Qué Es La Investidura? La Investidura Es a La Vez Una Facultad Del Parlamento Y Un Acto Parlamentario
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Manual del Parlamento 109. Naturaleza de la investidura ¿Qué es la investidura? La investidura es a la vez una facultad del parlamento y un acto parlamentario. Como facultad es el reconocimiento de la capacidad y competencia constitucional que tiene el parlamento para participar en el proceso de formar y controlar al gobierno. Como acto es a la vez, el procedimiento, la decisión y el documento a través de los cuales, y en los cuales, queda constancia del trámite y del sentido en el que se ejercita la facultad de investir. Por la investidura la asamblea compromete su apoyo a un gabinete, a base de la confianza que ella le otorga para que ejecute un programa político durante su mandato. Su fin es fundar el gobierno con la confianza del parlamento. El voto de confianza del Congreso divide a la asamblea en mayoría y oposición. No es un simple acto sin correlación con las medidas que en el futuro se irán implementando y llevando a cabo. Es el endose de confianza por los programas y acciones que se derivarán de la política y medidas expuestas en el parlamento. La expresión de confianza avala la conducción de la política del gobierno, la que no la otorga discrepa de ella. La investidura es un voto de confianza sobre una gestión ministerial que comienza ¿Cómo es el procedimiento? El procedimiento propiamente dicho se inicia con la comunicación que realiza el Presidente del Consejo de Ministros, solicitando se le indique fecha y hora para su presentación, luego de haber recibido el encargo, de haber sido designado como tal, y de haber juramentado el cargo ante el Presidente de la República. La solicitud es tramitada en el Congreso y, respetando el plazo de 30 días naturales que establece el Artículo 32 del Reglamento, se acuerda su presentación antes del vencimiento de dicho término. El acto de la investidura propiamente dicho, luego de los actos que con carácter preliminar se indican, el procedimiento de la investidura sigue el curso cuyo gráfico se presenta a continuación, el mismo que comprende seis etapas. La primera es la concurrencia del gabinete dentro del plazo establecido en la Constitución; la segunda es la exposición de la política general del gobierno a cargo del Presidente del Consejo de Ministros; la tercera es el debate plural entre las diversas agrupaciones parlamentarias y los miembros del gabinete; la cuarta es el planteamiento de la cuestión de confianza por el Presidente del Consejo de Ministros; la quinta es la presentación de la moción en la que se establece el otorgamiento o rechazo de la investidura; y la sexta el debate y votación de la moción en la que se propone el acuerdo respecto de la confianza solicitada. La votación establece y resuelve si la investidura se otorga o no. 412 Los procedimientos de control Procedimiento de investidura Debate y Concurrencia votación de del Gabinete la conanza Exposición Presentación de la de la política moción general Planteamiento Debate plural de la cuestión de conanza 2 Como se señaló previamente, el gabinete se presenta ante el Congreso dentro de los 30 días naturales de haber asumido sus funciones. Si el Congreso estuviera de receso en el período entre una legislatura ordinaria y otra, la Constitución señala que el Presidente de la República tiene la obligación de convocar a legislatura extraordinaria. Presente en el Congreso el gabinete, es invitado a pasar al hemiciclo. El presidente del gabinete toma la palabra y expone por el tiempo que fuera necesario la política general del gobierno y las medidas que requiera su gestión. Al concluir su exposición solicita para la política general expuesta la confianza del parlamento. En seguida intervienen los voceros de los grupos parlamentarios para fijar sus respectivas posiciones sobre la política expuesta, y para alcanzar alternativas o cuestionamientos al gabinete. Concluidas las intervenciones de los voceros, interviene nuevamente el presidente del gabinete o los ministros a los que éste les delegue la posibilidad de hacerlo. Al finalizar las exposiciones, se retira el gabinete. En seguida, lo usual y lo parlamentariamente correcto sería la presentación, lectura, debate y votación sobre la moción correspondiente de otorgamiento de confianza o a su negación. Sin embargo, la tradición se quiebra con el inicio de la vigencia de la Constitución de 1993, porque no más se requiere de un documento parlamentario en que conste la posición y motivación de la confianza parlamentaria, o contrariamente su ausencia. 413 Manual del Parlamento La generación de representantes a cargo de la gestión parlamentaria desde 1995, en efecto, obvia los clásicos pasos procesales y suprime la regla general de que la confianza ministerial debe constar en un texto escrito (la moción) en el que se exprese formalmente la posición y razones básicas de quienes la otorgan, o que la omiten o deniegan. En lo sucesivo la práctica ha consistido en votar la cuestión planteada por el gabinete. No se distingue entre la confianza solicitada, y el acto de valoración y merituamiento parlamentario de la solicitud. Se reconoce titularidad suficiente al gabinete para promover la confianza, sin que preceda la confianza previa consideración o motivación que determinan a quienes se la solicita que la presten o declinen el otorgamiento. El proceso se acelera sumaria y súbitamente. En nombre de la prontitud se expide la decisión. Debe presumirse que la confianza se da sin la explicitación de la causa que la genera, que la rehúsa. No es más un acto razonado sino uno conferido a la sola voluntad de quien la pide. Por eso cabe afirmar que la investidura consiste ahora en un proceso decisivo antes que reflexivo. Es cierto que la Constitución no señala cómo se consulta la confianza inherente a la investidura. Tampoco el Reglamento del Congreso adopta previsión expresa sobre el proceso de debate y consulta. En ausencia de norma el parlamento se rige por hábitos y costumbres consuetudinarias en las que se ha probado exitosamente el trámite de las más delicadas y hasta explosivas cuestiones políticas. Negar el consejo de la práctica que se transmite en las tradiciones parlamentarias, por esta razón, puede tener carácter temerario. No se trata de exhumar viejas y dudosas rutinas, sino de ponderar la consecuencia del apartamiento de sanas pautas de procesamiento de las cuestiones de magnitud estatal que llegan para decisión de la representación de la nación. La desatención y minimización de métodos probados durante reiterados y sucesivos casos, difíciles, complejos y controversiales, debe explicarse con más razones que el desdén o la súbita urgencia de decidir sin pausa cuestiones pendientes. Negar la experiencia que la historia mantiene en la memoria de los pueblos y las instituciones puede ser más una reacción precipitada o intemperante, o consecuencia del humor maníaco o histérico de un representante, que ejemplo de la conducta de quienes como estadistas debieran lideran los procesos políticos en la república. Es recomendable el retorno de la práctica regular. La confianza debe documentarse. Es parte del acuerdo o del pacto entre el gobierno y el parlamento. La declaración de confianza parlamentaria es un acto solemne entre dos agentes estatales, el gobierno y la representación nacional. El gobierno recibe el poder de la representación para dirigir el país con su asentimiento. Pero la asertividad parlamentaria con el gabinete se expresa en términos respecto de los cuales el desempeño del gobierno es exigible. La moción incluye los términos de la confianza y respecto de ellos es que luego el gobierno debe rendir cuenta. 414 Los procedimientos de control Está pues en la naturaleza de la investidura que la concesión de confianza no es un derecho temer desconocerse, ni un acto rutinario que corresponda mecánicamente procesar al Congreso, sino consecuencia de un proceso de persuasión y de convencimiento. No uno de imposición ni de arrebato. La confianza se conquista y se merece, no se impone, no se expulsa ni se arrancha por ni a quien debe prestarla de buena fe y en base al sustento y a la razón. Es por esa razón que el respeto a la institución parlamentaria se ha canalizado a través de un protocolo con el que se cuida la naturaleza fiduciaria de esta institución. En consecuencia con la calidad del acto político del que trata, ha ocurrido que el procesamiento de la confianza pasa por una sucesión de actos mediante los cuales se elabora y se diseñan las bases de la relación no entre dos cómplices sino entre los quizá dos más importantes actores estatales. La trivialidad con la que se procesa la investidura, obviando el significado y trascendencia que el parlamento exige en aspectos específicos de la presentación del gabinete que solicita la aprobación de la autoridad políticamente representativa de la sociedad, es un síntoma de la pobreza que los símbolos políticos tienen en un parlamento con hábitos cada vez más pragmáticos. Cuando los procesos se desarrollan con la lógica del consumismo los signos se pierden. Las instituciones del universo político eclipsan en una vida parlamentaria nacional corroída por la pérdida del sentido y la fractura de la identidad representativa. Los representantes no alcanzan a concebir en qué forma la adopción de actitudes mecánicas descuidan, carcomen, corroen y traicionan el cimiento ético y vivencial sobre el que se construye el ejercicio y control del poder político. Es la moción que motiva la resolución de otorgar o rehusar confianza al gabinete en la que se especifica porqué o sobre la base de qué entendimiento la otorga. La moción fija los términos que debe honrar el gabinete mientras tiene bajo su cargo la conducción de las políticas públicas que se exponen como parte del programa de gobierno que sustentan ante el Congreso. El texto de esa moción fija también la obligación del Congreso para colaborar en el éxito de ese programa, tanto como en el control y escrutinio de su desarrollo.