p OLITICA DE UNIDAD Num. 345 - Barcelona, 26 febrero de 1944 - 1 pta. S E G U NDA EPOCA — AÑO VIII HEUAC. Y AUMIN.: PELA YO. 28. PRAL. I.- TELF. lUga UKE A VICTOR BRITISH SOLD LA NEUTRALIDAD, experiencia española NOW ?

A neutralidad es para la España actual un L imperativo nacional indeclinable. Lo im• pone nuestra actual situación en el mundo; lo reclama la Historia con su experiencia inexcu• sable. Imperio exi^e Kuerra. Guerra para adquirir• lo y guerra para conservarlo. España combatió mientras lo tuvo; Desde Carlos V basta el tra• tado de Utrech, España, gran potencia predo• minante ep Europa, ha de combatir contra Fran• cia que trata de arrebatarle el puesto y eo pane lo logra a fines del siglo XVII. Busca, enton• ces. España, alianzas contra Francia. Austria e Inglaterra unen sus particulares intereses cop los españoles, en ocasiones, para hacer frente a la ambición francesa de romper el «statu quo» en Europa. La posesión de los Estados de Han des y de Italia, hace que nuestro país se vea mezclado en todas las guerras europeas, y por eso haya de combatir incesantemente. La situación cambia en el siglo XVIII. Flan- des se pierde y lo mismo Italia. A la vez. los vastos territorios ultramarinos han ganado enor• memente en importancia; por otro lado, In• glaterra ha surgido robustecida y llena de am• biciones de la -Guerra de Sucesión española, y pretende hollar nuestros derechos en América. La situación cambia. España no pugna ya por problemas europeos. Flandes ha sido definiti• vamente abandonado y con Italia si se mantienen relaciones estrechas de alianza, no persisten las de dominio efectivo. Francia, por su parte, como Potencia predominante en el Continente, ha de habérselas con la enemiga de Inglaterra. La alianza francoespañola. por tanto, no es un ca• pricho dinástico familiar arbitrario. Es la unión natural de dos Potencias amenazadas por el mismo enemigo, Inglaterra: la una, Francia, principalmente en Europa ; la otra, España, en América sobre todo.

Pero, también América se desgaja de nuestro dominio, salvo las Antillas. Nos queda, asi• mismo. Filipinas. Desaparece otro motivo de guerra. Por eso. si los siglos XVI y XVIl nos vieron luchando por Europa (imperativo de Flandes e Italia), y el XVIII nos vió luchar por América (mandato de nuestro Imperio ul• tramarino), nada nos obliga a salir de la paz exterior en el XIX. Desde las guerras napo• leónicas, pues, ninguna contienda internacional. Política práctica de neutralidad que no excluye la dignidad como pueden atestiguarlo Narváez frente a Inglaterra y Cánovas ^ante Alemania. A fines del siglo, perdemos Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Terrible desgarradura y usurpación de suma injusticia. Pero nada podía evitarlo: éramos más débiles y nadie hubiese combatido a nuestro lado por ayudarnos a mantener el pabellón en aquellas magnificas islas. Ya que• da España sola en su península. Ya nada puede lustificar una intervención en guerras interna• cionales, salvo el derecho sagrado a la legitima defensa. Por eso nuestros gobernantes, tan in- l "«amen te calumniados en muchos puntos, acentúan la neutralidad como norte de la po• A pocos kilómetros del frente HoJiono un soldado británico monta guardia. La inscripción que se le» encima lítica exterior. Acercamientos fugaces a la Trí• del espejo le recuerda que el aire marcial- y la compostura en todo momento de la vida militar es con• plice: relaciones más duraderas con las Poten• dición indispensable para conservar la disciplina, como ésta es indispensable para la victoria cias occidentales por imposición geográfica. Pero ningún compromiso hondo que pueda lle• varnos a una guerra ajena a nuestros intereses nacionales.

Otra vez la guerra asuela al mundo. La po• Véase, en la página de Arte y Letras, el artículo sición española en tal caso viene dictada por la Historia y el propio instinto de conservación de CÉSAR GONZÁLEZ RUANO, "Q OltraíSKIO Véase, también, del país. Salir de la neutralidad significaba una actitud partidista, no nacional, algo semejante I"; el reportaje, "LOS FíailCOS, hoy, en la página 14, a lo que las izquierdas querían en la guerra del catorce. Además, por si la problemática o hace mi! años", por juan ramón la sección, Perspectiva de algún supuesto beneficio pudiera tebernos deslumhrado, bastaba la consideración MASOLlVER,- además, "HogíO de H118SC3, de que su remota probabilidad no compensaba 'os enormes horrores de la guerra y. sobre todo, sosegada y enigmática", por MIGUEL DOLQ AIRE LIBRE el peligro espantoso — en esta guerra de ob- )etiVQ5 implorablcs — de caer con el vencido el cuento de RUDYARD K3PLÍNG, "TieS^ y JQ si el bando en que lucháramos hubiera de serlo con artículos y no• ta definitiva- CliatrO", traducido por L. NONELL e ilustrado li cias deportivas La posición auténtica del pueblo español es CLAPERA, y en la sección «De Mediodía a Medianocttei^ y513 • neutralidad y digno apartamiento de la 'ucia- SANTIAGO NADAL originales de CARLOS SENTÍS y M. BOSCH BARRETT LA GRACIA DE LOS ESCRITORES

MAS ANECDOTAS DE DON RAMON A^CADAiDIA Uno oseara noche de inrierna iba Don Ramó, por el Paseo de la Castellana con un grupo i, amigos y literatos, entre los cuales se bollab,,, La florista del antiguo los hermanos Machado y el actor Ricardo Ca|,0 La amplia avenida estaba solitaria y medroso «Co/ón» Valle se obstinaba en discutir con Calvo el modo SU AFAN cómo debían ser recitados los versos. Situándose Cs la inás conocida, discutida y elegante de r frente al grupo, blandiendo el bastón con su único *• loa floristas de la ciudad: Clisa, >ia florista del C o ion 8 brazo, empezó a gritar la Imprecación de Marsillg Popularidad y prestigio alcanzados a través en HLOS amantes de Teruel»: dcí deambular de ueintc anos y cuatro regíme• nes en la embocadura del Paseo de Gracia. «fnfamez bandolero! Quien más quien menos, todos los ciudadanos AL CAER EL ANTIFAZ que me habéiz o traición acometic-o.» del Ensanche barcelonés han recibido Jlorcs de sus manos. Si hombre solo, era agradable dejar• Repentinamente surgió de entre los árboles uno se poner en el ojal de OS días que hemos vivido habían sido sos demasiado vibrantes, y el disfraz pareja de guardias, que creyeron que se tratabg la solapa la camelia o el clavel por una floris• L siempre días con un viento de nove• casi siempre es como una «pose» pinta• de un atraco. El novelista les llenó de imprope• ta agraciada como las rios, de forma que se lo llevaron detenido. No la. El «Carnaval» traía una alegre licen• que se describen en las rrajeada. hay que decir que no fué abandonado por sus novelas de Paul de cia o todos los espíritus. Las gentes de amigos. Cuando llegó Valle a la puerta de la Kocíc. Si acompañado, El disfraz, por otra paite, lo embellecía Comisaríj del distrito, cuyas oficinas estoban en era ía esposa quien se gusto fino sabían gustar finamente del todo: una dama con antifaz, siempre es apresuraba a aceptar el si piso principal, paróse arrogante y dijo: ramito ofrecido para antifaz. Los de grueso bullicio animaban bella, siempre tiene los ojos hermosos. alejar rápidamente de —Yo no zubo zi no me alfombran la ezcofera la vera del marido una espantapájaros y un jolgorio de cence• Al caer el antifaz siempre hay, en todos rendedora demasiado rros. Los salones barajaban en sus espe• atractiva. los casos, un poco de desilusión. Pero jos los tipos más diversos: todas las ima• también un sosiego. Una vuelta a la hu• En su tertulia. Valle gustaba de contar enormes —¡Ah, el Colón en los mentiras. Asi un dia narraba: días de la Exposición ginaciones agotaban en el instante de manidad, una ternura, un reconocer de• de Barcelona! —suspira —Una vez, en tierraz de América, a como zi la florista, rememoran• vestirse un momento de otra vida de un bilidades. Los Martes de Carnaval son dijéramoz en Indiaz, zalí de la ciudad pazeando do tiempos prósperos. tipo siempre completamente opuesto al por el campo. Como yo me trago laz leguaz, me En un dia llegué a ven• desgarrados; el sabor de la ceniza es zarprendió la noche lejoz del poblado, o la orillo der en su terraza por suyo. Había quien alargaba su imagina• áspero. Pero luego fluye la Cuaresma len• setenta duros de clave• de un lago, ya en territorio de zalvoiiz. Allí me les, en ramitos. Y un ción y anudaba más allá del espejo una tamente y volvemos a nosotros mismos. zenté a dézcanzar en un tronco verdozo, como caballero extranjero me lleno de muzgo. Al poco rato noté que el tronco testimonió su simpatía comprándome incluso la aventura. El 'Carnaval» es una lección, Siempre nos encontramos solos con nos• cesta, como recuerdo inmarcesible. ze movía. Otro cuo^uiera ze hubiera azuztado. por poco que reflexionemos. Pero sucede otros mismos en el islote de una hora en Yo, no. Me fijé y vi que me había zentado zobre —¿Qebió usted ganar mucho dinero? —En mi puesto primitivo del Paseo de Gra• que una lección dada frivolamente nos Cuaresma. Como en Carnaval siempre un caimán. Y como yo conozco laz cozlumbrez del cia esquina Ronda, gané en un año cincuenta zaurio, le puze un dedo zobre un ojo, que ez lo hace dudar de su eficacia. El disfraz, ge• tenemos unas horas en que sólo somos mil pesetas limpias • manera de guiarlez, y azi montado en él, me con• Aquel puesto de flores fué un filón aurífero. neralmente, desnudaba con rara sinceri• un traje vivo. El «Carnaval» es una vida dujo hazta laz puertaz de la ciudad. El alcalde barán de Viver se lo concedió. dad. Si era un disfraz serio, con un cierto lejana que nos podemos permitir, de Y Clisa tuyo que abandonarlo después de diez y Al terminar su relación paseó la mirada por el seis años de embellecer la esquina, por consi• rocío de evocación traicionaba gustos, derar el actual Ayuntamiento que la exigüidad cuando en cuando. auditorio que, conocedor en su mayoría de la fon- del ancho de la acera exigía la evacuación. pretensiones, gestos. Si era con un zar• tosía valleinclanesca, no dijo nada; antes bien, La damnificada, que es mujer de gran com• Todo ello ha venido de pensar en cuan• parecía recrearse en la belleia literario de sus pazo de burla, denotaba un modo de ser. prensión, comenta el hecho de la siguiente embustes- No faltó, sin embargo, un recién llegado forma:, do se encendía la inmóvil pajarería de Nada hay que traicione tanto como la que puso en duda la veracidad de su relato. En• —También es verdad que el permiso era las lámparas del Liceo, de cuando se para la instalación de mi cesta y una silla. imagen que intentamos darnos de nos• tonces Valle Inclán le dedicó sus más elocuentes Luego yo añadí una estantería desmontable con danzaba gravemente con ese anudar con contumelias: cuatro cazos recipientes. Como de primavera a otros mismos en una burla. Por otra parte otoño me tostaba bajo el sol, adicioné al con• ¡os tuyos unos instantes de otra persona —Uztez ez un idiota. Uztez no zabe lo que ez junto un paraguas abierto en guisa de techum• era un fácil escape para como es el baile y todo un zaurio. bre. Más tarde, lo del paraguas parecióme ri• la vitalidad sobrante. Yo dículo y lo cambié por un parasol de playa. esto que es tan triste como Y fué una lástima que me negaran la prórroga siempre he sostenido que del permiso; iba a instalar un mostrador como un pañuelo caído o re• Había un judio establecido en el puerto de Ñá• los que vemos en las Ramblas la «pose» indica una exu• pales que gozaba fama de poseer el castellano 0. cién olvidado donde aun Diez y seis años más con disfrute del puesto berancia vital y que es las mil maravillas. Don Ramón del Valle Inclán, y Rubiera surgido en el extremo borde de la palpitan los dedos de una que a la sazón era director de la Academia Es• calzada, frente a la Casa Comas, algo parecido derramar un poco los pul- al quiosco de Canaletas de la /loristcría. dama. — N. L. pañola de Bellas Artes, le abordó un día. Y el Obligada a retirarse, empleó Elisa el sistema judio le preguntó: de la defensa elástica. Una dependencia del de• rruido Teatro Novedades cobijó, hasta la inicia• —¿Qué queréis, mancebo? ción de las obrds, su jardín ambulante. Evacua• da la nueva posición, pasó a ocupar un recodo VISPERAS DE ESTRENO en lo entrada de la cosa núm. 2 del Paseo de Gracia. Y recientemente fuése al vestíbulo del Pequeño y grave error Entran ambas para rezar breves instantes Víspe/as de estreno. Don Jacinto Benavente Teatro Borrds, desde cuya linea de resistencia frente al difunto. Es un señor calvito y re• habla con un grupo de cómicos. «Para el vestido domina actualmente los senderos de su feudo. choncho que duerme con aire importante el No cabe la menor duda de que la moda del primer acto —dice una actriz— he encontrado último de sus sueños metido en una mag• Elisa ha ofrecido flores a una familia real. femenina atraviesa en estos días uno de sus en un comercio de la Gran Via una tela precioso; Ha puesto una camelia en el ojal de un dicta• nífica caja de caoba. A su alrededor, en el dor y ha repartido sonrisas y violetas o un pu• momentos más penosos y tristes. Las lineas he tomado seis varas». Don Jacinto s? vuelve re• suel# se alinean una docena de coronas mor• ñado de alcaldes ilustres de toda coloración. La pierden sencillez y se abarracan excusándose pentinamente hacia su marido, que ha sido muy tuorias. lista de gobernadores condecorados por ella con en el retomo al gusto de nuestras abuelas. desgraciado en su matrimonio, y le espeta: claveles reventones es ton nutrida como la de los generales con mando en plaza que le han Tal retorno es inexistente. Falta la gracia Cuando «madame» C. N., se arrodilla a —«Y tú, ¿cuántas varas has tomado?». sonreído al desfilar por el Paseo de Gracia los encantadora de aquella época confortable; poca distancia del fenecido, ve de pronto al• días de solemne parada militar. falta, sobre todo, la veracidad. Ni la seda es go que le obliga a estremecerse ; en los pies EL PLURAL Al contemplarla en la propia salsa de sus seda, ni la lana cs lana, las telas se arrugan del muerto, colgando delicadamente de la El ilustre novelista francés Sheridon, muerto claueles y sus rosas y en la compañía de sus de un modo lamenta- punta de sus escarpines de charol, esta ,-.u cuatro hijas que aprenden de ella el difícil arte, recientemente, se llamaba en realidad Gastón complejo y delicado, de ofrecer y tender flores, • ble, los modistos se sombrero, el de las flores blancas y violetas. Edinger. Era un gran ceramista y dirigió una re• nos lanzamos a una pregunta osada: acursilan inquietante• . Joseph — en Francia casi todos los cria• —¿Habrá Vd. tenido muchos suspirantes, mente. Bien es verdad dos y cierta clase de maridos acostumbran a vista de este arte, bajo el seudónimo de Lacoui yerdad? que «ersatz» y elegan• llamarse Joseph — al verlo en el recibidor Breval- Además era autor de unos cuentos muT «La florista del Colón» tiene para nuestra celebrados, que firmaba con el nombre de Jacob pregunta una contestación de modestia autén- . cia son incotppatibies. lo confundió con una corona, y como tal lo tica: colocó en el lugar que'le corresnondía, es Levy- Por ello, cuando entraba en su caso pregun• Sin embargo, aun —Las paradas de flores son propicias a las decir, junto al cadáver. taba a la portera: siendo la moda de hoy galanterías de los caballeros. Para agradecer —¿Ha habido alguna carta paro nosotros? cualquier otro servicio se acostumbra a dar absurda — a veces, ¿De quién fué la equivocación mayor? ¿De propinas. En mi oficio se dan piropos. Me en• desagradable — m u - Joseph que confundió un sombrero con una contré alguna vez ante un cliente que. después corona mortuoria, o de «madame» C N.— LA CLAVE DE LA CUESTION de haberme encargado un ramillete de las me• chas mujeres probable• jores rosas, y que yo me hube esforzado con mi mente faltas de perso• la elegantísima «madame» C. N. — que Un grdh amigo de nuestra publicación, mayor habilidad en componerlo, me lo pagó nalidad propia, prefie• confundió una corona mortuoria con un som• destacado articulista en ella, permaneció en generosamente, lo- tomó en manos y uolvíó a brero? Francia durante unos meses en un puesto ce dármelo, declarando con media sonrisa tímida ren doblegarse a sus que era yo misma la persona a la cual iban las grotescos mandatos an• Me encantaría ser imparcial, aún en este los organizaciones que los Servicios de Mor- rosas dedicadas. tes que pasar a los ojos caso peregrino... maoón Militar de Burgos habían destacado y añade sencillamente; de las demás por in• en el vecino pais Idurante la guerra civil- —Es mucho el embrujo de una ijaroda de elegantes y «demodées». Y este inclinar, la Conocido era en lo Dirección de dichos ser• flores bien surtida y de un delantal limpio y cerviz tan servil y antipersonal origina, de vicios el magnifico desorden personal de núes- - bien planchado. Eso es todo. En cambio han tro amigo, cuya participación en lo Informa• desfilado por mis paradas los suspirantes de vez en cuando, lances de una cierta gracia. He Flores y cuadros las otras. Mire .'sted: para que hiciera llegar aquí el último que nos llega de París: ción que le era encomendada no podría s6' cada mañana uiA cuquet de rosas frescas a una Todavía no ha surgido el brillante cifmista más que teórica. A los dos meses de su nom• dama barcelonesa, cierto comerciante importa• «Madame» C- N., a las cuatro de la tar• de "las pe• mimo• foca, contrapunto y consultar cuanto a técnica —¿Qué es eso?—inquirió don ^"f6"'?-!- por pane de la viuda; palmaditas de con• sas parecen eBContrar sn cflma. gramatical o teórica de la Música se refiere. suelo en la espalda, dadas. por mano afec• Es «frito variado», señor — respondió Los animadores de la flamante salita de la tuosa. Pida nsted hoy mismo prospecto gratis a: Avenida de José Antonio, en estos días de frió, el camarero. . .j B E L P O S T. Lauria, 98. — BARCELONA —;Quieres verle un momento? — pre• han tenido una gozosa, optimista y primaveral —Pues a mi — manifestó lentamen'» gunta la inconsolable a la amiga íntima. ocurrencia. Pentarca — tráigame frito «monótono». que merece ser repro 'uei li ,, Moníe-Cassino lo menos, muy meditada ' «;Qué os parece eso prop^can-l i evidente: • JC da del enemigo — dijo ct s-iw destruir I" cmUz»cióo EL MUNDO Y LA POLITICA Mussolini — que hasta en mi pr» llamada occidental, o eu• pío país me da el aspecto d«. E ropea, la Abadía de Mon- POR ROMANO enemigo de la clase obrera.' ce-Cassino debía ser arra- mí. que he realizado, y estoy or• . i. Cl,n bombas y caáonazos. gulloso de ello, el sueño socialista ^ ^l»dia de Mante-Caw.no. de mis veinte años! Desde Carta de Trabajo, desde las corpo• .na v exponente de una civiliza ciudad que conser/aba todos los se• el señor MussoliQí ahorrado a su política guerrera del fascismo. Un raciones y las pensiones obreras y ^n. no ha querido ser menos que creto» de las" arte» y Je la» letras, patria mucha sangre y mucha» lá• diario noneamentano ha respon• campesinas hasta la ayuda a las fa• monumentos, como las cate se agruparon cam;«»ini>s y arte• grimas. El país se había pronuncia• dido al diario bolchevique con un milias numeróse», mis realizaciones dSS.TwSfii y Milán San sanos. , do de una manera elocuentísima en argumento «ad hominem», por ien.-.o. aunque no cese de .neer consiguiente muy enérgico. Baste, son tan patentes como la columna Monte-Cassino no exist r. Lo ^tr» ocasión de la visita hecha por Hitler «det por la perennidad de Ai pues, decir lo que tanto interés ha de Traía no o el Coliseo. Han con• ve es que Vichiiiski fonr.a rartc a Roma en mayo de 1938, poco obru no regatea el sacrifiao de su habido en ocultar, o sea, que el seguido, aun en plena guerra, que de la Comisión Je Asuntos de Ita• después de la anexión de m Aus• monasterio predilecto cuando *r Vaticano ha hecho siempre su deber Italia se mantuviese en la paz so• lia... Y una de Jas- o Monte-í"*»-' tria que hasta después del asesinato uta¡ de lanzar un poderoso U.U.b. »in reticencia» y que el peligro fué cial más absoluta. Tengo la con• sino triunfará de Vichiníki, o Vi- de Dollfuss, el señor Mussolini ha• al mundo amenazaJo por la bur- señalado oportunamente- Italia ha• vicción de que ningún régimen hu• chinskí triunfará de Monte-Ciüino. bía defendido con la presencia de bacie Poco antes de morir vaticino sus tropas en el Brennero. Aquel bría podido sacar de la neutralidad biese podido hacerlo mejor, y, sin Que San Benito, padre de Europa, alK Monte-Cassmo sena destruido día 3 ae mayo de 1938, fiesta de no sólo ventajas materiales sino embargo, el mundo se extasía ante niegue por el resurgimiento de u:ia por los lombardo», lo que ocurrió la Invención de la Santa Cruz, el también un prestigio moral inmen• el plan Beveridge, como si fuese paz justa en nu-.-stro < .omínente. cuarenta años despuc». ambiente de. Roma tenia el valor so que la habría convenido en el una innovación extraordinaria en Preci»amente el salu-ic cPax», e» el el terreno de la legislación social. Si existía el proposito de anuc de un plebiscito. £1 Papa se había arbitro de Europa, en realidad el lema de San Benito. Este plan puede ser un progreso ter un «ran crimen cpnira la civi- marchado a Castelgandolfo y ha• único papel que podía aceptar un para Inglaterra, pero su contenido lizad^n —la civilización cristiana, bía cerrado los museos pontificios país que, por muchas razones, no es Comenfario a unas tiene ya una aplicación corriente en poraue oo hay otra viable - la y la Biblioteca. Una inmensa mu- una gran Pofncia. Esa mVtralidad Italia. /Qué significa esto? Que metralla de" los bcligerances no po- declarad J raesd e nue»iro» métodos, nuestros princi• d.a elidir mejor que Monte íjasai- pios, han sido utilizado» por nues• no. Se dirá que no existió til pro• Mussoíini tros enemigos. Llegará un día en posito y que la destrucción del ce• IGNORAMOS si la Prensa extranjera que ingleses y americanos tendrán nobio ha sido un hecho inciucu- ^ le ha apoderado del anículo que pasar por el camino que nos• blc Pero, como Satanás anda suel• que con el título de «La tragtdia de otros hemos abieno: de esta forma to por el mundo habrá que admi• Italia» publicó en «El EspañoU, harán su revolución, únicamente tir que los tefes de la guerra han de Madrid, el periodista suizo que llevará otro nombre: pero sea sido sus fieles instrumentos. La M. Paul Gentizon. Hay pasta en el que fuere el resultado de esta obsesión de los «obictivos milita• este trabaio para muchos artículos guerra, Europa únicamente triunfa• res», de que tantas veces hemos ha• y comentarios. Pero hay más toda• rá gracias a sus ideales.» blado, que no respeta ya nada, es vía: el estudio de «El Español» un invento diabólico Y ni los po- contiene unas declaraciones hechas Sin duda, esta declaración del liucoa. ni los diplomáticos saben por Mussolini a M. Paul Gentizon. señor Mus»olini será un día, cuan• reaccionar contra una mitología el día 7 de junio de 1943. pocas do la guerra haya terminado, el que. si el mundo está destinado a semanas antes de ser depuesto por pónico de una discusión interesan• durar, oo cardará en horrorizar a el Gran Consejo Fascista. Y conste tísima. Su legislación social era la Humanidad entera como nos re• que M. Gentizon, que conoce su avanzadísima. Había d^do al pue• pugnan ahora las historias de las oficio, publica esas declaraciones blo la Carta de Trabajo, lo» Sindi• torturas judiciales de otras épocas. con los honores del entrecomillado cato», los retiros obreros y campe• El ejemplo del Partenón. que unos No podía M- Gentizon hacer al sinos, el seguro de vejez, la asisten• convinieron en polvorín y otro» señor Mussolini una pregunta más cia m dica, la obra de la materni• bombardearon, es citado por el interesante: «¿Inlia no hubiese po• dad y de la infancia, las vacacio• • Osservatore Romanoi y fue invo• dido permanecer neutral en esta nes remuneradas, la ayuda a las fa• cado ya por nosotros dos años guerra.'* ' milias numerosas, los trenes popu• itris. «A ver si me tocas» —dice lares, las colonias veraniegas y los el muchacho fanfarrón cuadrándose He aquí la respuesta del señor prestamos nupciales. Toda esta | c hinchando el pecho—. Su id ver Mussolini : enorme máquina funcionaba mara• urio se decide a darle un ligero «Ciertamente que Italia, si hu• villosamente y muchas de sus pie• empujón y empieza la pelea. Así biese sido una nación de poca im- zas eran reputadas como una obra ha caído Montc-Ghssino después de ponancia. podría haber permaneci• casi definitiva. Tal vez e» e»ie uno madura deliberación en las altas es• do alejada de la lucha. Siendo neu• de lo» secretos de la duración del feras. Creíamos que el arte mili• tral podía conseguir grandes venta• fascismo. Probablemente esas rea• tar era más rico en recursos- jas financieras y comerciales, pero lizaciones eran más urgentes en Ita• Seria insensato no admitir que Italia considera que el honor de lia que en otras panes. Porque, a a lo» americanos no les ha disgus- una nación está por encima de to• pesar de todo esto, no consiguió el todo mucho tener que embestir dos los provechos materiales. Había régimen fascista la simpatía del Montc-Cassino. Pero si supieran proclamado su deseo de obtener un proletariado internacional es un los americanos que un infinito nú• espacio vital y puesto ante los ojos asunto que nos llevaría muy lejos mero de europeos les atribuyen ar del mundo sus problemas de nata• y que, sin duda, tratarán de in• zuranamente una escasa sensibili• lidad, de alimentación, de expan• vestigar lo» que estudien a fondo la dad artística y un oscuro sentimien• sión, de materias primas, de trabaio historia del fasci»mo. Es evidente to de envidia ante unos tesoros que y de producción. Confinarse en una que ni la 11 ni la III Internacional ellos no poseen, su prudencia sería neutralidad basada en posibles ga• perdonaron nunca al tránsfuga infinita en sus incursiones milita nancias, no hubiera significado otra Mussolini. Es, no obstante, también 'es por Europa. Psicológicamente cosa que la renuncia definitiva a sus Mussolini y el momtol Rommel, duronte uno reciente iMiavida probable que los beneficios de la — otras veces lo hemos dicho—. anhelos seculares. Por ello nos he neutralidad habrían borrado mu• esta campaña de Italia ha sido un mos lanzado audazmente; en la chedumbre se pronunciaba también habría permitido al señor Musso• chas suspicacias y errores de detalle. error gravísimo. . pelea.» a su manera no concediendo ni un lini conservar su régimen. solo viva ni un solo aplauso en El señor Gentizon termina su Es probable que desde su acceso Una sencilla anécdota setá el me• todo el trayecto de la Vía dei anículo con el siguiente párrafo: Si la civilización está dispuesta al poder el señor Mussolini no ha jor broche a este comentario. AI ma• Triomfi y de la Via dell'lmpero. «A través de los siglos permanece• a autodevorarse no podía respetar ya dicho nada de tanta importancia nifestar un día a un italiano nues• El cronista se hallaba en el ángulo rá imborrable la figura de Musso• Monte-Cassino. La historia de la histórica. Todo el mundo reconocía tra admiración por la Mostra Au- de esas dos grandes vía», o sea en lini, que levantó al pueblo italiano, Orden benedictina es un resumen que? Italia tenía un problema demo• gustea. celebrada con motivo del se• el Coliseo y puede afirmar — y na• desde los lejanos días de la Anti• le la historia de Europa. Padre y gráfico y de expansión, el proble- gundo milenario de Augusto, Expo• die podrá desmentirlo, porque el güedad, a la altura de las primeras patrón de Europa, San Benito es el ba del trabajo y del pan, pero, /era sición digna de una gran Potencia hecho fué comentadísimo— que los naciones del mundo. La vida de los Abraham del cristianismo; su des• la guerra el mejor camino para re• cultural, nos fué hecha la siguiente jefe» del Eje Roma-Berlín pasaron pueblos, igual que la de los indi• tendencia es can numerosa como las solverlo? ¿No era la guerra un observación: «Mientras todo esto ante una multitud sobrecogida, con• viduos, es una lucha por la existen• estrellas del cielo y las arenas del mal mayorf A la luz del resulta.i. no conduzca a la guerra. » La gelada. Muchísimas personas creye• cia. El esfuerzo sobrehumano que mar. Bajo la dirección del Papa de la guerra todo ese alegato del frase parece ser un eco del «pour- ron entonces que el peso de esa ha realizado Italia desde 1922 para Gregorio el Grande, las conquistas espacio vital cae por su base, resul• vu que ca dure», de Leticia Bo-| solemnísima manifestación popular resolver sus problemas vitales y pa• de los benedictino» empezaron por ta falso. La romántica teoría del ñaparte. era capaz de cambiar el rumbo de ra asegurarse un destino mejor, se• Inglaterra. Luego, los monjes ingle todo o nada, eje de la educación la política italiana. El pueblo de guirá eternamente siendo la obra 'e» se extendieron por el Continen revolucionaria del señor Mussolini Roma tenía la impresión de hallar• del hijo de aquel herrero de Pre- te. Winfrido, o sea San Boaifacio, en su juventud, ha sido (unesta para se en una peligrosa encrucijada de dappio.» evangelizó Alemania, San Asearlo It'lu Y la frase famosa, que el la Historia. El día 2 de mayo. Pío FÁBRICA DE la I-se andina vía y San Adalberto fué señor Mussolini repetía con fre• Independientemente de fobias y XI había hablado como un profe• el apóstol de los eslavos. Los mon- cuencia, inscrita, si no andamos filias, teniendo en cuenta que ta, como un patriota, y sus pala• CHOCOLATES •« de San Benito salvaron los res equivocados, en las raras monedas M Paul Gentizon ha cambiado ra• bras — que podríamos transen 'os de la civilización romana y fun• visibles de veinte liras, según la dicalmente de estilo, y ante la in• bir de memoria, en italiano — ha• daron U civilización cristiana. Cen• cual, es más glorioso un día de la mensa angustia que produce la de• bían causado una impresión dolo- tenares de ciudades, muchas de ellas vida del león que cien años de una vastación de Italia, resulta imposi• rosísima. Al solemne aviso del Pa• Manuel destruidas hoy por las bombas, son vida de cordero, la ha pagado Italia ble servirse de eufemismos. Acaso pa y al espanto del pueblo de Ro• obra suya, entre ellas Canrorlicry, con mucha sangre, muchas ruinas se acerque mucho más a la realidad ma el régimen contestó por el pro• Vork. Ely y Bath. en Inglaterra: y muy poca gloria. Estas declara• histórica reconocer que el hombre cedimiento del menor esfuerzo. Munstcr, Fulda, Fritzlar. WdMM- ciones colocarán al historiador ante que más construyó durante diez y Torras con la rigidez de una censura muy ^urg, Ketnpten. Nordhausen y Lin el caso de un hombre que. solo y ocho años acabó por convenirse en poco inteligente \ con la conina dau. en Alemania, Perpinán. Auri- contra viento y marca, consideró la la piqueta demoledora de su propia de humo de una propaganda anqui• Cata fundada en 1853 'lac, Lmon, Pamiers, Saint-Dcnis. guerra como un instrumento de po• obra losada, estereotipada. Hemos que• Abbcville, en Francia: Sunt-Gall, lítica fucional y obligó a su país rido consignar todo esto en res Einsiedeln, Lucerna. Zurich, en a intervenir en la lucha. De no ha # Miel, 21 - Teléfono 1990 puesta al innoble ataque de un pe• ^"•M; Gante. Brujas. Molinos. ber hecho caso a la tentación del riódico ruso contra el Vaticano por Dunkerque. Liegc, etc., e:c. en Bél• nacionalismo exagerado, denuncia• Hay en el estudio de M. Gen• la actitud de la Santa Sede ante la MANRESA gica. Alrededor del monasterio- da solemnemente por Pío XI, habría tizon otra declaración de Mussoli• ni. hecha el día 7 de junio de 1943,

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En la guerra, lo más sencillo es lo mejor

N la snerra. lo más aenclllo es lo E mejor. Para las Nactoncs Caldas lo Bés simple seria atravesar el Ca• nal de la Warta, asaltar la fortaleza europea y avaaxar hada el corazón 'Ir Alenuala. La concepclóD eatraté- «Ir» es sencilla j sin compllcarlooen: la ejecución de la Mea en el campo táctico no estaría empero exenta de Xcandes dificultades, aunque, en parte, lodo serta cuestión de tos medios ma• teriales a emplear. Pero a veces lo que parece más di• EL EJEMPLO DE FINLANDIA fícil o Improbable, aquello que todo el mundo desecha, por ana cansa o por otra, es lo que sucede y es tam• • UO le tarprende la es boa cas que —Y lo se refiere a Hungría, se bién lo que conduce al éxito, aunque v" las alentases están con templando refiere tumfcits a Eslovaquia, Croacia y Uno vista del puerta de Mariehamn, capital de las isla* Aland •Ma sea por el efecto de sorpresa qae los a costee isiiesfo» es Finlandia? Bslgaría. produce lo inesperado. —No, en absoluta, poique na pueblo —Asi es. Cuando las Aliados presen• na de guerrillas. Los Aliados no te ol —No veo la manera. HaMe teóna. vinl sabe ver las realidades, y porque tan sus exigencias, olvidan que se ha vi darán de Símovich, Mihailovich y Tito. mente, desde luego. Ignoro las intes- Asi. por ejemplo, nn Intento de la decisión del Alto Mondo finlandés yo flan muy lejos de las fronteras de di• Yugoeslavia es un ejemplo que —según ciones de los gobernantes de Budapw. desembnrro en Noruesa. aunque con• no ejercería influencia sobre la situa• chos países. ¿Por qué M han desembar• la tesis aliada— es digno de imitación. Digo tan sólo que aun en el coso ducirla a un objetivo más excéntrico ción militar. cado en los Balcanes? ¿Por qué no en• Pero se olvida qae el pequeño Monte• que desearan modificar la actitud dt y aunque seria más dlficilmente apo• cuentran medio paro convencer a Tar• negro pudo resistir durante siglos con• tu pais, no lograrían hacerlo. Finlandia yado por la aviación, dada la mayor —¿Cree usted que na? Me extraña. —No le extrañe, pues ya no hay con• quín de que debe ejecutar su compro• tra los ataques de la entonces gigan• sólo tiene contacto terrestre con IH tinuidad entre los dos frentes. Finlan• miso da octubre de 1939? Los Aliados tesca Turquía, pues es nn país monta• alemanes por el extremo norte de N» dia es un trente aparte, como el de dirán que hay que «hacer méritos» para ñoso, de riscos casi inaccesibles, mien• ruega, poco opto para transporte Crimea. Mejor sería, desde luego, que salir luego ventajosamente de la guerra. tras que al mismo turco logró ocupar tropas. El golfo de Botnia y el de Fn- los finlandeses prosiguieran la lucha, Ahí está —dirán— el ejemplo de Yogo- en pocas semanas toda la gran llanura landia están helados. En fin, so es pe- pero aunque decidan lo contrario, so «slwia. El Gobierno del regente, prin• húngara. Montenegro. Bosnia, Herzego• sible comparar la posición de Finloiéi per esto se hollarán los alemanes en cipe Pablo, firmó la adhesión del país vina, Macedonia, es decir, una parte con la de Hungría, y conste que oh situación de inferioridad en el sector al Pacto Tripartita, pero contra tal de• considerable del Reino yugoeslavo,- se pais me sirve tan sólo da ejemplo, fm de Vitebsk o en el de Dnbno. ¿Y el cisión se sublevó el Ejército, bajo presta a la guerra de guerrillas, mien• lo mismo podríamos decir de Bulgom puerto de Petsama?, objetará usted. «I general Símovich, y emprendió tras qae otros países, como Hungría, Mientras la ofensiva aliada no reolia Efectivamente, el puerto boreal es útil una lucha muy desigual, condenada, son fácil presa del invasor. Si Hungría en el Continente europeo considerable o las submarinos alemanes, mas no es -desde el primer momento, a un san• mostrara las mismas veleidades que an• progresos, no es posible aconsejar o indispensable. No olvide que los innu• grienta fracaso. Hoce casi tres años que taño Yugoeslavia, cometería un suicidio, ningún país que siga la eventual deci• merables fiordos de Noruega están en Yugoeslavia ha dejado de existir, pero sin la menor ventaja para los Aliados sión de Finlandia. manos de los alemanes, de modo que resurgirá, tanto más cuanta que sus —De modo que no puede «hacer mé- cualquiera de ellos pueda substituir co• hijas prosiguen contra el invasor lo gue- ANDRES REVESZ mo base la de Petsama, para hostigar los convoyes aliados camino a Mur• mansk. En fin, Alemania no se pone lejanía de las bases, encontrarla, sin nerviosa, porque sabe que la actitud de dada, obstáculos menos potentes y Finlandia no será nunca fruto de malo IOS TIEMPOS Y NAPOLEON quizás lograse el cerco total de la for• voluntad, sino consecuencia del natural taleza alemana de Europa, al aislarla agotamiento de un pequeño pueblo de también por el Norte, en combinación menos de cuatro millones de habitantes. con posibles penetraciones rusas a —Sí, pero el eventual efecto moral... EL INTERES QUE DESPIERTA LA FIGURA DEL GRAN CORSO través de Finlandia. —Claro, con esto hay que cantar. To• Tampoco es despreciable la hipóte• dos los pueblos están ya cansados de Publicamos, a continuación, Japón, evocan con frecuencia al nos; y la polémica sobre la nacio• sis de nn ataque principa] por el Sur, cuatro años y medio de guerra, y todas el interesante trabajo que el Corso. En efecto, se le cita, no sólo nalidad de Napoleón, que tennis» saldrían gustosos de ella. Dice usted especialista en cuestiones na• yuxtaponiendo sus afanes militares en un diario de París, con ártica- a través de los Balcanes. El Interés poleónicas, O. Pedertco Camp, que ponen los anglosajones en la la• que el efecto moral, el ejemplo que ha ofrecido a nuestro se- en los mapas candentes, y aludien• los buscados con afán por los eru• cha en Italia, su constante y cada podría dar Finlandia. Pero olvido que - mana rio. do a sus enseñanzas, contenidas en ditos. sus órdenes, en sus cartas, en sus w/ más importante ayuda a los cue- Hungría, Bulgaria, Eslovaquia o Croa• En Italia publicó Pighini. en 1939. proclamas, sino propugnando sus cia no podrían hacer lo mismo que el A guerra vindica a su maestro. su: «Napoleone. l'uomo e il domina- rrllleros yugoeslavos y también las ideales, su fuerte método de gober• país nórdico. La Radio de Moscú ame• Napoleón; no nos preocupemos tore», edición Carganti, con bella facilidades y ventajas que los Italca- L nar, sus proyectos para un porvenir si por el camino real de la Historia, portada indiciaría. Un año des• ne» presentan para un desembarra naza a Hungría con bombardear su ca• social, y, sobre todo, su guerra a o por otros. Al modo de ver del cri• pués Borghettí, escribe: «La nemica con base en la costa Italiana, y para pital, caso de que no se retire de la muerte a determinada Potencia. tico que se mueve con parsimonia, di Napoleóne». («La Staélxi, del Is constitución de un frente, son cir• lucha. El Gobierno de Budapest ha ha sucedido la visión cálida del que, Por los golpes de los ejércitos, el propio editor. En la primera se ale• anunciado repetidas veces que las tro• cunstancias que autorizan a conside• ante la palestra, nota que las cosas antiguo teatro napoleónico está, ca• ga firme en pro del que reformaba pas húngaras ya no estaban en primera rar tal Idea como no muy desca• de hoy se parecen a los del lejino si todo íntegro, en el escenario del «ferro et sanguine». En la segunda linea, sino que se dedicaban a servicio bellada. ayer. Reich. con los campos de batalla se exalta al hombre a través de la de retaguardia. Hungría, cuyas fronteras celebres y las ciudades llenas de En 1914 y 1918 pasó lo mismo. vida de la que se llamaba su ad• rinalroenle. también debe conside• recuerdos, con el propio París. naturales son los Cárpatos, no aspira a Napoleón en lo militar y lo político versaria más acérrima. rarse la posibilidad de que la zona ningún engrandecimiento territorial. fné invocado. La apoteosis de 1921. Pero no nos movamos de la bi• En 1939 aparece también el litro elegida para la Invasión sea la del Mientras que Alemania y Rumania pre• centenario del melancólico 5 de ma• bliografía, ella es hoy sumamente de Giardini. titulado: «L'affare mediodía de Francia, bien la desem• tenden salir fuera de sus fronteras de yo, formó parte del triunfo de unos aleccionadora. d'Enghien», volviendo al tapete uno bocadura del Carona, en el Atlántico, 1941, la intervención de Hungría en la beligerantes de entonces, y ai la Pasemos sintética revista a lo pu• de los cargos más pesados contra o la del Ródano, en el Mediterráneo, guerra contra Rusia es puramente ideo• oración leída por Foch en los Invá• blicado en medio del ruido de las el personaje, y dándole la razón en armas. sectores qae aunque conducen a ob• lógica, y consecuencia de la firmo del lidos, constituía un fragmento de virtud de la empresa de vida o sabor clásico, las palabras de un Antes de los sucesos actuales Ita• jetivos de an interés no tan directo Pacto Tripartita. muerte para la Francia de enton• ministro, el propio día, bajo el Ar• lia era conocida por las obras so• como los que podrían alcanzarse a ces. co de la Estrella, trascendían a dis• bre Napoleón I y su tiempo. Sea El profesor de Turín, Lemnii. co• través del canal de la Mancha, tie• curso de asamblea. por el origen del hombre, por pa• laborador de Enciclopedia Treccani nen la ventaja de estar menos forti• rentescos contraídos por Sus deu• —No veo cómo puede figurarse Rusia Entonces hubo beligerante que no ficados. dos, por el papel de un mecenas, es un investigador, que llena ei-vi• que los magiares rompan can la alianza se ocupó nada de Napoleón, mien• el Conde Pritnoli. de quien se dijo cio dejado por el fallecimiento del alemana. tras los alemanes que lo venían es• Naturalmente, que las diversas com• una vez que era embajador de alemán Kircheisen, el autor de la tudiando de manera notable, se re• binaciones de dos o más de estos In- —Yo tampoco. Aun en el caso, muy Francia en Roma, y de Italia en mejor bibliografía napoleónica, su• traían de concurrir a la aludida lentos de Invasión de nn modo simul• poco probable, de que Hungría deseara París, existían obras muy significa- . perior al «Dictionary of NapolW fiesta, por complicaciones de la imitar el ejemplo de Italia, no podría tivas, generales unas, especializa• and His Times», de Richardson. y ro táneo, son asimismo no sólo posibles, postguerra. •.iini presumibles, pues no hay que hacerlo por estar rodeada por Alemania das otras, como la del general Po- se crea que en Italia existiese una Pasado aquel tiempo, variaba la llio, Sobre la suprema tarde de Wa- olvidar que las Naciones Unidas man• y otros países del Eje. «Rendición sin consigna laudatoria pues Etlore decoración, la figura no servia a la terloo. En todo el conjunto, muy Santángelo pudo escribir su: «t,ou' tienen das potentísimas concentracio• condiciones», pero ¿ante qué enemigo? oportunidad, las aguas de la espe• bien editado, se percibía un sabor ñaparte», en que se trata al Empe• nes de fuerza, una alrededor de Laa- Finlandia está en contacto directo con culación se apaciguaban, y toma• encomiástico: Napoleón era consi• rador de los franceses de aventu• dres y la otra en torno a ArgeL ' los rusos; Italia estaba en contacto di• ban a dominar los estudios propia• derado como un héroe. De esta opi• rero. recta con los anglosajones. Pero Hun• mente dichos. nión se aprovechó un hombre pú• En el gráfico se han parrado, con La plástica no podía faltar: efec• gría linda con Alemania, Eslovaquia, blico sobresaliente, en su manera Pero al cabo de años vuelven las tivamente, el citado centenario del flechas de Ignal trazado, algunas de Rumania y Croacia. Los rusos no han personal de concebir y presentar el pasiones al debate, y la vida y la 5 de mayo, ofreció oportunidad pa• estas prohahlrs dlrecdones de Inva• alcanzado siquiera la linea del Bug, y Primer Bonaparte, y lo reivindicó, carrera de aquel que el poeta es• ra poner juntos los retratos de Na• sión, que constituirían pinzas de bra• pañol Ferrari llamó sombra orgullo- no sólo en una obra que fué leída los anglosajones no han llegado o Roma. poleón y del Dante, por fechas * zo*, de mayor o menor amplitud, para Lo que se exige a Hungría es inejecu• sa. preocupan a muchos. por todo el mundo sino en discur• sos, en actos... De su influjo vino sus respectivas muertes: y al oasl? atenazar el reducto germano de table, aunque sólo fuera en el terreno Echando una mirada a la nume• la colocación del busto napoleónico del parque urbano aquel, corres• Enrapa. rosísima bibliografía, y a los perió• material, geográfico, sin pensar en la en el jardin más grato a los roma• pondió el palacio papal de Castfl- dicas, se confirma. Los países ins• palabra dada. gandolfo. con otro en mármol ola11' Tente.-Coronel J. BOZ-FORISEI.I.s pirados por Alemania, excepto el

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El país e ha producido la citada Biblio- k iO es ta primera yei que señalo la tatia de Kircheisen, y que reunió ' ' predilección óe la familia Korda bn cariño en 1931 en la cStaats por producir films dirigidos al gran bbliothek» los libros mis gratos al público. Véase, por ejemplo, éste de Irrsonaje, ha visto en éste un es- ahora, que es de los de a tiro hecho. Lj,, y lo ha señalado en medio (1 "torbellino presente. No es que Y que vence, además, el muy problemá• 1 . renuncie a las lineas clásicas, tico riesgo de hacerse eco de un tema ues imperan las máximas del his- del que el cine mudo extraía, paradó• bnador de Prusia, Treitachke. y jicamente, abundantes sonoridades (1). Hitter, colérico biógrafo de Stein. enemigo de Napoleón: y el en- Tema ceñido a un contorno decidida• ¡vo de Stressemann sobre Goethe mente infantil, si no escatima los tópi Napoleón, sigue siendo objeto de eos de un genero pródigo en ellos, tam• eparos; mas se notan diferencias. poco regatea el aliciente de la conti• sobre todo, determinados rasgos, or ejemplo, el intento de desem- nua peripecia risval. Cierto es que no arco en la gran Isla, y el ardor posee profundidad alguna. La mirada Sherwood on que siguió en España a las resbala con facilidad por sus ristosas testes de Meo re. en aquella ca• superficies. II relató sólo intento dis• han vacilado en catear otra parecido: erá de velocidad, bajo la nieve y traernos, sin abstraemos con una pro• ta del suicidio en «Ana Karenina», que rs borrascas, enero de 1809, que frminó en la ciudad de Astorga, fundidad psicológica que no tiene. Que no hay duda de que es un magnifico p subrayan con matices de aplau- no intentó tener, para ser más exactos. modelo. La interpretación de Vivien b. ¿Y qué se dirá del famosísimo Trátase de un género en el que cada Leigh y Robert Taylor, excelente. Toda oqueo decretado entre la visita a pensamiento, coda sentimiento debe flo• ello está conducida por ta dirección con tumba de Federico, y las revis• recer en un gesto, en una acción que mano experta. as en el más aristocrático de los no deje tiempo para meditar sobre las laseos de Berlín? U>s alemanes, que han estudiado otras mil posibilidades o imposibilida• <1) Oo» Oe lu obru te«tr«:ea de Sher• fondo todas las campanas napo- des. En este aspecto, el guión de R. wood. «Reunión en Vle«» » «B bowue pe- irlílcwk». las conoce «UMtro publico a 1ra- jónicas, y que guardan recuerdos SherHf contribuyó a dar el mismo tono vés de »us verslonea cmcmAtovráiicu. ntimos de la dominación en las de la novela. OI Esta repet'.clOn de un tema va lleva• erras del Bin: que conocen al do tí etae aonoro parece Indicar un a«o. data del ato ItJl. Dirección: James versarlo, como si no se hubiese adelante va empujada por los aires de Whaie. Intérpretes: Mae tSaite j Doutlaa nticipado a la paz de Versalles pa- la oventuo. Es un cine paro ver, que MonlBomery. ¿Por que Metro no noa hace conocer el «Ictiol'a dell«ht> de este autor, desarmarles. ¿El motivo? El ma- no para mirar. Un cine en el que todo listerio militar, la guerra; lo de- de la que exlate una versión cknematocr*!!- nos lo dan hecho. En el que vemos las ca interpretada por No ola Shearer y Clark liuestra una obra muy reciente, de- Oable? fidn a Emilio Canevari, y traduci- cosas con o/os ajenos, colocados, como a, precisamente, en Barcelona; en anteojos, sohre las nuestros. De aquí bosquejo que hace de las más que nuestra atención salga solamente andes figuras del Ejército ale• disparoaa por las cargas de la caba- an, la memoria de Jena. no alte- DESTINO ha visto He aqui una obro que merece extenso co• lleria o por el ruido ensordecedor de "Gitanillo de Bronce" ••I concepto crítico; esto, y otros mentario. Por lo intensidad dramática del talles de obras que andan escri• los fusileros. Naturalmente, existe tam• en privado asunto, por la realización, por la interpre• as, por ejemplo, «Napoleón jefe bién el tono personal. No se olvide que tación, es film que se aparta, decidida• le ejército», del Conde York War- las cámaros fotográficas podrán ser ge• mente, de la corriente vulgar de nuestros Itmburg (traducido también en melas, pero no lo serán los hombres que cLA LOBA», de Williun estrenos. Encabeza el reparto la gran trá• fuestra ciudad), tiene acaso una fi- las manejan. Codo cual impondrá uno gica Bette Davis, quien nos ofrece una ofia especial: la correspondencia deformación distinta que le dará ca• muestra acabada de su genio interpreta• ¿r,,llorosa con el medo como Na- tivo. Bette Davis es la actriz más excepcional de este momento cine• oleón I, desterrado en Santa rácter. matográfico. Su gesto en esta cinta corrobora la impresión formidable Qena, considera a Federico el que nos produjo en «Cautivo del deseo» (Of human bondoge), «Now Srande Dentro, pues, de un tono fácil y dis• Voyaguer» y «AH this, and heaven too». Herbert Marshall, Teresa Wright traído se desarrolla toda la cinta. Ál y un reparto completísimo la rodean. DESTINO hablará ampliamente de Cuando a la tempestad suceda- la final, terminará a pedir de boca. El «La lobo» (The Little Faxes) en sucesivas ediciones alma, y vuelvan los historiadores hombre condenado por cobarde no sólo kl trabajo que hoy han interrum• demostrará que no era tal, sino que pido las armas fragorosas se va lora- ero el más entre hs bravos. Un la fase italiana, como la alema- verdadero superhombre, con perdón de misma. Pero sea cualquiera el /o» escenas e«tenores ofrecen sus rolo- personajes se mueven dentro de circu Show. El libro de aventuos ha termina• sultado, el contemplador podrá res de autenticidad a esta cinta pensa• tos románticos que el autor, con leve ecir con justicia, que Napoleón es do Y nos queda en la boca el sabor da exclusivamente para la mayor diver• soplo sentimental, hincho como a pom |m objeto de reflexión perenne, un nostálgico de una canción no oída sión del público. Y que cumple, anoté• pos de jabón. Este es el caso típico (jemplo redivivo, que excita, que —ifor he's a jolly good fellow»— que moslo, su misión. Ampliamente. Y aquí de ta protagonista, Myra Lester, en ta •acude, no sólo el cerebro, sino la pudo ser el lema de esta obra, neta• nos quedados. Que si algo en este humana trayectoria que la lleva de dan- pista. Es difícil que un buen retra- mente espectacular. lo del Gran Corso, no retenga un mundo da lo exacta medido de nuestro rodera a trotera, como diría Pérez de plómenlo la retina... Realizada con abundantes medios, por carácter, más todavía que nuestras som• Ayala. Claro que te hubiese sucedida Pedro Antonio Pérez de Alan-on. *o- nrino del mtn notelHta Alarcón, iiue el procedimiento del tecnicolor, con las breros la de niestro cráneo, son las lo mismo en cualquier otro tiempo y bajo el nombre de •Ultanillo de Bron• ventajas e inconvenientes de siempre. cintas que nos gustan, señores. tugar. Porque más que en los hechos ce» está obteniendo rrumív- y mere• FEDERICO CAMP cidos éxitos, y que muy pronto le ve• de fuera, por mucho que éstos tes se• remos apaiwer por uno de nuestmt. pare, el pesimismo radica en so fondo priiKipalr* teatros. — T. de la B. (11 «LAS cuatro pluDi«£>. s«cUn no• vela dr A E. W. Masón Edición Pmra- íntimo. En ese su afán de ser sinceros mount lOtS, Dirección: CoopM'-£che*4**Cfc con ellos mismos que fes lleva al trá• y Lothsr Ucndcs. Intérpretes; ClTe Brook, Rlcbud Ar!m. Wim»in PowtU, P«í W;«y. gico camino de serlo con los demás. Noah Brrr\ y Tllfodore Ven Etl. Por esa causa Myra pasa por uno de i Una sonrisa eterna tos más viejos oficios existentes desde «El Puente de Waterloo». que en el mundo existen hombre y mu• en sus labios! jeres, aunque luego el diálogo español de Mervyn Le roy adultere los hechos, come en la escena I^VCANOVA entre la protagonista y la madre de su El mundo reflejado por Robert E. prometido, muestro palpable de a lo que Shervrood (II en cfl puente de Water- se puede llegar con espíritu estrecho. loo» (2) presenta un cariz marcadamente Ál final lo protagonista creerá que el pesimista. Por lo que en el mismo pueda único camino de escape es el morir, haber de apunte autobiográfico, se cal- que es lo qve siempre han creído todas CL.'O las cicatrices que en el espíritu tas heroínas románticas que en el del autor dejó la anterior experiencia mundo han sido. Mientras él, en lo por bélica. Porque lo cierto es que o Sfcer- venir, vivirá de sus recuerdos, actitud wood le duelen todavía en cuanto re• que no es menos romántico que aquella mueve inquieto el poso de sus recuer• otra. dos. Decidido pacifista (su sensato epí• logo a aldiot's delight» es prueba ca• tegórica) parece acusar a ta circuns• La realización de esto idea es elo• tancia guerrera de todas tos tristezas giable. Se observa en ella dónde acaba que nublo ta imposible felicidad de la labor de Sherwood y dónde comienza sus personajes. la de Mervyn Le Roy. Lo que es teatro —advierto que ésta no es la mejor Claro que éstos escapan a ta dimen• obro de Sherwood— y lo que es cine, sión temporal de ta escena, en la que con soluciones muy bellas dentro de un Lo simpática FAMILIA HARVEY ha elegido el señorial Solón no falta el «Smi/es» que cantaban los encuadre fotográfico muy notable. Qui• ASTORIA, para presentarse de nuevo ante el público de Barce- soldados yanquis en la anterior guerra, zá la unión de ambos elementos no UN ÉXITO FORMIDABLE ¡o"o, el próximo día 29, con la deliciosa comedia ANDRES HAR- ni tos melodías de Tschaíkowsky, tan haya sido realizada siempre con idén• VE' TENORIO, de la cual e» esta escena, en la que aparecen traídas cerno llevadas en todas las his• tico acierte. De aqu que cuando el tea• Diana Leva, Judy Gotland y Mickey Rooney F É M I N A torias cinematográficas de amor. Los tro aparece, la aceran acuse cierto CAFÉ DE LA NOCHE

La nostalgia española: de Gómez de la Serna a Ortega y Gasset

XJO hace mucho que M kan empezado, después de largo inciso de incomunica en su presencia tres veces hasta el suelo ción, a publicar oirá rez en España, artícu• Ana Comnena, la hija del emperador, rxn los de Ramón Gómez de la Serna. De rez ha dejado en su sabrosa «Alexias» el detalU en cuando aquí, alió, aparece su firma dis• de esas audiencias y el mejor retrato de los cutida, seguramente discutible, pero rica de francos. Uno de ellos, rebelde al protocolo asociaciones intelectuales, de curiosidad y osa sentarse en el propio solio imperial mien- originalidad literarias, de tradición ya en tros el basileus tomaba juramento de vasa. nuestro siglo de las Ilaje a sus comorodas. Balduino de Flandes Letras. Desde hace echa con malos modos al atrevido, afeándole varios años, vive Ra• su falta de respeto para con el soberano. E| món en la Argentina otro, lanzando una mirada avieso o Alejo y desde hace algún masculla entre dientes: «¡YaKentc patán! ¿j.' tiempo sus amigos de tar él sentado mientras tan valerosos capita• España reciben cartas nes han de seguir de pie, o su alrededor i suyas llenas de nos• Desde el sigla V existia en Constantinopla el sistema de murallas con foso. Las continua* El basileus, que ha oído y comprendido, fing^ talgia. La ha pasado correrías de loe bárbaros, y, sobre todo, loo golpe» de sorpresa de loo Cruzado*, obligaron no enterarse y, al rato, pregunta afablemente mal Gómez de la Ser• o los Camnenos a reforzar aquél con un rosario de torre* cada 15 metros al propasado sobre su país y condición. ^Soy na en Buenos Aires. franco puro y de la nobleza — replica el bo Después de los prime• rón —; y sólo sé una cosa: que en cierra ros tiempos de nove• encrucijada de mi pueblo hay un santuario O se trata, claro está, de esa pobre Con mal pie entraban los francos en la dad, la frivolidad y el antiguo adonde se dirige quien desee bcti'se moneóa que ha quedado en tres cuar• Romanía; aunque peores iban o ser los pasos «snobismo» que la al• en combate singular, y allá invoca 'a ayuda Ir tos (menos a juicio de los libreros de sucesivos. Bohemundo sufrió una derrota na• zaron la han dejado de Dios mientras aguarda al hombre que re N nuestro país, cuando en sus misterio• val, Gofredo vio fallido su asalto a la ciudad caer al panto de que hemos viste en una atreva a desafiarle. En esa encrucijada he es• sos cálculos los cotizan o dos reales), m de Lo- en Jueves Santo; el conde Raúl fué descala• carta suya, estas tremendas palabras: «No tado mucho tiempo esperando antogonistj; tarios, Pipinos y demos melenudos. Por esto vez, brado y conducido de viva fuerza a las cos• escriba más porque muchos días no tengo mas jamás apareció un hombre con suficiente si me permiten, daremos al vocablo la acep• tos de Sirio; pora acabar, todos, prestando para los sellos». iGrandeza y servidumbre arrojo pora hacerlo.» ción que tiene en Oriente: la de occidenta• juramento de vasallaje al basileus bizantino. eterna del escritor! Ramón siente hoy en car¡ les, metiéndonos a todos en el misino soco ne vivo la nostalgia de su tierra y no se asi seamos españoles o suizos, alemanes o encuentra asimismo con otras que con su ingleses; un apelativo, ese de francos o deslumbramiento engañoso hemos creído mu• frengui, que nos viene desde los días en que . EN EL PALACIO DEL BUCOLEÓN LO FEMENINO Y LO MASCULINO chas veces que podían comprendernos y es• los cruzados eran azote de musulmanes, sin timamos mt'fmr. duda, pero también del Sacro Romano Im• Vasalla del Imperio, la nobleza franca Y no sólo bravatos. Les ofende comer en perio de Bizancio. acudía al Comneno en demando de mercedei mesas más bajas que la de lcí~ familia impe• rial; odian el vino de Quíos, las célebres sal- Algo parecida, aunque en otro arden, ha y ayudas, se hacía exigente, codiciosa y so• Tenemos los occidentales, gracias a lo sos de pescado, el caviar del mar Negro, la sucedida can José Ortega y Gasset, que berbia. Alejo que, apreciándolos como brazo labor de propaganda de nuestros cronistas, compota china de enebro. Les humilla firmar siempre qne apareció «de paso» por la Ar• armado contra el enemigo árabe, no se tiaba íceos muy curiosas acerca de la perfidia con el pulgar, donde las princesas conocen gentino, fné tenido como un ídolo de aquella de la presencio en sus dominios de tanta tropa griega; como sobre el significado místico de todas los lenguas y toman porte en debotes sociedad semi literaria y «snob» regido, en forastera, deshacíase en halagos: les ganaba las Cruzadas. No seré yo quien las discuta teológicos o son expertas en medicamentos. cierto modo, par un matriarcado de damas en clase y gobierno; y con dádivas y argucias ni venga, ahora, a tediar al lector con el- por• Les sacan de quicio sus pobres títulos condo• y en un extraño régimen de salones donde los iba despachando paro Asía. Más no era qué y el cómo de esa vieja historio. Pero nes (delegados de meros delegados) barajados se decide o se anula el triunfo del forastero. fácil tratar con tales barones. hay que imaginar qué espectáculo seria para entre las sonoros dignidades de curopalatos, Ortega terminó, según nuestros informacio• Dados en su terruño a duelos y cocerías, los griegos, del tiempo la irrupción de los proedros, patricios y logothetes; ante los tro- nes, rogañondo con todos los grupos y gru- poco amigos de las artes y de las letras y cientos de miles de hombres que, con Pedro tamientos de serenísimos, magníficos y clan pitos bonaerenses, incluso con el de Victoria fiando únicamente en la fuerza, no parecían, el Hermitoño primero, con Godofredo y con simas dados a tonto eunuco o cobardón Aci• Ocompo, y su revisto «Sur». Volvió el autor los francos, los más adecuados para caer en Bohemundo de Tarento más tarde, cayeron calados, metidos en sus rígidos mantos de de «El Espectador» a Europa. Quedóse de las tentaciones cortesanos. En vano rugían los sobre Bizancio, la ciudad que de todos ero pedrerías, humildes con el emperador y alta• momento, un tanto retirado y retraído o leones de oro y piaban los pájaros mecánicos, soberana. Hombres de lodo edad y sexo, neros con la mejor caballería de Occidente, vivir en Lisboa... La nostalgia del mundo repartidos por las inmensas aulas de Pala• pues con los cruzados venia una multitud el de los griegos era — para los barones español que ton poca apreciamos cuando cio; inútilmente, como se acostumbraba con ""Ol'smwada, de mujeres y niños, todos* con francos — un pueblo afeminado, por exceso le tenemos, con todos sus inconvenientes, curtíanos y búlgaros, ascendía repentinamente palmas o con cruces aV+iombro; más nume• de civilizoción y de finura. Siempre con su parece cosa cierta y más honda de lo que' hasta el techo el trono imperial, paro dar lu• rosa que los granos de areno y que las es-, endiosado linaje y su saber a cuestas, tra• muchas imaginan. gar a que el basileus reopereciese con nuevos trellas, al decir del cronista griego, movién• tando de la milicia por principios matemá• brocadas. Nada parecía sorprender a los ba• dose como muchos ríos que confluyeron. ticos, envanecidos de las memorias artísticas rones francos; mientras les indignaba la regla Porque nos acordamos de Gudufre de Bullón y literarios, frenando todo impulso en. nom• protocolaria de que una parejo de eunucos y de su hermano Saldovino, de Hugo le bre de lo etiqueta, ¿cómo iban a entende-les les asiera por los sobacos pora llevarles frente CarnavaJes Mainé hermano de un rey, de Bohemundo y los cruzados? ¿Cómo entenderse, con eso de Tancredo. de Courtenay y de Raitnundo al emperador, y que les obligaran a postrarse El casi abolido carnaval presento ante de Tolosa: de la prez 'de esforzados cabolle- nosotros su' fecho en la memoria como una ros; pero no de la caterva de arlotes y truha• nes de que habla lo castiza «Gran Conquista corto antiguo que ol volverlo a leer nos de Ultramar», cuando dice: «que allí vería- pone todo un tiempo pasado en fugitivo y des tantos paños arpados e rotos, e tanta falsa actualidad. Los que se divertían en barba luenga, e tanta cabeza despeluzada, las calles con excesos que casi nunca po• e vuelta e enhetrado, e tontos magros e tan• dían justificarse en lo folklórico, lo popular tos descoloridos, e tantas piernas llenas de y otros conceptos más o menos imprecisos postillas e amancillados, e tantos de vientres —mas bien más que menos— quizó evotjjen hinchados e espinazos tuertos e corvados, e lo impunidad del sub- ' tantos pies tuertos e descalzos' e hendidos conciente que gozaba de grietas que entraban hasta el hueso, e en el incógnita de la tantas espinillas quemadas e pintadas del careta. Quienes en fuego, e tantos calcañares partidos de mu• esto feclra del año se chos partes, e tontas deseméjadas cataduras divertían con bailes y de rostros e de narices e de dientes, que «asaltos» todavía pue eran tan varios e feos, que non parescian den seguir divirtién gente humana.» dote. Los únicos que' tenemos menos con Habían salido, unos y otros, pora liberar suelo aunque el pú de manos persas el Sepulcro de Cristo; pero bheo en su terrible* sufrieron hambre, traiciones y peligros sin ingratitud, ni se acuer cuento por el largo camino de Europa, y más de de ello, somos, habían de padecer en Asia. Y ante ellos se quienes escribimos en' alzaba la magnifica presa de Constantinopla, periódicos y revistas. tabernáculo de las reliquias de la Pasión, mu• El carnaval era uno de los «temos tatoles», seo de los tesoros artísticos de Grecia y de que teníamos al año asegurado, indiscutible, Roma, biblioteca del Orbe y mercado de las uno de esos temas, como el de lo primero riquezas de Oriente; soberbio imán para de• nevada, como el de «Don Juan Tenorio», traerles de su noble empresa. como el de primero de Año, que constituía uno pequeña renta segura. Las máscaras, si son un sujeto de pintura agradecida —ai UN GRANDE DE OCCIDENTE hablar antes de Gómez de la Serna surge aquí por doble asociación el nombre del pin• «Sabed, basileus, que soy el basileus de los tar Solana —, no son menor pretexto paro basileis, el mayor de cuantos viven bojo los las letras con, sos alusiones históricos, si se cielos. Por ello, conviene se venga a mi en• quiere eruditos, su enorme riqueza' de sím• cuentro y que se me reciba con pompa digna bolos, su alusión al pistoletazo dt Larra en de mi alto linaie.» El basileus era el empera• nn día de carnaval, etc. dor Alejo Comneno y el esperado, un herma• Esto nos ho desaparecido sin compensación no del rey de Francia. Traio éste el estan• posible, porque aunque uno piense que se darte de San Pedro y mando ¿e los huestes latinas, por lo que el Comneno mondó le sa• pueden escribir muchos otras artículos, es lieran al encuentro a Durazzo, a recibirle vago consuelo ya que hubiéramos escrito dignamente. Pero, desde la salido de Barí, igualmente todos esos artículos., y el de uno tempestad dió ol traste con el equipaje carnaval además. Sólo hay un modo de sal• franco, y el gallardo conde de Vermandois var esta pérdida profesional como puede arribó solo y maltrecho en una barco. Y solo, verse: escribir sobre el tema desaparecido, pero a caballo — que tuvo buen cuidado de escribir diciendo que no podemos escribir reclamar montura en cuanto le pusieron en sobre el carnaval ya que éste no existe. salvo —, corrió lo vergüenza de ir él en busca de quienes habían sido comisionados para le- C. G. R. cibirle. La Puerta Bizantina de Níceo, escenario del primer hecho da arma* de les Crulado» tierra da infida*. Aquí fueron deshecha, la* hueste* de Pedro el Hetmitono LA i CIUDAD VICTORIOSA • hoy, como hoce mil años

/tí a s e ¿ i ELOGIO DE HUESCA, SOSEGADA Y ENIGMÁTICA A Juan Tormo Cervino I LEGAR a Huesca coa la mente henchida destino innoble. Llegan a añorarse los tiem• *- de reminiscencias clásicas y medmrafes pos truculentos del Rey Monje y de su epi• produce, en el fonda, un súbito desencanto. sodio legendario. Hasta el Instituto Serio- Atentada sobre un cerro que señorea la rega riano, sucesor de la Universidad, ha mudado del huela, la humilde ciudad, antigua capi• su glorioso apelativo, trocándolo por el nom• tal de la romanidad, de los va/íes y de la bre de un sabio neurólogo, que sólo por sus monarquía aragonesa, alza sos torres y com. recuerdos adolescentes va insertadlo en esta parrarías en la transparencia de un cielo lím• tierra. pida, de azul próximo; parece rejuvenecida y En vano se encariñó también con la ciudad aún risueña; pero tu sonrisa es apagada, del Isuela la tradición medieval. Punto de in• ponió, como ef color de sus vetustas casas y tercepción de mundos opuestos y encontradas de sus leyendas. ideas, ve pasar Huesca ante el inexpugnable Deber i ase escarbar hondo, más alió de lo anillo «Se sus fosos y murallas —romanas, sangre y la médula, para descubrir el alm muslímicas y cristianas— las huestes de los de esta tierra: apenas trasciende a flor de francos, de los emires, de los guerreros pire• piel su temperamento y su gesto. No es con• naicos. Su espacio vital, extendido antes a tradictoria, pero si múltiple y casi imponde• ambas márgenes del Isuela, se concentra, rable. Acaso el peso de tantos siglos de his• ante la sombra ¿e on perenne estada de si- teria la han fatigado y la infinita soledad lio, en torno del carro de la antigua acrópolis de las llanuras altoaragonesas la alejó de las romana: se yerguen sobre él la «Zuda» del más ágiles corrientes de ric-a, aislándola al valí, luego alcázar de los reyes. Noventa y pie de la sierra de Guara, entre páramos nueve torreones defienden su recinto. Sancho áridos y depresiones fluviales. Sus edificios Ramírez, sofocado políticamente en su es• modernos se asientan en viejos palacios y trecho valle de Jaca, sueña en la clara pre• estratos de muralla reedificada; sus calles, sa, domina las fortalezas de la sierra y, para pinas, tortuosas y estrechas, desembocan en lanzarse al asalto definitivo, ciñe a la ciudad plazuelas que son solares de edificios des• de recios castillos, base de operaciones, luego aparecidos. abadías: Loarre , Alquézar, Marcuello, Monte- aragón levantan hoy en áridos parajes sus Quizá sea este retraimiento, que no llega ingentes ruinas aéreas. Pasan casi tres años: a complacencia en sí misma, ef. rasgo carac• sólo el hijo del gran caudillo pirenaico, Pe• terístico de la ciudad. Si ha dado nuevos dro I, entrará, después de le sangrienta jor• impulses, si ha adoptado ejemplares actitf nada de Al cora z, iluminada por la interven• des a lo largo de su historia, no se ha en• ción de San Jorge, en la ciudad. Corte, solaz cantado en ningún espejo de fascinación. y escenario de la venganza de Ramiro II, Sabe que su vida es dura, enjuta, severa; será Huesca en el siglo XII la ciudad más aunque situada al borde de la depresión del populosa de la monarquía catalanoarogonesa. Ebro, el triángulo de las cordilleras pirenai• Mecerá las cunas de Alfonso II, primer so• ca, ibérica y catalana, le priva de las in• berano de la dinastía catalana, y de Pedro II. fluencias marítimas; su vegetación es este• Aún Jaime el Conquistador, que un dio aciago paria, apenas arbórea, pese a sus condicio• huyó de ella a uño de so caballo, le guar• nes ventajosas de pluviosidad: sólo a lo lejos, dará un entrañable afecto. De aquel Medio• motas de viñedos y olivares le traen, c'esde evo, amable y sabroso, apenas llegan susu• tierras soleadas y más fértiles, un sentido rros. El tiempo y le demolición humana lo no envidiado de jovialidad fecunda. devastaron: de las noventa y nueve torres, de que aún se enorgullecen los escritores del . A su posición, estratégicamente privile• siglo pasado, sobrevive una sola al septen• giada, acaso a la superioridad mental de sus trión, vivo testigo de un poderío fenecido. primitivos pobladores, debe su abolengo cultu• Es agobiante la visión, por vez primera, de ral, ya sobre las primeras tribus ibéricas. los sepulcros ¿-el Rey Monje y de Alfonso el Cunde aún en su ambiente este hálito de Batallador, forjador del reino aragonés, uno nobleza, de oscencencio remoto y recóndita. frente al otro, en la desmantelada capilla de Evocaciones gloriosas parecen desprenderse de San Bartolomé, contigua al maravilloso claus• sus piedras milenarias, de sus sillares polvo• tro románico de San Pedro el Viejo, blanco rientos, no se sabe si por el desgaste de la de sol y poesía. En las entrañas de la vieja erosión o por el roce de la vetustez. Pero la Universidad, la «Sala de Daña Petronila* y moderna Huesca apenas. si recuerda aquellas lo mazmorra de «La Campana», restos del glorias. ¿Desidia de los hombres, obra inexo• suntuoso alcázar de la monarquía, producen rable de los tiempos? Pocos vestigios arqueo• una impresión profunda de melancolía y des• lógicos, incompletos, desconectados, dejan aliento. Llega a palparse el vacio de aquellos adivinar los seis siglos de vida ascenso bajo tiempos convulsos del Rey Monje y su impar la égida romano : diversos tipas de monedas Santa Sofía, la maravilla del mundo cantada por Guillermo de Tira, por Villehardouin, anécdota parece revivir tenazmente en el imperiales, con caracteres ibéricos, el sarcó• por todot tos cronistas de loi Cruzadas, era la morar de las iglesias en la zona de aire indiferente y enrarecido. fago de un duanviro —fcay sepulcro de Ra• Palacio miro el Monje—, fragmentos de mosaicos y termos, algunas basas, lápidas y trozos de es• En esta medianía, ni áurea ni blanda, casi tatuas, poco más. La Osea rápidamente ro• corte que al insulto responde con la sonriso, de gracia no será inferido por la conquista resignada, ve Huesca deslizarse el cauce manizada, rival de la Urbe, primera acade• a la cólera con el desdén? turca sino por la IV Cruzada. mansa de su vida entre fa vasta llanura de mia de Hispania, espera aún la mano enca• Con el alba, los barones entraban en Pa• U> historia. La fortuna, la fama, la gloria riñada que la exhuma, para lanzar al sol el lacio como Pedro por su casa; se sucedían sin arribaron a ella espontáneamente; no les sa• palpitante tesoro de su grandeza septltada. interrupción en las audiencias, mezclando sus Y LOS DE HOY lió siquiera al encuentro, ni se les asía con peroraciones, atajando la palabra del empe• ahinco. César, acaso ¿vrante sus enconadas rador, haciendo caso omiso de la clepsidra La Historia al uso ha dado razón a lo ¿Por qué trasladó a ella Sartorio, el in• luchas con Afranio y Petreyo en la comarca que regula los visitas y de los imperativos del masculino, sin entrar en las causas que de• quieto marinista, el punto de gravitación de ¡lerdease, confirióle por su ayuda incondicio• ceremonial. Alejo, el débil, el afeminado, no terminaron la agonía de Bizancio. La crónica su obstinada resistencia a la dictadura su- nal ef título, que sólo Toma ostentara, de tiene ejércitos, no posee instrumentos para de hoy parece aplicar idéntico sistema a la laaa, soñando en rescatar el poder al partido eVrbs Vicitix». Y Huesca no ambicionó más hacerles pagar su atrevimiento. T escucha tierra donde se refugió la sabiduría, el gusto popular? La Sabina, su país natal, de clima apelativos ni honores. Este emblema, orgullo amablemente, apacigua y promete a sus bu• y el boato de Constantinopla. Seres varoniles erado y elevado, como la Celtiberia, le ha• de su historia, conservado en el cuño de sus lliciosos visitantes; imposible, se mantiene de y rubios, como el Bohemundo de antaño, an• bría amoldado para la lucha en la meseta, monedas y en las armas de su escudo, ungióla pie y sin probar bocado hasta bien entrada la dan hoy por montes y valles repitienbo las ín situación ventajoso sobre los valles pire• de un bálsamo soporífero y risueña. Por él noche, y aun junto al lecho ha de soportar hazañas de sus antepasados, reaccionando de naicos y las comunicaciones con la Galla, Hiesca ama aún el sosiego; no la aturde el el discurseo de los francos. Ha comprendido igual modo ante lo que estiman una civili• podía dirigir su mirado aquilina al objetivo eco galopante de su pasado; con espíritu que se trata de gente puntillosa y colérica, zación caduca y de signo femenino. principal de su política: Italia. La democra• igual, contempla la antigüedad, sin querer cia romana encaminó aquí, estupefacta, du• aproximarla ni despertarla. Si mira atrás, no charlatana y codiciosa Y reparte prebendas y De palacios y museos, de santuarios y aba• rante años, sus ojos de fiebre. Casi toda la es con afán de recuperación ni superación. honores, les colma de riquezas, los envuelve días se llevan a buen recaudo reliquias, li• Península y el sur de la Galla pendían de Como tantas ciudades antiguas, no hace gala y engatusa. bros y obras de arte. Asi sea. Pero las nece• esta ciudad: no se supo si Hispania llegaría de mostrar al pasajero y al huésped, con re• sidades de la guerra y el régimen de ocupa• a dominar a Roma, o Roma a Hispania. Y signación de mendiga, su ropaje descolorido Todo en vano. En Constanfinopla queman ción ponen en riesgo y aun arruinan esos ce-' Sertorio, el genial patriota proscrito, antiguo por el sol de tantas centurias. El trillo de los la capilla de Son Nicolás; en Bitinia, pasan a nobíos y aquellos palacios. Y el Bohemundo espía y astuto caudillo, dejó su nombre vin- años no pasó sobre su frente para allanar y cuchillo al sacerdote y a los fieles que venían de hoy, el franco de siempre, puede declarar cula¿-3 al de la ciudad ibera. Osea, iodice desmenuzar su espíritu, sino para renovarlo. a recibirles en procesión; por todas partes sin inútiles rodeos: «Desde el punto de vista da la aproximación iberorromana, fué la lum• No se desplomarían sus ruinas, cayendo en se hocen con reliquias y estatuas, saquean y militar, es no tu ralísimo que, después de la brera de la Tarraconense y foco de la roma• polvo, antes sufrirían noveles injertos y des• devastan. Como en los días en que bajaban destrucción de las instalaciones del monas• nización de Hispania. Descríbenos Plutarco en tinos. Es digna y su sueño no es profundo. Por el Bosforo los hordas eslavas. Y de esta terio, la Abadía de Monte Cassino quede breves líneas la irradiación cultural de esta Su población, quizá un poco ajena a ella, vez se inicia la muerte del Imperio; el golpe incorporada a nuestros sistemas defensivos.» «ciudad fuerte y populosa», plaza de armas mantiene una despaciosa prestancia, un noble de Sertorio y eje, con la lusitana Ébora, de convencimiento de su estirpe. No sabría per• su dominación política. Siglos después, hizo cibir, rodeada de evocaciones, ni bullicio ní reverdecer los lauros la Universidad Serto- son de armas antiguas. Hasta la fiera del riana y Estudio General fundado por Pe• progreso ha llegado a ella quedamente, como dro IV. La florescencia literario y artístico sus glorias pretéritas y sus nombres famosos. MERIDIANO de la ciudad, consagrada por Malón de Con esta victoria sobre el ruido, la velocidad Chaide y Gración, conoció días áureos en y el desasosiego, parece cgbrar nuevo brillo tiempos de Lastañosa, cuyo palacio del Coso, su título de «ciudad vencedora», esta «Vrbs SINTESIS DE LA PRENSA MUNDIAL conocido en toda Europa, hospedó a Feli• Victrix Osea» enigmática que, a coda paso, Es U «revisu de reviuas. por excelencia. losen, solamente resúmenes V pe fV. Pero hoy también el aureolado recuer• recuerda al recién llegado una reciedumbre do del conductor ha menguado. La Univer• irreflexiva dos veces milenaria. üe artículos y libros extranjeros. r.Kuros. y objetivamente D^«£'0"f«mi "^"^ Z sidad, con so severa placidez y el encanto autores y publkacón Je origen. En suma, temas de U Prensa del .™°do- C°" £ de su verde patio octogonal, ha sufrido un ultim« vibractones y curios.dades de interés. De venta en todos los qu.oscos d MIGUEL OOLC CALENDARIO -SIN FECHAS

por JOSÉ PLÁ

ONDRES: SOBRE EL PUENTE. — Me paraca qua haca ya bailan tas año» daade al día triste a invatnol qua llagué por primara L val a Londras. Era por asta ttempo. Pssamhrrrmrtn an la ssli'n.i6n da Victoria, instalado en una pensión caalqulara da Cambridge . raa laocá a la calla con un entusiasmo qua todavía boy ma admira. El placar da daacubrir una ciudad aaoma y daacoaoritvi. sin guias ni libros, M, a mi asteadas, una da las cosas más agradablas qua aa puadaa hacer an asta vida. A sata nopacto. Londras sa un plato tuerte. Y asi, después de andar horas y horas por parquea, jardines, callea y plasos. me encontré sobre el púsote de Westmiasler, un atardecer de invierno. Diluviaba, y las rúlqqos de viento aplastaban el agua sobre el suelo, sobre los impermeables, sobre los hierros del puente. Bajo sus arcos, el Támssis bajaba turbio. amariUento. impetuoso. Río abajo, ae percibía, envuelto en niebla, el típico panorama de Londres. A veces el viento rompía las nubes del fondo, se llevaba en volandas la niebla y aparecía la cúpula de San Pablo, de color de chocolate obscuro, sobre un fondo de lux lívida, agria y mortecina. Las dos ¡ucee del aepúacnlo. mojadas por la lluvia, aparecían densas y como palpo- bles, las agujas de los iglesias entraban y salían de la niebla. A cien metros, la maso enorme del Parlamento, que irradiaba por alguno de sas ventanales una lux grasienta. parecía an barco fantasma. El río se llevaba las bar caaos y loa voporcillos como cúscuios da nuex. Bajo «1 délo pWwilso y dramático, las elementos parecían deseara-

El tiempo era incómodo, pero el lugar, fascinador. Al poco rato de mntssnplar el espectáculo loe ojos miran con ana vaguedad deshim- bimhi y uno queda como substraído del mundo circundante: de loe tiiiM^inja y mujeres que pasmi coa el paraguas dando cornados al viento y a lo lluvia, de loa magníficos edificios históricos que flotan alrededor, de la brutal propaganda luminosa, del estruendo del tráfico en el puente, coa loe grandes ómnibus de color rojo que al pasar por una nano de luz parecen un cuadro deslumbrador de gran -music-hall». Uno queda como abstraído y sobre el délo inclemente y la Uaná incierta y desfavorable, que la dureza del clima convierte en pura geografía solitaria, uno oye pesar muy cerco el oleteo jadeante y duro de unos palos salvajes ..

Estos palos de geometría angulosa y ds vuelo acre que una issa- ginadóa soleada de meridional pone, como quintaesencia de lo inhós• pito, en un délo de atardecer de invierno en Londres, tendrían, sin embargo, una desagradable desilusión si ee decidieran a volar por el aire de este país de sumbrae. Se encontrarían, sin done atenta, en lo mesa de un restaurante a la moda, delante de unos caballeros que les harían toda ciase de honores. Lo excesivamente natural tiene escaso En los moras tropicales los submarinos alemanes nevasen dispuestos a cortar los rutas da los buques porvenir aquí Y esta ss la primera ssniarióo dora que yo tuve de difíciles por el excesivo color y la reverberación del sol en el agua. He oqui cómo con an bravitimo Londres: la dureza del país, la borrasca del clima don al hombre an aire de triunfo deslumbrador. Aquí manda el hombre en una lucha des• al mor posaba y bochornoso piadada y constante exactamente r^nnf en un barco manda el hombre. Y. al parecer, este aire triunfal que tiene el hombre aquí es bnstanl» antiguo.

Cuando se deecubrió. en el corazón de la City, el cráneo fosilizado del más viejo ciudadano de Londres, el «Punch» se preguntó: ¿pero < posible que haga tantos años que viva gente en este infierno húmedo? No se ha sabido todavía si el cráneo ee de hombre o de mujer, porque como fué observado, el sombrero hongo que el ciudadano llevaba no dejó deformaciones suficientes para discernir su sexo. El problema esen cial no fué sin embargo ésto: el problema eaendal ee que se han dea- cubierto en Londres huesos de mamut y de otros animales de museo en copas de tierra consideradas más madamas que la que guardaba el cráneo. Hay indicios para creer, en efecto, que el cráneo de la City es el que se parece más al cráneo de Nocerdenthal. ¿Se puede pedir más tradición? Este cráneo no proporciona probablemente la llave para explicar Inglaterra y su Imperio, pero explica quizás algu• nos de sus capítulos, por ejemplo de que en la City se hagan todavía negocios ton excelentes.

Si en la época de este descubrimiento Contad hubiese vivido, hu• biera podido añadir otra página soberbia a su obra. Uno noche de verano, bajo las estrellas borrosas, apoyado en la amura de su barco fondeado en los -Docks» de Londres, el gran novelista vió posar la historia sobre el Támesis. Primero eran los romanos que subían Táme- sis arriba; luego eran los ingleses que bajaban por el río hada el mar. con las ojos de acero, rojizos, arrastrando en la punta del árbol 1 del barco una estrello: comerciantes, marinos, aventureros. Es una buena página la de Conrad: el mejor -Baedeker» del río que se co• noce. Recordada delante de sus aguas turbios. amariUeutas. uno percibe la baraúnda de un tropel multisecular de gentes. Más emocio• nante que una guía realista. Aparte de la dificultad literaria del asun• to: porque uno puede descubrir la llegada de un tipo que ha con• quistado un mundo e imaginar sus sentimientoe, sobre todo si el con• quistador llega realmente y es el mismo: pero lo solida de un tenedor de libros de Battersea, padre de familia que va a coaquistar la India, presenta un tipo de descripción considerablemente más difícil.

Antes de ir a Londres yo me oí decir —como todo el mundo— que la dudad y el país son tristes, aburridos e incómodos. Esto lo creen también muchos ingleses, y discutir de gustos ss imposible. Pero que me parece indiscutible es que Londres tiene un primer contacto que rejuvenece y agiliza loe músculos. Llegar a Londres, del Conti• nente, es como salir de uno cama en la que uno ha hecho un bache profundo y entrar en un baña para darse una ducha^fría. La ducha os quita la noche de encima. Y Londres, como revulsivo, os produce una nueva cristalización, y de aquí la cosa juvenil que uno parece sentir. La sensación de estar ante un mundo realmente nuevo oe lava el espí• ritu. En este mundo que parece tan nuevo viven lo? tópicos, los lagares comunes y las cristalizaciones más inrenmovibles. Pero de entrada uno queda desnudado de manías, de -lies», de sabidurías caseras. Uno tiene la sensación de llevar el cuerpo a la tintorería. Y así uno parece más joven, a pesar de haber llegado a un paú tan viejo. O. al menos, a mi me lo pareció.

¿Y la causa no será el río? En Londres uno tiene la sensación de que la ventana de guillotina a la que uno se asoma da a la carretera más importante —por el momento— del Mundo. Estos barcos que suben y bajan por el río tienen el aspedo de ir a sitios muy concretos. La gente produce la misma impresión. A pesar de que en Londres hay una cantidad impresionante- de gandules y de badulaques, se encuen• tran pocas pencóos inmersa» en el sonambulismo. Los ingleses no saben dormir derechos, como tantas personas en el Continente. Es quizás el ruido del río en el duna inclemente lo que obliga a la vigilia. El río es una flecha y su turbamulta una direación que hay que seguir implacablemente...

...Cuando terminé mi insignificante soliloquio en el puente de Westminster. estaba calado hasta los huesea y había totalmente ano• checido. Lo ciudad parado flotar y entraba en el silenrio nocturno, sus• Esto fotografío esté tomado o un soldado del Octavo ejercito britónico. Por lo loa pueblo» •** pendida en el rumor sordo da las aguas amarillentas. Havobe su laorodo. qae era como lo de esto soldadn, «a tonel. Fábrica de Almidones PRODUCTOS GIRÓ, S. A.

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brecubierta a tres tintas.

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la vida de Oiogenes, que El invierno en las aguas de los mores del Norte reviste características insólitas. Por ejem• "^ao Gracia plo, este crucero de lo Marina inglesa ha sido decorado, como por arte de magia, de este Ediciones Destino, S. L preciosista brocado de hiela novelas que constituyen el ciclo es• cocés de David Balfour. añadiendo como apéndice otra de las novelas escocesas de Stevenson: la incomple• EL ULTRAISMO ESPAÑOL ta y postuma «Weir de Hermiston», basta ahora inédita en castellano. ENTRE LAS UNEAS Los lectores de «La isla del tesoro» por CÉSAR GONZÁLEZ RUANO remozarán su recuerdo con la narra• DE UNOS SONETOS ción del secuestro del joven Balfour, Las novedades literarias de Ma• su naufragio y la fuga por los High- drid nos llegan raramente a Bar• lands en compañía del legitimista I La sucesión de «Ultra», publicada en Madrid, fué, Alan Stewart: los de «Olalla» o «El celona. Y cuando llegan vienen también en la capital, «Tableros» (1922) y antes de extraño caso del Doctor Jekyll y Mr. con un retraso extraordinario. Por •'TANTO afán como uno tuvo, tanto fervor poético ésta, si bien complementarias y efímeras, merecen re• Hyde», seguirán con apasionamiento eso hoy. al recoger este comenta• * revolucionario, y si no me lo recuerdan ahora me los encontrados afectos que luchan rio al libro «Abril del Alma», de hubiera olvidado de este aniversario importante en cuerdo otro «Ultra» publicado en Oviedo por Joaquín en cada personaje: Prestongrange. J. A. Muñoz Rojas, no podemos la historia de nuestras Letras: los veinticinco años de de la Escosura, un solo número de «Perseo»; y un Simón Fraser. Jaime More, el propi" menos que excusarnos y quejar• solo número de «Reflector», a fines de 1920, que hizo David. Pero también, unos v utros, la explosión del ultraísmo en España. un elemento nuevo: la perfecta nos de que, salvo algún ser ex• el malogrado santanderino Oiría Escalante. En la re• Ha sido la vigilante memoria de un escritor más evocación de las Tlerias Mía* 1 el cepcional, ignore en Barcelona vista «Cosmópolis», los números 21 y 36, y diás tar• mejor canto al tegit'-.^mo v joven, Juan Aparicio, quien en generoso recuento de todo el mundo el movimiento in• días «Horizonte», dirigido por Pedro Garfias (cuatro vida patriare;:! ár ios \^iie3 Tort telectual más cercano. Y será las más diversas expresiones de la literatura ha que• tello aderezad- con aventuras estu• números, 1922); «Vértice» y «Tobogán», bajo la di• bueno que en ocasión de la pu• rido recordar, el primero, en su novísima c Estafeta pendas y lina mstoHa de amor purn, rección de Manuel de la Peña y mía (1923-1924); no por artificioso menos entretenido. blicación de este libro de poemas, Literaria», aun no salida a la luz cuando escribo estas «Alfar», en La Coruña, dirigida por Julio J. Casal, hacer unas breves reflexiones. Los lineas, el aniversario conmovedor de este movimiento sonetos de este libro no nos eran y «Ronsel», en Lugo, por Correa-Calderón. La traducción, impecable como to• pidiendo a sus supervivientes una opinión sobre lo que das las de Farrán. trae abundancia desconocidos. Escorial los publicó ¿Quienes fueron los poetas más significados del mo• de notas y va precedida de un en- no hace mucho tiempo. Estos so• fué o supuso nuestra revolución del «Ultra». Quede vimiento «Ultra»? Aparte de dos americanos Vicente jundioso prólogo en que se estudian netos, maravillosamente construi• aquí proclamado su acierto, que no es lícito ejercer,el los diversos aspectos de la obra de dos, limpios y tersos, no nos traen recuerdo coa la memoria ajena. Huidobro, chileno, y Jorge-Luis Borges, argentino, el Stevenson. Completan el volumen nada de nuevo. Ni lo que es peor, primero con valor de precutsión evidente, los poetas unos mapas que ilustran el marco de viejo. Hoy ya no se escribe un En 1919 hay que situar, efectivamente, los albores del «Ultra», fueron: Rivas Panedas, Humberto Rivas,' donde se desarrollan las tres novelas; unos apéndices histórico-geográficas soneto ni para celebrar que una imprecisos de un movimiento más adivinador y pura• Guillermo de Torre, Isaac del Vando Villar, Pedro mente mágico que imitador de los «ismos» franceses referentes a la época de las narra- dama haya tirado al poeta un Garfias, Juan Larrea, Gerardo Diego —más típicamen• clones; y doce o quince páginas de limón desde su mirador. Se es• del que si bien es innegable que nace, nace sin saber te cteacionista—, Eugenio Montes, Adriano del Valle, glosario que historian familias, luga• criben sonetos por escribir sone• res y costumbres de Escocía. Por todo apenas leer el francés. De 1919 fué la redacción del Rogelio Buendía, Joaquín de la Escosura, Pérez Do- tos. El poeta no dice en este caso primer manifiesto firmado, entre otros, por J. Rivas ello merece ser señalado el buen gus• ménech, Gutiérrez-Gíli, Ciria Escalante» Jaime Ibarra, to y el tino del editor. Maristany pu• «voy a escribir una poesía sobre Panedas, Guillermo de Torre, Pedro Garfias y César tal o cual cosa». Simplemente dice; Manuel de la Peña, Lucía Sánchez Saornie, y, en cierto blica con pausa, merced a su prurito A. Comet. El manifiesto tenía, al contrario, que sus de selección y al cuidado extremo de «voy a escribir un soneto». Y to• modo, con incorporación vacilante desde el modernis• equivalentes parisinos; un tono sereno y casi respetuo• los detalles, mas no será el público dos sabemos «in mente» lo que va mo, Ernesto López Parra, Luis Mosquera, Heüodoro discreto quien se lo eche en cara. a sentir el poeta. El soneto no es so con todo aquello que venía a matar en la plaza Puche y Ramón Prieto Romero, Cansínos-Assens fué un medio, es un fin. La forma de• pública de la República de las Letras; el modernismo su' gran animador. termina la poesía. El soneto es la vacilante y caduco cultivado en cómodo callejón sin Ester de Andreis: PRIMULA. — Edi• jaula dorada sin pájaro. Estuvo. salida por los epígonos simbolistas y parnasianos y por Libros ultraístas del momento, hubo pocos. Recor• ciones Mediterráneas. — Barcelona. 1943. La poesía estuvo. El soneto es hoy los cadavéricos consecuentes rubenianos que ya no demos —creo que sin posibilidad de muchos olvidos— limpio como un clave con catorce La delicada traductora de los sone• tenían nada que contar ni que cantar. «Declaramos el de Guillermo de Torre «Hélices», «Cruces», de notas. Pero no basta. No hay bas• tos de Elizabeth Barrett tiene abierto Rivas Panedas, «Alalás», de Eugenio Montes, «Ritmos tante, porque esto apenas es nada. — decía el manifiesto — nuestra voluntad de un arte un salón, uno de los pocos salones Esta es la noticia que nos da José nuevo que supla la última evolución literaria vigente Cóncavos», de Pedro Garfias, «Imagen» de Gerardo literarios que aun existen. Allí, poe• en las letras españolas. Respetando la obra realizada Diego, «Primer Libro de Poemas», de Gutiérrez Gilí tas y prosistas van comunicando, por A. Muñoz Rojas en su libro de turno, sus primicias a selectos oyen• poemas «Abril del Alma». por las grandes figuras de esta época, nos sentimos con y mi «Viaducto» (epopeya ultralca 1920). Los ameri• tes. Para éstos se han escrito los cin• anhelos de rebasar la meta alcanzada por ellas y pro• canos dieron gran contribución en el importantísimo cuenta poemas de «Prímula». Mas no clamamos la necesidad de un ultraísmo, de un más Vicente Huidobro, continuador .de los franceses Apo- por ellos, pues no se trata de poesía de circunstancias. La voz de Ester De Los demás poemas del libro tie• allá juvenil y liberador. He aquí nuestro lema: «Ul• llinaire, Reverdy. etc., que publica, en francés y en Andreis (más dada al gusto que ai nen, las palabras separadas. No tra», dentro del cual cabrán todas las tendencias avan• castellano, varios libros entre los que destacan «Hallali», oído, todavía) es demasiado profun• tienen calor entrañable. No se han zadas, genéricamente ultraístas, que más tarde se de• «Ecuatorial» y «Poemas árticos; Jorge Luis Borges da, demasiado vuelta al paisaje In• terior, para perderse en concesiones encontrado a sí mismas. Va sien• finirán y hallarán su diferenciación y matices espe• que publica «Fervor de Buenos Aires»; González do ya hora de acabar con este de capilllta. Un conocimiento acaba• cíficos» . Lanuza, autor de «Prismas», y, en cierto modo, Oliveiro sonetismo que nos está enfriando. do de las flores y de sus nombres, G¡rondo, con sus «Veinte Poemas para ser leídos en un dulce entendimiento de la Natu• el tranvía»; Pablo Neruda, con «Veinte poemas de raleza, van deparándole los elemen• Estas líneas un tanto sibilinas y poco compromete• tos para trazar suavemente, y sin doras, tienen hoy, sin embargo, en su precisa impre• Amor» y Salvador Reyes, con «Barco Ebrio». dramas, el cuadro de sus propias he• cisión el valor histórico de ser la primera afirmación ridas. Acaso, por el natural pudoi PLA Y LA CRITICA que defiende la intimidad, sus líricas formal del movimiento que zaberido, naturalmente, José Plá, que ha permanecido úl• queden, a veces, sólo en-esa fase di• timamente unas semanas en Barce• desde sus albores por las viejas y apelilladas cornejas ' ' '-. y.: -^y^t- :••- - ó. i Vf" recta y primera de la comparación; lona, ha sido sorprendido en nuestra de nuestros modestos partenones, se extendió más de y entonces, la autora se refugiará en ¿Qué ha quedado del movimiento ultraísta? He ciudad por la aparición de una ex• Sur a Norte y de Oeste a Este, con chispazos y pro• recuerdos de lecturas, se entregará a tensa critica de su libro «Viaje en aquí, después de una suscinta relación bibliográfica de expedientes literarios que pudieran nunciamientos en todas las provincias y movilización sonar a cojo o huero. Mas cuando «tobús». en la gran revista españo• aquel momento inicial, la pregunta exigente a los la «Mundo». La lectura de la crítica, de una juventud ávida que se adhería a algo que, si no logra poner su vida por delante y no que uno de nuestros amigos iba .ha• indicaba aún lo que se podía hacer, declaraba, con veinticinco años. le duelen prendas, se deja oír la voz del auténtico poeta que hay en Ester ciendo en alta voz bastante claridad, lo que ya no se podía hacer nunca Es evidente que el ultraísmo tuvo, como todas las en nuestra redac• de Andreis. «No guardar el perfume, ción, suscitaba co• más en la literatura y principalmente en la poesía. revoluciones, una primera misión cumplida: destruir darlo todo», reza uno de sus versos mentarios de todos Además, desde los primeros poemas estaban lanzadas, lo que se estaba derrumbando, asesinar lívidos espec• Este es el camino de la Poesía. Por él esperamos a la autora, con su dul• cuantos asistían a si bien con algún retraso en relación a las letras1 fran• tros moribundos, dar por terminado el ciclo modemis- la escena. Plá per• ce bagaje de petunias, de sóforas y manecía silencioso, cesas, las tres conquistas formales revolucionarias: ex• ta y abrir los ojos — los ojos que querían ver, natu• aciano. «espiando» las pa• clusión de métrica, de rima y puntuación, y una con• ralmente — a las inquietudes de nuestro tiempo, a la labras con su me• quista de mayor intimidad y menos pueril para el ner• jor aire socarrón. interpretación contemporánea de las verdades eternas —Afirma que soy vio poético: el desarrollo de la imagen múltiple o en la lírica universal. Como en todo movimiento re• el Balzac de Pala- de la imagen concéntrica de genealogía bien diferente novador seencuentran, al cabo de los años, pocos su• frugell —interrum• a la metáfora. LIBROS RECIBIDOS pe, sonriendo, . al pervivientes del mismo que hayan realizado una obra paso de uno de los de interés, una obra personal naturalmente emancipa• párrafos. Continúa Un poco antes, en 1918, había salido en Sevilla la F. P«Uu-Ríbe»: «HaMm la TUS». - Bd> la lectura, a pesar revista «Grecia», con veleidades modernistas, rube- da de unas instrucciones colectivas, de un programa, iMtt y Librería Herdcr, — Barcelona, Ptadlbpa Oppeobeim: «Slr %dam ha dcaap^ de las protestas de nianas hasta 1919, que bajo la inspiración del cuartel aunque sea negativo, de grupo. modestia de Plá. r«ido*. — Las novelas de 1» Pata». — H —No. no... Lo que general madrileño y del gran teórico del movimiento Con la pérdida, incluso física de muchos de aquellos loria! Mauccd. — Barcelona. yo preferiría es Rafael Cansinos Assens, empezó a dirigir Isaac del poetas, tenemos la continuada y evolucionada labor JoaTfnM M. de Nadal: •Ew-arrdo» > chi«- que, al catxf de los Vando Villar. También se encuentra un balbuceo o, nea de la Bareekwa ochocentista». — Libir- hacia sus propios acentos de un Eugenio Montes, de ri» Dalmau. — Barcelona. años, mi nombre mejor dicho, una filtración de poetas ultraístas y exé- bautizara una calle un Gerardo Diego, de un Adriano del Valle... Y con Algética Puseüi: «C»a LaralUece». — L:- modesta. Una de esas calles de San getas en la revista «Cervantes» (1919-1920). hasta lá la permanencia de éstos, la convicción de que un Gar• breria c£aso>, — San Sebastián. Gervasio, por ejemplo. aparición de la típica expresión ya pura del movimien• cía Lorca, un Alberti, en un sitio, un Guillén, un «Caentoa de hadas bretones. - Mis v*\m, to: «Ultra» dirigida por Humberto Rivas y alentada ras rocotos». - BttttorlaV MoHno.—B«rceIor.s. Dámaso Alonso, un Salinas, en otro, incluso los más Ida BohMta-Morpurfo: «El Fadrenocstr» por su hermano Rivas Panedas- «Ultra» donde yo pu• —Allí están Séneca. Descartes y jóvenes, el asombroso Dionisio Ridruejo, los Rosales. Caebüta celestial». — Editorial y EAccrfa bliqué mis primeros poemas últraístas, lanzó veinti• Herder. — Barcelona. Platón... Panero y Vivanco, que parecen tan ajenos, tan extra• —También estén otros, verbigracia cuatro números de enero de 1921 a marzo de 1922. «Lar». — Rerista para la familia. — Nú• ños a aquella revolución ultraísta y que lo son real• don Mariano Cubí. Sus principales dibujantes unidos al movimiento, fue• meros 3, 4. S. En uno de ios últimos párrafos de ron el polaco Wladyslaw Jahl, el uruguayo Barradas y mente, no hubieran tenido abiertos ni los nuevos ni «Marti». — Berta ta de Mrtoawríiisino. la crítica de referencia el autor del los muy anteriores y clásicos caminos de no haberse Diciembre IM& Madrid. trabajo afirma que los libres de Plá la argentina Norah Borges. Es curioso reseñar esta au• serán todavía más leídos dentro de sencia de lo específicamente nacional en el aspecto roto en mil pedazos, a pedradas ultraístas precisamente, cuarenta o de cincuenta años que en xilográfico de la revista donde sólo el español estuvo los faroles de! modernismo preciosista que sin alum• el presente. representado esporádicamente por Daniel Vázquez Díaz brar deslumb'a!>an lo suficiente para no dejar ver —Perdonen ustedes —afirma Plá, esta vez innegablemente halagado—. y Francisco Borés. claro. perdonen ustedes, yo opino lo mi uno que este señor. EXITOfe/ Acto seguido coge pluma y papel INDISCUTIBLE: y escribe una carta de gracias al autor de la critica. ciman. sino a las magníficas síntesis de Vasiliev. de Bréhler. de Gelzer, de «Muy señor mío; Si estuviera us• Schlumberger. de Rambaud y. muy es• ted en este instante entre nosotros, pecialmente, de Charles Diehl. Desde VICARIO tendría gran placer en invitarle a ESCAPARATE los días de Amador de los Ríos, aque• usted a liar un cigarrillo de mi mo• ja a nuestra cultura la iniciación de desta y ftuente petaca.» — empieza... obras monumentales por siempre de• ' WAKEFIEUX y Carlos Diehl. VENECIA. UNA REPU• hoy no contamos —y por mérito de la jadas en el primer tomo o en el pró• BLICA DE PATRICIOS. — Trad. de misma Editorial— más que con «Gran• logo: mientras faltan las obras al al• ^í' OlIVEK GOlOSMItH Augusto E. Lorenzana. — Es pasa- deza y decadencia de Bizancio». otra cance, y para formación, del público Calpe. S. A. Madrid. 1943. de rus obras. Lo cual, con algún vago culto y de la juventud estudiosa. Si Huinono y optimista 100Blo I-a . reciente aparición en castellano volumen de la «Revista de Occidente» empresas como la que motiva estas dé una de las obras más conocidas del y —en terreno más delimitado— las lineas prosperan, habremos colmado Un libro para todas las épocas 1 EL uenc ¡pue se esff**... maestro de los estudios bizantinos aportaciones sobre los almogávares, "los deplorables huecos que lamenta• pone, una vez más, de manifiesto la constituye toda la bibliografía espa• mos en los conocimientos de nuestra parvedad de nuestra cultura y las ñola acerca del milenario Imperio bi• gente. grandes lagunas que siguen existien• zantino. GALERÍAS do en la industria editorial española. No hablemos ya de las fuentes (los Roberto Luis Stevenson: LAS AVEN• El original de Diehl lleva treinta años Pequímeres. los Psellos. Ana Comne- TURAS DE DAVID BALFOUR. Se• AUGUSTA Librería Híspanla en los mercados internacionales: ge• na. Constantino Porfirogénito. Pro- guidas de WEIR DE HERMISTON. Av. Geaeralislro» neraciones de sabios se han ido for• copio o Cantacuzíno). para cuya edi• — Trad. y prólogo de José Farrán Franco, 478 ESPECIALIDAD EN LIBROS DE mando a la sombra del ilustre miem• ción se necesitaría nutrida corte de y Mayoral. — Ediciones del Zodía• BARCELONA bro del Instituto de Francia, quien, helenistas: ni de los trabajos de eru• co. — Barcelona, 1944. EXPOSICIÓN LUJO Y AUTORES CLASICOS en cincuenta años de estudio y traba• dición, tan abundantes en otras len• jos, ha establecido quince siglos de la de importantes obras de pinto• Diputación, entre Paseo de guas: pero sí hemos de lamentar la En ocasión del cincuentenario de la historia mediterránea. ¿Y cuál ha sido, falta de estudion de conjunto, de obras muerte del famoso escritor, el editor ras de los sigloj XIX y XX Gracia y Rbla. Cataluña entre nosotros, el reflejo de esa- mag• de divulgación-sobre tan importantes Maristany ha reunido en un volumen Del 19 febrero al 3 mano na obra? Aparte de esta traducción. aspectos. Y no nos referimos al Run- cKidnappeda y «Catrionaa. las dos COBO un temblor o un nstTonwiriminn to. Pero en las fondos, en lo indu- mealaria, se posan unas gamas bitu- minoeas, mucho más ligadas o un tí• fbrinas y pico realismo espemol que no a la inicial ascendencia francesa de su AS EXPOSK IOXES y los ARTISTAS estilo. Llimona es de los pocos pinta• re» actúale» que utiliza el negro y que, mucho más significativo aún, ción de un estilo que se goza en los años, el artista ha enriquecido con• FRONTALES ROMANICOS Médaxd' Yerbmgb prescinde de lo» tonos claros para aspectos más llameantes y sagesSvca siderablemente su cocina pictórica. Si Como ya se sabe, nuestro Museo cfr (Sala Pictoria) darnos una cocina pictórica turbia, de de la vida. La espontaneidad es mog esto es irrefutable refiriéndolo a sus Bellas Artes de Montjmch f» i-scnciai- nilica, pero no es nunca excesiva, y intenso dramático. Es el sacrificio do mente un museo de arte mtjdUrval y. , belga Médaid Verbuigh, figuras y retratos, no lo ss menns concretando todatña mas, u% musco hay un ordenamiento previo, noble• una elegancia apariencial en aros de ja¿0 dwde algún tiempo en cuando de paisajes o bodegonee se de importancia única por lo que re• mente intelectual, que impide la caída un realismo más intenso, lo que — fiere ¿I arte románico. La pintura y Lg, coalas, expone por primera trata. Para los primeros podría pen• en la nota estridente. Asi esta pin• casi no vale lo pena de aclararlo— escultura •posterior al Renacimiento [L, Barcelona una serie notabili- sarse que el rigor del tema lo exige; están representadas de una manera tura de factura moderna no pierde en nada afecta la natural elegancia del l pawajes. bodegcne» y figu- pero para los segundos no vale esta pintor y del hombre. En otros térmi• escasa e incompleta. Inútilmente pre- nunca su exquisita amabilidad. La tenderiamos ocultar que lo bueno que (Juiiá intereM señalar desde el justificación, ya que la leve fuga era •ntesis rápida el limpio fulgor cro• nos podríamos decir que en la pin• tiene nuestro museo es su uaior de L momeato el nombre intemacio- siempre licita para darnos el fulgente especialización. Si se nos ocurre lle• matico nacen de una iuerza suma• tura actual de Limo na hay I'^WK» de este pintor, cuyas otras fiqu- var un día un extranjero al Palacio mente equilibrada. Un buen gusto esplendor de anos flores o la cam• un eco de aquella pintura de pobre i en las mejores colecciones y mu- Nacional de Montjuich. salvando una irreprochable subraya el cristalino biante atmósfera de la Naturaleza. de Gimeno. distancia poco /arorable para una i europeo» y americano». Hombre clamor de lineas y colores. Si el artista prescinde de ella —o. visita de museo, i:osa secura que LJo —nació en Roulers (Flandes), mejor, la corrige aumentanda la subs• Lo que subsiste siempre en la obra Médard Verburgh tancia básica de sus tolas— es por• de Llimona —suprimirlo seria atacar nos ofrece uno de que da una decisivo importancia a su razón más íntima de set'— es su estos estilo» hechos unos valores de índole constructivo peculiar apasionamiento, aquella ma• ravillosa fuerzo hecha de insistencia a base de una que antes le preocupaban muy se• y obsesiones que no traduce sola• certera puntería, cundariamente. jCuán diferente es su mente la voluntad de un estilo, sino incapaz de cual• antigua fuga en gris, rápida e hirien• algo más hondo y dramático: el pro• quier indecisión, te como un leve grito, de sus actua• del lento y moroso pio sentir de la sangre, la Hamo les realizacicDes, más aplomadas y titubeo. Es directa, oculto, pero férvido, de un tempera• realistas, dcmde se busca la estruc• firme, la linea; el mento oue ante las cosas no sólo tura del paisaje y toda la multiplici• color acude a la tiene lo capacidad de verlos, sino dad de sus aspectos! Pinta ahora Lli• primera llamada; también la do amarlos apasionada• la tela se anima a mona el sol sin nieblas que lo en• mente. El trémulo emocional do esta base de pocas pin• vuelven, los barrancos ocre» y dra• pintura depende de esta fuerza que celadas, las justas máticos, el panorama con preferencia es' personal y de estirpe, aue nos para sugerir un al rincón; y en cuanto a flores, los da íntegramente toda la justificación mundo en gracia, detalla y precisa de uno manera fie su pintura, en ningún caso pro• esbelto y armonio• exhaustiva y busca la poesía de las ducto de una habilidad sino siempre so. Hay incluso la sustancias en apariencia inexpresivas ncresaria y fatal como irrumpiendo superior frivolidad como esta madero impresionante de del mismo centro de la sensibilidad. del dominio justo su bodegón del piano. La nota puro- Es éste el elemento unificado' de su cfcro, lo de ayer y la de hoy, la de una técnica. El mente melódica persiste todavía — estructura íntima que nos hace copar• artista conoce exac• véase su incisivo, transparente paisaje tícipes de una inauielante v turba• tamente lo» límites desde un balcón—, pero en conjunto dora exploración por las formas vi• alegres de su arte, uno moroso complacencia, un insi• y en ellos se mue• suales, táctilm v espirituales de la Aniel portador de un libro. nuante detallisrao le aproxima a cier• ve con una clarivi• Naturaleza. S'n tener pn cuento este SIKIO XII-XIII tos aspectos realistas y concretos de dente naturalidad, «demento serio imposible oercatarse la pintura decimonona. transcurrirán los horas en las salas df lo calidad de una pintura que, de arte románico donde se admira la Lo mismo puede afirmarse de sus platónicamente, ll^ga al conocimiento magia de una caligrafía suntuosa en• figuras y desnudos. Si hemos aludido por el comino del amor, como en el riquecida por mórbidas e impresio• nantes masas de color. primeramente a sus paisajes, es por• caso del extraordinario •Retrato del flafae/ Ahora, la Junta de Museos de Bar- Líímona que en ellos esta evolución se hace hiio del artisla>, admirable de fac• relona> acaba de' publicar un volu• más irrecusable. Lo figura exigía des• tura, de exactitud y de emoción. men que reproduce la totalidad de (Sala Paré») los frontales románicos aue se conser• de el principio algo más que la sim• van en nuestro museo. Láminas en En la pintura de ple efusión lírica. Pero es también negro y a todo color donde se mul• algo nuevo en su estilo el empleo de tiplica la mayestatica imagen del Pan- Rafael Llimona Montserrai Faroas tocrátor centrando dentro de la tí• hijo del artista» puede rastrearse una gama más austera y sórdida, lo pica mandarla la teoría de apóstoles, pfael Llimona. — «Retrato del (Sala Vincon) una lenta evolu• cual implica una innegable concesión santos y ángeles. Un pequefio prólo• Entre las anteriores .gouaches. de go y unas descripciones de cada lámi• 1886—, con un largo y brillante ción que va desde el casi exclu• a la verdad realista. Los rostros de Montserrat Fargas y sus óleco actua• na completan este volumen pulcra• mal, ha vivido plenamente la in- sivo apoyo en una razón de gracia sus figuras femeninas están tratados mente editado bajo los auspicios de les existe una diferencia notable. Si nuestro Ayuntamiento. id de su época. Ep el año 1911 —sus antiguos paisajes grises, empa• aún con aquella especial morosidad aquéllas eran con frecuencia una sim• ra amo miembro de la •Interna- pados de lluvia— hasta la compleji• que agola todas las posibilidades del La teoría maravillosa de nuestro ple llamada a la sensibilidad, alusión gran arte románico tan cuidadosamen• ai Union o» Fine Arte». Su nombre dad estilística actual, nacida de la ensueño, lodo lo especial e inquie• o un mundo de frágiles y delicados te recogida en este volumen, en uno coloca al lado de los de Claude idea de que la lírica de su pincel tante alusión a un trasmando de no• de sus aspectos más típicos, tiene en asonancias, éstos represarían una . Degas. Renoir. Bartholome. . no era suficiente para dar una justa tas finísimos, agudas, que se agitan nuestros tiempos un interés especial expresión más meditado y responsa• que no podemos dejar de señalar. La innumerables sus Exposiciones sazón a la obra. En estos últimos -más allá de la piel y la traspasan ble. En sus mejores bodegones predo• empresa de restauración de nuestros lares celebradas en todos lo» templos destruidos ha planteado de mina un sano afán constructivo, pos! una manera apremiante el problema europeos: Bélgica. Francia. Ita- cezonismo que nos ofrece unas for• de la decoración mural. Podía esperarse laglaterra. Posee el título de que se hubiera intentado un entron• mas sólidas y armónicos. Desaparece Jlero de la Orden de la Corona, que con la vetusta tradición de nues• en parte el perfume, lo frágil v fácil tro arte románico. En ciertos am• ado por Su Majestad el Bey de alusión. La materia no está valorado bientes la tentativa nos parece ló- belgas, última consagración oli- flica —citamos concretamente nues• en sus calidades, sino en su armazón a la labor de un hombre que ha tro benedictino y, por lo tanto, en más recóndilo. Esto tendendo permite potencia, medieval y románico Mont• ledo lo posible para poner al esperar con curiosidad la futura evo• serrat—. Por otra parte, ciertas ten• de su peas al nivel de los gran dencias del arte actual favorecían lución del arte de Montserrat Fargas, también este retomo a la concepción centro» artísticos de su tiempo, artista sensible, con una sólida infor• románica de la forma. Es innegable «daid Vorburgh, partiendo de un que en otros países algunos de los mación capaz de obedecer a los me• «ionisnto inicial, ha llegado o mejores artistas de nuestra época lo jores estímulos. han intentado con éxito sorprendente. peisonalísima síntesis de las ten Pero entre nosotros la semilla no ha más vivas de esto» últimos caído en buena tierra. Nuestros pin• Soía Andreu tores orientan su obra mural por di• La obra de Césanne y de recciones cuya licitud no se nos ocu• n inlluyó muchísimo en la su- (Argos) rre discutir, aunque no siempre nos ••ejon de un concepto puramente La pintura amable de Soló Andreu. parezca afortunada. Pedro Pruna es el único que ha intuido con su finí• •"al del color. Un constructivismo te goza en los aspectos más dis• sima sensibilidad expresiva, este lerado. incapax de caer en el exce- tinguido» y acariciantes de la vida. gran camino de salvación de nuestro los cubistas, sirve de esquelé- arte religioso. La empresa, empero, Su naturaleza, aunque sea rústico, exigiría más amplías colaboraciones, oiden a sus tonalidades incisivas, tiene -siempre algo de perfumado jar• un verdadero equipo de artistas en- , •órnente planteadas, de una espon• dín. Sus llores decoran indudable• fus ios tas y convencidos. Si se quie• re, incluso una propaganda. El temor jad y nitidez asombrosas. La mente pulcros y cuidados rincones. al epastiche», tan lógico en estos ca• alóla, inrlnio un punto justo de Sus retratos aluden o lo época y casi sos, recibiría un golpe de muerte con e^iuismo, lavorecan su paleta, o una modo. Una técnica minuciosa y una orientación a favor de la cual conspiran no sólo nuestros grandes predomina una gama alegre y una innegable sensibilidad lumínica primitivos, sino también algo muy ^u«ira. Paisaje» Denos de movi- contribuyen a realzar la bondad na• concreto de nuestra sensibilidad ac• tual. >tD- bodegones vivaces y desnudos tural de esto pintura. o*» nos dan toda la tina exalta• M. Verburgh. — «Paisaje» t T.

} LIBRERIA SALA BUSQUEIS P I C TORI A Galerías Layetanas S YR A EDITORIAL Avenida José Antonio. 613 i Gracia. 30 Teléfono 12825 PASEO DE GRACIA. 96 Paseo de Gracia. 36 RRGQ «aspe. 21 EXPOSICION EXPOSICION EXPOSICION EXPOSICION P'POSICION MONTSERRAT FARGAS Dionisio Nadal SALA ANDREU M. VERBURGH Ceferino Olivé Miguel Gtspert Vilo PINTURA Del 19 febrero al 3 mano

• U PINACOTECA GALERIAS COSTA Librería Mediterránea MARCOS EL JARDIN DSEEEl Avenida José Antonio, 619 •ARCOS Y GRABADOS Avd. Generalísimo Archa. 3. — Teléfono 22630 Rambla de Cataluña, 62 CUADROS Teléfono 12914 Gracia. 34. Teléf. 13704 MARCOS Y GRABADOS Franco. 403 Consejo de Ciento. 323 Exposición de obras de EXPOSICION í i abrid Amat - José A mal ^SICION EXPOSICION Teléfono 12064 EXPOSICION EXPOSICION J. rommíler.iii - Merredr* Froncnco Climent Mota ELVIRA ELIAS C. JEREMIAS l.liroona - 4 Llorens Arti• IVO PASCUAL VICTOR MOYA ca» - O. Lloyd Olea üm- PINTURAS Dibujos PINTURAS PINTURAS charoff 1 * lebrero al 10 marzo S Inauguración, hoy. sábado hasta el 3 marzo Del 96 febrero al 10 marzo Del 26 febrero al 10 mano Del 19 febrero al* 3 marzo ESCENARIO

T A novela rosa ha saleado en varias ocasiones al cine y al teatro. ^ En cualquiera de los tres cauces es un aguachirle literario que se desliza tranquilo para que en éi calmen su sed de romanticismo chapucero muchachitas en flor y solteronas en conserva. DE MEDIODIA Los libertinos creen que ni unas ni otras leen sólo eso. Afir• man que alternan con lecturas de otros colores. En este caso, el rosa sólo sería un matiz insignificante en el iris de sus apetencias CON LOS FERVIENTES DE LAS VITAMINAS cromáticas. EL TANGO, MELODÍA DE POSTGUERRA Carmen de Icaza, distinguida cultivadora de este género floreal por CARLOS SENTIS y ruboroso ha arreglado para la escena su novela «Vestida de tul». Y ,;a dónde podría haber ido con semejante arreglo comediográ- FANTASIA 1944 AY algo de innegable atmós- fico mejor que al teatro Infanta Isabel de Madrid.-* fera de tango en las músicas En efecto, allí fué. Y allí estaba Isabclita Garcés, la notable que ondean estos dios Dor el actm. para recibir con los brazos abiertos a la protagonista de en el Cómico espacio. ¿Habéis prodado a dar la obra. tiueltai a ciegas al botón d« * nuestra radio? Será muy difí• ESDE oquí, a mochos miles de en la canción «Barcelona, yo te cil, ti es hora de circulación El papel le va bien a Isabelita, porque Isabclita tiene mucha D kilómetros de distancia, hemos abrazo», que el maestro Guerrero en el «éter», que la onda no mandanga. Queremos decir que no le faltan esos tonos de voz, armado una pequeña guerra entre Ha escrito para cerrar el primer acto. deposite un tango en cuestro esos repipios lagoteros, ese estilo peculiar que se suele dar en las Berlín y Vieno, los dos grandes ciu• Canción que tuvo una unánime mala receptor. pastelerías de la Gran Via, a las siete de la tarde, ora entre el dades del nuevo Reich Por si el acogida de Prensa. Pero don Ja• público femenino que toma su crema en el interior del estable• ¿Será esto un signo de qvt cinto no se amilana Al día siguien• cimiento, ota en las tartas del escaparate. espectáculo del Scala era mejor o la guerra se Da acercando a a peor que la revista que en el mismo te cogía el teléfono para comunicar fin? Porque es innegable que Porque las tanas también hablan. No hay más que saberlas con el autor de la letra, Muñoz tango y postguerra son coinct- oír. Sobre todo en escena. Que es el escaparate de las tartas lite• escenario del Cómico presentaron denles. El tango melodía ie rarias. Artur Kops y FVonz Johom, ha ha• Román, residente en Madrid. vuelta de guerra. Se ha dicho bido gente, estos días, que casi han —¡Qué palo, la Prensa, les ha que el tango entristeció la post• llegado a la agresión personal. metido a la letra y o la música...! ¿Por qué en esta literatura especial se hablará siempre, además guerra anterior, cuando no fué «Fantasía 1944» llevo el espal• de colores, de trajes y perifollos/ — decíale a Muñoz Román —. Pero causa, sino efecto, sociológica• darazo de Madrid, del mismo modo Hay que recordar a Pérez Zúñiga; al público le gusta enormemente. La mente curiosísimo, de aquel que el éxito de «Luces de Viena» repetimos dos y tres veces. ¡Es un ambiente lacrimoso y de diuer- Era una princesa um día llegó a lo Corte con el marchamo alboroto! sión forzada. El tango surge instantáneamente de las atmós• toda vestida de blanco barcelonés. Habla muchos aguafies• —Eso, y las treinta mil pesetas feras básicamente tristes que toda sentada en un banco tas interesados en propalar que, en que se hicieron en el Cómico el do• quieren aparentar no serlo. Et toda llena de melanco• Madrid, la compañía vienesa no ha• mingo, mantenían a Guerrero en. la el disfraz, con música, del abu• lía bía obtenido sino un ligero suceso cumbre de la euforia. rrimiento. De ahí la mezcla de • • de estima, como dicen los galos. In• sentimentalismo y cursilería En un restaurante madrileño se han retiñido en cordial ágape, cluso, la misma noche del debut, el que es toda letra de tango ;, y alrededor de Víctor Ruiz Inane, buen número de sus miradores. cronista madrileño de un periódico lo que es más expresivo, toda Ruiz Inane es un auténtico valor nuevo- Es autor de dos obras barcelonés apresuróse a telegrafiar música de tango. i no representadas todavía, pero que han circulado impresas; ambas que el espectáculo, con todos sus tienen en alto grado calidad e ingenio-y una hábil dosificación valores, quedaba un poco por ¿ebojo Hoy. de nuevo, el tango broU por docenas de kilociclos de to• de los dos ingredientes principales de toda buena comedia mo• del gusto del público de allá. das las emisoras europeas, ma- derna : humorismo y emoción intima. Afortunadamente para los viene^ tiaado por inconfundibles pecu• ses, los hechos har» desmentido a los liaridades nacionales, sin per• , agoreros, y en Madrid, «Luces de der su prístina pureza, su se• A Víctor Ruiz Iriarte, por consiguiente, se le plantea un pro• Viena» ha conocido una carrera llo de origen. Concretamente, blema previo bastante grave: el de los intérpretes. triunfal, del mismo modo que «Fan• «La cumparsita», que por lo He aquí un problema que jamás se le planteó ni se le planteará tasía 1944» llevará mucha gente visto, e». dentro del género, un nunca a Torrado, pongamos por autor. al Cómico a maravillarse ante cinco clásico puro, se oye en caste• Porque las dos comedias de Ruiz iriane «Un día en la Gloria» o seis artistas de clase verdadera• llano bonearense desde las emi• y «El puente de los suicidas», necesitan de actores finos. Lo cual soras más dispares y enemigas. mente excepcional. es peliagudo. Dificilísimo encontrar por estos andurriales cómicos Los mismos films americanos Eduard Duisberg, director de lo de esta clase. Casi tanto como encontrar autores de la misma nos la ofrecen como música ie condición, compañía del Scala, responde en un fondo, con o sin Charles Bo- todo a ese tipo de hombre de tea• yer en primer término. tro internacional que han creado Dostoyewski al escribir «Los endemoniados» (o «Demonios», las películas americanas y los repor• Si en los periódicos eitranje- como dice el original, según aseguran los moscovitas de la Puena ros. pueden ser leídas entre li• tajes parisinos. Primeramente, por del Sol. o «Los demoniacos», como debiera traducirse ateniéndose 00 neas innumerables' cosas, entre lo difícil que es dar con su persona. al sentido psicológico de la novela;, no se propuso nunca demos• las lineas del pentagrama de trar nada. Vaya esto por delante. Viva imagen del dinamismo, loga• los tangos radiodifundidos pue• Batoja lo ha dicho recientemente en una interviú; «Dos• mos con él al escondite en el esce• Unus den colegirse los estados de toyewski nunca quiere demostrar nada, ni obedece a un plan fijo; nario del Cómico. El maestro Gue• ánimo de estos mismos países, es como un minero que abra túneles subterráneos que a veces rrero nos había aconsejado: Entretanto, por el escenario desfi• siempre y cuando los oídos st le conducen a sitios contrarios adonde pensaba salir.» —Vean a Duisberg. Es un hom• lan, número tras número, los exce• tengan para, algo más que pa• Tiene razón Baroja. Nada más ajeno al espíritu del gran no• bre interesantísimo. Si les cuenta el lentes componentes de la compañía ra percibir sonidos acústicos. velista tuso que las «tesis», los libros con moraleja, los sermones del Scala. Quien se lleva los aplau• bombardeo del Scala de Berlín, se Las emisoras de los países en sociológicos y el prosclitismo de cualquier signo o bajo cualquier les pondrán los pelos de punta. sos más fragorosos es Unus, equili• guerra dedican unas breves se• forma. Pero entrar en el escenario del brista que se sostiene con el dedo siones vespertinas a la difusión El que crea lo contrario no sabe una palabra de lo que es Cómico es empresa superior o nues• índice de la mano derecho. Real• de los discos solicitados por Dostoyewski. tras fuerzas. El portero nos dice que mente, algo prodigioso. Los eternos los combatientes. Desde muchoi De aquí que «adaptar» cualquier obra suya a cualquier patrón meses atrás, uno de los discos ni Duisberg ni Rupli — el avisado murmuradores hablan de la existen• con afán apriorístico de ejemplaridad o catequesis, sea fundamen• más solicitados a las emisoras representante que trajo también a cia de un truco, escondido en el talmente un etror. Con ello, además, se rebaja la fuerza y el valor italianas, era una dulce can• blanco guante que calza la mano del artístico de la obra que se toma por mingo. Y de paso se la des• los vieneses a España —, andan por ción titulada; «lina caseta « artista. Pero eso son ganos de de• naturaliza conciensudamente. allí. Nos resignamos a escuchar de una bímba». boca de «», el jefe de la capitar la propia ilusión... Después, ,Dostoyewski, profeta? ¿Dostoyewski, propugnador de tales Las solicitudes a las emisoras «clac», algunas confidencias de en• no hoy tiempo dé meditarlo, ya que determinadas doctrinas e impugnador de tales otras? Esto es ver francesas se ciñen rigurosn- al equilibrista suceden presto, en el en Dostoyewski un propagandista político con una consigna en el tre bastidores: mente a las músicas y cancio• escenario, una bailarina acrobática bolsillo. —Los «Scala-girls», desde que nes inmediatamente onteriorei • • llegaron a España, no hacen sino de primer orden: Violette Schmidt, al 1939. Afo se piden otras, no y una pareja coreográfica: Egon hay otras. Jean Sablón í Dostoyewski fué un bárbaro. Un medio loco, epiléptico y vi• tomar jugo de tomate. .«¡Vitami• Rieber y Margarete Dantzer, deli• Charles Trenrt continúan, e* sionario. Un observador exasperado y duro. Un espíritu contradic- nas, vitaminas!», exclaman alboro• ciosos en su elegancia algo' «de- discos, rodándonos tVous q»" , tuno. Unas veces tendía al misticismo y la fe religiosa, y otras al zadas. passez sans me voir». \ nihilismo absoluto, oriental y negativo. Fué revolucionario y gu• En el escenario del Cómico se ha modée». bernamental, imperialista y demócrata, anarquista y conservador. convertido el tomate en algo tan ¡Agarrarse a la música de 1* Dostoyewski fué un monstruo y un genio. Lo que no fué nunca natural, que el día del debut cayó El alboroto, auténtico, ármalo La- pre-guerra como a una tabl* i es un novelista reglamentario, aleccionador y «pitoniso», con vis• uno, en plena representación, a los mauret con su poto «Dudule». Esc de salvación espiritual.' ^ tas al porvenir. . pies de la estrella. Entre los de la fantasista francés ha encontrado una mismo fenómeno en Inglaterra, donde la canción, trivial has" Nada seria más sencillo que demostrar todo esto manejando un casa promovióse un pequeño revuelo, nota original al substituir el clásico el 1940. titulada «Beguin tlie poco sus obras, su correspondencia y la historia de su vida. que cortó rápidamente el maestro muñeco de los ventrílocuos por un • beguine» ha pasado a ser can• pato mecánico que llega a cómicas Guerrero: ción oficiosa de guerra y expresiones de humanidad. También —¡No ocurre nada! ¡Es una tropa. Los soldados británico* En general, nos parece un error toda escenificación de Dos• flor..-! en el terreno cómico es de buen la han cantado en las batalW toyewski. ver Campo, en su escena apache. Luego se supo que las muchachas, del mar y del desierto, como Hace diez o doce años la Compañía del Teatro de Arte de para recordar sus gentes y Moscú, dió en Madrid una versión teatral de «Crimen y castigo». arriba, en el telar, estaban haciendo Contiene el espéctóculo del Scala ambiente de la isla. Por eso- Eran buenos los actores y buena la adaptación. Sin embargo, la acopio de vitaminas.. A una de ellas, suficientes y buenos elementos para Noel Coward en su film «'" resultante fué, casi sin atenuaciones, esc ; Un melodrama. Lo único en un descuido, se le escaparon las pasarse de comparaciones, que siem• uihich uie serve», presenta eíM que quedaba en escena de la novela «Crimen y castigo», era su vitaminas de lo mono... pre resultan odiosas, cuando no in• canción en varias ocasiones co• esqueleto argumental, algunas truculencias y los inevitables visajes Son bellas estas muchachitos, teresadas. En la lucha entre Ber• mo «leil-motiv» de la cinto li• que hacía Raskolnicoff para conmover al público. Y, volvemos cuando aparecen alineadas en la pa• lín y Viena, nosotros nos declara• en particular, cuando quif* a repetir, que aquellos actores eran realmente buenos. sarela. Rubias, bajitas, todos igua- mos neutrales. De intervenir en la reflejar lentamente1 el naufra• litas, como estandardizadas. En contienda seria más bien para ins• gio del «destróyer» comando*1 por el protagonista en el Me• cambio, las estrellas, son dos reales tar a empresarios, directores y ar• La tarea que han emprendido los adaptadores de «Los enede- diterráneo. mujeres. Y aquí el calificativo de real tistas locales a que aprendieran al• monlados», obra estrenada recientemente en el María Guerrero, juega con doble intención, pues de gunas de las positivas enseñanzas es digna de encomio en diversos aspectos de su realización. Tal canción' nada tiene oí que se derivan de esos espectáculos En cuanto al montaje, decorado, figurines (y sobre todo, buena una de ellos, de Rose Ranch, en el tango. Aún bailable. habU r"" extrarneros, tan del gusto de nues• intención por parte de los escenificadores, señores Bodisco y Esco• cómico, aseguran que es noda me• de guerra que de paz. Sólo < bar, para locorporar a nuestro teatro un gran valor de la litera• nos que sobrina del ex kaiser Gui• tro público. tango abrirá el telón de la í* tura universal), merece la pública aceptación que obtuvo. llermo II. tura postguerra. Rose Ranch pone todo su ardor SEMPRONIO EDIANOCHElr

LA ULTIMA OBRA PE PEMAN

n ídolo de ios gastrónomos ¡i Hay siete pecados'

Brilla! - Savarin y las teorías sobre la • Hoy siete pecados» es la última cocción del faisán y la tortilla de atún obra de losé María Fernán. En Pemán se ligan dos aspectos interesantÍBi- mos: la desigualad de los procedi• por M. BOSCH BARRETT mientos y la altura de sus discurso*. Pemún no hace más que llevar a la , gastronomía ha tenido en Fran• trado, ya ligeramente obeso, de se• escena, en un momento determinado, cia importancia capital incluso tenta años, apacible y acogedor, la ¡ocur.dia de sus conferencias mo• Joaquín Rodrigo con Leopoldo Querol y el maestro Pérez Cosas, qut dirigió la político v ha perpetuado los era el autor de lo que se consideró rales, con cierta altisonancia digeri• mbrfj de I"* erandes personajes, el decálogo de la gastronomía «L.4 el estreno del «Concierto Heroico», en Madrid ble y aplaudible. La intención •» ujini dio su nombre a los platos PHYSIOLOG/E DU GOl/T». rhos a base de i/oic-oras»; Cla- Poco tiempo pudo gozar de" su siempre buena p«ro donde estuvo trt o los guisantes; Henrí IV. al fama de escritor. Ün año después mejor, lué en «Ella no se mete en MOMENTO MUSICAL írogón. Las mujeres dan también de haberse hecho público su nom• nada». Espléndida comedíela Ir—ta. Lnbrr a los platos. Madame du bre como autor de este libro, tuvo pimpante y suelta como una ráfaga frrv tenía gran predilección por que asistir a una ceremonia reli• de viento. En -Hay siete pecados» ) coü/lor, v cuanto está hecho hoy giosa en memoria de Luis XVI, y base de c"o ll«t)o su nombre; pocos días más tarde moría a con• hay momentos, que el público llega adame de Maíntenon crea las tcó- a sentirse sobrecogido cuando, pres• Homenaje a Joaquín Rodrigo secuencia de una bronconeumonía

So/ Hermanos y C= MANRESA. — Angel Gu.meró, 20. — TELEFONO 1122 BARCELONA. — CaHe de Rocofort, 27. — TELEFONO 33412 SAN VICENTE DE CASTELLET. — Coudillo, 2. — TELEFONO 9 SURIA. — González Solesio, numero 6. — TELEFONO 25 YVen'

ASPIRA A SER CAMPEON DE EUROPA

Luis Fernández, además de ser un gran peso gallo y un muchacho sim• pático, es un viajero incansable, un cruíéntico trotamundos, que ni aun en estos tiempos difíciles de visados, pa• saportes, cupones de racionamiento y lineas de demarcación, deja cada dos a tres meses de girar una visita a Pa rís y eíecluar allí algunas peleas que le ponen en contacto con Jos aficio• nados de la capital francesa.

Precisamente ía úilima campaña MOSAICO que ha efectuado en aquel/os «rings» ha sido brüJantr'sima. obteniendo vic• torias sobre gente tan calificada en UINCE días atrás la Liga no estaba decidida ni mucho menos. Quedaban eJ pugilismo europeo como Angelmonn Q todavía ocho fechas de brega, y el Valencia podía muy bien tropezar con —antiguo campeón del mundo—, De• algún inesperado escollo. Las recientes actuaciones del Barcelona, nuestro deo y Fayón. Y ahora regresa el me• aspirante al título, no permitían abrigar demasiadas esperanzas, pero cabía. jor pugilista con que cuenta España dentro de lo posible, que • el equipo valen• ciano dejara de tener un par de tardes la en la actualidad, dispuesto a poner suerte de cara. De entonces a hoy. con sólo en juego su título ante el madrileño dos jornadas, la'' cosa ha cambiado radi• calmente. El Barcelona perdió en Granada, cuando todo el mundo daba por seguro un triunfo azulgrana. Y a-mayor abundamien• El ^sn/pe77, /a embarcación to, el pasado domingo, en Las Corts. los barcelonístas fueron de nuevo batidos. ¿In• explicable? No; esta vez no. El Barcelona sucumbió ante un adversario que' demos• ha popularizado el balandrisn tró ser mejor y más completo, y que, por añadidura, desarrolló sobre el césped bar- celonista una táctica inteligente, la más En aquellas naciones donde el by alcanzó en nuestro pois en a adecuada para obtener la victoria. Con de• balandrismo tiene muchos años de to se conocieron las ventajar cir que hasta los más acérrimos barcelonís• J-iistoria, se planteó, hace más de nuevo balandro, fué enorme. tas reconocían después del partido que el Atlético-Aviacíón se había acreditado come una década, un problema que na• Vigo, Barcelona, Cartageno, el mejor conjunto que ha visitado La? cía de la preponderancia que, a bao. Valencia y Marín — dond Corts esta temporada, está dicho todo. El través del tiempo, tornaba el ¿e- halla la Escuela Naval, que m Valencia tuvo uno de los esperados tropie• porte del mar: ¿Cómo podía popu• zos, pero el Barcelona no supo sacar del para la enseñanza de los futuros mismo ninguna ventaja. Los valencianos larizarse la afición a las regatas o dales de la Armada 16 «snipes fueron vencidos brillantemente por el pro• velo? Naturalmente, no todo el son las flotillas de moyor in^a pio Atlético-Avlacíón, que se ha convérti- mundo podio permitirse el lujo del do en el único seguidor, a distancia, de los cia, totalizando la flotilla e^a presuntos campeones. Tal vez los blanqui- millonario Vonderbilt, pongamos por de «snipes» 251 embarcaciones César rrojos madrileños sean mejores, en este ejemplo, que hacía regatear anual• El auge que el «snipe» ha de momento, que los blancos levantinos. Pero cuatro puntos son muchos puntos, mente su gran yate en la famosa y seria en verdad sorprendente que el título se les escapara en esta ocasión al balandrismo como ceportt Copo América, en la que se atra• a los valencianos. competición, ha de registrarse vesaba el Atlántico... La cabeza de la Liga ha dejado de ser para nuestros aficionados un tema con más firmeza que ahora cu de apasionamiento. Ahora la atención se ha concentrado en la cola. La dis• Había que buscar la embarcación termine la actual contienda, tancia que separa a los cinco antecolistas es pequeña, y dada la poca regula• popular — el «Ford» del agua — hoy día la construcción de un ridad de sus actuaciones, pueden variar todavía mucho las posiciones de los cinco antecesores del Celta. Y entre estos cinco se debaten Español y Saba- al alcance de los bolsillos de los landro resulta un verdadera it dell, para los cuales son los mejores deseos de nuestros aficionados. millares de aficionados que, reparti• ma, ya que bueno parte de sus Librero, y a pelear con el italiano Por lo que respecta al Barcelona, nos parecería poco elegante sumarnos dos por todo ei mundo, soñaban con mentas no son fáciles de haU a la legión de los que hacen fácil leña del árbol caído. En estos dos últimos BondavaUi para eJ Campeonato de el balandro de pequeñas dimensio• menos o un precio asequible/ partidos, mientras se ha reafirmado como gran figura el interior César, se han Europa, si éste se decide a venir a nes, práctico para la maniobra, que los aficionados. puesto más en evidencia los puntos débiles del equipo. ¿Se superará el mal España esta primavera. momento? Séanos permitido abrigar la esperanza de que así -sea. les permitiera disfrutar de las de• Pero eso pasará. Y cuando a Esté torneo, disputado en París en licias de la navegación a vela. tre los pesos gallos más calificados la guerra, las regatas internocioii De esta necesidad nació la idea de «snipes» constituirán ocon De nuevo ha >alldo a primer plano la cuestión de los equipos de ciclistas del momento, se montó con la buena profesionales. Se ha hablado en estos últimos días de la poíi'iilidad de que el intendcíi de( designar un aspirante del «snipe», que, al mismo tiempo, mientas deportivos de verdo Barcelona cambie de parecer y deje de des• oficial, todo lo oficial que las circuns venía a unificar las competiciones fuerza. interesarse de su sección ciclista, en la que internacionales, al establecer unas figuraban en la temporada anterior nada tancias permiten, al título que posee CARLOS PAROl menos que tres de los cuatro primeras ca• BondavaUi. Nuestro campeón triunió medidas a las que el constructor de• tegorías del ciclismo español: Delío. Ba• en todos sus combates, y cuando se bía ceñirse, facilitándose con ellas rrendero y Trueba. La Prensa especializad? el transporte de estas embarcacio• se ha hecho eco. de la noticia, pero a ren• iba a montar la final del torneo en• glón seguido se ha dicho nuevamente que. tra Fernández y el belga Roger, apa• nes para disputar regatas con otros en definitiva, el Barcelona no tendrá este recieron las dificultades que acostum• clubs o naciones. Saludo año sección ciclista. Parece que gustaría a la comunidad azulgrana que el nombre del bran a malograr estos bueno9 inten• Fué en 1931, en una reunión de club figurara, como en la temporada ante• tos, y la cosa quedó en proyecto. los clubs marítimos de la Costa de rior, junto a los de los triunfadores en casi Mientras- tanto, Gino BondavaUi, que Florido, donde, en términos concre• todas las pruebas ciclistas españolas, pero al Dr. Alekhirl el sacrificio económico que euo representa además de ser campeón de Europa tos, se planteó el problema que es tan oneroso... Se ha dicho que tal vez si de gallos y plumas. lo era asimismo amenazaba con dejar el balan• los ases se decidieran a correr en plan de Italia en ambas categorías, puso drismo mundial — de no ser resuel - «amateur» el caso se resolvería inmediata• en juego su título italiano de los plu• mente. to — en un punto muerto. En di• mas trente a Corfonesi. ex campeón cha asamblea surgió la ideo de la • De sobra es conocido nuestro criterio sobre este particular. No se puede pedir a de Europa de aficionados en dicha creación de uno sene de balandros un club de fútbol que sostenga a un equi• categoría. La suerte le fué adversa titulada «Trailer Class», cuyas uni• po de ciclistas profesionales en el plan que a BondavaUi, y ahora el campeón de dades no podían sobrepasar los hasta ahora lo ha venido haciendo el Bar• Italia de los plumos es Cortonesi. 16 pies de longitud, ni su área de celona. Pero tampoco puede pedirse a los Dclio Rodrigue/. ciclistas profesionales que por amor o sim• vela exceder de cien pies cuadra• patía hacia determinados colores, renuncien a la seguridad de tener cubier• Sin, embargó, BondavaUi continúa dos. ta su necesidad de vivir como es debido. Seguimos convencidos de que la con su doble título de campeón de solución sería la de los equipos comerciales, que en los actuales momentos Uno serie de proyectistas y ar• tiene sus quiebras no precisamente porque las marcas de cíelos corran el Europa y parece dispuesto a venir a madores hicieron tanteos para en• riesgo de no poder soportar unos gastos de propaganda crecidos, sino a causa España a" poner en iueao ante Fer- de que. según parece, por ser suficiente la demanda para absorber la pro• contrar una embarcación que res• nónder el de comoeón de los gallos. ducción, ninguna falta hace en buena lógica comercial gastar mucho en pondiera a esas características. propagar un artículo que se vende solo. Pero esfe propósito tropieza con la W. F. Crosby, conocido diseñador dificultad de no saberse hasta qué En vista de los términos en que está planteado el problcna. ¿no sería de barcos que colaboraba en la posible que las carreras ciclistas las ganara el corredor X, del club A. mon• punto podría ser autorizado el viaje revista naviera «The Rudder», de tando máquina B, equipada con tubulares Z? del campeón europeo a España. Se JOSE F. nor.o mundial fama entre los balandristas confía, pero .. fío obstante, se preparo fué quien acertó a desarrollar me• para nuestro campeón el encuentro jor sobre los tableros de 'dibujo la con el belga Roaer. oue si los pro• idea lanzada en aquella reunión, di• vectos Heoan o convertirse en reali• señando una embarcación que de• dad, se disputara el próximo verano, nominó «snipe», nombre inglés del probablemente en Barcelona. ave marinera becacin. El nuevo balandra ll-enoba por fci campeón del completo los deseos de los aficio• drez ha vuelto otra vez * I» nados de unificar los embarcaciones, en viaje de divulgación, PJ" • A MEDIA VOZ.. al objeto de que, al mismo tiempo unas partidas de simuÜJii*1 que se redu?a su coste, ponia a to• Barcelona, Matará, TarnigoM- ' Hjte an<.* añn». «•! bi(\pu Irni.i rntrr nos• dos, en iguales condiciones de lucha lada... La presencia en 'i»e'ñ otros an ¡Miblico numrrosinmo. jjur Itrmba en las regatas. Los planos del «sni• gi4n del Dr. Alejandro ^ todas las srraaiia» an amallo circo. El srnnc- pe» fueron publicados en julio del. ha despertado entre los def"- lo caotivA » cierto* promotores, qor %r lan- año 1931 en «The Rudder». En sep• nron a U comnetraria ron an rntastatmo noble deporte un entusun*0 dlcno dr mejor rauaa. 1 sacudió sur entre tiembre, Jimmy Brown, un joven ba• veces visto. Nunca pudo decn' unos y otros echaron el neroclo a perder. landrista norteamericano, solicitaba mayor exactitud que ha Ahora. U locha Ubrr. en pleno apocen, la primero patente de la flotilla meno) que imposible J' „ ha dado IHÍ tr ra a la rivalidad de emprr- mundial de «snipes». Hoy día son HM, Lo» arícioaadoo a las emociones faerlcs campeón del mundo "P^J* más de 5.000 los balandros inscri• harán bien de rtnnrxar • pensar qae lo que unas manifestaciones• Ei ^ sucedió ana »rs puede muy bien repetirse a tos oficialmente, y sobrepasan de khine ha hablado, no cualquier hora. 10.000 el total de barquitos de di• su proyectado encuentro co» cho tipo que navegan por las aguas Una pluma moy autorizada ha laucado la tor Rey Ardid, de su ¡'"¿L ide» de establecer con carácter obllsatorío de todo el mundo.. paña, de la inmediata camP^" un secaro de accidentes para lo» prnleaiona- prepara en las Islas Ca*jní'tj les del fútbol. versión al español de su •Wr Aunque la ma*rri)> sea harto comnleja. la sucerencia e» 'mur dient de ser tomada en ronvlderaciún y hay que esperar que- lo» ajedrez y de otros tenui t;sp cria lista» pondrán toda la atención debi• España posee en la actualidad la san tes. da a an- asanta de tAata importancia. flotilla de «snipes» más numerosa Deseamos que su ^REIETFM I)1.>I-L1.> 1>U. IKIL-NKI de Europa y es la segundo nación entre nosotros dé el ¡rulo ^ Inmediatamente después de haber establecido un nuevn oreinrd» niiindial LA Delexaclón \aclonal de Deportes ha del mundo en número de barco.s re- y que sus enseñanzas con¡" de la milla, el conv-dor sueco Gundher IIUKK es atendido ¡«ir el l»r. Darlln, acordado destinar un millón de pesetas pa• elevar el nivel técnico i' de la Universidad norteamericana de .Haruard. que procede a. obleuer una ra ayudar » ios deportes que carecen de gistrodos. El incremento que la em• muestra de samtre del «unpeún U^ailU. barcación planeada por W. F. Cros• •aiedrecistas. HUMO

I.' Cuando un controlo asi «doblado» se pierde, en vez de CRUCIGRAMAS ganarse, se realizarán las lío- modos «sobrebotas», cuyo oa- " ior dependerá de si el bando CRUCIGRAMA NUMERO 175 «doblado» era o no vulnerable. En caso de no ser mil ñera ble, HORIZONTALES: L obtendrá 100 puntos p

mos. — Prodigalidad. — Mani• fiesta siempre sus opiniones y NO VULNERABLE VULNERABLE GRAFOLOGIA su criterio. d«U« r«dobl« dobU i.doblt NURIA. — Es usted extraor• por NIGROM dinariamente variable, y por azas declaradas: ello lo que hoy la Ilusiona. de- NOVIEMBRE 1918 — Tiene Ja de Interesarle por completo 40 80 160 40 80 160 de si mismo un alto concepto mañana. — Una gran preten• > restantes 30 60 y ello le presta un aplomo y sión y refinada coquetería. — 60 120 30 120 seguridad que le permite en• Déjase dominar por todo y por Ipi y co J ^ « 30 60 120 30 60 120 frentarse ante cualquiera. — todos, ya que carece por com• Una gran obstinación y no es pleto de voluntad y es su cri• di y tr i g 3 20 40 80 20 40 80 tarea ficll. por lo mismo, di• terio por demás adaptable a suadirle de sus propósitos. — cualquier ambiente. — Cultura. La Imaginación es muy pode• Sobrebazas: — Educación esmerada — Muy - ° S 100 200 2-3 í 200 400 rosa. — Bastante expansivo y cada una ocasiones hay en que habla femenina. — Poco ordenada. — > M más de lo debido. — Voluntad Olvidadiza. — Temperamento alegre, extraordinariamente in• |Bazas perdidas: firme, fria y despótica, que im• pone de continuo y con la que fantil. — Cariñosa e Indulgen• 1.' baza 50 100 200 100 200 400 es muy difícil luchar. — Hay te. — Desde luego, puede us• vanidad y orgullo, sin ser ex• ted hacer feliz a un hombre, —Entonces, ¿cuándo podré tomar el tren? subsiguientes cesivo. — Buena memoria, ín- asi que deseche ese temor, si es que llegó a sentirlo .. —Moñona, si usted quiere, pero deberá reservar el billete cada una 50 200 400 100 300 600 teligencla clara y dominio de sus nervios. — No es ambicio• so. — Carácter inflexible, con PERLA. — Carácter afable y con ocho días de anticipación... Samibola 500 750 tendencia al pesimismo. — por demás cariñoso es el suyo, Bola 1.500 Nada de desalientos — Prodi• y. como es natural, no le es di• 1.000 galidad. — Orden y método. — fícil granjearse el cariño y las Espíritu filosófico. simpatías de aquellos con quie• en 2 mangas: 700 Coto nes trata. — Afán al estudio, en 3 mangas: 500 que no llega a cansarla. — Muy LUCRECIA. — No e« usted ordenada y minuciosa. — Una partidaria precisamente del gran pulcritud en todas sus co• 4 ases en sT y 5 honores en triunfo: 150 aislamiento, y su mayor solaz sas. — Tiene ambición, un cau• 4 i • » 100 es expansionarse con personas dal enorme de ilusiones, y da• amigas, cambiar impresiones y. da su sensibilidad extremada, sobre todo y ante todo, disfru• cuando la vida vaya destruyen• tar de cuantos momentos agra• do aquéllas, una a una, temo dables le depare la vida. En por su ánimo, que flaqueará. ahora, la solución no posee ningún triunfo, de realidad, ¿quién podría censu• — Prodigalidad. — Entusiasta I problemas del número modo que «X» debe estar en rarla por ello? Desgraciada• e irreflexiva. — Cultura. — diente ol 29 de enero: mente, por sí misma, vendrá Educación esmerada. — Sus• posesión de pi Rix. Puesto el momento en que habrá de Después de una ober- que el muerto sólo posee pt ceptibilidad acusadísima. — apartarse de cuanto hoy cons• Sentido crítico. 2 tr. «B», 2 sT, «Y* Ax, parece imposible captar el tituye su vida. Cuando esas Ilu• oto que una decloro- R con el A mediante impase; siones que hoy* conserva incó• «us 3 tr —a la que el bando adverso debe poseer. lumes hayan sido destruidas cualquier jugador pues, una bazo seguro con una a una. — Cultura e Inte• toono fuerzo— quedaría ligencia muy clara. — Educa• triunfo. Puesto que tienen una ción esmerada. — Gusto artís• *to en este caso, pues baza segura con triunfo, la se• tico y aficiones musicales. — AJEDREZ '•'ecc indicar una bolo mlbola parece fracasada. No Voluntad algo débil — Un en• |fcJ»ido adverso y con to- obstante, «A» no pierde las es• vidiable optimismo — Poco PARTIDAS CORTAS ^rtdad. él quedaría so- peranzas; 4.- co x: S ' di x del orden y método. — Bastante » Deciéese. por cón• muerto, que falla con triunfo, sensible, aunque olvidadiza — Blancas: Negras: Muy Indulgente. — Cariñosa y dor una señal a 6." co x; 7." otra vez di del Atklns Gunsberg añero de juego me- «muerto», tallado con triunfo; coqueta, y ello, siendo mujer, es un aliciente más. casi puede l. P4D 1 m declaración, para »• tr A; »." Ir R; I0.- tr x, que decirse que indispensable... P4D ~» sepa con qué corta •Y» se llevo con su tr D. 2 P4AD PxP •,co, Declarando él co. 3. C3AR P4AD 4. P3R •"ñero atacará por co. Por consiguiente. «A» ha 'MARIA LUISA — El rasgo A5C no quiera que «Y» no 5. AxP P3H realizado hasta ahora nueve más característico de su per• 6. D4T + C2D Ir*" co, puede fallar bazos, y el bando adverso, la sonalidad e» el orgullo y alti• vez. — El gusto artístico no ha 7. C5R A4A •*»/o Hará la primera décima, o «Y» le toca jugar. 8. CxC Abandonan. i "ounda la hará con sido bien cultivado. — Carece El reparto de naipes es ahora de ambición. — Carácter pleno I Gracias a esa declara- el siguiente: «A»; pi V, 10. 9; de bizarrías, que le permite ^"•ente bábll. logrará iX»; pi R. S, 7; «B»; pt A, 4, sobrellevar con admirable en• 10 semlbola. aparen- tr 9; «Y»; co 3. di 9. í. tereza de ánimo, cualquier cir• Blancas: Negras. «5ura. del bando ad- cunstancia desagradable o esas U." Igual lo que juegue mil contrariedades que no de• Tarrasch Fritz «Y». «A» cubre con pi 9. Si jan de presentarse en toda 1. C3AR ' P4D •X» remata con pi R, ganará existencia. — La imaginación J. P4D A4A el «muerto» con pi A y «A» es poderosa, muy ardiente y f_'A' realiza sus 6 pi exaltada, y. por lo mismo, si 3 P4A P3R 'a láctico siguiente: obtendrá, gracias o sus eleva• obra impulsada por ésta, no es 4. D3C C3A dos triunfos, las bazas 12.' y 5. D«P C5C ataca con di R y extraño que cometa más de un 13 v Pero si «X» juega pt í. error. — No es tarea fácil con• 6. C3T TIC ,a"o con el di A del el muerto desearla tr 9. el pi quistar su afecto o cariño. — 7. D x PT T1T Ahora, juega co R cae en impase y «A» logra Espíritu filosófico. — Muy há• 8. D7C TIC . con *• ir Juega esta igualmente los bazas I2." y 13.". bil y extraordinariamente re• Tablas por repetición de servada, no agradándole parti• '0 -We ,X» dejo pasar cipar a nadie sus asuntos ínti• jugada». rt entonces que «Y» WILUAM ALDOR C. S.

[k£O.HOLES VINOS BEBIDAS CARBONICAS Y CERVEZA fcBJAROS • ALMENDRAS HEREDEROS DE MIGUEL CURA ^RESA - Fábrica y almatenes: Carretera Puente Yilumara - Teléf. 1931 CERVERA - Fábrica y almacenes: Paseo Pi y Morgall, 10 y 12 - Teléf. 52 vestido de iredio luto. No sabría describirlo, peto Kn que una revista de modas presenta como «una trLaiWl algo que os deslumhra y que os deja boquiabienos. iMiur 1 bremmil sentía que le faltaba resolución para lo que hacer, pero al verse en el amplío espcio experimento la tistaccion de constatar que nunca había aparecido tan (u, mosa en su vida. Era una rubia esplendida y cuando proponía, sabia adoptar un pone majestuoso. Y YO CUATRO Después de cenar en casa de los Longmores, se (I al baile — algo larde — y encontró a bremmil del Z de Mrs. Hauksbee. Esto la hizo ruborizarse lo que fué de que apareciera radiante entre los hombres que U • han rogándole que bailara con ellos. Comprometió _ los bailes menos tres, que dejó en blanco.. Mrs. HauksbtT] vió en seguida, y se dió cuenta de que había una declarada — una verdadera guerra — entre ambas. Se ; tió en inferioridad de condiciones para la lucha, pues tiranizado a bremmil los últimos tiempos y éste emp^ a cansarse. Además de esto, bremmil nunca había vm ESPUÉS de la boda se produce una bre — que estaba decidido a ir desde el principio, y con su mujer aparecer tan humosa. La miraba sorprendido L reacción, unas veces fuerte, otras no Mrs. Hauksbee. Se puso a reflexionar, y el resultado-de sus de la puerta y echaba fuego por los ojos cuando se cmj tanto, pero, ir.ás tarde o más tempra• reflexiones fué que el recuerdo de un niño que murió es con ella acompañada de sus parejas. Y cuanto más la no, llega, y ambas partes deben su• considerablemente menos valioso que el afecto de un ma• vaba, más prendado se sentia. Apenas podía creer que KfÁ perarla si desean conservar la arme• rido viviente. Hizo sus planes v lo aventuró todo en ellos. Ha era la misma mujer, de ojos enrojecidos y vestida dt ». nia conyugal durante el resto de sus En aquel momento descubrió que conocía a Tom Bremmil gro, que lloraba ante los huevos del desayuno. vidas. __ a fondo, y actuó fundándose en este conocimiento. Mrs. Hauksbee hizo cuanto pudo para tenerle ocup En el caso de los Cusack-Brem- —Tom — dijo—, la noche del día 26 cenaré en casa pero, después de dos bailes, se fué al encuentro de su sat* mil, esta reacción no se presentó has• jer y le pidió que bailara con él. ta el tercer año de casados. Bremmil —Temo que haya llegado usted demasiado tarde, I era difícil de retener, aún en las me• ter Bremmil — contestó ella, bríllándole los ojos. jores circunstancias, pero fue un marido perfecto hasta que Entonces él insistió en que le reservara un baile, J elD bebe murió y Mrs. Bremmil se puso de luto, empezó a como un gran favor, ella le concedió el quinto vals. AfotJ adelgazar y se volvió melancólica, como si los cimientos lunadamente, el cinco' estaba libre en su carnet de SÜ!, del Universo se hubiesen venido abajo. Quizá Bremmil hu- Lo bailaron juntos, lo que provocó cierto revuelo en bic.j debido consolarla. Intentó hacerlo, según creo, pero sala. Bremmil tenía una remota idea de que su mije cuanto más prodigaba sus consuelos, más se lamentaba «mis- sabía bailar, pero nunca se había dado cuenta de i tres» Bremmil y, en consecuencia, más infeliz se sentia lo hiciera tan divinamente, Al terminar el vals, d" Bremmil. Lo cierto es que ambos necesitaban un tónico. pidió otro baile, como un favor, no como un < Y lo tuvieron. Mrs. Bremmil puede permitirse ahora el recho, y Mrs. Bremmil, dijo: gusto de tomarlo a broma, pero por aquel entonces —Enséñame tu carnet de baile, querido. no fué cosa de risa, precisamente. El se lo mostró como un díscolo escolar en ga unos caramelos de contrabando al Veréis, Mrs. Hauksbee apareció en el horizonte, Estaba rociado de «H», además de la y donde ella se encontraba existían grandes proba• figuraba en el espacio destinado a anotu i bilidades de que se produjeran trastornos. En pareja para la cena, Mrs. Bremmil no ¿jj Simia se la conocía con el apodo de «La gaviota nada, pero sonrió con desprecio, tachó de la tempestad», Que me conste, se había hecho y el 9 — dos «H» — y le devolvió el acreedora a este título por cinco veces. Era una net después de haber escrito en ellos mujer menuda, morena, delgada, más bien en• nombre, un diminutivo cariñoso que juta, y tenía unos ojos grandes, redondos y de usaban ella y su marido. Entonces le a color azul violeta y las maneras más dulces del nazó con el dedo y dijo sonriendo mundo. Bastaba con que pronunciarais su I —¡Ay, tonto, más que tonco! nombre en los tés de la tarde para que todas Mrs. Hauksbee lo oyó y — más tari las mujeres presentes en la sala se aloorocaran confesó — se dió cuenta de que y la motejaran de... bueno... no precisamente las de perder. Bremmil aceptó el 7 v de sana. Era inteligente, graciosa y brillante y agradecido. Bailaron el 7, y permanecie poseía más viveza de ingenio que la mayoría sentados en una de las pequeñas glori de las mujeres de su tipo, pero dominaban fuer• del jardín, durante el 9. Lo que Brenimü i temente en su carácter la malicia y la perversidad. jo o lo que Mrs. bremmil hizo, es algo A pesar de esto, era capaz de hacer un favor in- 1 no nos impona a ninguno de nosotros. iluso a la personas de su propio sexo. Pero esto e# Cuando la orquesta atacó «El rosbif de otra historia. Vieja Inglaterra», ambos entraron en la ría y bremmil fué a buscar el coche de Bremmil. deprimido por la muerte del bebé y la mujer (esto sucedía antes de la moda de infelicidad general que siguió, cayó en las redes de ^| — «rickshaws») mientras ella entraba en Mrs. Hauksbee. Esta no sentía ningún placer en escon• guardarropa. Mrs. Hauksbee, se levantó, der a sus esclavos. Se los apropiaba públicamente, y se ase• dijo: guraba de que la gente lo veía. Bremmil salió a caballo con ella, se paseó con ella, sostuvo largas conversaciones con ella, salió de excursión con ella y merendó con ella en el Peliti, —..'Según creo, usted me acompaó» hasta que la gente acabó por fruncir las cejas y decir: «Esto cenar, verdad Mr. bremmil? c-s escandaloso». Mrs. Bremmil permanecía en casa revolvien• bremmil enrojeció y contestó, furioso: do los vestiditos del bebé y lamentándose ante la cuna vacía- —; Ah...!, ejem. . Me voy a casa coo i No se preocupaba por nada más. Pero, finalmente, unas ocho mujer, Mrs. Hauksbee. Creo que h» ' amigas, cariñosas y bien intencionadas, le explicaron deta• bido una pequeña equivocación. lladamente la situación, a fin de que no le pasara por alto Como hombre que era, hablaba con ningún pormenor. Mrs. Bremmil las escuchó tranquilamen• convicción de que la culpa era exclusiv^ te y les dió las gracias por sus buenos oficios. Aunque no mente de Mrs. Hauksbee. tan inteligente como Mrs. Hauksbee. no era, sin embargo, Mrs. bremmil salió del guardarrops fflj boba. Ocultó sus propósitos y no dijo nada a Bremmil de una capa de pluma y un chai blanco lo que había sabido. Esto vale la pena de ser recordado. rededor de la cabeza. Aparecía radiante, Lamentarse ante un marido v pedirle explicaciones no ha tenía derecho a estarlo- servido nunca para nada. La pareja se perdió en la obscuridad. Bto mil galopando en su caballo, muy cerca dd 1 Cuando Bremmil estaba en casa, lo que no sucedía muy che. .1 menudo, era más afectuoso que de costumbre, y esto le delataba. Se sentía obligado a ello, en pane para calmar a su propU conciencia y en pane para calmar a Mrs. Bremmil. Entonces, Mrs. Hauksbee. que aparecí» Pero fracasó en ambos aspectos. ajada y cansada, a la luz de la lámpara, Y, entonces, fue cuando «El ayudante de servicio, por dijo : eKUSp de sus excelencias Lord y Lady Lytton, tiene el de los Longmores. Seria mejor que tú cenaras en el Club. honor de invitar a Mr. y Mrs. Cusack Bremmil a Peterhoff —Tenga usted por seguro lo que le digo:' 1» má< Esto ahorró a Bremmil el tener que inventarse ninguna el 26 de julio, a las nueve y media de la noche». En la de las mujeres sabe como tratar a un hombre intelig excusa para irse a cenar con Mrs. Hauksbee, por lo que parte inferior izquierda de la tarjeta se leía: «Baile». pero se necesita una mujer muy lista para saber tratar » se sintió agradecido y, al mismo tiempo, despreciable y ruin, —Yo no puedo ir — dijo Mrs. Bremmil — hace tan estúpido. lo que resultaba saludable. Bremmil salió de casa a las poco que la pobrecita Florrie. .. pero no hace falta que tú cinco para dar un [aseo a caballo- A esto de las cinco y Y nos fuimos a cenar. te abstengas, Tom. media de la tarde, una gran cesta cubierta de cuero llegó En aquel momento ella pensaba hacer realipente lo que de casa Phelps para Mrs. Bremmil. Era una mujer que sabia decía, y Bremmil explicó que iría sólo por quedar bien. En cómo vestirse, y no había pasado en vano una semana en TRADUCCIÓN DE LUIS NONEL| esto mentía, y Mrs. Bremmil lo notó. Ella sospechó — una diseñar aquel vestido, cortarlo, coserlo, boiciarlo, fruncirlo sospecha de mujer es más concreta que una certeza de hom- y sofaldarlo lo como sea que se diga). Era un magnífico ILUSTRACIÓN DE CLAPER

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