DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y RELACIONES DE SU JUNTA CON LA SUPERIOR DE JAÉN

Por Alejandro Recio Veganzones (Franciscano)

I j ARA la redacción de estas notas históricas sobre un punto todavía sin JT estudiar detallada y documentalmente, nos hemos servido de los fondos del Archivo Histórico Nacional —Papeles de Estado— , como de fuente de primera mano. En él pudimos ver un gran número de documentos, memo­ rias y relatos históricos del tiempo que vamos a estudiar, sobre la capital y pueblos de la provincia de Jaén, que juntos formarían una interesante obra que vendría a ser la mejor y más elocuente prueba del heroísmo patriótico y religioso de una ciudad y pueblos enclavados en una región que casi siem­ pre ha sido el punto clave en el que se han decidido las grandes batallas de nuestra antigua y moderna historia. En un principio abrigábamos la idea de estudiar las relaciones de los principales pueblos y villas de la actual provincia de Jaén con la Junta Cen­ tral Suprema Gubernativa del Reino y del Consejo de Regencia durante los años 1808-1814, mas desistimos ante el gran acopio de datos sobre tal cues­ tión. Igualmente, pareciéndonos extenso un estudio monográfico sobre las relaciones de los pueblos giennenses con la Junta Superior de Jaén, y de ésta con la Central, optamos por reducir nuestro trabajo, presentando un interesante capítulo de la historia de Martos y Jaén. Advertimos que este nuestro breve estudio no pretende ser exhaustivo en todo el sentido de la palabra. Estamos seguros de que sobre el tema exis­ tirá más documentación en archivos provinciales y locales, como asimismo 68 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES en la tan abundante prensa periodística, fuentes que no nos han sido posi­ ble consultar. Por otra parte aquí, casi sola y exclusivamente, intentamos relatar los principales hechos acaecidos en la Junta de Partido de Martos y Superior de Jaén durante los siete últimos meses del año 1808. Ello no obstante no impide que al principio demos ciertos datos preliminares sobre el ambiente y difíciles días por los que atravesó la villa de Martos durante la Guerra de Independencia. Al final damos en Apéndices algunos de los documentos que nos han servido, y que hemos procurado transcribir en cuanto a su puntuación y grafía, aunque no en toda su extensión, ya que algunos resultan excesiva­ mente largos.

I. LOS SUCESOS DE MARTOS EN LOS DÍAS DE LA INDEPENDENCIA

Son muy escasas y parcas las noticias locales que sobre el particular nos han transmitido cronistas e historiadores. De las tres Historias inéditas que conocemos sobre Martos (1), únicamente la del benemérito don Maria­ no de la Torre González, ilustre historiador y coleccionista de antigüedades marteñas (2), es la que nos relata sucintamente los tristes acontecimientos y hechos gloriosos realizados dentro de la misma villa. Después de contar­ nos este último autor como por el año 1805 «era Gobernador (de Martos) el calatravo, don Bartolomé Montaño (3), coronel de Infantería, que lo fue

(1) Lendínez, Juan: OFM, A vgvsta Gemela Ylvstrada con los pveblos de sv Partido, oy Villa de Martos, Ms. del año 1778, del que es hoy poseedor el ilustre escritor y cronista oficial de Jaén, D. Luis González López. La otra obra, de la que poseo una copia, es más bien de carácter particular y fue escrita hacia 1793 por el P. Alonso Antonio Castillejo, OFM. Su título Memoria Chronologica de la fundación y progresos del Convento de N.P.S. Francisco observante de la Villa de Martos. De ambos autores franciscanos, que no llegaron a tratar de los días que historiamos, tenemos publicado un artículo en el Programa de Feria de S. Bartolomé, Martos en Fiestas, agosto 1955, págs. 10-12, intitulado «Dos Illus-tres franciscanos, historiadores de Martos». (2) Cf. Don Lope de Sosa, t. XVIII (1930) 135-6, y Boletín del I. de E. Giennenses, año VI (1959) 145 y 134-6. (3) Fue D. Bartolomé Sánchez Montaño y Velázquez «caballero del Orden de Santiago, teniente coronel de ejercito, Gobernador Militar político, Justicia Mayor y subdelegado de Ca­ ballería, Pósitos, Montes, plantíos y otros ramos de dicha capital y Partido» de Martos, según se lee en una escritura, contenida en el libro Ms. en el año 1806, Descripción de la Encomienda de Vtvoras. Este interesante Ms. en el que se contienen los últimos inventarios de las posesio­ nes de la Orden de Calatrava en el célebre castillo y Encomienda del término de Martos, cons­ ta de 149 folios de texto y de un curioso mapa topográfico, y es propiedad de nuestro particular amigo don Abelardo Tramblin de la Torre, de Martos. MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 69

hasta la dominación del gobierno intruso de Napoleón», añade estos inte­ resantes datos, relacionados todos con los sucesos de tan aciagos días. «En junio de 1808 reconoció Marios la Suprema autoridad del Gobierno esta­ blecido en Sevilla con la consiguiente alarma que por este mismo hecho pro­ dujo disgustos en nuestra capital de provincia. En los últimos días del mismo llegaron a Martos las tropas francesas, y a los dos días las de Reding que con aquellas, vueltas a Jaén, tuvieron en las inmediaciones de la ciudad un combate que duró tres horas. Este general hecho prisionero en un encuen­ tro con las tropas de Napoleón fue rescatado por Francisco Miranda y otros siete compañeros que tuvieron que vencer la numerosa escolta que los cus­ todiaba. El Miranda, natural de Martos, fue hecho capitán de caballería. »La Orden de Calatrava, como hemos visto, nombraba para Martos un Corregidor con el título de Gobernador; pero cuando Napoleón Bona- parte elevó a su hermano José a la dignidad de Rey de España, éste, en la Constitución pública de Bayona en abril de 1809 dividió a España en trein­ ta y ocho Departamentos, uno de los cuales titulado del Guadalquivir Alto, capital La Carolina, comprendía aproximadamente nuestra actual provin­ cia. División que rigió hasta que el 17 de abril de 1810 se varió el nombre de los Departamentos denominándolo Prefecturas, y asignando por capital a Jaén. El Prefecto que pusieron, D. Manuel de la Orden, era natural de Martos, y hermano de D. Francisco, de quien ya hemos hablado siendo cu­ ra de San Amador. En Martos estuvo de jefe de la Guarnición francesa el Comandante Sáez. »E1 13 de enero de 1808 perdieron los españoles la desastrosa batalla de Uclés. En esta acción murió el Sr. D. Juan de Escobedo y Torres, natu­ ral de Martos, hecho brigadier sobre el campo de honor, coronel del regi­ miento provincial de Jaén, caballero de la Orden Militar de Calatrava» (4). Expuesta por el mencionado historiador la situación de España, la de Jaén y Martos con la Junta Suprema, pasa también a darnos otras noticias particulares de ciertos hechos, en su mayor parte calamitosos y lamenta­ bles, sucedidos dentro de la villa de Martos. «Aposentado el comandante francés —añade— en el Palacio de los Gobernadores, guarneció el Castillo de la Peña y el de la población; se taparon y aspilleraron las entradas de la Plaza de la Constitución, y se tomaron otras odiosas precauciones que exaltaron el ardor bélico de algunos de sus moradores, gritando Indepen-

(4) De la Torre González, Historia de Martos, Ms. del año 1875, f. 505 r-v y Boletín dellE G . Año V (1958) 111-112. 70 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

dencia y lanzándose a formar partidas campestres, auxiliadas en secreto por los vecinos de la población. Los más notables fueron D. Martín del Moral, D. Antonio Venzalá, presbítero, D. Pedro Alcalde, D. Jerónimo Ramírez, de fuerzas colosales, D. Narciso Hernández, D. Miguel de la Torre, D. Sil­ vestre Espejo, y otros muchos que tuvieron siempre en jaque a la guarni­ ción, asaltando algunas veces la plaza, y replegándose aquélla al Castillo y a la Gobernación, desde donde a mansalva fusilaban a estos héroes gue­ rrilleros que a pecho descubierto recibían sus descargas. Los desperfectos de la estatuaria de la fachada de la Cárcel pública (5) datan de las luchas de estos genios que sacrificaron su reposo y vida en aras de la patria. No pocos y más que temerarios fueron sus hechos, sus intrigas, cayendo algu­ nos en la tela de arágnido tejida por sus contrarios; hechos que callo por consideraciones de oportunidad no desconocida de mis lectores, quienes, conmigo, rechazarán altamente el deshonroso nombre de Bergantes con que los apodaban los opresores franceses, que tenían la horca junto a la esqui­ na de Jesús para atemorizar al pueblo con el continuo espectáculo de un prisionero guerrillero colgado, o un protector». «En la época que venimos narrando, los paisanos ayudaban a los gue­ rrilleros llenando de cadáveres franceses los sótanos y pozos, y cuando se dio caso de matarlos en las calles, ni aun los niños revelaban los nombres de los que en ello intervinieron. Esto sucedía después que, rotas las líneas de , Sebastiani pasó por Jaén el 23 de enero de 1810, con tro­ pas destinadas a Málaga y Granada. »A consecuencia de las jornadas de la Albuera y Badajoz la división del Conde de Arlón recogió la guarnición de Jaén, y la de Martos, en 16 de septiembre de 1812 en que el intruso rey José pasó por ella» (6).

Si ahora son de cierto interés local las notas que D. Mariano de la To­ rre nos ha transmitido sobre tan tristes días por los que atravesó Martos, no dejan de serlo igualmente éstas otras que reunió en su misma Historia manuscrita, al darnos la lista de algunos guerrilleros y jefes de partido polí-

(5) Estas esculturas de piedra que representan la Justicia y la Misericordia —están sobre la portada de la antigua cárcel, hoy sede del Excmo. Ayuntamiento— son obra, al parecer, del «singular arquitecto y escultor Francisco de Castillo, natural de la ciudad de Jaén, y muy conocido en España por haber sido maestro de los edificios que el Papa Julio Tercio mandó edificar en la ciudad de Roma». Cf. Villalta, Diego: de Historia y Antigüedades de la Peña de Martos (1582), Ms. publicado por D. Joaquín Codes y Contreras, en , 1923, págs. 140-141.

(6) D e la Torre González, M.: Historia, 509r-510r. MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 71 tico. Fueron éstos —además de darnos otros curiosos datos sobre casos concretos— «D. Antonio González, presbítero, jefe; D. Martín del Moral, jefe que en la plaza mató al intérprete de los franceses y vivió en la calle de Triana, en casa de los Martínez; D. Pedro Alcalde y D. Jerónimo Ramí­ rez, jefes; Narciso Hernández de la Torre y Silvestre Espejo y otros. Joa­ quín Morales mató a un tal Nancalero por haberse presentado a los franceses. Se presentaron también los de la partida de Salazar». «Estuvo el pan a 8 reales y la fanega de trigo a 400 y 500 reales. D. Antonio Venzalá y... arrojaron a los franceses y fusilaron a algunos ber­ gantines afrancesados entre ellos a D. Pedro Medel y a D. Pedro Bonilla y a otros. Al primero en la plaza, al segundo en la Vega, y a otros muchos. Los franceses tenían la horca por bajo de la esquina de Jesús». «Los franceses fusilaron 6 en el camino del Monte y otros 6 en el de , y a otros en la casa de piedra (hoy derribada junto al actual ce­ menterio) colgándolos de los olivos que había en el huerto, bamboleándo­ los y recogiéndolos con la bayoneta. Se escapó uno, y escondido, fue delatado por el chato Torral, hijo también de Martos. El sargento López, alias «Cha­ quetilla», fue el que dio el aviso dónde estaban los 12 que después fueron fusilados por la partida francesa que salió en su persecución. »San Francisco y San Juan de Dios las hicieron cuadras. La casa de piedra la hicieron Hospital y depósito de prisioneros» (7).

II. CREACIÓN DE LAS JUNTAS REGIONALES Y DE LA SUPREMA CENTRAL

Sin pretender hacer un estudio detallado sobre el origen, formación y régimen de las Juntas Supremas regionales, y de algunos pueblos de cierta importancia, en parte ya estudiados por los clásicos historiadores de la Guerra de Independencia, vamos a dar una ligera visión histórica de aquel nuevo sistema de gobierno. Al salir Fernando VII de Madrid para Francia, la Junta de Gobierno por él nombrada no fue respetada por el pueblo al saber que su Presidente

(7) Este largo y mal redactado texto de don M. de la Torre, en el que se repiten nombres y hechos anteriormente citados, lo copiamos, no de su Historia, sino del 1.1. de Datos Históri­ cos de Martos, o colección de notas y fuentes para la redacción de la misma. Tanto uno como otro manuscrito son propiedad hoy de los herederos de D. José Gálvez, de Martos, quienes gentilmente me los han prestado. 72 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES era el cuñado de Napoleón, Joaquín Murat, gran duque de Berg. Viéndose el pueblo español sin rey y con una Junta sin atribuciones y autoridad, se­ gún él, crea espontáneamente y como por ensalmo por todo el ámbito na­ cional unas juntas llamadas Provinciales, hechas conforme a la antigua división histórico-geográfica de los reinos de nuestra patria. Todos los his­ toriadores reconocen que esta desintegración parcial de la unidad política en aquellas tan críticas circunstancias, fue una providencial creación guber­ nativa que con sus fines primordiales, el político y el de defensa, alarmó al pueblo y puso en armas a toda la nación contra el común enemigo. Sobre el particular escribió Menéndez Pelayo: «Precisamente en lo irregular con­ sistió la grandeza de aquella guerra, emprendida provincia a provincia, pue­ blo a pueblo..., siguiendo cada cual el nativo impulso de disgregación y de autonomía, de confianza en sí propio y de enérgico y desmandado indivi­ dualismo. La resistencia se organizó, pues, democráticamente y a la espa­ ñola, con ese federalismo instintivo y tradicional, que surge aquí en los grandes peligros y en los grandes reveses, y fue, como era de esperar, aviva­ da y enfervorizada por el espíritu religioso, que vivía íntegro, a lo menos en los humildes y pequeños, y acaudillada y dirigida en gran parte por los frailes» (8). Se imponía una organización de estos poderes aislados y dis­ gregados de las Juntas Provinciales que velaban por la autoridad y digni­ dad nacional, y que no habían echado en olvido su conciencia de solidaridad en la lucha común contra el francés, a pesar de que se dieron en algunos lugares muestras de ciertos partidismos indiscretos de independencia.

Será el autor de una interesante obra manuscrita, franciscano, natural de Buj alance y testigo ocular que fue de los hechos ocurridos en Andalucía por los días que historiamos, el que nos hable de la estructura y organiza­ ción de los poderes centrales y regionales de entonces. «Por estos tiempos —dice— el Gobierno de España, aunque no era del todo anárquico, tenía mucho de anarquía. En cada metrópoli de las provincias había una Junta

(8) Menéndez Pelayo, M.: Historia de los Heterodoxos españoles, II (B.A.C.) Madrid, 1956, pág. 771. Cf. nuestro artículo «Labor heroica de los franciscanos en hospitales militares del Santo Reino, durante la Guerra de la Independencia», en esta misma revista del Instituto de Estudios Giennenses, año V (1958) págs. 105-112. En el Archivo Histórico Nacional de Ma­ drid. Papeles de Estado, legajo 27-A, núms. 5-42, se conservan expedientes e informes dirigi­ dos a la Junta de Regulares con las peticiones de algunos religiosos que se ofrecieron para formar un Instituto militar compuesto por religiosos. Entre ellos figuran en mayor número los franciscanos andaluces (Cf. núms. 8, 10, 11, 12, 14, 19, 20, 24, 25, 26, 32, 34 y 38 del legajo referido). MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 73 provincial de Armamento que cuidaba de la defensa territorial de toda su atribución, considerándose cada cual soberana y totalmente independiente de las Juntas de otras Provincias, aunque muchas estaban aliadas por pac­ tos solemnes celebrados entre ellas mismas. Los lugares subalternos de las Provincias tenían cada uno su Junta de Armamento dependiente de la de su respectiva Capital. Estas Juntas se componían de cierto número de voca­ les de todos estados, sin excluir al regular. Una banda encarnada ceñida por modo de faja era el distintivo de las Juntas Provinciales, y una cinta del mismo color atada al brazo izquierdo, lo era de las Municipales. Por cuanto al ejército español que ganó la batalla de Bailén, era reputado por ejército particular de Andalucía, se detuvo en las fronteras de nuestra pro­ vincia y no continuó la reconquista de España con la celeridad que enton­ ces convenía. Por cierto incidente supe entonces los designios de la Junta Provincial de Sevilla; mas ésta no es ocasión de publicarlos. Las Juntas Pro­ vinciales ampliaban su jurisdicción a cuidar de la seguridad pública repe­ liendo cuanto la podía perturbar. Esta atribución solía extenderse de manera que, algunas se creían dotadas de una autoridad soberana y entendían en todo género de causas».

«Para moderar la anarquía de las Provincias se juzgó conveniente nom­ brar una Junta Central, que resumiese en representación del Rey cautivo la potestad soberana de toda la nación, y sus dependencias, y esto se ejecu­ tó en Aranjuez, día 25 de septiembre del año 1808; y de su instalación cele­ brada el mismo día se avisó a todos cuantos ejercían jurisdicción en los dominios españoles libres en la opresión del enemigo. En esta Junta había representantes de todas las Provincias y los sujetos que la componían eran los siguientes: El Sr. Conde de Floridablanca, Presidente interino; Sr. Dn. Francisco de Palafox, Sr. Dn. Lorenzo Calvo, representantes por Aragón; Sr. Dn. Gaspar Melchor de Jovellanos, Sr. Marqués de Campo Sagrado, por Asturias; Sr. Dn. Lorenzo Bonifaz... por Castilla la Vieja; Marqués de Vilbel, Sr. Marqués de Sabasona, por Cataluña; Sr. Marqués de la Puebla, Sr. Dn. Juan de Dios Rabe, por Córdoba; Sr. Dn. Martín Garay, Sr. Dn. Félix de Ovalle, por Extremadura; Sr. Dn. Rodrigo Riquelme, Sr. Dn. Luis Ginés de Funes y Salido, por Granada; Sr. Dn. SEBASTIAN de JOCONO, Sr. Dn. FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA, por Jaén; Sr. Dn. To­ más de Veri, Sr. Dn. José Sanglada, por Mallorca e Islas adyacentes; Sr. Presidente interino, Sr. Marqués del Villar, por Murcia; Sr. Arzobispo de Laodicea, Sr. Conde de Tilli, por Sevilla; Sr. Dn. Pedro Rivero, Sr. Dn. 74 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

José García de la Torre, por Toledo; Sr. Conde de Contamina... por Va­ lencia» (9).

De tan completa y detallada referencia bien claramente, se deja ver el estado caótico e individualista reinante en todo el territorio nacional. Hubo Junta como la de Sevilla que «desde el primer momento se consideró como la encargada de unificar el movimiento y de asumir la primacía, por lo que se declaró la mencionada Junta la Suprema de España y de Indias, dándose tratamiento de Alteza. Pero ni aun en Andalucía impuso sus designios, pues la de Granada le negó la obediencia» (10). Jaén, por su parte, como ya que­ da anteriormente dicho, llevó muy mal el que la Junta local de Martos re­ conociera tan a la ligera «en junio del año 1808 la Suprema autoridad del Gobierno establecido en Sevilla».

Así las cosas, todos veían la necesidad y conveniencia de unir todas las fuerzas, autoridad y mando en una empresa de tan capital interés cual era la de defender la unidad nacional, política y religiosa. Se imponía por otros motivos la creación de un ejército unido que atacara al enemigo inva­ sor en diversos puntos de la península y mantuviera los destinos patrios ba­ jo las órdenes del tan deseado organismo único. La Junta Suprema del Reino de Galicia fue la primera en lanzar la idea de tan urgente creación político- militar al enviar al teniente coronel de Artillería, don Manuel Turrado, a entrevistarse con las Juntas de la periferia de la nación para trazar un plan de ataque y formar todas unidas con las restantes esa entidad nacional y suprema autoridad de gobierno. Gracias a la energía, tacto diplomático y razones convincentes que Turrado expuso a los representantes de la Junta Suprema hispalense, consiguió, en parte, deshacer aquél su pernicioso y en­ castillado individualismo. Las Juntas de Murcia y Valencia, antes de que llegara Turrado con su encargo, abundaban en la misma idea de unión, crean­ do la Junta Central, habiendo enviado circulares a las demás Juntas Supre­ mas con el mismo fin. Providencialmente, si no el principal, sí uno de los más poderosos motivos que contribuyó a aunar las fuerzas divididas de las diversas Juntas, fue la gloriosa jornada militar y gran triunfo de las tropas

(9) Lain y Rojas, Salvador: OFM. Historia / de la Provincia de Granada / de los / Frai­ les Menores de N.P.S. Francisco /, Ms. de 1819, págs. 945-947. El original de esta obra —rectificamos lo escrito en BIEG, V (1958) pág. 111, nota (10)— está en la Biblioteca de los PP. Franciscanos de Santiago de Compostela y una copia en el archivo franciscano del con­ vento de S. Buenaventura de Sevilla. (10) Mozas Mesa, M.: Bailen. Estudio Político y Militar de la Gloriosa Jornada, Ma­ drid, 1940, pág. 67. MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 75 del general Castaños y de otras valientes generales en los campos de Bailén, como ha demostrado documentalmente un moderno autor (11).

III. LA JUNTA LOCAL DE MARTOS EN SUS RELACIONES CON LA CENTRAL Y PROVINCIAL DE JAEN

Tan pronto como se instaló la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino y tuvieron noticia de ello las demás Juntas provinciales y locales, ma­ nifestaron todas su reconocimiento y adhesión secundando en todo sus ór­ denes y disposiciones. Con tal motivo se organizaron fiestas religiosas y profanas en casi todas las ciudades y pueblos de alguna importancia. Hoy todavía pueden verse con gran satisfacción, puestas en orden alfabético y cronológico, las cartas y jubilosas misivas que las distintas poblaciones en­ viaron con tan fausto acontecimiento a la Junta Central reconociéndola co­ mo Suprema. Se conservan en el Archivo Histórico Nacional.

Por lo que se refiere al antiguo Reino de Jaén, ocupa el primer puesto de tal reconocimiento oficial, en orden riguroso, , que lo hizo el 7 de octubre de 1808 —la Junta Central se instaló el 25 de septiembre del mismo año— enviando al Presidente y vocales un escrito sumamente inte­ resante y lleno de espíritu patriótico y religioso (12). Siguen las villas de Al­ calá la Real (13), reconociéndola el 8 del mismo mes y año; Martos (14), a los cuatro días siguientes; Úbeda (15) y Andújar (16), que lo hicieron los días 26 y 27 respectivamente, y finalmente Linares (17) y Baeza (18) el 31 de octubre del mismo año 1808.

(11) Ibidem, págs. 57-82 y 411-418. (12) A.H.N. de Madrid Papeles de Estado, legajo 2-A. núm. 98. (13) Ibidem, núm. 65. (14) Damos toda la documentación en los apartados a) y b) del Apéndice I que va en este mismo estudio. (15) A.H.N., legajo 2-A. núm. 134. Más documentación sobre esta ciudad en los núms. 129-135. (16) Ibidem, núm. 70. Sobre Andújar véase además en el mismo A.H .N . Sección de Guerra L, en el legajo 61, núm. 43 al 47. (17 Ibidem, Papeles de Estado, leg. 2-A, núm. 103. Este documento sobre el reconoci­ miento que la Villa de Linares hizo de la Junta Central ha sido publicado en nuestro artículo: «Linares durante la Guerra de la Independencia», en la Revista Linares, afto VIII (1958) núms. 88-89, págs. 8 y 19. (18) Ibidem, legajo 62 A ., núms. 1-16. 76 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

Únicamente hemos querido citar los nombres de algunas de las más im­ portantes ciudades de la provincia de Jaén para que se vea como desde un principio respondieron todas ellas a los deseos y proyectos que abrigaba el organismo Central de la Nación. Ocupándonos por el momento de la Junta de Martos y relaciones de la misma con la de Jaén, dejamos a otros investi­ gadores lo hagan sobre otras ciudades y villas giennenses. Las fuentes que­ dan en parte indicadas. Como ya queda referido fue nombrado Presidente de la Junta Supre­ ma y Gubernativa del Reino, el Conde de Floridablanca, vicepresidente de la Junta de Murcia, ya de edad avanzada, y que, por aquellos mismos días, a causa de una grave enfermedad había tenido que guardar cama en una de las celdas del convento de franciscanos de la mencionada ciudad (19). El cargo de secretario de la misma Junta lo ocupó D. Martín Garay que con Dn. Félix Ovalle eran al mismo tiempo representantes de la Central por el Reino de Extremadura. Como caso curioso anotamos que se dio el trata­ miento de Majestad a la Junta Central, y a su Presidente y vocales, se les distinguió respectivamente con los títulos honoríficos de Alteza y Excelencia. Transcurridos tan sólo algunos días después de la creación de la Junta Suprema Gubernativa, la Junta de gobierno de la Villa de Martos, invocan­ do su antiguo título de «Capital del Partido que la Orden de Calatrava tie­ ne en el Reino de Jaén», se dirigió el día 12 de octubre de 1808 a Dn. Martín Garay «llena de la más profunda alegría al ser cumplidos los unánimes vo­ tos de la de la Nación en la instalación de la Junta Suprema Central». Lle­ vada la Villa entera de Martos de un sincero entusiasmo, acendrado patriotismo y de un hondo espíritu religioso, no quiso «privarse de la dulce y justa satisfacción de ser de las primeras en que manifiesten a V.M. su inex­ plicable gozo en este caso, su amor también al Real Servicio, y sus vehe­ mentes deseos de contribuir hasta con la última gota de su sangre a la gloriosa defensa de nuestra Sagrada Religión, a la restauración en el trono de nues­ tro amado Monarca, el Sr. Dn. Fernando Séptimo, y a la libertad y conser­ vación de nuestra Patria y hogares». Todos los componentes de la Junta local, Dn. Luis de Arevalo y Pineda, secretario, y sus vocales, señores Bar­ tolomé Montaño, el Conde de Cazalla del Río, Francisco Mendoza y Ló­ pez, y Diego Manuel de Escobedo hicieron «el más solemne juramento, y bajo el mismo formulario con que S.M. y demás tribunales lo han practica­ do, en manos de Frey Dn. José Serafín de Lara, Prior formado de San Be-

(19) Mozas Mesa, Bailen, págs. 78 y 473-480. MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 77 nito del Collado en su Orden de Calatrava, Cura Rector de la parroquia de Santa María de esta Villa y Vocal de la Junta, quien lo prestó después en manos del M.R.P. Fray José de Vacas, guardián en su convento de San Francisco de la Observancia de esta expresada villa y Vocal igualmente de esta Junta» (20). En iguales sentimientos patrióticos y religiosos debieron abundar casi todos los demás habitantes de la población marteña. Nota simpática y llena de fervor fue la que dio D. Joaquín José Montoya, cura encargado de la iglesia de Santa Lucía, ayuda de parroquia de la de Santa Ana y San Ama­ dor, al dirigir, el mismo día que lo hizo la Junta local, una carta de felicita­ ción al Presidente de la Central, expresándole sus más entusiastas y «festivos plácemes por la exaltación a V.A. a la Presidencia de la Suprema Junta Cen­ tral, elección tan celebrada como debida al mérito e inestimable virtud de V.A.» (21). Tal vez todos los componentes de la Junta local de Martos, que a ex­ cepción hecha de D. Francisco Bravo de la Rosa habían rubricado el docu­ mento oficial enviado a la Central, no formaran parte de la anterior Junta que desde un principio se puso bajo las órdenes de la de Sevilla. A formular esta suposición nos mueve el hecho de que, o con miras a mitigar los resa­ bios de independencia manifestados por la Junta de Martos, o a formalizar su autoridad, la Junta de Jaén creyó necesario enviar a dicha Villa por el mes de agosto del mismo año de 1808 «un vocal de esta superioridad con comisión nuestra para reasumir la autoridad de aquella Junta y formarla nuevamente» (22). Se debieron normalizar las cosas una vez puestos al habla ya que la Junta de Seguridad Pública creada en Martos desde el primer momento en

(20) Cfr. Apéndice, I, b). El juramento se hacía según y como lo prescribía el formula­ rio con que lo hizo la Junta Central, salvo insignificantes modificaciones. En Mozas, Badén, 416-417, puede verse la fórmula emitida por la Central. El P. José de Vacas debió suceder en el cargo de superior del convento de S. Francisco de Martos al P. Andrés Peinado, después del 31 de agosto de 1805, fecha en la que los francis­ canos de la provincia de Granada celebraron capítulo en Jaén (Cfr. BIEG, año V (1958), 112, en la nota 10, y Castillejo, A ., Memoria Chronologica, al año 1805, en el que termina ha­ blando del P. Peinado). Sabemos por el P. Laín (Historia, págs. 953-954) que al no poderse celebrar capítulo a principios del año 1810 en Lucena, siguieron como superiores, de Linares el P. Andrés Peinado, y de Martos, el P. José de Vacas. (21) Cfr. Apéndice, I, apartado c), que forma parte del leg. 2, A. núm. 109. (22) A.H.N., Papeles de Estado, leg. 79, D. núm. 166. Este documento fue redactado por los de Jaén el 3 de diciembre del mismo año. 78 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

que nuestra Patria se vio huérfana de su Rey, ejerció su autoridad siempre bajo la superior y la dependencia de la de Jaén, aunque con ciertos conatos de independencia, explicables en parte. Que así fuera lo demuestran estas palabras con las que comienza el Manifiesto que la Junta de Jaén envió a la Central. «Cuando tuvo principio —dice— nuestra Revolución patrióti­ ca, varios pueblos subalternos crearon sus Juntas de Seguridad Pública a imitación de las Capitales; entre ellos fue uno, en nuestro Reino, la Villa de Martos, y ha continuado bajo este sistema cumpliendo las órdenes que le ha expedido esta Superior» (23). Mas, a pesar de esta aparente subordinación, en la práctica, surgieron algunos inconvenientes con visos de independencia por parte de las autori­ dades marteñas. Tales intentos de insubordinación se reflejan en ciertas cláu­ sulas de una exposición y detallada relación que la Junta de Martos envió a la Central el 20 de noviembre de 1808. En dicho documento se realzan los motivos de su autoridad y se exponen las razones de concordia y unión que siempre tuvo con la de Jaén a fin de que «tuviesen mayor fuerza sus auxilios pero no con detrimento y menoscabo de la independencia que siem­ pre ha tenido este Gobierno (de Martos) del Corregimiento de Jaén, confir­ mada por V.M. en su Real Orden expedida en veinte y seis de octubre de este año en que se ha dignado confirmar y restituir a todos los Tribunales y autoridades constituidas del Reino, el antiguo y libre ejercicio de sus fun­ ciones desde el día feliz de la instalación de V.M., y por la del Real acuerdo de la Chancillería Territorial, comunicada a este Gobierno en diez y nueve del mismo octubre» (24).

Con todo, la tirantez de ánimos fue creciendo por ambas partes, cre­ yéndose las dos Juntas con personalidad propia, plenos poderes y amplias facultades. Por tal motivo la de Martos siguió convencida ejerciendo actos de jurisdicción, de orden público y administración de justicia dentro de su ya reducido ámbito territorial.

Como justificante de su autonomía y desempeño de su autoridad en causa del bien común, de su cooperación al servicio nacional, y sobre todo de su ayuda al ejército, fue redactada la ya referida Relación a la Junta Cen­ tral del Reino. En ella se inserta un informe con la denuncia hecha por el Alguacil Mayor de la Junta de Martos a Dn. Alfonso Santiago por falta

(23) Ibídem, reproducimos el documento en el apartado c) del Apéndice, III. (24) A.H.N., leg. 79, D. núm. 162, f. 2v; este legajo abarca los números 161-168, relati­ vos todos a las relaciones de Martos con Jaén y la Central. MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 79 de higiene pública con la multa de cuatro ducados, y con la pena de prisión en la cárcel de la Villa por haber proferido contra la autoridad insultos y palabras groseras (25). En un segundo informe de esta Relación los vocales marteños exponen con gran satisfacción y orgullo patriótico cómo su Junta Local de Gobier­ no hizo un extraordinario «esfuerzo» y ejerció toda su «autoridad en facili­ tar y remitir con presteza cuantos auxilios le han sido posibles, como demuestra el adjunto plan, a nuestro ejército español de Andalucía, espe­ cialmente en los dichosos y memorables días, diez y seis y diez y nueve de julio del corriente año en que fue vencido el enemigo en los inmediatos y famosos campos de Mengíbar y Bailén; (y) ha puesto todo su esmero en inflamar y estimular con su mismo ejemplo a estos honrados vecinos para que franquén dinero, granos, camisas y caballos» (26).

El «adjunto plan» de que se habla anteriormente no es otro que un cu­ rioso e interesante documento estadístico de ayuda económica al ejército español diseminado por diversos pueblos de la actual provincia de Jaén. Va magníficamente presentado en un amplio y artístico cuadro, simulando una original fachada arquitectónica con su frontis, sostenido por dos columnas, rematando su parte alta con una cartela en la que se lee: «Viva / Fernando /VII /». Las localidades que se enumeran en este informe son las de Ar- jona, La Higuera de Arjona, , , , Torre del Campo, , Mengíbar, Bailén, Linares y Andújar. Hasta la fecha concreta en que fue redactado el documento por el secreta­ rio de la Junta, D. Luis de Arévalo y Pineda, arroja la estadística entre ví­ veres y otros utensilios las siguientes cantidades: 138.978 raciones de pan; 1.778,6 fanegas de cebada; 52,25 arrobas de arroz, 3 reses vacunas, 6 fane­ gas de garbanzos, 500 libras de carne, 370 libras de jamón y tocino, 18 arro­ bas de aguardiente, 64 camas, 21 ollas y 102 cucharas. Más aún: especifi­ cando dicho informe la ayuda económica y militar que prestó Martos a di­ cho ejército, nos ofrece un resumen total de su aportación en tres aparta­ dos (Porciones, Valores y Clases) que ocupan respectivamente los capiteles y fustes de una y otra columna del artístico informe. En el vano de entram-

(25) Ibídem, núm. 163. Entre los documentos que Martos envió a la Junta Central en esta ocasión uno era el siguiente de 8 folios s.n. Denuncia echa(sic) por el Alguacil/ Mayor de esta Junta de Gobierno/ A / Dn. Alfonso Santiago de esta/ vezindad/. (26) Ibídem, núm. 162, f. lv. Este texto como el de la nota anterior, 24, pertenecen al documento o Exposición de la Junta de Gobierno de Martos a la Central sobre su creación para defensa del bien público de la Villa; consta de 3 folios dobles sin numerar. 80 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES bas se consignan las Clases de material y vituallas ofrecidas, ya en parte indicadas, y estas otras: para el transporte de víveres 2.267 bestias, más 21 con aguaderas y cántaros para abastecer de agua al ejército, y 29 caballos; 24 carretas para conducir heridos en campos de batalla, 56 libras de pólvo­ ra refina y 212 libras de balas, 412 camisas y 115 voluntarios. Por todos estos conceptos y por los gastos originados de la manutención de las tropas traseúntes y fijas en la Villa de Martos la cantidad ascendió a la respetable cifra de 233.242 reales (27).

No sabemos que impresión causarían a la J. Central los informes de la anterior relación en los que además de dar cuenta de sus servicios a la patria se exponía el modo de su actuación en conflictos jurídicos. Un mes más tarde la Junta Suprema de Gobierno, oídas ambas partes y pesadas to­ das las razones, fallará a favor de la Junta de Jaén. Mas mientras tanto la de Martos debió seguir creyéndose con capacidad suficiente para admi­ nistrar justicia independientemente de la Provincia. Concretamente no sa­ bemos en qué casos, además de los apuntados, continuó actuando en decisiones y fallos. Lo que sí podemos dar como cosa cierta es que por los meses de noviembre y diciembre de 1808, fue la Junta Superior de Jaén la que tomó parte activa decidiendo en una cuestión que se originó sobre pas­ tos y arbolado del lugar llamado Monte Lope Álvarez, enclavado en el te­ rritorio del Partido de Martos (28). Mal se debieron poner las relaciones por ambas partes cuando el 3 de diciembre del referido año se vio obligada la Superior de Jaén a enviar a la Central el Manifiesto ya antes menciona­ do (29). En él los vocales se quejaban y exponían sus razones —al igual que antes lo habían hecho los de Martos defendiendo su independencia de la de Jaén— porque habían echado de ver en esta Junta (la de Martos) ciertos rasgos de insubordinación en ocasiones y un espíritu tumultuario entre sí «a continuación se expresan en términos que reflejan, no sabemos hasta qué punto, tanto la incompetencia de su autoridad local como el carácter dísco­ lo de su Junta de Gobierno y los fallos inconsistentes de sus decisiones judi­ ciales. Continúan —añaden— las quejas de varios vecinos contra ella,

(27) En el Apéndice II, apartado b), damos el texto de este «plan» estadístico que cons­ tituye el núm. 164 del leg. 79, que venimos estudiando. (28) A.H.N., Junta Central, leg. 79, L.C., que referente a la J. Superior de Jaén, desde el 15 de octubre de 1808 al 17 de enero de 1810, abarca los documentos 24 al 156, siendo preci­ samente los pertenecientes a esta cuestión del Monte Lope Alvarez los núms. 25-29, expedidos durante los meses noviembre-diciembre de 1808. (29) Ibídem, Papeles de Estado, leg. 79, D. núm. 166. MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 81 exponiendo atropellamientos y bejámenes en los autos gubernativos que dicta sin autoridad, ya desde la instalación de V.M., supuesto que las autorida­ des ordinarias se hallan en el goce de sus funciones».

«Ocurre además que, habiendo pedido esta Superior Junta a la de Mar- tos una relación circunstanciada de las monturas y equipo de caballos que pueda reunirse en dicha Villa, contesta por medio de su Secretario, mani­ festando no poder estar a nuestra determinación por haber recibido orden al mismo efecto comunicada por el Supremo Consejo de Castilla» (30). Como se ve, uno de los hechos que movió a la Junta de Jaén a apelar a la Suprema fue el haberse negado la de Martos a enviar la relación sobre monturas y equipo de caballos de que disponía la Villa. ¿Se referirán tam­ bién a este mismo caso estas otras palabras que las autoridades de Martos dirigieron en el mencionado Manifiesto a la Central, en el que, como he­ mos visto, exponían los privilegios de exención del Corregimiento de Jaén? «Por estas razones —dice— no ha convenido en remitir a Jaén el expen­ diente que solicita, y ha tenido por bastante, a fin de conservar la citada unión, el informe que pide» (31).

Con todo la Junta de Jaén en el Manifiesto a la Central juzgaba de muy excaso valor el motivo que invocaba la de Martos respaldándose en el Consejo Supremo de Castilla. Para ellos tal explicación y otorgamiento no era para otra cosa que para «evadirse de la subordinación» de la Supe­ rior Provincial y para entorpecer y retardar «el cumplimiento de las órde­ nes que ésta le comunicaba».

Otra de las razones que aducía la de Martos para mantenerse en tal actitud tensa y violenta con la Junta Provincial, era la de la poca y casi nin­ guna atención que se tuvo para con ella cuando quiso intervenir también ella en la formación del alistamiento de soldados que hizo la capital de Jaén. Por otra parte, la Villa de Martos demostró su descontento con la de Jaén, comunicando a la Central «además de las faltas de contestación de aquéllas en materias importantes, y del débil aprecio que ha hecho en los útiles servicios, sacrificios, trabajos y donativos que los más de ellos no han

(30) Reproducimos casi en su totalidad el documento en el Apéndice III, apartado c), que no es otro que el mencionado en la nota anterior. (31) A.H.N., Papeles de Estado, leg. 79, D. núm. 162, f. 2v. Según se infiere de otro documento (Cfr. Apéndice III, apartado c), la Junta de Jaén debió enviar también el 16 de diciembre a la Central otro Manifiesto. 82 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES merecido aún publicarse en su Periódico, donde se insertan infinitas peque- ñeces y trivialidades» (32). Así continuaron las relaciones entre las dos Juntas de la Provincia de Jaén —caso que no debió ser único dentro del ámbito nacional— hasta que por fin para resolver litigios y conflictos entre ambas, se vio obligada a in­ tervenir con su autoridad suprema la Junta Gubernativa de la Nación. Para ello desde Sevilla envió el 20 de diciembre de 1808 una Real Orden a la Jun­ ta del Partido de Martos en la que se le intimaba tajantemente a que se su­ jetara y subordinara «en los términos que corresponde a la Junta de Jaén sin que en lo sucesivo se experimenten faltas de esta naturaleza» (33). El mismo comunicado se remitió a la Junta de Jaén que, sin duda, recibiría gozosa, ya que había logrado imponer su autoridad y ahora ganaba la partida.

Tan dura disposición gubernamental, nada ventajosa para Martos, se­ ría aceptada por la subalterna con cierta indignación, aunque en el fondo reconocería la conveniencia y utilidad de trabajar juntas, ya que las dos per­ seguían el mismo fin patriótico, y la Junta de Jaén ejercía su autoridad en todo su territorio provincial. En Martos comenzó a ejercerla, solucionando problemas originados probablemente, antes del 20 de diciembre del año que estudiamos, puesto que toma parte activa en una cuestión de carácter pú­ blico administrativo. Tal fue el caso de Dn. Alfonso de Ortega y Calata- yud, Alférez Mayor de Martos, quien al ser despojado de su cargo por el mismo Ayuntamiento de la Villa, acudió a la Junta Superior de Gobierno de la Provincia el 24 de enero del año 1809, y ésta, al día siguiente, por me­ dio de su Presidente, el Duque de Montemar, le mandó usar de sus dere­ chos en tal cargo. Tan ilustre marteño venía ejerciendo tal oficio desde el

(32) Ibídem, núm. 162, f. 3r. Como dato curioso referente a la prensa local periodística de Jaén copiamos esta carta que se encuentra en el A.H.N., Papeles de Estado, leg. 22, D. núm. 46) y que fue dirigida por la Junta de Jaén a la Suprema Gubernativa: «Excmo. Señor: Ya hemos circulado a los pueblos de esta provincia la Real Orden que VV.SS. nos comunican con fecha 17 del corriente para que los editores de Gazetas, Diarios y otros Periódicos en que se inserten noticias políticas y militares que se publiquen en todo el Reyno, remitan a esa Se­ cretaria del cargo de V.S. todos los correos, doce ejemplares. Cuidaremos de su cumplimiento en el distrito de esta Provincia. Dios guarde a V.E. muchos años.—Jaén 24 de mayo de 1809. Exmo. Sor. Luis Javier de Garma y Moreno (rub.). limo. Duque de Montemar, Conde de Garcíez (rub.). Excmo. Sr. D. Martin de Garay». (33) A .H .N ., Papeles de Estado, leg. 79, D. núm. 165. Damos íntegro el texto en el Apén­ dice III, apartados a) y b). MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 83

30 de marzo de 1800, y pidió también a la Central que se le repusiera en su cargo a lo más tardar el día 30 del mencionado mes de enero (34).

CONCLUSION

Pesadas y seriamente consideradas las quejas que las dos Juntas tuvie­ ran entre sí, como asimismo todas aquellas razones que ambas presentaron a la Central, tendríamos que admitir que la de Jaén tenía a su favor más poderosos y serios motivos para acreditar su autoridad y mando sobre la subalterna de Martos. Mas para enjuiciar debidamente estas relaciones de tirantez y desavenencia entre Jaén y Martos, cuya Junta —según manifes­ taron los vocales de la Provincial— «no lo era del Partido de Calatrava, pues hay en él otras que en nada depende de ella», es preciso tener muy en cuenta dos circunstancias. Son estas: la que pudiéramos llamar de índole histórico-local, y otra, nacida del nuevo tipo y sistema de gobierno, todavía no definidos, en aquellos días de confusión. Concretanto más; creemos que el primer motivo que originó tal insubordinación de la Junta de Martos a la de Jaén —reconocemos también en ésta cierta incomprensión— fue, sin duda, aquel espíritu de marcada independencia que los habitantes de la Ca­ pital del Partido de la Orden de Calatrava en Andalucía siempre tuvieron, tanto en lo eclesiástico como en lo civil con la Capital del Santo Reino. Mas no es este el lugar para tratar de este punto y cuestión de la que siguieron a través de los siglos un sinnúmero de pleitos y discusiones harto complica­ das y enojosas.

(34) Ibídem, núms. 167-168, y últimos del leg. 79, que contienen respectivamente las re­ laciones de don Alfonso de Ortega a la Central y de Jaén y la documentación relacionada con el asunto. Estos últimos documentos van redactados en 13 folios, yendo en otros seis las peti­ ciones que el mismo don Alfonso hacía a la Junta de Jaén pidiendo su restitución en el cargo, y la licencia de Montemar para tomar posesión del mismo. No fue éste el único caso de esta o parecida índole en el que tuvo que intervenir la Junta de Jaén: surgieron disgustos por cues­ tión de administración de los hospitales de Baeza, Ubeda y Linares entre don Eufrasio de Gó­ mez, visitador eclesiástico, y don Juan Romero Alpuente; entre los vecinos y el prior de la villa de Albanchez, en las que tuvo que intervenir la J. de Jaén, como igualmente en el caso de don José Escobedo, que se negó a dar el tratamiento a los vocales en la petición del conde de Gálvez pidiendo el desembargo de sus bienes raíces en el reino de Jaén, en la cuestión de don Nicolás Pérez Santamaría y en la queja de don J. Antonio Ruiz Moscoso sobre la conduc­ ta de un vocal de la misma Junta de Jaén. Para más detalles, consúltese el Indice de los papeles de la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino y del Consejo de Regencia, publicado por el Archivo Histórico Nacional, Madrid, 1904, págs. 86-87. Cfr., además, la nota 28 de este nuestro estudio. 84 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

Además, por otro lado —este es el segundo aspecto sobre el enjuicia­ miento de la polémica entre ambas, y que en parte disculpa a la Junta de Martos no estaban todavía definidas las facultades propias y poderes administrativos— judiciales de las Juntas Provinciales y Locales. Precisa­ mente en medio de las discusiones y conflictos que hemos narrado fue cuando se elaboraba el Reglamento que había de regir para ambas. El texto del mis­ mo se hizo público el día 1 de enero de 1809, limitando la autoridad de las Subalternas o del Partido y ampliando los poderes de las Juntas Provincia­ les, que hasta entonces habían ostentado el título de Supremas (35). Y aquí damos fin a estas curiosas notas que forman un interesante ca­ pítulo de la historia de Martos y Jaén, principalmente durante aquellos pri­ meros siete meses del año 1808 en los que se fraguó la lucha y triunfo de nuestra Guerra de Independencia.

(35) A.H.N., Papeles de Estado, leg. 60, H. Aquí se encuentra el Reglamento de las Juntas Provinciales y de sus subalternas y las ampliaciones de las primeras (1 de enero de 1809), con los servicios de las mismas, siendo los pertenecientes a la de Jaén dos de los meses de di­ ciembre de 1808 y marzo de 1809. MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 85

APENDICE

i

La Villa de M arios reconoce la creación e instalación de Junta Suprema Central del Gobierno de la Nación. (A.H.N. Papeles de Estado, leg. 2. A. núm. 109).

a) Carta del secretario de la Junta a D. Martin Garay. «Excmo. S°r. Dn. Martin Garay. Excmo. Señor: De acuerdo de la Junta de Gobierno de esta Villa paso a manos de V.E. la adjunta representación para que se sirva hacerla presente a esa Suprema Junta Central. Dios guarde a V.E. muchos años. Martos, 12 de octubre de 1808. Luis de Arevalo y Pineda, Srio. l.° (rubricado)». b) Texto del reconocimiento de la instalación de la Junta Suprema. «Señor: La Junta de Gobierno de la Villa de Martos, Capital del Partido que la Orden de Calatrava tiene en el Reino de Jaén, llena de la mas profunda alegría al ser cumplidos los unánimes votos de la Nación en la Instalación de la Junta Su­ prema Central, tan ardientemente deseada, y de cuyas disposiciones va a resultar la segura felicidad de nuestra Nación, no quiere pribarse de la dulce y justa satisfac­ ción de ser de las primeras que manifiesten a V.M. su inesplicable gozo en este caso, su amor también al Real servicio y sus vehementes deseos de contribuir hasta con la ultima gota de su sangre a la gloriosa defensa de nuestra Sagrada Religión, a la Restauración en el trono de nuestro Amado Monarca el S°r. Dn. Fernando Sépti­ mo, y a la libertad y conservación de nuestra patria y hogares, deberes que siéndo­ nos tan esenciales hemos procurado cumplir aprestando los mas crecidos socorros a nuestros gloriosos militares que han peleado por tan justa causa, no perdonando desvelo, ni trabajo respectivamente cada cual por su parte para tan santos deseados fines a pesar de la inminente y próxima invasión de las tropas francesas en nuestro territorio, pero hoy, Señor, ha querido dar a su corazón patriótico todo el ensanche del placer que es imaginable, haciendo cada uno de los individuos el mas solemne Juramento y bajo el mismo formulario conque V.M. y demas tribunales lo han prac­ ticado, en manos de Frey Dn. Josef Serafín de Lara, Prior formado de Sn. Benito del Collado en su Orden de Calatrava, Cura Rector de la parroquia de Santa María de esta Villa y Vocal de su Junta, quien lo presto después en manos del M.R.P. Fray Josef de Bacas, guardián en su convento de Sn. Francisco de la Observancia de esta expresada Villa y Vocal igualmente de esta Junta, siendo presentes todos 86 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES sus individuos a excepción de Dn. Francisco Bravo de la Rosa, quien por ingentes negocios propios se hallaba ausente de esta Villa, pero de cuyo celo y amor patrióti­ co está tan persuadida esta Junta que, desde luego, cree prestará el mismo Jura­ mento a su regreso y que sera indecible su testimonio de no haber concurrido a este solemne acto. Todo lo cual ha acordado elevarlo a la alta noticia de V.M. Nuestro Señor con­ serve la importante vida de V.M. para felicidad de la Monarquia Española. Martos, 12 de octubre de 1808 Señor a L(os) R(eales) P(ies) de V.M. Fr. Josef de Bacas (rub.)—Bartolomé Montaño (rub.)—Frey Josef Serafín de Lara (rub.) El Conde de Cazalla del Río (rub.)—Francisco de Mendoza y López (rub.). Luis de Arevalo y Pineda, Srio- l.° (rub.). c) Carta de felicitación al Presidente de la Junta Suprema del Cura de la iglesia de Sta. Lucia de Martos, antes parroquia de Santa Ana. El Cura de Santa Lucia con el debido respeto tributa a V. A. los mas festivos plácemes por la exaltación a V. A. a la Presidencia de la Suprema Junta Central, elección tan celebrada como debida al mérito e inimitable virtud de V.A. y que solo el Espíritu Santo pudiera haber inspirado tan sumamente importante en las actuales ciscunstancias. De esta fortuna debe España esperar especiales frutos que la fertili­ cen de singular gusto dichosos sucesos por la protección que afianza en V.A. A mi me ha sido tan sumo regocijo, que no cabiendo medio de explicarlo en la humana comprehension, recurro a la Bondad Divina a darle las gracias por tan singular beneficio con que nos ha favorecido, y suplico a V.M. muy encarecidamente satisfaga mi deseo empleando mi insuficiencia en su servicio y en el de la causa co­ mún, pues desde luego me sacrifico obediente a los preceptos de V.A. y a beneficio de nuestro amado y bendito monarca Ntro. Señor Dn. Fernando 7o. Dios Ntro. Sr. guarde y salve a V.A. muchos años con la prosperidad que de­ sea y ha de menester toda la Monarquia. ¿Martos? y octubre 12 de 1808. Serenísimo Señor. B(esa L(a) M(ano) de V.A. Joaquín Joh. Montoya (rub.) MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 87

II

Relaciones de la Villa de Marios con la Junta Suprema Central (A.H.N. Papeles de Estado, leg. 79. D. núms. 161 y 164) a) Carta de la Junta a D. Martin Garay enviándole la exposición de la Villa en la que le dan cuenta de su actuación judicial y de su ayuda al ejercito español

N ú m . 1 6 1 .— Excmo. Señor: A consecuencia de lo acordado por la Junta Gu­ bernativa de esta Villa remito a V.E. los documentos y representaciones adjuntas, a fin de que se sirva hacerlo presente a esa Suprema Junta Central del Reino para la providencia que haya lugar. Dios guarde a V.E. muchos años. Martos 20 de noviembre de 1808 Luis de Arevalo y Pineda, Srio. l.° (rub.) N ú m . 164 b) «Detalle de las Relaciones de pan, cebada, arroz y demas efectos suministrados hasta el dia de la fecha por la villa de M artos a las tropas de! Ejercito Español de Andalucía en diferentes pueblos de este Reino, y a los transeúntes y residen­ tes en dicha Villa con inclusión de socorros y otros gastos indispensables, según resulta de los recados justificativos que obran en la Junta de Gobierno de la misma, firmados de los respectivos provehedores y demás personas a quienes ha correspondido ». A la Villa deArjona: 27.444 raciones de pan; 322 fanegas de cebada; 36,25 arro­ bas de arroz; 3 reses vacunas; 370 libras de jamón y tocino. A la Higuera cerca de Arjona: 4.600 raciones de pan; 12 fanegas de cebada. A la Villa deArjonilla: 13.831 raciones de pan; 110 fanegas de cebada; 12 arro­ bas de arroz. A Villanueva de la Reina: 4.900 raciones de pan; 208 fanegas de cebada. A la Villa de Porcuna: 2.842 raciones de pan; 266 fanegas de cebada; 40 ca­ mas; 21 ollas y 102 cucharas. A Torre del Campo: 7.800 raciones de pan; 500 libras de carne; 6 arrobas de aguardiente. A Torre Dn. Ximeno: 12.650 raciones de pan. A Mengibar: 9.800 raciones de pan; 4 arrobas de arroz; 6 fanegas de garban­ zos; 1 arroba de aguardiente. A la Villa de Bailén: 21.199 raciones de pan; 116 fanegas de cebada. A la Villa de Linares: 6.650 raciones de pan; 144 fanegas de cebada. A la Ciudad de Andújar: 27.262 raciones de pan; 840 fanegas de cebada; 24 camas. Suma total: 138.978 raciones de pan; 778,6 fanegas de cebada; 52,25 arrobas BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES de arroz; 3 reses vacunas; 6 fanegas de garbanzos; 500 libras de carne; 370 libras de jamón y tocino; 18 arrobas de aguardiente; 64 camas; 21 ollas y 102 cucharas.

RESUMEN GENERAL

Porciones CLASES Valores/Reales

138.978,00 Raciones de pan a 24 onzas cada u n a . 130.743,28 1.778,06 Fanegas de cebada ...... 50.248,00 52,21 Arrobas de arroz ...... 1.907,10 3.00 Reses vacunas ...... 873,00 6.00 Fanegas de garbanzos ...... 300,00 500.00 Libras de carne ...... 910,22 370.00 Libras de jamón y tocino ...... 1.305,30 18.00 Arrobas de aguardiente ...... 1.548,00 21.00 Ollas enviadas al Hospital de la Sangre...... 60,17 102.00 Cucharas enviadas también al mismo Hospital . 25,17 2.267,00 Bestias ocupadas en la conducción de víveres .. 11.383,00 24.00 Carretas ocupadas para conducir heridos y artille­ ría ...... 1.440,00 76.00 Personas que se han ocupado en la conducción de víveres ...... 760,00 64.00 Camas enviadas al Hospital de Sangre . 000,00 21.00 Bestias con aguaderas y cátaros para dar agua al ejército ...... 000,00 115.00 Voluntarios pagados a cuatro reales cada día .. 16.920,00 56.00 Libras de pólvora re fin a ...... 560,00 212 3/4 Libras de balas ...... 820,12 000,00 Los gastos ocasionados con las tropas transeútes y estantes en esta Villa han ascendido a la can­ tidad d e ...... 13.436,22 233.242,22

TOTAL GENERAL Caballos enviados al ejército: 29.—Camisas donadas para la tropa: 412. Martos 20 de noviembre de 1808. Luis de Arevalo y Pineda, Srio- l.° (rub.) MARTOS DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808) Y... 89

III

Relaciones tirantes de la Junta de Marios con la Superior de Jaén, y fallo de la Central a favor de esta ultima. (A.H.N. Papeles de Estado, leg. 79, D. núms. 165 y 166) a) Num. 165.—Real Orden de la Junta Central a la Junta del Partido de Marios para que esté sujeta y subordinada a la Suprema de Jaén. «La Junta Suprema Gubernativa del Reino esta enterada de que ademas de ex­ ceder esa Junta de Partido las verdaderas y limitadas facultades que pueden compe­ tirle, no presta a la Junta Provincial de Jaén la obediencia y sumisión debida y (tachado: “ aun ha llegado a” ) retarda el cumplimiento de las ordenes que esta le comunica; y en su consecuencia ha resuelto que V.S. este sometida en los términos que corresponde a la Junta de Jaén sin que en lo sucesivo se experimenten faltas de esta naturaleza (tachado: “ que acrediten” ) que ademas de ser contra el orden, acreditan un espíritu de división e insubordinación poco patriótico, y que S. M. no mirara con indiferencia. De Real orden lo comunico a V. S. para su inteligencia y cumplimiento. Dios guarde... Sevilla 20 de diciembre de 1808. b) Num. 165.—Comunicado de la Junta Central sobre lo mismo a la Suprema de Jaén.

«Con esta fecha comunico a la Junta del Partido de Martos la Real Orden si­ guiente (aqui va la Orden anterior). Lo que traslado a V.E. de Real Orden para su inteligencia y gobierno en con­ testación a la exposición que V.E. dirigió con fecha 16 del corriente. Dios guarde... c) Num. 166.—Manifiesto de la Junta Gubernativa de Jaén a la Junta Central so­ bre el espíritu de insubordinación y desorden publico de la Junta de Seguridad Pu­ blica de la Villa de Martos. Señor: Cuando tuvo principio nuestra revolución patriótica, varios pueblos subalter­ nos crearon sus Juntas de Seguridad Publica a imitación de las Capitales; entre ellos fue uno en nuestro Reino la Villa de Martos, y ha continuado bajo este sistema cum­ pliendo las ordenes que le ha expedido esta Superior. Mas sin embargo hemos echa­ do de ver en esta Junta ciertos rasgos de insubordinación en ocasiones y un espíritu tumultuario entre si, en la época en que mas se requiere la prudencia y la circuns­ pección... Por ello fue necesario en el mes de agosto que pasase un vocal de esta Superioridad con comisión nuestra para reasumir la autoridad de aquella Junta y formarla nuevamente. Mas a pesar de esto continúan las quejas de varios vecinos contra ella, exponiendo atropellamientos y bejamenes en los autos gubernativos que dicta sin autoridad ya, desde la instalación de V.M. supuesto que las autoridades ordinarias se hallan en el goce de sus funciones. 90 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

Ocurre ademas, que habiendo pedido esta Superior Junta a la de Martos una relación circunstanciada de las monturas y equipo de caballos que pueda reunirse en dicha Villa, contesta por medio de su Secretario, manifestando no poder estar a nuestra determinación por haber recibido Orden al mismo efecto comunicada por el Supremo Consejo de Castilla, de suerte que bajo este efugio piensa la Junta de Martos evadirse de la subordinación a nosotros y entorpece el orden establecido pa­ ra el mejor servicio de la Patria, sin que podamos hacer la especulación y arreglo competente en este negocio de caballos, asi como sucederá en otros muchos de los que nos dirige V. M. para que por nuestro celo, por la autoridad que representamos en la Provincia, y por que asi lo exige el sistema actual, queden mejor cumplidas las reales determinaciones por un orden gradual y metódico. Bajo estos supuestos que tienen su fundamento en la voluntad manifiesta de V.M. hemos ordenado a la Junta de Martos que sin embargo de la orden que dice ha recibido del Supremo Consejo de Castilla, nos remita la relación de monturas que le está pedida, pues esto en nada se opone a la determinación del Consejo que los comunica a todas las Justicias sin perjuicio de que las Juntas Provinciales cum­ pliendo las ordenes de V.M., dispongan en sus respectivos reinos la dirección y mas pronta ejecución de lo que se manda y se nos comete al efecto. Juzgamos haber llenado en esto nuestros deberes y en manifestar sucintamente a V.M. el carácter díscolo de la Junta de Martos para que se sirva V.M. determinar lo mas conveniente advirtiendo que dicha Junta no lo es del Partido de Calatrava, pues hay en el otras que en nada depende de ella. Nuestro Señor guarde la vida de V.M. muchos años. Jaén 3 de diciembre de 1808. El Duque de Montemar, conde de Garcíez (rub.) Segundo Gayetano García (rub).