Hipatia De Alejandría
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María Dzielska Hipatia de Alejandría Título original: Hypatia of Alexandria María Dzielska, 2004 Traducción: José Luis López Muñoz 2 Hipatia —matemática brillante, neoplatónica elocuente y famosa por su belleza— fue brutalmente asesinada en el año 415 por una turba de cristianos de Alejandría. Desde entonces ha sido una leyenda. En su libro, Maria Dzielska va más allá de la leyenda para ofrecernos la historia verdadera de la vida y la muerte de Hipatia, además de nuevas ideas sobre su mundo. Historiadores, poetas, novelistas victorianos y feministas actuales han visto en Hipatia un símbolo del ocaso de la cultura clásica y de la libertad sexual. Dzielska nos retrotrae a la Alejandría de los días de Hipatia, construye un cuadro convincente y lleno de color de los discípulos y enseñanzas de la joven filósofa y aclara lo que el asesinato de Hipatia revela sobre las tensiones de esa época tumultuosa. 3 Piis manibus Miroslai 4 Nota de agradecimiento La idea de un libro sobre Hipatia se me ocurrió mientras investigaba la vida y la obra de Sinesio de Cirene. Cuando la lectura de sus cartas me llenó de admiración por el alma y la inteligencia de Hipatia, sentí la necesidad de saber más sobre aquella mujer extraordinaria, erudita y filósofa de Alejandría, cuya vida y personalidad espiritual han despertado interés durante muchos siglos. Mientras trabajaba en este libro he recibido ayuda y aliento de distintas personas e instituciones. Empecé la investigación sobre Hipatia en 1988 en la Ashmolean Library durante una breve visita académica a Oxford. Una beca de la Universidad de Harvard en 1990 me proporcionó la oportunidad de reanudar la investigación en el Centro de Estudios Bizantinos en Dumbarton Oaks, Washington D. C. El libro no habría llegado nunca a materializarse sin el apoyo académico del Centro, con su magnífica biblioteca, la amabilidad de su personal y, en especial, los consejos y la orientación de la profesora Angeliki E. Laiou, directora del Centro. También deseo hacer público mi agradecimiento a G. W. Bowersock, cuyo prolongado apoyo y constante inspiración intelectual me han sostenido en momentos de duda y me han ayudado a concluir el proyecto. Igualmente deseo expresar mi profunda gratitud a mi colega y becario en Dumbarton Oaks, Stephen Gero, del Orientalisches Seminar de la Universidad de Tubinga, por su inestimable colaboración bibliográfica; sin su constante preocupación e interés por el progreso de mi investigación, no habría tenido noticia de las publicaciones más recientes sobre Hipatia y su época. Mientras escribía el libro, he contado con la apreciativa comprensión por parte de Alan Cameron de los problemas de mi investigación. Siempre generoso en sus consejos, me permitió consultar el manuscrito de su libro Barbarians and Politics at the Court of Arcadius y me obsequió con ejemplares de sus artículos. He encontrado el mismo cálido apoyo por parte de Ihor Sevcenko, Ewa Wipszycka (Universidad de Varsovia) y Maciej Salamon (Universidad Jagelónica de Cracovia). A todos ellos, y a F. Lyra por su traducción al inglés, manifiesto aquí mi sincera gratitud. 5 I La leyenda literaria de Hipatia La tradición moderna Mucho antes de los primeros intentos académicos por reconstruir una imagen fiel de Hipatia, su vida —marcada por las circunstancias dramáticas de su muerte— había quedado envuelta en la leyenda. Embellecida artísticamente, distorsionada por emociones y prejuicios ideológicos, la leyenda, que disfrutó de amplia popularidad durante siglos y dificultó los esfuerzos de los estudiosos para presentar de manera imparcial la vida de Hipatia, todavía persiste en la actualidad. Si se pregunta quién era Hipatia, la respuesta más probable será: «Una filósofa pagana, joven y hermosa, que en el año 415 fue despedazada por monjes (o, de manera más general, por cristianos) en Alejandría». Esta respuesta tan trillada no estaría basada en fuentes antiguas, sino en una gran cantidad de documentos literarios e históricos, de los que se estudia en este capítulo una muestra representativa. La mayoría de esas obras presentan a Hipatia como víctima inocente del naciente fanatismo cristiano y su asesinato como señal de la desaparición, junto con los dioses griegos, de la libertad de investigación. Hipatia aparece por primera vez en la literatura europea en el siglo XVIII. En la época de escepticismo que se conoce históricamente como la Ilustración, diferentes escritores la utilizan como instrumento en las polémicas religiosas y filosóficas. En 1720, John Toland, protestante convencido en su juventud, publica un largo ensayo histórico titulado Hypatia or, the History of a Most Beautiful, Most Virtuous, Most Leamed and in Every Way Accomplished Lady; Who Was Tom to Pieces by the Clergy of Alexandria, to Gratify the Pride, Emulation, and Cruelty of the Archbishop, Commonly but Undeservedly Titled St. Cyril [Hipatia, o la historia de una dama de gran belleza, virtud y sabiduría, competente en todo, que fue descuartizada por el clero de Alejandría para satisfacer el orgullo, la envidia y la crueldad del arzobispo, a quien se conoce, de manera universal, aunque inmerecida, como san Cirilo]. Si bien Toland utiliza para su relato fuentes como Suda , la enciclopedia del siglo X, empieza por afirmar que la parte masculina de la humanidad ha quedado deshonrada por los siglos de los siglos por el asesinato de «la encarnación de la belleza y el saber»; los varones habrán de «avergonzarse para siempre de que haya podido hallarse entre ellos alguien tan brutal y salvaje como para, en lugar de embriagarse con la admiración de tanta belleza, inocencia y sabiduría, 6 manchar sus manos, de la manera más bárbara, con la sangre de Hipatia, y sus almas impías con el indeleble estigma de haber cometido un asesinato sacrilego». Al relatar la historia de la vida y muerte de Hipatia, Toland se centra en el clero de Alejandría, encabezado por el patriarca Cirilo. «Un obispo, un patriarca, más aún, un santo es el promotor de una acción tan espantosa, y su clero el ejecutor de furor tan implacable» [1] . El ensayo de Toland causa gran revuelo en los círculos eclesiásticos y provoca la réplica inmediata de Thomas Lewis en un folleto titulado The History of Hypatia, a Most Impudent School-Mistress of Alexandria. In Defense of Saint Cyril and the Alexandrian Clergy from de Aspersions of Mr. Toland [La historia de Hipatia, una desvergonzadísima maestra de Alejandría. En defensa de san Cirilo y del clero de Alejandría contra las acusaciones del señor Toland] [2] . Pero la obra de Toland goza en general de una acogida favorable entre la elite de la Ilustración. Voltaire explota la figura de Hipatia para manifestar la repugnancia que le inspiran la Iglesia y la religión revelada. En un estilo similar al de Toland, escribe sobre san Cirilo y el clero de Alejandría en Examen important de Milord Bolingbroke ou le tombeau du fanatisme [Examen importante de milord Bolingbroke o la tumba del fanatismo] (1736). La muerte de Hipatia es «un asesinato bestial perpetrado por los sabuesos tonsurados de Cirilo, con una banda de fanáticos a sus espaldas» [3] . Hipatia es asesinada, afirma Voltaire, porque cree en los dioses helenos, las leyes de la naturaleza racional y la capacidad de la mente humana liberada de dogmas impuestos. De ese modo el fanatismo religioso ha llevado al martirio de genios y a la esclavización del espíritu. Voltaire vuelve a Hipatia en su Diccionario filosófico . Allí afirma que «enseñó a Homero y a Platón en Alejandría durante el reinado de Teodosio II» y que los sucesos que concluyen con su muerte están instigados por san Cirilo, que «lanza a la chusma cristiana contra ella». Aunque no olvida citar sus fuentes —Damascio, Suda y «los hombres más sabios de la época»—, Voltaire hace de ellas un uso bastante desdeñoso; y, a mitad de una serie de graves acusaciones contra Cirilo y los cristianos, añade una ocurrencia de tertulia, perfectamente grosera y necia, sobre su heroína favorita: «Cuando se desnuda a mujeres hermosas, no es para perpetrar matanzas». A decir verdad, nos quedamos a oscuras sobre si el «sabio de Femey» se burla de sus lectores, de las ideas que propugna con tanto entusiasmo o de Hipatia. Voltaire manifiesta la esperanza de que el patriarca Cirilo haya pedido perdón a Dios y de que Dios, en efecto, se haya apiadado de él; Voltaire en persona reza por el patriarca: «Ruego al padre misericordioso que tenga piedad de su alma» [4] . Las versiones reduccionistas de Toland y Voltaire sobre Hipatia 7 marcan la génesis de una leyenda que mezcla verdad y falsedad. Si hubieran consultado sus fuentes antiguas con más perspicacia, habrían detectado en ellas una personalidad mucho más compleja. Esta «víctima de la superstición y de la ignorancia» no sólo cree en el poder redentor de la razón: también busca a Dios a través de la revelación religiosa. Por encima de todo, Hipatia es testaruda, posee una gran delicadeza moral, y defiende el ascetismo tanto como los cristianos dogmáticos que Voltaire y otros presentan como implacables enemigos de «la verdad y el progreso». Influido por las ideas de la Ilustración, el neohelenismo y el estilo literario y filosófico de Voltaire, Edward Gibbon elabora la leyenda de Hipatia. En la Historia de la decadencia y caída del Imperio romano , declara a Cirilo responsable de todos los conflictos que estallan en la Alejandría de comienzos del siglo V, sin olvidar el asesinato de Hipatia [5] . Según Gibbon, Hipatia «profesa la religión de los griegos» y enseña públicamente tanto en Atenas como en Alejandría. No conozco la fuente de la primera afirmación de Gibbon; la segunda refleja una interpretación errónea del relato de Damascio en Suda . Como Toland y Voltaire, Gibbon repite la historia de Damascio sobre la violenta envidia de Cirilo hacia Hipatia, que se halla «en la plenitud de la belleza y en la madurez de la sabiduría», rodeada de discípulos y personas «ilustrísimas por su rango o por su mérito» y siempre «impacientes por visitar a la filósofa».