Descripción De Las Islas Canarias
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COLECCIÓN DE CLÁSICOS CANARIOS L. TORRIANI DESCRIPCIÓN DE LAS ISLAS CANARIAS Traducción, Introducción y Notas por ALEJANDRO CIOFANESCU Con 60 ilustraciones GOYA EDICIONES SANTA CftUZ DE TENERIFE 19 5 9 íi^ GOYA EDICIONES BIBLIOTECA I J?^vr-'S!TAR!A LAS'' ^'ARIA IS'.-' Copiia 1113— TORRIANI DESCRIPCIÓN DE LAS CANARIAS COLECCIÓN DE CLÁSICOS CANARIOS Bajo la dirección da AL. CIORANESCU II L. TORRIANI DESCRIPCIÓN DE LAS CANARIAS LEONARDO TORRIANI DESCRIPCIÓN E HISTORIA DEL REINO DE LAS ISLAS CANARIAS aníes Afortunadas, con el parecer de su fortificaciones Traducción del Italiano, con Introducción y Notas, por ALEJANDRO CIORANESCU GOYÁ EDICIONES SANTA CRUZ DE TENERIFE 1959 © GOYA EDICIONES Depósito legal T F 223 Impreso en Goya Aries Gráficas Dr. AUarí, 2ó - 32 Tenerife INTRODUCCIÓN A obra del cremonés Leonardo Torriani, que hoy L presentamos en traje español a los historiadores y a los curiosos en general, es una de las fuentes históricas más interesantes para el conocimiento del pasado canario.: Su existencia ha sido conocida desde hace muchos años y, por decirlo así, desde siempre, pues su contemporáneo, el padre fray Alonso de Espinosa, mencionaba ya en 1594 la existencia de «Leonardo Turian, ingeniero, que con sutil ingenio y mucho arte escribe la descripción destas islas».^ Repetida por Núñez de la Peña,^ la noticia se hallaba así in tegrada en la bibliografía insular, pero sólo como un pium desiderium, como una obra de que se sabía que había existi do en su tiempo, pero que estaba fuera del alcance de los in vestigadores, ignorado durante varios siglos su paradero. ' Fray ALONSO DE ESPINOSA, Del origen y milagros de la santa imag'eA de Nuestra Señora de la Candelaria, Santa Cruz de Tenerife 1952, pág. 87' (libro III, cap, 1), Se sabe que la primera edición de esta obra se publicó en Sevilla, en 1594; pero la obra estaba ya escrita en 1591. ? JUAN NÚÑEZ DE LA PEÑA, Conquista y antigüedades de las islas de ¡a Gran Canaria, Madrid 1676. XII TOERIANI A\ renovarse los métodos de los estudios históricos du rante el siglo XIX, y al concederse a las fuentes la importan cia y el interés que les seguimos atribuyendo, volvió a des pertarse la curiosidad hacia esta obra capital de la historio grafía isleña. Rene Verneau tuvo la ocasión de consultarla, aunque indirectamente, y de obtener copia de parte de su texto y de algunos dibujos, que más tarde cedió al Museo Canario de Las Palmas.^ Agustín Millares Torres la mencio na en su obra.^ Antonio María Manrique tuvo comunica- i ción, por medio del entonces director de la Biblioteca Na- | cional de Lisboa, don Gabriel Pereira, de la existencia de la | copia lisboeta de la obra italiana, y la participó a la Real | Sociedad Económica de Tenerife;^ y se puede decir que, sí ^ no se pensó desde entonces en sacar copia y en mandarla § imprimir en las islas, parece ser porque se estaba esperando | igual resultado' de parte del conocido investigador alemán f Birch, o de lord Bute, quienes se sabía que habían estudiado I el mismo manuscrito, con independencia el uno del otro, y 1 sin haber llegado a concretar el resultado de sus estudios | en forma de trabajo publicado. En 1928, el profesor | L. Boúrdon había sacado copia del manuscrito de Coimbra, I con intención de publicarlo en la colección de la Universi- | ' RÉNB ÁERNEAU, Rapport sur une mission -scientifique dans Varchipel, canariért, eñ'^Atdiives des Missions scientifiques», XI (1887); y Cinq années de séjouraux iles Canaries, París 1891, pág. 72. Sobre todos los antecedentes del conocimiento de Torriani en las islas, cf. sobre todo A. RuMEu DE ARMAS, Piraterías y ataques navales en las islas Canarias voí. II, Madrid (1948), págs. 334r56. , .^AGUSTÍN MILLARES TORRES, Historia general de las islas Canarias, • vol. II, Las Palmas 1893, pág. 163. * «Boletín de la Real Sociedad Económica de Amigos del País», núm. 22, de 28 de mayo de 1899. INTRODUCCIÓN xm dad de dicha ciudad; pero tampoco llegó a realizarse este proyecto.^ Por fin, fue mérito del conocido investigador austriaco, Dominik Josef Wolfel, el haber publicado por , primei-a vez el texto de la obra de Torriani. Su edición, que conocen bien los investigadores canarios,' y cuyo mérito y utilidad son igualmente evidentes, tuvo, sin embargo, la mala suerte de publicarse en pleno período de guerra, de modo que su difusión fue sumamente deficiente. La mayor parte de sus ejemplares se perdieron por efectos de la misma guerra, de modo que incluso las grandes bibliotecas que lo poseen se pueden contar con los dedos de una sola mano. Donde más número de ejemplares llegó a repartirse fue sin duda en Ca narias, debido a las amistades y relaciones personales del investigador; pero, así y todo, en las mismas islas, donde era natural despertase su edición mayor interés, son muy contados los poseedores de tan preciosa publicación. Si se añade a esto la circunstancia de haberse publicado el texto en italiano, con una traducción alemana, que sólo ayuda muy poco a los lectores españoles; el faltar en dicha edición numerosos capítulos, que se publicaron únicamente en una revista italiana de especialidad y prácticamente inasequible; el haberse dejado de publicar un gran número de documen tos iconográficos, que todavía siguen inéditos; y el haber escapado a las indagaciones del editor casi toda la informa- ' LáoN BousDOHiL'émption du Teguseo-Tacande, décritepar L Torriani, en «Hespéris», XXXVII (1950), pág. 118. ' LEONARDO TOKRIANI, Die Kanarische Inseín and ihre Urbewohner, eine unbekannte Bilderhandschrift vom Jahre 1590, im italienischen Urtext und in deutscher Uebersetzung herausgegeben von Dr. Dominik Josef Wolfel, Leipzig 1940. En 8.° de 323 páginas. XIV TORKIANI Gidn referente a la persona del autor, a su biografía y, en particular, a su estancia en las islas; se comprenderá por qué hemos creído oportuna la publicación en español de la importante obra del ingeniero italiano. Leonardo Torriani La familia de los Torriani, de antigua alcurnia en Lom- bardía, tuvo extensas ramificaciones, que no es posible ni útil estudiar aquí. De una rama establecida en Cremona descienden los dos Torriani que interesan por haber vivido y trabajado en España, Giovanni o Juanelo y Leonardo To rriani. El primero, conocido constructor de relojes y autor del famoso ingenio que surtía de agua a la ciudad de Tole do, sólo figura aquí porque su nombre se ha relacionado alguna vez con el. segundo, debido a la identidad de su ape llido y de su patria. Juanelo Torriani vivió de 1500, más o menos, hasta al 13 de junio de 1585, fecha en que falleció en Toledo, siendo sepultado en la iglesia del Carmen Calzado.^ Había empeza do a servir a Carlos Quinto en 1529; pero no consta su pre- ' Sobre Juanelo, cf. sobre todo EUGENIO LLAGUNO Y AMIROLA,, Noticia de los arquitectos y arquitectura en España, vol. II, Madrid 1829, pa'gs. 100-5 y 245-58; FELIPE PICATOSTE, Apuntes para una biblioteca científica española del siglo XVI, Madrid 1891, págs. 317-19; JEAN BABELON, Gianello della Torre, horloger de Charíes-Quint et de Philippe 11, en «Revue de l'Art ancien et moderne», XXXIV (1913), pa'gs. 269-78; F. J. SÁNCHEZ CANTÓN, Juanelo Torriani en España, en «Revista de la Sociedad española de Ex cursiones», XLI (1933); y A. RUMEU DB ARMAS, Piraterías y ataques navales contra las islas Canarias, vol. 11, págs. 365-67. No se ha señalado el elogio que de él y de su reloj astronómico hace su compatriota ALESSANDRO LAMÍ, 5oár«o, Cremona 1573, págs. 58-60. INTRODUCCIÓN XV sencia en España antes de ia abdicación del Emperador, á quien dicen que acompañó en su retiro de Yuste.^ Los por menores de su biografía sólo nos interesan aquí en la medi da en que pueden servir a ilustrar su posible relación con Leonardo. Añadiremos, pues, que la única heredera de Jua- nelo fue su hija, Bárbara Medea Turriano, quien falleció por abril de 1601, y tuvo dos hijos, al parecer naturales: Juanelo, quien falleció en 1597, dejando en gran miseria a su mujer y a sus hijos, y Gabriel, quien murió de un mos quetazo en la guerri: de Sicilia, año de 1616. En la introducción de su mencionada edición, D. J. Wólfel apuntaba la posibilidad de que Leonardo To- rriani fuese hijo de Juanelo; y, con independencia de su tra- ' La entrada en servicio de Juanelo en 1529 se certifica por la crt5nica de B. SACCI, Historia Ticinensis, VII, 17 (en I. G. GRAEVIUS Thesaums antiquitatum et historiarum Italiae, vo!. III, 1, Leyden 1704, col. 710). Con motivo de la coronación del César en Bolonia, se le enseñó un reloj as tronómico que años antes había sido construido para Gian Galeazzo Visconti, pero que había dejado de funcionar. Al querer el emperador que alguien lo arreglase, nadie se atrevió a comprometerse; «unus accessit loanes Cremonensis, cognomento lanellus, adspectu informis sed ingenio clarus, qui tantum opus speculatus, refici posse madiinam c ixit». El Em perador le encargó la fabricación del reloj, que tardó veinte años en tra zarla, y tres años y medio en ejecutarla. Hemos indicado todos estos detalles, para decir que no creemos, con los demás biógrafos de Juanelo, que el encargo que se le dio de fabricar un reloj para el Emperador fuese una verdadera entrada a su servicio. Juanelo siguió viviendo en Italia, donde trabajaba como relojero efi la ciudad de Milán, en 1550 (cf. «Ar^ chivio storico lombardo», XIII (1903), págs. 201-2); y sólo uno o dos añoá después, es decir, poco tiempo antes de la abdicación de Carlos- Quinto, al pasar los 23 años que sabemos tardó la fabricación de su reloj, se fue a presentarlo al Emperador, quedando después a su servicio, y en el de Felipe II.