CONOCER N.º 52 Mayo de 2014

Sumario

- Presentación

- La ONCE y la cultura

- Actualidad  Penguin Random House compra Alfaguara  La casa de Kurt Cobain, a la venta  El diccionario de la RAE más revisado de la historia  La guerra siria daña una fortaleza cruzada del siglo XIII  África, en vilo por el ébola  El tesoro del Odyssey recalará en Madrid este año

- En portada  Elecciones europeas: ¿es esta vez diferente?

- Literatura  Panero o el exceso de sí mismo

- Entrevista  Marcos Ana, activista y poeta: “Los límites del miedo siempre están en la dignidad”

- Nuestro mundo  El viaje más largo

- Historias de la Primera Guerra Mundial  Poesía en las trincheras

- Libros

- Novedades audiodescritas

- Malos malísimos  Vlad Tepes el Empalador, el Drácula histórico

- Efemérides

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Presentación

El 25 de mayo, la ciudadanía europea tiene una cita con las urnas. Los españoles elegiremos ese día a los 54 eurodiputados que nos representarán en el Parlamento Europeo durante los próximos cinco años. El lema elegido para esta campaña es “Esta vez es diferente”, pero, ¿es así realmente? Conocer tratará de responder a esta y a otras preguntas.

El activista y poeta Marcos Ana, que acaba de publicar el libro Vale la pena luchar; Paul Salopek, el periodista que recorrerá 33.000 kilómetros a pie para emular a nuestros ancestros, y Vlad Tepes, el Empalador, son otros de los protagonistas de este número de Conocer.

La ONCE y la cultura

V Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE Madrid. Del 21 de mayo al 15 de septiembre

El CentroCentro Cibeles de Cultura y Ciudadanía de Madrid acogerá a partir del 21 de mayo la V Bienal de Arte Contemporáneo de la Fundación ONCE, que, en esta ocasión, contará con la participación de cerca de 40 artistas.

Esta muestra de artes plásticas, que se podrá visitar hasta el 15 de septiembre, busca reconocer y difundir la obra de artistas con algún tipo de discapacidad, así como de aquellos que encuentran en la discapacidad su inspiración.

Además de la exposición, se han programado numerosas actividades paralelas. Así, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas ofrecerá un ciclo de cine en mayo y junio para el que se han seleccionado películas en las que están representadas la discapacidad visual, la auditiva, el autismo o la enfermedad mental. Bailar en la oscuridad, Locos de amor y No me pidas que te bese, porque te besaré son algunos de los largometrajes que se proyectarán.

El ciclo de teatro y danza “Una mirada diferente” se desarrollará a lo largo del mes de junio. El día 20, por ejemplo, actuará El Langui en la plaza de Lavapiés, y el 21 la compañía New Live interpretará La cantante calva en el Teatro Valle Inclán.

Ya en septiembre, La Casa Encendida acogerá la obra Rayahzone, de los coreógrafos Ali y Hèdi Thabet, y proyectará el documental Fortuna ciega, de Ramón Gieling.

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Actualidad

Penguin Random House compra Alfaguara

El grupo Prisa ha vendido la editorial Alfaguara al grupo Penguin Random House, por 72 millones de euros. La operación incluye la venta de otros sellos editoriales de Santillana, como Taurus, Suma de Letras, Aguilar, Altea, Fontanar, Objetiva y Punto de Lectura, en los 22 países en los que tiene presencia.

El segmento de obras editoriales de Alfaguara Infantil y Juvenil, dirigidas al canal escolar, queda excluido de la venta, por lo que seguirá en Santillana. El año pasado, Santillana Educativa representó el 87 por ciento del volumen de ingresos de toda la compañía.

La Comisión Nacional de la Competencia aceptó el pasado 20 de marzo esta operación, de la que surge el mayor gigante editorial en español, un conglomerado literario con más de 250 sellos. Los ingresos del grupo resultante superarán los 3.000 millones de euros al año.

Penguin Random House asegura que mantendrá "la identidad y la independencia de todos los sellos, así como los programas editoriales de ambas empresas". Algunos de los autores en cartera de Alfaguara son Arturo Pérez-Reverte, Mario Vargas Llosa y Javier Marías.

Penguin Random House es propiedad del grupo de medios alemán Bertelsmann y del británico Pearson, mientras que Santillana pertenece al grupo Prisa, que arrastra una deuda de más de 3.100 millones de euros.

La casa de Kurt Cobain, a la venta

Wendy O’Connor, la madre de Kurt Cobain, ha puesto a la venta la casa en la que el líder de Nirvana pasó su infancia. El precio de salida es de 500.000 dólares, aunque su valor comercial es de solo 67.000.

La casa se encuentra en la localidad de Aberdeen, en el estado de Washington, a unos 100 kilómetros de Seattle. El vocalista vivió en ella hasta los nueve años, cuando sus padres se divorciaron.

Por el momento, los principales interesados en hacerse con el inmueble son los fans del músico, que han llegado incluso a lanzar una campaña para recaudar fondos y convertir la casa en un museo.

El proyecto está liderado por el periodista Jaime Dunkle, aficionado a la música del grupo desde que era niño. Meses después de poner en marcha la iniciativa, apenas ha recaudado 100 euros.

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El Diccionario de la RAE más revisado de la historia

El nuevo Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), el más revisado de la historia, verá la luz en octubre de este año. La nueva edición ―la vigésima tercera― se cerró a mediados de marzo, y se espera que entre en imprenta después del verano.

Según informó la RAE, el nuevo diccionario tendrá 2.400 páginas y se editará en un solo tomo. Se publicará también una versión en dos volúmenes, destinada a América, y otra especial para coleccionistas.

El número de voces de esta edición ascenderá a algo más de 93.000, unas 6.000 más que las incluidas en la anterior, y más del doble de las que aparecieron en el primer diccionario para uso público de la RAE, que vio la luz en 1780. En total, el Diccionario recogerá cerca de 200.000 acepciones, de las que 19.000 serán americanismos.

Según la RAE, se trata de la edición más revisada de la historia. Las enmiendas realizadas superan ya las 100.000 (desde la supresión de una pequeña coma a la eliminación de palabras caídas en desuso), y las supresiones de artículos serán aproximadamente 1.350.

Como novedad, se añadirá la palabra “malsonante” a ciertas voces rodeadas de controversia social, como “mariconada”, y se eliminan referencias sexistas, como las acepciones “débil” y “endeble” del adjetivo “femenino” o las que ligaban “masculino” con “varonil” y “enérgico”. Además, se incorporan americanismos, como “jonrón” (del inglés, home run), utilizado en países aficionados al béisbol.

La anterior edición del DRAE se publicó en el año 2001, aunque su versión electrónica (que se estrenó ese mismo año) ha sido actualizada en cinco ocasiones entre 2004 y 2012.

La guerra siria daña una fortaleza cruzada del siglo XIII

El Ejército sirio recuperó a mediados de marzo el control del Crac de los Caballeros, mítica fortaleza cruzada que data del siglo XIII y que llevaba dos años en manos de los insurgentes.

El castillo, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se encuentra en aparente buen estado. Sin embargo, los Comités Locales de Coordinación alertan de que la construcción ha sufrido daños por morteros lanzados contra los opositores.

Hasta marzo de 2011 (cuando comenzó el levantamiento contra Asad), el Crac de los Caballeros era uno de los mayores atractivos turísticos del país, junto al mercado medieval de Alepo y la mezquita de los Omeyas, muy dañados también por los bombardeos.

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África, en vilo por el ébola

El brote de ébola que afecta a Guinea desde enero ha puesto en jaque a las autoridades de África occidental. A principios de abril, se habían confirmado casos también en Liberia y Sierra Leona, lo que llevó a Senegal a cerrar su frontera con Guinea. A fecha de 2 de abril, este último país había confirmado ya 80 muertes y más de 150 casos sospechosos.

Este virus hemorrágico, para el que no existe tratamiento ni vacuna, se transmite por contacto directo con fluidos y secreciones corporales, y es altamente mortal.

Aunque la Organización Mundial de la Salud pide cautela y asegura que el virus está localizado “en una zona geográfica limitada”, las organizaciones que trabajan sobre el terreno, como Médicos sin Fronteras y la Federación Internacional de la Cruz Roja, alertan de que el brote no tiene precedentes.

Su rápida expansión tampoco facilita las cosas. Si, hasta ahora, el ébola se concentraba en aldeas de la selva africana, este brote se mantiene en las zonas rurales y se ha abierto paso en Conakry, capital de Guinea. “La gente no ha experimentado nada como esto antes, ni en Guinea ni en el resto de la región del África occidental. De hecho, el ébola es una nueva enfermedad aquí”, lamenta el doctor Facely Diawara, responsable del departamento de Salud de la Cruz Roja de Guinea.

En el año 2000, un brote en Uganda se saldó con 425 afectados y 224 muertos. Se trataba entonces de la variante Sudán del virus, menos mortífera que el Zaire, el que se ha detectado en Guinea y países limítrofes.

El tesoro del Odyssey recalará en Madrid este año

El Museo Arqueológico Nacional y el Museo Naval de Madrid acogerán este año una muestra en torno al tesoro que la empresa estadounidense Odyssey encontró en la fragata Nuestra Señora de las Mercedes frente a la costa de Portugal y que, tras una ardua batalla legal de cinco años, recuperó posteriormente el Estado español.

Ambas exposiciones darán a conocer al público una parte del botín, y reivindicarán un mayor interés por los tesoros que esconde el mar.

También explicarán por qué La Mercedes ―un barco militar― navegaba en 1804 con más de 20 toneladas de monedas de oro y plata a bordo, y por qué la hundieron los ingleses.

El botín del “caso Odyssey” está formado por más de 574.000 monedas de oro y plata, así como otras piezas y objetos recuperados, como tejidos, fragmentos metálicos y balas de cañón.

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En portada

Elecciones europeas: ¿es esta vez diferente?

Por Marta Brugarolas

Este 25 de mayo se celebran elecciones europeas en los 28 estados miembro de la Unión. Los más de 500 millones de habitantes que pertenecemos a alguno de ellos elegiremos a los 751 eurodiputados que nos representarán durante los próximos cinco años. Este año, el Parlamento Europeo anuncia sus elecciones con el lema “Esta vez es diferente”, y, sin duda, todo apunta a que puede ser así.

Lo primero y lo que diferencia a estas elecciones de las que se han celebrado hasta ahora es que, por primera vez en la historia de la Unión Europea, los resultados de estas votaciones determinarán quién liderará la Comisión Europea, el organismo ejecutivo de la Unión.

Pero, antes de continuar, vamos a desempolvar nuestros conocimientos sobre el funcionamiento y la relación que tienen las distintas instituciones europeas y por qué se necesitan tanto unas a otras.

De las siete Instituciones Europeas que nos representan, son tres las que destacan, ya que en recae el poder ejecutivo y legislativo de la Unión.

El Consejo Europeo es el que representa a los gobiernos. Está compuesto por 28 líderes nacionales y europeos y marca la dirección política general y las grandes directrices de la Unión Europea, aunque no tiene poder para aprobar las leyes.

Por otra parte, la Comisión Europea representa los intereses europeos. Sus miembros son nombrados por los gobiernos nacionales y tiene como fin promover los intereses de la Unión Europea en su conjunto.

Y, por último, nos encontramos con el Parlamento Europeo, que es la institución que representa a los ciudadanos y se caracteriza porque es el único organismo de la Unión directamente elegido por los ciudadanos y una de las mayores asambleas democráticas del mundo.

Por tanto, el voto que vamos a depositar en las urnas en las próximas elecciones europeas del 25 de mayo nos va a permitir elegir a los 54 eurodiputados españoles que formarán parte de los 751 miembros del Parlamento Europeo. Todos ellos serán los encargados de representar a los 500 millones de ciudadanos de la Unión y permanecerán en su escaño durante los próximos cinco años.

Más poder, más responsabilidad Cada uno de los tratados de la UE ha ido incrementando el poder legislativo del Parlamento Europeo. El último ha sido el Tratado de Lisboa, que entró en vigor en el año 2009 y que va mucho más allá. Sitúa al Parlamento al mismo nivel

6 que el Consejo de ministros en el proceso de decisión de la gran mayoría de las leyes de la Unión. Para ello, este tratado convierte al Parlamento en un legislador más fuerte, al incluir 40 nuevos temas dentro del procedimiento de codecisión junto al Consejo. Entre estas áreas se incluye la agricultura, la seguridad energética, la inmigración, justicia y asuntos de interior, salud y los fondos estructurales.

Una vez elegidos, estos diputados no se agrupan por nacionalidades, sino en función de sus afinidades políticas para así poder defender mejor sus posiciones. En el Parlamento Europeo existen en la actualidad siete grupos políticos. Entre ellos destacan el Partido Popular Europeo, el Partido Socialista Europeo, ALDE (Alianza de Demócratas y Liberales en Europa), el Partido Verde Europeo y, por último, los partidos nacionalistas y los euroescépticos.

El auge de estos partidos euroescépticos es lo que preocupa a más de uno en estas próximas elecciones, y es que, desde el año 2008, año en el que se considera que comenzó esta gran crisis, un total de 22 países han cambiado sus gobiernos. Ha habido mucha inquietud ante estos movimientos políticos que ponen en riesgo, sin duda, los cimientos de la Unión Europea y de la paz.

En medio de este clima de desencanto generalizado, donde se mezclan crisis bancaria, de solvencia, de crédito y falta de confianza, la Unión Europea se enfrenta en estos momentos al reto de demostrar su importancia en esta cita con las urnas.

Según ha declarado Willy Meyer, eurodiputado del Grupo Izquierda Unida Europea, en el Debate Ciudadano sobre Europa celebrado hace unas semanas en Madrid en la Sede de las Instituciones Europeas, “el principal partido de hoy en Europa es la abstención”, por lo que “existe una necesidad urgente de refundar Europa”.

La escalada del partido antieuro en Alemania, el impulso de la extrema derecha en Austria, la presión de los eurófobos a los conservadores británicos y el último desastre electoral en Portugal, han hecho aumentar los frentes de estos grupos “antis” en Europa. Además, en prácticamente todos los países de la Unión, el entusiasmo por la idea de una coalición a nivel europeo se ha resentido en los últimos años.

La abstención Para Ignacio Torreblanca, director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), “los euroescépticos destacan por no tener un programa específico, aunque son fuertes como grupo. Será fundamental ver cuál será la participación en estas próximas elecciones”.

La participación es otro caballo de batalla en estas elecciones. Aparte del aumento del euroescepticismo, también se prevé un gran aumento de abstenciones y de baja participación. “Si la participación no supera el 50 por ciento ―añade Torreblanca―, será una llamada de atención, y habrá que plantearse otras opciones para Europa”.

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Pero no a todos los grupos parlamentarios les asusta esta escasa participación. Para Izaskun Bilbao, Eurodiputada del Grupo ALDE, “estamos asustados por el nivel de abstención, pero se nos olvida apuntar que en las últimas elecciones del 2009 hubo un 43 por ciento de participación ciudadana y supuso un grave problema en esos momentos. Hoy ya nadie se acuerda de eso”.

Además del euroescepticismo, los debates ponen encima de la mesa problemas más profundos. Para muchos, la Unión Europea es un proyecto que hoy en día no ofrece soluciones y supone un gran derroche de dinero, puesto que, de las grandiosas instituciones que trabajan por y para nosotros, solo se ve un exagerado gasto en acciones que para la mayoría de los europeos son secundarias.

La eurodiputada de ALDE sale en defensa de los Organismos Europeos: “El problema que tenemos en España o Grecia lo achacamos a las Instituciones Europeas y no es así. Reclamo un poco de honradez política. No estoy de acuerdo con que haya solamente medidas de tipo económico y con la idea de que Europa se ha olvidado de las personas. Tendría que haber un modelo económico acompañado de un modelo social”.

A la Europa de las dos velocidades se ha sumado la desconfianza en la economía y la susceptibilidad por el gasto y el derroche que suponen aspectos como el multilingüismo europeo.

23 idiomas diferentes El multilingüismo es una auténtica carta de identidad del Parlamento Europeo y con ello se quiere demostrar la diversidad cultural y lingüística que existe en Europa. Son 28 los países que pertenecen a la Unión Europea, donde conviven 23 idiomas diferentes. Por ello, todos los ciudadanos de la Unión deben poder acceder directamente en la lengua de su país a cualquier tipo de legislación que les afecte. Con ello pretende acercarse más a todos y a cada uno de los habitantes y hacer de ello una garantía de funcionamiento democrático.

Todo ciudadano de la Unión tiene derecho a ser elegido diputado del Parlamento Europeo, por lo que no puede exigirse a los diputados el dominio de una lengua vehicular. El derecho de todos los diputados a leer los documentos parlamentarios, seguir los debates y expresarse en su propia lengua está expresamente recogido en los reglamentos del Parlamento Europeo.

Quien visite la sede oficial del Parlamento Europeo, situada en Estrasburgo, Francia, donde tienen lugar las 12 sesiones plenarias de cuatro días al mes, se encontrará con una cámara con 700 traductores que convierten a todas las lenguas oficiales varias categorías de documentos, y con más de 3.000 intérpretes entre funcionarios y externos.

En las sesiones plenarias trabajan entre 800 y 1.000 intérpretes, ya que la traducción simultánea se realiza desde las 24 lenguas oficiales de la Unión que permiten más de 522 combinaciones lingüísticas.

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Se ha pensado en muchas opciones para reducir, por ejemplo, el gasto que suponen tantos idiomas, y se cree que asignar el inglés como lengua vehicular es la mejor opción aunque, según advierte Diego Marani, responsable de políticas de la Dirección General de Interpretación de la Comisión Europea, “imponer el inglés como lengua oficial de la Unión Europea sería antidemocrático”.

Teniendo en cuenta la situación actual, se hace muy difícil predecir de qué manera evolucionarán tanto los acontecimientos internacionales como los resultados de las próximas elecciones al Parlamento Europeo.

Estas últimas semanas son, sin duda, las más importantes para el Parlamento Europeo que intenta, por todos los medios, enfatizar su importancia en el mundo aunque, como nos recuerda Izaskun Bilbao, eurodiputada del Grupo ALDE, “la participación ciudadana no se incentiva en los últimos 15 días porque esté la campaña electoral. Tenemos que ver qué hemos hecho para incentivar y hacer partícipe a la ciudadanía, y cada uno tendrá que responder frente a su electorado.”

Es evidente que el reto que tiene ante sí la Unión Europea es enorme en todos los sentidos. Desde el Parlamento Europeo tienen presente esta realidad, de ahí que se estén volcando en la concienciación y explicación del proyecto europeo. Quizá tengamos que empezar por el reto de confiar en la Unión y no utilizar el voto en las europeas como un instrumento para castigar o premiar a los partidos nacionales, sino votar para elegir “más o menos” Europa.

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Literatura

Panero o el exceso de sí mismo

Por Esther Peñas

“Vivo dentro de la fantasía paranoica del fin del mundo y no solo no quiero salir de ella sino que pretendo que los demás entren en ella. Todas mis palabras son la misma que se inclina hacia muchos lados, la palabra FIN, la palabra que es el silencio, dicha de muchos modos”. De este modo, Leopoldo María Panero (Madrid, 1948―Las Palmas de Gran Canaria, 2014) recapitulaba su poética en la antología de novísimos que elaboró Josep María Castellet. Corría ―acaso galopaba― el año 1970, y Panero era el más joven de los escogidos para una de las antologías literarias más mentadas, con permiso de Gerardo Diego.

Panero fue un abominado, un réprobo de las buenas formas, un excomulgado de lo bello vestido de apolíneo, un protervo de lo predecible. Príncipe de las tinieblas de unos versos que encabalgaba a borbotones, Panero, el último de la saga. De una estirpe marcada por un fin de ciclo: una madre fría como el destino, un padre ausente como lo insignificante, y unos hermanos pendientes de sobrevivir a un desastre que no habían elegido.

Habrá quien no haya oído hablar de los Panero, por una caprichosa ligereza. En Astorga nació el linaje. Leopoldo Panero, cabeza de familia y alfiz del régimen. Poeta digno y envalentonado, alcohólico sin oposición, y tierra fértil para el cultivo de la amistad. Frecuentaba a Agustín de Foxá, Luis Rosales, otro Luis, más pulcro si cabe, Cernuda, el agreste visionario Pablo Neruda y el mismísimo Eliot, conocedor de lo baldío. Su casa era un cenáculo de lo intelectual, que habría escrito Agustín Lara.

Sus hijos, Juan Luis, Leopoldo (María) y Michi no dejan descendencia. De incendiada existencia, la fecundidad fue acallada a golpe de verso y de infiernos. La madre, esa exquisita mujer perversa y sutil, de aspecto frágil y alma fea, Felicidad Blanc, los castró con su apatía. “No sabía qué hacer con él”. Y así permitió imperturbable que lo encerraran en un psiquiátrico. Leopoldo (María) Panero. El paréntesis rinde homenaje a los dos nombres que utilizó (el segundo, intermitente, llegó después de muchos años, para poner más distancia entre él y el otro, entre él y el mundo, entre él y su padre).

De Panero Blanc dan buena cuenta dos documentales, fascinantes por lo aterrador. El primero de ellos, El desencanto, ese poema visual en blanco y negro que anuncia la modernidad de un país que trataba de expectorar las bascas de un régimen que agonizaba. Rodado por Jaime Chávarri, encontramos a los tres hermanos y a una madre que recibe insultos y reproches con estupor, con una profilaxis propia de morgues y nunca de madres. El segundo, Después de tantos años, de Ricardo Franco, cuando Felicidad Blanc ya había recibido tierra.

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Leopoldo, como sus dos hermanos, además de acostumbrarse a presencias titánicas de la poesía eterna ―recuérdense algunos de los nombres antes mencionados―, estudió en los mejores colegios e institutos de España, Europa y América. Fueron preparados para convertirse en la elite docta que reemplazaría a las caducas mentes que gobernaban el país. Pero ninguno de ellos pensaba en el poder, ninguno de ellos aspiró a la gloria, ninguno de ellos se sintió siquiera invitado a vivir.

Murió el más joven de los hermanos, José Moisés, Michi, a cuenta de los excesos de juventud, que le procuraron una salud quebradiza. Después, Juan, ese figurín de poeta corpulento. Y ahora Leopoldo (María). Y la muerte lo ajustició durmiendo. Justicia poética para quien no tuvo un instante de plácida lucidez. Todo en él fueron escarpados parajes umbríos, lúgubres, lóbregos, poblados de lobos que, a zarpazos, le marcaron el alma maltrecha de cuna.

Basta recostarse en su mirada para saber que está(ba) ―aún es un cuerpo caliente de matices― escindida de lo real. Como la de cualquier buen poeta. Pero la suya se excedió y ya no pudo regresar de aquel averno que encontrase. Con el cigarro en ristre, como un apéndice volátil de sus labios, respondía improvisando cada pregunta. Hablaba abofeteando los convencionalismos que nos permiten el diálogo, y hablaba en metáforas oníricas que comprendíamos en secreto.

De él hablan sus libros. Hay que leerlos a ritmos de Coca-Cola, de la que era consumista rebasando lo decente (e incluso la línea de lo obsceno). Así se fundó Carnaby Street, Narciso en el acorde último de las flautas ―enorme, el titulo―, Heroína y otros poemas, Guarida de un animal que no existe o Locos de altar ―elocuente―.

Poemas dolientes, sin queja alguna, acaso exabruptos al cielo caídos sobre el propio rostro. A estas alturas ya me habrán entendido. Aquí queda una prueba, de Carta al padre, fragmento: “Solos tú y yo, e irremediablemente / unidos por la muerte: torturados aún por / fantasmas que dejamos con torpeza / arañarnos el cuerpo y luchar por los despojos / del sudario, pero ambos muertos, y seguros / de nuestra muerte; dejando al espectro proseguir en vano / con el turbio negocio de los datos: mudo, / el cuerpo, ese impostor en el retrato, y los dos siguiendo / ese otro juego del alma que ya a nada responde, / que lucha con su sombra en el espejo-solos, / caídos frente a él y viendo / detrás del cristal la vida como lluvia, tras del cristal asombrados / por los demás, por aquellos Vous etes combien? que nos sobreviven / y dicen conocernos, y nos llaman / por nuestro nombre grotesco, ¡ah el sórdido, el / viscoso templo de lo humano!”.

Se encaramó a la poesía de Gimferrer, cuando se llamaba Pedro en vez de Pere, pero entregó su corazón ―tan pronto dinamitado― a Ana María Foix, con la que ha coincidido en el tiempo de la muerte, dentro de esa octava de que dispone todo santo. Sea. Amor eterno, él siempre dijo. Amor imposible y siempre en penumbra.

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Drogadicto, bisexual, apátrida en el alma, alcohólico, comunista, irreverente, preso, suicida reincidente, admirador de Peter Pan ―al que él hizo punk―, puro exceso, extraño habitante de sí mismo, poblador de centros psiquiátricos en los que barrió su vida, primero Ciempozuelos, después Tarragona, Getafe, Mondragón, Santa Brígida...

Ha muerto Leopoldo (María) Panero. Solo le cabe ascender del infierno en el que vivió.

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Entrevista

Marcos Ana, activista y poeta

“Los límites del miedo siempre están en la dignidad”

Por Esther Peñas

Aunque fue bautizado como Fernando Macarro (San Vicente de la Alconada, Salamanca, 1920), su identidad se forjó con un alias: Marcos Ana, como homenaje a sus padres. “Es una manera de llevarlos conmigo, a mis padres, que eran gente muy humilde. Es mi particular homenaje. Tenía que elegir un seudónimo para mis escritos, y qué mejor que el nombre de mis padres. Ahora ya nadie me llama por mi verdadero nombre, Fernando, porque mi verdadero nombre también es Marcos Ana”.

Marcos Ana lleva en su haber algunas muescas que, aunque han cicatrizado, le empañan el rostro con un golpe de marea. No es nostalgia, es estupor. Por ejemplo, la de ser el preso político que pasó más tiempo en las cárceles de la dictadura franquista. Uno de los primeros logros de Amnistía Internacional tras su fundación fue su excarcelación, que también reclamaron a gritos intelectuales como Neruda o Sartre.

Su vida es un peregrinaje allí donde la injusticia trata de ser silenciada; sus poemarios, un espejo gozoso de su ética; su palabra, promesa de futuro para muchos. Para los hambrientos de resuello ha escrito su último libro, Vale la pena luchar (Espasa).

Era el pequeño de cuatro hermanos, alumbrados en una familia en la que el hambre acampaba oronda y persistente. Así que tuvo que dejar los estudios a los 13 años y colocarse como dependiente, para contribuir en casa. Tres años más tarde, ingresa en las Juventudes Socialistas. Al estallar la guerra, no duda en acudir al frente, pero al ser menor de edad, lo destinan a Alcalá de Henares, donde fue secretario general de las Juventudes Socialistas Unificadas. Trabajó como comisario político en la 44.ª Brigada Mixta y como instructor político de la juventud de la 8.ª División del Ejército Centro.

Cuando la guerra concluyó, trató de escapar, pero fue capturado y encerrado. Primero, en el campo de prisioneros de los Almendros y, después, en el de Albatera. De este último consiguió escapar, pero fue delatado. Jamás quiso hacer público el nombre del traidor. “¿Para qué? ¿De qué serviría? ¿Estoy seguro de que esa persona no fue torturada o amenazada para denunciar a sospechosos de insurgentes, a comunistas como yo?”.

Y así comenzó su terrorífica estancia injustificada en la prisión del régimen. Ingresó en la de Porlier, y se le atribuyó el asesinato de tres personas, por lo

13 que fue condenado a muerte en 1941. Un defecto de forma consiguió anular la sentencia, pero, tras un nuevo juicio, el veredicto se repitió.

Qué le mantuvo vivo durante todo ese tiempo es una de las cuestiones que se explican en el libro. “La conciencia, las ideas hicieron que superara aquello. Para los chicos que estaban por delincuencia común, la cárcel fue una tragedia. Para nosotros, casi lo contrario. La cárcel se convirtió en nuestra universidad, nos formamos muchísimo. Y nos mantenía vivos esa fuerza de querer derrotar las injusticias del mundo”.

“Escogí la revolución” El precio por conseguir lo imposible, por mantener a flote los ideales propios es un precio “caro, muy caro; a veces, incluso, se paga con la muerte. He vivido madrugadas inolvidables en las que compañeros míos se enfrentaban a la última aurora de su vida, y no han sido uno o dos, sino cientos. Pero fuera de la cárcel también he visto cómo se lucha y cómo se puede perder la vida en el camino. Es un peaje al escoger nuestro destino. Escogí la revolución, ser un revolucionario, y asumo el riesgo, porque hay tantas injusticias que se pueden resolver que merece la pena dar la vida en el intento por solucionarlas. He tenido una vida muy especial, digamos, pero estoy contento, conforme conmigo mismo. Es algo fundamental”, nos dice el salmantino.

Marcos Ana está convencido de que no hay lucha vana y de que el único freno para conseguir transformar la idea en cuerpo es el miedo: “La falta de conciencia, de comprensión y de compromiso también son grandes enemigos de la lucha. Los límites del miedo siempre están en la dignidad; sería absurdo que te dijera que nunca he tenido miedo, claro que sí, lo tuve, y mucho, cuando me torturaron, pero lo encaré. A ello me ayudó mucho la mística revolucionaria”.

A propósito de esto último, de la mística revolucionaria, Marcos Ana explica: “Una vez, en los calabozos de la Dirección General de Seguridad, después de haber sido torturado para obligarme a delatar a mis compañeros insurgentes, estaba hecho cisco, tumbado en el suelo, pensé que iba a morir. Era muy joven. Pero, de pronto, alguien me echó por la ventana un papel que resultó ser un retrato de Lenin, arrancado de un libro, y supe que sería más fuerte que mis torturadores. Cada vez que tenía miedo, sacaba el retrato y le hablaba; cada vez que me llevaban a la celda después de esos atroces interrogatorios, sacaba el retrato y le decía: ‘Mira cómo me han puesto, camarada’”.

Ese retrato lo donó el poeta al Museo de Lenin, en Moscú. Se exhibe en la sala 28. “La mística revolucionara, como ves, ayuda a superar trances difíciles”, apostilla.

Él no delató a ningún compañero. Otros, en cambio, sí lo hicieron, y no termina de entenderlos. “No me lo explico, creo que nunca se justifica, excepto cuando el cerebro se descompone, cuando no marcha bien. Vuelvo de nuevo al recuerdo de otra de mis estancias en la Dirección General de Seguridad. Habían encontrado un panfleto subversivo en la cárcel y querían saber de quién era. Yo me hice responsable de él, pero querían nombres. Para no

14 darlos, me imaginaba de qué modo regresaría a la cárcel de haberlos delatado, cabizbajo, abochornado, todo el mundo sabría que los había traicionado. Entonces preferí volver con la cabeza alta”.

La resignación Hay quien quisiera luchar, pero teme perder cosas importantes: su trabajo, la hipoteca, su familia; otros tal vez sienten ese primer impulso, pero son escépticos, y lo cercenan… ¿cabe la resignación? “Hombre, hay gente que se resigna, pero precisamente para esa gente, para quienes te dicen que no merece la pena seguir, que el mundo no va a cambiar y los ricos seguirán enriqueciéndose y los pobres haciéndose más pobres, para los que no creen en la revolución, para los que se han resignado, está dedicado este libro. Cuanto mayor sea la injusticia, mayor ha de ser nuestro deber”.

Un problema añadido es saber si uno lucha por lo correcto. Mejor, por lo justo. “Te das cuenta por ti mismo. Echas un vistazo alrededor y ves que la vida es injusta, que hay gente que necesita emanciparse, y hay que pelearlo, abrir los ojos. Las injusticias son inequívocas, puedes inhibirte o hacer tuyo el problema de los demás, pero no puedes no verlo. Vivir para los demás es el mejor modo de vivir para uno mismo, ése es mi lema. He aprendido a ser feliz en la felicidad de los otros, que no siempre es fácil. Pero, al fin y al cabo, formas parte de un conjunto humano y lo que le sucede al resto a ti te toca”.

En cualquier caso, al margen de la naturaleza de la motivación, tal y como pespunta Marcos Ana, “siempre ha de ser una lucha pacífica. Desde la insurgencia, pero sin violencia. La violencia no es lema alguno, hay que cambiar las cosas con la paz. Lo que ocurre es que, muchas veces, la violencia nos la imponen”.

Y lo demás, lo que resta, a los jóvenes. “En ellos sembramos nuestra historia, habrá que ver de qué modo fructifica en ellos el sacrificio que estamos haciendo, pero la juventud que tenemos es muy hermosa”. Si no, la poesía, “que es la manera de encontrar belleza en la crudeza”.

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Nuestro mundo

El viaje más largo

Por Leonor Lozano

Paul Salopek está de viaje. Partió de Etiopía en 2013 y llegará a su destino, Tierra de Fuego (Chile), en algún momento del año 2020. Lo primero que hará será dar una fiesta, y no es para menos: para entonces, habrá cruzado tres continentes y recorrido 33.000 kilómetros a pie. ¿Su objetivo? Emular a nuestros ancestros. Nuestra primera caminata, la más larga, 60.000 años después. Paul camina para rememorar.

Hace al menos 60.000 años, un grupo no muy numeroso de Homo sapiens abandonó por primera vez el continente original ―su Edén― para descubrir el mundo. Estos individuos ―probablemente no más de 200― cruzaron el estrecho de Bab el-Mandeb, que separa África de Arabia, y poblaron hasta el más remoto de los rincones de la Tierra. Milenios después, un periodista sigue sus pasos.

Salopek lleva toda su vida cruzando fronteras. El primer “salto” lo dio con solo cuatro años, cuando su familia decidió abandonar California, Estados Unidos, y emigrar a México. En esta ocasión, en un solo viaje, traspasará otras 39.

Ha trabajado como corresponsal ―a veces, de guerra― en África, Asia y Latinoamérica, y contado historias para el Chicago Tribune, la National Geographic y la revista literaria The Atlantic, entre otras publicaciones. Y ha ganado dos premios Pulitzer.

Pero eso no es todo. Su nutrido currículo incluye proezas como el descenso en canoa del río Congo (hazaña que le llevó cinco semanas) o el viaje de casi un año que realizó a lomos de una mula por las montañas más altas de México.

Ahora, a sus 52 años, este periodista incansable ha decidido “precipitarse por el mundo”. Lo hace, según sus propias palabras, “en pos de una idea, una quimera, quizás una locura”, y dedicará a ello nada más y nada menos que siete años de su existencia.

Hasta el año 2020 (que se dice pronto), Paul tendrá que renunciar a la vida que ha llevado hasta ahora. Se ha despedido durante siete largos años de su mujer, la artista gráfica Linda Lynch (que no se sorprendió de la ocurrencia de su marido), de su casa y de sus libros, “demasiado pesados” para llevárselos todos. Ciertamente, es una locura.

Un paseo por tres continentes Paul partió el 10 de enero de 2013 del Gran Valle del Rift africano, en Etiopía, la “zona cero” de la humanidad. Lo hizo guiado por los fósiles y por la genografía, una nueva disciplina que busca mutaciones en el ADN de las poblaciones vivas para seguir el rastro de antiguas migraciones.

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El punto de partida fue, concretamente, Herto Bouri, uno de los yacimientos de huesos humanos más prolíficos del mundo. Cuarenta y tres días y 640 kilómetros después, Salopek llegó a la costa de Djibouti, muy cerca del lugar donde el Homo sapiens dejó atrás África para conquistar el mundo.

Su odisea, su Out of Eden Walk (algo así como “Caminata más allá del Edén”), continuará hacia el este, a través de las áridas llanuras de Asia, hacia China. De allí, pondrá de nuevo rumbo al norte, hacia Siberia y, desde Rusia, pasará en barco a Alaska para recorrer la costa occidental del Nuevo Mundo hacia su meta final: Tierra de Fuego, la última parada de nuestra especie en ese continente.

A un ritmo de cinco kilómetros por hora Salopek camina unas cinco horas al día. Es un viaje de 30 millones de pasos a través de 2.500 generaciones humanas y 60.000 años de historia. Sigue la huella de nuestros antepasados. Pero, ¿por qué lo hace? ¿Qué le empuja a hacerlo?

“Me he embarcado en este proyecto por muchas razones. Para redescubrir los contornos del planeta al ritmo humano de cinco kilómetros por hora. Para desacelerar, para pensar, para escribir… Para informar de los sucesos como una forma de peregrinaje. Espero restablecer ciertas conexiones importantes que la velocidad tecnológica y la falta de atención han destruido. Camino para rememorar”, asegura Paul.

Al mismo tiempo, la “Caminata más allá del Edén” constituye una crónica de nuestro tiempo, porque Salopek dará buena cuenta de algunos conflictos que perduran, de los efectos del cambio climático en múltiples rincones del planeta, de las diferencias que separan aún a muchos pueblos. Algo así como “un telediario en forma de peregrinaje”.

Enfermedades, hambre, sed Pero planificar un viaje de siete años no es fácil. Para Paul, tampoco. No olvidó lo indispensable ―cuadernos, bolígrafos, un ordenador portátil, cámara fotográfica y de vídeo, un GPS―, pero, antes de salir, ya echaba de menos ciertas cosas. Como una mochila ligera de nailon, porque aterrizó en África con una maleta con ruedecitas de plástico. Pronto descubrió que no era la opción más adecuada para cargar su comida, su agua y sus escasas pertenencias en el lomo de un dromedario.

Un dromedario, sí. Porque no siempre caminará solo. En Etiopía, por ejemplo, viajó de la mano de A’urta y Suma’atuli, dos dromedarios esqueléticos, y de Mohamed Elema Hessan, su guía y protector en el Triángulo Afar (“un granuja encantador”, según Salopek). Y en varias etapas dará un descanso a sus pies y montará a caballo y cogerá autobuses. Es inevitable.

Atravesará campos de minas y sufrirá los rigores del invierno siberiano. El calor lo conoce bien: ya se ha enfrentado a uno de los desiertos más calurosos del

17 planeta, el Triángulo Afar, en Etiopía, “un temido paisaje lunar sin una gota de agua” en el que la temperatura diurna roza los 50 grados.

Echa de menos a su familia. Pasa sed (“nuestras cantimploras están vacías, estamos ansiosos”, escribió cerca de Hadar, aún en África); hambre (su alianza de boda, que antes le quedaba justa, baila en su dedo anular), y carga la batería de su portátil donde puede (en comisarías de Policía, por ejemplo).

Sus pies, por ahora, “están bien”, pero no pueden decir lo mismo de sus pulmones: en febrero, Paul contrajo neumonía. Comunicó la noticia él mismo: “Toso. Tras un año atravesando asépticos desiertos, mi resistencia a los patógenos humanos más comunes se ha visto mermada”. A mediados de marzo, informaba en Twitter de que volvía a las andadas, “con la mochila cargada de trabajo atrasado”.

En 2020, cuando llegue a Tierra de Fuego, se le olvidarán todos estos males. De hecho, lo primero que hará será organizar una fiesta: “Me gustaría invitar a todos los guías que me ayuden en el camino. Incluyendo, por ahora, a un pastor nómada etíope, a un candidato parlamentario de Djibouti, a un general saudí jubilado, a un beduino jordano, a un cooperante palestino y a un músico callejero israelí”.

Tras los pasos de Paul El Out of Eden Walk es posible gracias al espíritu aventurero de Paul Salopek, pero también a organizaciones como la National Geographic Society, la Knight Foundation, el Pulitzer Center on Crisis Reporting y la Universidad de Harvard, que financian el proyecto.

La National Geographic Society y la Knight Foundation publican periódicamente sus testimonios, ya sean relatos, fotografías, vídeos o archivos de audio. Lo hacen a través de outofedenwalk.nationalgeographic.com y de la web www.outofedenwalk.com. Y, de vez en cuando ―cada 100 millas, algo más de 160 kilómetros―, Paul se conecta a internet, momento que aprovecha para dar señales de vida.

En 2016, ecuador de esta aventura, Random House publicará su primer libro, A walk through time, basado en este viaje.

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Historias de la Primera Guerra Mundial

Poesía en las trincheras

Por Domingo Romero

Apenas tenemos testimonio gráfico y sonoro de la Primera Guerra Mundial. Han de bastarnos las abundantes y estremecedoras crónicas de los corresponsales enviados y los poemas de los combatientes. Los poemas, sí. Porque la contienda engendró una generación de poetas, la mayoría ingleses, que encontraron en los versos la única compañía posible en las trincheras.

A través de sus palabras recorremos, además del horror y del transcurso del , el mapa anímico de quienes perdieron la vida y de quienes se zafaron de la muerte. “Si muriera, piensen solo esto de mí: / que en un campo de batalla extranjero, / existe un lugar apartado que significa para siempre Inglaterra”. El soldado Rupert Brooke convirtió esta estrofa en una de las más jaleadas por los jóvenes entusiasmados que se alistaban. Murió a los 28 años.

Hubo mucho ardor inicial. Algunos se alistaron siendo poetas, y los más se hicieron conversos, desarrollando un instinto poético que en España acaso solo tenga parangón con la poesía de Miguel Hernández o la de Alberti. Unos pocos conocieron la gloria posterior. Es el caso de Robert Graves o Wilfred Owen, a quien debemos estos estremecedores versos: “Doblados como viejos mendigos bajo bolsas, / chocando las rodillas y tosiendo como viejas, maldecimos a través del lodo / hasta darle la espalda a la condenadas bengalas / y empezar a arrastrarnos a un descanso remoto”.

“Los hombres marchaban dormidos. Muchos ya sin botas / cojeaban calzados de sangre. Todos patéticos, ciegos todos, / ebrios de cansancio, sordos incluso a los silbidos / de proyectiles decepcionados que caían atrás”, escribe Owen poco antes de morir, a los 25 años.

No todos los que perduraron en el tiempo fueron ingleses. Es el caso del canadiense John McCrae, que firmó uno de los poemas bélicos más emocionantes, En los campos de Flandes. El 3 de mayo de 1915, después del funeral de su amigo, el soldado Alexis Helmer, el dolor que siente se transforma en unos versos que sintetizan el sufrimiento de la guerra.

“En los campos de Flandes / crecen las amapolas. / Fila tras fila / entre las cruces que señalan nuestras tumbas. / Y en el cielo aún vuela y canta la valiente alondra, / escasamente oída por el ruido de los cañones. / Somos los muertos. / Hace pocos días vivíamos, / cantábamos, amábamos y éramos amados. / Ahora yacemos en los campos de Flandes. / Contra el enemigo continuad nuestra lucha, / tomad la antorcha que os arrojan nuestras manos agotadas”.

Este poema explica por qué el Reino Unido y otros países de la Commonwealth han elegido la amapola como símbolo del recuerdo a los caídos en la Primera

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Guerra Mundial. Cada año, hombres y mujeres adornan sus chaquetas con una flor roja a medida que se acerca el Poppy Day, que se celebra el 11 de noviembre, fecha del armisticio que puso fin a la contienda.

McCrae murió a los 46 años. Sin embargo, la mayoría de estos poetas fueron abatidos en el campo de batalla. Es el caso de Aldington, Rosenberg, Ewards o Sorley, o los irlandeses Kettle y Nichols. Tantos otros. Sus composiciones se encontraron en los bolsillos de sus zamarras, en las mochilas que curvaban sus espaldas o en las cartas que consiguieron alcanzar a sus familias.

Algunos, como Leslie Coulson, resultaron un éxito de ventas póstumo. “Dentro de mi alma siento crecer una música extraña, / vastos cantos de una tragedia demasiado profunda / ―demasiado profunda― / para ser pronunciada por mis pobres labios”, clama su poema más logrado, garabateado poco antes de perder la vida en la batalla del río Somme, al norte de Francia, una de las refriegas más atroces, en la que, tan solo el primer día, murieron casi 20.000 británicos. Tenía 27 años.

“Ayúdame a morir” La gama temática se modula en función del transcurso de la Gran Guerra. Frente al fervor inicial, van teniendo más cabida el homenaje a los ausentes, el canto a la amistad, la comprensión hacia el desertor, el análisis del miedo, el presentimiento de la muerte… “Por todos los placeres que voy a perderme, / ayúdame, Señor, ayúdame a morir”, clamó William Noel Hodgson en 1916, dos días antes de que fuera ayudado ―es un suponer― a tal fin. Tenía 23 años.

Unos poemas invocan a Dios (que, por supuesto, luchaba del lado británico), al paisaje desolador, a la oscuridad y el inquietante silencio, al ruido estremecedor del combate, al amor que daban por perdido, incluso al enemigo visto como hermano: “Cuando haya paz, entonces podremos ver de nuevo / con nuevos ojos, la verdadera forma del otro y su grandeza”, augura Edwards Thomas. Estaba casado y tenía hijos. Aún no había cumplido los 39 al morir.

Y tiznando todos los argumentos, las miserias: “[…] por una camisa infectada de parásitos / lanzó aquel soldado de su garganta / juramentos / que amedrentarían a un dios, pero no a los piojos”. Son versos de Rosenberg, que murió en el frente a los 28 años.

La poesía de los combatientes gravita sobre el ser humano; pocas disquisiciones en abstracto, pocas cuestiones etéreas. La muerte les aprieta el paso: “Tal cual, tal cual es la Muerte: ni triunfo ni derrota, / solo un balde vacío, un pizarrón completamente borrado, / una piadosa supresión de los que ha sido”, firma Sorley. Tenía 20 años cuando lo mataron.

Llegaron las antologías De la liberación poética que sintieron los soldados dio buena cuenta una antología que conmocionó al mundo: Sobre la línea de la muerte. Los poetas de la guerra 1914-1918, compilada por el editor Brian Gardner. Reunía a cien voces que escribieron en el frente. Los más jóvenes cayeron a los 20 años. Los más veteranos, a los 45. La editorial Linteo ha sintetizado esa selección y ha

20 publicado recientemente 20 de ellos bajo el título Tengo una cita con la muerte. Poetas muertos en la Gran Guerra.

Otra antología, en español también, rinde homenaje a estos soldados con instinto poético: Dulce et decorum (El Armadillo Ilustrado), realizada por los editores Ibone Elorriaga y José Antonio Ávila. El título es una cita del poema de Horacio, dulce et decorum est pro patri mori, “dulce y honorable es morir por la patria”.

De lenguaje incisivo, sencillo, rápido, por momentos tan caóticos como el Ulises de Joyce, escrito precisamente, al igual que La montaña mágica, de Thomas Mann, para tratar de comprender el desastre. Solo Graves, de todos ellos, culminó su carrera literaria. En el frente, con 21 años, escribió Muerte de un boche, apelativo despectivo con el que los franceses llamaban a los alemanes: “Fruncía el entrecejo y apestaba / de verdosa palidez su rostro y su uniforme / hinchada la barriga, con anteojos, el pelo al ras, / una sangre ennegrecida le manaba de la nariz sobre la barba”.

Solo Graves siguió cumpliendo años y más años. Solo Graves conoció la senectud. El resto tuvo que conformarse, como refleja el poema de Brooke, con anticipos. “Habían visto el movimiento, y escuchado la música; / conocido el sueño y ; amados; / orgullosamente queridos. / Habían sentido la rápida agitación del asombro; / sentado a solas; / tocado las flores, las pieles y las mejillas. / Todo esto ha terminado”.

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Libros

El universo o nada Elena Poniatowska Seix Barral 496 páginas ISBN: 978-84-322-2250-4 Elena Poniatowska, ganadora del Premio Cervantes 2013, cuenta en este libro la apasionante historia de su marido, Guillermo Haro, revolucionario, astrónomo y gran impulsor de la educación entre los jóvenes. Un mexicano universal que supo contagiar su pasión por la ciencia y cuya inteligencia lo llevó a crear los observatorios astronómicos del siglo XX en México. El retrato literario de este hombre de izquierdas es también la crónica de todo un país en una época convulsa, un siglo de cambios políticos en el que Haro luchó por superar las enormes dificultades para desarrollar su vocación científica y consagró su vida a desentrañar los misterios del cielo.

Usos y abusos de la historia Margaret MacMillan Editorial Ariel 224 páginas ISBN: 978-84-344-1735-9 El pasado podemos usarlo casi para cualquier cosa que se desee hacer en el presente: con responsabilidad, para obtener reafirmación, lecciones o consejos, pero también para abusar de él, para crear mentiras sobre un pasado que nunca existió o escribir historias desde una única perspectiva. Los usos y abusos de la historia dan para mucho. Esta obra analiza el modo en que se usa la Historia y en que se abusa de ella, en que se la manipula para justificar una matanza, una guerra o el poder de un tirano, y en que se la sustituye por leyendas urdidas para alimentar el narcisismo colectivo y para ennoblecer un pasado que no tuvo nada de ejemplar ni de glorioso, o que, sencillamente, no existió.

Inferno Dan Brown Editorial Planeta 640 páginas ISBN: 978-84-08-11417-8 En el corazón de Italia, el catedrático de Simbología de Harvard, Robert Langdon, se ve arrastrado a un mundo terrorífico centrado en una de las obras maestras de la Literatura más imperecederas y misteriosas de la Historia: el Infierno de Dante. Con este telón de fondo, Langdon se enfrenta a un adversario escalofriante y lidia con un acertijo ingenioso en un escenario de arte clásico, pasadizos secretos y ciencia futurista. Apoyándose en el oscuro poema épico de Dante, Langdon, en una carrera a contrarreloj, busca respuestas y personas de confianza antes de que el mundo cambie irrevocablemente. Otra obra del autor de dos grandes best sellers: El Código Da Vinci y Ángeles y demonios.

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Novedades audiodescritas

Más allá de la vida, de Clint Eastwood 2010 – 129 minutos Drama. Reparto: Matt Damon, Cécile de France, George McLaren, Frankie McLaren, Lyndsey Marshall, Bryce Dallas Howard, Jay Mohr, Thierry Neuvic, Richard Kind, Rebekah Staton, Declan Conlon, Stéphane Freiss, Marthe Keller, Derek Jacobi

Más allá de la vida narra paralelamente la historia de tres personajes que han tenido algún tipo de contacto con la muerte: una periodista francesa que estuvo a punto de morir durante el tsunami que asoló el Sudeste asiático en las Navidades de 2004; un niño que pierde a su hermano gemelo en un terrible accidente y que busca respuestas, y un norteamericano que tiene el don de comunicarse con los muertos.

Esta película está disponible en el número 469 del catálogo.

Doce del patíbulo, de Robert Aldrich 1967 – 145 minutos Bélico Reparto: Lee Marvin, Charles Bronson, John Cassavetes, Ernest Borgnine, George Kennedy, Ralph Meeker, Donald Sutherland, Telly Savalas, Jim Brown, Richar Jaeckel, Trini Lopez, Robert Ryan, Clint Walker, Robert Webber, George Kennedy

El comandante Reisman es un oficial estadounidense que se ha distinguido por su valor en la campaña de Italia, durante la Segunda Guerra Mundial. Pese a ello, su mayor virtud no es la disciplina, por lo que las relaciones con sus superiores son más bien tensas.

Sin embargo, debido a su brillante historial militar, no dudan en encargarle una misión suicida: asaltar una fortaleza nazi y matar a sus ocupantes, todos ellos altos mandos del régimen. Para ello, Reisman tendrá que someter a un durísimo adiestramiento a doce presidiarios.

Puedes encontrar Doce del patíbulo en el número 470 del catálogo.

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Malos malísimos

Vlad Tepes el Empalador, el Drácula histórico

Por Ignacio Santa María

El escritor irlandés Bram Stoker dio vida en 1897 al conde Drácula, un personaje de ficción que alcanzó fama mundial e inauguró lo que se puede considerar un género literario y cinematográfico por derecho propio: el de las historias de vampiros. Para construir su personaje, Stoker se inspiró en Vlad Tepes, un príncipe que a mediados del siglo XV gobernó Valaquia (actual Rumanía) con puño de hierro y combatió a sangre y fuego al Imperio Otomano. Historia y leyenda se entremezclan en esta figura histórica que se caracteriza por una crueldad y un sadismo sin límites.

Sangre. El Drácula literario la bebía para sobrevivir, o mejor dicho para perpetuarse como criatura “no muerta”. El Drácula histórico simplemente derramaba la de sus muchas víctimas por puro placer. No es la única diferencia entre ambos personajes, como ahora veremos.

Antes de crear al conde Drácula, su más famoso personaje literario, Bram Stoker se documentó profusamente sobre la historia y los paisajes de Transilvania, la región que ocupa el centro de Rumanía. En particular, le influyó mucho la lectura de una obra de Emily Gerard titulada La tierra más allá de los bosques, que precisamente eso es lo que significa Transilvania. También devoró un informe acerca de los principados de Valaquia y, sobre todo, se sumergió en las historias y leyendas que le narraba en persona un erudito húngaro afincado en Londres llamado Arminius Vámbery.

Esto explica que, aunque Stoker nunca viajó a Rumanía, supiera retratar con una precisión minuciosa algunos paisajes y lugares reales de Transilvania, como el castillo del conde, inspirado en la fortaleza de Bran, o la posada “Corona de Oro”, en la ciudad de Bistrita. Aparte de estas coincidencias, la novela y su personaje central en nada se parecen a la verdadera historia del temible Vlad Tepes, príncipe cruel y sanguinario que reinó en Valaquia durante 27 años con el título de dracul, y que muy pronto se ganó el apodo de “el Empalador”.

Bajo la amenaza del sultán Hasta nuestros días han llegado unos pocos retratos del príncipe Vlad Tepes, algunos fechados solo unos pocos años después de su muerte y en los que aparece luciendo lujosos ropajes y un gorro de terciopelo adornado con una corona de diamantes. Su cara huesuda está atravesada de lado a lado por un insolente mostacho, la nariz es larga y aguileña, el gesto adusto y la mirada amenazadora. La maldad se puede leer en su rostro, enmarcado por una larga cabellera negra.

Para entender bien la figura de Vlad Tepes es necesario situarla brevemente en su contexto histórico. A principios del siglo XV, los turcos habían

24 conquistado Grecia, Bulgaria y Serbia, y avanzaban hacia el norte y el oeste de Europa. El lugar de paso obligado en esa expansión que parecía irreversible eran los territorios en los que ahora se ubican Hungría y Rumanía. La política del emperador alemán Segismundo para frenar el avance otomano era apoyar a locales de estas tierras para que lucharan ferozmente contra los turcos. Uno de los cabecillas que más se afanó en la guerra contra el Imperio de la Sublime Puerta fue precisamente Vlad Tepes.

Tepes nació en 1431 en la bella localidad transilvana de Sighisoara. Su infancia se vio truncada a los 11 años. A esa edad, él y su hermano menor Radu fueron entregados por su padre como rehenes al sultán Murad II, a cambio de un alto el fuego. El escritor Juan Jacinto Muñoz Rengel relata así el cautiverio de los dos hermanos: “Mientras Radu halló refugio en los placeres y exquisiteces de la Sublime Puerta y llegó a formar parte del harén del sultán, Vlad destacó por su agresividad y perversión, y al parecer provocaba pavor entre sus carceleros. Se dice que en las horas de tedio se distraía empalando los insectos, roedores, gatos y perros que caían en sus manos”.

Fue así como Vlad se inició en la práctica de su tortura favorita: el empalamiento, que luego aplicaría de forma habitual a innumerables seres humanos. Esos años de cautiverio, sin duda forjaron su carácter despiadado, como confirma el historiador Ricardo Angosto: “La paradoja de Drácula es que su monstruosa actuación, sus aberrantes y crueles prácticas fueron aprendidas en la corte del sultán y luego puestas al servicio de los cristianos. Aprendió de los turcos la utilización de la tortura y la aplicación de los más sutiles tormentos a sus enemigos, y aportó a esas técnicas un sadismo sanguinario y una absoluta falta de piedad hacia sus enemigos, adversarios o simples víctimas que osaban cruzarse en su camino”.

Orgías de sangre Tras el cautiverio, Tepes retornó a Valaquia y, en 1448, con apenas 17 años, ascendió al trono de este Principado de la mano del emperador Segismundo, que le otorgó el título de dracul. Comenzaba así un reinado de terror, en el que Drácula utilizó la tortura y el asesinato de manera sistemática.

En su biografía de Tepes, el autor alemán Ralf-Peter Märtin ofrece una espeluznante lista de las torturas que el príncipe aplicaba a sus víctimas, a veces con sus propias manos: “Decapitar, mutilar narices, orejas, órganos sexuales y labios, cegar, estrangular, ahorcar, quemar, hervir, despellejar, asar, desmembrar, clavar, enterrar vivo, apuñalar, arrojar a las fieras, dejar caer a las víctimas sobre palos puntiagudos, obligarlas a comer carne humana, someterlas al tormento de la rueda, marcarlas al hierro candente”.

Once años después de llegar al poder, Tepes se enteró de la conspiración que algunos nobles de la región habían tramado para asesinar a su padre mientras él estaba en el exilio. Su terrible venganza fue planificada con esmero. Invitó a todos los jefes de la conspiración y sus familias a un gran banquete en su palacio. Tras la cena, separó a los ancianos, las mujeres y los niños y los empaló en el acto. Sus cadáveres permanecieron empalados en las afueras del palacio hasta su total descomposición. A los varones jóvenes no los mató, pero

25 les forzó a caminar sin descanso 80 kilómetros hasta la cima de un monte. Una vez allí, los obligó a construir un castillo. Trabajaron hasta morir de frío, agotamiento o inanición.

Drácula aplicó la misma estrategia con otros enemigos o con súbditos a los que quería eliminar. Un buen día decidió liquidar a todos los pobres que vivían en sus dominios. Invitó a todos los menesterosos a un gran festín y, cuando estaban sentados a la mesa, cerró puertas y ventanas y prendió fuego a la sala. Los quemó vivos. Así fue como el Empalador erradicó la pobreza en su reino. Después de esto les tocó el turno a los gitanos. Tomó como prisioneros a 300 personas de esta etnia y les obligó a devorarse unos a otros.

Como es lógico, quienes más sufrieron la crueldad sin límites de Tepes fueron sus enemigos naturales: los turcos. Drácula mandó destruir y arrasar cientos de ciudades y aldeas otomanas y matar a todos sus habitantes, pero no dudaba en hacer lo mismo en poblaciones de Valaquia si detectaba el más mínimo conato de rebelión entre sus súbditos. Así lo hizo con ciudades como Brasov (situada a pocos kilómetros de su castillo), Fagaras, Amlas y Sibiu. Las arrasó, empaló a sus habitantes y quemó todas sus cosechas hasta convertirlas en suelo desértico.

Encarcelamiento, reconquista y muerte En 1463, el rey de Hungría, Matías Corvinus, pese a ser aliado de Tepes, decidió poner fin a semejante ola de destrucción y muerte y lo encarceló en las mazmorras de su palacio. Este nuevo cautiverio duró 12 años, en los que nuestro tenebroso protagonista volvió a su vieja afición de empalar insectos, roedores y otros pequeños animales, aunque también aprendió el más edificante oficio de la encuadernación de libros.

Cuando el rey húngaro lo puso en libertad en 1475, Tepes comprobó con estupor que los turcos habían tomado el control de Valaquia y decidió refugiarse en la ciudad transilvana de Sibiu, donde esperó el momento para lanzar nuevas campañas bélicas contra los otomanos. Con la ayuda de los húngaros, Drácula formó un ejército con el que logró reconquistar, en menos de un año, Transilvania y toda la Valaquia, así como perseguir y hostigar a los turcos hasta Bosnia.

Pero justo cuando volvía a recuperar su poderío militar, fue traicionado y degollado por la espalda por su lugarteniente Laiota Basarab, quien había pactado en secreto con el sultán Mehmed II (hijo de Murad II) entregar a Tepes a cambio de ocupar el trono de Valaquia. Así fue como el traidor se convirtió en el príncipe Basarab III, con el beneplácito del sultán, quien recibió como regalo la mismísima cabeza del Empalador. Es así como termina la historia del verdadero Drácula. En comparación con semejante monstruo, el elegante y seductor conde vampiro creado por Bram Stoker ciertamente parece un angelito.

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Efemérides

La presa de Asuán cumple 50 años

La presa de Asuán, visita ineludible para el turista que viaja hoy a Egipto, está de aniversario. Este mes se cumplen, en concreto, 50 años de la inauguración de la primera fase de la “gran presa”, obra de ingeniería que acometió el presidente Gamal Abdel Nasser y que dio lugar a la formación del lago Nasser, el embalse más grande del mundo.

La inauguración tuvo lugar el 15 de mayo de 1964, y corrió a cargo del presidente Nasser, que contemplaba la presa como “un símbolo creador y vivificador”. “No es un cuerpo de piedra sin vida”, dejó claro ese día.

Lo acompañaba el dirigente de la URSS, Nikita Kruschev, quien ofreció su ayuda para su construcción y acabó asumiendo, de hecho, un tercio del costo de la inmensa presa de piedra y arcilla.

La presa de Asuán permitió racionalizar los cultivos de regadío a orillas del Nilo y ayudó a evitar inundaciones. Su diseño, sin embargo, planteó algún que otro contratiempo: hubo que anegar la tierra en la que vivían 60.000 nubios y fue necesario trasladar 24 monumentos ―entre ellos, el complejo de Abu Simbel― a ubicaciones más seguras. Otros, como el templo de Debod, fueron donados a los países que colaboraron en el rescate.

Las obras de la presa de Asuán finalizaron en su totalidad el 20 de julio de 1970. Seis meses después, el 17 de enero de 1971, tuvo lugar la inauguración definitiva.

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HASTA EL PRÓXIMO NÚMERO...

Aquí termina la revista Conocer. Ya estamos preparando el siguiente número, en el que te pondremos al día de la actualidad nacional, internacional y cultural. Y ya sabes que puedes proponernos temas que sean de tu interés, enviarnos tus comentarios, dudas y sugerencias.

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