Breve Memoria De Los Cafés De Mérida*
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Breve memoria de los cafés de Mérida* Roldán Peniche Barrera "Café —dirá nuestro Serapio Baquei- del 22 de junio de 1792, había pensa- ro Barrera (Parsifal) por 1937—, rene- do detenerse en la casa de su tesorero grido como la laca disuelta, igual al para tomar café y jugar una partida que insaciablemente bebía Voltaire, de naipes, lo que impidió un jinete hasta que sus nervios vibraban como embozado emergido de la oscuridad tensas cuerdas de lira…" Y Parsifal, con aquel certero lanzazo que le par- gran "cafeteador" él mismo, prefi ere tió el corazón al gobernante. En aque- motejar a la bebida como "café, licor llos tiempos se prefería cordialmente de las ideologías", frase atribuida a la taberna, pero es prudente suponer Boutroux, en vez del "néctar negro de que en las fondas y fi gones de aquella los ensueños blancos", como quiere Mérida colonial se serviría café a los Peza, el cantor del hogar. parroquianos. Con todo, ante la au- En Mérida (y en otras ciudades de sencia de la imprenta en Yucatán y el Yucatán) los cafés son parte de la ru- desdén de nuestros historiadores por tina citadina a partir del siglo XIX. Y el asunto, poco o nada podemos decir no sé yo, quizá los había en el siglo al respecto. XVIII porque ciertamente ya se toma- En los periódicos del siglo pasa- ba café en Yucatán: se cuenta que el do se anunciaban los primeros cafés licenciado Sebastián de Maldonado conocidos en la ciudad de Mérida: apuró infi nitas tazas de café la noche por ejemplo en El Siglo Diez y Nueve que dispuso los atroces términos de leemos el 9 de septiembre de 1851 la ejecución del maya rebelde Canek de una fonda "situada en la calle de en diciembre de 1761, y que el go- la Cascarilla, casa núm. 4" (ubicación bernador Lucas de Gálvez, antes de que no he logrado precisar) que ofre- Roldán Peniche Barrera. Escri- tor, narrador y ensayista. Ha cumplir su cita con la muerte la noche ce "café solo y con leche". Signa el publicado en distintos pe- riódicos locales y nacionales así como revistas. Es autor de numerosos libros, princi- * Tomado de Memoria de los cafés de Mérida (y otras crónicas), de Roldán Peniche Barrera, 2008. palmente textos literarios. Es Fondo Editorial del Ayuntamiento de Mérida. también traductor. NÚMEROS 247-248 • CUARTO TRIMESTRE DE 2008 / PRIMER TRIMESTRE DE 2009 • 13 ROLDÁN PENICHE BARRERA anuncio un tal José Dolores Acosta. mercado: repostería y galletería, ofre- Diez años más tarde (1861) otro anun- ce "refrescos con hielo", licores fi nos, cio en la prensa nos revela la apertu- conservas alimenticias, dulces, etcé- ra del "café y restaurant de los Sres. tera, pero poco nos ilumina sobre la Montillet y Cía., calle del Degollado cuestión del café. frente a la placita, junto a la casa de El advenimiento del siglo XX nos la Sra. Da. Isabel Zavala". Entonces, revela un fl orecimiento de los cafés a mi entender, quedarían los dos es- en la ciudad: el Ambos Mundos (ca- tablecimientos citados como los cafés lle 61 por 60 y 62, actual ubicación precursores de los meridanos aunque del restaurante Nicte Há) deviene nada podemos decir sobre su clien- el más celebrado de todos ellos: es tela. Lo que sí no podemos admitir el café de moda por mucho tiempo, de ninguna manera es lo que nos se- pero no el más viejo en el siglo. An- ñala el Álbum Yucateco, publicado al tes, ya operan de acuerdo con esta- comenzar el XX: La Concordia dísticas del "Anuario del comercio, —afi rma— fundado por el Sr. W. Li- de la industria, de la magistratura zarraga Patrón el 28 de agosto de 1892 y de la administración de la Repú- es "el primer café que se estableció en blica Mexicana" de 1912, La Favorita Mérida", el Álbum pretende ignorar (60-503), La Espiga de Oro (61-501) —no sabemos si con buena o mala de Ildefonso Gómez, La Sin Rival fe— la institución de los cafés de los (63-502), desaparecido, ya en otra señores Acosta y Montillet estableci- ubicación, hace algunos años, Monte dos muchos años antes. La Concordia Carlo (61-502) de José de López, El ubicó en el número 500 de la calle 60 Fénix (59-502), El Universal (62-500) por lo que habría de ser céntrico. Nos de José Millet y El Olimpo (61-502), parece que el Sr. Lizarraga, su propie- enclavados en el centro de la ciudad tario, lo traspasó al Sr. José Llobregad y hoy todos difuntos. Ángel, de acuerdo con una informa- Pero hemos afi rmado que el Am- ción del "Directorio de la ciudad de bos Mundos es el más celebrado y Mérida" de 1896. Lizarraga, según la siendo asimismo el más concurrido, misma fuente, instaura la Lonja Me- expliquemos las razones de su po- ridana en 1899. Mas no quiero pro- pularidad: su privilegiada situación seguir mi crónica sin detenerme en en el lado norte de la Plaza Mayor La Estrella (Panadería y Café) sita en lo hace ser accesible a todo el mun- la calle de la Candelaria "frente al li- do; don Juan Ausucua, su fundador, ceo del Sr. Correa", ajustándome a lo es una especie de hombre-orquesta que dice La Revista de Mérida de 1874. que ha sido poeta, librero, editor de La Estrella es de hecho un pequeño los primitivos cancioneros yucatecos, 14 • REVISTA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN BREVE MEMORIA DE LOS CAFÉS DE MÉRIDA "mecenas de los pequeños genios que español Estanislao de Varela y Pena. se levantaban tarde" (nos dice Víctor De ofi cio marinero, Estanislao recaló M. Martínez) y el verdadero inven- en Yucatán, enfermó y perdió el bar- tor de la "cafetera rusa", implemento co de retorno a la Madre Patria, a la que destilaba directamente el café a que jamás regresó. Con los años tam- las tazas de los consumidores. Sobre bién perdería la razón. ¡Pobre Esta- el asunto leemos en la revista literaria nislao! "Cosa dulce es perder alguna Cervantes que publicaron Zamacois vez el juicio" dice Horacio, y su frase y Villaespesa hacia 1919: "Cafete- se cumple con este maníaco-depre- ra Mundial: la soberana de Ambos sivo que vestía con la extravagancia Mundos. La que elabora la greca di- propia de los enajenados, caldo de recta. Patente No. 1615, México. Pa- cultivo para las chusmas: cuando ha- tente No. 1256,429. Washington. Juan cía su entrada triunfal en el Ambos Ausucua, Café Ambos Mundos. Mundos, el maestro Martínez ya sa- Español, don Juan es un hombre bía que tenía que tocar El mantón de la mar de amable que conoce su ne- Manila, pegajosa tonadilla de La ver- gocio comme il faut; el café lo sirven bena de la paloma. ¡Si tan sólo hubiese en su establecimiento "graciosas y sabido el maestro Bretón para qué fi - esbeltas mujercitas" y para deleite de nes se emplearía su "mantón"…! No su clientela ha contratado al maestro es mi propósito hacer un listado de Leopoldo Martínez, de hirsuta cabe- los integrantes de la disímil clientela llera que nos recuerda a los románti- del Ambos Mundos; limitémonos a cos alemanes, quien toca al piano las mencionar a los escritores españo- piezas de moda y alegres highlights les Francisco Villaespesa, Eduardo de operetas y zarzuelas en boga. ¿Y Zamacois, Gregorio Martínez Sierra, la parroquia, los habitués que dan Eugenio Noel; al poeta árabe Habbib carne y espíritu al establecimiento? Estéfano; Ricardo Mimenza Casti- Tengo para mí que era lo mejor del llo, Carlos Duarte Moreno (quien, negocio pues conjuntaba a la intelec- según Víctor M. Martínez "con plu- tualidad, a toreros y educadores dis- ma magnífi ca, retrató con pinceladas tinguidos, a políticos, a hombres de iniciales este viejo café…") y Serapio empresa, a periodistas y a una multi- Baqueiro Barrera. tud de desocupados. Los meridanos Otros de los contertulios del Am- viejos recuerdan divertidos la espec- bos Mundos fueron los maestros de tacular aparición en el lugar, a me- artes plásticas Ignacio Rubio Milán, dia mañana, de aquel chifl ado que Miguel Ángel Fernández, Víctor devino en místico y que tanto dio Montalvo, Víctor M. Reyes y Alfon- de hablar en la ciudad: el ciudadano so Cardone; también Alfredo Barrera NÚMEROS 247-248 • CUARTO TRIMESTRE DE 2008 / PRIMER TRIMESTRE DE 2009 • 15 ROLDÁN PENICHE BARRERA Vásquez y Ermilo Abreu Gómez (en- Yucatán, es cierto, disfruta de una frascados en interminables discusio- época de bonanza con las altas ven- nes), Joaquín Pasos Capetillo, Marcial tas del henequén. Cervera Buenfi l, los poetas Ernesto Un posible café rival del Ambos Albertos Tenorio, Aurelio Veláz- Mundos (por su ambiente y por su quez, Ricardo López Méndez, Luis cercanía) llegaría a ser El Louvre que Rosado Vega y Alberto Bolio Ávila; también data de principios del siglo. José Bálsamo (Camilo Pavía), autor de (Algunos viejos meridanos sitúan su aquellas afables "Ventanas" del Dia- apertura por 1909). El Louvre ocupa, rio de Yucatán; Manuel Sales Cepeda, entre todos los cafés de Mérida, la Carlos R. Menéndez, Antonio Mediz casa más antigua, predio que fue de Bolio, José María Covián Zavala, los Alonso López y Juan de Argáiz, le- educadores Gregorio Torres Quin- vantado hacia el ángulo noroeste de tero, José de la Luz Mena y Artemio la Plaza Mayor (calle 61 por 62) en el Alpizar Ruz y los epónimos general siglo XVI. Salvador Alvarado (gobernador del Y ciertamente, a pesar de las mu- estado) y Carlos Castro Morales. taciones que ha sufrido a través de Hablamos de 1918 (circa), tiempos los tiempos, conserva bastante de arduos de la I Guerra Mundial pero su porte original, de ese aire arcai- zante que lo distingue y que armo- niza con la fi sonomía histórica de la plaza, a pesar de la todavía inexpli- cable demolición de un querido ve- cino de ese predio: el edifi cio de El Olimpo.