Contenido

HISTORIA 7

Francisco Javier Campos y Fernández Fiesta barroca en el Perú con don Quijote de protagonista (1607) Baroque festival in with Don Quixote as protagonist (1607) 9

Jorge Ortiz Sotelo Iquitos, del caserío misional a la ciudad: el largo siglo XIX Iquitos, from the missionary village to the city: the long 19th century 35

Joan Manuel Morales Cama El virrey Blasco Núñez Vela, los encomenderos y los gastos para la pacificación del Perú en 1544 Viceroy Blasco Núñez Vela, encomenderos and expenses for the pacification of Peru in 1544 51

Emilio Augusto Rosario Pacahuala Comicios estudiantiles. Abraham Valdelomar y el Centro Universitario (1913) Student elections. Abraham Valdelomar and the University Center (1913) 83

FUENTES DOCUMENTALES 97

Jhon Peter Vizcardo Navarro Documentos manuscritos para la historia del distrito de Ate en , Perú: predios rústicos 1580-1904 Hand written documents for the history of the Ate district in Lima, Perú: rustic properties 1580 - 1904. 99

NOTA 125

Carlos Benjamin Zegarra Moretti Descubriendo el mirador histórico de la Prelatura de Juli: sobre un proyecto financiado por Iberarchivos Discovering the historical viewpoint of Juli's prelature on a project financed by Iberarchivos 127 RESEÑAS 135

En la penumbra del olvido: testimonios de sobrevivientes de la guerra de 1879. Tomo I Ale Roel Huillca Ayma 137

Protocolo ambulante de los conquistadores (1533-1538). Edición y transcripción. Luis Arana Bustamante 141

NORMAS DE PUBLICACIÓN 147 Fiesta barroca en el Perú con don Quijote de protagonista (1607)

Francisco Javier Campos y Fernández Instituto Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas [email protected]

Resumen

Se presenta una visión de las fiestas que se celebraron en la ciudad de Pausa, distrito del Cuzco, en 1607, con motivo de la entrada oficial del virrey Hurtado de Mendoza en Lima. Un caballero cordobés representó simbólicamente la figura de don Quijote, acto que fue la atracción del festejo. Un año antes habían llegado a Lima unas docenas de ejemplares de la primera edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que se había publicado en 1605, lo que prueba que el comercio de libros entre España y América era importante. La fiesta se ajusta a la estructura y desarrollo de las llamadas “fiestas barrocas”, que aquí se analizan, recogiendo luego una bibliografía histórica con las referencias de este tipo de actos celebrados en Lima y el Perú a comienzos del siglo XVII.

Palabras clave: don Quijote; fiestas barrocas; Perú; Pausa, el Quijote; comercio de libros; virrey Hurtado de Mendoza; Pedro de Salamanca; Francisco de Álava y Norueña.

Baroque festival in Peru with Don Quixote as protagonist (1607)

Abstract

We present the festival that took place in the city of Pausa, a district of Cuzco, in 1607, on the occasion of the official entry of Viceroy Hurtado de Mendoza in Lima. A Cordovan knight represented symbolically the figure of Don Quixote, who was the attraction of the celebration. A year before, dozens of copies of the first edition of The Ingenious Hidalgo Don Quixote de la Mancha had arrived in Lima. It had been published in 1605, which proves that the book trade between Spain and America was important. The festival reflects perfectly the structure and development of the so-called “Baroque festivals”, which are analyzed here, collecting a historical bibliography with references to this type of events held in Lima and Peru at the beginning of the 17th century.

Keywords: Don Quixote, Baroque festivals, The Ingenious Hidalgo Don Quixote de la Mancha, book trade, Viceroy Hurtado de Mendoza, Pedro de Salamanca, Francisco de Álava y Norueña.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 9-34 9 Francisco Javier Campos y Fernández Fiesta barroca en el Perú con don Quijote de protagonista (1607)

Introducción

Fue el insigne cervantista don Francisco Rodríguez Marín, quien en una conferencia pronunciada en la primavera de 1911 en el recién fundado Centro Cultural Hispano-Americano, dio a conocer la noticia de una fiesta celebrada en la villa de Pausa, corregimiento de Parinacochas, distrito del Cuzco, en la primavera austral de 1607; posteriormente, se editó dicha celebración con un buen aparato científico de investigación archivística y se mostró la calidad que puede alcanzar una publicación de no muchas páginas1.

También a comienzos del siglo XX ya se había investigado la pronta llegada al Perú de ejemplares de la edición príncipe de El Quijote (Madrid, 1605, por Juan de la Cuesta), y antes de la conferencia de Rodríguez Marín, don Ricardo Palma había publicado una tradición sobre el tema de cómo llegaron ejemplares de la obra de Cervantes2, este escrito, Palma se lo dedicó a don Miguel de Unamuno; conviene recordar que el rector de la Universidad de Salamanca, un año antes (1905) había publicado Vida de don Quijote y Sancho, una de sus obras más significativas 3, y un año después (1907) hizo lo propio con Don Quijote y Bolívar4, sospechando que no es casual la dedicatoria, a juzgar por lo que Unamuno manifiesta sobre haber tratado el tema del Quijote y la forma de haberlo hecho.

Aunque citado en artículos de varias materias, conviene repetir el texto para lectores no familiarizados con el carácter y pensamiento de Unamuno, completando el sentido total que otros autores mutilan; incluso, creemos que al poner en las ediciones un punto y aparte en la primera parte del texto se corta el ritmo del pensamiento de don Miguel:

Escribí aquel libro para repensar el Quijote contra cervantistas y eruditos, para hacer obra de vida de lo que era y sigue siendo para los más, letra muerta. ¿Qué me importa lo que Cervantes quiso o no quiso poner allí y lo que realmente puso? Lo vivo es lo que yo allí descubro, pusiéralo o no Cervantes, lo que yo allí pongo y sobrepongo y sotopongo, y lo que ponemos allí todos. Quise allí rastrear nuestra filosofía.

Pues abrigo cada vez más la convicción de que nuestra filosofía, la filosofía española, está líquida y difusa en nuestra lectura, en nuestra acción, en nuestra mística, sobre todo, y no en sistemas filosóficos. Es concreta (…)

Aparéceseme la filosofía en el alma de mi pueblo como la expresión de una tragedia íntima análoga a la tragedia del alma de don Quijote, como la expresión de una lucha entre lo que el mundo es según la razón de la ciencia nos lo muestra, y lo que queremos que sea, según la fe de nuestra religión nos lo dice. Y en esta filosofía está el secreto de eso que suele decirse de que somos en el fondo irreductibles a la kultura, es decir, que no nos resignamos a ella. No. Don Quijote no se resigna ni al mundo ni a su verdad, ni a la ciencia o lógica, ni al arte o estética, ni a la moral o ética5.

1 Rodríguez, 1911 y 1921, pp. 93-108 y 109-137; 1947, pp. 573-596. 2 Palma, 1952, pp. 2512-255; Valero, en línea. 3 “Ofrece una considerable riqueza de materiales para la interpretación. Considerado por algunosel mejor de sus ensayos, es una sólida exposición de un gran número de las ideas más características de la filosofía del escritor vasco acerca de sus temas más recurrentes (la salvación personal, Dios, España...)”, López-Pasarín, 2009, p. 54; Roberts, 1966, pp. 17-24; Maestro, 1990, 241-264. 4 Unamuno, 1907; Idem, 1997, p. 93. 5 Unamuno, 1993, pp. 304 y 314, respect. Importante recordar que la 1ª edición fue Madrid 1912; González, 1986, pp. 87-101; Noriega, 2005, pp. 99-126; Romero, 2005, pp. 143-158.

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Apartándonos un poco del tema, pero no despistados porque la fecha, el autor y el tema nos obligan, don José Ortega y Gasset, en julio de 1914, firmaba en Madrid su introducción a Las meditaciones del Quijote; partiendo de un punto relacionado con nuestro trabajo dice el “profesor de Filosofía in partibus infidelium”, como se define:

En las Meditaciones del Quijote intento hacer un estudio del quijotismo. Pero hay en esta palabra un equívoco. Mi quijotismo no tiene nada que ver con la mercancía bajo tal nombre ostentada en el mercado. Don Quijote puede significar dos cosas muy distintas: Don Quijote es un libro y don Quijote es un personaje de ese libro. Generalmente lo que en bueno o en mal sentido se entiende por “quijotismo” es el quijotismo del personaje. Estos ensayos, en cambio, investigan el quijotismo del libro.

La figura de don Quijote, plantada en medio de la obra como una antena que recoge todas las alusiones, ha atraído la atención exclusivamente, en perjuicio del resto de ella, y, en consecuencia, del personaje mismo6.

Tanto en el Perú como en España, pronto se hicieron eco de la publicación citada de Rodríguez Marín y, desde años después hasta mediados del siglo, fueron apareciendo trabajos sobre el tema, como los estudios recopilados por Eva María Valero Juan7, y la imprescindible obra de Luis Correa Díaz8.

• 1918: Francisco A. de Icaza, El Quijote en la América Española, hasta principios del siglo XIX, en El Quijote durante tres siglos, Madrid, pp. 109-120. • 1940: Irving A. Leonard, Don Quixote and the Book Trade in Lima, 1606, en Hispanic Review (University of Pennsylvania), VIII / 4, pp. 285-304. • 1942: M. Vegas Castillo, Cervantes y don Quijote de la Mancha en el Perú, en Peruanidad (Lima), 2, pp. 767-774. • 1945: Raúl Porras Barrenechea, Cervantes y el Perú, en Arbor (Consejo Superior Investigaciones Científicas, Madrid), 9, pp. 537-544. • 1948: Aurelio Miró Quesada,Cervantes y el Perú, en Cervantes, Tirso y el Perú, Lima, pp. 70-101 y 109-113. • 1949: Irving A. Leonard, Books of the brave. Being an account of books and of men in the Spanish conquest and settlement of the sixteenth-century New World, Cambridge, Mass. Versión española, Los libros letras del conquistador, México 1953.

Finalizamos la cronología de la primera época saltando hasta este siglo XXI para recoger la obra más significativa sobre el tema que nos ocupa de la fiesta celebrada en Pausa en 1607, que es la de José Manuel Lucía Megías y Aurelio Vargas Díaz-Toledo9.

En el mundo cervantista ha preocupado la recepción de la obra de Cervantes en América, se destacan buenos trabajos de investigación sobre el envío de libros, las flotas, los nombres de los galeones y los maestres donde viajaron las cajas con los libros, los libreros/mercaderes y cargadores que los remitían con las hojas de registro de los envíos, puerto de arribo y a quien iban destinados los

6 Ortega, 1975, p. 36. Recordamos que esta obra, publicada en 1914, fue el primer libro impreso de Ortega, pero ya maduro. 7 Valero, 2013, pp. 69-79. 8 Correa, 2006, pp. 31-34. 9 Lucía y Vargas, 2005 [1607], 203-244.

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primeros ejemplares, y quién los recogería o a quien se les entregaban en el destino10. Por recientes trabajos de calidad sabemos que en la flota que partió el 5 de mayo de 1605 a Tierra Firme viajaron 192 ejemplares de la edición princeps que es de lo que se ocupan11, con lo que hay que soslayar la opinión de que en las flotas de ese año al Nuevo Mundo fue casi toda la primera edición12.

De tal forma, que hay constancia oficial de la llegada de dos contingentes de El Quijote enviados desde Sevilla a Lima, vía Panamá-Portobelo, por obra del comerciante-librero alcalaíno Juan de Sarria, a su hijo homónimo, transportista, y a Miguel Méndez mercader-librero. Con cierto retraso por problemas del transporte, el 5 de junio de 1606 se firma un recibo en la Ciudad de los Reyes, de la recepción de cuarenta y cinco cajas de libros con 72 ejemplares13.

Llegada documentada de ejemplares de El Quijote a Lima14

N.º del N.º de Folio del N.º del N.º de Folio del N.º del N.º de Folio del cajón ejemplares protocolo cajón ejemplares protocolo cajón ejemplares protocolo

1 5 315v 16 0 321v 31 0 329-330 2 4 316 17 0 321v-322 32 0 330-330v 3 4 316v 18 3 322v 33 0 330v-331 4 1 316v 19 1 322v 34 0 331-331v 5 2 317 20 0 323v 35 1 332 6 5 317v 21 1 323v 36 0 332-332v 7 3 318 22 0 324 37 0 332v-333 8 1 318v 23 6 324v 38 4 333 9 2 319 24 2 325 39 0 33v-334 10 2 319v 25 1 326 40 0 334-334v 11 4 320 26 2 326v 41 1 335 12 3 320 27 0 326v-327 42 0 335-335v 13 1 321 28 2 327v 43 0 335v 14 2 321 29 4 328 44 0 335v 15 2 321v 30 0 328v-329 45 0 336

10 Leonard, 1941, pp. 359-375; 1996, pp. 223-236 y 336-358; Lohmann, 1944, pp. 221-249; Torre, 1947, pp. 395-398; Guibovich, 1984, pp. 85-114; González, 1989, pp. 93-103; 1997, pp. 171-205; Rojo, 1992, pp. 115-131; Montero, 1992, pp. 133-140; Hampe, 1992, pp. 177-201; Rueda, 2005, pp. 233-236. 11 Infantes y Rueda, 2010, pp. 189-206. 12 Rodríguez, 1911, pp. 36 y 39; Leonard, 1996, p. 223. 13 Leonard, 1996, pp. 225, 228, 236; en el apéndice del libro transcribe en los Docs. VII y VIII ambos recibos, pp. 336-347 y 348-355, confundiendo el apellido del escribano: Dávila por Dávalos. Lamentamos que haciendo el esfuerzo no haya respetado el orden y la transcripción completa, aunque explica la opción tomada, pp. 269-270. 14 AGN, Protocolos Notariales, Francisco Dávila, protocolo 418,1606, fols. 315v-337v.

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Al día siguiente, 6 de junio de 1606, se firma el recibo de otra entrega única de nueve ejemplares15. En la entrega del día 5 se valoraban los libros a 24 reales por ejemplar; en la del día 6, a 4 patacones por ejemplar16.

También dejamos constancia de la posible entrada de ejemplares de El Quijote, a finales de 1605, vía Nueva España, sin más pruebas que el relato surgido en una tertulia limeña, o «cuento de camino» como la llama Rodríguez Marín17, luego referido por I. Leonard, que la califica de leyenda o «tradición»18; toda la información parte del relato que hace Ricardo Palma que fue testigo de aquella reunión donde se refirió el suceso19.

Fiestas barrocas en el Perú

Toda fiesta en el antiguo régimen era una celebración importante en la que un grupo humano uniforme, o una colectividad, festejaba con todo tipo de actos que incrementaban la alegría interior y potenciaban el regocijo externo, un acontecimiento público -social, religioso o político-, que afectaba e implicaba a todos los habitantes de una ciudad, quienes vivían intensamente los actos programados y, en no pocas ocasiones, participaban como actores o espectadores.

En estas celebraciones confluían ideología y arte; creencias y sentimientos; gozo y placer, en cantidades similares a las razones que impulsaban a los diferentes testigos a integrarse y participar en las manifestaciones que tenían lugar con ese motivo.

A pesar del paso del tiempo, toda fiesta es barroca por la estructura que la articula, por los elementos que la integran, por el desarrollo de sus partes, por las potencialidades que despliega y por los efectos polivalentes que ocasiona, al margen de las coordenadas espacio-temporales en que se desarrolle y los motivos que la haya ocasionado. Habrá diferencia de matiz tipológico, según sea el factor que la provoque y la calidad de elementos, y según sea el presupuesto invertido y el número de secciones que la integren. Pero todo ello queda ensamblado dentro de una unidad formal y conceptual barroca, y atemporal, que la articula, la justifica y le da sentido20.

Los motivos para organizar una fiesta son tan variados como las circunstancias que la vida cotidiana ofrece a los habitantes de una ciudad; hay fiestas civiles y eclesiásticas, regias y religiosas, musicales y dramáticas, natales, fúnebres y nupciales, celebradas en ciudades españolas, europeas e hispanoamericanas, de muy distinto talante socioeconómico y nivel cultural. Todo acontecimiento significativo es susceptible de ser celebrado, es así que se conmemora el nacimiento, el matrimonio y

15 Ibídem, fol. 338. 16 Recordamos que en la Tasa de El Quijote el escribano Juan Gallo de Andrada certifica que “tasaron cada pliego del dicho libro a tres maravedís y medio; el cual tiene ochenta y tres pliegos, que al dicho precio monta el dicho libro doscientos y noventa maravedís y medio, en que se ha de vender en papel; y dieron licencia para que a este precio se pueda vender. Valladolid, a veinte días del mes de diciembre de mil y seiscientos y cuatro años”. Por la Pragmática de Medina del Campo (13-VI-1497) en la que se hizo la gran reforma monetaria un real pasó a tener 34 maravedíes. El patacón o real de a ocho también fue conocido como peso indiano o peso ensayado cuando eran acuñados en América; si se había acuñado en la ceca de Lima también se le llamó perulero. Por la citada pragmática también tuvo la equivalencia de 1 patacón, peso indiano o perulero = a 34 maravedíes. Aplicándolo al caso de El Quijote, tenemos que el ejemplar en Perú salía oficialmente por 8,54 rs. 17 Rodríguez, 1911, pp. 23-27. 18 Leonard, 1996, pp. 233-234. 19 Palma, 51964, pp. 251-255. 20 Campos, 2002, pp. 91-92; Bravo, 2015, pp. 35-55 y 57-59.

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la exaltación al trono del heredero de la corona como el matrimonio del monarca o la visita de los reyes a una ciudad; se celebran las entradas de los virreyes y los arzobispos a la ciudad de sus sedes y de la princesa extranjera que llega a la corte para contraer matrimonio, etc.21. El siglo XVII está lleno de fiestas en el mundo hispánico por las beatificaciones y canonizaciones de los bienaventurados, y para celebrar el fervor popular e institucional del privilegio mariano de la concepción inmaculada de la Virgen, que corrió a lo largo de la centuria, organizadas por los cabildos civiles y por las universidades, iniciativa que respaldaban y aplaudían todos los estamentos y el pueblo. Si hay una celebración que destacar hay que señalar la festividad del Corpus Christi, que fue la que fijó el modelo y la estructura de la fiesta, actividad que todavía se mantiene vigente en todo el mundo católico22.

Brevemente trataremos acerca de algunas fiestas barrocas celebradas en el Perú los años inmediatamente anteriores a los mencionados -incluso antes del seiscientos-, y de las que pudieron tener noticia, o incluso haber sido testigos, algunos de esos españoles residentes en el distrito de Cuzco y asistentes a las de Pausa.

1). Cuzco, 1572. “Relación de las fiestas que se hicieron en la Cibdad del Cuzco por la nueva de la Batalla Naval”, en Colección de Documentos Inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de América y Oceanía . Madrid, t. XXIV, pp. 169-173.

Aunque breve, el autor anónimo de la crónica supo recoger los elementos fundamentales de la celebración, que fueron los de una fiesta barroca y aquí resumimos.

Nada más conocerse la noticia del triunfo de la batalla de Lepanto, al que se unieron otros, el alcalde don Diego de Silva -con autoridad de virrey-, mandó al corregidor y justicia que se iluminase la ciudad y los caballeros la recorrieron a caballo, y se completó con fuegos artificiales. Por estar próxima la Pascua de Pentecostés se señaló ese domingo (25-IV-1572) para iniciar las fiestas. Antes de ese día, el domingo siguiente a la llegada de la noticia, se tuvo procesión solemne desde la Catedral al Hospital de naturales con asistencia de las órdenes religiosas. El sábado de Pentecostés se hicieron luminarias en todas las casas, barrios de indios, la montaña y alrededores y en las torres de las iglesias, y se tuvo gran sesión de fuegos artificiales con mucha música. El domingo las autoridades fueron de nuevo en procesión desde la Merced al Hospital de naturales a ganar el jubileo completado luego en la Iglesia Mayor.

Al día siguiente, lunes, se repitieron las iluminaciones, la animación de la música, máscaras y entremeses, y el alcalde cabalgó a la gineta en la Plaza del Regocijo (Kusipata); luego pasaron a la próxima Plaza de Armas donde hubo la representación de un combate de galeras de fuego, cohetes y otros artificios, con música, cantos y lucha de indios.

El martes por la mañana el alcalde y caballeros asistieron a los oficios religiosos en la Catedral y por la tarde dio una vuelta a caballo por la Plaza del Regocijo donde estaban sus viviendas

21 Campos, 1998, pp. 973-1016; 2012. 22 Como dato que confirma la regla, tenemos esta información: «Da aviso el Reay, por carta fecha en Bentosilla a 25 de Abril de 1605, cómo a ocho deste mes, entre las nueve y las diez de la noche, fue Dios servido de alumbrar a la Reyna y que parió al Príncipe, y que da aviso para que hagan los regoçijos y fiestas que en tal caso se acostumbran haçer. Hiçiçeronse en este Reyno honras solemnes por la muerte del Rey, y en todas las ciudades y villas levantaron pendones por el nuevo heredero», Montesinos, 1906, t. I, p. 172.

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y las de don Juan de Pancorbo (Juan de Cellórigo González), gran autoridad en Cuzco; asistió allí a una fiesta de correr toros desde una tribuna, junto a donde estaba la clerecía y la comunidad de la Merced cuyo convento mira a la plaza. Las señoras estaban muy bien vestidas en otra tribuna, y el corregidor, el cabildo y los caballeros en otra inferior; luego hubo fuegos artificiales y colación. Inmediatamente su excelencia se cambió de ropa y participó de un animado juego de cañas.

El miércoles fue la fiesta que organizó la ciudad y se tuvo en la Plaza de Armas donde se plantó un bosque en el que se hizo la exhibición de una caza doméstica; junto a la fuente se realizó una función de moros y cristianos donde las moras salían del castillo a coger agua de la fuente y se desencadenaba una batalla que se representaba con pólvora. Después, toros bravos, lucha a caballo y torneo a pie, junto a otras celebraciones. Todo fue un exacto programa de fiesta barroca antes de que llegase el siglo que luego le dio nombre a este tipo de celebración23.

2). Lima (1590 [1867]). “Del recibimiento que esta insigne Cibdad [de los Reyes] hizo al Virrey Don García Hurtado de Mendoza”, en Colección de Documentos Inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de América y Oceanía. Madrid, t. VIII, pp. 311-327.

El marqués de Cañete fue virrey del Perú los años 1589-159624. Zarpó de Sanlúcar de Barrameda el 13 de marzo de 1589 y el 24 de junio llegó a Panamá donde se detuvo para tratar problemas de aquella Real Audiencia; el 9 de septiembre partió hacia el puerto de Perico y, definitivamente, el 28 de noviembre saltó a tierra en el puerto de , donde se agolpó gran concurrencia de gente; el 2 de diciembre recibió al gobierno; el 4 entregó los títulos y provisiones con el nombramiento, y se decidió que el sábado 6 de enero de 1590 hiciese la entrada oficial en Lima. Viajó con su esposa doña Teresa de Castro y de la Cueva, que fue la primera virreina que vivió en el Perú; también llegaron con ellos un numeroso séquito de caballeros, damas, pajes y criados25.

La virreina entró el viernes 5 y fue recibida por el conde de Villardompardo, don Fernando de Torres y Portugal, anterior virrey, y todos los personajes ilustres de la ciudad a cuya entrada y comienzo de la calle se levantó un gran arco triunfal que llamó la atención por la traza y diseño que hizo fray Mateo de León, con las armas reales, láminas con octavas, escudos heráldicos, cartelas con motes y figuras alegóricas. Destacaba la dedicatoria que la ciudad hacía al virrey, colocada sobre el arco:

S.P.q.L.D.D.G.D.M. Ob patriam reparandan. Quiere decir: el Senado y pueblo de Lima ofrece este arco al Sr. D. García de Mendoza, por la esperanza que tiene de que con su venida será reparada esta cibdad26.

23 López, 1949, 10, pp. 93-102; BNM, ms. 2835, nº 3; Colección de Documentos Inéditos relativos al descubrimiento 1875, t. XXIV, pp. 169-173. 24 Contreras y Cortés, 1970, t. I, núm. 975, 989, 995, 996, 997, 998, 1022, 1030, 1045, 1050, 1055, 1071, 1072, 1074 y 1081; Mendiburu, 1933, t. VI, pp. 299-322; Vargas, 1966, t. II, pp. 311-360; Hanke, 1978, t. I, pp. 259-296; Diccionario Biográfico Español, t. XXVI, pp. 540-543. 25 Durán, 1990, pp. 57-62; Biblioteca Nacional, Madrid ms. 2835, nº 3; Colección de Documentos Inéditos relativos al descubrimiento 1867, t. VIII, 308-327. 26 Ibídem, pp. 319-320.

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A partir del arco se organizó el desfile compuesto por compañías de la milicia, Claustro de la Universidad, maceros del Cabildo, Real Audiencia, reyes de armas, caballerizo mayor, lacayos, pajes y guardia del virrey, el palio que portaban los regidores cubriendo a don García montado a caballo, el guión y cinco pajes que portaban sus armas personales, guardia de alabarderos y el alférez con el estandarte de los gentileshombres. Diversos grupos de ministriles con atabales y trompetas fueron intercalados en la comitiva. Al atardecer, llegó el virrey a la plaza mayor, pasó a la catedral donde fue recibido por el Cabildo eclesiástico y realizó una breve oración, y a la salida dio una vuelta a la plaza y se dirigió al palacio.

Todo fue admirado por un gran concurso de personas que acudió a ver la ceremonia de la entrada oficial y cuyos sentidos disfrutaron con tantas sensaciones que la celebración barroca le ofrecía: desfile de uniformes de gala, trajes oficiales, ricos tejidos, en algunos tramos se olían delicados perfumes y se arrojaron rosas; en la casa donde la virreina contempló el cortejo hubo un gran castillo de fuegos artificiales y, para finalizar las fiestas:

Dentro de pocos días hubo toros y juego de cañas. Sin librea; y desde ahí a algunos, hizo la cibdad su fiesta de toros y juegos de cañas (…) Prohibióseles que ninguno sacase bordado, brocado ni tela, ni oro en las libreas; porque dejado que el Virrey no tenía dello gusto ni contentamiento, el que llevase no se le permitiría jugar. Todos lo tuvieron por cosa dura, porque en tan buena ocasión querían y apetecían mostrar su deseo y ánimo. En fin, lo que fue de terciopelo y rasos, fue mucho y muy lucido27.

3). Fiestas organizadas por fray Diego de Ocaña y celebradas en Cuzco (1603) y Valle de Ica (1604). El códice original con la relación del viaje no tiene título y los investigadores hablan fundamentalmente de «crónica» porque eso es28. Ha sido publicado íntegramente29.

A comienzos del siglo XVII, fray Diego de Ocaña, monje jerónimo del Monasterio de Guadalupe (Cáceres, España), recorrió el virreinato extendiendo la devoción a la Virgen y fundando cofradías que recogiesen las ofrendas de sus devotos extremeños y naturales agradecidos por los beneficios que experimentaban de su protección. Su método catequético consistía en pintar un lienzo con la imagen de la Virgen y entronizarlo en el marco de una gran fiesta barroca, con los elementos propios de ese tipo de celebración. Entre otros lugares y fechas escogemos las fiestas celebradas en Cuzco y el valle de Ica, por ser territorios no excesivamente distantes de Pausa y porque tal vez de aquellas celebraciones pudieron llegar noticia a la ciudad30.

27 Ibídem, p. 325. Y aunque hacía 33 años, en Lima quedaba recuerdo de una fiesta civil solemne como fue la celebrada el 25-VII-1551 para la jura de Felipe como rey de España y del imperio de América y Filipinas, organizada por el virrey Don Andrés Hurtado de Mendoza, padre del que ahora entraba a ocupar ese puesto, “Jura de Felipe II en Lima”, en Colección de Documentos Inéditos, relativos al descubrimiento, t. IV, pp. 395-402. 28 “Es un códice de 318 folios de texto, en papel, aunque con algunas anomalías de numeración salto de 259v al 300v, alteración del orden correlativo los folios. 96 y 97 están puestos a continuación del 108 y equivocación en la numeración el 324 está rotulado como el 344; existen intercaladas en el texto 16 ilustraciones a plumilla y color, 7 dibujos lineales y 4 mapas de Chile. Tiene unas dimensiones de 210 X 145 mm. Letra bastarda española y texto completo. Actualmente se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Oviedo, ms. 215, procedente originariamente del Archivo del Monasterio de Guadalupe, aunque ha llegado a la sede ovetense, tras pasar por diversos propietarios, formando parte de un gran lote de volúmenes que el Estado adquirió a D. Roque Pidal, en 1935”, Campos, 1993, p. 409. 29 Álvarez, 1969; López y Madroñal, 2010. 30 Campos, 2014, pp. 9-124.

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De modo resumido, así cuenta la fiesta del Cuzco, 4 de octubre de 1603:

Con la ayuda de las cosas que el pueblo dio, hice una imagen muy linda y con muchas joyas, la cual recibió el pueblo con mucha devoción. Trujéronla en procesión desde las monjas de Sancta Clara hasta San Francisco, que atravesó la ciudad de una parte a otra (…). La noche antes de la fiesta mandó pregonar don Pedro de Córdoba Mesía, corregidor del Cuzco, que todos pusiesen luminarias en las calles, puertas y ventanas, y en las torres y las iglesias y en la fortaleza, de manera que parece que la ciudad ardía en fuego. Salieron de máscara todos los caballeros con muy buenas libreas, y el corregidor con ellos…31.

Y así cuenta la fiesta en el Valle de Ica, octubre de 1604:

Determiné de tomar trabajo y hacer una imagen como las demás que dejo en otros pueblos. La gente acudió con devoción y dieron para el adorno della muchas perlas y esmeraldas; y así la hice muy curiosa, como las demás. Y el día que se determinó que el pueblo la recibiese con solemne procesión, la noche antes, por haber en aquel pueblo mucha gente de Trujillo y de Estremadura, hicieron una máscara por las calles con un carro de música, de suerte que el pueblo se regocijó mucho con las luminarias y con la máscara. Llevose la imagen a la iglesia mayor, sábado en la tarde…32.

4). Valladolid (1605). Relación de las fiestas que delante de Su Magestad, y de la Reyna nuestra señora hizo y mantuvo el príncipe del Piamonte, en Valladolid, Domingo diez y ocho de Iulio, de mil y seiscientos y quatro. [Colofón] Imprimieronse estas relaciones con licencia de su Excelencia, y del ordinario, en la Ciudad de los Reyes, por Francisco del Canto. Año 160533.

No podemos detenernos a describir estas deslumbrantes fiestas de julio de 1604, por haberse celebrado muy lejos de Lima, aunque nos interesa dejar constancia de ellas, con alguna pregunta que tienen relación con nuestro trabajo, pero para las que no hay, o no tenemos respuesta: ¿por qué y para quién Francisco del Canto hizo en Lima esa edición y esa inversión económica? No cabe duda de que nobles, caballeros y personalidades del virreinato leyeron la obra y aprendían de los modelos peninsulares para repetirlos en la colonia en circunstancias especiales, lo que significa que los organizadores de las fiestas de Pausa pudieron haber conocido dicha relación y tomar ejemplo34.

31 López y Madroñal, 2010, p. 467. 32 Ibídem, p. 497. 33 Este libro forma parte de una colección de 39 primeras ediciones de la Biblioteca Nacional del Perú, producida en esta imprenta entre 1584 y 1619. La colección se inscribió en el registro de Memoria del Mundo de la UNESCO en 2013. Estos libros, que están en latín, español y varias lenguas amerindias, forman una parte importante del registro del encuentro entre dos mundos: la civilización amerindia de los incas y la cultura europea representada por los conquistadores españoles. Constituyen importantes fuentes para el estudio de la difusión de ideas en el Imperio español: por un lado, el proceso de evangelización y la difusión de la religión católica y, por otro, el debate sobre los pueblos nativos y su condición de seres humanos. Varios de los libros proporcionan una visión de la organización política, cultural y social de la vencida civilización inca, así como un registro de las lenguas quechua y aimara que hablaban los incas, https://www.wdl.org/es/item/13759/. En el mismo año 1604 se hicieron dos impresiones en Valladolid y una en Sevilla. 34 García, 2017, pp. 180-217. Como apéndice documental se incluye la transcripción completa, pp. 210-217. Creemos que Alba Mª García da unas razones genéricas para la edición, pero no definitivas -págs. 182-184-, teniendo en cuenta que había por medio una inversión económica que había que rentabilizar y solo era posible hacer ediciones de obras que suscitasen el interés de los lectores, la venta del libro, y el negocio editorial.

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La fiesta barroca en pausa

El interés de nuestro trabajo se centra en la fiesta celebrada en Pausa, que se inscribe en el esquema de las conocidas fiestas barrocas ya que, por algo, el autor anónimo de la crónica, así considera lo que se hizo en la villa peruana del corregimiento de Parinacochas35. La razón que desencadenó la fiesta queda claramente especificada en el título que fuePor la nueva de prouiymiento de Virrey en la persona del Marques de Montes Claros; es probable también -y no sería la primera vez como en otros lugares sucedió-, que los promotores tuviesen otros motivos para organizar una fiesta de este tipo, conocido y atractivo que podía servir para reunirse los españoles peninsulares residentes en la ciudad y disfrutar con esa celebración, sin excluir que hacerla en nombre del nuevo virrey podía entrañar intereses políticos concretos.

El tema de la fiesta ha sido tratado abundantemente por muchos investigadores, pero como tema literario cervantino y no como tema de celebración del seiscientos, aunque Rodríguez Marín en la segunda conferencia pronunciada en Madrid en 1911 la entronca con ese tipo de festejo, enumerando otras similares y citando la obra clásica de Jenero Alenda36.

No es fácil descubrir la procedencia y el itinerario seguido por el ejemplar de El Quijote que llegó hasta Pausa dando a conocer a don Alonso Quijano y dedicarle puesto de honor en la fiesta que analizamos; a pesar de ello, hay una sospecha fundada en un dato exacto y la relativa proximidad geográfica. En la recepción de libros hecha en Lima por Juan de Sarria el joven de parte de Miguel Méndez, el 6 de junio de 1606, se dice al comienzo del documento que recibe: nueve don Quixotes a quatro patacones (Figura 1)

35 Relación de las fiestas que se celebraron en la Corte de Paussa por la nueba de prouimiento de Virrey en la persona del marques de Montesclaros, cuyo grande aficionado es el Corregidor deste partido que las hizo, y fue el mantenedor de vna sortija çelebrada con tanta magestad y pompa que a dado motibo a no dejar en silençio sus particularidades. Pausa era la «corte», villa destacada o capital del corregimiento de Parinacochas; en la administración republicana del Perú esa provincia homónima es una de las once circunscripciones que conforman el departamento de Ayacucho. Al hablar de la tierra de Pausa y de don Quijote I.A. Leonard los describe como «una altiplanicie del Perú tan desolada y abierta como la tierra de la Mancha, su triste origen peninsular», 1996, p. 248. Creemos que la calificación del Campo de Montiel y la Mancha con esas palabras indican que ha seguido el tópico literario más vulgar sin aproximarse a la geografía real de esa región española. 36 Rodríguez, 1911, pp. 49-94; Alenda, 1903.

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Figura 1. Protocolos notariales, Francisco Dávila, Protocolo 418, f. 338, 1606. Fuente: AGN.

Y, al final:

…me doy por entregado [de los libros antes enumerados] y en rrazon de su rescivo que de presente no paresse menor Las Leyes de la entrega prueva Della. E Los rescivo Para effeto De los llevar a la ciu[da]d del Cuzco e otras partes que a mi me peresçiere y Los vender…37 (Figura 2)

37 AGN, Protocolos notariales, Francisco Dávila, protocolo 418,1606, f. 338, línea 18, y f. 341v, líneas 5-11.

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Figura 2. Protocolos notariales, Francisco Dávila, Protocolo 418, fol. 341v, 1606. Fuente: AGN.

Si esos ejemplares llegaron a la villa imperial del Cuzco, a cuyo distrito pertenecía Pausa, que no dista mucho dentro de las dimensiones y distancias de las divisiones administrativas y religiosas de los virreinatos americanos, es verosímil suponer que algún Quijote pudiese haber terminado entre los vecinos de Pausa. No olvidemos que el joven Juan de Sarria llevó otros libros a esa zona, lo que significa que había clientes lectores38.

Además del conocimiento que de la obra de Cervantes podía tener la reducida colonia de españoles en Pausa39 conviene dejar constancia de posibles intereses personales por parte de las activas autoridades que la organizaron y asistieron, entre ellos el licenciado don Pedro de Salamanca, que erróneamente se le ha calificado de corregidor y mantenedor de las mismas desde la asignación hecha por de Rodríguez Marín40. Sin embargo, como demostró documentalmente Miró Quesada, el que detentaba ese cargo en Pausa era don Francisco de Álava y Norueña41, posteriormente gobernador de Chile42. Otro

38 Leonard, 1996, pp. 241-245. 39 Rodríguez, 1911, pp. 76-79; Leonard, 1996, pp. 245-246. 40 Rodríguez, 1911, pp. 79 y 101; también le asignan el cargo Leonard, 1996, pp. 245, 248, 249 y 252, Lobato, 1994, y Arellano, 2005, pp. 947-949; más recientemente lo hacen los profesores Lucía, y Vargas, 2005, pp. 207 y 230. 41 A. Miró Quesada apoyado en actas del Cabildo de Lima (12-VIII-1606, 16-III-1609 y 14-VI-1611), afirma: «Quien ejercía el cargo entonces era Francisco de Álava y Norueña, nombrado corregidor de Parinacochas por provisión del conde de Monterrey, fechada en la chácara de Santo Domingo (o Limatambo), de la ciudad de Los Reyes, el 4 de febrero de 1606, o sea, solo seis días antes del fallecimiento del virrey. Álava y Norueña, quien hizo su presentación ante el Cabildo el 12 de agosto de aquel año, reemplazó a Juan de Larrea Zurbano (quien participó también en la fiesta de Pausa), y fue sucedido, a su vez, por Juan de Zárate, por título expedido por el marqués de Montesclaros el 16 de febrero de 1609». 1962, pp. 72-76; Lucía, 2007, pp. 323-324; Lucía, 2008, pp. 99-124. 42 Medina, 1906, pp. 38-39; Barros, 22000, t. IV, pp. 147-149. Archivo General de Indias, Chile, 19,R.6,N.62 a 66.

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distinguido asistente fue don Pedro de Peralta Cabeza de Vaca, corregidor de Condesuyos43; Peralta fue acompañado de su hermana doña María de Peralta y su marido don Juan de Larrea, relator de la Real Audiencia de Charcas, y las hijas de este matrimonio, las jóvenes Mariana, Clara y Ana Larrea Peralta, que fueron destinatarias con su madre de los premios que le ofrecieron los triunfadores de la sortija.

El núcleo central de la fiesta fue la celebración de un juego de sortija donde hay que demostrar soltura y habilidad en montar a caballo y destreza y arte para saber ensartar la sortija o anillo en la lanza que portan los corredores mientras galopan44; por eso era una prueba de hidalgos, caballeros y personas nobles relacionadas con el uso de las armas y la caballería45. A esta fiesta se le añadió una pantomima, donde los concursantes salieron disfrazados graciosamente y acompañados de cortejos formados por buen número de personas y grupos musicales; la explicación de la caracterización elegida iba escrita en unas cartelas por medio de unos versos ingeniosos de forma similar a la de los emblemas y jeroglíficos.

El programa de la fiesta se desarrolló según el modelo establecido46. Precedió el anuncio de la misma por medio en una encamisada, que era un acto popular nocturno con antorchas donde los participantes acudían montados a caballos y disfrazados. En este caso, desfilaron «más de quarenta» con el cartel de la convocatoria para diez días después, que colocaron debajo de un rico dosel de terciopelo; la convocatoria se hacía en tono jocoso y por eso los nueve invitados lo firmaron con nombres de conocidos caballeros del mundo literario caballeresco y de la leyenda.

Por ser la crónica muy breve, apenas se reseña el escenario del espectáculo, aunque sí lo hace con la descripción de los trajes, tocados y armas para demostrar la categoría socioeconómica de los participantes. Para ver la similitud de estos espectáculos se pueden comparar con otros muchos; escogemos, especialmente por cervantino, el celebrado en Zaragoza, donde don Miguel participó en el certamen de poesía que se convocó con unas glosas donde ganó el primer premio de la sección segunda47. El recuerdo de esta fiesta fue muy apreciado para Cervantes porque lo refiere en El Quijote. En la escena que le sucede en casa de don Diego de Miranda, Caballero del Verde Gabán, deja su opinión sobre las glosas literarias por boca de don Alonso, cuando le dice al joven poeta manchego:

Y si es alguna glosa, a mí se me entiende algo de achaques de glosas, y holgaría saberlos; y si es que son de justa literaria, procure vuesa merced llevar el segundo premio; que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se lo lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo, y el primero, a esta cuenta, será el tercero, al modo de las licencias que se dan en las universidades; pero con todo esto, gran personaje es el nombre de primero;

43 En la administración republicada del Perú la provincia de Condesuyos es una de las ocho circunscripciones que integran el Departamento de Arequipa y Chuquibamba es su capital, fundada en 1565. 44 Gálvez, 1999 [1792], pp. 365-382; Martínez, 1999; Perea, 2010, vol. VII, pp. 6513-6514. 45 De forma magistral ya había enseñado poco antes B. Castiglione el uso festivo de las armas y la preparación del caballero, que ambas cosas iban unidas: Aprouechan tambien las armas en tiempo de paz para diuersos exercicios. Muestranfe y honrrasefe con ellas los caualleros en las fiestas publicas en presencia del pueblo, de las damas, y de los principes. Por esso cumple que nuestro Cortesano sea muy buen Cauallero de la brida, y de la gineta, y que no se contente con solo tener buen ojo en conocer vn cauallo, y fer diestro en menearle (…) De los exercicios del cuerpo ay algunos que casi siempre se hacen en lugares publicos, como el justar, en tornear, eI jugar a las cañas; y todos los otros que cuelgan de las armas. Auiendo luego nuestro Cortesano de exercitarse en estos, lleue primeramente tan buen concierto de cauallo, de armas, y de adereços que no le falte nada, y viéndose bien a punto de todo esto, se quede, Que si lo hiziese mal no seria buena desculpa decir que no tenia buen cauallo o buenas armas. 1591, pp. 31 y 72-92v, respect. 46 Leonard, 1996, pp. 248-252. 47 Martel, 1595, pp. 29-32 (encamisada); pp. 53-55 (sortija); Campos, 2018, pp. 227-244.

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Casi al final de la estancia en aquel lugar y capítulo, le dice que se debe marchar

…a cumplir con su oficio, buscando las aventuras, de quien tenía noticia que aquella tierra abundaba, donde esperaba entretener el tiempo hasta que llegase el día de las justas de Zaragoza, que era el de su derecha derrota48.

La primera parte de El Quijote finaliza contando la tradición oral que existía en la Mancha de que don Quijote en la tercera salida se dirigió a Zaragoza a participar en unas famosas justas49. Tomando esa referencia el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda al escribir su Don Quijote lo hace pasar efectivamente por la capital aragonesa y participar en la sortija que se celebró en la conocida calle del Coso, y luego cenar con el juez del juego50.

En la segunda parte de El Quijote Cervantes niega que don Alonso y Sancho hubiesen estado en Zaragoza para así denunciar el plagio literario afirmando que ellos son los personajes de la historia que compuso Cide Hamete Benengeli y negándose a continuar leyendo Diciendo que él lo daba por leído y lo confirmaba por todo necio. Y a continuación sigue:

Díjole Don Juan [otro huésped de la venta, lector de la obra de Avellaneda, a Don Quijote] que aquella nueva historia contaba cómo don Quijote, sea quien se quisiere, se había hallado en ella [fiesta de Zaragoza] en una sortija falta de invención, pobre de letras, pobrísima de libreas, aunque rica en simplicidades.

–Por el mismo caso -respondió don Quijote- no pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré a la plaza del mundo la mentira dese historiador moderno, y echarán de ver las gentes cómo yo no soy el don Quijote que él [Avellaneda] dice51.

El espacio destinado para la fiesta de Pausa fue decorado con ramas y flores, completado con un aparador que mostraba muchas piezas de plata, objetos y joyas que eran los premios; se levantaron tres estrados tapizados para las damas52, los jueces 53 y el clero54. La fiesta se inició cuando el mantenedor -que era el corregidor como organizador-, entró en acción pasando al terreno de la competición; iba ricamente vestido adoptando el nombre de Caballero de la Ardiente Espada (Amadís de Grecia) siendo precedido de un grupo de caballeros, los padrinos y un grupo de músicos que tañían atabales, chirimías y trompetas.

Tras el desfile, se dirigió a una tienda de campaña bien engalanada donde se reunieron los participantes y desde allí comenzó el desfile. Todos disfrazados de los personajes que habían elegido, con trajes adecuados y adornos imaginativos, y las oportunas cartelas explicativas de lo que representaban. A todos ellos les precedían grupos musicales venidos de la región que se habían enterado de la fiesta que se organizaba en la capital del corregimiento, con sus instrumentos y bailes pusieron agradables tonos al acto.

48 Cervantes, II, 18. 49 Ibídem, I, 52. 50 Avellaneda, 1614, V parte, caps. XI y XII. 51 Cervantes, II, 49. 52 Lamenta el autor anónimo al final de la crónica que Solo faltó auditorio pleno, pero la cantidad suplió la calidad de las pocas damas que hubo; sabemos que asistieron la hermana del corregidor y las hijas de esta. 53 Fueron el padre presentado fray Antonio Martínez, don Juan de Larrea Zurbano, cuñado del corregidor de Condesuyo y don Cristóbal de Mata, de Potosí, que pasó por Pausa esos días. 54 Según la crónica asistieron Algunos frayles y clérigos que vinieron a uer las fiestas.

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Enseguida aparecieron en la plaza el licenciado don Pedro de Salamanca como fuerte Bradaleón55, y su teniente como el dios Baco, con su cartela explicativa, sobre una gran cuba que portaban sus seguidores a los que iba dando de beber; todo el grupo acompañado ruidosamente de muchos indios con tamborines y cuatro caciques a caballo, todo precedido por un grupo con instrumentos musicales. Aunque luego corrió bien en la prueba, le ganó el mantenedor que recibió de premio una taza de plata ofrecida a doña María de Peralta.

También salió un primer carro triunfal -pieza clave en las fiestas barrocas- que en este caso representaba el juego de naipes que sobre una mesa mantenían un tahúr, la blasfemia, el engaño y la ira, símbolos que se dan en estas cosas, acompañados de la codicia, que es la otra figura invitada a estas reuniones. Se completaba la escena con los padrinos de las anteriores figuras que eran, respectivamente: la pobreza, el demonio, un perulero y el interés; el padrino de la ira era el escudero que le llevaba el caballo y representaba al enojo. Todos los padrinos portaban cartelas donde figuraban sus nombres y un epigrama donde explicaban con cierta agudeza a lo que aludían; no supieron acertar sus lanzas con las sortijas.

Luego entró el caballero antártico con su correspondiente cartela -que era don Román de Baños-, ataviado de inca y cuyo caballo lo tiraba un cacique con sus cartelas explicativas. Iban acompañados con una compañía de más de cien indios, seguidos por muchas indias bailando, y todos vestidos adecuadamente con lo que representaban; este grupo llevó poca música y con solo los tamborinos y el baile llenaron la plaza. Por problemas con el caballo perdió en el juego.

En este momento, la fiesta alcanzó su cenit con la aparición de don Quijote consus acompañantes salidos también de la fantasía de la novela de Cervantes: Sancho Panza, el cura, el barbero y la «ynfanta Micomicona»56.

El cronista describe así a don Quijote:

A esta ora asomó por la plaça el Cauallero de la Triste Figura don Quixotte de la Mancha, tan al natural y propio de como le pintan en su libro; que dio grandíssimo gusto berle. Benia cauallero en vn cauallo flaco muy pareçido a su rrozinate con unas calçitas del año de vno, y vna cota muy mohoza, morrion con mucha plumeria de gallos, cuello del dozabo, y la máscara muy al propossito de lo que rrepresentaba…

El personaje del Quijote lo interpretaba don Luis de Córdoba.

Vn cauallero de Cordoua de lindo humor llamado don Luis de Cordoua, y anda en este rreyno disfraçado con nonbre de Luis de Galues. Abia benido a la saçon desta fiesta por juez de Castro Virreyna57; y presentandosse en la tela [tienda preparada] con estraña de los que miraban…58.

55 Aunque no fuese el corregidor de Parinacochas este licenciado participó en la fiesta porque expresamente lo cita la crónica. 56 Es significativo que se escogiese a este personaje en la fiesta de Pausa. La princesa es una invención del cura, el barbero y la hermosa Dorotea (que encarna esa creación), para llevar a don Quijote al pueblo con engaños y tratar de hacerlo entrar en el mundo que ellos representan del orden y la cordura establecida; todo desarrollado en un contexto donde se mezcla la burla, el anacronismo y la fantasía del mundo imaginado del caballero; en la ficción deEl Quijote es como un juego, y como juego se utiliza en Pausa. 57 Castrovirreyna es capital de la provincia homónima, departamento de Huancavelica; en aquellos años había sido fundada recientemente por el virrey don García Hurtado de Mendoza en 1591. 58 También es significativo que se elija a este joven cordobés con doble personalidad civil para encarnar a don Quijote, que también es figura de doble personalidad en la ficción, y que el cronista no aclare más de él debiendo ser suficientemente conocido por el corregidor para encargarle este papel. Y la risa de los espectadores ¿era por ser quien era o por a quien representaba?

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En este punto conviene dejar una sugerencia, según la costumbre el organizador de una fiesta de sortija invitaba a los participantes dejando libertad en el personaje que cada uno eligiese para la competición. Si el joven don Luis se inscribió bajo el nombre de «El caballero de la triste figura» significa de forma clara que él conocía la novela de Cervantes y le pareció oportuno comparecer encarnando a su protagonista, por ser algo novedoso en el Perú de esos momentos. Si vivía en la comarca de Pausa no estaba lejos del Cuzco y, tal vez, pudo leer alguno de los nueve ejemplares que recibió el mercader Juan de Sarria el 6 de junio del año anterior y, con algo de imaginación, se puede adivinar que las aventuras de don Quijote le atrajese a él, que, al parecer, tenía algo de aventurero ya que vivía con doble nombre, como dice la misma crónica.

Don Quijote corrió las lanzas y entre el mal caballo que montaba y haberlo hecho mal conscientemente le ganó el que encarnó al dios Baco; Sancho estaba graciosamente vestido de caballero en su asno, y cantó unas coplas subidas de tono que no se trascriben en la crónica.

Toda esta escena terminó cuando entró en la plaza el Caballero de la Selva, precedido de cuatro salvajes con otros tantos caballos y atabales, y el mismo número de ministriles entre gran ruido. Esta comitiva abría paso a un carro de enormes dimensiones que se ajustaba con dificultad al espacio por donde tenía que avanzar, representaba un jardín con un cenador donde estaba la diosa Diana, y colgados se veían muchos animales muertos recordando su oficio de cazadora. Rodeaban el carro más de ochenta doncellas ricamente ataviadas y portando los instrumentos del culto a la diosa; dos de las mejores llevaban la lanza y el caballo, de los buenos que había, con los correspondientes padrinos que portaban las cartelas con los versos. Debajo del carro llevaban un venado y dos galgos que soltaron mientras el carro desfilaba.

De nuevo, el mantenedor entró con su ayudante para volver a correr la sortija y le ganó la salvilla de plata que había puesto para la competición junto a unos guantes de ámbar que puso el perdedor59.

Antes de finalizar la anterior disputa entró un nuevo carro sobre el que había una tienda muy bordada con pájaros y dentro el Caballero Benturoso acompañado de una dama vestida elegantemente; sostenía con fuerza la rueda de la fortuna a la que hacía alusión los versos de la cartela. La sorpresa estaba en que la dama era un hombre barbado vestido de mujer, y era un aventurero capitán de Chile, Echó también su letra acomodada al sujetto, y por meterse en el campo de benus no se refiere, avnque era estremada. Llevaban por acompañamiento solo unos atabales y ministriles; el caballero ejecutó la carrera con soltura y venció la apuesta al dios Baco, cuyo premio era un jubón de tela que ofreció a doña Marina de Larrea.

Siguió el desfile de Dudado Furibundo que entró precedido de un grupo de atabales y ministriles; iba disfrazado de moro con siete moras a caballo, bien vestidas de máscara representando a mujeres suyas Porque en el Alcorán de Mahoma se permite tener las que pudiere sustentar cada vno, y a eso hacían alusión los versos que presentaba su padrino. Corrió las lanzas con el buen caballo que tenía, pero fue vencido por el dios Baco que ofreció el premio a doña Clara de Peralta, consistente en seis varas de tafetán.

59 De forma discreta el cronista aprovecha para dejar una pista de la personalidad del ganador a quien parece que conocía: Y ambas preçeas las presentó a su dama, con cuyo fabor ganó, y por las señas de su pensamiento se conosce quién era.

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Ya anochecía cuando desfiló un nuevo carro sobre el que se había colocado un aparador y mesa llena de productos para una merienda con todas las cosas necesarias para servirla y los pajes para atender a los invitados. El caballero del carro fue el mantenedor disfrazado de bodegonero ayudado por dos mozas disfrazadas de la gula y la enfermedad y a ello hacía alusión la letra de su cartela. Debajo de carro sonó todo el trayecto una suave música de flautas. El mantenedor mostró ser en toda la celebración una figura importante y estar a la altura del acto; por haberse extendido la noche no le dio tiempo a correr la sortija pero sí a que las damas y los miembros de jurado merendasen a la luz de numerosas hachas.

Según el título de la crónica, el corregidor fue el que organizó la fiesta y el mantenedor de la misma. Es llamativo que el cronista haya silenciado su nombre, tanto en el título de la obra como en las ocasiones que lo cita como actuante, lo que significa que le conocía perfectamente. Si fue el que le encargó el texto, como mecenas era lógico que constase; si fue algo que hizo el escritor por motivo personal y para congraciarse con la autoridad, darlo a conocer era un acierto para el futuro. Habiendo figurando el nombre del corregidor en la relación de la fiesta le hubiera dado fama y prestigio ante el nuevo virrey, del que parece que era partidario y conocido. Sin embargo, no aparece el nombre, y queda el interrogante de por qué se omitió.

Después de la correspondiente reflexión de los miembros del jurado, se hizo público el fallo de los premios con su correspondiente explicación, que tuvo tres modalidades: invención o diseño de presentarse, letra de las cartelas y gala o garbo en la actuación, fue así:

El de ynbençion, por auer sido todas tan buenas y rreconosçersse poca o casi ninguna ventaja en ellas, se le diesse al Cauallero de la Triste Figura, por la propiedad con que hizo la suya y la rrisa que en todos causó verle, el qual dio quatro baras de rraso morado que le tocaron, a su escudero Sancho, para que las presentase en su nombre [a Dulcinea] (…) al Caballero de la Selba le dieron vnos guantes de ambar por la mejor letra que presentó al sujeto della. Al mantenedor le cupo el premio de la gala, y presentó a mi señora doña Maria de Peralta vna caldereta de plata.

Y así finaliza la crónica de esta famosa fiesta de sortija celebrada en Pausa un díadela primavera austral de 1607 que podían parecer a las de Lima.

La fiesta barroca también en la crónica

Aunque el relato es breve, cuenta todo, y lo cuenta bien, por lo que el autor anónimo sabía lo que escribía; quizás por ello recoge alusiones que son propias de las crónicas del género, de tal forma que aúna la descripción de la fiesta y lo que sucedió realmente dentro del mismo marco estético barroco.

En otros trabajos hemos hablado que la fiesta barroca es fiesta de los sentidos, y aquí tenemos que repetirlo de nuevo60; muy brevemente haremos un recorrido de referencias donde el cronista piensa que los sentidos de los asistentes y participantes eran también destinatarios muy directos de lo que en aquella fiesta sucedió y se ve por las alusiones:

60 Campos, 2002, pp. 91-122; Campos, 2017, pp. 13-43.

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- VISTA. Toda la crónica es una alusión constante a lo que presenciaron los órganos de la visión deteniéndose en enumerar la enorme cantidad de colores que se veían en la ornamentación del recinto, especialmente la descripción de los vestidos de los que actuaron, las joyas y demás adornos, especialmente plumas y borlas de muchos colores; cosa que no pasó desapercibida a Rodríguez Marín, que dice:

Los que celebraron esta fiesta peruana, ni en particular D. Luis de Córdoba, que representó a D. Quijote, nos dejaron en ella un interesantísimo cuadro que habla tan pintoresca y elocuentemente al entendimiento como a los ojos61.

- OIDO. Son también muchas las referencias que hace a los diversos conjuntos de ministriles que fueron tocando sus instrumentos musicales y recreando la escucha que tuvieron los asistentes, indicando reiteradamente que eran atabales, chirimías, trompetas, tamborinos y flautas, así como que algunos de los grupos que acompañaban a los caballeros protagonistas cantaban y bailaban.

- OLFATO. Que podemos deducir de las alusiones a la ornamentación que ofrecía la plaza donde se tuvo la fiesta, de los carros y de algunas de los personajes; se habla de plantas naturales como guirnaldas, ramas y flores, un jardín, mejorana y pámpanos que evocan en el lector los olores correspondientes.

- GUSTO. Se habla de que se ofreció una merienda y colación a las damas de la que, incluso, algo probaron los jueces y, evidentemente, afecta de forma directa al órgano correspondiente del sentido.

- TACTO. Está suficientemente evocada la textura de tejidos al hablar de la gran diversidad de vestidos que utilizaron los actuantes y que, en muchos casos, nombra expresamente, entre ellos: damasco, tafetán, terciopelo, raso, bordados con joyas, tapices, reposteros, cintas y bandas, incluso sin olvidar otros más toscos como el cañamazo.

También, en algunos casos, el autor anónimo juega con un elemento cultural barroco que se utilizó en el seiscientos como fue la ambigüedad, el contraste, el engaño... Por ejemplo, al hablar del que representó a Sancho Panza, dice que iba Graciossamente bestido, cauallero en su asno…; de don Luis de Córdoba que encarnó a don Quijote, por la dualidad de nombre que utilizaba asegura que Anda en este rreyno disfraçado. Por último, estuvo la presencia de un travestido en una de las escenas -no era infrecuente que en funciones de teatro los papeles de mujer fuesen representados por hombres-, pero el cronista no aclaró si ese dato lo supo el público asistente.

Conclusión

Las fiestas organizadas en Pausa, capital del corregimiento de Parinacochas, distrito del Cuzco, en 1607, fue una celebración barroca porque se ajustó a la estructura de este tipo de festejos ya conocido, y que se prolongarían por toda la Edad Moderna en España, Europa e Hispanoamérica.

61 Rodríguez, 1911, p. 91.

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Así como la variedad de fiestas que conocemos, estas fueron programas con cuidado porque había que difundir la noticia con tiempo a muchos lugares y por el operativo que había que preparar -montaje de la plaza, carros triunfales, vestidos de los participantes, etc.-, según se deja ver en la crónica del acto, aunque sea breve.

En este caso destacó la presencia de don Quijote, que fue la figura central del juego de sortija y toda la fiesta celebrada en Pausa con motivo de la llegada del nuevo virrey don García Hurtado de Mendoza, marqués de Montesclaros -también celebrada solemnemente su entrada en Lima el 1590-, organizado por el corregidor don Francisco de Álava y Norueña, y en el que participaron un grupo de españoles residentes en la ciudad y en otras próximas.

Es importante señalar que el pronto conocimiento de la obra de Cervantes está motivado por la llegada inmediata al Perú de bastantes ejemplares de la edición Princeps (Madrid, Juan de la Cuesta, 1605), según consta en los recibos conservados en el Archivo General de la Nación de Lima el 5 y 6 de junio de 1606.

Recogemos el dato de que cuando el cronista de la fiesta describe al que representó a don Quijote tiene una frase que llama la atención, dice que apareció Tan al natural y propio de cómo lo pintan en su libro, lo que significa que el autor de la relación conocía suficientementeEl Quijote , ello nos lleva a preguntar que tan rápido lo leyó -por el breve espacio transcurrido entre la llegada de ejemplares a Lima y la fiesta-, o que transcurrió algún tiempo entre la celebración de la fiesta y la redacción de la crónica, pero no mucho, porque da detalles que con el paso del tiempo se le habría olvidado al escribirla.

Referencias

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RELACIÓN de las fiestas que hizo la Compañía de Jesús en Lima, a la nueva de la beatificación del beato padre Francisco Xavier, s.l./s.f. [1620].

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Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 34 2018, 9-34 Iquitos, del caserío misional a la ciudad: el largo siglo XIX

Jorge Ortiz Sotelo1 Universidad Nacional Mayor de San Marcos [email protected]

Resumen

La hoy populosa ciudad de Iquitos se inició como un pequeño asentamiento misional a la vera del río Itaya, cuyo desarrollo fue modesto hasta mediados del siglo XIX, cuando el Estado Peruano comenzó a mostrar un creciente interés en sentar su presencia en la llanura amazónica. Como consecuencia de ese esfuerzo, algunos peruanos y extranjeros se fueron estableciendo en esa localidad, vinculada con el mundo exterior a través del caudaloso Amazonas. La explotación del caucho aceleró este proceso, y llevó a un rápido crecimiento urbano que atrajo a grupos humanos muy diversos, quienes fueron moldeando la fisonomía de la pujante ciudad en que se había convertido a principios del siglo XX. En este artículo se dan nuevas luces sobre este proceso, en el que se produjo un rápido y desordenado crecimiento urbano, sentando las bases de la actual sociedad iquiteña.

Palabras clave: Historia amazónica; Iquitos; Historia marítima; Historia social.

Iquitos, from the missionary village to the city: the long 19th century

Abstract

The present days densely populated city of Iquitos started as a small missionary settlement on the banks of the river Itaya, whose development was modest until the mid-nineteenth century, when the Peruvian State began to show a growing interest in sitting your presence in the Amazon plain. As a result of that effort, some Peruvians and foreigners were established in the town, linked to the outside world through the mighty Amazon. The exploitation of rubber accelerated this process, leading to a rapid process of urban growth, attracting many different human groups, which were giving the appearance of the thriving city that had become at the beginning of the 20th century. New light on this process, which occurred in a fast and disordered way, laying the groundwork for today’s society of Iquitos, are given in this article.

Key words: Amazonian History; Iquitos; Maritime History; Social History.

1 El presente trabajo es una versión ampliada y anotada de “Iquitos, ciudad y puerto en el siglo XIX”, publicado en Varón y Maza, 2014, pp. 28-35.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 35-50 35 Jorge Ortiz Sotelo Iquitos, del caserío misional a la ciudad: el largo siglo XIX

Con más de 300 000 habitantes, Iquitos es la ciudad más populosa de nuestra llanura amazónica en la que se mezclan el pasado y el presente de una manera desordenada y vivaz, reflejando su peculiar historia, que se remonta al siglo XVIII, cuando una pequeña reducción misional se estableció en una elevación a la vera del río Itaya. Este curso de agua desembocaba entonces en el río Nanay y, este, a su vez, en el Amazonas, pero como nada es permanente en la selva baja, eventualmente, el Amazonas rompió la lengua de tierra que lo separaba del Itaya e Iquitos quedó a la vera del gran río. En tiempos recientes, un nuevo cambio del cauce del Amazonas restituyó a Iquitos su condición ribereña del Itaya.

Durante el siglo XIX numerosos peruanos y extranjeros, muchos de ellos aventureros y otros desesperados en busca de nuevos horizontes, se fueron estableciendo en esa localidad y sentaron las bases humanas de su pujante sociedad actual. Conectados con el resto del país y con el extranjero únicamente por vía fluvial, Iquitos permaneció en un práctico aislamiento, que solo fue quebrado cuando el desarrollo de la aeronáutica permitió contar con una vía de conexión más rápida que las canoas indígenas o los vapores. El incremento de la actividad comercial, vinculada con la explotación del caucho, llevó a que, a principios del siglo XX, se construyeran las primeras instalaciones portuarias propiamente dichas.

La historiografía sobre esta etapa de Iquitos es relativamente abundante, destacan los trabajos impulsados por el Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía (CETA)2, el libro de David Werlich sobre el almirante Tucker3, así como el tomo de la Historia Marítima del Perú que Fernando Romero Pintado le dedica a la Amazonía 4. Todos ellos brindan una visión bastante precisa del proceso que llevó a que el pequeño asentamiento misional pasara a convertirse en la gran ciudad que hoy es Iquitos; pero, como suele ocurrir con todo trabajo de historia, la aparición de nuevas fuentes y la revisión de las ya conocidas permiten rectificar algunos aspectos, aclarar otros y, como no, aportar cosas nuevas. Esta es, pues, la intención de este trabajo.

La etapa misional

La exploración de la llanura amazónica peruana fue emprendida por los españoles hacia mediados del siglo XVI, pero aquel fue un esfuerzo efímero que cesó cuando no encontraron las grandes riquezas que buscaban. Distinta fue la aproximación que los misioneros jesuitas y franciscanos emprendieron durante el siglo siguiente, pues compitieron por evangelizar a los diversos pueblos que la ocupaban; los primeros a lo largo del curso del Marañón y Amazonas; mientras que los segundos lo hicieron en la cuenca del Ucayali. La labor misionera llevó a introducir reformas en la vida económica y social de los nativos, pero ese esfuerzo trajo consigo algunos efectos colaterales negativos, pues al concentrar poblaciones que antes vivían dispersas no solo se afectó sus costumbres ancestrales, sino que también se facilitó la propagación de enfermedades.

Los jesuitas se convirtieron en la avanzada de la soberanía española en la Amazonía, logrando frenar el avance de los bandeirantes portugueses al establecer misiones casi hasta la boca del río Negro. Pero a partir de 1710, los bandeirantes retomaron sus expediciones aguas arriba del Amazonas, en busca

2 Entre ellos, varios de los numerosos tomos de Monumenta Amazónica que han aparecido desde 1984; y el libro editado por el padre García Sánchez, 2008. 3 Werlich, 2010. 4 Romero, 1984.

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de esclavos. Muchos pueblos fundados por los jesuitas simplemente desaparecieron, mientras que otros surcaron el Amazonas en busca de seguridad, como hicieron los yurimaguas hasta establecerse en el río Huallaga. La situación empeoró luego que en 1767 los jesuitas fueron expulsados de las posesiones españolas, pues durante casi una década no hubo quien frenara el avance portugués. Este fue finalmente detenido gracias a la importante labor del ingeniero militar Francisco Requena, gobernador de Maynas desde 1778 hasta 1794.

Los pobladores de las cuencas de los ríos Itaya y Nanay comenzaron a ser evangelizados por los jesuitas hacia 1729, fundaron cuatro pueblos, tres de ellos en el Itaya y el cuarto, San Pablo Apóstol de Napeanos, en el Nanay. Esta última localidad, establecida en 1737,5 fue trasladada veinte años después por el padre Mauricio Caligari a la zona donde hoy se levanta Iquitos, con el nombre de San Pablo Apóstol de Nuevo Napeanos. Pero el cambio afectó a los nativos, pues fueron diezmados por diversas enfermedades, llevando a que, hacia 1761, se trajeran algunas familias del grupo iquitos, provenientes la misión de Santa Bárbara, en el Alto Nanay. La disminución de los napeanos llevó a que para finales del siglo XVIII el caserío de San Pablo adoptara el nombre de Santa Bárbara de Iquitos, encontrándose sus pobladores divididos en los dos partidos o parcialidades 6.

El último misionero jesuita en Iquitos fue el padre Juan Saltos –o del Salto–, que con los hermanos Pedro Schoneman y José Montes, de las reducciones de Nuestra Señora de Luz de Iquitos y San José de Iquitos, así como otros misioneros que se les fueron uniendo, comenzaron a descender el río Amazonas en noviembre de 1768 7.

Desde la época misional jesuita el pueblo contaba con un gobernador y cada parcialidad tenía un capitán, un alférez y un sargento de milicia, que debían realizar entradas para traer nuevos infieles. Asimismo, anualmente cada parcialidad elegía un varayoc y un alcalde mayor, quienes debían velar por los trabajos comunales, mientras que los fiscales debían hacer lo propio por los aspectos religiosos.

Por los padrones poblacionales, así como por la visita realizada en 1808 por el obispo de Maynas, Hipólito Sánchez Rangel, sabemos que entre 1796 y 1814 el número de habitantes en Santa Bárbara de Iquitos se mantuvo en torno a unas ochenta personas. Esas fuentes también sugieren que Isidoro Ramos Portugal habría sido el primer mestizo asentado en dicha localidad, pues a diferencia de los napeanos e iquitos, él y su familia aparecen en el padrón de 1800 con la categoría de moradores 8.

Las décadas iniciales de la República

Poco cambió la vida en Santa Bárbara de Iquitos cuando el Perú se convirtió en República; la primera noticia que tenemos de dicha localidad en este periodo corresponde a la visita que en 1825 llevó a cabo el capitán Carlos del Castillo, gobernador de las misiones de Maynas, quien reportó la

5 Maroni, 1988, p. 393-395. 6 Villarejo, 2008, pp. 7-42. 7 Negro, 2007, pp. 102-103. 8 Archivo de Límites, Ministerio de Relaciones Exteriores, LTSG-46, 1785-1810, Loreto padrones de los pueblos de Nanay, Iquitos y Napeanos, 28 ff.

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presencia de un gobernador, dos curacas, dos capitanes, dos alféreces, dos alcaldes y dos ministros con el nombre de varayoc, «que son casi todos los habitantes del pueblo». Asimismo, señala que existían 15 matrimonios, 8 de los iquitos y los otros 7 de napeanos 9.

Dos años más tarde, cuando el marino británico Henry Lister Maw llegó al pueblo, registró en su diario haber sido recibido por el gobernador José Manuel Ramírez10, quien junto a algunos mestizos, la mayoría procedente de Moyobamba, se habían asentado en la localidad recientemente, ello produjo algunas fricciones con los nativos, que disminuidos por los ataques de grupos procedentes del Ucayali11, se habían tornado crecientemente suspicaces de los foráneos. Si bien Maw no tuvo problemas en su corta estancia en el pueblo, al que reportó con una pequeña plazuela e iglesia no consagrada, registró en su diario que, apenas salió, los mestizos fueron atacados por los indígenas obligándolos a huir a Pebas12.

Poco después las relaciones entre mestizos e indígenas lograron recomponerse, y en 1828 figura como gobernador Manuel Ramos13. Algún tiempo más tarde, en 1835, los marinos británicos William Smyth y Frederick Lowe llegaron a Iquitos y encontraron unos 60 habitantes; al año siguiente se nombró al padre Mariano de Jesús como párroco local14. En la década siguiente, la población se incrementó al llegar varias familias procedentes del Alto Marañón, principalmente de Borja, de donde habían sido expulsadas por los huambisa y otros grupos indígenas. Así, en 1847, cuando los viajeros franceses Francis de Castelnau y Paul Marcoy arribaron a Iquitos, encontraron entre 79 y 85 individuos, repartidos en 13 viviendas de mestizos y 19 de los iquitos, precisando que estos se habían mezclado con los omagua-cocamas y los ticunas15.

Entre los mestizos que habían llegado del Alto Marañón se encontraban las familias de Ramón Bernales, Baltazar Zevallos, Juan Villacorta, José Reátegui, José Joaquín Ribeiro, Javier Escurra, Antonio Nájar, Manuel Quirino, Toribio Mesía y Mariano Fermín Torres16.

El primer ingreso en el libro de bautizos de la iglesia de Santa María de Iquitos, registrado el 4 de diciembre de 1848 por el presbítero Silverio Mori, corresponde a este periodo17. El referido libro es una recopilación llevada a cabo en 1863 por el padre José Rosario Morales, por haber encontrado los registros anteriores en muy mal estado, pero sin duda debió haber otros bautizos, tanto durante el periodo jesuita, como los efectuados por el ya mencionado Mariano de Jesús. Lo concreto es que esta migración, referida genéricamente como de los borjanos, incrementó la población local, pero aún seguía siendo bastante escasa, pues en 1851 se reportan 227 habitantes, cuya única actividad económica era la confección de hamacas y la recolección de zarzaparrilla, productos que se remitían a Moyobamba o a Tabatinga18.

9 Archivo de Límites, Ministerio de Relaciones Exteriores, LED 2-162, 1825, visita a la provincia, ff. 27-32, visita a Iquitos por el cap. de infantería cívica de Moyobamba Carlos del Castillo, gobernador de las misiones de Maynas, iniciada el 24/10/1825. 10 Maw, l829, pp. 102 y 191. 11 Poeppig, 2003, pp. 364-365. 12 Maw, 1829, pp. 196-197 13 Larrabure, 2006-2013, VII, p. 227. 14 Paredes, 1836, p. 103. 15 Castelnau, 1851, IV, p. 439; y V, pp. 3-5. Marcoy, 2001 [1869], II, pp. 530-532. 16 Fuentes, 1903, I, p. 237. 17 Archivo del Vicariato de Iquitos, parroquia de San Juan, libro de bautizos 1A, 1848-1867, f. 4, corresponde a Juan de Cruz Luno. 18 Herndon y Gibbon, 1991-1993, I, pp. 285-286.

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Vapores en la Amazonía

Para entonces, el gobierno del mariscal Ramón Castilla había decidido impulsar el desarrollo amazónico. Se mandó construir dos vapores en Estados Unidos para destinarlos a explorar sus numerosos ríos y se autorizó a la brasileña Companhia de Navegaçao do Amazonas para que, tres veces al año, una de sus naves surcara el Amazonas hasta Nauta.

Los vapores peruanos, bautizados Tirado y Huallaga, llegaron a Manaos el 6 de febrero de 1854, luego de treinta días de viaje, con trece tripulantes cada uno. Tras seis días en ese puerto continuaron hacia el Amazonas peruano, llevando un profesor de primeras letras brasileño para la escuela que debía establecerse en Nauta. Pero la surcada resultó bastante lenta, y solo a principios de marzo ambos vapores llegaron a Loreto, el primer puerto peruano sobre el Amazonas. En dicha localidad los esperaba el gobernador Francisco Alvarado Ortiz, quien se embarcó en el Tirado, que estaba al mando del capitán de corbeta Manuel Villar. La nave continuó surcando el río hasta Yurimaguas, deteniéndose en algunos puntos para que el gobernador pudiera inspeccionar las localidades que se encontraban bajo su jurisdicción. El Huallaga debió permanecer unos días en Loreto para efectuar algunas reparaciones en el casco y en el motor. Pocas horas después del zarpe del Tirado arribó a la localidad del mismo nombre el vapor brasileño Monarca, a bordo del cual iba el presidente de la provincia de Amazonas, Herculano Ferreira Penna. Luego de hacer leña, este último vapor continuó su viaje, alcanzando al Tirado en San José de Cochiquinas, desde donde continuaron hacia Nauta, tocando en Pebas e Iquitos, localidad esta última visitada el 26 de marzo 19.

El Monarca era el segundo vapor brasileño en surcar el Amazonas peruano, habiendo sido precedido por el Marajó, que salió de Manaos el 22 de septiembre de 1853 y arribó a Nauta el 14 de octubre, tras tocar en Loreto, Cochiquinas, Pebas e Iquitos. A bordo iban solo cuatro pasajeros –un oficial, dos franceses y un soldado–, a los que se sumó un suizo para el retorno20.

A partir de mayo de 1856 el Tabatinga asumió el servicio entre Manaos e Iquitos, el mismo que, cuatro años más tarde, fue extendido hasta Lagunas, en el río Huallaga, uniéndose a las dos naves brasileñas ya mencionadas el vapor Inca21. Todas ellas tocaban en Iquitos en el viaje de subida, siendo allí que en junio de 1858 fue sepultado el norteamericano Robert Nesbit, fallecido a bordo del Tabatinga, correspondiéndole así el extraño honor de ser el primer anglosajón en dormir el sueño eterno en esta localidad22.

Nauta creció a lo largo de esa década hasta contar con más de 1200 habitantes, varios de ellos extranjeros, mientras que Iquitos siguió siendo una pequeña localidad con una iglesia, 33 casas, unos 250 pobladores –incluyendo media docena de familias blancas y mestizas– y una escuela de primeras letras dirigida por el gobernador Mateo del Castillo. Esto fue lo que reportó un viajero brasileño que tocó en Iquitos en 1854 a bordo del Monarca23. Pese a su crecimiento, Nauta no llegó a contar con las instalaciones ni el personal calificado que pudiera dar un mantenimiento adecuado a los pequeños vapores nacionales, por lo que, tras efectuar algunos viajes exploratorios, para 1856 el Tirado y el Huallaga estaban inservibles.

19 Estrella do Amazonas, N.° 79 (21/2/1854), p. 4; y N.° 86 (21/4/1854), pp. 1-2. Wilkens, 1855, pp. 395-402. 20 Ferreira, 1854, pp. 35-37 y 48-49. 21 Estrella do Amazonas, N.° 86 (21/4/1854), p 4; N° 142 (7/5/1856). Werlich, 1968, pp. 314-315. Ministerio de Relaciones Exteriores, Relatório da Reparticao dos negocios estrangeiros, 1857. 22 Bible Society Record, vol. 3 (Nueva York, enero 1858), pp. 135-136. 23 Wilkens, 1855, p. 401.

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Ante esta situación, en 1861 el gobierno peruano optó por hacer una inversión significativa para fortalecer su presencia en la llanura amazónica elevando la provincia litoral de Loreto a la condición de departamento marítimo y militar, la que quedaría a cargo de un comandante general. Entre sus funciones primarias, esta autoridad debía establecer un astillero en la confluencia del Ucayali con el Marañón, así como una escuela náutica, factorías y otros establecimientos que permitiesen explorar los ríos y apoyar el desarrollo de la región.

Una comisión naval fue enviada a Inglaterra, donde se contrató la construcción de cuatro vapores y un dique flotante, así como de la maquinaria requerida para levantar una factoría, una fábrica de tejas y ladrillos, un aserradero y una carpintería. Dos de los vapores, Morona y Pastaza, cada uno de 500 toneladas, se destinarían al servicio comercial, mientras que los otros dos, Napo y Putumayo, de 60 toneladas, se emplearían para explorar los ríos amazónicos24.

Los dos primeros buques arribaron a Belem do Pará en octubre de 1862 y, mientras el Pastaza permanecía en ese puerto, el 23 de octubre el Morona inició su travesía por el Amazonas para alcanzar aguas peruanas. Serios incidentes con autoridades brasileñas, y un accidente poco antes de llegar a Manaos, demoraron esa parte del viaje por lo que solo el 5 de julio de 1863 alcanzó el puerto peruano de Loreto, desde donde continuó hacia Nauta y luego a Yurimaguas. De regreso a Nauta, el capitán de fragata Manuel Ferreyros, comandante de este vapor, debió percatarse que los cambios en la morfología del río hacían poco conveniente establecer el apostadero naval en ese punto, por lo que se reconoció con algún detalle la zona de Tamshiyacu, pero los pobladores de Iquitos, liderados por el gobernador Ramón Bernales, lograron convencerlo para que dichas instalaciones se levantaran en su localidad25. Poco después llegó el Pastaza y ambas naves comenzaron a prestar servicio de carga y correspondencia entre Tabatinga y Moyobamba26.

A fines de noviembre de 1863 zarpó de Londres la fragataArica con destino a Belem do Para. En ella y en otras tres naves británicas iban las piezas para armar los dos vapores pequeños y el dique flotante, así como la maquinaria para las instalaciones que debían levantarse en Iquitos. Mientras los buques eran armados en el puerto brasileño, a finales de enero de 1864 elPastaza arribó a Belem para iniciar su travesía hacia Iquitos remolcando al bergantín Próspero. Ambos buques, con las piezas del dique y parte de la carga venida de Londres, arribaron a Iquitos hacia el 26 de febrero de aquel año27. Similar función cumplió el Morona, que con la fragata Arica al remolque llegó a Iquitos el 25 de mayo, debiendo retornar a Belem casi de inmediato para remolcar a la goleta Teresa, con la que debían recuperar la carga del vapor Simbad y de la fragata Elisa, que habían varado en Blas Playa, en el distrito de Pebas28. En julio salieron de Belem los vapores Putumayo y Pastaza, este último remolcando al Napo, que aún no tenía armada su máquina; las tres naves arribaron a Iquitos el 6 de noviembre.

24 Los temas referidos a esta comisión han sido abordados por Romero, 1984, III, pp. 78-85. Asimismo, el Archivo Histórico de Marina (A.H. de M. en adelante) conserva la Colección Mariátegui, con documentos que pertenecieron al contralmirante Ignacio Mariátegui, jefe de dicha comisión. 25 Fuentes, 1903, I, p. 237. Herrera, 2008, pp. 59-60. 26 Romero, 1984, III, p. 122. 27 Ibídem, p. 128. 28 A.H. de M., vapor Morona, 1864.

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El Iquitos de entonces, como lo señaló Antonio Raimondi en 1862, era una «miserable ranchería de indígenas», con unos 400 habitantes dedicados a la fabricación de hamacas y bolsas de colores «con las hojas de una palmera espinosa, que llaman chanvira»29. Pero la situación varió con el arribo de los vapores y la gente que en ellos iba pues, siete años después, cuando Raimondi volvió a visitarla, la describió como «una población con buenas y sólidas casas, con almacenes surtidos de efectos y con pobladores de distintas nacionalidades»30. En efecto, con los vapores llegó un número relativamente grande de marinos peruanos y medio centenar de técnicos de diversas nacionalidades, cuya presencia transformó al pequeño caserío de Iquitos en una pujante localidad.

Genaro E. Herrera da algunos nombres de los moradores de Iquitos en 1862, entre los cuales figuran siete brasileños y el chachapoyano Calixto Mori, quien abrió la primera tienda comercial en el pueblo. También menciona a varios de los llegados en 1864 que se asentaron de manera permanente en Iquitos31.

Bajo la dirección del capitán de fragata Federico Alzamora, comandante general del departamento, se organizó el trabajo para levantar una nueva población con tres calles paralelas al Amazonas, cortadas por ocho calles transversales. Cinco de las calles iniciales fueron bautizadas Malecón, Napo, Morona, Pastaza y Próspero, en honor a los vapores que habían impulsado el crecimiento del pueblo. En torno a la plaza de armas, sembrada con bananos, se encontraban la municipalidad y la iglesia, y al costado de esta última, una propiedad del limeño Ramón Bernales, que fue alquilada y luego comprada para instalar la Comandancia General del departamento y el cuartel de la Columna de Marina. Al extremo sur de la población, sobre el malecón, en una propiedad de Pedro E. García, se levantó el aserradero, la carpintería y la factoría, con sus talleres de herrería, fundición y calderería; mientras que la fábrica de tejas y ladrillos fue ubicada al extremo norte de la población. Con la misma prisa se levantaron casas para los numerosos funcionarios y marinos que habían llegado, así como para los 32 operarios de la factoría, 10 de la fábrica de ladrillos y 4 de la carpintería32. Comprensiblemente, esta febril actividad alteró la forma de vida de los indígenas que poblaban Iquitos, varios de los cuales optaron por reasentarse en puntos algo alejados de sus antiguas moradas, dando origen a algunos caseríos, entre ellos Punchana, Timicuro, Tamshiyacu y San Miguel33.

La mayoría de las edificaciones iniciales fueron de barro con techo de palmas, material fácil- mente inflamable, como lo demostró el incendio del 28 de julio de 1865, iniciado en el establecimiento comercial de Toribio Mejía, que destruyó buena parte de la manzana en la que se encontraban la facto- ría, el aserradero, la carpintería y otros locales comerciales34. Lentamente, al ritmo de la producción de tejas y ladrillos, cuyo precio fue reducido para facilitar la reconstrucción de las edificaciones afectadas por el fuego, Iquitos comenzó a cambiar. Así, para 1868 ya había unas cinco o seis casas con techo de tejas y la aún pequeña localidad contaba con unos 2000 habitantes. También en esos años, bajo diseño del arquitecto Cristóbal Rosas, se inició la construcción del edificio de la Prefectura, el cual fue amplia- do por los sucesores de Alzamora, y que aún se puede apreciar en nuestros días35.

29 Raimondi, 1862, p. 98. Raimondi, 1965, I, p. 400. El censo de 1862 registró 431 habitantes en Iquitos: A.H. de M., Departamento Fluvial de Loreto, 1867, cuadro anexo al informe de J. N. Montero, Santa Rosa 20/10/1867. 30 Raimondi, 1965, I, p. 401. 31 Herrera, 2008, p. 56. 32 Távara, 1869, p. 46. 33 Ídem, p. 46. Herrera, 2008, p. 61. 34 Távara, 1869, p. 45; Romero, 1984, III, p. 133. Larrabure, 2006-2013, I, pp. 250-251. 35 Fuentes, 1903, I, p. 238.

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Al año siguiente, cuando el médico Santiago Távara arribó a Iquitos, señaló que la población tenía una treintena de casa comerciales, varias tiendas, «tres fondas, dos billares y muchas tabernas»36. Si bien contaba con un rudimentario hospital y un párroco, que con frecuencia se ausentaba para atender a otras poblaciones, carecía de una escuela pública37.

El rápido surgimiento de un centro político y administrativo en la llanura amazónica peruana generó una natural demanda de bienes y servicios de todo género. Los alimentos eran escasos y caros, ya que los pueblos inmediatos solo producían lo necesario para atender sus propias necesidades. Si bien la pesca era relativamente abundante, al punto que una cantidad significativa de pescado salado era exportado a Brasil, el pescado fresco resultaba excesivamente caro durante la temporada de crecida. Por estos motivos, la mayor parte de los alimentos se importaba de Brasil, Europa, Estados Unidos e incluso India y, tanto la Comandancia General como los vecinos más prominentes establecieron granjas y chacras a lo largo del río Itaya para satisfacer algunas de sus necesidades alimenticias38.

Uno de los que se asentó en Iquitos por aquellos años fue el contralmirante John Randolph Tucker, jefe de la Comisión Hidrográfica del Amazonas, que con un grupo de antiguos confederados norteamericanos y el joven alférez de fragata Leoncio Prado llegó en octubre de 1867. Con apoyo de la Armada, durante los siguientes años, esta comisión exploró extensamente los diversos ríos de la Amazonía peruana, para lo cual se adquirieron otros dos vapores, el Tambo y el Mairo.

Uno de los miembros de esa comisión, el ingeniero Norman Noland, señaló que hacia 1872 la población de Iquitos alcanzaba las 3000 personas, formando un grupo humano excéntrico y diverso. La mitad de los habitantes estaba formada por indígenas, mientras que la otra mitad era predominantemente masculina y joven, con numerosos mestizos y gente procedente de una veintena de naciones, incluyendo algunos africanos o afrodescendientes y chinos. Aunque mayoritariamente católica, esta políglota comunidad incluía también a protestantes y judíos39. Por todo ello, no resultó extraño que en 1868 se estableciera la primera logia masónica, la Unión Amazónica, quizá la institución privada más antigua en la actual capital loretana.

El 27 de agosto de 1872 Iquitos volvió a sufrir un incendio de magnitud. El fuego se inició a las diez de la mañana en casa de Juana Espinosa, en el extremo norte de la población, y una fuerte brisa llevó las chispas hasta el techo de palmas de la iglesia, desde donde se propagó a los edificios de la Armada y a varios establecimientos comerciales y residencias privadas en la calle Putumayo. Durante cuatro horas toda la población luchó infructuosamente contra las llamas hasta que un afortunado cambio de dirección del viento las desvió y salvó al resto de las edificaciones. A esta desgracia se sumó una epidemia de viruela desatada en 1873 que hizo huir aterrorizados a los indígenas de los alrededores, haciendo de los alimentos algo «inhallable a cualquier precio»40.

A pesar de estas calamidades, los pobladores del nuevo Iquitos encontraron diversas formas de socializar, siendo quizá las fiestas y las expresiones artísticas las que resultaron más aparentes a la naturaleza de la joven colectividad.

36 Távara, 1869, p. 43. 37 Werlich, 2010, p. 186. 38 Ibídem, p. 188. Orton, 1877, p. 23. Távara, 1869, pp. 45-46. 39 Werlich, 2010, p. 263. 40 Ibídem, p. 265.

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El viajero británico Frederick Stevenson describió el baile formal ofrecido por Alzamora en las Fiestas Patrias de 1867, señalando que las mujeres «elevaban los pañuelos» con una mano mientras los hombres sujetaban sus faldones. Tres años más tarde, el ya mencionado ingeniero Noland señaló que se bailaban alegres aires del vals criollo, así como chilenas y zamacuecas, y que las fiestas se llevaban a cabo a puertas abiertas, con una pequeña banda de músicos en la que era indispensable un cajón. La música usualmente era acompañada por agudas voces femeninas y por las palmas y el zapateo de los «que planchaban»41.

Quizá el evento musical más importante de esos años fue un concierto llevado a cabo la noche del 28 de marzo de 1874, en beneficio del movimiento independentista cubano. La banda municipal, acompañada por los principales músicos aficionados del pueblo, interpretó tres «sinfonías para orquesta». Entre estos aficionados se encontraban la italiana Elvira Minetti, esposa del comandante general del departamento, el ya mencionado capitán de fragata Alzamora, y los norteamericanos Leticia Johnston y Timoteo Smith como cantantes; mientras que otro norteamericano, Walter Butt, el francés Maurice Mesnier y el sastre portugués J. M. da Silva, mostraban sus habilidades con el violín, el piano y la flauta, respectivamente42.

Ocasionalmente, llegaron excéntricos visitantes a Iquitos, entre ellos una partida de «comunistas» franceses refugiados del levantamiento de París de 1870 y los británicos LaMotte y John Hoxwell, el primero en compañía de su bulldog y el segundo luego de tratar de vender lanzas norteamericanas a los indígenas del río Napo. También lo hicieron hombres de ciencia como los norteamericanos Joseph Beal Steere y James Orton. Este último estuvo en Iquitos en 1867 y en 1873, mientras que Steere llegó en enero de 1872, como parte de un viaje para recolectar especímenes amazónicos para el Museo de la Universidad de Michigan43.

La era del caucho

Iquitos, que desde 1866 se había convertido en la capital de la provincia de Bajo Amazonas del flamante departamento de Loreto, continuó creciendo de manera sostenida, impulsada por el comercio de tabaco, zarzaparrilla y pescado salado, pero, sobre todo, por la creciente demanda de caucho.

Para apoyar esas actividades el Morona y el Pastaza fueron destinados a realizar viajes comerciales entre Yurimaguas y Tabatinga, trayecto de 709 millas, que era recorrido en unas 88 horas, tocando en diez puertos intermedios. Este tráfico se vio facilitado en 1867, cuando Brasil declaró la libre navegación del Amazonas, medida que fue replicada por el Perú dos años después. Desde Tabatinga se podía continuar viaje hasta Manaos en un vapor brasileño que mensualmente hacía esa ruta, y seguir hasta Belem do Pará en uno de los cinco vapores que unían ambos puertos44. La ruta del Ucayali demoró un poco en adquirir regularidad pues, si bien se realizaron varios viajes exploratorios, tanto a ese río como a los que confluían en él, solo en 1873 los vaporesNapo y Putumayo comenzaron a servirla regularmente, primero hasta Sarayacu y luego hasta Yarinacocha.

41 Ibídem, pp. 271-272. 42 Ibídem, pp. 276. 43 Orton, 1876, pp. 380-383. Papavero y otros, 2008, pp. 173-175. 44 Romero, 1984, III, p. 217.

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Tres años después llegaron a Iquitos el vapor brasileño Augusto y el británico Theotonio, de la Amazon Steam Navigation Company, iniciando un servicio que unía el puerto peruano con Belem45. Esto hizo que la línea cubierta por el Morona y el Pastaza entre Iquitos y Tabatinga resultara redundante, más aun en medio de la crisis fiscal por la que se atravesaba, por lo que se optó por destinarlos a realizar viajes más frecuentes entre Iquitos y Yurimaguas.

La crisis económica que vivió el país en la década de 1870 no dejó de afectar a Iquitos. Si bien la población y el comercio continuaron creciendo, los sueldos para los marinos y operarios de las instalaciones que debían apoyar a los vapores y a la población se fueron haciendo cada vez más irregulares. Alzamora y sus sucesores hicieron numerosas gestiones para tratar de solucionar esta situación, llegando a endeudarse con los comerciantes locales para que los vapores pudieran seguir funcionando, pero la situación era insostenible, sumándose a ello que hacia 1870 se había hundido el dique flotante traído de Inglaterra.

En 1877 hubo que suspender la línea entre Iquitos y Tabatinga, que, por otro lado, era cubierta mensualmente por un vapor brasileño, lo que generó el reclamo de las principales casas comerciales. Entre estas se encontraban las de Antonio N. Cepeda, M. Santillán, J. Oliveira y Cía., J. Villacís y Hnos., E. Zevallos, M. Mesnier, Smith-Johnson y Cía., F. Morey, Ferreira y Cía., A. Bastos, J. Mori, M. Tapia, M. Albán, A. López, J. García, A. Vela y Carlos Mouraille y Hnos.

Este último, junto con Marcial A. Piñón, Manuel del Águila y Antonio Nájar, propuso formar una compañía que se hiciera cargo tanto de los vapores como de la factoría y las otras instalaciones fiscales existentes en Iquitos. La propuesta fue aceptada por el gobierno y, en 1877, la Armada entregó las naves e instalaciones a la flamante Compañía Peruana de Navegación. Los vapores continuaron navegando bajo estos nuevos propietarios estableciendo rutas al Napo y al Ucayali, y desde Yurimaguas hasta Belem. Esta última ruta fue servida por el Morona hasta 1884, cuando fue rematado en este último puerto.

Al estallar la Guerra del Pacífico las autoridades de Iquitos tuvieron que agenciárselas para mantener una mínima representación estatal en la región. Dos fueron las medidas más importantes: la creación de la aduana y la autorización para que naves extranjeras pudiesen realizar tráfico comercial con todos nuestros puertos amazónicos. Desde su establecimiento en 1882 la aduana debió enfrentar una fuerte oposición por parte de los comerciantes, pero finalmente logró entrar en funciones46. Según reportó el prefecto Hildebrando Fuentes en 1906, sus ingresos se multiplicaron de manera sustantiva entre 1882 y 1892, pasando de 22,175 a 184,029 soles, y volvieron a hacerlo en la década siguiente, pues en 1902 sumaban 606,702 soles, alcanzando su pico en 1904 con 1’288,873 soles47. Estas cifras reflejaban el incremento de la actividad económica de Iquitos y de la región, lo que explica su crecimiento y el de la actividad fluvial, lo que llevó a fuese elevada a la condición 48de. ciudad

Atendiendo a la creciente demanda de caucho y otros recursos, el tráfico fluvial se incrementó de manera notable, principalmente a cargo de naves brasileñas que llegaban a diversas localidades

45 Jornal do Amazonas, I, N.° 43, 14/10/1875, p. 2. 46 Larrabure, 2006-2013, I, pp. 255-257. 47 Fuentes, Loreto, I, p. 267. 48 Larrabure, Colección de leyes, XVIII, pp. 118-119.

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en las cuencas del Ucayali y del Marañón. Así, sabemos que el primer trimestre de 1885 arribaron a Iquitos 21 buques, en julio y agosto de 1891 fueron 16, entre ellos uno ecuatoriano, y en noviembre del siguiente año lo hicieron 11 vapores, 6 de ellos peruanos y el resto brasileños49.

En la década de 1890 la exportación de caucho superaba las 1000 toneladas anuales, 300 por encima de la media anual entre 1884 y 1889. Estas cifras continuaron elevándose en la década siguiente, alcanzando su pico en 1910, cuando se exportaron 4500 toneladas. Pero al año siguiente se inició una rápida caída en la demanda, fundamentalmente por la competencia del caucho asiático, generando una nueva crisis en una región cuya economía giraba esencialmente en torno a ese producto.

El período del auge vinculado al caucho no estuvo exento de problemas, pues si bien la ciudad y su comercio prosperaron, la crisis política nacional que siguió a la Guerra del Pacífico tuvo efectos perniciosos sobre la región. En efecto, el 2 de mayo de 1896 el cusqueño Mariano José Madueño enca- bezó un levantamiento en Iquitos nombrando al coronel Ricardo Seminario y Aramburú como gober- nador del llamado Estado Federal de Loreto. Dos expediciones fueron despachadas desde la capital de la república, una por tierra, que se dirigió al Huallaga, y otra por mar, en el transporte Constitución, que se estacionó en Belem para evitar que los revolucionarios pudiesen huir por ese puerto50.

En realidad, estos habían abandonado Iquitos en julio, tan pronto supieron del envío de ambas expediciones, con lo que el movimiento federalista cesó. Pero estos hechos hicieron ver al gobierno la necesidad de reforzar su presencia en la selva baja, por lo que, entre otras medidas, en 1897 Iquitos fue elevada a la condición de capital departamental en reemplazo de Moyobamba. Durante la década siguiente la ahora capital loretana creció de manera sostenida, llegando a contar con unos diez mil habitantes en 1903, cifra que se elevaba de manera notable durante los meses en que no se recolectaba caucho. Dos años más tarde, el prefecto Fuentes señaló que en Iquitos estaban representadas diecisiete nacionalidades.

Instituciones y sociedad a principios del siglo XX

El trazo urbano inicial fue rápidamente desbordado por el constante arribo de nuevos pobladores. Para principios del siglo XX la ciudad, que crecía en torno a la flamante plaza 28 de Julio, gozaba ya de alumbrado eléctrico y la embellecían numerosas edificaciones con vistosos azulejos. Varias de ellas aún subsisten, como el Hotel Palace, hoy sede de la Quinta Región Militar, y las casas Pinasco, Santillán y Cohen. La plaza de armas también fue mejorada y, como parte de ese esfuerzo, en 1898 se colocó la primera piedra del monumento a los loretanos caídos en la Guerra del Pacífico, inaugurado diez años más tarde. Cerca de esta plaza se levantaba el teatro Alhambra, de los hermanos Francisco y Demetrio de Paula Secada, donde entre diciembre de 1911 y junio siguiente se presentó una gran compañía de teatro de Barcelona. Y en una esquina se había levantado, hacia 1890, la llamada Casa de Fierro, en la que una década después se proyectó la primera película vista en Iquitos.

Otro importante adelanto fue la puesta en servicio del ferrocarril urbano en 1905 gracias a la iniciativa de Julio Arana del Águila.

49 A.H. de M., Capitanía de Iquitos 1885, 1891 y 1892. 50 A.H. de M., Departamento Fluvial de Loreto, 1894, 1896-1897.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 35-50 45 Jorge Ortiz Sotelo Iquitos, del caserío misional a la ciudad: el largo siglo XIX

Naturalmente, la creciente población requería ser informada, por lo que, desde 1877, cuando salió el efímero Boletín Municipal, fueron apareciendo diversas publicaciones periódicas. Entre ellas se puede mencionar a El Industrial (1887), El Imparcial (1899-1902), El Amazonas (1892), Loreto Comercial (1902-1913), La Voz de Loreto (1902-1904), La Prensa, La Felpa, El Heraldo, El Maynas y El Nacional (1905), y al decano de la prensa loretana, El Oriente que comenzó a circular en 190551.

En 1898, por iniciativa de Rafael Quiroz, comisionado especial del gobierno, se estableció la Sociedad de Beneficencia de Iquitos, a la que poco después siguieron las sociedades de beneficencia amazónica, española, italiana y china. Por la misma época aparecieron clubes sociales –Iquitos, Emilio San Martín, Unión Loretana, Centro de Cultura y Conferencias Populares– y deportivos –Sport Club (1904) y Athletic Club José Pardo (1906) –, así como la Brigada de Boy Scouts del Oriente Peruano (1914)52. Para propiciar el mejor conocimiento de la zona, en 1902 se estableció la Sociedad Geográfica de Loreto.

Otro hito importante de esa época fue el arribo, en marzo de 1901, de los misioneros agustinos que debían establecer la Prefectura Apostólica de San León del Amazonas. Encabezados por el padre Paulino Díaz, su labor inicial tuvo que vencer diversas dificultades, pero con perseverancia y tenacidad lograron salir adelante en su labor y constituirse en un elemento fundamental para el estudio de la cultura amazónica.

La presencia estatal también se incrementó, pues a la Prefectura, la Aduana, la Capitanía de Puerto –restablecida hacia 1884–, y dos juzgados de primera instancia, se sumaron la Corte Superior, que inició sus funciones en abril del 1907, y el aumento de escuelas fiscales, que para aquel año llegaban a ser ocho en Iquitos, una en Punchana y otra en Tamshiyacu. Asimismo, entre 1902 y 1903 se edificaron la subprefectura y el cuartel de policía, se iniciaron las obras para construir el malecón y se instalaron varias otras reparticiones públicas.

Los funcionarios estatales y los comerciantes constituyeron el elemento central de la vida social de Iquitos, siendo sus integrantes los fundadores de los clubes y promotores de las actividades culturales antes mencionadas. Fueron ellos también los que impulsaron el embellecimiento de la ciudad, ayudados por el crecimiento económico gracias al auge cauchero. Los descendientes de los antiguos pobladores del lugar, agrupados en los caseríos cercanos, también encontraron formas de incorporarse al proceso de transformación social que se estaba dando. Las fiestas locales fueron una de ellas, siendo la más conocida la del actual barrio de San Juan Bautista, que celebra a su patrón cada 24 de junio. Al parecer, allí se estableció un grupo de indígenas jeberos a fines del siglo XIX, trayendo consigo una imagen de su patrón y la costumbre de purificarse en el río la noche anterior y homenajearlo con baile y juanes.

El comercio, representado desde 1890 por lo que hoy es la Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Iquitos, también creció impulsado por el auge cauchero, al punto que, eventualmente, hubo representaciones consulares de Estados Unidos, Brasil, Colombia, Gran Bretaña, Alemania, España, Portugal, Francia, Italia y China53. Nuevas y más poderosas casas comerciales se establecieron

51 Fuentes, 1903, I, p. 255. 52 Ibídem, II, p. 45. 53 Ibídem, II, pp. 61-64.

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en la ciudad, muchas de las cuales poseían sus propias embarcaciones, aunque la conexión con el exterior se hacía principalmente a través de los vapores brasileños que unían Iquitos con Manaos y Belem. Pero esto varió en 1898, cuando la naviera británica Red Cross Line inició un servicio entre Iquitos y Liverpool con los vapores Napo y Ucayali, a los que se unió poco después el Javary54. Al año siguiente, la Booth Steamship Company Limited inauguró un servicio mensual que unía Iquitos con Liverpool y Nueva York. En menos de una década, tras comprar la Red Cross Line, sus naves transportaban hasta 7000 pasajeros anuales y un considerable volumen de carga. Para 1906 Iquitos era atendida por las compañías de navegación Booth, hacia Europa y Nueva York; Amazon River Steam Navigation Company, hasta Belem; Adolfo Morey, a Yurimaguas y al Yavarí; Benasayac y Toledano, al Sepahua; y J. C. Arana y Hermanos, al Putumayo, Yavarí, Ucayali hasta el Pachitea, Napo y Curaray55. A ellas se sumaba un número relativamente importante de naves particulares. Tal movimiento fluvial, vívidamente representado en las acuarelas de Otto Michel, daba ocupación a un número sustantivo de tripulantes y también demandaba una importante cantidad de leña, cuyo valor para 1910 se estimaba en medio millón de dólares.

La actividad portuaria se concentraba en la orilla del río, a la altura de la factoría, pero en 1904 la compañía Booth construyó un muelle que entró en funciones a principios del siguiente año con el arribo de su vapor Napo. Estas instalaciones consistían en una explanada al nivel de la calle que se sostenía sobre pilotes clavados en el fondo del río, unida mediante unos brazos articulados a unos pontones que se extendían 160 metros a lo largo de la ribera. Las naves amarraban a estos pontones, que tenían una vía férrea de trocha angosta sobre la cual corrían unos carros capaces de transportar hasta cinco toneladas. La carga era movilizada entre la bodega de los buques y esos carros empleando los aparejos de las embarcaciones y luego era elevada a la plataforma superior mediante otras plumas. El recinto portuario, ubicado entre el malecón Maldonado y la calle Raimondi, con entrada por la calle Loreto, contaba con almacenes de aduana, resguardo y capitanía, ocupando unos 2800 metros cuadrados56. El puerto funcionó en dicho lugar hasta 1948, cuando fue trasladado a su actual ubicación.

La inauguración del muelle y las instalaciones portuarias debió marcar el inicio de una nue- va etapa de prosperidad para la ciudad, pues le daba facilidades modernas para sostener su creciente comercio, pero el final de la era del caucho la sumió, a ella y a la Amazonía, en una severa depresión económica que duraría algunas décadas. Pese a ello, Iquitos ya se había convertido en una ciudad im- portante, con una población sustantiva y diversa, con una presencia estatal que, si bien seguía siendo tenue, había sentado raíces definitivas. En las décadas siguientes los pobladores de Iquitos debieron sortear numerosas dificultades, pero tal como supieron sobreponerse a los incendios de 1865 y 1872, lograron salir adelante y construir la metrópolis actual. El tráfico fluvial continuó creciendo, aunque no al acelerado ritmo de tiempos precedentes. La conexión aérea y eventualmente la construcción de carre- teras de penetración hasta el Huallaga y el Ucayali mejoró las posibilidades de conexión de la ciudad.

54 http://www.histarmar.com.ar/LineasPaxaSA/39-RedCrossLine.htm. El Napo había sido el Harmony, el Ucayali fue el Paris, y el Javary el Harlech. 55 Fuentes, 1903, II, pp. 11-17. 56 Flórez, 1986, p. 834.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 35-50 47 Jorge Ortiz Sotelo Iquitos, del caserío misional a la ciudad: el largo siglo XIX

Conclusiones

Hoy, medio centenar de monumentos arquitectónicos dejan testimonio del crecimiento de la ciudad durante el período del caucho, pero de sus épocas más tempranas solo queda en pie una parte de la chimenea de la factoría. En ella se aprecia aún la placa inaugural fechada en 1871, como mudo testimonio de aquellos años en que el pequeño caserío comenzó a cambiar.

El cambio se debió inicialmente al impulso estatal, por tener una presencia efectiva en la llanura amazónica, y se aceleró con el establecimiento de líneas de vapores que vincularon esa lejana porción del territorio peruano con Brasil y otros países atlánticos.

Su población inicial se vio incrementada por aportes humanos de muy variada procedencia, formado en su gran mayoría por hombres relativamente jóvenes, dando origen a un rápido crecimiento urbano y a una sociedad muy heterogénea que fue adquiriendo identidad propia con el curso de los años.

Referencias

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Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 50 2018, 35-50 El virrey Blasco Núñez Vela, los encomenderos y los gastos para la pacificación del Perú en 1544

Joan Manuel Morales Cama Universidad Nacional Mayor de San Marcos [email protected]

Resumen

En 1544, llegó al Perú el virrey Blasco Núñez Vela con instrucciones para hacer cumplir las “Leyes Nuevas de Indias” y acabar con las guerras civiles entre los conquistadores españoles, pero encontró una fuerte oposición de los “encomenderos” liderados por Gonzalo Pizarro. En Lima, Núñez Vela gastó más de ochenta mil pesos de la “Real Hacienda” en organizar un ejército que nunca pudo hacer entrar en acción, pues fue traicionado y embarcado de regreso a España. El virrey escapó y luchó contra los rebeldes en la batalla de Iñaquito, en la que fue derrotado y ejecutado. Los “encomenderos” del Perú consolidaron así su poder, pero solo durante un breve periodo, hasta la llegada de un nuevo y definitivo pacificador: Pedro de la Gasca.

Palabras clave: Virreinato del Perú; Blasco Núñez Vela; Leyes Nuevas de Indias; Guerras Civiles; Encomenderos; Gonzalo Pizarro

Viceroy Blasco Núñez Vela, encomenderos and expenses for the pacification of Peru in 1544

Abstract

In 1544, Viceroy Blasco Núñez Vela arrived in Peru with instructions to enforce the “Leyes Nuevas de Indias” and put an end to the civil wars of the spaniards, but he found strong opposition from the “encomenderos” led by Gonzalo Pizarro. In Lima, Núñez Vela spent more than eighty thousand pesos of the “Real Hacienda” in organizing an army that could never get into action, as he was betrayed and shipped back to Spain. The viceroy escaped and fought against the rebels in the battle of Iñaquito, in which he was defeated and executed. The “encomenderos” of Peru consolidated their power, but only for a brief period, until the arrival of a new and definitive peacemaker: Pedro de la Gasca.

Keywords: Viceroyalty of Peru; Blasco Núñez Vela; Leyes Nuevas de Indias; Civil Wars; Encomenderos; Gonzalo Pizarro

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 51-81 51 Joan Manuel Morales Cama El virrey Blasco Núñez Vela, los encomenderos y los gastos para la pacificación del Perú en 1544

Inmediatamente después de la caída del Tahuantinsuyo, las disputas entre los conquistadores españoles por la administración de los territorios antes controlados por los incas se evidenciaron. La abundancia de metales preciosos (oro y plata), de siervos y de poblaciones tributarias (repartimientos de indios y encomiendas) convertiría a los «socios de la conquista», Francisco Pizarro y Diego de Almagro, en enemigos mortales. Las desavenencias entre ambos se profundizaron con el reparto de los tesoros obtenidos por el rescate del inca Atahualpa1, repartición en la que a Almagro y su gente solo les correspondió una pequeña parte (veinte mil pesos, según el acta oficial) del fabuloso botín2, por no haber participado directamente en la captura del soberano andino, a mediados de noviembre de 1532, en Cajamarca.

Entre los españoles unos y otros avía controverçia; los que vinieron con Almagro pretendían parte en lo que se avía juntado, alegando que vinieron en tienpo convenible e muy neçecario e llegaron quando se començava a recojer el tesoro y hazían con sus personas e cavallos guardia, travajando en lo que se les mandava; los de Piçarro proponían que ellos eran los verdaderos conquistadores, que pasaron más travajos e neçesidades hasta llegar a Caxamalca, donde siendo tan pocos, se pusieron a tan gran peligro e prendieron [a] Atabalipa y a ellos y no a otros tocavan pretender lo que avía dado por su rescate y que si ellos velavan e hazían cuerpo de guardia lo avían de hazer por fuerça para guardarse a sy propios. Sobre esto avía entre ellos grandes porfías y debates, lo qual paró todo e se resumió con que del tesoro, antes que se hiziese repartiçión entre los de Piçarro, sacasen çien mill ducados para repartir entre los de Almagro. Con esto se contentaron algo.3

En realidad, la enemistad entre Pizarro y Almagro prácticamente se había tornado irreversible desde que la Corona española reconociera, en las capitulaciones de Toledo de 1529, los privilegios y derechos de cada uno de los primeros descubridores y conquistadores del Perú. Francisco Pizarro, que se había entrevistado personalmente con el emperador Carlos V y con el Consejo de Indias, fue el más beneficiado, se le nombró gobernador de Nueva Castilla, capitán general, adelantado y alguacil mayor; mientras que Almagro quedó muy relegado y solo le fue concedida la plaza de Tumbes4. Para poder asegurar un control total sobre el amplio territorio de su gobernación, Pizarro regresó al Perú acompañado de sus hermanos y de muchos soldados reclutados en Extremadura:

Hecho el descubrimiento, como arriba está dicho, don Francisco Pizarro se vino a España y dio noticia a su majestad de todo lo acaecido, y le suplicó que en remuneración de sus trabajos le hiciese merced de la gobernación de aquella tierra, que él quería tornar a descubrir y poblar: lo cual su majestad hizo, capitulando con él lo que se acostumbraba con los otros capitanes a quien se había encomendado el descubrimiento de otras provincias; y con tanto, se volvió a Panamá, llevando consigo a Hernando Pizarro y a Juan Pizarro y Gonzalo Pizarro y a Francisco Martín de Alcántara, sus hermanos; entre los cuales solos Hernando Pizarro y Juan Pizarro eran legítimos y hermanos de padre y madre, hijos de Gonzalo Pizarro el Largo, vecino de Trujillo, que fue capitán de infantería en el reino de Navarra; don Francisco era su hijo natural y Gonzalo Pizarro lo mismo, aunque de diferentes

1 Lavallé, 2005, pp. 132-133. 2 Sancho, 1917, 215-224. 3 Cieza de León, 1989, p. 156. La información sobre una cifra superior (100 000 ducados) no es correcta. 4 Lavallé, 2005, pp. 73-75. Porras Barrenechea, 2016, pp. 65-66.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 52 2018, 51-81 Joan Manuel Morales Cama El virrey Blasco Núñez Vela, los encomenderos y los gastos para la pacificación del Perú en 1544

madres, y Francisco Martín era hermano de don Francisco, de madre solamente; y demás de estos, llevó consigo otra mucha gente para el descubrimiento, que los más de ellos eran naturales de Trujillo y Cáceres y de otros lugares de Extremadura5.

Luego de la ejecución del inca Atahualpa, las ambiciones sobre el Cuzco terminaron de dividir a los conquistadores. En 1534 nuevas capitulaciones reconocían por fin a Diego de Almagro como adelantado y le conferían la gobernación de Nueva Toledo; pero gracias a las gestiones de Hernando Pizarro y, en especial, a las del solicitador Sebastián Rodríguez en la Corte española, también se concedieron a Francisco Pizarro setenta leguas adicionales al sur de Chincha, quedando así la antigua capital del Tahuantinsuyo englobada en la jurisdicción de la gobernación de Nueva Castilla: …e sería gran provecho e utilidad nuestra que todo estoviese junto e debaxo de la dicha governación e de la persona que los pacificó e conquistó syendo como hera todo del señorío del cacique Atavalipa que vos asy conquistastes6.

El inicio de las guerras civiles

A mediados de 1535 Almagro, acompañado por Paulo Inca y reforzado con buena parte de las tropas cedidas por Pedro de Alvarado, partía a la conquista de Chile, mientras que los Pizarro se quedaban con el gobierno del Cuzco en alianza con Manco Inca, aunque este otro descendiente de Huayna Cápac pronto se rebelaría y sus ejércitos sitiarían, a lo largo de 1536, aquella ciudad y también la de Lima7. El menor de los Pizarro, Juan, murió por las heridas que recibió durante la toma de la fortaleza de Sacsayhuamán: Fue esta batalla de una parte y de otra, muy ensangrentada, por la mucha gente de yndios que faboresçían a los españoles, entre los quales estavan dos hermanos de mi padre, llamados uno Ynguill y el otro Vaypar con mucha gente de su vando y chachapoyas e cañares8. En Chile, Almagro no encontró lo que buscaba, regresó decepcionado y, en abril de 1537, tomó por la fuerza el Cuzco y apresó a Hernando y Gonzalo Pizarro. Estos acontecimientos desencadenarían las «guerras civiles» entre los españoles.

El primer español que descubrió a Chile fue don Diego de Almagro. Pero no hizo más que darle vista y volverse al Perú, con innumerables trabajos que a ida y vuelta pasó. La cual jornada fue causa de la general rebelión de los indios del Perú y de la discordia que entre los dos gobernadores hubo y de las guerras civiles que tuvieron. Y de la muerte del mismo don Diego de Almagro -preso en la batalla que llamaron de las Salinas- y la del marqués don Francisco Pizarro y la de don Diego de Almagro el mestizo, que dio la batalla que llamaron de Chupas (todo lo cual diremos más largamente si Dios, nuestro señor, nos dejare llegar allá)9.

Con el objetivo de salvar la vida de sus hermanos, Pizarro envió algunos comisionados al Cuzco (Nicolás de Ribera el Viejo, los licenciados Gaspar de Espinosa y Antonio de la Gama, y el factor Illán Suárez de Carvajal) para que entablaran negociaciones. Almagro aceptó bajar a la costa

5 Zárate, 1944, pp. 24-25. 6 Porras Barrenechea, 1944-1948, tomo I, pp. 179-180. Provisión de la prorrogación de los límites de la gobernación de Francisco Pizarro (Toledo, 4 de mayo de 1534). 7 Busto, 2001, tomo II, pp. 259-262. 8 Cusi Yupanqui, 1992, pp. 44-46. 9 Garcilaso de la Vega, 1991, tomo II, p. 466.

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para discutir y establecer los nuevos límites de las gobernaciones. Este escenario fue aprovechado por los hermanos prisioneros para conseguir su libertad: Gonzalo fugó de sus captores en el Cuzco y Hernando Pizarro fue liberado después de ofrecer 50 000 pesos en fianzas y de jurar respetar las rectificaciones hechas a la sentencia emitida en el pueblo de Mala, el 15 de noviembre de 1537, por el provincial mercedario fray Francisco de Bobadilla, a quien le habían reconocido las facultades del anterior juez, el obispo de Panamá fray Tomás de Berlanga. Los fiadores de Hernando Pizarro, en partes iguales de 10 000 pesos cada uno, fueron Hernán Ponce de León, Hernán González, Antonio Picado, Hernando Bachicao y Juan de Barbarán10. Este último era uno de «los de Cajamarca» que se dedicó a los «negocios»11 y, a pesar de que siempre se mantuvo muy próximo a los Pizarro, cuando Hernando no cumplió con la palabra empeñada, Barbarán le exigió que me saque de la dicha fiança de los dichos diez mil [pesos]12.

Casi de inmediato, Almagro se enteró del engaño de su antiguo socio. Su única opción entonces fue la de regresar al Cuzco y preparar a su ejército para hacer frente al de Gonzalo y Hernando Pizarro, que ahora lo perseguían con 700 hombres, un maestre de campo (Pedro de Valdivia) y varios capitanes (Alonso de Alvarado, Pedro Anzúrez o Peranzúrez, Diego de Rojas, Pedro de Vergara, Pedro de Castro, Diego de Urbina, Eugenio de Moscoso y Francisco de Orellana). Diego de Almagro solo logró reunir 500 soldados, aunque también contaba con experimentados capitanes (Rodrigo Orgóñez, Pedro de Lerma, Gómez de Alvarado, Diego de Alvarado, Cristóbal de Sotelo, Alonso de Montemayor, Hernando de Alvarado, Francisco de Chaves y Pedro Álvarez Holguín o Perálvarez)13. Se enfrentaron el 6 de abril de 1538 en la denominada batalla de Las Salinas. Almagro fue derrotado, escapó con vida del campo, pero sería capturado por Alonso de Alvarado en la fortaleza de Sacsayhuamán; fue procesado y ejecutado, murió estrangulado con garrote en su celda y después su cuerpo fue decapitado en acto público.

Decimos, pues, que este hombre tan heroico fue ahogado en la cárcel (que bastaba) y degollado en la plaza, para mayor lástima y dolor de los que le vieron, porque su edad pasaba de los sesenta y cinco años, y su salud andaba tan quebrada que, cuando no le apresuraran la muerte, se entendía que estaba ya muy cerca. Decían los maldicientes que, para mayor muestra del odio que le tenían, y por vengarse dél, le habían muerto dos veces. El verdugo, por gozar de su preeminencia y despojo, le desnudó y dejó en camisa, y aun esa le quitara si no se lo estorbaran. Así estuvo en la plaza mucha parte del día, sin que hubiese enemigo ni amigo que della lo sacase; porque los amigos, vencidos y rendidos, no podían, y los enemigos, aunque muchos dellos se dolieron del muerto, no osaron en público hacer nada por él, por no enemistarse con sus amigos, porque se vea de qué manera paga el mundo a los que mayores hazañas hacen en su servicio. Ya bien cerca de la noche vino un negro, que había sido esclavo del pobre difunto, y trajo una triste sábana, cual la pudo haber, o de su pobreza o de limosna, para enterrar a su amo; y envolviéndole en ella con ayuda de algunos indios que habían sido criados de don Diego, lo llevaron a la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes. Y los religiosos usando de su caridad, con muchas lágrimas lo enterraron en una capilla que está debajo del altar mayor. Así acabó el gran don Diego de Almagro, de quien no ha quedado otra memoria que la de sus hazañas y la lástima de su muerte, la

10 Cieza, 1991, pp. 217-220. 11 Lockhart, 1987, tomo II, pp. 87-89. 12 Archivo General de la Nación (AGN), Protocolos Siglo XVI, 152, Pedro de Salinas, 1538-1540, fols. 344v-345. 13 Cieza, 1991, pp. 269-289.

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cual parece que fue dechado y ejemplar de la que en venganza désta dieron al marqués don Francisco Pizarro, porque fue muy semejante a ello, como de adelante veremos, para que en todo fuesen iguales y compañeros estos dos ganadores y gobernadores de aquel grande y riquísimo Imperio del Perú14.

Después de la batalla de Las Salinas la gobernación de Nueva Castilla entró a una etapa de relativa estabilidad. Para administrar mejor sus territorios Francisco Pizarro fundó o mandó fundar nuevas ciudades: Huamanga (1539), Huánuco (1539), La Plata o Chuquisaca (1540) y Arequipa (1540). Por entonces, la única preocupación la representaba el rebelde Manco Inca, quien desde su refugio en los Andes orientales organizaba esporádicas incursiones contra los asentamientos españoles. Por otra parte, la mayoría de «los de Chile», agrupados alrededor de la figura de Diego de Almagro el Mozo, quedaron totalmente marginados. Ni siquiera se les permitió tomar posesión de la gobernación de Nueva Toledo, y en Lima fueron despojados de una estançia y heredad para entregarla a Francisco Martín de Alcántara15, quien además por sus servicios en la conquista del Perú fue premiado por su hermano el gobernador, el 23 de mayo de 1541, con una encomienda de 3000 indios (curacazgos o cacicazgos de Guanca, Llapa, Chipana y Xagua) en Huánuco (Ichoc Huánuco o Guancachupacho).

El marqués don Françisco Piçarro, adelantado e gobernador e capitán general destos reinos de la Nueva Castilla por su Megestad, e del su Consejo etcétera, aviendo respecto que vos el capitán Francisco Martín de Alcántara mi hermano, vecino de esta dicha çibdad de los Reyes, soys uno de los primeros casados que conmigo pasaron a estas partes de los reinos de España a servir a su Magestad en estos dichos reinos, e soys de los primeros conquistadores e pobladores dellos e sienpre aveys servido a su Magestad en ellos, con vuestras personas e cavallos, a vuestra costa e minsión e soys persona de honrra e como tal theneys vuestra casa e criados en la dicha conquista e después que se acabó la guerra del nuevo alçamiento que los naturales destos reynos hizieron, aveys servido a su Magestad como buen servidor e sienpre aveys dado muy buena quenta de todo lo que por mi vos a sido encargado e mandado e por ser como soys persona de calidad se os ofrecen muchas costas e gastos e su Magestad as servido, que a las personas de vuestra calidad que tienen yntención de permanecer en la tierra sean aprovechados en ella e gratificados de sus serviçios, por la presente en nombre de su Magestad os encomiendo e pongo en vuestra cabeça en la provinçia de Guánuco el caçique prençipal que se llama Guanca e un prençipal que se llama Llapa e otro que se dize Chipana, con todos los yndios e pueblos e prençipales que son subjetos al dicho caçique Guanca e a los dichos prençipales e quellos mandan, e ansy mismo el caçique que se llama Xagua con todos sus yndios e prençipales subjetos al dicho caçique, en los quales dichos caçiques e prençipales con sus subjetos vos encomiendo e pongo en vuestra cabeça número de tres mil yndios, e si en los dichos caçiques e prençipales e sus subjetos no oviere el dicho número de los dichos tres mil yndios os encomiendo los yndios que faltaren para conplir el dicho número en los caçiques e prençipales e pueblos e yndios más próximos a los caçiques e prençipales arriba declarados, para que dellos os sirvays conforme a los mandamientos e hordenanças reales, e que seays obligado a los dotrinar e enseñar en las cosas de nuestra santa fe católica e que aviendo religiosos en la dicha villa de Guánuco traigáis antellos los hijos del dicho caçique prençipal para que sean // ynstruidos en las cosas de nuestra religión

14 Garcilaso de la Vega, 1977, tomo I, pp. 246-247. 15 Cieza de León, 1994a, pp. 94-96.

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christiana, e para que les hagays todo buen tratamiento como su Magestad manda, e si ansi no lo hizierdes cargue sobre vuestra conçiençia e no sobre la de su Magestad ni mía, que en su real nonbre vos los encomiendo e pongo en vuestra cabeça e mando a todas e qualesquier justiçias de la dicha villa de Guánuco e desta gobernación que vos pongan luego sin dilaçión alguna en la posesión de los dichos caçiques e prençipales e yndios segund dicho es, so pena de cada mil pesos de oro para la cámara de su Magestad so la qual dicha pena les mando que vos anparen en la dicha posesión. Dada en la çibdad de los Reyes a veynte e tres días del mes de mayo de mil e quinientos e quarenta e un años. La qual dicha posesión mando que vos sea dada a vos el dicho capitán o a quien vuestro poder oviere so la dicha pena, fecha ut supra. El marqués Francisco Piçarro, por mandado de su señoría Pero López16.

Así las cosas, los rumores sobre la venganza de Almagro el Mozo, el hijo mestizo del adelantado, no tardarían mucho en hacerse realidad. El viaje de Hernando Pizarro a España para justificar sus acciones, la demora en la llegada del juez Cristóbal Vaca de Castro, y la expedición organizada por Gonzalo Pizarro para buscar La Canela o El Dorado, fueron aprovechados por «los de Chile» para llevar adelante su plan:Atreviéronse, pues, a hacer esto viendo al Marqués solo y sin guarda, y que su hermano Gonzalo Pizarro había ido a descubrir el río grande que va por los Andes a salir a la Mar del Norte, haciendo la entrada por Quito, cuando Orellana el Tuerto y el padre Carvajal salieron a la mar del Norte en un bergantín que Gonzalo Pizarro había hecho en este río, y enviado al Orellana y al padre Carvajal que fuesen por el río poco a poco, descubriendo y aguardándole. Así, Francisco Pizarro, Francisco de Chaves, y otros, fueron asesinados el 26 de junio de 1541.

Pues entrando los de Chile, dieron en el Francisco Martín, que estaba en la puerta de la cámara con el Tordoya. Pues oído el Marqués que ya entraban, salió con unas coracinas medio abrochadas a ayudar a su hermano Francisco Martín, y pelearon tan fuerte con los de Chile, que aunque venían bien armados y ellos no lo estaban, mataron a dos, y al fin, como estaban solos y desarmados, y los de Chile eran muchos, les dieron tantas heridas que los mataron al Marqués y a su hermano y a su paje. En todo este tiempo no tuvo el Marques ningún socorro, y cuando empezaban ya a acudir los vecinos, estaba la plaza ya llena de gente de Chile, a caballo y a pie. Dicen que murió el Marqués pidiendo confesión y hecha la cruz con la mano puesta en la boca17.

El gobernador Cristóbal Vaca de Castro

Luego del asesinato de Francisco Pizarro, «los de Chile» (capitanes Juan de Rada o de Herrada, Francisco de Chaves -homónimo del pizarrista-, Cristóbal de Sotelo y García de Alvarado) liderados por el joven Diego de Almagro trataron de tomar el control de la Nueva Castilla. Almagro el Mozo se proclamó gobernador, pero en las principales ciudades la noticia fue recibida sin entusiasmo o con abierta oposición. En Arequipa, el capitán Lucas Martínez Vegazo; en Chachapoyas, el capitán Alonso de Alvarado; en el Cuzco, los capitanes Gómez de Tordoya y Pedro Álvarez Holguín (Perálvarez), y en La Plata los capitanes Pedro Anzúrez (Peranzúrez), Garcilaso de la Vega y Diego Centeno, organizaron y armaron huestes para en servicio de «su Majestad» salir contra el «traidor y

16 Library of Congress (LOC), Harkness Collection, Peru, 494. Es un traslado incluido en un registro del escribano Juan Franco, 1543. Hay copia en la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), Manuscritos, 2000022070. 17 Pizarro, 2013, pp. 182, 185.

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rebelde»18. La aventura les duraría poco tiempo a «los Almagros» pues por ambiciones entre capitanes se comenzaron a destruir y, además, para entonces ya estaba en camino el licenciado Cristóbal Vaca de Castro, el primer alto representante enviado desde España para castigar los maltratos a los «indios» (El rey tiene voluntad que se castigue lo pasado y remedie para adelante, y que los indios sean tratados como cristianos libres vasallos, así los que están en cabeza del rey como los que están encomendados a los conquistadores y pobladores de dicha tierra)19, y para pacificar el Perú, es decir para poner fin a las disputas o enfrentamientos entre españoles. Repuesto del largo viaje salió de Panamá el 18 de marzo de 1541, por el mal tiempo se detenía en Buenaventura (E visto por el presydente Vaca de Castro con quánta dificultad nabegavan, y los vientos que heran contrarios y lo mucho que convenía allegar con brebedad al reyno para hebitar no recreciese algund escándalo entre los bandos de Chile y Pachacama…)20, subía a Cali acompañado por el capitán Lorenzo de Aldana y el adelantado Sebastián de Belalcázar, pasaba de Popayán a Quito y desde allí partía hacia Lima ya como gobernador del Perú.

En ese trayecto muchos capitanes, soldados, funcionarios y religiosos se fueron sumando al ejército real o reconocieron la autoridad de Vaca de Castro; sobre todo en la «Ciudad de los Reyes» donde lo recibieron con algarabía el licenciado Benito Suárez de Carvajal, el factor Illán Suárez de Carvajal, el tesorero Alonso Riquelme, el teniente Jerónimo de Aliaga y los capitanes Diego de Agüero, Hernando Bachicao y Francisco de Godoy, más otros «vasallos leales»21. Entre Trujillo y Jauja el gobernador reunió un ejército de 700 hombres, nombró como sargento mayor al experimentado y temido militar Francisco de Carvajal, y como capitanes a Pedro Álvarez Holguín, Pedro Anzúres, Garcilaso de la Vega, Pedro de Vergara, Nuño de Castro, Gómez de Alvarado, Gómez de Tordoya y Juan Vélez de Guevara. Al pasar por Lima, se prestaría hasta 70 000 pesos de vecinos y mercaderes para hacer armas y pagar a los soldados22; y aseguraría la fidelidad de funcionarios como Juan de Cáceres, contador de la Real Hacienda, a quien el 16 de junio de 1542 le entregó en encomienda todos los indios de Chuquinparco, curaca o cacique del valle de Huancayo, que habían sido del primer obispo del Cuzco, fray Vicente de Valverde, poco antes asesinado por los nativos de la isla Puná.

Yo el liçençiado Cristóbal Vaca de Castro, cavallero de la orden de Santiago del Consejo de su Magestad e su gobernador e capitán general en las provinçias del Perú etcétera, teniendo respeto o consideraçión a lo que vos Joan de Cáçeres contador de su Magestad en las dichas provinçias, lo aveis servido e podeys servir, y en alguna enmienda e remuneraçión dello e porque no teneis yndios y tengas en este valle de Lima para el serviçio de vuestra casa e porque mejor tengáis con que sustentaros para poder mejor servir a su Magestad, por la presente en nombre de su Magestad, hasta tanto que mi voluntad sea de proveher otra cosa, a vos depósito y encomiendo el caçique Chuquinparco con todos sus prençipales e sujetos en qualquier manera que sean en el valle de Guancallo, según e por la forma e manera que los tenía e poseía don frai Viçente de Valverde, obispo del Cuzco ya difunto, húltimo poseedor que fue dellos, los quales son en términos desta çibdad, para que os podays servir dellos en vuestras labranças e crianzas e granjerías y en las otras cosas que se servía el dicho obispo, conforme a los mandamientos reales con tanto que dex[e]ys a los caçiques y prinçipales sus mugeres e hijos y los demás yndios de su servicio. E aviendo religiosos traeréis antellos

18 Garcilaso de la Vega, 1977, tomo II, pp. 292-313. Trelles Aréstegui, 1982, pp. 47-48. 19 Zavala, 1978, tomo I, pp. 5-7. Es parte del extracto de las instrucciones que recibió Vaca de Castro (Madrid, 15 de junio de 1540). 20 Cieza de León, 1994a, pp. 97-100. 21 Ídem, pp. 244-247. 22 Zárate, 1944, pp. 132-141.

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los hijos de los dichos caçiques para que sean ynstruidos en las cosas de la fe, e que seays obligado a los yndustriar en las cosas della, con lo qual vos encargo la conçiençia y descargo la de su Magestad y mía en su real nombre, y mando que tengáis la posesión de los dichos yndios como de presente la tenys y a mayor abundamiento si necesario es. Así mismo mando a qualesquier justicias de la dicha çibdad de los Reyes que vos den la posesión de los dichos yndios e vos anparen en ella que yo la presente desde agora vos la doy y anparo en ella, y que ansi lo guarden y cunplan so pena de quinientos pesos de oro para la Cámara de su Magestad. Fecha en la dicha çibdad de los Reyes a diez e seis días del mes de junio de mil e quinientos e quarenta e dos años. Todo lo dicho se entiende por quanto fuere mi voluntad e os valga sin secretario. El liçençiado Vaca de Castro.23

También en Lima algunos de sus más cercanos colaboradores se preparaban como mejor podían ante el inminente desenlace de la campaña militar: el capitán Perálvarez Holguín, por ejemplo, adquirió en almoneda (subasta) una mula y un esclavo negro que habían sido del difunto marqués Francisco Pizarro; el factor Illán Suárez de Carvajal encargó a su hermano Benito la administración de sus caçiques e prençipales e indios; el secretario Sebastián Sánchez de Merlo dejó una memoria y un poder para testar a su mujer Ana Suárez, «viuda» del también asesinado Antonio Picado; y el médico Álvaro de Torres encargó, al propio Vaca de Castro, que velara por el cumplimiento de su testamento en remuneración de algunos servicios que a su señoría e a su casa he fecho24.

En ambos bandos se prometió a los capitanes los mejores repartimientos o encomiendas si conseguían la victoria, y en su cuartel general de Vilcas (Vilcashuamán) Almagro ofreció hasta las mujeres de sus enemigos:E a aquel soldado que caveça de uno me truxere, desde aquí lo hago señor de su repartimiento, e sy fuere casado, que entre en su lugar en el tálamo e reçiba en su gremio a su mujer. Diego de Almagro había formado un ejército de 500 efectivos y tenía como capitanes a Juan Balsa, Diego de Hoces, Diego Méndez, Martín de Bilbao, Pedro de Candia, Juan Gutiérrez Malaver, Juan Olivas, Juan de la Reinaga y Pedro de Oñate25.

Por su parte, el 25 de agosto de 1542, Vaca de Castro antes de salir de Jauja, encargó la cobranza de sus deudas y la administración de sus rentas, incluidos los tributos de algunas encomiendas, a Diego Mejía.

…e podays cobrar e reçibir qualesquier tributos e otras cosas que me dieren los yndios que yo en nonbre de su Magestad tengo puestos en mi cabeça, como en otra qualquier manera que yo lo aya de aver e me pertenesca, e podays entender e tener la administraçión de los dichos yndios e otras haziendas e cosas que yo tenga e me pertenezcan, e tomar quentas a qualesquier personas [que] lo hayan tenido a cargo, e reçibir e cobrarlos a las más, e poner personas en los asientos de los tales yndios para su dotrina e buen tratamiento e hazer sobre todo ello lo neçesario, e de lo que ansy en mi nonbre reçibierdes e cobrardes podays dar cartas de pago e fin e quito…26.

23 LOC, Harkness Collection, Peru, 623. Es un traslado hecho por el escribano Gonzalo Pérez, 1543. Hay copia en BNP, Manuscritos, 2000022072. 24 AGN, Protocolos Siglo XVI, 153, Pedro de Salinas, 1542-1543, fols. 44-44v; 160v-161; 231-232; 243v-244. 25 Cieza de León, 1994a, pp. 255-293. 26 LOC, Harkness Collection, Peru, 466. Es un traslado hecho por el escribano Juan Franco, 1543. Hay copia en BNP, Manuscritos, 2000022070.

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Por superioridad de fuerzas y mejor reabastecimiento en la ciudad de San Juan de la Frontera de Huamanga, desde principios de septiembre de 154227, Vaca de Castro derrotó a Almagro el Mozo, el 16 de septiembre, en la sangrienta batalla que tuvo lugar en las apacibles pampas de Chupas (actual distrito de Chiara en Huamanga, Ayacucho).

Con la priesa que los de Vaca de Castro se dieron, llegaron a lo alto, donde estaba el escuadrón de don Diego, casi desordenados del orden que al principio llevaban. Los arcabuceros de don Diego los recibieron con una rociada de pelotas que les enviaron, e hicieron mucho daño en los infantes; hirieron a Gómez de Tordoya, maese de campo de aquel ejército, de tres arcabuzazos, que murió dellos dende a dos días. Hirieron malamente al capitán Nuño de Castro, y mataron otros muchos. Lo cual visto por Francisco de Carvajal, mandó que arremetiesen los de a caballo, en los cuales tenía toda su confianza, porque eran muchos más que los de don Diego. Oyendo el mandato arremetieron con los de don Diego, donde se trabó una bravísima pelea, que duró mucho espacio, sin reconocerse ventaja de parte alguna. Al capitán Pedro Álvarez Holguín mataron de un arcabuzazo, que, como iba tan señalado, vestido de blanco, y sabían quién era, quería cada cual de los arcabuceros más señalados emplearse en él. Por otra parte arremetieron los infantes de Vaca de Castro, y llegaron peleando valerosamente hasta ganar la artillería, que estaba ociosa, porque los suyos, con mal orden y poca milicia, o ninguna, se habían puesto delante della. Los unos y los otros pelearon tan obstinadamente que, aunque el sol era ya puesto y la noche cerrada, no dejaban de pelear, sin conocerse los unos a los otros más de por el apellido, que los unos decían “¡Chili!” y los otros ¡”Pachacámac!”, en lugar de Pizarros y Almagros, que también alcanzaron estos renombres aquellos bandos. Fue grande la mortandad de la gente de a caballo, que demás de los encuentros de las lanzas hubo mucho estrago entre ellos con las espadas, porras y hachas de armas. El interés de la victoria les hacía mostrarse tan crueles unos contra otros, porque sabían que los vencedores habían de gozar de aquel imperio y de sus grandes riquezas, y los vencidos las habían de perder, y las vidas con ellas28.

Diego de Almagro el Mozo salió con vida de la batalla. Después de asesinar a su propio artillero, el griego Pedro de Candia, por errar intencionalmente sus tiros de cañón, se retiró al Cuzco donde, al igual que su padre el adelantado, fue capturado, ajusticiado y sepultado:E yendo hazia la picota junto a la qual estava un repostero y el verdugo aparejado para le matar, dixo que rogava que pues moría en lugar que avía sido muerto su padre y le avían de enterrar en la sepultura donde estava su cuerpo, que lo hechasen a él devaxo e luego ençima pusyesen los huesos de su padre29.

Por entonces llegaba ya al Consejo de Indias abundante información sobre el asesinato del marqués Francisco Pizarro y la continuación de las «guerras civiles» desatadas entre los conquistadores. Situación que coincidió con la intensa campaña liderada por el dominico fray Bartolomé de las Casas, en España, contra las encomiendas y repartimientos, los tributos, los servicios personales y los abusos en general a los que eran sometidos los pobladores «naturales» del Nuevo Mundo; y para la «restitución» de todo lo «robado». En este contexto, el padre Las Casas presentó a la Corona un memorial sobre los «remedios para la reformación de las Indias» (1542), que incluía las veinte razones por las cuales

27 Cabildo de Huamanga, 1966, pp. 95-99. 28 Garcilaso de la Vega, 1977, tomo II, pp. 316-319. 29 Cieza de León, 1994a, pp. 307-309.

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prueba no deberse dar los indios a los españoles en encomienda ni en feudo ni en vasallaje ni de otra manera alguna, si su Majestad, como desea, quiere librarlos de la tiranía y perdición que padecen, como de la boca de los dragones, y que totalmente no los consuman y maten y quede vacío todo aquel orbe de sus tan infinitos naturales habitadores como estaba y lo vimos poblado30. El desenlace de esto fue la promulgación de las llamadas «Leyes Nuevas» el 20 de noviembre de 1542 en Barcelona, para la conservaçión e aumento de los yndios. En ellas, para el caso específico del Perú, el rey Carlos V, además del nombramiento de un virrey y del establecimiento de una real audiencia en Lima, ordenaba severas sanciones contra los encomenderos abusivos y revoltosos.

Asimismo las dichas audiençias se ynformen de cómo an sido tratados los dichos yndios por las personas que los an tenido en encomienda, e sy les constare que de justiçia deven ser pribados dellos por sus exçesos e malos tratamientos que les an hecho, mandamos que luego los priben e pongan los tales yndios en nuestra corona real. Y en lo del Perú, allende de los susodicho, el visorrey e audiençia se ynformen de los exçesos hechos en las cosas suçedidas entre los governadores Piçarro e Almagro para nos enviar relaçión dello, y a las personas prençipales que notablemente hallaren culpados en aquellas reboluçiones les quiten luego los yndios que tuvieren e los pongan en nuestra tal corona.31

Estando todavía en el Cuzco, Cristóbal Vaca de Castro recibió las noticias sobre las nuevas reformas administrativas y la próxima llegada de un virrey al Perú. El emisario de las nuevas fue Antonio de Ribera, un personaje vinculado a Gonzalo Pizarro (siempre lo mantuvo informado de los sucesos más relevantes de Lima), que consolidaría su posición dentro de la elite pizarrista al contraer matrimonio con Inés Muñoz, la viuda de Francisco Martín de Alcántara y heredera de la encomienda de los «guancachupachos» de Huánuco32. Las circunstancias obligaban a Vaca de Castro a mostrarse prudente con respecto a la aplicación de las medidas que más afectaban a los encomenderos: aplacó la inquietud de los vecinos cuzqueños convocando a un cabildo para, como representante del emperador, decirles que no hera cosa deçente creer que, sin oyr sus escusas, quisiese quitrales sus haziendas, e que no se avían de cunplir las hordenanças enteramente, no enbargante que ellos las obedeçerían como de su rey natural33. Aunque, al mismo tiempo, trató de modificar algunas de sus propias disposiciones que contravenían la nueva legislación. Por ejemplo, como la «Leyes Nuevas» prohibían expresamente que los oficiales reales de justicia y hacienda tuvieran indios, quitó la encomienda que había otorgado al contador Juan de Cáceres y la entregó al primer obispo de Lima, el dominico fray Jerónimo de Loaysa, a pesar de que los prelados tampoco debían tenerlas y de los reclamos del primero por el «despojo».

Pedro de Avendaño en nonbre de Joan de Cáçeres, contador por su Magestad en estos reynos e provinçias del Perú, parezco ante Vuestra Merced e digo que a mi noticia a venido como el muy ilustre señor Vaca de Castro, gobernador destos reynos, a dado una çedula de encomienda al señor obispo don fray Gerónimo de Loaysa, del caçique Chuquinpayco con todos sus prençipales e sujetos que son yungas en término desta çibdad, y que por virtud de dicha çédula quiere pedir posesión dellos, lo qual es contra toda orden de derecho, a causa

30 Las Casas, 1997, tomo II, pp. 642-643. 31 Cieza de León, 1994a, pp. 349-369. 32 Espinoza Soriano, 1975, p. 21. Puente Brunke, 1992, p. 398. LOC, Harkness Collection, Peru, 487. Registro de escrituras del escribano Juan Franco, 1543. Hay copia en BNP, Manuscritos, 2000022070. 33 Cieza de León, 1994a, pp. 382-385.

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de quel dicho mi parte tiene depositados y encomendados los dichos yndios, e la posesión dellos quieta e paçificamente, de los quales no puede ser despojado conforme a la provisión real de su Magestad de que así mismo hago presentaçión34.

El virrey Blasco Núñez Vela

El elegido para que en el Perú toviese en paz las provinçias e las leyes hiziese executar fue el severo e iracundo Blasco Núñez Vela. Salió para América en noviembre de 1543, junto con los primeros oidores de la Audiencia de Lima (el doctor Juan Lisón de Tejada y los licenciados Diego Vázquez de Cepeda, Alonso Álvarez y Pedro Ortiz de Zárate) y con muchos criados, amigos y parientes. A inicios de 1544 los viajeros arribaron a Nombre de Dios y desde allí pasaron a Panamá, en donde la inmediata aplicación de las «Leyes Nuevas» por parte del virrey provocó desavenencias con los oidores y protestas de algunos vecinos. Los que primero vieron afectados sus intereses fueron los propietarios de indígenas peruanos esclavizados durante los primeros años de la conquista (como antes había ocurrido con los naturales de Nicaragua y Guatemala habidos «de buena guerra»), pues el virrey ordenó la repatriación de cientos de ellos35. La tensión se fue agudizando conforme Núñez Vela y su séquito se fueron adentrando en los territorios del Perú.

Allegando, pues, el visorrey Blasco Núñez Vela al puerto de Túnbez aconpañado de Françisco Velázquez Vela Núñez, su hermano, y del capitán Diego Álvarez de Cueto, su cuñado, y de otros cavalleros y criados suyos, entendió luego, como emos dicho, en la execuçión de las ordenanças, enbiando sus mandamientos, sin estar reçibido por visorrey, para que todos le toviesen por tal, pues Su Magestad era servido dello; mandándoles que no sacasen ningún tributo demasiado a los yndios, ni les hiçiezen ninguna fuerça ni mal tratamiento, y otras cosas que, aunque eran justas, se avían de mandar executar con gran orden y tenplança, e no tan severamente ni con tanta açeleridad; no envargante que no era causa equivalente para que los del Perú se levantasen36.

Cuando el virrey llegó a Lima, en mayo de 1544, la opinión en contra de su presencia era grande. Estaba liderada por los encomenderos, pero a ellos también se sumaron los otros estamentos superiores de la pirámide social: funcionarios, miembros del clero, comerciantes y demás vasallos o súbditos del poder regio37. A pesar de las opiniones que le aconsejaban prudencia y mesura, Núñez Vela decidió pregonar las «Leyes Nuevas» antes de la instalación formal de la Audiencia: Los vecinos de la çibdad, como oyeron el pregón tan triste, fue grande su desasosiego. Muy turbados decían unos a otros: ‘¿Qué es esto? ¿Por qué Su Magestad, siendo prinzipe tan cristianísimo, ansí nos quiere destruir, aviendo ganado nosotros la provincia a costa de nuestra hazienda con muerte de tantos conpañeros? Nuestros hijos e muxeres, ¿qué será de ellos?’. Y andaban ya muchos sin sentido y desde entonces les paresçía no tener indios ni otra ninguna hazienda; y como estaban ayrados escrevían cartas a Gonçalo Piçarro, avisándole lo que pasaba y cómo se avían ya apregonado las leyes . El virrey también ordenó

34 LOC, Harkness Collection, Peru, 624. Parece un traslado hecho por el escribano Gonzalo Pérez, 1543. Hay copia en BNP, Manuscritos, 2000022072. 35 Lockhart, 1982, pp. 254-280. AGN, Protocolos Siglo XVI, 63, Diego Gutiérrez, 1545-1552, fols. 750v-751. 36 Cieza de León, 1994b, tomo I, p. 13. 37 Lazo García, 1992, tomo I, pp. 77-81.

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apresar al encomendero Antonio del Solar y al licenciado Vaca de Castro, porque tenía la certeza de que alentaban la oposición a las reformas, y al capitán Lorenzo de Aldana porque sienpre se avía mostrado amigo de los Piçarros38.

Para entonces, Gonzalo Pizarro, que había pasado de Charcas al Cuzco, ciudad donde fue elegido procurador general de los encomenderos contra las «Leyes Nuevas», preparaba un ejército para dirigirse a Lima: Así que lo eligieron por general procurador el cabildo del Cuzco cabeça del Perú, y los cabildos de Guamanga, y de La Plata, y otros lugares, y los soldados por capitán, dándole todos su poder cumplido y lleno. Él juró en forma lo que en tal caso se requería. Alçó pendón, tocó atambores, tomó el oro del arca del rey, y como havía muchas armas de la batalla de Chupas, armó luego hasta cuatrocientos hombres a caballo y a pie, de que se mucho escandalizaron, y arrepintieron los del regimiento, de lo que havían hecho, pues Gonçalo Piçarro se tomava la mano, dándole solamente el dedo. Pero no le revocaron los poderes. Aunque de secreto protestaron muchos del poder que le havían dado, entre los quales fueron Altamirano, Maldonado, Garcilaso de la Vega39. Pizarro reunió un ejército de unos 500 soldados y nombró como maestre de campo a Alonso de Toro, y como capitanes a Pedro Portocarrero, Pedro Cermeño, Juan Vélez de Guevara, Hernando Bachicao y Diego Gumiel. Por otra parte, Núñez Vela, informado de las acciones de Pizarro, tomó similares medidas en Lima, formó un ejército de aproximadamente 600 hombres (soldados o piqueros, arcabuceros y gente a caballo), mandó hacer armas y designó como maestre de campo a Diego de Urbina y como capitanes a Alonso de Montemayor, Diego Álvarez de Cueto, Martín de Robles, Pablo de Meneses, Gonzalo Díaz de Pereira, Francisco Velázquez Vela Núñez, Gerónimo de Zurbano y Blas de Saavedra o Sayavedra. Sin embargo, el virrey entraría en desesperación al enterarse de las constantes deserciones hacía el campo contrario, como las de los capitanes Gerónimo de Villegas y Pedro de Puelles, teniente de gobernador de Huánuco, que con todos sus soldados se pasó al lado de Pizarro para no perder los beneficios obtenidos de los «indios».

[Y] llegando a Guánuco, trataron todos juntos sobre el negocio, pareciéndoles que si se pasaban al Visorey serían parte para que tuviese buen fin su negocio, y que habiendo vencido y desbaratado a Gonzalo Pizarro, ejecutaría las ordenanzas que tan gran daño traían a todos, pues quitando los indios a los que los poseían, no solamente recebían perjuicio los vecinos cuyos eran, mas también los soldados y gente de guerra, pues había de cesar el mantenimiento que les daban los que tenían los indios40.

Otros que traicionaron al virrey fueron el capitán de arcabuceros Gonzalo Díaz de Pereira (mencionado por algunos cronistas como Díaz de Piñera o Díaz de Pineda), y los sobrinos (Diego de Carvajal, Jerónimo de Carvajal y Francisco de Escobedo) del factor Illán Suárez de Carvajal. Contra este funcionario, en una discusión sobre supuestas deslealtades, el virrey descargó toda su ira y lo asesinó con una daga el 13 de septiembre de 1544. Este crimen terminó de arruinar la ya precaria situación de Núñez Vela en Lima: La muerte de este caballero causó la total caída del Visorrey, porque los suyos cobraron tanto miedo de su condición, por haber hecho aquella muerte tan no pensada, que todos le huían y se escondían, por no parecer ante él, y sus contrarios tomaron más ánimo y atrevimiento para justificar su opinión contra él41. Otras medidas desesperadas del virrey fueron: ordenar la persecución

38 Cieza de León, 1994b, tomo I, pp. 91-95. 39 López de Gómara, 1993, capítulo CLVII. 40 Zárate, 1944, pp. 157-166. 41 Garcilaso de la Vega, 1977, tomo II, pp. 379-382.

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de traidores al capitán Alonso de Montemayor, acompañado por Lorenzo de Estupiñán y Sebastián de Coca, e instruir a su cuñado Diego Álvarez de Cueto para que mantuviera en un navío a los huérfanos de Francisco Pizarro (tenidos con las ñustas Inés Huaylas Yupanqui y Angelina Yupanqui), «como rehenes», acompañados solo por Antonio de Ribera y su mujer Inés Muñoz42. Después del asesinato del marqués en 1542, Francisca Pizarro y sus hermanos estuvieron bajo la tutela de Juan de Barbarán43. En 1543, el tutor de los cuatro menores (Francisca, Gonzalo, Francisco y Juan) era su tío Gonzalo Pizarro quien, antes de salir para Charcas, encargaría a Francisco de Robles el cuidado de la rica encomienda que ellos habían heredado en Huaylas (pueblos de Carhuaz, Yungay, Mato, Huaylas, Caraz y Macate): para que en nombre de los dichos menores pueda estar e residir en los yndios de Guaylas, e los regir e administrar e tener un clérigo que los industrie e enseñe en las cosas de nuestra santa fe católica44.

Ante el inminente retorno de Gonzalo Pizarro a Lima, Núñez Vela pensó en abandonar la capital llevando consigo a los oidores y a las familias de los vecinos hasta la ciudad de Trujillo. En ese momento, los que mejor personificaban las opiniones contrarias al virrey eran los miembros de la Real Audiencia quienes, encabezados por el licenciado Diego Vázquez de Cepeda, ordenaron su detención y traslado a España mediante una real provisión emitida el 17 de septiembre:porque ansí conviene a nuestro serviçio y al bien e paçificaçión destos nuestros reynos45.

El 18 de septiembre de 1544, el virrey Blasco Núñez Vela fue detenido por su propio capitán Martín de Robles y por el alcalde Nicolás de Ribera el Viejo, acción celebrada por la mayoría de los vecinos de Lima:Los vecinos estavan tan alegres que era cosa estraña; abracávanse; contavan los unos a los otros lo que avían hecho; loávanlo por gran azaña, y todos tenían un contento tan grande, que no así ligeramente se puede ponderar46. El virrey nunca pudo hacer entrar en acción al primer ejército que había organizado para pacificar el Perú. Según algunos cronistas de la conquista los gastos básicos de ese ejército de Núñez Vela habrían ascendido a 100 000 pesos47, sin embargo, la sumatoria de las cuentas oficiales formadas el 20 de septiembre y firmadas por la ya cautiva máxima autoridad del virreinato a pedido del tesorero Alonso Riquelme, quien deseaba salvarse de cualquier responsabilidad o acusación futura, nos precisa que fueron 80 542 pesos con 6 granos los que de la Real Hacienda se gastaron en 1544 para intentar hacer frente a Gonzalo Pizarro en Lima. Esta información ha llegado hasta nuestros días porque en diciembre de 1547, cuando el licenciado Pedro de La Gasca ya se encontraba en el Perú, el tesorero Riquelme tomó también la precaución de solicitar al alcalde ordinario Juan Fernández un copia autorizada (traslado ante escribano público) de esas cuentas antes de enviarlas a España: dixo que por quanto él quiere enviar a su Majestad la dicha carta quenta con la dicha librança e se teme que enviándola se le podría perder por fuego o robo o agua o por otro caso fortuito, de que sus derechos pueden peresçer48.

42 Cieza de León, 1994b, tomo I, pp. 162-165. 43 AGN, Protocolos Siglo XVI, 153, Pedro de Salinas, 1542-1543, fols. 211, 223-223v. 44 LOC, Harkness Collection, Peru, 499. Registro de escrituras del escribano Juan Franco, 1543. Hay copia en BNP, Manuscritos, 2000022070. 45 Cieza de León, 1994b, tomo I, pp. 175-180. 46 Cieza de León, 1994b, tomo I, pp. 185-189. 47 Zárate, 1944, pp. 157-158. Cieza de León, 1994b, tomo I, pp. 108-109. 48 AGN, Protocolos Siglo XVI, 154, Pedro de Salinas, 1546-1548, fols. 553-556vta. Ver anexo documental.

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No tenemos información sobre el número exacto de efectivos de todas las clases que integraban el primer ejército de Núñez Vela. Un cronista de la época afirmaba que eran 100 hombres a caballo, 200 arcabuceros y 300 piqueros, es decir, 600 en total49. Las referidas cuentas no precisan la cantidad de guerreros de cada clase, pero son específicas en los costos, y con estos se puede confirmar que la mayoría de efectivos de ese ejército eran piqueros o soldados, que en segundo lugar se encontraban los arcabuceros, y que los menos eran los hombres a caballo. Aunque a estos últimos se deben sumar también los capitanes (vecinos o encomenderos), encargados de organizar y pagar al ejército, quienes también iban a caballo y llevaban criados, pero no cobraban una soldada pues esperaban la ratificación o mejora de sus encomiendas y repartimientos de indios. Lo seguro es que la mayor parte de los 80 542 pesos que se gastaron en 1544, en el primer ejército del virrey Núñez Vela, estuvo destinada al pago de hombres (piqueros o soldados, arcabuceros y hombres de a caballo) y a la confección o compra de armas (arcabuces, versos, picas, petos y rodelas) y otros recursos indispensables para la guerra (esclavos, caballos, mulas, pólvora y provisiones), como se detalla en el siguiente cuadro.

Relación de gastos para la pacificación del Perú en 1544

Nombre Concepto Pesos 1 Capitán Diego de Urbina pago de arcabuceros 5 201.4

2 Capitán Gonzalo Díaz de Pereira pago de arcabuceros 4 430

3 Capitán Pablo de Meneses pago de soldados 9 963.7,6

4 Capitán Martín de Robles pago de soldados 7 007.4

5 General Francisco Velázquez Vela Núñez pago de soldados 8 984.4

6 Capitán Gerónimo de Zurbano gastos de navío 4 500

7 General Francisco Velázquez Vela Núñez pago de bandera y tambor 800

8 Alguacil Diego Álvarez de Cueto pago de bandera y tambor 800

9 Capitán Alonso de Montemayor compra de caballos 8 750

10 Capitán Alonso de Montemayor pago de hombres a caballo 4 000

11 Alguacil Diego Álvarez de Cueto pago de hombres a caballo 3 000

12 Diversas personas compra de arcabuces 1 618.5

13 Diversas personas compra y alquiler de mulas 656

14 Capitán Pablo de Meneses gastos personales 500

15 Capitán Martín de Robles gastos personales 515

16 Lorenzo de Estupiñán pago por salitre y azufre para pólvora 680

17 Diversas personas pago por picas 1 080

18 Diversas personas pago de préstamos 8 912

19 Diversas personas pago de préstamos 2 650

20 Diego García de Alfaro por el uso de un barco 122.4

49 Zárate, 1944, pp. 157-158.

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Relación de gastos para la pacificación del Perú en 1544

Nombre Concepto Pesos 21 Diversas personas por cajas de arcabuces y frascos 1 161.4

22 Diversas personas pago por picas 1 519

23 Diversas personas por refinar pólvora 230.4 24 Cerrajero Pero López para hacer petos 406

25 Cerrajero Pero López para hacer arcabuces 400

26 Cerrajero Francisco Rodríguez para hacer arcabuces 240

27 Joan de Cáceres pago por bizcocho 1 200

28 Pero Jiménez compra de herraje y clavos 309.4

29 Pero Sánchez de Alvo compra de rodelas y versos 204

30 Alférez Manuel de Estacio pago de soldados 150

31 Maestre Pedro de Carrión gastos en navío 230

32 Sebastián de Coca Compra de dos esclavos 320

Total (pesos, tomines y granos) 80 542.0,06

Entonces, a pesar de todas las precauciones y preparativos (logística), Blasco Núñez Vela no tuvo la menor posibilidad de hacer entrar en acción al primer ejército que formó para enfrentar a Gonzalo Pizarro en Lima. Fue traicionado, apresado, trasladado sobre una balsa a la isla de los Lobos (San Lorenzo) y más tarde llevado a Huaura, por el licenciado Rodrigo Niño, en los navíos capturados por Diego García de Alfaro (expiloto del virrey) y Ventura Beltrán50. Desde allí Núñez Vela debía enrumbar a Panamá y España bajo el cuidado de algunos soldados y del oidor Álvarez, quien se encargaría de dar al rey las explicaciones de lo sucedido.

Pasadas las cosas que avemos contado en los capítulos preçedentes, aviendo los oydores sido informados de cómo los navíos estaban en Guaura, acordaron de enbiar con toda la brevedad posible al Visorrey a España y a que Su Magestad por parte dellos fuese informado de los sucedido en el reyno, y se acordó por todos que el liçençiado Alonso Álvarez llevase a su cargo al Visorrey y los despachos que yvan para el Rey nuestro señor, e dieron desto parte a los vezinos e regimiento de la çibdad para proveyesen algunos dineros al liçençiado Álvarez para el viaje, e como les fuese el Visorrey tan y en tanta manera deseasen verlo fuera del reyno, no fue menester muchos ruegos para sacarles los dineros, e luego dieron nueve mil pesos de oro; los seis mil para el liçençiado, y los tres mil para dar a soldados que le avían de mirar, e porque las ynformaçiones aún no estavan acavadas de hazer, con pareçer de la çibdad se acordó quel Visorrey fuese llevado a una ysla que estará aun no una legua del

50 Busto, 1994, tomo IV, pp. 369-372. López de Gómara, 1993, capítulos CLXI-CLXII.

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puerto, poblada de no otra cosa que algunas rocas [abrasadas] del caluroso sol que siempre por ellas se esparze, e llena de grandes secadales e no otra agua que la que la mar con sus olas hecha […]51.

Por otro lado, desde Pachacamac, donde había instalado un cuartel provisional, Gonzalo Pizarro envió a Lima a su maestre de campo Francisco de Carvajal, con algunos lanceros y arcabuceros, para vigilar y castigar en la ciudad a quienes se opusieran a la nueva autoridad. Cumpliendo con esas órdenes Carvajal hizo ahorcar a tres: Martín o Machín de Florencia, Pedro del Barco y Juan de Saavedra o Sayavedra. La represión aseguró el ingresó de Pizarro y sus capitanes a Lima, y la sumisión de unos oidores que no pudieron disuadirlo a dejar las armas a pesar de la expulsión del virrey y de la «suspensión de las ordenanzas»52. Así, el 23 de octubre de 1544, después de acordarlo con los prelados y oficiales reales presentes en Lima (obispos Jerónimo de Loaysa, Juan Solano y Garci Díaz Arias, provincial dominico fray Tomás de San Martín, contadores Agustín de Zárate y Juan de Cáceres, tesorero Alonso Riquelme y veedor García de Salcedo), la Real Audiencia emitió una provisión (firmada por los licenciados Vázquez de Cepeda y Zárate y por el doctor Lisón de Tejada) en la que Gonzalo Pizarro era nombrado gobernador y capitán general del Perú:porque por aver sido conquistador es muy amado generalmente de todos los vezinos e gente de guerra y syenpre a mostrado muy gran zelo a nuestro serviçio e a la execuçión de la nuestra justiçia e acreçentamiento de nuestra real hazienda, como por el repecto e veneraçión que comúnmente se le tiene53. Y, como debía de atender los diversos asuntos políticos, militares y administrativos de una gobernación que unificaba los extensos territorios de Nueva Castilla y Nueva Toledo, a los pocos días (28 de octubre de 1544) Pizarro otorgó amplias facultades a su capellán, el clérigo Diego Martín, para que como mayordomo general se encargara del cuidado de todo su patrimonio, incluido el cobro de tributos y la organización del trabajo forzado de los indios de sus encomiendas o repartimientos: …para sacar de mis yndios las quadrillas que os paresçiere e les echar en las minas de oro e plata por la demora e tiempo que quisierdes54. Se sabe también que Gonzalo encargó, al mismo padre Diego Martín, la administración de los bienes y rentas de los menores herederos de Francisco Pizarro, y que utilizaba estos recursos para sostener la rebelión55.

Ante la más mínima sospecha los opositores a Pizarro eran detenidos, desterrados o ejecutados y perdían sus «encomiendas de indios». Por ejemplo, los capitanes Vasco de Guevara, Alonso Pérez de Esquivel y Luis de León fueron expulsados a la provincia de las Charcas; y por manifestar algunas dudas, el capitán Diego Gumiel fue ejecutado y su encomienda del Cuzco entregada al capitán Martín de Robles, ambos había apoyado primero al virrey. De otro lado, aprovechando los alborotos, el licenciado Cristóbal Vaca de Castro tomó el navío en el que lo tenían detenido, por no estar de acuerdo con Gonzalo Pizarro, y huyó a Panamá. Para imponer su autoridad Pizarro envió tenientes y capitanes a las principales ciudades del Perú: Hernando Bachicao a Panamá, Gonzalo Díaz de Pereira o Pineda a Quito, Jerónimo de Villegas a Piura, Hernando de Alvarado a Trujillo, Alonso de Toro al Cuzco, Francisco de Almendras a La Plata, Pedro de Fuentes a Arequipa, Francisco de Cárdenas a Huamanga, Diego de Carvajal a Huánuco y Gómez de Alvarado a Chachapoyas. Sin embargo, su principal preocupación era salir a perseguir y acabar con Blasco Núñez Vela, pues el depuesto virrey, por un acuerdo con el oidor

51 Cieza de León, 1994b, tomo I, pp. 200-202. 52 Zárate, 1944, 178-183. 53 LOC, Harkness Collection, Peru, 1201. “Libro de Cabildo de Chachapoyas”, 1538-1544. Hay copia en BNP, Manuscritos, 2000022082. Cieza de León, 1994a, tomo I, pp. 237-242. 54 AGN, Protocolos Siglo XVI, 63, Diego Gutiérrez, 1545-1552, fols. 753-759. 55 Varón Gabai, 1997, pp. 142-146.

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Álvarez, también había conseguido la libertad: desembarcó en Tumbes, se reunió con sus parientes (Francisco Velázquez Vela Núñez y Diego Álvarez de Cueto) y algunos capitanes leales (Alonso de Montemayor, Alonso de Lerma, Rodrigo de Ocampo y Gómez de Estacio), y desde allí subió a Quito donde formaría un nuevo ejército con otros capitanes y soldados (Francisco Hernández Girón, Juan de Cabrera y Sebastián de Belalcázar) que acudieron a su llamado para enfrentar al «tirano» Pizarro. Mientras tanto en Lima, como Lisón de Tejada había sido enviado a España para justificar la rebelión y fallecía en el viaje, y Ortiz de Zárate se encontraba siempre enfermo, la Real Audiencia prácticamente quedaba reducida al oidor Vázquez de Cepeda, quien desde entonçes se metió bien de rendón en los negoçios. Por su antigüedad, experiencia y formación intelectual o doctrinal, Cepeda se convertía así en el principal asesor o consejero de Gonzalo Pizarro56.

Desde su llegada a Lima, Diego Vázquez de Cepeda y su mujer, Catalina de Argüelles, habían establecido buenas relaciones con la mayoría de vecinos y funcionarios de la ciudad, gracias a que se instalaron en las casas de una de las mujeres de mayor riqueza e influencia política en el Perú de entonces, la encomendera María de Escobar, esposa de Pedro Portocarrero y antes del pizarrista asesinado Francisco de Chaves y del también conquistador Martín de Estete57. Sobre la relación con la Escobar el oidor Cepeda declararía, en 1549, en el juicio de residencia iniciado contra él por el pacificador Pedro de La Gasca, lo siguiente:

Preguntado por el primer artículo e cargo dixo que es verdad que quando vino a esta çiudad por oydor vino por más antiguo e uso su oficio el tiempo que duró el Audiençia y posó en las casas de María de Escobar porque como doña Catalina llegó a esta çiudad por la mar, antes que este declarante, el visorrey que estava en esta ciudad la mandó aposentar en las dichas casas de María de Escobar, y allí se fue este declarante a apear y posó todo el tiempo que en esta çiudad estuvo hasta que Gonçalo Piçarro le llevó a Quito, y que es verdad que la comida hordinaria la davan a este declarante y a su casa la dicha María de Escobar, como lo hazian a los otros oydores en sus posadas que el visorrey les dio hasta que se pasase cada uno a la suya de por sí, y que por lo que le proveyó para su sustentaçión durante el dicho tiempo no se lo pagó porque la dicha María de Escobar no lo quiso resçebir aunque este confesante se lo pagava58.

Gonzalo Pizarro tuvo así, desde su retorno a Lima, múltiples razones para tratar de controlar todas las actividades de la Real Audiencia, y dispuso que cuando los oidores se reunieran para despachar los asuntos de justicia, como de costumbre en las casas del tesorero Alonso Riquelme, fueran vigilados por el maestre de campo Francisco de Carvajal. Para cumplir con esta misión Carvajal incluso compró, el 31 de enero de 1545, con su mujer Catalina Leyton, en 1300 pesos, las casas de Diego García de Alfaro que colindaban con las del tesorero Riquelme59. Al respecto, también durante el interrogatorio de la residencia de 1549, el oidor Diego Vázquez de Cepeda se defendería manifestando que Carvajal lo vigilaba hasta cuando descansaba.

56 Cieza de León, 1994b, tomo I, pp. 243-259. Lohmann Villena, 1977, p. 100. 57 Lockhart, 1982, pp. 59, 202. 58 AGI (Archivo General de Indias), Justicia, 451, 1549-1553, fols. 522v-523. Es parte de la “Residencia tomada a los licenciados Diego Vázquez de Cepeda, Pedro Ortiz de Zárate y Alonso Álvarez, y al doctor Lisón de Tejada, oidores de la Audiencia de Lima, por el licenciado Pedro de la Gasca”. Agradezco al profesor Miguel Maticorena Estrada (1926-2014), quien me facilitó esta información que había trabajado en 1962 con el gran Marcel Bataillon. Sobre la relación entre Maticorena y Bataillon, ver Hampe, 1998, pp. 123-139. 59 AGN, Protocolos Siglo XVI, 63, Diego Gutiérrez, 1545-1552, fols. 74v-77.

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A los veynte e nueve capítulos dixo que este confesante no se acuerda aver dado tal provisión y que si se dio se remite a ella, y que sería por miedo e fuerça, como fueron las demás cosas que se hizieron en la Audiençia después que Gonçalo Piçarro entró en esta çiudad, porque muchas vezes Françisco de Caravajal, maestro de canpo de Gonçalo Piçarro, se yva a asentar con los oidores como dicho tiene e que ninguna cosa que Gonçalo Piçarro quisiese no la osavan los dichos oydores a contradezir ni dexar de hazer, especialmente este confesante porque Gonçalo Piçarro se temía del más que de otro y le traya sobre ojos y asy las más noches mientras estuvieron en esta çiudad yva el dicho Françisco de Carvajal, maestro de canpo, tres o quatro oras después que este confesante hera acostado, a ver si tenía gente armada en su casa, e que esto es lo que confiesa e lo demás niega 60.

Frente a la inestabilidad política, los vecinos de Lima y otras ciudades comenzaron a tomar ciertas precauciones para proteger sus encomiendas. Algunos hasta se atrevieron a representar y defender a sus indios ante cualquier autoridad, frente al despojo de las mejores tierras de cultivo de que comenzaban a ser objeto. Tal es el caso de Antonio del Solar, poseedor de las encomiendas de Surco y Barranca, y del tambo de Huaura, quien consiguió que el curaca o cacique surcano Tanta Chumbi lo solicitara como curador y le extendiera un poder, en enero de 1545, para la posesión y protección de las chacras o estancias de su comunidad.

[…] otorgo todo mi poder cumplido libre e llenero e bastante segund que yo lo tengo e segund que de derecho más debe valer al dicho Antonio de Solar, mi amo questa presente, especialmente para que por mí e en mi nombre e de mis yndios e prinçipales pueda pedir y pida ante los señores Gobernador, Justicia e Regimiento desta dicha çibdad e ante otros qualesquier juezes e justiçias de Su Magestad de qualquier fuero e jurisdicción que sean, aprobaçión e ratificaçión de todas las posesiones que yo por mí e en nombre de los dichos mis yndios y prinçipales y ellos por sí e juntamente conmigo ovieremos tomado de todas e qualesquier chacaras y tierras que nos tenían tomadas e usurpadas [entre líneas: qualesquier personas] dentro de mi término e tierra e asiento de mis indios, contra el tenor e forma de lo por Su Magestad en este caso proveído e mandado, e por el Cabildo e Regimiento de esta dicha çibdad en su real nombre61.

En febrero de 1545, como era evidente que la campaña en el norte contra Blasco Núñez Vela no sería corta y que el retorno a la ciudades y hogares tomaría varios meses, los capitanes y demás personajes adictos a Gonzalo Pizarro, también empezaron a arreglar sus asuntos personales, especialmente los relacionados con la administración de sus encomiendas, y a prepararse para la próxima jornada. El capitán Pedro de Cermeño, vecino del Cuzco, encargó a Pedro de Cuevas y Juan Romero el recojo y venta de las hojas de coca que sus indios le debían tributar:para que por mí e en mi nonbre puedan ellos o qualesquier dellos resçibir e cobrar el tributo de la coca e de otras qualesquier cosas que los dichos yndios de mi repartimiento me dieren e atributaren e acostumbran dar e atributar e todas las demás cosas e otras cosas que yo tengo en mis granjerías, la qual dicha coca puedan vender. Similar precaución tomó Ventura Beltrán, vecino de Lima y encomendero de Huaura, quien para la «defensa» de sus indios dejó un poder al mayordomo de Pizarro:digo que por quanto yo voy

60 AGI, Justicia, 451, 1549-1553, fols. 543v-544. 61 AGN, Protocolos Siglo XVI, 63, Diego Gutiérrez, 1545-1552, fols. 61v-62v; 63-63v.

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al presente con el muy ilustre señor Gonçalo Piçarro, gobernador y capitán general destos reynos, esta presente jornada que su señoría va a hazer para la paçificación dellos, y porque yo tengo en esta çibdad en repartimiento los indios de Guaura, e porque en mi absençia ellos sean bien tratados y no se les haga fuerça ni agravio alguno y para ello conviene que queden en poder de persona que los pueda manparar y defender, y porque al presente no ay ni queda en esta çibdad otra persona en cuyo poder queden mejor encomendados por mí, ni quien mejor los pueda manparar que vos el reverendo padre Diego Martín, clérigo, mayordomo mayor del señor gobernador62. Algunos, como Baltasar de Monzón, también vecino del Cuzco, solo confiaban en sus mujeres y encargaban a ellas esas y otras responsabilidades:

[…] otorgo todo mi poder cumplido, libre e llenero a Beatriz Méndez mi muger, estante en la dicha çibdad del Cusco, ques absente como si fuese presente, espeçialmente para que por mi e en mi nombre e así como yo mismo pueda tomar e aprehender y ganar la tenençia y posesión de todos repartimientos de yndios e de otras cosas que me estén e ayan sido y fueren encomendados e dados en repartimiento en la dicha çibdad del Cusco y sus términos e otras partes asy por el señor Gonçalo Piçarro, gobernador e capitán general de estos reynos como por otros qualesquier juezes e justiçias dellos, e asy mismo pueda tomar e aprehender y ganar la teneçia y posesión de todas e qualesquier tierras e chacaras e otros bienes rayzes que yo tengo e tuviere en la dicha çibdad [...]63.

Prepararse para la jornada o expedición militar también incluía, en algunas ocasiones, conseguir alguna suma importante de dinero en efectivo. El capitán Pablo de Meneses recibió 580 pesos de su paisano Pedro Sánchez de Talavera:los quales son por razón que me los prestastes en oro por me hazer plazer y buena obra a tiempo que los ove menester. El 15 de febrero de 1545, el propio oidor Vázquez de Cepeda, que igualmente se preparaba para viajar a principios de marzo a Quito con Gonzalo Pizarro, solicitó a los oficiales de la Real Hacienda un préstamo de 2000 pesos para sufragar los gastos de su temeraria aventura.

Sepan quantos esta carta de obligación vieren como yo el licenciado Diego Vázquez de çepeda, oydor de la Abdiençia e Chancillería de su Magestad que reside en esta çibdad de los Reyes, otorgo e conozco que debo e he a dar e pagar a su Magestad e a el tesorero Alonso Riquelme, veçino desta çibdad de los Reyes, su tesorero e oficial destos reynos en su nombre e a quien en nombre de su Magestad los aya de aver e cobrar, dos mil pesos de buen oro e justo peso de a quatroçientos e çinquenta maravedís cada uno, los quales devo por razón que vos los ofiçiales de su Magestad desta dicha çibdad, el contador Juan de Cáçeres e tesorero Alonso Riquelme e el veedor García de Salzedo me los prestastes e distes prestados para cosas de que tobe nesçesidad64.

Mientras tanto, en el norte del Perú, el virrey Núñez Vela, financiado en parte con 40 000 pesos del encomendero quiteño Diego de Ocampo, enviaba a España por socorro a su cuñado Diego Álvarez de Cueto, «hacía audiencia» con el oidor Alonso Álvarez, y realizaba algunos movimientos tácticos con su nuevo ejército de 500 soldados: bajó hasta San Miguel (Piura), retrocedió a Quito y pasó a Popayán,

62 AGN, Protocolos Siglo XVI, 63, Diego Gutiérrez, 1545-1552, fols. 95-96v., 100-103. 63 AGN, Protocolos Siglo XVI, 63, Diego Gutiérrez, 1545-1552, fols. 104-104v. 64 AGN, Protocolos Siglo XVI, 63, Diego Gutiérrez, 1545-1552, fols. 93-94, 114-115.

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donde se le sumaron Sebastián de Belalcázar y 100 hombres, entre los que se distribuyeron otros 30 000 pesos en soldadas. El adelantado Belalcázar, su capitán Juan de Cabrera y demás gente, tenían gran interés por participar en el desenlace de los acontecimientos, pues sucediéndoles los negocios de suerte que Gonzalo Pizarro fuese deshecho, se había de repartir la tierra que él y sus secuaces poseían 65. Las noticias sobre las actividades de Núñez Vela llegaron hasta el extremo sur y animaron a otros leales a alzarse contra la «tiranía» y rebelión de Gonzalo Pizarro, tal fue el caso del capitán Diego de Centeno a quien, el 16 de junio de 1545, después de ejecutar al gonzalista Francisco de Almendras, el Cabildo de La Plata (Charcas) le encargó reunir un ejército e ir en busca del Visorrey a doquiera que estuviere, a os juntar con él e le dar [la] obediençia que a Su Magestad del Enperador e Rey nuestro señor debemos 66.

La respuesta Pizarro no se haría esperar: dejó en Lima como teniente de gobernador al capitán Lorenzo de Aldana; gastó cerca de 100 000 pesos en llevar 600 hombres a la ciudad de Trujillo; persiguiendo al virrey llegó hasta Quito, en donde su ejército alcanzó los 800 efectivos; envió a la capital a su maestro de campo Francisco de Carvajal para que reuniera gente y dinero, y pasara a Charcas a detener a Centeno y contener cualquier otro alzamiento a favor de Núñez Vela; y mandó bloquear el paso de Tierra Firme (Panamá) con Pedro de Hinojosa como general de su armada:pareció a Gonzalo Pizarro y a sus capitanes cosa conveniente estar apoderado de la provincia de Tierra Firme, por tener tomado el paso para cualquier suceso que aviniese; y así para esto como para estorbar al Visorrey que no fuese a ella, mandó volver la armada que había traído Hernando Bachicao, y que fuese por general della Pedro Alonso de Hinojosa, con hasta docientos y cincuenta hombres 67.

El 18 de enero de 1546, los ejércitos dirigidos por Blasco Núñez Vela y Gonzalo Pizarro se enfrentaron en las llanuras de Iñaquito (Quito). El primer virrey del Perú fue derrotado: cayó herido y terminó ultimado en el mismo campo de batalla por órdenes del licenciado Benito Suárez de Carvajal, como venganza por el asesinato de su hermano el factor Illán Suárez de Carvajal.

En fin, el liçençiado, aconpañado de Pedro de Puelles, allegó adonde estava elvarón malafortunado, aviendo primero pasado por allí un clérigo llamado Françisco de Herrera, natural de Broças, el qual le preguntó si quería que le absolviese, y el Visorrey hizo señal con la cabeça que sí, y allegando pues Carvajal junto a él, le dixo çiertas palabras victuperosas, preguntándole que si le conosçía, y que él hera hermano del Factor a quien el mató, y que avía de vengar su muerte; el qual, diciendo esto quiso apearse para con sus propias manos cortalle la cabeça, y el maesse de canpo Pedro de Puelles le dixo que hera grand bajeza; que mandase a un negro que lo hiziese, y el liçençiado lo hizo ansí, aunque el Visorrey oya aquellas palabras tan tristes para él, no hazía mudança ninguna; y el negro, tomando la espada en la mano començó a cortar la garganta leal y no meresçedora de tan ygnominosa muerte, y dizen que el Visorrey ninguna palabra habló, más de alçar los ojos al çielo68.

65 Zárate, 1944, pp. 190-192, 224-233. 66 Cieza de León, 1994b, tomo II, pp. 395-401. Pizarro, 2013, pp. 199-206. 67 Zárate, 1944, pp. 193-228. 68 Cieza de León, 1994b, tomo II, pp. 575-577.

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Conclusiones

Gonzalo Pizarro y los encomenderos del Perú, por la fuerza y con las armas, habían logrado imponer sus intereses más extremos: rechazar las «Leyes Nuevas de Indias» y a la autoridad encargada de aplicarlas, y en consecuencia mantenerse en la cima del poder o la dominación a través de las encomiendas, los repartimientos y el servicio personal de indios (explotación servil, principal sustento del sistema colonial americano)69. Pero, este sería un triunfo pasajero, pues en octubre de 1545, el rey Carlos V, para recuperar el control de sus territorios ultramarinos, ya había revocado los artículos de la «Leyes Nuevas» que más afectaban a los encomenderos, y la Corte alistaba el envío de un representante real con la misión de pacificar el virreinato y reactivar las remesas de metales preciosos necesarios para financiar la política imperial. Se trataba del licenciado Pedro de la Gasca, un clérigo con habilidad negociadora quien, como nuevo presidente de la Audiencia de Lima, otorgando perdones y mercedes, se impondría sobre los rebeldes, los sometería en batalla, ejecutaría a sus líderes, redistribuiría las encomiendas, y mandaría fijar una tasa general de tributos indígenas en cuya elaboración colaboraron tres célebres religiosos dominicos (fray Jerónimo de Loaysa, fray Tomás de San Martín y fray Domingo de Santo Tomás) identificados con algunos de los ideales humanitarios de fray Bartolomé de las Casas 70.

De todo ese proceso y de las nuevas órdenes de la Corona española para tratar de suprimir los servicios personales o la explotación excesiva de los indígenas americanos (firmadas entre 1549-1551, pero pregonadas en el Perú recién desde mediados de 1552), y de facilitar el acceso de la principal fuerza laboral a las actividades más productivas (haciendas, obrajes, estancias y minas), surgiría en 1553 un nuevo rebelde: el capitán Francisco Hernández Girón, en cuyo sofocamiento se gastarían cerca de 150 000 pesos de la Real Hacienda71.

Anexo documental

Relación de los pesos de oro gastados por mandado del muy ilustre señor Blasco Núñez Vela visorrey de estos reinos del Perú (1544)72

/fol. 553/

En la Çibdad de los Reyes de la Nueva Castilla, Provinçia del Perú, diez días del mes de diçiembre año del nacimiento de nuestro salvador Jesucristo de mil e quinientos e quarenta e siete años, ante el magnífico señor Juan Fernández alcalde hordinario en esta dicha çibdad por su Majestad, e en presencia de mí Pedro de Salinas escribano público e del Conçejo desta dicha çibdad e de los testigos de yuso scriptos paresçio el tesorero Alonso Riquelme, e presentó ante el dicho señor alcalde una carta cuenta e al pie de ella una librança e resuluçión de libranças que paresçe que dio el ilustre señor Blasco Núñez Vela visorrey que fue destos reynos por su Majestad, difunto que Dios aya, de contia de ochenta mil trezientos e quarenta e dos pesos de oro, e dixo que por quanto él quiere enviar

69 Zavala, 1993, 101-114. Romano, 2004, pp. 159-241. 70 Hampe, 1989, pp. 84-135. Carande, 1977, tomo II, pp. 188-195. 71 Someda, 2005, pp. 104-108. Lazo García, 1992, tomo I, pp. 115-127. 72 AGN, Protocolos Siglo XVI, 154, Pedro de Salinas, 1546-1548, fols. 553-556vta. Es un traslado realizado por este escribano en 1547. La numeración correlativa es nuestra.

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a su Majestad la dicha carta cuenta con la dicha librança e se teme que enviándola se le podría perder por fuego o robo o agua o por otro caso fortuito, de que sus derechos pueden peresçer, e le conviene conprobar la firma del dicho señor visorrey e las demás contenidas al pie de la dicha librança, pidió a su merced mande aver la dicha información e sacar un traslado o dos o más de la dicha copia e librança los que quisiere o menester oviere a los quales e a cada uno dellos interponga su abtoridad e decreto judicial para que se faga tanta fe como el mismo original sobre que pidió justicia, testigos Diego Hurtado e Juan Franco escribano de su Majestad.

E luego el dicho señor alcalde la obo por presentada e mandó que dé información de lo suso dicho, e dada se ponga en estos abtos e se le saque un traslado o dos o más los quisiere e menester oviere en los quales dixo que interpone su abtoridad e decreto, testigos los dichos.

E luego yo el dicho escribano saque un traslado de la dicha copia con la dicha librança, su tenor del qual es este que se sigue:

Relación de los pesos de oro que yo el tesorero Alonso Riquelme he gastado por mandado del muy ilustre señor Blasco Núñez Vela visorrey destos reynos, que es en la forma y manera siguiente:

[1] Primeramente pagué al capitán Diego de Orbina en quatro partidas, como por ellas paresce firmadas de su nombre cinco mil e doscientos e un peso y quatro tomines de buen oro de ley perfecta para pagar los arcabuceros que por mandado de su señoría hizo V U CC I pesos IIII tomines

[2] Yten pagué a Gonçalo [Díaz] de Pereyra capitán que después fue nombrado de arcabuceros quatro mil e quatrocientos y treynta pesos de buen oro de ley perfecta en tres partidas como por ellas paresce firmadas de su nombre para pagar los arcabuceros que por mandado de su señoría hizo IIII U CCCC XXX pesos

[3] Yten pagué al capitán Pablo de Meneses nueve mil e novecientos y sesenta y tres pesos y siete tomines e seys granos de buen oro de ley perfecta en seys partidas como por ellas paresce firmadas de su nombre para pagar los soldados que por mandado de su señoría hizo IX U DCCCC LX III pesos VII tomines VI

E monta la plana como paresce en tres partidas diez e nueve [mil] e quinientos e noventa e cinco pesos y tres tomines e seys granos XIX U D XCV pesos III tomines VI

/fol. 553 vta./

[4] Yten pagué al capitán Martín de Robles siete mil e siete pesos e quatro tomines de buen oro de ley perfecta en tres partidas como por ellas paresce firmadas de su nombre para pagar los soldados que por mandado de su señoría hizo VII U VII pesos IIII tomines

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[5] Yten pagué al señor general Francisco Velázquez Vela Núñez ocho mil y nueve cientos e ochenta e quatro pesos y quatro tomines de buen oro de ley perfecta en cinco partidas como por ellas paresçe firmadas de su nombre para pagar los soldados que por mandado de su señoría hizo VIII U DCCCC LXXX IIII pesos IIII tomines

[6] Yten pagué a Gerónimo Çurbano capitán del navío de armada quatro mil e quinientos pesos en dos partidas como por ellas paresçe [entre líneas: firmadas de su nombre] [tachado: como por ellas paresçe] para gastos y bastimentos del dicho navío de armada que por mandado de su señoría hizo para tener cierta gente en el dicho navío IIII U D pesos

[7] Yten pagué al general Francisco Velázquez Vela Núñez ochocientos pesos por librança de su señoría que fueron para gastos de bandera y atambor e aderesçar su persona lo qual esta firmado de su nombre como los tiene rescevidos U DCCC pesos

[8] Yten pagué a Diego Álvarez de Cueto alguacil mayor de la Audiencia Real, ochocientos pesos por librança de su señoría que fueron para gastos de la bandera e atambor e aderesçar su persona porque tubiese cargo de cierta gente de cavallo que por mandado de su señoría se hizo U DCCC pesos

[9] Yten pagué a las personas contenidas en una copia firmada de su señoría ocho mil e setecientos e cinquenta pesos que monta la suma de veynte e un caballos que se les compró a diversos precios para darlos a la gente que en don Alonso de Montemayor, se le encargó, de los quales esta firmado cada uno por sí lo que resçivio del cavallo que vendió. VIII U DCC L pesos

E monta esta plana como paresçe en seys partidas treynta mil ochocientos e quarenta e dos pesos XXX U DCCC XLII pesos

/fol. 554/

[10] Yten quatro mil pesos de buen oro de ley perfecta que pagué en las personas a quien se dieron los veynte cavallos de la compañía de don Alonso de Montemayor a raçon de a doscientos pesos a cada uno demás del cavallo IIII U pesos

[11] Yten tres mil pesos de buen oro de ley perfecta que pague a las personas que libró Diego Álvarez de Cueto alguacil mayor, que pagase porque heran de su compañía conforme a la comisión que por mandado de su señoría tenía que hiziese quarenta ombres a cavallo a los quales se les diese doscientos pesos a cada uno III U pesos

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[12] Yten un mil e seiscientos e diez e ocho pesos e cinco tomines de buen oro de ley perfecta que he pagado a diversas personas de arcabuces que se los an conprado e de otras cosas a ellos anexas que monta lo susodicho como paresce la cuenta dello en el quaderno I U DC XVIII pesos V tomines

[13] Yten seiscientos e cinquenta e seys pesos de buen oro de ley perfecta que costaron dos mulas que se compraron a los principios por mandado de su señoría para enbiar ombres fuera desta çiudad por mandado de su señoría con sillas, en los quales entran cinquenta pesos de alquiler de la mula que llevó Çelis a Truxillo U DC LVI pesos

[14] Yten quinientos pesos de buen oro de ley perfecta que pagué al capitán Pablo de Meneses por librança de su señoría, los quales fueron para repartir a algunas personas de su compañía demás de lo que se le dio de sueldo para socorro de sus gastos, el qual lo firmó de su nombre como los resçebio U D pesos

[15] Yten que he pagado al capitán Martín de Robles quinientos e quinze pesos por librança de su señoría los quales fueron para repartir a algunas personas de su compañía, demás de lo que se le dio de sueldo para socorro de sus gastos el qual lo firmó de cómo lo resçibió U D XV pesos

[16] Yten pagué a Lorenço de Estopiñan seiscientos e ochenta pesos por librança de su señoría por el salitre e açufre que se le tomó para hazer pólvora, el qual dio contento de cómo los resçibió U DC LXXX pesos

Monta esta plana como paresce en siete partidas diez mil e novecientos y sesenta e nueve pesos e cinco tomines X U DCCCC LXIX pesos V tomines

/fol. 554 vta./

[17] Yten que pagué a personas que hizieron hierros para picas y de amolarlos, mil e ochenta pesos por librança de su señoría los quales dieron contento de cómo lo resçibieron I U LXXX pesos

[18] Yten que pagué a las personas que se an prestado dineros para que se obligasen a los pagar, ocho mil e novecientos y doze pesos de buen oro de ley perfecta por libranças y mandamientos de su señoría a los quales se an obligado a su Magestad Digo que son ocho mil e nueve çientos e doze pesos. VIII U DCCCC XII pesos

[19] Yten que pagué a las personas que se an dado dineros para no se obligar por ello, dados por libranças de su señoría, los quales dieron contento de resçivo por virtud de las dichas libranças [entre líneas: son] dos mil e seysçientos e çinquenta pesos de buen oro II U DC L pesos

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[20] Yten que pagué a las personas que tomó Diego García de Alfaro por mandado de su señoría con un barco para que estuviesen en la ysla de Lima, ciento e veynte e dos pesos y quatro tomines de buen oro de ley perfecta que montó el tiempo que estuvieron en ella U C XXII pesos IIII tomines

[21] Yten que pagué a las personas que an hecho caxas para arcabuzes y frascos e frasquillos [entre líneas: guarnecidos] un mil e ciento e sesenta e un pesos e quatro tomines de buen oro de ley perfecta, como más por estenso paresçe por las cuentas que dello dieron, en las quales está el contento de como los an recibido. Digo que son un mil e çiento e sesenta e un pesos e quatro tomines. I U C LXI pesos IIII tomines

[22] Yten que pagué a las personas que an hecho picas e aderesçado [entre líneas: las] otras, mil e quinientos e diez e nueve pesos de buen oro de ley perfecta como más por estenso paresçe por las cuentas que dello dieron, en las quales está el contento de cómo lo an rescevido. I U D XIX pesos

[23] Yten que pagué a los ombres que trabajaron en ayudar a refinar la pólvora, e en las herramientas que se hizo e costas para ello, doscientos e treinta pesos e quatro tomines de buen oro de ley perfecta por libranças de su señoría, de lo qual dieron contento como lo resçevían U CC XXX pesos IIII tomines

Monta la plana como paresçe en siete partidas quinze mil e seyscientos e setenta e cinco pesos e quatro tomines. XV U DC LXXV pesos IIII tomines

/fol. 555/

[24] Yten que pagué a Pero López cerrajero quatro çientos e seys pesos de buen oro de ley perfecta, de los petos que hizo por mandado de su señoría el qual dio contento de como los resçevió. U CCCC VI pesos

[25] Yten que pagué al dicho Pero López cerrajero otros quatro cientos pesos por librança de su señoría, por arcabuzes que hizo, dio contento de cómo los resçevió. U CCCC pesos

[26] Yten que pagué a Francisco Rodríguez cerrajero dos çientos e quarenta pesos de buen oro de ley perfecta por librança de su señoría, los quales fueron para arcabuzes que hizo, dio contento de como los resçevió. U CC XL pesos

[27] Yten que pagué al contador Joan de Cazeres mil e dosçientos pesos de buen oro de ley perfecta, por dos libranças de su señoría que fueron para doscientos quintales de vizcocho que hizo hazer para las naos de armada, dio contento de como los resçivió. I U CC pesos

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[28] Yten que he pagado de herraje mular e cavallar y el clavo que se a comprado para las mulas que se compraron por mandado de su señoría, e clavo por sí sin el herraje, dosçientos e cinquenta e siete pesos, e más otros cinquenta [entre líneas: e dos pesos] e medio que pagué a Pero Ximénez que gastó en cosas con las mulas como lo dio por cuenta en qué lo gastó firmada de su nombre, que es todo trescientos e nueve pesos e quatro tomines. U CCC IX pesos IIII tomines

[29] Yten pagué a Pero Sánchez de Alvo de las rodelas e versos que se le compraron, e banquillos e caxas e esmeriles e tornillos que se hizieron, doscientos e quatro pesos, dio contento de como los a resçevido. U CC IIII pesos

[30] Yten pagué a Manuel de Estacio, alférez de la capitanía de Gonçalo Diez, ciento e cinquenta pesos de buen oro de ley perfecta para pagar los soldados que por mandado de su señoría tomase por ausencia del dicho Gonçalo Diez, dio por contento de como los resçivió. U C L pesos

Monta esta plana como paresçe en siete partidas dos mil e novecientos e nueve pesos y quatro tomines. II U DCCCC IX pesos IIII tomines

/fol. 555vta./

[31] Yten doscientos e treynta pesos que pagué por librança de su señoría a Pedro de Carrión maestre de la nao Sacristana, de salario de la gente que en ella estava, con lo que se gastó en aderesçarla como lo dio por cuenta de lo qual dio contento como los resçivió firmado de su nombre. U CC XXX pesos

[32] Yten que pagué a Sabastián de Coca por dos esclavos negros que se compraron en almoneda para que curasen las acémilas que se compraron, tresçientos e veynte pesos. U CCC XX pesos ------U D L pesos

Por manera que suma y monta todo lo que vos el dicho señor tesorero aveys dado y pagado por libranças mías a las personas en esta relación contenidas, ochenta mil e tresçientos e quarenta y dos pesos para socorro y proveymiento de los soldados y gente de guerra que se a hecho para mi acompañamiento y pacificación de estos reynos, los quales se an dado y pagado por las dichas mis libranças para el dicho hefeto, e mando que vos sean resçevidos y pasados en cuenta para vuestros descargos de la hazienda de su Magestad sin otro recaudo alguno más de esta mi librança estando firmada de mí por quanto yo he resçevido las dichas libranças e visto los recaudos de cómo las aveys cumplido y pagado a las personas en ella contenidas, fecha en los Reyes a veynte días del mes de septiembre de mil e quinietos e quarenta e quatro años, los quales se libraron conforme a un acuerdo [entre líneas: fecho por mí e los oficiales de su Magestad que está en los libros de acuerdo] a que me refiero, las quales libranças por donde me pagastes los dichos pesos de oro me las distes y entregastes

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e yo las [entre líneas: di así] y para vuestro descargo vos di esta librança. Blasco Núñez Vela. Alonso Riquelme. García de Salçedo. Pedro de Avendaño.

E así trasladada el dicho tesorero Alonso Riquelme presentó por testigos en la dicha razón e para la dicha conprobacion al veedor García de Salzedo, vecino e regidor de esta dicha çibdad, e a Bernardino de San Pedro e a Pedro de Avendaño [tachado: vecinos de] vesino estante en esta dicha çibdad, de los quales e de cada uno dellos /fol. 556/ fue reçibido juramento en forma de derecho por Dios e por Santa María e por las palabras de los Santos Evangelios de aquel que son e por la señal de la cruz en que cada uno dellos puso su mano derecha corporalmente so virtud del qual prometieron de desir verdad de lo que supieren e les fuere preguntado en la dicha razón. E lo que dixeron e depusieron cada uno por sí siendo preguntados por el tenor del dicho pedimento es lo siguiente.

Testigo el veedor García de Salzedo, vecino e regidor desta Çibdad de los Reyes, testigo presentado por el dicho tesorero Alonso Riquelme, aviendo jurado e siendo preguntado por el tenor del dicho pedimento e siéndole mostrada la dicha copia e firmas della dixo que reconosçia e reconosçió las firmas en ella contenidas e que la firma donde dize Blasco Núñez Vela es del dicho visorrey e la que dize Alonso Riquelme es del tesorero Alonso Riquelme y la que dize García del Salzedo es deste testigo e la que dize Pedro de Avendaño es del dicho Pedro de Avendaño, las quales dichas firmas este testigo vido firmar al dicho señor visorrey e al dicho tesorero e al escribano que le fizo la dicha carta cuenta fue porque el dicho tesorero pidió al dicho señor visorrey que por quel avia dado muchas libranças e se le podía pedir alguna quenta quen sin mirarlas uviese todas e las firmase en una copia el qual todas las uvo e recorrió por la dicha copia como en ella se contiene e en casas [entre líneas: de dicho señor visorrey] las rompió con las cartas de pago que tenía e firmó la dicha librança e carta cuenta de pedimento del dicho tesorero Alonso Riquelme e para su descargo como se lo pidió, a todo lo qual fue presente por testigo este testigo, el dicho tesorero e estuvo presente el dicho Avendaño que resumió la dicha cuenta e questa es la verdad e lo que sabe deste dicho por el juramento que fizo e firmolo.

Garçía de Salzedo

/fol. 556vta./

Testigo Bernardino de San Pedro, vecino desta çibdad de los Reyes testigo presentado por el dicho tesorero Alonso Riquelme, aviendo jurado e siendo preguntado por el tenor del dicho pedimento e siéndole mostrada la dicha carta cuenta dixo que lo que sabes es que la firma donde dize Blasco Núñez Vela al pie de la dicha copia e librança parezçe a este testigo del dicho visorrey Blasco Núñez Vela e por tal este testigo la tiene e que en ello no ay que dubdar e que las demás firmas en la dicha librança contenidas son [entre líneas: e paresçen] del dicho tesorero Alonso Riquelme e veedor García de Salzedo [entre líneas: e Avendaño] que por tales las tiene porque así les ha visto escrevir e firmar e vido escribano e firmar al dicho visorrey, e fue su escribano este testigo e escribano por su mandado, provisiones e abtos e las mandas que era e tenía por bien e sabe e vido que al tiempo que residió en esta çibdad el dicho visorrey dio muchas libranças conforme a las partidas que se contienen en la dicha librança e cuenta e así es público e notorio e que esta es la verdad e lo que sabe deste fecho por el juramento que fizo e firmó de su nombre.

Bernardino de San Pedro

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Testigo el dicho Pedro de Avendaño secretario del Nuevo Reino de Toledo, vecino de la provincia de las Charcas estante al presente [repetido: al presente] en esta dicha çibdad, testigo presentado por el dicho tesorero Alonso Riquelme, aviendo jurado e siéndole mostrada la dicha carta cuenta e librança dixo que lo que sabe es que el dicho visorrey Blasco Núñez Vela dio libranças en el dicho tesorero de toda la contia de pesos de oro en ella contenidas para socorro de gente de guerra que fizo e acabado de librar se [fizola bien] e liquidó la cuenta de todo lo que avia librado por las mismas çedulas que tenía dadas e se resumieron en la contia de pesos de oro en esta copia contenida, la quenta de todo lo qual fizo e averiguó este testigo e que es de nuestra cuenta, e el dicho virrey rompió todas las çedulas e libranças que tenía dadas e dio esta librança al dicho tesorero para su descargo e la firmó el dicho virrey segund que en ella se contiene e la qual es su firma e por tal la reconosçe porque se la vido firmar e de las demás que en ella están firmadas e la que dize Pedro de Avendaño es de este testigo e que esta es la verdad e lo que sabe deste fecho por el juramento que fizo e firmolo de su nombre.

Pedro de Avendaño

E de cómo pasó lo susodicho el dicho tesorero Alonso Riquelme me lo pidió por testimonio e el dicho señor alcalde lo mandó dar e yo dile en deste segund que ante mi pasó, ques fecho el dicho día, mes e año de susodichos e el dicho señor alcalde lo firmó de su nombre ques testigo los dichos.

Juan Fernández Pedro de Salinas Escribano público

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Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 51-81 81 Comicios estudiantiles. Abraham Valdelomar y el Centro Universitario (1913)

Emilio Augusto Rosario Pacahuala Universidad Privada del Norte [email protected]

Resumen

Para la mayoría de las personas el narrar la vida de Abraham Valdelomar es referirnos a una persona vinculada con el mundo de las letras, especialmente en la creación de cuentos y ensayos de gran impacto para la memoria colectiva; sin embargo, el ámbito académico no es la única área en la que este personaje participó durante su corta vida terrenal. Durante su etapa universitaria colaboró activamente en la edificación del Centro Universitario. Valdelomar, incluso, postuló para convertirse en presidente de dicha organización, empero, encontró una reacia resistencia por parte de sus compañeros lo que frustró esa aspiración. El devenir de este proceso electoral estudiantil es el que estaremos desarrollando en el siguiente artículo

Palabras clave: Abraham Valdelomar; Centro Universitario; Movimiento estudiantil; Intelectuales; Elecciones; Universidad San Marcos

Student elections. Abraham Valdelomar and the University Center (1913)

Abstract

For most people, narrating the life of Abraham Valdelomar is referring to a person linked to the world of letters, especially in the creation of stories and essays of great impact for the collective memory. However, the academic field is not the only area that this character participated during his short earthly life. During his university stage he actively collaborated in the construction of the University Center. Valdelomar even applied to become president of that organization, however, he found a reluctant resistance from his colleagues that frustrated that aspiration. The evolution of this student electoral process is what we will be developing in the following article

Key words: Abraham Valdelomar; University Center; Student movement; Intellectuals; Elections; San Marcos University.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 83-96 83 Emilio Augusto Rosario Pacahuala Comicios estudiantiles. Abraham Valdelomar y el Centro Universitario (1913)

Introducción

El 30 de mayo de 1913 el escritor iqueño Abraham Valdelomar abordó la embarcación Ucayali, la cual navegaba rumbo a Italia. Esta experiencia fue retratada en diferentes misivas dirigidas a su madre y amigos, donde describiría el impresionante ambiente arquitectónico y cultural de dicho lugar.

La realización de este viaje a Europa fue producto de su nombramiento como parte del cuerpo diplomático nacional, lo que significó para Valdelomar una oportunidad para conocer directamente el devenir académico europeo, pero también se convirtió en una oportunidad ideal para alejarse del ambiente limeño y de las furibundas críticas que recibió al participar en las elecciones para presidente del Centro Universitario. Su corta campaña electoral estuvo plagada de una importante cantidad de insultos personales y cuestionamientos a su capacidad organizacional.

No era ajena la participación de los intelectuales en la política a inicios de siglo XX. Las condiciones laborales orillaron a vincularse a la vida pública, debido a que gran parte del sector letrado nacional se dedicó al periodismo; por tanto, debían tomar partido por algún acontecimiento u hecho del devenir nacional, de allí se explica cómo personajes como Abraham Valdelomar, Enrique López Albújar, Enrique Carrillo «Cabotin», entre otros, se vinculen hacia algún tipo de organización partidaria.

En el presente artículo analizaremos el desarrollo de los comicios estudiantiles por conquistar el Centro Universitario en 1913 y el protagonismo de Valdelomar durante este proceso, para ello utilizaremos las cartas emitidas por este personaje, así como las notas periodísticas publicadas en esos tiempos, lo cual nos permitirá constituir a través del método histórico un adecuado contexto del pasado.

El académico

Desde inicios del siglo XX, la ciudadanía peruana comenzó a interiorizar que la educación era el móvil ideal para escalar socialmente, el avance de la ciencia y la tecnología obligaba a los gobiernos a promover una mejor capacitación de su población. Si se deseaba una mayor preparación debía asistirse a la universidad, egresar, y convertirse en un miembro del sector profesional que contribuya al desarrollo del país.

Frente a este escenario, Abraham Valdelomar (nacido en 1888) decidió continuar su educación en Lima, dado que, en su tierra natal, la ciudad de Ica, carecía de escuelas secundarias y universidades. En el colegio Nuestra Señora de Guadalupe fundó la revista Idea Guadalupana, además, destacó en los cursos de geometría y dibujo, los cuales serán de gran importancia al momento de convertirse en caricaturista (1906-1909).

Finiquitada la etapa escolar Valdelomar tenía serias dudas en qué universidad inscribirse. En un primer momento optará por asistir a la Escuela de Ingenieros, actual Universidad Nacional de Ingeniería1 donde tendría que pasar previamente por la sección preparatoria:

1 Gonzáles y Paredes, 2005, p. 36.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 84 2018, 83-96 Emilio Augusto Rosario Pacahuala Comicios estudiantiles. Abraham Valdelomar y el Centro Universitario (1913)

Al comienzo, programados para un año, pero generalmente los alumnos necesitaban uno o dos años adicionales para concluirlos y quedar expeditos para el ingreso a las especialidades. Por eso, en 1905, un año antes de que ingresase Valdelomar, se extendiera los estudios preparatorios a dos años. Si el alumno no conseguía pasar satisfactoriamente todos los cursos, se le concedía un año adicional e, incluso, hasta dos años si el estudiante -como será el caso de Valdelomar- por causas supuestamente excepcionales, no había logrado el nivel requerido para seguir las especialidades de ingeniería2.

Valdelomar asistió a la Escuela de Ingenieros durante 5 años, pero no superó la sección inicial, es decir, los estudios formativos de ciencias y letras. Él descubrió que la profesión de ingeniería no era su vocación, por ello decidió abandonarla, lo que no significó que frustrase su deseo de convertirse en un profesional. Gracias a la ayuda y consejos de Luis Varela y Orbegoso, conocido en el mundo periodístico como Clovis, el joven Valdelomar inició sus estudios en la facultad de letras de la Universidad San Marcos, la cual estaba pasando una serie de cambios sociales internas. Estas transformaciones fueron a raíz del ingreso de los hijos de la clase media, especialmente aquellos que migraron del campo a la ciudad, quienes a inicios del siglo XX tenían los medios económicos suficientes para asumir las exigencias de lo que significaba una educación superior: la inversión económica y el tiempo necesario para dedicarse a la lectura y análisis de textos. Quiere decir que Abraham Valdelomar no fue la única persona que decidió migrar a la capital para lograr una profesión, fueron muchos otros provincianos quienes también optaron por buscar un futuro mejor. Muestra de ello se denota en el número de matriculados el cual se multiplicaba año tras año:

Año Población universitaria Matriculados en San Marcos

1902 1307 976 1907 1160 789 1912 1667 1164 1917 1985 1331

Fuente: José Deústua y José Luís Renique. Intelectualidad. Indigenismo y descentralismo (1909-1931). Cusco. Centro Bartolomé de las Casas. 1989 p. 21

Desde su ingreso a San Marcos Abraham Valdelomar vislumbrará, desde 1907, cómo era el funcionamiento interno de la Universidad de San Marcos, sus dificultades, pero también las oportunidades para superarlas.

El escenario universitario

Al ingresar a los claustros sanmarquinos, Valdelomar percibe la tensa relación entre los docentes (amos y señores de las cátedras) y los estudiantes de la clase media, cuyo número crecía considerablemente debido a la promesa de ascenso social:

2 López Soria, 2007, p. 10.

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Sin embargo, San Marcos empezó a cambiar: la primera oleada de estudiantes provincianos fue de gente acaudalada, con lo que la conformación social no se vio radicalmente afectada. Pero la segunda oleada, intensifica en los años 10, ingresaría un fuerte componente de clase media. En una década esta universidad adquirió un sustrato social más variado y empezó a politizarse con intención de actuar fuera de su espacio, en los ámbitos públicos3.

Como apreciamos, este proceso de «provincialización» de San Marcos se consolida a partir de 1910 -según Marcos Cueto- en aquellos tiempos los migrantes del interior del país superaron a la comunidad limeña por primera vez, no solo en cantidad poblacional sino también en calidad intelectual; una muestra de ello son algunos de los estudiantes más sobresalientes de esos tiempos, quienes años después se convertirán en influyentes hombres en favor de la cultura nacional como el caso del arqueólogo huarochirino Julio César Tello, el propio Abraham Valdelomar o el poeta tarmeño José Gálvez, por citar solo algunos nombres.

La presencia de estudiantes de diversas partes del país debía obligar al cuerpo docente a utilizar otras herramientas para transferir la información con éxito; por ejemplo, utilizar casos prácticos, investigaciones fomentadas a los trabajos de campo, un análisis sobre la heterogeneidad de la población, pero ninguna de estas estrategias de enseñanza llegó a ejecutarse. Los profesores de San Marcos en los albores del siglo XX tenían una pedagogía destinada a un tipo de estudiante pasivo que solo escuche, recepcione y no debata las ideas del docente. Un alumno que memorice al pie de la letra las lecciones vertidas en clases. La enseñanza a inicios de la centuria número veinte demandaba que los contenidos de las diferentes materias dialoguen con la realidad, que tengan mayores ejemplos para su comprensión, por ende, tendría que modificarse la ideología educativa si se quería constituir profesionales que exploten racionalmente los recursos de todo el territorio patrio, propongan medidas jurídicas que mantengan el orden social del país y, lo más importante, ejecuten los cambios estructurales en beneficio de toda la comunidad peruana. Al no satisfacer la demanda estudiantil, la cual clamaba una forma distinta de enseñar, surgió una oposición en contra del manejo de la universidad, dado que esos maestros no eran permutados de sus cátedras para ceder el paso a docentes que impartan el conocimiento que se necesitaba.

Una alternativa para combatir la mediocre enseñanza universitaria era la promoción de actividades extracurriculares como los círculos de debate o grupos de lectura, el objetivo era alimentar el entusiasmo académico por parte del alumnado; sin embargo, este tipo de iniciativas solo servía como un paliativo momentáneo, no gestaban un cambio profundo; si deseaban una verdadera transformación dentro de la universidad debían constituirse como una institución que canalice las demandas estudiantiles.

Para ello, Valdelomar y su generación deciden ingresar a participar en la vida política universitaria. De esta manera, él junto con un grupo sus compañeros forjaron una institución que unifique a todos los estudiantes y los represente, es así que nace el Centro Universitario (CU), el primer órgano estudiantil sanmarquino en el siglo XX. Este tipo de iniciativas tuvo el apoyo de estudiantes e incluso, inicialmente, de las autoridades universitarias.

3 Águila, 1997, p. 53.

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El Centro Universitario

La puesta en escena del CU fue una victoria obtenida por la juventud universitaria al establecer un lugar, especialmente, en favor de la clase media, tal como lo manifiesta Valdelomar: El centro ha triunfado por ser la obra soñada por toda nuestra juventud…4.

En las memorias de la primera junta directiva es testimoniado que esa institución nace producto del trabajo conjunto por parte del alumnado:

La idea de un Centro Universitario nació como un ensueño, cristalizado como una necesidad; todos los cerebros lo pensaron y todos los corazones lo sintieron (…) larga y fatigosa ha sido la tarea. Difícil es para los jóvenes aptos para soñar y para sentir, aprender a organizar; y hay, vencidos los obstáculos, la gran de la jornada, volvemos los ojos al punto de partida, para exponer nuestros trabajos y mostramos con el recuerdo, el sendero que abrimos con la voluntad5.

Con esto se puede concluir que este esfuerzo conjunto por parte del sector mesocrático nacional fue compartido por todos sus miembros, dado que representaban una porción importante de la población. Su importancia demográfica fue considerada por las altas autoridades políticas del país, es así que en la inauguración del CU participó el presidente de la República, José Pardo y Barreda, lo cual significa lo importante que era la Universidad San Marcos en la vida del país. El motivo fundamental del por qué el interés de los mandatarios nacionales en generar una política de buena vecindad con los sanmarquinos, se debe a que ellos eran los destinados a integrar la comunidad intelectual del país, además, sus egresados se convertirán en el sector capacitado para desarrollar económica, política y socialmente a la nación; asimismo, San Marcos se ubicaba estratégicamente cerca del circuito de poder nacional: el Parlamento Nacional y el Palacio de Gobierno, por tanto, debían contener al sector más crítico de una sociedad: sus jóvenes universitarios, quienes tendrían las herramientas académicas y tecnológicas para transformar el statu quo o seguir manteniéndolo, reforzando sus mecanismos de dominación. Más aun, vincularse con los futuros profesionales que se convertirían en la élite política y económica del país, es decir, quienes tendrían las riendas del país en un futuro.

Los alumnos del sector medio gozaron de las flamantes instalaciones utilizando, incluso, dicho lugar como un espacio de distracción y diversión, además de las funciones ya mencionadas.

Las noches generalmente son dedicadas al centro universitario donde se hace brillar, música y sport. Hay en el local del centro una sencilla sala de gimnasia, dos mesas de billar, una linda biblioteca y un bar bien provisto, que los domingos en los meses de poco estudio, prepara almuerzos a los que concurren grupos de universitarios6.

Este tipo de actividades respondía a fortalecer los vínculos de hermandad y amistad dentro del cuerpo estudiantil entre los diversos sectores sociales, tal cual eran los objetivos primarios del Centro Universitario.

4 Valdelomar, 2001, p. 120. 5 Memorias de los libros de organización del Centro Universitario (1908). Presentado por el comité organizador. Lima. Imprenta Liberal p. 2 6 Valdelomar, 2001, p. 131.

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Nuestro principal objeto es conseguir la unión de los estudiantes, creando vínculos de solidaridad y de afecto, procurando hacerlos comunes en los fines, hermanos en los ideales, lograr por medio del trato personal y continuo la vigorización del organismo colectivo noble en su tendencia y fuerte en su acción; combatir los inútiles egoísmos creados por la diferencia de estudios, integrando en lo posible las mentalidades y constituirnos, nosotros mismos, en consejo y auxilio, interviniendo en la acción universitaria y social de los asociados7.

Además, otro de sus objetivos fundacionales era ayudar económicamente a los estudiantes con menos recursos para que continúen asistiendo regularmente a clases, además de ofrecer un mayor reforzamiento académico, a pesar de contar con escasos recursos económicos y de soporte humano.

La razón por la cual se dan tan pocas conferencias al año, se debe a que la extensión universitaria está encomendada a un pequeño grupo de jóvenes, que, si bien están dotados de excepcionales condiciones para la obra, su obra no está amplia como lo sería si todos los universitarios sin excepción ninguna, fueran colaboradores en esta noble y democrática labor8.

Esta política asistencialista hacia los «desfavorecidos» no era nuevo en nuestro país, desde el siglo XIX; las élites impulsaron la creación de la Beneficencia de Lima como institución de auxilio. Pero los integrantes del CU fueron mucho más allá de establecer una remuneración económica que cubra las necesidades básicas de los estudiantes, ellos buscaron brindar un apoyo íntegro, prueba de ello es el servicio médico en favor de sus compañeros, por todo esto, y debido a su éxito, el CU se convirtió en una institución de fuerte influencia dentro de la comunidad estudiantil:

Muchos estudiantes viven en Lima, separados de sus familias y en caso de enfermedad no tienen la mano tierna de los suyos que acaricia y asista. Fuerza era preocuparse de subsanar en alguna forma ese desamparo y nadie con más deber ni con más derecho que sus compañeros los estudiantes, hermanos por el ideal y por el afecto9.

Entre los firmantes del primer manifiesto se encontraba José Gálvez, Carlos Monge, José Antonio de Lavalle, Alberto Alexander, Alberto Martin Linch, Edilberto Noza, Hermilio Valdizán, César Patrón, Aníbal Solano, Fernando Tola, Juan de Cárdenas y Oscar Miró Quesada. Como apreciamos, en esta primera junta directiva, una pléyade de intereses sociales se unió para gestar el éxito inicial del Centro Universitario.

Un año después, la asamblea general de estudiantes ratificó los acuerdos iniciales que aportaron en la fundación del CU, pero adicionando dos elementos importantes que nos ayudarán a entender la transformación interna de San Marcos. De un lado, se promovería el «acercamiento de maestros y estudiantes», es decir, que se liquide esa radical relación horizontal entre ambos estamentos universitarios, para lograr impartir una enseñanza más fructífera y donde se cuestione respetuosamente las ideas de los maestros, lo cual permitiría un diálogo profundo sobre los problemas de la nación. La segunda era «indicar la ejecución de labores de orden social que convenga llevar a cabo10», en otras

7 Memorias de los libros de organización del Centro Universitario. Presentado por el comité organizador (1908). Lima. Imprenta Liberal p. 3 8 Morales de la Torre, 1912, p. 13. 9 Memorias de los libros de organización del Centro Universitario. Presentado por el comité organizador (1908). Lima. Imprenta Liberal p. 4 10 Proposición originaria del Centro Universitario, aprobada y ampliada en Asamblea General (25 de julio de 1908)

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palabras, forjar una política de apoyo hacia el estudiante por parte de la propia universidad el cual garantice mejores condiciones para el desarrollo académico.

El Centro Universitario no solo se convirtió en una fuerza que buscaba una transformación interna de la universidad, sino que se preocuparía por los problemas políticos y sociales del país, ello quedó demostrado al defender la libertad de uno de sus agremiados: José de la Riva Agüero.

El arresto de Riva Agüero en 1911, producto de la publicación de un artículo periodístico en donde se cuestionaban las políticas del gobierno de Leguía, generó una manifestación callejera por parte de sus compañeros, quienes exigían el respeto a la libertad de expresión. Estas acciones de los alumnos provocaron finalmente su liberación.

Después de este acontecimiento, el CU comenzó a empoderarse en la sociedad peruana como una institución de un interesante protagonismo político nacional, lo que generó el interés de diferentes organizaciones para influenciar en su manejo, es así que el gobierno representado en Valdelomar decidieron tomarlo.

Elecciones estudiantiles

En 1913, Abraham Valdelomar decidió postular a la presidencia del CU, organización que nació con un objetivo principal: el ayudar a los estudiantes con menos recursos económicos a realizar exitosamente su vida académica. La primera junta directiva original fue conformada por «jóvenes católicos que presidía Rey Boza y del cual eran miembros Federico Panizo y José María de la Jara11» ellos se encontraban estrechamente vinculados al Partido Civil, es por ello que era imperioso para el gobierno arrebatarles ese espacio de poder.

Valdelomar es alentado a postular gracias a la presencia de la creciente clase media provinciana en la Universidad Decana de América, lo cual se convertía en una aparente ventaja en favor del autor del Vuelo de los cóndores ya que dichos votantes debían apoyar «naturalmente» su elección, como provincianos, al identificarse con el mencionado escritor.

El historiador tacneño Jorge Basadre señalaba que San Marcos se convirtió a lo largo de la República, no solo en un espacio de fomento en favor de la ciencia y la tecnología, sino que además era una cantera natural que forjaba a los futuros políticos nacionales. Su tradición intelectual, la variopinta composición social y su estratégica ubicación en la ciudad de Lima, se convirtieron en los factores más importantes para que el reducto sanmarquino fuese atractivo para su conquista por parte de las diversas organizaciones políticas, lo que fomentó la aparición de estudiantes dedicados exclusivamente a las actividades políticas. Estos alumnos se destacaban «por su oratoria en las asambleas o en los comicios públicos o por su habilidad para buscar votos para la federación de estudiantes o los organismos de las facultades12». Es bajo esta categoría de agitación colectiva la que Abraham Valdelomar buscaba obtener protagonismo en el escenario universitario.

11 Belaúnde,1967, p. 273. 12 Basadre, 1975, p. 259.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 83-96 89 Emilio Augusto Rosario Pacahuala Comicios estudiantiles. Abraham Valdelomar y el Centro Universitario (1913)

Valdelomar había afrontado una experiencia electoral de mayor envergadura, como eran los comicios presidenciales de 1912, donde fue un agitador de grupos humanos cuyo fin era destruir el material electoral e incluso, producto de sus servicios, alcanzar importantes cargos estatales como el liderar el diario oficial El Peruano; entonces, parecería extraño optar por un espacio universitario, de aparente menor importancia; sin embargo, ello no fue así, la influencia en San Marcos era vital para cualquier gobierno, debido a que era uno de los más importantes centros de estudios de Latinoamérica, además de convertirse en uno de las instituciones de vital apoyo para el civilismo debido a que muchos de sus más connotados miembros eran catedráticos o autoridades de dicha institución educativa. Por lo tanto, Valdelomar, aliado estratégico del Gobierno, necesitaba recuperar un espacio que había nacido para empoderar a los migrantes y apoyarlos en su desarrollo académico.

Los acontecimientos acaecidos en San Marcos concertaban el interés público y de la prensa nacional que dedicaba parte de su cobertura informativa a narrar los diversos eventos y los problemas de esta casa de estudios. Por ejemplo, el 9 de abril de 1913 se informaba sobre el posible cierre de la Escuela de Agricultura, dicha medida sería discutida en el CU por los estudiantes13. Los acuerdos de dicha asamblea serían elevados a las autoridades universitarias para que sean atendidas, asimismo, se informaba sobre la elección de representantes estudiantiles en las distintas facultades, quienes elevarían sus demandas a los decanos y al rector14.

En los albores del siglo XX, una importante cantidad de alumnos provincianos de diversas partes del país conformaban la población universitaria, todos ellos llegaron a la capital de forma desorganizada, sin una identificación comunitaria o propuesta de reivindicación regional:«hasta ahora ninguna manifestación colectiva ni se ha solidarizado hasta el día el espíritu de la juventud ante cualquier problema que la atañe directamente15». Esta situación de aparente “anarquía” entre los provincianos es detectada por Valdelomar, quien los organizó para realizar una acción específica, respaldar la elección de Billinghurst, es por ello que nacen los batallones universitarios los cuales ayudaron a detener la realización de los comicios presidenciales de 1912. Este tipo de acciones no solo permitieron ganar protagonismo político a los alumnos sanmarquinos, sino que unió a los estudiantes clase medieros en el objetivo de construir un espacio en el sistema político nacional. Amparado en este tipo de acciones y evaluando que esos mismos batallones lo respaldaría, Abraham Valdelomar, un año después, buscaría empoderarse como presidente del Centro Universitario.

El retorno de Valdelomar a los claustros sanmarquinos provocó, desde un primer momento, bastante resistencia entre los estudiantes universitarios, prueba de ello son las críticas que recibió por la realización de un almuerzo, entre cuyos principales invitados se encontraban Edgardo Rebagliati, Federico Villarreal entre otros hombres que años más adelante se convertirán en influyentes académicos peruanos16. La realización de este evento fue criticada por sus opositores, señalando que no tuvo una masiva concurrencia por parte del alumnado sanmarquino; por el contrario, fue un evento con una baja participación estudiantil, denotando que su imagen estaba «cimentada sobre tan enorme y decantada popularidad». Esta denuncia fue hecha por Víctor E. Gómez Sánchez, quien alegaba que el factor principal de rechazo por parte de la comunidad sanmarquina era los pésimos resultados académicos obtenidos por Abraham Valdelomar mientras cursaba los estudios generales.

13 El Comercio, 9 de abril de 1913 14 El Comercio, 26 de abril de 1913 15 La Crónica, 1 de abril de 1913 16 El Comercio 4 de mayo de 1913

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 90 2018, 83-96 Emilio Augusto Rosario Pacahuala Comicios estudiantiles. Abraham Valdelomar y el Centro Universitario (1913)

Nosotros antemanos: porque no tengo opción a la presidencia del Centro Universitario, pues no es justo que una persona que no tiene –sea porque no quiere o cualquier otro motivo-un solo curso universitario aprobado, vaya a ocupar el primer lugar entre todos los estudiantes peruanos17.

La respuesta a este tipo de manifestaciones fue confrontada por Rebagliati, quien desmentía en primer lugar que este almuerzo era parte de una estrategia proselitista. La presencia de Abraham Valdelomar se debía a un agasajo celebrando su cumpleaños, con una participación de más de 180 universitarios, contradiciendo los comentarios malintencionados que señalaban la baja asistencia de alumnos de las distintas facultades18. Aprovechando esa oportunidad, y por insistencia de los propios universitarios, solicitaron a Valdelomar que los represente como candidato al CU, quiere decir que esta manifestación fue de carácter espontáneo. Evidentemente debían de construir la imagen de un hombre que era elegido por las masas para representarlos, un discurso cuasimesiánico para justificar su accionar frente a las críticas.

Pero, Gómez Sánchez no fue la única persona que públicamente expreso su inconformidad por la candidatura de Valdelomar. Otro estudiante universitario de nombre Federico Copiona, señalaba que era «un elemento nocivo y pernicioso»19 para la asunción del CU, debido a su cuestionable devenir académico y cercanía a un gobierno sin legitimación alguna.

Esta situación generó que se forje un bando opositor, que no podía permitir que un hombre con una cuestionada reputación asuma el poder y representatividad de una institución académica. El rival de Abraham Valdelomar inicialmente sería Hernán C. Bellido, pero él decidió declinar su candidatura en favor de Fernando Tola, de enorme prestigio en el universo estudiantil, gracias a sus relevantes méritos, por el brillo de su actuación como «leader» de la delegación del Perú en el congreso de estudiantes desarrollado en Uruguay, pero lo más importante, porque era el personaje lo suficientemente conciliador entre todos los estamentos que conformaban el universo sanmarquino. Empero, la causa real del por qué Bellido se retiró de la contienda electoral es porque no sentía la capacidad de derrotar a Valdelomar, quien tendría ventajas como representante del gobierno central, como, por ejemplo, el prometer empleos en el aparato estatal hasta el amedrentamiento físico en contra de sus rivales, reproduciendo las estrategias que utilizó el civilismo para mantener su domino durante gran parte de la República Aristocrática (1899-1919), pero no sería la única arma.

Conforme se acercaba el momento de llevar acabo las elecciones, la situación se radicalizó a tal punto que buscaba provocar un escenario altamente confrontacional dentro de San Marcos. Esta situación debía favorecer a Valdelomar debido a que la clase media migrante conformaba la mayoría de la población universitaria y, por tanto, debían apoyarlo. Este escenario es denunciado por Hernán Bellido, quien en una carta abierta en el diarioLa Prensa criticaba este proceso de polarización que el discurso valdelomariano intentaba formular en San Marcos, así como el ofrecimiento de puestos burocráticos en favor de la candidatura de Abraham Valdelomar:

Los métodos empleados para conseguir adherentes por los patrocinadores de otra candidatura, cuyo carácter universitario ha sido y es discutido, ya que las animaciones de sus mismos adictos la revisten de un aspecto político evidente, han determinado en mi la resolución que

17 El Comercio, 9 de mayo de 1913 18 El Comercio, 4 de mayo de 1912 19 La Crónica, 5 de mayo de 1913

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origina esta carta. Y no puede ser de otra manera: sojuzgar voluntades por medio del ofrecimiento de puestos públicos: amenazar con la destitución a quienes en ejercicio de alguno no simpatizan con esta candidatura; explotar el sentimiento regionalista atribuyendo a los estudiantes limeños a un necio afán de despolitizar a los de provincias; afirmar en todos los tonos que, en caso de un fracaso para la candidatura del centro universitario, no sólo no encontraría apoyo sino hostilidad de parte el gobierno: conseguir que se ejerciten influencias personales cuyas vinculaciones obligan a muchos; introducir en el proceso electoral universitario los sistemas que vician los procesos políticos, maleando así el ambiente moral de nuestros claustros y conseguir votos por los mismos medios que se estilan en aquellas contiendas; no pueden dejar de producir en el espíritu de quienes siempre hemos batallado por mantener incólumes los ideales universitario de independencia, sinceridad y rectitud, una dolorosa impresión20.

La respuesta de Valdelomar no se hizo esperar frente a tales afirmaciones, y acusó a Hernán Bellido de realizar afirmaciones temerarias sin evidencia alguna, negando en todo momento el uso de métodos clientelísticos o amenazas a los universitarios; además, Valdelomar manifestó que su estilo siempre ha sido promover el debate alturado y el respeto a las opiniones contrarias; pero acusó a Bellido y sus amigos de ser elementos obstaculizadores para el buen desempeño de las gestiones de los anteriores presidentes del Centro Universitario21.

Después de álgidos debates acontecidos en los distintos pasillos universitarios, finalmente se llevó a cabo el proceso electoral. Gómez Sánchez y Seoane firmaban un pronunciamientoLa en Crónica donde denunciaban que los seguidores de Valdelomar de forma soterrada anunciaban a sus amigos más cercanos a que asistan a las instalaciones sanmarquinas para ejercer su voto, sin tener la honorabilidad de convocar a todos sus compañeros a expresar libremente su opción. El objetivo era asegurar las votaciones en favor de los intereses valdelomaristas y evitar que los opositores puedan expresar electoralmente su rechazo. Este tipo de estrategias era igual a la practicada por el civilismo, el cual fue denunciado años atrás por Valdelomar quien señalaba que los comicios solo contaban con la asistencia de un grupo de personas vinculadas directamente al grupo de poder.

Esta situación fortaleció al bando opositor, es así que los universitarios comenzaron a organizarse en contra de la candidatura de Abraham Valdelomar, un ejemplo de ello son los estudiantes chalacos, quienes fueron reacios en aceptar a Valdelomar como el futuro presidente del CU, el argumento de esta decisión respondía a que él no era un estudiante modelo digno de representarlos22. Pero los ataques no solo se limitaron a la figura del candidato Valdelomar, sus seguidores también fueron criticados por sus repudiables actos: Nos limitamos hoy declara que es un pequeño círculo de elementos morbosos que rodea a un candidato impopular a la presidencia del Centro Universitario, el generador de todos estos actos vituperables, dicho pronunciamiento estuvo amparado bajo la firma de «los verdaderos universitarios23».

Frente a estos ataques, Abraham Valdemar comenzó a perder el apoyo de la población estudiantil. La causa de la falta de atracción tiene su origen en que sus rivales de turno señalaron que no era un ejemplo a seguir por la juventud universitaria. Esta fama fue atribuida a las constantes

20 La Prensa, 18 de mayo de 1913 21 El Comercio, 11 de mayo de 1913 22 La Crónica, 9 de mayo de 1913 23 La Crónica, 17 de mayo de 1913

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matrículas en los mismos cursos, sus notas desaprobatorias, sus mediocres participaciones en clase e incluso su vinculación con el gobierno de Billinghurst, cuya popularidad era endeble debido a la falta de edificación de grandes obras públicas o gestiones a favor de la mejora de la educación superior. Por lo tanto, Valdelomar era percibido por la mayor parte del alumnado como un estudiante mediocre, así como un burócrata perezoso que poco o nada hizo por gestionar efectivamente El Peruano y la Imprenta del Estado, las cuales estuvieron a su mando. Dichos antecedentes no fueron los mejores para el candidato del oficialismo, más aun para convertirse en un digno representante de una institución académica y conducir los destinos del CU.

Esta situación de permanentes acusaciones entre las facciones en disputa generó un ambiente altamente confrontacional. El escritor Clemente Palma describe el escenario de violencia dentro de la universidad, promovido principalmente por los seguidores valdelomaristas durante los comicios electorales universitarios: En los claustros de la facultad de letras ha habido garrotazos y escándalos, los jóvenes van armados con revólveres y ha habido día en que no han podido funcionar las clases, que sepamos hayan intervenido para moderar a los jóvenes estudiantes24. Estas actitudes responden a que nuestro personaje intentó reproducir las mismas estrategias que permitieron la victoria de 1912: el boicot, la presión popular y la confrontación física, pero en la Universidad San Marcos no tuvo un efecto positivo, no eran las calles limeñas y de provincias en donde era «justificable» este tipo de accionar; era un lugar de formación académica donde existían determinadas normas y comportamientos que debían respetarse y ser resguardada por sus miembros.

La importancia de San Marcos y estas elecciones estuvieron retratadas en las páginas de los principales diarios de esta época. Alberto Ulloa escribió una serie de artículos donde señalaba su férrea oposición en contra del discurso valdelomarista, el cual representaba el vil oportunismo y falta de honorabilidad por parte de quien aspiraba a representar a todos los estudiantes, palabras importantes en el pensamiento de la élite el cual se opuso tenazmente a perder un importante bastión político:

Desde que trascendió al público la noticia de que el señor Abraham Valdelomar lanzaba su candidatura a la presidencia del centro universitario, cuantos conservan en el espíritu la ilusión de una regeneración juvenil, se preguntaron con inquietud si no habría hoy ya, en las aulas carolinas, quienes tuvieran la energía bastante para levantar frente a ella, la muralla de una oposición decidida, vigorosa y sincera25.

Este editorial provocó la ira de Valdelomar, cuyo honor y reputación fueron cuestionados leoninamente. Ante la falta de un discurso efectivista para responder los ataques de sus opositores, y en especial de Ulloa, decidió retarlo a un duelo utilizando sable, pactado para el 13 de mayo de 1913, por la publicación de dicho artículo que consideró difamatorio. El encuentro no causó la muerte de ninguno de los rivales; sin embargo, esta agresiva acción significó la estocada final para sepultar la candidatura de Valdelomar, debido a que legitimaba el discurso de violentista al que fue calificado por sus rivales, un candidato sin alternativas para una mejora en el desarrollo académico e institucional de San Marcos, que solo tendría como herramientas el amedrentamiento y la amenaza.

24 La Crónica, 20 de mayo de 1913 25 Valdelomar, 2001, t. 1, p. 54.

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Otra de las explicaciones de la derrota fue que el escenario dialéctico al cual quería orillar el discurso valdelomarista no tuvo el efecto esperado, porque los alumnos de provincias, quienes se encontraban estudiando en San Marcos, eran apoyados económicamente por los miembros del CU vinculados al civilismo; por tanto, Valdelomar no tuvo el respaldo de quienes debían convertirse en sus aliados naturales, ellos solo escuchaban promesas.

Finalmente, Abraham Valdelomar es derrotado por Fernando Tola. La versión de nuestro per- sonaje sobre las causas oficiales de la derrota radicaba en que los intereses subalternos evitaron que se encumbrara en el CU, pero esta polarización en la que estuvo envuelta la universidad debía ser superada para gestar la unidad entre los estudiantes, ya que los ideales debían trascender sobre una elección26. Este discurso conciliatorio era ideal para no sepultar totalmente su imagen, tan cuestionada en San Mar- cos por los motivos anteriormente expuestos; asimismo, era la posición más estratégica para demostrar el ideal democrático de una persona, el respetar los acuerdos de la mayoría. Esta situación provocó que se destruya el paradigma que en toda elección peruana se triunfaba con el apoyo de la violencia y la fuerza física, también se debía emplear un discurso de unidad, cuya misión sea el aglutinar a la clase media provinciana y no solo que se dedique a denunciar los males que dañaban al país.

Conclusiones

La derrota no provocó en Valdelomar un resentimiento, prueba de ello se refleja en una carta enviada a Bustamante y Ballívan redactada un año después del proceso electoral. En ella manifestaba su deseo de entregar el dinero ganado en un concurso literario por una de sus obras más importantes: El Caballero Carmelo al CU27. Este aporte económico tenía como fin la adquisición de material logístico, lo que permitiría brindar un mejor servicio a los estudiantes y, por ende, fortalecer la institución.

Pero la derrota sí provocó en Valdelomar un divorcio momentáneo de la política universitaria y nacional, emprendió el sueño que compartían muchos intelectuales de inicios del siglo XX, viajar a Europa y desarrollar su conocimiento de la mano con los académicos más importantes del mundo. Recordemos que las corrientes europeas como el romanticismo o el positivismo tuvieron un impacto en el desarrollo cultural del país.

Finalmente, debemos señalar que el CU tuvo un impacto en el estudiante sanmarquino, dado que generó un ambiente donde los alumnos podían organizarse y solicitar mejores condiciones durante su permanencia en la universidad; sin embargo, sus dirigentes no tuvieron la capacidad y los elementos ideológicos para fortalecer sus reivindicaciones o para organizar al movimiento estudiantil, lo cual generó un temprano abandono por parte de sus agremiados, e impulsó que surjan otras organizaciones con mayor ambición en cuanto a solicitar ventajas en favor del estudiante, es así que nace la Federación Universitaria de San Marcos.

26 El Comercio, 23 de mayo de 1913 27 Valdelomar a Bustamante y Ballivian (Roma, 14 de enero de 1914). En: Ángeles, 2007, p. 136.

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Referencias

Fuentes Primarias

Publicaciones periódicas

El Comercio, 9 de abril de 1913 El Comercio, 26 de abril de 1913 El Comercio 4 de mayo de 1913 El Comercio, 9 de mayo de 1913 El Comercio, 11 de mayo de 1913 El Comercio, 23 de mayo de 1913 La Prensa, 18 de mayo de 1913 La Crónica, 1 de abril de 1913 La Crónica, 5 de mayo de 1913 La Crónica, 9 de mayo de 1913 La Crónica, 17 de mayo de 1913 La Crónica, 20 de mayo de 1913

Fuentes Secundarias

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Basadre, Jorge (1975). La vida y la historia. Banco Industrial del Perú. Lima

Belaúnde, Víctor Andrés (1967). Trayectoria y destino. Memorias Completas. Lima: EDIVENTAS.

José Deústua y José Luís Renique. Intelectualidad (1989). Indigenismo y descentralismo (1909-1931). Cusco. Centro Bartolomé de las Casas. Garfias, Marcos (2009). La formación de la universidad moderna en el Perú (San Marcos, 1850-1919). Tesis para optar el título de licenciado en historia. Lima

Gonzáles, O, & Paredes, J. (2005). Abraham Valdelomar y Luís Varela y Orbegoso. Vidas y cartas. Lima: Universidad San Martin de Porres

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Memorias de los libros de organización del Centro Universitario (1908). Presentado por el comité organizador. Lima. Imprenta Liberal

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Morales de la Torre, Pedro (1912). Juventud. Lima. Imprenta La progresista

Valdelomar, Abraham (2001). La vida universitaria; los exámenes; el centro y los preparativos para el congreso estudiantil. En A. Valdelomar, Obras Completas. Tomo II Lima: Ediciones Petroperú

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 96 2018, 83-96 Documentos manuscritos para la historia del distrito de Ate en Lima, Perú: predios rústicos, 1580-1904

John Peter Vizcardo Navarro Universidad Nacional de Ingeniería [email protected]

Resumen

El presente artículo es una compilación de documentos manuscritos inéditos tomados del Archivo General de la Nación, Archivo Arzobispal de Lima, y la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos, con el fin de reconstruir verazmente la historia del distrito de Ateen Lima, Perú, a través del análisis de documentos sobre los predios rústicos de los años 1580 y 1904, periodo virreinal y republicano. En la actualidad no existen libros sobre el tema y, los pocos publicados, solo se basan en falsas suposiciones y breves citas a autores ya conocidos. Estos documentos servirán al autor para una próxima publicación, que formará identidad cultural de la que carecen los vecinos del distrito de Ate.

Palabras clave: Perú; predio rústico; testamento; arrendamiento; inventario; tasación; valorización; iglesia; fábrica de algodón; ingenio azucarero.

Hand written documents for the history of the Ate district in Lima, Perú: rustic properties 1580 - 1904

Abstract

This article is a compilation of unpublished manuscript documents taken from the General Archive of the Nation, Archiepiscopal Archives of Lima, and National Superintendence of Public Registries, to reconstruct truthfully the history of the district of Ate in Lima, Peru, through rustic properties between the years 1580 and 1904, viceregal and republican period. Currently there is a lack of books on the subject, and the few published are only based on short quotes to authors already known, and false assumptions. These documents will serve the author for an upcoming publication, which will form a cultural identity that the residents of Ate lack.

Key words: Peru, rustic property, will, lease, inventory, appraisal, valorization, church, cotton mill, sugar mill.

Ate es hoy el distrito más importante de Lima Este, el que más patrimonio arqueológico tiene, pero que carece de identidad cultural por la falta de publicaciones especializadas sobre su historia general. Son escasos los libros acerca de la historia del distrito de Ate, el único que existe es el de Villacorta y Ávila (1998) Perspectiva histórica del distrito de Ate, cuyo lado positivo es el inventario

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 99-123 99 Jhon Peter Vizcardo Navarro Documentos manuscritos para la historia del distrito de Ate en Lima, Perú: predios rústicos 1580-1904

del patrimonio arqueológico e histórico (la mayoría destruidos), y lo negativo es la falsa suposición del origen del nombre Ate, y la preferencia sobre los hechos históricos del pueblo republicano de Vitarte (nueva capital distrital) sobre el desconocido pueblo virreinal de Ate, (original capital distrital).

Se insertan nueve documentos manuscritos, tomados por el autor desde el año 2005, del Archivo General de la Nación (AGN), del Archivo Arzobispal de Lima (AAL) y de la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (SUNARP), del periodo virreinal y republicano, donde se da mayor importancia al “antiguo pueblo de Ate” y a “Santa Clara”, de los cuales no hay información histórica argumentada en fuentes primarias. Se utiliza la palabra “predios rústicos”, porque estos están ubicados fuera de la zona urbana de Lima.

Con la lectura de estos manuscritos entenderemos la línea de tiempo que explica cómo, en el periodo virreinal, la actividad económica es la agricultura; los curacas o autoridades indígenas se sepultaban bajo la iglesia y el pueblo en su camposanto; las joyas y ornamentos que poseía la iglesia; cómo los españoles se apoderan de las tierras de los indígenas, por medio de los arrendamientos a cargo de los “corregidores de los naturales” representantes del rey de España; sobre los materiales de construcción de casas-hacienda; cómo en el periodo republicano, la actividad económica es la agroindustria, representada por el algodón y la caña, procesadas en la Fábrica Nacional de Tejidos Vitarte y la Hacienda e Ingenio Azucarero La Estrella, respectivamente, con detalles de su infraestructura arquitectónica y máquinas1.

ANEXO 1

Testamento de don Cristobal Xute Chumbe, cacique principal del pueblo de Lati (Lima, 04 de julio de 1580) 2

/fol. 325/ En la ciudad de los Reyes en cuatro días del mes de jullio de mill e quinientos y ochenta años ante mí el escribano y testigos de yuso escriptos. Don Cristobal Xute Chumbe indio cacique principal del pueblo de Lati, y estando presente Baltazar de la Cruz protector general de los yndios deste rreyno, hijo que dijo ser de don Pedro Sutechumbe y de Ynes yndia, que es difunto el dicho su padre y su madre, es natural de Chincha, y por ser el dicho don Cristobal ladino en la lengua española y estar enfermo del cuerpo, y sano de la voluntad, y porque es cristiano y desea que su alma se salve y vaya al cielo, para do fue criada, otorgó que hazia y hizo su testamento en la forma siguiente:

v primeramente encomienda su alma a Dios Nuestro Señor que le crió y redimió por su preciosa sangre y el cuerpo a la Tierra y manda que su cuerpo se entierre en la iglesia del dicho pueblo

1 Este trabajo es fruto de más de diez años de investigación en el AGN y el AAL, sobre las haciendas virreinales del distrito de Ate. Mucha fue la información y documentación recolectada y, para emular los estudios virreinales del padre Antonio San Cristobal Sebastián, mi estimado profesor del curso Arquitectura Peruana II en la Universidad Nacional de Ingeniería, decidí publicar parte de ellos, como homenaje a quien me estimuló el estudio de la historia y la paleografía. A este santo apóstol de Cristo (fallecido el 24 de setiembre de 2008) va dedicado este trabajo. Asimismo, agradezco a Jorge Luis Ávila Cedrón quien me permitió leer su documento inédito Importancia de la delimitación y conservación de la ex fábrica textil de Vitarte como monumento histórico (1997), el cual orientó mis búsquedas en los archivos. 2 AGN, Alonso de la Cueva, Protocolo 29, 1580, ff. 325-326v

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de Lati donde es cacique, y con cruz alta y el padre trinitario que está, o el que estuviese, en la dicha doctrina, le acompañe.

v yten manda se le digan por su alma en la dicha iglesia diez misas rezadas, y se le den la limosna a la comunidad con los cirios de cera que tiene en Lati.

v yten declara que debe a Baltazar de la Cruz quatro hoces que le prestó.

v yten declara que debe a Baltazar tercero dos pesos que le prestó para ofrecer limosna, y tres corderos mozos que le dio el dicho Ricero que los llevose y los llevó /fol. 325v/ para la fiesta del Corpus Christi [ilegible]

v yten que debe a Juan de Escobar español tres pesos de otros tantos que le prestó para pagar [ilegible]

v yten declara que don Pedro, le dio para en quenta de su chácara seis yndios mitayos.

v yten declara que alquiló a don Pedro cuatro hanegas de tierra suya, en ocho pesos para que sembrase este año trigo y las tiene regadas para sembrar y tiene regados los otros.

v a Nuño Rodriguez de Haro que le debe quatro pesos de barbecho de vino que le dio.

v yten declara que Juan de Escobar le debe por el alquiler de unos corrales y alfalfar, veinte pesos del arriendo de dos años y más debe once pesos por el alquiler de cinco hanegas y media de tierra que siembra en este año junto a los dicho corrales, y esto todo es de la comunidad, lo que debe el dicho Juan de Escobar.

v yten declara que Juan Ramirez siembra este año seis hanegas de trigo de las tierras de la comunidad, y ha pagado once pesos que dio a más el dicho Juan, y debe el dicho Juan Ramirez, dos pesos.

v yten declara que tiene quarenta hanegas de tierra que están junto a la chácara de don Pedro de Guevara, las quales habrá más de un año que le dio a censo al dicho don Pedro y no ha recibido más de seis pesos y medio por la cuenta, encarga que las albaceas y herederos pidan lo que le convenga al dicho /fol. 326/ don Cristobal y sus herederos, y que la escriptura que hizo Alonso Ramos escribano.

v yten declara que tiene otro pedazo de tierra de diez hanegas, linde de las tierras de la comunidad, que las dichas tierras se llaman Xulquica, la qual tiene por suyas por ser de sus aguelos, y así se las dio el visitador.

v yten declara que tiene en el Arenal otro pedazo de tierra, que serán quatro hanegas, que lindan con chácara de Martin Tanta Yaure, y le tiene alquilado un hermano de don Pedro por ocho pesos que tiene rescebidos.

v yten declara que tiene otro pedacillo de tierra en el Arenal, que linda con chácara de Juan Zapatero, en que había media hanega.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 99-123 101 Jhon Peter Vizcardo Navarro Documentos manuscritos para la historia del distrito de Ate en Lima, Perú: predios rústicos 1580-1904

v yten declara que tiene otro pedazo de tierra en que habrá una hanega, que linda con la chácara de Rengifo, con unas cepas y parrones de viña, y esto quiere que se venda a censo para su hijo porque es gramadal y tiene mucha costa.

v yten declara que Sebastián Ginoves debe a la comunidad, dos años de censo, de la tierra que tiene en arrendamiento a censo.

v yten declara que la comunidad tiene por suyo propio, cinco yeguas, y quatro rejas y dos yugos y conyundas, y diez y ocho hoces, lo qual tiene en su casa.

/fol. 326v/ v yten declara que tiene por suyos dos potros y una yegua.

v yten declara que es casado con doña Catalina Malla, yndia en la qual tiene un hijo nombrado Marcos de un año poco más o menos.

v yten manda que en su casa en Lati viva la dicha su madre y la dicha doña Catalina su mujer e hijo, porque el dicho Marcos a de ser cacique y subcesor en el dicho cargo, y con esto dice que tiene dos yuntas de bueyes la dicha comunidad.

v y nombra por sus albaceas a don Francisco Ynga Maxi, gobernador que a sido de Lati, su tio, y a Pedro Mayz, ynterin [ilegible] a ambos juntamente y cada uno ynsolidum da poder para que como tales albaceas cumplan este testamento, y nombra a su heredero al dicho Marcos, su hijo, para que herede sus bienes [ilegible] y da por ninguno qualesquier testamento que aya fecho, para que no valgan ni hagan fe en juicio [ilegible] salvo este testamento que requiere que valga por mi testamento y codicilo y postrimera voluntad y lo firmo don Martin testigo el dicho Baltazar de la Cruz, y Juan de Hoces y yo [ilegible] otorgo yo el presente escribano doy fe conozco.

Don Cristóbal Ante mi Alonso de la Cueva Baltazar de la Cruz escribano publico

ANEXO 2

Arriendo de tierras: don Juan Bartolo a Alonso Ruiz (Lima, 23 de julio de 1599) 3

/fol. 270v/ Sepan quantos esta carta vieren como yo don Juan Bartolo cacique de Guanchoguaylas reducido en el pueblo de Santa Cruz de Lati residente en esta ciudad de los Reyes del Pirú ladino que soy en la lengua española otorgo y conozco que doy en arrendamiento a Alonso Ruiz yndio ladino natural del pueblo de Andaje que en los valles de Trugillo que bibe en esta dicha ciudad desta presente ocho hanegas de tierras de sembradura de trigo que tengo mías en el valle del dicho pueblo de Lati en la Rinconada que dizen de Fajardo que lindan con tierras del dicho Fajardo y con

3 AGN, Rodrigo Alonso Castillejo, Protocolo 22, 1599, ff. 270v-271

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tierras de Francisco Tiquillachumbi yndio las quales le doy en arrendamiento por tiempo de quatro años cumplidos primeros siguientes quales y se han de contar desde primero dia del mes de agosto primero que va deste presente año de la fecha desta carta y por precio y contia de renta por cada uno de los dichos quatro años de quarenta y ocho pesos de plata corriente de a nueve reales el peso qual primero año me a de pagar adelantado […] A siete del mes de jullio de mill e quinientos e noventa e nueve años testigo Francisco de Morales escribano de su majestad y Alonso Martínez de Recalde y Miguel de Guilis residentes en esta ciudad e firmolo el dicho don Juan Bartolo y por el Alonso Ruiz uno de los testigos e yo el escribano conozco a los otorgantes.

Don Juan Bartolo Miguel de Guiliz

Ante mi Rodrigo Alonso Castillejo escribano de su Majestad

ANEXO 3

Arriendo de tierras de la comunidad de Pocorucha (Lima, 9 de mayo de 1600) 4

/fol. 583v/ En la ciudad de los Reyes del Pirú a nueve días del mes de mayo de mill e seiscientos años ante mí el escribano y testigos de los eventos don Juan de Isasaga corregidor de los naturales en la dicha ciudad por su majestad dijo que por quanto los yndios de Pocorucha de la encomienda de don Fernando Niño vecino de esta ciudad que están reducidos en el pueblo de Santa Cruz de Lati de su jurisdicción tienen de comunidad veinte hanegas de tierras de sembradura de trigo en el valle del dicho pueblo las quales dichas tierras los dichos yndios no las siembran ni pueden beneficiar por ser pocos y es en su propio [ilegible] dar en arrendamiento para que de la renta se ayude a pagar sus tributos e por tanto en nombre de los dichos yndios y como su corregidor otorgo que dava y dio en arrendamiento a Alonso Delgado labrador morador en esta dicha ciudad que estava presente las dichas veinte hanegas de tierras de sembradura de trigo de la dicha comunidad de Pocorucha que las dichas tierras están en un cercado arrimadas a unos cerros y lindan con tierras de Fajardo por tiempo de un año cumplido que a de correr y contarse desde primero dia del mes de mayo [ilegible] de seiscientos uno años y por precio de renta por el dicho año de veinte y ocho hanegas de trigo bueno de dar y recibir que han de pagar el dicho Alonso Delgado a el dicho corregidor e a su sucesor en el dicho oficio […] y lo otorgaron ambas partes ante el escribano aquí contenidos en el dicho dia mes e año siendo testigos Diego Arias de Campomanes y Tomas de Ayala y Francisco de Baldivieso moradores en esta ciudad y firmaronlo los otorgantes que yo el escribano conosco

Don Juan de Isasaga Alonso Delgado

Ante mi Rodrigo Alonso Castillejo escribano de su Majestad

4 AGN, Rodrigo Alonso Castillejo, Protocolo 22, 1599, ff. 583v-584

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ANEXO 4

Arriendo de tierras de la comunidad del pueblo de Lati a Alonso Delgado (Lima, 9 de mayo de 1600) 5

/fol. 584v/ En la ciudad de los Reyes del Pirú a nueve días del mes de mayo de mill e seiscientos años ante mí el escribano y testigos de los eventos don Juan de Isasaga corregidor de los naturales en la dicha ciudad por su majestad dijo que por quanto los yndios del pueblo de Santa Cruz de Lati de su jurisdicción en las tierras que tienen de comunidad se suelen dar en arrendamiento doce hanegas de tierras de sembradura de trigo que estos no las pueden beneficiar y lo que procede dellas es para ayudar a pagar sus tributos por tanto en nombre de los dichos yndios y como su corregidor otorgo que dava y dio en arrendamiento a Alonso Delgado labrador morador en esta dicha ciudad questava presente y en persona que a hallado que más de por las dichas tierras de sembradura de trigo que son en el valle del dicho pueblo de Lati las que soliase dar en arrendamiento a Alonso Hernández escribano del cabildo las quales le dio por tiempo de dos sementeras la una que corre desde oy dia de la fecha desta escritura y la otra a de correr y contarse desde primero dia del mes de mayo del año de seiscientos y uno ques el de en medio an de holgar e descansar las dichas tierras y no se han de sembrar y por precio y contia cada hanega de seis pesos de a ocho reales que a de pagar de renta cada una de las dichas dos sementeras […] y lo otorgaron siendo presentes por testigos Tomas de Ayala y Francisco de Baldivieso y Diego Arias de Campomanes moradores en esta dicha ciudad e firmaron los dicho otorgantes que yo el escribano conozco

Don Juan de Isasaga Alonso Delgado

Ante mi Rodrigo Alonso Castillejo escribano de su Majestad

ANEXO 5

Inventario de las alhajas y ornamentos de la iglesia de Santa Cruz de Late y descripción de su camposanto (Lima, 1760) 6

/fol. 4/ En el Pueblo de Santa Cruz de Late Jurisdicción del Corregimiento del Cercado, Haviendo comparecido a tomar la Posesión de dicho Beneficio Yo el Doctor Don Joseph Lazo de Ixar, Cura y Vicario de Dicha Doctrina y Abogado de la Real Audiencia de Lima, Asesor del cabildo, y Regimiento de ella; para que en virtud del Auto de Colación en ocho de Marzo de 1758 a que se me Confiriese, como lo executó el Doctor Don Miguel Monson, Cura Inter que fue de dicha Doctrina, la que bacó por muerte del Maestro Reverendo Padre Maestro fray Pedro de Benavente; Haviendo

5 AGN, Rodrigo Alonso Castillejo, Protocolo 22, 1599, ff. 584v-585 6 AAL, Visitas: Lima, Legajo 7, Expediente 62, año 1760, ff. 4 y 11.

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corrido el cargo y cuidado de dicha Doctrina, el Padre Maestro fray Joseph de Benavente su sobrino: siendo preciso, y de mi obligación pasar a Ynventariar los bienes y Alhajas de dicha Santa Iglesia, para lo qual comparesí con dicho Doctor Don Miguel Monson, quien en mi presencia, y en la de los demás testigos Infraescritos se executó, y es como sigue:

Primeramente su Custodia de Plata dorada.- Ittn. El Baso de formas, de Plata dorada.- “ Su Relicario, de Plata Dorada.- “ Dos Calices de plata antigua.- “ Una Imagen de Bulto, que está sobre el Retablo de la Advocación de Nuestra Señora de la Candelaria.- “ Sus Candeleros, de madera, ya servidos.- “ Un Farolito de hoja de Lata, para acompañar a Nuestro Amo. “ Unas dos mesitas servidas.- “ Un Incensario de Plata, con su Nabeta y su Cuchara.- “ Un Arete de Cobre servido.- “ Dos Coronas de Plata servidas, una de la Candelaria, y otra del niño.- “ Una Corona de Plata servida de la Concepción.- “ Una Canastilla de Plata de la Virgen de la Candelaria.- “ Un Guion de Brocatillo azul maltratado con su Cruz de Plata, y la hasta de Palo.= “Tres potencias del Niño de Plata dorada pequeñas.- “ Dos Albas de Cambray servidas, con sus encajes servidos. “ Un Sobre Pelléz servida de Cambray ordinario también rota. “ Un Singulo de sinta ordinaria viejo = “Otra Casulla Negra de tafetanga biejo.= “Una Casulla Colorada de tafetan = “Otro dicho ornamento, que al parecer, parece azul ó morado ya biejo.= “Un Paño morado, ya servido para la Semana Santa = “Una Cortina morada con su senefa, ya [podrida] = “Una capa de Coro blanca, y otra Negra de razo bieja.= “Un paño Colorado de Atril Viejo.= “Tres manteles servidos de Platilla, ya rotos.= “Quatro palias las dos con banba Paila.= “Dos frontales Negros Viejos de razo.= “Tres frontales de Damasco biejos.= “Un Manto de Ceda de Sombras de la Virgen de la Candelaria, con el Vestido del Niño, con su sobre puesto de Plata tratable; Otro de Ceda Encarnado con su franja y su vestido del Niño, otro de razo azul sin acabar, que estaba teñido: Otro Manto azul sin acabar, que estaba teñido: Otro Manto asul de Brocato de la Purisima con su franja = más otro manto colorado con sus encajes = más otro blanco con sus encajes de Plata = otro dicho azul Viejo.= más otro medio cenizo, y todos más viejos, que nuebos = más una manga Prieta inservible, y no ay otra más = Una Camisita de Jesús Nazareno rota = más Quatro túnicas de color, que de todas no se hace una por estar inserbibles con dos sogas, y su Singulito= Un Sudario de el Crucifixo viejo = Dos Puños de la Virgen, de encajes apolillados viejos = más un Puño de Jesús Nazareno = más dos camisas servidas de la Virgen = Más un Palio Carmesí de Damasco con sus baras de madera raído = más un Manual Viejo.

Don Joseph Lasso Fr. Jose Ortiz de Zarate y Mendoza Dr. Dn. Miguel de Monzon

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[Camposanto de Late]:

Pase luego a reconocer el Calvario, que está pegada a la Iglesia, en el sitio, que estuvo la antigua muy arruinada, y se reconoce que los cadáveres se entierran muy superficialmente y en tal descubierto, que desde luego, como está en pampa, se hallan a riesgo, de que los puedan despedazar los perros, gallinazos, u otros animales; como asimismo esparcidos, por todo aquel Campo, los huesos y calaveras; y aunque se me informó, que don Juan de Chavarría, quien fabricó dicha Iglesia, está haciendo, actualmente porción de adobes, que vi, para cercar dicho calvario ó campo santo; parece será necesario, en el interior, se dé providencia, reparativa de tanto daño; y para que conste doy la presente en dicho Pueblo.

Y por lo que mira a los Huesos que están en el Cementerio sin reparo alguno, dentro de ocho días se haga la tratacion de ellos a la nueva Iglesia, y que las sepulturas no sean menos de cinco palmas de profundidad. Y se prohíbe bajo la multa de cien pesos al Cura, que no haga entierro alguno que no sea en dicha Iglesia y con la calidad expresada. Y se sacará un testimonio de esto tanto que se remitirá a nuestro Promotor para que haga cumplir y ejecutar.

ANEXO 6

Tasación de la casa de la chacra de Santa Clara en el valle de Guascata (Lima, 13 de febrero de 1773) 7

/Inserto/ Alonso de Rivera y Ventura Coco maestros de obras y Alarifes de esta ciudad decimos que pasamos al valle de Guascata ha ver y reconocer en la chacra nombrada de Santa Clara la fábrica de la casa que tiene echa y costeada por el Sr. Dr. Dn. Estevan Corovarutia, la qual se compone su formasion, sobre terraplén que se yso para dicha fabrica la que es de adobería con sus techos de alfajoristo de cañas esteras y tortas de barro sus cosedores de los dichos techos con sus columnas de mangles vestidos de cañas presintadas con cuero y envarados los del Principal sobre los pollos dobles que salen de los simientos de que son formados todas las paredes asta el alto del terraplén, y la escalera de la subida a la vivienda con sus dos escarpes, y descanso en medio y sus crucetas. Asimismo, todas sus puertas ventanas y postigos con todos sus errages corrientes y umbraladas, de olivo y moral, y el cerco del jardín y gallinero de tapias y quinchas sensillas encima y la cocina del sango y todos los pollos y bancos de los corredores, como también un lienzo de pared en la colca con los pilares dobles que sirven de estribos, la cocina de la casa con su fogón y chimenea y vivienda del mayordomo, la solería de todas las piezas, y los enlucidos y blanqueados y la pintura, como también, quatro mil adobes sueltos que están en la pampa, y el cepo que todo lo espresado habiendole dado a cada cosa de por si el justo valor que se merece, apreciamos y tasamos dicha fabrica en la cantidad de quatro mil ciento y doce pesos, y juramos a Dios y a esta señal de + haber echo bien y fielmente esta tasación, a nuestro leal saber y entender sin agravio de partes: quedando por hacer el cercar la pared que sale de la casa a la pampa que no tiene la puerta ni umbralada, como también no tener acabado el techo de la pieza de guardar los aperos y para que conste lo firmamos en 13 de febrero de 1773 años =

Alonso de Ribera Ventura Coco

7 AGN, Francisco Luque, Protocolo 624, 1774

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ANEXO 7

Valorización de la Fábrica Nacional de Tejidos de Vitarte con inclusión de su terreno, maquinarias, edificios y enseres. Hecha por el ingeniero perito Juan G. Grieve (Lima, 31 de octubre de 1890) 8

Máquinas Años Soles Cts Soles Cts

4 Desmotadoras con sus condensadores 66 2,000 “ 1 Prensa hidráulica con 2 cajones y su bomba 74 1,000 1 id. id. para géneros. 500

1 Afilador grande para cardas y sus útiles (billetes año 1,080 1875 S/. 1.080.xx 1 Abridor ₤ 100 á 34 S por sol. 86 705 88 1 Turbina 73 2,527 12 Cardas Americanas 5,100 6 Tornos de hilar de Danford 74 4,320 6 id. de anillo con 396 brocas á S/. 475 9 74 1,871 50 2 Diablos de 36” á S/. 450 c/u. 900 1 id. de 2 cuchillas á ₤ 151.4.9 S á 34 S pr S/. 1,067 55 2 Cardas de 40” y sus aparatos ₤ 197.19 á 34 S 1,379 64 2 Estibadores á S/. 750 c/u. 65 y 73 1,500 4 Pabileras á S/. 575 c/u. 65 y 73 2,300 2 Cabesas de cardas á S/. 300 c/u. 73 600 2 Máquinas para hilar 63 1,244 53 Telares sencillos á S/. 80 c/u. 74 4,240 6 id de 2 lanzaderas á S/. 118 c/u. 74 708 6 id “ 4 id á S/. 140 c/u. 74 840 5 Máquinas para obillar pabilo 65 500 1 Slasher 74 1,800 2 Beaming á S/. 466 74 932 1 Prensa pequeña para Pabilo 74 336 2 Madereras á S/. 70 c/u. 74 140 1 Spooler 80 brocas S/. 5.50 pr broca 74 440 1 id 40 id “ “ “ 65 220 2 Maquinitas para embolver trama 74 360 1 id “ id $ oro prima 40% 77 273

8 AGN, José del Carmen Sánchez, Protocolo 693, 1891, Instrumentos públicos, fol. 550, inserto f. 30.

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Máquinas Años Soles Cts Soles Cts

1 Máquina para doblar 75 295 1 id pª engomar S/. 3047.se castiga en 25% 2,285 88 1 Warping Mill ₤ 32 á 34 S por sol 76 225 25 1 Beaming ₤ 32 á 34 S por sol 76 255 88 á la vuelta S/. 41,946 58 De la vuelta 41,946 58 1 Máquina para hacer cordón ₤ 14 á 34 S p S/. 76 98 28 2 Sluwer and Roving ₤ 298_5 á 34 S por Sol 76 2,105 29 1 Par de Mulas con 1,200 brocas ₤ 591_183 á 34 S p S/. 76 4,178 20 1 “ “ id “ id “ ₤ 396 á 34 S por S/. 80 2,771 76 1 Bomba muy usada 74 104 2 Torneadores de rodillos con útiles y aparatos 210 1 Ventilador para el diablo (muy viejo) 72 x x 1 Balanza Taerbanks 79 310 1 Diablo para limpiar lana 74 112 1 Maquinita para hacer cordones 65 25 2 Aparatos movimiento diferencial 65 y 74 140 Canillera grande 4 maquinitas á mano 1 1,475 y 4 de fuerza motriz para hacer medias 475 Tarros á S/. 2.00 c/u. 950 4,000 Carretes á S/. 0.8 c c/u. 320 1,000 Canillas á S/. 0.5 c/u. 50 4,000 Carretes grandes á S/. 0.25 c/u. 1,000 500 Id. chicos á S/. 0.15 c/u. 75 4,000 Palos de Pabileras á S/. 0.10 c/u. 400 4,000 Id para las mulas S/. 0.10 c/u. 400 2,700 Skerners á S/. 0.4 c/u. 108 1 Aparato para medir y pesar […] no útiles 40 1 id para sellar piezas 150 1 Máquina para abrir algodón 450 4 Aparatos pª pesar y colocar rollos ₤ 20 á 34 S p S/. 140 1 Engomadora para madejas 100 57,659 11 Se castiga esta cantidad en 30% 17,296 84 Queda como valor actual de la Maquinaria 40,362 27 S/. 40,362 20

REPUESTOS DE LAS MÁQUINAS ANTERIORES. 50 Rollos para los telares á S/. 12.00 c/u. 600

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Máquinas Años Soles Cts Soles Cts

40 Pares de lisos á S/. 5.00 par 200 Peines surtidos nuevos y usados 50 24 Rollos grandes pª la maq’na de almidonar S/. 20.00 c/u. 480 Repuestos generales pª todas las maquinas 3,000 Total S/. 4,330 TRASMISIONES. Trasmisiones antiguas 1.865 Valor total de los ejes, 1598 76 uniones, colgadores. eg. 13.323 libras á 12 cents. libra. 6% de embalaje 95 88 Trasmisiones nuevas 1,874 en ejes, poleas, uniones, 4,117 80 colgadores; y engranaje 34,315 libras á S/. 0.12 cts libra. 6% de embalaje 247 Correas v/. estimativo de los existentes 1,000 Repuestos pª ls trasmisiones 2,000 id pª la turbina. 1,000 Total S/. 10,059 44 Que no se castigan por estar ya disminuido su valor en 40% prima del oro en que se hizo el contrato – TALLERES – 1 Torno muy usado 100 1 Máquina para cortar piñones - 25 1 Fragua con su fuelle. 41 1 Torno pequeño - 350 1 Taladro con sus brocas - 140 1 Tornillo - 15 1 Ventilador. 44 1 Afilador de esmeril ₤ 12 á 34S p S/. 84 1 Molejón - 20 a la vuelta S/. 819 De la vuelta 819 1 Sierra circular - 80 2 Surface plates - 140 Herramientas distintas - 100 Total S/. 1,139 MOTOR A VAPOR. La máquina á vapor con su caldero, chimenea y acce- sorios, costó plantificada S/. 20.630.xx y aun que se le 18,567 18,567 debe refutar nueva se castiga con el 10%

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Máquinas Años Soles Cts Soles Cts

FUERZA MOTRIZ DEL AGUA. Estimada en lo menos representa 64 caballos efectivos, de fuerza, que representan en cada 12 bocas de trabajo á razón de 3 libras de carbón por caballo 2,300 libras de 10,000 carbón y al año contando 300 días útiles una economía de 690 toneladas carbón interés 12% de S/.57,500 so - les solo se considera en S/. 10,000 S/. 10,000 DIVERSOS. 1 Turbina en Lima 500 1 Tanque para cocinar almidón 150 1 Grifo y mangueras en mal estado 100 4 Depósitos para aceite 100 Piez cañería de 2 “ 70 1 Timbre en el Salón 50 1 Reloj 70 55 Lámparas de Kerossene á S/. 2.00 c/u. 110 1 Campana 35 3 Balanzas de plataforma á S/. 40 _ S/. 20 _ S/. 12. 72 al frente S/. 1,257

Del frente 1,257 1 Balanza pequeña 5 4 Steam traps ₤ 4 c/u á 34 S por Sol 112 94 5 Tanques de madera (viejos) 25 Escritorios y armarios en las oficinas 500 Cajas surtidas y armarios en los salones 500 1 Caldero chico. 250 Total S/. 2,649 94 AGENCIAS Y COMISIONES. Pagado por la remisión á Vitarte de sus maquinarias y elementos de fábrica. 7,905 FÁBRICA. Yds pared de 2 adobes material y enlucido á S/. 7.00 2,662 Ydª 18,634 605 id cimiento de piedra á S/. 10.00 Ydª 6,050 44 Columnas de ladrillo á S/. 30.00 c/u. 1,320 264 Yds cimiento en el cuarto de la turbina á S/. 10.00 Yarda 2,640 96 Yards cimiento de piedra en el desagüe á S/. 10 Ydª 960 50 id id id en el piso de la turbina á S/. 10 Ydª 500

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Máquinas Años Soles Cts Soles Cts

107 id Bóveda de ladrillo y canales de la turbina á S/. 10 Ydª 1,177 139 id Adobería en lo alto del edificio principal á S/. 7 Ydª 973 1,350 id cimiento de piedra en el canal á S/. 10 Ydª 13,500 COMPUERTAS. Materiales diversos y gastos de construcción 22,280 90 Contrato pingel por la obra de madera se castiga por 75 ahora en 15% 448,090 El Reloj de la torre, campana, y 3 esferas 300 Ladrillos colocados en los sardineles de puertas y ven 50,000 - tanas 3,000 Total S/. 116,644 65 GALPÓN, TAMBO, ENFERMERÍA Y DEPÓSITO PARA ALGODÓN. 1,045 Yds pared de 1½ adobes á S/. 6.00 yarda 6,270 278 id cimiento de piedra á S/. 8.00 yarda 2,224 224 id pared de un adobe á S/. 3.50 yarda 781 Acequia del Galpón 80 189 Yds pared de un adobe á S/. 3.50 yarda 661 50 Telar 100 Total S/. 10,199 50 Valor del terreno 1,991 30 Cerco de id 1,422 capilla 1,000 Árboles 300 Ingredientes de tintorería 500 Las 3 casas habitación se estiman actualmente 12,000 Total S/. 17,213 30

Valor Resumen Castigo Valor Décima parte real Maquinaria - 57,659 11 30% 40,362 27 4,036 23 Repuestos - 4,330 30% 4,330 433 Trasmisiones - 10,059 44 30% 10,059 44 1,005 94 Talleres - 1,139 1,139 113 90 Motor á Vapor 20,630 10% 18,567 1,856 70 Agua - 10,000 10% 10,000 1,000 Diversos - 2,649 10% 2,649 264 90 Agencias y Comisiones 7,905 7,905 790 50 Fabrica y Carpintería - 116,644 65 10% 104,980 10 10,498 01

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Valor Resumen Castigo Valor Décima parte real Galpón Enfermería y depo- 10,119 50 25% 9,107 60 910 76 sito del Algodón - Terreno y Cerco - 3,413 30 3,413 30 341 33 Capilla - 1,000 1,000 100 Útiles de tintorería - 500 500 50 Habitaciones - 12,000 12,000 1,200 Árboles - 300 300 30 Totales S/. 226,312 71 S/. 22,631 27 Lima Octubre 31 de 1890

ANEXO 8

Tasación de la Hacienda La Estrella. Hecha por el ingeniero perito José E. Castañón y Villalobos (Lima, 10 de noviembre de 1892) 9

CULTIVOS, ÚTILES Y HERRAMIENTAS, GANADO

Precio Precio Tipo de Estado y edad de la planta/ Tamaño por Nombre de la chacra total cultivo cantidad de semillas (Fanegadas) unidad (Soles) (Soles)

1- “Empanadas” Planta nueva 7.5 400 3,000 2- “Pampa Grande” Soca en corte 4.5 840 3,780 3- “Faltriquera” Planta de 14 meses 6.0 700 4,200 4- “Dos Tablas” Soca de 4 meses 12.0 350 4,200 Planta nueva de 14 a 15 20.0 700 14,000 5- “Mata Buey” meses 6- “Vitarte” Planta de 5 a 6 meses 13.0 550 7,150 7- “Galpón de Huanchihuaylas” Planta de 4 meses 3.5 500 1,750 Caña 8- “La Estrella” (Suerte) Planta de 18 meses 22.0 1,100 24,200 9- “Santa Clara” (Suerte) Soca de 4 a 5 meses 20.0 400 8,000 10- “Viña y Compuerta” Soca de 14 a 15 meses 10.0 300 3,000 11- “Granados” Soca de 15 meses 1.5 250 375 12- “Misericordia” Soca de 14 a 15 meses 3.0 300 900 13- “Milagro” Soca de 15 meses 5.5 300 1,650 14- “Era de Pacayal” Soca en corte 7.0 500 3,500 15- “Número uno” Planta de 1 a 2 meses 19.0 425 8,075

9 AGN, Juan Ignacio Berninzon, Protocolo 108, 1893-1894, f. 963.

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Precio Precio Tipo de Estado y edad de la planta/ Tamaño por Nombre de la chacra total cultivo cantidad de semillas (Fanegadas) unidad (Soles) (Soles)

16- “Purgatorio” Soca en corte 5.5 650 3,575 Caña TOTAL 160.0 ---- 88,355 17- “Rinconada” 10 fanegas de semilla 5.00 70 350 18- “Lomolargo” 19- “Maquina” 3.5 fanegas de semilla 2.50 70 245 20- “Gramalote de Santa Clara” 7 fanegas de semilla 2.50 70 490 Alfalfa 21- “Hornos” 2 fanegas de semilla 0.75 70 140 22- “Huerta” 1.5 fanegas de semilla 0.50 70 105 23- “Oroya Grande y Chica” 4 fanegas de semilla 4.50 70 280 TOTAL 15.75 --- 1,960 Barbechos 24- Tierra con reja pasada la rastra y desterronador 6.00 50 300 25- “Rinconada de Santa Clara” 2,677 pies de parra 1.00 20.0 535.40 600 pies de parra 0.20 1.5 900 337 pies de parra de 3 a 7 Sementeras 26- “Rinconada de Lomolargo” 0.15 200.0 674 años 120 pies de parra de 1 año 0.05 20.0 24 TOTAL 2,133

Precio por Precio total Descripción Unidades unidad (Soles) (Soles)

Carretas para mulas con arneses 10 80 800 Carretas para bueyes con arneses 8 70 560 Arados “AF” 12 10 120 Desterronadoras medianos 2 60 120 Rufas o palas de Buey 6 8 48 Rastras de medio uso 6 15 90 Cultivadores 3 50 150 Útiles y 15 45 Herramientas Cajones para aporcar caña 3 Arado demarcador 1 25 25 Yugos de aporcar aperados 10 4 40 Yugos chicos aperados 20 2.5 50 Cadenas de arado de fierro 20 1.5 30 Carretillas nuevas 82 3 246 Rejas para arado “AF” (8.5 docenas) 102 0.235 24 Rollos de alambre para cerco 7 9 63

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Precio por Precio total Descripción Unidades unidad (Soles) (Soles)

Lampas en buen estado 100 1 100 Hosex cabo de fierro 48 3xdocena 12 Machetes en buen estado 74 0.5 37 Útiles y Ladrillos cocidos 40,000 10xmillar 400 Herramientas Ladrillos crudos 30,000 3xmillar 90 Horno para quemar ladrillos 1 150 150 TOTAL 3,380

Precio por Precio total Tipo de ganado Descripción Unidades unidad (Soles) (Soles)

Bueyes 80 70 5,600 Bueyes viejos 12 40 480 Vacas lecheras 10 60 600 Vacuno Terneras 3 45 150 Vaquillonas 3 16 48 TOTAL 108 --- 7,013 Mulas de carreta y silla 60 30 1,800 Muletos 9 40 360 Yeguas madres 10 35 350 Potros y potrancas 8 20 160 Caballos de servicio 10 35 350 Caballar Caballo “Tragaleguas” 1 100 100 Caballo castaño “Italiano” 1 60 60 Caballo ballo “Topacio” 1 120 120 Caballo overo 1 300 300 TOTAL 317 --- 5,400

INGENIO, CASA HACIENDA, VIVIENDA DE LOS OBREROS Y DEMÁS DEPENDENCIAS

Dimensiones Precio N.º Descripción Unidades total Ancho Largo (Soles)

Trapiche horizontal de 3 cilindros: En buen estado, con piñones nuevos de acero, con sus conductores 1 de caña y de bagazo completos con sus 1 32 pulg. 72 pulg. 10,100 zanjas enladrilladas, el enmaderamiento y los techos; (diámetro) un cuartito de madera que contiene las herramientas; puertas y escalera que sube a los calderos.

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Dimensiones Precio N.º Descripción Unidades total Ancho Largo (Soles)

20 pulg. 48 pulg. Máquina a Vapor vertical con cilindro; 1 (diámetro) (golpe) Bombas auxiliares, volante en segmentos, toda completa sobre sus cimientos, y actuando los Engranajes 2 dobles intermediarios, que mueven el trapiche. La base 3 SD SD 9,637 de los engranajes y unas chumaceras, están rotas y remendadas; Ruedas nuevas y piñones de repuesto; todo como se 2 SD SD encuentra. Bomba á caldo de Bronce, con su tanque de fierro, y un 3 monte-jus de fierro muy usados, ambos en sus cimientos 1 SD SD 530 completos. Defecadoras de cobre á doble fondo, de las que 3 tienen 7 SD SD los fondos rajados;

Paylas Clarificadoras de fierro con sus serpentinas de 2 SD SD cobre en mal estado; Tanque de madera con filtro recibiendo el caldo de Siete Tanques de fiero dulce de distintos tamaños para agua, 1 SD SD 4 caldo y cachasa; 5,060 Hornito para quemar azufre; 1 SD SD Filtro pequeño de fierro dulce; 1 SD SD Monte Jus para las cachasas: todo montado sobre una plataforma de madera de 3 pisos con sus escaleras 1 y barandas, y sobre sus bases de ladrillos bajo las ------columnas, todo completo. Defecadora para clarificar las mieles (del material de la 5 Refinería) de cobre á doble fondo, con el fondo de cobre 1 SD SD 350 rojo; sobre su plataforma. Tanques de caldo y mieles de cocimientos sobre sus 6 6 SD SD 767 bases de ladrillos.

“Triple Efecto” completo, con tachos de fierro: 6 pies 6 Uno de ellos con el fondo roto y remendado, con 1 pulg. (diá- SD tambores interiores de cobre; metro) Vacuum Pan ó Tacho á Vacío de cobre, á doble fondo, 1 9 pies SD 7 con sus serpentinas en mal estado; (diámetro) 15,400 Tanque de fierro á doble fondo recibidos de las templas, todo completo y conectado, montado sobre su plataforma 1 ------de vigas y columnas de fierro dulce, con piso de madera barandilla y escalera con los cimientos de las columnas. 16 pulg. 48 pulg. Maquina á Vapor vertical de cilindro; 1 (diámetro) (golpe) 24 pulg. 24 pulg. Bombas á vacío de bronce; 2 8 (diámetro) (golpe) 3,300 Bombas auxiliares para evacuar el agua dulce, las mieles y alimentación de caldo al aparato, completa, SD SD SD conectada y sobre sus cimientos.

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Dimensiones Precio N.º Descripción Unidades total Ancho Largo (Soles)

Recipiente de 2 cuerpos de fierro dulce, uno para vapor 1 SD SD 400 9 de escape, el otro para agua condensada. Carros enfriaderos sobre ruedas para los cocimientos 10 90 SD SD 2,100 de azúcar. Piso hecho de planchas de fierro fundido de 200 m² de 11 1 SD SD 7,968 superficie, para el servicio de dichos carros. Tanques enfriaderos para azucares de segundo 12 SD SD cocimiento sobre bases de ladrillo. 3 367 Maquina á Vapor vertical que mueven las centrifugas 12 pulg. 24 pulg. 1 de cilindro; (diámetro) (golpe) 13 220 Bombas de bronce para las mieles de purga, sobre sus 2 SD SD cimientos. Juegos completos cada uno de 4 centrifugas “Weston” suspendidos, con sus mescladoras, trasmisión de 2 SD SD 14 movimiento; 5,100 Un Eje de trasmisión general con sus poleas y fajas, 1 SD SD completo con los cimientos. Tanques 15 de fierro recibiendo las mieles de purga, en sus SD SD 175 pozos enladrillados, muy usados. 3 Asensor para levantar los carros enfriadores, completo; 1 SD SD Pescantes para voltear los carros; 2 SD SD 16 Elevador acapachos 600 para el azúcar centrifugada 1 SD SD completos con sus enmaderamientos y bases. Secador de Azúcar “Hersey” giratorio, completo y 17 1 SD SD colocado. 1,596 18 Molinito “Bogardus” número dos, completo. 1 SD SD 100 Plataforma de madera que forma el piso superior de las centrifugas, completo y armada con los cimientos de los postes; el Puente que une á la plataforma de los 19 varios ------1,000 tachos á Vacío, y el que una á está a la plataforma de las Defecadoras, todo junto con fierro y madera y sus barandillas. Calderos á vapor: Con plancha de los fondos cambiados y parchados, 6 pulg. 20 5 36 pies 6,545 colocados y conectados, pero ya muy usados, habiendo (diámetro) (largo) trabajado quince años. Caldero: 6 pies 36 pies 21 Más colocado separadamente, más nuevo, completo y 1 2,375 colocado. (diámetro) (largo) Los canales de humo de ladrillos de todos los calderos, Varios con sus compuertas y los ceniceros; ------22 2 metros 7,700 26 metros Chimenea de ladrillo. 1 (diámetro (alto) interior) Bomba á Vapor “Knowles” Nº 7, alimentando la oficina 1 SD SD de agua; 23 375 Bomba belga á Vapor muy usada (de la partida de la 1 SD SD Refinería) ambas colocadas.

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Dimensiones Precio N.º Descripción Unidades total Ancho Largo (Soles)

Filtros á carbón: Cónicos de fierro dulce muy usados y dos de ellos 4 pies 6 10 pies agujereados (de la partida de la Refinería) empleando 15 pulg. algunos como filtros de agua completos sobre sus (alto) (diámetro) 24 bases de ladrillos, y con sus plataformas de madera con 1,450 escaleras; Monte jus viejo inservible; 1 SD SD Tanques de distintos tamaños. 8 SD SD Las Cañerías de fierro y cobre, llaves, válvulas, canales, trampas á vapor, incluyendo la cañería del cuarto 25 secador y las conexiones del alambique y de toda la varios ------7,600 oficina, habiéndose empleado en estas el material adecuado de la Refinería. Prensa para hacer panecillos de azúcar con la base 26 remendada (de la Refinería), con un pistón de bronce 1 SD SD 500 de repuesto. 5 pies 3 Tacho á Vacío pequeño de cobre, á doble fondo; 1 pulg. SD 27 (diámetro) 4,125 Bomba á Vacío horizontal; columnas y plataforma, 1 SD SD completo (de la Refinería). Andamios de tablas, enmaderamiento y piso encima del 28 cuarto secador de azúcar, con escalera y barandilla y los varios ------500 entablados del almacén depósito de azúcar. Caldero viejo “Elefante” con su bomba de alimentación, 29 chimenea de fierro, todo como colocado (de la Refinería) 1 SD SD 1,000 sin uso aplicación para la oficina. Alambique Escocés “Coffee” completo, con la parte de madera bastante picada, los platillos perforados 30 medio usados, con sus plataformas y escalera con 1 ------5,100 barandillas, su bomba de alimentación con cilindro de bronce, muy usado, todo completo, sobre sus cimientos. 6 pies Tonel de Mostos, en su pozo enladrillado, que alimenta 7 pies 1 el alambique; (diámetro) 31 (alto) 150 Tanque de agua, ambos picados y viejos. 1 SD SD Toneles de fermentación de roble: 3 metros 2.4 metros 32 De 2 pulgadas de espesor, colocados sobre sus bases 20 3,450 de Ladrillos, y con sus llaves y canales completos. (diámetro) (alto) Toneles de Alcohol, de pino blanco de 2 pulgadas, en 3.8 metros 33 2 SD 700 buena condición, con sus bases de ladrillo y escalera. (alto) Alambique rectificador de 380 galones de capacidad, 34 hecho por “J. Juliá y Compañía”, en buen estado y 1 SD SD 2,650 completo, con sus plataformas escalera y base. Piso de madera del cuarto del antiguo mesclador, con 4 pies 12 pies 35 el tonel de este: 1 175 (diámetro) Sin uso; un piso más encima, del alambique. (alto)

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Dimensiones Precio N.º Descripción Unidades total Ancho Largo (Soles)

Tanques de zinc para guardar el aguardiente y mezclarlo; 6 SD SD Tanque de rones; 1 SD SD 36 300 Pipón para flemas, y 1 SD SD Tanque de madera viejo y sin uso, todo completo. 1 SD SD Maquina á Vapor horizontal de cilindro: 6 pulg. 10 pulg. 37 1 150 Que mueve el Taller (de la Refinería). (diámetro) (golpe) Ventilador “Sturtevant” que alimenta al horno de fundir 38 1 ------150 fierro (de la Refinería) Los Ejes de trasmisión del Taller con sus poleas, Varios SD SD 200 39 chumaceras y colgantes. [Torno] completo: De puntas y con banco de 12 pies de largo con un 12 pulg. 40 Varios SD 800 aparato agregado para acepillar, todo completo, con sus (alto) herramientas, etc. Taladro vertical de columna, con doble moción, con la 41 1 SD SD 240 base del platillo roto y remendado, completo. 42 Molejón nuevo en su batea de fierro fundido completo. 1 SD SD 25 Tornillos de Banco de Maquinistas cada uno de cien 8 SD SD 80 43 liras. Juegos de Tarraja: 44 Para tubos de 2.5 pulgadas hasta 3/8 de diámetro, y ID ID 225 para pernos de una 1 ¼ pulgada hasta ¼ pulgada, uno 3 completo, los otros incompletos. 45 Torno á mano con su volante y manizuela. 1 ------25 Un armario 46 con útiles de mano, de mecánicos, como Varios 270 son cuatro chicharras, taladros, terrazas, martillos, etc. ------Horno , completo con su plataforma de 47 para fundir fierro 1 SD SD 250 carga y escalera. Los Modelos de madera, cajones para amoldar arena, 48 Varios SD SD 200 útiles de mano; unhorno de fundir bronce todo completo. Una fragua fija, vieja y otra portátil de fierro y un 49 Varios ------35 yunque pequeño. 50 Sierra circular vieja, en un banco de fierro fundido. 1 ------100 Las existencias del almacén depósito de materiales y piezas de repuesto, unas usadas otras de bronce, 51 Varios 1,200 nuevas, jebe en plancha, etc., que están al lado de la ------fundición, completo como se encuentra. Piezas de fierro de fundición nuevas, en bruto como son 200 quin 52 ruedas de carros y piezas para estos y para los arados, - 2,400 tales ------etc. 40 tonela Fierro fundido viejo. - 400 53 das ------54 Útiles de carpintería en todo. Varios ------100 En la Herrería hay dos fraguas completos con sus 55 yunques y útiles de mano, un taladro á mano, una Varios ------195 maquinita para doblar sunchos, todo completo.

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Dimensiones Precio N.º Descripción Unidades total Ancho Largo (Soles)

En el Taller de reparación de las Locomotoras hay un 56 Varios 40 banco con un tornillo de maquinista y algunas llaves. ------Bomba de incendio á mano montada sobre ruedas, 57 1 SD SD 70 muy usada. Grúa á vapor doble, buena pero sin uso á que dedicarla, 58 1 SD SD 200 que está en el almacén de azúcar. Una pluma de madera y palo de asta, de veinte metros 20 metros 59 1 SD 150 de alto. (alto) Las acequias interiores y exteriores de la oficina para 60 el agua de alimentación y desagüe, el pozo [seco] del Varios ------2,000 trapiche, etc., completo. Molinete á dientes (de la Refinería); 1 SD SD

61 Taladro hecho en colgantes “Sellers”, ambos movidos 400 por una Rueda de agua con sus engranajes hechos en la 1 SD SD hacienda y colocados. Martinete 62 á masa suelta, para romper fierro viejo, 1 SD SD 170 movida por un “winch” doble, como se encuentra. REFINERÍA: Del cual las cañerías, canales, llaves, etc., y otros útiles y aparatos han sido en parte empleados ventajosamente Varios ------en la oficina y están en uso y el resto que va especificado en segunda esta sin uso ninguno, en el día y por lo tanto no se le puede designar precio sino en globo; Hornos circulares de ladrillos corrientes exteriormente y refractarios interiormente, con sus puertas y armaduras 2 SD SD de fierro, para quemar carbón de huesos, con unas cua - trocientas ollas ó retortas de fierro fundido con sus topas; Horno para verificar el carbón usado, con sus montajes 1 SD SD y armaduras y su chimenea de fierro; Carros de fierro para recibir el carbón verificado; 8 SD SD Aventador cernidor; 1 SD SD Carro grande sobre rieles para el carbón usado; 1 SD SD 63 4,000 Lavador giratorio de madera para los sacos; 1 SD SD Payla defecadora de cobre, á doble fondo, de 5 pies 1 SD SD de diámetro, colocado sobre fierros en T y una columna; Monte Jus viejo; 1 SD SD Tanques de fierro de un metro cúbico; 4 SD SD Grandes bateas de fierro dulce muy oxidadas; 10 ------Desmenuzador mesclado; 1 SD SD Centrifuga grande pero de ninguna aplicación; 1 SD SD Maquina á Vapor horizontal con cilindros: 18 pulg. 1 9 pulg. Completa y en buen estado; (diámetro) (golpe) Eje de trasmisión: 2.5 pulg. 1 39 pies. Con 5 colgantes y 5 poleas; (diámetro) (largo) Moldes de fierro para amoldar panes de azúcar; 1,000 ------

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Dimensiones Precio N.º Descripción Unidades total Ancho Largo (Soles)

Una cantidad de Bateas de fierro, la mayor parte picados; Varios ------Sierra circular con varios serruchos y otra de un solo 1 ------para cortar panes de azúcar; Cuchilla ó tornillo para desmenuzar azúcar; 1 ------Tornillo para redondear las puntas de los panes; 1 ------63 4,000 Bomba doble á engranajes perteneciente a la Bomba á 1 SD SD vacío del pequeño Vacuum Belga; Unos tubos viejos y fierros, distintos, y Varios ------50 tonela Carbón de huesos sucio, parte en sacos y parte á granel - das ------

El Edificio principal de las Oficinas: Medido exteriormente. Cimientos de piedra debajo del suelo: 1,439 m3 Ladrillos en sus bases y costado de puertas y arcos: 250 59 m. 80 m. 64 Varios 23,000 m3 (fondo) (fachada) Paredes de adobe: 3,325 m3 Enlucido interior y exterior: 9,000 m2 En buen estado. 65 El Piso de Betón con enlucimiento de cimiento romano. 1 ------2,000 66 Excavación para los cimientos de piedra. 1,500 m. ------450 Los Techos de fierro: Cubren todo el Edificio, soportados completamente sobre columnas de fierro dulce con un área cubierta de 4,720 m2, con una parte del techo muy ladeado 67 habiendo habido que soportarlo sobre vigas de madera 3 tramos ID ID 25,000 de 8 x 8 que van á todo el largo del Edificio y soportados sobre postes de madera, desde abajo reforzados por pies de gallos. Todo el techo está cubierto de calamina. Puerta grande principal de la fachada; 1 SD SD 68 Puertas laterales, todas de fierro; y 2 SD SD 640 Puertas más pequeñas. 11 SD SD Ventanas en media luna encima de las puertas de la SD SD fachada; 3 69 Ventanas más pequeñas en lo demás del edificio; y 38 SD SD 700 Ventanas redondas ojos de Buey en los extremos, con 6 SD SD sus lunas, faltando de estas últimas la tercera parte. El Local de Deposito de las Locomotoras: 5.85 m. 15.5 m. 70 Con paredes de adobe, 2 puertas y 3 ventanas, techo de 1 430 caña y pozo de ladrillo con cañería de agua. (ancho) (largo) La Herrería: 12.5 m. 12.5 m. De paredes de quincha, con techo de caña sobre 1 cuartones muy viejos, puertas y ventanas. (ancho) (largo) 71 521 La Carpintería: 12.5 m. 12.5 m. De paredes de quincha, cacon techo de caña sobre 1 cuartones muy viejos, puertas y ventanas. (ancho) (largo)

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Dimensiones Precio N.º Descripción Unidades total Ancho Largo (Soles)

El Deposito de Materiales y repuestos: 12.5 m. 20.5 m. 72 Con techo de caña sobre cuartones y pilares de 1 366 materiales, con puertas y ventanas. (ancho) (largo) Casas de habitación c/u: 5 m. 2 cuartos 73 De paredes de adobe de 50 cm. de espesor, enladrillados 9 5,210 con techo de caña, puertas y ventanas. (ancho) (fondo) 74 Pasadizo de la Acequia al extremo de las casas. 1 SD SD 300 La Portada grande con su puerta y 2 ventanas con reja 75 Varios SD SD 450 de fierro. La casa de habitación principal de la hacienda: 76 Toda completa como se encuentra, con su pila y macetas 1 SD SD 28,000 en el patio, enrejado del patio y del jardín, etc. Pila en el centro de la plaza 77 frente a la oficina, con su 1 SD SD 250 cañería. Casa de quincha detrás de la de habitación de los 16.5 m. 17.5 m. 78 empleados: 1 300 Con techo de caña completa, puertas y ventanas. (ancho) (largo) Casa de trabajadores y la talabarderia: 5.3 m. 30.5 m. 79 De quincha y techo de caña, completa, puertas y 1 650 ventanas. (fondo) (largo) 10 m. Casa de trabajadores que sigue a la anterior: 5.3 m. 80 1 170 De quincha y techo de caña, puertas y ventanas. (ancho) (largo) Un Local: Conteniendo 2 hornos de ladrillos para quemar huesos, 81 1 SD SD 2,100 el antiguo hospital, y un baño, una chimenea de ladrillos en el patio, puertas y ventanas y techo.

El Edificio de la Fábrica del Gas: Con sus hornos de Retortas, chimenea, lavadores y 82 demás enseres, todo muy deteriorado por el tiempo y 1 SD SD 2,800 completamente inutilizado, con sus puertas, ventanas y techos. Casita de 4 habitaciones en altos: 83 Encima de un edificio formado todo de ladrillos y que 1 SD SD 1,800 sirve de cárcel, todo como se encuentra completa. Ramada de techado sobre rieles que forma el depósito 84 1 SD SD de los tanques de Petróleo. 320 El muro y la portada grande que forma el remate entre 85 Varios SD SD 170 las oficinas y casa de habitación principal. Corral y Pesebrera: 19 m. 33 m. 86 Con 4 cuartos de adobes, con techos de caña, puertas, 1 350 etc. (fondo) (largo) Hornos de adobes para quemar ladrillos y piedra de cal, 87 2 SD SD 1,800 como se encuentra. Locomotora de 4 ruedas de 34 pulgadas de diámetro 88 y cilindros de vapor de 9 pulgadas diámetro por 16 1 ID ID 2,600 pulgadas de golpe, en regular estado.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 99-123 121 Jhon Peter Vizcardo Navarro Documentos manuscritos para la historia del distrito de Ate en Lima, Perú: predios rústicos 1580-1904

Dimensiones Precio N.º Descripción Unidades total Ancho Largo (Soles)

Locomotora semejante á la anterior, pero un poco más 1 ID ID 2,200 89 liviana. Enrieladura de rieles del peso de 18 Kilos al metro lineal, sobre durmientes de madera ya muy usados; Más 4,800 m. ID ID 90 1,512 m. de vía de rieles, de 12 Kilos al metro, y 500 m. 3,885 de rieles viejos del Ferrocarril Trasandino. 15 Carros de fierro para cargar decaña, Bélgica y 15 más Ingleses, en regular estado, todo de fierro, 91 plataformas de 3 m. largo por 1.5 m. ancho, con barandas 30 ID ID 5,400 de fierro en los extremos, breques, chumaceras á resortes de acero, etc. Carros como los anteriores, para acarreo de caña, pero 92 de plataforma de madera, en buen estado y algunos 11 SD SD 1,320 menos. 93 Carros de jaula para acarreo de paja de madera. 2 SD SD 300 Carro de plataforma grande sobre 2 juegos de 4 ruedas, 1 SD SD 200 94 la parte de madera medio quemada por un incendio. Una Planta de arados á Vapor completa, con 2 máquinas á Vapor, arados, cultivadores, accesorios y Varios SD SD 18,528 95 repuestos de poco uso, casi nuevo, precio de costo, a 30 peniques por sol. TOTAL 256,953

ANEXO 9

Hacienda e ingenio nombrado La Estrella situada en el valle de Ate Alto de esta provincia de Lima (Lima, 1904)

[Inscripción] 10

Don Luis Nicasio Bryce, peruano, natural del Callao, mayor de edad de estado casado, de profesión comerciante y vecino de esta ciudad de Lima, es dueño de la hacienda e ingenio nombrado “La Estrella” situada en el valle de Ate Alto de esta provincia de Lima a diez y siete kilómetros al Este de esta Capital: cuyos linderos son por el Norte la caja del rio Rímac que corre entre este fundo y los denominados “Carapongo” y “Nievería”; por el Sur una cadena de cerros de granito; por el este el fundo Pacayal propiedad de la señora Sancho Dávila; y por el Oeste Barbadillo y tierras de Zavala propiedad de don Francisco Mendoza y Barreda. La hacienda “La Estrella” que es de creación moderna y está destinada al cultivo de caña y elaboración de azúcar, se compone de las antiguas haciendas colindantes denominadas: Santa Clara, Huanchihuaylas, Lomolargo y Garabato, todos fundos realengos excepto Huanchihuaylas que es propiedad en enfiteusis y que ocupa la parte central

10 SUNARP, Registro de Predios, Partida 07014118, Tomo 0020, f. 185.

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de “La Estrella” es decir que linda por el Norte con la caja del rio Rímac, por el Sur con los cerros de granito, por el Este con Santa Clara y Garabato, y por el Oeste con Barbadillo, Lomolargo y tierras de Zavala. El área productiva de “La Estrella” dentro de los linderos expresados es de seiscientos setenta y siete hectáreas y ocho mil trescientos veintiún metros cuadrados o sea en medida antigua doscientos treinta y tres fanegadas ochocientos veintiocho milésimos de fanegada; correspondiendo a cada uno de los fundos de que se compone las medidas siguientes: Santa Clara ciento cincuenta y una hectárea, tres mil cuatrocientos catorce hectáreas, seis mil ochocientos cuarenta y cinco metros cuadrados; Garabato cincuenta y dos hectáreas y mil setecientos cincuenta y cinco metros cuadrados; Lomo-largo ciento cincuenta y nueve hectáreas y seis mil doscientos cuarenta y dos anchos cuadrados; según mensura practicada el veintisiete de Marzo del presente año de mil ochocientos noventa y siete por el ingeniero civil don José E. Castañón y reconocido (previamente) el treinta y uno del mismo mes y año ante el Juez de Primera Instancia de esta provincia Doctor don Manuel Vicente Morote y el escribano de estado don Bartolomé [ilegible] como aparece del respectivo expediente que original [ilegible] siendo el valor de la hacienda “La Estrella” con todas sus tierras y capitales el de cuatrocientos treinta y ocho mil cuatrocientos sesenta y dos soles ochenta centavos [ilegible] […]

[Parcelación] 11

El fundo rustico objeto de esta partida, con un área bruta de setecientas dieciocho hectáreas y setenta y seis áreas ha sido parcelado por su propietaria, la Sociedad Industrial “La Estrella Limitada” con arreglo al plano e informe amplio del ingeniero don Juan N. Portocarrero, de que se hará merito más adelante, habiendo sido autorizada dicha parcelación por resolución suprema de veintiséis de setiembre de mil novecientos treintidos, expedida por auto el Ministro de Fomento. El fundo materia de esta inscripción ha sido dividido en ciento cincuentaiuna parcelas o lotes que arrojan un área superficial de seis millones setecientos noventiuna mil cuatrocientos setenticinco metros cuadrados o sean seiscientas setentinueve hectáreas y quince áreas; la diferencia entre esta última cifra y el área bruta anteriormente espresada, es de treintinueve hectáreas y setentiseis áreas, que corresponden a caminos, callejones y sendas interiores necesarios para la circulación y el transporte […]

11 SUNARP, Registro de Predios, Partida 07014118, Tomo 0020, f. 55.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 99-123 123 Descubriendo el mirador histórico de la Prelatura de Juli: sobre un proyecto financiado por Iberarchivos

Discovering the historical viewpoint of Juli's prelature on a project financed by Iberarchivos

Carlos Benjamin Zegarra Moretti Universidad de Bonn [email protected]

Introducción

Alrededor del lago Titicaca, la altiplánica masa acuífera que fascina a cada quien la admire, existen miradores para contemplar esa maravilla de la naturaleza, inabarcable para el ojo humano. Pero, en Juli, un pueblo emblemático que florece a orillas de esta grandeza puneña, existe otro mirador. En vez de dirigirse al «gran lago», esta atalaya se orienta al pasado histórico de la región. Nos estamos refiriendo al archivo histórico que custodia la Prelatura de Juli.

Dentro de la historiografía especializada en el periodo virreinal peruano, Juli es una referencia inevitable cuando se habla sobre las reducciones jesuitas sudamericanas. Desde que el padre José de Acosta aceptó el pedido del virrey Toledo, en la segunda mitad del siglo XVI, para que hermanos de la orden jesuita se hagan cargo de la evangelización de esta población a orillas del Titicaca, empezó un dinamismo pastoral y cultural únicos –expresado en relaciones sociales con autoridades indígenas, trabajos lingüísticos, edificios religiosos, lienzos–, que solo fue detenido exógenamente en 1767.

Siglos pasaron y la Prelatura de Juli, fundada en 1957, recibió entre sus jurisdicciones, además de la comarca que por casi dos centurias administraron los jesuitas, otros territorios circundantes al lago. Juntamente a ese nuevo encargo pastoral, la nueva diócesis heredó un patrimonio, único y excepcional, que no había sido debidamente atendido.

El proyecto «Descripción y difusión del fondo “Libros Parroquiales” del archivo histórico de la Prelatura de Juli» (PAHJU, en adelante), financiado mayoritariamente por el programa Iberarchivos, se centra en conocer con detalle el material custodiado para descubrir y difundir los valores patrimoniales que lo distinguen1.

La intención de esta breve nota es presentar los rasgos que caracterizan al aludido proyecto, indicando los antecedentes de este y detallando las actividades más resaltantes que ejecutar, programadas entre diciembre de 2018 y mediados de abril de 2019. Si bien muchos proyectos culturales aplicados a

1 El proyecto será ejecutado por un grupo de practicantes del programa académico de Historia y Gestión Cultural de la Universidad de Piura (Diego Chahua, Gabriel Cruz, Estephani Dioses y María Elena Ruesta) y por el coordinador Carlos Zegarra Moretti (doctorando en la Universidad de Bonn, Alemania).

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archivos históricos son realizados en nuestro país, poco es lo que se sabe sobre las dinámicas propias e internas de estos. En un entorno en donde resulta insuficiente el apoyo estatal y privado destinado a la gestión del patrimonio cultural no vinculado a la actividad turística o productiva, adquiere especial relevancia discutir abierta y críticamente las estrategias aplicadas –desde diferentes instituciones y realidades– para sacar adelante estas iniciativas.

Proyectos culturales y financiacimiento de la cultura

Bajo «proyecto cultural» entendemos al conjunto de actividades desarrolladas en una institución administradora de un bien cultural, planificadas y/o ejecutadas ya sea por la propia organización u otro instituto externo. Estas actividades escapan de su posible programación habitual y están encaminadas a conseguir una meta claramente definida. Al consistir en una serie de acciones diferentes a las labores rutinarias, estas pueden ser cubiertas por medio de recursos propios especiales o de financiación externa. En la realidad de los archivos peruanos, son pocas las instituciones que han emprendido acciones de gestión documental y/o cultural cubiertas internamente. En este sentido, podríamos mencionar, sin incluir a los archivos regionales, a los archivos arzobispales de Lima y el Cusco, y al Archivo Central del Ministerio de Relaciones Exteriores, entre otros, como ejemplos representativos de instituciones autofinanciadas y de constante actividad.

Por el contrario, son numerosos los proyectos financiados por organismos internacionales. Por este motivo, resulta de importancia conocer las fuentes de cooperación internacional disponibles y su impacto en el Perú. Dentro de las actuales posibilidades disponibles para los archivos peruanos, existen dos fondos concursables: el programa Iberarchivos y el Endangered Archives Programme (EAP, Programa de Archivos en Peligro). El primero es una iniciativa comunitaria que integra a países iberoamericanos y recibe propuestas de archivos provenientes de sus países miembros. El segundo está a cargo de la British Library y se orienta a repositorios cuya documentación corre peligro de desaparición sin limitación geográfica. La dotación del primero no suele exceder los diez mil euros por proyecto y el segundo, en su forma de major projects, hasta sesenta mil libras esterlinas2.

Hasta hace unos años estaba vigente una alternativa más, la cual era coordinada por el Centro para Estudios Latinoamericanos «David Rockefeller» de la Universidad de Harvard. Su nombre era el Programa para Bibliotecas y Archivos Latinoamericanos, y estuvo activo entre los años 1996 y 2013. En ese periodo invirtió 3,5 millones de dólares en alrededor 270 proyectos, de los cuales veintinueve provinieron del Perú3.

Las actividades del PAHJU podrán ser emprendidas por haber recibido una ayuda económica concedida por el ya mencionado programa Iberarchivos. El subsidio recibido de esta agencia, con sede en Madrid, ha permitido cubrir el 75 % del presupuesto, completado con contrapartidas de instituciones locales, destacándose la Prelatura de Juli.

El monto transferido para la realización del proyecto (cinco mil euros) fue, sin embargo, la mitad del solicitado inicialmente. La propuesta se presentó en la convocatoria del año 2016 y, debido

2 Para el caso de Iberarchivos, véase «Convocatorias» (s.f.) y para el Programa de Archivos en Peligros, véase Grant documentation (s.f). 3 Sobre este fondo puede revisarse Program for Latin American Libraries and Archives (s.f.) y Programa para Bibliotecas y Archivos Latinoamericanos (2015).

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a una coyuntura internacional (el desastre natural que ocurrió en Puerto Rico hizo que el presupuesto para el año 2017 se destine íntegramente al archivo nacional del país centroamericano), se recibió la respuesta como parte de la convocatoria del año 2017 (RABHP 29.XI.2017).

Una reformulación del proyecto para adaptarse al monto aportado fue exigida por la financiera como requisito para la concesión, la cual consistió en adecuar el cronograma, las actividades, las metas y, sobre todo, el presupuesto al apoyo económico definido. Se consideró que la nueva propuesta mantenga indispensablemente la descripción total del fondo «Libros Parroquiales». Ello se conseguirá mediante la realización de un inventario y fichas de catalogación a nivel documental, y la conservación del material en cajas archiveras en un cien por ciento. Estas tareas, que se realizarán desde diciembre de 2018 hasta mediados de abril de 2019, se han confiado a quien hace un par de años había formulado el proyecto.

De la misma manera, habiendo transcurrido un periodo mayor del fijado para la respuesta, se ha debido realizar gestiones con las autoridades de la diócesis a cargo del archivo y del coordinador del PAHJU. A pesar de haber transcurrido algunos años desde el envío de la propuesta, los representantes de la Prelatura de Juli reanudaron su apoyo en el acceso e intervención, así como asumir el alojamiento y manutención del equipo de trabajo.

Vale indicar que, dentro de las postulaciones recibidas en la convocatoria del 2016, el proyecto que se viene reseñando fue el único aprobado para el Perú y ha sido impulsado por una institución de la Iglesia Católica4. Este rasgo merece la pena ser subrayado en cuanto que la gran mayoría de los proyectos beneficiados suelen ser archivos públicos. Si bien el programa Iberarchivos no privilegia formalmente este tipo de instituciones, es algo que se detecta en la práctica. Lo anterior es sustentado revisando las instituciones que han recibido apoyo de Iberarchivos para el caso peruano, donde destacan fuertemente el Archivo General de la Nación y diversos archivos regionales. No se dispone de datos para poder conocer la cantidad de postulaciones recibidas. Sin embargo, al ser un programa que reúne apoyo público, es entendible cierta tendencia a este tipo de organismos.

La transcendencia del programa Iberarchivos, limitado para el espacio iberoamericano, se mide de forma cuantitativa cuando miramos el número de proyectos financiados para el Perú. En los últimos diez años (2008-2017), Iberarchivos ha aprobado ayudas a cuarenta proyectos peruanos (una media de cuatro por año), mientras que el arriba mencionado EAP solamente diez5. El presupuesto aprobado en dicho periodo es, para el primer caso, 178 110 euros y, para el segundo, 293 351 libras esterlinas.

Aunque el EAP ha aprobado una media de un proyecto por año para el Perú, la cuantía que suele apoyar es mucho mayor a la de Iberarchivos. Igualmente, los proyectos desarrollados con la ayuda de la institución británica muestran ser más creativos e incentivan la cooperación entre varios archivos históricos, siendo liderados no por la institución archivística, sino por académicos provenientes de universidades nacionales o internacionales.

4 Entre 2008 y 2015 solo ha sido encontrado un proyecto aplicado a un archivo eclesiástico peruano («Descripción de los fondos documentales del Archivo Histórico del Obispado de Chachapoyas», 2008) que fue beneficiado por Iberarchivos. 5 Vale indicar que, en el primer caso, la aprobación de un proyecto no supone la siguiente ejecución de este, no suponiendo un real desembolso. A pesar de ello se consideran proyecto aprobados y no proyectos finalizados. Los datos estadísticos han sido extraídos, en el primer caso, de «¿Qué es Iberarchivo?» (s.f.) y, del segundo, de «Peru Search Results» (s.f.).

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Archivos prelaticios de Puno y el Cusco: los libros parroquiales

El dinero recibido en el PAHJU permitirá inaugurar la intervención documental y cultual en el archivo histórico de la Prelatura de Juli. Aunque, en realidad, significaba reanudar una serie de esfuerzos empezados desde el año 2010 con el proyecto «Puesta en valor del Archivo Histórico de la Prelatura de Ayaviri» y continuado en el 2012-2013 con el «Puesta en valor del Archivo Histórico de la Prelatura de Sicuani». Estos dos fueron financiados por el ya indicado Programa para Archivos y Bibliotecas Latinoamericanos (PLALA). Los tres archivos prelaticios se caracterizan por estar conformados, en su gran mayoría, por libros parroquiales manuscritos. Este fondo documental se compone de libros sacramentales (de bautizos, matrimonios y entierros) y de fábrica. La evolución de las normativas y la práctica de la administración de sacramentos sobreviven en esta documentación religiosa6.

Bien podemos considerar a los libros parroquiales como testimonios de su época, ofreciendo una nueva mirada que permite confirmar, matizar o, incluso, cuestionar algunos postulados historiográficos. En la tinta inscrita sobre los pretéritos folios se respira aún acontecimientos que marcaron a esas sociedades. Registros de fallecidos por epidemias, rebeliones virreinales o guerras limítrofes, alianzas mestizas reunidas para celebrar el nacimiento del primogénito de un cacique, pueden sorprender al que decida mirar por estas ventanas al pasado.

Con el PAHJU se cumplía una meta planteada hace varios años atrás de cubrir los archivos históricos de las prelaturas ubicadas en las regiones de Puno y el Cusco. Estas jurisdicciones tenían en común el ser el ámbito de acción del Instituto de Pastoral Andina (IPA), institución que concibió estos tres proyectos, los cuales se encauzaron por medio del plan «Creación de un Centro de Documentación del Sur Andino». Dicha proyección, a largo plazo, buscaba crear una plataforma digital que reúna una cuantiosa y diversa variedad de fuentes que reflejen el caminar de la Iglesia católica en los territorios del Cusco y Puno desde la temprana evangelización hasta la contemporaneidad. De estos planes y proyecciones solo ha podido sobrevivir el blog «Red de Archivos y Bibliotecas Históricas del Perú», pero ahora de carácter privado7.

Descripción documental y libros parroquiales

Habiendo conocido un poco el significado y antecedentes del proyecto de Juli, pasemos a detallar las actividades planificadas. Tras la reformulación ya comentada, se consideraron como ejes centrales la descripción y la conservación. Adicionalmente, se incluyó la investigación y la difusión como labores complementarias a las originales.

La primera etapa se constituye por la descripción documental, que consiste en la elaboración de dos instrumentos de consulta: inventario y fichas de catalogación. Para la primera labor se empleará una tabla en Excel por cada parroquia, considerando campos como título de libro, años extremos, número de folios y comentarios. En este cuadro se ingresarán los registros según el tipo de libro (bautizos, matrimonios, entierros, fábrica y otros) y por orden cronológico. Este trabajo permitirá

6 Zegarra, 2015, pp. 415-417; 2017, p. 22. 7 Para más información sobre este proyecto, véase Zegarra, 2012.

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conocer la extensión exacta de la documentación y su distribución territorial y temporal, dotando al material de un orden que se seguirá en las labores siguientes. Igualmente, ofreció un vistazo general del estado de conservación del material.

Seguidamente, se realizó una catalogación del fondo utilizando la Norma Internacional Ge- neral de Descripción Archivística (ISAD-G) siendo el nivel de descripción el documental. Para ello, se elaborará una ficha descriptiva por cada libro, empleando el programa de procesador de texto de Word.

En un primer momento se puede pensar que un libro parroquial, dígase un libro con partidas de bautizos de San Sebastián de Zepita de las primeras décadas del siglo XVIII, no requiere una descripción tan profunda. Sin embargo, al conocer un libro parroquial se puede afirmar que este género documental puede contener autos de visitas pastorales en las cuales se incluyen revisiones e implementación de cambios que reflejan la configuración social, inscripciones de toma de posesión de sacerdotes como valiosas referencias para conocer la historia de una parroquia, anotaciones –a modo de crónica– de acciones de la Iglesia ante sucesos como asesinatos o catástrofes. Estos datos, descubiertos tras una revisión detenida y sistemática de los libros, serán anotados en las fichas y esperan ser una ayuda a los investigadores.

Etapa de conservación

Otro eje de intervención del proyecto PAHJU lo constituye la realización de medidas de conservación preventiva. Si bien el soporte del material custodiado, el cual data de las primeras décadas del siglo XVII hasta el siglo XX, posee diferentes características, su estado de conservación es, en un gran porcentaje, delicado. Es bien sabido que los instrumentos y materiales idóneos para la conservación de documentos históricos son, en el mercado peruano, no muy accesibles, además de poseer precios elevados.

Considerando lo anterior, la inclusión en el presupuesto de material adecuado para la conservación archivística ocasionaría un fuerte incremento que escaparía a las posibilidades que ofrece un fondo como Iberarchivos. Por tal motivo, las decisiones tomadas han sido influenciadas por el presupuesto disponible y el material accesible en el mercado local.

La principal medida de conservación concebida es la confección de cajas archiveras a medida para un mejor resguardo del material histórico. La elaboración de estos contenedores será encargada a una institución localizada en la ciudad de Ayaviri con experiencia en la restauración de bienes culturales (Centro Cultural «San Juan Pablo II»). Con esta medida, se contribuye a la generación de empleo para personas de la localidad que se encuentran capacitadas para labores vinculadas al patrimonio cultural. Teniendo en cuenta lo dicho en el párrafo anterior, se trabajará con material que –si bien no es el más idóneo para el contacto con documentación histórica– es el más accesible y menos dañino8.

Una vez recibidas las cajas, estas deben ser correctamente identificadas indicando el material que protegerán. Asimismo, deben ser ubicadas respetando el orden definido en el inventario realizado. Con esta medida de conservación, se busca proteger a los libros parroquiales de los efectos de agentes naturales y humanos, además de asegurar una mejor disposición de la documentación en el repositorio.

8 Cfr. Gonzáles, 2012.

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Continuidad

La principal crítica que se puede realizar a los proyectos archivísticos realizados por el IPA en las prelaturas del Cusco y Puno tiene que ver con la continuidad. Las acciones emprendidas en los archivos de las diócesis de Ayaviri y Sicuani no fueron prolongadas tras la culminación del trabajo con más acciones para una descripción más precisa, medidas de conservación de mayor envergadura, campañas de difusión cultural, trabajos de investigación o algo por el estilo.

Si bien se contó desde el inicio con el fuerte apoyo de las prelaturas para formular y desarrollar el proyecto, no se consideró entre sus prioridades el continuar apoyando iniciativas a favor del patrimonio cultural. Los proyectos realizados, financiados externamente, fueron un primer paso que, si bien logró resultados valiosos, no logró tener un impacto de mayor profundidad para lograr un cambio. Todo hace pensar que nuevas iniciativas seguirán dependiendo de subsidios internacionales.

Conclusiones

En la presente nota hemos querido compartir la experiencia del proyecto PAHJU, mostrando los rasgos de la documentación resguardada en los archivos prelaticios y los proyectos ejecutados en ellos.

De la misma manera, hemos intentado mostrar, a modo comparativo, el rol de dos relevantes agencias financieras dedicadas al apoyo de proyectos archivísticos. Se ha subrayado su necesidad – incluso dependencia– para la realidad peruana. Sigue siendo un reto conseguir fuentes de subvención dentro del ámbito nacional, sea privado o público.

En cuanto a las labores realizadas, se han descrito las que pueden considerarse como iniciales para todo archivo, es decir, conocer con precisión la cantidad y calidad de material que custodia. El inventario y la catalogación son los principales indicadores de esta labor. Asimismo, se esbozaron algunas acciones para asegurar su preservación material considerando el monto disponible y las posibilidades del mercado.

Si bien los proyectos en los que se ha podido participar son esfuerzos resaltantes, ya que atiende un patrimonio largamente descuidado, estos han sido limitados en asegurar una continuidad. Queda pendiente –y esto es algo extensible para los archivos históricos peruanos– encontrar la manera cómo la gestión documental y cultural en los repositorios de la memoria pueden ser autosostenibles o, mejor dicho, no dependientes de la cooperación internacional.

Referencias

Fuentes Secundarias

GONZALES ECHAVE, Belén (2012). “Elaboración de cajas archiveras para el Fondo «Libros Parroquiales» del Archivo Histórico de la Prelatura de Sicuani”, en Carlos Zegarra Moretti (comp.), Catálogo del Archivo Histórico de la Prelatura de Sicuani. Libros Parroquiales, pp. 17-28, Cusco: Instituto de Pastoral Andina.

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ZEGARRA MORETTI, Carlos Benjamín (2017). “Los archivos históricos de las prelaturas de Ayaviri, Juli y Sicuani: apuntes de su origen e importancia”. Alerta Archivística PUCP, n.° 182.

ZEGARRA MORETTI, Carlos Benjamín (2015). “Normativas sacramentales y las problemáticas en el asentamiento durante el virreinato del Perú: el caso del sur andino”, en Manuel Joaquín Salamanca López, Branka María Tanodi de Chiapero (coords.) y Érika López Gómez (ed.), La globalización escrita: usos hispanos en la América colonial, pp. 401-441, Madrid: Instituto de Estudios Políticos para América Latina y África.

ZEGARRA MORETTI, Carlos Benjamín (2012). “Proyecto Puesta en valor del archivo histórico de la Prelatura de Ayaviri: libros parroquiales”. Proyecto cultural de pregrado en Historia y Gestión. Universidad de Piura, Facultad de Ciencias y Humanidades. Especialidad en Historia y Gestión Cultural. Piura.

Recursos electrónicos

“¿Qué es Iberarchivos?” (s.f.). Web “Iberarchivos / Iberarquivos”. Disponible en: http://www. iberarchivos.org/que-es-iberarchivos/. Acceso: 4 de marzo de 2018.

“Convocatorias” (s.f.). Web “Iberarchivos / Iberarquivos”. Disponible en: http://www.iberarchivos.org/ convocatorias-ayudas/. Acceso: 4 de marzo de 2018.

“Grant documentation” (s.f.). Web “Endangered Archives Programme. British Library”. Disponible en: https://eap.bl.uk/grants. Acceso: 4 de marzo de 2018.

“Peru Search Results” (s.f). Web “Endangered Archives Programme. British Library”. Disponible en: https://eap.bl.uk/search/site/peru. Acceso: 4 de marzo de 2018.

“Program for Latin American Libraries and Archives (PLALA)” (s.f.). Web “David Rockefeller Center for Latin American Studies. Harvard University”. Disponible en: https://drclas.harvard.edu/ plala. Acceso: 4 de marzo de 2018.

“Programa para Bibliotecas y Archivos Latinoamericanos” (2015). Blog “Red de Archivos y Bibliotecas Históricas del Perú”, 16 de abril. Disponible en: http://archivosybibliotecasdelperu.blogspot. com/2015/04/programa-para-bibliotecas-y-archivos.html. Acceso: 4 de marzo de 2018.

“Puerto Rico recibe ayuda de Programa Iberarchivos (2017)”. Blog “Red de Archivos y Bibliotecas Históricas del Perú”, 29 de noviembre. Disponible en: http://archivosybibliotecasdelperu. blogspot.com/2017/11/puerto-rico-recibe-ayuda-de-programa.html?m=1. Acceso: 4 de marzo de 2018.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 127-133 133 En la penumbra del olvido: testimonios de sobrevivientes de la guerra de 1879. Tomo I

Roberto Isaac Mendoza Policarpio. Lima, edición del autor, 2017; 154 p.

Dentro de la amplia producción historiográfica sobre la Guerra del Pacífico, existen pocos trabajos que rescatan la figura del combatiente anónimo o del soldado raso. Pero si ello ha recibido poca atención por parte de los historiadores, la suerte de dichos combatientes tras el conflicto, ha sido un tema casi inexplorado. En ese contexto, el libro de Roberto Mendoza Policarpio, historiador principal de la Comisión Permanente de Historia del Ejército del Perú (CPHEP), miembro y asesor histórico del Patronato Promuseo de la Policía Nacional del Perú «Coronel Antenor Herrera», es un aporte al conocimiento de los verdaderos protagonistas: los combatientes. ¿Quiénes eran? ¿En qué batallas o combates participaron? ¿Qué sucedió con ellos después de la guerra? El libro de Mendoza permite responder estas interrogantes.

Con presentación de Lourdes Medina Montoya, y prólogo del mayor EP Alberto Castro Villa, ambos también historiadores de la CPHEP, el libro contiene la transcripción de cincuenta solicitudes de pensión redactadas y firmadas por sobrevivientes de la guerra. Se trata de la primera entrega de un trabajo mayor que el autor, seguramente, irá publicando conforme avance en su investigación. Como se puede ver, la trascripción de dichas solicitudes ha seguido un orden alfabético. Se inicia con la solicitud de Juan Acevedo y termina con la de Jerónimo Zúñiga. Asimismo, y en beneficio del público lector, el autor ha incluido un índice que facilita la ubicación de la información concerniente a determinado sobreviviente.

Lo primero que se puede destacar es el carácter testimonial del libro. El autor deja de ser el narrador para darle la palabra al mismo excombatiente. En algunos casos se trata de solicitudes sin mayor información adicional y, en otros, de solicitudes con abundantes datos acerca del sobreviviente: lugar de nacimiento, edad, oficio, circunstancias en las que se encontraba al momento de la guerra, nombre de sus batallones, de sus jefes, de los combates o acciones de armas en los que estuvo, narración de los hechos vividos en dichas batallas, situación después del conflicto, etc.

En el libro también se puede hallar solicitudes que incluyen fotografías. Ello, sin duda, permite tener una idea más cercana de la realidad de cada sobreviviente. En total, son ocho las solicitudes que las contienen, tratándose, en todas ellas, de sobrevivientes de edad avanzada. Si nos atenemos a los datos proporcionados por el autor, la mayoría de estos excombatientes sobrepasaba los setenta años al momento de presentar su solicitud. De todas las fotografías, la que destaca por su impacto visual es la que corresponde a Máximo Durán Zeballos (p. 49), un hombre mayor, al parecer con problemas en la vista, luciendo dos medallas en el pecho.

¿Por qué los sobrevivientes presentaban dichas solicitudes? ¿Qué buscaban con ello? Aunque el autor no lo dice, durante la guerra, y hasta mediados del siglo XX, el Estado peruano fue emitiendo una serie de leyes a favor de los excombatientes de la Guerra del Pacífico. Es en ese marco que los sobrevivientes acuden ante el Estado para hacerse merecedores de una pensión por su participación en la guerra. Como puede corroborarse en el libro, la solicitud más antigua fue presentada en 1901, mientras

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 137-139 137 Ale Roel Huillca Ayma En la penumbra del olvido: testimonios de sobrevivientes de la guerra de 1879. Tomo I

que la más reciente en 1954. De las cincuenta solicitudes transcritas en el libro, cinco pertenecen a la República Aristocrática (1895-1919), quince al Oncenio de Leguía (1919-1930) y dieciséis al Tercer Militarismo (1930-1939). Las catorce restantes fueron presentadas durante el gobierno de los presidentes Manuel Prado Ugarteche (1939-1945), José Luis Bustamante y Rivero (1945-1948), y Manuel A. Odría (1948-1956). ¿La emisión de leyes en determinados periodos de gobierno puede ser sintomático? Futuras investigaciones podrían darnos mayores luces acerca de este aspecto.

Al presentar sus solicitudes, los sobrevivientes buscaban obtener del Estado una pensión por su participación en la Guerra del Pacífico. Acudían ante las llamadas juntas calificadoras, las cuales tenían el trabajo de comprobar los testimonios o relatos aportados sobre su participación en determinada acción de armas. Del total de solicitudes, 33 contienen relatos con información detallada sobre batallas o combates. Sin duda, dicha información es muy valiosa. Con ella se podría hacer una historia «desde debajo» de la Guerra del Pacífico. Los historiadores tienen allí fuentes históricas que esperan nuevas preguntas.

Otro aspecto que merece la atención es el referido al tiempo que duraban los trámites para el otorgamiento de pensiones. De la lectura de las solicitudes transcritas, se puede observar lo dilatado que resultaba tramitarlas. Si bien algunas se gestionan y terminan entre uno y tres años, otras duran catorce años. Este es el caso del sobreviviente Ramón Monzón, quien inicia su trámite en 1924 y recibe su pensión en 1938 (pp. 103-108). Cabe mencionar que no todas las solicitudes finalizaban con el otor- gamiento de pensiones. Del número total, solo diecisiete corresponden a trámites que terminan con una resolución suprema reconociendo al sobreviviente como concurrente a determinada batalla o combate.

Pero el libro no queda allí. Contiene, por ejemplo, información sobre el lugar de origen de los sobrevivientes. Así, es posible corroborar que los excombatientes eran originarios de casi todos los departamentos del Perú actual: Piura, Cajamarca, Junín, Cerro de Pasco, Cusco, Ayacucho, Huancayo, Ayacucho, Lima, Arequipa y Tacna. Es más, algunos de ellos habían nacido en territorios que ya habían dejado de ser peruanos: Arica y Tarapacá. Sin duda, un motivo más para adentrarse en la lectura de este libro, el cual permite plantearse varias interrogantes ¿de qué región del país provenía la mayoría de combatientes?, ¿del norte, el centro o el sur? Dichas interrogantes podrían abrir nuevas líneas de investigación.

Gracias al libro, también es posible saber quiénes participaron en la Campaña del Sur, quiénes en la Campaña Naval, quiénes en la Campaña de Lima y quiénes en la Campaña de la Breña. Otro motivo más para escudriñar el libro de Roberto Mendoza Policarpio.

Desde luego, el libro es una contribución al conocimiento de la historia de los verdaderos protagonistas de la Guerra del Pacífico, no obstante, algunos puntos merecen una crítica. El autor ha tratado de abstenerse de participar del relato, dejando solo al lector frente a los documentos. Por lo general, es el historiador quien se enfrenta al documento, lo interroga, lo analiza, lo explica al público lector. Aquí se ha obviado ese trabajo. Es verdad que la intención del autor era dejar que los mismos sobrevivientes hablen, no obstante, esto podría no ser tan acertado, sobre todo si se considera que el libro puede ser leído por un público amplio, muchas veces no familiarizado con el tema. En todo caso, el autor debió hacer una contextualización de los documentos que transcribe; ello hubiera ayudado a una mejor comprensión de las transcripciones presentadas.

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 138 2018, 137-139 Ale Roel Huillca Ayma En la penumbra del olvido: testimonios de sobrevivientes de la guerra de 1879. Tomo I

Por otra parte, el libro no cuenta con una bibliografía. Aquí habría que preguntarnos lo siguiente: ¿no existen publicaciones sobre el tema de los sobrevivientes de la Guerra del Pacífico? De la lectura se podría deducir que no, sin embargo, el tema no es inédito. En el Perú existen historiadores que han tratado de hacer la historia de los héroes anónimos de la guerra. Por ejemplo, y solo para mencionar dos casos, tenemos los trabajos escritos por Manuel Zanutelli Rosas (El almirante Grau y la plana menor del Huáscar. Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2002) y Alejandro Reyes Flores (La voz de los sobrevivientes de la Guerra del Pacífico, en: «El Dominical», suplemento de El Comercio, oct. 1º de 2006, pp. 12-13). El autor habría hecho muy bien en revisarlos e incluir en su obra una bibliografía que pudiera servir de guía para investigadores interesados en la temática.

Pese a lo indicado, es útil y recomendable la lectura de libro de Roberto Mendoza. Los estudiosos de la Guerra del Pacífico encontrarán fuentes documentales probablemente desconocidas o poco trabajadas, las cuales podrían ayudar a reescribir la historia de una guerra que marcó el destino de tres países: Perú, Chile y Bolivia.

Ale Roel Huillca Ayma Universidad Nacional Mayor de San Marcos [email protected]

Revista del Archivo General de la Nación N.° 33 2018, 137-139 139 Protocolo ambulante de los conquistadores (1533-1538). Edición y transcripción

Archivo General de la Nación. Lima, Edición digital 2018, 226 pp.

En lo demográfico [el Protocolo aporta] procedencia y destino de los conquistadores en sus expediciones, datos sobre los encomenderos, caballeros de órdenes nobiliarias, cargos burocráticos, hasta menestrales y tonsurados, así como los oficios que manifiestan los otorgantes…. Las historias regionales de los lugares donde se otorgaron las escrituras comienzan a asomar, valorando estos antiquísimos testimonios de ocupación hispana, como es el caso de Cajamarca.

[…] En lo social, gracias a las escrituras de este protocolo, sabemos que los conquistadores, más allá de la empresa militar que formaban y su extracción social, eran personas capaces de lograr acuerdos, compromisos y entendimientos legalizados vía los escribanos… […] estos documentos reflejan… el nivel de instrucción de los personajes tales como capitanes, alguaciles, gobernadores, alcaldes, veedores y comendadores…

Cecilia Miranda Jiménez, Bernardo Reyes Cueva y Celia Soto Molina, Estudio Preliminar, en Archivo General de la Nación, Protocolo Ambulante de los Conquistadores (1533-1538.) Edición y transcripción (Lima, 2018), pp. 21-22.

Como parte de su prolongada tarea de restaurar e indizar apropiadamente los valiosísimos protocolos notariales coloniales de Lima, el Archivo General de la Nación lanzó a la circulación en mayo de 2018 la edición en CD del denominado «Protocolo ambulante» o «libro becerro» de los conquistadores – también llamado así por el tipo de empaste en cuero que poseía en el momento de ingresar al Archivo–. Este es el conjunto de actas notariales más antiguo del Perú, y data de un tiempo después de los acontecimientos de Cajamarca. En sus 804 escrituras – que datan de 1533 a 1538– y sus 551 folios – recto y verso, con aproximadamente mil páginas útiles– constan contratos de compra venta, poderes, testamentos, donaciones, obligaciones, recibos, conciertos, compañías, etc., otorgados por los conquistadores del Perú al calor de los acontecimientos clave de esos años, verdadero «tiempo eje» de la historia del Perú.

En el interesante estudio preliminar a esta edición se nos dice –citando un artículo del 2001 de Ricardo Ramírez Castañeda publicado en esta misma revista– que en realidad

[p]osiblemente el becerro no se originó como un protocolo, sino que se formaron varios registros en diferentes lugares y momentos durante la conquista, y luego al parecer en el siglo XIX por el empaste que hasta hace poco tenía [aparentemente se refiere a la restauración del mismo año 2001], fue encuadernado como un protocolo (p.17).

Esto explica el orden no cronológico de las escrituras en el conjunto documental, así como la variedad de personajes ante quienes se otorgan las escrituras, que son –según el mismo Ramírez– «Alonso Luque, Antonio de Oliva, Bernardino de Valderrama, mayordomo de Pizarro y escribano

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público, Domingo de la Presa, Jerónimo de Aliaga, Hernán Pinto y por el secretario de Almagro, Juan de Espinoza» (Estudio preliminar, p.19)1. Esto da una idea de lo ubicua que era la función de escribano en estos momentos de la conquista, de la costumbre española de asentar todo por escrito, así como de la cantidad de escrituras notariales peruanas más tempranas perdidas, y hace tanto más fascinante esta muestra auroral.

El mismo estudio preliminar citado nos dice que recién en 1923 –al promulgarse la Ley de Reorganización del Archivo Nacional– se establece la entrega al Archivo de los instrumentos notariales extendidos por todos los notarios. Es entonces, según Bertram T. Lee, que:

[e]ntre los protocolos que formaban el archivo de la notaría pública del doctor [Adolfo] Prieto ingresados al Archivo Nacional, de conformidad con la Ley de Organización del Archivo Central, vino uno que bien se llamaría «Libro becerro de escrituras», para antes del año 1926 (id., p. 19).

A título de muestra nos detendremos ahora algo en la escritura contenida en el primer folio del célebre «Protocolo ambulante». No es la primera en orden cronológico –la cual data del 10 de mayo de 1533 y corre a f.73r, y que hemos estudiado en otra parte (2019)–. Este primer folio lleva –curiosamente– como fecha 28 de julio del mismo año, lo que indica que fue situado allí por el encuadernador, como bien ha inducido el señor Ramírez Castañeda. Solo el seis de agosto de 1533 había terminado –según el documento oficial publicado por Cook, ed., 1968– la fundición del tesoro de Cajamarca. Esta escritura contenida en el primer folio del conjunto documental es un poder otorgado en Cajamarca por Martín de Paz y Diego de Santiago en favor de Pedro Barreda y Lope Beliz

…para que por nos y en nuestro nonbre e como cosa suya propia puedan re / civir e [c]obrar todos e qualesquier maravedíes, pesos de oro, perlas, piedras preçiosas, vestias / e otro qualquier genero de ganados que sean esclavos negros, yndios naborías [esclavizados en Centroamérica] / e parte de cavallos que nos[otros] avemos e tenemos en conpañia en estas partes del / Peru… (f.1).

El estudioso puede así, en los textos contenidos en estas escrituras, trazar las redes personales de la empresa de la conquista, la importancia de los acontecimientos mismos, en la clase de acuerdos que tomaban los conquistadores, y estudiar muchos temas posibles de acuerdo con su propio interés de investigación. Hay que decir que cuenta, como ayuda para esta tarea, con el índice del Protocolo publicado por Guillermo Lohmann Villena entre 1941 y 1944 en la Revista del Archivo Nacional del Perú, con las citas pertinentes y precisas –de este y otros protocolos limeños del siglo XVI– en los ejemplares estudios de James Lockhart (1968/1982;1972/1986) y con los dos volúmenes empastados de fichas descriptivas correlativas del «Protocolo ambulante» realizadas en 1994 por Javier Lozano Yalico, que están al servicio en la Sala de Investigaciones del Archivo de la Nación junto con las demás

1 En efecto, ninguno de ellos es Francisco de Xerez, secretario de Pizarro y escribano, ni Pero Sancho, que tenía título de escribano general del Reino, ni alguno de los otros nueve nombres de escribanos presentes en Cajamarca que cita James Marvin Lockhart en el capítulo 9 de su libro de 1972/1986.

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fichas descriptivas de los Protocolos limeños del siglo XVI. El examen –ahora más fácil– de este primer conjunto notarial, lo habituará pues a las sorpresas y a la riqueza de información contenida en la serie notarial, las cuales van aumentando conforme pasan los años y se iba complicando la sociedad limeña2.

Lockhart notó la importancia del «Protocolo ambulante» y de los protocolos más tempranos respecto a la vida concreta de los primeros habitantes españoles de Lima, pues las únicas otras fuentes a disposición son las probanzas más tempranas de la mayor parte de ellos del Archivo General de Indias –documentos de otro tipo, que para nuestra fortuna como investigadores están poniéndose a disposición en el portal www.pares.es– y los documentos de tipo judicial más antiguos de la serie Cabildos, que en su mayor parte parecen estar aún sin catalogar en el Archivo Histórico de la Biblioteca Municipal de Lima. El grueso de las causas judiciales más tempranas sobre el Perú que se remitían al Consejo de Indias aún no son colgadas en el portal antes mencionado –como se sabe, la Real Audiencia de Lima recién se formó en 1551–. Citaremos ahora literalmente algunas de las recomendaciones de Elinor Burkett respecto a que:

Los registros notariales pueden así ser usados de muchos modos: diseño de planos urbanos, estudios de tipo étnico, movimientos y tendencias económicas y biografía. Pero los datos para estos estudios no se limitan a la información primaria de los registros, sino pueden ser extraídas de puntos menos obvios. Primero entre ellos es la identidad de los testigos. Eran usualmente españoles de poca importancia económica o política, aunque a veces hombres de posición que se encontraban esperando en la oficina del notario testificaban en el documento. […] El estudio de los patrones de escritura es asimismo significativo. Frecuentemente, trabajando con los registros notariales de Arequipa, he debido preguntarme a mí misma sobre el significado de que los varones indígenas hacían testamentos con menor frecuencia que las mujeres; que las mujeres raramente rentaban propiedades y que los indios casi nunca daban o recibían dotes (Burkett 1981:292, mi traducción)3.

En el estudio preliminar de Miranda, Reyes y Soto Molina a la edición digital aquí comentada se nos informa (p. 19) que el «Protocolo ambulante» actualmente se halla en custodia de la Dirección de Archivo Colonial de la Dirección Nacional de Archivo Histórico, y que el 15 de mayo del 2001 fue concluida su restauración por la Dirección de Conservación del AGN, siendo nuevamente microfilmado. En los años 2011, 2013 y 2014 el documento fue incorporado al registro del programa «Memoria del mundo» de UNESCO en sus niveles nacional, regional e internacional, por lo que integra el listado del patrimonio mundial. En 2014 fue el primer protocolo en ser digitalizado con los nuevos equipos adquiridos por el AGN ese mismo año. En septiembre de 2017 fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación y allí mismo empezó la labor de transcripción paleográfica del mismo, gracias a una ayuda inicial concedida por el Programa ADAI de Iberarchivos.

2 Ver para mayor orientación el libro de Lockhart de 1968, su artículo metodológico de 1972 y el muy instructivo, aunque poco citado, de Elinor Burkett (1981) –que incluye una útil tipificación de las clases de documentos contenidos en las escrituras notariales–. Estos trabajos están basados en el extenso contacto de los autores con esta clase de fuente e incluyen útiles reflexiones y recomendaciones de investigación. 3 La autora se refiere a las escrituras más tempranas del siglo XVI. Los caciques –sobre todo de los valles limeños– comienzan a aparecer cada vez más abundantemente haciendo esta y otra clase de asientos notariales sobre todo desde la década de 1570. Sin embargo, mostrando las vías de adopción de la cultura urbana española de los indios «del común» que se quedaban en Lima, hemos hallado y publicado recientemente un documento notarial con una carta de dote de una mujer nativa de Lunahuaná dada en Lima en 1561 (Arana Bustamante y Chu Barrera 2018).

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La edición en versión digital con la transcripción paleográfica correspondiente del «Protocolo ambulante» constituye una extraordinaria iniciativa del Archivo General de la Nación. Es un fausto acontecimiento para la historia del Perú y todos los interesados en ella, que además hace más accesible el autoentrenamiento en las habilidades paleográficas necesarias para consultar la documentación de esta época, especialmente la serie notarial temprana. Notemos al respecto que desde el año 2012 el AGN comenzó la digitalización de sus fondos como una herramienta para la preservación de los documentos, ya que permite la consulta de las reproducciones digitales evitando la excesiva manipulación de los originales. Además, desde el año 2014 el Archivo General de la Nación cuenta con el servicio de consulta en línea de documentos históricos, que incluye varios protocolos notariales del siglo XVI4.

Señalemos que otro tema de investigación directamente conectado, que son los notarios mismos de Lima colonial, no han sido aún objeto de investigación al modo que lo hecho Carolyn Dean (2010) para el Cuzco, y que el mismo Lockhart en su libro de 1968 señaló bastantes avenidas para el estudio de los tempranos notarios limeños. Por nuestra parte, inspirándonos más en Cline (1986), en los estudios posteriores de Lockhart (p.ej. 1992) sobre la sociedad nahua colonial o en la compilación de Kellog y Restall, eds. (1998), nos interesaría ver aparecer algunos libros de los notarios de los pueblos indígenas de Lima tales como el Cercado, Surco o Magdalena –o el mismo Santiago de Lunahuaná–. Gran parte de la serie de «Testamentos Indígenas» del AGN –estudiados sobre todo por Charney (2001,2012) y algunos de ellos publicados por él en esta misma revista (1986)– en realidad incluye más que solo testamentos, y podría constituir un ‘pequeño protocolo’ de un notario indio de postrimerías del siglo XVI y primeros años del XVII. Intuimos que algunos de los protocolos de la serie «Notarial Ica» del Archivo General de la Nación deben ser de notarios indígenas actuando allí.

Respecto de esta clase de documentos, como señaló Burkett:

[…] Es extremadamente difícil evitar terminar perdido en los detalles. A pesar de su naturaleza repetitiva y formalizada, los documentos son fascinantes como un ejemplo real de la vida a nivel cotidiano. Las minucias que proveen son intrigantes, haciendo difícil no naufragar en la información sobre el lugar de origen de indios y españoles, grupos lingüísticos africanos, fluctuaciones de salarios y precios, nombres de testigos y niveles de alfabetización. […] …debía recordarme a mí misma diariamente cuáles eran mis metas al usar los datos… (Burkett, loc. cit., mi traducción).

No nos queda ahora sino desear que este proyecto de digitalización y transcripción de los protocolos limeños del siglo XVI continúe –y encuentre el respaldo necesario para ello–. Puedo observar en la Sala de Investigaciones del Archivo Histórico Colonial que no somos pocos quienes queremos continuar «naufragando» (Burkett dixit) con mayor facilidad en la interesantísima información revelada en esta serie documental temprana.

4 Por nuestra parte hemos comenzado a editar –con un análisis previo a manera de presentación– algunos asientos notariales con información etnohistórica temprana proveniente del Archivo General de la Nación –en referencia al valle medio de Cañete y otros lugares– a partir del número 8 del Boletín de Etnohistoria que editan el Grupo de Trabajo en Etnohistoria de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM y la recién formada Asociación Peruana de Etnohistoria.

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Referencias

ARANA BUSTAMANTE, Luis (2019) ‘…doy e otorgo todo / my poder cunplido libre e llenero e bastante…’: La escritura más antigua en el ‘Protocolo ambulante de los conquistadores’ (4.5.1533). Boletín de Etnohistoria 16/17:86-89.

ARANA BUSTAMANTE, Luis y Alejandro CHU BARRERA (2018), De Lunahuaná a Lima: migrando y viviendo en común (1561). Boletín de Etnohistoria 8: 23-26. La serie completa del Boletín de Etnohistoria está disponible en www.academia.edu

BURKETT, Elinor (1981). The Notarial Archives. Facts behind the Fad. En John TE PASKE, general editor, Research Guide to Andean History. Bolivia, Chile, Ecuador and Peru. Durham N.C.:Duke University Press, pp. 284-299.

COOK, Noble David, ed. (1968). Los libros de cargo del tesorero Alonso Riquelme con el rescate de Atahualpa. Humanidades 2:41-88. PUCP.

BURNS, Kathryn (2010), Into the Archive. Writing and Power in Colonial Peru. Durham: Duke University Press.

CHARNEY, Paul (2001), Indian Society in the Valley of Lima, Peru, 1532-1824. Lanham MD.

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LOHMANN VILLENA, Guillermo (1941-1944). Índice del ‘Libro becerro de escrituras’. Revista del Archivo Nacional del Perú, 14:209-240 (1941); 15:87-96, 215-220 (1942); 16:59-100, 175-219 (1943); 17:51-69 (1944).

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Luis Arana Bustamante Universidad Nacional Mayor de San Marcos [email protected]

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