Abrir Tomo I Segunda Parte
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
ABRIR TOMO I SEGUNDA PARTE. LA BATALLA DE MURET (12 septiembre 1213) 681 .y como el Conde de Montto,te Ileuasse la cosa con mucha crueze, recurrieron tos Tolosanos a su cuñado el Rey, queriendo que el condado de Tolosa viniesse o Ja corona dc Arogon, y boluiesse a España, cuyo solio ser en tiempo de los Godos, y esai el Rey empeño muchas villas, y tomo los dineros de las Yglesias, y algunos Ihesoros de/las tambien para hazer gente: y acaecio, como tenemos dicho ya anta, que muño año del Señor mil dozientos y catorze, a diez y siete añas de su reynacio. PEDRO ANTONIO BEUTER, Coránica general de toda España y especialmente del reino de Valencia (1563), lib. 1, cap. xx. Ca deue creer verdadera mente que entre todas las cosas del mundo que Dios tiene en su poder, deJas mas sennaledas es las guerras et las lides, ca esto, sin dubda ninguna, todo se faze segufnl la voluntad de Dios. Et pues Dios es derechurero, forQade mente conuiene que se tenga con el que tiene derecho et quel ayude, el non deue ninguno fiar hin atreuer se en-su poder rin en-su entendimiento nin en su estuergo: que todo es nada sinon lo que Dios quiere. DON JUAN MANUEL, Libro de los Estados (1327-1332), cap. Lxxi. 682 CAPÍTULO ¶0 ~ pg~~ ~j ~f&1A ‘Toulouse développa cette originale civilisation dOc, que Pierre II dAragon ‘ant défendre á P4uret comme un bien comrTlun des hispaniques. (J. SERMET, roulouse, ville hispanique, 1950, p. 9) 1. EL ESPACIO OCCITANO El escenario geográfico y humano en el que se desarrolló la guerra que condujo a la batalla de Muret está limitado, gmsso modo, por el Macizo Central francés al N., el rio Ródano y los Alpes al E., los Pirineos al S. y el Atlántico al O. Hablamos, por tanto, de un espacio que hoy constituye casi el tercio meridional de Francia. Con todo, las tierras que componen este vasto marco no estuvieron involucradas de la misma forma en los conflictos político-militares que nos interesan. La zona más occidental de Gascuña (Guasconhe), dependiente de la monarquía inglesa, quedó al margen, y la más oriental, la actual Provenza (Pmensa), se vio implicada sólo de forma parcial y progresiva. El espacio que nos interesa se reduce entonces a una zona más concreta centrada en la región de Tolosa (Tolzan) y sus territorios circundantes: al N., el Agenais (A genes) con capital en Agen, el Quercy (Caerc¡s) con capital en Cahors (Caortz), el Rouergue (Roerge> con capital en Rodez (Rodes); al 8., las tierras pirenáicas de Razés (Razes), Foix (Fois), Sault (Salt), Comminges (Cumenges o Comenges), Bigorre (Bigorra) y Bearn; y al E., las ciudades de Albi y el Albigeois (Albiges), Carcassonne <Carcassona) y el Carcasses, Narbona y el Narbones, Béziera (Besiers o Bezers) y el Biterrois (Bederres>, Agde (Agde), Montpellier (Montpeslíer) y Maguelone (Magalona) en la costa mediterránea; y de Saint-Gilles (Sant Gil,), Artes (Arle), Nimes (Nemzes>, Ecaucaire (Belcaire) y Avignon (Avinhon) en el valle del Ródano.2 SERMET, 1, Toulouse, ville hiapanique, Introducción a la Exposición ‘LEspagne des peintres” (Toulouse, mayo-septiembre 1950), sI., s,f., p. 9. 2A grandes rasgos, esta amplia región incluye los departamentos franceses modernos de Haute-Garonne, Tarn- et-Garonne, Lot-et-Garcnne, Lot, Tarn, Aveyron y la parte más meridional de Lozére, Ardéche y Haute-Loire: Aude (menos Narbona), Herau¡t y Gard; y Auiége y la zona más occidental de Haute-Pyrértées. Los nombres occitanos están extraidos de la CANSO DE LA CROZADA (h. 1212-h. 1228); véase también ERENON, A., Le petit livre aventureux des prénoms occitans ab ternps du catharisme, Paris, Loubatiéres, 1992. 683 La historiografía moderna ha tendido a aunar estas regiones, aunque si algo u caracteriza a este vasto espacio a lo (argo de la Historia es la falta de unidad política o administrativa. Esta heterogeneidad vale también para sus pobladores, gentes que sólo tomaron conciencia de sus elementos comunes bajo la presión de los acontecimientos del siglo XIII que queremos analizar.3 En este sentido, la inexistencia de un nombre antiguo y aceptado para todo este conjunto no es casual, sino la huella más evidente de una proverbial fragmentación territorial y poblacional.4 Desde el punto de vista histórico, la denominación con mayor fundamento es Provenza, derivación de la Provincia Romana -o Narbonensis prima desde el siglo V d.C.- con que los romanos bautizaron esta zona meridional de las Galias. La documentación coetánea a la batalla de Muret demuestra que este nombre romano seguia vigente en el siglo XIII.5 Sin embargo, el término “provenzal” alude hoy día a una parte muy específica del SE. e de Francia -el condado y el marquesado de Provenza-, de modo que no resulta funcional para el conjunto del territorio. Lo mismo cabe decir de Aquitania, nombre también muy antiguo que sólo es aplicable a la zona más occidental de la región y que, además, resulta un tanto anacrónico para los acontecimientos del siglo XIII. Modernamente se ha utilizado la expresión Midi, aceptable pero vaga por aludir a un territorio excesivamente mal definido. Además, como advertia Martin de Riquer hace años, el apelativo genérico meridional, “tiene el inconveniente de ser sólo aceptable situándose en el paralelo de Paris”, lo que contribuye a encerrar el debate en un regionalismo favorecido por una historiografia “oficial” francesa muchas veces de tinte nacionalista.5 A falta de otro mejor, uno de los nombres más utilizados ha sido y es Languedoc -en castellano Lenguadoc- por el idioma románica (lengua de Oc, occkano, provenzal, romans, 3ROQUEBERT, M., LÉpopée Cathare, vol. 1, 1198-12l2: L’invasion, Toulouse, Pdvat, 1970, p. 24. 4Advertimos ya al principio de este Úabajo de la importancia de esta cuestión en tos debates histonográficos sobre la ‘cuestión occitano-cátara’. Vid. supra. 5Pestis heretice pravitatis (que, serpens ut cancer, Pro vinciam pene totam infeceral) mortificata depellitur INOCENCIO III EXHORTA AL VIZCONDE AIMERIC DE NARBONA Y A LOS NARBONESES A ÍNTER VENIR EN LA CRUZADA ALBIGENSE <13 noviembre 1209), ed. GUÉB¿N y LYON, Petr¡ VaIhum Samaii, vol. III, 1939, Piéces annexes n0 2, Pp. 195-196. La zona más oriental que ocuparon os visigodos hasta el siglo VI se llamaba también Septimania o Gothia. 6RIQUER, La Liños de los Trovadores vol. 1, p. VIII: y ANATOLE, Ch., “Le souvenir de la bataille de Muret et de la dépossession des comtes de Toulouse dans les Vidas et les tRazos”, VVAA., ‘La batañie de Muret et la civilisation médiévale doc. Actos du Coííoque de Touíouse (9-11 septembre 1963), AlEO (1962-1963), pp. 11-22, esp. p. 21, w 3. e 684 lernosin) distinto del latín, del francés (Iangue d’ou¡ o Iangue ch, roO, del castellano, del vasco y del catalán -aunque hermanado con éste- que, bajo distintas variantes, hablaban los habitantes de esta zona.7 Este término, sin embargo, también es impreciso y confuso. Para empezar, su datación es tardía, pues sólo comenzó a usarse desde la implantación de la administración real (siglos XIII-XIV) y para aludir a la subdivisión administrativa que ocupaba la parte más oriental de la región.8 Apela, además, a un territorio no bien definido, deduciéndose en última instancia que Languedoc es “lo que no es Gascuña ni Provenza”.9 Hoy en dia su uso está aún más restringido, pues denomina la parte de la estructura regional francesa ligada al Rosellón, el territorio catalán del reino de España incorporado a Francia en 1659 (Languecfoc-Roussfflon). En todo caso, alude a un espacio geográfico mucho menor que el afectado por los acontecimientos de principios del siglo XIII que nos interesan. Un último término es occitano, inspirado también en la lengua de Oc como elemento común a esta región. Su origen es antiguo, ya que aparece en la documentación oficial desde el siglo XIV, si bien tampoco existia a principios del XIII. Su principal inconveniente es que viene lastrado por una importante carga politico-ideológica con raíz en los movimientos regionalistas de los siglos XIX y XX. Es al calor de estas tendencias cuando surge la palabra Occftanie para definir los territorios históricos de los occitanos <en general, Languedoc y Provenza) con reivindicaciones o aspiraciones culturales o políticas más o menos autonomistas o nacionalistas.10 Además de anacrónico y polémico, a este nombre le ocurre 7Sobre las diferencias entre occitano y catalán, véase BADIA MARGARIT, AM., ‘Occitá y catalá: raons históñco-Iingoistques duna separado’, Catalunya ¡ Franca Meridional a Ientom de I’any Mii, Barcelona, Departament d Cultura de la Generalitat de Catalunya, 1991, esp. Pp. 340-350. 3[.AFONT R., ‘Catharisme st jiltérature ocdtane: La ,varque par labsence”, DUVERNOY, J, LAEAL, P, LAFONT, R., MARTEL, E., ROQUEBERT, M., Les cathares en Occitanie, Paris, Fayard, 1982, Pp. 339401, esp. n. 157, p. 398; Y ROQUEBERT, L’Épopée Cathare, vol. 1, p. 24. Con la Revolución Francesa el territorio quedó sustituido por siete departamentos: Aude, Tarn, Hérault Gard, Ardéche, Lozére y Haute-Loire, además de parte del Haute-Garonne, Ariége, Lot y otros. Entre otros títulos véase WOLFF, Ph. y otros, Histoire du Languedoc, Toulouse, 1967; NELLI, R., Histoire du Languedoc, Paris, Hachette, 1974: y LE RON’ LADURIE, E., Histoire du Languedoc, Col. “Que sais-je?, 58, Paris, PUF, 1982. 9Expresión de MESTRE GODES, J., Los cátams. Problema religioso, pretexto politico, Barcelona, Peninsula, 1995, Pp. 15-19 C5P. Pp. 16-17. 10Los movimientos regionalistas puramente culturales del siglo XIX -la Pélibrige (1854>- se politizaron y organizaron después de la Segunda Guerra Mundial en torno a un Partido Nacionalista Occitano (PNO) con aspiraciones autonomistas y de ‘descolonización cultural, ALEARET, L. y AUDOUY, J.Ph., “Mythe cathare et náo- catharisme de Déodat Rocher á nos jours’, “Les Cathares”, Cahiers d’H¡stoire, 70 (1998>, PP.