a 'i c 'a no m r & /?cc/o

BAJO LOS COCOTEROS

(ALMAS Y PANORAMAS)

Introito (Prólogo): Fernando M.a Guerrero. Plagio: .... Cecilio Apóstol. ¡te Missa est (Epílogo): Teodoro M. Kalaw. Ilustraciones: . Fabián de la Rosa, Jorge Pineda y F. Amorsolo. Rasgos musicales: Juan Hernández y Antonio Es- camilla.

Librería “MANILA FILATÉLICA“ (oler, 453, Sta. Cruz.—Apartado de Ccrreos, 70 MANILA, 1911.

Í NDICE

Pág. OFERTORIO...... I INTROITO ...... IX ELOGIO DEL P O E T A ...... XVII I. Del libro de la Patria ...... 1 Jn aeternum ...... 3 La lengua del te r r u ñ o ...... 0 El alma de la R a z a ...... 9 Oración al Dios A p o lo ...... Id Himno al T a a l ...... 17 C e lia ...... 21 Tomás Pinpín...... 23 Las dalagas filip in a s...... 20 II Salmos al Patriota 29 Ante el M á r tir ...... di Rosas á María Clara ...... 36 Antífona al H éro e...... dS Epopeya de la Raza ...... 39 Apoteosis...... 47 Perfume...... 50 Sim oú n ...... 51 III Sinfonía de las R o s a s ...... 53 Rosas de la tarde ...... 54 Rosas místicas...... 59 Rosas de c a r n e ...... 01 Rosas de E r o s ...... 03 = 240 = I ndice

IV. Paisajes filipinos...... 69 Luglugan...... TI Banahaw...... T4 Pan sol 77 La selva filipina. 8U Laguna de Bombón...... 83 Crepúsculo provinciano...... 85 Noches de M an ila...... 86 Amandiwing 87 V Del libro del Amor 89 En la orfandad...... 91 A media noche...... 94 Contrastes...... 96 ¡No llores! ...... 99 El poema de mis besos .... .101 Los labios de Ella...... 105 Los ojos de Ella...... 107 VI. Flores del terruño 109 El kam uning...... 111 La sampaguita...... 113 Las violetas...... 115 La coronaria...... 118 La champaba...... 120 VIL Del libro de la Amistad 123 Brindis...... 125 Es noche de b a ile ...... 127 La carcajada de Momo .... 130 De la lejana Escocia...... 135 Ofertorio...... 139 Sueño de Navidad...... 140 Claro M. R ecto

VIII. Del libro de las elegías 1451 En la tumba de mi padre...... 14f> A la luz C repúsculo...... 148 Elegía de la ta rd e...... 150 Sombras de vida...... 152 Dar de comer al hambriento .... 155 In pace...... 15H C aridad...... 100 IX. Del libro del Bien y del Mal . 105 Fango, todo a a n g o , ...... 107 Vida bohemia...... ; 170 X Capullos líricos 173 La canción del dolor...... 175 Después de la llu v ia ...... 177 Intimidades...... 179 Caprichos de novia 180 Frivolidades...... ' ...... 182 XI L as cuatro E s t a c i o n e s ...... 185 Primavera...... 187 V e r a n o ...... 188 Otoño...... 189 Invierno...... 190 XII Versos del M omento ...... 192 Génesis filipina ...... 194 H o n ey -m o o n ...... 195 Sobre el m ar...... 190 Novia muerta...... 197 Cuando era niño...... 198 En las correrías...... 200

= = 242 = Indice

XIII. Clarines de com bate ...... 203 A los Héroes

= 243 = OFERTORIO

Sr. D. Gregorio Aguilera y Solís, Lipa, Batangas.

D. Gregorio: Permitid que os ofrende con ambas manos estas rosas primeras de mi jardín de ensueños. Son rosas pálidas, demasiado tristes, porque mi jardín está enfer­ mo; pero huelen á corazón, á corazón atormentado que licué estremecimientos de agua diáfana y sangra como un rosal. Son rosas que se emborracharon de sol y tuvieron confidencias íntimas con la luua, y que de repente se vieron inmergidas en la impiedad de siete días nebulosos y en el mar muerto de otras tantas noches de tempestad, de estrellas muertas y de bri­ sas más muertas aún. Son rosas que se encapricha­ ron, como niñas gráciles y locas, en mirarse en el amable cristal de una milagrosa fuente que se en­ turbió de pronto, por haber saltado á su fondo, lu­ minoso y trasparente, dos parejas de ranas demasiado verdes, extremadamente viscosas y de un atrevimiento que asusta y hace reir. Son rosas (pie arrancaron una tarde primaveral de hondos recogimientos y dia­ fanidades melodiosas, unas manos sin guantes, mo­ renas y febriles, para encantar una glorieta, y que

v. Claro M. Rfcto cayeron al suelo y se empolvaron, porque unos labios golosos besaron de improviso las manos que las Utr valían y éstas se enfriaron y temblaron y las dejaron caer. Son rosas, en fin, que nacieron á la hora sa­ crosanta de las auroras doradas, y se marchitaron antes de ponerse el sol. ¡Pobres rosas enfermas y adonizantes! Antes de que cayeran exánimes á arrisarse en el polvo, en el último temblor de sus carnes místicas que supieron del Deseo, pero ignoraron el Hozo, en el postrer estremecimiento de su belleza caduca, mi musa piadosa se apresuró á cortarlas de sus tallos que amarilleaban, para incensar con la exhalación de su perfume muriente un ara si­ lenciosa y familiar en que dos corazones comulgan una misma Hostia, el Arte, y beben un solo licor divino y generoso, el de la Viña de la Amistad; en que dos almas se consumen, como las víctimas de las religiones paganas, en un dulce éxtasis único, en una sola visión beatífica y clarividente. ¿Por qué no se habían recogido temprano, cuando todavía refrescaba sus alas matutinas el rocío que tenía cabrilleos áureos al paso de la carroza de del Padre Sol? Perdonad: se creía que no habían de morir tan pronto las pobrecitas rosas; se pen­ saba que esperarían la noche para volver á hablar á la luna—que las había bautizado en el plenilunio anterior con el agua plateada de sus rayos—para de­ cirse discreteos y caprichos funambulescos. Se que­ ría recogerlas cuando tuvieran más perfumes de vr. Ofertorio vida, más besos de mariposas, más tesoros de luz de auroras, y supieran más secretos de la luna, más in- timidades de estrellas y más cuentos de brisas que lian jugado con cabelleras de Hadas, en castillos le­ janos; jaira que al ser quemadas en el incensario, de oro del ara familiar, dieran más aromas de ter mira, de corazón doloroso, de ensueños desvanecidos apenas entrevistos, de dulzuras y bienquerencias muy íntimas, sagradas é inmortales. l’ero ya veis: las infortunadas rosas mueren prematura é inesperadamente, y antes del último des­ hoje, he querido colocarlas en el incensario de oro del ara doméstica guardada por dos almas que se quie­ ren y se regocijan juntos, y lloran más juntos aún- porque son iguales é inseparables. Coged conmigo el incensario donde yacen agó­ nicas, pero todavía palpitantes de vida, las rosas ma­ ñaneras de mi jardín enfermo, muy enfermo, acaso muerto ya. Poned en ellas un poco del óleo santo de Belleza con que Apolo ungió vuestra alm a... Bajará fuego del cielo, como en los sacrificios de los sacerdotes de la antigüedad, para quemarlas... Y que el humo sea aromático y piadoso y que en él se inebrien perpetuamente nuestros espíritus fraternos, abrazados en la suprema emoción de un alborozo íntimo y primaveral... Claro M. Recto. Manila, VO de Agonfa

VII

INTROITO

Por

Fernando M.a Guerrero.

INTROITO

Trtis is the forest primevah... Hitan palabra* do. Longfellow, olorosan á prima- cora y á jardín en flor, dicen bien á la cabría, de c*1c libro de vernos, de ente devocionario lírico de uno de lo* más jóvenes poetas de Filipinas: ('lavo M. Recto. Porque estamos, lector discretísimo >/ amable, en plena, floresta poética, asistiendo, con un fulgor de. asombro en los ojos, al primer desahogo cordial de una juventud de veintiún años, de una vida crismada con los óleos de Ja Belleza,—ministros oficiantes el propio esfuerzo y el enamoramiento íntimo del poeta— en la encantada y resplandeciente basílica del Arte. Porque resulta, mujer que me lees, que á poco que vuelvas la, cara,, te deslumbrará la cisión del Ensueño traducido en estrofas, y á poco que alargues la mano, tropezarán tus dedos con unas rosas gráciles, balsá­ micas g hechiceras, rosas que se lian abierto en la- gloria de, una hora sentimental, á la luz de un sol nativo, entre los susurros de una fuente que. brotando de, lo más hondo de un pecho, vuelca sus aguas ar­ moniosas sobre las asperezas del vivir y los prosaísmos de esta edad del ilóllav, del "trust” y de la praxis. Ya estamos cansados de ese pontificado de ntili-

XI F ernando M a Guerrero

tañamos áridos. Nuestro paladar está seso: nuestros ojos, adoloridos. Tantos ya. son los materiales apila­ dos de. la vida externa y tan exiguo y flojo el don de asimilarlos ó, las leyes internas de la naturaleza humana, que es necesario,' para el triunfo del espíritu y la supervivencia de la emoción calológica, dar el grifo de alarma á las conciencias abotagadas, sacudir con los sones de la lira, en crescendos estimulantes, el apla­ namiento de la pobre, sensibilidad, g pensar con Shelley que cuando el cálculo ha ganado la delantera á la fa­ cultad de concebir y el cuerpo ha llegado á ser pesado en demasía para el espíritu que le anima, es indis­ pensable entonces inmergir el alma en las ondas sua­ vísimas y puras de la Poesía. “La Poesía redime de toda flaqueza las visitaciones de la divinidad al hom­ bre. La. Poesía hace amables todas las cosas; exalta la belleza aún de aquello que ya es muy hermoso, y llena de, belleza aun lo más disforme: une la exalta­ ción y el horror, el agravio y el placer, la eternidad y la mudanza: sujeta, á unión bajo su yuyo de luz todas las cosas irreconciliables. Trasmuta cuanto toca, y toda form a que se. mueve dentro del radio de su presencia, se trueca por maravillosa simpatía en encar­ nación del espíritu que alienta en ella: su secreta al­ quimia cambia en oro potable las ponzoñosas aguas que fingen de la muerte á través de la vida: arranca del mundo el velo de la costumbre y muestra pura la desnuda y dormida belleza, que es el espíritu de sus form as.’’ Por eso, cuando aparecen libros tan impregnados

XII. Introiio tn un aroma de belleza y devoción á la vida, como éste que Recto note ofrece, figúraseme que una mano celeste y luminosa, mojada "¡ el agua de las lustra- dones, se posa en nuestras frentes entristecidas, y limpia, una á una, las salpicaduras de fango que, durante la jornada, lian afeado y manchado nuestra carne....

Recto es esencialmente un poeta lírico. Es de una naturaleza á la vez sonriente y meditativa. Escrután­ dole el rostro, buceando en la expresión de su mirada, descubrimos al punto como eflorescencia típica de su carácter, la propensión al Ensueño, fuente y raíz de las más sutiles inspiraciones poéticas. Gran cazador de quimeras, se pasa la vida contemplándolas hasta tropezar con la preferida y cautívala en las redes de oro .de su fantasía, la mima en las soledades de su corazón, y cuando ya la ha bañado en la piscina del sentimiento, y le ha. vestido con la seda y el tercio­ pelo de la palabra, la deja otra vez en libertad para que vuele á su arbitrio como una mariposa de colores, para que se emborrache de sol y se harte de luna, y voltejee luego, llena de lumbres y sonoridades, por sobre nuestras aficiones y anhelos, malferidos y amargados en el tumulto de las Rabeles modernas. Yo le conocí á este excelso poeta hace dos años. Confieso que sus primeros versos no me indujeron á

x in FMINAMMO M a GuEKBEBO

'pansay en la existencia de filones áureos: sus compo­ siciones iniciales, medio ankilosadas por las rigideces clásicas y los tópicos del santoral y el martirologio, no rebasaban el nivel ordinario de los “renglones cortos” que tollos escribimos de estudiantes. Paro es justo con­ fesar también que, sacudido el yuyo escolar y rotas /«■>• influencias de la disciplina jesuítica, el numvi de lieeto. frente á la visión de la vida y á Ja brillante colora­ ción del paisaje filipino, trocó sus breves alas por las egregias plumas aquilinas, y en vez de ensayar el rudo en ambientes de ñoñez y santurronería, escaló las cum­ bres más altas de la idea y las excelsitudes del sen­ timiento. y en tan sagrado ejercicio, que es placer de dioses y delectación de almas privilegiadas, halló los motivos de su renovación literaria y la garantía di­ que sus caminos. desobstaculizados y francos, le Heve- han derechamente á la posesión de un eclecticismo te­ mático y de una técnica nuera, emancipada del lastre de rutinas paleontológicas, por la libertad métrica, la flexibilidad del ritmo y la novedad de las form as del pensamiento. Estos progresos realizados por la musa de Claro M. Redo, son su mejor ejecutoria.

¿Se ha modernizado el poeta?... Pienso lealmente que sí, si por modernismo se ha de entender la ten­ dencia contemporánea de convertir la Poesía en reflexión

XIV. Introito integral de /o subjetivo y objetivo, de lo form al é idealó- i/ii o. pava adaptarla plenamente lo mismo á los aspeó­ los de la realidad visible que ñ los más ocultos ma­ lais y vibraciones del sentimiento. No tiene Recto una concepción equivocada del mo­ dernismo en Literatura. No pone en el escarceo near lofiisla la característica del verso de estos días, ni trata dr embozar, por modo cabalístico y sibilino, lo que piensa y siente, lo que ensueña y evoca, bayo los cres­ pones del símbolo, impenetrable como la sombra. Sa procedimiento menta! es de los menos complejos y alam­ bicados. Responde, sin díala al y una. á Ja normalidad orgánica de mi cerebro, claro como el mismo nombre del rate, y á un poder natural de percepción y vi­ dencia de las cosas circunstantes. Por tendencia innata, tpisla su numen de pararse ante lo real y tangible y de inquirir, una vez enfocada la inspiración, primero ta totalidad de las facetas y luego la más especial, culminante y expresiva de éstas, con lo que logra ob­ tener una síntesis poética en que triunfa gloriosamente lo Relio. ■en la apoteosis (le su unidad y universalidad, de su abstracción y concreción. Si fuéramos á escrutar la sensibilidad de este poeta, la hallaríamos comparable á una fina caja ar­ mónica, éi la clásica arpa eolia, vibrando suavemente ét los besos más imperceptibles del aire. No diría Max Nordau anormal y enfermiza esta receptividad emotiva, este delicado y perenne estremecimiento de los nervios, esta leve palpitación de todo el sér bajo tas bondades de la luna, los chisporroteos del sol, las gracias de la

xv. FkKNAKDO M.a GuElUlEllO

primavera, las .seducciones del amor, las tristezas de la Patria, las confidencias del agua y los besos de la

mujer querida. Recto es “ humano, demasiado humano": tiene su alma ligada, corno en promesa de por vida, al alma de todas las cosas. Así esplende en sus poe­ mas una vaga adoración panteista, sobre todo en aque­ llos que traducen su emoción y su fervor psíquico por los sortilegios y encantos del país natal. Originariamente, la poesía de Recto, atenta á los modelos clásicos é. infinida por lugares comunes de otros climas, se ofrecía á 1a. crítica como empedrada de exotismos literarios, que iban ríesele el símil y el tropo á la imagen y la alegoría. Por fortuna para las musas indígenas, esta orientación retórica ha cedido definitivamente el paso y el sitio á la predilección por una forma ungida en la luminosidad y policromía ilc nuestra propia naturaleza, en la graficidad de las com­ paraciones y metáforas que sugiere la magia del pai­ saje filipino, que es excepcional, porque es como cosa, de ensueño, de encantamiento y de milagro. Y como este paisaje es enorme, es múltiple, es suntuoso y es iridiscente, la métrica de Recto ha te­ nido que armonizarse con tan Irizarras ostentaciones de

lineamiento y de luz, y así el verso de arte menor— infrecuente en el antifonario del poeta—ha quedado poco menos que preterido y vencido por la amplitud silábica y la solemnidad rítmica y musical del alejandrino- E l verso de este portalira es de una flexibilidad maravillante- E s como una túnica de seda que acu­ sase las más tenues morbideces de la idea y los latir

XVI. Introito

más recónditos del sentimiento. Ondula fluriai- mnilc. se mece ron la sonoridad, de un palai/al, y se limile i/ expande á tenor de la sístole y la diàstole del estro. Con esta tío-nica, jtexuosa, no han modalidad del pensar ni aspecto sentimental t\ue no halle cabida o entronque, en el molde armonioso y melódico del verso; u ful á este procedimiento, Recto consigue el máximum de placer en quien le lee, por el sabio consorcio de tu ideación artística y de la justeza y melodía, del cerini. Recio es un enamorado de la cadencia puna, de tus cesuras sabiámenle puestas, aunque su distribución esté en desacuerdo con las pragmáticas rigurosas de la Imélica de los clásicos. ¿Qué importa la divergencia? I.o indispensable es que haga musicalidad y que el minierò y la cadencia del verso sean propiamente la resonancia inequívoca de las fuetti adanes del raudal patètico y los vaivenes de nuestra rida interior. Por lo demás, loda técnica., según Viyié-Lecocq, es perfec­ tamente libre, y la poesía, no ha de. dar, más que las o tra s artes, cuenta estrechísima de sus procedimientos. Si un poeta ha logrado comunicarnos su emoción y refrescar nuestra alma ron un hálito ile rida, seria­ li m i ingratitud y hasta una injusticia discutir y con­ denar su métrica. Su libertad es su derecho. Ya lo dijo Horacio: ....Pictoribus atque poetis quidlibet audendi semper fuit acqua potestas. *

*

XVII. Fí RNANDO M a GüERRKRO

Nada tan plausible en la ga copiosa labor (le este jaren 'poeta, como su idolatría dentro del inmenso cielo de sus asuntos y temas, por aquellos que. le llevan al oido, en la hora del afñatus dei, la voz íntima y materna de está Patria triste, á quien poderes extraños tratan de negar hasta ahora el fuego y el agua de la libertad. El poeta está como saturado y macerado en esas desconsolamos del terruño, y así, hasta cuando objetiva en el metal sonoro de su estrofa, la visión feé­ rica del paisaje filipino, su poesía, cuando no es ideal lacrimatorio, tiene detonaciones de protesta y restallidos sibilantes de fusta, aunque no es raro que á. veces la elegía y el yambo vagan como del brazo por la encan­ tadora foresta del poema. Me. seduce esta musa cálida, insumisa y dehel adora. Sus arranques patrióticos y sus conminaciones pungentes son como recordatorios á la Haza, dichos desde las cúspides más altas y bellas del alma g la conciencia filipinas. En esta categoría, de asuntos, las estancias de. Recto son, según Ja frase de Shelleg, trompetas que llaman á la batalla. Erente á la Naturaleza del trópico, el numen de. Recto aparece como sumido en la dulzura del éxtasis. No se entretiene en nimiedades, no pone su celo en la sorpresa de los pormenores visibles, sino que capta la, fisonomía del conjunto, la idealiza en la alquitara de su temperamento g nos la da luego, no en copia servil, sino en forma de una impresión quintaesenciada, donde refulge g canta, en la gama infinita de sus co~ lores g armonías, el alma entera g autóctona del paisaje. El estilo del poeta fluye irisado como el nácar de

xvrir. i vTH"l h> nuestros muren: su fraseología se expande en rompi- uaridos de aurora, de pirotecnia celeste: las imágenes desjilan en fogosos escapes líricos, y la música, del uelro se acentúa■ placenteramente como acompañamiento acordado de. la. exaltación cordial y el cariño sin man­ illa á las cosas del Hogar g de la Raza. Hn la. expresión de sus cuitas amorosas, se nos recela emotíno, romántico y fetiquista. A las veces, por ■mhre la. urdimbre de los versos g el ensarte, de las nlras. pasa, una ráfaga, de sensual idad, llena de vague­ dades g de temblores enigmáticos. Pero es sólo un mo­ ni mío: la carne refrena sus Ímpetus y se. detiene en tos dinteles del Arte, para no estorbar la letanía florida g sentimental del poda á la diosa de ojos negros y liamos delicadas g mórbidas: su diosa. En resumen, Recto, á, pesar de. su juventud, es de uun inspiración múltiple y fácilmente adaptable á los pridcismos del mundo en que ririmos g del otro que llrramos dentro. Podrá tener sus lunares como el mismo augusto Helios, padre de la luz g ojo del universo: pero le corresponde, por derecho propio y méritos contra ¿dos i ii el campo literario, un sitio de honor entre los cul­ tures altísimos de la poesía, del ilm.ás inftdible heraldo, i empanero g seguidor del despertar de un gran pueblo que se dispone á realizar un cambio en la opinión ó en las instituciones."

l)e intento no he disecado ni analizado este ini- i iul puñado de rosas y gemas que el poeta con fia á

xix. F ernando M.“ G uerrero la curiosidad de las (/cutes. Dogles el florilegio en su glo­ riosa virginidad. As-f no podrán achacarme nunca el pe­ cado triste de haber roto corolas ni extraído artificiosamente perfumes. Mi norma es ésta: indemnidad parata ilusión. ¡I liara la sed de Belleza toda suerte de estimulantes. .1 sí corno asi. la dorada cancela del jardín ra á abrirse dentro de poco. ( 'liando ingreséis en él g os perdáis espiritual mente por sus m editas blancas g sus llores de ruaran-lía, os visitará, como á mi, el Ensueño 'misericorde. g entonces pensaréis instintivamente que aunque la rala es amarga y universal (i sufrimiento, todavía hay sobre las aguas muertas y sombrías, un puente de luz para quien guste de emociones puras g desee regenerarse en Ia santa y escondida piscina de la P oesía...... Poeta egregio: antes de dejaros solo con vuestra zampona lírica, sonreído de las musas ■míticas—y de las de carne y hueso también—g antes de que, otra vez os. subáis al azul sobre las antas del corcel divino, permitidme, que. os diga como Kanva á Sal-úntala: —“¡Que sea feliz tu viaje! ¡Que la extensión del camino la alegren claros estanques, siempre cubiertos de loto! ¡Que te den sombra los árboles! ¡Que el viento te refrigere con su caricia suave! ¡Que nunca huelle tu planta más que pétalos fragantes!...... 1 ahora, lectores míos, emborrachaos, bajo los cocoteros, con vino de inmortal belleza. This is the forest primeval..... Fernando M.a Guerrero. Manila, Agosto, P ili.

xx. elogio del poeta

Por

Cecilio Apóstol.

ELOGIO DEL POETA Y DE ESTE SU LIBRO DE VERSOS

Cuando, repleto de rosas y mieles, dábale Apolo su lírica venia, un anticipo de prontos laureles ya le brindó su labor primigenia.

Hoy, á progreso moyida su planta, sin el ligamen de urgencias confusas, á plenitud personal se leyanta este mancebo á quien aman las Musas.

Este mancebo, con arte exquisito, pone en la estrofa la fuerza del cedro y un deslumbrante fulgor de infinito en sus facetas de claro poliedro.

Plenos rosales en este volumen brindan al alma sus rosas de ensueño, y nos evocan, por arte del numen, los hiperbóreos espacios del sueño.

Hondos sentidos adquieren las cosas bajo el hechizo del verso rotundo. xxui Cecilio Apóstol

¡Rosas divinas, románticas rosas, dais la visión inactual de otro mundo!

Llega, mujer, con tus cuitas ó amores á este jardín que formó el sentimiento, que tus tristezas de amor ó dolores en él tendrán oportuno comento.

Tú, que, abrumado por-graves negocios, vas por tu senda con aire cansino, pára, que á medro dispone tus ocios en este oasis Ariel el divino.

ENVÍO

XARE, POIETES. Tus rimas perfectas den, como premio á tus luchas amargas, el provocar en las almas selectas repercusiones profundas y largas.

Cecilio Apóstol.

T

XXIV BAJO los COCOTEROS

Tengo el cuerpo cubierto del polvo de las tristes jornadas larguísimas, y hay en mi alma, que es diáfano vaso, sedimento de esencias antiguas... C. M. R.

I.

DEL LIBRO DE LA PATRIA

In aeternum 4 «« La lengua del terruño El alma de la Raza Oración al Dios Apolo Himno al Taal Celia... Tomás Pínpin Las Dalagas Filipinas

Para Sergio Osmeña, el símbolo del Nacionalismo.

II (ETEBIIM... n

AI/.<> mi copa de oro.... Hoy mis nostalgias locas diluir quiero en la espuma del castalio licor; lii'V quiero que florezca el ensueño en las bocas, V que vibren los versos con épico clamor.

limero pulsar ahora en honra á vuestra tiesta ln» rúenlas más armónicas que tiene mi laúd; qulem cantar, al ritmo de una jocunda orquesta, 1« caución más romántica de nuestra juventud.

I'nrque la fiesta vuestra es también de mi tierra, y vuestro triunfo es triunfo de mi suelo natal; |iiicm huís los Espartanos que en formidable guerra dicen unte los Césares su fe en el Ideal.

|<'llantos ínclitos lauros enlloran vuestras frentes! |t'llantos himnos se cantan en vuestro excelso honor! Vuentias glorias proclaman en su gemir las fuentes, »>1 volcan en sus ímpetus, el trueno en su fragor. ------(*) Brindis pronunciado por el autor en el banquete orga- lindo por los redactores de «El Renacimiento en la ncehe J•I II do Peptifmbre de J9C9, con motivo del V III aniver •Irln d« esta publicación. C lako M. R ecto

Eu vuestras rojas venas la misma sangre late que ofrendó nuestro Mártir ante altar; por eso sois osados en medio del combate, y truena vuestro verbo como el rugir del mar.

Fueron vuestras antorchas guía de muchedumbres por el incierto rumbo del patrio porvenir; fuá siempre vuestro lema luchar contra las cumbres y antes que ser esclavos mil veces sucumbir.

Vuestras almas que luchan en desigual batalla el Sol y las Estrellas tienen por pabellón, por espada la pluma, el verbo por metralla, y por clarín de guerra la voz de Redención.

¡Oh, las Hechas aquellas que al salir de sus arcos, clavásteis eu el pecho de la Rapacidad, que anhelaba en su vuelo ver con sus ojos zarcos nuestros oros eu nombre de la Prosperidad!.....

¡Martirios!... ¿y qué importa? Todas vuestras desgracias os hicieron más héroes y más grandes que el Cid; por eso Filipinas, ini Patria, os dá las gracias porque os erguisteis siempre rebeldes en la lid.

Aceptad esta ofrenda que el poeta os tributa, aceptad de mi lira esta ingenua caución. Proseguid sin desmayo, y al fia de vuestra ruta os besará lá frente un Sol de Redención. I n AfeTERNUM...

Y cuando en el Orieute la roja y libre aurora «ulrc celajes de oro veamos despuntar, m u el primer destello de su luz redentora pura alumbrar los mármoles que os han de eternizar. Septiembre, 1U0U.

L« LfNGIIfl DEL I E i m i Ü I n

Para Félix M.a Roxas • Es la lengua sagrada de rajális y sultanes, de régulos que alzaban su trono eu los volcanes y enviaban sus guerreras piraguas á la mar. A través de los siglos fue incólume su gloria; es la página de oro en la malaya historia que simboliza el alma del nativo solar.

Es el murmurio suave del florestal sonoro que estremece la brisa cuando sus rosas de oro deshoja el sol que muere con languidez sutil. Es el alma doliente que llora su infortunio, cuaudo, al amor romántico de un claro plenilunio, piensa que para ella también hubo uu Abril.

Es en las noches negras el ferviente suspiro de una virgen monástica que evoca eu su retiro en alas del ensueño recuerdos del ayer. El cauto de un poeta que gime eu sus desgracias, bajo el follaje trémulo de las verdes acacias, en la paz me'ancólica de uu suave atardecer. (*)

(*) Declamada por la Srta. Josefina Ocampo e i la Velada Inaugural que el «Club Eu.erpe» celebró el 17 de Diciembre «le 1909. L a L engua del T erruño

Ks el ensueño ignoto que en las bocas florece, i I imullo de un ave que á su cría adormece cnlic las anchas hojas del verde platanar, bu du la amada única la mirada indecisa, ln llor ingenua y dulce de una tenue sonrisa • n unos labios rojos que tiemblan al besar.

Ks el tierno coloquio de dos almas gemelas, t i celestial perfume de amorosas esquelas que dos manos se envían á través del dolor. Kl llanto de una novia (pie en desolada playa, a la pálida lumbre de un sol que se desmaya, lontempla allá, muy lejos, la barca de su amor.

Ks el aura que besa á las blancas palomas di un boscaje lleno de orientales aromas, de músicas que Ungen risas de cascabel; ln mariposa niña de aurinegros colores que vuela sobre un prado esmaltado de flores, buscando entre sus cálices una gota de miel.

i Acaso un eremita de los días egregios que supiera de oráculos y sabios sortilegios, ulIa en un bosque, lejos del vértigo mundial, níreeiera holocaustos al dios de las vengan/.as, hiorático y ferviente, murmurando laudanzas, i n la lengua sagrada de mi suelo natal!

En ella himnos cantaban los heroes de mi tierra, cuando osados y fuertes marchaban á la guerra, predicando á los vientos la santa Rebelión. Claro M. R ecto

En ella nuestros vates versos de amores riman, y cantan las dalagas el oriental «kundiman», cual buscando en sus notas la paz del corazón.

Canta en ella sus dichas la feliz campesina, cuando espera en la calma de la hora vespertina al labriego que eu ella también pensando está. Ella vibra en los ecos de la vieja campana qué llama en los albores rubios de la mañana al hombre, cual si fuese la voz de Jehová.

Ella bulle en los versos del glorioso Florante, que á Balagtás, el bardo de inspiración gigante, elevó á las alturas de la inmortalidad. Ella encarna la patria, sus glorias ella encierra, por eso, ella es eterna, como eterna es mi tierra, y eternos son los heroes de nuestra libertad... Diciembre, 1909.

— 8 EL ALNA DE LA RAZA 0

Para el Juez Simplicio del Rosario. Mi raza tiene un alma que es alma de titanes. Sangre de Solimanes i'iuti! por sus arterias que siempre latiráu. Tiene el pecho templado al fragor de la guerra. I(np> sus pies de atleta se estremece la tierra, puique enciende sus nervios la flama de un volcán.

10-t tricolor su enseña... Tiene el azul del Ar'e, la blancura del lirio y la rojez de Marte, por tres timbres gloriosos de su ilustre blasón. Sonríe si la hiere la silbante metralla. Ks su soñada gloria caer en la batalla, teniendo por sudario su sauto pabellón.

lis suave como el ritmo de las flautas bucólicas que eusaya dulcemente en notas melancólicas, entre las verdes cañas, la brisa vesperal. Fuerte, como el «tamaraw» de las selvas malayas, como el caimán enorme que custodia sus playas, cual las eternas fraguas del Apo y del Taal.

(*J Declamada por la Srta. Amanda Teopaco en la velada celebrada por Ja Academia de Derecho La Jttrisprndencia el .‘i de Noviembre de 1909, Claro M. R ecto

Escala euhiestas cumbres, conquista hondos abismos, jamás sucumbe eu lucha contra los despotismos del extraño poder. Se lanza cantando himnos á la turba enemiga, el Ideal por gladio, y por triple loriga la gloria de su patria, el honor y el deber.

Es silfide ligera de fantásticos vuelos, virgen como sus selvas, azul como sus cielos, ciclón en los combates y céfiro eu la paz. Tiene furias de trueno y cautos de canario. Oveja, más no teme al león sanguinario. Paloma, más no huye del águila rapaz.

Sabe pulsar la cítara con melodioso acento, lúgubre como un cisne, triste como un lamento, si se siente morir. Sabe pulsar la cítara eu arpegios bulientes, como del champagne rubio los topacios hirvieutes, cuando su pecho embriaga la dicha del vivir.

Inspiran sus cantares las campiñas de llores, las brisas de la sierra, los alegres rumores del bosque tropical, la que desciende en perlas diminutas, los oros del crepúsculo, las sombras de las grutas y el épico tumulto del fiero vendabal

El alma de mi Raza tiene ensueños románticos. Calma sus pesadumbres con amorosos cánticos en idílicas noches, bajo un claro fulgor. E l AliMA dk la R aza

Mniiric, cuando mira la pensativa luna i xdiir sobre las ondas de una inquieta laguna, fingiendo dulce calma, ahogando su dolor.

Sonríe, cuando escucha en la blanca mañana los acordes de un cauto que un pájaro desgrana cu las frondas de uu bosque virgen de humano pie. Sonríe, aunque padece, cuando triste vislumbra, del murieute crepúsculo en la leve penumbra, los recuerdos lejanos de su imperio que fué.

Es río que serpea bajo cañaverales, «••»piando en el encanto de sus claros cristales la azul inmensidad. Pero es también océano que derrumba montañas, cuando en el seno obscuro de sus vastas entrañas hierve en iras volcánicas su sed de libertad.

El alma filipina es tierna en sus amores, profunda en sus tormentos, serena en sus dolores, ardiente en su pasión. Si le es grata la vida y son sus sueños de oro, hay en su boca rosa cual pífanos eu coro de risas argentinas eterna floración.

Es ánfora de encantos, palacio de grandezas, castillo de heroísmos, santuario de bellezas, refugio de los besos del oloroso Abril. Claro M. R ecto

Con su bolo en las lides indómita guerrea, y con su dulce flauta, cual ave que gorjea, celebra sus amores bajo un tibio pensil.

Hermanos en la Idea... Nuestra Raza es divina. ¡Es grande y sacrosanta el alma filipina!.... Digamos, pues, uu himno por su gloria inmortal! Y tú ¡oh Fama! recorre del mundo los confines, y al son de tus clarines pregona las grandezas del pueblo de Rizal... Noviembre, 190').

12 = O U C I O I I I «lis m i l i "

Para el veterano político, Felipe Buencamino.

I Padre de la Armonía, fuente de gracias líricas, <|iie en piafantes corceles exploras el azur: deten el nervioso ímpetu de tus fuertes bridones nulo el himno que reza por tí la Juventud. Te amamos, Padre Apolo, por tu tirso de rosas, por tus bellos Pegasos, por tu carro de luz, porque tienes la lira, y la flauta, y el pífano, la siringa, el salterio, el sistro y el laúd.

II Eu estos días trágicos en que el bárbaro esquilmo en esta tierra idílica alza su pabellón, en que nos hiere el fuerte, porque nacimos débiles y tiramos del carro del colonizador; danos el ritmo olímpico de tu música sacra V la dulce armonía de tu nueva canciÓD, y ante el dolor, estoicos, el mundo cruzaremos, del Ideal incólume volando siempre en pos. (*)

(*) (Poesía declamada por su autor, eu la velada iraugural del «Club de la Alegría» celebrada eo la noche del l.o de Octubre de lültí, en la residencia del Hon, Manuel L. Quezon. Claro M. R ecto

Til Padre, más de tres largas centurias transcurrieron, y seguimos libando la hiel del padecer; huyó el León rampante, ensangrentado el lomo, pero vinieron Aguilas voraces en tropel. Y nuestro pueblo llora, porque es pesado el yugo* y protestar no puede, porque es débil su grey; porque los ancestrales todos ya sucumbieron, sin dejarnos su aliento, sin legarnos su fé

IV Ya agotaron-sus flechas nuestras viejas aljabas con el León hispano en rudo batallar, v con aquellas Aguilas que, viéndonos inermes, cruzaron el Pacífico en un vuelo triunfal. Por eso te pedimos que prestes el acento de tu lira á estos hijos de indómitos rajáhs, para que, ahogando el grito de nuestras penas íntimas, ambulemos cantando, por no querer matar.

V Excelso Padre Apolo, por las musas gloriosas, por los sátiros viejos del bosque secular, por las suaves ondinas que duermen en los lagos, por la luna, tu hermana, de soñolienta faz; suelta las rojas bridas de tus salvajes potros que, en furioso galope, sus crines tenderán, y que enciendan sus cascos, al chocar con los soles, reverberantes rayos de Paz y Libertad. == 14 = Oración al Dios Apolo

VI Ayúdanos, oh Padre, á conquistar la gloria, • Itu- lograr no pudieron el plomo y el fusil; pin símbolo izaremos la bandera del Arte, humemos tu danta por bélico clarín; y Mili armar cañones de potentes calibres, y mui teñir de sangre los campos del país, lo que jamás logramos en sangrientos combates luíamos alcanzarlo en artística lid.

Vil Nos libertará el Arte de la opresión extraña, *nliarán las cadenas al compás del laúd, poblará los espacios nuestro armónico himno, nuestra enseña ultrajada flotará en el azul; el estro del poeta abrirá las mazmorras, la paleta y el ritmo rasgarán el capuz, y luego tu voz única bajará del Olimpo, y nos dirá á nosotros: «hermanos, FIAT LUX »

VIII ¿Alguien puede decirme que el Arte no redime? Jesucristo fué artista y redimió á Israel, y aquel inolvidable Mesías filipino era un sublime artista y un redentor también. Con la unción de su verbo fundó aquí su reinado, el genial superhombre, varón de Nazareth, y Ivizal, con su pluma, demolió tiranías y liberó á su pueblo del hispano poder. Clako M. R ecto

IX Para alcanzar la gloria, son una misma cesa el pincel elegante y el mohoso fusil, la melena riel vate y el casco del guerrero, el són de los cañones y el llanto del violíu. Lo mismo premia el mundo con lauros al artista epre al soldado que sucumbió en la lid; porque si la lid siembra de mártires la historia, el Arte la convierte en llorido pensil. X Mas, si al fin, Padre Apolo, exhaustas nuestras fuerzas, no esplende en las alturas el libertario Sol, suelta las rojas bridas de tus salvajes potros y que troten furiosos con épico fragor. Que salga de su cauce el indómito Aguo donde quemó sus naves últimas Limahóng; que estremezca el «tamaraw» los llanos y las selvas, y revienten sus cráteres el Taal y el Mayón. Octubre, 1910.

= 16 = HIMNO AL VOLCAN DE IAAL n

Para Fidel A. Reyes Coloso encadenado, invicto Prometeo, que ('»señas hoy al mundo el inmortal troteo •lo tus hazañas trágicas de tirano sañudo: llogue á tí, como un himno de encarnizada guerra, romo un coro de truenos, como un temblor de tierra, »’«lo salmo que emerge de mi salterio rudo.

Son ingentes tus triunfos, son grandes tus hazañas |> oque un nuno maléfico alienta en tus entrañas, ínbricante de rayos de vengadoras furias; lino' ura del malayo, alma del pueblo nuestro, legatario de todas las iras del Ancestro, bizarro é inexorable castigador de injurias.

Hay en tu seno puestas por la Naturaleza energías que guardan tu secular grandeza •le las profanaciones de las garras voraces. V así cuando te violan, tus iras se desatan, é incendian y aniquilan, y destruyen y matan, ante el espanto mudo de todos los rapaces.(*)

(*) Declamada por su autor en la velada l terario-musieal relebrada el 15 de Febrero de 1911 en el «Ojera Honse» á , beneficio de los damnificados de Batangrs. = 17 = Claro M R ecto

Ante tí nada pueden los bárbaros cañones, con que de las inermes y débiles naciones tan descaradamente se burlan las más fuertes; porque las fuerzas hijas de la Naturaleza áou fuerzas absolutas, cuya ruda braveza neutraliza las balas cuando fulmina muertes

Eres tú todo un símbolo del alma de mi Raza: manso y humilde pero agrede y despedaza al buitre aventurero, ladrón de libertades; por eso te estremecen mortales convulsiones, cuando los ambiciosos, que ingentes aluviones de Conquista han traído roban tus heredades.

Tus cráteres lanzaron fuego de cien mil fraguas, lavas abrasadoras, ceniza, hirvientes aguas, en una anunciación de hecatombe suprema; porque ha sido violado tu mágico tesoro, aquellos encantados gemelos toros de oro, por los Shylocks que ostentan la explotación por lema.

¡Oh! Aquella tu ira santa lección sublime encierra. ¿Por qué fueron tus víctimas los hijos de tu tierra, los mismos paladines del triunfo de mañana? Castigaste del pueblo la suicida apatía, porque no predicamos la santa rebeldía ante el feroz empuje de la ambición humana

Ejemplo de energía, valor y patriotismo, ha visto el pueblo nuestro en ese cataclismo que sembró con delirio tu saña despiadada H imno al V olcan de T aal

T ii ousefnste al pasivo morador del terruño

.1 abrir la boca airada y enseñar rojo el puño a los esquilm ados de nuestra tierra amada.

Maldices la Conquista, odias el colomaje, pides la autonomía para el propio linaje, porque te pesa mucho el extranjero yugo. Y así siempre que vienen nuevos dominadores, descargas con fiereza tus rayos destructores, eotno en reto de muerte al extraño verdugo

Hace ya muchos años, á raiz del arribo de la progenie hispana á tu solar nativo, sembraste una catástrofe muy digna de tu historia. Y hoy repetiste tu obra de destrucción y muerte, para decir al amo que nuestro pueblo fuerte no requiere tutores para vivir con gloria.

Fuiste siempre rebelde, osado, diestro y bravo. Tú prefieres el caos á vegetar esclavo. Diríase que alientan en tu seno las almas de los Burgos, Zamoras, Bonifacios, Rizales, y de todos aquellos gloriosos Ancestrales que en lides conquistaron inmarcesibles palmas.

Fuiste siempre, ¡oh Coloso!, hostil á los tiranos, romo el Mayón y el Apo, tus augustos hermanos, Menos también, muy llenos, de vengadora saña. Sed como aqu >1 Samsón, heroe de Palestina. Arrojad vuestras lavas, que antes la propia ruina que el vergonzoso pacto con la Conquista extraña.

= 19 = Claro M. R ecto

Brindad á Filipinas una ilustre epopeya que no podemos darla. Igualadla á Pompeya, inmortal en los fastos solemnes de la historia. Más bella es Filipinas bajo ceniza y lava, que Filipinas paria, de otra nación esclava, y de la gran familia humana, vil escoria.

¡Hurra, egregio coloso de glorias infinitas! Sea la alta columna de fuego que vomitas en nuestra noche larga la tea refulgente; la antorcha neoyorquina iluminando el mundo es tan débil y exigua que su brillo infecundo no llega á las comarcas de esta Perla de Oriente.

Más unión, ciudadanos, porque nos aniquilan. ¿No veis que por un lado cañonee nos vigilan y por otro las fuerzas de la Madre Natura? Que se unan fuertemente todos nuestros esfuerzos, que formen un solo haz los vigores dispersos, y alcemos nuestra enseña sobre tanta tristura.....

Febrero , 1911.

9

= 20 CEU«. • 1»

Para el Í23.0 aniversario dtl nacimiento del principe de los poetas tagalos, Francisco Balagtás, Vedla pasar, enlutada, adorable y eucarística, i cHojando en su3 pupilas religiosas lejanías, visión de Arte, Amor y Ensueño, prerrafaélicay mística, venida de tiempos prístinos de prístinas hidalguías.

i’ortan sus manos sutiles, perfumadas y morenas, aiutas de flores silvestres, muy tristes y funerarias, tu raneadas no se sabe de que jardín de hadas buenas, guardadoras del encanto de sus selvas milenarias.

¿A dónde va la doncella de dulces ensueños vagos, esa mu jer hecha toda de suaves melancolías, cuyos ojos, á manera de misericordes lagos, se pierden dulcemente en igrrotas lejanías?

¿A dónde va la dalaga tan triste y acongojarla? ¿Por qué dicen amarguras sus negras pupilas bellas? Vá á verter sobre la tumba del Amado, inolvidada, sus quejumbres y sus lágrimas, temblorosascomoestrellas-

Dejadla pasar. Es Celia que llora por el esposo, aquel príncipe divino de los tagalos poetas.

= 21 = Claro M. R ecto

Es Celia, Dejad que pouga ea la tumba del Coloso laureles y sampagqitas, siemprevivas y violetas.

Es la tarde .. Hay pesadumbres eu el alma de las [cosas... Todo es triste al postrer ósculo de las abrileñas brisas . Se muere el hada del valle sobre su hamaca de rosas, coa la boca entreabierta en un temblor de sonrisas... Abril, 1911.

------r

= 22 = TONAS PIIPII

Para Manuel Artigas y Cuerva.

Tomás Pinpín, tagalo, grabador, humanista, tipógrafo, poeta, innovador, lingüista: te i'nsalza y glorifica mi musa, j or ese halo de gloria que circunda lo cabeza de sabio, ingeuiosa y fecunda.

Te rindió vasallaje el cincel, como el estro, y fuiste, Gran Maestro, ídolo de la Historia y honra de tu linaje.

Buscador de la aurora, rival de Guttemberg. hermano de Florante, Burgos, Gómez, Zamora, Del Pilar, Panganiban, López Jaena, Luna, y de aquel adorable poeta sin fon una que canto en su destierro las flores de Heidelberg.

Conquistador de cumbres: cosecharon laureles para tu Raza ilustre tu pluma y tus cinceles. = 23 = Claro M. R ecio

Apóstol: diste lu ubres al camino, por donde «tabularon y ambulan las patrias muchedumbres, en busca del tesoro que bajo él se esconde.

Gloria del pueblo nuestro: la rica lengua hispaua halló eu tu noble ciencia un intérprete diestro para la hueste hermana. Por eso, Filipinas, la Patria de los bravos, te erige un monumento porque fructificaron luminosas doctrinas los gérmenes fecundos de tu audaz pensamiento.

Plebeya fué tu cuna, pero el Sol fué tu amigo y tu esposa la luna. Fué para tí, maestro, sueño la aristocracia; en cambio conseguiste que en la gloria reposes, —porque el esfuerzo eleva —, conquistando la gracia de la heráldica Fama y el favor de los dioses.

Tu ropaje modesto, salpicado de tintas, no habla de la miseria; es signo manifiesto de glorias inextintas. Esas máculas negras no borrarán los años; son honor de los tuyos y admiración de extraños

= 24 = Tomas Pispijt

Ese Libróng que llevas bajo del brazo, símbolo de tus grandes couquistas, es portador de nuevas do aquel tiempo de abuelos, apóstoles y artistas.

Enseñaste al malayo a marchar por la senda sin mirar el desmayo. Tu dijiste, Maestro, que el laurel no se alcanza • liando la fe vacila y muere la esperanza.

Tomás Pinpíu, hermano: tú que tienes un solio en la inmortalidad, escucha al vate: sea este lírico infolio para que te venere toda la Humanidad... Junio, 19, 1911. Tercer Cent vario de ¡a Imprenta en Filipinas

= 25 = LAS D A I M FILIPINAS

Para Ja revista FREE PRESS. Dalagas del terruño, el poeta os saluda, coronado de flores, de ensueño y arrebol, y por los dioses lares y por el mismo Budha, os ofrenda estas rosas, novias todas del sol.

Por las manos que tienen mansedumbre de tules, por las sampagas niveas del malayo vergel, por las místicas garzas de los lagos azules, coloco en vuestras frentes esta hoja de laurel.

Adoro vuestros labios, donde el sol de mi tierra ha dejado sus besos de sátiro oriental, porque son el santuario de bellezas que encierra el glorioso prestigio del solar de Rizal.

Ojos negros, refugio de hechizos y embelesos, dolientes, laugorosos, plenos de soñación, como noches sin luna, pero con rojos besos, que vierten en el alma perfumes de ilusión.

Manos sutiles, como suavidades de lago, de seda que se aleja en rítmico frufrú, como el bogar quimérico de un ensueño muy vago' sobre las aguas mansas del piélago de azur.

= 26 = L as Dalagas F ilipinas

Frente, color de aurora, donde bellas florecen ■ mi aromas de cielo flores de castidad; me jillas sonrosadas, que en su gracia parecen vírgenes de los lienzos de la pasada edad.

Cabellera flotante cual selva enmarañada, que exhala dulcemente aromas de querer, ensoñación, delirio del alma, enamorada de las carnes y besos de la amada mujer.

Pies linos, diminutos, de rosáceos talones, y senos que se exaltan con ferviente ansiedad; Anforas virginales con vino de ilusiones, que emborracha las almas de voluptuosidad.

Talle gentil y esbelto como enhiesta palmera, donde alegres laboran las abejas su miel, con suave ritmo que los nervios exaspera, como si fuese espíritu de un viejo moscatel.

Todo un conjunto armónico y grato que envidiara la ardiente castellana y la impasible ntiss, la princesa que el cielo de Rusia eobijara y la dama que siente la fiebre de París.

Quién dice que no es bella la mujer filipina, que visite estas tierras de Burgos y Rizal, y verá que es más mística, más dulce y más divina la hija de los rajáhs, la niña tropical...

* * *

= 27 =

IL

SAINOS AL PATRIOTA

Ante el Mártir Rosas á María Clara Antífona al Heroe Epopeya de la Ra:a Apoteosis Perfume Sí motrn

Para Manuel L. Quezon, batallador parlamentario.

El Redentor de Filipinas.

MÍE EL m ¡Espartaco inmortal, manumisor de la opresión malaya! Hoy á tus plantas con fervor ensaya su himno mas grande el alma nacional. |Tagalo Redentor! La idea santa que sembraste en las almas filipinas, hoy es robusta planta que se irgue en cada pecho y se agiganta, florida de patrióticas doctrinas. Tu heróica sangre, que al regar la tierra clamó á los cuatro vientos, como clarín marcial, «¡Desquite y guerra!» é hizo temblar á un Reino en sus cimientos, es hoy el grito que al tirano aterra, la encarnación de Libres sentimientos que la epopeya de tu Raza encierra. Napoleón desenvainó su espada, y á sus pies se postraron las naciones. Blandiste con valor tu pluma airada y cayeron del trono los mandones, con la veste de púrpura rasgada; huyeron los sicarios, y en la senda fatal de los calvarios, brotó la roja flor, la flor sagrada, de aquella libertad por tí soñada. = 31 = Claro M. R ecto

Hoy ya no vaga el infeliz Elias, llorando la opresión de SU3 hermanos; ya no enluta la luz de nuestros días la sombra de los bárbaros tiranos. El corazón de tu María Clara ya no suspira por el ser querido; ya veo arder tu lámpara en el ara, iluminando con su luz preclara el alma de tu pueblo bendecido. La juventud, vibrante de heroísmo, al calor de su ardiente patriotismo, y en iras santas inflamado el pecho, hoy desciende á la arena del Derecho, y predica su fe ante el despotismo. Y siempre triunfará... Aquella oriflama que en sus hondas nostalgias canta el vate, de azul celeste y de rojez de llama, en su escudo invencible en el combate. El verbo de tu Idea es su metralla, su augusto pabellón la amada tierra, tus incólumes libros su muralla, y tus hazañas su canción de guerra.

¡Ciudadanos leales, hijos de un pueblo fuerte y valeroso! Renovad ante el ara del Coloso la fe de los antiguos ideales. Pongamos sobre el pecho nuestra mano, todos nosotros, hombres de una raza, y en un solo y unánime latido, = 32 = Ante el Mártir

juremos elevar sobre el tirano la libertad de nuestro hogar querido, y ahogar á quien de Cristo se disfraza para vender la sangre del hermano.

¡Oh, salve á tí, desde esa excelsa cumbre, donde esplenden los rayos de la glorial ¡Hurra á tí, oh genio de eterual memoria, que, al librarnos de triste servidumbre, nos brindaste el laurel de la victoria! Mientras haya una Raza de titanes, de sangre audaz y de acerados nervios, que sepa entonar cánticos soberbios ante el rudo fragor de los volcanes; mientras canten las púdicas dalagas en la paz de la tarde que se esfuma, entre el suave frescor de las sampagas, un vago ensueño que el dolor perfuma; mientras enjoye las ardientes bocas el dulce beso de los labios rojos; mientras digan amores bellos ojos en el misterio de las negras tocas; mientras cabe el espejo de una fuente que desgrana una sarta de armonías, ensaye mi laúd con voz doliente la evocación de las nostalgias mías; mientras haya una flor en los jardines, en los boscajes líricos aromas, en las noches, sollozos de violines, y en nuestros cielos vuelo de palomas;

= ÓÓ Clako M. R ecto

mientras juegue el rumor de las canciones que despiertan lejanas remembranzas, algo así como aroma de esperanzas, y una azul humareda de ilusiones; mientras sonría sobre el mar de Oriente, del Sol ecuatorial á los fulgores, como un vergel romántico de amores, Filipinas geutil, tu Patria ingente; mientras existan en mi Pueblo atletas, hadas morenas, sabios y poetas; mientras levanteu la canción del tajo los veteranos hijos del trabajo; mientras haya un altar en cada pecho, para los nobles beroes erigido; mientras se oponga un corazón fornido á la infame agresión contra el Derecho; mientras haya en la paz y en la ardua guerra almas que vuelen de tu gloria en pos, siempre inmortal serás como la tierra que tus ideas y tu amor encierra, como la inmensidad, como tu Dios... El dilatado mundo es tu palacio, un Sol y tres Estrellas tus blasones, tu magnífico templo es el espacio, son tus altares nuestros corazones.

¡Oh Filipinas, inmortal inaOona de heroes y mártires! Saluda al hombre que te brindó su sangre por corona y por gloria la gloria de su nombre. = 34 = Akte el Mártir

Deja ¡oh musa! las rosas de tus cantos sobre el ara sin mancha del Patriota, de aquél que derramó su última gota de sangre noble por secar tus llantos. Y tú, ¡Libertad!, mágica lumbrera, de sangre de heroes floración divina, ¡vibra tu luz! Verdad, sueño ó quimera, hace ya siglos que con ansia espera tu amanecer la Patria Filipina. Y sea tu primer rayo amoroso para besar las plantas del Coloso. n

Dulce impúber del trópico, espiritual, soñadora, encarnación legítima de la tierna dalaga, hermana de la luna, concreción de la aurora, toda flor, toda ensueño, olorosa á sampaga:

no llores, hada hermosa, gentil María Clara, bajo los santos muros. ¡Crisòstomo no ha muerto!... Allí está él, con su lámpara, erguido junto al ara, guiando á los que viajan por el camino incierto...

Ya no vaga en las selvas el fantasma de Elias, en gesto de protesta contra los opresores. Ya han cadueado todas las viejas tiranías y anacrónicas fórmulas de los falsos mentores.

Y Sisa ya no llora. Está hermosa y risueña, porque han vuelto á sus brazos sus dos llorados hijos. Y Crispín y Basilio, bajo la patria enseña-, se unen en un amplexo de íntimos regocijos. (*)

(*) Poetía declamada por la Srta. Filomena Fjancieco en la velada organizada por el distrito de Sampalok, en honor del Dr. Rizal, en el «Teatro Majestic», el 19 de Diciembre de 1910. = 36 = Rosas a Maria Clara

Ya es eterno el idilio en la blanca azotea, ya no silban los tiros de la caza en el lago. Y en los brazos de Ibarra, el Verbo de la Idea, le inclinas indolente, al calor de su halago.

Se han ahorcado todos los Hombres amarillos, los Judas que hipotecan la sangre del hermano. Y de sus pedestales, á golpes de martillos e ideas, ha caído la estatua del tirano.

Los falsarios Sibylas, Dámasos y Salvíes lian huido ya lejos de nuestras playas bellas. Y en las moreuas frentes, á modo de rubíes, dicen su eterno triunfo un Sol y tres Estrellas.

Dalaga encantadora, no llores sobre el techo claustral, desafiando las roncas tempestades. En brazos del Amado que te espera en el lecho, sueña en rosados sueños de patrias libertades.

Ha calmado tu Pueblo sus ansiedades locas, al contacto del ósculo ferviente de la Gloria. Y de cara á la Aurora, las filipinas bocas, ardorosas y unánimes, bendicen tu memoria.

No ilores, dulce impúber de esta tierra preclara, bajo los santos muros... ¡Crisòstomo no ha muerto! Allí está él, con su lámpara, erguido junto al ara, guiando á los que viajan por el camino incieito... Diciembre, 1910. fililí } ol m Cante el apolonida laudanzas al Patriota, por ambos hemisferios. Triunfe en todas las bocas el Salmo de la Vida, ante el Heroe tagalo, demoledor de Imperios.

Murmure el mar de Oriente la estrofa de sus olas y digan sus requiebros las amorosas mayas, y exbale el dulce aroma de sus albas corolas la tímida sampaga de las selvas malayas.

Engalanen su testa las hijas de esta tierra de invictos Solimanes con flores arrancadas de la patria floresta: kampuputs é ilang-i'angs, mileguas y santanes.

Aureolen su frente los dorados albores del sol de la mañana, y venere su nombre la Raza americaua haciendo de nosotros un Pueblo independiente.

Así todos quisiéramos ver al Heroe malayo, así, en la apoteosis radiante de la gloria, entre trinos de maya y perfumes de Mayo, el culto de los suyos y el loor de la Historia. Diciembre, 1910.

= 38 = iriPEIlt lí D BAZA n

A la memoria dejos heroes de la In­ dependencia. Paladines de la Idea, portadores del Progreso, Kh par tacos y Kokziuskos de la Causa filipina, invencibles bajo el peso •le tres siglos de Conquista, retadores é impertérritos sobre el polvo de la ruina, i i-amolando victoriosa la enseña nacionalista: celebremos nuestra Pascua, esta fiesta solariega • pie remembra la efeméride más gloriosa de la Raza. brille un ascua libertaria en el cerebro del poeta, en la coraza • leí indómito insurgente sepultado en la refriega, en el yunque del obrero, bajo el golpe de la maza, y en el bolo legendario, hecho añicos en la brega. lis la fecha que registra en los fastos de la historia la caida de un Apóstol, con temblor de cataclismo, p

(*) Poesía declamada por el Sr. Segundo Gastó a, en la velada del 30 de Diciembre de i9i0 en el «Manila Giand Opera Houee,» en honor del Dr. José Rizal. Claro M R ecto

Esta fecha rememora el éxodo de una Raza de su largo cautiverio, aquella hora del misterio, en que el Pueblo filipino, hecho osado, fuerte y diestro por la clasica braveza heredada del Ancestro, orientado por el rayo que lanzaron ambas manos del [Profeta, fué camino de conquistas de derechos ultrajados, con el bolo y la [escopeta Cayó muerto en el Calvario el Caudillo valeroso. Mas surgieron otros hombres, los ungidos con la sangre redentora del Coloso, los Mabinis, Bonifacios, Ley vas, Lunas, Bugallones, y otros nombres anónimos que formaron la epopeya filipina, y á manera de clarines atronaron los espacios, proclamando por la Fuerza y el Derecho el Status Iude- j pendiente de esta tierra del Ancestro, de esta Perla del Oriente, para gloria sempiterna de la estirpe rizalina. Surgió el Rojo Katipunan, Alma Mater de la Raza, fecundado por la sangre de modernos espartanos, y los fieles legatarios de la herencia del Profeta se lanzaron á los campos y pusieron la mordaza del Silencio á los tiranos, que durante tres centurias, ante el horror del planeta, E popeya de la R aza

|mr la fuerza de cañones, poderosos en calibres,

11 oh robaron á nosotros el derecho de ser libres. Los millones do insurrectos, oprimidos por la mano del sicario, «pie por tres siglos subieron bajo su cruz al Calvrrio, filtre llantos y congojas, hermanados en la Idea los crispados corazones, combatieron bravamente bajo sus banderas rojas, arrastrando por la arena á los bárbaros mandones. ¡< íuerra! gritó Bonifacio en Balintawak, en gesto de suprema rebeldía, predicando de su Pueblo la sublime autonomía, entre plomos encendidos que atronaban el espacio. ,l hierra! contestó Aguinaldo, puesto al frente de su falange bravia, desde el puerto amotinado dol histórico Kabite. Y aquel grito fue el heraldo que convocó á los do3 bandos al fatídico convite. Y en Batangas y Laguna, las Bisayas, Camarines y [Tayabas, en Manila y Kalookan, a la espalda las aljabas, lleuas de bélicas flechas, cual las aguas de un torrente que entre peñas se dislocan, arrojándose á las brechas, guerrearon los malayos, nuestros bravos adalides, con los vástagos ilustres de la Raza de los Cides. Y el lirabás de la Malasia y el león de las Españas con sus garras implacables se rasgaron las entrañas. Claro M. R ecto

De Lusón á las Bisayas, de Mindanaw á Paragua, se ciñeron de laureles nuestras falanges malayas, y el tirano bañado en sangre, abandonó nuestras playas, porque el Apo le arrojaba la venganza de su fragua. Y en las selvas de mi tierra, tan lozanas y tan bellas, y en las plácidas campiñas joloanas y lusónicas, se desplegó el estandarte del Sol y las tres Estrellas, á las notas tan marciales, tan alegres, tan armónicas de la Marcha Filipina; entre tanto victoriosos envainamos nuestros bolo3, y, entre vítores unánimes, en el pueblo de Malolos proclamamos la República de la Patria rizaliua.

Mas, fue efímera la gloria de los bravos Solimanes. Fué muy pronta la victoria de esta tierra de titanes. Todavía cuando estaban humeantes los escombros de la [guerra, nueva irrupción extranjera hizo rumbos hacia Oriente, con espasmos de huracanes, Y estremeciendo la esfera la siniestra caravana, tronchó el matinal capullo de la flor republicana. Y sus hordas formidables, levantando barricadas, se arrojaron despiadadas á estas tierras filipinas, por la extraña fuerza bruta con- [quistadas. E popfya de la Raza

Sus machetes legendarios esgrimieron los malayos y sus lanzas primitivas, fabricadas de sus cañas; | pcio el Ave destructora, despreciando los desmayos de esta Raza triunfadora mibre el imperio de España, descargó sobre nosotros la cascada de sus rayos y el veneno de su saña... Y levantó sus reales la caravana invasora sobre nuestras heredades: desde el pueblo á la montaña Vertió sangre en abundancia esta tierra de la Audacia, y anchos lagos fueron de ella nuestros valles y colinas, porque el Ave, que es el Símbolo de la Santa Democracia, arrasaba á sangre y fuego las provincias filipinas. (Allá solo en Monte Dajo, hizo una trágica gesta de carnicería humana, porque el ínclito habitante de aquella isla, tan hermana •le Lusón como Bisayas, tembloroso de coraje, resistía con el tajo la avalancha del esquilmo, el alud del coloniaje ) Y la pugna fué homérica. Pero el pueblo lilipino no tenía más que bolos, y muy pronto desplomóse la República en Malolos. Kué Señora de las Islas el Aguila de la América... Y el limbás, ensangrentado, huyó, lívido y maltrecho, acosado por el Aguila, ciego, herido, roto el pecho. Y fué rota la bandera del Sol y las Tres Estrellas, y sobre ella suspiraron viejos, niños y doncellas...

= 4 3 = Claro M. R ecto

Y fué el Alma de mi Raza despojada y humillada, pero uuuca, mientras viva, aceptará la derrota; porque juró ante la tumba de Rizal inolvidada no abdicar de sus doctrinas de Héroe, Mártir y Patriota.

Sí, descendió y posó un Ave sobre la cruz del Coloso; pero el Ave no ha entonado aquel cántico armonioso de paz, que él siempre soñara; sino que esgrimió su pico y apagó la luz del ara custodiada por su Esposa, la dulce María Clara...

Ha pasado la hecatombe... Hoy, paz, mutua tolerancia fraternidad simulada... Ya el Aguila e3 absoluta. Y la Patria Filipina, la República impoluta, marchitada en su infancia por la extraña fuerza bruta, á la sombra soberana de sus alas se guarece, de pie sobre sus escombros, ante la cruz del Patriota que el vencimiento ennoblece, risueña ante la catástrofe, altanera en la derrota, en espera del mañana. ¿Llegará ésta? Dios lo sabe. Es voluble la victoria... Napoleón poderoso vió en Waterloo un día el ocaso de su gloria. Miró España derrumbarse sus colonias donde el Sol no [se ponía. Y Roma conquistadora, siglos antes de los mundos Gran Señora,

= 4 4 = E popeya de la R aza

.liebre por sus hazañas, sus virtudes, sus escándalos, l'iir lanzada de su solio por las hordas de los vándalos. Ij.ik antiguos trece Estados, de Inglaterra tributarios, non hoy libres, poderosos, millonarios. Unos suben y otros caen en el sinuoso camino del Progreso. Esta es la norma terminante del Destino a los pueblos de la tierra. Hasta ahora hemos caido siempre: en la paz y en la guerra .. ¿ Subiremos? ¿(Vano y cuándo? ¡No sabemos! Entre tanto, ciudadanos, trabajemos. Pueblo, escucha: laboremos con constancia, porque es la hora de la lucha. Va despuestos nuestros bolos y cic itrizado el pecho, lubriquemos el mañana con el yunque y el Derecho. Y que surja la Moderna Filipinas, de entre el polvo de sus ruinas, en el campo cuyas míeses el ambiente balancea y en los ámbitos gloriosos de nuestra augusta Asamblea. Con la esteva del obrero y el verbo parlamentario 11 recerá en el Calvario el Gran Arbol de la Idea. Está ya muerto el presente... Libertarlo es imposible, porque ha sido condenado. Pues,entonces,libertemos el futuro,custodiandolasimieate que han echado en el surco de las almas nuestros heroes que murieron, conquistando eternas [palmas. = 45 = Claro M. R ecto

Ahorremos á los hombres del futuro una desgracia: la de nacer de una madre, heredera de la audacia, tuerte y brava, pero esclava. ¡Oh, Pueblo heróico y valiente! Laborar por el futuro, libertarlo á todo trance: tal es la misión altísima de nuestra época presente. ¡Lucha y nunca retrocedas! ¡Que la Raza siempre avancel

Y entre tanto con su antorcha la estatua neoyorkiua no ilumine las comarcas de la Patria Filipina, sea el faro que conduzca nuestros pasos á la gloria la hoguera que han encendido los mártires de la historia; y el grandioso monumento que eternice tus grandezas, el formado por sus huesos de legendarias bravezas.

Salve, ilustre Kalambeño, Espíritu de la Raza, destructor de la mordaza, hermanado con las cumbres, desposado con la gloria: si en tu vida fuiste báculo de las patrias muchedumbres, ahora muerto, sé la estrella en el cielo filipino que guíe por el camino de tu soñada victoria á este pueblo que venera de su pecho en el santuario tu perínclita memoria de Cerebro de la Raza y Patriota legendario. Diciembre, 1910.

= 46 = APOTEOSIS

Para el sabio Profesor de Leitmeritz, Ausitia, el filtpinista Fetdinand BlumentriU, ”teuren btader del Di. Rizal. En el yelmo ancestral bebamos todos el vino del solar que fortalece. .Sacudamos los nervios flojos; brillen relámpagos de luz eu nuestras frentes.

Fraternicen las almas filipinas en un abrazo de cariño, fuerte; y, evocando las glorias del pasado, una onda de entusiasmo nos inebrie.

La bandera del Sol y Tres Estrellas en nuestros bravos pechos indeleble, para encantar las fiestas de la Raza, en el sereno azul que se despliegue.

Las antiguas dolencias olvidemos. La hora del holocausto nos consuele. La Patria invicta de Magát-Salámat de su tristeza secular despierte.

Que dé su luz al fraternal convite la hoguera que encendieron nuestros heroes, al empuñar la tea redentora, engalanadas de laurel las sienes. = 47 = Claro M. R ecto

Bebamos. . Es la Pascua de! terruño, día de amor. . De un sacrosanto vientre, cincuenta años atrás, nacía el Hombre que nos salvara del dogal que hiere.

Era Rizal, Mesías que esperaba la Madre Patria condenada á muerte. Era el Enviado por Aquél que vela por el destino de los pueblos débiles.

Se anunció el Redentor... Los falsos ídolos se desplomaron de sus altas sedes, rotos por el martillo de los bravos, rojas de saDgre laB egregias vestes.

La voz conminadora del Profeta, guiando á la legión de los rebeldes, abrió surcos de luz en nuestras almas é hizo temblar en su sitial á Verres.

¡Arriba los hermanos que comulgan con la Idea común de Patria ingente, libre como el €Ümbás» de nuestros aires, como el «tamaraw» de las selvas, fuertel

Así gritó el Maestro, así gritemos: ¡Arriba el corazón! Sepa la hueste, que ante el derrumbe de los Ideales la inercia es religión de los imbéciles. = 48 = A róTKf sis

¡Arriba las banderas de la Raza (¡•je bajo el polvo del olvido duermen! Deshechas las cadenas que aprisionan, den el supremo asalto les valientes.

¡Arriba el Ideal! Guarden las vírgenes el fuego que en el patrio altar esplende. Haya salmos de amor que glorifiquen la rica Perla azul del mar de Oriente.

¡Vibre el verbo en el templo del Derecho! ¡Surja del yunque el Pueblo independiente! Y si hay tiranos que la Idea ahogan, nadie se extrañe de que el bronce truene... Junio, 19, 1911

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= 49 = Para el 50.o aniversario del natalicio del Dr. José Rizal. Hace ya cincuenta años... Se alumbró-el tabernáculo de los piadosos lares del Gran Hogar... Y en una lumbre de apoteosis ¡oh sublime espectáculo! constelado de auroras, lloró un niño en la cuna.

— Niño, serás Apóstol—así dijo el oráculo — (Era un clarín el viento y aureola la luna.) — A una legión de parias alzarás al pináculo de la gloria; mas, mártir serás... Tal tu fortuna.—

Sonrió el niño en la cuna .. Rumor de adoraciones que sólo sabe un pueblo de invictos corazones surgió del grupo hermano de ancianos y doncellas...

Rajó una onda impalpable de nubes tricromáticas, y et\ ia frente del niño, en franjas enigmáticas, fue la conjunción mágica de un Sol y tres Estrellas...

Junio , 19, 1911.

= 50 = Para Leoncio G. Liquef

Allá vá, fuerte y bravo, todo I0 3 músculos, con la cara tostada por el sol de los trópicos. Es de coloso su alma, su alma vindicadora de ultrajados derechos, noble, ingente, bizarra, gloriosa, apocalíptica y revolucionaria, llena de intensidades y bravuras indómitas, creada por Bathala para ser en su día el Apóstol rebelde de una legión de parias.

Sufrió persecuciones, pero no. ha claudicado de las ideas patrias, Así, las almas grandes: apostatar no saben de la sagrada causa, no hipotecan por oro la salud de la Raza; s¡in miedo, sin desmayos, coa la fe inconmovible, por el sendero avanzan, porque el honor lo exige, porque el deber lo manda.

SINFONÍA DE LAS ROSAS

swim it ms lists «OSAS DE LA TARDE

Para Macario Adriático, C . de la Real Academia de ¡a Lengua. ¡Oh rosas vesperales, con almas melancólicas de terneza y misterio, que lloran ignoradas bajo tibios cañales, ó entre las osamentas de un viejo cementerio! ¡Oh rosas sin amores, rosas huérfanas, mustias, que refieren sus penas, que dicen sus angustias, á las enormes lágrimas de los soles murientes, de los soles que tiemblan en agonías de oro, demasiado dolientes, cuaudo en las heredades muge el pintado toro la oración de la tarde, y el corazón cobarde llora también dolido, porque las crueles sombras dan miedo, mucho miedo, y sobre las alfombras floridas de los campos el sol amigo no arde!

¡Oh rosas moribundas, de inmensas amarguras! ¿Por qué vuestras ternuras son tan tristes y pálidas? ¿Acaso vuestras almas son humildes crisálidas que sieuteu la nostalgia de locas mariposas? ¿Por qué os veo tan tímidas, tan dulcemente tristes, — 54 = Ros A8 DE LA TARDE

mis predilectas rosas? Dolor, ¿por qué persistes

< 0 1 torturar las almas de estas buenas amigas, las rosas de la tarde, extenuadas ya y muertas, acaso de fatigas, porque los sufrimientos hacen vagar sin tregua por veredas inciertas, donde hay espectros vagos y son nieve los vientos? ¡Oh rosas del crepúsculo, del misterio gemelas! Sois almas de novicia, osas almas murientes que cuentan las novelas, porque ensayáis suspiros si el aura os acaricia.

Protestas ahogadas, lágrimas comprimidas, almas que agonizirou á la hora del Deseo, erispaciones de labios, dolor de cien mil vidas, prolongadas ausencias, ¡llegarías de patíbulo, maldiciones de reo, estertores supremos, remordidas conciencias, agonías de vírgenes bajo zarpas brutales, y todos los dolores de todas las centurias, y todas las penurias, duermen en vuestros cálices, oh rosas vesperales; y sólo esperan la hora sacrosanta y piadosa, para tender sus vuelos, y, como aves heridas, buscar bajo otros cielos el castillo de sueños, la gruta salvadora.

Igual que vuestras almas, son vuestros corazones: orantes, gemebuudos, Claro M. Recto coraz mes marchitos de pálidos ascetas, sedientos de ilusioues, porque, sublimizados, habitan otros mundos, y no saben del dolo de las damas coquetas, ni que son confidentes rameras y poetas. Son vuestros corazones como las fantasías obsesas por el frío espectro de un endriago, como barcas vaqías rondaudo á media noche en la quietud de un lago, como amarillas hojas que, al caer de las tardes, dicen hondas congojas.

Rosas de atardeceres, de caducos eusueños: deciduos el secreto de vuestros locos sueños, lo que os dicen volando las áureas mariposas, cuando besan coquetas vuestras hojas llorosas; lo que cuentan los duendes á los buhos fatales, en las noches sin luna, debajo los cañales; lo que la brisa amable os susurra en voz baja; lo que afirman los muertos, cuando lloran y ríen en macabros conciertos, bajo los negros pliegues de una extensa mortaja. Decidnos por qué hay almas que son inconsolables, por qué hay llorosos ojos, labios que no son rojos y carnes que no saben de gozos insaciables. Decidnos por qué la ola, al morir en la playa, gime lamentaciones, como impúber malaya, que llora de su amante las excentricidades; deciduos el misterio de las silentes noches, = 56 = Rosas de la tarde cuando la luna amiga llueve sus claridades sobre los albos lirios de perfumados broches. Decidnos por qué eusartau estrofas los poetas ante un rayo de luna tan tenue que se pierde en las inmensidades; por qué son las violetas dolientes, á manera de esposas sin fortuna; por qué el recogimiento de las diafanidades tiene aromas de infancia y caricias de cuna. Decidnos, rosas buenas, por qué la negra calma de los túmulos viejos hace temblar el alma y pone aute los oj' s acervos deplorables de ignorados despojos y macabros desfiles de fúnebres cortejos; por qué yerran los manes, cuando tocan á áuimas los altos campanarios. mientras aúllan los canes ante espectros fatídicos de errabundos sudarios. liosas ultramundanas, rosas amarillentas: vuestras hojas son labios perfumados de absentas, vuestros divinos pétalos son no más concreciones de lágrimts inmensas—llanto de ocho millones,— lejanas resonancias de gritos de presidios, ecos de aquellas guerras que fueron fratricidios, sagradas floraciones de ayes inveterados de invencibles Apóstoles por la Idea inmolados.

= 57 = Claro M. Recto

¡Pobres rosas histéricas! Eu vuestros tristes cálices los moribundos soles han dejado sus lágrimas mustiamente quiméricas, al morirse eu sus lechos tras lejanas montañas. No sabéis de la aurora, no sabéis de arreboles matutinos. Tenéis la piedad de las cañas, el dolor de las tumbas, los silencios claustrales y las lamentaciones de brisas autumnales. Que viváis ignoradas siempre, rosas amigas Perfumad los senderos brumosos y desiertos, las tumbas olvidadas, con ese aroma triste de vuestros pebeteros. Perfumad nuestras frentes de vates, coronadas de laureles y palmas, y haced que nuestras almas beban siempre del agua de las sagradas fuentes. Rosas santas, ¡albricias! Sed siempre melancólicas, pero siempre piadosas; dadnos vuestros encantos, dadros vuestras caricias, y también vuestras peuas, crepusculares rosas ..

Junio , 1911.

* * *

= 53 — ROSAS MISTICAS

Para Joaquín Pellicena Camocha„ Rosas santas que tienen la palidez del mártir en la hora del suplicio, y el dolor de los sueños que á torturarme vienen al ponerse el sol; tristes, como niñas de hospicio, como las carnes místicas de las enfermas Vírgenes de Cristo enamoradas, que sangran, maceradas, tras un largo cilicio, abiertas á manera de flores eucarísticas.

Son de aroma de cielo sus pálidas corolas, suaves como las olas que mueren en la playa, al amor del crepúsculo de las tardes serenas; como manos morenas, que en la desesperanza de las noches de invierno, recorrieran las páginas de un polvoriento opúsculo donde Parca hace muecas y crepita el infierno.

Conocen el perfume de las suaves guedejas de Teresa de Avila, la calma que consume ilusiones y ensueños tras las vetustas rejas de los dormidos claustros. Son amigas genuinas = 59 = Claro M. Recto

de los ascetas pálidos, cuyos cuerpos escuálidos sangran y se estremecen bajo las disciplinas.

Han dormido en el ara de una Virgen de yeso, y fueron en la pálida sien de María Clara, en los tiempos que huyeron, floraciones de beso.

Perfumaron las páginas de los viejos breviarios y saben la armonía de las liturgias graves que duermen en las naves de los templos en ruinas, mudos y solitarios.

Tienen su dulce sroma los versos de Teresa y de Juan de la Cruz y algo dicen sus pétalos que es unción de paloma, piedades de crepúsculo y agonías de luz.

Perfumad, rosas místicas, los ignotos caminos, por donde los espíritus ambulau peregrinos del Reino del Eterno, y en amplexo fraterno, cantando égregios salmos por la senda florida, conquisten venturosos la Ciudad de la Vida.....

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= 60 = ROSAS DE CABRE

Para Cvcilia ApósioK ¡Oh rosas de lascivia! Yo sé que os extenuáis de emociones supremas cuando en vuestras .corolas deposita sus gemas el bienhechor rocío, entre la noche tibia. Fuisteis como diademas en las frentes de Lais, de Salomé y de Aspasia, de las cocotes de Europa y bayaderas de Asia, y de las Margaritas que enfloraron América. Vuestro perfume intenso de prostituta histérica que incita al sacrilegio, lo anhela todo el muudo: desde el burgués intonso hasta el artista egregio, y desde el venerable que reza su responso y ornamenta sus dedos con aguas de amatista, hasta el viejo eremita que entiende el sortilegio, conversa cou los astros, y es brujo y alquimista.

Son secretos de alcoba los que sabéis vosotras: el espasmo que arroba, el deseo que mata, los contactos sutiles, las caricias de seda y el estremecimiento de las carnes febriles. Habéis mirado al Cisne, prodigador de halagos,

= 61 = Claro M. Recto ensangrentar su pico eu los muslos de Leda, sobre la mansedumbre de los dormidos lagos.

Los ojos de Astartea <»s contemplaron mucho. Frinés y Mesalinas perfumaron el agua que besaba sus seuos coa el aroma vuestro. Médicis y Popea y otras hembras felinas os dieron el hechizo de sus labios obscenos.

No ignoráis lo que ocurre en las silentes noches: el cuerpo que se escurre entre las suavidades de los ropajes blaucos, las mauos que se pierden por los turgeutes flancos, el beso que provoca, los labios que se buscan y les lenguajes francos que van de boca á boca. Y sabéis, por fin, rosas, que el talismán eterno de las damas hermosas, de anémicos suicidas ha llenado el infierno..,. llosas camales, malas, igual que vuestra ciencia, no os quiero; vuestro encanto no cura mi dolencia ..

¥ ¥

= 62 = ROSAS DE EROS

Para Feliciano Basa Suspiros de princesa i ’draviada en un bosque de encantamientos; alas de bienhechor ensueño i|tu- mece y dulcifica la ansiedad de la3 almas; aliento de una Virgen muy enferma de amores; olor de nuevas ramas l'ic.'Cas bajo una lluvia delicada de estío; beso bajo las cañas de convulsivos labios á la piedad nostálgica de blancos plenilunios; sueño de las muchachas que duermen anhelantes tras la noche de bodas, filtre mustios azahares y carnes desfloradas; coloquios amatorios ili dos almas gemelas á bordo de una barca en una tarde rosa, sobre las quietas aguas de un lago del terruño; limaciones de auroras en las rubias mañanas de primaveras, hechas de músicas y esencias, trinos y serenatas. Claro M. R ecto

Carnes tiernas de impúber, temblantes de deseo; mejillas todo grana, labios que se entreabren en espera del beso que exaspera y provoca; prominencias de ánforas que contienen el néctar que beben los poetas cuando es la primavera y hay sueños de esperan z ; manos de novias buenas que han jugado, piadosas, con las cabezas pálidas de los amantes líricos; m’radas que se buscan en las horas románt'cns; resplandor de otros cielos y de constelad mes no vistas aún; sonrisas-capullos, caravana de incógnitas quimeras que vienen de muy lejos, tal vez de un reino de liad s y aromas y armonías para dar á las almas el rosa de sus sueños, y llenar con sus mieles nuestras copas amargas; idilios ca lapesinos, melodía de flautas, displiseencias de niña traviesa y coquetona, bocas exasperadas de amantes venturosos que muerden la manzana del bien y del mal, bajo ramajes que se besan, cuyas hojas glosaran músicas apacibles, en un deshoje lento de blancos azahares—flores epitalámicas - ; gotitas de rocío que sonríen de dicha al despertar el alba, = 64 = Rosas db Bros

prendidas como perlas de las recientes ramas; loga de enamorados al país del ensueño, bajo la noche amiga, felices sobre el anca de un galopante potro que se bebe los aires y enciende con sus cascos que las piedras machacan la antorcha de Himeneo; ojos de novia blanca, de tiernas languideces, ojos de aguas glaucas, que han contemplado mucho auroras y crepúsculos; párpados de sutiles morbideces de nácar, que se entornan al beso de uuos labios golosos que saben del pecado de cieu mujeres malas.

Rosas locas, quiméricas, perfume vagaroso de canciones aladas, confidentes de amores. Ya sé que vuestras galas son el eterno encanto de todas los jardines, de las niñas románticas '•aprichosas y frívolas, pero nunca coquetas; ya sé que perfumáis ciertas guedejas blandas, y unos senos turgentes y sutiles como alas; ya se que os marchitáis y parecéis tan lánguidas entre los dedos suaves de unas manitas blancas; = 65 = Claro M. Recto

ya sé que por las tardes de amables primaveras, mis novias os arrancan de vuestros liúdos tallos que se inclinan y lloran, para enjoyar con vuestros eucautos mi solapa; ya se que florecéis en amables terrazas que habían s:do mudos testigos de caricias, de besos y coloquios combinados con lágrimas de indecibles ternuras; ya sé que tanto os miman las novias bien amadas, porque sois bello símbolo de promesas muy santas...

Pero, decidme, rosas, sed para mí muy francas: ¿conocéis, por ventura, á Romeo y Julieta? Tal vez; vuestra fragancia también aromó un día aquellos corazones, henchidos de la gracia de aquel dios sagitario, eternamente joven, cuyas flechas son de oro y cuyo arco es de plata. ¿Recordáis lo que fué de Abelardo y Eloísa? ¿Habéis besado acaso sus neuróticas cartas? Y ¿qué me decís, rosas, de aquellos dos amantes de Teruel, que nos cuentan las polvorientas páginas de las viejas historias? ¿Sabéis de Magdalena, la bella de Bethania, y de las tristes coplas de Boanerges, el pálido Gisne de Galilea, en frente á la ventana del castillo de Mágdalo? Más que esto conocéis por vuestra ciencia vasta. = 6 ó = R osas de E ros

Pero vuestros amores son mucho más poéticos. Son legión vuestros novios: abejorros, crisálidas, liipsipilas, libélulas, pájaros, mariposas, hasta las tristes almas le los tristes poetas. Es que sois muy buenas como vuestras hermanas, las rosas vesperales, y las místicas rosas Es que sois tan balsámicas para los corazones de los enamorados, cuando en las tardes diáfanas se dicen tantas cosas, sentados sobre el musgo <-on que alfombran su suelo las campiñas malayas ilusas de Eros, amigas: haced que mis amores y los de mi adorada sean eternos. Quiero que colméis de fragancia nuestro tálamo blanco en la noche de bodas, y que al llegar el alba, con sus tenues celajes y su ronda de mayas, dichosas de la vida despierten nuestras almas, somnolentes y bellas sobre vuestras corolas todavía aromosas, pero... ¡tan deshojadas!... Junio, 1911.

—»—

= 67 =

IV. paisajes filipinos

Luglugan Banahaw Pansol La selva filipina Laguna de Bombón Crepúsculo provinciano Noches de Manila Amandiwíng

Para Teodoro M. Kalatv, pintor de almas y v ai safes-

Para Hugo Laíarre y Afalolancn. ¡Cuántas palabras suenan con vibración de plata! ¡Cuántas votivas flamas alumbran el altar! ¡Qué mística es ia luna que ondula y se retrata sobre la transparencia de un lago especular!

¡Qué líricos espasmos hay en las almas todas! ¡Cómo bulle en las copas la espuma del licor! Diríase una fiesta de fantásticas bodas en donde se desposan el Arte y el Amor.

¡Qué juventud de aromas se escapa de las huertas! ¡Qué ritmo hay en el beso del aura nocturnal! ¡Y cómo, en el delirio, las bocas entreabiertas perfuman cual si fuesen las rosas de un rosal!

Aladas sinfonías se escuchan suavemente, sollozan los violines, las flautas vierten miel, mientras dicen su triunfo y encanto en el ambiente, sampagas é ilang-ilangs del oriental vergel.

Allí se oyen suspiros de febriles amante?, allí se funden almas en un solo crisol, y corren por los nervios efluvios enervantes de calor amoroso, de vértigo y de sol. = 71 = Claro M. Recto

(Habla un joven poeta con honda pesadumbre: —Te amo, sombra querida de mi ilusión que fue; tú eres en mis tinieblas la inolvidada lumbre, en que sus alas quema mi solitaria fé

Ya me han dejado solo las esperanzas mías, y es que ya no me alumbra de tus ojos la luz. Mi futuro declina allá en las lejanías, envuelto en el misterio de un oscuro capuz) —

La música preludia .. Y galanes y damas se pierden en los giros de la danza febril, ellos y ellas ardiendo eu amorosas llamas, en algo que parece una embriguez sutil.

Inquieto vuela el niño de las doradas flechas por sobre las cabezas, borrachas de langor, y se sonríe y goza oyendo las endechas de labios que se juran amor, eterno amor. .

Hay sones de guitarra, hay eco3 de kundiman, que semejan del batís la canción de cristal; hay bufones que ríen y hay poetas que riman tiernos versos eróticos de sabor tropical.

¡Oh imagen luminosa!... De sus pupilas brota algo así como un rayo de resplandor fugaz, hay en sus suaves párpados una quimera ignota, y un pensamiento triste en su celeste faz

= 72 = L üÜLUOAN

Es ingenua y ardiente como gentil sultana, errátil mariposa de un florido jardín, y sus labios se tiñen de aquella regia grana con que tiñe la aurora su peplo de carmín.

Ya terminó la fiesta, ya terminó el luglugan .. Va no ríe la luua en el espacio azul... Y se van ellos y ellas, como aves que se fugan hacia sus blancos nidos de vaporoso tul.

Sólo en su altar se yergue bajo arcadas de flores, la duce Rosa mística, la madre celestial .. iQué pensará al ver hecho templo de otros amores el lugar donde ondea su manto virginal! . Julio de 1909. syyflw Para Teodarico Tr. Dolando. ¡Monte de mis abuelos, adusto y tnileuario, <|ue eres de mil leyendas incólume santuario, para ti el sello eterno de la inmortalidad! Sobre tus altas cimas, eternamente verdes, se columpian mis rimas en las tardes bañadas de azul diafanidad.

¡Salve, monte Banahaw!... Te dan su tibia sombra las palmas del «anahaw» y su caricia el sol. Orean tus vertientes las auras campesinas, te iuvocau en sus sueños las hadas filipinas que duermen al encanto de un místico arrebol.

Yo te saludo ¡Glorial A tu ínclita memoria se estremece mi lira en un himno triunfal. Tu excelsitud pregonan la plañidera maya, el Céfiro amoroso y la fuente que ensaya bajo las frondas trémulas su flauta de cristal.

Al ejército bravo, hostil y temerario de Hermano Apolinario tu sombra en mil combates sirvió de pabellón. = 74 = B a.vahaw

Sobre tu cumbre airosa se desplegó á los aires indómita y gloriosa la tricolor enseña de nuestra redención.

Tienes lagos azules, cuyas ondas cual velos de transparentes tules se tiñen de carmín, cuando en noches macabras de luna algo indecisa, ni soplo intermitente de sollozante brisa, se baña en sus cristales un espíritu ruin.

Y hay fatídicas danzas de blancos esqueletos con escudos y lanzas, que semejan fantasmas de uu bosque secular Y hay rumor de cascadas, ímpetus de torrentes, suspiios tan dolientes que íiugen ecos lúgubres de tormentoso mar.

Tienes un gran tesoro. Tus yacimientos de oro brillan en tu3 entrañas cual fragmentos de sol. Hasta ahora no lograron explorar tus regiones ni de la gran América las osadas legiones ni las bravas conquistas del heróico español.

Porque hay en tus guaridas, donde se refugiaron millares de patriotas que indómitos lucharon por nuestra libert. d, una legión innúmera de belicosos guardas, con espadas y bolos, con hachas y alabardas, que hieren al que viola tu excelsa majestad = 75 = Claro M. Recto

Porque tienen tus selvas cierta historia de encanto, porque un sí arbolo eterno de misticismo santo hay en tu tradición. Porque en tus bosques viejos hay «tigbalangs» que forman maléficos cortejos y defienden tus oros de la extraña ambición.

Porque duerme en tus antros la colosal serpiente, de miradas siniestras, de mortífero diente, que sabe castigar, y el noctámbulo «kalaw» de estentóreo grazuido, que fabrica su nido en las vetustas ramas de un árbol secu'ar

¡Oh monte milenario, ríe leyendas fantásticas incólume santuario! ¡Grande eres bajo el beso del cielo tropical! .. Pasarán las fronteras solariegas tu fama, porque hay siempre en mis venas inspiradora llama . Mi salmo á tí no muere .. Es como tú, imnor al!... Octubre, 1909. PA N SO l.

Para Bernard Mx. Solis.. Son sus ondas inquietas azules como el cielo que se mira en su espejo de diáfano crista’; sutiles como el blando y fino terciopelo, como bucles de novia dulcemente sensual.

Resbalan mansamente sobre musgosa alfombra, deshojando en su curso de sus cantos la flor, y copian de los árboles la undivagante sombra tan propicia al encanto de unas horas de amor.

Allí una brota fuente que remeda el acento de las mayas que vierten sus gorjeos de miel, y entre las verdes frondas susurra un lene viento que porta entre sus alas perfumes de vergel.

Es jocundo en el alba como arrullos de nido, cual son de viejas coplas, su tremante cantar; en las tardes simula el doliente quejido de una esposa que llora tristezas del hogar.

Hay mullidos cojines, hechos de verdes matas, que parecen caprichos de las hadas de Abril, y sobre ellos ondula rumor de risas gratas, como un coro de abejas en florido pensil. Claro M. R ecto

Allí eu dulce retiro doncellas y poetas, olvidando las penas, huyendo del dolor, apuran fervorosos entre frases discretas «1 vino del ensueño que fabrica el amor.

Y luego envueltas ellas en gasas vaporosas, á manera de garzas sobre un lago espectral, retozan como errátiles y leves mariposas sobre las aguas glaucas del sonoro cristal.

Suspiran, se persiguen, fugaces, anhelantes, como ligeros ánades que nadan en tropel, remedando un concierto de revueltos diamantes los polífonos chorros y sus risas de miel.

Son cual ninfas del Pásig que en las serenas noches bajo las ondas leves de neblinoso tul, abren de sus canciones los argentinos broches que impregnan de armonías la inmensidad azu'.

El sol con vivos rayos en el cénit fulgura... Sopla una brisa cálida que murmura al pasar. . Y aquellas bellas damas de típica hermosura, sólo con sus recuerdos regresan al hogar.

Y en su orfandad sombría serpea tristemente bajo las hojas trémulas el lírico Pansol, y, como un bardo erran'e de inspiración doliente, sigue ensayando rimas bajo el fuego del Sol. = 73 = Pansol

ENVIO. Amigo Max Bernard: A mi flauta luzóniea, Balagtás no le ha dado su tropical dulzor; I ero, yo te la ofrendo, con ser tan poco armónica, en nombre de las Musas, del Arte y del Amor. FabietO, 1910. LA SELVA FILIPINA

Para Fernando M.a Guerrero. ¡Oh selva de mi tierra! El libro de mi Raza tus encantos encierra, canta el apolonida tu gloria secular; tus fiebres ponen fuego en mis épicos cantos, (us místicos perfumes disipan mis quebrantos, tus brisas rumorosas aduermen mi pesar.

He templado mi lira bajo tu augusta sombra, sentado sobre el césped, cual sobre blanda alfombra, anegados los ojos en el piélago azul, mientras me adormecía el concierto armonioso de las agrestes mayas, que en tropel bullicioso cruzaban los espacios, cribando el terso tul.

¡Oh, qué dulce es el sueño bajo tus tibias frondas de tu ambiente selvático á las caricias hondas, cuando los plenilunios del aromoso Abrill ¡Oh, qué dulce es soñar en la hora de la siesta, á los amenos ritmos de inconocida orquesta, bajo el follaje lírico de tu verde pensill

En tus grutas que fingen espectros dormitantes, oblacionan sus rezos los brujos nigromantes al supremo Bathalá, piadoso y vengador, = 80 = L a selva filipina

á media noche, cuando por caminos inciertos yerran como fantasmas las almas de los muertos, modulando en las sombras quejumbres de dolor.

El glorioso tamaraw de indómita fiereza en tu corazón duerme tus sueños de grandeza, bajo el sol tropical; y el limbás legendario, cuyo fogoso aliento es el trueno que estalla, los ímpetus del viento, el miasma del pantano, las lavas del Taal

¡Oh selva filipina de árboles milenarios! A tu sombra pactaron los heroes legendarios con sangre aquella lucha por la emancipación; porque el perfume místico que exhalan tus molares tus ipils y balayongs y el salmo de tus aves encienden en los nervios ftamas de rebelión.

El ilang-ilang regio y la dama de noche, cuyas ñores escancian el vino de su broche en la hora nocturnal, el bañaba y el tindalo, el mankono y la narra, el guijo y el tibíg do canta la cigarra, son tu perenne gloria, ¡oh selva tropical!

Desafían las nubes tus verdeantes cañas, tus románticos pinos que en las frescas montañas de Benguet se levantan con soberbia gentil; el kamagón y el ébano, el yakal y el lanété, la cam arina diáfana y el macabro balété, donde duerme el tikbalang con su cortejo hostil. = 81 = Clauo M Recto

Acaso en tus entrañas de perenne verdura, coronados do lauros, hallaron sepultura Dula, Magát-Salámat, Matandá y Solimán; con sus lanzas de guerra, sus flechas y carcajes, sus salakóts y mallas de míticos herrajes, sus ánimos ingentes, sus furias de titán.

Los nidos de los duendes cuelgan de tus háletes, grazna el kalaw noctámbulo desde tus cacahuetes, se esconde en tus malezas el bizarro pag-íl. El ulupóng ss enrosca en tus húmedas hierbas, y bajo tus boscajes se guarecen las ciervas, cuando hiende los aires el plomo del fusil.

Perturban el silencio de tus noches el lewago, con ojos relucientes, cual cristales de un lago, maléfico, protervo, del mal anunciador; el alimós y el húhag, y el hahaw mañanero, que lanza desde el Tcüpang su grito lastimero, al sonreir la aurora con su primer albor.

¡Oh selva de mi tierra, cuna de cien leyendas, donde se adormecieron en místicas viviendas, hace como mil años, nuestros bravos rajáhs! ¡Que no violen tu cofre de encantos los profanos, porque matan la fiebre de tus glaucos pantanos, los cuernos del tamaraiv, las garras del limbásl... Julio, 1910.

= 82 = Para Teodora M. Kataw Canto un himno á tus aguas santas, madre laguna, donde en las noches blancas, noches de amor y luna, juguetean las ninfas de cabellera bruna y de abiertas pupilas, color de la aceituna.

Tú encierras el prestigio de los días egregios, cuando los ancestrales hacían sortilegios en nuestras selvas vírgenes de perfumes y arpegios, leyendo unos infolios de santos florilegios.

La aurora do los trópicos, como flor cabalística, pone en tus ondas tersas coloración artística, mientras mancha el azul una paloma mística, que es muy blanca, tan blanca como la hostia eucarística.

Por tus aguas bogaron en primitivas barcas, con sus lanzas y bolos los tagalos monarcas, á lidiar con el hombre de las pupilas zarcas que iuvadió hace tres siglos las malayas comarcas,

¡Oh laguna qne encarnas las grandezas de Lipa — pueblo de ingenuas niñas y buen vino de ñipa—, cuando cruzo tus aguas mi dolor se disipa y hasta siento que el pueblo de Rizal se emancipa. = 83 = Claro M. Recto

Moran en tus entrañas la ira de cieu volcanes, moluscos, peces raros, gigantescos caimanes, y acaso el polvo inerte de bravos Solimanes que en desiguales luchas cayeron cual titanes.

Cuando lanzó el Taal la furia de sus fraguas, brotaron de sus cráteres tus impetuosas aguas, y sobre sus burbujas—tenues borlas de enaguas - se arrastraron las casas cual débiles piraguas.

Tus hermosas cascadas, al caer espumantes, engarzan en el aire millones de diamantes, y en las noches parecen sus rugidos vibrantes monótonos quejidos de fantasmas errantes.

¡Madre, madre laguna! Tu nombre es una gloria, una página de oro en la malaya historia, un destello lumínico que ilustra la memoria, un poema de amor, un himno de victoria .. Octuhre, 1910.

= 84 = Para Francisco V. Alvarado Heraldo nobilísimo del excelso prestigio del siempre inolvidable hogar, símbolo altísimo del patriota indomable y enamorado ciego de las eximias glorias del país solariego.

Los bravos de la Raza, á su bandera fieles, hicieron de tus antros indómitos cuarteles, cuando tronó en los aires la insolente amenaza.

Fuiste tumba piadosa para el bravo insurgente que halló muerte gloriosa en la ruda pelea por el egregio triunfo de la sagrada Idea.

Ese peñón soberbio, con que reta á los cielos tu fantasma ciclópico, dice que el alma es grande y vigoroso el nervio de los claros hidalgos de esta tierra del Trópico.

Esos gigantes robles que custodian tus flancos, Claro M. Recto

hablan de pechos nobles, valerosos,y francos, genuinos legatarios del supremo heroísmo de aquellos primitivos rajáhs del tagalismo.

Esa voz de ultratumba que emerge del abismo de tus vírgenes selvas y hasta el cielo retumba, es la palabra eterna de intenso patri otismo que desde la honda calma de tristes é ignorados túmulos, dice el alma siempre invicta y rebelde de los antepasados.

Amandiwing, heraldo de las viejas grandezas del bravo pueblo nuestro: lanza el furor que encierra tu cofre de bravezas sobre los que blasfeman de! nombre del Ancestro...

JLeyte, Julio 1911. V , d e l lililí m m u

En la orfandad... A medía noche... Contrastes... ¡No llores! El poema de mis besos Los labios de ella... Los ojos de ella...

Tara tí, la espiritual y romántica, que tienes un beso para cada ilusión y un sueño para toda quimera, esta melancólica sinfonía de amor.

DEL LIBRO DEL AMOR

EN LA ORFANDAD

Para unos ojos tristes Las horas pasan.,.. Y en nocturna calma adormecida está la creación; entre tormentos agoniza el alma, sus desengaños llora el corazón.

Todo es obscuridad, todo es desierto, manes en confusión, caos, fantasma . En torno mío hay un olor á muerto, olor á corrupción, á cirio y miasma ..

Tendido estoy en mi revuelto lecho, sin luz, sin esperanza y sin sentir... A violentos impulsos late el pecho Mi amor se siente eu ansias de morir.

Así estoy, así, triste y solitario, solo pensando eu la mujer amada. Mi existencia infeliz sube al calvario, con la mente de espectros torturada:

Mas, ¿qué oigo?... Pasos graves, muy callados, que perturban la calma nocturnal... Abro mis ojos, mustios, espantados, y vislumbran un sér angelical. .= 91 - Clako M Recto

Aureola de paz su sien circuuda, que lanza eu derredor gloria y bonanza. Mi lecho en floración de luz se inunda y renace la flor de mi esperanza.

¿Quién es?... ¿Acaso la ideal malaya que busca sin cesar mi fantasía? ¿Acaso de un Edén la ans'ada playa á do arriba el bajel del alma mía?

¿Quién es?... Lo ignoro... Mas al verla hermosa, juro entregarla todo mi existir. Tal vez con ella encoutrará afanosa mi existencia su bello porvenir.

Mas, ¡ay! muy pronto, la impiadosa suerte torna mi gozo eu hiel de desconsuelo. ¿Por qué me dejas, anheloso, inerte, falto de fuerzas, sin ningún consuelo?

Mi voz entonces sin cesar invoca su nombre al són del céfiro glacial. ¡Mas sólo á mi alma delirante y loca responde un eco, triste, sepulcral!

Ya no la veo... Su fugaz encanto dejó en densas negruras mi esperanza... Sólo oigo al compás triste de mi llanto sus pisadas perderse en lontananza. = 92 = E n la orfandad...

Hundo entonces mi frente en la almohada, y mi alma llora, y mi alma se entristece, al pensar en su imagen adorada que allá, lejos de mí, se desvanece.

Y de nuevo las ansias de la muerte invaden mi febril romanticismo; y ante aquel rudo golpe de la suerte, vencido se derrumba mi heroismo. Abril, 1909.

= 93 = Pata unas manos adorables Escúchame, amor mío.., ¿No ves? Allá á lo lejos la alba luna derrama en piadosos reflejos sobre el dormido mundo una lluvia de luz. El ambiente se impregna de perfumes de rosa, la noche va marchando en quietud majestuosa, envolviendo las cosas en su tenue capuz.

¿No ves?... Sólo perturba de la noche la calma á lentos intervalos el suspiro de un alma que al través de su prisma sólo mira el dolor... Ya todo está eq silencio .. sólo estamos despiertos .. ¡Ven!... Cruzaremos valles, colinas y desiertos, bajo un cielo sin nubes, bajo un cielo de amor.

Sobre un corcel quimérico juntos nos fugaremos, fervientes, enigmáticos, y luego beberemos el zumo del cariño en un eterno Edén. Allí seré el monarca, tú serás la sultana, y fluirá entre sonrisas nuestra pasióa lozana, de una ligera hamaca al lánguido vaivén.

«Amor» en su cordaje suspirará mi lira, fingiendo los lamentos de un álma que delira en sus raptos sublimes de ardorosa pasión. = 94 = A MEDIA NOCHE

< Amor» entre las hojas repetirán las brisas, como en derroche ingenuo de feminiles risas, al preludio melódico de mi alada canción.

Y cuando en el misterio de las tardes amenas las aves se columpien, contándose sus penas, «u las escuetas ramas de un marchito vergel; ó cuando, siempre juntos, alguna mansa fuente bajo las verdes cañas arrulle dulcemente cou un epitalamio nuestra luna de miel;

yo besaré tus labios de gentil soberana, teñidos con los regios colores de la grana por el ardiente soplo del aura tropical; yo estrecharé tus manos temblorosas, heladas, mientras sienta mi vida perderse en las miradas de tus divinos ojos de virgeu ideal.

Colocaré en silencio un manojo de rosas sobre tus negras trenzas que eu ondas olorosas ruedan por tus espaldas de pálido marfil; y con el alma estática ante tus formas bellas, ebrio de goces íntimos, he de imprimir en ellas un apretado beso de sabor infantil.

Ven, princesita mía, que ya la noche avanza. Ven, Lilíng, y olvidemos, á besos de esperanza, las sombras del camino, lo eterno del dolor. Ven, y sobre mi potro juntos nos fugaremos, fervientes, enigmáticos, mientras de pronto vemos surgir la tierra santa de nuestro eterno amor... Abril, 1909. 95 = CONTRASTES...

Para Angela ¡Y bien! Aquí estoy. ¡Oyeme! Yo soy aquel que iuvoca tu nombre en sus soñares con ingenuo candor, cuando en las tardes pálidas mi alma febril y loca se aduerme como un beso sobre una dulce boca que se embriagó de dicha y supo del amor.

Yo fui de la hermosura tal vez cantor divino, fui de raras locuras el bardo del ayer. Recorrí el vasto mundo, errante y peregrino, retando á las tormentas, maldiciendo al destino y arrimando á mis labios la copa del placer.

Ayer fundé ciudades sobre espumas de plata, y levanté palacios sobre campos en flor, donde alguna princesa con labios de escarlata, al murmurar las fuentes alguna endecha grata, deliraba conmigo de ternura y langor.

Viví bajo las frondas de una gentil floresta, donde al vaivén ligero de hamaca tropical, me inebriaba en el hálito del sopor de la siesta, y en los dulces arpegios que desde umbrosa cuesta enviaba por el céfiro un frondoso cañal. = 96 = Contrastes ..

En la paz de las tardes bañadas de esperanza andaba por los campos plañendo mi laúd; y cuando en la cerúlea y suave lontananza vislumbraban mis ojos celajes de bonanza, soñaba sueños de oro para mi juventud.

En las mañanas tibias, cuando las mariposas abrían cual Habeles sus alas de rubí; con mil ansias cogía sampaguitas y rosas, y luego, trasformáudolas en sartas olorosas, las besaba en un rapto de loco frenesí

Y después regresaba con mis quimeras solas al verde bosque, nido de mi felicidad. Y de nuevo en mi hamaca, como en vaivén de olas, arrobado en mis éxtasis, cantando barcarolas, miraba Huir mis días en eterna orfandad.

Y tal era mi vida... Mas, ahora lo que siento no sé si son espasmos de una ilusión febril. Hoy mi vida es un caos, un páramo, un tormento; hoy hasta en mis oídos suenan como un lamento los cánticos del ave que vuela en el pensil.

Yo no sé lo que tengo aquí dentro del pecho. Acaso para el culto de un amor un altar; un altar de oro y rosa ó de suspiros hecho, un altar donde pueda mi corazón deshecho ante una imagen única su llanto desahogar. Claro M. Recto

Allí ante ese santuario, en eterna agonía, vuelco el ánfora negra de mi lamentación; allí también se esfuma la voz del alma mía... ¿No ves estos contrastes que el destino me envía?

Ayer, miel en los labios; hoy, hiel...... ¡desilusión! Octubre, 1909. *

* V

= 98 = ¡KO LLORES!

Para una pálida colegiala ¿Por qué lloras, mi musa? ¿Por qué tan tristemente modulas tus cantares, cual quejas de dolor? — Por el ave que tiene un corazón doliente, que llora prisionera, muriéndose de amor.

¿Por qué así sollozáis, oh brisas mañaneras, y sueuan vuestros ritmos á muerte y soledad? —Por la virgen morena de quince primaveras, que lamenta en uu claustro sus ratos de orfandad,

¿Por qué tú, mariposa, no abres tus tenues alas, y no encantan tus vuelos los jardines eu flor? —Por las bocas de rosa de tiernas colegialas, que han perdido la risa, que. han perdido el color.

¿Por qué, fuente amorosa, no azulas tus cristales, y en ellos no retratas la azul inmensidad? —Por la bella gitana de los labios corales, que llora en cautiverio, pidiendo libertad.

¿Por qué estás dolorosa, oh mi amiga violeta, entre las frondas secas de mi triste vergel? —Por la dalaga presa, la amada del poeta, cuya frente es ensueño, cuyos labios son miel. = 99 = Claro M. Recto

¿Por qué la luna bella por las noches no asoma, para besar las ñores, su adolorida faz? — Porque en su jaula llora la inocente paloma, por los tristes recuerdos de un ensueño fugaz.

¿Por qué la maya agreste que en el azul volara no ensaya en estos días su tropical canción? — Porque entre viejos muros gime María Clara, por la ausencia de Ibarra, su dulce ensoñación.

Y las onda3 del río ¿por qué tristes murmuran y sus espumas leves no bullen de placer? — Porque hay hombres tiranos que el corazón torturan de un alma enamorada, marchita de querer.

¿Por qué lloras, mi musa? ¿Por qué tan tristemente modulas tus cantares cual quejas de dolor? — Por Lilíng, que es romántica, que es tan tierna y doliente, que llora prisionera, muriéndose de amor. Ju lio, 1910.

= 100 = Para mi dulce prometida Este es mi beso .. Un beso rojo, como mis ansias, cual mi pasión, como la flama de los volcanes, como los oros de nuestro sol. Un beso rojo... Rojo, muy rojo, como mis versos de admonición, como el espasmo de mis arterias en raptos locos de ciego amor; como la sangre de los patriotas, que, alzando el grito de redención, ayer cayeron en la refriega, en bello gesto de Rebelión. Un beso rojo, como el licor que burbujea ea verdes copas, tejiendo espumas de perversión. Este es mi beso... Rojo, muy rojo, cuando me incendia fiebre de amor, y tiene efluvios de rojo vértigo el corazón, cuando en la siesta caliginosa bajo el boscaje durmiendo estoy. = 101 = Claro M. Recto

Este es mi beso... Un beso rosa, cual la quimera loca de amor, que en dulces horas de plenilunio por los jardines buscando voy; como los tintes de tus mejillas, como tu frente de ensoñación, como tus labios, como la flor de tus ensueños, de mis quereres, de mis caricias, de tu ilusión... Este es mi beso... Rosa, muy rosa, como un crepúsculo consolador, como el sedante ritmo lejano de una amorosa conversación; como del Pásig el tembloroso, dulce rumor, como las horas del venturoso tiempo que huyó, cual los destellos de la alborada, como un ambiente confortador. Este es mi beso, cuando sonríe y goza y vive el corazón: beso de citas primaverales, beso de besos, beso de amor, beso de novios que se aman mucho, beso de mayas ebrias de sol, beso de flores y mariposas, beso de eterna consolación... El poema de mis besos

Este es mi beso... Un beso negro, como un jamás, cual un adiós, como el misterio, como las sombras en las dolientes puestas de sol; como el sudario del cuerpo muerto, como la triste desilusión, como el suspiro del moribundo en la hora trágica del estertor; como la duda, como la nada, como del tísico la seca tos, como en las tardes cavaudo fosas el golpe lento del azadón; cual la paciencia del santo Job, como la toca de las dalagas místicas, llenas de santa unción... Un beso negro... Como en las noche el tictaqueo de mi reloj, cuando murmuro tristes plegarias ante la imagen de un viejo Dios... Este es mi beso... Un beso negro, como tus penas, cual mi dolor, cuando anegado en mis tristezas muriendo estoy; cuando no veo en torno mío más que una eterna desolación, cuando el ocaso de mis ensueños aproximarse contemplo yo; cuando las tardes, cuando el otoño, cuando muy joven muere el amor... = 103 = Claro M. Recto

Son besos míos... Muy rojo: sangre, vértigo, vino, flor de pasión... Muy rosa: ensueño, locas quimeras, caricia, amor... Muy negro: muerte, sombras, misterio, soledad, llanto, desilusión... Son besos míos... Toma... Si quieres, para tí son. En tus purpúreos labios de rosa que tienen dulces risas en flor, he de imprimir'os UDa y mil veces, en bello gesto de adoración, y verás cómo serán entonces ritmo, armonía, luz y color... Agosto 1910.

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Tt

= 104 = LOS LABIOS DE ELLA

Para Pacifico Victoriano, et porta hermano Me besaron la tarde aquella en que las hojas alfombraban las sendas, llorando en el ambiente, y á mi alma toda pena dijeron sus congojas, y siguieron besándome, melancólicamente...

Tenían la dolencia de las dormidas horas aquellos pobres labios que me daban sus besos. ¿Por qué, si eran tan sabios en mimos y embelesos y han robado la grana de todas las auroras?

Y seguían cayendo las hojas amarillas de los ramajes tríos... Y mi alma iba muriendo por unos labios tristes, unos labios muy míos...

Y caían más hojas por la eglógica albura de las dormidas sendas... Y mí alma que vagaba en pos de ignotos yermos ha deshojado rosas de nostalgia y ternura, fervorosas ofrendas á unos labios queridos que estaban muy enfermos. = 105 = Claro M Recto

H an caído las hojas todas... Ningún ramaje enseñaba sus galas, en los prados se erguían solo árboles desnudos... Y entre aquel desencanto que inspiraba el paisaje, mi alma dolientemente ha plegado sus alas, a causa de unos labios que se han quedado mudos... Junio, 1911.

= 106 = US 838S 1¡ BUL.

Para Silvestre Apacible, el amigo del alma

Aún suspiro de pena cuando hacía aquellas noches se me va la memoria, aquellas noches frías en que mi amada buena, hecha constelaciones, para gozar conmigo de unas horas de gloria, me aguardaba llorando tras sus viejos balcones.

Me acuerdo. Era una noche muy negra y muy triste, muy llorosa y muy fría, í Todavía en mi mente su recuerdo persiste). Constelaban su freute enrosariados astros, su carne fragantísima á bienestar olía y eran sus manos frágiles de lirios y alabastros.

Sus ojos contemplaron los míos largamente... — Ven poeta doliente, Ven á mí, cielo mío, ven corazón amigo — me dijo. Sus palabras sabían á caricias. —Tu alma está nevada y necesita abrigo. Busquemos en los besos redentoras delicias ..

Y aquellos ojos magos, e'ernamente tristes, negros y melancólicos, me hicieron venturoso, llenándome de halagos.

= 107 = Claro M. R ecto

S entí dentro del alma ternuras y bondades, y mis labios dijeron madrigales bucólicos, en honor á unos ojos enfermos de ansiedades:

— Poeta, por qué lloras? ¿Por qué la desventura marchitó ya tu frente que un tiempo sonriera diademada de auroras?— Parecían decirme aquellos mustios ojos... Y unos llantos que fueran de una olvidada fuente han sido la respuesta de mi alma hecha despojos .

Su ternura en la mía, sus labios en mis labios, su alma dentro de mi alma, nos besamos muy mucho, entre la incierta calma de la noche muy fría... Y de aquellos sus ojos marchitos de morena cayeron lentamente unos cuantos cristales, temblorosos de pena.. Los bebieron mis labios, y ¡fueron inmortales! ..

¡Oh, sí! Aún viven su vida doliente de misterio en mi alma aquellos ojos que me quisieron tanto. Aún perfuma el encanto de su lejano imperio mi vida que se ahoga entre su propio llanto... Junio, 1911.

= 103 VI.

FLORES DEL TERRUÑO

El Kamuníng La Sampaguita Las Violetas La Coronaria La Champaka

Para el distinguido y culto escritor, Epifanio de los Santos Cristóbal. C. de la Real Academia de la Historia

FLORES DEL TERRUÑO

EL KAMUNING

Para José M.a Garcia Sucrez

Nevado Kamuning del suelo nativo, encanto supremo de nuestros pensiles, lu blanca corola de aromas sutiles redime á mi alma de triste cautive.

Te quiero en mis horas de llantos eternos y cuando constela mis labios la risa; mis noches de fiebre, mis largos inviernos me cuentan que es dulce tu amable sonrisa.

Si pasa la brisa besando tus alas, el suelo se alfombra de blancos encajes, y lloran de pena tus fuertes ramajes, si miran amigas del polvo tus galas.

El fresco rocío derrama sus gemas en tu íntimo cáliz de néctares lleno... Mi novia ha dicho que fingen diademas tus hojas que tieneD blancura de seno;

diademas para unas amadas cabezas que viven tan sólo de vagos ensueños, de besos fervientes, de suaves ternezas, de locas caricias, de mimos sedeños.

= 111 = Clako M. R ecto d e tu alma de mujer buena, ingenua, dulce y sencilla, es para mi alma de artista la única maravilla.

El jardín quo no te encierra en su cofre de sonrisas, sueños, besos y ternuras, no es un jardín de hermosuras, ni es de esta hidalga tierra. La dalaga que no aroma con tus rosarios su cuello de pudibunda paloma, no ama las formas divinas, ni es Sultana del Oriente, ni es hija de Filipinas... ju lio, 1911. LAS VIOLETAS

P ara Atsenia N. Luz

¡Oh mis buenas amigas, mis pálidas violetas, hijas del sentimiento, gemelas del dolor! Ellas son el encanto de mis mudas glorietas, ellas son las amadas de los tristes poetas, de las almas que sufren los males del amor.

Tengo por estas flores una pasión ferviente, un cariño tan tierno como el beso de Abril. Por ellas son los himnos del ave y de la fuente y las sonoras rimas del vate adolescente, bajo el abrigo suave del lírico pensil.

Cuando en las noches llora sus ilusiones muertas el corazón enfermo de tanto padecer, cuando hay sombras dolientes por las sendas inciertas y flotan en la angustia de las selvas desiertas los lloros de las almas marchitas de querer;

en el dulce silencio de mi jardiu romántico, sintiendo de la brisa el lento columpiar, yo cuento á mis violetas al ritmo de mi cántico, como habla con los muertos un viejo nigromántico, las amarguras íntimas de mi eterno pesar.

= 115 = Claro M. R ecto

Y ellas se ponen mustias, graves y pensativas, como si comprendiesen mi impiadoso dolor, y fingen sus coroias mariposas cautivas, como la luz anémica de lámparas votivas, como un ensueño ignoto... un suspiro de amor.

Y mueren lentamente, al temblor de sus hojas, mis pálidas violetas, flores de ensoñación; en tanto mi alma enferma, entre tiernas congojas, soñando en la dulzura de unas mejillas rojas, agoniza en los brazos de su última ilusión.

Por eso yo las quiero con frenesí y delirio, porque aspiro al besarlas aromas de placer, cuando en mis horas negras de llanto y de martirio mis ojos languidecen cual moribundo lirio, por todos los desdenes de la amada mujer.

Triuufan sobre mi mesa llena de cosas viejas, donde rimo mis versos en mustia soledad, como floración mística de románticas quejas, estas flores que me hablan de las blondas guedejas de la que dá á mis sendas perpetua claridad.

¿Qué dicen tus violetas?... ¿No te hablan de un pasado donde todo era ensueño, risa, música y flor, donde entonces tu nombre era el único amado por la virgen tagala que tu mente ha soñado en tus febriles horas de nostalgia y de amor?

= 116 = L as Violetas

¿Qué dicen tus violetas?.,. ¿No te hablan de aventuras gozadas en los días del buen tiempo que fue, cuando, buscando mieles para tus amarguras, en la luz de sus ojos que vertían ternuras quemabas ebrio y loco las alas de tu fé?

Las violetas nos hablan de esquelas perfumadas, de idilios amatorios bajo un cañaveral, de cabellos que caen en fulgentes cascadas por las espaldas mórbidas de las musas amadas, risueñas como el cielo de una tarde estival.

¿Verdad que son muy buenas amigas las violetas, esas ilores que aroman nuestro tibio jardín? Son queridas por todos; por los tristes poetas, por las almas dolidas de los santos ascetas, por las novias que tienen mejillas de carmín...

♦ *

= 117 = IA CORONARIA n

Para Sixto Roses Morentm Gandah-suli, coronaria, aromosa coronaria de mis huertos, da el perfume de tu carne legendaria á los pobres corazones que están muertos.

Está noche mi adorada va conmigo por las flores. Sé el testigo de los mimos y promesas y cariños que nosotros nos diremos al abrigo del boscaje, inocentes como niños.

A su frente florecida de arreboles daré un beso de fervores y ternuras, y sus labios dirán todas sus dulzuras, y sus ojos brillarán como dos soles.

Diré á ella: - Yo te adoro, ángel mío, vida mía, cielo mío; por tí sola busco lauros, gloria y oro, y soy presa de profundo desvarío.(*)

(*) La Coronaria es la que vulgarmente fe llama Camia en Filipinas. Gandah suli es su nombre indio; signilica la «Alegría de la princesa. >

= 118 = La Coronaria

Y asimismo me dirá ella, mi adorada, siempre buena, siempre bella: - Vate mío, te idolatro, por tí vivo... Y nos damos uu abrazo convulsivo....

Y la aurora, pregonando un nuevo día, cuaudo asome por encima de una loma, nos verá entrelazados todavía, embriagados dulcemente de tu aroma .. Julio, 1911.

— 119 = Para el General Venancio Concepclé* Alma de languideces, flor-mujer, champaka, que duermes eu tu hamaca de follajes que meceu las abrileñas brisas: eres bella y divina, porque la luna opaca te dejó sus sonrisas, al esconder su rostro tras nubes indecisas.

Un día de tormenta, sobre la tibia alfombra de una selva, te puso una racha violenta; y un viajero, perdido entre la incierta, sombra de la tarde y del bosque, fué para tí piadoso, llevándote ó sus labios enjoyados de ensueños, cual besara un esposo la boca toda mieles del áugel de sus sueños.

Estás hecha de besos, acaso de sonrisas ó tal vez de quejumbres La calma del crepúsculo, las nostálgicas lumbres de cieu mil plenilunios, los suaves embelesos que traen en sus alas las auras matinales V la sutil frescura de una adormecida ola, al sonreír de un alba, formaron tu corola. = 120 = La Champaka

Sé tú la mensajera á la diosa que alumbra la senda de m. vida de mis tan melancólicos sueños de primavera, de los tristes recuerdos de mi ilusión perdida, y de las ansias hondas de mi alma adolorida.

Cuando tu aroma suave la brisa de la larde con el suyo confunda, díle, mi Mor querida, que quiero volverme ave, para cruzar el cielo, sobre la mar profunda, posarme en su regazo, y el último consuelo encontrar para mi alma inerte y moribunda... Julio, J.011.

= 121 =

V IL

DEL L IO DE LA AMISTAD

Brindis Es noche de baile... La carcajada de Momo De la lejana Escocía... Ofertorio Sueño de Navidad

Para mis queridos hermanas, los hidalgos hijos de ¡a provincia de Tayabas.

BRINDIS n

Señor de los pinceles, señor de la paleta, de la luz, de las sombras y de las medias tintas: de jad que en vuestras sienes deposite el poeta estas pobres guirnaldas de grandezas extintas.

Por las Venus impúdicas de suaves morbideces de los lienzos antiguos de prestigio eternal, por las damas-modelos de finas desnudeces, vibre este salmo mío en los aires, triunfal.

Vos que habéis visitado los Museos de Roma que encierran gestos trágicos ó la flor de una risa, vos que habéis respirado allí el lejano aroma «le hace como mil años de uua suave sonrisa;

vos que habéis contemplado á la bella Cleopatra íctorcerse en su lecho trágica y moribunda, y á aquella Mouna Lissa que ferviente idolatra de Leonardo de Vinci el alma vagabunda;

decidnos si en la tierra de cocos y sampagas, en este tabernáculo de nuestros patrios lares, [*)

[*) Pronunciado por su autor en el banquete ofrecido por los artistas de Manila al celebrado pintor filipino Fabian de la Rosa, el 19 de Septiembre de 1910, en el Hote de Francia, con motivo de su reciente llegada de Europa. = 125 = Claro M. R ecto

¿no son mucho más bellas las tímidas dalagas que las damas de lienzos de allende nuestros mares? Por vuestro eterno culto, el Arte y la Belleza, por el color y el ritmo, vuestra fe y religión, por vuestro templo inmenso, la gran Naturaleza, por la prez del terruño, vuestra noble ambición; decidnos si este amplexo, como de almas hermanas, ¿no es el recuerdo vivo de aquel otro, inmortal, que se dieron hace años, allá en tierras lejanas, Panganiban, Jaena, Luna, Hidalgo y Rizal?... Pintad con los colores robados á la aurora, robados al crepúsculo y al risueño arrebol, nuestra bandera libre que ondeó retadora por campos y montañas, hermosa como el sol. Pintad en vuestro lienzo al obrero de músculos soberbios como el hierro, hechos para lidiar; nuestras mañanas rubias, nuestros tristes crepúsculos y las fiebres de nuestra siesta canicular. Pintad á Jas virtuosas doncellas filipinas, con su típico traje, vaporoso y sutil, y con las morbideces de sus carnes divinas, floraciones de ensueño de nuestro alegre Abril. Por Goya, por Velasquez, por el divino Apeles, por Guerrero, por Luna y por Resurrección, constelen estos versos, á modo de laureles, vuestra frente en que brilla la eterna inspiración. Septiembre, 1910.

= 126 = ES lltE J l BAILE...

Para Pedro Aunaría Es uoche de baile.. Florece el palacio en luces polícromas de regios festines, y vagos susurros cruzan el espacio entre los arpegios de suaves violines.

Hay fuego en las mentes, en los labios risas, gritos de Epicuro en las almas locas, hay en los frondajes un frufrú de brisas y un sabor de ensueño en todas las bocas.

Jusis vaporosos y blancas pecheras brillan al reflejo de luces pomposas; surgen del cerebro fugaces quimeras que el alma perfuman cual si fuesen rosas.

Por sobré el encanto bello de la fiesta abren alas de oro las galantes frases, en tanto desgrana una alegre orquesta notas como perlas en lentos compases.

Óyense de valses las aladas quejas de two-steps de América los jocundos sones, mientras atraviesan amantes parejas, en rítmicos giros, los regios salones. = 127 = Claro M. R ecto

Vati, vienen, se pierden, las siempre hechiceras doncellas vestidas de leves encajes. Se sienten las horas desfilar ligeras cual del horizonte los grises celajes.

Bailan, ríen, charlan, las hadas lipeñas, bailau, ríen, charlan, con sus caballeros. Y están todas ellas felices, risuefías, porque han sido acaso heridas por Eros.

E! uno murmura: —Amparíng, te adoro... Yo amo tu hermosura de ídolo pagano... Y Amparíng contesta con su risa de oro, sonoro cual verso de estro parnasiano.

Y así van las frases de amor y ternura, al sutil perfume de tibios vergeles... En su copa argéntea cada cual apura el divino néctar, la absenta y las mieles.

(Veo también á ella vestida de gala en su silla de oro, flébil, indecisa... Tal vez en su poeta piensa la tagala, en su poeta triste de triste sonrisa.)

Y luego cansadas se vau á una mesa doude triunfan rosas lirios y claveles, y doude humedecen sus labios de fresa en rubios champagnes, merengues, pasteles. = 128 = Es NOCHE DE BAILE...

Dá el reloj las doce. El baile termina; |las risas han muerto, se esfumó la gloria! Tan sólo el recuerdo, como ñor divina de encantados pétalos, vive en la memoria.

Ya nada más queda en el gran palacio que el mortal silencio de la media noche; mientras una estrella ríe en el espacio, y se escucha lejos el rodar de un coche.

Ya descansan ellas en lechos de diosa, las damas por quienes el alma suspira... ¡Qué arrulle sus sueños de color de rosa, sus sueños dorados, el són de mi lira! Mayo, 1900.

* » *

= 129 = LA CARCAJADA DE MOMO

Pata Leonardo Osorjp i La ciudad de la Risa deshoja áureos ramilletes de luces fantásticas, cuyas mágicas ondas parecen de rizos sedeños las rubias cascadas. Pueblan el espacio febriles caricias, como de unas manos exangües y pálidas, como de unos labios trémulos y ardientes que bebieron mieles en paganas ánforas, como un coro de errantes* libélulas en florido vergel de esperanzas, como un eco flotante de rimas, de rimas muy dulces, muy tenues, muy vagas

Impreguan la brisa los blandos perfumes que las tiernas violetas exhalau, las violetas —mis flores queridas — mustias y dolientes, como enormes lágrimas que resbalan muy lentas, muy lentas, por unas mejillas enfermas y pálidas, —¡oh mejillas, enfermas de amores, mejillas de cera, muy blancas, muy blancas, que se mueren sedientas de besos, como rosas tísicas, sin luz, sin fragancias! — = 130 = La carcajada de Momo

P erfumes alados de mudos jardines, perfumes ingenuos de carnes humanas, perfumes sutiles de flores perversas, perfumes de viejas historias de hadas.

Asordan los gritos de las muchedumbres en el loco triunfo de sus carcajadas. En el aire hay efluvios de sones de violas que tejen solemnes pavanas; los clarines pregonan sus himuos, sus arpegios destilan las flautas, se oyen los sollozos de las mandolinas y el eco monótono de locas guitarras. Todo un cáos... Parece una fiesta que á los dioses ofrendan las almas, evocando en la Risa de Momo los dfas egregios de edades pasadas.

II.

Bajo un cielo de tonos rosados, eu la mueca brutal de las máscaras, hay flirteos de tiernos galanes y sonrisas discretas de damas, que son místicas aves de paso, que olvidando las penas del alma, vienen de muy lejos á buscar ¡quién sabe! eu la risa un sabor de esperanza, un sabor de ilusiones de rosa, para sus torturas, para sus nostalgias, para sus quimeras que cayeron yertas, entumidas y rotas las alas, = 131 = Claro M. R ecto p ara sus ensueños muertos en la sombra de tumbas desiertas, tristes y olvidadas.

¡Qué misterio cruel se adivina en los rostros detrás de las máscaras! Hay risas burlonas, como de payasos, risas huecas, brutales y trágicas... Y hay risas irónicas, como de reproche, frías como el golpe lento de una azada en las tardes pálidas cavando uua fosa, como el eco letal de una ráfaga lanzada del pecho de alguien que agoniza á la anémica luz de una lámpara....

III. Avanza el cortejo por la polvareda, como turba de raros fantasmas que al través de los sueños pueriles con formas siniestras errabundos pasan. Pierrot viene, grotesco y ridículo, con su bruna peluca empolvada, llevando del brazo á una Colombina, de ojos vivos y faz enigmática, que arrastra, en el triunfo de sus cascabeles, el gracioso frufrú de su falda. Luego, Marco Antonio, noble y elegante, portando en su cinto reluciente espada, en amable y ferviente coloquio con la altiva y gentil Cleopatra, que luce en sus dedos de fino alabastro el brillo inquietante de sus gemas raras. = 132 = Y pasan... Y pasan.. Poetas románticos que cantan en coro salmodias paganas; rajáhs, mandarines, grotescos bufones, sacerdotes de barbas de plata, mascullando rezos en frases confusas; egipcias que tañen multicordes arpas; matronas de Roma, griegas soñolientas, princesas, virreinas, pretéritas damas en sus luengos ropones de seda que traen perfumes de edades lejanas. Y después... la turba de los diablos rojos, ensayando piruetas macabras, que han venido también á reirse con la risa fugaz de las máscaras ..

IV.

En el vértigo rojo del baile, al compás de jocundas sonatas caracoleando, borrachos de gozo, giran los galanes y giran las damas que se dicen armónicas frases entre el dulce encanto de sonrisas vagas. ¡Qué misterio florece en las bocasl ¡Qué leves suspiros de los pechos saltan! ¡Cómo ríen las Vírgenes bellas al murmurio de quejas románticas! Y vuelan las frases:—Niña, yo te quiero... Adoro tus curvas de diosa pagana... Es tu imagen el único anhelo que mi entristecida juventud soñara—...

= 133 = Claro M. R ecío

Y sigue la música perlaudo armonías, y ellas y ellos sus rítmicas danzas... Y enfloran ensueños eternos de gloria sus labios febriles de suave escarlata, floridos de besos, muy rojos tan rojos que fingen rubíes de abiertas granadas.

tíou las doce... Desfila el cortejo... Va quedando muda la ciudad de máscaras... Y en aquella calma, sólo en el espacio vibra el último eco de las carcajadas...

Manila , 1. F. Carnaval de 1910

*—

= 134 = K U I f l l ll EStOCIA!■■■

Para R. McCulIoch Dith

Hay pálidas caricias en la noche ríe luna, caricias que parecen lloriqueos de cuna.

Un salmo prehistórico de litúrgicas galas porta la brisa errante en sus fúuebres alas,

que sobre el manso espejo de uu azuloso lago se adormece á manera de suspiro ó de halago.

Bajo las adormidas frondas de las acacias, fantasmas errabundos llorando sus desgracias

persiguen de la noche en la luctuosa calma un vuelo de quimeras que el espíritu ensalma

En los nupciales tálamos, solas, ensangrentadas, ho retuercen agónicas las vírgenes violadas, pálidas y llorosas, tan llorosas y pálidas como mustias violetas, como enfermas crisálidas.

Entre el silencio fúnebre de las selvas vecinas, su duermen fatigadas las mansas golondrinas,

= 135 = Olako M. R ecto

soñando que rondaban, en horas vespertinas, por llanos y praderas, por campos y colinas.

Mientras el viento ensaya una doliente estrofa, en la copa de un mango un buho filosofa,

con los ojos en vela, cada vez más abiertos, como lHgos perd'dos entre páramos yertos.

Artista y visionario que en nostalgias se arroba en el balcón silente de su dormida alcoba,

pensando en los encantos de su lejana Escocia, comulga con sus penas y á su dolor se asocia,

un poeta elegante, venido de muy lejos, trayendo en sus adentros mil recuerdos añejos.

Miradle. A veces tiende sus soñadores ojos, ebrios de pesadumbre, inflamados y rojos, hacia la silenciosa inmensidad marina, en pos de una quimera que muere en la neblina.

A veces sus unánimes manos calenturientas oprimen sus dos sienes. Hay un sabor de absentas en sus febriles labios. Dos lágrimas sangrientas por sus mejillas cálidas han rodado muy lentas. ..

= 136 = Í)e la lejana E scocia...

¿Qué tiene? ¿por qué llora? ¿por qué tanto se abate en la paz de la noche el tristibundo vate?

¿Por qué llora? ¿En qué pieusa? Descomunal batalla en su interior se libra. Su corazón estalla lo mismo que un torrente que desborda sus aguas ó un volcán que vomita el fuego de cien fraguas.

Su alma eslá muy enferma. Es que en algo muy lejos pieusa: en su hogar lejano, en dos seres ya viejos, que en tiempos ya pretéritos, bajo un beso de luna, murmuraban baladas en torno de su cuna; en un jardín florido, en un hermoso lago, donde en noches se mira la sombra de un endriago; en unos muros viejos que semejan vestiglos y en que su marca han puesto centenares de siglos, y donde paseara el fantasma de Estuardo, aquella Reina buena de las manos de nardo; en parques milenarios, llenos de musgo y hiedra, en que es Belleza Eterna cada trozo de piedra, porque dice al viajero, artista y vagabundo, de lo que hace mil afios ha presenciado el mundo;

= 187 = Claro M. ÍIecto en un tierno hermanito, de cabecita rubia, de cabellos sutiles, como estambres de lluvia; en una novia pálida de doradas melenas, olorosas como una guirnalda de azucenas;

ó en una noche blanca de besos y de citas de sátiros lascivos y Venus Afroditas...

¡Silencio! Duerme el vate de la florida Escocia, que sueña en el pasado y á su dolor se asocia, en tanto lentamente se agitan en su estancia las brisas perfumadas de una lejana infancia... Oct, 1910.

T

= 138 = OFERTORIO

Para Iñigo Ed . . R egalado

Fervientes besos que estallan, leve sonrisa que enflora los labios de una dalaga, rebeldías de tamaraw, dulce languidecer de ojos de una prineesita mora, son los encantos sutiles del libro «Madaling Araw.»

Hay yo no sé qué perfume de jardines milenarios en este cofre encantado de bravuras y ternezas; perfume de alma, perfume de vetustos incensarios ante el ara de un Dios bueno de seculares grandezas

Este Iñigo es alma «dúplex»: tiene rabias como amores. Para la mujer amada su palabra tiene flores, para las voraces águilas tiene ímpetus de climbás.»

Por eso en estos laureles pongo su nombre divino, con los de Lope y Patricio, de Valeriano y F a u s tin o , Hiiblimes encarnaciones del alma de Balagtás. Oct., 1910

* *

= 139 = Para Lorenzo Bello fPu/mfF* El fantasma del invierno, ululante eu el vacío. Ligeros copos de nieve que se dijeran vellones. Agrias muecas de mendigos, estremecientes de frío, frente á marmóreos palacios de impiadosos Epulones

Helada noche y sin luna. Lobreguez de cementerio Entre ráfagas de cierzo la muerta hojarasca vuela. Y por sobre esta amalgama de tristeza y de misterio, el canto dulce y monótono de los pastores en vela.

Un corderito que bala eu en la cuesta de uua loma deja en la senda perdida una diminuta huella. Y allá lejos, por Oriente, entre neblinas asoma sus insólitos fulgores uua milagrosa estrella.

Se ilumiua el firmamento... Una ronda de querubes desciende en la apoteosis de una excelsitud sin uombt Una salmodia celeste se abre paso entre las nubes: Gloria á Dios eu las alturas y en la tierra paz al hotnbB

Sigue la armonía mágica de las arpas misteriosas que desgranan allá arriba la sarta de sus cadencias. Hay en la brisa un perfume como de divinas rosas, que el corazón impregnara de ternezas é inocencias. = 140 = Sueño de Navidad

Tres magos desde muy lejos, en púrpuras emperladas, leudidos hacia lo ignoto sus ojos de visionarios, orientados por la estrella, cruzan sendas iguoradas, llevando oro, incienso y mirra, sobre briosos dromedarios.

Los sencillos rabadanes se dirigen á un establo, seguidos de sus rebaños. Triscan balando las crías. Todas las bocas unánimes dicen un solo vocablo, un vocablo que es promesa de gloria y de paz: Mesías.

Unos llevan un cabrito, otros un cordero tierno de vellones tan sutiles, como espumas vaporosas, lis molesta la jornada entre el frío del invierno, bajo la nieve que cae y por sendas escabrosas.

Hay un coro c!e zagalas que cantan y bailotean, tocando con alegría zambombas y panderetas... De pronto surge una gruta que los árboles sombrean, entre el perfume lejano del verbo de los Profetas.

Un Patriarca venerable y una agraciada doncella so arrodillan ante un Niño. Es un pesebre la cuna Llora el Niño. Siente frío.. Arriba, la blanca estrella sigue arrojando sus besos, más brillante que la luna... Diciembre 25, 1910.

— 141 =

VIII

DEL LIBRO LAS ELEGIAS

En la tumba de mi padre la luz del crepúsculo Elegía de la tarde Sombras de vida Dar de comer ai hambriento In pace Caridad

Para el genial poeta y pensador de altos vuelos, Cecilio Apóstol.

DEL LIBRO DE LAS ELEGIAS

Sentado sobre un túmulo de rosas, de un árbol á la sombra funeraria, va (luyendo ante mí en mortal plegaria, el postrimero llanto de las cosas.

¡Triste tarde! Llorando se lamenta el viento ai murmurar entre el follaje, y hasta las nubes grises del celaje parecen precursoras de tormenta.

No hay de las almas las orgías locas, no hay en los labios florecer de risas, ni en los jardines columpiar de brisas, ni sensación de miel hay en las bocas.

Baña del sol la agonizante lumbre las vastas playas del confín silente... Es todo pena lo que mi alma siente, dolor, nostalgia, llanto y pesadumbre.

Las palmas ya no mueven su ramaje ni cruza el éter el limbás ligero; sólo el kálaw en grito lastimero lanza al espacio su graznar salvaje. = 145 = Claro M. R ecto

Y el alma mía llora y se hace trizas, borracha de dolor y de amargura, cuando sobre esta humilde sepultura siento el frío latir de sus cenizas.

Mas ¿qué he de hacer, si el llanto de mis ojos y el ronco són de mi canción llorosa no pueden traspasar la dura losa que encierra de su muerte los despojos?

¡Padre mío! ¿do estás que estos momentos no vienes á guiar mi incierto rumbo? Padre, dáme valor que ya sucumbo bajo el yugo tenaz de mis tormentos.

Sí, no te conocí... Pero tu sombra veo doquier... En mi revuelta mente, en el terso cristal de la corriente, y en el musgo gentil qué el prado alfombra.

También aprendí á amar... Mas no he advertido en la amada mujer lo que buscaba; pedíale tu amor y me ofrendaba el suyo vil, ingrato y fementido.

La amé... sí... en raptos de febril delirio, mas sólo apuré crueles desengaños, que han amargado mis incautos años, bajo la dura carga del martirio. = 146 = E n la tumba de mi padre

Fija en el cielo la glacial mirada, sobre el hombro la cruz, subí al calvario, y, á la sombra de un cielo funerario, esperaba el final de mi jornada.

A la cumbre llegué. . Y al peso rudo de mis penas caí desfallecido. Y un vago eco, entre amor, cauto y gemido, sólo al aire exhalar mi pecho pudo.

¡Mi alma ha muerto! Y volaron en pos de ella en confuso tropel mis ilusiones. Sólo hay en mis momentos de aflicciones alumbrando mis noches, una estrella.

Es la madre qne arrulla mis sopores, que en mis eternas horas de amargura vierte con amor mieles de ternura cu la copa de hiel de mis dolores.

Padre, ¡Descansa en paz!... Lágrimas vivas legarán sin cesar tu humilde tumba... Junto á ella crecerá hasta que sucumba, un gallardo pensil de siemprevivas. Abril, 1910.

= 147 = DE LA TARDE

Para Angeling, la muy amada Es mes de Mayo.... Las ñores perfuman lánguidamente, Ensayan rumor doliente los cristales de la fuente, cantando viejos amores.

El sol fallece... En las ramas hay rimas tristes. Las nubes son cárdenas oriflamas. Parecen albos querubes las inocentes palomas que pueblan las altas lomas.

En los ciruelos floridos se enamoran las cigarras. Pero sus cantos dolidos me recuerdan los quejidos de las errantes guitarras, que cuentan sus infortunios, en los blancos plenilunios, frente á desiertos balcones, sin amor, sin ilusiones, sin amadas morenitas con almas de sampaguitas. = 150 = Elegia de la tarde

Sopla el viento levemente.... Las hojas amarillentas van rodando tristemente por las sendas polvorientas. Las rosas son soñolientas. Hay música en el ambiente, pero música letal, música de amor murieute, soledosa y vesperal.

Solo estoy... Mi alma cobarde, sin gozo, sin esperanza, llora ante la triste tarde que agoniza en lontananza. En el altar de mi pecho son anémicas las lumbres. Son muchas mis pesadumbres. Está el corazón deshecho. Se apaga desde mi lecho el eco de mis quejumbres.

Vienen las sombras errantes que me llenan de pavor... ¡Ved! se pasean triunfantes por los jardines en flor. La campiña está desierta y el viento suena á dolor. Ven, Lilíng, bésame... Muerta la tarde, muerto el amor...

= 151 = SOMBRAS DE «IDA

P ara Antonio G. Escomili* Como novia, olvidada en lontananza expira la tarde hecha de besos y caricias febriles; son las alas del viento finas cnerdas de lira, en que vibran recuerdos de ensueños juveniles.

Tiemblan y languidecen las rosas de la tarde, las rosas del crepúsculo, gemelas del misterio Tan pálida es la lumbre que en las campiñas arde, cual la vela mortuoria que alumbra un cementerio.

Es lenta y quejumbrosa la vesperal rapsodia de las fuentes que ensayan sus flautas cristalinas. Son dolientes las notas de la agreste salmodia que en su orfandad murmuran las selvas filipinas.

En el espacio flota, como sutil caricia, el eco melancólico de una caución de pena. ¿Será el alma nostálgica de una triste novicia que atesora en sus labios palidez de azucena?

¿Será un poeta errante que busca en su memoria un lejano recuerdo de ensueños y ternuras, y entre las viejas páginas del libro de su historia un pasado romántico de locas aventuras? = 152 = S ombras de vida

¿Será una novia enferma de ardorosas mejillas que, al siniestro reflejo de una luz que se apaga, llora y suspira, presa de negras pesadillas, al mirar á lo lejos su ilusión que naufraga?

¿Será un violín que canta sus esperanzas locas, bajo la sombra amiga de los cañaverales, ó el beso rumoroso de dos ardientes bocas, en eus raptos fervientes de éxtasis pasionales?

En mi dulce retiro mi espíritu vislumbra un panorama incierto, bañado de agonías, entretanto desfilan en la vaga penumbra tristes reminiscencias de venturosos días.

Pasan ante mis ojos los tiempos de mi infancia que cual sueños huyeron en rápida carrera, como huye, por encanto, con toda su fragancia, en su carro de flores el hada Primavera.

¡Oh qué felices eran aquellas dulces horas, cuando entre las caricias de una madre amorosa, al calor de unos besos rosados como auroras, me mecía el arullo de una canción mimosa!

Pasan luego mis días de juventud florida, gozados en el seno de la mujer amada, en que era como rosa de ensoñación la vida y dorados los sueños cual tintes de alborada.

= 153 = Claro M. R ecto

Pero todo huyó.,. Como mis locas esperanzas, cual mis sueños de vate y mis ansias de gloria, y tan sólo pesares y vagas remembranzas perfuman hoy las viejas páginas de mi historia.

Si miro el porvenir que surge allá muy lejos, á través del misterio de la opaca penumbra, sólo una luz incierta de murientes reflejos y un castillo de sombras mi espíritu columbra.

Mi corazón no late .. Está frío... Está muerto... El fuego de la fe se apagó en mi conciencia... Y en medio de este caos en que todo está yerto, sólo espero el ocaso de mi mustia existencia.

= 154 = DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

Para el corazón hermano Por los hermanos nuestros, víctimas de uu castigo bárbaro, que quedaron sin hogar, sin abrigo, sin arroz y con lágrimas, ¡oh corazón amigo! ;oh corazón hermano!, ven y llora conmigo.

Pon la suave caricia de tus manos piadosas sobre tantas mejillas mustias y dolorosas. ha Caridad te llama... Trae pan, trae rosas, ¡».ira esas almas tristes, del infortunio esposas.

Tu corazón no es duro como del mar las rocas. Bathalá te protege, cuando su nombre invocas, ¿Por qué, pues, tan tirano y sofocas esos gritos que exhalan diez mil hambrientas bocas?

Cual saetas vibrantes, en alas de los vientos, en coro funerario, flotan tristes lamentos. Son de miles de hermanos los dolientes acentos que piden que les brindes tus nobles sentimientos.

Tondo, el extinto imperio de Kajáh Lakandoia, es teatro de escombros, barrido por una ola ígnea. Y sobre la ruina, en sus tristezas sola, la enseña del Desastre fatídica tremola. as 155 ss C labo M R ecto

¡Oh fnego cruel é ídjusto! ¡O a monstruo despiadado, devastador de mundos! Eres feroz, malvado, porque arrancas las lágrimas del labrador honrado, robándole su abrigo, su pan, su hogar amadb-.

Por tu causa serpean esos ríos de llanto, por tu causa han perdido las familias su encanto, por tí en todos los rostros se retrata el espanto, por tí hay tan tristes ayes, tanta pena y quebranto.

¿Por qué robaste el cobre que amasó con sudores el pobre p aa el dulce nido de sus amores, y no ese oro maléfico de siniestros fulgores, botín de la rapiña de tantos vividores?

La Virtud escarneces y entronizas al Crimen. Torturas á los seres que en la miseria gimen y que á golpes de maza á mi Patria redimen, y eusalzas á los cínicos ambiciosos que oprimen.

Ven, corazón amigo, ven, corazón hermano. No le niegues al pobre tu generosa mano. No dar pan al hambriento es obra del tirano, no vestir al desnudo es feroz é inhumano.

Piedad por los hermanos en lágrimas los ojos y que duermen acaso sobre húmedos rastrojos. Piedad por los obreros que suspiran de hinojos sobre del cataclismo ios áridos despojos.

Obreros son los padres de las patrias riquezas, obreros los que encarnan nacionales grandezas, = 156 - D ar re comer al hambriento y obreros también todos de indómitas bravezas en lides, á la Patria ciñeron de proezas.

El valiente insurrecto es hijo del trabajo, que lo mismo hace Patria con la bala y el tajo. Obrero el que á mi Patria, cuando luchaba bajo nuestra enseña, del yugo del opresor sustrajo.

¡Oh corazón hermano! La caridad te llama... Pon pan en esa boca que tu piedad reclama. Su corazón y el tuyo un solo amor inflama. Militáis á la sombra de una sola oriflama

Libertar al hermano caído en el abismo negfo del infortunio: ahí está el heroísmo. Amar á todo el mundo, enseña el Cristianismo .. Amar al compatriota: ese es el patriotismo .. Marzo, 5, 1911.

— 157 = I I P O C E ■ ■ ■ A la memoria del Juez Estanislao Ynm Ha bajado á la tumba un hombre grande, un hombre que vivió más de uua vida, porque es la vida de los grandes múltiple: vida de amor, de lucha y de conquista.

Estanislao Yusay: egregio uornbre que en su alma guardará la patria mía, mientras sepa lidiar por sus derechos, arriba el Ideal, la frente erguida...

Fué de patriota su bizarro espíritu, heredero del alma primitiva. Luchó, cual los demás, con su cerebro, para alzar á mi Patria de sus ruinas.

Corazón bondadoso, como un sueño de dulce bienestar, como la brisa, cual los finos estambres de la lluvia que mitigan el sol del mediodía.

Nadie como él amó el hogar. Esposo fiel, cariñoso padre de familia. Solo pensó en buscar para los suyos el firmamento eterno de la dicha. = 158 = I n p a c e ...

Duerma en paz el patriota y el buen padre y el intérprete fiel de la justicia; que en cada corazón habrá una tumba para aquél que vivió más de una vida...

= 159 = CRRIDñD

Para la viriuosa Sra. D.a Gorgorita J. de Mapm Camina á pasos lentos, envuelta en negra toca, florida de sonrisas angélicas la boca, y de ensueños de gloria el lánguido mirar. Su frente de querube diademan aureolas, que fingen los colores que reflejan las olas, al quedarse dormidas en la orilla del mar.

A veces uu suspiro se escapa de su pecho, acaso cuando siente su corazón deshecho bajo las duras garras de un íutimo dolor. A veces mira ansiosa al lejano poniente, como si persiguiera, en su quietud muriente, la estela luminosa de un rayo bienhechor.

Hay en sus negros ojos olímpicos destellos. En la cascada leve de sus blondos cabellos florecen perfumadas rosas de santidad. Tal es la diosa amante que con dulzura calma, en este valle triste, los quebrantos del alma, cuando llora sus penas en eterna orfandad.

Unos labios purísimos que destilan placeres sobre la copa amarga de infortunados seres, unos ojos que brindan dulce consolación; = 160 = Caridad unas manos que ofrecen maternales caricias, tal es la fueute santa donde bebeu delicias los mortales que tienen hiel en el corazón.

Tal es la Caridad.... la virginal paloma que trae en sus arrullos suavidades de aroma, de aroma de ensueños y de fresco pensil; que fabrica su nido en los bosques desiertos, cabe fuentes sin chorros y en los jardines muertos, para verter en ellos sus canciones de Abril.

Caridad es la ninfa que ama las mariposas, que eu los labios febriles pone mieles y rosas y en las mejillas cálidas, frescuras de verjel. Caridad es quien puebla los boscajes de aromas, y los nido» colgados en lo alto de las lomas, de besos y murmurios de fino cascabel.

Es la gota perlina de lágrima sangrienta, vertida sobre, un cáliz de martirio y de afrenta, desbordante en espumas de trágico sabor; Iris de paz que nimba de mágicos celajes las hojas que vacilan cual flotantes plumajes de contornos polícromos sobre un lago de amor.

Es el rumor ferviente de anhelantes plegarias por las almas que vagan por sendas solitarias, donde tejen las sombras su mortuorio capuz. = 161 = Claro M. R ecto

La mística rapsodia que murmura uua fueute, los encajes de espuma que forma la corriente, donde en haces se quiebra la vespertina luz

Es la aurora divina que, tras la noche larga de los muchos pesares de nuestra vida amarga, baña con sus destellos de risueño carmín, los caminos inciertos y las selvas dormidas, donde lloran las almas como sombras dolidas las pobres rosas muertas del amado jardín.

Es ella la que endulza con mieles de ternura el dolor de los seres que gimen eu tortura á la sombra insalubre de prisión funeral. Ella enjuga los llantos de huérfanos y viudas que en soledad padecen las inclemencias rudas de la racha impiadosa del destino fatal.

Ella cura las llagas de los héroes valientes, abiertas por la furia de los plomos candentes eu el sangrieuto campo de 1-t Revo'ución, donde cayeron víctimas de la sañuda guerra, soñando libertades para la amada tierra, en un solo y unánime grito de Redención.

¡Oh Caridad! Refugio de los dulces cousuelos, que calmas con ternura nuestros tristes auhelos, hoy coloco eu tu freute esta hoja de laurel = 162 = Caridau

Para ti son las rosas de nuestras ilusiones, las lámparas votivas de nuestros corazones y todos los encantos del malayo vergel.

Para tí son los himnos gentiles de victoria de los patriotas mártires y los lauros de gloria <¡ue adornaron sus sienes en el campo de honor. Para tí los albores de la aurora soñada que brillará en el cielo de nuestra tierra amada, cuando ñote á los aires la enseña tricolor. Marzo, 1U10.

* ?

= 163 =

IX.

BEL LIBRO DEL BIEN 9 DEL 1 L

Fango, todo fango... De la vida bohemia

Para mi querido compañero, Valentin Eloriaga y de León.

FANGO, IODO F A N 60...

Para Vicente González, el artista hermano Mimí, flor He lascivia ¡oh Margarita pálida! Corazón multiforme, flor y eieüo á la vez, hipsipila y crisálida, espíritu deforme, incomprensible y raro: es fuerza que te deje, porque mi alma no es tu alma, (la mía es muy cristiana, la tuya es tan hereje), porque mi pecho herido no goza de la calma si me miran tus ojos, esos ojos felinos, ojos que son de crimen, ojos que no son ojos. Es fuerza que me aleje, porque cuando tus labios, tus gruesos labios rojos, se juntan con los míos, no miman sino oprimen; porque esas tus pupilas de glauca claridad tienen el brillo odioso de la perversidad.

No me ames, no te quiero... Es mi alma grande y noble de bohemio y de artista, alma de apóstol, de héroe y conquistador; pero la tuya es aristócrata, dolosa y egoísta, que sabe del Deseo, del Gozo y del Espasmo de la carne, del oro; mas, para-quieu ¡oh idiota! es enigma y misterio el Arte ¡qué sarcasmo!, y el amor es comercio ¡oh almas en bancarrota!

= 167 = Claro M R ecto

¡Vete, que 1 1 0 te vea, Icouo del prostíbulo, traficante de besos! Los burgueses reliados, que son uuos peleles que viven en palados, peregrinos paganos, van á comprar delicias en tu letal vestíbulo, y cambiarás por su oro tus mimos y caricias. Y es porque tus hermanas en hazañas felinas se llaman Nanás, Médicis, Borgias y Mesalinas

Prefieres el abrazo de un burgués millonario, torpe, violento y frío, á la caricia suave de un poeta exquisito. Tu carne es incensario de las arcas repletas En tu pecho no cabe la dignidad, es claro. La flor, la brisa, el ave, son más buenas que tú La flor, porque perfuma; la brisa, porque mece, y el ave, porque canta y su canto adormece el dolor de las almas. Pero tú, ay, espuma de todas las miserias y de todos los vicios, sólo sabes de cálculos y engaños y artificios. ¿Artista tú? No lo eres, por más que en eso insistas. No hipotecan sus almas por oro los artistas. Saber tocar el piano, y cantar trozos de ópera, y hacer, crayón en mano, monigotes, fantoches, y ser positivista á la vez, es ser .. todo, todo, menos artista... Tú, loca y caprichosa, hecha toda de escoria, buscas oro, sólo oro. Yo, en cambio, artista ingenuo, sólo anhelo la gloria. Por eso me aborreces, por eso no te adoro.

= 168 = F ango, todo fango...

I’or eso tu alma sucia se arrastra por el lodo y yo vivo en las nubes. Tus amigos son sapos, los míos son querubes. Tú piensas en el oro, yo, en el Arte ¡Eso es todo!

¡Oh Luua, única buena! Pon tus eternos besos, tus suaves y tan pálidos, sobre esta vida amarga Cólmame de embelesos, y vierte tu ironía de princesa indignada sobre el loco desfile de esas bestias de carga, que van intonsamente, despojadas de ensueños, á vender á unos dueños de perlas sus caricias, por unos cuantos pesos. Tú, sí, eres el Amor, oh Luna, dulce Amada...

= 161» = lí U UIDt IllEHilt

Para e¡ amigo Tomás A titm

I Un silencio de alcoba .. Locuras lorrainianas danzabau tristemente en mi cerebro lacio; un vivo y enervante olor á verdes ranas, á carnes sudorosas infestaba el espacio.

Estaba obsesionado por bárbaros instintos,.. Toda concupiscente, una gata arqueaba su espinazo á mi vera; gruñía y suspiraba, ¡oh espíritus hermanos de Cátulos, Jacintos!

Yo la acaricié el lomo... Suavidades de seda percibieron mis manos. Y me acordé de Leda y del divino Cisne, sabio eu caricias locas.

Se estremeció la hembra... Y en sus áureas pupilas flotaron enigmáticos como crueles Sibilas, los espectros de Claudio y del Señor de Phocas.. II ¡Oh aquellos ojos! ¡Qué ojos! Eran grandes, vidrioso?, ojos que se dirían de piedad y de crimen á la vez, ojos casi muertos y dolorosos, de esos que languidecen, cautivan y redimen. = 170 = D e la vida bohemia

Los he visto engarzados en dos órbitas grises que fueran ¡quién diría! de una ñifla de hospicio. ¡Oh visión armoniosa de encantados Parises, donde es tan refinado el Arte como el vicio!

Me fascinaron mucho aquellas esmeraldas, al perderse entre un vago frufruteo de faldas, con sus virtudes glaucas, de más allá, sin luz ...

Corrí tras ellos, loco de ignotas sensaciones, pero me aprisionaron los férreos apretones de las mano3 nerviosas del Duque de Freneuse.

= 171 =

X en ru b io s l ír ic o s

La canción del dolor Después de la lluvia.« Intimidades ♦♦♦ Caprichos de novia Frivolidades...

Para mi idolatrada madre tumi m i m

Para la Sociedad dramática de aficionados que dirige mi amigo Julio González. Veu, Musa, ven conmigo, á cantar el dolor, bajo el abrigo del inmóvil follaje de los huertos. El tiempo es inclemente y vagan numerosos peregrinos por ignotos caminos, solitarios é inciertos, buscando el agua de la sacra fuente que purifica el alma, seca el sudor de la ardorosa frente y le devuelve al corazón la calma.

Hay esposas que lloran, sin fortuna, en la honda soledad de sus hogares, iiay huérfanos que lloran en la cuna, y hay desterrados de los patrios lares; hay novias que están solas bajo el claro de luna, temblorosas de frío, y en los jardines pálidas corolas que no sienten el beso del rocío.

Hay jardines enfermos, sin aromas, ni pájaros, ni ñores, = 175 = Claro M. R ecto

hay almas sin amores que van en busca de ignorados yermos.

Ven, musa, Ven y oremos por el fiero dolor universal. Por todos los dolores entonemos un canto funeral. Por las pobres esposas, por esos peregrinos que se pierden en lóbregos caminos, por las enfermas rosas, los jardines sin flores, sin pájaros que canten las mañanas, por las almas que viven sin amores, sobre todo por mi alma que agoniza de pena, inerte sobre la ceniza de sus dichas lejanas; ven conmigo, y cantemos, musa mía, la postrera canción de la agonía.. Diciembre, 1910.

= 176 = DESPUÉS DE LA LLUVIA!■■■

Para Rosauro Almario Se han abierto las flores bajo el ósculo suave de la piadosa lluvia. También han renacido mis marchitos amores con el amor romántico de esta mañana rubia.

El campo está de fiesta. Hay gemas de oro y nácar en las húmedas ramas. Los búfalos discurren por la inmensa floresta, bajo un sol que sonríe en un triunfo de llamas.

Por sobre los jardines sueñan las mariposas, y con los abejorros organizan festines en torno de las rosas.

Una mañanera ave sobre el orinecido alambre del parral se ha posado. El encanto de sus trinos no cabe en mi alma que es dichosa bajo el sol estival.

Al patio retozonas han vuelto las gallinas y locas cacarean seguidas de polluelos. Picotean las tórtolas en las manos divinas de una impúber dadora de ignorados anhelos.

= 177 = Claro M. R ecto

¡Pobre corazón mío que vive, siente y goza sólo en el grato estío, cuando ofrendan los pájaros á la rnsfiana rubia el ruido de sus alas húmedas por la lluvia!... Agosto, 1911. INTIMIDADES ■ ■ ■

Para Fernando C. Amorsolo Es el atardecer de oro de la alegre primavera, hay en el jardín de mi alma perfume de rosas frescas.

Triscan los corderos mansos en la luz de la floresta, bajo un cielo azul y rosa, bajo un cielo rosa y seda.

Son tan piadosas las brisas con sus efluvios de esencias, que tienen risa mis labios y olvido todas mis penas.

Soy un viajero del mundo y he descansado á la vera del sendero, á ver las rosas que enfloran las ramas tiernas.

Que pronto vendrá la noche para amortajar la tierra, con su cortejo de sombras y fantasmas, y sus muecas = 179 = Claro M. R ecto

de ultratumba y sus sollozos, que harán muy triste la senda por donde marchan conmigo almas en pena, almas muertas.,.. Agosto, 1911.

T

= 180 = M P 1 W DE DDVID

Para Consuelo Auoche me dijiste: —Euferma estoy, me muero—Y tú estabas tan triste que de tus negros ojos resbalaron muy lentas dos lágrimas, amargas como espuma de absentas.

— ¿Por qué, adorada mía? - Porque ya no me quieres; porque el pecho me dice que amas á otras mujeres.— Y siguió desbordándose de tus ojos el llanto, de tus ojos que estaban florecidos de encanto, enfermos de tristeza, enfermos de quereres.

Prolongados suspiros de lo íntimo de tu alma perfumaron el viento que en armoniosos giros jugaba con las rosas, contándoles un cuento. Arriba conversaban de amores las estrellas, riéndose de nosotros, de tus tontas querellas, de las frivolidades de tu alma niña y loca, y de mis ansiedades por devolver la risa á tu pálida boca.

Y seguías llorando. Y temblaban tus lágrimas, como perlas purísimas, en tus mejillas pálidas á ensueño fragantísimas.

= 181 = Claro M. R ecto

—Es tu crimen nefando, porque me traicionaste—otra vez me dijiste. Y estabas cada vez más pálida y más triste-..

—Eres muy caprichosa — te contesté. Y, á modo de expiación de agravios, mis fervorosos labios oprimieron los tuyos olorosos á rosa.

Y firmamos las paces .. Sonrisas florecían tus labios que poco antes formulaban querellas. . En el cielo seguían riéndose de nosotros las picaras estrellas... Mayo, 1911,

*= 182 mmiDms ■ ■ a

Pata Gregorio Perfecto Una noche me dijo ella, de un plenilunio al amor: «Poeta, llámame lndáy, y te llamaré Nonóy»

Le pregunté qué era aquello, y sonriendo contestó: «Apodos que Dios ha hecho para uso del corazón.»

«Esos motes de cariño son más dulces que la ñor, y más suaves al oido que la más suave caucióu.»

«Son el trino de las mayas cuando la puesta del sol, el suspiro de los novios cuando se dicen «adiós».

«Cuando dos seres se adoran, locos, muy locos de amor, no se llaman por sus nombres, sino por Tndóy, Nonóy». = 183 = Clako M. R ecto

Y el dicho trocóse en hecho... La fuerza de la expresión fue tal que inconscientemente nos abrazamos los dos... Mayo, 1911. *

*

= 184 = XL

DS MIMI ESmillES

Primavera Verano Otoño Invierno

Para el ilustrado escritor y valiente periodista, Fidel A. Reyes

PRIMAVERA

Para el vate andaluz, J o sé Sedaño En un triunfo de aromas sonríe la floresta; hay una ronda errátil de cancioneras mayas que se beben la brisa, bajo una luz de fiesta que vierten de sus ojos las auroras malayas.

Allá, el blanco sendero de una infinita cuesta; más allá los murmurios de inconocidas playas. Un tropel de zagales, al compás de una orquesta de tiernos caramillos, rima canciones gayas.

En el ara silente de una vetusta ermita, las flores del terruño se dan piadosa cita, por la divina dama, la Virgen del lugar.

Y en un parque oloroso á rosas y guedejas donde revolotean idílicas parejas, hay besos que perturban la paz crepuscular. Mayo, 1910.

= 187 = VERANO

Para el compañero Francisco ¿fcroM I El polvo reverbera en los largos caminos. Es la calma infinita bajo el sol que retuesta. Las fuentes borbotean el salmo de la siesta, y á lo lejos se pierden ignotos peregrinos,

peregrinos que marchan en jornada molesta, tras un ensueño loco de áureos vellocinos. Hay incendios de soles en la montaña enhiesta donde el búfalo mueve los rústicos molinos.

En un bosque poblado de esencias y cantares, han caído unos tiernos y blancos azahares que deshojó impiadosa la hora canicular.

Sobre un lago dormido, bajo umbrosa arboleda, alza su cuello blanco un Cisne junto á Leda, y va en los muslos de ella su pico á sepultar... Agosto, 1910.

9 *

= 188 = Para el poeta Ramón J. Torres De los ramajes viejos caen muertas las hojas, en la paz de un lloroso atardecer sin sol. Son los jardines túmulos, las auras son congojas, siente el alma del campo nostalgias de arrebol.

Unas mejillas pálidas que un día fueron rojas languidecen de pena tras un viejo balcón. Las quimeras no vuelan, están sus alas flojas, se muere la esperanza, se agosta la ilusión.

Los dedos moribundos de una mística mauo, mientras caen las hojas, despiertan en el piano un dulce melancólico nocturno de Chopíu.

Tiembla á una brusca ráfaga el cuadro funerario, y de lo alto desciende, á modo de sudario, la noche que amortaja el enfermo jardín .. Octubre, 1U10.

* ? ¥

= 189 = Para Juan F. Salami Se irguen en la campiña los árboles escuetos que han perdido el encanto de sus líricas galas. Sus desnudos ramajes dijérsnse esqueletos, cruces de cementerio ó desplumadas alas

En las calles tiritan de frío los mendigos, de oraciones y súplicas florecidas las bocas, pidiendo pan en vano . Ya han muerto los amigos y sólo hay corazones más duros que las rocas.

Cruzan lúgubremente los campos sin alfombras llorosos y ululantes ejércitos de sombras, fantasmas de ultratumba, almas de soledad...

Un féretro que cruje lleva el cortejo extraño por la senda infinita. ¡El cadáver del año que van á sepultarlo allá en la inmensidad! .. Diciembre, 1910.

= 190 XII

VERSOS DEL MOMENTO

Génesis filipina Honey-moon Sobre el mar... Novia muerta Cuando era niño... En aquellos dias

Para las pujantes asociaciones filipinas, “K a h ira p uJuventud Artística;' uBagong Kabataang Tayabas“Mutyá n ¿ Silangan“ “Amandiwing11 y u Círculo L6pez-Jaena*u

GÉNESIS FILIPINA

Para el rizalista Austin Ctaift Vegetaba en las sombras una legión de parias, con las almas beodas; bufaban los tiranos en sacrilegas bodas; dolorosas plegarias morían en las labios y las c meiencias todas eran hipotecadas á manos mercenarias.

Era la Patria un caos El fiero absolutismo de los antiguos Césares oprimía las almas. Ningún magín tenía noción del heroismo, y las suicidas cal mas eran las religiones de los irresolutos, cobardes corazones...

Redentor esperaba la couspuída Idea, la Humanidad esclava un salvador pedía... (Tuvo un Belén Judea). Y concibió y parió la malaya María. Y en lugar de uu pesebre, sobre un montón de ruinas, vino al mundo el ansiado Jesús de Filipinas... Agosto, 1911.

= 1&3 HONEy-MOON

Para Priscita y Desde el florido andamio de mis jocundos versos, cauto un epitalamio en honor á vosotros, amigos queridísimos. Olorosos rosales, rosales de quimera, brinden á vuestras almas hechos de primavera sus aromas fragantísimos. Sois dos almas iguales, muy niñas y muy locas, con idénticos sueños, porque hay en vuestras bocas igual miel de esperauzas, igual vino de ensueños.

Gozad, almas amigas. Es muy loca la vida. Mañana será otra... insensible y dolida... Agosto, 1011. SOllE EL mi...

Para Francisco Arellano ¡Cómo se expande el espíritu sobre las olas del mar! ¡Qué grandioso el panorama de la eterna inmensidad!

El alma se siente libre, el pecho quiere gritar, se crispa la boca y dice su oración á Jehová.

El vaivén grave y monótono del barco invita á soñar, y soñando en mis recuerdos encuentro grato solaz.

Sobre el mar desaparece el poderío mundial. Sólo miro la grandeza del Dios grande de Abrahám.

[Oh los monstruos que vigilan los vastos senos del mar!... [Sólo Tú eres poderoso, oh Dios de la inmensidad!... Agosto, 1911. = 195 = Para Manuel Calleja En Mayo murió mi novia, cuando las flores reían, y eran alegres las aves, satisfechas de la vida.

Creo que de mal de amores ha muerto la pobrecita, porque siempre ardientes besos me daba su boca linda.

Cuando lloraba á su lado contemplando su agonía, ¡cómo temblaban las lágrimas en sus pálidas mejillas!

Era su mirar profundo, su faz dolorosa y lívida, y sus manos ¡ay, qué pena! eran exangües y finas.

Cuando el último suspiro crispó su boca marchila, yo sentí que con la suya también mi existencia se iba. = 196 = Novia muerta

Yo me quedé desmayado ante su belleza fría, y lágrimas á raudales escaldaron mis mejillas.,. Agosto, 1911.

r

— 197 = CUANDO ERA HIÑO■ ■I

Para mi hermano Alfonta Cuando era niño, jugaba con otros niños traviesos, en torno del campanario de la Iglesia de mi pueblo.

Corríamos tras los pájaros que de la vida contentos regresaban á sus nidos, soñando en cálidos lechos.

Mas, cuando tras las montañas el sol ya se había puesto, y vagaba en el espacio la turba de los espectros;

surgían de nuestras mentes mil infantiles recuerdos de los cuentos de fantasmas que nos narraban los viejos.

¡Oh, aquellos cuentos horribles! ¡oh, aquellos mágicos cuentos de tigbalang« que robabau los pollos del gallinero!

= 198 = Cuando kra niño...

Los cuentos de brujerías, ¡cómo me infundían miedo! ¡olí, los cuentos á lo Iloffman que erizaban mis cabellos!

Cuando el Angelus tocaba y se encapotaba el cielo, ya nadie jugar quería cerca al campanario viejo.

Todos á su Logar tornaban los chiquillos de mi pueblo, porque todos se creían perseguido? por espectros.

Yo también fugaz volaba ¡t mi hogar dulce y sereno, y en la frente de mi madre posaba un ósculo tierno.

Entonces era dichoso, ignoraba el sufrimiento, mi existencia era de rosa, y de rosa mis ensueños...

¿Verdad, l¡ermano querido, que también viviste un cielo, y que, como yo, hoy llevas frescas llagas en el pecho?,.. Ago'sto, 1911.

= 4 9 9 = EN AQUELLOS DIAS...

Para mi hermana Rosario Eran aquellos... ¿te acuerdas? luctuosos y aciagos tiempos, en que el bolo decidía la causa de nuestro Pueblo.

Eras niña todavía, yo, más niño aún. Y huérfanos éramos... Nuestro buen padre ya entonces había muerto.

En el campo peleaba por la Patria el insurrecto, y las malayas provincias morían á sangre y fuego.

Llorando huía la gente de sus hogares risueños. El enemigo vestido de blusa azul, daba miedo.

Fué al campo el último anciano á empuñar el bolo viejo. ¡Morir antes en la lucha que ser esclavo perpetuo!... = 200 = En aquellos días...

¡Cómo sangraban temblando nuestros pies en el sendero anfractuoso de los bosques, de espesos zarzales lleno!

Cuando cansados dormíamos un dulce y profundo sueño, por lecho la tosca tierra, y por pabellón el cielo,

nos despertaban los tiros del invasor extranjero que las selvas exploraba en busca del insurrecto.

Entonces, á media noche, llorosos y soñolientos, sin más guía que los astros, buscamos refugio nuevo.

Pasamos noches y días sin más frugal alimento que las frutas de los árboles y el agua de los esteros.

La jornada era molesta, y una vez caí enfermo... Yo lloraba, tú llorabas nuestros hondos sufrimientos.

Lloraba también la madre por aquel dolor muy nuestro. = 201 = Claro M. R ecío

Por tí, por mí, por la Causa perdida del patrio suelo.

La paz se anunció... ¿era paz?... Volvimos á nuestro pueblo, y encontramos ¡con qué pena! el patrimonio deshecho.

Los odiosos enemigos hicieron grandes saqueos. Todo fué botín de guerra del nuevo Atila extranjero.

Y ante las trágicas ruinas del querido pueblo nuestro, la madre lloró, lloraste, también lloré, sin consuelo... Agosto, 1911.

= 202 = XIII

CLARINES DE CONBATE

Á los Héroes del 96 ¡Revolución! Bajo la bandera revolucionaria

Para el veterano periodista y galano escritor, el Comisionado Rafael Palma

MONUMENTO Á LOS HÉROES DEL 9 S EN BALINTAWÁK

¡Muero sin ver la aurora brillar sobre mi Patria!... Vosotros que la habéis de ver, ¡saludadla!... ¡No os olvidéis de los que han caído durante la noche!...--RIZAL.

6 LOS HÉROES DEL 96 n

Para Jsauro Gabaldón, político íntegro Vibre la estrofa del vate con el trueno del cañón, ñorezean en su canción rojas rosas de combate. En raudales se desate de bélica melodía toda la honda poesía de los recios veudavales, en honra á los inmortales héroes de la Patria mía.

Las vírgenes de esta tierra ingente, noble y preclara, quemen mirra sobre el ara de los héroes de la guerra. Fluya la esencia que encierra el vaso del sentimiento, rime cantares el viento, y, en bella metamorfosis,

(*) Declamada por la Srla. Elísea Tronqueó en la ve­ lada literario-musical celebrada en la noche del 26 de Agos'o de 1911 en el «Grand Opera House>, en honor á los Héroes del 96, y ante el monumento levantado á éstos en Balintawák. = 20b Claro M. R kcto sea luz de apoteosis la hoguera del pensamiento.

¿Por que, óh Patria, uo te expandes si tú eres toda hermosura, si tiembla ante tu bravura hasta el cóndor de los Andes? Filipinas, de los grandes y bravos invicto solio, el mundo es tu Capitolio, te nimba el sol de la Gloria, y la Musa de la Historia te discierne un áureo folio.

|Viva la indómita Raza que con sus vástagos libres, sin bronces de cien calibres, supo romper su mordaza! ¡Qué hermosa la férrea maza que rompió fientes tiranas, cuando las Islas Hermanas del indomable Archipiélago persiguieron al murciélago de las codicias humanas!

¡Hurra al Pueblo de Rizal que, puesta la fe en sus lares, arrojó de sus altares al ídolo colonial! ¡Vibre la voz ancestral como un trueno en los espacios; = 206 = A los Heroes del 06

los espíritus rehacios dejen sus lóbregas calmas, y reencárnense las almas de los Andrés Bonifacios!

¡Benditas sean las doctrinas del Apóstol legendario que fué muerto en el Calvario, bendiciendo á Filipinas! Sobre las llorosas ruinas de la pasaba derrota, sea la Cruz del Patriota de la Redención emblema, para el tirano anatema y esperanza del ilota.

¡Hurra á los soldados bravos que oblacionaron sus vidas en heroicas embestidas antes que vivir esclavos! ¡Hurra al que arrancó los clavos que afligieron á la Raza! Y bajo el pendón que abraza al machete legendario, la pupila del sicario ¡verá á Dios que le amenaza!

Corone nuestras montañas el humo de los volcanes, sepulten los huracanes imposiciones extrañas.

= 2 0 7 = Claro M. R ecto

Eu palacios y cabañas aliente el alma de Elias; y cuando amanezcan días de ingentes transformaciones, hermanados corazones aplastarán tiranías.

Que el valor de los malayos á la humanidad asombre, y al oir pronunciar su nombre, sieuta el tirano desmayos. Alumbren el cielo rayos, al chocar los viejos bolos, y llegue hasta ignotos polos la halagadora sentencia que proclame Independencia en la histórica Malolos.

No eu vano nuestra nación es donde hasta los volcanes y los ñeros huracanes protestan de la invasión. Alto dice el corazón que aunque nuestra Patria muera, rota por mauo extranjera, brotarán nuevas legiones de indómitos campeones al pie de nuestra bandera.

Que no se apague la tea de las dos Revoluciones = 208 = A los Héroes del 96

en los rojos corazones de los Cristos de la Idea. Surja ya la Galilea de nuestro largo Calvario, y emerja del negro osario nuestra Raza primitiva, bajo la luz rediviva del Sol revolucionario.

¡Odio á todo extraño yugo embaucador de conciencias, asesino de creencias, de libertades verdugo! Corra el fecundante jugo de las modernas doctrinas; y sobre las viejas ruinas yérgase resplandeciente, libérrima, independiente, nueva Patria: ¡FILIPIN AS! Agosto, 1911.

* * *

= 209 = OblIC

Para D. Martin Ocampo, Editor de la Revista ilustrada “Renacimiento Filipinot*

I Es el grito del alma rebelde y luchadora cuando afirma ante el César que es grande su Ideal, el verbo del Apóstol que retumba en los aires predicando evangelios de amor y libertad; el reto de los bravos que van á la conquista de las viejas herencias del nativo solar, el canto del proscripto que desde ignotos climas saluda lisonjeras alboradas de paz. II Es la voz de los débiles cuando les roba el fuerte el noble patrimonio que les donara Dios, la justicia que clama contra la tiranía, el derecho violado que reta á la opresión; es la protesta unánime de heridos corazones, la canción de los libres cuando, de cara al sol, marchan regocijados hacia la nueva Patria, donde es la vida un sueño y es un beso el amor. III Es la heróica arrogancia del valiente insurrecto cuando esgrime la espada ó dispara el fusil,

= 2 1 0 = ¡Revolución! el humo de la pólvora que corona las tumbas de los héroes que caen en la revuelta lid; es la bomba explosiva que arroja el descontento al pie de los eternos caciques del país, la dinamita sorda que mina los palacios levantados por Yerres para atar y oprimir.

IV Es la ira concentrada de cien generaciones emergidas de siglos de odiosa esclavitud, que estallara al instante, con violencia de rayos, abriendo en las conciencias anchos surcos de luz; la oración de los mártires que oblacionan sus vidas en ignorados Gólgotas, por la Madre común, las sombras de los héroes de pie sobre los túmulos, inandando que al tirano se le clave en la cruz. V Es el bélico toque de los claros clarines que encamina al combate á la innúmera grey de oprimidas conciencias por absolutos Césares, repleta de esperanza, de valentía y fe; el ídolo que cae al golpe del martillo de las almas que tienen libertadora sed, el trono que vacila en sus fuertes cimientos, rotos al grito santo de: ¡libres hay que ser! VI Es el gesto del brazo musculoso y sanguíneo que rompe en mil fragmentos el hierro colonial, el salmo de las vírgenes que, camino del templo, = 211 = Claro M. R ecto van á encender la lámpara del ara familiar; es la tea incendiaria con que los redentores convierten las ciudades en inmenso vivac, donde arrojados sean las inmundas Cibezas de los embaucadores de la fe del bogar. VII Es la mujer indómita que en un sueño de auroras empuja hacia el combate el guerrero cañón, para vengar la muerte de sus seres queridos y de la Madre Patria el ultrajado honor; la voz del expatriado que dice á sus hermanos, desde su triste exilio que ilumina otro sol, la palabra del Mártir que enseñara á la Patria á reclamar herencias que robó la ambición. VIII Revolución es grito de millones de bocas que amordazó la mano de la extraña impiedad, revolución es gesto de millones de brazos que destrozar pretenden el bárbaro dogal. Revolución es reto de imprecación y guerra, la voz del Katipunan dada en Balintiwák, que derribó los templos de los ídolos falsos y rompió en mil pedazos el hierro colonial... Agostó, 1911. *

*

212 = Para Jorge Pineda, el artista

Toca el ciarlo: |al campo!... Es ruda la batalla... El fuego de la Idea arde en los corazones... Brilla el bolo en las manos, asorda la metralla, ciega el cálido y negro humo de los cañones.

Allí están los rebeldes vástagos de la Raza, los heróicos Cruzados de la fe de los bravos; allí está la bandera que al machete se abraza, entre el clamor guerrero de una legión de esclavos.

¡Paso á los paladines de la Sagrada Causa! jPaso á los valerosos soldados de mi tierra! Los héroes, cuando luchan, no conocen la pausa. Ya la aurora souríe desde la patria sierra.

¡Cómo corre la sangre de los héroes anónimos. ¡Cómo caen risueños los Cristos de lá Idea! Héroe, apóstol, patriota y mártir son sinónimos, la cumbre del Calvario y el campo de pelea.

¡Cómo huye el enemigo ambicioso y cobarde! ¡Qué furor impotente arde en sus ojos zarcos! Es que el hijo del Pueblo hace un hermoso alarde de su valor, si arroja las flechas de sus arcos. = 213 = Claro M. R ecto

Nadie enfrena el galope de loa briosos corceles que llevan en sus lomos á los guerreros nobles. La senda es anfractuosa, pero tiene laureles, y á fuerza de bolazos se desploman los robles...

Nadie corta los pasos del valiente insurrecto que va á la reconquista, con la fe por coraza. ¡Muera en la luz del ara de la Patria el insecto que ha marchitado todas las rosas de la Raza! .

Después de la batalla, sobre las negras ruinas y el montón de cadáveres de extraños y de hermanos, ¡surja gallarda y libre la Nueva Filipinas, entre el aplauso unánime de las morenas manos! Agosto, 1911,

= 214 = XIV

DEL LIBRO DE NI 1 )1

Ayer, sonrisas entre los labios; hoy, sangre y sombras... ¡Puesta de solí (F. M.a G.)

Para el distinguido é ilustrado critico y periodista, Jaim e C. de Veyra

DE NI VIDA

Cabe el glorioso monte Banahaw, cuyo prestigio tradicional ha traspasado ya las fronteras del adorado viejo solar; á la caricia de suaves brisas, fragantes, llenas de santa paz; mientras vertían suaves esencias las sampaguitas de la heredad; y se bañaban coquetas mayas con loco afán, bajo una lluvia de perfumadas flores nupciales de azahar; y á las salmodias sentimentales y algo lejanas de un manantial; yo vine al mundo con mis desdichas, á mi pesar, llorando mucho ¡ay pobrecito!, harto de tantas penas quizás; pidiendo besos, besos de madre, de hermano y de otras criaturas más; pidiendo abrigo, porque sentía en mi alma el frío rudo y tenaz de mis quebrantos, de mis torturas, de mi orfandad, = 217 = C laro M. R ecto de mis tan crueles melancolías que daban ganas de suspirar. Porque es la vida valle de lágrimas, páramo mustio, doliente erial, que tiene breves, muy breves horas de venturanza loca y fugaz, y eternidades de desengaños, muerte y penar. Porque es la vida destierro triste de los que sufren, de los sin pan, de los que tienen el alma rota por la impiadosa Fatalidad.

El vago aliento del cocotero meció la cuna de mi niñez, y me besaron brisas de campo, robusteciendo mi tierna fe. Yo sonreía por las mañanas, cuando en las frondas de mi vergel se destrenzaba la cabellera de oro y suspiros el astro rey. Y ante el misterio de los crepúsculos lloraba el alma de padecer, porque el desfile de los fantasmas me daban mucho miedo también. Y en la hora cálida del mediodía, cuando mis nervios sentía arder en inocentes efluvios suaves, adormecido por el vaivén de una ligera y blanda hamaca, = 218 -= D e mi vida cual navegando en un bajel, soñaba sueños de albos corderos, (copos vivientes de candidez', albos, muy albos el lindo pecho y los vellones, hasta los pies. ¡Y eran iguales á aquellos otros que había visto en un Belénl... Es que el encanto de las mañanas con sus celajes de rosicler, y su cortejo de alegres mayas formando un bello loco tropel, y su perfume de sampaguitas, de goces futimos inunda el ser... Es que la siesta sumerge el alma en ondas tenues de exquisitez, y en soñaciones aladas, locas, de las caricias de una mujer, que es nuestra madre ó nuestra hermana, quizás amiga, ¡novia tal vezl Y es que el misterio algo macabro del soñoliento atardecer vuelve á las almas inconsolables, llorosas, ebrias de languidez.

Dejó su cuua la mariposa y ya vagaba por el pensil, besando flores, libando mieles, siempre volando aquí y allí, sin saber cómo entre las matas suele esconderse algún reptil. = 219 = Claro M R ecto

Correteaba por las pendientes, ligero á modo de una perdiz, cazando nidos entre las ramas, ó persiguiendo con un mastín tiernos corderos que atrás dejaban, mientras huían, balidos mil. Cuando cogía un pajarito, cuyo plumaje era carmín, lo torturaba entro mis manos y era mi gloria verle gemir; después, sintiendo piedad profunda, dejaba libre al infeliz, que, sacudiendo las leves alas, piando huía lejos de mí. No conocía que era el peligro, no me infundía miedo el morir, y por los árboles me encaramaba en pos de alguna fruta gentil. Pescar solía por las riberas de un manso río que había allí, siempre poblada la fantasía inquieta y loca, sin ser febril, de sueños blancos, blancos, tan blancos como las alas de un querubín. ¡Cómo bullían los pececites, al ser cogidos en el ardidl ¡Cómo gozaba mi alrnita loca, siempre risueña, siempre feliz! En pos corría de las libélulas que hacían ronda en el jardín, = 220 = D e mi vida y si mis ansias eran burladas, no me acordaba de sonreir. Me arrodillaba por las mañanas ante una Virgen de oro y marfil, y le decía todas mis cuitas, porque es muy buena, muy buena, sí. Y sorprendía en sus pupilas rayos sutiles de amor fulgir, é insinuaciones de dulces besos en sus divinos labios de Abril. Y ya de noche, cuando mi madre me acariciaba con frenesí, sobre su frente casta y virtuosa posaba un tierno beso infantil; y en su regazo dicha encontraba, dulce reposo ¡era felizl Y mi alma niña se adormecía entre el encanto de sueños mil: palacios blancos, hadas azules, nubes y cielos de oro y zafir, lagos piadosos, alguna estrella parpadeante como un rubí, lomas floridas, cuevas de brujos, mayas volando hacia el cénit; y luego un niño que se dormía entre los brazos de un querubín... Creía entonces que la existencia era un rcsado perpetuo Abril; y no sabía que la cizaña vegeta allí, = 221 = Claro M. R ecto donde termina la infancia nuestra para yivir otra existencia más complicada, menos feliz, la edad formada de ensoñaciones y desengaños: la del sufrir. Que nuestra vida fuese tan triste y tan ingrata, jamás creí; porque juzgaba que cazar nidos y coger peces era el vivir; sin pensar cómo las alegrías tienen su fin, cómo po es siempre azul el cielo, ni hay flores frescas en el pensil; cómo el paisaje que es hoy de rosa, en un instante puede ser gris. |Oh almas sin mancha, oh vidas nuevas, en vuestro tiempo dulce es morir!

Aquellos días fugaces fueron. La edad de rosa jay! se esfumó. También huyeron mis alegrías de su carroza volando en pos. (Adiós, mis nidos de pajaritos, peces, corderos, huertos en flor, para los cuales fueron un día las ansiedades del corazónl Ya no me atraen vuestros encantos, (tan hombre soy!, algo más grande amo en la vida, = 222 = Dr Mr VIDA sueños de gloria persigo yo, y no ese encanto de vuestras vidas que apenas dura lo que una flor. Prefiero ahora á las muchachas que empalidecen de ensoñación, locas y ardientes en los abrazos, porque sus carnes llevan el sol. Yo quiero ahora las morbideces de las impúberes locas de amor, el ritmo suave de unas caderas que se arquearan como una hoz, y las turgencias provocativas de ánforas llenas de algún licor. Escribir versos sentimentales, llenos de rabia ó de pasión, en la hora amable de los crepúsculos, entre un ambiente confortador, es más hermoso que cazar nidos y de libélulas volar en pos. Soñar al lado de mi adorada, si pide el alma consolación, y estremecerme de sus miradas acariciantes en el dulzor, después besarnos muy dulcemente, muy largamente, juntos los dos, y desmayarnos en el espasmo de nuestros nervios, en la ilusión de nuestras mentes, ¡oh! es más poético y encantador, que soñar sueños de mil palacios = 223 = Claro M. R ecto

de hadas azules hijas del sol. que por los valles y las colinas correr veloz, fatuo, inconsciente, feliz, dichoso, como un gorrión. ¡Quién, sin embargo, volver pudiera á aquella vida que se esfumó, y dar de nuevo á nuestras almas desengañadas aquel candorl Aunque es florida esta existencia que lentamente cruzando voy, á aquellos días de la puericia volver, Dios mío, prefiero yo. Y es que las rosas de la encantada adolescencia fueron, Señor, duras espinas que se clavaron en lo más hondo del corazón...

¡Con cuánta pena, dolor, nostalgia, evoco ahora con mi laúd aquel tesoro por mí perdido de la inocencia, todo de luz! ¡Veintiún años! ¡Quién pensaría que, en estas horas, mi juventud, mis ambiciones locas de gloria y mis ensueños rosa y azul, fueran tan sólo de rotas alas y escombros tristes un ataúd!.... Junio, 1911.

= 224 = ITE, MISSA EST (EPÍLOGO.)

Me llaman á mí, en este preciso momento, para cerrar este maravilloso tomo de versos con una pequeña exposición de mis líricas impresiones. Conste que acepté el encargo después de una razonable protesta. ¿Epilo- guista yo? ¡Yo que en mi vida he hecho un verso bueno, que he dejado el p e r io ­ dismo por hastío, que pretendo creer, como un acto de supremo personal triunfo, el haber abandonado la literatura de mis buenos tiem­ pos, aquella literatura obsedente de los veinte años, inspirada en los sentimientos más puros de la vida, para dedicarme por completo á esta otra literatura, amarillenta y vergonzosa, serena y grave, esclavizada para siempre ante el Trono Imperial de la Política y del De­ recho!... Pero fuerza es decir algo de este Recto, poeta, artista, cincelador del verso primoroso, paisajista inimitable, adorador de la Natura­ leza, de la Naturaleza de su país, que es el mío, que es el nuestro, pero que no puede = 225 = Claro M. R ecto

ser do todos, porque, como dice en el H im no ■ai \ ’olean de Taal, «Hace ya muchos años, á raíz del arribo de la progiene hispana á tu solar nativo, sembraste una catástrofe muy digna de tu historia. Y hoy repetiste tu obra de destrucción y muerte, para decir al amo que nuestro pueblo fuerte no requiere tutores para vivir con gloria.» Cabe decir algo, repito, de este Recto, por

de un poeta filipino que escribe en español sobre cosas filipinas, me ha producido una, honda emoción, no precisamente poi el verso sonoro, no precisamente por la frase delica­ damente labrada, sino, sobre todo, por su objeto, por su finalidad: cantar á la Patria. Después de todo, las bellezas del paisaje, las llores sin par de nuestro terruño, nuestros, lagos maravillosos, nuestras montañas gigantes, la hermosura de nuestras mujeres, la intrepidez y bizarría de nuestros héroes, son siempre lo que nos queda á nosotros. ¡Todo nos lo quitan ya: hasta la lengua! Bienhayas, poeta, que llegas á tiempo para ensalzar lo nuestro. Sirve de guía á tu generación. Tu obra es una parte, un fragmento, de la gran obra nacional. Por eso, no podemos resistirnos á escuchar jubi­ losos tu himno á Tomás Pinpín, Buscador de la aurora, rival de Guttemberg, hermano de Florante, Burgos, Gómez, Zamora. Del Pilar, Panganiban, López Jaena, Luna. y de aquel adorable poeta sin fortuna que cantó en su destierro las flores de Heidelberg. Y luego, la vemos pasar á Celia, la novia del poeta Baltazar, enlutada, adorable y eu- carística, y recordamos con ella aquellos versos que nos dejó el poeta en las primeras pá- = 228 -a I te, missa est filias de su magnifico libro. Y luego, para Maria Ciara , la heroína de «Noli», Dulce impúber del tropico, espiritual, soñadora, Encarnación legítima de la tierna tagala, mil ilang-ilangs, mil sampagas: á su evoca­ ción, como por un conjuro, pasan sombras, instituciones, fantasmas; fantasmas del Pasado danzando en la hora siniestra: el simpático 1 b arra, guiando á los «pie viajan por el camino incierto; Sisa, hermosa y risueña por el retorno de sus llorados hijos; Elias, el bravo hijo del pueblo, en gesto de protesta contra los opresores; Crispín y Basilio, regocijados bajo la patria enseña; y luego, allá muy lejos, allá muy lejos, se enfocan, se esfuman,—¡pobre María Clara!—tres siniestras figuras de falsarios: Sibvla, Dámaso, Salvy... Decimos contigo, en elogio de la mujer filipina, estos hermosos versos en L a s Da •layas F ilipin a s: Adoro vuestros labios donde el sol de mi tierra lia dejado sus besos de sátiro oriental. Y un poco después, entonamos un himno al Banakaic, himno grandioso como el Bana- liaw mismo, montaña que si es inmortal por muchos conceptos, lo es, sobre todo, = 2*9 = Claro M. R ecto por haber abrigado en su seno á los cru­ zados de la Causa. Bien dice el poeta cuan­ do dice: Al ejército bravo, hostil y temerario de Hermano Apolinario tu sombra en mil combates sirvió de pabellón. Sobre tu cumbre airosa se desplegó á los aires indómita y gloriosa la tricolor enseña de nuestra Redención. Siento particular placer leyendo P ausol y Laguna de Bombón, no precisamente por la fluencia del verso y por el fresco aroma de la frase, olor de paisaje silvestre, eminen­ temente batangueño, sino .por los recuerdos que en mí evocan. En P ansol pasé horas de deliciosa niñez, jugando en los charcos del arroyo y viviendo, á p ía in a ir, vida de aldea, allá en los lejanos tiempos, en los apaciguados tiempos que no volverán; y es justo que .ahora, á la evocación de Recto, tribute un recuerdo de amor á tantas bellas cosas que fueron. Laguna de Bombón, la madre laguna, como la llama Recto, es tan pintoresca como bella. Mil islotes la vigilan. Mil montañas la custodian. Gat Sungayan dejó allí impresa la huella de su valor. 1). Pablo Maralit, nuestro abuelo, héroe de la más pintoresca de las leyendas, la atravesaba á pie, sin hundirse, de costa á costa, para = 230 = IT E , MTS3A EST postrarse á los pies de la capitana Catalina, la dueña de su corazón. Aquel sitio está cosido, pedazo por pedazo, á una serie de anécdotas y leyendas. No es posible dar un paso sin que cada piedra suscite en el viajero una evocación maravillosa. Aquí los restos de una iglesia derruida; allá una cue­ va en donde un tiempo pasó su vida un fraile maldecido; acullá, debajo de la mon­ taña de arena, una generación duerme sepul­ tada por las iras del volcán.... Ya he dicho que no es posible estar allí sin evocar. Las aguas mismas, las aguas misteriosas, coloi­ de dolor y de abismo, las aguas profundas y tristes de la laguna, ¿no dicen los viejos que guardan rencores ocultos para el que ose profanarlas? ¡Cuántos murieron en la travesía por el solo delito de desflorar sus venerandas tradiciones! Pues bien, Recto que sabe pintar tan bellos paisajes, puede escribir en castellano, en inglés, en tagalo, en chino; no importa: lo indispensable es no desertar de la religión. Y Recto, poeta,- es, por lo menos, un Pon­ tífice de la Sagrada Religión de la Natu­ raleza. Por eso, sus versos, después de leídos, suenan á Liturgia. Ite. missa est... Teodoro M. Kalaw. = 23L =

SONETO

Al eximio poeta y querido compañero Claro M. Recto. Al libro no enaltecen los primores de mi lira inarmónica y sin galas. Tiene como el condor tu genio alas, y tu ritmo parleros ruiseñores.

Si te halagan mis versos ¡ya sin flores! para alfombrar el templo de tu obra, tómalos, tuyos son, que nada sobra. ¡También son vida y arte los dolores!

Y si al templo llegase cierta dama ganosa en criticar las maravillas que el libro ostenta en prodigiosa gama,

al alzar ruborosas sus mejillas, rojas ya de Ja envidiada tu fama, caerá sobre la alfombra de rodillas... JOSÉ SEDAÑO.

= 233 =

Líneas eucarísticas

Van coleccionadas en este modesto volumen todas las poesías que en el trascurso de dos años mi in­ fecunda fantasía ha producido. Hace ya dos años, ó un poco más,—el Abril de 1909—salía de las aulas del Ateneo de Manila, con mi Ululo de Bachiller en el bolsillo, enjoyados mis labios por la sonrisa de diez y nueve primaveras, rejileta la fantasía de ensueños incógnitos, feliz ante la perspectiva del porvenir que sonríe á todo joven que con un Ululo académico cree tener todo el bagaje nece­ sario para lanzarse al mar de las grandes aventuras de la vida, pero completamente desconocedor del mundo, mariposa incauta y caprichosa, que. encantada de sus propias galas, se dispone á jugar en torno á la ho­ guera del Gran Mundo, sin conciencia del peligro g de la muerte. Puesto en contacto con otros hombres y viviendo en un ambiente completamente nuevo, me ha sobrecogido la visión de otros horizontes y el color de diferentes perspectivas, y me sentí estrecho y ahogado en el micro­ cosmos' en que había vivido hasta entonces, llelle.rio- nando, me convencí de que con sólo mi título de Ba­ chiller, á pesar de ser expedido por un colegio defama mundial, no llegaba á ninguna parte. Era una pobre = 235 = Clako M. R ecto

crisálida y desde la rama vieja en que me arrastraba, sentía yo no sabía qué dolor íntimo viendo á las es­ trellas que hacían luces arriba y las aves que rolaban hacia el azul, á través de la inmensidad. Sentía ansias infinitas de volar como aquellas aves, de elevarme hasta el azul para bañarme de lumbres purísimas: pero la pobre crisálida no tenía tilas. No tenía alas, sí, pero le sobraban entusiasmos- Y rayando por veredas inciertas, en busca de la sa­ grada fuente,—splendidior vitro—que calmara la sed ile la primera jornada, en. pos del vellocino de oro como un nuevo Jasan, tropecé en el camino con mi primer bienhe­ chor: Teodoro M. Kalaw, alma niña, corazón bondadoso como el agua, amable como las rosas. Seguí la, jornada, llevado de la mano por mi luminoso guía, y este me condujo á la milagrosa mansión— un verdadero Campo Elíseo—del Maestro Fernando M.a Guerrero, á quien Kalaw, ya parlamentario y divorciado de las musas, confió toda mi educación literaria. Guerrero, jardinero amable y diligente, hortelano sabio y lleno de pacien­ cia, hizo, brotar del jardín pequeño los primeros botones de rosas, y las yemas primiciales del tronco adolescente. Y los botones se abrieron y los brotes se desarrolla­ ron, y Fidel A. Beyes, demasiado orgulloso porque es demasiado consciente, con las mañaneras rosas y las ramas jóvenes ornamentó, para honra del Maestro y del discípulo, las gloriosas páginas del periódico de grata memoria que él entonces dirigía: El Renaci­ miento. Aparecieron entonces mis primeras poesías, las que L íneas eucakísticas en este libro figuran fechadas en 1909. Estaba salís- fecho. Me había iniciado en la santa Religión d,e] Arfe. Vero no me dedicaba de lleno al cultivo de la literatura y de la poesía. Acudía ya á las aulas universitarias, estudiando Leyes, enseñaba, además.

= 237 = C laro M. R ecto hramiento.—Junio, Julio y Agosto—eran en rerano y ■no huía a rosas en el jardín... Van. pues, en estas líneas mi gratitud infinita á lo.,- señores arriba mencionados por las razones ya dichas.

.1 los celebrados pintores y músicos Fabián de la llosa. Jorge Pineda, F. Amo mol o. Juan Hernández y Antuvio Escamilla, que con Ias delicadas producciones di sus númenes de artista, coadyuvaron á la perfección de1 libro. A mi simpático Editor Remigio tí a-reí a. propii- tari o de «Manila Filatélica», gran entusiasta del p r o ­ greso de las ledras patrias. Y. finalmente, á mi Musa—de carta y hueso— morena, piadosa y sentimental, cuya ¡mayen divina, luminosa y obsesionante, me acompañó como un recuerdo querido, como un ángel tutelar, en las peregrinaciones regocijadas de mi alma de artista siempre árida de sensaciones nueras y múltiples, por las riberas de los lagos dormidos y encantados, bajo románticos daros de luna, y en noches de insomnio y tempestad...

.4 todos, gracias. Y que el alarido y reto de mi alma melancólica y rebelde repercuta fibra ule en todos tos oídos—amigos y enemigos , como palabra eterna de gratitud, de amor, de cordialidad, de indignación y de protesta... Claro M. Recto. Agosto. 15, 1911,

= 238 = Fe de erratas.

Página Liosa D i c e L é a s e

24 1S heráldica heráldica ;’>2 1S 011 es 34 1S pus, pos; as 2 por amitos en am bos 40 s lanzaron lanzaran 42 4 bañado en sanare, tinto en sangre.

107 7 m u y neora muv lóbrega 17 o 10 seca el sudor limpia e! sudor Í NDICE

Pág. OFERTORIO...... I INTROITO ...... IX ELOGIO DEL P O E T A ...... XVII I. Del libro de la Patria ...... 1 Jn aeternum ...... 3 La lengua del te r r u ñ o ...... 0 El alma de la R a z a ...... 9 Oración al Dios A p o lo ...... Id Himno al T a a l ...... 17 C e lia ...... 21 Tomás Pinpín...... 23 Las dalagas filip in a s...... 20 II Salmos al Patriota 29 Ante el M á r tir ...... di Rosas á María Clara ...... 36 Antífona al H éro e...... dS Epopeya de la Raza ...... 39 Apoteosis...... 47 Perfume...... 50 Sim oú n ...... 51 III Sinfonía de las R o s a s ...... 53 Rosas de la tarde ...... 54 Rosas místicas...... 59 Rosas de c a r n e ...... 01 Rosas de E r o s ...... 03 = 240 = I ndice

IV. Paisajes filipinos...... 69 Luglugan...... TI Banahaw...... T4 Pan sol 77 La selva filipina. 8U Laguna de Bombón...... 83 Crepúsculo provinciano...... 85 Noches de M an ila...... 86 Amandiwing 87 V Del libro del Amor 89 En la orfandad...... 91 A media noche...... 94 Contrastes...... 96 ¡No llores! ...... 99 El poema de mis besos .... .101 Los labios de Ella...... 105 Los ojos de Ella...... 107 VI. Flores del terruño 109 El kam uning...... 111 La sampaguita...... 113 Las violetas...... 115 La coronaria...... 118 La champaba...... 120 VIL Del libro de la Amistad 123 Brindis...... 125 Es noche de b a ile ...... 127 La carcajada de Momo .... 130 De la lejana Escocia...... 135 Ofertorio...... 139 Sueño de Navidad...... 140 Claro M. R ecto

VIII. Del libro de las elegías 1451 En la tumba de mi padre...... 14f> A la luz C repúsculo...... 148 Elegía de la ta rd e...... 150 Sombras de vida...... 152 Dar de comer al hambriento .... 155 In pace...... 15H C aridad...... 100 IX. Del libro del Bien y del Mal . 105 Fango, todo a a n g o , ...... 107 Vida bohemia...... ; 170 X Capullos líricos 173 La canción del dolor...... 175 Después de la llu v ia ...... 177 Intimidades...... 179 Caprichos de novia 180 Frivolidades...... ' ...... 182 XI L as cuatro E s t a c i o n e s ...... 185 Primavera...... 187 V e r a n o ...... 188 Otoño...... 189 Invierno...... 190 XII Versos del M omento ...... 192 Génesis filipina ...... 194 H o n ey -m o o n ...... 195 Sobre el m ar...... 190 Novia muerta...... 197 Cuando era niño...... 198 En las correrías...... 200

= = 242 = Indice

XIII. Clarines de com bate ...... 203 A los Héroes

= 243 =

ALGUNAS OBRAS SOBRE FILIPINAS QUE SE HALLAN DE VENTA EN LA LIBRERÍA MANILA FILATÉLICA -----SOLER No. v 453-.STA.----- CRUZ.

Dr. J . Rizal.—Noli me tángere, rústica ...... P 1.30 „ .—El Filibusterismo, rústica...... „ 1.30 „ .—Guillermo Tell, en tagalo...... ,, 0.30 R. Corpus .—(Patridge.) Fuera de Filipinas . . . 0.40 Dr. A. de Marga.—Sucesos de las Islas Filipinas, edi­ ción prologada por Retana . . 10.00 Roca de Togores.—Bloqueo y Sitio de Manila . . . „ 1.00 Felipe G. Calderón—Mis Memorias sobre la Revolu­ ción F ilip in a ...... 0.80 /. de los Reyes — La Religión Antigua de los Filipinos. ,, 1.00 Jesús Bahnori.—Bancarrota de Almas—Preciosa novela filip in a...... 0.80 Sancianyeo y Goson.—El Progreso de Filipinas .... 2.50 T. M. Kalatv.—Hacia la tierra del Zar . • ...... ,, 0.50 H. Crac.—Kung sino ang kumatha ng Florante . ,, 0.50 F. Ayudar.—Piiiaglaliuan...... ,, 0.50 Ponciauo Reges.—Directorio Biográfico Filipino . „ 1.00 Severino Reges.—Walang puno at walang dulo . . „ 0.40 P. A. Paterno.—Historia de Filipinas, 3 tomos , „ 3.60 ,, . — Historia de los Estados Unidos , ,, 1.00 ,, .—El Pacto de Biak-na-bato...... „ 1.00 ,, .—Gobierno Civil de las Islas Filipinas. „ 1.50 Wall y Merino.—El General Despujol en Filipinas. 0.50 Dr. P. de 'Facera.—Reseña Histórica de Filipinas. ,, 1.00 .—Las costumbres de los tagalos en F ilip in a s ...... 0.50 ,, .—Consideraciones sobre el origen del Nombre de los Números en Filipinas . ,, 0.50 .—El Sánscrito en la Lengua Tagalog „ 0.70 ,, .— El Mapa de Filipinas del P. Muri- 11o Velarde...... „ 0.80 ,, .—Una Memoria de Anda y Zalazar . ,, 0.70 ,, .— Plantas medicinales de Filipi­ nas ...... 3.50