Escudos Heraldicos De Don Benito
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1 EDITA: AYUNTAMIENTO DE DON BENITO AUTOR: MARIA DOLORES CABEZAS DE HERRERA FERNANDEZ PRÓLOGO: DIONISIO A. MARTIN NIETO MAQUETACIÓN Y FOTOCOMPOSICIÓN: Javier Ortiz, Diseño y Comunicaciones, S.L. * Don Benito IMPRESIÓN: Indugrafic * Badajoz Depósito Legal: BA-282-2006 Impreso en España / Printed in Spain Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, sin autorización previa de los editores. 2 A Verónica Bravo, porque sin ella, este trabajo no hubiera tenido principio. A Dioni Á. Martín, porque, sin él, no hubiera tenido final. A Luis Fernández de Arévalo por su inestimable ayuda. A todos los que, de una u otra forma, me han ayudado. 3 4 ÍNDICE Prólogo ………………………………...……………7 Introducción …………………..……………………11 Escudos heráldicos ………………………………....15 Conclusión …………………………………….…..287 Glosario de términos heráldicos…………….……..289 Fuentes consultadas………………………….…….293 5 6 PRÓLOGO A finales de septiembre de 2005, el Museo Etnográfico de Don Benito acogía en su espléndido patio interior una exposición de 130 escudos heráldicos de la localidad, mostrados en fotografías, grabados o reproducciones, acompañados de su descripción y entronque genealógico. La muestra fue fruto de la recopilación personal, durante dos años, de María Dolores Cabezas de Herrera, presidenta de la Asociación de Amigos de la Cultura Extremeña, y recientemente nominada al premio Calabazón del año 2005. Y bien valía la pena, como ahora lo hace, que este recorrido por la historia de Don Benito desde el siglo XVI al siglo XIX se plasmara en una publicación de la que todos los vecinos y curiosos disfrutasen. La compilación de la autora está orientada a las armas familiares, incluyendo entre las armas territoriales el escudo de la ciudad, dejando fuera las armas de comunidades religiosas y las armas devocionales por ser éstas generales. Dentro de las armas familiares, son las piedras armeras las manifestaciones más visibles y significativas para el ciudadano por formar parte del paisaje y configuración urbanos. Hasta 1931, 17 de estas piezas atildaban las fachadas de palacios y casas solariegas dombenitenses. En la actualidad, el paseante puede iniciar su itinerario por el final de la calle Villanueva, encontrando en el número 43 una labra heráldica que José Ramón Mélida atribuía a los Anaya y que están sin identificar fehacientemente; y más adelante, en el número 16 de la misma calle, un escudo de Fernández de Arévalo y alianzas acolado con la cruz de Alcántara. Antes de llegar a la plaza, a la derecha, sale la calle Ana Solo de Zaldívar, cuyo número 9 orna su paramento con el emblema de los Campos. Regresando a la plaza por la calle Groizard, oculto a nuestra vista, en el patio del número 6, un escudo con las armas de Carrasco-Peñafiel. Una vez en la plaza, la iglesia de Santiago tiene su fachada principal señoreada con la labra inacabada del 7 obispo don Pedro González de Acevedo, cuyas armas flanquean dos leones tenantes; y las del obispo don Martín de Córdoba y Mendoza coronan la portada del lado meridional, rompiendo el frontón. Paredaña con el Círculo de Artesanos, en el número 9, una casa con dos escudos, de Calderón de la Barca y Calderón de Robles. En las inmediaciones de la plaza, abandonándola, se alcanza el número 4 de la calle Miguel Arias, cuya fachada engalana un emblema de Carrasco-Peñafiel, acolado con la cruz de Alcántara, y en el jardín del inmueble otro escudo con las armas de Mera. Antes de retornar a la plaza, un inciso en las armas familiares, para ver un escudo, de acarreo, en lo alto de la fachada del antiguo colegio “Francisco Valdés”, en el número 19 de la calle Consuelo Torres, que presenta las armas reales de los Borbones. Regresamos al eje del que partimos, tomando el sentido por la calle Arroyazo, que guarda en el patio del número 14 un ejemplar de los Dorado. Adentrándose por la calle San Andrés, embutido en la pared trasera del museo, visible todavía a pesar de la construcción de unos pisos, un hermoso escudo de los Rodríguez de Arévalo. Proseguimos por la calle Pedro Granda, en el número 6 se distinguen las armas Carrasco-Peñafiel; y en el número 10, actual Museo Etnográfico, -en cuyo patio se cobija una labra de García, traída de una casa particular-, el palacio modernista de don Pedro Granda y Calderón de Robles, III Conde de Campos de Orellana, hermoseado con su escudo que refleja los entronques Granda, Calderón de Robles, Campos de Orellana y Bérriz, acolado con la cruz de Alcántara y timbrado con corona condal. Las mismas armas pueden verse si proseguimos nuestra ruta por la ronda del Pilar en las escuelas del Ave María, fundación del mismo conde. Completaríamos este paseo heráldico saliendo hacia Feval y volviendo al casco urbano por la avenida Alonso Martín, en donde en el número 47 hay un escudo de acarreo con la figuración de Calderón de Robles. Éstas son las piedras armeras que conocemos que se conservan en la actualidad, habiéndose retirado el escudo de los Campos de Orellana que se hallaba en el recientemente derruido Hotel Miriam en la calle Donoso 8 Cortés nº1, y desaparecido otros, como el de los López de Anaya en la calle Arroyazo esquina a Pedro Alfonso, que puede verse en fotografías no demasiado antiguas. Además, dentro de las armas familiares, habría que incluir las siete laudas sepulcrales existentes en la parroquial de Santiago. En el exterior, solando la capilla de las Ánimas (antes en la capilla de San Ildefonso), la de Alonso de Sotomayor y su mujer María González, de 1632, con las armas Sotomayor. En el interior, delante del presbiterio, tres al lado del Evangelio y otras tantas al de la Epístola, de las que sólo escrutamos con meridiana claridad una con las armas de los Calderón de la Barca, y otra de Juan Carrasco Cortés y su mujer Ana González con armas Carrasco-Peñafiel. En este libro de la querida amiga María Dolores, que afectuosamente me ha invitado a presentarlo, el lector podrá contemplar otras hermosas enseñas provenientes de ejecutorías de hidalguía. Valgan su esfuerzo y oficio para que todos mostremos mayor interés en la conservación de estos jalones de la historia y suturas de la complexión urbana, no siempre valorados ni respetados en los alambiques del prejuicio social. Dionisio Á. Martín Nieto 9 10 INTRODUCCIÓN A mediados de enero de 2004, Verónica Bravo, amiga mía y, a la sazón, directora del Museo Etnográfico de Don Benito, me pidió ayuda para organizar una exposición sobre este tema. Yo, por no perder la costumbre, dije que sí y, durante un mes, trabajamos a marchas forzadas. (Hay que decir que la idea partió de la Asociación Amigos del Museo de esta ciudad). En ese mes, conseguimos 21 escudos, aunque, en realidad, fueron menos, ya que, algunos, aun siendo iguales, se pusieron por estar ubicados en distintos sitios. A raíz de esto, me picó “el gusanillo” y me dediqué a buscar todos los escudos que pudiera encontrar y que estuviesen relacionados con Don Benito. El escudo de armas es la pieza heráldica más importante, ya que forma el campo donde se representan las figuras o blasones de un reino, de una ciudad o de una familia. Su forma varía según las épocas, pero siempre guardando proporciones geométricas entre su longitud y su anchura. Las particiones que se hacen en el escudo pueden ser iguales, desiguales o cuartelotes. Si el fondo es de un solo color, se llama simple y sólo lleva una figura; si los colores son diferentes, es compuesto y lleva varias, tantas como particiones tiene. Según estas divisiones, se llama partido, cuartelado, terciado, tronchado, tajado, etc. Los escudos están decorados por metales : oro y plata, representados por los colores amarillo y blanco; y colores : rojo, verde, azul y negro. Los metales y los colores se llaman esmaltes. También están decorados por los forros, que pueden ser armiños y veros. Pueden tener un número ilimitado de figuras, que se dividen en cuatro grupos: 11 -Figuras propias o heráldicas. -Sacadas de la naturaleza: flores, animales… -Artificiales: objetos bélicos, de caza… -Simbólicas: dragones, grifos… Divisiones del escudo: 1-Cantón diestro del jefe. 2-JEFE. Centro del jefe. 3-Cantón siniestro del jefe. 4-Flanco diestro. 5-Centro o corazón. 6-Flanco siniestro. 7-Cantón diestro de la punta. 8-PUNTA. Centro de la punta. 9-Cantón siniestro de la punta. Los escudos comenzaron con la Reconquista y era una de las maneras que tenían los reyes de agradecer los hechos heroicos que llevaban a cabo algunas personas. Por esta razón, los apellidos no tienen escudo, como se suele creer, sino que son determinadas familias quienes los ostentan. Puede suceder y de hecho sucede, que un hermano tenga un escudo de armas y otro no, teniendo ambos el mismo apellido. También se da el caso de que dos hermanos tengan escudo, pero distinto el de uno al del otro, como es el 12 caso de los hermanos Alonso y Pedro Martín de Don Benito, y el de otros muchos más. Este es un error muy extendido, pero hay otro tan común como este, y es que hay un gran porcentaje de personas que creen que todos los apellidos compuestos son nobles. Esto es una gran equivocación. Hay apellidos compuestos que, efectivamente, pertenecen a familias nobles y otros que no. Los mismo pasa con los que no son compuestos, como se puede ver en la relación de apellidos que figuran en este trabajo. Otro tema que es necesario desmitificar es el papel que, en esto de los apellidos, juega la conjunción “y”. En español, esta conjunción indica que la relación de palabras que se están dando, termina. Así decimos si, por ejemplo, nos referimos a colores: blanco, azul, verde “y” amarillo.