Nº 131 / Septiembre 2019 ISSN 1390-4515

Pascal Quignard: un «raro» francés

Libro del mes: Tragedias portátiles de Iván Égüez REFLEXIÓN ECONOMÍA NARANJA El color de la cultura

n Fernando Tinajero

«¿Cuánto representa la generó el 6,1% de la economía cultura en el producto interno mundial durante el año 2005, «bruto?» y representó la bicoca de 4,3 Al observar la sorpresa que billones de dólares en el 2011. su pregunta había desperta- La cultura también puede ser do, el orador que acababa de incorporada al esfuerzo de pronunciarla se sintió más se- toda la sociedad para generar guro. Miró a su alrededor co- riqueza. Esto es lo que se mo un general que contempla llama “economía naranja”: al enemigo vencido, y agregó: una estrategia que abre la «Ya es hora de dejar atrás puerta al desarrollo de la la fantasía. La cultura no creatividad, pero ya no para puede seguir siendo un peso estar soñando, sino para el muerto en el presupuesto del desarrollo». Estado. En un libro publicado Esto sucedía en Bogotá, hace poco se demuestra con hace unos tres años, en el documentos que el desarrollo curso de un encuentro sobre de nuevas ideas creativas en gestión cultural. El orador el campo del arte y la cultura había aludido al libro que

2 Rocinante Felipe Buitrago e Iván Duque, Se trata, en realidad, de entonces funcionarios del un modo «amable» y tentador Banco Interamericano de De- de presentar la invasión del sarrollo, presentaron en 2006 capitalismo al territorio de en versión española que fue la cultura. En rigor, no se publicada por Santillana/Agui- refiere a toda la cultura (no lar, bajo el auspicio de varias toma en cuenta los valores, las entidades internacionales: la costumbres, las tradiciones, Organización Mundial para la las concepciones del mundo), Propiedad Intelectual (OMIP), sino únicamente la creación la UNCTAD, la Consultora artística, reducida a su con- Oxford Economics, y otras. dición de espectáculo y a su Concebido como un manual exclusivo valor de cambio, de atractivo diseño gráfico, lo cual significa tratar los propone la receta para dar objetos artísticos (novelas, «vitalidad» a la cultura: una obras dramáticas, musicales o receta que, según dicen los plásticas) como si fuesen sim- autores, América Latina y el ples mercancías, consolidando Caribe no pueden darse el así el mercado como única lujo de desperdiciar. Esa es instancia de validación de lo la «receta naranja». ¿Por qué humano. Esta operación no naranja? Porque «el naranja puede realizarse sin reducir, es el color de la cultura y la e incluso eliminar, el valor de espiritualidad» (¿?). uso de los objetos culturales Lo primero que llama la (la exploración de los límites atención es que una entidad de lo humano, la crítica y la bancaria internacional se , el cuestiona- haya detenido a diseñar una miento de la sociedad), y ha- estrategia para el desarrollo cerlo sin importar si se trata cultural. ¿No es esa una tarea de lo que Walter Benjamin que en cada país debería ser llamaba «arte aureolátrico» cumplida por el Ministerio de o del puro goce estético. Aun Cultura o la entidad equiva- más: es de temer que, desde el lente? Si a este primer interro- punto de vista «naranja», algo gante se une el hecho de que cursi y de mal gusto como el BID no consultó con ningún Tres familias pueda adquirir artista ni gestor cultural para más valor que el Hamlet de diseñar su estrategia «naran- Shakespeare o la Antígona de ja», sobran los motivos para Jean Anouilh, simplemente ponernos en alerta. porque los patrocinios comer-

Rocinante 3 REFLEXIÓN ECONOMÍA NARANJA

ciales de su exhibición gene- no procede previamente a la ran más ingresos. bendición solemne del local y El entusiasmo del orador las máquinas, con invitados que anunciaba la era de la especiales, trajes a la moda, «cultura naranja» como quien retórica con hipérboles infla- anuncia la llegada al Paraíso, das y champán. no estaba, sin embargo, para Claro que el orador, ante reflexiones sobre conceptos una objeción como esta, tan abstractos como valor de habría aclarado que estaba uso o mercado. Pensé que él hablando de las industrias no había leído a Bolívar Eche- culturales, e incluso podía verría, porque si lo hubiera asegurar, como algunos lo hecho quizá no habría estado hacen, que todas las activi- tan seguro de su receta mila- dades culturales pueden ser grosa. Las prácticas sociales tratadas como industrias (¿la que llamamos culturales, dice poesía…?); pero, ya que he nuestro filósofo, no forman nombrado a Benjamin, vale la parte del proceso de la pro- pena recordar sus reflexiones ducción, pero pueden ser la sobre la distancia inconmen- condición ineludible para su surable entre las obras que ejecución. Para no repetir el exigen ser reproducidas sin minucioso ejemplo que él usa, dejar de ser únicas (un filme, tomándolo de Malinowski, por ejemplo, o un libro, o digamos simplemente que, una grabación de música), y en un pueblo no contactado aquellas otras para las cuales de la Amazonía, ningún cualquier tipo de reproducción cazador saldrá a «producir» es un proceso externo que vio- los bienes necesarios para su la su naturaleza y la desvirtúa sostenimiento si antes no se (como una miniatura de la detiene a decorar su rostro y Venus de Milo hecha en plás- su cuerpo como prescribe la tico, cuya sola existencia da tradición ritual. Esa actividad testimonio de la perversión de mágica tendiente a hacer los valores estéticos en una so- favorable la jornada de caza ciedad enajenada). Si no tiene no forma parte del proceso sentido negar la necesidad del de producción propiamente apoyo estatal para el primer dicho, pero es su condición tipo de obras, puesto que no ineludible. Y en nuestra pro- son mercancías rentables, re- pia sociedad, ninguna fábrica sulta criminal permitir y alen- empezará su producción si tar la producción del segundo

4 Rocinante tipo de obras pseudo-artísticas ción posible; se traducen en que no solo engañan al com- la vigencia u obsolescencia de prador desprevenido, sino valores. Por eso podríamos pa- pervierten el sentido estético rodiar y actualizar la pregun- de la sociedad. ta del orador aquel: ¿cuánto El Estado tiene obligaciones ha descendido en el Ecuador concretas frente a la cultura el nivel de conciencia ciuda- y no puede escabullirse endo- dana por la ausencia de las sando a la empresa privada políticas culturales que debía su tarea, bajo el amparo de haber formulado el Ministerio la «economía naranja». Y de Cultura? entre tales obligaciones, la Tiemblo al pensar que en primordial es la de asegurar muchos lugares del mundo, presupuestos adecuados para gobiernos deshumanizados la producción cultural sin y voraces adopten la «receta condicionamientos ideológi- naranja» cuya aplicación ba- cos. Tales presupuestos se nalizará los objetos culturales justifican por sí mismos, aun- y terminará por matar la cul- que nunca puedan generar tura. Rosa Luxemburgo decía rédito alguno. Los efectos del que el capitalismo desemboca quehacer cultural no se miden necesariamente en la barba- en dinero, sino en crecimiento rie: cuando reina la barbarie, espiritual de los individuos y el cadáver de la cultura yace de la sociedad en su conjunto; insepulto, como el de Poli- se perciben en el largo plazo nices, sobre una naturaleza como un aumento de concien- muerta y agotada. cia para el cual no hay medi-

Rocinante 5 8 • Especial: el particular universo de Pascal Quignard

2 • ¿De dónde viene la economía naranja? Rocinante No. 131 Septiembre 2019 52 • El Mediterráneo, mar literario Contenido 45 • Jakk Cabrera busca lo inextinguible

Portada: Fotografía de 1887 sobre la construcción 56 de la Torre Eifel • Entrevista con Esteban Mayorga 78 • Nuevo libro de Luis Borja Corral

•ROCINANTE es una publicación de la Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura, que es una iniciativa ciudadana que busca mejorar el comportamiento lector de los ecuatorianos. No recibe fondos públicos y se maneja mediante la autogestión y a través de la asociación con diversas entidades. Sus líneas básicas de acción son la edición y distribución masiva de libros, la capacitación a me- diadores de lectura, la difusión de la literatura nacional en el extranjero y la reflexión teórica sobre el tema de la lectura. • FOTOS: Busca- dores en internet •DIRECCIÓN GENERAL: Iván Égüez. •EDICIÓN: Andrés Cadena. •DISEÑO: Agustín Montúfar Égüez. © CORPORACIÓN EUGENIO ESPEJO POR EL LIBRO Y LA CULTURA. El Heraldo 244 y Juan de Alcántara. Teléfono: 243 2980. •DERECHOS RESERVADOS. Ese rótulo, esa nuevada

Sin ese color y sin ese diseño ya van a cumplirse 20 años desde que Richard E. Caves publicara su libraco Creative Industries: Contracts be- tween Art and Commerce. En 1913 el BID y ConnectAmericas publicaron en espa- ñol el manual en cuya portada aparece un maromero con cabeza de foco ha- ciendo girar cinco pelotitas a la vez, con sendas representaciones de algunas artes: paleta, máscaras, escaleta, guitarra, y otra que pa- rece un brasier con el signo + Iván Égüez en la una copa y tres puntos [email protected] suspensivos en la otra. Se ti- Andrés Cadena tula La Economía Naranja, [email protected] una oportunidad infinita. Agustín Montúfar Égüez Ningún país puede exhibir [email protected] logros culturales con esa receta. Ni siquiera Colom- bia, cuyo Presidente fue uno de los dos vendedo- res de humo que suscri- bieron el librito mágico. ¿Por qué el fracaso? Por- que la responsabilidad de los Estados con la cul- tura no puede pasar por la transformación de las revistarocinante.com prácticas culturales en [email protected] mercancías con o sin valor agregado, sino por velar Textos de: y fortalecer los valores que Edwin Alcarás, Iván Égüez, César Chávez, son inmanentes a la humani- Juan Carlos Arteaga, Andrés Cadena, dad histórica y a las culturas Sandra Araya, Carla Badillo Coronado, nacionales. Tienen que apoyar Javier Lara, Yanko Molina, Fernando no solo a lo rentable, sino a la Tinajero, Bernardita Maldonado, creatividad simbólica que es alma Carlos Ferrer, Gabriela Ruiz de su historia y de su vida diaria. Agila, Fernando Balseca, José Están obnubilados por las cifras que Aldás, Daniela Alcívar ahí solo hablan de billones. Deben de Bellolio, Bruno Sáenz A. preocuparse de cómo hacer posible que el ecuatoriano no viva enajenado a causa de la economía que lo exprime, de cómo hacer que su creatividad no esté encaminada solo a vivir de milagro. Dicen que la actividad cultural ha generado el 1,9% del PIB, pues que lo devuelvan. Para eso no hace falta po- nerse un rótulo que nos divida en vez de que nos una. (ié)

Rocinante 7 la historia, siempre desde siempre la re-flexiónla historia, de lapalabra temascualquier comola música, la etimología, moda, aborda Ajenoa ensayo, la la crítica poesía, dearte. las memorias, autor el de culto, ensuprosa conjuga francés, El escritor Pascal Quignard ESPECIAL DIÁLOGOS DEPAPEL

Foto tomada de deborahlibros.com Pascal Quignard, torrente a gotas

El normando Pascal Quignard nació el único 23 de abril que hubo en 1948. Una coincidencia con el natalicio de dos escritores a quienes el mundo occidental con razón venera: Cervantes y EShakespeare. Bajo otro signo zodiacal y desde la lengua fran- cesa, quien conforma la tríada olímpica es Rabelais, cuyo Gar- gantúa y Pantagruel es de 1534. La de «ambos tres» es ya una memoria instalada en la Historia.

Pero también hay la desmemoria de los siglos. Ahí abreva Pascal Quignard su sed por los personajes anónimos, olvidados, secretos, que pueden ser desde un remero que se lanza al mar seducido por el canto de unos pájaros con tetas, hasta un viudo que se encierra a recordar con música a su mujer por el resto de la vida, pasando por frinés y grabadores, escultores, muralistas al fresco, poetas escondidos, músicos del tropel a quienes singu- lariza, mesalinas y, sobre todo, Palabras, palabras que remoza, herencias etimológicas que inventa, el deseo y el espanto, el fas- cinus, la muda y la imago. ¿Qué es el Fascino? Es la divinidad de los dioses desvestida.

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Venimos de una escena en la que no estábamos. Llevamos el desconcierto de haber sido concebidos. No hay imagen que nos afecte que no nos recuerde los gestos que nos hicieron. (El sexo y el espanto).

El escritor es aquel que escoge su lenguaje y no es dominado por él. La voz es cargada de significación. No es una tos. (Retó- rica especulativa)

Su familia paterna estaba poblada de músicos. Sus padres fueron profesores de lenguas clásicas. Su padre publicó una historia de la lengua francesa. Décadas después ese tema, como una heredada obsesión, es tratado por Quignard en una de sus recientes novelas (Las lágrimas). Sí, Quignard escribe a párrafo abierto, es fragmentario (aunque afirma que en la Naturaleza no existen fragmentos). Lo importante es el fraseo, el tono. Los capítulos en general son cortos y los señala con números roma- nos. A los dos años fue a París y luego al puerto de Le Havre, donde transcurrió su infancia; ahí sufrió de anorexia y tuvo problemas de mutismo. Un tío suyo, afectado de silencio en el campo de concentración de Dachau, al ser liberado se dedicó a curar, poco a poco, su propio silencio y el de su sobrino.

¿Oye usted esa risa? Es más de lo que sabe decir el decir. La risa rompe el silencio como lo rompe el lenguaje, y cuando es callada cruje de ironía.

No he llevado la vida de músico como habría debido. En la primera parte de mi vida adulta me producía placer no aceptar mis manes. Me emancipé de los deseos que se habían forjado sobre mí en mi nacimiento.

Cuando tuve veinte años, en 1968, estando cerrada la facultad de Nanterre, como aceptaba sin reservas el movimiento de mar- zo y de abril que era cada vez más fuerte, fui a ver a Emmanuel Lévinas a su domicilio de la calle Miguel Ángel No 6 bis. Le comuniqué mi decisión de renunciar a la filosofía, de no sumer- girme en la redacción de tesis cuyo tema me había propuesto amablemente, de no dedicarme a la enseñanza, de huir de la

10 Rocinante universidad. Volvía hacia la música. Iba a retornar el órgano familiar. Él lo desaprobó.

La lectura permite escapar de la educación que se recibe. En 1969 publicó un ensayo sobre Sacher-Masoch, El rey del balbu- ceo.

Durante las numerosas horas en las que el ejercicio del órga- no me dejaba tiempo escribí un ensayo sobre el gran poema de amor que compuso Maurice Scève en la primera mitad del siglo xvi y que tituló Delia.

Simone Gallimard aceptó este primer libro. Me propuso editar las obras completas de Maurice Scève. Me ofreció convertirme en lector en la editorial de su marido.

Llegó a Secretario General de la Editorial Gallimard y fundó el Festival de Música barroca de Versalles. Renunció a todo para dedicarse a escribir. Cuando las renuncias son una poda la belle- za separa lo intempestivo de lo oportuno.

Raras son las especies que escapan de toda vida colectiva: el visón, el leopardo, la marta, el tejón, yo.

No fui organista más que tres semanas de verano, a mediados del mes de agosto, durante el tiempo de las tormentas. Volviendo de la iglesia, hacía tanto calor, que iba a nadar al Loira, al final de los espigones. La música viene a leer allí.

He deseado destacar solamente este punto: solo la música viene a leer allí. Porque desde el origen, en la ontogénesis, en el interior del vientre materno, es inevitable que el feto escuche. Escucha lo que haya, a la fuerza lo que haya, a lo lejos, muy le- jos, detrás de la piel y el agua, la extraña sonata de lo que será su lengua materna. Genealógicamente este canto del que no es- cucha más que la emoción es anterior a la voz articulada. Igual en la filogénesis, en la historia de los animales, el canto imitado, el canto embaucador, el apelante, prearticula la fonación.

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Las palabras usuales son como vestidos que disimulan; mien- tras que el lenguaje literario es el lenguaje desnudo hasta el es- panto. El lenguaje desnudo es aquel que hace surgir «una visión digna de todas las épocas».

Sus Tratados están recogidos en ocho tomos. Actualmente Cántaro de plata viene editando su monumental obra Último reino, de la cual ya ha publicado nueve tomos. Sus novelas son breves. Varias están traducidas al español por diferentes edito- riales, con el criterio de preferir las selectas a las «grandes»: La frontera (1981); El salón de Wurtemberg (1986); Lección de mú- sica (1987); La escalera de Chambord (1989); Vida secreta (1998); Todas las mañanas del mundo (1991); Terraza en Roma (2000); Las sombras errantes (2002); Villa Amalia (2006); Butes (2008); Las lágrimas (2017).

12 Rocinante Podréis ayudar a danzar a la gente que danza. Podréis acom- pañar a los actores que cantan en el escenario, Os ganaréis la vida. Viviréis rodeado de música mas no seréis músico. ¿Tenéis un corazón para sentir? ¿Tenéis un cerebro para pensar? Tenéis la menor idea de para qué sirven los sonidos cuando ya no se trata de danzar ni de regalarle los oídos al rey? No obstante vuestra voz quebrada me ha emocionado. Os retengo por vues- tro dolor, no por vuestro arte. (Todas las mañanas del mundo).

Se fijó en los candeleros de plata, donde goteaban las velas, en la frasca de vino y en las tres copas de cristal que la rodea- ban. Se puso a alisarse la puntilla de los calzones. Se dio cuenta de que su cuerpo se hinchaba bajo el satén e importunaba al interior del muslo. Tenía ganas de bailar con ella, de susurrarle al oído las palabras terribles, de cogerla de la mano, de estre- charla contra él, aún cuando eso no hubiese sido del agrado de la señora. (La frontera)

En el postfacio de Frontera Ascensión Cuesta dice que es un breve relato tierno y brutal, cuya melodía logra sumergirnos con la intensidad de una gran novela, en las profundidades del ser humano, en el espacio de la «no frontera». El arte es ese espacio de la «no frontera». Quignard se aloja en él y con la mú- sica silenciosa de sus palabras nos acerca al alma de los rostros que lo habitan.

Al final de esos días la vergüenza se acercó con pasos de apuro y de silencio. No había sido organista como los míos. No era un oprobio. No era siquiera una culpabilidad. Era como una falta que se arrastra. Escribiendo no había cumplido mi destino. Sentí que había dejado la música sufriendo.

El coito de la rana dura entre tres semanas (eyaculación pre- coz) y cuatro semanas. Sandor Ferenczi decía que de esta mane- ra la rana prolonga el sueño de una regresión, por así decirlo, ininterrumpida, en dirección a la cloaca materna. (…) Voy a tra- tar de la muda de la voz humana, del momento en que el timbre de la voz que articulan los hombres muy jóvenes experimenta un cambio, a la vez que su sexo se acrecienta y cae y les aparece el vello. (…) En el caso de las ranas, se llaman unas a otras por

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medio de su croar y se estrechan de placer con sus brazos. La llamada genital es sonora, pero la voz sexuada se convierte, de repente, en voz de bajo. (La lección de música). La voz humana, cuando es cantada, se sitúa a medio camino entre el grito de especie biológica y la lengua nacional adqui- rida. La música es la nostalgia, después del aprendizaje de las lenguas colectivas, del estado anterior de la fonación, del alien- to, de la animación, del ánima, de la psyché (ibídem).

La lección de música dio origen a Todas las mañanas del mundo, que fue llevada al cine por Alain Corneau y protago- nizada por Gérard Depardieu. Otras dos novelas suyas fueron llevadas a la pantalla: El amor conyugal (1995) y la célebre Villa Amalia (2009), drama centrado en una concertista de piano que decide trasladarse a una villa en una isla italiana tras descubrir la infidelidad de su marido.

Las lágrimas circuló en español hace un año y trata entre otros asuntos de los gestores que oficializaron el francés.

Su libro El lector es singular. «Tiene como argumento inicial la volatilización repentina de un obsesivo lector, seguramente el doble de Quignard. El yo del narrador, paso a paso, habla a un usted de un él que ha desaparecido sin que se pueda encontrar su huella. ¿Ardió? ¿Fue devorado por los libros? Este hecho ima- ginario y evoca una seducción —el mucho leer y mucho escribir— que es abrasadora e imposible» (Cuatro).

Hay que leer acercándose a la ventana y, en lo posible, sin uno mismo. (ié)

Friné: No recuerdo si Quignard en uno de sus libros usa esta palabra de origen griego para las modelos. Era el sobrenombre de Mnesareté (390-330 AC, período que ampara a muchas de las obras del autor francés), la célebre modelo. Muriel Sagal en su libro Painted ladies dice: «desde que la palabra friné hizo una carrera sensacional desde hace ya dos mil años se ha establecido como el vocablo aceptado entre los artistas para designar a una muchacha que posa desnuda para ellos». Lo curioso es —y a propósito de las ranas de Quignard— que ese nombre en griego llano se da al sapo; posiblemente fue por el color algo cetrino que pudo haber tenido la piel de la modelo mediterránea, quien fue escogida por Apeles para modelar su Afrodita saliendo del mar.

14 Rocinante ESPECIAL Pascal Quignard, el silencio como lenguaje

A Gustavo y Julio, entrelíneas

n Edwin Alcarás

Las dos personas más *** inteligentes que he conocido Una lista de mercado ya en mi vida en su juventud usada. El programa de mano quisieron escribir novelas. de un concierto cancelado. LLlegados a la treintena, sin Las fotos familiares de un embargo, abandonaron la álbum perdido. Los gestos literatura. O el empeño, o de las manos que realizan el sueño, o la promesa de la los pasajeros en un viaje de literatura. A partir de algún bus cualquiera. Las formas punto ignoto de sus biogra- que dibujan las nubes en una fías, estas dos sensibilidades tarde. Un catálogo de obras brillantes, prácticas e impa- amadas, pero jamás adqui- cientes, encontraron absurda ridas. Cosas que acaecen en la fe extravagante que exige el mismo espíritu, la misma la ficción y dejaron de leer no- necesidad —entre el deseo, el velas. Ya no los juzgo. Antes azar y el fracaso— con la que bien, cuando a mi vez crucé el Pascal Quignard escribe sus desierto ansioso y secreto de «tratados». la treintena, casi pude enten- derlos. Si hubiera podido, yo *** también habría abandonado Un tipo extraño, Quignard: ese afán —absurdo, es cierto; nacido en 1948, discípulo en insensato, quién lo duda— de los sesenta de Emmanuel Lé- la palabra escrita. Pero, entre vinas, Jean-François Lyotard otras cosas, me ocurrió que un y Paul Ricoeur: empeñado día leí a Pascal Quignard. luego, tal vez por ello mismo,

Rocinante 15 ESPECIAL

en resucitar una tradición de Retórica especulativa se antifilosofía dentro del Occi- publicó en 1994, el mismo año dente; descendiente de cinco en que su autor abandonó la generaciones de organistas; vida pública, hace un cuarto obsesionado, tal vez por ello de siglo. Es una suerte de mismo, con la idea del silen- continuación imprevista de la cio: la palabra escrita es, para anterior obra de Quignard, la él, una manera de introducir megalómana, pantagruélica el silencio en el lenguaje: leer colección de fragmentos, en es revivir de cierta manera ocho tomos, titulada —sin la intimidad de los sueños, es ironía, dice su autor— Peque- decir de aquello que, siendo ños tratados, la cual vagó sin lenguaje, no deja aún de ser editor durante más de una silencio: su oficio principal década. Retórica especulativa, durante muchos años fue dice Quignard, es una manera «lector», lector profesional, de recuperar un logos no filo- de hecho, secretario general sófico, de hecho, antifilosófico. de lecturas en la celebérrima Una tradición que emplea editorial francesa Gallimard. la letra no para demostrar, Un buen día lo abandonó sino para «mostrar». Un todo: todo: también su éxito camino para escapar de la como director del Festival de metafísica sin suscribir los Ópera y Teatro Barroco del cantos nihilistas de las sirenas Palacio de Versalles, que le posmodernas, de cuyos senos fue encargado por el entonces —recordemos— bebió Quig- presidente François Mitte- nard el ámbar enervante de la rrand: dejar su puesto en la tradición occidental. Es 1994: corte de la ciudad letrada con acabándose el siglo en que la la intención —sencilla, apabu- Ilustración produjo Auschwitz, llante— de sentarse a escribir: la metafísica europea trataba escribir: entregarse al torren- de disfrazarse y fingirse te del lenguaje, pero hacerlo otra cosa, cualquiera, a como en completo silencio: recobrar diera lugar. La solución de la fe en las palabras pero Quignard se inscribe en acallándolas, obligándolas a este empeño: su imaginación girar ansiosamente, mudas, intelectual recupera una veta sobre sí mismas: un tipo raro, antimetafísica dentro de la Quignard. tradición de la misma Europa: redescubre la retórica, no *** la de Quintiliano, sino la de

16 Rocinante Marcus Cornelius Frontón, filosofía distraería (a la gente, preceptor y maestro de Mar- se entiende, aunque también cus Aurelius Antoninus, el podría entenderse, como Quig- emperador filósofo. nard no quiere ver, al mismo silencio) del robo propio del *** lenguaje. ¿Qué nos roba, pues, Las meditaciones, de Marco el lenguaje? ¿El ser? Aurelio, es un título reciente y absurdo, dice Quignard, pues *** su método no operaría por ¿Qué es la filosofía? Quig- adición, sino por sustracción. nard dice que no es, solamen- Las palabras del emperador te, palabras. Por su parte Bo- son, más bien, imágenes, «li- lívar Echeverría —a quien no baciones» dedicadas a la ima- cita Quignard, pero con quien, go de Frontón. El logos griego caprichosamente, dialoga en (el arjé del que provienen mi arbitrio de lector— diría nuestras nociones de lengua- que es, ante todo, palabras, je, ley, lógica, etc.) al principio discurso. En ninguno de los fue solo gesto, imagen, vale dos casos sería silencio, pues decir, intuición visual extraída este supone la sabiduría, es de una zona que trasciende decir la supresión de todo (tras: que niega y supera) al deseo y, por tanto, de todo lenguaje. El libro del filósofo lenguaje. Filosofía y silencio, debió haberse llamado, razona entonces, se necesitan. Se Quignard, Los íconos. O Los implican. Ambos apuntan a Excerpta (Los extractos). O, una «ontología» de lo vivo, de aún mejor, según el manuscri- lo que está siendo, existiendo, to Toxitanus, Cosas para mí muriendo. Esta ontología sin mismo. entes bien podría ser material, histórica, concreta, como en el *** caso de Echeverría; o abstrac- La filosofía —dice Quig- ta, literaria, retórica, como en nard que dijo Frontón— ha Quignard. de evitarse a toda costa, pues distrae de la predación propia *** del lenguaje. Curiosa palabra, ¿Qué es lenguaje? Poder, predar. Desusada en español, dice Quignard. A su pesar, según la Academia española. Foucault se le nota mucho Predar igual a saquear, apre- todavía. Su imaginación es sar, robar. Luego entonces, la aún, demasiado, francesa.

Rocinante 17 ESPECIAL

Para Quignard, el lenguaje escucharlo, precisamente, a humano es siempre un grito través de las palabras, que- de horror o de placer frente brándolas con cariño, como a aquello —inmenso, inabar- nueces de luz, hasta dar con cable— que no es lenguaje, es eso perdido que late en la decir «predación» y muerte, es geología del deseo, eso subli- decir silencio. Es curioso: fren- me-abyecto que también nos te a una misma constatación busca, ese arjé fundante que «ontológica» que ve en la pala- también nos escucha, en la bra, en el discurso, un anhelo otra orilla del silencio. de lo otro, la saudade de un arjé perdido en los estratos *** geológicos de silencio, Quig- Dice Quignard: nard deriva un nihilismo bello y exhausto, un neonarcisimo Los animales que acechan de olor muy francés; mientras son solitarios. que Echeverría deriva el ger- ¿A qué denominación respon- men de su teoría del mestizaje de el buitre? como negociación de sentidos, ¿A qué denominación respon- o sea una vitalidad utópica, de el jaguar? una posibilidad de revolución, ¿A qué denominación res- una lucha. Un aquí y un aho- ponde el interminable acecho ra. solitario del lector?

*** ¿Qué acecha el lector? ¿Qué La escritura de Quignard busca en la perturbación cons- es una manera de leer, o sea tante de su silencio mental? de inventar una «sintaxis», un ¿Qué música secreta, improba- orden, en medio de la prolife- ble, tratan de tocar sus ojos a ración antojadiza de cosas que través, detrás, debajo, del pen- por un momento brillan y lue- tagrama —de la coreografía— go se desvanecen, como si tal de palabras impresas que por cosa, frente a los ojos. «Leer un instante brillan y, como si es buscar con la vista a través tal cosa, se desvanecen? de los siglos la única flecha disparada desde el fondo de *** los tiempos». Lo cual podría Es curioso. Cuando mis dos significar que leer es escuchar amigos ya llevaban años de el silencio que antecede a todo haber renunciado a la litera- y pervive detrás de todo, pero tura, cada uno a su manera y

18 Rocinante en circunstancias diferentes, repisaron frente a mí una idea de Onetti: la literatura no se escribe con inteligencia, sino con talento. Salvo que, para ellos, el talento había dejado de tener sentido. El virtuosis- mo de las palabras se había revelado inútil para entender la vida; su seducción, falsa; su magia, inútil; su belleza, amarga. El desierto de la mediana edad había calmado su corazón y lo había obse- *** quiado con fuertes palabras «¿A qué llamado obedece de entendimiento. Yo hubiera la marea que sube? ¿A qué querido parecerme a ellos. llamado la masacre? ¿A qué Tener esa certeza, esa presen- denominación responde el cia de ánimo, esa voluntad de trayecto del sol entre la noche forma. En cambio me ocurrió y el día? ¿A qué responde la que leí a Pascal Quignard y, epidemia? ¿A qué llamado en el desierto, sus palabras responde la montaña? ¿A qué me negaron el consuelo de la llamado responde el fruto que madurez. Para este tipo raro, cae? ¿Y el otoño? ¿La prima- excesivo, delicado, rabiosa- vera, el primus tempus? ¿El mente barroco, la seducción verano? ¿Las aetas? ¿A qué de las palabras no opera en llamado responde la edad? lo que son capaces de ¿A qué llamado responde la «decir», sino en la manera que vejez? ¿A qué llamado res- tienen de «callar». El talento ponde el río? ¿A qué llamado no acumula extravagancias responde el silencio de las ca- verbales, extrae «libaciones» vernas?»: ¿A que llamado res- de sintaxis. La belleza no ponden esas palabras que las explica el mundo, lo oculta. dos personas más inteligentes Las palabras se parecen a las que he conocido en mi vida no olas de un mar cuyo llamado, escribirán nunca?: ¿A qué lla- como creía acaso Heidegger, mado obedecerán sus talentos es ya no solo intraducible, sino vaciados ya de palabras?: ¿A inconcebible. qué llamado responde pues, ese, su silencio?

Rocinante 19 ESPECIAL La frontera de Pascal Quignard Los excesos de la pasión

n César Chávez Aguilar

La literatura está hecha saber o el conocimiento, por la de pasión. La materia que aventura o el dinero, por unos la alimenta es la pasión. No ojos o un cuerpo. La literatura Lpodríamos imaginarnos a una ha cantado a la pasión, desde Ana Karenina sin pasión por la ira hasta el gozo, desde Vronski o a lady Macbeth por la venganza hasta el amor, el poder, o a Romeo por Julie- la pasión mayor y la que te ta. Esa fuerza que los somete puede llevar al abismo como más allá de las fronteras de a muchos de los personajes la razón, del sentido común, mencionados aquí. o de la ley. La pasión por el

20 Rocinante Esta palabra, pasión, es guiadas por líneas diversas la que primero se me vino a y confrontantes. El cariño la mente cuando terminé de de Jaume se torna en pasión leer La frontera, del escritor cruel y traicionera mientras francés Pascal Quignard. Este que la placidez y serenidad sentimiento exacerbado es el del amor de Luisa se trans- que domina en un momento forma en violencia y locura. determinado a los dos prota- Pero en Jaume siempre existe gonistas principales. Todas el sentimiento de posesión, la las demás acciones que desa- autopromesa que él se hace, rrollan están marcadas por la de dudoso cumplimiento pasión, desde el deseo sexual por diversas circunstancias, hasta la venganza, desde la lo determina como un ser planificación de la traición dominado por ese destino. En hasta la frialdad en la muerte. el caso de Luisa, sometida a La frontera se mueve en las decisiones de su familia una musicalidad de tonos con- en cuanto a sus deseos, en- trapuestos, a veces la historia cuentra en su primer amor se desenvuelve con la rapidez una posibilidad de conjunción del cuento oral y enseguida emocional y amorosa que es se torna morosa como una rota por el Jaume fortalecido narración medieval, a veces por el rencor y los celos. el tono nos recuerda al Deca- La pasión desordenada de merón o aún a Los cuentos Jaume —me pregunto si hay de Canterbury, en especial en alguna pasión que no sea ciertos detalles escatológicos, desordenada— se consolida y en otros momentos el tono ante la mirada de esta escena: es el de una novela policial. «La mujer se acercó al follaje Sus personajes, asimismo, se de un laurel y se agachó de ven influenciados por este pronto levantando un gran contrapunto: en un momento ruido con el roce de las faldas los vemos apacibles y aun (…) Se levantó un poco más felices, y en otros, en los las faldas lanzando un sus- más centrales de la novela, piro (…) Sus labios eran dos desatados en su pasión, y por manchas de carmín y forma- lo mismo lejanos de la calma, ban medio círculo al expulsar lanzados hacia la borrasca y una parte de su cuerpo, que al ruido del dolor. caía al suelo (...) Mientras ella Las pasiones del señor se levantaba arreglándose el de Jaume y de Luisa están vestido, el señor de Jaume

Rocinante 21 ESPECIAL

se quedó en la sombra de la incisión, le extrae la glándula camelia. Ya no pudo apartar aplastada y lo vuelve a coser; de su mente aquel espectáculo a ella «aquella imagen la que había descubierto. Cobró había impresionado mucho, consciencia de que la niñita así que solía compadecer a los que había conocido se había hombres por la constitución hecho mujer, de que sus con que la naturaleza los ha- nalgas eran muy hermosas y bía dotado; no solo por lo poco robustas y de que la deseaba». agraciada que era sino por la Esta es una de las dos escenas poca protección que ofrecía». centrales de la novela. Lo Esta desprotección, esta fragi- escatológico dispara la pasión lidad de esa zona anatómica en Jaume, la niña a la que masculina la usará Luisa en había visto crecer ya no lo la venganza hacia Jaume, a es después de esta acción, y quien emascula. Y al momen- será el desencadenante de to en que lo hace, el recuerdo su vil y cobarde traición, que de su amigo siendo cortado le permitirá disfrutar de las y vuelto a coser, regresa a su carnosidades que miró en la memoria con fuerza y deci- noche aquella. sión. Pero esta misma zona La otra escena central ocu- llena de fragilidad es a la vez rre al inicio de la novela. Una un medio de placer y posibi- Luisa joven presencia cómo lidad del olvido. El amor de un toro aplasta los testículos Luisa por su legítimo esposo de un amigo suyo; al adoles- muerto a manos de Jaume so- cente el barbero le hace una lo se olvida en sus encuentros

22 sexuales con el viejo solterón. ta historia una reflexión sutil, Pero es la violencia lo que une leve y plástica del deseo y la a esas dos escenas, y es a la pasión, sin moralismos; nos vez la violencia la que consu- hace pensar en los límites, en mará la pasión. los excesos, en las fronteras Hay un elemento de la de nuestro corazón. novela que encamina la con- El final de la novela, en ducta de Luisa hacia el des- esta pieza de contraposicio- cubrimiento de la traición de nes, nos presenta el palacio Jaume; no es una pista casual de Fronteira adornado con como en cualquier novela po- azulejos que cuentan la histo- licial, sino que es un delator; ria de esta pasión, pero como pero se trata de un delator todo historia solo cuenta una fantasmal, una presencia que parte de ella. En la delicada y se le aparece en los sueños lisa superficie azul el amigo a la joven viuda. El sentido de Jaume realiza la última de la culpa y el sentido del venganza de la narración, placer se aúnan en Luisa. El reivindicando a su camarada fantasma del señor Oeiras y mostrando a Luisa en su va conduciendo a Luisa a la desnudez y en ciertos detalles verdad, una verdad que por que ayudaron en su venganza supuesto la orilla a la locura. (Luisa accede a la petición El sueño como verdad y como de Jaume de tatuar su pubis locura, emblema del roman- como paso previo al emascu- ticismo, aquí deja de ser la lamiento). El rey de Portugal, posibilidad de un canto lírico al hablar sobre lo que mira para convertirse en realidad en los azulejos, dice —y es un dura y violenta. buen resumen de la novela—: La pasión marca a todos en «El deseo nos enloquece a dia- esta novela, aun a aquellos rio y su carencia nos abando- que apenas roza. Oerias mue- na a las sombras. Y es cierto re en manos de Jaume luego que las sombras son azules». de ser atacado por una bestia. La delicadeza de los azule- Este y Luisa, por caminos jos cuenta una violenta histo- diferentes, llegarán al mismo ria. La verdad del arte está en fin; el señor Grezette, víctima los dobleces, en los linderos, inocente de la perversidad de en las fronteras, y tal vez, so- Jaume, los acompañará más lo tal vez, también la verdad tarde en la misma vía. Quig- de la vida misma. nard logra armar en toda es-

Rocinante 23 ESPECIAL Terraza en Roma, una parábola sobre la creación

n Andrés Cadena

Entre las características textos. La fluidez que logra al más reconocidas en la obra armonizar estos distintos re- Ede Pascal Quignard está la de gistros y códigos es de lo más su difícil categorización. Sus destacable de Terraza en Ro- narraciones tienen pasajes en- ma, que obtuvo en el año 2000 sayísticos, las tramas suenan el Gran Premio de Novela de a mitos o parábolas, la investi- la Academia Francesa. gación histórica y etimológica Para abordar la historia salta en numerosos casos al del protagonista, Meaume, primer plano… A ello quizás un grabador francés del siglo se deba que el autor haya XVII, el autor recurre a la calificado de «tratados» a sus fragmentariedad, que emula

24 Rocinante tanto el código de las artes por Claude el Lorenés. Ni un plásticas mediante la yuxta- grabado a buril de Morin. posición de escenas, como el Ni el puerto de Brujas. Ni el tono legendario de los relatos castillo de Tiberio en el golfo populares, llenos de claroscu- de Salerno. Prefiero el océano ros y elipsis misteriosas que, Atlántico a la Casa de Oro o al sin embargo, dotan de encan- tesoro del emperador Alejan- to a sus personajes. dro. El Coliseo, al pie del mon- Como en los relatos fun- te Oppio, no es tan bello como dacionales y mitológicos, una tormenta», sentencia al cada momento de la vida de cabo de años. Meaume es simbólico. Uno de También curtido en la los primeros que leemos es la crítica de arte, Quignard cons- desfiguración de su rostro, re- truye un narrador en tercera sultado del aguafuerte que le persona que describe series de arroja el celoso pretendiente grabados de Meaume que se de la mujer que Meaume ama. corresponderían con determi- El hombre deformado, sin ros- nados pasajes de su vida; dan- tro, por obra del mismo ácido do así la vuelta al ejercicio de con que figura sus grabados, interpretación, al componer la se convierte en una metáfora biografía del artista a partir del arte que no necesita un de las escenas que relatan sus origen ni una finalidad para creaciones. existir. El grabador va exponiendo, A partir de ese hecho, y re- a lo largo de los años y para chazado por la hermosa mujer diferentes oídos, una verda- que amaba, Meaume empieza dera poética de su arte, que una vida de trashumancia, en un inicio era subsidiario marginalidad y sacrificio, por de la pintura y la escultura, varias partes de Europa, en y que con el tiempo fue exi- una peregrinación que le lleva giendo sensibilidad y destreza a conocer el mundo y el arte, propias. «El barniz que el y del cual extrae la sabiduría ácido va a morder debe tener que luego irá compartiendo la consistencia de la miel en con quienes se allegan a él. invierno. No hace falta decir «Nada de lo que ha sido hecho que la aplicación resulta peno- por la mano del hombre me sa para la mano que lo extien- gusta tanto como los bruscos de, porque tiene que ser así paisajes de Dios. Ni siquiera de difícil. Las tallas siguen las un lienzo pintado en Roma sombras. Las sombras siguen

Rocinante 25 ESPECIAL

el vigor de la luz. Todo fluye A pesar de la alegría que y resplandece en un único le embarga el encuentro con sentido», describe Meaume, su posible hijo, el artista no con un preciosismo que nos devela nada al joven: sabe que hace pensar en el detalle con no tiene futuro, que la dureza que trabaja cada línea y cada de la muerte y de la vida se sombra de sus grabados. asemeja al contraste de luz y El artista vive una peculiar sombra con que ha trabajado espiritualidad, según la cual durante tanto tiempo. «Hay la naturaleza es demostración que ver a los grabadores como de lo divino, pero no cabe pa- traductores que trasladan la ra él la idea de un alma tras- belleza de una lengua abun- cendente más allá del cuerpo. dante y magnífica a otra que Una suerte de misticismo de y no lo es tanto, pero que posee en la forma: «Creo que los lu- una mayor violencia. Esta gares naturales son animales, violencia impone de inmediato como nosotros». su silencio a quien se enfrenta En cierto momento, Meau- a ella», dejaría dicho Meaume. me se dedica a la técnica de la Probablemente esa violencia manera negra, que implica un se desprenda de la ausencia giro en su arte: «La manera de color en el grabado, el no negra es un grabado al revés. poder descomponer la luz En la manera negra, la plan- para distraer la mirada con el cha se graba por completo brillo de los diversos pigmen- desde el principio. Hay que tos, sino tener que explorar aplastar el grano para hacer en la infinidad de matices del surgir el blanco. El paisaje gris, aun cuando parezca que precede a la figura (…) Cada allí no hay una nueva posibi- forma parece surgir de la lidad. sombra como un niño del La de Meaume termina sexo de su madre». Igual giro siendo una parábola de la toma la vida del protagonista vida humana en busca no solo cuando, ya mayor, es atacado de belleza sino de sentido: por un joven que ha llegado la necesidad de encontrar la a Roma en busca de su padre, expresión de aquello que pasa de quien solo sabe que es ar- y que queda en la retina. En tista del grabado, y ante cuyo los extremos de esa gama, aspecto Meaume reconoce la a semejanza del blanco y belleza de su antiguo, primer negro constituyentes de sus amor. grabados, están el amor y el

26 Rocinante arte, y ensombreciéndolo todo, existencia le ha ido ense- como la pátina del tiempo, se ñando, nos ponen en primer va cerniendo la amenaza de plano el arte como artificio, la muerte, el lento anuncio de como imperfección frente la finitud: «Hay una edad en a la avasalladora realidad la que el hombre ya no se en- natural. Pero aún en medio cuentra con la vida, sino con de esa conciencia de la ficción el tiempo. Ya no vemos vivir anidan unas verdades que se la vida. Vemos el tiempo que desbordan de la trama, del devora la vida cruda». tema del grabado, y que se Tanto el narrador, que a convierten en una suerte de ratos funge de biógrafo, a ra- aforismos deslumbrantes. Co- tos de historiador o estudioso mo cuando el artista le explica de la obra de Meaume, como a un aprendiz: «Amigo mío, la el mismo grabador al lanzar verdad es ésta: nadie miente las máximas que su trágica del todo al mentir».

Rocinante 27 ESPECIAL Silencio. Una nota. Dos notas. Silencio. Dos narraciones

n Sandra Araya

Pascal Quignard es una Más allá de las indagacio- anomalía para la literatura, nes históricas en sus textos, Pno solo de Occidente, sino uni- su reflexión sobre el lenguaje, versal. En un mundo lleno de sobre las formas en que po- historias, Quignard apunta a demos utilizarlo —o de las en la reflexión sobre un lenguaje las que él se abre paso para que no es tal, solamente, sino contarse a sí mismo, con silen- el reflejo del vacío. Del silen- cios, por supuesto— se ve de cio. De ese silencio, no como manifiesto en su obra Todas omisión, sino como parte de las mañanas del mundo, en un sistema de signos, del sus dos versiones: la escrita y lenguaje —paradójicamente— la cinematográfica. Y es que que se muerde la cola en la fue Quignard quien adaptó búsqueda de la inexistencia, su novela aparecida en 1991, donde, quizás, podría encon- pero no esmeró su guion para trar su significado absoluto. que la novela fuera contada

28 Rocinante tal cual, sino que optó, más músico, mas sí alguien que bien, por darle otra perspec- hace música, para complacer, tiva en pantalla, siendo la para deleitar, pero que no misma historia. Digamos que expresa su totalidad. Llega al reescribió una partitura de punto el hombre doliente de su composición, colocando los negarse a acudir a Versalles silencios en otros lugares del para complacer al rey. Su pentagrama, para interpretar música es solo para sus oídos, la misma melodía, o su ver- para su soledad, para su pena. sión reflexiva y reflectante. A la puerta de Saint Co- La novela se presenta a lombe, que ha optado por la través de un narrador om- austeridad extrema, por la nisciente, aséptico, despojado soledad, llega Marin Marais, de cualquier lirismo, que nos un joven violonchelista que cuenta la historia de monsieur quiere aprender del maestro. Saint Colombe, un músico que Pero ¿es un músico o solo hace música (parece extraña quiere interpretar, para ser esta reiteración, absurda, pero famoso, para tener dinero, en el contexto de la novela para no ser el hijo de un zapa- es, precisamente, lo que rige tero? La presencia del joven la narración). Saint Colombe Marin causa revuelo entre las ha perdido a su esposa y ha hijas de Saint Colombe, y a quedado con dos hijas peque- este, quizás, le produce algo ñas que, conforme avanza el de esperanza, pero esta se ve relato, crecen, cuidando a su rota cuando el joven accede a padre, aprendiendo el arte de ir a la Corte. la interpretación de la viola, Durante la lectura de la no- siempre un poco apartadas del vela es imposible no pregun- secreto del padre, un secreto tarse quién es el protagonista que se basa en el silencio, en de esta historia, si el maestro, el dolor, porque ¿qué otra cosa si el alumno, si quizás una es un fantasma sino silencio y de esas hermanas que se dolor? Ausencia. La presencia entregan al joven aprendiz. de la ausencia. Saint Colombe Son todos, pero al mismo no puede superar la muerte tiempo no. El protagonista es de su esposa: «la amaba», , lo indescifrable, lo «aún escucha su voz». Y si que no puede transmitirse, esa alguien no puede expresar ese pena que siente Saint Colombe dolor en la pieza que compone y que solo puede expresar a o interpreta, no es sino un través de esas composiciones

Rocinante 29 ESPECIAL

Imagen de la película Todas las mañanas del mundo

que no hará públicas jamás, el su maestro que buscaba que secreto de la voz de su esposa entendiese que no podía, en traducido en notas musicales, realidad, enseñarle nada. El en una partitura con silencios. dolor no se transmite. El deseo En 1992 se estrenó Todas no se transmite. La música no las mañanas del mundo, diri- se transmite. gida por Alain Corneau, con Hay silencio en la cinta, en- guion de Quignard, y protago- tonces, como parte fundamen- nizada por Gerard Depardieu, tal de estos dos lenguajes, el Jean-Pierre Mairelle y Anne literario y el cinematográfico. Brochet. La música, durante El lenguaje está, en calidad de casi toda la cinta, se deja oír, secreto, en la mitad de toda la las piezas musicales compues- acción, quizás expresado en la tas por Marin, el personaje intensa mirada que Mairelle le histórico, y otras creadas para imprimió a su personaje. la película. Parece que no Hay silencio en dos narra- hubiera silencio. Parece que ciones, como disperso en una no hubiera manera de escapar misma partitura que puede del lenguaje de las imágenes, ser interpretada por distintas de los diálogos que acompa- manos. Hay silencio de un ñan la acción, más aun, de hombre que cuenta historias. esa narración que ha sido Que las rehace. Que calla hilvanada por Marin ya viejo, mientras escucha música, una abotagado, inmerso en sus de la que no puede hablar. recuerdos y en las palabras de

30 Rocinante El silencio, las sirenas y el arte

n Juan Carlos Arteaga

Alfonso Reyes afirmaba — miento—, el escritor francés según lo cuenta Juan Villoro toma la figura mitológica de Aen su libro La utilidad del Butes para reflexionar sobre deseo— que el ensayo es una la vida contemporánea —como bestia híbrida, el «centauro de antes lo ha hecho Freud con los géneros»: el caballo de la Edipo, como antes lo ha hecho narración guiado por el jinete Camus con Sísifo—. Según del pensamiento. Y esa misma el mito, él es un marinero, definición se aplica al libro compañero de Ulises, quien Butes, publicado por Pascal frente al canto de las sirenas Quignard en 2011. Con una se lanza al mar para unirse escritura extraña —imposible a ellas. Así, es un personaje de ser definida solo como que, seducido por la belleza de narración o solo como pensa- la música, prefiere ofrendar

Rocinante 31 ESPECIAL

Imagen de Butes lanzándose al agua

su vida, prefiere morir des- No es un libro que trate pedazado por las piedras que de dar una respuesta clara, permanecer en el barco, sin ni siquiera una luz sobre lo acceso al arte. que se «debería hacer»; sino Son tres los que se han en- que, por el contrario, es una frentado a las sirenas: Orfeo, escritura que abre un mar de quien las desafía en su mismo interrogantes. ¿Qué debería terreno, y termina siendo hacer un artista? Lo cierto capaz de cantar igual que es que Quignard realiza una ellas; Ulises, quien se amarra apasionada defensa de ese al mástil del barco para es- Butes que prefiere sacrificarse cucharlas pero no sucumbir antes que vivir la cotidianidad a su canto; y Butes, quien se privado de la estética. El autor lanza presuroso a ellas. Desde francés, que ha incursionado allí, Quignard elabora toda en varios géneros, utiliza la una alegoría del mundo con- estructura aforística —senten- temporáneo contraponiendo cias breves alrededor de este dos comportamientos con episodio— para marcar su relación al arte: por un lado, propia línea de reflexión. la actitud de Orfeo; y por otro, la de Butes. Que es lo ¿Qué hay en el fondo del mismo que decir por un lado deseo de arrojarse al agua? el permanecer con las normas ¿Qué hay en el fondo del de- sociales impuestas, y por otro, seo de sumergirse en la cosa la seducción de una vida que que obsesiona: de dar el últi- se consume en la búsqueda mo salto; de lanzarse sin de- del objeto artístico. mora y decididamente en pos

32 Rocinante de lo que se ignora; de fran- misma pregunta: ¿vale la pena quear el Rubicón; de romper la búsqueda de la belleza si el las amarras; de liberarse de sacrificio total es el desenlace? todas las precauciones; de El escritor alemán, premio No- arrojarse a la boca del lobo; bel de Literatura en 1929, tam- de jugar a fondo perdido? Ex- poco contesta la interrogante. trañas expresiones que una Es como si dicha preocupación misma antigüedad reúne. continuara flotando en el ambiente. Y Pascal Quignard, Son párrafos cortos, con quien posee conocimientos sóli- grandes espacios entre ellos, dos sobre literatura, música y para plantear una idea: ¿vale humanidades en general, la la pena la búsqueda de la retoma para volver a conflic- belleza si el sacrificio total es tuarse por lo mismo: ¿qué fue el desenlace? Cabe recordar lo que encontró Butes más allá que esta pregunta no es la de su propia muerte?, ¿logró primera vez que se plantea. fundirse con el objeto estético Thomas Mann —otro de esos perfecto? Aschenbach, por lo escritores particulares que menos, no. ponen en tensión su propia Franz Kafka, otro de los escritura al punto de ser casi escritores que han tratado inclasificable: gesto muy pare- de re-significar el episodio cido al de Quignard—, publica de las sirenas, en un cuento en 1912 la novela corta Muerte corto que asegura que, cuando en Venecia. La trama relata Uilises pasó cerca de ellas, las la historia de Gustav von mismas prefirieron callar. Las Aschenbach, un músico quien, sirenas castigaron al héroe en Venecia, se siente atraído con su silencio que fue más por un jovencito: Tazzio. Apa- mortal aún que su canto. El rentemente, el deseo erótico es rey de Ítaca, el maestro del lo que lo mantiene en el lugar, engaño, quien ideó la treta del mientras toda la ciudad es caballo de Troya, episodio con desalojada merced a la peste el que termina esa guerra de de cólera; pero, observando a diez años, fue timado por ellas. profundo, el lector descubre Al pasar su barco, al tratar que el protagonista es un artis- de alcanzar el canto sublime ta y que Tazzio representa la de las diosas, solo encontró perfección del objeto estético, silencio. Para no verse decep- lo que justificaría su búsqueda. cionado —y, sobre todo, para Y, nuevamente, se abre la no decepcionar al resto de su

Rocinante 33 ESPECIAL

Ulises y las sirenas, cuadro de Herbet James tripulación que esperaba con esa contemplación espiritual ansiedad saber qué fue lo es- que es imposible de ser puesta cuchado—, Ulises vuelve a fin- en palabras —por tanto, el gir e inventa toda una historia silencio sería sinónimo de de lo que supuestamente le di- epifanía—. jeron las divinidades. Más allá En el primer caso, la vida de la particular descripción de del artista estaría desprovista Kafka sobre el episodio, queda de una justificación en sí mis- el gesto: al final, después de ma. En el segundo, la religiosi- ese sacrificio total, de ese dad del acto artístico, donde la deseo de unirse con el objeto iluminación es el premio final, estético perfecto, ¿solo habita es la justificación suprema. Y el silencio? para aquello no hay palabras, No se trata de una pregunta el lenguaje queda atrás. Ni existencial menor o que pueda una ni otra postura es asumi- ser respondida con facilidad; da o defendida por Quignard, se trata de la justificación de quien únicamente se dedica a toda una vida para el artista y describirlas, sin tomar partido, para el público que espera su sin conducir al lector para que creación. Entonces, la misma tome una senda u otra, sin metáfora del silencio adquiere influir en su decisión. Pascal dos vías de significación dis- Quignard, y allí radica gran tintas: por un lado, la nada, el parte de la contundencia de su vacío o la pérdida del sacrifi- libro, solo traza el sendero que, cio porque nada hay detrás de en cierta parte, se bifurca. El la ilusión de la estética; o, por lector será quien camine por otro, el arte concebido como un lado u otro.

34 Rocinante El odio a la música (diez tratados de Pascal Quignard)

n Carla Badillo Coronado

Pocos consensos hay tan ron las primeras articulacio- naturales como la simpatía nes o los primeros sonidos, Pque despierta la música. No según el género de la pasión hablamos de géneros ni de que dictaban las unas o las artistas, sino de ese vasto uni- otras. La rabia arranca gritos verso hecho de sonidos, ruidos de amenaza que la lengua y el y silencios, y cuya historia paladar articulan; pero la voz podría comenzar con las voces de la ternura es más dulce, de los primeros habitantes y es la glotis la que modifica, sus respectivos instrumentos, y esa voz se convierte en un elaborados de forma intuitiva. sonido; solo que los acentos Ya decía Rosseau en El origen de esa voz son más frecuentes de las lenguas (1781) que «con o más raros; las inflexiones, las primeras voces se forma- más o menos agudas, según

Rocinante 35 ESPECIAL el sentimiento que se ponga. «Interrogo los lazos que De ese modo, la cadencia y los mantiene la música con el sonidos nacen con las sílabas: sufrir sonoro.» la pasión hace hablar a todos (Pascal Quignard. los órganos y adorna la voz El odio a la música) con todo su esplendor; así los versos, los cantos, la palabra *** tienen su origen común». ¿Hay alguien capaz de Asociada desde tiempos odiar a la música? inmemoriales a ritos sagrados Fue esa, precisamente, la y profanos —con todas sus pregunta que muchos lectores vertientes y posibilidades—, la se hicieron cuando en 1996, música es considerada, tanto en Francia, apareció un libro en Oriente como Occidente, titulado: El odio a la música. una de las expresiones más ¿Su autor? Pascal Quignard, elevadas del ser humano y, una de las mentes más brillan- para la gran mayoría, un tes de literatura contemporá- sinónimo de libertad. No en nea. El título no sólo resulta vano muchos pensadores a una provocación, sino que se lo largo de la historia la han vuelve aun más inquietante tomado como punto de parti- cuando se descubre que, ade- da. Desde las reflexiones de más de ser escritor, filósofo y Platón, quien sostenía que «la traductor, Quignard fue músi- música es para el alma lo que co. Conviene entonces mirar la gimnasia para el cuerpo», hacia atrás para entender por hasta los filósofos más pesi- qué la música —y el silencio— mistas como Arthur Schopen- atraviesan literalmente toda hauer, quien afirmaba que su obra. la música era «el verdadero Nacido el 23 de abril de lenguaje universal». Pero fue 1947, en Verneuil-sur-Avre, Nietzsche —uno de sus más al norte de Francia, Pascal grandes admiradores— quien Quignard proviene de una llegó a escribir una de las fra- familia de gramáticos y de ses más memorables, en 1887: organistas. Con apenas 18 «Sin música, la vida sería un meses pasó por una etapa de error». «autismo», crisis que retornó a ¿Alguien podría rebatirlo? los 16 años y de lo cual escri- biría más tarde: «Este silencio *** sin duda fue el que me hizo decidirme a escribir; pude ha-

36 Rocinante cer el siguiente trato: estar en a su cargo en Gallimard y el lenguaje callándome». Su a todas sus actividades rela- infancia fue complicada; a sus cionadas con la música para crisis de autismo se sumaron dedicarse exclusivamente a la los problemas de anorexia. En escritura. su juventud tuvo inclinación Raro, fragmentario, polémi- por las lenguas y las literatu- co, misántropo, genial, son al- ras antiguas, así como por la gunos de los calificativos que música: piano, órgano, violon- le suelen ser dados. Algunos chelo, violín y viola. En 1968 de sus libros más destacados quemó sus pinturas y destruyó son: El lector, El salón de sus primeros cuadernos de Wurtember, La lección de mú- notas. Su pasión por la música sica, Todas las mañanas del barroca se incrementó, así mundo, El sexo y el espanto, como sus lecturas de Lacan, La barca silenciosa, Albucius, Foucault y Derrida. En 1976 Villa Amalia y Pequeños Tra- fue integrado al comité de lec- tados, pero la lista asciende a tura de la prestigiosa Editorial sesenta. Gallimard. Como músico fun- En 2002 ganó el Premio dó el Festival Internacional de Goncourt, el premio literario Ópera y Teatro Barrocos en más importante de Francia. Versalles a principios de la dé- cada de 1990, convirtiéndose en una pieza fundamental en *** el redescubrimiento de la mú- «Hay en toda música sica clásica que llevaba tiempo preferida un poco de sonido olvidada. En 1994 renunció antiguo agregado a la música

Rocinante 37 ESPECIAL misma, una mousiké (en su un estilo fragmentario y un acepción griega) añadida. Es- pulso altamente poético, lo pecie de “música intercalada” que torna la lectura aun más que descalabra el suelo y se fascinante. dirige en seguida a los gritos Algunos de los tratados que —sin que nos sea posible son: Las lágrimas de san Pe- nombrarlos— padecimos cuan- dro; Ocurre que las orejas no do ni siquiera nos era posible tienen párpados; Acerca de percibir su origen. Sonidos mi muerte; De los lazos entre no visuales, que ignoran para el sonido y la noche, Desen- siempre la vista, deambulan cantar. Cada uno implica un en nosotros. Sonidos arcaicos verdadero viaje a los lados nos persiguieron. Aún no más oscuros de la música, veíamos. Aún no respirába- mostrando su potencial para mos. Aún no gritábamos. manipular, hipnotizar, domes- Oíamos.» ticar. (Pascal Quignard. El odio a la música) “A diferencia de los párpados, que se cierran para suspen- *** der la visión y que es posible El odio a la música no es abrir para restablecerla, el una novela, no es un ensayo, pabellón de las orejas no se no es poemario, pero puede pliega sobre sí mismo para leerse como todo ello. Se interrumpir la audición.” trata de un libro compuesto por diez tratados, a través Uno de los tratados que de los cuales Quignard in- más inquieta —que más daga conceptos musicales o choca— es el número siete, sonoros vinculados al miedo, el mismo que le da título al la infancia, el cuerpo, los libro; enfocado en el papel mitos y el lenguaje. Desde que la música desempeñó en cantos prehistóricos hasta los campos de concentración desafiantes composiciones de la Alemania nazi. contemporáneas, Quignard «Entre todas las artes, hace un despliegue de erudi- sólo la música colaboró en el ción —lleno de etimologías, exterminio de judíos organi- referencias bíblicas, mitología zado por los alemanes entre griega, historia moderna mil novecientos treinta y tres temprana, filosofía moderna, y mil novecientos cuarenta y Holocausto, etc.— utilizando cinco. Es el único arte requi-

38 Rocinante sado como tal por la adminis- Quignard tiene que ver con la tración de los Konzentration- tiranía sonora, no con la emo- lager. Es preciso subrayar, en ción que esta puede generar. su perjuicio, que fue el único Por eso, cuando en 2007 le arte capaz de avenirse con la preguntaron en una entrevis- organización de los campos, ta si estaba de acuerdo con del hambre, de la indigencia, aquello de que «sin música la del dolor, de la humillación y vida sería un error», Quig- de la muerte». nard respondió: «¡Tal vez es Es aquí que Quignard un error! Pero sin la música; explica: «La expresión Odio a o más bien sin la lectura. En la Música quiere manifestar todo caso, yo que fui un niño hasta qué punto la música frágil, si no hubiese podido puede volverse abominable refugiarme de mis hermanos para quien más la amó. (…) y hermanas y de todos, si no Hay que oír esto temblando: hubiera podido retirarme a los cuerpos desnudos ingre- un rincón, para poder recupe- saban en las cámaras de gas rarme y leer, yo creo que me inmersos en música». habría suicidado». Queda claro que aquella abominación que siente

Rocinante 39 ESPECIAL

Coronación de Carlomagno. Las lágrimas se ubica en el tiempo de los sucesores carolingios Las lágrimas, o de la originalidad de lo conocido

¿Dónde radica la originalidad? ¿Es suficiente inventar una historia que no ha sido contada?, ¿existe tal historia?

40 Rocinante n Yanko Molina

Pascal Quignard, en su que lo hace con el lenguaje en novela Las lágrimas, parte de que esperamos que estuviera la eliminación de la novedad. relatada. Por supuesto, si la Nos narra una historia repe- reproducción de la leyenda tida —la del nacimiento de y la estructura sintáctica del Francia y de la lengua fran- primer francés fuera una cesa— y lo hace con herra- simple imitación, el lector no mientas verbales que tienen podría ingresar tan siquiera su modelo en las leyendas y a la novela. Es la capacidad los textos medievales... Es, en de construir un artificio ve- palabras del teórico francés rosímil al mismo tiempo que Gerard Genette, en su libro encantador, lo que explica el Palimpsestos, un pastiche. éxito del libro. Sin embargo, la novela de Para ejecutar su obra, Quignard es despiadadamente Quignard utiliza algunos original, y así parece corro- recursos narrativos y otros borarlo la admirada acogida retóricos que impostan con que le dispensa la crítica, la maestría el estilo de las leyen- rápida traducción a las princi- das, pero que al mismo tiempo pales lenguas de Occidente y recurren a elementos de la na- la cantidad de lectores. Resul- rrativa contemporánea. Es ese ta sorpresivo, en este tiempo, encuentro entre la tradición y que un escritor se arriesgue la vanguardia donde radica el a recorrer al lenguaje de la encanto de Las lágrimas. leyenda, del mito, que lo haga Los principales recursos suyo y lo reconstruya para narrativos que conjugan el crear un artificio que seduzca pastiche de las leyendas de por igual a lectores y crítica. los francos con la narrativa Quizá la recepción que ha contemporánea son la frag- tenido la novela se deba a mentación y la ambigüedad. que parece que asistimos al Las lágrimas está compuesta nacimiento de una nación a partir de fragmentos, peque- y su lengua, no solo por las ños cuentos o viñetas que nos anécdotas que relatan la saga recuerdan a la tradición oral. de la dinastía carolingia, sino

Rocinante 41 ESPECIAL

No existe una linealidad. Los clara de mantener una con- relatos se suceden sin orden versación con un lector activo aparente. El lector percibe y participante parece ser, al que se le están susurrando mismo tiempo, la intención historias igual que si se narra- predominante. ran alrededor del fuego: una Estos pilares narrativos se noche y luego otra, según las ven imbricados con recursos va recordando el demiurgo retóricos que conducen hacia que parece hacerlas salir de el mismo fin. Son frecuentes las llamas más que de su me- las largas y complejas enu- moria. Su plena comprensión meraciones, como si se persi- exige un lector activo, que dé guiera catalogar un mundo orden a ese rompecabezas, apenas formado, que surge de que vaya determinando la la bruma de la leyenda, pero cronología de los hechos, com- que se plasma en la materiali- prendiendo las apariciones de dad de las palabras. cada personaje y sus relacio- La narración se forja a nes. El modelo del puzzle es la partir de múltiples voces, de historia del origen de Francia, versiones que van comple- pero incluso sin conocerlo, mentándose. Siempre bajo la puede tejerse la trama a par- premisa de crear un mundo tir de los fragmentos que va nuevo —el de los francos—, entregándonos el autor. pero sin jamás renunciar a Cada fragmento, sin embar- escuchar otras versiones de la go, no es diáfano, no podemos historia. Hay diversidad de re- situarlo con precisión en un gistros, desde los mitológicos lugar concreto de la trama, a los históricos, los místicos y algunos son intercambiables; los concretos, los prosaicos y otros, piezas independientes los poéticos. difíciles de encajar. Cada uno Las lágrimas, a pesar de permite múltiples lecturas. En su experimentalidad y sus Las lágrimas no hay verdades grandes ambiciones, resulta narrativas, más bien hay un texto generoso para el lec- puertas a infinitas interpreta- tor dispuesto a lidiar con los ciones. La ambigüedad parece hipotextos de los que proviene surgir de la misma naturaleza la trama, con las trampas que primitiva de la leyenda, que le tiende el escritor y con la quiere explicarlo todo sin paciencia que requiere un apenas lograrlo. En un autor texto corto, pero extraño. contemporáneo, la intención

42 Rocinante El sexo y el espanto Fragmento de una de las obras más reconocidas del autor francés

n Pascal Quignard

Llevamos en nosotros el como un animal el cuerpo de desconcierto de haber sido otro animal de la genealogía concebidos. familiar, después histórica. Y No hay imagen que nos este desconcierto aumenta en Lafecte que no nos recuerde la medida en que la selección los gestos que nos hicieron. que efectúa la muerte no pue- La humanidad no deja de disociarse de la sucesión de ser la consecuencia de genealógica de individuos una escena que enfrenta a cuya única posibilidad de dos mamíferos, un macho y ser radica en una hembra, cuyos órganos la reproducción sexuada urogenitales, siempre que la azarosa. Así mismo, la repro- anormalidad los invada, a ducción sexuada aleatoria, partir del momento en que la selección por la muerte e se vuelven claramente defor- imprevisible y la conciencia mes, se acoplan. individual periódica (que el En el interior del sexo sueño restarura y fluidifica, masculino, que crece y des- que la adquisición del lengua- pués chorrea, la vida misma, je reorganiza y entenebrece) muy lejos aún de los rasgos son una sola cosa que se mira que definen la humanidad, a la vez. súbitamente se derrama la Ahora bien, nosotros nun- simiente fecundadora. Nos ca podemos ver esa . que no podemos distinguir Venimos de una escena en la pasión animal de poseer la que no estábamos.

Rocinante 43 ESPECIAL

Aunque cierre los ojos Permanecen inmóviles, con y sueñe de noche, aunque la mirada oblicua, en una los abra y observe atenta- actitud de espera anonadada, mente las cosas reales a la paralizadas justo en el mo- luz resplandeciente del sol, mento dramático de un relato aunque su mirada se aleje que ya no comprendemos. y se extravñia, o vuelva sus Quiero meditar sobre una ojos al libro que tiene entre palabra romana difícil: la las manos, aunque espíe Fascinatio. El fascinus atrapa una pelñicula sentado en la la mirada, que ya no podrá oscuridad o se quede absorto apartarse de él. Los cantos contemplando un cuadro, el que inspira están en el origen hombre es una mirada de- de la invención romana de la seante que busca una imagen novela: la satura. detrás de todo lo que ve. La fascinación es la percep- Las patricias representadas ción del ángulo muerto del en los frescos que compu- lenguaje. Por eso la mirada sieron los antiguos romanos es siempre oblicua. estñan como ancladas.

44 Rocinante LIBRO DEL MES

estilo. Tal vez lo más justo sea señalar cómo en el autor se traduce la madurez narrativa de una generación que luego Tragedias portátiles, de trajinar por una u otra opción narrativa —realismo, lo fantástico, denuncia, parodia, de Iván Égüez sátira, etc.—, termina por ser una polifonía, el escenario de tantas voces que decía Pessoa, n Guido Tamayo la rica diversidad de una literatura que ya no reduce sus posibilidades a una u otra escritura única y excluyente, sino que reconoce y celebra la existencia de múltiples escri- turas. Los relatos de este libro de Pero esa diversidad, creo Iván Égüez están cobijados, a yo, encuentra su unidad en pesar de su gran diversidad el deseo de que todas y cada Ly laxitud tanto temática como una de sus historias portáti- estilística, por una misma les, pequeñas y domésticas, voluntad estética resumida de manera inmejorable en la fra- se final de uno de sus relatos: «…con este drama minúsculo del tamaño de la humanidad entera». En realidad los temas de Égüez discurren entre una gran variedad de relatos breves —y otros de más largo aliento— que recrean (ni más ni menos) a la humanidad entera. Este libro de cuentos puede ser una geografía o un inventario de tipologías. Un escenario de experimentación, un derroche de ejercicios de

Rocinante 45 LIBRO DEL MES

sean a su vez las más graves, largas»), herederos de El Bus- trascendentes y esenciales cón o el Lazarillo de Tormes. de la condición humana. Es Pero también en esa escritura decir, declara su fe de que de «época» tan familiar a la en las pequeñas cosas de la leyenda en textos como «La vida se halla lo esencial de la estirpe», donde el dominio de condición humana, la verda- esta clase de lenguaje hace dera dimensión de la vida. Y, olvidar a quien lo lee los refe- en consecuencia, desfila por rentes estrechos de tiempo y sus páginas una hilera de espacio. Su autor es atemporal personajes anodinos y mar- y con él, el lector. ginales que protagonizan sus Asimismo, y en la tradición historias: payasos, trapecistas, de las fábulas de Plinio Apule- gitanos, «esa gente que no yo o de La Fontaine, pero más hace nada pero puede todo», cercanas al espíritu irónico y burócratas, putas, choferes, tierno de Monterroso, ese con- asesinos, etc., en una suerte de junto de instantáneas sobre bazar de criaturas prosaicas animales que configuran una pero excepcionales. Todo de- zoología de la cotidianidad hu- talle es cifra del mundo; toda mana. Una puesta en escena trivialidad es susceptible de de sus debilidades en un espe- trascendencia. jo, donde los animales develan El registro de su destreza sus contradicciones con ternu- técnica es prueba irrefutable ra y mordacidad. Una ironía de su ilustración en lo mejor y que hace trizas la «correcta» más renovador de la literatura moralidad de los mortales en universal. Su versatilidad se choque con la «amoralidad» desplaza con naturalidad por del reino animal. la parodia y el homenaje a Este recurrir maravilloso a la literatura del siglo XVIII la fábula —con relatos como europeo en «Desventuras de «Los patos», «», un ilustrado del siglo XVII y «Desfocados», «El urogallo», de una liberanta riobambeña «Los cisnes», entre otros— o a conocida como el Gran Calzón la literatura fantástica —con Flojo de la Época», título en textos como «Cruce de trenes», sí mismo paródico y gozón, «Omi», «Nadando de espaldas como en relatos que le rinden en medio de la niebla», «El tributo a la picaresca española oráculo»— no hace más que («Gabriel Garboso», «Fabia», contribuir a la decidida convic- «El atracador» o «El patas ción de Égüez por desconfiar

46 Rocinante de la realidad. Esta para él vantar porque eso de la pareja no es solo insuficiente sino es lo que más se extraña de reduccionista, aburrida y por viudo». lo general poco compleja. La Relatos suyos, como «La lla- realidad y sus secuaces: la ma» y «Especulaciones sobre lógica, la linealidad, la secuen- un mismo crimen», acentúan cialidad, la causa y su efecto, de forma evidente el interés en fin, ese cartesianismo que del autor por las tramas po- sacraliza la razón, son desvir- liciacas, que irradia también tuados uno a uno por la voca- en otros de sus cuentos, pero ción fantástica del escritor. Él, de manera más sutil que los conocedor del género, sabe referidos. que la fantasía irrumpe al Este sintético recorrido por aplicarle un pequeño giro de diversas opciones escriturales tuerca a la rutina, al realizar constata la ductilidad de un breve desencuentro entre Égüez, su receptividad frente lo esperado y lo inesperado. a la diversidad de formas Y allí aparece incluido el y estéticas. Si su posición humor como un aliado natural respecto a los lenguajes y del descreimiento de lo real. géneros es generosa, lo es El humor desmonta la articu- igualmente con relación a los lación «obligada» de la razón. lugares en donde se suceden Señala sus resquicios, sus de- sus historias. Ecuador, por su- bilidades, sus inconsistencias. puesto, pero también España La alianza entre lo fantástico —en especial la del Siglo de (circo, fábula, parodia) y el Oro—, Suecia, Hungría, Italia, humor configura lo mejor de América Latina, etc., sirven Égüez. En su texto «La pier- de escenario de un cosmopoli- na», se lee: «¡Pero una pierna! tismo abordado sin prejuicios, ¡A quién se le ocurre llegar con la conciencia transparente a la trastienda del tablao con de que la literatura sucede en una pierna de la difunta como todas partes y, por ende, de si fuera una pierna de estofar que se pertenece a la imagi- o de ahumar en el gancho de nación ya sea que esta se aloje los sombreros de tres picos en un lago, en un árbol, en el y santas paces pero no con Quito moderno o colonial, en la pierna de su mujer para la campiña húngara, en las dormir abrazado a ella para aguas arquitectónicas de Ve- ponerle la pierna de él encima necia o en un tablao profundo como si no quisiera dejarla le- de Andalucía.

Rocinante 47 LIBRO DEL MES

Un hermoso texto titulado «Jinetera», que transcurre en La Habana y que es una bella y fugaz historia de amor, cierra este libro de relatos. En estas páginas se rezuma el hu- mor, la poesía y la sensualidad barroca del autor:

El mar está ahí y —en apa- riencia— el horizonte tam- Por último, esa mezcla de bién. Pero no hay punto que sensualidad y humor: «por vez no sea el de la tormenta o el primera ve una mulata dorada de la gaviota donde el mar y a la plancha, comestible, en el cielo se junten. En rigor no plato de sábanas, pero con un les une el contacto sino la le- vello púbico completamente janía. Horizonte inalcanzable. cano, albino, como las hojas Inercia de los ojos solamente. del estoraque y su fruto Quimera sin fin. Sinuoso carnoso. Esa visión mágica, como todo más allá nos tienta lunar, lechosa, le incorpora a con su guante tendido. O la vida». pelado como un espinazo de Iván Égüez representa la caballo nos espeluzna, desafía multiplicidad abierta y recursi- o abruma. El horizonte es el va de la literatura ecuatoriana. mar que no vuelve. Su obra, y de manera especial estas Tragedias portátiles, Y otro pasaje complemen- ofrecen al espíritu del lector tario sobre el mar: «Los pri- la antisolemnidad y justa meros seres que emergieron iconoclastia de quien proviene hacia los continentes llevaban de experiencias formadoras algo —mucho— de agua en el tan vitales en la historia de la seno de los cuerpos. Así todos cultura del Ecuador como el los humanos tenemos algo de grupo Tzántzico y La Bufanda mar en la mirada, en los movi- del Sol. Ahora, su escritura se mientos, en los actos elementa- ha depurado aun más, hasta les, en la memoria sobre todo. alcanzar esta perfecta noción Pero también llevamos un de sorna ilustrada, de relajan- poco de arena en el corazón, te profundidad y sencillez que como si fuéramos el cadáver es su obra literaria. del primer ahogado».

(De Cuarto creciente, 40 cuentistas ecuatorianos, Luna de Papel) 48 Rocinante PÁGINAS SALVADAS

Peligro

Una reflexión sobre la escritura, de la primera autora negra premiada con el Nobel de Literatura, y recientemente fallecida

n Toni Morrison

Los regímenes autoritarios, sus instintos creativos. Ellos dictatoriales, déspotas, a saben que lo hacen bajo su menudo son tontos, pero no propio riesgo. No son lo sufi- Lsiempre. No obstante, nin- cientemente estúpidos como guno es tan tonto como para para abandonar el control darles libertad a los escritores (abierto o insidioso) sobre los disidentes y perceptivos de medios. Sus métodos incluyen publicar sus juicios o seguir vigilancia, censura, arresto e

Rocinante 49 PÁGINAS SALVADAS

incluso la matanza de aque- rritorios. Estos son regímenes llos escritores que informan y cuyo miedo a la escritura no sacuden al público. Escritores supervisada se justifica por- inquietantes, que cuestionan, que la verdad es un problema que miran de nuevo y más para el belicista, el torturador, profundamente. Los escritores el ladrón corporativo, el pirata (periodistas, ensayistas, blo- político, el sistema de justicia gueros, poetas, dramaturgos) corrupto y para un público pueden perturbar la opresión «en coma». social que funciona como un Los escritores no persegui- estado de coma en la pobla- dos, no encarcelados y libres ción, un estado que los dés- de acoso son un problema potas llaman paz, y detienen para el matón ignorante, el el sangrado de la guerra que racista astuto y los depreda- emociona a «halcones» y espe- dores que se alimentan de los culadores. Ese es el riesgo que recursos del mundo. La alar- corren. ma, la inquietud que suscitan estos escritores es instructiva, porque es abierta, y vulnera- El nuestro es de otro tipo ble, porque si no está vigilada es amenazante. Por lo tanto, Cuán sombría, inhabitable la supresión histórica de este e insufrible se vuelve la exis- tipo de escritores es el primer tencia cuando nos privamos presagio de la enajenación de obras de arte. Es urgente constante de derechos y liber- proteger la vida y la obra de tades que vendrá. La historia los escritores que se enfrentan de los escritores perseguidos al peligro, pero junto con esta es tan larga como la historia urgencia debe anidarse la de la literatura misma. Y los idea de que su ausencia, la esfuerzos por censurarnos, asfixia de la obra de un escri- matarnos de hambre, regular- tor, su cruel amputación, es nos y aniquilarnos son signos de igual gravedad para todos claros de que algo importante nosotros. El rescate que les está sucediendo. Las fuerzas brindamos es un gesto de ge- culturales y políticas pueden nerosidad para con nosotros barrer con todo, menos con mismos. el arte «seguro», todo menos Todos conocemos naciones aquello que tiene la aproba- que se caracterizan por la ción del Estado. fuga de escritores de sus te-

50 Rocinante Me han dicho que los huma- oficinas de contabilidad, que nos tenemos dos respuestas a construyen significado frente la percepción del caos: el acto al caos, deben ser alimentados de nombrar y la violencia. y protegidos. Y es correcto que Cuando el caos es simplemente dicha protección sea iniciada lo desconocido, una nomen- por otros escritores. Y es impe- clatura se puede lograr sin rativo no solo salvar a los escri- esfuerzo: una nueva especie, tores asediados, sino salvarnos estrella, fórmula, ecuación, a nosotros mismos. pronóstico. Ahí están también El pensamiento que me lleva el mapeo, la cartografía o el di- a contemplar con temor la seño de nombres propios para eliminación de otras voces, de geografía, paisajes o poblacio- novelas no escritas, poemas su- nes innominadas o despojadas surrados o tragados por miedo de sus nombres. a ser escuchados por las perso- Cuando el caos resiste, ya nas equivocadas, idiomas pro- sea para reformularse o rebe- hibidos que se alimentan bajo larse contra el orden impuesto, tierra, preguntas de ensayistas la violencia es entendida como desafiantes a la autoridad la respuesta más frecuente que nunca se plantean, obras y racional para enfrentar lo de teatro no escenificadas o desconocido, lo catastrófico, lo películas canceladas, es una salvaje, lo desenfrenado o lo pesadilla. Como si un universo incorregible. Estas respuestas entero se describiera con tinta «racionales» pueden ser la invisible.. censura, el encarcelamiento en Ciertos tipos de trauma visi- campos de detención, prisiones tados dentro las personas son o la muerte, solitaria o en tan profundos, tan crueles, que guerra. a diferencia del dinero, de la No obstante, hay una tercera venganza, incluso a diferencia respuesta al caos de la que no de la justicia, los derechos o la he oído hablar: la quietud. Tal buena voluntad de los demás, quietud puede ser pasividad y solo los escritores pueden estupefacción. Puede ser miedo traducir y convertir este dolor paralizante. Pero también pue- en significado, afilando la ima- de ser arte. Aquellos escritores ginación moral . que ejercen su oficio cerca o La vida y el trabajo de un lejos del trono del poder en escritor no son un regalo para estado puro, del poder militar, la humanidad, son una nece- del palacio imperial y de las sidad.

Rocinante 51 CULTURA

Mujer sentada de espaldas a la ventana, de Henri Matisse; obra inspirada en la costa de Niza El Mediterráneo en la literatura

n Bernardita Maldonado

Resulta que este mar con países, varias religiones, entre veraneantes presurosos por las mayoritarias el cristia- agotar horas de sol y arena, nismo, el islamismo y el ju- Ren sus olas a veces dóciles, daísmo, de modo que el mare mar asociado al placer de las nostrum, más que ofrecer una actividades acuáticas, con la cara maternal ha presentado brisa acariciando los cuerpos un peligro, una amenaza, un (cada vez más sometidos a cá- lugar de cruces, de periplos. nones de belleza) ha sido siem- El Mar Medi Terraneum (mar pre lugar, orillas de contras- en medio de las tierras) ha tes, de trasiegos. Veinticuatro sido el testigo privilegiado de

52 Rocinante la fundación de Grecia, Ma- cedonia, Turquía, entre otros En la literatura lugares. También ha sido tes- tigo del nacimiento de lenguas El Mediterráneo es un antiguas y modernas hoy en lugar de privilegios afectivos, día expresadas en más de ha nutrido un rico y extenso cinco alfabetos, a su alrededor imaginario, puesto que el mar surgieron el alfabeto fenicio, es por excelencia la metáfora el código de Hammurabi, el de los sueños, de la libertad, derecho romano, los grandes de horizontes hacia otros signos de la cultura. mundos, es el principio uni- Sin duda el Mediterráneo versal de la vida y la muerte, es un surtidor de imágenes, pero igualmente el lugar es el mar que más representa del misterio, de lo oculto, de las búsquedas, batallas, con- aguas pelágicas y abisales. El quistas y territorialidades. No hombre antiguo concebía el podía ser de otra forma al ser mar como un límite, casi una cuna de las grandes religiones prohibición por su inquietante monoteístas, diecisiete lenguas inmensidad, «el mar es muer- oficiales se hablan en sus te» para Catulo, pero esto ya orillas, y si se suman las len- lo sabían mucho tiempo antes guas no oficiales sobrepasan los argonautas que acompaña- las ochenta; sin olvidar que ban a Ulises. en la cultura mediterránea y La visión del mar Medite- en las brumas de la historia rráneo nos ha sido transmi- se escribió la epopeya más tida por Ulises, por Butes, el antigua de la tierra, El poema argonauta disidente que se de Gilgamesh. Es relevante dejó envolver en los cantos también que Virgilio, el poeta de las sirenas sin obedecer la latino, encargara a Dante advertencia de poner cera en la custodia de este mar. Pre- sus oídos. El mar es el topos li- cisamente de la espuma de terario de la Antigüedad como las aguas del Mediterráneo después fue el bosque en la surge Afrodita y sus deidades Edad Media. El arquetipo de equivalentes: Ishtar en el mito Ulises y la metáfora del viaje mesopotámico, Inanna en la se han inspirado en el Medi- mitología sumeria, Astarté en terráneo, la sola evocación de la sirio-palestina, Turan en la los mares que lo conforman mitología etrusca y Venus en ya nos remiten a un riquísimo la mitología romana. imaginario: mar Adriático,

Rocinante 53 CULTURA

mar Jónico, mar Tirreno, mar En este mar empezó el cami- Egeo, etc., extraordinarias re- no a la razón y a la belleza, a sonancias que trazan el hori- la poesía como la experiencia zonte hacia otros mundos que afectiva, al interés por diri- la literatura recoge, desde los girle la palabra a otro, a los trágicos griegos hasta ciertas otros. Hace milenios Ánite de formas actuales que tiene la Tegea escribía un hermoso mitología griega en poetas epitafio para un grillo y un como Seferis, Elytis, Cavafis. delfín, hace milenios Safo escribió un arrebatador poe- ma a la luna, ciertamente estas composiciones son poco La experiencia conocidas. Lo importante es que, junto a las grandes ma- de la fraternidad nifestaciones literarias, han pervivido estos epitafios y Sin duda, los gestos de fra- cantos, este testigo de la poe- ternidad están presentes en sía como experiencia fraterna las literaturas fundadoras que ha continuado con poetas surgieron a las orillas de este como la griega Niki Giannari, mar: Gilgamesh deplora la quien desde el paso fronterizo muerte de Einkidu, el Quijote de Idomeni dice que «los pierde su última batalla en las hombres olvidarán estos tre- playas del Barcino y regresa nes/como olvidaron aquellos a su lar a morir cuerdo — otros» o el palestino Mahmud como si la razón no fuese mu- Darwish, que escribe «¿adón- chas veces el peor castigo—, de iremos después de las los caballos de Aquiles lloran- últimas fronteras? ¿Dónde do la muerte de Patroclo, por volarán los pájaros después citar algunos ejemplos. del último cielo?». Ellos nos Los pescadores tienen un transmiten una experiencia trato más íntimo y familiar de apertura, de amor hacia con el mar, quizá por ello su los otros, expresamente hacia feminización, «la mar», con aquel al que se refería Seferis resonancias maternales. Los como «alguien desconocido, pescadores y marineros esta- / anónimo, pero que hubiese blecieron una lengua franca visto / un Escamandro con que pervive conocida como aquellos aluviones de cadá- «parla marítima» para facili- veres, / no estuviere llamado tar el contacto, el salvamento. fatalmente / a oír al emisario

54 Rocinante El mar en Antibes, de Claude Monet que descubre / cómo tanto agua constituye las tres cuar- dolor y tanta vida / se despe- tas partes de la Tierra, quizá ñaron al abismo». no estemos lejos de que otra Precisamente porque, carambola cósmica, propicia- junto a las grandes épicas da por nuestra indolencia y la de las que tenemos noticias, avaricia de los poderosos con conviven las manifestaciones el planeta, revierta la geogra- de afecto y empatía hacia los fía y el sur sea el norte. otros, es de esperar que el En esta orilla bañistas, Mediterráneo vuelva a ser el vacaciones, ocio, selfie de mare nostrum o «la mar» y felicidad impuesta, en la otra no el mar central como últi- orilla, muros de la Europa mamente se lo llama, ya que fortaleza, en el medio rostros esta centralidad es la división agotados, desesperación por resultante de una suerte de salvarlos y un mar que pudo carambola cósmica; sabemos intuir el poeta Seferis cuando que en la Pangea la Tierra escribió «nadie los recuerda. estaba unida, sabemos que el Justicia».

Rocinante 55 ENTREVISTA

Esteban Mayorga:

«el verdadero artista es más teórico que el más teórico de los profesores»

La literatura de Esteban de plantearse una pregunta. Mayorga no se parece a nada. Por eso, quizás, acoge la po- Resulta difícil dilucidar eso tencia desequilibrante, crítica Lque llamamos sus «influen- y multiforme del humor. Sus cias», y no es porque no las libros son apuestas, aperturas; tenga, sino que le mueve lo no demostraciones ni conquis- que él dice del verdadero tas. Ha recibido premios na- artista: «todo el tiempo se está cionales en novela y cuento, planteando una obra poten- y tiene ya varios años en la cial». Es decir, Mayorga está academia; pero no mezcla las en pos de las dudas, se pre- cosas («siempre va atrasada la gunta por las formulaciones, teoría»), ni se queda pensando a veces por la misma forma en lo ya recorrido. Prefiere el

56 Rocinante cambio, lo impensado, aunque el errar implique el error: «El lema debe de ser intentar ha- cer algo que no sepas hacer».

Cuando tu primer libro de cuentos, Un cuento vio- lento, apareció y ganó el Joaquín Gallegos Lara, fue una sorpresa para muchos, entre otras cosas, por su peculiar voz y potencia narrativa. ¿Cómo fue esa incursión en la escritura? parten de la premisa, tal vez Fue una incursión llena de perogrullesca, de que la teoría ingenuidad (todos los escrito- que se enseña en las clases de res tenemos una ingenuidad literatura es insuficiente como particular, incluso de viejos) y herramienta crítica para las de no cachar las posibilidades ecologías narrativas actuales. narrativas en su despliegue Siempre va atrasada la teoría, total. Ahora pienso que deben en ese sentido. Por otro lado, de ser generadoras de proyec- el verdadero artista es más tos que deben de ser tan dis- teórico que el más teórico de pares que sus consecuencias los profesores, porque todo sean impredecibles, tanto al el tiempo se está planteando movilizar afectividades como una obra potencial. Si el al iniciar cambios estéticos y verdadero pensar necesita políticos. también de la intuición, como Viviste largo tiempo en decía Nietzsche, siento que la EEUU, donde estudiaste un abrumadora lógica del peso doctorado en Literatura. de la academia viene a ser ¿Qué implicó, para tu con- insuficiente. cepción de la escritura, esa Se advierte en tu obra formación académica? la presencia de lo violento, Implicó entender cuánto por un lado, y por otro del control tengo sobre mi humor, en muchas varian- escritura, porque puede tes (parodia, ironía, carica- haber control pero nunca tura...). ¿Qué papel juegan es absoluto. Mis ideas ahora ambos en tu búsqueda literaria?

Rocinante 57 ENTREVISTA

No estoy tan de acuerdo improbable, y verla gestarse con lo de la violencia en la puede ayudar a entender la medida en que la real violen- probabilidad de su éxito o de cia no es de contenido sino de su fracaso. Quiero decir que forma, ¿no? Es decir, es más esta intersección entre humor violento el tuit de Trump por y violencia, o entre otras cómo formula, en esa síntesis, propiedades narrativas, es lo que formula. Siento que una sola intersección con un ese tuit es más violento que potencial de crear significado. cualquier pasaje de mis textos. Y solo se trata de eso, de crear Nuestro presente está lleno de un potencial significado, por- la peor violencia y en ella la que todo lo que es potencial avalancha de texto e imagen puede llegar a ser lo que sea juegan un gran papel. De cara (obra maestra o bodrio). al humor solo puedo decir que Con tu paternidad a las las relaciones que tenemos puertas, hace unos años los escritores con nuestra incursionaste en la escritu- tradición, en principio, son re- ra de poesía, con Atar a la laciones de proporción interna rata. ¿Cómo fue esa nueva a nosotros mismos, y por este búsqueda textual? motivo escojo siempre, en mi Los seres humanos han canon personal, al escritor que tenido guaguas desde hace más potencial cómico tenga, 315.000 años (Wikipedia), por sea Natalia Ginzburg o Pablo lo cual es evidente deducir que Palacio. tener hijos no es nada excep- Unido a lo anterior, ¿pue- cional. Lo contrario, no tener- de pensarse que el terreno los viene a ser la excepción. donde violencia y humor Entonces la pregunta cambia se unen es el absurdo, el y puede formularse así: ¿qué sin-sentido al que apuntan forma captura un fenómeno tus tramas? que debería de ser pedestre Esa lectura está buena, pero pero que se interpreta como in- no creo que esa intersección creíble? Para mí, fue la poesía. particular sea absurda. Si El lema debe de ser intentar el arte termina con la obra, hacer algo que no sepas hacer. solo nos queda adivinar los Lo maravilloso de esta expe- procesos por los cuales se riencia sería entender cómo es constituyó, porque en realidad posible llegar a un momento toda escritura que vale la pena en el cual tus habilidades ya viene a ser un acontecimiento no dan, o si es que dan, se

58 Rocinante dan de sí, como el pantalón sigo pensando que cualquier turgente del año viejo cuyo movimiento, o desplazamiento, relleno está por estallar, ¡y que crea algo y que en ese algo se al final termina estallando! Tal juegan un montón de posibili- vez solo al llegar a este punto dades de escritura que tal vez valga la pena verdaderamente no aparecerían de no ser por crear. él. Otra cosa del viaje que me Has publicado en otros gusta es la idea de que en todo países, como EEUU, Chile. viaje hay una economía, en ¿Sientes que la recepción la medida en la que ganas o de tus libros ha variado de pierdes algo. La cosa es buscar acuerdo con cada país? un baremo para medirla y ser Uno de los criterios más consciente de su importancia. genuinos para esto de la recep- De cara al fútbol me atrae en ción tiene que ver con llegar a tanto narrativa cosmopolita, la mayor cantidad de lectores por un lado, y por otro en posibles. Al mismo tiempo, es tanto cuerpos que son capaces difícil imaginar a mis textos de hacer cosas increíbles. Si circulando fuera de América el arte es una idea mostrada Latina. En EEUU la única po- como algo sensual, y sexy, sible recepción es académica, como decía Hegel, me parece porque mi libro sobre litera- apropiado hasta cierto punto tura de viajes en Galápagos intentar aplicarlo al fútbol. La sale solo allá, y en editorial cosa es tal vez dar alternativas universitaria. Otro debate, el a la matriz nacionalista o cual me tiene con poco cuidado identitaria, sin que esta matriz pero que resurge a cada rato, esté necesariamente agotada. es preguntarse por el hecho de Cuando Hegel habla de lo que como ecuatorianos nunca sensual, se refiere a algo que vamos a tener el reconocimien- apela a los sentidos, no necesa- to que nos es propio. riamente al deseo. Ya que lo traes a cola- Has contado que en la ción, sé que has estudiado actualidad lo que más lees la literatura de viajes y es poesía. ¿Por dónde están aquella relacionada con el yendo tus preocupaciones fútbol. ¿De dónde te vienen literarias hoy en día? esas inquietudes? Estoy escribiendo un ensayo Lo de la literatura de viajes sobre la futuridad de la narra- fue idea de un amigo, no tiva ecuatoriana que es, por de- mía, pero me atrajo porque cir lo menos, un fracaso a prio-

Rocinante 59 ENTREVISTA

ri, porque al referirme a «la narrativa ecuatoriana» estoy, con total consciencia, incluyen- do también a aquellos libros que se van a publicar después de que yo muera. Me atrae la idea del futuro como pregunta metafísica y su forma de existir y condicionar nuestra conducta. De ahí que en este ensayo hable sobre la poten- cialidad como horizonte de científico de la palabra. Por escritura y cómo se hace indis- otro lado, en la clase de intro- pensable proponer una poética ducción a la filosofía mi eje crítica de las combinaciones temático es la ética y la razón. dables en su devenir: pensar Te doy un ejemplo: les digo a que la futuridad de cualquier los estudiantes que no es ético obra narrativa influencia más defender el determinismo su escritura que el pasado literario ecuatoriano, falseado, con el que dialoga (hay que que se opone y resiste, visce- entender, y no necesariamente ralmente, al desvío sano del estar de acuerdo, porque ni yo cauce canónico del poder en el estoy seguro, que la tradición cual se intenta desmerecer a literaria ecuatoriana se ha las escritoras ecuatorianas que vuelto estática y su centro de tienen, en el momento actual, gravedad no puede sostener un posicionamiento dentro y el ritmo de la transformación, fuera del Ecuador. Este posicio- para bien o para mal). namiento es sólido y merecido ¿Cómo conjugas (si lo en todo sentido, sea riesgo o haces) tu trabajo en la do- proyecto estético, pero el punto cencia académica con el de que me interesa es otro, y es creación? un punto político: si uno en- Yo doy clases de español a tiende un problema y sabe que hablantes nativos del inglés, y ocurre, y ocurrió, una y otra por ese motivo mi encuentro vez, es éticamente responsable con la docencia es uno casi tomar postura en contra de él. de traducción cultural. Lo Es ético estar radicalmente en que quiero decir es que no se contra de este determinismo conjugan, andan en diferente literario postizo del machirulo. frecuencia, en el sentido (AC)

60 Rocinante COMENTARIO Dos acercamientos a Lo Inextinguible En agosto se realizó un conversatorio sobre la novela que fue mención en el Premio «La Linares» 2019

Entre la muerte y el desamor

n Gabriela Ruiz Agila

Jakk Cabrera (Riobamba, el motel. Esta es la metáfora 1979) está viviendo el mejor latente que manifiesta la ten- año en su recientemente sión entre Eros y Thanatos, reconocida carrera literaria. o lo que es lo mismo: entre el JIrrumpió en la escena nacio- instinto de vida y el instinto nal con el relato Lo inextin- de muerte. guible, ganando la mención Algunas figuras se mani- del Premio de Novela Breve fiestan con la violencia del «La Linares» en abril, y su origen de su dolor y acaso novela Canción rota también nos hacen pensar en la única ha ganado la convocatoria de posibilidad de su condición publicaciones 2019 hecha por inextinguible: la sangre de la Casa de la Cultura Núcleo un joven hermano en las del Azuay. matas es un poema. La cara Lo inextinguible es un lar- de un hijo inventado en una go poema de amor que tiene cuna vacía es un poema. La en su centro un corazón bíga- entrega de una mujer en la mo y herido. Alejandro, voz noche de todos los fracasos es narradora de esta historia, un poema. Que «los adioses nos lleva a dos escenarios que no son inmediatos y vivimos se superponen con nostalgia esperándolos y a veces nunca el uno al otro: el cementerio y llegan» es un mecanismo de

Rocinante 61 COMENTARIO

vinculación con la dimensión crece bajo el paraguas de triple del tiempo, el espacio y Magdalena. el vacío. Ambas mujeres, antagó- ¿Quiénes acompañan a nicas y tan similares en el Alejandro? La presencia de fondo, representan el gran mi- un hermano muerto hace las to de la perfección a la que as- veces de una voz en off —una pira el ego masculino: serviles voz de la conciencia—. El al falo, disponibles catastrófi- diálogo con este hermano re- camente, artefactos sensuales corre el cuerpo de una «María producto de la contemporanei- Magdalena», y servirá de ve- dad y la modernidad líquida. hículo para encontrarse con el Hay un reconocimiento del semejante, con el que compar- estilo y las temáticas de auto- te su propio ADN, su carne, res como Charles Bukowski, y la herida de la muerte. ¿Es Henry Miller o la Generación la herida de su ausencia tan Beat. grande como la del desamor? Alejandro expresa en los El hermano poco lo interpela, siguientes términos esta y es un espejo donde se reco- aspiración: «El camino del nocen el miedo y el deseo por corazón de las mujeres es el objeto sexual que lastima la tan o más retorcido que el de santidad del hombre. un sacacorchos. Un pajarito El símbolo de «María imantado para el congelador, Magdalena» instaurado en la unas flores bastan, sonríen y cristiandad se aborda con dos se entregan al horror: trátame personajes femeninos: María mal, ignórame, engáñame, y Magdalena. Por un lado, dame un grano de amor María es una «niña» cargada envuelto en una montaña de de inocencia, mientras que horror y así nunca de los nun- «Magdalena» es la diosa de la ca me iré... Con esos clavos en voluptuosidad con quien, en la garganta van a marchar más de una ocasión, la felatio por los derechos del sol. Hay cerrará con un grito el terror virtudes tan tristes». de la noche y su soledad, o el La fuerza de un discurso gran vacío de la lluvia que no amoroso «inextinguible» por se escucha cuando cae sobre romántico y cursi se puede los cuerpos en levitación. ver difuminándose en el capí- Alejandro tiene la capacidad tulo quinto, el mejor logrado de escuchar la voz húmeda en esta novela. Alejandro de María y la hipotenusa que explica claramente su posición

62 Rocinante frente al hecho romántico: «Las parejas con esperanzas no se conocen, Hermano. (...) Noches enteras dormimos junto a un extraño. Pero en la madrugada, te despiertas ca- llado para volver a tu porno, tu snuff, tu coca, tu blues, tus fantasmas, tu consolador, tu Facebook, tu email, tu grupo de obesos anónimos». Para que Alejandro pueda sobrevivir a la historia de des- amor primigenia —origen del duelo perpetuo—, y recolectar fragmentos de un discurso amoroso, María y Magdalena pero lidia con la presencia deben tolerar la existencia fantasmagórica y machista de la otra, al mismo tiempo. que reconoce como propia y De lo contrario, su liberación de la que no hay un mínimo del amante infiel, les quitaría intento de liberarse. también la posibilidad de estar «La pregunta central que heridas y convertirse en las entraña esta problemática es víctimas de Eros. El vínculo ¿por qué te hieren tanto y no entre ELLAS queda claro a te vas?», comentó el autor en través de la traición: «Mirába- la presentación de la novela. mos los tres las constelaciones El psicólogo de profesión dedi- absurdas que yo inventaba: la có cinco años a la corrección del girasol, la del cigarro, y del manuscrito. más allá, al oeste, la de Don Veremos cómo en la novela Juan». los personajes presentan de Y este triángulo amoroso forma compleja rasgos ambi- dejaría de sentirse como si el guos que los mantienen vivos amor fuera «la búsqueda de pero que, las más de las veces, un amo». La representación los empujan hacia la muer- más violenta de Eros es el te. Alejandro está siempre amo, que tiene las manos preparado para las muertes manchadas con la sangre de pequeñas, orgásmicas y que su hermano muerto. Si bien recrean el comienzo de la mis- Alejandro no es el asesino ma historia. Alejandro dice:

Rocinante 63 COMENTARIO

«María ya ves, solo es cuestión de cometer los errores correc- La ternura oscura tos y las mujeres se irán y uno se quedará mirando por n Javier Lara la ventana con un cigarrillo en la mano». Cuando, en una entrevista No existe raya literaria que posterior al veredicto del separe los diálogos entre los Premios «La Linares», le personajes: Alejandro y su preguntaron a Jakk sobre la hermano, María y Magdalena. razón de su literatura, él citó Por eso, este largo poema al escritor colombiano Fernan- podría imaginarse como el do Vallejo: «escribo porque guion de un monólogo teatral me hice la ilusión de que todo que fácilmente pudiera insta- lo que paso al papel, lo borro lar su escenario en una alcoba de la memoria». Y podríamos común: «…un lugar donde decir que ese es un sino que muere el lenguaje convencio- ha marcado su trabajo, no nal y terrestre, el verso en que solo en esta novela, sino en la poesía produce escalofrío y su demás obra, aún inédita, se horroriza del cerco impene- pero que está trabajada con trable, impronunciable». el tesón de un minero de la Una de las imágenes noche, acuñando la expresión que más conmueve es la de de Carrera Andrade, referida «el odio que raya la cara». al arduo trabajo del sueño o la Alejandro se da consuelo pesadilla en el proceso de la frente a la gran pérdida que creación. puede representar el dolor Pero, siguiendo esta cita y el desamor: «Que los otros de Vallejo, ¿de qué se trata no pidan más de lo que no el olvido y la memoria en el soportarían. Esa parte, a veces ámbito literario? Esta es una sin importancia, te convierte pregunta que se la han hecho en el ser que dicen amar, lo los seres humanos desde que dado, sobra. Si se te hubiera tienen raciocinio. Escribir ocurrido darte por completo, como catarsis, como terapia, no estarían tan cerca, en el como exorcismo, escribir para desayuno o la cena, habrían salvarse, para salvarnos, para huido y despreciado tu árbol, salvar algo, incluso escribir menos las hojas, las hojas no para matar las cosas que son del viento, las hojas no llevamos dentro, un peso, una son nadie». culpa, un amor perdido, la

64 Rocinante muerte de alguien amado. Es- para que ya no revoloteen, cribir también para ahuyentar como insectos de la ruina, a los fantasmas, para liberarnos cualquier hora del día, como del polvo de la vida, o del ab- una traición del inconsciente. surdo que muchas veces pue- Escribir para borrar definiti- de ser la misma vida, escribir vamente la memoria entonces para sentirnos amados en la no es del todo cierto, escribir tierra, como dijera Carver, para calmarla, sí, para darle en definitiva, escribir para un sitio en el país del pasado, contrarrestar el hundimiento a donde van todas las cosas de nosotros mismos, para ven- perdidas que hemos amado o garnos, ingenuamente, de la que hemos odiado. Y esa, en- muerte o del tiempo, escribir tonces, sí sería una salvación. para salir a flote, para liberar De ahí un sentido sublime y liberarnos del abismo. Pero, de nuestra necesidad de si se fijan, en la frase de Va- escritura más allá del oficio, llejo hay una pequeña trampa, que es primordial, y debe ser y seguro Jakk lo sabe, de ahí disciplinado. Escribir entonces que la citó completa, repito ya no es solo catártico, sino «escribo porque me hice la necesidad vital. ilusión de que todo lo que Jakk Cabrera viene de la paso al papel, lo borro de la psicología clínica, y en este memoria». sentido, la novela Lo inextin- He ahí la trampa, tanto guible también es un compen- Vallejo, como Cabrera, y como dio de mapas mentales, de ob- cualquier autor que se digne sesiones, de lugares cerrados ser llamado así, sabe que bo- en una misma cabeza, la del rrar de la memoria escribien- personaje, que, a manera de do algo no es eliminarlo, es soliloquios, o de diálogos con solo eso, hacerse una ilusión, su hermano ausente, fallecido, o ya de plano es iluso pensar va hilando la historia de la eso. Sin embargo, escribir o especie de bigamia o desleal- exorcizarse así, es darle un tad que mantiene entre María lugar al recuerdo, una cárcel y Magdalena. Dos mujeres o un templo de papel, un que cohabitaron en su vida lugar donde el rememorar se para luego dejar cenizas, o queda petrificado, una tumba ausencia, o lo que es peor, con nombre y apellido para el recuerdo de alguien que las cosas que siguen rondando existe pero ya no está: «María entre el corazón y la cabeza había desaparecido sin irse,

Rocinante 65 COMENTARIO

Gabriela Ruiz, Jakk Cabrera y Javier Lara. Fuente: redes sociales Madame Ho

muerto sin haber fallecido, en que nos han hecho poner la otras palabras, iba a olvidar- frente en la tierra y aceptar la me». Sin embargo, el autor, o derrota como quien acepta la mejor, el personaje, también unción de la diosa fortuna. En sabe que la vida no es un esa conciencia vivimos, en esa campo de flores donde todos aceptación de lo perdido an- los deseos se cumplen, por damos, como dice el personaje causa ajena o propia, siempre de Lo inextinguible, hablan- tendremos una herida en el do, justamente, de todo lo que pasado, una herida que nos ha se extingue: «todo se olvida, marcado y nos ha hecho caer todo muere con los años». en la realidad. Somos seres Pero más allá de este dis- enfermos de razón, como de- curso sobre la memoria, el cía Voltaire, y por eso mismo olvido, el amor, el desamor, somos entes conscientes de la locura, la ternura, o la la muerte. De la muerte del oscura ternura, como bien la amor y de la vida. Llevamos llama Jakk Cabrera, quiero heridas invisibles que han también hablar de Jakk, el cambiado nuestra manera amigo, de Jakk el compañero, de ver y vernos en el mundo, el hombre, el papá de Iker,

66 Rocinante su adoptado perro medio trucción de ese mundo que es labrador, medio mestizo, me- suyo y que es su manera de dio shunsho, como todos los salvación y de ponerle sentido hombres, o mejor dicho, como a la vida; a una vida que, des- todos los machos, hablando de la escritura, muchas veces de los perros y de los hom- puede ser un peso al que bres, claro. O quisiera hablar amamos, Amor meus, pondus de Jakk, el dueño del ya cuasi meum, decía San Agustín, es mítico bar quiteño El Bukows- decir, mi amor es mi peso, y ki, por donde pasamos, si no eso es lo que la literatura re- todos, la mayoría de entes presenta para Jakk Cabrera, bohemios de esta ciudad, bar porque es un autor que ha donde se organizaban recita- trabajado fuera del mundillo, les, lecturas, conciertos, pero fuera de la farándula litera- sobre todo donde teníamos ria. largas charlas literarias con Quisiera celebrar este lo- Cabrera, al calor de un vaso gro, y el nuevo logro que aca- de ron, ese bar sobre el que, ba de recibir, ya que Cabrera incluso, nuestro querido Huilo acaba de ganarse el premio Ruales Hualca escribió, como de publicación de su otra no- si se tratase de un barco de vela, Canción Rota, en la CCE náufragos pero que vuelan Azuay, para ser publicada sobre un mar de alcohol. el siguiente año. Logros que De eso también es impor- confirman lo que yo ya sabía tante hablar, del ser humano, desde un inicio, este escritor quisiera hablar también del sí tiene algo que decir, no tesón que he visto en mi ami- rellena historias, no rellena go que, al contrario de otros libros. Este joven tiene la creadores, ha trabajado su estrella del talento incrustada obra (ya lleva como 4 novelas en su alma, y, aunque muchas concretadas) en un modesto veces sea una estrella que silencio desde la calma de su duela, que mortifique, es la casa alejada del ruido munda- única estrella que interesa no, junto a Iker, ya lo dije: me conservar, porque el resto lo imagino encorvado frente podría ser locura o muerte. al computador, escuchando Salud por Jakk Cabrera y su cumbia, mientras con una obra que debuta, no advene- mano acaricia a Iker, en las diza, sino con la potencia del pausas, para luego seguir resultado del trabajo arduo, metido de cabeza en la cons- silencioso y obsesivo.

Rocinante 67 COMENTARIO Herralde, armador de catálogos El editor español repasa 50 años de trayectoria en un grueso volumen, que reúne numerosos textos dispersos y algunos inéditos

n Carlos Ferrer

Herralde es un editor adquisición de Anagrama elegante y esa elegancia por parte del grupo editorial transpira por las páginas italiano, aunque sin ahondar Hde su último libro, Un día en detalles. en la vida de un editor, que Anagrama es una de las acaba de publicar Anagrama. pocas editoriales que logra Esa elegancia de gentleman que el lector compre a ciegas la encontramos en el capí- un libro, solo porque esté tulo sobre el affaire entre editado por Herralde; y es Esther Tusquets y Lumen, que Herralde no vende libros, también en su encontronazo sino que publica autores, y posterior reconciliación como él mismo ha apuntado con el fecundo Juan Cruz, y en varias ocasiones. En su en el intento de compra de catálogo figuran (y resisten) Anagrama por Planeta. Este Martin Amis, Kazuo Ishiguro, libro es un recorrido a modo Michel Houellebecq, Raymond de fragmentadas memorias Carver, Piglia, Pitol, Jack Ke- mediante la acumulación de rouac, Claudio Magris y John textos breves éditos e inéditos Fante, entre otros. sobre su labor profesional, Jorge Herralde Grau era que sacian la curiosidad del un ingeniero (dominaba las lector. Entre los inéditos, cabe matemáticas) que trabajaba mencionar el titulado «Ope- en la empresa metalúrgica ración Feltrinelli», en el que de su padre hasta que se Herralde expone la discreta cruzó en su camino un libro

68 Rocinante editado por Feltrinelli, Senso e anagramma de Giancarlo Mannori. Nacía Anagrama. El bautismo como editor de Herralde iba a ser la obra completa de Camus y Sartre, pero Gallimard no cedió los derechos. El nombre de la editorial iba a ser Crítica, pero ya estaba registrado. A pesar de estos pequeños contratiempos, el 23 de abril de 1969 publicó Detalles, de Hans Magnus Enzensberger, Las amistades peligrosas y un libro sobre Pierre Choderlos de Laclos, con el ánimo de ser el baluarte de la contracultura. En los años 70, Anagrama se convirtió blicó su primer número: Dos en la editorial de la izquierda damas muy serias, de Jane heterodoxa española y su Bowles, en traducción de Lali libro más vendido fue Cuatro Gubern (esposa de Herralde) tesis filosóficas, de Mao Tse- y con prólogo de Truman tung. Anagrama nació como Capote. Hoy la colección ha una editorial de ensayo, sobre superado los mil títulos. La todo político. Sin embargo, en serie de Tom Ripley de Patri- 1977 se abrió paso la colección cia Highsmith contribuyó a «Contraseñas» con autores co- consolidar la colección y la mo Copi y Tom Wolfe, aunque editorial. Era una colección su precedente era la «Serie necesaria, porque a finales de Informal», que dio cabida a los 70 en España cuajó el des- Shakespeare y Sade, pero «sin encanto político, un hartazgo tanta visibilidad». En mayo que alejó al lector de los libros de 1981, la colección de tapas de pensamiento crítico una amarillas que Lara (Planeta) vez «apagados los fervores de bautizó como la peste amari- cambios radicales» sociales. lla, denominada «Panorama Hasta los 90, el ensayo no de narrativas» y dedicada a recuperó el protagonismo la literatura extranjera, pu- editorial.

Rocinante 69 COMENTARIO

El laureado editor español explica los motivos de la crea- Es el propio Herralde ción de la Cátedra Anagrama en la Universidad Autónoma quien suele redactar de Nuevo León (UANL), aunque el desglose de los las contraportadas actos organizados en su seno esté de más; recupera algu- na carta inédita de Piglia, y las fajas de los Pitol, Carmen Martín Gaite y Rafael Chirbes; rememora libros numerosas anécdotas de la Feria del Libro de Madrid; confirma que ganó premios museos, librería y editores, al de salto de obstáculos a igual que el fracaso en ventas caballo y que padeció una del escritor norteamericano tuberculosis durante un año, Donald Barthelme; declara germen de Anagrama por la su pasión por los diarios de consecuente reclusión lectora; escritores, principalmente exagera cuando sostiene que los de Gide, Kafka, Pavese y el futbolista Guardiola acabó Gombrowicz; cuenta, en el de leer Bella del Señor, de capítulo sobre viaje a EEUU Albert Cohen, diez minutos de agosto de 1988, la bucólica antes de jugar la final de la cena con Grace Paley, el Copa de Europa de fútbol; ho- desconcertante almuerzo con menajea a Bolaño repasando Kurt Vonnegut, la visita a sus inicios hasta la conquista la casa de Tom Wolfe y a la (tras 2666) del complejo mer- «timidísima» Eudora Welty; cado norteamericano, esen- repasa a vuelapluma los cial para su consagración; tiempos en que Barcelona recopila algunas de las cien- era «una fiesta en continuo tos de entrevistas concedidas; movimiento» y su amistad confiesa que las biografías de con Luis Goytisolo; y expone escritores no suele ser ren- las causas del trienio negro tables; ratifica que rechazó (1978-1980) de la editorial publicar El maestro de esgri- y la lista de los libros «des- ma, de Pérez-Reverte; nos da aconsejados» por la censura a conocer un simulacro de franquista. Un volumen pre- diario, que narra únicamente destinado a todos los fieles tres días en Londres entre lectores de Anagrama.

70 Rocinante COMENTARIO Stoner, la asombrosa maravilla de John Williams

n Fernando Balseca

John Williams (1922-1994) años y medio de matar, matar consiguió un trabajo como y matar». locutor mientras iba al colegio En Burma, a los 22 años, en el noreste de Texas y, recuperándose de las heridas, Jcuando se enlistó en la fuerza el sargento Williams escribió aérea estadounidense en la su primera novela para sobre- Primera Guerra Mundial, fue llevar el aburrimiento de los operador de radio en los C-45, hospitales. De regreso, en 1949 un avión de vigilancia en publicó su primer volumen de China, Burma e India. En una poemas, The Broken Lands- misión fue derribado. Tres cape. Fue a la Universidad de tripulantes que viajaban en la Denver y después a la Univer- parte delantera sobrevivieron sidad de Misuri, en la que se (uno fue Williams) y otros doctoró en 1954. Por más de cinco murieron. Toda su vida treinta años dirigió el progra- Williams se preguntó por qué ma de escritura creativa de la él sobrevivió. Y tuvo que vivir Universidad de Denver. Y en con pesadillas, pues, según 1965 salió a la luz su tercera su viuda Nancy Gardner Wi- novela, Stoner, una verdadera lliams, su marido vivió «dos maravilla artística.

Rocinante 71 COMENTARIO

vicisitudes de William Stoner, Una obra maestra desde sus esforzados trabajos de adolescente en la granja Antes de Stoner, Williams de sus padres, hasta su muer- publicó Nothing But the Ni- te por un cáncer cuando se ght (1948), una novela sobre ha jubilado como profesor las difíciles relaciones de un universitario. hijo con su padre ausente. En el medio de este arco vi- Pocas veces habló el autor de tal, sin el conocimiento de sus esta novela, que le parecía padres el personaje cambia defectuosa. Fue su segunda sus estudios de agricultura novela la que llamó cierta por los de literatura, empieza atención, Butcher’s Cros- a enseñar literatura apasio- sing (1960), que puede ser nadamente en la universidad, calificada como un western, se casa de pronto sin conocer en el que varios hombres bien a quien será su esposa, emprenden una cacería de se asfixia en un matrimonio búfalos dominados por una fracasado por la hostilidad en naturaleza espectacular. Para que cohabitan los cónyuges, Oakley Hall, esta novela, que tiene una hija con quien él de- desmantela mitos modernos berá hacer el papel de madre, estadounidenses, es «el mejor mantiene en la universidad western jamás escrito». relaciones hostiles con algu- Stoner (1965), su tercera nos colegas que le impiden novela, olvidada por casi el ascenso en el escalafón, se cincuenta años, es la que enreda en un amorío con una desde su reedición en 2003 alumna con quien descubre ha venido haciendo crecer facetas inexploradas del de- los admiradores de Williams. seo, enferma y muere. En español tenemos dos traducciones; una de Antonio Díez Fernández, publicada en Elogios de Stoner Tenerife en 2010, y otra de Carlos Gardini, con revisión John McGahern sostiene de Julia Ariza, publicada en que «Stoner es también una Buenos Aires en 2016. La ver- novela sobre el trabajo, la dad es que Stoner es un texto inflexible y dura labor en las asombroso, pues con una granjas; el trabajo de vivir prosa directa llena de fuerza en un matrimonio destructivo narrativa, va contando las y criar con una paciente

72 Rocinante mutabilidad a una niña en porque su ánimo contradice una casa envenenada; el «nuestra hambre por sensa- trabajo de enseñar literatura ciones y recompensas narci- a estudiantes insensibles». sistas, nuestra preparación Aquí reconocemos que, como para privilegiar la acción por le pasó a Stoner, un profesor encima de la contemplación, puede cambiar la vida de una nuestra incansable compul- persona. En un libro reciente, sión de ser reconocidos por el William Stoner y la batalla mundo antes que buscar co- por una vida interior (2019), nocernos a nosotros mismos». de Steve Almond, se resalta Stoner muestra las deficien- que el estilo llano de la novela cias que tenemos como hijos, anuncia la insignificancia como padres, como maridos y del protagonista, lo que es como eruditos. chocante, ya que se piensa En una entrevista con que la literatura registra lo Brian Wooley, en 1985, Wi- memorable. El magnífico lliams dijo de Stoner: «Creo descubrimiento de Stoner es que él es un verdadero héroe. que la literatura permite que Muchas personas que han leí- las personas se conozcan a sí do la novela piensan que Sto- mismas. Hoy el personaje Sto- ner tuvo una vida muy triste ner sería visto como un fósil, y lamentable. Yo creo que él

Rocinante 73 COMENTARIO

John Williams

tuvo una vida muy buena. un tipo particular de identi- Tuvo una vida mejor que la dad e hizo de él lo que fue… mayoría de la gente, cierta- Lo que es esencial es amar mente. Él hizo lo que quiso algo. Y si tú amas algo, vas a hacer, él mostró sentimientos entenderlo. Y si lo entiendes, por lo que estaba haciendo, vas a aprender bastante. La él asumió algún sentido de la falta de ese amor caracteriza importancia del trabajo que a un mal profesor… Nunca estaba haciendo. Fue testigo sabes todos los efectos de lo de valores que son importan- que haces… Tienes que man- tes […] Lo importante en la tener la fe. Lo importante es novela, para mí, es el sentido mantener la tradición en mo- de un trabajo de Stoner. Para vimiento porque la tradición él enseñar literatura es un es civilización». trabajo —un trabajo en el Enrique Vila-Matas, buen y honorable sentido de sorprendido porque, siendo la palabra—. Su trabajo le dio la obra maestra que es (así

74 Rocinante lo afirmó Rodrigo Fresán), sar» al heredar el poder, y se Stoner haya sido desconocida convirtió en «Augusto»— en por tanto tiempo, dijo en 2016 Carlos García Gual seña- 2011: «Creo que es fascinante ló: «Es una recreación tersa también que sea en el fondo y admirable animada por las un elogio tanto de la rectitud voces de los primeros actores moral como de la cultura del de una época trágica y tras- esfuerzo y del amor por la cendental: Cicerón, Bruto, Ca- vieja literatura, con el pate- sio, Marco Antonio y algunas tismo que encierra todo eso. figuras femeninas revelan su Y porque, a fin de cuentas, en intimidad por medio de sus plena crisis mundial, sorpren- cartas, redactadas con gran de leer una oda tan intensa finura psicológica». a los viejos valores morales En Stoner subyace la pre- heredados de una infancia gunta qué es una buena vida. hundida en las raíces agríco- De 1960 a 1972 Williams dio las del Misuri más profundo sus mejores novelas en plena y miserable, el más conmove- Guerra Fría con la crisis cu- dor también, porque es el que bana de los misiles, la guerra dice mejor la verdad sobre la de Vietnam, el movimiento vida». Rosa Montero afirmó de los Panteras Negras. John en 2017: «incluso la vida más Williams escribió un western, diminuta está iluminada por una novela de campus univer- la intuición de la belleza, sitario y una novela histórica. que es ese don artístico que Pero siempre fue más allá todos tenemos y que nos hace de esas etiquetas, pues su el mundo habitable. Stoner literatura ahonda el lado es sabio y es digno porque oscuro de nuestra existencia. asume la realidad desnuda, la Sleep of Reason se llama la minúscula cosa que es vivir». novela que estaba escribiendo Williams publicó Augustus cuando murió de un enfisema (1972), su cuarta novela, pulmonar. La maestría de su que obtuvo el National Book prosa es excepcional ya que Award en 1973. Sobre El hijo ninguna de las cuatro novelas de César (con este título se de Williams se parece a las la tradujo al español) —una otras, a no ser por el tono novela que evoca la Roma sereno de la prosa. Quien clásica, en la que Octavio, lea a Williams ya no podrá sobrino del asesinado César, olvidarlo. fue proclamado «hijo de Cé-

Rocinante 75 COMENTARIO Un cóndor en París, un LP con The very best of…

El Conejo publica una antología de cuentos del peruano Fernando Iwasaki

n José Aldás

En este territorio son la conmiseración del propio válidas las ambigüedades. ser, del reírse de sí mismo EUn detalle que se escapó al para conocerse. El Conejo protagonista y que, disfraza- (que cumple 40 años de labor do de técnica narrativa, apela editorial) publica el libro que a la curiosidad y al humor suma títulos a la ya amplia del lector: lo sorprende reco- trayectoria de Iwasaki, quien nociéndose en un sujeto que ha usado varios registros platica con su amante o en el literarios que van desde el escritor mítico que mira un cuento hasta la investigación altercado en Buenos Aires y histórica. En este nuevo libro, planifica un escrito. Iwasaki Iwasaki nos ofrece una anéc- (Lima, 1961) nos entrega una dota que sirve como presen- antología de cuentos que tación y justificación: en el giran en torno a los temas cementerio de Père-Lachaise, ya conocidos en su universo en París, existe un mausoleo narrativo: el humor extraído casi olvidado con un escudo no desde situaciones absur- esculpido en piedra: es el das o agresivas sino desde escudo del Ecuador y, sobre

76 Rocinante él, con las alas extendidas, la confusión, la ambigüedad. el cóndor que dará nombre Iwasaki también recurre a a la antología. Este trabajo su veta de historiador, de reúne cuentos publicados en apasionado de la historia de anteriores libros, revistas y la literatura: dos cuentos nos antologías. hablan desde una experiencia Las conexiones funcionan muy ligada a Borges: libros así: la visión del escudo con- inéditos y perdidos —pues su mueve hasta el recuerdo de calidad es dudosa— o una re- la abuela ecuatoriana —gua- unión cualquiera cuando las yaquileña— que le entrega hermanas Ocampo departían una moneda indicándole los con Bioy-Casares y el propio símbolos que contiene. No lo Borges. olvida: la mamama Manuela Sin embargo, es en el que completa la anécdota es humor donde más acierta su la misma a la que Iwasaki estilo, como un respiro den- dedica el prólogo que escribe tro de la formalidad de las para el Canto a Bolívar de teorías, una mano amiga en José Joaquín Olmedo en su medio del desastre cotidiano. edición española de 2012. Incluso el amor es vaciado Los cuentos de El cóndor de idealismo para mostrarse de Père-Lachaise son una más natural, humano. Al muestra de esa mezcla entre fin, siempre es la Historia: la realidad y ficción, ambas en suma de actividades que se perfecto equilibrio; narracio- transforman en lenguaje. En nes breves que usan desde este libro se rescata la visión las técnicas de Faulkner picaresca con que el Arci- (una misma historia contada preste de Hita flirteaba con desde la óptica diferente de Doña Endrina para volver la cada actuante) hasta los ar- atención hacia uno mismo y tilugios del humor propio en reconocerse menos fatídico. el Iwasaki del Libro de mal El mundo como una buena amor o Un milagro informal broma. Sonrisa pensante. (libro que aporta el cuento Editorial El Conejo incluye «El derby de los penúltimos»). a El cóndor de Père-Lachaise Esta complicidad entre el lec- entre los títulos que confor- tor y el autor permite que los man su «Colección Mademoi- vacíos muestren plenamente selle Satán» que, entre otros, lo que podrían ser. Pero no cuenta con autores como solo el humor sino también Chimal, Araya o Courtoisie.

Rocinante 77 COMENTARIO Una conversación íntima mediante la escritura

Bajo el sello Mecánica Giratoria se publica el nuevo libro de Luis Borja Corral: Un Parsifal

n Daniela Alcívar Bellolio

Cuando leía Un Parsifal guíneas que Luis hace de Leo- pensaba en lo bello que es nard Cohen, por ejemplo, o de cuando la escritura busca, Denis Johnson, o de Antonio Cante todo, ser conversación. Di Benedetto, o de César Dávi- Mejor me corrijo: cuando la Andrade, pensaba que me la literatura, sin buscarlo, encantaría escribirle algo así nos permite conversar con de puro, algo así de amoroso, personas que amamos o al otro Luis Alberto de mi que perdimos o que nunca vida, Luis Alberto Spinetta, tuvimos, cuando esa textura o a Saer, o a Blanca Varela. anacrónica, desfasada de Luis escribe como si nadie cualquier charla con amigos lo estuviera leyendo, salvo se rebela, se hace carne; el muerto al que se dirige. cuando el malentendido —esa Habla de ellos, de Wurlitzer, condición fundamental de de Bolaño, de Papasquiaro, de la comunicación humana— Salinger, como si no hablara se capitaliza, se celebra, se de ellos sino más bien con apuntala. Luis Borja hace lo ellos y, sobre todo, como si que —en mi humilde opinión— de esa conversación no fuera hace la literatura verdadera: a quedar ningún testigo. hablar con sus muertos. Una conversación íntima, tal Mientras leía las semblan- vez, incluso, consigo mismo: zas apócrifas, salvajes, san- la escritura como modo de

78 Rocinante contarse algo a uno mismo; contarse una historia querida que cuesta un poco, todavía, entender. Contarse un final que cuesta aceptar. Las vidas y las muertes que cuenta Luis son desme- didamente, increíblemente, bellamente heroicas. Para el autor de Un Parsifal hay pocas cosas más valientes que asumir como vocación o como misión la búsqueda de formas estéticas propias. Una lee las una modulación. Luis es el muertes que relata Luis, la gran fabulador de la vida y la de Panero, la de Bolaño, la muerte verdaderas. Su amor de Papasquiaro, ¡la de Ryan torna al mundo un lugar bello Larkin!, y piensa que tal vez y legendario. el mundo sea, a veces, aún, En esta estela leo también un lugar épico. Yo, que soy los trabajos de traducción más bien descreída, más bien que hace Luis en este libro. escéptica, me dejo seducir Conozco el proceso cuidado- por estas historias extraor- samente manual y auditivo dinarias porque no hacerlo con que pone en práctica ese sería no estar a la altura de trabajo amoroso que es leer la pasión con que estos textos un texto en su idioma origi- fueron escritos, no saber nal, paladearlo, saborearlo, abrazar eso tan bello que se y luego volver a paladearlo manifiesta en este libro como y volver saborearlo en el la pura arbitrariedad del idioma propio, examinar los deseo: cuando leo las últimas ritmos y las cadencias, los palabras de Larkin y siento movimientos de una lengua cómo la piel se me pone de convertida en otra. Al trabajo gallina, me siento más cerca siempre apropiativo que es de Luis que de Larkin, pero una traducción Luis Borja lo no porque no crea lo que encara del mismo modo en me cuenta el texto (a Luis se que encara sus reseñas y en- le cree siempre todo), sino sayos, con generosidad y apa- porque una voz se impone sionamiento. Con inclinación a la historia, una inflexión, al dar y al darse el placer de

Rocinante 79 COMENTARIO

Foto tomada de Primicias

(re)escribir lo que se hubiera damental de este libro es el querido escribir, de (re)vivir lo de la transmutación. Cuando que se hubiera querido vivir, Luis relata casi en primera inventando siempre escena- persona los pensamientos úl- rios en que eso que se hubiera timos, las postreras palabras, querido vivir y eso que se los finales pensamientos de hubiera querido escribir aquellos a quienes ama y a puede escribirse y vivirse. Así quienes no quiere dejar ir es este amor, diría Blanca Va- del todo, lo que ocurre está rela, que hace presente lo que en las antípodas del plagio o habita un pasado que no deja la fabulación. Es una verdad de inquietar la extraña fibra fundamental la que se juega del tiempo en que nos obstina- en esa operación recurrente mos en desear lo imposible y en el libro. Una verdad que perseguirlo a muerte. solo se revela, por fogonazos, No sé bien a quién estoy fugazmente, en la ritual co- leyendo cuando leo este Par- munión que Luis se aventura sifal. Si a Beckett, a Bolaño o a experimentar con aquellos a Sontag, a Fresán, a Dávila o con quienes ha decidido for- a Borja. Pero esto no es solo mar una comunidad por la porque el autor se niegue ter- escritura. Esa verdad, como camente, desfachatadamente, toda verdad definitiva, es una a usar comillas y nos ponga verdad vacía: se agota en el neuróticos a los académicos gesto dulce, amoroso, derrota- habituados a creer que las pa- do, de dirigirse a quien ya no labras pertenecen a alguien. puede escuchar, y más aun, No. Es porque el ejercicio fun- entender su respuesta.

(Fragmento de la presentación) 80 Rocinante COMENTARIO

Escándalo, de Shusaku Endo

n Bruno Sáenz A.

Me he preguntado cuáles de imposible adquisición. ¿La son las motivaciones que necesidad de dar variedad a llevan, aparte de la calidad catálogos inundados por nom- Mde tal o cual escritor injus- bres de toda calaña y calidad, tamente postergado, a las no siempre a la altura de editoriales a reponer en clásicos antiguos y recientes? sus estanterías simbólicas a ¿La relativa escasez de no- autores y a títulos que fue- vedades en ciertos géneros, ron destacados hace varias como el teatro y la poesía, décadas y luego se volvieron la última confinada con fre-

Rocinante 81 COMENTARIO

cuencia a pequeñas editoras que, en mi conocimiento, si independientes? Cualesquiera bien tuvo resonancia interna- que sean las causas, cultura- cional, alcanzó eco reducido les, económicas o la simple entre nosotros. A diferencia presión del lector que no se de los dos ilustres suicidas limita a la curiosidad por lo (Mishima fue un admirador más reciente, el fenómeno se de una cultura en declive, da ocasionalmente, al menos la del samurái y del honor en cuanto se puede apreciar a ultranza de la patria y el desde un mercado con las li- guerrero), Endo, católico, mitaciones del nuestro. Trein- ofrece una mirada a la vez ta o más años después de desde el interior de sus islas haber descubierto El bosque y desde una visión religiosa de la noche, de Djuna Bar- que él mismo reconoce como nes, di con la serie de cuentos de difícil asimilación por el El vertedero, publicada pre- alma japonesa. Los conflictos cisamente en una colección de conciencia y la perspectiva denominada «Relecturas». La moral, , enfren- industria literaria argentina tada a una realidad poco pro- lanzó, hace no mucho tiempo, picia, dominan su literatura. nuevas presentaciones de sus Su libro Silencio, dedicado obras de teatro, no de teatro a la persecución contra los recién concebido y estrenado, misioneros portugueses, a sino el que irrumpiera hace su aparente sumisión y a la décadas, a mediados del siglo vida oculta de su espíritu, fue XX o antes: Tennessee Wi- tardíamente llevado al cine lliams, Jean Cocteau, Ionesco, por el director Scorsese. He Harold Pinter… Por allí me podido conocer un tercer tí- viene el recuerdo de un nove- tulo, El Samurai, que enlaza, lista notable, Thornton Wil- en la época de las misiones, der, igualmente recuperado a Japón, la Nueva España y la través de la traducción de dos península ibérica, y plantea el o tres de sus creaciones. encuentro-desencuentro entre Ejemplo importante de culturas, en una traducción ese rescate es el de la obra portuguesa de posible pero de Shusaku Endo, narrador no fácil lectura y que solo he japonés fallecido en 1996, recorrido parcialmente. cuya carrera transcurrió a Escándalo, recogida por la vez que las celebradas de Edhasa en 1989 y en 2010, Kawabata y de Mishima pero prescinde del fondo histórico

82 Rocinante (fondo que es parte esencial cuando su reputación se pon- de otros relatos) y se ubica en ga a salvo del escándalo, con la época contemporánea. Su la intervención interesada de personaje central es un tra- sus editores. sunto del autor, un novelista Lo más original de la no- japonés católico, en tanto en vela (no es el único mérito de cuanto lo admite la inevitable una narración directa, sin el ficción. Se hace innecesario auxilio de especiales recursos decir que el tema de la moral, estilísticos ni estructurales) en este caso combinado con radica en el tratamiento del trazos de psicología profun- tema del doble (la literatura da y, sobre todo, de aguda alemana habría inspirado a observación de la naturaleza este autor de erudición inter- humana, retorna con fuerza nacional, formación europea propia al texto comentado. y tradición oriental, pero me El autor, intachable pero parece que el teatro casi mís- de vida convencional, se ve tico japonés, el No, no ignora, enfrentado a una soterrada a su manera, al otro yo), de campaña para despresti- un ser que es y no es uno giarlo, mostrándolo como mismo, de una encarnación un habitué de los barrios de reveladora de los instintos y placer. La persecución de de la culpa que acompaña a una mujer que lo acusa, la un deseo incluso autodestruc- doble personalidad de una tivo, antes que un fantasma, señora a la vez caritativa y una aparición sobrenatural. oscuramente masoquista, la El doble exhibe una vida animadversión de un perio- aparte, percibida solo por los dista y una personal aunque otros hasta la imposición de inadvertida hipocresía (más su condición tangible a su bien desconocimiento de los sosias, el «original» (salvo abismos personales), llevarán en un retrato repulsivo del a este hombre de edad a cues- que fue y no fue el modelo), tionar su posición social, sus pero sus actos son reales. La méritos artísticos y su sinceri- maldad reprimida bien vale dad. El reconocimiento de la por un acto efectivamente coexistencia de la bondad y la realizado. Endo evita la pura maldad en el mismo ser (con fantasía y el definitivo en- fuertes matices de remordi- frentamiento. Se resigna a la miento cristiano) no le aporta- dolorosa identificación. rán la seguridad, ni siquiera

Rocinante 83 SOLAPAS DE LIBRERÍA ROCINANTE

novela

MICHEL HOUELLEBECQ Serotonina. Anagrama Editorial

Florent-Claude Labrouste tiene cuarenta y seis años, detesta su nombre y se medica con Captorix, un antidepresivo que libera serotonina y que tiene tres efectos adversos: náuseas, desaparición de la libido e impotencia. Su periplo arranca en Almería — con un encuentro en una gasolinera con dos chicas que hubiera acabado de otra manera si protagonizasen una película romántica o una pornográfica—, sigue por las calles de París y después por Normandía, donde los agricultores están en pie de guerra. Francia se hunde, la Unión Europea se hunde, la vida sin rumbo de Florent- Claude se hunde. El amor es una entelequia. El sexo es una catástrofe. La cultura — ni siquiera Proust o Thomas Mann— no es una tabla de salvación. Nihilista lúcido, Michel Houellebecq construye un personaje y narrador desarraigado, obsesivo y autodestructivo, que escruta su propia vida y el mundo que le rodea con un humor áspero y una virulencia desgarradora. Serotonina demuestra que sigue siendo un cronista despiadado de la decadencia de la sociedad occidental del siglo XXI, un escritor indómito, incómodo y totalmente imprescindible. ensayo JORGE LAFFORGUE Cartografía personal. Escritos y escritores de América Latina Taurus

Toda cartografía que intente dibujar el mapa de la literatura latinoamericana será siempre una aproximación. Porque ese mapa es uno y múltiple. Su trazado carece de una fórmula fija y su continuo movimiento tampoco permite establecerlo. De ahí que esta Cartografía recurra a diversos procedimientos para acercarse a ese mapa esquivo: entrevistas a Pablo Neruda, Borges y Jorge Amado conviven en ensayos sobre el Boom de los sesenta o estrategias de los escritores para salvaguardar su oficio bajo la dictadura, así como pormenorizados estudios críticos, rescates testimoniales y apuntes imprescindibles para trazar un panorama de la producción literaria de la segunda mitad del siglo XX.

84 Rocinante policial

ANDREA CAMILLERI La paciencia de la araña. Salamandra

Postrado en cama, convaleciente de las heridas recibidas en su último caso, Salvo Montalbano se siente confuso. El peso de los años empieza a abrumarlo y una melancolía desgarradora lo lleva a cuestionarse cuál es el sentido último de la ley y la justicia, a las cuales ha dedicado toda su carrera. En tal estado de ánimo se encuentra cuando le informan del secuestro de Susanna Mistretta y, si bien las pesquisas son asunto del comisario Minutolo, algo le hace saltar de la cama. Quizá sea la necesidad de probarse a sí mismo que aún conserva toda su capacidad de reacción, o puede que sean las insólitas circunstancias del secuestro ya que, años atrás, la familia de la joven había perdido toda su fortuna de forma repentina y misteriosa. Al final, ambos motivos resultan cruciales y ese nuevo escepticismo, ese distanciamiento, llevará a Montalbano a considerar aspectos de la investigación que cualquier otro pasaría por alto. En un contexto tan nuevo como difícil de asimilar, la resolución del caso pondrá a prueba sus verdaderos valores, sus temores y convicciones más profundos.

narrativa

MELVIN BURGUESS El rostro de Sara. Océano Travesía

Jonathon Heat es la estrella de rock más grande del planeta. Como parte de su espectáculo, latera su rostro mediante intervenciones quirúrgicas con resultados impresionantes: lobo, demonio, ángel… Pero tantas operaciones no vienen sin un precio, y corre el rumor de que Jonathon necesita trasplante de rostro. Y solo quiere el de Sara…

Rocinante 85

Rocinante GALERIA

La Serie Soria tras los pasos de Humboldt

Adrian Soria es un fotógrafo e historiador que nos llevará a un viaje visual a través de los Andes ecuatorianos, a los que Humboldt bautizó como la Avenida de los volcanes, cuando en 1802 admiró por primera vez las montañas ecuato- rianas. La exposición, en Sara Palacios Galería, busca mostrar los principales hitos paisajísticos recorridos y estudiados por Humboldt durante su visita al Ecuador, poniendo especial énfasis en los volcanes Antisana, Guagua Pichincha, Ilinizas, Cotopaxi, Tungurahua, Altar, Carihuairazo y Chimborazo. El camino de Alexander Von Humboldt por Ecuador fue clave para el desarrollo de sus ideas, junto con el francés Aimé Bonpland, midieron cada montaña que se les aparecía en el camino, estudiaron a detalle cada planta y animal que encontraban, vislumbrando el funcionamiento mismo de la naturaleza que al ascender por los altos volcanes de los Andes se parecía a realizar un viaje hacia los polos. La exhibición está conformada por 22 obras de 100 x 75 cm2 y 40 obras de 60x40 cm2.

86 Rocinante

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