Nómadas (Col) ISSN: 0121-7550 [email protected] Universidad Central Colombia

Bengoa, Guillermo HORIZONTE VELLUDO: PAISAJE Y PODER EN LA PAMPA Nómadas (Col), núm. 22, abril, 2005, pp. 102-113 Universidad Central Bogotá, Colombia

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EN LA PAMPAPÁGS.: 102-113

Guillermo Bengoa*

Al final, triunfa la pampa y ostenta su lisa y velluda frente, infinita, sin límites. D. F. Sarmiento, Facundo, civilización y barbarie, 1845.

La pampa no está de moda. No tiene el esplendoroso atractivo amazónico, ni despierta la inquietud de los ecologistas, pero bajo su tranquilo aspecto se esconden enormes y extrañas capacidades. En este trabajo veremos la singularidad de la pampa como ecosistema y las influencias que el paisaje genera en el hombre tomando como ejemplo un episodio de la llamada “Conquista del desierto”: la construcción de la Zanja Alsina, intento de controlar a los indígenas a través de una invertida “muralla china”. Palabras clave: pampa, paisaje, poder, desierto, percepción.

O pampa não está na moda. Não tem o esplendoroso atrativo amazônico, nem desperta a preocupação dos ecologistas, mas sob o seu tranqüilo aspecto se escondem enormes e estranhas capacidades. Neste trabalho veremos a singularidade do pampa como ecossistema e as influências que a paisagem gera no homem, tendo como exemplo um episódio da chamada “Conquista do Deserto”: a construção da Vala Alsina, tentativa de controlar os indígenas através de uma “muralha chinesa” invertida. Palavras-chave: pampa, paisagem, poder, deserto, percepção.

The pampa is not in fashion. It does not have the splendid attractiveness of the Amazon mor the worries of ecologists. But behind its calm aspect, strong contradictions lie. This paper will develop two aspects: the singularity of the pampa as an ecosystem and the influences that the landscape generates in its habitant. It takes as an example one episode from “the ”: the construction of the “Zanja Alsina”, an intent to control the native through a “reverse Chinese Wall”. Key words: pampa, landscape, power, desert, perception.

ORIGINAL RECIBIDO: 15-XI-2004– ACEPTADO: 25-I-2005

* Arquitecto, profesor de Historia de la Arquitectura, Universidad Nacional de Mar del Plata y de Gestión Ambiental, Universidad Nacional del Centro. E-mail: gbengoa@ mdp.edu.ar

102 NÓMADAS BENGOA, G.: HORIZONTE VELLUDO: PAISAJE Y PODER EN LA PAMPA El estado de la bían desaparecido hacía mucho do el indio también dio un salto naturaleza tiempo y los guanacos y llamas es- de siglos. De un conquistado se taban refugiados en la región se- transformó en un conquistador. La pampa es una enorme pla- rrana. La existencia de nichos Las distancias se le empequeñe- nicie herbácea de 500.000 km2, ecológicos vacíos para grandes cieron”. L. V. Mansilla (1956: 71), casi sin equivalentes en el mundo. herbívoros explica, según N. quien convivió con los indios Las temperaturas benignas, las llu- Gligo y J. Morello (1980: 112), ranqueles a fines del siglo XIX vias regulares durante todo el año “la explosiva multiplicación de describe la unión aborigen-caba- y el suelo con alto contenido de caballos y burros salvajes y vacu- llo: “El indio vive sobre el caba- materia orgánica la hacen muy nos criollos en las del llo como el pescador en su barca; apta para el desarrollo humano, a cono sur. [...] Estos hatos salvajes su elemento es la pampa, como pesar de la ausencia de árboles, de- de vacunos y de caballos crearon el elemento de aquél es el mar”. bida al denso manto de pasto que un ecosistema seminatural duran- al sombrear las semillas impiden su te la conquista y la guerra contra Estos espacios vacíos permitie- desarrollo. El ombú, ron la explosiva mul- en realidad una enor- tiplicación del ganado, me herbácea y no un que enriqueció el árbol, procuraba has- ecosistema pampeano ta hace menos de un a través de un mecanis- siglo el único y escaso mo que A. Brailovsky refugio: “Aquí estás, (1991: 113) resume ombú gigante / a la ori- así: “La introducción lla del camino / indi- del ganado significó un cando al peregrino / no súbito enriquecimiento siga más adelante / en del suelo pampeano. la llanura sin fin. / Tú Sus deyecciones y sus señalas las barreras / restos reactivan el re- que dividen el desier- ciclado del nitrógeno y to, / y oyes el vago con- provocan un desequi- cierto / que alzan las librio ecológico de auras ligeras / de la magnitud. El rápido pampa en el confín”; reciclado del nitróge- decía B. Mitre en 1842. Transhistorias, José Alejandro Restrepo, BLAA, 2001 no causó un fenóme- no conocido como A la llegada de los españoles el indio, a los que se sumaron ade- rejuvenecimiento del ecosistema. al Río de la Plata, en 1516, esta más carniceros también introdu- [...] Estos cambios ecológicos impli- región tenía muy pocos habitan- cidos, como las jaurías de perros can la creación de nuevos nichos, tes, pero en menos de doscientos salvajes. A los ochenta años de in- es decir de nuevas oportunidades años la población indígena au- troducido el caballo cimarrón, el de desarrollo para otras especies ani- mentó notablemente. Este fenó- indio alcanzó una rápida y eficien- males y vegetales”. En resumen, los meno, contradictorio con lo te cultura ecuestre, totalmente cambios ecológicos que facilitaron ocurrido en el resto de América, adecuada a sus actividades gue- la expansión de los ganados posi- se debe posiblemente a que antes rreras”. Esta nueva relación y sus bilitaron también la repoblación de de la Conquista, esta era una consecuencias sociales y territo- la pampa por parte de tribus indí- región en donde las proteínas ani- riales son remarcadas por A. Yun- genas, ya que era un inmenso ni- males eran de dificultosa recolec- que (1969: 20): “al saltar sobre cho ecológico “incompleto”, apto ción. Los grandes herbívoros el caballo en pelo y transformarse para recibir una enorme cantidad pleistocénicos (milodón, caballo en uno de los grandes jinetes que de grandes herbívoros que aprove- americano, megaterio, etc.) ha- han visto las caballerías del mun- charan sus pastos.

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 103 Opiniones de viajeros nuras monótonas”. Darwin (1921: para considerarla perfectamente 153) escribe: “La distancia desde la plana”. (1921: 205). Esa misma sen- A través de relatos de viajeros posta era de unas seis leguas, sobre sación transmite Mac Cann al co- veremos algunas de las caracterís- una llanura uniforme del mismo menzar su viaje: “Cuando, después ticas del paisaje pampeano: la in- carácter que antes [...] El extraño de levantados, salimos, quedé sor- mensidad, el silencio, el horizonte aspecto de esta montaña contrasta prendido ante la llanura tan perfecta continuo en los 360 grados, la au- con el extenso mar de tierras que, que se dilataba ante nosotros por sencia de planos perceptuales inter- tendiéndose en torno de ella, no todos lados, no se advertía en una medios, la carencia de alturas desde sólo llega al pie mismo de sus la- extensión inmensa la más leve on- donde observar, el aburrimiento deras, sino que separa las sierras dulación... todo el territorio, es una causado por la monotonía del pai- paralelas”. Luego racionaliza la vasta llanura herbosa, o pradera, la saje. Utilizaremos como referencia abrumadora experiencia de inmen- mayor parte de la cual parece, a la a Félix de Azara, un oficial geógra- sidad que le suministran los senti- vista, rasa”. (1986: 45). fo español que en 1796 recorrió la dos: “Por espacio de muchas leguas frontera sur y oeste del país; a Char- al norte y al sur de San Nicolás y La ausencia de referencias vi- les Darwin, que en 1833 desembar- Rosario el terreno es realmente lla- suales, consecuencia de esta plani- có en la desembocadura del Río no. Todo cuanto los viajeros han cie absoluta y del despoblamiento Negro y cabalgó desde Bahía Blan- escrito sobre su perfecta horizon- arbóreo, apuntan a un necesario ca hasta Santa Fe; y a William Mac talidad apenas puede tildarse de refinamiento de los sentidos. Escri- Cann, un comerciante británico exagerado”. El naturalista nota la be Mac Cann: “A medida que que en 1848 realizó un recorrido evolución de sus capacidades sen- avanzábamos por esa extensión tan por . soriales. Al volver a lue- salvaje, sentíame impresionado por go de recorrer la pampa, escribe: su soledad y melancolía; ni rocas, Dice Darwin, hablando de la “Advierto que ahora me parece esta ni ríos, ni una loma, ni un árbol al- monotonía del paisaje (1921: 153): región muy distinta de cuando la teraban la monótona y mustia lla- “Frecuentemente pasan inadver- vi por primera vez. Recuerdo que nura, donde no se veía habitación tidas las grandes ventajas que entonces la creí una llanura muy humana en varias millas a la redon- proceden de las depresiones y ele- horizontal, mas al presente, después da [...] La belleza de la escena hu- vaciones del suelo. Los dos raquíti- de galopar por las pampas, no acier- biera sido completa de haberse cos manantiales existentes en el to a explicarme qué razones tuve acompañado con el rumor de las trayecto entre los ríos Negro y Co- lorado tenían su origen en insig- nificantes desigualdades de la llanura; a no ser por ellas no se hu- biera hallado ni una gota de agua” y también: “La uniformidad del co- lor da una extremada monotonía al paisaje, pues el gris blanquecino de las rocas de cuarzo y el pardo suave de la agostada hierba del llano lo dominan todo, sin una sola nota bri- llante”. El aburrimiento causado por esta llanura continua es resal- tado por Mac Cann (1986: 69), al acercarse a las Sierras de Tandil, “El panorama de las colinas que se pre- sentaban más elevadas, nos pareció el más hermoso después de haber cabalgado trescientas millas por lla- Geografía de las plantas equinoxiales, A. von Humboldt, 1807

104 NÓMADAS BENGOA, G.: HORIZONTE VELLUDO: PAISAJE Y PODER EN LA PAMPA hojas en un bosque, pero aquí no en la ausencia de refugio. Cuenta ridad un paisaje con estas hay árboles que presten a las aves Darwin (1921:164): “Durante la cualidades. el abrigo de sus frondas” (1986: noche anterior habían caído piedras 24). Los pocos árboles existentes tan grandes como manzanas peque- 2) Estas características influyen son un hito en la llanura, recibien- ñas y extremadamente duras, ma- en las actividades humanas do nombre propio como se obser- tando gran número de animales a nivel material ya que va en la siguiente nota de Azara salvajes. Uno de los hombres había implican la carencia de ma- (1973: 139): “nos sirvió de guía la encontrado muertos trece ciervos... dera para todo uso, la difi- Isla Postrera que habíamos demar- otro de los soldados del destaca- cultad en crear límites y en cado el día anterior. Así llaman a mento trajo siete más. El pedrisco establecer redes de comuni- un grupo de árboles que está en el mató además muchas aves más pe- caciones, los problemas en el mismo paso del Salado y son los queñas”. arreo de ganado. Dice J. Ra- únicos que vimos en todo el via- mos (1992: 38): “Las carac- je”. También Darwin (1921: 153) En la selección de estas citas terísticas salientes de ríos y lo hace notar, “nos fue imposible pretendimos rastrear cuatro con- arroyos son sus cauces pan- procurarnos un palo aguzado para ceptos básicos: tanosos y divagantes debido sostener la carne sobre el fuego, he- al mínimo declive de la pla- cho con tallos y cañas de cardos”; 1) La pampa es un paisaje casi nicie. Con anterioridad a la e intenta una explicación racional: único en el mundo por su introducción del alambrado “Los terrenos en extremo llanos extensión, lo extremada- esta característica fue valorada como las pampas rara vez son favo- mente plano de su topogra- como ventajosa. Se aprove- rables al desenvolvimiento del ar- fía y la carencia de árboles. chaban los cambios de direc- bolado. Tal vez la causa de ello esté Por algo los españoles debie- ción de los cursos de agua para en la fuerza de los vientos o en la ron bautizarlo con un nom- acorralar y controlar mejor el naturaleza del drenaje”. bre nuevo: “pampa” se tomó ganado vacuno o caballadas del quechua y significa sometidas a rodeo”. La falta de árboles se manifies- “campo raso”. El término se ta en la carencia de madera como transformó en un sustantivo 3) También influyen a nivel leña y material de construcción y común, que define con cla- de las acciones y percep- ciones individuales de los hombres. La ausencia de elementos topográficos im- portantes obliga a un afina- miento de la percepción que debe acostumbrarse a distinguir los objetos leja- nos. L. V. Mansilla (1956: 151) expresa: “la mirada de los indios es como la de los gauchos. Descubren a in- mensas distancias, sin equi- vocarse jamás, los objetos, distinguiendo perfectamen- te si el polvo que asoma lo levantan animales alzados o jinetes que corren”. En la pampa no hay objetos inter- medios: está lo cercano y el José Alejandro Restrepo, serie América Equinoxial, 1992 horizonte.

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 105 4) Y esa influencia a nivel indi- pampa? Como paso previo, la cons- pampa: “el porvenir grandioso”, vidual termina transportán- trucción del concepto de pampa, “los campos desiertos e inhabita- dose de alguna manera a las su homologación con la idea de dos”, que esperan la llegada de conductas colectivas, crean- desierto. La concepción del conti- europeos que los fecunden. La cons- do un espíritu individualista nente americano como un gran va- trucción de ese concepto se veía pero solidario, amante de la cío venía perfilándose desde la facilitada porque la pampa requie- libertad de los vastos hori- época de los conquistadores. “El re realmente una percepción espe- zontes pero dispuesto a continente vacío debía quedar va- cial para captar sus cambios, sus someterse sin análisis a un cío del todo. Así se constituyó esta posibilidades, sus peligros. J. Ramos caudillo fuerte, opuesto al tendencia inédita de la mentalidad apunta (1992: 21): “podríamos de- espíritu urbano que había fundadora. Se fundaba sobre la cir que la idea del paisaje se divide comenzado en Europa a par- nada. Sobre una naturaleza que se según dos visiones: a) la del pue- tir del Renacimiento. Dice desconocía, sobre una sociedad que blero, el porteño, los viajeros y cien- R. Sánchez Sorondo (1987: se aniquilaba, sobre una cultura tíficos europeos [...] y b) la de la 130): “Para los caudillos, la que se daba por inexistente. La ciu- gente más arraigada a la tierra como revolución era dos veces la dad era un reducto europeo en el indio, el gaucho y algunos lite- Independencia: era el mito medio de la nada” (J. L. Romero, ratos localistas. Mientras los pri- de la Independencia fecun- 1986: 67) La tendencia se acentúa meros –con una visión menos dado por el sentido prístino en el siglo XIX. La Argentina de penetrante– tienden a sustentar una de la libertad americana fun- 1870 necesitaba imperiosamente teoría de la monotonía, los se- dida en esas igualdades cós- ampliar su territorio nacional, para gundos demuestran un finísimo micas sin traducción jurídica lo cual era mejor suponer que el desarrollo de su capacidad de per- posible que despierta en el vasto y rico territorio de la pampa cepción, diferenciando con preci- alma de la gente la solitaria era en realidad un desierto sin due- sión cada sitio, cada rastro, cada inmensidad del paisaje”. ño, en el cual vagaban tribus de distancia, cada cambio climático o indios sin importancia que debían cada sonido”. ser exterminados para poder repar- Los mecanismos tir ese territorio virgen. Como dice A. E. Brailovsky de apropiación (1991: 28), “El discurso oficial de H. Alimonda y J. Ferguson la época apunta a describir una na- No turbaban la tierra elemental ni (2001) destacan cómo se constru- turaleza vacía, lista para ser pobla- poblaciones ni otros signos humanos. Todo ye un discurso coherente desde las da, eludiendo la contradicción de era vasto, pero al mismo tiempo era íntimo y de alguna manera, secreto. En el campo fotografías oficiales tomadas duran- los términos: era necesario conquis- desaforado, a veces no había otra cosa que te la campaña de Roca: “Las pano- tarla, precisamente porque no era un toro. La soledad era perfecta y tal vez rámicas con grandes profundidades un desierto”. Este reemplazo del hostil, y Dahlmann pudo sospechar que de campo fueron una elección de- concepto de “pampa” por el de “de- viajaba al pasado y no sólo al sur. liberada del fotógrafo con conse- sierto”, tanto como la “necesidad” J.L. Borges, “El sur”, Obras cuencias directas sobre la totalidad para el país de disponer de esas tie- completas, Tomo 1, p. 528. del registro. Significativamente, lo rras fue premeditada: así, J. A. que acaba por ser subrayado en to- Roca, quien llevaría adelante la Intentaremos ver si existe una das las fotos es una característica campaña contra los indios, encar- relación entre el paisaje y las for- precisa de la percepción del espa- gó en 1878 al escritor Estanislao mas de ejercer el poder. Esta hipó- cio: el ‘vacío’ (horizontes muy dis- Zeballos la redacción de un libro tesis no implica un determinismo tantes, tierras sin límites, grandes que reseñara antecedentes históri- geográfico, sino buscar el desarrollo espacios, etc.)”. cos y geográficos de la región y que de similares dispositivos de control salió a la luz bajo el título de La de poder ante similares condicio- Se cimentan aquí muchos de los conquista de 15.000 leguas y una nes naturales. ¿Cuáles son estos me- mitos fundacionales con que la carta introductoria de Roca expo- canismos que se dieron en la “Generación del 80” inventó la niendo sus teorías para acabar con

106 NÓMADAS BENGOA, G.: HORIZONTE VELLUDO: PAISAJE Y PODER EN LA PAMPA los indios. El libro tuvo un gran (1874: 123) un ingeniero francés aprovechar los escasos y cambian- éxito en la sociedad porteña, an- que trabajó en la región, escribió: tes recursos de la pampa; y desa- siosa de conseguir nuevas tierras “En la pampa no se hacen prisione- rrollar la percepción aguda de la para sus negocios. H. Alimonda y ros. Son aplicadas con todo rigor a cual ya hemos hablado: era nece- J. Ferguson (2001) comentan: “La los indios las viejas leyes militares saria una sensibilidad adiestrada y guerra contra los indios fue presen- españolas para los bandidos y un conocimiento profundo de la tada por los intelectuales, políti- asaltantes de caminos. Ya es un ges- región para mudar las tolderías, cos y militares de esta nueva to de humanidad dispararles, en encontrar pastos adecuados o agua- generación como una necesidad lugar de infligirles una muerte cruel das propicias. fatal. ‘Conquista del desierto’ que con golpes de lanza”. supone, de hecho, la producción El tercer mecanismo no fue una física y simbólica de ese desierto, Para el gobierno argentino, re- construcción meramente cultural. la eliminación material de los pue- presentante de la racionalidad ca- Luego de “transformar” la pampa en blos que habitan en él, y también pitalista europea, la pampa era un una tábula rasa, fue necesario inven- la propia negación de tar redes que la recorrie- su existencia”. ran con un objetivo: concentrar en Buenos El segundo meca- Aires las materias pri- nismo fue controlar mas obtenidas, y desde las fronteras sur y oeste allí exportarlas. Dos de del país. Pero en la ellas corrían juntas: las pampa, el paisaje líneas telegráficas y del plano, inmenso, sin si- ferrocarril. Ambas con tios donde esconder- centro en Buenos se –pero también sin Aires, comenzaron a atalayas desde donde hilvanar los pueblos es- vislumbrar al enemi- tablecidos alrededor de go, sin sitios privile- los fuertes. La tercera giados desde donde fue la red de alambrado vigilar–, las posibilida- que a partir de 1845, des de control se redu- fecha en que el inglés cen. A la tradicional R. Newton lo introdu- crueldad del europeo José Alejandro Restrepo, “Paso del Quindío”, 1999 ce, se comienza a ex- con el indio se sumó pandir velozmente y la imposibilidad de una tregua ba- recurso que había que poner en permitió reafirmar la propiedad so- sada en repartos de tierras, confi- producción inmediatamente. Dice bre la pampa. namientos parciales o creación de R. Gaignard (1989: 331): “La con- reservas indígenas. No había posi- quista del desierto se inscribe en el Es de destacar la rapidez de ins- bilidad de encerrar a los aboríge- marco de un conjunto de medidas talación de la red ferroviaria: pasa nes en un valle o tras una montaña. que apuntan a crear un Estado ar- de 1.373 km en 1875 a 9179 km La pampa tenía límites muy lejanos: gentino equipado jurídicamente y en 1890, 16.600 km en 1900 y el río Negro, el río Colorado, la cor- que cubra con su autoridad el con- 28.000 en 1910, de los cuales más dillera de los Andes. No hay espa- junto del espacio nacional, de de dos tercios están en la pampa. cio para una convivencia porque se modo de ofrecer a los inversores Dice Gaignard (1979: 292) “Los oponían dos concepciones dife- europeos el estado de derecho y de ramales se multiplican de modo rentes del espacio: la del Estado ar- paz que esperan”. En cambio, para que no dejan ninguna explotación gentino y la de los indígenas, los indígenas la racionalidad con- agrícola a más de 20 km de una es- circunstancia que acentuó la vio- sistía en mantener su modo nóma- tación; la malla se hace menos tu- lencia de la conquista. A. Ebelot de, que era una manera lógica para pida en las zonas exclusivamente

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 107 pastoriles, por ejemplo en el sures- mente en y con la torre, recortándose perfectamente te y en el centro-sur de la provin- vista en el modelo europeo– el has- sobre la luz, las pequeñas siluetas cia de Buenos Aires. Hacia el oeste ta entonces desorganizado territo- cautivas en la periferia”. La carac- las líneas van a morir en la estepa, rio argentino). terística de este dispositivo es la asi- junto a un campo de médanos o metría entre ambas partes: desde el una laguna, punta de rieles que Pero aquí aparece el poder del centro se lo ve todo, pero desde la marca el límite de la zona donde la lugar: mientras el modelo raciona- periferia nunca se sabe si están con- aridez impide el cultivo”. Estas re- lista occidental tiene como metá- trolando, con lo cual el individuo des obedecían a las necesidades del fora arquitectónica el panóptico de reproduce por su cuenta las coac- capital extranjero y condicionaron Bentham, la pampa opone su pro- ciones del poder. El panóptico es el desarrollo del país en general y pio concepto de “panoptismo”: ver un mecanismo perfecto y una me- de la pampa en particular. No im- y ser visto de manera recíproca. táfora ideal de las nuevas formas de portaba la preexistencia de la pam- Como lo describe Foucault (1990: sometimiento de la Ilustración. pa ni sus sutiles diferenciaciones: la 203) “Conocido es el principio del lógica era la extracción del grano y panóptico: en la periferia, una cons- Pero la pampa impide con su de la carne. trucción en forma de anillo, en el naturaleza este tipo de dispositivos. centro, una torre con anchas ven- La absoluta llaneza de su extensión tanas que se abren en la cara inte- vuelve simétrica la relación entre La pampa: ¿un espacio rior del anillo. La construcción ver y ser visto. La única forma de panóptico? periférica está dividida en celdas, ver más lejos es elevarse sobre el cada una de las cuales atraviesa nivel de tierra, y eso es lo que in- Puede ser útil ver esta conquis- toda la anchura de la construcción. tentan hacer los dos bandos en pug- ta del espacio pampeano a la luz de Basta situar un vigilante en la torre na. El indio lo hace parándose sobre las explicaciones de M. Foucault central y encerrar en cada celda a el lomo de su caballo y confiando sobre los dispositivos disciplinarios: un loco, un condenado, un obrero en la agudeza de su visión. El hom- “Es preciso anular los efectos de las o un escolar. Por el efecto de la con- bre blanco lo hace edificando distribuciones indecisas, la desapa- traluz, se pueden percibir desde la “mangrullos”, endebles debido a la rición incontrolada de los indivi- duos, su circulación difusa, su coagulación interminable y peligro- sa: táctica de antideserción, de antivagabundeo [...] se trata de establecer las presencias y las au- sencias, de saber dónde y cómo en- contrar a los individuos, instaurar las comunicaciones útiles, interrum- pir las que no lo son” (Foucault, 1990: 147). Esto parece una des- cripción exacta de los objetivos de la Generación del 80 con respecto a la pampa.

(La historia argentina conoce como Generación del 80 a los hombres que, durante las dos últi- mas décadas del siglo XIX, dirigie- ron el proceso político y social que llevó a organizar –bajo unas bases positivistas, centradas territorial- José Alejandro Restrepo, “Paso del Quindío”, 1999

108 NÓMADAS BENGOA, G.: HORIZONTE VELLUDO: PAISAJE Y PODER EN LA PAMPA dificultad en conseguir troncos lar- paisaje obliga a determinadas res- de los puertos, caminos y vías gos para su construcción. Pero en puestas del Poder, representado por fluviales, aduanas, monumentos ambos casos se mantiene la sime- el naciente Estado argentino: los emblemáticos), no se pueden cons- tría: a diferencia del panóptico intentos de “forzarla” a cumplir fun- tituir fácilmente en la pampa. Ve- ideal o de otros escenarios ameri- ciones que por su naturaleza no remos qué alternativas impone el canos en donde es posible encon- puede realizar parecen condenados paisaje pampeano. trar un sitio privilegiado para ver al fracaso. Sin embargo, el poder sin ser visto, en la pampa el precio puede utilizar estas mismas carac- de ver más es estar más expuesto. terísticas de la pampa para impo- La Zanja Alsina: Se pierde así el efecto mayor del ner su juego: si no hay posibilidades un ejemplo panóptico: “inducir un estado cons- de acotar al indio, hay que destruir- ciente y permanente de visibilidad lo. La pampa alienta, así, el salva- Para concluir con ese perpetuo que garantiza el funcionamiento au- jismo del poder: no hay refugiados enemigo y en conocimiento exacto que se tomático del poder. Hacer que la en esta guerra, sólo muertos, que tenía del carácter natural y propio del indio, creíasele de resultado satisfactorio vigilancia sea permanente en sus ni aparecen en las fotos o estadísti- [...] avasallarlos en una guerra sui generis efectos, aunque sea discontinua en cas. Y la muerte se hace algo coti- en su especie, por no obedecer ni estar su acción” (Foucault, 1990: 204). diano, como percibe Darwin (1921: sujeta a ninguna regla... Las actuales O dicho de otra manera: en la des- 223): “se derrama mucha sangre divisiones militares son suficientes para rechazarlos, combatirlos eficazmente y igual lucha entre indios y blancos humana, debiéndose atribuir como seguirlos en persecuciones hasta las la pampa introduce tal vez el úni- causa principal a la costumbre de tolderías, infundiéndoles un terror co mecanismo equitativo normali- usar el cuchillo. Da pena ver las saludable y necesario para disminuir y zador: su llanura. muchas vidas que se pierden por quitarles poco a poco su manera de ser. cuestiones de escasa monta”. Eduardo Ramayón, soldado de la ¿Es la pampa entonces un con- Conquista del desierto, 1913. dicionante natural o un invento Tenemos entonces que las ha- cultural para conquistar un territo- bituales estratagemas territoriales Hacia 1870, la República rio? Ambas cosas: la pampa como del poder (centralización, control Argentina estaba en proceso de consolidación como nación orga- nizada. La acción permanente del poder público durante las tres pri- meras presidencias constituciona- les inició una era de cambios sustanciales en la estructura eco- nómica y social del país. La pues- ta en marcha del plan implícito en la Constitución Nacional de 1853 implicaba poner en funcionamien- to un proyecto que requería afian- zar el ordenamiento interno y promover determinados cambios económico-sociales. Es que des- pués de la Revolución de Mayo de 1810, se había producido una re- gresión con respecto al orden de la organización colonial. El poder de la inmensa pampa aparecía nuevamente, como se le había pre- sentado a los conquistadores, tres- José Alejandro Restrepo, “Paso del Quindío”, 1999 cientos años antes. Dice Sánchez

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 109 Sorondo (1987: 23) “Ninguna de El pensamiento gradual de tegias de dominio y rechaza las las ciudades pudo sobre- Alsina se puede vislumbrar en al- inapropiadas–, es importante tener ponerse a la reversión producida gunas de sus frases; dice en 1875: en cuenta la desproporción entre el por esa marea montaraz cuyo flujo “Empezar por cubrir la línea del Río objetivo y los recursos disponibles. incontenible anegaría el estilo de Negro, dejando a la espalda el de- Entiéndase lo desmesurado del es- vida asentado sobre las tradicio- sierto, equivale a querer edificar fuerzo: se trataba de la construcción nes comunales. En lugar de impo- reservando para lo último los ci- de una defensa fija en el territorio, ner la ciudad su imperio sobre la mientos. El Río Negro, pues, no una inmensa línea que permitiera campaña, sucedió al revés: delimitar, en el vacío pam- la campaña impuso su nin- peano, dónde acababa la ci- guna estructura –su mera vilización y comenzaba la coyuntura– a la ciudad”. barbarie. A falta de un lími- te natural, el objetivo era Entre los temas que el crear una frontera artificial. gobierno nacional debió atender hacia 1880 estaban Alsina contrata a un in- contener la “amenaza de los geniero francés, Alfredo indios”, que era constitutivo Ebelot, quien proyecta una a la integridad del territorio, zanja protectora de 100 le- ya que el gobierno nacional guas (más de 400 km) con- no tenía control sobre un ter- sistente en un foso de tres cio del actual mapa argenti- varas (2,60 m) de boca por no. Dominar a cualquier dos varas (1,73 m) de pro- costo a los indios se convir- fundidad y un parapeto de tió en una de las prioridades césped al lado interior de del período. Pero como en vara y media (1,30 m) de al- toda ejecución de política tura. En 1877 no existía en existen matices, desde lo Argentina ningún medio moderado a lo extremista, mecánico de excavación y el ejemplificados aquí por dos trabajo, que comprometía personajes arquetípicos: un movimiento de tierra de Adolfo Alsina y Julio Argen- 45.000 metros cúbicos por tino Roca. cada kilómetro de avance, “Musa paradisiaca”. Doctor Charles Saffray, 1869 debía hacerse a mano, en el Alsina fue ministro de medio del desierto, donde Guerra de Avellaneda. En el año debe ser la primera, sino por el con- llevar las palas y picos era dificul- 1875 se propone dominar unos trario la línea final en esta cruzada toso y se trabajaba con soldados ha- 10.000 km2 al oeste de Buenos Ai- contra la barbarie, hasta conseguir rapientos y mal alimentados. res protegiéndolos de los malones que los moradores del desierto por un inmenso foso, la “Zanja acepten, por el rigor o por la tem- ¿Fue la Zanja un error estraté- Alsina”. Su plan no es concluido, planza, los beneficios que la civili- gico, una locura personal de Alsina, aunque se llegan a construir más de zación les ofrece”. La idea de Alsina una táctica efectiva mal ejecutada trescientos kilómetros, y es consi- es integrar al indio, no exterminar- o en realidad funcionó, pero su éxito derado un fracaso. Alsina muere de lo: “El plan del Poder Ejecutivo es fue ocultado para favorecer méto- una enfermedad agravada en la contra el desierto para poblarlo, y dos más violentos contra el abori- frontera y lo sucede en el cargo no contra el indio para destruirlo”. gen? Un poco de todo. La idea de Roca, ambicioso general que sería Para interpretar este episodio en una defensa lineal en medio de la luego presidente de la nación por función de nuestra tesis principal pampa parece descabellada. Las es- dos períodos. –cómo la pampa modifica las estra- trategias de construcción de para-

110 NÓMADAS BENGOA, G.: HORIZONTE VELLUDO: PAISAJE Y PODER EN LA PAMPA petos, fosos y murallas implican te- eficiente, implicaba el riesgo de Río Colorado, en la , ner lugares claves, como pasos mon- que un malón arrasara con todo. pero en realidad en esta guerra casi tañosos, recodos de ríos, rodear Y ciertos sectores políticos –repre- no hay batallas masivas: los indios ciudades. Lo extraño es la construc- sentados por Roca– necesitaban habían sido vencidos por las en- ción de una línea para prevenir las una campaña gloriosa aunque fue- fermedades traídas por los cristia- invasiones, que no sólo puede ser ra falsa, demostrar que en una gue- nos y particularmente en ese año, saltada, sino también rodeada. El rra agresiva el ejército nacional diezmados y corridos por una in- poder del lugar se impone aquí al había doblegado a un enemigo tensa sequía. Roca tiene que lle- control humano: en una intermina- mortífero y no que se había que- var a un periodista a su campaña ble planicie cartesiana la única lí- dado esperando tras una defensa para que adorne los hechos y “ga- nea posible es la recta. Y casi rectos neutra. Sin embargo, la lucha con- nar” la Conquista del Desierto en fueron los trescientos kilómetros de tra el indio no tenía nada de glo- los diarios porteños. Así terminó, la Zanja Alsina. riosa. Dice Alsina: “En lo que a mí sin siquiera una evaluación de su respecta, confieso que me inspira rendimiento, la historia de la Zan- ¿Cuánto había de locura per- tristeza la lucha cuerpo a cuerpo ja Alsina. sonal? A veces la gente que llega entre el cristiano y el indio. Uno al poder consigue llevar adelante Epílogo planes descabella- dos, pero que es- Vista de lejos, la tán interpretando estación de servicio el “espíritu de los parecía haber sido próspera alguna vez, pero tiempos”. Alsina ahora tenía nada más que basó la construc- un surtidor de gasoil para ción de la zanja en los tractores y otro de una idea existente, nafta súper por si pasaba alguien en apuros. El más sentimental aceite que anunciaba la que lógica, sobre propaganda hacía años que la necesidad de no se fabricaba más. prevenirse de al- O. Soriano, “Una guna manera de sombra ya pronto serás”, los ataques de los 1990. indios. Dice Alsi- Masacre en la zona bananera. Foto: Jesús Abad Colorado. 1996 na: “Contraje toda Como se com- mi atención a combinar un plan de los primeros con su coraza y ar- probará al llegar hasta aquí, en que permitiera ocupar de manera mado como lo está vencerá siem- este trabajo no existen pruebas ab- permanente una nueva y avanza- pre, saliendo ileso, a diez de los solutas ni certezas propias ni bi- da línea de frontera. Me proponía segundos, que nada tienen que los bliográficas. Se podría decir que con ello, no suprimir totalmente resguarde y con su chuza despre- nuestra forma de pensarlo es simi- las depredaciones de los bárbaros ciable”. Pero esta táctica gradual lar a la estructura geológica de la sino hacer imposible las grandes in- fracasa. Alsina muere de una im- pampa: aluvional, en forma de len- vasiones y difícil las pequeñas”. Por prevista enfermedad. La zanja, al tos sedimentos, compuesta de in- otra parte, los intereses comercia- desaparecer su principal impulsor, finitas capas cuya única conexión les –locales y europeos– estaban es abandonada y queda inconclu- aparente es el hecho de superpo- presionando fuertemente para po- sa. Luego de la muerte de Alsina, nerse. En este corte acumulativo ner en producción toda la pampa, Roca queda al frente del ministe- del suelo pampeano se pueden leer y no sólo la parte que podía que- rio de Guerra y ejecuta la feroz las explosiones de volcanes primi- dar habilitada tras la zanja. Dejar campaña que preconizaba, llevan- tivos, los avances y retrocesos del al indio vivo, aún tras una defensa do las fronteras del país hasta el mar sobre la tierra, la existencia y

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 111 desaparición de extraordinarios argentinas la conquista carece ya de les y las rutas: los ramales ferrovia- animales prehistóricos y en las úl- puntos de referencia concretos y pre- rios que no dieran estricta ganan- timas capas geológicas, leve como cisos; en cierto modo, de pretexto y cia, fueron cerrados. Desmontadas un suspiro, las primeras puntas de objetivo visible” (Canal-Feijoo, y vendidas como fierro viejo sus flecha de los primitivos habitantes 1951). vías. Fue el tiro de gracia para los y poco después, algunos instru- pueblos que durante casi un siglo mentos de labranza abandonados, La necesidad de expansión del habían vivido pendientes de la lle- campos en barbecho, fertilizantes. capitalismo del siglo XIX –habla- gada del tren. Una zanja larga y absurda cruza por mos de sólo cien años atrás–, puso algún lado. Se podría seguir ha- en funciones y globalizó para do- Las rutas que unían puntos im- blando de estos temas eternamen- minio de todo el planeta (y enri- portantes y, por lo tanto, eran ren- te, recorriendo cada vez con mayor quecimiento de unos pocos) los tables fueron también privatizadas. profundidad las constantes de este frutos de la pampa. Y para eso ne- Los caminos principales se llenaron paisaje: la inmensidad, el silencio, cesitó conquistarla, cruzarle redes de puestos de peaje. El resto quedó el horizonte infinito. Dice Borges, múltiples: la telaraña radial del fe- huérfano de mantenimiento y los en su cuento “El fin” (1944): “Hay rrocarril, con sus estaciones prototí- pozos y baches se acumularon. En una hora de la tarde en que la lla- picas repetidas a la vera de los pocos años esa red laboriosamente nura está por decir algo; nunca lo pueblos; el telégrafo y sus enhies- labrada sobre el territorio pam- dice o tal vez lo dice infinitamen- tos postes importados de otras re- peano se desactivó, quedando unas te y no lo entendemos o lo enten- giones; el plano tejido de las rutas pocas líneas troncales. La pampa demos pero es intraducible como automovilísticas y su acompaña- vuelve lentamente a ser una plani- una música”. Hasta aquí hemos miento de surtidores y paradas; la cie indiferenciada. Paralelamente, escuchado lo que dice el pasado casi invisible urdimbre de los alam- las telecomunicaciones –también de la región. Queda ver cómo lle- bres de púa marcando los potreros; privatizadas– empiezan a ocupar un ga la pampa al siglo XXI. la parafernalia de silos, graneros, lugar preponderante: los avances molinos y depósitos necesarios para en comunicaciones han inventado En los millones de años en que extraer el jugo de la tierra y con- al “ciberespacio” como el sitio vir- estuvo poblada sólo por animales y centrarlo hasta llevarlo a la ciudad. tual en donde se realiza el intercam- en los diez mil años que estuvo po- Durante poco más de cien años, la bio informacional. Internet es ya blada por los aborígenes, la pampa pampa fue la civilización en Argen- parte de la vida de los privilegia- fue una vastísima llanura indiferen- tina y su exitoso modelo de explo- dos que puedan acceder a ella. No ciada, con los 360 grados de hori- tación fue extrapolado hacia otros son imprescindibles las redes físicas, zonte libres al observador, sin territorios del país. Aparentemen- ni los traslados materiales: una mí- árboles que pudieran perturbar la te, la pampa indiferenciada había nima antena o un delgado cable al- mirada, sin accidentes geográficos dado paso a una estructura territo- canzan. Nada más parecido a la visibles. Un tapete verde bajo el cie- rial firme, con un hilado lógico de pampa original que este espacio vir- lo. Ni siquiera el poderoso afán pueblos unidos según la racionali- tual: en él tampoco hay horizontes civilizatorio del Imperio Español dad de la explotación capitalista. cercanos, ni diferencias entre pun- pudo con ella. “Naturalmente, el tos. También aquí se necesita una primer gran problema de la funda- Nada es eterno. La salvaje re- percepción especial para no perder- ción de la ciudad argentina debió conversión neoliberal iniciada con se entre la marea de información. consistir en la necesidad de saber, la hiperinflación de 1989 –que sig- con previa certeza, dónde había que nificó una brutal transferencia de Parecería que, luego de un bre- ponerla, y qué había que hacer para ingresos de los sectores asalariados ve interregno positivista en el cual que luego prenda en esa tabula rasa a las grandes empresas, y la destruc- la pampa perdió su indeterminación selvática o pampeana en que ha ido ción de la resistencia social a los para llenarse de signos y erizarse de a dar, cuando alcanza a estas regio- cambios–, tuvo como puntales la molinos, montes de árboles impor- nes, la hazaña española... Pues acon- privatización de todos los servicios tados y silos, la llanura pampeana tece que al llegar a las llanuras públicos, entre ellos los ferrocarri- vuelve a verse homogénea. Una

112 NÓMADAS BENGOA, G.: HORIZONTE VELLUDO: PAISAJE Y PODER EN LA PAMPA última comparación ilustra esta fundo de la Argentina. Después de CANAL FEIJOO, Bernardo, Teoría de la ciu- dad argentina. Idealismo y realismo en el idea: los cambios en los precios de todo, hasta un día antes de que ocu- proceso constitucional, Buenos Aires, Sud- los alimentos han hecho que, de la rriera, nadie preveía una revuelta americana, 1951. variada producción existente has- como la del Ejército Zapatista de DARWIN, Charles, Diario del viaje de un na- ta hace poco, se haya pasado a un Chiapas, México, y su poderosa turalista alrededor del mundo, Madrid, sistema de virtual monocultivo, la idea americanista. Calpe, 1845. Edición consultada: 1921. soja. “Un frágil desierto verde”, di- EBELOT, Alfredo, Frontera Sur. Recuerdos y cen las entidades ecologistas que Procurando con este leve apor- relatos de la campaña del desierto, 1879. Edición consultada: Buenos Aires, Kraft, denuncian los peligros de la pérdi- te contribuir a un cambio, se ter- 1968. da de riqueza genética, ya que de- mina de escribir este ensayo desde FOUCAULT, Michel, Surveiller et punir, pende de las semillas y los insumos Mar del Plata, una ciudad costera México, Siglo XXI, 1975. Edición con- externos, vendidos por un par de de la pampa, con vista despejada sultada: Vigilar y castigar. Nacimiento de multinacionales de la agroindustria. hacia el oeste, el inmenso horizon- la prisión”, 1990, 314 p. Los poderosos herbicidas que se uti- te de la llanura, el infinito. Es nue- GAIGNARD, Romain, La pampa argentina. Ocupación, poblamiento, explotación. De lizan destruyen toda forma de vida vamente tarde y el sol se oculta la conquista a la crisis mundial (1550- que no sea la soja, que tiene inclui- tiñendo como siempre todo el cie- 1930), Buenos Aires, Solar, 1979, 519 p. da artificialmente en su mensaje lo. Tras los siglos parece escuchar- Edición consultada: 1989. genético una clave para resistirlos. se el silencio de los indios. GLIGO, Nicolo y Morello, Jorge, “Notas so- bre la historia ecológica de América La- tina”, en: Sunkel y Gligo (comps.), Esti- Este comentario final no es apo- los de desarrollo y medio ambiente en logético, sino meramente descrip- América Latina, México, Fondo de Cul- tivo: la red virtual descrita no es Bibliografía tura Económica, 1980. democrática, ya que se produce en MAC CANN, William, Two Thousand Mile’s un clima de gravísima exclusión ALIMONDA, Héctor y Ferguson, Juan, Through the Argentine Provinces, Lon- “Imagens, ‘deserto’ e memória nacional dres, Hyspamérica, 1853. Edición con- social, el más profundo en la histo- –As fotografias da campanha do Exército sultada: Viaje a caballo por las provincias ria del país: nunca hubo tanta des- argentino contra os índios– 1879”, en: argentinas, Trad. J. L. Busaniche y Floreal ocupación y la recesión profunda y Angela Mendes de Almeida, Berthold Mazía, Buenos Aires, 1986. al final la falta de pago de la deuda Zilly, Eli Napoleão de Lima (orgs.), De MANSILLA, Lucio V., Una excursión a los sertões, desertos e “espaços incivilizados”, indios ranqueles, Buenos Aires, Tor, 1870. externa fue el precio pagado por la Mauad, Rio de Janeiro, 2001. Edición consultada: 1956, 256 p. baja inflación de la década del no- AZARA, Felix de, Diario de las guardias y for- RAMOS, Jorge, La aventura de la pampa ar- venta. La plantación masiva de soja tines de la línea de fronteras de Buenos gentina. Arquitectura, ambiente y cultu- tampoco es para paliar el hambre Aires, Buenos Aires, Colección De ra, Buenos Aires, Corregidor, 1992. Angelis, 1ª ed., 1837. Edición consulta- de la población argentina, sino para da: Buenos Aires, Plus Ultra, 1973. ROMERO, José L., La experiencia argentina, exportar a lejanos mercados. Pero Buenos Aires, Editorial Fondo de Cul- BORGES, Jorge L., Obras completas, 3 to- tura Económica, 1989. lo cierto es que el ciberespacio tie- mos, San Pablo, Emecé, 1993. ne notorios parecidos con lo que SÁNCHEZ Sorondo, M., La Argentina por BRAILOVSKY, Antonio E. y Foguelman, dentro, Buenos Aires, Editorial Sudame- fue la pampa hasta el siglo pasado. Dina, Memoria verde. Historia ecológica ricana, 1987, 596 p. Tal vez sea necesario que unos via- de la Argentina, Edición consultada: Colombia, Sudamericana, 1990. SARMIENTO, Domingo F., Facundo, civili- jeros nos demuestren nuevamente zación y barbarie, Santiago de Chile, Bue- nuestras propias singularidades, o nos Aires, Colihue, 1845. Edición Con- podamos inventar otra vez una plé- sultada: 1983, 253 p. yade de escritores que piensen el YUNQUE, Álvaro, Hombres en las guerras de país. O tal vez afloren nuevos cau- las pampas. Héroes, mártires, aventure- ros, apóstoles: 1535-1996, Buenos Aires, dillos informáticos, como surgieron Cartago, 1968, 158 p. los primeros caudillos de lo más pro-

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