J u a n M a r t ín e z d e l a P a r r a tronaba que los criados

“no han de ser chismosos, cuentistas, ni llevar y traer y alborotar las casas, que un criado cuentista, una criada chismosa, componiendo recados y añadiendo palabras, bastan para alborotar todo una República: Callar todo lo que sucede en casa, esa es vuestra obliga­ ción”8.

Los criados eran, llegado el caso, los ojos de sus amos; doña Micaela , esposa de don José María Rato, mayorazgo gijonés que tenía tratos con Josefa Fernández Barbado “llevaba muy a mal dicho trato tanto que le ponia espias quando salia de casa para que viesen donde se entraba como lo hizo va­ rias veces a su nombre Francisca Barredo su criada mayor”9. La convivencia propicia la familiaridad y las ocasiones para los excesos10: Manuela Ferrado, criada del marqués de Vistalegre condescendió a las solici­

5 Mr. C hevassu , Misionero parroquial, Madrid, 1796, pág. 109. Entre los pecados de los amos para con sus criados, Fr. A nselmo P etite consideraba el “dexarles coger malos hábitos de jurar, de murmurar, de decir palabras deshonestas” ( Conducta de confesores, Madrid, 1792, 2a impresión, traducción sobre la 6a edición francesa, pág. 78); los criados pecaban “quando cuentan las cosas que suceden en la casa y no es conveniente que se sepan”, “quando sin razón se quejan de sus amos o descubren sus defectos o mal genio” (id. pág. 80). 6 A.H.A., sección protocolos, serie Oviedo, leg. 563, f. 12 (1696). 7 Trompeta evangélica, alfange apostolico y martillo de pecadores, Madrid, 1742, pág. 719. 8 Luz de verdades católicas, Madrid, 1783, pág. 201. Dirá A rbiol : “se ha de zelar mucho en las criadas que no digan a otras personas lo que oyen en la casa donde sirven” (La familia regulada, pág. 510) y “que todos los domésticos que componen una familia christiana deben atender y mirar mucho, que por ellos no pierda su estimación y crédito la honrada casa donde viven” (id. pág. 539). 9 A.H.N., Consejos, leg. 2033, f. 39 v. (1796). 10 La literatura religiosa no cesaba de insistir en una cuestión de principio: evitar que la convivencia con­ duzca al parentesco. ParaP ouget , los amos no debían permitir “estrechez alguna particular entre los de diferente sexo que están a su servicio” (Instrucciones generales en forma de catecismo, M adrid,1803, 5a impresión, pág.248). En A rbiol leemos que “si algún criado desatento inquietase a las criadas de ca­ sa, luego al punto venga fuera, porque no conviene tolerar infamia semejante (...) Ni es decente a los Señores la escusa ignominiosa de decir que no sabían lo que pasaba en su casa”(La familia regulada, pág. 505), y recomendaba que “pongan la ley inviolable las señoras a su criada, que a ningún hombre de la casa, sea de la gerarquía que fuere, le hablen a solas, ni tengan secretos con él” (id. pág.509). El P. Juan M artínez de la Parra es definitivo: “Pero, ¡oh, señores, tanta familiaridad como vemos en mu­ chas casas entre criados y criadas, tanta llaneza, tanta baraja unos, y otros juntos de día, y aun de noche! LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 153 tudes del también criado del marqués José Díaz “despues de tanta porfía y por las ocasiones y proporcion que para ello tenia buscándola a todas horas”11. María García, soltera de 28 años, criada en la casa de doña Gregoria de Hevia había coincidido en esta casa con Pablo Escalbeti, milanés y pastelero ove­ tense, quien estaba allí de posada; cuando Escalbeti fue procesado por la Inquisición por asegurar publica y repetidamente “que el fornicar no es peca­ do” y “que en su País solo se castigaba el hurto y homicidio” narró que “en dos ocasiones estando la testigo en la cama con dicha viuda viniendo de fuera di­ cho reo y entrando en la cocina a tomar luz para irse a la suia al pasar por jun­ to a ella dijo si vmds. me dejan meter en medio me dormiré hai respondiéndo­ le que se fuese que eso era pecado”12. La hija de Magdalena Menéndez era una niña de 13 años de edad que servía en casa de don Alvaro de Inclán donde tam­ bién lo hacía Juan García “hombre volatero (...) que dio en solicitar a tratos ili- citos a dicha niña asegurandola con error y falsa causa contra la ley divina de Dios que dichos tratos ilicitos no eran pecado lo que creyó asi dicha niña lleva­ da de la ignorancia de sus cortos años y con efecto resulto embarazada”13;

Ea, que esa no es familia sino burdel, ¿No havra separación? , ¿No habrá distinción? ¿Qué conciencia tienen? ¿Qué almas, amos, que tal permiten? (Luz de verdades católicas, Madrid, 1783, pág. 200). Fr. F rancisco M iguel de E cheverz recuerda que “por no considerar y zelar bien estas sendas” fquartos”, puertas] las madres y señoras suelen tropezar en ellas los hijos, hijas, criados y criadas más de lo que piensan” (Pláticas dominicales, Madrid, 1792, pág.412); Echeverz insistía en la obligación de los amos de “no permitir alguna familiaridad entre los Criados y las Criadas que están a su servicio” {Pláticas doctrinales, pág. 157). Por Pragmática de 25-XI-1565 (Novísima, libro XII, tit. XXIX, ley III), las relaciones entre criados estaban penadas con 100 azotes y destierro de dos años los no hidalgos y para los hidalgos que “le saquen a la vergüenza” y destierro de cuatro años. F leury recomendaba que “una Señora debe poner mucho cuidado en no tener a su lado criadas jóvenes, cuya juventud y hermo­ sura puedan atraer a los jóvenes de otro sexo; y en elegir muy detenidamente los lacayos que hayan de acercarse a sus hijas” (vid. El libro de los amos y criados, pág. 18); Fr. J uan B lázquez apostilla: “No se dexen las Señoras vestir de criados, ni los Señores vestir de criadas, que todo es peligroso, como lo es en las Señoras dexarse calzar de los hombres, o que las tomen medida de los pies, u de otras partes de su cuerpo, de que puede resultar alguna ruina” {Trompeta evangélica, pág.201). Jovellanos narra las tensiones morales de la convivencia doméstica; dice de su hermano Miguel “que despues de haber­ se educado con el mayor cuidado y estudiado con aprovechamiento las Humanidades, siendo de edad de dieciocho años se apasionó furiosamente de una criada de singular hermosura que había en casa, a quien llamaban “la encantadora” por los muchos apasionados que tenía. Era Miguel, mozo de virtud y prudencia y conociendo que sus amores no podrían tener un buen término se apoderó de él una terrible pasión de ánimo, que al fin le condujo al sepulcro en la flor de los años (vid. B .A .E., LXXXVII, t. V , “Memorias familiares”, Madrid, 1956, pág. 208a). 11 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 1352, f. 183 (1794). María Morán Lavandera, criada mayor en la casa de los Fernández Cueto “la dio en tratos D. Alvaro Arias mancebo residente en la misma casa con particular estimazion y por ultimo despues de repetidas instancias y palabras de matrimonio la venzio a trato ilicitos de que resulto haver dado a luz un niño que se crio por su cuenta, difiriendo el Don Alvaro el matrimonio a pretexto de no tener empleo” (id. serie Oviedo, leg. 1299, f. 28, 1791). En el libro de matrimonios de San Tirso de Oviedo, leemos en la partida de 12 de julio de 1690 que Toribio Suárez, natural de Laviana, se casó con Francisca Valdés, natural de Morcín, “y se hallaban sirviendo al tiempo que se casaron en la casa de la Rúa”. 12 A.H.N., Inquisición, leg. 3730, exp. 383. 13 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 816, f. 278, poder de 7-I1I-1790. 154 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS comportamientos que podrían salpicar a los amos: Josefa Morán, moza a quien se había visto “comunicar con persona particular de lo que resultaría hacerse embarazada” fue despedida de la casa en que servía pues “los dueños de ella fueron noticiosos se tomaba la libertad de salir disfrazada de varias no­ ches con la capa de su amo y sombrero por cuyas libertades también parece la despidió de su casa cierto prebendado de la Santa Yglesia”14. La imputación a los amos del embarazo de una criada era habitual: a Francisco Montes Bernardo, vecino del concejo de Aller, “se le pretende ynputar el preñado” de Josefa Bayón “tomando por pretesto haverle servido de criada algunos años” a pesar de “ser publico la estrecha comunicazion que despues de haver salido de su casa a tenido con el Thorivio Garcia. causando mucha nota rumor y es­ cándalo en dicha parroquia”15. Por todo ello se buscaban criados que fueran hijos de algún pariente, de algún vecino, de algún colono o huérfanos que re­ miten a la etimología de la voz criado -criado en casa. Se preferían personas que estuvieran ligadas por vínculos más sólidos y menos efímeros que los proporcionados por un salario16, personas sobre las que los amos pudieran ejercer su función protectora más allá de la relación servil. Decía el A b a d F le u r y que a los criados “es preciso examinarlos de antemano, prefiriendo a los aventureros y desconocidos, aquellos cuyo origen se sabe, y de qué modo han vivido hasta entonces”17. Cuando en la primavera de 1720 don Miguel García Infanzón y Osorio, Tesorero General de las Reales Rentas de Aduanas, Salinas y Provinciales tuvo que ausentarse nombró a su sobrino don Domingo

14 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 1043, f. 64, poder de 6-VIII-1759. 15 y parece ser -según la versión de Francisco Montes- que Toribio García tras darse auto de prisión con­ tra él “se refugio a sagrado y despues se ausento de dicho conzejo a los reinos de Castilla”, en A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 1082, f. 91 (1746). La relación entre una criada y su amo es una contin­ gencia habitual entre los tipos de la ilegitimidad, unas ilustraciones: “... dijeron que hallándose sirbien- do la Joaquina [soltera y padre difunto] en calidad de criada al Josef habian tenido tratos ylicitos de re­ sultas de los que la referida se habia echo embarazada y dado a lud un niño que condujeron al ospicio de esta dicha ciudad” (id. serie Oviedo, leg. 1352, f. 221, 1794). Isabel de Vixil, soltera y embarazada, en un primer momento acusó a su amo, Ignacio González Bernardo, cerero ovetense, si bien luego en una escritura de apartamiento reconoce que “sin enbargo de averie servido un año [no tuvo] tratos ylizi- tos algunos ni comunicazion en publico ni en sequreto” (id. serie Oviedo, leg. 919, f.s.n., 1728, de 9 de junio). Otro tanto leemos en una escritura de apartamiento de María Valeines, soltera y natural de la ma- latería de Ardisana (Llanes), quien habiendo “estado sirviendo en el discurso de tres años al Licenciado Don Antonio posada pariente cura de Sta. Eulalia de ques conzejo de Piloña y a causa de que el susodi­ cho no avia dado satisfacion de la soldada”, “movida de colera y passion” elevó “un memorial para po­ nerle a los pies del Ylmo. Señor Obispo de esta Ciudad y obispado suponiendo en el que el dicho Don Antonio Posada la avia solicitado para que con el tubiesse tratos ylicitos y que de ellos se avia hecho preñada” (id. serie Oviedo, leg. 764, f. 38, 1705). 16 El salario al dar una medida de las obligaciones determinaba la corrosión de los vínculos entre amos y criados; vid. J.A. M aravall , La literatura picaresca desde la historia social, Taurus, Madrid, 1986, pág. 197 y ss. 17 El libro de los amos y los criados, Biblioteca Católica de la Regeneración, Ed. de José Canga Argüelles, Madrid, 1856, pág. 17. LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 155

Antonio Trelles y Osorio como agente de sus negocios y actividades ya que necesitaba persona de “sufizienzia fidelidad y confianza que las atienda y cui­ de de las misma forma que el otorgante.”18. Don Matías Fernández Cueto, co­ merciante ovetense y natural del Puerto de Vega, tenía en su asistencia a don Francisco Pillado, su sobrino y también natural del Puerto de Vega de “cuya avilidad afecto e yntelijenzia tiene el otorgante esperiencia y confianza”19. Los criados, que a la vez reunían la condición de parientes vivían una situación mixta de solidaridad mutua y servidumbre; Pedro Fernández Luanco, maestro carpintero de Carreño, tenía consigo a dos criados menores, a uno le daba 6 ducados y la comida y “al otro por ser sobrino de comer y vestir”. Era una si­ tuación confusa; en la querella criminal que enfrentó a Toribio de Peón, veci­ no del barrio de la Vega de Oviedo, con Andrés de Caso y Gabriel “cuyo ape­ llido no se espresa” por ser éstos “ 111090S reboltosos y que de ordinario andan mobiendo ruidos y pendencias y en ellas ultrajan y tratan mal a qualquiera persona que se les antoja”, tres testigos designaron a Gabriel como “criado de Jeronimo Suarez y un cuarto como sobrino de Jeronimo Suarez”20. Las características de la población doméstica asturiana ofrecen contrastes por áreas. Los libros personales del catastro de Ensenada permiten hacer unas estimaciones globales para la población asturiana de mediados del siglo XVIII21. En 1752, mientras en los concejos campesinos los contingentes heri- les suponen del 2 % al 5 % de la población, en las villas estos valores se ven desbordados: el 7,32 % de la población avilesina, el 13,86 % de la ovetense y el 13,36 % de la de Villaviciosa está constituida por domésticos22. La tenden­ cia secular del siglo XIX fue expulsar los criados de las casas y contraer su presencia, si bien la extinción de la figura del doméstico se verificará en la se­ gunda mitad del siglo XX. En el padrón avilesino de 1850 la población heril se había reducido al 3,75 %; y la ratio familiar había pasado de 0,25 criados por familia en 1752 a 0,14 criados. En la Asturias de 1752 el porcentaje de fa­

18 A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg.971 -I, f.s.n. (1720). 19 A.H.A., secc.prot. , serie Oviedo, leg.709-11, f.9 (1721). 20 A .H .A ., secc.prot., serie Oviedo, leg.5 16-1, f.s.n. (1675). R. Lanza García refiere una circulación de familiares pobres {La población y el crecimiento económico de Cantabria en el Antiguo Régimen, U .A .M ., Madrid, 1991, pág. 352). 21 Se han utilizado los siguientes libros personales del catastro de 1752: Io. Campesinos del área central: Operaciones de Gijón, Carreño, Proaza, Oviedo, Villaviciosa, Caravia, Cabranes, Amieva, Avilés, Castrillón, Yemes y Tameza, Tudela y los cotos de Puerto, Castañera, Valdediós, Melendreros, Camás y Carrandi. 2o. Campesinos del área occidental: Operaciones de San Tirso de Abres, Taramundi, Allande, Ulano, Pesoz, Salime, Cotos de Villanueva de Oseos y de Degaña y , y parroquias de Ayones y Alienes. 3o. Población urbana: Operaciones de las parroquias urbanas de Oviedo, Avilés, Villaviciosa y familias de actividades no campesinas de Gijón. 22 La Pontevedra de 1752 posee un 9,9 % (C . F e r n á n d e z C o r t iz o , “Estructura y composición del grupo doméstico en un medio urbano: Pontevedra a mediados del siglo XVIII”, Jubilatio. Homenaje a los pro­ fesores Lucas Alvarez y Angel Rodríguez, Santiago, 1987, pág. 305). 156 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS milias con algún criado se situaba en el 10,95 % frente al 0,34 % que arroja el censo de 198123. El perfil estadístico del conjunto de los catastros asturianos revela una domesticidad superior a la cántabra; en el Santander de 1752 el porcentaje de hogares con criados era del 13,95 % , en la Marina era del 6,7 % y en los valles y La Liebana de 8,8 %24.

Tabla I

LOS DOMESTICOS EN LA ASTURIAS DE 1752

Campesinos de Campesinos del Ciudades Asturias área central área occidental Población lega Total ponderado

Relación de masculinidad 97,87 59,00 47,86 84,40 Criados por hogar 0,13 0,14 0,38 0,14 Población heril 3,39 2,95 10,97 3,60 Hogares con criados 10,17 10,98 21,31 10,95

Fuente: Libros personales del catastro de Ensenada

Las diferencias se extienden a la composición por sexos ya que si en las villas la servidumbre, de ostentación y dirigida al trabajo doméstico, tiene un carácter femenino, en las áreas campesinas las relaciones de masculinidad he- ril se aproximan o desbordan el índice de igualdad25 al orientarse hacia el cui­ dado de la tierra y el ganado ; sin embargo, en las áreas campesinas del occi­ dente, la emigración masculina conducía a una servidumbre en su mayoría fe­ menina. Asturias con una relación de masculinidad regional ponderada de 84,4 constituye un modelo próximo al gallego que ofrecía en 1752 una rela­ ción de masculinidad heril de 75,2. El perfil femenino o masculino de la ser­ vidumbre campesina no es determinante; un gañán se dedicará a las tareas du­ ras e intensivas del trabajo campesino incrementando la potencia y capacidad del trabajo del cabeza de familia o supliéndole en caso de jefatura femenina, sin embargo, una criada rural, aun dedicándose a tareas menores, extensivas o de pastoreo, liberará al cabeza de familia de estas tareas complementarias pro­

23 F l a q u e r y S o l e r , Permanencia y cambio en la familia española, C I S , 1990, pág. 31. 24 R a m ó n L a n z a G a r c ía , La población y el crecimiento económico, pág. 351. 25 Entre los labradores granadinos la relación de masculinidad de sus criados es de 441 (vid. de J. C asey y B. V in cen t, “Casa y familia en la Granada del Antiguo Régimen”, en La familia en la España Mediterránea (siglos XV-XIX), Ed. Crítica, Barcelona, 1987, pág. 184). Las comunidades inglesas y francesas analizadas por R L a slett ofrecen relaciones de masculinidad superiores a 100 (“Introduction: The history of the family”, en Household and family in past time, Cambridge University Press, 1972, pág. 82). LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 157 fundizando e incrementando su capacidad productiva26. El criado se veía co­ mo un componente habitual de los grupos domésticos; en los libros persona­ les a los habituales comentarios de “sin hijos”, “sin familia”, cuando el agen­ te censal en Torrestío llega al hogar de Manuel Díaz, de 40 años, marido de María Díaz Coco, añade como glosa necesaria “sin hijos, ni criados”. Hasta tal punto el doméstico se percibía como una figura habitual que su ausencia requería una explicación. Entre los campesinos existe una relación inversa en­ tre el número de hijos y el número de domésticos; la falta de hijos propicia la servidumbre y su presencia limita la de los domésticos. En las ciudades, cria­ dos e hijos forman parte de una misma correlación. Entre los campesinos la relación heril está condicionada por la carencia y la necesidad de una capaci­ dad de trabajo mientras en las ciudades está ligada a la riqueza y a la ostenta­ ción.

Tabla II

NUMERO DE CRIADOS POR HOGAR EN LA ASTURIAS DE 1752

HIJOS Campesinos del Campesinos del Ciudades Asturias SOLTEROS área central área occidental Población lega Total ponderado 0 0,182 0,237 0,308 1,275 1 0,160 0,149 0,308 2,304 2 0,127 0,133 0,382 1,304 3 0,112 0,102 0,629 2,125 >3 0,070 0,104 0,644 2,386 Total 0,135 0,144 0,383 1,918

HOGARES CON CRIADOS EN LA ASTURIAS DE 1752. EN %

HIJOS Campesinos del Campesinos del Ciudades Asturias SOLTEROS área central área occidental Población lega Total ponderado 0 13,9% 18,3 % 18,0% 62,0 % 1 13,7% 12,6% 19,1 % 69,5 % 2 10,7 % 10,4% 25,1 % 56,5 % 3 9,4% 7,6% 24,1 % 75,0 % >3 5,2% 6,6% 32,0 % 75,0 % Total 10,9 % 11,0 % 21,3 % 68,1 %

Fuente: Libros personales del catastro de Ensenada

26 Vid más ampliamente D ubert, I., Historia de la familia en Galicia durante la Época Moderna (1550- 1830), Ed. do Castro, 1992, pág. 73 y ss. 158 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS

La pirámide de edades de la población doméstica revela un alto porcenta­ je de criados con edades inferiores a los dieciocho años, aunque de nuevo se observan comportamientos diferenciales por sexos; así, en Somiedo el 46 % de los criados varones son menores de dieciocho años frente a un 23 % de las cria­ das y otro tanto sucederá en la mayoría de los casos disponibles, mostrándose­ nos una población doméstica masculina con un mayor grado de juventud que la femenina, aspecto complementario a la caída de la relación de masculinidad por edades y a la emigración masculina que sufre todo el occidente asturiano durante el siglo XVIII. Si tomamos como ejemplo el caso de Somiedo, la rela­ ción de masculinidad entre los domésticos menores de dieciocho años es de 79 ; en cambio, entre los domésticos mayores de dieciocho años es de 28; caída de la relación de masculinidad que se reproduce para los valores los concejos de Allande, Pesoz, Illano, San Tirso de Abres, Salime, Degaña. La caída de la re­ lación de masculinidad a partir de los 18 también se reproduce en los casos de Amieva, Caravia, Castrillón, coto de Puerto, y el vector urbano de Gijón. Tabla III

LA POBLACION DOMESTICA (*)

Operaciones del Catastro Número En % Número En % R.M. R.M. R.M. Población

Criados <18 >18 <18 Criadas <18 >18 <18 Heril <18 >18 heril en %

Oviedo 276 541 51 13,8 Avilés 132 155 85 7,3 Villaviciosa 39 18 21 46 65 60 13,4 Gijón, vector urbano 79 27 52 35 234 51 183 22 34 55 28 10,7 Gijón, campesinos 88 45 43 52 86 47 39 57 105 96 116 2,6 Campiña. Oviedo 92 113 81 4,1 Campiña. Villaviciosa 302 142 160 47 319 95 5,1 Carreño 68 39 29 57 87 35 52 40 127 90 133 3,9 Castrillón 40 18 22 45 25 9 16 36 160 200 138 3,1 Tudela 11 8 3 73 6 4 2 67 183 200 150 1,7 Coto de Puerto 7 5 2 71 9 4 5 44 78 125 40 3,5 Coto de Castañera 2 9 2 3 33 5,9 Coto de Camás 0 4 2 2 50 2.4 Coto de Valdediós 6 5 1 83 8 7 1 88 75 71 100 2,3 Cabranes 43 27 16 63 37 24 13 65 116 112 123 3,8 Caravia 13 9 4 69 13 5 7 42 100 180 57 4,8 Ribadedeva 19 7 12 37 33 57 3,7 Proaza 32 11 21 34 27 15 12 56 119 73 175 3,8 Yemes y Tameza 19 6 13 32 13 5 8 38 146 120 162 6,1 Ayones y Alienes 2 24 10 14 42 8 4,1 Peñamellera 30 13 17 43 71 42 3,0 Amieva 62 29 33 47 54 14 40 26 115 207 82 6,8 Concejo de Sajambre 14 7 3,6 T orrestío 15 12 5,7 Somiedo 34 15 18 46 89 19 65 23 38 79 28 3,8 Coto de Leitariegos 10 14 71 6,9 LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 159

Operaciones del Catastro Número En % Número En % R. M. R.M. R.M. Población Criados <18 >18 <18 Criadas <18 >18 <18 Heril <18 >18 heril en %

Degaña y Cerredo 2 15 5 10 33 13 1,9 Allande 44 17 27 39 71 18 53 25 62 94 51 4,9 Ulano 20 10 10 50 35 11 24 31 57 91 42 4.0 Pesoz 7 4 3 57 19 6 13 32 37 67 23 3.6 Salime 5 4 1 80 4 2 2 50 125 200 50 3,0 Villanueva de Oseos 27 11 16 41 22 12 10 55 123 92 160 5,6 Taramundi 35 13 22 37 25 12 13 48 140 108 169 2,7 San Tirso de Abres 21 12 9 57 41 15 26 37 51 80 34 3,8

(*) Se incluyen los pajes. Fuente: Libros personales del catastro de Ensenada.

La servidumbre tenía sus edades y éstas eran diferentes para hombres y mujeres. El mundo del doméstico es complejo y no puede imponérsele una vi­ sión unilateral; hallaremos criados que sirvan unas semanas y revolotean de familia en familia y otros que permanezcan durante generaciones en la misma casa, no obstante, algunos comportamientos son extrapolables. Los varones tendían a no prolongar durante demasiado tiempo su convivencia con un amo; en Proaza, de 32 criados varones, 4 no habían cumplido los quince años, 24 tenían entre quince y veinticuatro y otros 4 tenían veinticinco años o más. Don Gonzalo Cirueño, regidor y notario apostólico del concejo de Amieva, tenía consigo a tres gañanes para el cuidado de sus ganados, observemos sus eda­ des: Bernardo González, de 20 años, “para guarda del ganado vacuno”; Juan del Tejo, de 17 años, “para pastar el ganado cabruno y ovejuno” y Antonia Priede, de 18 años, “para guarda del ganado de cerda”27. Entre los pajes la si­ tuación no debía variar sustancialmente, de los 42 pajes ovetenses, 13 no han cumplido los dieciocho años, 10 tienen entre dieciocho y veinticuatro años, 11 figuran como mayores de dieciocho años y 5 tienen veinticinco años o más. En el caso de los varones, la edad preferente para el servicio doméstico iba de los 12 a los 25 años, siendo minoría los domésticos varones que pro­ longaban la situación de dependencia personal más allá de los veinticinco años; don Francisco Álvarez, “natural del Principado de Asturias”, comen­ taba que en las colonias norteamericanas la ley

“previene que en quanto a los criados que se presentan menores de diez y nueve años, determine el Tribunal su edad, y regularmente se

27 Referencias similares son ocasionales; en Oviedo, sólo el regidor don Antonio Morán Valdés, viudo de 70 años, con dos hijas mayores de 18 años y un criado y una criada, tenía en el lugar de Roces (conce­ jo de Oviedo) a José del Corzo y a Ventura de Valdés, dos criados “para labranza” a los que pagaba la comida y 150 reales al año; en Taramundi, Domingo Antonio Cenava, escribano de 35 años, casado y con una hija, tenía consigo a Antonio Fernández de 34, labrador del campo, “a quien alimenta por go- vemarle sus tierras sin otro ningún salario”. 160 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS

obligan a servir hasta los veinte y quatro años pero si son de más edad el servicio no dura más que cinco años”28.

Este perfil de edad confirma el ciclo vital servil de L a s l e t t 29; la pobla­ ción doméstica masculina en 1752 suponía entre los campesinos del occiden­ te el 2,34 % del total masculino, el 3,38 % entre los campesinos centro-orien- tales y el 8,23 % de la población lega urbana y masculina, situándose la me­ dia regional ponderada en el 3,34 %. En 1787 el 15,9 % de la población mas­ culina tenía entre 16 y 24 años ; es razonable suponer que entre el 50 % y el 90 % de los domésticos varones tendrían entre los 16 y los 24 años, en cuyo caso del 10 % al 20 % de la población masculina habría pasado su juventud en una situación de dependencia doméstica. En los medios campesinos la corre­ lación negativa entre hijos y domésticos había puesto de manifiesto que el criado no tenía un carácter estructural y permanente sino que tenía un carácter coyuntural que las observaciones contemporáneas no detectaban:

“En este Principado es aun mucho mas difícil el destino o asignación de estos hombres [vagos]; si es para la agricultura, no hai labrador que pueda mantener un criado, hacen mucho en mal mantenerse asi mismos y su familia no es fácil pintar una imagen de los labradores, como ella es en si, los ojos lo ven y aun duda el entendimiento; aun­ que huviera labrador que pudiera mantener criado, quien seria el ne­ cio que reciviese un holgazan sin la menor pericia practica?”30 El criado rural asturiano tenía un carácter transitorio en el decurso bioló­ gico de la familia. Esta situación conecta con el carácter de “aprendizaje” que Ph. A r ie s ha atribuido a la servidumbre, a través de ella el niño y el joven aprenden las habilidades y normas de conducta de la casa y el trabajo en un medio humano más disciplinado para el aprendizaje. En una escritura de aprendizaje de chocolatero el maestro se comprometía a tener “en su casa y compañia” al aprendiz “enseñándole y disciplinándole en dicho ofizio” y el padre a “que no pueda benir a casa de dicho su padre ya sea de dia u de no­ che”31. Además, la primera norma de la servidumbre era el celibato. El matri­ monio pone fin a la relación servil. Los amos no querían criados casados, co­ mo explicaba F l e u r y :

“Muchos tienen aversión a los criados casados (...), los que hablan con más sinceridad, se quejan solamente de que los criados casados, descuidan el interés de los amos, y estraen de su casa todo lo que pue­

28 Noticia del establecimiento y población de las colonias inglesas en la America septentrional. Religión, orden de gobierno, leyes y costumbres de sus naturales y habitantes, Madrid, 1778, pág. 162. 29 “Introduction: The history of the family”, pág. 26 y ss. 30 A.H.N., Consejos, leg. 661, f. 77, informe de 31-VII-1774. 31 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 769-11, f. 51 (1725). LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 161

den para llevárselo á sus mugeres. De este modo la mayor parte de los criados de uno y otro sexo no pueden casarse...”32. Los pocos criados casados que figuran en los libros personales del Catastro de Ensenada corresponden a varones de empleo cualificado -cochero, cocine­ ro, mozo de silla-, cuyas mujeres residen en un concejo diferente al del empleo del marido; son los casos ovetenses de Pedro Menéndez, cochero del marqués de Camposagrado y Juan Cuervo, cochero del Regente, casados ambos, eran ve­ cinos de Pravia, o los casos de José Suárez, cochero del conde de Peñalba y Diego González, cochero del Obispo, también casados, que lo eran del concejo de Valdés. Sólo de modo excepcional un criado casado tendrá en su compañía a su esposa33; tan irregular es esta situación que en algunos contratos de aprendi­ zaje -figura próxima a la del doméstico- el maestro exigirá del padre del apren­ diz que en caso de matrimonio de éste deberá recibir una indemnización34. Los criados varones poseen un porcentaje superior de criados menores de dieciocho años y un perfil menos envejecido que las criadas. Entre las criadas son habi­ tuales las mujeres de edades avanzadas lo que unido a un celibato casi unánime nos sitúa de nuevo ante las elevadas tasas asturianas de celibato femenino. Tabla IV

DOMESTICOS MENORES DE 18 AÑOS. EN % ASTURIAS EN 1752

CRIADOSCRIADAS Población lega urbana 33,7 % 20,3 % Campesinos. Area central 54,3 % 53,4 % Campesinos. Area occidental 51,7 % 41,0 % Total ponderado 52,5 % 48,3 %

Fuente: Libros personales del catastro de Ensenada

32 Abad Fleury , El libro de los amos y los criados, pág. 62. Para el Barón de Olbach , los criados casa­ dos eran una calamidad que llenaban la sociedad de hijos “a los que pocas veces pueden educar y sos­ tener sin recurrir a medios perjudiciales a su señor (...). Los matrimonios de los criados son evidente­ mente uno de los manantiales y causas de tantas prostitutas, de tantos rateros, jugadores, holgazanes y malhechores de toda especie que inundan las naciones opulentas” ( Moral universal y deberes del hom­ bre fundados en su naturaleza, Madrid, 1821, t.III, pág. 137); ideas que conectan con el rechazo que el siglo XIX hace de la figura del doméstico (vid. Jacques D onzelot, La policía de las familias, ed. Pretextos, Valencia, 1979, pág. 19). 33 La excepción es doña Josefa de la Riestra, viuda de don Lázaro Suárez, comerciante al por mayor con un capital de 400.000 reales que regula anualmente 40.000 reales, es vecina de la Plaza Mayor de Oviedo, tiene consigo a cinco hijos varones menores de 18 años, a un sobrino de nombre Valentín, tam­ bién menor de 18 años, al mancebo de la tienda, de nombre Francisco, al que paga 1.100 reales al año y que está casado con María, criada de doña Josefa y que a su vez percibe 77 reales al año. 34 “y por dichos zinco años queda a cargo de dicho Miguel el alimento, cama y ropa limpia de el dicho Pedro por lo qual y su enseñanza le a de pasar y satisfacer a dicho Miguel el referido José de Crespo 162 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS

En el medio rural el doméstico está sometido a una doble pulsación: la del grupo doméstico receptor del criado que en un momento de su decurso evolutivo atraviesa un déficit de fuerza de trabajo y la del grupo doméstico emisor que en ese momento puntual posee un exceso; en la ciudad, en cambio, la relación es más heterogénea reconociéndose una fracción de domésticos que tiende a prolongarse en el tiempo ya que las necesidades del grupo do­ méstico receptor no están directamente conectadas con un demanda específi­ ca de fuerza de trabajo35. En los medios urbanos la permanencia durante vidas enteras de algunas criadas que sirven en una misma casa durante generaciones, da lugar a tipos domésticos que unen sus destinos a los de sus amos. Jovellanos a la muerte de su hermano don Francisco de Paula:

“Han sido despedidas todas las mujeres de la familia y algunos cria­ dos que no debían continuar en ella, quedando sólo la doncella, y el ama Francisca que seguirán a la Señora; y la Bastiana que dentro o fuera, correrá siempre a mi cargo”36. Permanencia que en el caso de don Ignacio Palacio Cabeza llega a repar­ tir la responsabilidad de su enterramiento entre sus esposa y sus criados: “... mi cuerpo quiero y mando sea sepultado en esta Yglesia de San Esteban de Morcín o en la de San Francisco de Oviedo a boluntad y elección de mi mu- ger y domésticos”37. Antonio López de la Peña Pasaron, criado del marqués de Camposagrado, dice de éste que “le tengo por Padre y Señor en cuya asisten­ cia y servicio estoy muchos años hace...”38. En el Oviedo de mitad de siglo, don Francisco Antonio Longoria Miranda al hacer su testamento se refiere así a

seiszientos reales vellón en tres terzias el primero de presente, el segundo en el dia que medie en dichos zinco años y el ultimo fenezido que sean estos y si antes de fenezerse los referidos zinco años dichos Pedro contraiga matrimonio y sea motibo suficiente para no se le poder compeler a que asista el tiempo que restase aia dicho Joseph Crespo pagar a su costa oficial practico tanto como lo estuviere dicho Pedro que asista al referido Miguel sin que se le siga a este Ínteres alguno por todo el tiempo que resta­ se o satisfazer de pronto el importe que pudiere llebar dicho oficial descontando a sueldo en libra lo que correspondiese a dicha falta de los enunciados seiszientos reales vellón” (en A.H.A. , secc. prot., serie Oviedo, leg. 787, f.84, de 23 de marzo de 1749). 35 La imagen del servicio femenino en la Florencia del siglo XV es episódica y volátil como ha mostrado CH. Kaplisch -Zuber , “Célibat et service féminin dans la Florence du XVe. siècle”, A.D.H., 1981, pág. 300. 36 Diarios, t.II, pág. 484; es la figura de la “servante fidèle” descrita por P. GUTTON (Domestiques et ser­ viteurs dans la France de VAncien Régime, Paris, Auber, 1981, pág. 83). El testamento de doña Isabel de Malleza Bemaldo de Quirós, Señora de la Casa de Malleza, recoge una clausula asistencial a una an­ tigua criada: “... Ytem digo que estando sirviéndome Doña Margarita Diaz Sala le sobrevino la demen­ cia que padeze y entonces la consigne cien reales de vellón y seis fanegas de pan en cada un año, es mi voluntad se le continue esta contribución anual durante la vida de la dicha Margarita”, en A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg.730, f. 575. 37 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 1177, f. 195, testamento de 2-X-1790. 38 A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg. 745-1, f.s.n. (1723). Leemos en el testamento de una criada: “Yten digo que siendo yo niña de corta edad me rrecojio y amparo en su cada Doña Cathalina Albarez LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 163

“Cathalina González mi criada que me sirve ha de mas de quarenta y quatro años mando y es mi voluntad que se la de una cama de ro­ pa (...) por havermelo asi dejado encargado la dicha señora mi ma­ dre y la dicha doña Rosa mi esposa quien por dicho su testamento dejo a la dicha quatro fanegas de escanda (.••) pero las tres que yo le mando se entiende en caso de que la persona a quien nombrare por fator y disponedor de mis vienes no la tenga en su cada dándo­ le lo necesario para su alimento y no quiera ella mantenerse con el aunque le encargo y ruego no la deseche sino que la mantenga en su compañia y que si muriese la susodicha la haga su entierro has­ ta cantidad de veinte y quatro ducados que pudiere importar a cos­ ta de mis vienes que asi me lo dejo encargado dicha señora mi ma­ dre y esposa”39. Este tipo de disposiciones era característicos de la nobleza y las clases ur­ banas acomodadas; el libro personal de legos de Oviedo recoge el caso de do­ ña Josefa María Queipo de Llano, viuda de don José Jacinto de Omaña, quien tenía consigo a una criada mayor antigua, doña Bernarda, a la que “mantiene con todo lo nezesario”; y no es un caso único, el canónigo don Toribio Gerónimo Alonso Faes tenía consigo a María Mayor Sánchez “criada maior que fue de D. Domingo de Faes su tio difunto”, y otro canónigo, don Juan García Avello, tenía consigo a una criada “antigua” y de avanzada edad a la que mantenía de limosna. En su testamento doña María Luisa de Mier ordenó “que a mi criada antigua María Balmori residente en mi casa de Peñamellera

Santullano vezina que fue de esta dicha ziudad y hasta que murió me mantubo y despues me dejo en su mesma casa y en asistenzia de Don Gregorio de Zelis y Doña Francisca González Colloto hixa y yernos suios mis amos en cuio servizio permanezi y me hallo haviendo bivido a unos otros ademas de mi crian­ za y educazion que me quisieren, estimaren y atendieren con el afecto de padres y hermanos por lo qual es mi voluntad y modo que a los susodichos aora ni en ningún tiempo por mi soldada ni por otra rrazon ni causa no se les pida ni demande cosa alguna...” (id. serie Oviedo, leg. 709-11, f.2, 1724). 39 A.H.A., secc. protocolos, serie Oviedo, leg. 731 , f.685. De modo más directo don Lorenzo Escarciafico, vecino de la ciudad de Oviedo y su criada Francisca Monato, soltera y natural de Carrandi, parroquia de Colunga dan forma a un contrato por el que don Lorenzo se obligar a prestar asistencia a su vieja, enferma y antigua criada: “que por quanto dicha francisca ha servido algunos años a dicho don Lorenzo y hallarse hoy en dia con la salud quebrantada y no tan robusta para poder servir, en esta con­ sideración contrataron los dos en que dicho don Lorenzo haya de arrendar inmediato a la casa donde vi­ viere un cuartico para vivir la susodicha en defecto de no la tener en su casa, y la dicha ha de dar un de­ sayuno por la mañana, a mediodia y de cenar por la noche, y estando buena lo ha de ir a comer a casa de dicho don Lorenzo y si estuviere enfermo este se le ha de enviar a su cuarto y tratada como tal”; por su parte Francisca pone bajo la tutela económica de este pater familias la administración de sus bienes rai- ces, le dona todos sus bienes inmuebles y le exime del pago de las soldadas atrasadas (id. serie Oviedo, leg. 823 , f.234); otro testador ovetense declarará: “Yten mando a Angela Garda mi criada diez ducados de vellón y la cama de ropa en que duerme y por quanto la susodicha de mucho tiempo a esta parte tie­ ne otros diez ducados de suyo en mi poder mando que uno y otro se la entregue con lo qual declaro es­ tar satisfecha y no deverla nada rrespecto a que de muchos años a esta parte la he mantenido vestido y calzado a mi costa y por no poder servir a causa de su abanzada hedad y hachaques me a sido preciso balerme de otra criada que la escusase en los lavores que devia hacer la susodicha como es bien noto­ rio” (id. serie Oviedo, leg. 1033, f.37, 1751). 164 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS

se la mantenga en ella hasta que muera”40, y el marqués de Vistalegre dispuso en su testamento que

“mi criado Pedro de Chavarria hace treinta y cinco años poco mas o menos me esta sirviendo con toda fidelidad por este respeto y lo que le estimo es mi voluntad y mando que mis herederos y subcesores en mis casas, derechos y acciones despues de mis dias le contribuyan con cinco rreales diarios hasta que fallezca dicho mi criado y a su fin y muerte que se le haga entierro decente pagandole dicha contribu­ ción el primer dia de cada mes y con uno de anticipación con lo que le separo de cualesquiera cosa que pudiese haber y repetir”41. Los legados a los domésticos formaban parte de las cláusulas de la “bue­ na muerte”; P o u g e t al relacionar las “reglas para hacer cristianamente un tes­ tamento” recomendaba “prevenir que se recompense a sus domésticos, y si le han servido fielmente, que se les gratifique a proporción de sus servicios y con liberalidad”42. Las amas de cría tenían un lugar entre las disposiciones tes­ tamentarias de las mujeres de la nobleza; dice doña María Luisa de Mier:

“Ytem mando que a cada una de las Amas de lactancia de mis hijos o hijas que tengo y he tenido y las que al preste., o a mi fallecimiento vivieren de dichas Amas se las den cien ducados a cada una por una sola vez (...) y lo mismo a la ama de pecho de mi nieto Don Albaro Valdés”43. La tercera parte de los testamentos otorgados por clérigos contiene lega­ dos a favor de criados. El porcentaje de testamentos de la nobleza y la hidal­

40 A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg. 1299, f.67 (1791), de 22 de julio; la Señora de Malleza también disponía en su testamento “que angela cuerbo quien a muchos años me sirve y se alia muy faltossa de salud mando se le tenga en casa toda su vida y que quando falte se la entierre con dezenzia a costa de mis vienes y si la despidieren de cassa o ella se quisiere retirar la den en cada un año doze anegas de es­ canda para su alimento” (id. serie Oviedo, leg.601-II, f. 124); doña Isabel María de Malleza consignará a doña Margarita Diaz Sala cien reales de vellón y seis fanegas de pan anuales pues “estando sirviéndo­ me le sobrevino la demenzia que padeze” (id. serie Oviedo, leg. 730, f. 578, 1751, de 22 de agosto); y su pariente, el chantre de la Catedral, don Sancho de Doriga y Malleza dispondrá: “y a Magdalena que ha años que esta en mi compañía y de dicho mi hermano mando se le den cien ducados por una vez y le pido a dicho mi hermano la atienda mucho” (id. serie Oviedo, leg. 544, f. 106, 1700, de 27 de julio). Don Francisco de la Puerta, cura de San Juan, rogaba que su ama Francisca López, que llevaba consigo más de 25 años, siguiera viviendo con su sobrina viuda y sus hijos y si no que se sacasen 240 ducados (id. serie Oviedo, leg. 208, f. 208, 1735). Don Antonio Martínez, capellán de coro de la Catedral, dis­ ponía el respeto que sus albaceas debían tener con la que había sido su criada durante 14 años al encar­ gar “a mis herederos y testamentarios no la agan agravio y se este a lo que ella dijere y no la rrejistren cosa que tenga en su arca por que asi es mi boluntad” (id. serie Oviedo, leg. 657, f. 14, 1722). 41 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 1151, f.61 (1794). 42 Instrucciones generales en forma de catecismo, Madrid, 1803, 5a reimpresión, t.III, pág.132. 43 A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg. 1299, f.68 (1791); doña Isabel María de Malleza y Doriga man­ do a la ama de su hija doña Ana “seis anegas de pan de la renta de Cortina en cada uno de los años que viviere la dicha Franca.” (id. serie Oviedo, leg.730, f.578); doña Leonor de Miranda Ponce, dejó “a ca­ da una de las dos amas que criaron dichos hijos dos ducados de vellón a cada una” (id. serie Oviedo, leg. 731, f.705). LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 165 guía solariega con legados a domésticos se situaba en torno al 40 %; en este medio social como entre los religiosos el porcentaje remite a unos hogares en los que la presencia de criados era obligada. En los testamentos campesinos son inhabituales los legados a los domésticos44, tanto por la menor importan­ cia del servicio doméstico como por su carácter temporal. Los legados a las criadas consistían en “una cama de ropa” con su jergón o maderaje, algunas cantidades de dinero, trastos de casa o ropa usada; para los criados lo más ha­ bitual era alguna cantidad de dinero y la “ropa interior y exterior usada”. En ambos casos también encontraremos esporádicamente alguna cabeza de vacu­ no o ropa para guardar luto. La mayor parte de los legados estaban atravesa­ dos por un componente condicional, bien atender a los cuidados finales del testador, bien retribuirlos; dirá don Francisco González Armada, cura de San Miguel de Lillo: “y todo lo mandado a la dicha Ana María se entienda hallán­ dose esta sirbiendome al tiempo de mi muerte porque no lo estando solo se le an de dar sus soldadas”45, y dispone don José Antonio de Centi que “paguen y gratifiquen a la ama y criada que me asisten en esta dilatada enfermedad su trabajo y ademas de el las gratifiquen como las pareziere en atención al cuida­ do y caridad con que lo hazen”46. Era costumbre que las soldadas se pagasen en el momento en que finalizaba la relación; si Pachín, el criado de Jovellanos no cobra las soldadas que se le adeudan es porque late el deseo de no sus­

44 El caso de Juan Fernández, un campesino acomodado del barrio del Fresno de Oviedo, es excepcional al mandar a su criada Manuela Suárez “atendiendo al total cuidado con que la susodicha la asiste man­ da que sele de una cama de ropa y un quarto en que se pueda albergar por los dias de la susodicha sin llebarle por el alquileres y esto ha de ser despues de la muerte de la muger del testador” (A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg. 789, f.343, 1754, de 29 de abril). 45 A.H.A. , secc.prot., serie Oviedo, leg. 824, f.69 (1754), de 28 de febrero ; el legado que doña Teresa Gutiérrez Valdés hace a su criada Isabel de Baso “se entienda si estubiere en mi compañía mientras vi­ vo y ella asistiere con todo cuydado y caridad y tanvien la dejo el lecho, maderaje de dicha cama” (id. serie Oviedo, leg. 734-11, f. 1047); "... y que se de otra camisa a la persona que me asistiere en mi ultima enfermedad” (id. serie Oviedo, leg. 731, f.719); “... y digo que la criada que estubiere en mi casa y ser­ vicio al tiempo de mi muerte se le de...” (id. serie Oviedo, leg. 747, f. 148, 1703). Don Santiago de Hevia, presbítero, dispondrá: “Yten digo que atendiendo al cuydado con que siempre me asestido en mi enfermedad y mas achaques que estoy padeziendo Maria González biuda de Francisco la Vega desde luego en remunerazion de dicha asistenzia dejo por mi coeredero de todas las que tengo y tubiere al tiempo mi muerte en el quarto donde asisto a Manuel de Vega hijo legitimo de la susodicha como son quadros cama bancos (...) y ansimismo le dejo por mi coeredero del derecho que tengo a los vienes de Don Francisco de Evia Jove vezino del lugar de la Barzana” (id. serie Oviedo, leg. 564, f.28, 1703). 46 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 733, f.875 (1754). El tono de gratitud de estos legados está muy extendido: “... Josepha Moran mi criada dos ducados ademas de su soldada por el mucho cariño con que me asiste en mi enfermedad” (id. serie Oviedo, leg. 856, f.54, 1751); “... en considerazion a la buena asistenzia y servicios que le ha hecho Mariana de Obaya y ademas el summo amor y cariño que la tiene como lo ha experimentado estante su enfermedad se la entreguen y den las ropas siguientes...” (id. serie Oviedo, leg. 884, f.249, 1754); “... por el mucho afecto y cariño que tengo adriana criada mia que atual- mente me esta asistiendo en mis achaques y enfermedades en remuneración de este agasajo y por co­ rresponder el mucho travajo que tiene en dicha asistencia mando (...) se le de luego que fallezca cien re­ ales de vellón...” (id. serie Oviedo, leg. 564, f.30, 1703). 166 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS pender la relación: despídese mi criado Pachín: está malo del pecho; se va a convalecer a su tierra; se le da algún dinero a cuenta, y deja el resto de sala­ rios devengados, que es corto, porque dice que volverá”47. Cuando el fin de la relación se produce a causa de la defunción del amo el importe de las soldadas así como alguna recompensa complementaria viene recogido en el testamento del amo: “Se dió a los criados la recompensa indicada por mi difunto herma­ no en su testamento”48. El pago diferido de las soldadas junto a la promesa de legados profundizaba la dependencia de los domésticos respecto a sus amos:

“Yten mando que se dejen a dichas tres criadas las camas en que duermen con su ropa y maderaje y declaro que se han de entender es­ tos legados que hago a dichas mis criadas solo en caso de que esten en mi asistencia al tiempo de mi falleci-miento”49.

El legado postumo, al igual que en otras regiones50, es la fórmula preferida para saldar los servicios prestados. La liquidación de las soldadas se convertía en la dote que las criadas llevaban al matrimonio: “me dio de dote mi Señora Doña Mayor Menendez abuela del marques de Ferrera que hay doszientos du­ cados por el servicio que hize en su casa de doncella”51, a lo que se añadían mandas específicas para tomar estado, así doña Juana Margarita de Faes y Cienfuegos manda a una criada “el dote y gastos nezesarios para monja de be- lo blanco y si elijiere otro estado quinientos ducados de vellón por una vez”52.

47 G. M. de J ovellanos, Diarios, tomo I, pág. 472. Al año siguiente, durante 1795, la relación de Jovellanos con este criado se irá enturbiando (tomo II, pág. 28), hasta que finalmente Pachín es despe­ dido (tomo II, pág. 136). 48 G. M. de Jovellanos, Diarios, t.II, pág. 484. Vid. un ejemplo eminente de ajuste de salarios en el in­ ventario y liquidación del Regente don Antonio Varela Bermúdez (A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg. 944- II, f.s.n., 1763); a su criado mayor, don Ventura Torrado, se le entregaron 7.500 reales por su ser­ vicio con don Antonio mientras fue Oydor y en sus dos regencias anteriores a la de Oviedo; a don Jerónimo Lema se le dieron 1.500 reales, etc. 49 A.H.A. secc. protocolos, serie Oviedo, leg. 728, f. 687, testamento que corresponde al canónigo don Juan García Avello. Los domésticos quedaban a merced de la opinión de su amo moribundo: “Ytem mando se pague a María Antonia Pevida toda la soldada que según conzienzia se le deviese siendo mi ditamen por todo catorze ducados” (id. serie Oviedo, leg. 787, f. 270 / 281, testamento de 25-XI-1750). 50 Aragón Mateos, S., “Amos y criados en la Extremadura dieciochesca”, Actas del congreso interna­ cional sobre Carlos III y la Ilustración, Ministerio de Cultura, Madrid, 1989, t.II, pág. 408. 51 A.H.A. , secc. prot., serie Oviedo, leg. 848, f. 65; también algunos criados: “Iten dejo a mi criado Perico cinquenta ducados, los quarenta que sean para aprender ofizio o quando se case y los diez para que se le baya dando algo de vestir mientras lo deprenda” (id. serie Oviedo, leg. 732, f. 881). 52 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 732, f.926 (1753); y la viuda doña Josefa Ramos Hevia, manda­ rá a su criada Gertrudis, Alvarez Perera “por. lo mucho que la estimo y lo que estubo en mi compañía quarenta. ducados de vellón por. una vez para ayuda de tomar estado” (id. serie Oviedo, leg. 732, f.928, 1754); y dice doña Petronila Alvarez Caldas: “a María Francisca se le pague asimesmo la soldada sin echarle enquenta lo que le hubiere dado de vestir y ademas de lo que ymportare se le daran otros doze ducados para ayuda de su estado” (id. serie Oviedo, leg.601 -II, f.s.n., 1699). Este era el sentido de al­ gunos contratos con domésticos del mediterráneo bajomedieval donde el amo no sólo debía contribuir con un peculio dotal sino que debía dar estado a sus criadas, vid. al respecto J. Heers, Esclaves et do­ mestiques au moyen-age dans le monde méditerraneén, Ed. Fayard, París, 1981, pág. 150-152. LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 167

La variedad de tipos domésticos se limita a la aristocracia y al alto clero. La aristocracia gustaba de vivir rodeada de criados53 que se constituían en una seña de identidad; doña Isabel de Malleza, esposa del brigadier don Juan del Prado y Malleza Portocarrero, se indignaba contra la justicia ovetense y la Real Audiencia porque

“an dado en yntroducirse aprender y hazer causas a los criados que la asisten de calidad que no hallara quien la quiera servir en desdoro y descaezimiento de su persona casa y calidad de manera que oy se ha­ lla sin persona que la acompañe asi pueda salir a oyr el santo sacrifi­ cio de la Misa en ninguna de las Yglesias de esta dicha Ciudad”54.

Es en los medios de la aristocracia y el alto clero donde hallamos alguna variedad de tipos de domésticos. Los tipos de criados de la austera nobleza as­ turiana eran escasos y estaban muy lejos de la variedad que ofrecía la aristo­ cracia cortesana, aún así se adivinan las oposiciones básicas entre criados de puertas adentro y criados de puertas afuera y entre criados de escaleras arriba y criados de escaleras abajos. El catastro de Ensenada nos relaciona amas de llaves, doncellas, ayudas de cámara, preceptores, capellanes y asistentas como figuras más próximas a los amos y mejor consideradas -mejor remuneradas-; a continuación hallamos criadas menores, criados de escalera abajo, criadas de cocina, amas de cría, lacayos, cocineros, cocheros, pajes, mancebos, algu­ na dispensera y algún palafrenero, sotacochero o mozo de muía55. Las retribu­ ciones tienden a corresponderse con esta jerarquía servil pero no de un modo estricto; una ilustración singular y extrema: el capellán del marqués de Camposagrado percibía 100 ducados al año y el de doña Francisca Ignacia de Caso Maldonado, 30 ducados ; en cambio, los capellanes del conde de Nava y del conde Marcel de Peñalba oficiaban sólo por la comida y el vestido. En ge­ neral, la servidumbre mejor considerada se situaba por encima de los 10 du­ cados anuales además de la comida. Los ayudas de cámara del marqués de Camposagrado percibían 44 ducados anuales más la comida y el vestido; las amas de llaves y las criadas asistentas se situaban entre los 10 y los 20 duca­ dos56, las amas de cría en torno a los 12 ducados, entre los lacayos el espectro

53 “Hacemos consistir parte de nuestra felicidad en que nos sirvan convirtiendo en argumento de vanidad el número y calidad de los criados” (Abad Fleury , El libro de los amos y los criados, pág. 7); sobre la mul­ tiplicación de criados, vid. J.A. Maravall , La literatura picaresca desde la historia social, pág. 215. 54 A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg. 746, f.s.n. (1731). 55 En el testamento de doña Maria Luisa de Mier figura un tipo de criado algo extraño para Asturias, el aguador: “... y a todos los demas criados incluso Josef de Granda Aguador de la Casa veinte ducados a cada uno todo por una vez” (A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 1299, f.67, 1791). 56 Las amas de llaves de Gil de Jaz y del oidor don Manuel Verdeja percibían 16 ducados anuales; Paloma Noriera, la “criada maior para el gobierno de su casa” de don José Angel de Mier, arcediano de Villaviciosa, percibía 20 ducados; en cambio la ama de llaves de don José Miguel de Heredia percibía 10 ducados al año. 168 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS es mayor: los del conde Marcel de Peñalba percibían 9 ducados anuales y los del marqués de Camposagrado 33 ducados al año. Como vemos, la retri­ bución de los domésticos, de acuerdo con el Catastro de Ensenada, estaba fi­ jada por anualidades. La retribución diaria o por mensualidades era minori­ taria y correspondía a domésticos especializados de familias privilegiadas que desempeñaban actividades próximas a la de los oficios urbanos, caso de los cocineros y cocheros. Los cocheros de Gil de Jaz, percibían 4 y 3,5 re­ ales al día; los del marqués de Camposagrado 2,5 reales diarios además de la comida; pero el resto de los cocheros ovetenses computaban su retribu­ ción de modo anual: Nicolás Mafué, italiano y cochero del regidor don Pedro Velarde Calderón y Prada, percibía 33 ducados anuales más la comi­ da, y los cocheros del conde Marcel de Peñalba y de don José Angel de Mier, arcediano de Villaviciosa, percibían 50 ducados al año además de la comida. La presencia de esclavos es reducida y se constituye en un signo de distinción social57; las referencias son escasas y se limitan a una referencia en el catastro gijonés acerca de una “esclava mulata de dieciocho años” , a una escritura de manumisión otorgada por el capitán y Sargento Mayor de Mar y Guerra don Tomás de Endoya a favor de su esclavo negro y originario de Manila, Salvador Pascual de la Cruz, de 25 años, por los “buenos servi­ cios que me a echo el susodicho”58, o a una compra por don Juan de Navia Osorio, marqués de Santa Cruz de Marcenado, de “un negro llamado Valerio negro de Angola”59. La retribución media en las ciudades, para el conjunto de todos los do­ mésticos, se situaba en 6 ducados al año más la comida y el vestido. Las retri­ buciones de los domésticos de las áreas rurales poseen una mayor amplitud geográfica de retribuciones que varía por áreas aunque tiende a centrarse en tomo a los 4 y 5 ducados anuales; en el occidente asturiano las retribuciones medias se sitúan por debajo de las retribuciones medias que se calculan para el centro y el oriente asturianos. Las variaciones sólo son significativas res­ pecto a los criados especializados o de puertas adentro, en los demás casos las diferencias se amortiguan si evaluamos la comida y el vestido que los catas­ tros sitúan en 1 ó 2 reales diarios (33 ó 66 ducados anuales), diez veces más que la retribución media en metálico. Comida y alojamiento constituían la

57 Vid. B. Barreiro , “El dominio de la familia de los Porras”, en Obradoiro de Historia Moderna. Homenaje al profesor Antonio Eiras Roel, Santiago, 1990, pág. 44. En los medios de la aristocracia as­ turiana no se han hallado rastros de los enanos tan característicos de los palacios barrocos; de ellos ha­ bía dicho Arbiol : “Los enanos acostumbran ser el juguete de las casas grandes y en algunas los crian tan viciosos que les hacen licenciados de malas condiciones” (La familia regulada , pág. 592). 58 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 584, f.s.n. (1727). 59 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 564, f. 19 (1705). El 27 de julio de 1711 se bautiza en la parro­ quia de San Juan de Oviedo un niño al que se puso de nombre Manuel y que era hijo natural de Isabel de la Cuesta, soltera y vecina de Foncalada y de Manuel de Sosa, negro y criado del Corregidor. LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 169

motivación inmediata que empujaba a los hijos de los campesinos, inmersos en una economía de supervivencia, a buscar acomodo en el servicio domésti­ co; de hecho entre un 15 % y un 30 % de los criados, generalmente los más jóvenes y los muy ancianos, trabajaban sólo por la comida y el vestido.

LOS CRIADOS ASTURIANOS EN 1752 RETRIBUCION ANUAL. DISTRIBUCION EN % Y MEDIA.

DISTRIBUCION PORCENTUAL

Solo comer Hasta Hasta Más de Media total. y vestir 5 ducados 9 ducados 9 ducados En ducados Oviedo 29,0 5,8 45,3 19,8 6,8 Avilés 17,2 9,6 40,6 32,5 6,2 Concejo de Gijón 10,3 23,4 51,1 15,1 5,9 Conc. de Villaviciosa 4,7 24,9 52,5 17,8 6,2 Campiña de Oviedo 25,7 22,7 51,0 0,5 3,9 Castrillón 11,9 35,8 34,3 17,9 4,9 Cabranes 32,4 12,9 49,4 5,2 3,9 Coto de Castañera 18,2 36,4 45,4 3,9 Coto de Melendreros 15,4 7,7 7,7 69,2 7,6 Proaza 35,1 57,9 5,3 1,8 2,3 Amieva 17,2 29,3 29,3 24,1 5,0 Yernes y Tameza 21,8 6,3 37,5 34,3 6,0 Somiedo 11,1 70,6 11,1 7,1 3,2 Ayones y Alienes 23,1 69,2 3,8 3,8 2,3 Illano 21,2 38,4 28,8 11,5 3,7 Salime 33,3 33,3 11,1 22,2 3,8 Degaña 18,8 50,0 25,0 6,2 3,5 Coto de Leitariegos 21,7 69,5 8,7 2,3

Fuente: Libros personales del catastro de Ensenada

Las diferencias por sexos son complejas; el porcentaje de criadas retri­ buidas en metálico es superior al de varones retribuidos pues entre los varones es dominante, como hemos visto al analizar el perfil de edades, el criado ado­ lescente que no percibe retribución y asiste por la comida y el vestido; pero también las mejores retribuciones corresponden a domésticos varones, excep­ to en los cotos y concejos pequeños donde las amas de los curas ocupan la cúspide de la servidumbre. 170 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS

Tabla VI

LOS CRIADOS ASTURIANOS EN 1752 RETRIBUCION ANUAL POR SEXOS. DISTRIBUCION EN % Y MEDIA

Operaciones del DISTRIBUCION PORCENTUAL catastro Sexo Solo comer Hasta Hasta Más de Media total. y vestir 5 ducados 9 ducados 9 ducados En ducados

Oviedo. Ciudad Criados 52,9 2,2 18,8 19,9 7,2 Oviedo. Ciudad Criadas 16,2 7,8 59,6 19,7 &,6

Oviedo. Campiña Criados 20,2 29,2 49,4 1,1 4,1 Oviedo. Campiña Criadas 30,3 17,4 52,3 3,8 Castrillón Criados 14,3 38,1 38,1 9,5 4,4 Castrillón Criadas 8,0 32,0 28,0 32,0 5,8

Cabranes Criados 38,6 11,4 40,9 9,1 3,8 Cabranes Criadas 24,2 15,1 60,6 4,2

Amieva Criados 19,4 24,2 37,1 19,4 4,9 Amieva Criadas 14,8 35,2 20,4 29,6 5,2 Proaza Criados 32,2 61,3 3,2 3,2 2,4 Proaza Criadas 38,5 53,8 7,7 2,1 Somiedo Criados 13,9 52,8 19,4 13,9 4,0 Somiedo Criadas 10,0 77,8 7,8 4,4 2,9 Illano Criados 17,6 35,3 22,8 14,3 3,4 Illano Criadas 22,8 40,0 50,0 4,7 Ayones y Alienes Criados 50,0 50,0 4,7 Ayones y Alienes Criadas 25,0 70,8 4,1 2,2 Coto de Leitariegos Criados 40,0 50,0 10,0 1,9 Coto de Leitariegos Criadas 7,7 84,6 7,7 2,9

Tabla V

Fuente: Libros personales del catastro de Ensenada

60 “que aya de asistir con toda obediencia a lo que le ordenare como tal criado y deprendiz”, leemos en un convenio de aprendizaje (A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg. 769-11, f. 97, 1725). LOS CRIADOS EN LA ASTURIAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 171

El paje y el aprendiz vivían una situación próxima a la del criado que en ocasiones se confunde60. El servicio doméstico permitía a jóvenes sin recursos el acceso a la educación; en el libro personal de legos del Catastro de Ensenada de Gijón leemos que don Joaquín Alvarez Tejera, tiene un criado menor de 18 años “a quien alimenta y paga la escuela de primeras letras”; la Señora de Malleza declaraba y disponía en su testamento:

“Ytem digo que yo crie en mi casa desde muy corta hedad a Joseph Martinez enseñándole a leer y escribir y puesto a estudiar y porque a aprobechado y es virtuoso mando se le den por una bez zien ducados por ser pobre y para que pueda proseguir sus estudios”61.

El paje se pone al servicio de un amo a la espera de que ello le abra las puertas de entrar en la carrera eclesiástica:

“Yten que mi paje Nicolás Fernandez me sirve que entiendo que no es por salario sino por el animo de hacerse eclesiástico teniendo pre­ sente su fidelidad y buen servicio y a que es mi ahijado y a la atenzion que su padre Alonso Fernandez de Vega tuvo de criarme a mi hija na­ tural llamada Josepha ruego y encargo a mi mujer Doña Maria de Omaña le acomode en el primer curato que vaque y sea de presentar de mis casas y maioradgos y si fuese corto le promueba a otra mayor en haviendo ocasion”62 El canónigo don Manuel Fernández Arango Valdés, en su testamento rue­ ga a sus padres y hermano que atiendan “con lo que pareziere justo ayudando a Perico a que sea sazerdote”63; doña Isabel de Malleza y Doriga mandó que a “Don Juan Diaz Pedregal mi criado [que] se halla atitulado a una de las cap- pellanias que tengo en mi capilla de dicha Yglesia Colexiata de la villa de Salas (...) se le acuda a costa de mis vienes con lo nezesario hasta que se or­ dene Presvitero”64. Pajes asturianos eminentes fueron Agustín Cean

61 A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg.601 -II, f. 125 (1699). 62 A.H.A., secc. prot., serie Oviedo, leg. 866, f.98, testamento de don Francisco Lorenzo Martín de Maldonado. La figura del paje amparaba otra situaciones; en el testamento de don Sancho de Doriga y Mallega leemos que Francisco de Llano Valentin, vecino del concejo de Tineo, le hizo donación a él y a su hermano don Manuel, donación intervivos para que “criásemos un hijo suyo natural llamado Manuel al qual traximos a nuestra casa en donde esta desde el tiempo de la donazion con pocos meses de dife­ rencia y en ella le procuramos aprehendiese a leer y a escribir y esta al preste, estudiando la gramatica dando todo lo necessario para su porte y alimento” (id. serie Oviedo, leg. 544, f. 106, 1700, de 27 de ju­ lio), situación que contravenía las Constituciones sinodales de 1553 (Ed. Facsimilar de la Biblioteca Antigua Asturiana, 1981), que en su libro III, folio XX-B establecían “que los clérigos no crien en sus casas hijos de personas principales”. 63 A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg. 769-11, f.l (1728). 64 A.H.A., secc.prot., serie Oviedo, leg.730, f. 577 (1751). El canónigo don Juan Manuel Vela Cabeza de Vaca mandaba a su criado Nicolás 200 reales vellón “y le encomendaran mis testamentarios a su pa­ riente el Sr. de Olloniego para que prosiga su remedio si aprobecha en el estudio para el amparo de sus hermanos” (id. serie Oviedo, leg. 732, f.894, 1753). 172 FLORENTINO LÓPEZ IGLESIAS

Bermúdez, que lo fue de Jovellanos; Campillo, quien primero fue paje con el canónigo Antonio Maldonado y luego con el intendente general de Aduanas don Francisco de Ocio. Las expectativas de un paje, también descritas por Townsend durante su visita al obispo Pisador65, serían objeto de agrios co­ mentarios por parte de Jovellanos:

“... y a su hermana, que me consultó sobre Victoriano, que repugna volver a casa del Obispo, y tiene razón. ¿Qué sacará allí? ¿Educación? No se da. ¿Renta? Es para los parientes. ¿Algún triste curato ? No quiere ser clérigo. ¿Estudios? Pero ¿qué hará de ellos? ¿Recibirse de abogado? Veremos...”66. Los pajes del Catastro de Ensenada reciben de sus amos la comida y el vestido “dezente” y en la mayoría de los casos carecen de una retribución complementaria; los que perciben retribución, caso de varios pajes del oidor don Juan Esteban Salaverri y de los regidores don Diego Argüelles Quiñones y don Pedro Velarde, se sitúan entre los 10 y los 30 ducados además de la co­ mida. Gil de Jaz, tenía consigo tres pajes; uno de ellos, Juan Fermín, como tal paje percibía la comida y el vestido y como contador del Real Hospicio perci­ bía 250 ducados anuales.

65 “Los pajes sirven la mesa y acompañan al obispo cuando sale; el resto del tiempo lo emplean en el es­ tudio; cuando alcanzan instrucción suficiente son elevados al sacerdocio, y entonces, admitidos a la me­ sa del obispo, se convierten en sus comensales hasta que él los presenta para algún beneficio” (vid. T olivar , J., El Reverendo Joseph Townsend y su viaje por Asturias, IDEA, 1986, pág. 59); sobre el ré­ gimen y gobierno (oración, comida, estudios, juegos, salidas de palacio, etc.) de los pajes del obispo Reluz vid. Fr. M anuel M edrano , Patrocinio de Nuestra Señora en España, noticias de su imagen del Rey Casto y vida del limo. Señor D. Fr. Thomas Reluz, Oviedo, 1719, pág. 140 y ss. 66 G.M. de Jovellanos , Diarios, t.II, pág. 173 LA INDUSTRIA EXPERIMENTAL EN LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN. LA FÁBRICA NACIONAL DE FONTAMEÑA (PARRES), 1804-1823

ALFONSO MENÉNDEZ GONZÁLEZ

La atención prestada por los historiadores al proceso de industrialización registrado durante el siglo XVIII,permite un mejor conocimiento del “modelo español” de adecuación a la Primera Revolución Industrial. Con todo , existen aún ciertas lagunas. A la hora de precisar el marco conceptual y las principa­ les realizaciones en el sector de la manufactura textil, contamos con intere­ santes estudios, ya sean de americanos, como Callahan1 y La Forcé2, o de es­ pañoles, como Enciso Recio3, González Enciso4, Vázquez de Prada5, Peregrín6, Meijide7 y Rodríguez López, entre otros8.

1 W. J. C a llahan : “Don Juan de Goyeneche: Industrialist of Eighteenth Century ” en Bussines History Review, XLIII (1969) pp. 152-170. - Id.: Honor, Commerce and Industry in Eighteenth Century ( Spain - Boston Mass. 1.972. - Id.: “La política económica y las manufacturas de Estado en el si el o XVIII” en Revista de Trabajo 38 (1.972) pp. 5-17. 2 J.C. L a F o rc é : “Royas Textil Factories in Spain, 1700-1.800” en The Journal of Economic History XXIV (1964) pp 322-343. -Id.: The Development of the Spanish Textile Industry, 1750-1800.- Berkeley 1965. - Id.: “La política económica de los Reyes de España y el desarrollo de la industria textil, 1.750-1.800” en Hispania- 102 (1966) pp 268293. 3 L.M. E nciso R ec io : L os establecimientos industriales españoles en el siglo XVIII. La mantelería de La Coruña.- Madrid-1963 . - Id.: “La Fábrica de lienzos de San Ildefonso a fines del siglo XVIII” en Homenaje al Prof. Alarcos García.V alladolid 1965-1967 Vol II pp 644-649. 4 A.G onzález E n ciso : Estado e industria en el sigloXVIII. La Fábrica de Guadalajara,-Madrid,1,980 , - Id.: “La protoindustrmalización en Castilla. Metodología para una primera aproximación” en Actas de las II Jomadas de Metodología y Didáctica de la Historia. Historia Moderna, Cáceres-1,983 pp. 251 -263. 5 J. V. V ázquez de P ra d a : “El fracaso de las empresas estatales en la España del siglo X V III” en Las Individualidades en la Historia - II Conversaciones Internacionales de Historia. Pamplona 1985 pp.211-223. 6 F. P eregrín P u g a : “Las fábricas de la Real Hacienda. Un prototipo de empresa pública en la España del siglo X V III” en E.V erdera y T uells ,Editores: La Empresa pública -Zaragoza. 1.970 pp 1.239-1.288 . 7 A.M eijide P ar d o : “Aportación a la historia industrial coruñesa. Las fábricas textiles de Sada, 1675- 1762 “en Revista del Instituto José Comide de Estudios Coruñeses I (1965) pp,77-126, - Id.: “Los ingleses Leeds y su fábrica de tejidos en Pontevedra “ en El Museo de Pontevedra XIX (1965) pp, 55-86, 8 G. R o d ríguez L ó pez: Manufacturas laneras de Castilla, Siglo XVIII, Segovia-Guadalajara-Béjar-; Madrid-1948. 174 ALFONSO MENÉNDEZ GONZÁLEZ

No sucede lo mismo en el ámbito de la industria metalúrgica, objeto de una menor atención si exceptuamos los estudios de Helguera -para las fábri­ cas de San Juan de Alcaraz9 y de El Salobre10, Almunia y León, para la Fábrica de Ronda11- o de Alcalá Zamora para la siderurgia cántabra y andaluza de los siglos XVII y XVIII12. Un ejemplo aún no estudiado es el de la Fabrica de Hojalata de Fontameña, en Parres (Asturias). El interés que poseen tanto el proyecto como la realidad de esta empresa, escasamente conocida, justifican estas páginas. No solo se puede evocar, a través de ellas, la trama de dificultades y obstácu­ los que concurren al llamado “fracaso de la Revolución Industrial en España”; sirven asimismo para rastrear el papel asumido por la iniciativa pública en cuanto motor del proceso de incorporación de nuestro país al ciclo industrial europeo. La documentación que sirve a nuestro propósito es muy limitada y sólo permite conocer la problemática general de la fábrica, sin datos de produc­ ción, empleo o comercialización del producto. Se reduce a dos tipos de fuen­ tes de información: A) Los informes o “Memorias sobre el estado de la fábrica”13 publicados en 1814 y 1820 por el promotor y director de la empresa, el presbítero José Vicente Pereda. Es la fuente principal de información pero queda seriamente limitada por su carácter parcial en cuanto informe exculpativo de las activida­ des del director de la fábrica, que es a la vez el autor de los informes. B) Documentos de la Junta y Diputación del Principado de Asturias (Archivo General del Principado-A.G.P.-Oviedo). Desaparecido el documen­

9 J. Helguera Quijada: La industria metalúrgica experimental en el siglo XVIII: Las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, 1772-1800, - Valladolid-1984. 10 J Helguera Quijada: “Una industria experimental del siglo XVIII: La Fábrica de Hojalata de El Salobre, 1786-1798” en Cuadernos de Investigación Histórica 4-(1980), pp. 125-151- 11 J,Almunia y León: “La Real Fábrica de Hojalata de San Miguel de Ronda “ en Revista del Instituto del Hierro y del Acero Madrid VI-1953, pp. 147-161. 12 J.A lcalá Z am ora y Queypo de L la n o : Historia de una empresa siderúrgica española: Los Altos Hornos de Liérganes y La Cavada, 1622-1834 - Santander - 1974. - Id.: “Producción de hierroy altos hornos en la España anterior a 1850” en Moneda y Crédito 128 (1974), pp. 117-218, - Id.: “Progresos tecnológicosy limitaciones productivas en la nueva siderurgia andaluza del siglo XVIII. ” enActas del I Congreso de Historia de Andalucía. Andalucía Moderna. Siglo XVIII. Córdoba 1978, Tomo I, pp.13-36. 13 Ambas memorias -la de 1814 y 1820 respectivamente- se publicaron en 1.820 en Oviedo, en la Oficina de Prieto, formando un solo folleto de 86 páginas, Lleva por titulo: “MEMORIA que demuestra el cua­ dro historial ruinoso de la Fabrica Nacional de hoja de lata, causas que han intervenido, y medios que se proponen para su restablecimiento y establecer las que se necesitan en la Nación, por su fundador y. di­ rector el presbítero Don José Vicente Pereda, dirigida al Señor Gefe superior Político de la Provincia de Asturias, Julio 30 de 1820. Al fin de esta se pone otra que compuso el mismo Autor sobre la historia,es­ tado,y adelantamientos de la Fábrica en 1814.” - Un ejemplar de esta Memoria -procedente de la bi­ blioteca de la Casa de Heredia- se halla en la Biblioteca de la Universidad de Oviedo, LA INDUSTRIA EXPERIMENTAL EN LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 1 7 5 to principal (la Junta celebrada en 1804 para tratar en exclusiva sobre la fábri­ ca) quedan diversos testimonios en actas de juntas y diputaciones en tomo a las vicisitudes por las que atraviesa el establecimiento metalúrgico.

1. ANTECEDENTES Y ORÍGENES DE LA FÁBRICA La Fábrica de Fontameña se sitúa en el tramo final de un proceso de ex­ perimentación metalúrgica que arranca del primer tercio del siglo XVII. Entre los años de 1.628 y 1.630 se ha llevado a cabo en Liérganes (Cantabria) un en­ sayo frustrado -e l primero en su género- para producir hojalata en fábrica conforme a un modelo alemán14. Tras el fracaso de este experimento, se para­ liza durante todo un siglo cualquier nueva iniciativa al respecto. Para asistir al segundo proyecto experimental tenemos que aguardar has­ ta 1.726, año en el que se inicia la construcción de una fábrica en la Serranía de Ronda (Málaga). Las obras se prolongan durante cuatro años con grandes inversiones,un equipo de técnicos alemanes (unos treinta) y una plantilla de personal que alcanza los 190 obreros en la época de prosperidad. La produc­ ción de hojalata se inicia en 1731 pero debido a una escasa demanda, la fábri­ ca se ve obligada a modificar su actividad y línea productiva. Tras pasar por una larga recesión y crisis, en 1743 queda en manos de la intervención del Estado con una considerable deuda15. Las dificultades de la industria experimental sirven para demorar más aún las escasas iniciativas que surgen. Así que se opta por dejar proyectos e inno­ vaciones en manos de extranjeros y no surgen nuevas promociones hasta 1788 en el cénit del reformismo ilustrado. En este caso son dos técnicos franceses los que obtienen permiso y privilegios para establecer una industria de hojala­ ta en El Salobre (Cádiz). Pese a todo -contando con una elevada inversión de cerca de dos millones de reales- la fábrica no consigue producir más que en su fase experimental. En 1798 fallecen los promotores y directores franceses, y cinco años después, en 1803, el gobierno decide trasladar el material a Asturias, procediendo al cierre de la fábrica16. La evidencia es manifiesta: la Fábrica Nacional de Hojalata de Asturias surge en un contexto operativo que parece atender a una doble necesidad: A) Dar uso y continuidad a la maquinaria y fábrica de El Salobre, propi­ ciando una nueva instalación. B) Completar, acaso, el proceso de industrialización de Asturias ya ini­

14 J,Alcala Zamora y Queipo de Llano: “Primera noticia sobre la Fábrica de Hojalata de Liérganes, y su fracaso, 1628-1630” en XV Aniversario del Centro de Estudios Montañeses -Santander 1976, T. I,. pp. 337-352 . 15 Vid. arts. cits Almunia (nota 11) y J.Alcala-Zamora (“Progresos tecnológicos..., nota 12). pass. 16 Vid. J.Helguera : nota 10. pass. 176 ALFONSO MENÉNDEZ GONZÁLEZ ciado entre 1794-1797 con el establecimiento de las Fabricas Nacionales de Oviedo y Trubia y la explotación de las Reales Minas de Langreo17. Los planes para el establecimiento de la fábrica participan de dos tipos de iniciativas concurrentes: la pública y la privada. La primera es la que encarna el Estado y, por delegación, la Junta General del Principado. En cuanto a la se­ gunda, se trata del esfuerzo y disposición del presbítero José Vicente Pereda verdadero promotor del diseño industrial. Desde la Corte se mueven los hilos de la trama pública que conducen -en un marco de influencias y presiones- a la ubicación definitiva de la fábrica en Asturias. No cabe duda de que es decisivo el patrocinio y ascendiente que ejercen dos asturianos, a la sazón en el gobierno. Se trata de Antonio Noriega y Bada, Tesorero General del Reino y de su sobrino Antonio. Noriega y Cobian, Secretario de Despacho en Hacienda. Ambos son el centro de un pe­ queño “lobby” asturiano en la Corte, formado con los residuos del largo pa­ tronazgo de Campomanes. Noriega y Bada había sido elegido Procurador General del Principado por la Junta General de Asturias en 1802 -elección por poderes- y la propia institución aguardaba una “devolución del favor” y algún pequeño “detalle” que significara la efectividad del patronazgo recono­ cido, No cabe duda de que tío y sobrino están detrás de la candidatura de Asturias a la hora de pensar en la ubicación de la fábrica, En cuanto a José Vicente Pereda cuenta su voluntad de capitán de empre­ sa tanto o más que su “curriculum”. Posee una experiencia profesional aquila­ tada en las Reales Fábricas de Alcaraz y de El Salobre. Allí ha experimentado en la elaboración de hojalata y los resultados obtenidos son -en sus propias palabras- “tan de superior calidad, que en gran parte se aventajaban a las mejores (hojalatas) inglesas, según lo convencía la sola inspección de la vis­ ta y declaración jurada de los mejores maestros del gremio de hojalateros de M adrid ,|8, Valorada su experiencia en la materia, Pereda recibe, en 1803, una orden concluyente: debe buscar en Asturias un lugar adecuado para la instalación de la fábrica que sustituya a la de El Salobre. El llamado popularmente “cura les mines” (esto es, Don José Vicente) recorre el Principado y halla -en su expre­ sión- “excelentes situaciones”, elaborando un informe que pasa a la Corte. Pero, en éste trámite, recibe luego una nueva orden en la que se dispone que examine también el lugar de Iraeta, en Guipúzcoa. Pasa a esta provincia y vi­ sita las ferrerías y fanderias del Duque de Granada. Los planes cambian: aquí

17 S.C oll M artil: “La minería del carbón en España a finales del Antiguo Régimen, 1770-1835” en La Economía Española al final del Antiguo Régimen Vol. II. Manufacturas. Ed de Pedro Tedde. Madrid 1982. Vid. en especial pp. 275-294, 18 J. V. Pereda: Memoria que demuestra , op. cit. pp. 60-61. LA INDUSTRIA EXPERIMENTAL EN LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 177 halla una sólida infraestructura que no ha encontrado en Asturias, lo que co­ munica a la Corte junto con su decidido apoyo para que la Fábrica se monte en Iraeta. En este lugar existe “ la más bella y pronta disposición para montar una Fábrica de Hoja de Lata capaz de rendir utilidades en el corto término de tres meses"19. Pero nuestro hombre no cuenta con la rápida reacción del “lobby” corte­ sano y de la Junta General ante estas noticias. Los Noriega y la institución rec­ tora del Principado se mueven para conseguir que la Fábrica se asiente defini­ tivamente en Asturias. Y de hecho lo consiguen: en 1804 Pereda recibe orden de regresar a Asturias y exponer sus planes para la puesta en marcha de la Fábrica ante la Junta General del Principado. Esta se reúne “ex profeso” para oirle el 2 de julio y trata de los pormenores del proyecto y de su financiación20.

2. LOCALIZACIÓN Y FINANCIACIÓN El paraje elegido resulta ser el de Fontameña, en el concejo de Parres, a orillas del rio Sella. Según Pereda se trata de un lugar “ bastante ameno y deli­ cioso, inmediato a la mar por la ría de Ribadesella, con tan bella proporción que pueden venir embarcadas en chalanas hasta la Fábrica las primeras ma­ terias de que necesita, e igualmente desembarcar en Ribadesella los efectos manufacturados en ella ”21 La opción por el transporte marítimo-fluvial tiene sus razones: se piensa en importar por mar el hierro vizcaíno que, desembarcado en el puerto de Ribadesella puede ser fácilmente transportado en chalanas hasta el amarrade­ ro de la Fábrica. Es posible que nuestro hombre tenga en cuenta la experien­ cia del capitán Casado de Torres y sus obras de canalización del rio Nalón22 cuando decide situar la Fábrica cerca del mar. No obstante, parece que no tie­ ne en cuenta el encarecimiento de los costes del producto, derivado de los pre­ cios de los fletes y conductores de chalanas. Por otra parte, el establecimiento precisa de un constante y abundante su­ ministro de agua con el fin de mover la máquina hidráulica:y esto se consigue mediante un canal que toma sus aguas directamente de un caudaloso río: el Sella.

19 IBID, pp. 64.. 20 No existe documentación sobre la Junta reñida el 4 de julio de 1804 para discutir sobre el proyecto de la Fábrica. Al menos no figura entre los volúmenes de Actas de las Juntas que obran en el Archivo General del Principado (AGP). Pereda hace una corta y sutil referencia a lo tratado en esta Junta en la página 65 de su MEMORIA , 21 J. V .Pereda: Memoria que demuestra... op. cit. p. 66. 22 Sobre Casado de Torres y la canalización del Nalón,véaseJo v ellanos : Obras, Vol III Ed. B.A.E. Madrid-1956, pp.l 14-116.- IBID. S. C oll M artin : “La minería del carbón... art. cit., pp. 281-287. 178 ALFONSO MENÉNDEZ GONZÁLEZ

El optimismo de Pereda piensa antes en la exportación del producto, la hojalata, que en los graves problemas de transporte que pueden estrangular a la Fábrica. No parece muy viable la exportación de hojalata al Nuevo Mundo o a la industria militar, cuando no existe una salida por camino carretero hacia la Meseta. Y más aun, cuando el puerto de Ribadesella presenta graves proble­ mas de calado y fondeadero. El “Camino de Castilla”, de Oviedo a León, aún no se halla terminado y, en cualquier caso, a una excesiva distancia de Fontameña: más de doce leguas23. La opción alternativa de salida hacia Castilla es la que atraviesa los puertos de Arcenorio y Ventaniella.Aunque se han hecho obras en el camino a partir de 1784, esta ruta no está en condicio­ nes de soportar un comercio de entidad y carácter estables,dada la abundancia de nieves y la escasa atención y mantenimiento de la ruta24. La financiación de la empresa es el aspecto más controvertido. El Estado no parece dispuesto a invertir grandes sumas habida cuenta del fracaso de la Fábrica de El Salobre; y la Junta General ha de hacer frente a la deuda contraí­ da a cuasa del abasto de grandos. Los años de 1802 y 1803 han sido nefastos para la agricultura y la institución rectora del Principado ha tenido que socorrer al miserable campesinado comprando y vendiendo granos con un considerable déficit de caja. Y por si fuera poco, las finanzas y liquidez de la Junta no per­ miten alargarse en este tipo de inversiones. El único recurso que se ofrece es el de aumentar la carga impositiva sobre la sal, quedando afecto el arbitrio a la obra de la Fábrica. También se propondrá al gobierno la aplicación de parte de los fondos del impuesto de “utensilios”, destinado a los gastos de milicias. Lastrada por la exigua renta del producto de arbitrios25 se inicia la obra de la Fábrica Nacional en el otoño de 1804. La dirección técnica está a cargo de José Vicente Pereda; la inspección y supervisión de las obras corre a cuenta de una comisión de cinco procuradores nombrados por la Junta General del Principado: el Marqués de Camposagrado, el Conde de Peñalba, el Marqués de Vistalegre, Joaquín de Velarde y Antonio Carreño. Esta comisión actúa con plenos poderes, dado que la Junta ha delegado en los cinco prohombres todas sus competencias en la materia26.

23 A.G.P. Libro 124 . 24 En 1782 la Diputación del Principado solicita un informe sobre el proyecto de carretera de Ribadesella a Castilla, por el Valle de Burón, procediendo a nombrar comisarios para asistir a Fray Guillermo de Cossio,autor del proyecto (A.G.P. Libro 114 fs. 27-29 Diputaciones de 5 y 8 de noviembre de 1782). En 1784 se informa a la Junta General que el citado proyecto no es de carretera formal sino de mero “ca­ mino carretil”, a través de los puertos de Arcenorio y Ventaniella, a costa de las sobras de propios de los concejos afectados y de un arbitrio de uno u dos más, sobre el cuartillo de vino que se consuma en la Provincia, El acuerdo de la Junta General es que no tenga efecto el arbitrio salvo en los pueblos por los que transite el camino, (A.G.P. Libro-115, fs. 36, 37 y 163, Junta de 13 de agosto de 1784). 25 A,G,P. Libro -124 f. 81. Diputación de 26-2-1806.Ibid. f. 76. 26 Ibid. Libro-124 f. 255. LA INDUSTRIA EXPERIMENTAL EN LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 179

3. EL PROYECTO Y LA OBRA Pereda ha proyectado una obra que pretende dar continuidad a la Fábrica de El Salobre, sin tener en cuenta las dificultades económicas surgi­ das en el debate presupuestario. Desea un establecimiento que permita su­ perar en breve plazo la fase experimental “ con ocho o más pares de cilin­ dros, martinetes y demás máquinas respectivas”21. No cuenta con que la es­ casez de fondos y la reticencia de la Comisión acaban por reducir sensible­ mente sus aspiraciones, dejando el proyecto en lo mínimo indispensable pa­ ra el experimento o ensayo. De modo que la instalación queda reducida a lo siguiente: 1) “Una fragua forja grande para calentar el hierro que ha de ser batido bajo de un gran martillo, llamado comúnmente martinete, de peso de 600 a 700 libras” 2) Dos cilindros ajustados en sus máquinas para tirar las hojas 3) Una máquina para limpieza diaria de las hojas, dejando dispuestas pa­ ra el baño unas cuatro a seis mil unidades 4) Unos “tinacos de madera forrados de chapa de plano”. 5) Una máquina “especie de troquel, que a un sólo golpe corte las hojas en las justas dimensiones que tiene la hoja de lata que corre en el comer­ cio ”28. Esta máquina -añade Pereda- “cortará más hojas en un dia que vein­ te hombres con otras tantas tijeras ”. En cuanto al número y características de los trabajadores no hay muchas precisiones. El director considera como imprescindibles a los siguientes : A) Un maestro batidor que atienda a los cilindros, y “sepa formar y batir en paquetes de 50 y 100 hojas o planchas a la vez”. B) Un maestro torneador para esmerilar y ajustar los cilindros. Este ma­ estro puede ser sustituido por operarios que sepan “tornear, esmerilar, puli­ mentar e igualar los cilindros”, operación que se repite “de ocho en ocho dí­ as cuando el trabajo es continuado y de quince cuando no lo es tanto ”. C) Dos hombres y un muchacho, para atender la máquina de limpieza de hojas. D) Un número no precisado de ayudantes no cualificados y chalaneros que serán contratados una vez que la Fábrica haya tirado las primeras pie­ zas. Entre las obras iniciales destaca la construcción de una presa y un sistema de acequias que conducen agua del río hacia un ” corral de amarradero” ,don­ de se instala la máquina hidráulica. Esta queda cubierta por un edificio de

27 J.V.P ereda : MEMORIA, op cit. p. 67. 28 IBID. pp. 30-34. 180 ALFONSO MENÉNDEZ GONZÁLEZ

mamposteria, pese a que el proyecto inicial contemplaba una sólida obra de cantería en el conjunto Los avatares de la obra son de naturaleza diversa y la Fábrica avanza len­ tamente en su construcción con frecuentes demoras motivadas por retrasos en la consignación de fondos, Las disputas y querellas de carácter institucional se proyectan sobre las obras. La Diputación del Principado no ve con buenos ojos la exclusiva competencia de la Comisión rectora de la Fábrica y desea in­ tervenir para conocer el uso y destino final del fondo de arbitrios que se dedi­ can a Fontameña. A ello responde la Comisión con actitud prepotente negán­ dose a rendir cuentas a los diputados. Como resultado inmediato, una guerra sorda entre Diputación y Comisión y una creciente hostilidad de los diputados hacia lo que se hace en las inmediaciones del Sella. Un ejemplo muy claro del conflicto estalla en 1806 cuando el Procurador General del Principado, Gregorio de Jove, encabeza la protesta de algunos diputados considerando que la obra es un auténtico despilfarro y solicitando al Gobierno que retire las subvenciones concedidas29. Sobre este agitado mar de fondo se terminan las obras en el mes de febre­ ro de 1808 y se procede a tirar la primera hoja de lata. Pereda estima en nueve cuartos y medio el coste de la pieza, sensiblemente más barata que la hoja in­ glesa que circula por España30. Durante la Primavera, la Comisión ordena la construcción de un almacén en Oviedo con vistas a la venta y distribución del producto, Con tal motivo se preparan seis cajones con muestras para ser presentados ante el Rey en Madrid pero esto no llega a suceder: estalla la guerra y se detiene la actividad de la Fábrica. Esta se queda sin fondos y sin operarios: los primeros aplicados ahora al impuesto bélico de “utensilios”, y los segundos a las operaciones mi­ litares31. El destino de la Fábrica Experimental es de lo más aciago. Asturias es in­ vadida por las tropas de Kellerman (en 1809) y Bonet (en 1810) que asestan un duro golpe al porvenir del establecimiento, devastado por el ejército fran­ cés, "los mismos naturales del país y nuestra tropa insubordinada” , como in­ forma Pereda. El desastre es de tal magnitud -añade el desolado Director- ”que ni clavos dexaron en las paredes ”32.

29 A.G.P. Libro -124 f. 105 v. Diputación de 30-6-1.806. El Procurador General del Principado: “Que no quedando ya duda de lo gravoso y perjudicial que es al Principado el establecimiento de la Fábrica de Latas, pues habiendo absorvido sumas muy considerables, no se ve la esperanza de su conclusión, se re­ presente con la mayor energía contra su prosecución”. No obstante,el acuerdo de la Diputación es pos­ tergar el tratamiento del asunto, Diputación de 1,-7-1806 f. 109 v. 30 J. V. Pereda: MEMORIA, op.cit. pp. 19-20- 31 IBID. p. 68. 32 IBID. p. 69. LA INDUSTRIA EXPERIMENTAL EN LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 181

4. RECONSTRUCCIÓN Y CRISIS FINAL El fin de la guerra, en 1814, inaugura un período de esperanzas. Pereda consigue recuperar parte de la maquinaria, reconstruye la instalación primiti­ va y pone al establecimiento en condiciones de producir, pero carece de ayu­ das o apoyos institucionales. La Junta General del Principado ha observado con circunspección y recelo todas sus actuaciones, La Comisión rectora de la Fábrica se ha disuelto en el transcurso de la guerra y no hay crédito oficial que socorra a la empresa: de Fábrica Nacional, Fontameña se ha convertido en es­ tablecimiento privado. Libre ya de la molesta tutela de la Junta General Pereda opta por la “reconversión”, siguiendo el precedente de la Fábrica de Ronda. Orienta la producción hacia el sector militar -fabricando ’’excelentes ollas de campaña pero atendiendo también al ámbito doméstico: ’’baterías de cocina de hierro bañado ”. La fabricación de hojalata y la de utillaje do­ méstico parecen equilibrarse satisfaciendo así la necesidad de diversificación del producto con un mayor aprovechamiento. Así lo manifiesta el entusiasta Pereda:

”El recorte de la tigera,que sin éste arbitrio o refundición y martine­ te para rebatirlo, se miraba como un desperdicio, se aprovecha en las fraguas para hacer los pies, asas y orejas de la misma batería: sirve igualmente este retazo para forjar los mangos de cazos, sartenes, candiles, cacerolas, etc., finalmente cuando se dispone al baño una porción de hojas de lata, se baña al mismo tiempo la chapa de hierro grueso que se destina para batería y de aquí resulta, que la fábrica, sin tener el menor descuento, produce todas las utilidades de que es susceptible en su clase ”33 El fin último que se persigue es la transformación de la Fábrica de ensa­ yo en un gran complejo industrial con manufacturas de tirado de cobre en cha­ pa, fundición, alambrera y elaboración de ácido sulfúrico (aceite de vitriolo) para el abasto de la industria química34. Pero la ambición y entusiasmo del director han de hacer frente a las pesi­ mistas noticias que recibe sobre la financiación de la empresa. De la Junta General del Principado poco o nada cabe esperar : ha sido restaurada en sus funciones en 1815 y no parece sentir interés alguno por los proyectos de Pereda. Algunos procuradores desean conocer más a fondo el estado de las cuentas e instalaciones de la Fábrica y logran que el pleno acuerde la apertura de una investigación al respecto. La idea de un posible beneficio privado del Director de la empresa queda patente en el interés por conocer los ’’intereses en la venta pública que se ha hecho de varias obras y producciones”. Con es­

33 IBID , pp.74-75. 34 IBID, pp.76-83. 182 ALFONSO MENÉNDEZ GONZÁLEZ te motivo se constituye una comisión formada por los procuradores García Sala, Junco, Prieto y Jove; éste último conocido enemigo de la Fábrica,contra la que ya ha emitido su opinión adversa en 1806, dos años antes de su termi­ nación35. La batalla legal y financiera que libra Pereda ha de enfrentarse por igual a la incomprensión de la Junta General y de la comisión formada para investigar sus cuentas. Una Real Orden -fechada el 4 de Diciembre de 1814 y firmada por el ministro Villamil- ha privado a la Fábrica del titulo de “Nacional” y de los priviegios que ello comporta .De modo que Pereda acude ante la Junta de Comercio y Moneda presentando una ” Memoria sobre el estado de la Fábrica”. Con pocas esperanzas de hallar subvención en un organismo forma­ do por burócratas e inexpertos -a su entender- Pereda se mueve por la Corte en busca de patronazgo oficial. Lo va a hallar en la persona del Infante D. Antonio de Borbón,a quien considera su mejor abogado, Y es por la mediación de éste como consigue que por Real Orden de 16 de Julio de 1815 se asigne a la Fábrica el arbitrio de cuatro reales en fanega de sal de las que se consuman en Asturias36, lo que venía a suponer unos doscientos mil reales anuales. Con tan buenas noticias la Fábrica puede funcionar y de hecho ya está en pleno proceso productivo en los primeros meses de 1816. Gran parte del pro­ ducto se exporta a Madrid donde la hojalata y baterás de Fontameña compiten en pie de igualdad con la producción inglesa. Según apunta el propio Pereda la calidad de las piezas es notoria y tal que ”a las cinco de la tarde del día en que se anunciaba por el diario, ya no había una hoja por vender ”37. ¿Qué cabe pensar de la animosidad de la Junta General? Se debe a dos ra­ zones principales. Por una parte, la institución no interviene ni saca ya prove­ cho alguno de la Fábrica, a la que considera como una empresa privada. Por otra -y acaso el aspecto más importante- el gravoso arbitrio que ahora recae de nuevo sobre la sal, que no está sometido al control de los procuradores y que lastra impositivamente a todo el Principado. De ahí la sucesión de mocio­ nes contra la continuidad de la Fábrica: en Agosto de 1815 pidiendo de forma expresa la retirada de cualquier subvención que corra a expensas del Principado y sus contribuyentes. A ésta seguirá un informe sobre el carácter inútil y gravoso del establecimiento que emite la comisión39 y que ratifica la

35 A.G.P. Libro 134, f. 41-42 y 56 v. Junta de 2-6-1816. Véase además nota 25. 36 J. V. Pereda: MEMORIA, op. cit., p. 10. 37 IBID., pp. 11-12: “Díganlo los Maestros del gremio de hojalateros, que apenas llegaban las remesas del Almacén es­ tablecido en aquella capital al cargo de D. Hermenegildo Hernández a las cinco de la tarde del día en que se anuncia­ ba por el Diario ya no había una hoja por vender, llegando a tal punto la concurrencia de las gentes que obligó a S. A.R. a disponer, para evitar la confusión y el desorden, se diese a los compradores a proporción de su consumo, y del surti­ do, con el fin de que nadie quedase descontento; y ha habido comerciantes que compraban del almacén las latas, lla­ mando con este aliciente a los consumidores, para facilitar la venta de extrangeras que tenía en los suyos”. 38 A.G.P. Libro 135, fs. 7 y 8, Diputación de 7-8-1815. 39 IBID. Libro 135. LA INDUSTRIA EXPERIMENTAL EN LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 183

Junta reunida en Junio de 1818 solicitando que el arbitrio retorne al marco na­ tural de las competencias de la Junta40. Demasiados enemigos para una empresa que no parece ser capaz de ge­ nerar beneficios suficientes para prescindir de la subvención. El débil hilo que la mantiene es el alto patrocinio del Infante y éste fallece dejando a Pereda in­ defenso frente a quienes son de uno u otro modo sus enemigos: la Diputación y Junta General del Principado y la Junta de Comercio y Moneda. A todo ello se une el ”oro inglés” que -según Pereda- trabaja activamente en la Corte pa­ ra conseguir la ruina de Fontameña. Necesitado de ayuda institucional -en el marco del caos financiero e in­ dustrial de la restauración borbónica- Pereda se mueve por la Corte recibien­ do buenas palabras del ministro Garay pero quedando supeditada toda ayuda al informe preceptivo de la Junta de Comercio, organismo que demora una re­ solución adversa. Esta llega y se hace patente mediante una Real Orden (de 2 de Noviembre de 1819) por la que se retira la subvención concedida sobre el arbitrio de la sal, cantidad que ya era de por sí insuficiente para poner en mar­ cha el complejo industrial diseñado, cuyos costes había evaluado Pereda en cuatro o cinco millones de reales. Pudiera pensarse que nuestro capitán de empresa se da por vencido, pero no es así. La revolución liberal de 1820 le permite pensar que los nuevos polí­ ticos pueden sentirse atraídos por la industria, pero se equivoca de nuevo. En la ”Memoria ” que presenta en 1820 al Jefe Político de Asturias todos son cul­ pables del fracaso del establecimiento: el Gobierno por haber accedido a peti­ ciones interesadas (léase los Noriega) dando preferencia a Asturias sobre Guipúzcoa; la Junta y Diputación de Asturias por ser ’’corporación en quie­ nes no residían conocimientos”', la Junta de Comercio y Moneda por casi idénticas razones: ’’corporación de letrados...poco versados en materias que exigen conocimientos prácticos adquiridos en la escuela demostrativa de la experiencia”', en fin, la pérfida Albión cuyas envidias y sobornos descubre tras todas las maquinaciones urdidas contra su empresa41. Todo hace pensar que el fin del establecimiento se produce tras la retira­ da de la subvención, dado que no hay noticias de que la ’’Mem oria” tenga efecto práctico alguno. En 1823 es el Intendente de Oviedo quien confisca y remite a la Diputación el inventario de piezas de la Fábrica ordenando la ven­ ta en pública subasta42. Con ello se pone fin al primer proyecto de iniciativa pública regional en la historia industrial de la región .

40 A.G.P. Libro 135. f. 195, Diputación de 3-1-1818; Ibid. f. 210 y 216 Diputación 24-2-1818; Ibid Libro 136 fs,71 -72 Junta de 5-6-1,818 , 41 J. V. Pereda: MEMORIA op. cit. pp. 37-49 passim. 42 A.G.P. Libro-139 fs. 12, 18, 33. Diputación de 14-8-1823. 184 ALFONSO MENÉNDEZ GONZÁLEZ

5. CONCLUSIONES Podemos finalizar con varias consideraciones en torno al fracaso de la empresa de Fontameña. Conviene recordar que la Fabrica se inscribe en un contexto de experien­ cias y proyectos siderúrgicos que terminan por fracasar ya sea a corto o a me­ dio plazo: la Fábrica de Liérganes (1628-1630), la de Ronda( 1730-1743) y la de El Salobre( 1788-1803), cuyo destino aparece ligado al de Fontameña. Se trata así de el último capítulo de una historia de experimentación industrial lastrada por frustraciones y altas inversiones,con escasa rentabilidad cuando ésta llega a existir. También hallamos la fase de reconversión productiva como rasgo común en el corto itinerario de las fábricas: una primera etapa de experimentación con la hojalata y una segunda de diversificación con el hierro colado y utillaje de campaña para servicio del ejército, aspectos que comparten las produccio­ nes de Ronda, El Salobre y Fontameña, El aspecto clave resulta ser la financiación. Dado que la industria experi­ mental supone un alto riesgo y precisa de elevadas inversiones, no es capaz de atraer a la iniciativa privada; y el Estado afronta las inversiones por la vía del tributo indirecto. Todo ello conduce a la impopularidad de la empresa y ani­ madversión de la Junta General que no percibe ingreso alguno y, por el con­ trario, ve recortadas sus competencias en materia impositiva, No cabe olvidar, con todo, la delicada coyuntura económica -y política- que sirve de marco a la instalación de la Fábrica. La crisis de 1804 es una gra­ ve secuela de la carestía y hambre que se ha extendido por el Principado en años anteriores: un aumento de impuestos supone agravar aún más la penuria ambiental. Y la tímida recuperación de los años siguientes se ve frustrada por la guerra de 1808, lo que supone el desmantelamiento de la Fábrica, corrien­ do el mismo destino que las de Trubia y Oviedo (armas y municiones). De modo que puede hablarse de una “protoindustrialización asturiana” segada en flor por la invasión francesa, cuyas consecuencias en el desarrollo de la “Primera Revolución Industrial” española son ya sobradamente conocidas43. Y es en ese entorno donde puede verse mejor el devenir industrial de la Fábrica de Fontameña: muy pocas fábricas estatales pudieron sobrevivir al duro impacto de la Guerra de la Independencia; y las que consiguieron re­ montar la crisis llevaron tras de sí las pesadas secuelas del olvido oficial hasta que fueron liquidadas en los primeros años de la “Revolución Liberal”44.

43 J. Nadal Oller: El fracaso de la Revolución Industrial en España, 1814-1913. Barcelona 1975.- J.Fonta- na Lazaro: La quiebra de la monarqiia absoluta, 1814-1820.Barcelona 1971, en especial pp. 322-343. 44 En 1808 la guerra afectó gravemente a la Real Fábrica de Paños de Guadalajara, que cierra y liquida en 1822. Igual sucede con las Reales Feas, de S.Juan de Alcaraz, que se liquidan en 1.823. LA INDUSTRIA EXPERIMENTAL EN LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN 185

Como modelos del experimento industrial del Despotismo Ilustrado, las fábri­ cas se hundieron con el derrumbe del Antiguo Régimen. Y corrieron igual suerte las instituciones con las que forzadamente convivieron: en el caso de Asturias la Junta General del Principado, virtualmente disuelta tras su reunión en 1818. Las deficiencias en la organización y gestión empresarial, los altos costes del producto elaborado y la discutible competitividad en el mercado abierto son aspectos particulares de un erróneo planteamiento económico común a estas fábricas. La Forcé y González Enciso reconocen que ,en cualquier caso, éste siempre quedaba supeditado al prestigio político de las empresas. Para el caso de Fontameña y aunque carecemos de datos sobre la contabilidad de la empresa, no es posible aceptar sin más el optimismo de su audaz promotor. La dualidad empresa pública / empresa privada subyace en el núcleo de la cuestión. ¿Qué responsabilidad asume la Junta General del Principado en cuanto a su carácter subsidiario con relación al Gobierno? ¿Es la iniciativa pú­ blica regional un mero fantasma, un artificio?. No cabe duda de que la “élite de poder” del Principado (que he estudiado en otra parte) carece de “espíritu capitalista” y desconfía de los experimentos industriales; o al menos de los que quieran surgir a sus expensas. En vísperas de la Guerra la inversión se ca­ naliza aún hacia la tierra con la que se identifican rentabilidad, honor y bene­ ficio. Se acepta la iniciativa pública pero mediada por el alto patrocinio de los Noriega y sin que nadie se comprometa en aventuras financieras. Y es la inva­ sión francesa la que sepulta la operación inicial dejando abierta la vía de la di­ solución posterior. Queda, por último, ese frustrado capitán de empresa, José Vicente Pereda, necesitado de una biografía, al igual que Alejandro Aguado, Marqués de las Marismas, o el ilustrado Ibáñez, Marqués de Sargadelos45. Un trabajo, en suma, que inserte su trayectoria en el marco del muy hispánico “arbitrismo positivo” o “docto arbitrio”46 que hallamos en el siglo XVIII en la obra de eco­ nomistas y proyectistas, de Uztaritz y Campomanes a Bernardo de Ulloa, en­ tre otros. Sus ideas pueden servir aún de marco de referencia en una coyuntu­ ra de prolongado declive industrial en el que resuenan los ecos del liberalismo manchesteriano. Y, aunque solo fuera por eso, su obra no debiera caer en el ol­ vido.

45 Véase la biografía de J. E. C asariego : El Marqués de Sargadelos o los comienzos del industrialismo capialista en España. Oviedo 1950. 46 J ean V ilar B erroga in : Literatura y Economía. La figura satírica del arbitrista en el Siglo de Oro. Madrid 1.973. Sobre el “docto arbitrio” pp.29-30. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA BELGA EN ASTURIAS. EL POBLADO (LA CITÉ OUVRIÈRE) DE CAMPIELLO1

COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA

INTRODUCCIÓN En esta segunda parte del estudio sobre el patrimonio industrial de la em­ presa Solvay en Lieres pretendemos documentar e interpretar críticamente el que consideramos, junto con Bustiello (Mieres, Sociedad Hullera Española), las joyas de nuestros poblados de empresa. Por colonia o poblado industrial entendemos una realidad urbana superior a la del mero barrio residencial, que incluye, además de viviendas para todo el escalafón de la plantilla, edificios de equipamientos sociales, por entonces con existencias contadas y casi siem­ pre producto de la iniciativa filantrópica o empresarial, en vez de las distintas administraciones. Cierto es que en la geografía de la Asturias industrial, las cuencas mine­ ras y el valle central, se contabilizan otros poblados de empresas históricas, tales como el de la Fábrica Nacional de Armas de Trubia, titular del privilegio de la mayor antigüedad (1794); el de Arnao (Castrillón), vinculado a la Real Compañía Asturiana; el desaparecido de Fábrica de Mieres o el poblado mi­ nero de Rioseco en Riosa. Entre todos ellos, sólo Bustiello2 y Rioseco3 han si­ do objeto de un tratamiento sinóptico, Cayés y Trubia4 de otros estudios más

1 La parte primera de este estudio, bajo el título de “Solvay & Cié. (Lieres). Historia y arquitectura de una empresa belga en Asturias. Las Minas” ha sido publicado en el Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos, n° 149, Oviedo, 1997, pp. 83-126. 2 B enito del P o zo , Carmen, “La industrialización asturiana: entre la arqueología y la historia (El pobla­ do minero de Bustiello”,Abaco, n° 1, 2a época, Gijón, 1992, pp. 79-86. 3 D iego S á n chez , J., “Rioseco: un poblado minero abandonado en la Sierra del Aramo”, Astura, n° 7, Oviedo, 1989, pp. 82-85. 4 A lvarez Q uintana , Covadonga, “Nacimiento y evolución de la casa de empresa en la Fábrica Nacional de Armas de Trubia (1794-1936)”, Liño, n° 10, Area de Historia del Arte, Servicio de Publicaciones Universidad de Oviedo, 1991, pp. 125-150. "Arquitectura industrial en la Fabrica de Armas de Trubia. Naves y espacios de trabajo (1794-1936)", Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos, n° 141, Oviedo, 1993, pp. 3-14.“El pueblo-industria de Trubia (Asturias) y la Fábrica Nacional de Armas. 1794-1936”,Actas VIII Congreso Nacional de Historia del Arte, Cáceres, 1993, pp. 933-938. “Sobre el modelo puro de poblado industrial y las contaminaciones urbanas. El caso de la colonia fabril de Trubia 188 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA detenidos, y ahora el de Solvay en Lieres, de cuyo análisis valoramos los si­ guientes argumentos de interés. Primero, la cité ouvrière de Campiello, si bien no define una experiencia microurbana temprana (1905 c.o.-1910 f.o), comparativamente con la de Trubia, Amao o Fábrica de Mieres, al menos se conserva en perfecta integridad física, desconociendo, además, las continuas sustituciones de inmuebles que padeció Trubia o el derribo del conjunto siderúrgico de Mieres a comienzos de los años ochenta. Segundo, materializa un trasplante de diseñadores, construc­ tores, materiales, tipologías residenciales y formas arquitectónicas procedentes de Bélgica, con lo que historiar el conjunto es como hacerlo en una cité ouv­ rière del país flamenco. Se trata, pues, de un testimonio material rotundo y bien conservado de la penetración de capitales y técnicos europeos en nuestra industrialización histórica, si bien de una forma rezagada en Lieres, pues fue el segundo tercio del siglo pasado el que concentró la mayor inmigración de em­ presarios franceses, belgas e ingleses a Asturias. Tercero, la unidad tipológica y la imagen homogénea del parque residencial, independientemente del puesto que ocupara el productor en el escalafón de la plantilla, se desconoce en otras colonias de empresa radicadas en Asturias, funcionando como un testigo del espíritu pragmático y democrático inspirado por el fundador de la firma indus­ trial, Emest Solvay, figura mixta de filántropo, reformador social y padre de empresa, a sus industrias repartidas por el continente europeo y americano. Y cuarto, el atractivo visual de los inmuebles del poblado, de baja densidad de ocupación y por tanto de fácil integración en la parroquia rural de Lieres (Siero), se transforma en calidad ambiental por rodearse de un paisaje agrario apenas contaminado por la presencia aislada y discreta de la mina, lo que no ocurre con el resto de nuestras colonias industriales, inmersas en un medio al­ tamente degradado. Como el efecto de poblado de ilustración de cuento que despierta Bustiello debido a su emplazamiento y a la repetición de casitas pa­ readas, en Lieres el ladrillo rojo de las fachadas (hoy oculto bajo una capa de pintura), la guardamalleta de los aleros, los postigos exteriores y la discreta al­ tura (8,35 m.) del caserío, implantado en un entorno verde de suaves colinas, genera un cuadro idílico y entrañable, un espacio amable para habitar. Por último, este trabajo, dividido en dos partes, pretende contribuir una vez más al estudio del patrimonio arquitectónico industrial de Asturias, inex­ plicablemente abandonado a efectos historiográficos hasta hace apenas diez

entre 1890 y 1936”, Actas VIII Congreso Internacional para la Conservación del Patrimonio Indus­ trial, Madrid, CEHOPU, 1995, pp. 19-24. Sobre el poblado de la fábrica de explosivos de Cayés, véase Á lvarez G onzález , M. Femando, “Arquitectura del barrio de Tartiere. El poblado de la Fábrica de Explosivos de Cayés (Llanera), 1895-1972”, Ábaco, n° 8, segunda época, 1996, pp. 71-82. Del mismo autor, La arquitectura industrial y la colonia obrera de la Fábrica de Explosivos de Lugones, Proyecto de Investigación del Tercer Ciclo, Departamento de Ha del Arte, Universidad de Oviedo, 1996, inédito. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 189 años. En una región que se situó en el tercer puesto de las más activas indus­ trialmente en la España anterior a la guerra civil, no parece coherente margi­ nar por parte de los historiadores del arte este fragmento de su patrimonio que, salvadas las distancias, bien podría compararse, en cuanto seña de identi­ dad y vestigio material de un momento histórico pletòrico, con el arte paleolí­ tico o el prerrománico asturiano.

I. ERNEST SOLVAY, UN EMPRESARIO MODELO La expresión de paternalismo empresarial ha venido siendo utilizada en los últimos años con profusión y vanalidad, perdiendo su significado preciso, que aquí retomamos como punto de partida para el análisis de las prácticas so­ ciales abordadas por la empresa belga Solvay en Lieres. Según Bolle5, el término paternalismo surge con un contenido peyorativo dentro del vocabulario de la lucha de clases de entreguerras, en alusión a las medidas sociales introducidas por los empresarios del siglo XIX entre sus productores. Así pues, durante la segunda mitad del Ochocientos en que se inicia la trayectoria industrial de la firma Solvay, este tipo de prácticas podrí­ an interpretarse, al menos, dentro de dos, sino de tres, contextos. De una par­ te el de la beneficencia, actitud tan extendida entre la emergente burguesía co­ mo un mecanismo más de acercamiento al estamento aristocrático del Antiguo Régimen. Se trata, no obstante, de una fórmula inveterada, en origen no específicamente orientada a la clase proletaria, a la que no obstante alcan­ za desde su nacimiento, dada su incorporación al estamento de los deposeí- dos. En relación con la asociación de valores religiosos y clase trabajadora, pero dentro de una orientación en principio superadora de la beneficencia, se constituyó en Bélgica en 1867, casi en paralelo a la fundación de la primera fábrica de Solvay (Couillet, 1865), la Federación de Obreros Católicos, artífi­ ce entre otros logros, y antes de disolver su identidad en los intereses patrona­ les, del descanso dominical, la reducción de la jornada laboral, o el pago del salario en especies total o parcialmente, a gusto del trabajador6. De otra parte, el paternalismo emergente debe conocerse a la luz del so­ cialismo utópico que despunta en las dos potencias industriales de Europa, Gran Bretaña y Francia, durante el segundo tercio del siglo pasado. Concretamente en Bélgica, en cuya capital pese a acoger durante unos años a Marx, prenderán con fuerza las tesis saintsimonianas y fourieristas entre los reformadores sociales que, a diferencia de quienes interpretaron la revolución del 1848 como un fermento subversivo y peligroso, leyeron en ella un senti­

5 B o lle , Jacques, Solvay. L'invention, l'homme, lèntreprise industríele 1863-1963. Bruxelles, Solvay, 1963, 2 vols, vol. I, p. 154. 6 Bo lle , Jacques, Solvay. L'invention,..., p.98, y S ierra , J., El obrero soñado, pp. 84 y 195. 190 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA miento unánime de justicia y reforma social. No obstante, el proteccionismo de los primeros empresarios para con sus trabajadores discrepa del socialismo pionero en la categoría fundamental, la colectivización de los bienes de pro­ ducción y servicios sociales (habitación, comedores, escuelas) entre cada co­ munidad obrera. Pero pese a ello, la dotación de viviendas, enseñanza, cultu­ ra y ocio que acompaña a las empresas modelo utópicas constituyeron una práctica aislada del proyecto global de la que se apropiaron los patronos pa­ ternalistas. En cualquier caso, el paternalismo empresarial jugó a una doble moral. Aspiró a presentar sus logros como una actitud desinteresada, propia del fi­ lántropo laico o del benefactor religioso; ocultando, en cambio, tras el bienes­ tar del obrero la tranquilidad del empresario, tanto por efecto de la neutraliza­ ción de las reivindicaciones laborales de sus trabajadores como por el incre­ mento productivo a que tales medidas protectoras conducían. Finalmente, una tercera posición ideológica generó conexiones con estas medidas proteccionistas de empresarios entre las que se insertan las de Ernest Solvay, principal responsable de la política social seguida en su grupo indus­ trial, y específicamente en las minas de Lieres. Se trata del reformismo social, actitud moderada respecto al socialismo utópico y las posiciones de izquier­ das radicales, que reivindicaban la abolición de la propiedad privada y del ca­ pitalismo de empresa. Dentro del sistema liberal vigente, los reformadores proclamaban una mayor distribución de la riqueza y una atención prioritaria a las clases desposeídas, y en especial al proletariado industrial. Las tesis de Ernest Solvay, documentadas para la última década del siglo pasado, no pue­ den entenderse sin esta referencia ideológica, que madura justo durante el úl­ timo cuarto del Ochocientos, exactamente el período de despegue de su grupo industrial. En la figura de Ernest Solvay convergen cuatro perfiles7. El de inventor de un nuevo procedimiento de fabricación de la sosa, que lo inserta con justi­ cia en todos los textos de química junto a Leblanc, el descubridor del método que acabaría desbancando. La fabricación de la sosa Solvay daría pie al em­ porio industrial de la sociedad comanditaria belga, constituida en 1863 y an­ tes de finalizar el siglo diseminadas sus filiales por Europa y Estados Unidos. En segundo lugar, el hombre de empresa, asistido por su más firme colabora­ dor, su hermano Alfred, con el que fundó la sociedad Solvay y la primera fá­ brica de sosa en Couillet, Bélgica, en 1865. Igualmente, pasó Ernest Solvay a la historia como un filántropo de la ciencia. Desde la niñez, este químico au­ todidacta sueña con una explicación del universo que marcará su futura tra­

7 B olle , Jacques, Solvay. L’invention,..., p. 105. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 191 yectoria como inventor y prohombre de ciencia, responsable del patrocinio de los prestigiosos congresos internacionales de física y química, el primero de ellos celebrado en 1911 y conocedor de la participación de Madame Curie y Albert Einstein, entre otros.Ya en 1895 había fundado Ernest Solvay dos ins­ titutos de psicología, seis años después de constituir el intituto de sociología y, en 1903, la escuela de comericio, siempre en Bruselas8. Finalmente, en la biografía de Ernest Solvay figura el filántropo reforma­ dor social o empresario paternalista, según se interprete su preocupación por mejorar el nivel de vida de sus productores y en general de la clase trabajado­ ra9. De su ideario se entresacan argumentos a favor del sufragio universal, la justicia social, la prosperidad de los desposeídos frente a los favorecidos, al objeto de evitar la “desigualdad que acaba en barbarie”. “Es preciso acercarse gradualmente (a las clases insolventes), pero sin pausa, porque la ley fatal del progreso lo quiere así, es la igualdad como punto de partida”. La abolición de la esclavitud -pensaba- no había sido completa; la desigualdad de origen es un “escándalo”, si bien poco a poco se atenuará hasta desaparecer cuando la humanidad alcance el final de su desarrollo. “La sociedad del futuro está con­ denada a la justicia bajo pena de muerte. Será el medio de defensa contra los mecanismo destructivos de una eficacia creciente”10. Aunque no era un hombre de intereses políticos, aceptó el mandato de se­ nador para disponer de una tribuna desde la que exponer “lo que consideraba un deber”, sus preocupaciones sociales ante el “conformismo de los partidos políticos”. Asombró a los liberales con sus ideas, y espantó a los conservado­ res con sus tesis sobre la urgencia de extender la seguridad social, o el deber de los empresarios, en defecto de los poderes públicos, de administrar alimen­ tación, vestido, habitación, protección, enseñanza y ocio a sus trabajadores; medidas todas de protección, que hermanan la postura de los empresarios his­ tóricos con la actitud de los padres para con sus hijos, lo que explica, en suma, el término paternalismo. Coherente con ello, y tras un cuarto de siglo de ac­ tuaciones sociales en sus empresas, Ernest Solvay promueve desde 1890 las cooperativas de consumos, sociedades independientes dirigidas por emplea­ dos y obreros; la empresa pone a disposición de los productores parcelas de huerto, herramientas de labor y estiércol con el fin de fomentar el ahorro en alimentación; organiza cursos de corte y confección encaminados al autoa- bastecimiento del vestido; administra préstamos para el acceso a viviendas,

8 Bo lle , Jacques, Solvay. L'invention,..., p. 108. 9 “Los fundadores de la Sociedad Solvay”,La Mina, n° 101, Lieres, septiembre, 1963; y “¿Quiénes son los Solvay?”, La Mina, n° 109, mayo, 1964, p.4. Barnich , G., Essai de politique positive basé el sur l ’éner­ gétique sociale de Solvay. Bruseles, Office de Publicité Lebègue et Cie., 191. G il M ariscal , F., Política positiva según las teorías de Solvay. Madrid, Plutarco, 1934. 10 B o lle , Jacques, Solvay. L'invention,..., pp. 99 y 100. 192 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA fórmula que convive y sucede a la construcción de las mismas por parte de la propia empresa; funda bibliotecas populares, colegios y guarderías, centros de formación de adultos, escuelas de aprendices; arbitra bolsas de estudio para alumnos aventajados hijos de productores; zonas verdes y deportivas, teatros, cines, casinos, etcétera". Todo ello se ha interpretado como una “concepción renovada del mundo del trabajo”, “una manera de ver, anticipadamente, los deberes del patrón”. Proféticamente también, con casi un adelanto de cincuenta años, por entrever y ejecutar las leyes sociales y las responsabilidades de un Estado moderno y progresista. Siempre según Bolle, en las empresas Solvay el supuesto patema- lismo funcionó por defecto de los gobiernos, desapareciendo en el momento en que el Estado incorpora tales medidas sociales como propias12.

II. LOS SERVICIOS PRESTADOS POR LA EMPRESA SOLVAY AL PERSONAL DE LAS MINAS DE LIERES El 18 de julio de 1957 el gobierno de Franco concedió a la firma Solvay, propietaria de varias industrias implantadas en España, el titulo de Empresa Ejemplar. Había sido solicitado por el comité de empresa de Lieres dos años atrás, y concedido en aquella edición a media docena de sociedades industria­ les. El acta del premio subrayaba como valores de la empresa belga los “es­ fuerzos desarrollados desde hace 50 años en el aspecto de obras sociales”13 (viviendas, escuelas, capillas, servicio médico, colonias escolares, casas de reposo, economatos, centros recreativos, etcétera). Era el fruto de una labor proteccionista sostenida durante más de medio siglo, ahora reconocida por un régimen político especialmente proclive también a las prácticas paternalistas y populistas. En 1962, nuevamente fue distinguida la firma Solvay por el Instituto Nacional de Previsión, esta vez como Empresa Modelo en Seguridad Social. A lo largo del primer tercio de siglo, en paralelo al desarrollo de las me­ didas sociales por parte de las empresas más fuertes, Solvay había desempe­ ñado un papel ejemplar en este sentido. Recién instalada la firma en Lieres, entre 1903 y 1910, se extiende entre los mineros de la cuenca central asturia­ na su buena fama como patronal, en el sentido del buen trato humano, laboral y social concedido a su personal, que contaba con viviendas de la empresa, servicio médico, escuelas y círculo de recreo. En contrapartida, el ingreso en plantilla resultaba difícil, por la rigurosa selección de conducta y capacidad

11 Bolle, Jacques, Solvay. L'invention,..., pp. 155 y 156. 12 B olle, Jacques, Solvay. L'invention,..., pp. 154 y 155. 13 “Plausible sugerencia”, La Mina, julio, 1955; y La Mina, agosto, 1957. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 193 profesional a que se sometía a los aspirantes. Ello no impidió, sin embargo, que las huelgas de la minería vividas en este período tuvieran un seguimiento en Lieres, cierto es que menor, debido, de una parte, al relativo aislamiento fí­ sico de estas minas respecto a las dos cuencas, y de otra, a haberse desenvuel­ to las movilizaciones, al parecer, más por un sentimiento de solidaridad con los mineros en lucha que por reivindicaciones directas ante la firma Solvay14. En cambio durante la etapa franquista, la empresa fue una balsa de aceite en este sentido, señal de que la suma de la política proteccionista de la empresa y la represiva del gobierno dictatorial había dado mejores resultados que el pa- ternalismo patronal aislado ejercido hasta 1936. Antes de la guerra civil, la iniciativa de las mejoras sociales para el per­ sonal partía de la propia dirección, bien de la de las minas de Lieres, en con­ sonancia con la política general seguida por el grupo Solvay, bien de la propia dirección general de la empresa. En cambio desde la posguerra, era el comité de empresa (en el fondo la propia empresa), quien iniciaba el proceso, trazan­ do un proyecto que se enviaba a la delegación en España de Barcelona, donde se aprobaba o rechazaba, arbitrando en aquel caso los fondos necesarios. El grueso de los servicios puestos a disposición de los trabajadores se materializaron en construcción en forma de intervenciones en el poblado de la empresa, razón por la que, tras este mero enunciado, serán analizadas con ma­ yor detalle en los epígrafes correspondientes a la cité ouvriére de Campiello (1905-1914) y al barrio de empleados de La Pedrera (1953-1962). La preocu­ pación prioritaria de Solvay tras su asentamiento en Lieres fue la construcción de viviendas. Empezó fabricando las de obreros, los llamados cuarteles, tres grupos con un total de 108 viviendas, de las que algunas fueron ocupadas en un principio por los empleados, hasta que al poco tiempo se inauguraron las seis casas destinadas expresamente a ellos, y algo más tarde las del cuartel de la guardia civil. Los servicios escolares y el círculo recreativo se instalaron en un principio en locales alquilados, trasladándose en torno a 1920 al grupo ter­ cero de cuarteles, donde ocuparon, respectivamente, tres casas, para pasar más tarde, ya en los años cincuenta, a inmuebles construidos a propósito en el nuevo barrio de La Pedrera. Obreros y empleados contaron con parcelas de huerto unifamiliares que permitían autoabastecerse de una parte de los alimentos y compensar así los moderados salarios de la época, no mejores en Lieres que en otras minas astu­ rianas. El barrio más antiguo de Campiello contó, desde que se inauguró el servicio eléctrico, con alumbrado público, y más tarde doméstico. Varias fuentes construidas en la zona de los cuarteles ofrecían un servicio cómodo en

14 Testimonio oral antiguos productores. 194 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA el abastecimiento de agua, si bien las casas de empleados, lo mismo que el recin­ to industrial, dispusieron desde un principio de agua corriente15 y lavadero parti­ cular, en tanto que las mujeres de los obreros debían lavar su ropa en los arroyos de la Riega de las Cabras (Campiello, Gato, Mirafonso), hasta que en 1958 Solvay y el Ayuntamiento de Siero construyeron el lavadero público de Gato. La misma distinción jerárquica de servicios alcanzaba a los aseos. El vér­ tice de la plantilla disponía de un cuarto de baño completo en sus viviendas, en tanto que los cuarteles, si bien contaban con un retrete por familia, éste se hallaba localizado fuera de las casas, en unas casetas de ladrillo emplazadas en el terreno verde que precedía a la calle de acceso y las fachadas de los cuar­ teles. Con todo, esta proporción de aseos por hogares obreros o la fosa séptica que depuraba los residuos antes de canalizarlos al río Campiello, constituyen servicios desconocidos en otras empresas de gran tamaño radicadas en Asturias, donde las garitas de retretes eran compartidas por varios vecinos y el tratamiento de residuos se limitaba a la existencia de pozos negros16. Una vez más, medidas higiénicas modernas y progresistas vigentes en Europa llegan a nuestra región de manos de empresarios extranjeros. La fundación por parte de Solvay de un par de escuelas para niños y ni­ ñas, dotadas de comedor, se hizo acompañar desde un principio de un parvu­ lario, por entonces prácticamente desconocido en Asturias. Además, desde al menos los primeros años treinta, entraron en funcionamiento las colonias es­ colares de verano, que se mantendrían hasta la fusión en 1973 de Solvay con la sociedad limitada González y Diez. En un principio se trató de campamen­ tos instalados en tiendas de campaña diseñadas en la oficina de dibujo de la mina (tiendas-dormitorio, tiendas-comedor)17, establecidas en fincas rústicas de Peñamayor (Infiesto, Asturias), Piedrafita y Valverdín (León). A las dos tandas, de niñas (julio) y niños (agosto), respectivamente, acompañaban, ade­ más de los tutores, algunos obreros de la mina, que transportaban el agua y los víveres, encendían el fuego, instalaban las tiendas, etcétera18. Por fin, a co­ mienzos de los cincuenta, la empresa adquirió en El Lloreu, Lastres, lo que parece tratarse de una escuela mixta provista de viviendas de maestros. Allí

15 La traída de aguas a la parroquia de Lieres, incluidos los barrios de Solvay, no entró en funcionamiento hasta 1965, corriendo con su coste los vecinos y el Ayuntamiento de Siero. La Mina, números corres­ pondientes a 1964 y 1965. 16 Para todo lo referente a la jerarquización de servicios y calidades en materia de viviendas dentro del es­ calafón de la plantilla de las empresas, véase Alvarez Quintana , Covadonga, “Casa y Carbón. La vi­ vienda minera en el valle del Caudal 1880-1936”, Liño, n° 6, Area de Historia del Arte, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo, 1987, pp. 83-99. 17 Oficina técnica, Archivo Solvay Lieres (ASL). 18 Una fotografía de estos operarios en su tarea, acompañados por los niños en acampada, se publica en la revista La Mina, en una sección en la que por iniciativa del consejo de redacción se reproducen foto­ grafías de época aportadas por la empresa y los productores. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 1 9 5

acudían los niños a cuya salud beneficiaban los aires de mar, enviándose a Soto de Reinosa (Picos de Europa, Cantabria) a la colonia infantil de la fábri­ ca de Sosa Solvay de Torrelavega, a aquellos menores que requirieran el clima seco y soleado de la montaña. En Lastres, con el paso de los años, fueron me­ jorándose progresivamente los servicios del albergue, hasta contar con capi­ lla, parque (presidido por el mismo busto de Emest Solvay que se conserva en la plaza de la mina) y piscina. Por su parte, también los productores adultos, convalecientes o delicados, podían solicitar veinte días de descanso en León, instalándose en una vivienda de campo propiedad de la empresa, sita en Mansilla de las Muías, o en la casa de reposo de Pola de Gordón, donde con­ vivían con trabajadores de otras sociedades. Asimismo, tenían acceso al alber­ gue de Cantabria (Soto de Reinosa), propiedad de Solvay Torrelavega. El ma­ pa del ocio y la salud veraniega del personal se completaba con las estancias en la ciudad sindical de Perlora, en la que correspondían a Solvay, a razón del volumen de su plantilla, cuatro viviendas19. Desde un principio, el proyecto educativo de la firma belga en Lieres in­ cluyó también una escuela de formación profesional, radicada en el recinto in­ dustrial, y desde la posguerra una academia donde se preparaba a los hijos de productores para los exámenes de comercio y bachillerato elemental. Así mis­ mo, la empresa dotaba a los hijos de productores más brillantes de becas para proseguir estudios de segunda enseñanza, superior o diplomaturas en carreras técnicas relacionados con la industria minera20. El ocio de los trabajadores, piedra angular, junto con la educación escolar y religiosa, del fomento de conductas pacíficas y acríticas por parte del em- presariado histórico, no faltó tampoco en la mina de Solvay en Lieres. El cír­ culo recreativo, integrado por café y cine, ocupó primero un local alquilado, trasladándose posteriormente al cuartel número tres, y desde 1954 al nuevo local edificado a propósito en La Pedrera. La instalación de un café de la em­ presa pretendía evitar que el personal acudiera a las tabernas de los alrede­ dores, y sobre todo controlar su consumo de alcohol, junto con la visita a los prostíbulos considerados los principales enemigos del empresario, en cuanto que mermaban la capacidad productiva del obrero. Sin embargo fue el cine, pronto bautizado con el galicismo de Cinéma Solvay, el que triunfaría en la programción de tiempo libre de los productores.

19 Noticias varias recogidas en La Mina, 1955-1967. 20 La revista La Mina publica en 1962 varios artículos recomendando a padres e hijos estudios técnicos con buenas perspectivas laborales: peritaje industrial (Gijón), de minas y metalurgia (Mieres), de tele­ comunicaciones, topografía, etcétera. Tales titulaciones serían las más fácilmente subvencionadas por la empresa a través de becas, orientándose a la formación de futuros productores del grupo Solvay en España en un efecto de cantera de técnicos. 196 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA

Dentro de los servicios religiosos, la empresa nunca contó con capellán, como fue usual en otras industrias fuertes radicadas en Asturias (Fábrica de Armas de Trubia, Fábrica de Mieres, Sociedad Hullera Española), pero acaba­ ría apropiándose de la ermita de Na Sa de la Salud, inicialmente radicada en las inmediaciones de la mina y el poblado, y tras su destrucción por el fuego rehecha en suelo de la colonia obrera y construida a expensas de la sociedad. Con todo, los dos barrios de productores creados por Solvay dependían de la parroquia de Lieres, y a su templo acudían los trabajadores para cumplir con los servicios religiosos. No obstante, cuando en 1918 el cementerio parroquial inmediato a la iglesia saturó su capacidad, en buena medida por el incremen­ to de inhumaciones supuesto por la ampliación de plantilla de las minas, fue la propia empresa belga la que proyectaría su ampliación y costearía las obras, consistentes en añadir al camposanto primitivo una superficie más que el do­ ble de la preexistente, incorporando el terreno de un viejo camino que impe­ día su expansión, tras trazar otro nuevo21. Entre los primeros operarios que ocuparon las viviendas construidas por Solvay en Lieres dominó un tono pendenciero que asustó a la patronal, obli­ gando a la presencia continuada del destacamento de la Guardia Civil de Carbayín. Más tarde, la propia empresa lograría su propia dotación de este cuerpo de seguridad, establecido en todas las zonas industriales del centro de la región. Construyó para él una casa cuartel conservada, vecina de las vivien­ das de empleados. También la asistencia médica a los productores se incorporó en Lieres desde la llegada de la sociedad belga. Para entonces buena parte de las empre­ sas mineras y siderúrgicas de la cuenca central asturiana contaban con este servicio de botiquín, que más tarde, hacia la segunda década de este siglo, al­ gunas transformarían en hospitalillo de empresa: Sociedad Duro con el Sanatorio Adaro, Fábrica de Mieres, Sociedad Hullera Española en Bustiello, o la misma Solvay en el barrio de Campiello, cuyo hospital funcionó como tal con cierta antelación respecto a sus homólogos citados. Como el botiquín y luego hospitalillo, también para el servicio exclusivo de los obreros, que no de sus familias, Solvay había creado un comedor en la plaza de la mina, preocupándose también del transporte de los trabajadores, muy diseminados por las parroquias del contorno de Lieres. Desde los años veinte, la empresa instó al personal a utilizar la bicicleta en sus desplazamien­ tos laborales, procurándole un primer aparcamiento cubierto, sustituido por el actualmente conservado, levantado en los años cuarenta como testimonio del arraigo de este medio de transporte hasta fechas bien recientes. No obs-

21 AM S SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 197 tante, desde la posguerra, con la fuerte penetración de los vehículos de motor, utilizados por Solvay en Lieres desde los años veinte para portes de materia­ les y mercancías, la empresa puso a disposición de los residentes más alejados de la mina camiones, los cuales, siguiendo dos o tres rutas prefijadas, los acer­ caba al trabajo y a sus casas tras la jornada laboral. El servicio, no obstante, fue siempre deficitario y gravoso para la sociedad, razón por la que llegó a suspenderse para posteriormente, a costa de un recorte presupuestario en con­ ceptos sociales considerados menos necesarios, restablecerse22. Todas estas prestaciones sociales, incluido el economato, que pasaría en los años sesenta a adoptar el moderno modelo de autoservicio, o la revista de la empresa que entre 1955 y 1967 se entregaba gratuitamente a los trabajado­ res el día de paga, alcanzaban a la totalidad de la plantilla. Sin embargo, las más de ellas (vivienda, huertos, enseñanza, locales de ocio) favorecían de for­ ma restrictiva al personal que residía en los poblados de la empresa, donde es­ taban radicados los espacios de servicios indicados. No en vano el acceso a una vivienda de la sociedad constituía un filtro selectivo, que garantizaba en primer término el alto rendimiento laboral del productor, y en segundo la paz social en la mina y los barrios patronales, seria preocupación, desde un prin­ cipio, para las primeras generaciones de industriales. De hecho, en el regla­ mento de Solvay, el primer punto que debía superar el aspirante a una vivien­ da o al cambio de la misma era el de un comportamiento ejemplar en el traba­ jo y en la vida privada. Como esta medida, y la que la precede en iguales tér­ minos a la hora de seleccionar a un trabajador para su ingreso en plantilla, Solvay contaba con otros recursos para estimular la producción y el compor­ tamiento modélico entre su personal. Es el caso de la visita anual, que en in­ vierno giraban los directores generales de Solvay a Lieres. El acontecimiento, que incluía además de un pase de revista a la mina un discurso a los producto­ res instándoles al cumplimiento de su deber como trabajadores, se cerrraba con la concesion de premios, que actuaban de estímulo para los productores más jóvenes, a aquellos que cumplieran los veinticinco, treinta, treinta y cin­ co y cuarenta y cinco años de servicio en la empresa23.

III. LA CITÉ OUVRIÉRE DE CAMPIELLO O DE LA RIEGA LES CABRES (1905-1910) La toponimia tradicional de la parroquia de Lieres bautizó como Campiello a las contadas construcciones y fincas rústicas radicadas a la orilla del arroyo de tal nombre, que discurría a los pies de lo que luego sería la cité

22 Noticias en La Mina, año 1966. 23 La Mina, marzo, 1958. 198 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA ouvrière de Solvay (fig. 1), y que constituye el tramo inferior del riachuelo Gato, a los pies de la plaza de la mina, y desde el principio de las explotacio­ nes utilizado para usos industriales. El primer barrio de la empresa figura pues con este nombre, lo que no ocurre para fijar la localización de la plaza de las minas de Lieres. Ambos barrios, el obrero y el industrial, también se citan co­ mo situados en el paraje conocido como Riega (de) les Cabres, en alusión al terreno pendiente de arroyantía, apto para el pasto de ese tipo de ganado, que forma el hemiciclo integrado por ambas instalaciones. En la base del mismo, a inferior cota, discurren dibujando también un arco los viales tradicionales (actual carretera, primitivamente camino, de Lieres a La Cruz) y los construi­ dos por Solvay (ramal del ferrocarril minero a Rianes, carretera desde la ex­ plotación al poblado), además de los arroyos Gato y Campiello, que perfilan la base del hemiciclo24. Ambos conjuntos, barrio y mina (fig. 1), apenas distan un kilómetro de la carretera Oviedo-Santander y del núcleo de la parroquia de Lieres, asentada en sus inmediaciones. Esta localización, concretamente las inmediaciones del chalé del ingeniero director, situado en el kilómetro 161,2 de la carretera ge­ neral entonces conocida como de Torrelavega a Oviedo, fue la inicialmente prevista y negociada por la firma belga para la instalación de su colonia obre­ ra. Pero la negativa de los propietarios del suelo, los Valdés-Cavanilles, due­ ños del palacio vecino conocido como de los Vigil, y que habían vendido las minas a Solvay en 1903, transfiriéndole igualmente la finca de la casa de di­ rección, lo impidieron. La oposición de la familia terrateniente local nunca se­ ría olvidada en la empresa, lo mismo que los obstáculos que interfirieron en el trazado del ferrocarril de Solvay por terrenos de la misma titularidad. En los años del desarrollismo, cuando se siente con mayor apremio la falta de vi­ viendas sociales en Lieres, levantándose un grupo contado de ellas por inicia­ tiva privada en el núcleo de la parroquia, la empresa se quejará de nuevo de que aquella oposición de los Valdés impidiera que el poblado de Solvay estu­ viera incluido en el núcleo urbano de la parroquia orillado a la carretera, aho­ ra en crecimiento, lo que habría beneficiado a la población de Lieres, otorgán­ dole mayor entidad25. Así pues, los únicos edificios vinculados con Solvay de una forma u otra, radicados fuera de la cité ouvrière más antigua de Campiello y de la moderna de La Pedrera, fueron la casa del director de la mina, el cementerio parroquial, a cuya ampliación contribuyó sustancialmente la empresa, y la escuela de La

24 Plano de conjunto de las instalaciones de superficie de la mina y la cité ouvrière. Hacia 1945. ASL. 25 “Fue una verdadera pena, porque de haber sido un poco más perspicaces los propietarios mencionados, es probable que hoy nuestro pueblo tuviese muy poco que envidiar hasta a la misma capital del conce­ jo. “De nuestro archivo viviente”,La Mina, mayo, 1956, p. 9. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 199

Acebal, levantada en los años del desarrollismo sobre un solar pagado por los belgas26.

“Como las aspiraciones de Solvay eran de explotar al máximun el mi­ neral del grupo, porque las necesidades de Torrelavega aumentaban sin cesar y como la mano de obra escaseaba por no disponer de aloja­ mientos para la gente que deseaba venir a trabajar, fue preciso pensar en llevar a cabo rápidamente la construcción de viviendas con el fin de darles albergue y asegurar la permanencia de los mineros”27. La cité ouvrière, o la cité a secas, como figura en los documentos de la empresa el poblado de Campiello o de la Riega les Cabres, tomó asiento sobre una parcela adquirida al marqués de Santa Cruz de Marcenado a un precio de 250 pesetas el día de bueyes (1,2 has.), emplazada a la margen derecha de la carretera -entonces camino ( chemin, como figura en los planos)- que desde la parroquia de Lieres conduce al pueblo de La Cruz. Aunque el terreno no era llano, como el pretendido a orillas de la carretera general Oviedo-Santander, sino pendiente y de difícil acceso y acondicionamiento urbanístico, y a pesar del aislamiento en que dejaba a la casa del director, contaba con el interés de hallarse cercano, exactamamente frente al lugar de las explotaciones mineras (fig. 1), con las que formaba el hemiciclo antes mencionado. El ideal de pro­ ximidad física entre alojamiento obrero y establecimiento industrial persegui­ do por el empresariado histórico se cumplía al pie de la letra en Solvay, y si bien se hallaba ausente la morada del director que controlaba real y simbóli­ camente el conjunto las veinticuatro horas del día, otra vivienda de directivo, el segundo en categoría o ingeniero de producción, se hallaba radicada en la cité. La parcela elegida dibujaba una figura de estrella irregular de tres puntas (fig. 2), cuyo eje mayor discurría con orientación norte sur, aprovechada a la hora de construir las viviendas de modo que recibieran por dos fachadas, res­ pectivamente, el sol de naciente y poniente, considerados los más beneficio­ sos a efectos higiénicos. También el eje mayor de la estrella, que vertebraba los brazos norte y sur, discurría con una pendiente que se repetía en el sentido inverso, de oeste (cresta de la ladera) a este (base del hemiciclo que formaban el poblado y la mina, constituido por una vega de labor surcada por los arro­ yos Gato y Campiello). Así pues el emplazamiento alto y soleado, dada su orientación meridio­ nal, de la ladera destinada a cité sumaba nuevas ventajas al lugar definitivo de la misma. Sin embargo, el estado de los terrenos hasta entonces rústicos, ocu­

26 Proyecto de ampliación del cementerio de Lieres. Lieres, 24 de julio de 1918. ASL. Y sobre las escue­ las de La Acebal, véase La Mina, julio, 1967. 27 “De nuestro archivo viviente”,La Mina, mayo, 1956, p. 9. 200 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA pados por abertales, castaños y riegas, sin apenas pradera ni labrantío, lo mis­ mo que la pendiente de los mismos, dificultó notablemente las obras de pre­ paración (limpieza y desmontes para las terrazas de asiento de las viviendas y las cajas de las calles) y construcción de la colonia, ya que no pudieron utili­ zarse dentro del polígono carros para el transporte de materiales de construc­ ción, sino únicamente hombres y caballerías28. En la proyección de la colonia Solvay, como también se la conoce, se im­ puso la planificación racional invertida en los poblados dirigidos de las em­ presas europeas históricas, desconocida en Asturias hasta la experiencia del poblado de Bustiello en Mieres, comenzado por la Sociedad Hullera Española de los marqueses de Comillas (1890-1925), a imagen fiel de la ciudad indus­ trial de Mulhouse, en la Alsacia francesa, en desarrollo desde los años del II Imperio francés, cuyo conocimiento llegó a la empresa minera radicada en Asturias a través de publicaciones sobre la Société Mulhousienne des Cités Ouvrières de la Exposición Universal de París de 1867. El orden espacial im­ perante en la cité de Solvay, la rigurosa zonificación de áreas por funciones y la homogeneidad de los tipos constructivos, cuya flexibilidad permite adap­ tarlos con escasas variantes a unos y otros usos, se ignoran en los más intere­ santes poblados industriales de Asturias, excluido el de Bustiello. Es el caso del desaparecido de Fábrica de Mieres, del de Trubia, singularmente disperso en varios barrios, o del de Arnao, otro interesente conjunto de nuestro pobla- miento industrial. Sin alcanzar la condición de poblados, por carecer de servi­ cios y equipamientos sociales complementarios, tampoco los barrios menores de empresa, innumerables en la Asturias central, conocieron este ordenamien­ to escrupuloso que en Solvay, excepcionalmente, se combina con un entorno rural idílico, sin apenas más degradación industrial que la de la mina vecina, oculta tras arbolado, deviniendo en un poblado obrero de gran calidad am­ biental, lo contrario de sus homológos citados, y en definitiva en un tesoro de nuestro patrimonio industrial, como trasplantado desde Bélgica a las minas de la cuenca central asturiana. Al primer ingeniero director de Solvay en Lieres, el también belga Aquiles Paternottre29, atribuimos el diseño de la cité ouvrière (fig. 2). De los tres brazos de la estrella irregular que dibuja la finca, el sur, por el que tenía acceso la colonia, fue ideado por el técnico y delegado de la empresa en Lieres, además de como puerta de la misma, como barrio de empleados. Junto a las ocho casas de mandos construidas, sólo un edificio de servicios tomó asiento en este feudo de empleados (employés). Se trata del hospitalillo, cuyo

28 Ibidem. 29 Véase parte primera de este estudio sobre Solvay en Lieres, publicado en Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos, n°..., Oviedo, 1996. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 201 emplazamiento al borde del área coincide con el tradicional aislamiento de los servicios sanitarios respecto a los núcleos de población. También en este bra­ zo de la estrella se radicaron, independientes del terreno inmediato de las vi­ viendas, destinado ajardines familiares, los huertos de los empleados, a veces en número superior a uno por productor30. En cambio el brazo norte de la estrella constituyó la cité ouvriére propia­ mente dicha (fig. 2), pues en ella tomaron asiento los tres cuarteles destinados a obreros y sólo transitoria o excepcionalmente asignados a empleados. Los tres grupos gemelos de viviendas obreras con planta longitudinal y volumen en tableta, se distribuyeron sobre dos aterrazamientos practicados en la lade­ ra, siguiendo el modelo de asentamiento común a los cuarteles mineros de la cuenca central asturiana. En la plataforma superior se levantaron dos grupos de habitaciones (bloques n° 1 y 2), uno a continuación de otro, precedidos de una calle de acceso y una franja de terreno verde en ligero desnivel, en la que se edificaron las casetas de retretes, distribuidas con riguroso orden de alinea­ ción, rasante y orientación. Tras ambos grupos, otra calle de servicio se había comido a la ladera para dar acceso a los tendales y carboneras. El tercer blo­ que (grupo n° 3) se asentó sobre una terraza de inferior nivel, elevada sobre la carretera Lieres-La Cruz. Contaba con los mismos viales y servicios que los anteriores cuarteles y se había erigido justo bajo el grupo n° 1, pero carecía de pareja, dando pie a pensar que a su continuación, donde en los años cuarenta se levantó la nueva capilla de la Virgen de la Salud, pudo haberse previsto en un principio levantar un nuevo bloque, finalmente malogrado, que daría si­ metría al conjunto. En 1930, detrás del cuartel n° 2, y en la franja de verde que se anteponía a éste y al n° 1, se cultivaban ya por entonces algunos huertos fa­ miliares aislados. No obstante, lo mismo que existió un barrio de empleados y otro de obreros y servicios, pues el grupo n° 3 acogió muchos años los locales de las escuelas y el cine, la Colonia Solvay contó con un área no edificada ni urbanizada, destinada expresamente a huertos de los productores residentes en el poblado. Era el brazo oeste de la estrella, equidistante respecto a los otros dos (fig. 2). Una red viaria integrada por cuatro calles daba acceso a los distintos pun­ tos de la cité (fig. 2). Una avenida o arteria principal y más ancha atravesaba con sentido norte-sur el barrio de empleados, desde el hospital o puerta del poblado, hasta la calle curva, en arco de medio punto, que unía las vías para­ lelas a los pies de los grupos de cuarteles. La calle inferior de éstos contaba prácticamente con la misma rasante que la que llegaba de las casas de man­

30 MINES DE LIERES, Installation generale des batiments et zone limitrophe des terrains. Escala 1:1.000, sin firmar, hacia 1930. ASL. En este documento figura la distribución de huertos entre los ve­ cinos de la colonia, escribiéndose subrayados los nombres de los empleados titulares de los mismos. 202 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA dos, en tanto que la de los bloques 1 y 2 fue trazada a una cota superior, la misma de la terraza sobre la que tomó asiento. Estas tres calles con forma de tenedor de dos dientes recibieron dos bocacalles o vías transversales de infe­ rior recorrido: una curva y ascendente (la que une los dientes del cubierto), y otra recta, igualmente en pendiente, pero peatonal y escalonada, que comuni­ caba el cuartel del primer piso con la pareja del segundo. Como en todo plano urbano, el trazado vial del poblado de Solvay pre­ senta manzanas o islas edificables contenidas entre tres o más calles. En el barrio de empleados, lo mismo que en el de obreros, y a diferencia de lo que acontecía en la trama urbana de los núcleos de población mayores, cada edi­ ficio formaba una manzana abierta (fig. 2), esto es, integrada por un único inmueble o más de uno, exentos por sus cuatro fachadas, y rodeados de via­ les y espacios verdes. Esta forma de poblamiento u ocupación del espacio propia del hábitat rural disperso (el imperante en la Asturias no montaño­ sa), fue prácticamente ignorada por la ciudad decimonónica, y antes por la ciudad moderna y medieval, donde ya imperaba la edificación adosada y al borde de la calle, si bien un huerto zaguero mejoraba las condiciones de vi­ da del vecindario urbano. Sólo los barrios residenciales burgueses del Ochocientos se beneficiaron de la construcción abierta y de la manzana con jardines familiares, y, en el otro extremo de la escala social, algunas colo­ nias obreras implantadas fuera de los núcleos urbanos, allí donde el terreno gozaba de un valor inferior. Estos modelos de ocupación, característicos por sus bajas densidades, se extendieron por toda Europa, incluida España y nuestra región. En Lieres, cada cuartel de obreros definía una manzana, y cada bloque un edificio de planta abierta, lo que de otro modo era común a las viviendas cuar­ teladas de las empresas mineras o siderúrgicas de Asturias. En cambio en el barrio de empleados, únicamente la casa-cuartel de la Guardia Civil y el hos­ pital, ambos con sus jardines, contaron con la independencia total al constituir manzanas. En sus inmediaciones, los dos bloques de casas de mandos, res­ pectivamente dos y cuatro viviendas adosadas con jardín y huerto, definían otra manzana. Cuando en los años cincuenta y sesenta se clame desde la revista de empresa La Mina por viviendas sociales de iniciativa pública que resuelvan el déficit que vive la parroquia de Lieres, se reivindicará al unísono un pla­ no de población para el núcleo urbano de la carretera general, que guíe el crecimiento caótico y espontáneo generado por la iniciativa privada. Sin duda la ejemplar planificación de la cité de Solvay había creado un prece­ dente de sensibilidad hacia los procesos de ocupación del espacio que nin­ guna otra empresa asturiana había sido capaz de generar antes de la guerra civil. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 203

III. 1 Las viviendas Pese a los proyectos de Ley, de poco fruto, dictados desde 1876, práctica­ mente la legislación española no contempló incentivos para la promoción pú­ blica de viviendas sociales hasta la ley de Casas Baratas, nacida con grandes deficiencias en 1911, lo que motivó posteriores rectificaciones hasta su dero­ gación con la llegada del régimen de Franco. Tampoco nuestro corpus legisla­ tivo conoce medidas que obliguen a los empresarios de plantillas numerosas a construir viviendas para sus productores antes de la fecha de la contienda ci­ vil, que pone fin a nuestra industrialización histórica. Por tanto, dentro del acuciante problema de alojamiento sentido entre el proletariado, la institución patronal, pese a su escasa participación y labor interesada en la construcción de viviendas para los trabajadores de la empresa, supuso el agente más activo en este terreno, por encima de las iniciativas filantrópicas de las sociedades de beneficencia, en Asturias desconocidas, o de la promoción privada, práctica­ mente inexistente por el escaso margen de beneficio que dejaban tales cons­ trucciones. De modo que los empresarios actuaron en este campo voluntariamente, pero condicionados por determinadas circunstancias que se mencionarán; también selectivamente, pues consideraron prioritaria la cobertura de aloja­ mientos para todos los empleados, y no así para la masa productora; interesa­ damente, ya que la dotación de viviendas entrañaba beneficios varios para el patrón, tales como la fijación, el control de vida y la dependencia o sumisión del obrero alojado; y , finalmente, sin pérdidas en la inversión efectuada en vi­ viendas, pues éstas, cedidas en régimen de alquiler, se amortizaban no tardan­ do por medio de las rentas seguras que se descontaban al trabajador de su sa­ lario. Al no existir leyes que impusieran este servicio a los empresarios, no puede verse la construcción de alojamientos de empresa como un impuesto indirecto que algunas sociedades pagaban a una Administración que los mi­ maba desde el punto de vista tributario. No obstante, había circunstancias que imponían como obligatoria la dotación de viviendas por parte de una empresa. Es el caso, como de Solvay, de las industrias asentadas en el medio rural, cuando su plantilla superaba los cien empleos y el caserío de las parroquias del entorno no podía absorber, tras realquilados y subdivisiones de viviendas, al personal que llegaba de fuera del témimo. El problema se agudizaba cuan­ do la empresa desencadenaba una inmigración masiva de obreros desde pun­ tos alejados de la región o fuera de ella, lo que en Asturias no se conoció en su verdadera dimensión hasta la creación de ENSIDESA en Avilés. Los criterios seguidos por Solvay para la concesión de viviendas de la empresa no debieron variar mucho en un principio de los conocidos, los vi­ 204 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA gentes para 196131. Si bien a comienzos de la trayectoria de la empresa ex­ tranjera en Lieres se dio prioridad a los obreros procedentes de fuera del tér­ mino muncipal y del vecino de Nava, al objeto de atraer mano de obra exte­ rior, pues la local era insuficiente, también es cierto que ya entonces se pedía acreditación de buena conducta, primera condición que debía salvar el aspi­ rante de los años de la autarquía y el desarrollismo, seguida de la antigüedad en la empresa, la situación familiar, la distancia de casa al trabajo o la fecha de solicitud de habitación. La anteposición del punto alusivo al domicilio de pro­ cedencia frente al correspondiente a la buena conducta seguido por Solvay desde que en 1907 se inaugurara el cuartel n° 1 de viviendas, influyó en la conflictividad vecinal que enturbió en un principio la paz de la cité, y que mo­ tivó la visita constante de guardias civiles de Carbayín, precursora de la fija­ ción en Lieres de un destacamento.

“Poco a poco se fueron inaugurando los restantes grupos de viviendas y éstas se fueron llenando con gente de fuera, que no parecía sino que se habían dado cita aquí lo mejor de cada casa, pues hubo una larga temporada en que por la brutalidad y espíritu levantisco de los recién llegados, casi todos los días había pendencias, líos, disputas y quere­ llas que frecuentemente terminaban a palos, navajazos y hasta algún que otro tiro de pistola ... comenzaban a reñir las mujeres, intervení­ an los hombres, salían a relucir las armas y ya venían los descalabra- mientos.”32 En Solvay, como ocurría en todas las viviendas de empresa, las casas de­ bían de ser abandonadas por los productores en caso de jubilación o falleci­ miento. De tal medida, de evidente dureza, quedaban liberados los empleados, que además de disponer de vivienda, suministro de agua y luz gratuitos, sus viudas podían permanecer en las casas hasta que lo estimaran oportuno. Prueba de estos privilegios del grupo de mandos se detecta en el plano de la cité datado hacia 1930 (fig. 2), en el que figuran dos huertos adjudicados y ro­ tulados con los nombres subrayados (signo de empleados) de dos mujeres, Faustina Solís y María Fano33. Como se indicó también, y según medida común a todas las industrias que construyeron alojamientos, todos los empleados contaban con derecho a vivienda, lo que no ocurría con los obreros, que en Solvay Lieres, una vez traspasado el centenar inicial de plantilla, y especialmente al alcanzar la cifra de seiscientos productores en la posguerra, apenas una cuarta parte de los mis­

31 Reglamento para la adjudicación y cambio de viviendas en las minas de Solvay en Lieres, redactado por el Jurado de Empresa con fecha 30 de junio de 1936. ASL. 32 “De nuestro archivo viviente”,La Mina, julio, 1956, p. 9. 33 MINES DE LIERÉS, Installation generale des batiments et zone limitrophe des terrains. Escala 1:1.000, sin firmar, hacia 1930. ASL. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 205 mos fue alojado por la empresa. Este incremento sustancial del personal, uni­ do a la inhibición de la iniciativa pública en la construcción de viviendas so­ ciales, discriminatoria con Lieres, pese a su realidad industrial, respecto a Pola de Siero, Noreña o El Berrón, obligaría a Solvay a subdividir los cuarte­ les de Campiello y a edificar de nueva planta casas para cuadros en La Pedrera. La prioridad concedida al alojamiento de empleados testimonia el mimo de la patronal respecto a este grupo de productores, cuya cualificación, escaso número y por tanto difícil sustitución imponían un trato especial en materia de prestaciones sociales respecto a la base de la plantilla. Dentro del ámbito de las tipologías residenciales utilizadas en el barrio de Campiello se observa un resultado atípico respecto a las empresas históri­ cas asturianas que dotaron de alojamientos a las distintas categorías del esca­ lafón de la plantilla. Comparando el parque de viviendas de Lieres con las de Trubia, Fábrica de Mieres, Hullera Española, Hullera de Trurón o Real Compañía de Arnao, en la parroquia de Siero se observa una reducción del ca­ serío a dos tipos básicos. Uno es la vivienda unifamiliar o chalé rodeado de jardín, reproducido una sola vez como vivienda del director de la empresa, emplazada, por motivos que se explicarán, fuera de la cité de la Riega les Cabres. La otra, es la vivienda unifamiliar de más de una planta, adosada a otras, formando una casa de viviendas gemelas o pareadas (residencia del mé­ dico y del ingeniero de producción en Solvay), triple (casa cuartel de la Guardia Civil), cuádruple (residencia de empleados) o de un número mayor de unidades (caso de los tres grupos de cuarteles, provistos cada uno de una secuencia de dieciocho casas). La superficies de la planta, la triple altura des­ de el suelo, el piso último abuhardillado, la distribución de los pisos, los ma­ teriales de construcción y el diseño de detalle de las fachadas son muy simila­ res. Ello confiere al conjunto residencial de la Riega les Cabres, indistinta­ mente de la categoría profesional del inquilino, una homogeneidad desconoci­ da en el resto de los poblados de empresa abordados en Asturias durante la in­ dustrialización histórica. Este resultado puede interpretarse como un espíritu democrático de la empresa, si no fuera porque otras medidas, ya aludidas, privilegian al grupo de empleados respecto al de los obreros. Asimismo, la unidad tipológica del caserío, obliga, dada su condición de vivienda adosada de más de una planta, a explorar la tradicción europea de la casa unifamiliar entre medianeras, tema urbano que se rastrea desde el burgo medieval, se consolida en la ciudad mo­ derna (incluso en Asturias) y decae en la trama urbana de los ensanches deci­ monónicos españoles, donde es sustituida por el nuevo inmueble de pisos, donde la verticalidad de la propiedad y el inquilinato es relevada por vivien­ das que comparten una misma planta. Sin embargo, en países como Gran Bretaña y en buena parte de Centro Europa, especialmente en los núcleos de 206 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA mediano y pequeño tamaño, se mantiene a lo largo del siglo pasado este mo­ delo de vivienda unifamiliar adosada de menor densidad e inferior intención especulativa que el supuesto por la casa de vecindad.

IH.la El chalé del director (P. y c.o. 1904-F.o. 1905) Aquiles (Achille) Paternottre había sido contratado por Solvay en 1903 para dirigir las recién compradas minas de Lieres y actuar como representan­ te de la firma por al menos tres razones: primera, su origen belga; segunda, la titulación de ingeniero obtenida en aquel país; tercero, el buen dominio del castellano, consecuencia de los varios años que llevaba ejerciendo en España; y cuarto, por su experiencia en el mismo sector productivo, pues a Lieres lle­ gará tras presentar baja como director de las minas de Riosa, propiedad de Inocencio Figaredo34. Tras tomar posesión de su cargo en Solvay, se verá obligado a vivir con su esposa, una lenense de nombre Joaquina Reguera, e hijos en pensiones, hasta ocupar la casa de dirección de la empresa, una vez concluida en 1905 su construcción. La localización de la vivienda a la margen derecha de la carretera Torrelavega-Oviedo, a la altura del entonces kilómetro 161,2, y su distancia de casi un kilómetro de lacité ouvriére de Campiello y de las propias minas, parece explicarse por la venta de la parcela formando lo­ te con las concesiones mineras hasta entonces propiedad de los Valdés. Proyectaban éstos construir en este punto la casa de dirección, lo que trasmi­ tirían a Solvay, que seguiría su ejemplo con la esperanza de adquirir los terre­ nos anexos, propiedad de la misma familia, para edificar en ellos la colonia de la empresa, lo que finalmente no se llevaría a cabo por la negativa de los titu­ lares, debiendo la firma belga comprar a los marqueses de Santa Cruz la par­ cela de Campiello, frente a las minas. De la vivienda de Paternottre, la única unifamiliar de toda la empresa, se conservan dos proyectos. Uno firmado en 1904 por Nicolás Casielles, cuyo presupuesto ascendía a 30.620 pesetas; y otro supuestamente posterior, atri­ buido al director de las minas de Lieres, muy parecido al de Casilles, pero con rectificaciones. Hasta septiembre de 1904 Obras Públicas no expidió la auto­ rización para construir la casa, tal y como correspondía a una edificación al borde de una carretera de primera categoría. Pero ya antes se habían iniciado los trabajos que debieron desarrollarse con celeridad, hasta su conclusión en 1905, según indica la fecha de los recibos de la verja de la finca y los antepe­ chos de los balcones, extendidos en aquel otoño por la Fábrica La Amistad de Oviedo. Había decorado la casa durante la primavera Víctor Fernández, res­ ponsable de la animación con “adornos de buen gusto (y) sencillamente” las

34 “De nuestro archivo viviente”,La Mina, abril, 1956, p. 10. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 207 piezas principales de la casa: depacho, comedor, vestíbulo y galerías. El vera­ no anterior, cuando ya las obras estaban en curso, interviene Manuel Cabeza como responsable de la carpintería de taller y de armar35. El pliego de condiciones facultativas que acompaña al presupuesto y los planos de Casielles informan de los materiales empleados en la fábrica, los cuales aportan otra singularidad a esta vivienda en relación al resto del caserío de Solvay, al prescindir del ladrillo y recurrir al aparejo tradicional asturiano de manipostería ordinaria en muros de carga, reforzada con sillares en las es­ quinas. El material pétreo en que se ejecutaron los paramentos de esta obra concluida en 1905 prueban, de otro modo, que las cuadrillas de tejeros belgas que Solvay trajo para fabricar el conjunto industrial de Lieres, no se estable­ cerían aquí antes de tal año, lo que por otra parte también confirma la fecha de 1907 en que se concluye el primer cuartel de Campiello. Según el pliego de condiciones, la sillería caliza debía proceder del Naranco o de una cantera más próxima, siempre que fuera de calidad análoga. Para la manipostería se dejaba libertad entre caliza o arenisca, fijando en cam­ bio el tamaño de los mampuestos en 35 cm. a tizón, 25 a soga y 15 de altura. Finalmente, la cal debía proceder directamente del horno y apagarse a pie de obra. La casa, de planta oblonga y cubierta a dos aguas, contaba con el mismo número de pisos y función encomendada a cada uno propios de la casa autóc­ tona asturiana consumida por las clases mesocráticas desde mediados del si­ glo XIX. El sótano, además de para aislar la vivienda del suelo, funcionó co­ mo planta de servicio, disponiéndose en ésta de Lieres la cuadra y la cochera del vehículo que llevaba a diario a Paternottre a la mina, además del depósito de agua y la carbonera. Por su parte el piso terreno contaba con las funciones públicas de recibo (despacho, salón) y reunión familiar (comedor y cocina), albergadas en cuatro piezas que ocupaban las esquinas, comunicadas por un pasillo central precedido del vestíbulo. Más arriba estaba la planta privada y de noche con los dormitorios y el cuarto de baño, y en la buhardilla, espacio de desahogo, dormitorio de servidumbre y alcoba auxiliar. La que fuera residencia de Paternottre hasta que entre 1925 o 1926 se ju­ bilara, y tras él del resto de los directores de las minas de Solvay (Hipólito Bonnardeaux, Joaquín Vega de Seoane, etcétera), se conserva hoy muy refor­ mada. La empresa revistió su fachada de plaqueta de ladrillo rojo a cara vista

35 Casielles, Nicolás, Proyecto de casa habitación para el Sr. Ingeniero de las Minas de Lieres. Oviedo, 16 de abril de 1904, escala 1:100, firmado y rubricado, ASL. El autor no firma como arquitecto, supo­ niéndose que se tratara de un maestro de obras. Con el mismo apellido, pero de nombre Eugenio y con título de aparejador, documentamos en la villa de Nava, a la margen derecha de la carretera a Santander, un chalé de indiano de gusto montañés fechado hacia 1930. Podría tratarse de un hijo de quién firma los planos de la casa de Solvay. 208 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA para conferirle unidad con el resto del caserío de la misma titularidad, reser­ vando únicamente los marcos y claves de los arcos que coronan los vanos, confeccionados en caliza. En los años del desarrollismo se retejó en pizarra y se le añadió por el sur un cuerpo de doble altura. Prácticamente de su imagen original conserva la volumetría, los perfiles de los vanos, los herrajes de la verja y balconcillos y el arbolado añoso del jardín, poblado de especies de adorno foráneas (cedro, abetos, juníperos), que mejoran el porte del conjunto, si bien el valor arquitectónico de la edificación es escaso, debido a la conta­ minación supuesta por las reformas, la falta de estilo y el diseño anónimo.

Ill.lb Casas de empleados (1908-10) Aparte de algunas viviendas de los cuarteles obreros cedidas a emplea­ dos, en el poblado de Campiello se edificaron expresamente para mandos un total de cinco casas, a las que hay que añadir otras tres para casa-cuartel de la Guardia Civil; todas emplazadas en el área de entrada a la colonia, por la pro­ pia condición profesional del vecindario denominada barrio de empleados. Por una u otra vía, se han documentado los siguientes cargos en el tramo superior del escalafón de la plantilla de las minas de Solvay en Lieres con an­ terioridad a la guerra civil: un ingeniero de producción, el segundo en el esca­ lafón después del ingeniero director; hacia 1930 detentaba este puesto un titu­ lado belga, un tal Pablo Charlier, que ocupaba una de las casas pareadas del barrio indicado (fig. 2)36; el médico de la empresa, cuando tras la contratación de los servicios aislados de médicos locales, aquélla optó por crear una plaza fija el primer facultativo titular de la misma fue Mario Escalera, siguiéndole Adriano Silva37, que ocupaba la vivienda anexa a la del ingeniero de produc­ ción y subdirector de las minas; un secretario, un pagador, un delineante y su ayudante, administrativos, un maquinista de extracción, un maquinista de la locomotora del ferrocarril de la empresa, capataces, etcétera. En total el nú­ mero de empleados rondaría la veintena, lo que obligaría a los tramos inferio­ res del escalafón a ocupar las viviendas de los cuarteles obreros, divididas en dos tipos, reducida y amplia, siendo este último el asignado a los productores cualificados. Como las primeras viviendas terminadas fueron las del cuartel n° 1, inau­ gurado en 1907, serían éstas las primeras que ocuparían los empleados de la empresa, hasta que en los tres años siguientes se concluyó todo el poblado, trasladándose los cuadros a las definitivas.

36 MINES DE LIERÉS, Installation generale des batiments et zone limitrophe des terrains. Escala 1:1.000, sin firmar, hacia 1930. ASL. 37 Ibidem, y “De nuestro archivo viviente”, La Mina, julio, 1956, p. 9. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 209

El par de casas gemelas y adosadas (pareadas), destinadas al médico y segundo ingeniero de Solvay tomaron asiento sobre una parcela inmediata por el norte al hospital de la empresa (fig. 2).< Ambas quedaban contenidas en un volumen paralepipédico cubierto a cuatro aguas por teja cerámica plana y que a simple vista parece una vivienda unifamiliar (fig. 3A). Para una mayor inde­ pendencia entre los dos vecinos, y a diferencia de lo que ocurre en el resto de viviendas de empleados de Campiello, la entrada se efectúa por el costado. En la puerta, tras el vestíbulo, nace un pasillo que recorre la vivienda de un extre­ mo a otro, situándose en su término la escalera38. La distribución, igual en to­ das las plantas, se resuelve en cuatro piezas en esquina que flanquean este co­ rredor; el mismo esquema espacial que la casa de Paternottre y la vivienda mesocrática asturiana del momento. Sólo un ala terrera adosada por la facha­ da posterior introduce una nota foránea en esta planta. Se trata de un apéndice de servicio, muy frecuente en la casa británica y posiblemente también cen- troeuropea, que aquí aparece destinado a aseo, lavadero y despensa. En suma, un área de servicio dependiente de la cocina, a la que se adosa, y comunicada, como en Europa, con la huerta trasera. Las otras cuatro estancias de la planta de acceso son un gabinete, un comedor y un despacho o sala. A un nivel supe­ rior se instalan los dormitorios familiares, un cuarto de baño y un aseo; y en los desvanes, provistos de cuerpos abuhardillados de iluminación y ventila­ ción, el servicio. Las casas disponen también de un semisótano de desahogo. Todas las habitaciones cuentan con chimeneas que recorren a pares los muros laterales de las dos viviendas, caldeando todas las piezas en altura por efecto del aire caliente. Un sistema de calefacción tradicional muy usual también en Gran Bretaña y en el continente extrahispánico. Agua corriente, lavadero familiar, baño y aseos, calefacción, jardín de­ lantero con palmeras reales, cerrado por una reja de diseño racionalista muy interesante por lo que tiene de abstracta en contraposición al gusto ornamen­ tal y recargado de la rejería decimonónica; cochera, huerta zaguera, generosa superficie habitable, zonificación de usos e independencia entre los distintos miembros de la familia por la distribución de la misma en cuatro plantas, et­ cétera. En suma, una calidad de vida doméstica equiparable a la de las clases medias, que irá descendiendo en las viviendas de obreros, si bien en Solvay las elevadas condiciones de éstas apenas son comparables a otras habitaciones de trabajadores de Asturias, salvada la excepción de las de Bustiello y Arnao. Frente a las buenas condiciones de habitabilidad y adelantados servicios, el exterior de esta casa de empleados, lo mismo que el de las restantes, llama la

38 Casa para el ingeniero y el médico. Lieres, sin firmar ni fechar, escala 1:100, ASL No parece tratarse del proyecto original. 210 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA atención por su austeridad y racionalismo (ascendencia del protestantismo?); algo inusual entre el caserío de la burguesía media asturiana, y de la nacional en general, propenso al ornato y la retórica. Puede verse aquí un testimonio del pragmatismo centroeuropeo carente de prejuicios esteticistas de reclamo; una posición, en definitiva, más progresista que la de la cultura arquitectónica lati­ na del momento. Cierto es que, como no debe olvidarse, se trata de construc­ ciones de empresa, es decir de bienes de equipo que suponen para aquélla un gasto, si bien conducente a la mejora de la productividad. Incluso en el diseño de estos alzados, análogos a los de los cuarteles obreros, se adivina un espiritu de igualdad infundido por la empresa, que homogeneiza -relativamente, como se vió más arriba- a todos los miembros de la que se decíagran familia Solvay. En esta edificación, el zócalo de cantería arenisca, los paramentos de la­ drillo prensado rojo a cara vista, los ventanales que eluden el típico balcón burgués decimonónico, quedándose en un tres cuartos de hueco vertical; el re­ mate de los mismos en arco escarzano con salmeres de cantería caliza, la mis­ ma piedra con que se construyen las impostas; los postigos exteriores a la eu­ ropea o la guardamalleta que pende de los aleros se reproducen en el resto de las casas de empleados y en los cuarteles obreros, dotando al conjunto de una unidad inusual en el patrimonio residencial de empresa asturiano, marcado por la diversidad tipológica y formal del caserío, producto de la diferencia cronológica de las construcciones y sobre todo de la jerarquía de los produc­ tores a que se destina. En la parcela inmediata por el norte y en meditada proximidad con el ba­ rrio de los cuarteles de obreros (fig. 2), Solvay levantó un edificio integrado por un bloque de cuatro casas adosadas (fig. 3B) destinadas a empleados de inferior categoría profesional. Por ello el ancho de la planta general39 es infe­ rior al del inmueble anterior, y el número de vecinos que comparten edificio se duplica, en perjuicio de la independencia. El volumen de este inmueble, por sus proporciones alargadas y cubierta a dos aguas de teja plana, se aseme­ ja más que el anterior al de los cuarteles vecinos (fig. 3C). Cada vivienda dis­ pone de una planta (fig. 4A) de 9,5 por 6 metros construidos, a la que se ado­ sa por la fachada trasera del oeste el mismo ala que veíamos en el edificio an­ terior, aquí con unas dimensiones de 3 por 8 m. exteriores. Comunica igual­ mente la casa con la huerta trasera, contiene el cuarto de baño y en este caso la cocina, adosándose al exterior el lavadero. Las medidas reducidas de la planta obligan a una composición en dos crujías, en vez de la triple (estancias, pasillo, estancias) que veíamos en el chalé del director y en las viviendas pa­ readas de mandos. El acceso principal tiene lugar por la fachada a la vía pú­

39 Maisons d'employes. Lieres, 1939, sin firmar, escala 1:100, ASL. Se trata del levantamiento del plano previo a la reforma por la que se dotó al ala de servicios, originariamente terrena, de una planta más. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 2 1 1 blica, a la que sigue un ancho pasillo que incluye la escalera, y bajo ella la co­ municación con el ala de servicios. A una mano del corredor se disponen las dos únicas piezas contenidas en las esquinas, la más próxima al vestíbulo dedi­ cada a sala o depacho y la posterior a comedor, dada su proximidad a la coci­ na. Un nivel más arriba se encuentran cuatro domitorios, ampliados cuando posteriormente se dotó al ala de servicios de una planta más. Finalmente, apa­ rece el piso bajocubierta, servido por ventanos practicados a la fachada, en vez de los cuerpos de buhardillas de las casas del director, subdirector y médico. Aquí hay espacio para otras tres alcobas, como el resto de las piezas de la casa caldeadas por chimeneas que recorren en pareja uno de los muros divisorios de cada vivienda. Materiales, tratamiento de fachadas, jardín, verja y huerto tra­ sero en nada discrepan de los vistos para las casas del médico y subdirector. La casa-cuartel de la Guardia Civil no debió construirse en la primera década del siglo, a un tiempo que las casas adosadas de empleados levantadas frente de ella (fig. 2). Posiblemente fue al final del segundo decenio (tras la re­ apertura de la mina y la construcción en 1916 del pozo n° 1), o más proble- mente en el siguiente40, cuando la empresa consiguió del Ministerio de la Gobernación una dotación fija de seguridad que acabara con la dependencia del destacamento asentado en Carbayín41, en el mismo concejo de Siero. Por esta razón y por la discrepancia de los perfiles de los vanos de fachada, más modernos que los del caserío de empleados, llegamos a tal conclusión sobre la cronología de este inmueble. No obstante, tipológicamente la casa-cuartel emula las viviendas de man­ dos vecinas. Se trata de un edificio de planta rectangular (20,7 m. exteriores por 10), tres alturas y cubierta a doble vertiente, en el que se contienen tres ca­ sas con entrada independiente por la fachada a la calle, precedida de un jardín cerrado con verja, opuesto a una generosa huerta que hace rotonda al entron­ que de la carretera Lieres-La Cruz con la avenida que penetra en el poblado de Solvay. Según los planos conservados, la distribución de cada casa repite la de los cuarteles obreros, incluso la disposición de una vivienda terrena (dos en total, pues una de ellas funcionó como cuartel), bajo otra mayor de dos plan­ tas, primera y buhardilla, destinada a los mandos (otras tres viviendas), que podía subdividirse por pisos si el número de agentes lo exigía. En las vivien­ das a nivel de suelo, de un solo andar, la compartimentación tripartita (cocina- comedor a la entrada y dos dormitorios traseros) del espacio (70 m2 construi­ dos en las viviendas de los extremos, y 66 en la del medio) es idéntica a la de los cuarteles, lo mismo que la de los pisos altos. Incluso la fachada primitiva, según el plano disponible, repite el esquema cuartelario, si bien los vanos, o

40 Gendarmerie. Lieres, 1925, escala 1:50, sin firmar, ASL. Puede tratarse de los planos originales. 41 “De nuestro archivo viviente”,La Mina, julio, 1956, p. 9. 212 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA bien fueron modificados durante la ejecución de las obras, o lo hicieron a pos- teriori, pues sus enmarques actuales apuntan a fechas más recientes. Solvay dio orden de comenzar las viviendas para las minas de Lieres por los cuarteles de obreros (fig. 3C). Los trabajos previos y de edificación deben remontarse a 1905, concluyéndose el grupo n° 1 en 190742, y seguidamente los dos restantes, que precedieron a las casas de empleados y al hospital. Cada bloque, de planta alargada (fig. 2), volumen con formato en pastilla y cubier­ ta a dos aguas de teja plana sobre las tres plantas habitables, estaba integrado por 18 casas adosadas. Cada una, inicialmente, contenía dos viviendas (fig. 4B), una reducida de un sólo andar, situada en la planta baja, y otra mayor dis­ tribuida en dos niveles: el primero y una desahogada buhardilla provista de ventanas horadadas en la fachada43. En total los tres grupos sumaban 108 vi­ viendas, un buen número para una empresa que en 1905 contaba con una plantilla poco más que centenaria, si bien de crecimiento rápido, especial­ mente desde que entrara en servicio el pozo n° 1 en 1916. Las viviendas terrenas, destinadas a obreros, contaban con una superficie útil de 56,75 m2, la misma que la de cada planta de las viviendas agrupadas en cuatro para empleados ya analizadas. No obstante, la distribución interior va­ riaba sustancialmente respecto a ellas, pues en los cuarteles dicha superficie debía repartirse entre la escalera que daba acceso a la vivienda más alta, situa­ da en el extremo anterior de la planta, la cocina comedor por la que se entra­ ba, en ausencia de vestíbulo, y daba paso, también a falta de un pasillo que consumiera espacio innecesario, a los dos dormitorios que miraban a la facha­ da posterior, uno mayor para los hijos y otro más reducido para el matrimo­ nio. La superficie total disponible coincide e incluso supera la del módulo de vivienda obrera vigente para la industrialización histórica asturiana. En lo que difiere es en la distribución tripartita, en vez de en la de cuatro esquinas que nos es familiar, solución debida a la inclusión dentro de los muros de la casa de la escalera de subida a la vivienda más alta. En los cuarteles contemporáneos a éstos de Solvay, extendidos por la Asturias central44, la avaricia resume los accesos verticales a una escalera úni­ ca, colectiva y exterior, que enlaza con el corredor que recorre de un extremo a otro las fachadas largas de los pisos altos. Esta galería que ignoramos si constituye una singularidad de la casa plurifamiliar obrera en Asturias, cuenta al menos con dos fuentes de procedencia. De una parte los corrales de vecin­ dad urbanos anteriores a la sociedad contemporánea, y de otra los corredores

42 Ibidem. 43 Planos de cuarteles de obreros. Lieres, 1930, escala 1:100, sin firmar, ASL. Se trata de un estado actual de uno de los grupos, donde se observa la distribución que inicialmente tuvieron los mismos. 44 Véase al respecto Alvarez Quintana, Covadonga, “Casa y carbón...” y “La casa de empresa...” SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 2 1 3 de madera de la casa popular asturiana. En cualquier caso, una referencia preindustrial y popular, que integra nuestros cuarteles en el hábitat rural, aun­ que industrializado, en el que tomaron asiento, y que constituye una de las principales señas de identidad de nuestra vivienda obrera. En cambio en Lieres, la ausencia de este elemento de fachada infunde a los cuarteles una ai­ re foráneo, pero también una dignidad y una suave impronta urbana, de otro modo coherente con la denominacióncité de ouvrière que le impuso la em­ presa y con la calificiación de núcleo urbano que hoy presenta este poblado de Campiello dentro de las normas de planeamiento de Siero. Llama la atención la ausencia de un tercer dormitorio que permitiera la separación de los hijos por sexos, y con ello la promiscuidad tan temida por el empresariado decimonónico. Acaso pueda verse aquí una mentalidad más li­ beral de los Solvay, o simplemente un no reparar en este punto, lo que viene a ser lo mismo. Por lo demás, todas las piezas de la casa cuentan con una gene­ rosa ventana (1,8 m. de flecha por 1,1 de luz), que asegura el principio higié­ nico de las viviendas basado en la aireación y soleamiento generoso de los es­ pacios habitables. La misma altura de los techos, de 3 m., se orienta en este sentido. Igualmente, la supresión de las habitaciones no estrictamente necesa­ rias (vestíbulo, pasillo, comedor), coincide con el imperativo económico vi­ gente para la vivienda mínima del momento. Sobre esta habitación terrena y con acceso por una estrecha escalera de 0,9 m., precedida de un portal mínimo de 0,8 por 0,8 m., se disponía otra vi­ vienda más amplia, cuya superficie, sumadas las dos plantas, alcanzaba los 113,5 m2. En el primero se reproducía la distribución tripartita de la vivienda a nivel de calle, reproduciendo las piezas el mismo programa de uso. Unica­ mente la escuadra que hacía la escalera que conducía a la buhardilla restaba espacio a la planta, al tiempo que la dividía en dos partes, una anterior con vistas a la calle, donde estaba la cocina y la entrada a la casa, y otra posterior. Por el mismo motivo el bajocubierta (1,75 de altura mínima) presentaba la misma división, aquí aprovechada para dos amplios dormitorios, provistos cada uno de ventana de inferior altura que las de los pisos bajos. De este mo­ do, estas viviendas mayores sí contaban con tres dormitorios, pudiendo desti­ nar a comedor la tercera pieza mayor vecina de la cocina. La distribución del espacio asignada a las distintas plantas de los cuarteles, y en especial la disposición de la escalera arrimada a un muro costero de cada ca­ sa, hace gala, además del racionalismo rector de todas las construcciones del pa­ trimonio industrial histórico, de una flexivilidad que permitía, indistintamente, destinar las tres plantas de una casa a una sola familia, dividir la construcción en dos viviendas, como se hizo inicialmente, o en tres, una por nivel, lo que se hará tras las reformas abordadas en los años de la autarquía, al objeto de aumentar el número de alojamientos para una plantilla que superaba el medio millar. 214 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA

Como las casas de empleados, los cuarteles disfrutaron de calefacción por tubos cerámicos que recorrían uno de los muros de cada vivienda desde las cocinas hasta las chimeneas de los tejados. En los años veinte se sustituye­ ron los primitivos fogones con campana por las cocinas económicas45. Lo que no contaron fue con aseos dentro de las viviendas, pero sí con un retrete por inquilino, situado dentro de unas casetas de ladrillo del huerto anterior, subdi- vididas en dos o cuatro cuartos, cada cual para una familia. Dentro de éstos, además del espacio para la letrina, que comunicaba con una fosa séptica46 que depuraba los residuos antes de vertirlos en el inmediato arroyo de Campiello (medida higiénica), cada vecino disponía de un espacio de desahogo cinco ve­ ces superior al del retrete, en el que almacenaba las herramientas de trabajo del huerto, la semilla, etcétera. Cada caseta, de 5 por 8 m. de perímetro, esta­ ba construida, como los cuarteles, con muros de ladrillo a cara vista y cubier­ ta con teja cerámica plana. Fueron levantadas en rigurosa alineación y equi­ distancia ante la franja de suelo verde que precedía la calle de acceso de cada cuartel (fig. 2), a una distancia de unos 16 m. respecto a la fachada de los blo­ ques de viviendas, cumpliendo con el principio higiénico vigente de alejar las letrinas de los hogares. En un principio, la fraja verde en ligera pendiente que seguía a la calle de cada grupo de viviendas en la que se edificaron sobre una pequeña platafor­ ma escalonada las casetas de letrinas, se destinó a jardines comunales, com­ plementados con una hilera de árboles que se plantó en el borde de la calle de cada grupo residencial. Tampoco en este apartado de zonas verdes Solvay qui­ so discriminar a mandos de obreros. Sin embargo, hacia 1930 ya se observan más de una docena de huertos familiares asentados sobre estas tiras de jardín, compartimentación y usos rústicos que con el paso del tiempo acabarían por borrar el espacio de recreo hasta llegar a la situación actual, donde únicamen­ te se observan huertos y casetas convertidas en gallineros tras el traslado de los aseos al interior de las viviendas. Desde las páginas de la revista de la em­ presa se sigue en 1955 el interés de algunos vecinos por no perder los jardines en beneficio de los huertos, incluso por encima del interés material que éstos suponían para los productores frente al recreativo de aquéllos47. Desde los

45 Proyecto de instalación de cocinas tipo económico. Lieres, 19 de septiembre de 1920, ASL. 46 Assinassement des cités. Fosses septiques. Lieres, 1925, ASL. Se trata del proyecto de dotación de fosas sépticas, con las que en un principio no parecen haber contado las letrinas. 47 “Entre todos los que vivimos en esta localidad hay dos tendencias diametralmente opuestas en cuanto a jardines se refiere: unos que opinan que deban existir cuantos más mejor y otros que estiman que el te­ rreno destinado a jardín produciría mucho más dedicándolo a patatas o a tomates. Yo no estoy de acuer­ do con estos últimos y por eso salgo en defensa de nuestros jardines y quisiera que los que no opinan de igual forma se convencieran de que también los jardines son de algún modo necesarios”. F o n seca , Aquilino, “Más jardines, Sr. Director”,La Mina, octubre, 1955, p. 4. Sin duda el autor era un empleado que no valora la aportación económica del huerto y sí la estética. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 2 1 5 años veinte el recinto de la mina contó con espacios ajardinados que se incre­ mentarían más tarde bajo el mandato del ingeniero Bonnardeaux, y después durante los años de la autarquía. A uno y otro enclave del conjunto de Solvay, la mina y la cité, llega la filosofía higienista (depuración del aire) y hedonista (placer visual) del jardín decimonónico, prácticamente desconocido en las empresas históricas radicadas en Asturias.

III. 2 Edificios públicos En la cité de Campiello, pese a su planificación rigurosa, no se definió un centro cívico, integrado por espacios al aire libre y edificios de uso comunitario. Los equipamientos sociales existentes, el hospital, las escuelas y el círculo-casi­ no, se distribuyeron de la siguiente manera, dispersos entre el área de mandos y el barrio obrero de los cuarteles: el sanatorio fue el único que ocupó un edificio independiente, en tanto que los colegios y el centro social fueron habilitados en casas del cuartel n° 3, donde vivían varios empleados. Incluso se piensa que los primeros locales en los que se abrieron las escuelas y el casino fueron alquila­ dos por los belgas, trasladándose posteriormente a cité.la Un espacio cívico propiamente dicho se configurará más tarde, en los años cincuenta y sesenta, en el vecino barrio de La Pedrera, también promocionado por Solvay.

III. 2a El hospital (1908-1910) La imagen del hospital de Solvay en Lieres (fig. 3D) se confunde con la de un chalé burgués rodeado de jardín y cerrado con verja. El arco de medio punto que corona la puerta principal y la imposta que se quiebra en alfiz sobre él evocan el primer renacimiento, infundiendo al edificio un acento de estilo culto del que carece el sobrio racionalismo del resto del caserío de la colonia. Todo ello, y el hecho de ignorar una de las tipologías vigentes en el mo­ mento para la arquitectura sanitaria, concretamente el edificio de pabellones o alas intercomunicadas, o la misma situación comopuerta de la colonia (fig. 2), nos lleva a sospechar si el proyecto de este inmueble fue inicialmente pen­ sado para casa del director, desestimándose finalmente ante la existencia de la anteriormente edificada en la carretera general, que si bien impedía la presen­ cia y control constante de la cabeza de la empresa sobre el poblado, compen­ saría tal ausencia trasladando el papel al segundo ingeniero o subdirector, do­ miciliado en las viviendas gemelas de Campiello. Contamos aquí con un edificio de magnas dimensiones, 20 por 10,5 m. de perímetro48, el mismo de la casa-cuartel de la Cuardia Civil, si bien las pro­

48 Planos del hospital, fechados en Lieres en 1927, sin firmar, escala 1:50, ASL. ¿Se trata del proyecto ori­ ginal, de la adaptación a hospital, de un levantamiento del estado actual a la fecha?. 216 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA

porciones alargadas de ésta contrastan con las oblongas de aquél. La compo­ sición de la planta baja se articula en torno a un pasillo central, que desde la puerta principal recorre la casa en el sentido de su ancho hasta desembocar en el jardín a través de otro vano. En la retícula de la mitad derecha (mirando a la fachada) aparecen en planta cuatro piezas idénticas, todas provistas de un ven­ tanal de 1,2 m. de ancho y de calefacción servida por tubos cerámicos dis­ puestos en esquina. La estancia del ángulo sudeste cuenta con una tercera puerta a la calle, lo que induce a pensar que sería la utilizada por los enfermos para acceder a esta supuesta sala de espera. Las otras tres pudieron destinarse a consultorio y anexos (depósito de utensilios y medicinas, sala de curas), contando el médico con acceso separado a través del pasillo que sigue a la en­ trada principal. En cambio la mitad izquierda es posible que se destinara a co­ cina y servicios de lencería. Sin embargo en la planta primera desaparecía es­ ta función de consultas externas para destinarse a internamiento de enfermos, alojados en cinco habitaciones, dos colectivas de cuatro camas, otras dos indi­ viduales (para empleados) y una doble. Completaba la planta la escalera, un cuarto ropero, dos pasillos y una sala de baño. Se ignora el cometido asignado a la buhardilla, iluminada por ventanos bíforos que, como los que sirven a la escalera, completan la evocación a la arquitectura puente entre el tardo me­ dievo y el primer renacimiento. A vueltas con el uso inicial que tuvo este edificio, no parece descabellado pensar que funcionó en un principio como residencia, habida cuenta de que inicialmente Solvay dispuso de un mero botiquín, que podría haberse alojado en la plaza de la mina y al que servía un médico independiente a quien se abo­ naban los servicios cuando eran necesarios. Sólo más tarde la empresa contra­ ta la plaza de un médico, asignada a Mario Escalera49, que pasó a residir en la colonia, coincidiendo con la creación de un sanatorio, lo que llevaría a adap­ tar este inmueble para tales usos, motivando el plano que se conserva en la empresa, fechado en 1927. Pese a todos los modernos servicios con que Solvay dotó al poblado de Campiello, la empresa no contó con farmacia, si bien destinó un obrero con cargo de recadero a trasladarse a diario a la Pola en busca de los medicamen­ tos necesarios para el sanatorio y el personal50.

III. 2b Las escuelas Por lo menos desde 1930 las escuelas de Solvay ya estaban instaladas en el cuartel n° 3, donde ocupaban tres casas completas hacia el medio del blo­

49 “De nuestro archivo viviente”,La Mina , julio, 1956, p. 9. 50 Ibidem. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 2 1 7

que. Parece ser que aquí fueron trasladas tras ocupar un local alquilado por los belgas. La empresa era consciente de que éste no era el lugar ideal para el co­ legio, pues a pesar de la proximidad del mismo a los hogares de los niños, ca­ recía de independencia y de locales adecuados. Para entonces hacía más de medio siglo que en Asturias se consumía una arquitectura escolarad hoc, y en poblados industriales como el de Arnao, Bustiello u otros barrios de la Hullera Española y la de Turón, lo mismo que por parte de la Sociedad Duro se esta­ ban construyendo por los años diez y veinte colegios expresamente para tal fin, con todos los adelantos propios de la arquitectura escolar. En este punto, pues, Solvay aparece rezagado, y por mucho tiempo, pues hasta 1956 no se inauguró el grupo escolar de La Pedrera, modélico entre los de su género, de­ jando atrás en modernidad a los mencionados centros de empresa asturianos. La escuela de niñas(école des filies) funcionaba en la planta baja de dos casas a las que previamente se les había desprovisto de los tabiques de com- partimentación al objeto de obtener un salón generoso de casi 14 m. interiores por 9,2551. Un par de finas columnas de hormigón armado aseguraban la es­ tructura tras suprimir los tabiques, manteniéndose en el medio el cuerpo de chimeneas de caldeamiento. El aula contaba en total con ocho huecos de luz abiertos en las dos fachadas largas opuestas. Inmediata por el norte y separa­ da, ocupando la tercera vivienda, se situaba el comedor (a la calle) de los alumnos residentes fuera del poblado, y la sala de juegos a cubierto(salle de recréation), mirando hacia atrás. Al piso primero se subió la escuela de niños (école des gargons), sobre la de niñas, y a su izquierda el parvulario-guardería (école gardienne), subdividida en dos salas que ocupaban una planta. En las buhardillas vivían los maestros.

III. 2c El círculo-cine Desde muy temprano, las patronales habían establecido la creación de centros sociales donde controlar el ocio y la ideología de sus productores. Funcionaban como un instrumento más de adiestramiento y tutela, comple­ mentario de los ejercidos desde las escuelas con los hijos de los trabajadores, futuros productores. Las sociedades industriales más celosas en la vigilancia del ocio y actividades extraprofesionales de sus productores, caso en Asturias de la Hullera Española, presidida por el II marqués de Comillas, un católico fervoroso que implantó en su empresa un férreo sindicalimo amarillo, tendie­ ron una tupida red de círculos obreros o ateneos, como entonces se llamaban, encomendando su dirección a personas adiestradas de su confianza. Frente a

51 Écoles. Lieres, 1930, escala 1:100, ASL. ¿Se trata del proyecto de adaptación de estas tres casas a cole­ gios, o de un estado actual?. 218 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA los ateneos obreros autónomos, constituidos por los sindicatos y temidos por los patronos, los de empresa contaban con un referente más, el de emulación de los casinos burgueses y de mandos, de los que incluso tomaron su nombre y parte de sus servicios (café, sala de juegos, biblioteca). En Solvay la directiva no contó con un casino propio como el de los ofi­ ciales en la colonia de la fábrica de Trubia. El reducido número de mandos en Lieres se conformó con alguna dependencia del círculo obrero. Este se abrió en tres casas del cuartel n° 3, inmediatas a las escuelas, y adosadas a la vi­ vienda del extermo norte ocupada en las tres plantas por el empleado José Manuel Urdangaray52. En el nivel de accesos, la crujía del fondo de las tres ca­ sas fue tomada por el teatro, luego convertido en cine, en tanto que las estan­ cias a la calle se repartieron entre la anteescena y el café. Por éste se ascendía a los salones del círculo, la cocina del conserje y la oficina del comité de di­ rección. Más arriba, en las buhardillas, otras cuatro salas del círculo y la vi­ vienda del conserje. Los cuadros artísticos instructivos, representados las más de las veces por los vecinos de la colonia, fueron cediendo paso a las proyecciones cinemato­ gráficas. El círculo y el luego conocido como Cinema Solvay fue establecido en tiempos del director Hipólito Bonnardeaux (desde 1925/1926 al frente de las minas). A él se debe la reforma de este cuartel para adaptarlo a edificio so­ cial, tras su traslado desde otro local alquilado (primera época) que ocupó en tiempos de Paternottre. El aforo del teatro, luego cine, era de 175 personas, acomodadas en butacas fabricadas por la empresa. El primer proyector, muy precario y en mal estado, fue comprado de segunda mano, ofreciendo cintas mudas y de tan mala calidad, que unido a la falta de tradición local del nuevo medio motivó un fracaso rotundo del espectáculo y un retraimiento de los es­ pectadores. En 1946, tras la adquisición de una máquina de más calidad que consolidó la afición al cine del vecindario, Bonnardeaux ordenó en 1946 la compra de un magnífico proyector PHILIPS53. La tercera etapa del centro social discurre en el nuevo barrio de La Pedrera, comenzado precisamente en 1953 con la construcción del nuevo ci­ ne, inaugurado un año después.

III. 2d La capilla de Na Sa de la Salud (1942-1943) “Hallándose en Sevilla el hijo de Lieres, D. José María Piedra, por fa­ vores obtenidos de la Santísima Virgen de la Salud, que se venera por tierras andaluzas, por exvoto mandó hacer una imagen similar a aqué­ lla y construir en Lieres una ermita, que fue inaugurada en el verano

52 Cercle-salle de spectacle. Lieres, sin firmar, 1925, escala 1: 100, ASL. 53 “Un poco de historia del Cinema Solvay”, La Mina, n° 55, noviembre, 1959. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 2 1 9

de 1850. Inspiró tal devoción a los fieles que muy pronto era santua­ rio concurrido y famoso”.54 En 1936 fue destruido el templo por el fuego, desapareciendo la imagen seis años más tarde. Desde 1940 Solvay, por iniciativa del entonces director de las minas de Lieres, Hipólito Bonnardeaux, en un gesto de filantropía y de­ voción, de otro modo muy acorde con el joven régimen franquista, tramitó su reconstrucción, si bien trasladando el lugar original, la vega de Campiello, ba­ jo la carretera Lieres-La Cruz, al barrio de los cuarteles de la empresa (fig. 2). A tal efecto, una módica cantidad de cada tonelada de carbón vendida por las minas se destinaría al pago de la nueva ermita. El propio Bonnardeaux debió ocuparse del diseño, pues en el archivo de Solvay aparecen varios bocetos a lápiz sin firmar desde el año 1940 a 1943. Entre ellos figuran estudios de si­ tuación, huecos para las vidrieras, detalles de las bóvedas de casetones en hor­ migón, e incluso una portada gótica réplica de la de la iglesia de Saint Adrien, posiblemente en Bélgica. Algunos de estos trabajos previos, incluido un ante­ proyecto de capilla de 1941, fueron enviados a la central de Bruselas para re­ cibir el visto bueno. Finalmente, sería un diseño de Federico Somolinos el que llegara e eje­ cutarse, conservándose también en el archivo varias copias de proyectos del mismo arquitecto levantados para la parroquial de Pola de Lena, parroquial de Lieres (1939), y rectoral e iglesia de Villalegre en Avilés (1935). El templo definitivo, provisto de una nave de cabeza curva y giróla, un pórtico románico al sur y una portada de igual estilo, además de una torre so­ bre el imafronte, recoge el gusto de la empresa por insertar la obra en el histo- ricismo medieval, considerado a mediados del siglo XIX como el orden ar­ quitectónico natural para la edilicia religiosa. Sólo que para estas fechas avan­ zadas de la nueva centuria la tendencia formal había caído en desuso, reto­ mándose aquí no por referencia del gusto del Ochocientos, sino por las etapas que respectivamente precede y sucede en España a la guerra civil, en las que dentro del sistema nacional-regionalista que vivió nuetra arquitectura, se asis­ te a una recuperación de los estilos pasados con raigambre entre nosotros, in­ cluido el prerrománico y el románico, éstos especialmente para templos. La celebración de la efemérides de la Salud, por tradición fijada el primer domingo de agosto, quedó desde la construcción de la nueva ermita asociada a la empresa Solvay, quién vivía la fiesta mariana como si se tratara de la de la colonia. Ante el templo, que ignoramos si recibía celebraciones aparte de este día y el de Santa Bárbara, patrona de los mineros, en los que se decía misa,

54 Texto aportado por el cura párroco de Lieres y publicado en el portfolio Fiestas de Nuestra Señora de La Salud. Lieres. 1984, s/p 220 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA contaba a sus pies y márgenes con un amplio espacio para la celebración de los festejos profanos. Posiblemente haya jugado un papel equivalente a las ca­ pillas de los poblados de empresa dispersos por la Asturias central (Trubia, Fábrica de Mieres, los varios de la muy católica Hullera Española), si bien aquí el servicio y su fábrica se retrasaron considerablemente en relación a los primeros, en un posible indicio del laicismo mayor de la socieda belga.

III. 3 Materiales, autores de proyectos, constructores, estilos Sin duda, al igual que se comprueba en el patrimonio industrial histórico as­ turiano, la responsabilidad del trazado de los edificios de trabajo y equipamien­ tos sociales de las empresas recaía sobre el ingeniero director de las mismas. Desde mediados del siglo pasado las competencias profesionales de estos técni­ cos superiores crecieron sensiblemente, rebasando la construcción industrial pa­ ra actuar en la arquitectura civil pública y privada. De ahí las movilizaciones de los arquitectos, y la respuesta, en un prolongado juego de dobles, de los ingenie­ ros. No obstante, la proyectación de los ingeniero dentro del ámbito de la indus­ tria no precipitó ninguna polémica, por considerarse precisamente este campo, junto con el de las obras públicas, el competente de sus actuaciones. A Paternottre atribuimos, según esta tesis, las formas de los distintos edi­ ficios que integran la cité de Campiello, excepción hecha de la capilla, corte­ jada como se vio por su sucesor, el ingeniero Bonnardeaux, pero finalmente trazada por un arquitecto. No en vano esta pieza inauguraría en la empresa la contratación de servicios de arquitecto, que se impondría de forma irreversi­ ble, como un testimonio de la creciente especialización de los dos cuerpos profesionales, el de ingenieros y el de arquitectos, desplegada a lo largo del primer tercio de siglo y consumada en el siguiente. La participación de Paternottre en el diseño de la colonia enriquece sus resultados formales, pues se convierte en un agente de trasplante de formas y tipologías europeas, más concretamente belgas, a este apartado rincón del norte de España. Este fenómeno de extranjerización del parque de edificios de Lieres se fortaleció al traer la empresa de Bélgica a equipos de tejeros y albañiles, que lo mismo aquí que en el conjunto fabril Solvay de Torrelavega, abordaron des­ de 1905 la construcción del patrimonio social e industrial. En el anterior artí­ culo, parte primera de este estudio sobre Solvay Lieres, se aborda con detalle la fabricación singular, por procedimiento desconocido en España, de los la­ drillos macizos y las tejas planas con que se construyó el poblado y las naves de la plaza de la mina55. También allí se da cuenta del proceso, del índice de

55 “Industria de la sosa en España. La fábrica de Solvay y Cía. en Barreda (Torrelavega)”, Revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniería, n° 1.999, Madrid, 8 enero 1905, p. 15, y “De nuestro archivo viviente”, La Mina, junio, 1956, p. 4. Lo corroboran también testimonios orales de antiguos empleados. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 22 1 productividad de estos obreros belgas que llegan con sus familias, se alojan en barracones provisionales de madera en la Riega les Cabres y abandonan el lu­ gar una vez finalizadas las obras. Se analiza críticamente esta circuntancia comparándola con la industria cerámica moderna y tradicional de Asturias, y se propone el ladrillo rojo a cara vista como el material distintivo de nuestra industrialización histórica, pues hasta producirse la misma, la región descono­ cía prácticamente el uso de dicho material, a diferencia de lo que ocurrió en la España no atlántica con el mudéjar y luego neomudéjar. Si bien en los edificios de la mina los testimonios orales asignan la ejecu­ ción de las obras a albañiles locales, en citéla de Campiello se habla de alba­ ñiles “casi todos” belgas, que pudieron ser los mismos tejeros que fabricaron ladrillos y tejas u otras cuadrillas, lo mismo que ocurrió en la fábrica Solvay de Barreda en Torrelavega. También noticias escritas informan de la presencia de un contratista de lucido francés, “que trajo consigo a obreros catalanes y luego fue tomando algunos de por aquí; la portería vino de Lantero en Gijón y la pintura fue contratatada a una prestigiosa casa de Oviedo”56. Tratado ya el aspecto tipológico de las construcciones, el análisis de esti­ lo se resuelve en similares términos al del las naves de la plaza de la mina. El más puro racionalismo latericio domina las construcciones, excepción hecha del hospital, tocado de notas historicistas, al igual que la más moderna ermita. Una vez más vemos cómo los edificios públicos reciben un tratamiento exte­ rior especial, conducente a la incorporación de los estilos cultos, que según nuestra interpretación contaminan la pureza y funcionalidad de las formas de la arquitectura industrial, disolviendo su identidad física, progresista por su- peradora de los complejos estéticos de contenido simbólico propios del resto de la arquitectura coetánea. El caserío de Campiello, por el contrario, ignora toda concesión ornamental y lingüística que no sea la puntilla de guardama­ lleta de madera que pende de los aleros, recurso barato que evoca la arquitec­ tura alpina, y que se incorporó con fuerza en las construcciones del patrimo­ nio ferrioviario europeo (estaciones, garitas de retretes, almacenes) con un sentido práctico: desviar, a falta de canalones, la caída de las aguas pluviales hacia la fachada. En la colonia Solvay se pone de evidencia el principio racionalista de la sinceridad de los materiales, incluso el de la policromía, en vez de falseada in­ ducida por el concurso de distintos materiales, cada uno adecuado a su lugar y función: zócalo pétreo visto para mayor solidez y aislamiento del cuerpo del edificio, muros de ladrillo macizo a cara vista para las fachadas, taraceado de caliza (resistencia) en alféizares, claves y salmeres de los vanos, madera pin­ tada al aceite en carpintería, postigos y guardamalleta.

56 “De nuestro archivo viviente”, La Mina, junio, 1956, p. 4. 222 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA

IV. LA GRAVE ESCASEZ DE VIVIENDAS SOCIALES PADECIDA POR LIERES EN LOS AÑOS DE LA AUTARQUIA Y EL DESARROLLISMO La primera era de la vivienda social a gran escala en nuestro país coinci­ de con los veinte primeros años de la dictadura de Franco. Ocurrió a partir de la promoción pública directa, a través de organismos como Regiones Devastadas, Obra Sindical del Hogar, Instituto Nacional de la Vivienda; o de la indirecta, por mediación de leyes que inducían a constructores a la edifica­ ción de viviendas mínimas con grandes facilidades en forma de subvenciones a fondo perdido y créditos blandos. Los núcleos industriales del centro de Asturias paliaron así en parte el histórico déficit de viviendas obreras, y con ello la subdivisión, los realquila­ dos, el hacinamiento, las casas-cuadra y las chabolas en las que habitó hasta entonces nuestra clase trabajadora. Oviedo, Gijón, Avilés, Mieres, el valle del Nalón, Nava, Candás, Cudillero, Infiesto, Tapia y hasta Boal conocieron promociones residenciales acogidas a una u otra fórmula. Y, también en los concejos de Noreña y Siero, sus dos capitales, además de El Berrón y Carbayín. No extrañe por ello que Lieres se sintiera marginada, clamándose desde las páginas de la revista de Solvay,La Mina , por viviendas de promo­ ción pública57. Tal petición resultaba inédita en una empresa cuya patronal se había ocu­ pado hasta entonces de la dotación de habitaciones, si bien en una única pro­ moción, entre 1905 y 1910, paralizando a continuación esta política. Pero el incremento de la plantilla hasta casi 600 trabajadores en los años de la autar­ quía, cuando el carbón español pasa por una edad dorada y Solvay perfora en Lieres el pozo n° 2, acelera la necesidad de viviendas que ya debió empezar a sentirse desde los años veinte, otro momento espléndido para la hulla, y ex- pansionista para la firma belga que recién había inaugurado el pozo n° 1. Como decía Bolle58, tras adelantarse casi medio siglo a la legislación pública, las medidas sociales de la empresa Solvay desaparecieron cuando nació la ac­ ción del Estado, aquí coincidente con el gobierno populista del general Franco. Sin embargo, la inhibición de la empresa belga tras la guerra civil espa­ ñola no fue absoluta. Actúo, una vez más con sentido práctico, e invirtió, en vez de en grupos de nueva planta, en reformar los tres bloques de cuarteles existentes, para, de una parte, modernizarlos (inclusión del aseo en las vivien­ das), y de otra, subdividirlos en un número mayor de viviendas59. A lo largo de

57 “Viviendas, viviendas, viviendas”, La Mina , julio, 1957, p. 5. Obsérvese el título vehemente del artícu­ lo, proporcional a la gravedad del problema. 58 Bolle, Jacques, Solvay. L'invention,..., p. 155. 59 Varios planos sobre reformas en los cuarteles de Solvay, Lieres, años cuarenta y cincuenta, ASL. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 223 los años cuarenta y cincuenta, Solvay multiplicó las 108 viviendas iniciales distribuidas en los tres cuarteles en 144. En los grupos 1 y 2, dispuestos en la terraza más alta, se habilitaron, respectivamente, 54 viviendas de tipo reduci­ do. Desaparecía la primitiva distribución de dos familias por casa, una ocu­ pando la planta, y otra el primero y la buhardilla. Ahora cada nivel correspon­ día a una vivienda calificada de tipo reducido, de 56,7 m2, en la que se conte­ nían cinco piezas con gran estrechez (pasillo de entrada, con el que se perdía espacio, cocina-comedor angosta, dos dormitorios y un aseo), además de re­ ducir su superficie el portalillo y la escalera que daba servicio a las viviendas más altas. En cambio el cuartel 3, siempre asociado a funciones superiores (casas de empleados, escuelas, círculo), pasó a acoger las viviendas de tamaño mayor, 36 en total. Aquí no se ganaron más alojamientos, pero se modificaron los existentes para hacerlos de un solo andar (una vivienda por planta). La super­ ficie crece hasta los 75 m2, no todos útiles, debido a la presencia del portal y la escalera, ahora encastrada en el centro anterior de cada vivienda, en vez de en un extremo como ocurría en los otros bloques. A la primitiva superficie de ca­ da casa se suma a las nuevas viviendas la mitad de la de su inmediata, de for­ ma que de tres hogares se obtenían dos mayores. Por ello, además del pasillo, la cocina-comedor, el aseo y las dos alcobas de las viviendas reducidas, se dis­ ponía en éstas de dos dormitorios más. Con toda esta redistribución se amplía el número de familias alojadas, pe­ ro las viviendas pierden el encanto, el sabor extranjero y la diversidad con que contaban antes de la reforma. Ahora podría decirse que los cuarteles de Solvay se despersonalizan para asemejarse a las viviendas de promoción pú­ blica del régimen, con su aseo, pasillo y piezas raquíticas, además de con su distribución en un solo andar. En paralelo, desde finales de los cincuenta, Solvay aborda en La Pedrera la construcción de nuevas casas para empleados, a los que quedarían cortas las viviendas de tipo amplio, pese a adjudicárselas lo mismo que a obreros de fa­ milia numerosa. Este segmento cualificado de la plantilla crecería desde la guerra civil en proporción a la cifra medio milenaria del personal, siendo am­ bas razones las que motivarían la iniciativa de Solvay. Desde su conclusión en 1962, el barrio de La Pedrera pasaría a denominarse de los empleados y el de Campiello de obreros. También desde las páginas de la revista de la empresa Solvay se interve­ nía indirectamente en pro de las viviendas sociales con dos tipos de estrate­ gias. Una era la constante reivindicación de alojamientos de promoción públi­ ca, con los que la firma se ofrecía a colaborar negociando con los dueños y fi­ nanciando en parte los solares, operación que nunca llegaría a consumarse. 224 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA

Otra era la publicación de proyectos y presupuestos de viviendas económi­ cas60 que la empresa instaba a ejecutar a los mismos productores, a costa de sus ahorros, subvenciones públicas y de contribuir con su propia mano de obra. Varios proyectos distintos de estas característica salen a la luz enLa Mina, sirviendo de testimonio de la tercera vía con la que el gobierno de Franco abocó el problema de la vivienda mínima: la iniciativa del mismo pro­ pietario.

V. LA PEDRERA: UN CENTRO CÍVICO Y UN NUEVO BARRIO DE EMPLEADOS (1953-1962)61 A primeros de los años cincuenta, con el optimismo de los beneficios in­ dustriales obtenidos por Solvay internacional durante la posguerra europea y la buena marcha de la mina de Lieres, la ampresa compra, nuevamente a los marqueses de Santa Cruz de Marcenado, una parcela tangente por el nordeste con la de Campiello, de nombre La Pedrera. De tamaño inferior a la de la Riega les Cabres, dibujaba una figura trapecial de lados curvos, uno de ellos limítrofe con la carretera Lieres-La Cruz. La finca, hasta entonces rústica, es­ taba llamada a ampliar el núcleo urbano de Solvay nacido en Campiello, des­ tinándola desde un principio a centro cívico, algo que nunca tuvocité la vieja, y a barrio residencial de empleados. Parece ser que todos los edificios fueron encargados al estudio de los Somolinos62, vinculados a la empresa desde que el mayor de los dos arquitec­ tos trazara los planos de la capilla. Sin embargo se ignora si el plano urbano corrió también por cuenta de aquéllos o por la de la oficina técnica de la Solvay, entonces dirigida, como la mina, por el primer ingeniero español que tuvo la misma, Joaquín Vega de Seoane, máximo impulsor del nuevo barrio, pese a abandonar la empresa en 1956, cuando estaban las obras comenzadas. El primer edificio en erigirse fue elcasino-cine (1953 c.o.-1954 f.o.), un magnífico inmueble (fig. 5A) que sustituía a los locales acondicionados para tal fin hasta entonces en el grupo 3 de cuarteles. Situado casi en el centro de la parcela, haciendo esquina a la avenida principal y a la calle más larga que la cortaba en T, el proyecto de los Somolinos, llamado a ser el buque insignia del nuevo barrio, se resolvió sobre una planta muy articulada, ajena al paralelo- gramo de las naves de la mina y los edificios residenciales decité la de Campiello. El ala norte más larga contenía la sala de espectáculos con un es­ pacio a doble altura, provisto únicamente de las puertas de acceso practicadas

60 Sección “Vivienda económica”,La Mina, junio, julio y octubre, 1955. 61 Puede seguirse la evolución del nuevo barrio a través de la revista La Mina, colección completa, 1955- 1967. 62 Testimonio oral antiguos empleados. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 2 2 5 en la fachada oeste a la avenida. A los pies, en cambio, se jugaba con dos pi­ sos, destinados a casino, donde se hallaba el salón principal y la cámara de proyecciones, entre otras dependencias. Al exterior el edificio se muestra co­ mo un popurrí de soluciones arquitectónicas regionales, de una parte autócto­ nas (simplista evocación de la panera en el pórtico en esquina del casino, con su pegollo, sobre él un corredor y la cubierta a cuatro faldones), y de otra ex­ tranjeras (tejado de pizarra del cine, esquinas retraídas hacia el interior en la base, zócalo pétreo de evocación organicista. Se trata, en suma, de un resulta­ do poco afortunado, aunque con ciertas inquietudes vanguardistas, por inserto dentro de los parámetros del organicismo, aquí tratado con trivialidad; ade­ más de inclinado hacia las formas del moderno chalé alpino que se entusias­ maron los Somolinos en aquellos años (varias viviendas unifamiliares para in­ dianos en Pola de Allande63). Anexo al casino se levantó una magnífica bolera de traslúcida cubierta (fig. 5B). Dos años después fue inaugurado elcolegio (fig. 5C), también sobre for­ mas modernas que informan de la apertura del régimen a la arquitectura de vanguardia internacional, tras años de enclaustramiento en los estilos glorio­ sos del pasado edilicio español. Si bien no se trata, como el casino, de una obra de interés formal, sí lo fue desde el punto de vista social, pues contaba por fin con cuatro amplias y bien iluminadas aulas, además de otra para guar­ dería y viviendas para los maestros. Como en el cine, los Somolinos trataron las fachadas con la combinación de los paramentos pétreos de apariencia rús­ tica, tan queridos del organicismo en boga, con los revocos ásperos pintados de blanco. Los ventanales, en cambio, se prodigan, adoptando la forma de hueco oblongo de gran formato, aportado por el funcionalismo de entregue- rras y difundido por el Estilo Internacional. La dotación del moderno colegio se completaba con un gran parque infantil situado a sus pies y un campo de deportes que formaban una manzana. En 1960 se inauguró laAcademia Solvay, destinada a preparar, por cuen­ ta de la empresa, a los alumnos más despejados en los estudios de comercio y bachiller elemental. Ocupó el mismo borde norte de la parcela de La Pedrera en que se dispuso el colegio, si bien separaba ambos edificios el nuevoecono­ mato (1962 f.o.), que sustituía al existente en la plaza de la mina. Al nuevo abasto se le dio forma de autoservicio, lo que suponía todo un adelanto en la Asturias rural en la que se insertaba Lieres. Finalmente, en 1961 pasaron a ser ocupados por los empleados agraciados los10 chalecitos pareados (20 vi­ viendas) (fig. 5D) de La Pedrera. Se distribuyeron en tres manzanas (una de

63 Alvarez Quintana, Covadonga, “Efectos de la emigración a ultramar sobre la arquitectura y el creci­ miento espacial de Pola de Allande (1850-1984)”, Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, n° 115, Oviedo, 1985, pp. 525-561. 226 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA ellas soldada al cine) del cuadrante sudeste del nuevo barrio, destinado a área residencial. No cuentan con mayor fortuna estética que el casino o el colegio, con el que se hermanan en los paramentos de enfoscado blanco y fragmentos de lienzos de piedra rústica, además de en los cierres de sus jardines, análogos a los de las escuelas, y el pórtico y la terracita en esquina que recuerda la pa­ nera. Todo el parque residencial de Solvay en los dos poblados de Lieres fue vendido a los productores antes de abandonar la empresa Asturias en 1987.

ABREVIATURAS ASL: Archivo Solvay Lieres P.: proyecto C.o.: comienzo de obras F.o.: fin de obras 227 228 COVADONGA ÁLVAREZ QUINTANA

Fig. 2 Plano de la colonia Solvay en Campiello hacia 1930. Archivo Solvay Lieres. Leyenda: 1 Hospital. 2 Dos casas gemelas del médico e ingeniero subdirector. 3 Cuatro casas de empleados. 4 Casa-cuartel de la Guardia Civil. 5 Casetas para urinarios. 6 Zona verde. 7 Cuartel n° 3. 8 Cuartel n° 2. 9 Cuartel n° 1. 10 Futuro emplazamiento de la capilla de Na Sa de la Salud. 11 Carretera Lieres-La Cruz. 12 Arroyo Campiello. SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 229

cuatro empleados. casas de adosadas cuatro izquierda, C, para cuartel abajo obreros. D, derecha, hospital.. abajo Fig. 3. Edificios del poblado Fig. 3. Edificios del de Campiello, viviendas poblado del izquierda, estado A, médico pareadas actual. arriba e de ingeniero hilera derecha, de producción. B, arriba 230 COVADONGA ALVAREZ QUINTANA i. . lna d vveds e a ooi d Cmilo A iqira pat bj y rmr d ua iina e mlao B derecha, B, planta izquierda, planta baja baja empleado. A,primera pri­ yde (una y una Campiello. vivienda vivienda) de de colonia la de Plantas viviendas de 4. Fig. e a or vved cmltd cn a uadla qe o prc e l iutain d ua iina io e o catls Acio ovy Lieres. cuarteles. Solvay los Archivo de tipo una vivienda de la ilustración) la buhardilla, aparece en no conque mera (otra completada vivienda SOLVAY & CIE. (LIERES). HISTORIA Y ARQUITECTURA DE UNA EMPRESA EN ASTURIAS 231 Lieres, 1955-67. La La Mina, recha, casas tipo casas recha, tipo de empleados. en publicadas Fotografías revista la Fig. 5. Edificios del moderno barrio Solvay en La Pedrera. A, arriba izquierda, casino-cine. B, arriba derecha, bolera cubierta. C, abajo colegio. casino-cine. C, izquierda, abajo izquierda, cubierta. Fig. bolera derecha, 5. Solvay A, Edificios arriba en D, del barrio B, de­ La arriba Pedrera. abajo moderno “CARLOS MARÍN DE BERNARDO, ILUSTRE MILITAR, INJUSTAMENTE OLVIDADO EN ASTURIAS”

E. JUNCEDA AVELLO

El excelentísimo señor don Carlos Marín de Bernardo Lasheras (1896- 1992), Teniente General del Ejército, Diplomado de Estado Mayor, si bien na­ ció accidentalmente en Logroño, es a todos los efectos un asturiano verdade­ ro, a parte de sus hondas raíces familiares vinculadas al concejo de Valdés, si­ no también por su matrimonio con su prima Da Angeles Suárez Coronas, na­ tural de Cadavedo (Luarca), como por sus actividades profesionales en la re­ gión y sus reiteradas etapas vacacionales en ella y, ya retirado, venir a vivir al pueblo de Cadavedo, que tanto amaba,y en donde deseaba ser enterrado. Aunque no fue asturiano de nacencia, pues “lo nacieron” en La Rioja, un ca­ torce de enero de 1896, sin duda, por estar allí destinado su padre, también militar, si lo fue por sus hechos y sentimientos. Fue huérfano de padre y madre cuando aún era un niño, pues no contaba aún nueve años. De su educación y crianza se encargaron sus tíos asturianos. Ingresó en la Academia del Arma de Ingenieros Militares de Guadalajara a los trece años de edad (1 de septiembre de 1909). Posiblemente, refiere su hija Livia, ésta fuese la mayor hazaña humana que realizó, ya que todo lo de­ mas le pareció ya normal y no se vanaglorió de ello. Alcanzó el grado de 2o Teniente (Alférez) el 9 de septiembre de 1912 y el de Io Teniente (Teniente) el 24 de junio de 1914. La categoría de Capitán la consigue el 31 de agosto de 1918. A Don Carlos Marín se le puede considerar, por razón cronológica y de destino, como un militar africanista, pues salió como voluntario de Cadavedo en el año 1921, el año del desastre, y participó en la catástrofe de Annual, una de las mayores desgracias de nuestras guerras coloniales, así como en la de­ fensa de Monte Arruit, con ocasión de la sublevación de Abd-el-Krim y poste­ riormente (1925) en el desembarco de Alhucemas, que representa el principio del fin en Africa. Es curioso que Marín, siendo Capitán, conozca a Francisco Franco, cuan­ do era Comandante, en mayo de 1920, paseando por el Campo de San 234 E. JUNCEDA AVELLO

Francisco de Oviedo. Su relación de entonces no fue de amistad y solamente jerárquica. Con el tiempo habían de despachar profesionalmente múltiples ve­ ces, con ocasión de ser el último Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos. En el mes de julio de 1931, cuando ya era Comandante (31 de marzo de 1931) contrae nupcias en Madrid, con su prima hermana Da Ángeles Suárez Coronas, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos: Carlos, María Ángeles y Livia. Desde fines de 1933 y 1934 figura como Profesor auxiliar de Táctica y Servicio de Estado Mayor, en la Escuela Superior de Guerra, tomando parte en la campaña táctica de fin de curso correspondiente a los años primero y se­ gundo de la Escuela. Hallándose en Cadavedo (Asturias) disfrutando sus vacaciones regla­ mentarias, estalla el movimiento subversivo y revolucionario, separatista y marxista, que se conoce históricamente como Revolución de Octubre de 1934. Aquí comienza su actividad militar en nuestra provincia, ya que se in­ corpora espontáneamente en Grado a las fuerzas que, mandadas por el General López Ochoa se dirigían a Oviedo para dominar el citado movimien­ to ,que en Asturias se inicia el día 5 de octubre El General López Ochoa nos lo describe1 de esta forma: “Poco después de haber alojado a las fuerzas de la Columna, se me presentó el Comandante de Ingenieros diplomado señor Marín de Bernardo, Profesor de la Escuela Superior de Guerra, a quien sorprendieron los acontecimientos hallándose en uso de licencia en un pueblo cercano a Grado, y, que al saber el paso de la Columna, me pidió le permitiese incorporarse a ella hasta que pudiera efectuar­ lo a su destino. Accedí de buen grado incorporando a mi Cuartel General a este brillante Jefe que me había de prestar inapreciables servicios poco más tarde”. Como no contaba con su uniforme militarse presentó vestido de paisano. Este alto espíritu de servicio se registra también “en los casos de Juan Vigón, Alonso Vega y de Marín de Bernardo inesperados y valiosos refuerzos para las columnas de Solchaga y López Ochoa”2 (Era el primero Teniente Coronel retirado y el segundo era,en aquella época, Comandante 3. Ricardo de la Cierva4 recoge, asimismo, el hecho al afirmar: “Incorpora a su Columna -la de López Ochoa- a un valioso refuerzo el Comandante de

1 G en er a l L ó pez O ch o a , “Campaña Militar de Asturias en Octubre de 1934” Ediciones Yunque. Madrid, 1936, p. 45. 2 D e L a C ierva , R. “Episodios Históricos de España. La Revolución de Octubre. El PSOE contra la República”. n° 26. ARC Editores. Madrid. 1997, p. 139. 3 D e L a C ierva ,R.“Episodios Históricos de España. Fracaso del Octubre Revolucionario. La Represión”. n° 27. ARC Editores. Madrid 1997, pp. 23 y 26. 4 D e la C ierva , R.-loc.cit.en 2, p. 164. CARLOS MARÍN DE BERNARDO, ILUSTRE MILITAR.. 235

Fotografía de Don Carlos Marín de Bernardo, realizada por Duarte, en Oviedo. 236 E. JUNCEDA AVELLO

Ingenieros Marín de Bernardo quien tocado con un gorro de oficial y vestido de mono va a ser elemento decisivo los días siguientes”. López Ochoa5 se ex­ presa concretamente así: “Como el Comandante Bernardo no hubiera traído consigo su uniforme, se hizo preciso desde aquel momento, y con objeto de que la tropa pudiera reconocerlo, prestarle un gorro de oficial, que usó desde entonces hasta que cayó herido en las puertas de Oviedo, cuatro días después, resultando algo extraño, desusado, el efecto estético que producía verlo fun­ cionar en días sucesivos como Comandante de Ingenieros, al frente de las tro­ pas, y comunicando órdenes, de paisano, revestido con un guardapolvos Kaki, llevando un estuche con gemelos de campaña y tocado con el gorro militar”. Con las citadas tropas, y formando parte del Estado Mayor del expresado General, tomó parte en los encuentros habidos con los revolucionarios en Piedras Blancas (8 de octubre), Avilés (8 y 9 de octubre) y aún antes de llegar a esta villa, a seis kilómetros de ella aproximadamente, se encuentra volado un puente de tres ojos de la carretera general que obliga a detener la Columna en sus cercanías, teniendo que intervenir nuestro biografiado para con sus co­ nocimientos técnicos resolver el paso de los camiones, hecho que resuelve en pocas horas “logrando el éxito más completo”6. En las proximidades de Oviedo y en La Corredoria (11 de octubre), re­ sulta herido gravemente por balas de fusil ametrallador en la intensa lucha que se desencadena en éste último lugar. “Herido de dos balazos” nos refiere López Ochoa en su obra7. Fue hospitalizado sucesivamente en el Cuartel de Pelayo, al que llegó ca­ si desangrado, por la hemorragia, permaneciendo hasta el día catorce, en que pasa al Hospital Provincial de Oviedo hasta el quince, y luego al Hospital de Caridad de Gijón hasta el 27 de octubre, fecha en que fue evacuado al Hospital Militar de Carabanchel, adonde eran evacuados los heridos de los hospitales de sangre de Asturias. En trenes hospitales y más tarde en ambu­ lancias que los esperaban en la Estación del Norte de Madrid, para llevarlos finalmente al Hospital Militar de Carabanchel, donde el número de camas fue insuficiente. Concluyó el año 1934 con la curación de las heridas recibidas. En “Caminos de sangre”8 y en la relación de heridos graves se puede leer: “Comandante de Ingenieros Don Carlos Marín, que presenta una herida en la cara anterior pectoral con salida a la altura de la articulación, otra en sedal en la cara anterior del tórax y otra que interesa piel en el mismo”. Aun conserva

5 L ópez O choa , E..-loc.cit. en 1, p. 46. 6 L ópez O choa , E..-loc.cit. en 1, p.78. 7 L ópez O cho a , E..-Ibidem, p. 103. 8 P r a d a , F., “Caminos de sangre”. Editorial Castro, S.A. .Madrid ,diciembre de 1934, p. 120. CARLOS MARÍN DE BERNARDO, ILUSTRE MILITAR.. 237 su familia la chaqueta de paisano que portaba ese dia, con las huellas de los agujeros que acribillaron su cuerpo en el momento de caer herido. La insurrección proletaria de Asturias tiene ya una copiosa historiografía, pero muy influida por el matiz ideológico de cada autor, por lo que puede con­ siderarse como más ecléctica e imparcial la obra fundamental de Aurelio de Llano9 y muy someramente recordaremos que al declararse el 5 de octubre la guerra revolucionaria que estalla en Mieres y ante la gravedad de la misma se declara el estado de guerra. Haciéndose cargo del mando el Comandante mili­ tar de la plaza, el Coronel del Regimiento de Infanteria n° 3 (Don Alfredo Navarro), que establece su cuartel general en el Gobierno Civil de Oviedo. Numerosas acciones heroicas se dan en los defensores de la ciudad, ya que el dia 6 los revolucionarios dirigen dos columnas sobre la capital, tomándola en pocas horas, con un total de unos mil ochocientos hombres, bien armados, pues contaban en su mayoría con el material procedente del alijo del “Turquesa”. Las tropas gubernamentales del General López Ochoa, en larga marcha desde Lugo (madrugada del día 6), acuden por orden de Franco que era Jefe de Estado Mayor, en auxilio de la capital asturiana y desde Avilés se trasladan a Llanera, desde donde se dirigen a Oviedo, ya cercano; pero a la altura de La Corredoría, y debido a que el Comité de Guerra revolucionario ordenó la con­ centración de fuerzas en este punto, se origina una encarnizada lucha que pa­ raliza el avance de la Columna. López Ochoa trata de forzar la situación colo­ cando en vanguardia a modo de parapeto humano a un grupo de prisioneros “Un ardid de guerra justificado” diría el General10. Pero frenada la mar­ cha la Columna entra en contacto con la aviación para pedir ayuda urgente. Se incorporaron las dos compañías dejadas por el General López Ochoa en Posada de Llanera. Las tropas expedicionarias, ya reforzadas, se estabilizan en La Corredoria en donde pasan la noche en crítica situación. En la jornada siguiente, día 11 de octubre, la situación se aclara y aquí la personalidad de Carlos Marín es pieza clave para López Ochoa que en su diario de operacio­ nes" manifiesta que el ataque enemigo nos produce “sensibles bajas,entre ellas la de un oficial muerto y la del Comandante de Ingenieros señor Marín, herido de dos balazos. Enviado este jefe con un grupo de soldados para con­ traatacar, empleando la dinamita, marcha saltando de casa en casa a través de los patios y corrales siendo alcanzado por una rafaga de fusil ametrallador, que lo derriba". De la Cierva12 se expresa en los siguientes términos: “En La

9 Llano Roza de Ampudia ,A.. “Pequeños anales de quince días. La Revolución en Asturias (octubre 1934)”. 2a edición. Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo 1977. 10 Vv.Aa. “Historia de Asturias”. Edad Contemporánea l,Tomo 8, Ayalga Ediciones. Salinas, p. 250. 11 López Ochoa , E., loc.cit.en 2, p. 48. 12 D e la C ierva , R., loe. cit.en 2, p. 178. 238 E. JUNCEDA AVELLO

Corredoria, a las seis de la mañana, López Ochoa,ya preparado para el asalto definitivo, dispersa un ataque enemigo con un grupo de dinamiteros-soldados al mando del Comandante Marín de Bernardo”. Los cartuchos de dinamita, así como el fuego de morteros fue fundamental en la lucha cuerpo a cuerpo y la Columna tardó diez horas en cubrir los dos kilómetros que la separaban del Cuartel de Pelayo, sito a las puertas de Oviedo. Se disparaba desde el manico­ mio y de los caseríos de los contornos que los enfilaban, como igualmente de la falda del Naranco. En veintisiete camiones llevando heridos y muertos y marchando delante los de la Cruz Roja, la infantería contacta con la guarnición del Cuartel de Pelayo que inicialmente duda de la identidad de la Columna, disparando contra los que venían en su ayuda. Eran las cinco y media de la tarde, aproximadamente. Por los méritos contraídos durante la represión del movimiento revolu­ cionario de octubre y por su heroico comportamiento en la batalla de La Corredoria fue propuesto por el General Eduardo López Ochoa, para la con­ cesión de la Medalla Militar individual, que se le confirma por orden circular de 16 de octubre del año siguiente (1935) (Diario Oficial n° 238). Esta con­ decoración le fue regalada por el cuerpo de Ingenieros, con orla de brillantes, claro reflejo del prestigio y admiración que ya gozaba este ilustre militar. Inicia el año 1935 en la situación de reemplazo por herido y durante el periodo de curación de sus heridas continúa desempeñando la clase de Táctica que le estaba encomendada en la Escuela Superior de Guerra. En los meses de junio o julio fue dado de alta médica definitiva, quedando en situación de dis­ ponible forzoso en la Ia División. Por orden circular de 30 de agosto (Diario Oficial n° 199) se le destina en comisión a la Escuela de Guerra de Italia, en Turín, para seguir los estudios durante el curso 1935-38. El 16 de septiembre hace su presentación en el 92 regimiento de infantería “Basilicata”, de guarnición en Turín, en el que per­ manece agregado hasta el día 15 de octubre. Al siguiente día se presenta en el “Istituto Superiore di Guerra”, denominación que la Escuela ha tomado en el intermedio e iniciando de modo inmediato las clases, formando parte de la 65a promoción. Comienza el año 1936 y con el final de los estudios del primer año se le destina para prestar servicio en arma distinta, al 6o Regimiento de “Bersaglieri”, de guarnición en Bolonia, a cuya plana Mayor se presenta el 5 de julio. Enterado por la prensa italiana del comienzo de la Guerra Civil espa­ ñola, se traslada a Turín desde donde contactó telefónicamente con el agrega­ do naval a nuestra Embajada, Capitán de Fragata Estrada y una vez informado envió cartas de adhesión al Movimiento Nacional a los Generales Franco y Cabanellas. En carta firmada por el Coronel Montaner, en nombre de la Junta de Burgos, se le indica permanezca en Roma a la espera de nuevas órdenes. CARLOS MARÍN DE BERNARDO, ILUSTRE MILITAR.. 239

Continuó en la capital italiana a las órdenes de los representantes oficio­ sos del Gobierno de Burgos, Don Pedro Sainz Rodríguez y Almirante Marqués de Magaz hasta el día 27 de agosto en que, por orden de este último, se trasladó por vía aérea a Palma de Mallorca. En Mallorca donde habían desembarcado, en agosto del 36, con la ayuda de la Escuadra fuerzas de los republicanos procedentes de Barcelona y Valencia, se quedó como oficial de enlace con Roma y con el personal volun­ tario italiano enviado a la isla. Participa en las operaciones que dieron por re­ sultado la expulsión de las fuerzas republicanas de la isla el 4 de septiembre. Asi mismo participa en la preparación del desembarco en Ibiza, efectuando un reconocimiento por mar y desembarcando en el puerto de Ibiza, aún en poder del gobierno republicano para recoger informes sobre la situación politica y militar de la isla. El día catorce y a bordo del “Ciudad de Palma” desembarca con las tropas encargadas de la ocupación de Ibiza, la cual tuvo lugar en la madrugada del siguiente día. Un día más tarde regresa a Palma, quedando a las órdenes del nuevo Comandante General de Baleares. El tres de octubre y por orden de dicha autoridad, se hace cargo de la Jefatura de Estado Mayor de las fuerzas militares de Baleares. De esta época es su buena amistad con el heroe del “Plus Ultra”, Ramón Franco, a la sazón Teniente Coronel de aviación al mando de la Base Aérea de Mallorca y que falleció el 28 de octubre de 1938 en accidente de aviación, cuando cumplía un servicio de bombardeo sobre Valencia. En el mes de noviembre se traslada a Salamanca en avión con el fin de in­ formar al General Franco de la situación militar y política de la isla. A media­ dos del año siguiente de 1937 se vuelve a marchar a Salamanca, Valladolid y Burgos, al objeto de informar a Franco y otras autoridades de diversos asuntos del archipiélago. Por radiograma de su S.E. el Generalísimo de fecha 21 de febrero de 1937, fue habilitado para el empleo de Teniente Coronel. En 1938 es designado por Franco para asistir a las maniobras del ejército alemán en la Prusia Oriental, viajando a la Península para recibir instrucciones del jefe de la misión Coronel Uzquiano. El 16 de septiembre integrando la mi­ sión militar llega en avión a Berlín. Marchando dos días más tarde a Königsberg y otros puntos. Concluyendo la misión el día 25 y el 27 vuelve a estar en Palma de Mallorca. El 4 de octubre viaja de nuevo a la Península para informar a Franco de los resultados de la misión, regresando cinco días más tarde. A fines de noviembre es destinado al Estado Mayor del Ejercito de Levante cuyo Jefe es el General Orgaz, a quien se presenta el día 5, en Burgos. Siendo nombrado Jefe de la 3a Sección (Operaciones) del Estado Mayor de dicho ejército. Se encamina seguidamente para Calatayud donde se encontra­ ba en vías de organización el Cuartel General. 240 E. JUNCEDA AVELLO

Por orden circular de 8 de julio (B.O. n° 10) de 1938 fue ascendido a Teniente Coronel, en propuesta extraordinaria y con antigüedad de dicha fecha. Ya en 1939 y para ultimar la preparación de la ofensiva de marzo, se diri­ ge acompañando al General Orgaz al puesto de mando del Ejército de Levante, ubicado en Salinas de Medinaceli. Terminada victoriosamente para las tropas nacionales la Guerra Civil el 1 de abril se muda a Calatayud y Valencia donde se estableció el Cuartel General del Ejercito de Levante, en el mes de mayo. El día 18 de agosto de 1939, por orden verbal del Ministro del Ejército, confirmada posteriormente en la correspondiente orden de operaciones, fue nombrado Jefe de Estado Mayor de las fuerzas encargadas de la persecución de los restos del batido y disuelto ejército rojo, que se dedicaban al bandole­ rismo en Asturias. Esta es su otra actividad profesional, la segunda, en nuestra región. El día 23 de agosto vuelve oficialmente a Oviedo, presentándose al General Pablo Martín Alonso, jefe de la que después se llamó Columna de Operaciones de Asturias. Por decreto del Jefe del Estado fue destinado al Alto Estado Mayor, con­ tinuando, no obstante, en comisión como Jefe de Estado Mayor de la Columna de Operaciones de Asturias. Este papel de represión de los huidos en nuestra provincia fue muy im­ portante y delicado, y su función la llevó a cabo desde el Gobierno Militar en 1940. Por ello vivió en nuestra ciudad, desde ese año, primero en la calle de Asturias n° 5 y luego en Argüelles n° 8. Recuerdo que a estos sucesivos domi­ cilios acudían con frecuencia, en amistosas visitas, mis padres para acompa­ ñar a la familia, especialmente cuando Don Carlos Marín estaba ausente de Oviedo por razones oficiales. En este año de 1940 recibe orden telegráfica, el 28 de julio, para que se trasladase a Turín para concluir los estudios interrumpidos a causa de la gue­ rra. El 5 de agosto se dirige a Madrid para recibir instrucciones y luego el día 13 emprende el viaje a Roma y Turín,en donde se presenta en el “Istituto Superiore di Guerra”, donde pasa a formar parte de la 69a promoción. Le fueron concedidas, por oficio del General Jefe del Ejercito de Levante con fecha 2 de agosto de 1939, la Medalla de la Campaña y una Cruz del Mérito Militar, con distintivo rojo. Posteriormente le fue concedida también la Cruz y Placa de San Hermenegildo. Y en 1958 el Gobierno le concede la Gran Cruz del Mérito Militar. Durante la II Guerra Mundial estuvo en Berlín como Agregado Militar a nuestra Embajada, regresando al final de la misma. Asciende a Coronel el 31 de agosto de 1943 siendo destinado al Regimiento de El Pardo, nombrándosele luego Jefe de Transmisiones del CARLOS MARÍN DE BERNARDO, ILUSTRE MILITAR.. 241

Ejército, Gobernador Militar de Córdoba, con ocasión de sucesivos ascensos. Alcanzando el Generalato de Brigada el 22 de junio de 1951 y en 1956 llega al grado de General de División, y finalmente en 1961 consigue la gradución de Teniente General, nombrándosele Capitán General de la VI Región Militar, en Burgos. En 1977 se le concede el derecho a utilizar el distintivo de Doctor Ingeniero sobre el uniforme. Su afición a los idiomas le llevó al perfecto conocimiento del francés, ita­ liano, alemán e inglés. Hasta el punto de poderse permitir soñar en la lengua de Goethe; que en Italia le preguntasen que de que región italiana provenía,o hacerse pasar en la II Guerra Mundial en Suiza como ciudadano de habla fran­ cesa. El ruso, latín y árabe no pasaron de ser un entretenimiento. Ya pasado al Segundo Grupo participó en los comienzos de las relaciones comerciales entre España y los países orientales de Europa, realizando viajes y entrevistándose con autoridades oficiales, como aquí, con Franco, a su re­ greso. De la fría exposición de sus hechos y actividades militares, sacamos la definitiva conclusión de que su hoja de servicios es distinguidísima, pues vivió su vida enteramente entregado a la milicia, en la que brilló con luz pro­ pia por sus cualidades intelectuales, por su carácter austero, su sencillez y amor al trabajo, a la disciplina y a la responsabilidad. Falleció, ya retirado, en Cadavedo (Luarca), el 22 de septiembre de 1992; donde, según sus deseos, está enterrado en el panteón familiar Digamos, finalmente, que resulta difícil bosquejar la vida militar de nues­ tro biografiado, pues fue hombre no dado a archivar papeles o documentos, si­ no más bien a destruirlos, por eso no dejó tampoco notas o recuerdos escritos. Era enemigo a contar hechos de su vida, tal vez por considerarlos sin interés. No obstante, debo dejar constancia de mi profundo agradecimiento para su prima y hermana política Da Blanca Suárez Coronas que, aun a pesar de sus 91 años, conserva una magnífica memoria y recuerda los datos que en diver­ sas epístolas y conversación mantenida con ella en su casona solariega de Cadavedo, en el verano de 1997, me permitieron redactar estas páginas rei- vindicadoras de su figura insigne como militar y como hombre, digno de ser recordado. Gratitud también a sus hijos por las facilidades y colaboración que me prestaron a este respecto. DOCUMENTA

LA DONACIÓN OTORGADA POR ALFONSO IIIA SAN SALVADOR DE OVIEDO EN EL AÑO 908

JOSÉ ANTONIO VALDÉS GALLEGO

I. INTRODUCCIÓN Como atestigua el texto que recorre sus brazos1, en el año 908 de nuestra era2 se elaboraba en el castillo de Gozón la Cruz de la Victoria, consagrada por los reyes Alfonso III y Jimena a San Salvador de Oviedo. Su entrega debió de estar rodeada de solemnidad y constituir una buena ocasión para otorgar otras concesiones a la sede, que serían recogidas en un diploma. De él conservamos posibles copias3 que no han sido objeto de atención preferente por parte de los estudiosos, no sólo por ser tardías, sino también por la magnitud de algunas de las mercedes regias que en él se contienen, pues restan credibilidad al docu­ mento. En efecto, Barrau-Dihigo en su Étude4 juzgaba dudoso el diploma, aun­ que reconocía carecer de datos suficientes acerca de él. Sánchez Albornoz5 consideró el texto copia de un pseudo-original nacido de la yuxtaposición de dos escrituras legítimas. Responsabilizó de su confección al célebre obispo don Pelayo, pero salvo la donación de la ciudad de León, no juzgó monstrao-

1 Hoc opus perfectum et concessum est Santo Saluatori Ouetense sedis (...) et operatum es in castello Gauzon anno regni nsi XLU°, discurrente era DCCCCXLVI“. Cf. F. D iego S antos , Inscripciones medievales de Asturias, Oviedo, 1994, pp. 58-60. 2 Se cumplían justamente cien años desde la confección de la Cruz de los Angeles. 3 Nos centraremos en la más antigua, escrita con letra Carolina en un pergamino de 157 mm de ancho y 630 de largo, cuya signatura es A.C.O. (Archivo Capitular de Oviedo), serie B, carpeta 1, n° 8. Se data a fines del XII o comienzos del XIII. Menor interés posee otra copia del mismo archivo situada en el si­ glo XIV (A.C.O. Cuadernillos, carp. 2, n° 2, fols. 7v-10v), con tres agujeros en el folio 9 y dos en los demás. S. A. G arcía L arragueta cita otra copia en el manuscrito 13.123 de la Biblioteca Nacional ('Colección de documentos de la Catedral de Oviedo , Oviedo, 1962, p. 73). 4 “Étude sur les actes des rois asturiens (718-910)”,Revue Hispanique 46, 1919, pp. 63-64 y 165. 5 Comentario en “Serie de documentos inéditos del reino de Asturias”, Cuadernos de Historia de España I II, 1944, pp. 308-316. 244 JOSÉ ANTONIO VALDÉS GALLEGO sas sus concesiones más discutibles (reparto de derechos sobre regiones re­ cién colonizadas entre Oviedo y León y asignación a la primera de la sede pa­ lentina). Floriano Cumbreño6 manifiesta su “casi absoluta convicción de fal­ sedad”, pero achaca a un prejuicio de los medievalistas la atribución generali­ zada de falsificaciones al obispo don Pelayo. Intenta establecer vínculos entre el diploma que nos ocupa y otros del archivo ovetense, algo que ya había es­ bozado Barrau-Dihigo7. El prestigio de los autores de estos dictámenes moti­ vó que los interesantes datos proporcionados por el texto fuesen rechazados o como mínimo aducidos con grandes precauciones. A lo largo de las páginas siguientes procuraré mostrar que este documen­ to está mucho más próximo a una concesión auténtica que otras donaciones de Alfonso III a S. Salvador, desde luego calificadas generalmente de falsas, y que en el original no se donaba la propiedad más rechazable, la ciudad de León.

II. ESTRUCTURA 1. Dedicatoria a Cristo, titular de S. Salvador de Oviedo, a quien se hace la concesión (líneas 1-2):pro Saluatori... eclesia. 2. Intitulación, que abarca al rey y a la reina, e incluye fórmulas de hu­ mildad (2-3):ego exiguus seruus... serna tua. 3. Motivación piadosa que fundamenta la ofrenda (3-4):ut nostre mentís exegit deuocio... procuramus offerre. 4. Tras ella, un largo preámbulo (4-12). La devoción obliga a hacer ofren­ das al Señor, de quien procede en realidad todo lo que se le consagra, exigido de todos modos por El especialmente con ocasión de sus fies­ tas: licet, Domine Deus... in diebus festis meis. 5. Dispositivo (12-58). Por Pascua el rey ofrece al Salvador gran cantidad de ajuar y ornamentos, entre los que destaca la Cruz de la Victoria. También concede los beneficios de unos baños en Zamora y propieda­ des inmuebles: un monasterio e iglesias en diversos lugares de León, junto con la jurisdicción sobre la mitad de las iglesias comprendidas entre los confines de Astorga hasta el Carrión y hasta el límite de la se­ de de Zamora. Termina otorgando la diócesis de Palencia y una propie­ dad en Maliayo (Villaviciosa). El dispositivo se cierra con una cláusu­ la que preceptúa la estabilidad de lo donado:ideo in die festis tue... censemus eclesie Sancti Saluatoris habere.

6 Diplomática española del período astur. Estudio de las fuentes documentales del reino de Asturias (718-910), vol. II, Oviedo, 1951, pp. 369-372. Puede verse también “La antigua librería de la Catedral de Oviedo”,Archivum, tomo II, 3, 1952, p. 336. 7 Op. cit., pp. 63-64. LA DONACIÖN OTORGADA POR ALFONSO III A SAN SALVADOR DE OVIEDO 2 4 5

6. Segundo preámbulo (58-63). Señala la necesidad de velar por la pre­ servación del fin de las concesiones:igitur ualde dignum estprecaue- re... deuocio illesa permaneat. 1. Confirmación de donaciones previas del monarca (63-103): orna­ mentos, vestiduras, ajuar, una colección de libros, y propiedades in­ muebles: la ciudad de Gijón (por error se escribeLegionem), dos vi­ llas en Lena, posesiones en el Naranco y una viña junto al Narcea. La confirmación finaliza con una cláusula preceptiva de la firmeza de lo otorgado: ideo quidquid ojferuimus... perpetualiter mansurum. 8. Sanción (103-108):alioquin quisquís ille temerarius... dimersus geenna. 9. Fórmula que estipula la estabilidad de la concesión (107-109):stante etpermanente... amen. 10. Data (109-110): facía scriptura... era DCCCCVCLVI. 11. Suscripciones de otorgantes, confirmantes y testigos (110-129): Adefonsus rex... lohannes presbiter testis. III. LENGUA En líneas generales, quien confeccionó esta copia adaptó la grafía del tex­ to a la de su época. Por otro lado sufrió dificultades de lectura, evidentes por ejemplo en la grafía de nombres de lugarPistrice, ( Legionem, Laarancii). Unidas a su probable impericia lingüística determinaron abundantes errores en la atribución de morfemas de caso, que quizá estaban abreviados en el mo­ delo. Todo ello determina que el deficiente texto que ha sobrevivido represen­ te a nuestro juicio muy imperfectamente la lengua del original8. A veces llega a plantear problemas de comprensión y si no, puede verse el caso del frag­ mento del preámbulolicet Domine Deus.... ojfertur (4-6), que por sus errores desinenciales nos obliga a desentrañarlo por medio de alguna versión conteni­ da en otro diploma. Por otro lado, no debe extrañarnos la presencia de solu­ ciones contradictorias9, fenómeno frecuente en los diplomas medievales. Sin pretensión de exhaustividad aportamos una panorámica de los princi­ pales fenómenos presentes en el pergamino:

GRAFÍA Aféresis: Spalitanam (81). Cambios de timbre: sericiis (25), tapite-s (25, 87), baselice (65), uilos (71), aquisis (80), Cordouense (82). Por analogía: olosoricas (24).

8 De todos modos, algunos detalles se pueden remitir con cierta seguridad al diploma original, como no­ taciones de sordas (set, obtimo, preobtamus, ipsut), problemas con la representación de -h-, versiones de onomásticos en las suscripciones (Scemena, Hordonius), o formas de sintagmas atestiguadas por la epigrafía y por originales conservados: Ouetense sedis. 9 Tesauro / thesaurarius; necessaria / necesaria; diocense / diocese; uilos / uelos; de uestimentis / de ues- timenta; Laarancii / Naarancii; etc. 246 JOSÉ ANTONIO VALDÉS GALLEGO

Monoptongación: general de-ae-\ de -au-, clusa (95), agustarum (110). Resolución de hiatos:dos (25). Y > I: christallinias (19), Tirsi (66). Refuerzo de semiconsonante:aye- bat{ 10). Grafía -k-: kasullas (26). -V- por -B-: Cordouense (82). Palatalización:deuocio (3, 58, 62), iusticia (4),pocius (9), sentencie (11), preciosis (14), senciat (28), malediccione (105-106)..., zelatum (23), Zicumniola10 (40-41). Omisión de -H-:pasee (12), ilarie (12), tesauro (81), bibliotecas (81). Inverso: hodorem (8), christallinias (19). Refuerzo: nichil (65). Sordas finales:set (8, 107), obtimo (16), preobtamus (29), ipsut (61). Sonorización:parlados (24). Sorda ultracorrecta: manuprios (23). Simplificación de grupos:iusta (57, 94); quatuor (17, 20, 68, 69, 71), apenditur (28-29), necesaria (31), sumum (33), comisso (56), eclesian (pas- sim). Grupos ultracorrectos: diocense (47); iussimus (37). MORFOLOGÍA Y MORFOSINTAXIS Formas casuales: ablativo en -e de parisílabos, Asturiense (56); ablativo en -i de imparisílabos, Saluatori (1 ),pociori (5), largiori (5), iuri (57). Cambios de flexión:similis (ablativo, 25), terminibus (32, 38-39, 41, 102), adiacentiis (41), mire opere (80), aquisis (ablativo, 80), informe due (84), adiacencías (92). Suplantación de morfemas casuales:in die festis tue (12), apostolorum tuis (21), lumini (genitivo, 28), huic Sancti Saluatoris (29), pastoralis officium (30), sumum cacuminis montem (33), adicimus... eclesie... et eclesiam... uel cuncte eclesie (38-40), paucarum ciuitatum atque uillarum deserte inhabita- re... fecimus (45), fortitudinem domui tue (49). Indeclinación:Ouetense sedis (2), alia medietas concedimus (50), alia medietas... accipiat (52-53), censemus eclesie... habere (57-58), palla... uiri- de (73), ojferimus... uinnee (96-97), Lucense sedis (116). Ultracorrección: a parte orientalem (33), Placinus quem... regit ecle­ siam (55). Superlativos: magnissimum-os (22, 69), grandissimum (79-80). Pronombre indefinido por adjetivo:suum aliquid (8). Flexión verbal: operint (18), populasti (53), ojferuimus (63).

10 Confróntese con Cigoniola, más modernizado, del texto del Líber Testamentorum que se citará más adelante. 11 He preferido transcribir así la forma abreviada ecla, a fin de poder diferenciarla de la que aparece en otros diplomas ( eccla ). LA DONACIÓN OTORGADA POR ALFONSO III A SAN SALVADOR DE OVIEDO 247

SINTAXIS Errores en el género: ipso fluminis emanacione (46-47)12, diocese suo quem (53), instituía cánones (56). Retroceso del neutro: aquemaniles (23, 24), uilos (71), uelos (72), signos ereos (79). Singular por plural: primordia... que... gignitur... deputetur, íamen ea que gliscií (4-5). Plural por singular (colectivo): (humanum genus) habení (9). Aparente acusativo por ablativo: in uestibulum...pendentis (20). Caso universal: cum dipíiceis sculpíos ebúrneos (15), pro luminaria uel pro... ne- cessaria síipendia (27), nulla... senciaí iacíura (27-28), in locum (35, 40, 96- 97), in Legionensem ciuiíaíem (36), usque influmine 13 (46), excepío monaste- rium... (50-51), de uestimenta (74), cum guitas (74), cum suos libros (90), di- citur Salíum Subteriore (97), secus fluuio (97), per infidelitaíe (98)...; incre­ mento del uso de la preposiciónde: de Toleío adduximus (15-16), íerminos de diocense (47), guíías de auro (74 ),fuit de Didaco (97). lile articuloide: illa alia medietaíe (96); ipse anafórico:ipso balneo (30), ipsas... superius dicías (89-90), ipso pomare (95), ipso pomario (96). Infra por iníra: infra íerminos (48), infra murum (88). Preposiciones complejas: de super aliare (18-19, 73), usque coníra casírum (34), e coníra Coyanca (38), de super cálice (74). Fosilización del relativo:qui suní fundaías (88). De omnis: cum omne sua edificia (92-93), cum omne arbusía (99-100). Correlaciónuna... altera (19-20). Participio fosilizado: de eclesia... habens (37), de termino... pretendens (46).

IV. VINCULACIÓN CON OTROS DIPLOMAS DE ALFONSO III Por su tono solemne14 y amplitud, este documento recuerda a donaciones de Alfonso III a sedes gallegas, no siempre reconocidas unánimemente como auténticas: dotación y confirmación de límites de la iglesia de Lugo con dona­ ción de dinero, ajuar y heredades (30-VI-897); dotación de la iglesia de Santiago con motivo de su consagración (6-V-899); restauración y dotación de la sede de Orense (VIII-900)15. Desde el punto de vista de las fórmulas diplomáticas presentes en el tex­ to, destaca la reiteración en donaciones del monarca del inicio del preámbulo licet primordia... in premio16. Algunos elementos de la sanción aparecen en

12 Puede tratarse de un error en la concordancia. 13 De un acusativo hipotético ** fluminem. 14 Resulta equivalente en este sentido a la versión de los cuadernillos del testamento de Alfonso II. 15 Al alcance en Floriano , op. cit., II, pp. 226-237, 240-246, 269-277. 16 Diplomas de 30-XI-904, 30-XI-905 (en el mismo volumen de Floriano , pp. 293-295, 326-333) y el ci­ tado de VIII-900. 248 JOSÉ ANTONIO VALDÉS GALLEGO otros textos17. Consideramos genuina la fórmula de corroboraciónstante et permanente... in omni robore et perpetua firmitate 18, y sólo parece postizo el amen que la cierra. También concuerdan con los usos mayoritarios del perío­ do19 la expresión de la data(facta scriptura testamenti sub die...) y las suscrip­ ciones de los otorganteshunc ( testamentum a nobis20 factum). Nos parecen más relevantes los paralelos de contenido con otras donacio­ nes del rey a la sede ovetense. La comparación nos permitirá concluir la ma­ yor cercanía entre la copia que estudiamos y el original perdido, frente a otras redacciones que han obtenido mayor fama: el menor alcance de lo donado y las noticias acerca de los antiguos dueños de las propiedades consignadas otorgan mayor fiabilidad al texto de 908 en que nos estamos centrando. Las versiones principales de los documentos paralelos al de 908 son las siguientes: - Dos donaciones, fechadas el 20-I-90521 y 1 l-IV-906, e incluidas en los códices de D. Gutierre de Toledo, Libroel de la Regla Colorada (R.C.) y el Libro de los Privilegios22. Incluyen todas las concesiones de 908 y de paso interpolan muchas más. - Un diploma único acogido enLiber el Testamentorum (L.T.) y datado el 20-1-905, que abarca los dones de los dos textos citados23. Por ser la copia más cualificada lingüísticamente será la que sigamos en nuestro cotejo. En primer lugar, observamos que para estos textos fechados en 905 y 906 ha perdido interés la mención circunstanciada de bienes muebles24, que es su­ plantada por expresiones genéricas: oncedimus... c ornamenta aurea, argén­ tea, eborea, auro texta pallia et siriga multa; libros etjam diuinae paginae plurimos.

17 En los de 27-11-877 y 30-XII-899 (op. cit., pp. 119-121 y 260-262). 18 Presente con variantes en otros diplomas, como los de las fechas que citamos a continuación: 10-11-877, 885, 24-1-891, 25-VII-893, 25-1-894, 29-1-895. También en textos de reyes anteriores: 16-XI-812 (ver­ sión de los cuadernillos), 20-IV-857. 19 Puede verse el artículo citado de B arrau -D ihigo (pp. 18-20) o las páginas 170-172 del trabajo de P. F lo ria n o L ló r e n t e, “Los documentos reales del período astur. Su formulario”, Asturiensia Medievalia 1, 1972, pp. 157-176. 20 En la correspondiente al rey se escribe uobis, probablemente por un error del copista. 21 La primera de ellas cuenta con una versión suelta algo menos interpolada en A.C.O. serie B, carp. 1, n° 7. Puede verse la comparación de las diversas versiones en la tesis de E. E. R odríguez D ía z , El libro de la “Regla Colorada” de la Catedral de Oviedo, Oviedo, 1995, pp. 145-149. 22 Los documentos de R.C., editados por Rodríguez D íaz , op. cit., pp. 305-313. 23 Liber Testamentorum, fols. 18v-23r. Acoge hasta 21vA15 las concesiones otorgadas en el texto que fe­ chan los otros códices en 905, y de ahí en adelante las de 906. Una edición del texto en G arcía Larragueta , Colección de documentos de la Catedral de Oviedo, pp. 59-69; el códice completo ha si­ do transcrito por Ma J. S anz F uentes en “Transcripción”,Liber Testamentorum ecclesiae Ovetensis, Barcelona, 1995, pp. 451-684. 24 Salvo que se trate de realizar una copia fiel de un diploma (lo que no es el caso de las copias fechadas en 905 y 906), siglos después de la concesión original esos bienes son en algunos casos inidentificables y ya no resulta tan importante su mención detallada. LA DONACIÖN OTORGADA POR ALFONSO IIIA SAN SALVADOR DE OVIEDO 249

En cuanto a la donación de propiedades inmuebles, las diferencias son muy elocuentes25 y demuestran la mayor proximidad a un documento original de la copia fechada en 908. En ella se otorgan los beneficios de los baños construidos en Zamora, la iglesia de S. Mamés, el monasterio de S. Pedro jun­ to al Torio, las iglesias de S. Martín de Cuadros y de S. Millán de los Caballeros (en los códices se donan también los propios baños y se incluyen las villas de S. Mamés, Cuadros y S. Millán), las de Coyanza (L.T. y R.C. aña­ den por su cuenta otras propiedades anejas), de Sta. Cruz Zicumniola26,de de Sta. Eulalia de la Valdoncina, la mitad de las iglesias desde la sede de Astorga hasta el Carrión y hasta la diócesis de Zamora, y la sede palentina. La versión de 908, aparte de presentar este alcance más modesto, incluye, según anticipábamos, datos de interés en la época de la concesión, que desapare­ cen de las copias de los códices:ut de squalido adprehendimus (32), de uilla Froilani filii nostri (33-34), secundum iussimus per fideles determinare (37), ut jilius noster Gundisaluus obtinuit (39), secundum Basila... eam adprehendit et... filio nostro Gundisaluo tradidit (42-43). La perspectiva contemporánea transmi­ tida porque uulgus uocat Sanctos Medianos (38), es suplantada en las otras ver­ siones por otra ya histórica: que ab antiquis uocabatur Sanctos Medianos.

908 L.T. desde 21 vB l27 (y R.C. 8v-10v, año 906)

fructus balnei quem construximus in ciui- intra ciuitatem Zamoram balnea quae tate Zamora cuius fructus omni luna apen- construximus ibi, quae adquirunt per ditur argenti solidos XXU, qui in anno fa- unumquemque mensem XX' solidos ad opus ciunt... preobtamus qui... adeptus fuerit pas- luminis Ouetensi aecclesiae. toralis officium sollicitam curam habere.... per unumquoque mense solidos XX" exigere ... pro candelis cereis et luminaribus.

in suburbio huius ciuitatis Zamore damus In suburbio Zamora uillam integram cum eclesiam Sancii Mammetis ut de squalido aecclesia Sanctj Mametis, cuius termini adprehendimus... cuius termini sunt de stra­ sunt per stratam publicam que discurrit ad ta publica que discurrit ad ciuitatem usque supra dictam ciuitatem usque ad summum ad sumum cacuminis monte m a parte cacumen month, a parte orientali de sur­ orientalem , de sursum quoque de uilla sum per Uillam Froilanam usque ad uillam Froilam filii nostri, usque contra castrum quae dicitur Turris, et peruenit in circuitu que dicitur Turris perueniens usque ad lo­ unde prius diximus ad uiam publicam; et in cum ubi nos terminos posuimus. uilla quae dicitur Sanctj Pelagii, secus flu- men Aratoe nostram portjonem...

25 Incluso dejando a un lado las abundantísimas interpolaciones de los diplomas incluidos en los cartula­ rios. 26 J. R odríguez F ernández localiza su emplazamiento en un despoblado, el Cueto de Santa Cruz, a dos kilómetros de Puente Castro (León). Puede verse su artículo “Monasterio de Santa Cruz de Cigoñuela”, Archivos Leoneses 93-94, 1993, pp. 311-320. 27 Es la segunda parte del dispositivo de ese documento. 250 JOSÉ ANTONIO VALDÉS GALLEGO

in alio loco monasterium Sancti Petri quid monasterium Sanctj Petri in loco qui dicitur uocauimus Toronensis in locum... Turonensis eclesiam Sancti Martini in Quadros que si- uillam quae uocatur Sanctj Martini de ta est VI ab urbe miliaria, cum suis profec- Quadros sicut ei posuimus quotum uno mi- tionibus secundum iussimus per fideles de- liario in circuitu per totas partes, extra suas terminare, id est, de eclesia in omni parti in hereditates quae foris ilium quotum sunt, quadro usque ad finem termini habens mi- terras cultas uel incultas... usque ultra ua- liarinm «num llem et infra uallem Septimanam et per illam Lumbam usque in Aquauerzo; in Uernesga, secus ipsam uillam Sanctj Martini, aquas aquarum... de ilia Secca us­ que in ora uallis Castri. adicimus eclesiam que uulgus uocat Territorio Colanka uillam quam dicunt Sanctos Medianos que est e contra Sanctj Emiliani, que ab antiquis uocabatux Coyanca, cum omnibus suis terminibus ex Sanctos Medianos, ex integro per stios ter­ integro, ut filius noster Gundisaluus obti- minos et locos antiquos, per terminos nuit. Sanctj Uincentji et Uilla Mannan et per Zuares et per Lagunam, et ex alia parte per flumen Estula, cum sexigas molinarias... in Coanca ciuitate eclesie Sancti Saluatoris Intus castrum de Colanca aecclesias Sanctj et eclesiam Sancte Marie uel cuncte eclesie Saluatoris et Sanctae Mariae, et omnes que in suburbio ciuitatis dinoscuntur esse. aecclesias quae intus uel foris sunt in ipsa uilla... Inter Colanka et Ueneseruande ser- nas multas magnas et integras. eclesiam Sancte Crucis in locum quod uo- in loco qui nuncupatur Super Ripam, monas­ citatur Zicum niola cum suis omnibus ter­ terium Sanctae Crucis quae dicitur Cigonio- minibus. la, uallata in giro et quotata; et foris quotum suas hereditates,... et cum feliglesiis trium ui- llarum, Uilla Auenti, Golpeliare, Tendadale... eclesiam Sancte Eulalie que est in ualle de In fine uallis Oncinae ecclesiam Sanctae Onzina secundum Basila in suo iure ex Eulaliae cum sernas et uineas integras us­ squalido earn adprehendit et per scripturam que in uiam quae discurrit ad Legionem, te­ testamenti filio nostro Gundisaluo tradidit. rras cultas uel incultas,... et cum feliglesiis quattuor uillarum: Ripa Sicca, Uilla Noua, Ferreros, Oncinella. de termino*** sedis pretendens usque in De omnibus aecclesiis quae sunt de termi- flumine que apellatur Carrione ab ipso flu- nis Astorice usque in flumen Carrione in lo­ minis emanacione usque infundit in alueum co ubi nascitur et usque se iungit in Pisorga Pistrice et usque ad terminos de diocense et usque ad Zamora, medietatem concedi­ Zamore medietatem de cunctis eclesiis que mus omnium aecclesiarum parroquiarum infra terminos sunt concedimus eclesie Ouetensi aecclesiae, aliam medietatem Sancti Saluatoris (...) alia uero medietas Legionensi aecclesiae. Palentjam etjam concedimus eclesie Sancte Marie uirginis concedimus cum omni sua diocesi. Legionensis, excepto monasterium Sancti Facundi et Primitiui necnon et monaste­ rium Sancti Michaelis (...) Palentina au- tem sedes cum omni diocese suo... offeri- mus eclesie Sancti Saluatoris Ouetensis tue. LA DONACIÖN OTORGADA POR ALFONSO IIIA SAN SALVADOR DE OVIEDO 251

Sólo una propiedad de las que aparecen como donadas en el documento de 908 se incluye en la primera parte del texto del L.T. (hasta 21vA15) y en el fechado en 905 de la R.C.28:

908 L.T. (también en R.C. 6r-8v, año 905)

in Asturiense prouincia in comisso *** et sernam in Maliajo quae uocatur Maleagio senra que uocatur Moquelia que Mouelia iuxta Uezanam est iusta Veceenia

Recordemos que en nuestro diploma se otorgan unas propiedades mue­ bles e inmuebles, y se confirma la concesión previa por el monarca de otras29: la ciudad de Gijón con iglesias, dos villas con sus iglesias en Lena, la mitad de una pomar ]\xnio a S. Vicente en la falda del Naranco, una viña junto al Narcea y la villa de Liño con unpumario y una serna. También en este caso se obser­ van ampliaciones30 en las otras versiones, que por cierto desdeñan la consig­ nación de los bienes muebles. El texto de 908 sigue haciendo referencias a la propiedad previa de lo donado, que a nosotros nos parecen contemporáneas a la fecha de la donación original y son suprimidas casi siempre de los textos de los códices31. No creemos defendible la hipótesis de una introducción fraudu­ lenta de estas aclaraciones.

908 L.T. (también R.C. 6r-8v, año 905)

inprimis Legionem32 ciuitatem cum eclesias Ciuitatem Gegionem cum aecclesñs quae que ibidem sunt fundatas siue et *** qui intus sunt cum omni integritate sua, et foris sunt fundatas infra murum totas et turris muros aecclesiam Sanctj Iuliani et aeccle- ciuitatis; eclesia Sancti *** cum terris, uin- siam Sanctj Thome de Uadones cum sua ui- nis, pomiferis uel quidquid ad eundem lo­ 11a et ecclesiam Sanctae Mariae de cum pertinet; omnes ipsas eclesias superius Coltrozes per suos términos (...) et ipsam dictas cum suos libros*** aecclesiam Sanctj Felicis cum ómnibus bo- nis suis et agros dúos magnos qu sunt subtus ipsam aecclesiam; pumaregas duas, unam in Arrogias, aliam in Dillaos.

28 La razón es clara: allí encontraba un contexto geográfico más adecuado (otras propiedades en Maliaio). 29 Línea 63: quidquid ojferuimus huic sánete eelesie ante hunc paschalem diem rememorare procuramus. 30 El L.T. y la R.C. (905) donan la finca entera y encima el propio S. Vicente. A Liño le añaden brañas. Parece claro que la verdad ha de estar más cerca del documento de 908. 31 Quam nobis donauerunt Amorinus et sui germani per textum scripture (93-94); que fuit de Didaco et caruit illa per infidelitate (97-98); serui nostri Constancii (101). 32 Es un error de copia claro. Según indicábamos al principio de este trabajo, despistó a S á n c h ez A lbornoz , que con razón consideraba que la concesión de la ciudad de León “sobrepasa todo lo con­ cebible” (“Serie de documentos inéditos del Reino de Asturias”,C.H.E. I-II, 1944, pp. 308-316). 252 JOSÉ ANTONIO VALDÉS GALLEGO

uilla en Lena uocabulo C anao cum eclesia super Lenam aecclesias Sanctae Mariae de Sancii Felicis cum omnia edificia, terras, Castello et Sanctj Andreae et Sanctj uinnas, pomares, nuceta... alia uilla quam Saluatoris de Gruero et Sanctj Felicis de dicunt*** cum eclesia Sancte Marie cum U anao...\ et monasterium Sanctae omne sua edificia, terras... quam nobis do- Eugeniae de Moreta... monasterium nauerunt Amorinus et sui germani per tex- Sanctae Mariae de Parana... Sub portu tum scripture Tilobrica... uillam integram quae dicitur Uarzena cum aecclesia Sanctae Mariae cum suis adiacenciis.

offerimus in latere montis Laarancii iusta Tradimus insuper sub Neranco monte aec- eclesiam Sancii Uincencii pomarem cum clesiam Sanctj Uincentji cum exitus per to- sua elusa et torcularem in ipso pomare ex tum Narancum, cum pumario magno inte­ medietate quod comparauimus de D soli- gro circum uallato undique, empto quin- dos et illa alia medietate ex ipso pomario genti solidis argenti purissimi. concedimus ibidem eclesie Sancti Uincencii

in locum quod dicitur Saltum Subteriore Secus flumen Naxceia, sub Salto Inferiore, uinnee in medio piano secus fluuio unam magnam uineam in medio plano Nacegia, que fuit de Didaco et caruit ilia per infidelitate

uilla que uocatur L/gnum in latere montis ex alia parte ipsius montis uillam Linio cum Naarancii cum palacia et balnea... siue et palaciis, baine is, et aecclesiam Sanctj pomarium amplissimum, per giro uallo Micahelis cum pumario magno circum conclusum, cum oliueta, ficeta et omne ar- uallato cum senra capiente CCC modios busta fructuosa et infructuosa, tamen et sen- sementae, culus terminus est a parte occi­ ra capiente semina modiaXes CCC cuius ter­ dentis per terminum fluminis Ammani', a minus est a parte occidentis de termino parte uero meridiei et orienti s per terminum Araniani usque in termino orientale alteri Constanti et Suego, et per terminum serui nostri Constancii, de parte meridie de Ianuale et Auienco usque ad exitum montis ila Ianoale usque in capite montis Nerancij ab integro, cum braneas perno- Naarancii cum suis omnibus terminibus... minatas Porciles, Gamoneto, Cugullos, Obrias.

Desde luego, este documento de 908 (donación de propiedades nuevas y confirmación de las anteriores del mismo rey a la sede, todas incluidas en los textos de 905) deja bajo sospecha las demás concesiones de Alfonso III a Oviedo, salvo un original de 905 y otro de 908. En otro lugar33 hemos formu­ lado una hipótesis acerca de la génesis de los diplomas incluidos en los códi­ ces. Aquí sólo nos interesaba dejar clara la mayor fiabilidad del texto de 908.

33 En nuestra tesis doctoral, El Líber Testamentorum Ouetensis. Estudio lingüístico y edición, defendida en marzo de 1995. LA DONACIÖN OTORGADA POR ALFONSO III A SAN SALVADOR DE OVIEDO 253

V. JUICIO CRÍTICO Hemos intentado mostrar la mayor modestia y fiabilidad del documen­ to comentado frente a las versiones paralelas. No se puede excluir la posi­ bilidad de que se hayan interpolado piezas de ajuar u ornamentos34, pero debe tenerse presente que su consignación minuciosa sólo era interesante en la época de la donación y no en la de confección de la copia. Sirva como apoyo de lo que decimos el hecho de que las copias de los códices no in­ cluyen los bienes muebles, suplantados por una simple fórmula. Los bene­ ficios y propiedades que se donan o confirman no son excesivos35 y no re­ sultan descabelladas las concesiones jurisdiccionales de territorios con­ quistados no hacía mucho. La estructura del texto es coherente y a pesar de introducirse parte del dispositivo de un documento previo, el fragmento es bien insertado por medio de un preámbulo propio36. Sí se resiente algo el inicio de la concesión de las iglesias entre Astorga y Zamora y la sede de Palencia, pero hay que tener pre­ sente que existe una laguna al comienzo (línea 43). No otorgamos una impor­ tancia excesiva a alguna referencia errónea37. El copista no fue el redactor de la versión del diploma. Aparte de moder­ nizar la grafía, se limitó a seguir un texto previo quizá deteriorado, del que no superó las dificultades de lectura y de ahí las lagunas38, las confusiones con los topónimos39 y abundantes errores lingüísticos que muestran una copia me­ cánica y poco reflexiva40. Creemos encontrarnos ante una copia deficiente pe­ ro honrada de un documento anterior, con la duda de posibles anacronismos en los aderezos y piezas ornamentales.

34 Floriano, op. cit., vol. II, p. 693, siguiendo a Gómez Moreno, afirma que las dalmáticas no se emplea­ ron en el culto occidental antes del s. X, por lo que niega validez a su mención en la línea 77. 35 Pueden contrastarse con las grandes pancartas regias del Líber Testamentorum. 36 Palabras clave como deuocio (3, 6, 58, 61), mente deuota (46), que marcan bien la motivación de la con­ cesión, se reiteran a lo largo de la misma. 37 El predicti regni de la línea 11, que no posee referencia previa en el texto. En todo caso, se encuentra in­ serto en un fragmento con dificultades de interpretación. 38 Alguna, por cierto, sí resuelta en las copias de los códices, que frente al espacio en blanco de la copia de 908 en la línea 46, anotan correctamente Astorice , y soslayan en la línea 35 otra posible laguna (sin es­ pacio en blanco): in alio loco monasterium Sancti Petri quod uocauimus Toronensis in locum <***>, frente a monasterium Sanctj Petri in loco qui dicitur Turonensis. En otros contextos de 908, locum quod uocitatur (dicitur)..., líneas 40, 96-97. Las lagunas no afectan sólo a topónimos: cf. líneas 43 ó 108. 39 El más relevante León por Gijón, mencionado repetidamente. Pero hay más casos, Pistrice o Laarancii. En otras ocasiones se trata de grafías arcaicas: Zicumniola. 40 Ya habíamos citado el fragmento de líneas 4-6, en que los errores de copia llegan incluso a la suplanta­ ción de un verbo por un sustantivo: expectator por expectatur. Véase también en el apartado dedicado a la lengua el gran número de errores en la atribución de morfemas de caso. Desde luego no nos encon­ tramos ante un copista con pericia ni en la lectura ni en el conocimiento del latín. Contrasta en gran me­ dida con el redactor de las versiones del Líber Testamentorum. 254 JOSÉ ANTONIO VALDÉS GALLEGO

Las deficiencias de copia no llegan a empañar del todo los detalles de ca­ lidad literaria, como la presencia del sintagmaforniceo opere para referirse a las dependencias de Liño (línea 99), que encontramos en la crónica de Alfonso III41, y que nos remite a un redactor original de altura. Frente a lo indicado por Sánchez Albornoz, no parecemos hallarnos ante una obra atribuible a don Pelayo: las fórmulas mayores no coinciden en absoluto con el estilo de su posiblescriptorium 42, y tampoco la mayoría de los sintagmas formularios menores43. Por supuesto, las abundantes de­ ficiencias lingüísticas de este texto se encuentran en el polo opuesto de la corrección pelagiana, pero ya hemos achacado buena parte de ellas al co­ pista44. Concluimos. El carácter de simple copia de una pieza, sus deficiencias de redacción o el hecho de que pueda dudarse de alguna de sus concesiones no deben conducir a que sea invalidada por completo. El diploma comentado po­ see a nuestro juicio un valor histórico, cultural y lingüístico estimable: - Ofrece datos sobre la propiedad previa de las posesiones donadas, a ve­ ces fundadasex squalido (32, 39, 42-43, 93-94, 95-96); una referencia a la repoblación de zonas desiertas o asoladas por los árabes (44-45); relaciones con la corte cordobesa (82); alusiones a deslealtades (96- 97); independencia de los monasterios de Sahagún y S. Miguel de Escalada (50-51) con respecto a la sede de León; obras regias, como los baños de Zamora (28); pervivencia de las fortificaciones de Gijón (88- 89)... Constituye una gran enumeración del tesoro y ajuar de la sede (13-26 y 65-87), en época de la donación o como mínimo en la que fue copiado el diploma. Destaca por supuesto la Cruz de la Victoria (13- 14), pero también llaman la atención otras piezas como un díptico de

41 Redacción Rotense 24. 5: multa edificio ex múrice et marmore sirte lignis opere forniceo in latere mon- tis Naurantii... edificauit (J. Gil Fernández, J. L. Moralejo, J. I. Ruiz de la Peña, Crónicas asturia­ nas, Oviedo, 1985, p. 144). 42 Hemos estudiado el formulario dependiente de don Pelayo en nuestra tesis, ya citada. Anteriormente lo había hecho F. J. Fernández Conde en El Libro de los Testamentos de la Catedral de Oviedo, Roma, 1971, pp. 89-101. 43 Cum suis terminibus (32, 38-39) es desconocido en el L.T., donde se emplea habitualmente per con acu­ sativo, y flexionado correctamente; ex integro (39, 54) es escasísimo y sólo aparece por influencia de la fuente, como en la versión de esta donación. En su lugar se utiliza ab integro o ab omni integritate, for­ mulismo que se muestra en una ocasión en el texto de 908 (93). También está ausente del L.T. cum suis ómnibus stipendiis (35-36) y sí vemos cum... adiacentiis etprestacionibus (42-43). Aunque la expresión “de oro (purísimo)” es frecuente en elLiber Testamentorum, se formula en genitivo y no con ex y abla­ tivo (13, 16, 67-68). 44 De todas maneras sí se debe atribuir a la fuente que siguió este copista el léxico, y también en este cam­ po se puede citar algún ejemplo significativo de oposición a los usos del libro de don Pelayo: el nexo pariter cum aparece una sola vez en todo su códice, y son desconocidas formas de superlativo como magnissimum (22, 69) o grandissimum (79-80). Excedería de las pretensiones de este artículo incidir más en esta cuestión. LA DONACIÖN OTORGADA POR ALFONSO IIIA SAN SALVADOR DE OVIEDO 255

marfil45 (15-16) y otras obras hoy perdidas; es fundamental la lista de li­ bros46 (81-85). - Posee gran riqueza léxica, aspecto que debe ser tratado en el seno de un estudio de índole más específica y no en estas páginas, con las que sólo pretendíamos rescatar del olvido una copia modesta de un diploma intere­ sante.

VI. TRANSCRIPCIÓN47 Pro Saluatori bono Ihesu Christo, Deo ue\ Domino nostro, único Dei Filio, unicous cura Patre habens usia et cura homine una persona,P in cuiws nomine fundataest a progenitoribMs meis in Ouetercse sedis Sancti Saluatoris eclesia. Ego exiguws seruus tuus Adefonsus P rex, filius serui tui et ancille tue, pariter cura comuge mea Xemena, serna tua, ut nostre mentis exegit deuocio adicie«/4donunc ti bi Deo nostro Saluatori procuramus offerre. Lie et Domine Deus, pr/mordia bonorum operum te inspirante, qui in am'mo gignitwr iusticia

45 De Toleto adduximus, indica el texto. Hoy se conserva en el Museo de la Iglesia de Oviedo el díptico consular de Apión, que se ha identificado con el “evangelistario de marfil” donado por Gaufredo, arce­ diano de Ribadeo (1293-1308) residente en Roma, según atestigua Risco (España Sagrada XXXVIII, p. 219). De aceptarse esta identificación hay que suponer perdido el díptico mencionado por nuestro di­ ploma. Nos tienta pensar que el regalado por Gaufredo fuese en realidad el díptico de la Pasión conser­ vado en el mismo museo, pero P. Paniagua Félix indica que no parece haber servido de evangeliario y que es comprometido retrotraer su realización a fecha tan temprana como la de la donación del arcedia­ no (“Díptico de la pasión”, Orígenes. Arte y cultura en Asturias. Siglos VII-XV, Oviedo, 1993, pp. 457- 458). Sobre el díptico de Apión puede leerse a J. Ma Fernández Pajares (“El díptico consular bizanti­ no de la Catedral de Oviedo”, Asturiensia Medievalia 4, 1981, pp. 9-59), o a A. Hevia Ballina y R. Platero Fernández-Candaosa (“Díptico de Apión o díptico consular bizantino”, Orígenes, pp. 234- 236). 46 Su fiabilidad es comprobable como mínimo parcialmente al rastrear las fuentes de la Crónica de Alfonso III y las noticias e inventarios posteriores de libros en el tesoro de la Catedral. Véase sobre to­ do la gran obra de M. C. D íaz y D íaz Códices visigóticos en la monarquía leonesa, León, 1983. El au­ tor, aun tomándolos con prudencia, no rechaza los interesantes datos del diploma para determinar los li­ bros disponibles en Oviedo durante la época de Alfonso III (páginas 206-212, 216, 222, 225, etc.). En el mismo sentido se expresa J. I. Ruiz de la Peña en “Estudio preliminar”, Crónicas asturianas, pp. 30- 31, y en “La monarquía asturiana (718-910)”, El reino de León en la Alta Edad Media, vol. III, León, 1995, pp. 110-111 y nota 375. Otros autores son aún más cautos, quizá por atenerse a la fama de falso de nuestro diploma: por ejemplo G. de Andrés , (pp. 7-8 de “Los códices visigóticos de la Catedral de Oviedo”, Cuadernos bibliográficos, XXXI, 1974, pp. 5-29) o F. González González en la p. 808 de su artículo “Aproximación a la historia de las bibliotecas medievales asturianas”, Actas del Primer Congreso de Bibliografía Asturiana, (Oviedo, 11 al 14 de abril de 1989), vol. II, secc. II, Oviedo, 1992, pp. 803-813. 47 En cursiva se representan las resoluciones de partes abreviadas. He unificado las grafías -i, -j en -i, y -u, -v en -u, por ser ornamentales las segundas de cada par de variantes. Al final de la transcripción se ano­ tan las lecturas discrepantes de las otras dos ediciones, ambas muy correctas: de Sánchez Albornoz en el artículo citado, pp. 329-334, y de García Larragueta en su Colección de documentos de la Catedral de Oviedo, pp. 73-79 (Floriano , en Diplomática II, pp. 362-372, indica que reproduce la transcripción de S. Albornoz, aunque presenta pequeñas diferencias). Ya he expresado que mi notación de eclesia sin geminación de la oclusiva, discrepante casi siempre de los dos editores, se debe al deseo de reflejar su ausencia de la forma abreviada del diploma (ecla), frente a la de otros textos (eccla), a la que le corresponderá con más razón la transcripción ecclesia. 256 JOSÉ ANTONIO VALDÉS GALLEGO

P operibus deputetwr, tamen eaque pociori cumulo gliscit in uoto largiori re­ muneracene te expectator in premio et qwan/6to plus sepisse offert ur, tanto plus tibi Domine complacetMr; et nunc Domine Deus, ut Saluatoris exegit deuocio, exigua adicimws eclesie tue P donaquam in domo tua omni tempore adicere delectabile tibi decreuisti. Tu ergo Domine Deus dixisti: “muñera mea, data mea, hostias P meas in hodorem suauitatis”. Unde paterDomine, quia, nemo suum aliqmd offert tibi, set quod offerirne tuum est, data tua suni quia, a te P nobis dantwr, a te enim cunetaque habent humanum percipitgenus. Ideo qwidqwid obtulerimw.s' tibi reddere id pocius am qu offerre mons/'°tratur, undeDauià rex et propheta cum uota sua dedicasset ayebat: “tua sunt omnia Domine et quod de manu tua accepimMs dedimws tibi”. Uere /" enimquod su- mus et subiectos f donairu/sf predicti regni a tua largitate absqwe merito per- cepimus. Set tu Domine subiunxisti sentencieP2 tue dicens: “muñera mea of- feratis mi hi in diebus festis meis”. Ideoin die festis tue, id est,in die ilarie pasce resurrectio/l3nis tue offerimus ti¿»i per manum trium presulum tuorum ac non paucorwm sacerdotum crucem principalem totam ex purissimo cocto /'4 auro fabrefactam diuersis gemmarum uiridum generibus ornatam, a preciosis lapillis insutara; idem et altera modica cruce /'5 uetusto opere ubi reconditum est lignum sánete crucis tue, pariter cum dipticeis sculptos ebúrneosque utrumque de Toleto addu/l6ximMs, frontalem gituri principali altari tuo purpu­ reo miro opere, ex auro obtimo filo totum contextum, imaginatum: tro/17num uidelicei cherubim et seraphim, qwatuor euangelistarum et duodecim aposto- lorum et diuersarum picture per girum, omn/a ex auro /18 obrizo filo; oralem imaginatum angelorwm figure, ex aureo filo et argenteo contextum; idem quo­ que frontales qwe operint deP9 super altare glosiricos, argenti filo contextos duos et tercium album, listratum uellatum unum; coronas christallinias, unaP° altari tuo et altera altari genitñcis tue; necnon et qwatuor uela maiora in uesti- bulum altaris pendentis; linnos pal/2lleatos, duos altari tuo et duedomine Marie matris tue; et quinqué frontales palíeos pro altaribMS apostolorwm tuis; et candela/22brum magnissimum arcuatum argenteum exauratum cum decem et octo ramis qui sustentent candelas atqwe incensare ar/23genteum zelatum ex auro curiositer fabrefactum; idem et aquemaniles argenteos cum suos manu- prios exauratos; igitur et pro /24 utilitate episcop orum ac tui cultorwm aquema­ niles ericalcimos cum suos concos pariados; gagnapes olosoricas opereP5po- limario dos cum suis duobws puluillis similis sericiis; tapites antemano dos, manteles antemano sex; sa/26uanas antemano undecim, kasullas lineas de sa­ cerdotali habitu decem, et albe leuitarum cum suis amictis septem; idemP1 et pro luminaria domui tue uel pro cerotariorum necessaria euangelii stipendia, ut nulla domui tue in secu/28tiua secwla senciat lumini iactura, fructws balnei quem construximws’ in ciuitate Zamora, cuius fructws omni luna apen/29ditwr argenti solidos XXli, qwi in anno faciunt solidos ducentos quadraginta. LA DONACIÖN OTORGADA POR ALFONSO III A SAN SALVADOR DE OVIEDO 257

Preobtamws qui huic Sancri Saluatoris pretoriensis Pl) nosfre adeptws fuerit pastoralis officium sollicitam curam de hoc habere: de ipso balneo per unumqwoqwe mense solidos XX‘731 exigere et mens exinde ceram que necesa- ria fuerit pro candelis cereis et luminaribws; item in suburbio huiws ciuitatisP2 Zamore damus ecles/am Sancti Mammetis ut de squalido adprehendimws cum suis terminibus; tibi Dom/ne tradimws, cuius termini sunt,de stra/33ta publica que discurrit ad ciuitatem usqwe ad sumum cacuminis montem a parte orienta­ lem, de sursum quoque de uilla P4 Froilani filii nostri usque contra castrum q ue dicitwr Turris perueniensusque ad locum ubi nos terminos posuimws; item in alio P5 loco monasterium Sancti Petri quod uocauimws Toronensis in locum <***> cum suis uillulis et uicis, molinis cum suis omnibws stipen/36diis; item in Legionensem ciuitatem concedimws ecles/amSancti Martini in Quadros que sita est VI° ab urbe miliaria, cum su/37is profectionibws secundum iussimws per fideles determinare, id est, de ecles/ain omni parte in quadro usque ad finem termini, habens /38 miliarium unum; idem adicimws ecles/am que uulgus uocat Sanctos Medianos, que est e contra Coyanca, cum omnibus suis termi/39nibws ex integro, ut filius noster Gundisaluws obtinuit; item et in Coanca ciuitate eclesie Sancti Saluatoris et ecles/am Sancte /40 Marie uel cuncte eclesie que in suburbio ciuitatis dinoscuntur esse; item ecle- siam Sancte Crucis in locum quod uocitatwr Zicum/4lniola cum suis omnibws terminibws; iierum damws ecles/amSancte, Eulalie q ue est in ualle de Onzina, cum omnibus suis adiacenciis /42 et prestacionibwssecundum Basila in suo et ex squalido eam adprehendit et per scripturam testamenti filio nos­ tro Gundi/43saluo tradidit. Igitwr *** fecit nos terminos patrumnostvorum mancipare et ideo non denostra set de /44 tua gloriamur uirtute quod Ismaelitica bella depopulaueranr, que nunc per tuam sufficienciam de squali­ do renouauimws /45 et non paucarum ciuitatum atqwe uillarum deserte inhabita- re te adiuuante fecimus. Idcirco Domine Ihesu offerimws ti bi /46 mente deuota uidelice? de termino *** sedis pretendens usqwe in flumineue q apellatwr Carrione, ab ipso /47 fluminis emanacione usqwe infundit in alueum Pistrice et usqwe ad terminos de diocense Zamore: medieta/48tem de cunctis ecles/is que infra terminos sunt concedimws eclesie Sancti Saluatoris in perpetuum habe­ re. Quam saluberrimum /49 est ut qwidqwid per crucem huiwsce eclesie et per fortitudinem domui tue de sqwalido populauimws medietatem exinde habereP° iure perenni tsancimwsf; alia uero medietas concedimws eclesie Sancte Marie uirginis Legionensis, excepto monasteri/5lumSanctorum Facundi et Primitiui necnon et monasterium Sancti Michael/s. Ita ut a nobis concessum est per testamentum P2 et facto libere permaneat ut episcopus Ouetensis me­ dietatem habat et regat, et alia medietas Legionensis qwi fue/53ritepiscopus accipiat et curam gerat. Palentina aufem sedes cum omni diocese suo quem tu Domine populasti famu/54lantes nostri ex integro secwndwm eam ex squalido 258 JOSÉ ANTONIO VALDÉS GALLEGO mancipauimws offerirne eclesie Sancii Saluatoris Ouetens/s tue, ut /55 episco- pus Placinus quera Ouetensem regit ecles/am ue\ certe qui post eura prefuerit, ipse eam regat et debitas /56 tercias ut instituía cánones adsumat. Idera etin Asturiense prouincia, in comisso Maleagio, senra que uocatur F Moqwelia que est iusta Ueceenia. Hec omn/a que taxauimws iuri perpetuo censemos eclesie Sancii Saluatoris ha/S8bere. Igiíwr ualde dignura est precauere ne pia deuocio nostra, quaìibet occupetur modo aut forte depereat /59quod perire non decet quum scriptum est de his qwi recte offerunt et non recte diuidunt: “recte offert F qui pro amore celestis patrie uota sua contribuit, set non recte diuidit dura pro hoc quod pie offerunt F neqwaquara id ipsut sollicita intencione ut nauiter maneat non elaboret ut deuocio illesa per/62maneat”. Ideo quidqw/d of- feruimws huic sánete eclesie ante hunc paschalera diera rememorare procura- mus F et in eorum cultoribws sensibws infigi, per hanc nostram rememoracio- nera studemws, licei iara prenotata suntF et in arcibis posita, eqwidera soluramodo quod nos offerimws prenotamus. Tamenquod pro genitoribws nostris regibws /“ qui ante nos fuerunt huic sánete baselice dederwní, nichil exinde notamws. Dedinms iturig inprimis cruces argen/66teas tres, processoria, deaurata et gemmata et olouitrata ad altare Sancti Tirsi, terciam idem ad al- ta/67re Sancte Leocadie deauratam a lapidibws omatara. Idera coronas argente- as tres et quarta ex puro au/6Xro; cancistale argenteura pro mensa Io, sclas argenteas qwatuor, cingulura aureura Io et balteura aureura geramatum F cura sua fibula argentea, candelabros magnissimos argenteos qwatuor, anulos ar­ génteos IIo; igitur et de uestimen/70tis eclesie: frontales de auri filo margaritis insutis IIIIor, id est, cardenum cura aquilas amarellas, aliura album,/71 terciura auibus depictura et quartum uermiculura, itera et qwatuor frontales palléis de altaribws, uilos de polegia duo,P2 brositura imaginatura et aliura palliura cum batercanna cardena, itera uelos anteornatos de palleo XIIIcimF et de super al­ tare pallas palleas Ve, item et ad coperienda muñera palla pallea uiride auro textile Io et alia palla F de super calice cura guttas de auro Ia et brosica Ia; igi- tur et de uestimenta episcoporwra, sacerdotura et diaconorwra: casullas nu/^mero XVcim, id est, peregr/nas de albicione IIas, unam albam et aliara car- denam, piscinias IIa8, capema Ia, de uitra Ia,F amarella frisisca Ia, marayee Ia, de fiboria Ia, cardenas IIas, lineas IIIIor, itera tunice albe numero XXXaVI, id est, F episcopale IIo, leuitarura albe XXXa cum suis amictis, nitre IIIIor, itera diaconorwra dalmatice glosirice X, id est,P* uermiculas IIas, cardena Ia, eluia Ia, amarella Ia et qwinqwe albe ***, itera orales auri filo textos III et absqwe P9 auro IIo; itera signos ereos fusiles Ve, id est, unumqui pendet post tribuna in domura Sancii Saluatoris, grandissi/80mura, rotundura, mire opere factura, aliura quadrura cura aqwisis et terciura antemanissura in domura Sancte Marie. In Sancto /8I Tirso IIII,um et in tesauro super corporasanctorum Vtum. Libros forme VIIII, id est, Bibliotecas IIas, unara Spalitanaraquam /82 Beatus Isidorus LA DONACIÖN OTORGADA POR ALFONSO IIIA SAN SALVADOR DE OVIEDO 259 manu sua ferunt scripsisse manuquadra, et alia Cordouensequam nobis ne­ fanda Aboaldi direxit, /83 Canonum unum, alios libros eclesiásticos orationis forme due et tercia solummodo formade tota Quadrage/84sima, Manuale inte­ grum in forme due, Uirginitate Sancte Marie, UitaSancii Martini, Sancii Emilia/85ni et lob in una forma unum. Item et utensiliaepiscoporum uel om­ nium clericorum ibidem deseruiencium uel adue/86niencium: gainape pallea olosirica opere polimario Ia et alia brosita et plumatos olosiricos polima/87tos tapite Io. Igitur dedimws atqwe concedim i eclesie tue uillas prenominatas, id est, inprimis Legionem ciuitatem /88 cum eclesiasque ibidem sunt fundatas siue et *** qwi sunt fundatas infra murum totas et turris /89 ciuitatis; ecìesia Sancii *** cum terris, uineis, pomiferis uel qwidqwid ad eundem locum perti- net; omnes ipsaseclesias /9(> superiws dictas cum suos libros ***; uilla en Lena uocabulo Canao cum ecìesia Sancii /9I Felicis cum omnia edificia, terras, uin- nas, pomares, nuceta uel alia arbusta fructuosa et infructuosa, /92 per omnes suos términos et adiacencias. Igitur alia uilla qwam dicunt *** cum ecìesia Sancte Marie cum omne /93 sua edificia, terras, uineas, pomares et omnes suos términos ab omni integritatequam nobis donauerwnt Amori/94nus et sui ger­ mani per textum scripture. Similiter offerirne in latere montis Laarancii iusta ecleszam Sancii /95 Uincencii pomarem cum sua elusa et torcularem in ipso po- mare ex medietate, qwod comparauimMS de D /% solidos, et illa alia medietate ex ipso pomario concedimos ibidem ecìesie Sancii Uincencii. Iterum offerimws in lo/97cum quod dicitwr Saltum Subteriore uinnee in medio plano secus fluuio Nacegia, qwe fuit de Didaco et caru/98it illa per infidelitate. Iterum concedimus uillaque uocatur Lignum in latere montis Naarancii cum palacia199 et balnea qui ibidem est, forniceo opere constructum siue et poma- rium amplissimum, per giro uallo conclusum, cum /'°° oliueta, ficeta et omne arbusta fructuosa et infructuosa, tarnen et senra capiente semina modiales /'0I CCC, cui us terminus est a parte occidentis de termino Aranianiusque in ter­ mino orientale alteri serui nostri Constancii, /102 de parte meridie de illa Ianoale usqwe in capite montis Naarancii cum suisomnibus terminibws; cen- semus post /'°3 partem iara sepe diete ecìesie Sancii Saluatoris perpetualiter mansurum. Alioqwin qwisqwis ille temerarius fuerit, /104 spiritu rapacitatis inieetws, non dans honorem Deo nec reuerens instituía uel preceptamaiorum, aliqwid inde/m uendere, dare aut in alio loco commutare uel quolibet modo abaliena- re presumpserit, preuenius maledic/106cione diuinasecundum nostram defìni- cionem et ep/scoporwm quorum adnotata sunt omnia, sit anathema marenata /l07 in conspectu Dei patris omnipotentis ut non eum recipiat sanciaecìesia set a regione uiuorwm auferat ur ei us memo/l08ria et anima illiws in inferorum ba­ ratro cum luda *** dimersus geenna; stante et permanente /l09 huius scripture [sjtextum in omni robore et perpetua firmitate, amen. 260 JOSÉ ANTONIO VALDÉS GALLEGO

Facta scriptura testamenti sub /"° die IIII iduura agustarum, era DCCCCaXLVI. Adefonsus rex hunc testamentum /"' uobis factum. Scemena regina hunc testamentum a nobis factum. /"2 Hordonios confirmaos. /"3 Gundisaluos confirmaos. /114 Froila confir­ maos. /ll5 Ramiros confirmaos. /"6 Sub Chvisñ nomine Recaredos Luceose se- dis episcopus. /"7 Sub Chrisri nomine Froareogus Portucaleosis sedis episco- pus. /"8 Aurelios presbiter thesaurarios testis. /I19 Theodegutus archidiaconus testis. /12° Attanagildus diáconos. /12‘ Adefonsos filius Petritestis. /122 Tello filius Adefonsitestis. /I23 Ouieqoo diáconos filios Ueremuditestis. /124 Seuerus áiaconus testis. /125 Sauaricos diá­ conos testis. /126 Ueremudos diáconostestis. /127 Petrus diáconos testis. / I28 Iohanoes presbiter testis.

1 chistro Larragueta II 2 ecclesia Albornoz, Larragueta I exigus Albornoz II 3 deuo- tio Albornoz, Larragueta II 5 glicit Albornoz II 6 deucio Larragueta I ecclesie Albornoz, Larragueta I tua Albornoz II 7 igitur Albornoz II 8 quare Albornoz II 9 habeant Albornoz I generus Albornoz II 11 sententie Larragueta II 13 oferrimus Larragueta II 14 fabregac- tam Larragueta II 15 dipticeos Albornoz I qui Albornoz II 18 qui Albornoz II 19 d efilo Larragueta I uellarum Albornoz I christi stallinias Albornoz II 22 areuatum Albornoz, Larragueta I ex auratum Albornoz II 23 aquamaniles Albornoz II 24 aquamaniles Albornoz II 26 alba Larragueta II 27 tua Larragueta II 28 quam Larragueta II 29 perobtamus Albornoz I salautoris Larragueta II 31 mense ex inde Albornoz II 32 ecclesiam Albornoz, Larragueta II 34 qui Albornoz II 35 uocabimus Albornoz, Larragueta II 36 ecclesiam Albornoz, Larragueta II 37 ecclesia Albornoz, Larragueta II 38 ecclesiam Albornoz, Larragueta II 39 ecclesie Albornoz, Larragueta I ecclesiam Albornoz, Larragueta II 40 ec­ clesie Albornoz, Larragueta I ecclesiam Albornoz, Larragueta II 40-41 Zicummola Albornoz II 41 omnibus suis Larragueta I ecclesiam Albornoz, Larragueta I adiacentiis Larragueta II 42 esqualido Albornoz II 44 depopulauerunt Larragueta I qui Albornoz I renouauimos Albornoz II 46 qui Albornoz II 48 cuntís Larragueta I ecclesiis Albornoz, Larragueta I ecclesie Albornoz, Larragueta II 49 ecclesie Albornoz, Larragueta I ex inde Albornoz II 50 ecclesie Albornoz, Larragueta II 50-51 monasterii uero Albornoz II 52 ha- bat Albornoz II 53 sedis Albornoz, Larragueta I domini Albornoz II 54 ecclesie Albornoz, Larragueta II 55 ecclesiam Albornoz, Larragueta II 56 tertias Albornoz I maleagro Albornoz II 57 ecclesie Larragueta II 59 que Larragueta II 63 ecclesie Albornoz, Larragueta II 65 ex inde Albornoz II 66 procesoria Albornoz, precesoria Larragueta II 68 se(a)las Larragueta II 69 anulos argentos Larragueta II 70 ecclesie Albornoz, Larragueta I amerellas Larragueta II 73 pallas pallea Larragueta II 75 albacione Larragueta I alban Larragueta I pisciniras Albornoz, Larragueta I uittra Albornoz, Larragueta II 80 rotum- dum Albornoz II 82 cordobense Albornoz II 83 ecclesiasticos Albornoz, Larragueta II 85 deseruicencium Larragueta II 85-86 aduenientium Albornoz II 87 ecclesie Larragueta II 88 ecclesias Larragueta I quae Albornoz, Larragueta II 89 ecclesia Albornoz, Larragueta I uineis Albornoz, Larragueta II 90 in Albornoz, Larragueta II 91 uineas Albornoz, Larragueta II 92 quae Albornoz II 93 uineas Albornoz, Larragueta II 94 laaranci Albornoz I ecclesiam Albornoz, Larragueta II 96 ecclesie Albornoz, Larragueta I vicencii Larragueta II 97 narcegia Albornoz II 98 monti Larragueta II 107 ecclesia Larragueta II 111 nobis Larragueta II 119 theodogutus Albornoz. IN MEMORIAM

FRANCISCO CARANTOÑA DUBERT

El 8 de Diciembre de 1997, día de la Patrona de España, bajo la luz plena de un mediodía radiante, terminaba su existencia en nuestro mundo Francisco Carantoña Dubert, Miembro de Número Permanente del Real Instituto de Estudios Asturianos y compañero entrañable durante más de tres lustros en el denso ambiente de vivencia y transformación institucional que perfiló nuestra Institución actual. Resentida su gran humanidad por una incombatible enfer­ medad, más rauda en su desenlace de lo esperado, sumió en el estupor a todos los que le conocimos y tratamos y causó un dolor sensacional y un estremeci­ miento en el mundo asturiano y, muy concretamente, en el gijonés en donde residía y desarrolló su vida profesional. Periodista, desempeñaba la titularidad del Diario“El Comercio” desde 1954. Fue una larga trayectoria de cuarenta y tres años realizada día a día, con brillantez, dedicación y sobresaliente empeño de superación, los cuales forja­ ron una fuerte personalidad en la que el estudio de las realidades sociales, de la problemática de la ciudad, de la Región, de las realidades nacional e inter­ nacional y de los más profundos dilemas del entorno, en un análisis objetivo y cuidado, dejaron traslucir, a través de su pluma, unos criterios ponderados, ciertos y admirados. Se creó un halo de responsabilidad modélica. Fue la guía en la que muchos gijoneses nos orientábamos a primeras horas de la mañana de cada jomada, tomando posiciones de realidad ante la circunstacialidad que la vida nos ofrecía, a través de sus artículos y comentarios periodísticos. Carantoña ocupa un lugar de primera línea entre los grandes luchadores de vanguardia de la Asturias de nuestros tiempos. Por derecho propio, por va­ lía, por entrega, por su recia y arrebatadora personalidad, por maestro, perio­ dista, erudito y formador de opinión, por literato, por tratadista artístico y crí­ tico en Pintura y por un largo etcétera, ha conquistado sobresalientemente el salto a esa elite de escogidos preclaros que todo pueblo, región o nación po­ nen como modelo y ejemplo a los ojos de los demás. Paco, como familiarmente lo conocíamos los amigos, ingresó en el I.D.E.A. de entonces, como Miembro hoy denominado de Número 262 ISIDORO CORTINA FRADE

Permanente, a propuesta de un grupo de académicos gijoneses integrados en el mismo, en las elecciones que tuvieron lugar el 26 de junio de 1982. Pronunció un brillante discurso de ingreso el 30 de noviembre del mismo año. Su trabajo de investigación versó sobre“Las Mascaradas de Evaristo Valle ”, campo en el que Carantoña había trabajado con intensidad de erudito. Su re­ cepción como Miembro corrió a cargo del entonces Director del Instituto, el inolvidable D. Jesús Evaristo Casariego, quien con glosa plena de brillantez realizó un canto hacia la personalidad, la obra y los méritos del nuevo corpo­ rativo. Nuestro fallecido compañero había nacido en Muros de San Pedro -La Coruña- el 4 de abril de 1926. Allí fueron devueltas sus cenizas. Era descen­ diente de la noble estirpe de la Casa de Carantoña, con blasón y solar en Muros. Estudió el Bachillerato en varias ciudades, entre ellas Gijón; se licen­ ció en Ciencias y fue ayudante en la cátedra de Química Inorgánica de la Universidad de Madrid durante dos años. En 1951 ingresó en la Escuela Oficial de Periodismo, finalizando los estudios en 1954. Acto seguido se in­ corporó en Gijón “Ela Comercio” en calidad de Director, cargo este que ejer­ ció hasta su jubilación en 1995. Gallego de nacimiento, fue gijonés de convicción. En la Villa de Jovellanos pasó la mayor parte de su vida. Gijoneses son su esposa y sus hi­ jos. Definido como paradigma “ de lo local y al mismo tiempo cosmopolita por excelencia”, mereció ser distinguido con el título Hijo Adoptivo de Gijón, en 1992. Su enraizamiento y su gijonesismo fueron completos. Directivo del Ateneo de Jovellanos, Presidente -a la hora de su muerte- del Foro Jovellanos, como gran estudioso y propagador de la doctrina del Patricio, a Gijón dedicó sus desvelos, sus iniciativas y lo adornó con su vasta cultura. Hasta tres columnas de opinión diarias salían de su pluma en el periódico que dirigía. Muy bien se le podría conocer bajo el apelativo de“conciencia públi­ ca gijonesa”. No acaba aquí su mérito con su tan amplio quehacer profesional. Es una simple base de lanzamiento hacia otros horizontes más ambiciosos y de ma­ yor envergadura, tanto por su diversidad como por su altura de miras. .Escritor fecundo, son muchas sus obras y los matices que trata. Especializado en Pintura encumbró literariamente las figuras de Evaristo Valle y de Nicanor Piñole con sendas y documentadas biografías; realizó tratados sobre la perso­ nalidad y las realizaciones artísticas de otros pintores como Joaquín Vaquero, Antonio y Aurelio Suárez, Fernando Magadaleno, Luis Fernández, Sanjurjo.... “Semblanza de Gijón”, entre muchas, es otra de sus celebradas obras. Carantoña formó un bionomio cultural de primera magnitud con otro ga­ llego de su tierra coruñesa, también enraizado en Gijón, el catedrático de IN MEMORIAM: FRANCISCO CARANTOÑA DUBERT 263 264 ISIDORO CORTINA FRADE

Lenguas Clásicas Francisco Vizoso, pilar de erudición de brillo deslumbrante por la profundidad de sus conocimientos, el cual sólo tenía por límite su inna­ ta sencillez, pareja con su grandeza de espíritu y de saber.“Los dos Pacos”, los llamábamos. Fue Vizoso otra pérdida sufrida por Gijón en el mismo año. Es imposible aquí, en estas pocas líneas dedicadas a su bosquejo biográ­ fico, el poder condensar con amplitud toda la obra de Francisco Carantoña. Sus repetidos homenajes postumos, el sinfín de artículos diversos que promo­ vió su fallecimiento en todos los medios oficiales, culturales y de comunica­ ción, pueden encerrarse sintetizados, como muestra, en un solo hecho perdu­ rable: en su “dígnitas”, como la concebían los clásicos de la Antigüedad. Para nosotros consiste ésta en su gloria, alcanzada y materializada por una serie de merecimientos: orgullo como persona, integridad, fidelidad, ciencia, saber, valía como hombre y entrega magistral hacia su lector, el pueblo gijonés y la tierra en que vivió. Con la partida de Carantoña se nos fue un amigo y un compañero. Desde las páginas de este Boletín que él compartió, queremos hacer partícipes de nuestro pésame a su esposa, hijos y familiares. A todos nosotros nos queda su obra, la cual no fenece y que supone más que un recuerdo: una admiración y una presencia. Significa el afecto perdurable que supo ganarse entre los cono­ cidos. Supone un legado de la cultura y bien hacer que queda a la posteridad como envoltura de todos sus merecimientos.

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