No Give Up, Maan! ¡No Te Rindas!
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hazel robinson abrahams 1 hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 1 12/05/10 7:16 iv hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 2 12/05/10 7:16 no give up, maan! ¡no te rindas! hazel robinson abrahams Edición bilingüe tomo iv biblioteca de literatura afrocolombiana 3 ministerio de cultura iv hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 3 12/05/10 7:16 MINISTERIO DE CULTURA REPÚBLIC A DE COLOMBIA Paula Marcela Moreno Zapata MINISTRA DE CULTURA María Claudia López Sorzano VI C EM INISTRA DE CULTURA Enzo Rafael Ariza Ayala SEC RETARIO GENERAL Clarisa Ruiz Correal D IREC TORA DE ARTES Melba Escobar de Nogales COORDINADORA ÁREA DE LITERATURA Viviana Gamboa Rodríguez COO RD I N ADO R A PROYEC TO BIBLIOTEC A DE LITERATURA AFROCOLOMBIANA A P OYA N Dirección de Poblaciones Biblioteca Nacional de Colombia COLEcc IÓN DE LITER ATUR A AFROCOLOMB IANA COM ITÉ EDITORIAL Roberto Burgos Cantor Ariel Castillo Mier Darío Henao Restrepo Alfonso Múnera Cavadía Alfredo Vanín Romero MINISTERIO DE CULTURA Carrera 8 Nº 8-09 Línea gratuita 01 8000 913079 ) (571) 3424100 Bogotá D.C., Colombia www.mincultura.gov.co hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 5 12/05/10 7:16 hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 6 12/05/10 7:16 índice PRÓLOGO ?¡’¡¡¡pooooNo Give Up, Maan!, una novela fundacional 11 Ariel Castillo Mier ¡ N O T E R I N DAS! La naturaleza se enfurece 35 Bennet 43 El naufragio 53 El entierro 63 La niña ángel 76 Henrietta 88 George y Elizabeth 102 La primera goleta con cocos 115 Máxima tentación al santo y al negro 129 Hatse 148 Navidad 160 El primer jornalero 179 La Deliverance 205 hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 7 12/05/10 7:16 N O G IVE UP, MAA N ! PROLOG U E No Give Up, Maan!, a foundational novel 221 The Fury of Nature 243 Bennet 251 The Shipwreck 260 The Burial 269 The Angel Child 282 Henrietta 294 George and Elizabeth 308 The First Schooner with Coconuts 320 A Temptation for Saints and Niggers 332 Hatse 350 Christmas 362 The First Paid Worker 380 The Deliverance 405 hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 8 12/05/10 7:16 hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 9 12/05/10 7:16 hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 10 12/05/10 7:16 Prólogo No Give Up, Maan!, una novela fundacional por Ariel Castillo Mier universidad del atlántico Gracias a una pregunta sobre San Andrés, formulada en una columna de El Espectador en 1959, a la cual respondió una joven de padres nativos nacida en la isla el 27 de junio de 1935, quien había realizado los doce años de estudios formales en colegios insulares y del continente cuyos nombres no quiere repetir,1 y que trabajaba por esos días en la Caja Agraria, se dio a conocer al país el nombre de Hazel Robinson Abrahams. En efecto, don Gabriel Cano, director del periódico, y Gonzalo González, gog, responsable del suplemento dominical, contentos con la respuesta la invitaron a partir de entonces a escribir en el Ma- gazín de los domingos una columna que se tituló «Meridiano 81».2 1 Correo electrónico de Hazel Robinson al autor de estas líneas el 14 de diciembre de 2009. 2 Véanse sus artículos publicados en el Magazín Dominical de El Espectador entre 1959 y 1960, bajo el título de «Meridiano 81». Véase listado de artículos p. 28. 11 hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 11 12/05/10 7:16 «Meridiano 81» Publicada con amplio despliegue fotográfico, la columna de Hazel, alrededor de treinta entregas que ameritan una reedición, se concentró en un tema único: las heridas y las esperanzas del Archipiélago de San Andrés y Providencia. Con un gran domi- nio del castellano, dueña de naturales dotes narrativas, la autora escribía amenas crónicas empeñada en dar a conocer la historia y la geografía de sus islas, sobre todo las del caballito marino de San Andrés y la de la mojarra de Providencia; su ubicación exacta, sus diversos cayos, su idioma, las rutinas de la vida cotidiana, las tradiciones culturales propias de la población raizal, las fiestas, las costumbres y las creencias, los personajes destacados o pintores- cos, la belleza natural de ese territorio de Colombia tan olvidado, en parte por la lejanía geográfica, pero también por el centralismo crónico de los gobernantes despreocupados por el desarrollo equi- tativo de la nación. Las columnas, con frecuencia, respuesta a cartas de los lectores, estaban orientadas, como más tarde sus novelas, por la intención de informar sobre el archipiélago, más allá de las imágenes este- reotipadas del turismo, así como por el interés en exaltar a perso- nalidades ejemplares, ignoradas por el país, como los Rubinstein, comerciantes; los Livingston, tres generaciones de pastores; Fran- cisco Newball, abogado, fundador del periódico The Searchlight (El Reflector); Emily Fredericks de Lewis quien encarnaba el espíritu de solidaridad entre los isleños y creó en Panamá, en 1935, The Co- lombian Patriotic Club, una institución que funcionaba como un seguro social; y el valiente militar George M. Hodgson, general en Nicaragua. Gracias a las columnas, el lector se entera de los hitos princi- pales de la historia de la isla, cuyo nombre indígena era Abacoa, 12 Ariel Castillo Mier No Give Up, Maan!, una novela fundacional hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 12 12/05/10 7:16 probablemente descubierta por Cristóbal Colón en 1510, denomina- da Henrietta por los ingleses en 1619, en honor a la reina de Ingla- terra. En 1629, en la víspera de la Navidad, arribaron los puritanos; en 1633 llegaron los primeros esclavos a Providencia; en 1822 las islas pasan a la República de Colombia, incorporadas a la Provincia de Cartagena; en 1823 comienza la vinculación con los Estados Uni- dos iniciada por la firma Cotheal Bros., de Nueva York, merced a la compra y transporte de algodón; en 1843 se establece la Iglesia Bau- tista organizada por la American Baptist Board of Home Missions; en 1853 queda abolida la esclavitud; en 1912 se aprueba el proyecto de crear la intendencia; y en 1953, al ser declarado puerto libre, el país abre los ojos a la existencia de San Andrés, y con la construcción en 1956 del aeropuerto, comienza para el archipiélago una actividad desconocida hasta entonces. Hay un tono de inocultable, aunque suave nostalgia, en las evo- caciones que hace Hazel de las islas antes de la llegada de los avio- nes tipo Catalina que acuatizaban en la bahía levantando una ola inmensa y espumosa, y se abrían como una lata de galletas de la que salían muchos visitantes que eran transportados en botes a tie- rra firme. Con los veloces aviones, cuyo vuelo reemplazó al de las gaviotas, se inauguró una era de prisas y ajetreos, que no esperó la transición de una generación, sino que se introdujo de manera traumática de un día para otro, con las palmeras derribadas para la construcción de las calles y el aeropuerto y el inicio de la fiebre del cemento que sustituía las viejas casas de madera de estilo inglés, cuyos pisos se brillaban con aceite de coco, edificadas de arriba pa- ra abajo y sin puertas, en predios holgados poblados de palmeras, matas de plátano y tamarindos, y acabó con un ritmo de vida pací- fico y sencillo, regulado por el arribo de las goletas anunciadas por la voz sorda y perezosa de los caracoles que trancaban las puertas Ariel Castillo Mier No Give Up, Maan!, una novela fundacional 13 hazel IMPRENTA OK 11may10 420p.indd 13 12/05/10 7:16 del segundo piso de las casas, al tiempo que los pobladores raizales gritaban «sail ahoy! ¡Viene la vela!», y con las naves aparecían los seres queridos, los encargos, las provisiones, las medicinas, las noti- cias y los enfermos curados. En esa época el tiempo se medía por las sombras y los bautizos se efectuaban en la playa, y en San Andrés los automóviles eran los primitivos «tres patadas», y todo se hacía a caballo: las prédicas de los misioneros ingleses, los cortejos de los matrimonios de los miércoles, el día nupcial, el transporte de los cocos de la plantación a la carretera o a los depósitos, las carreras deportivas en la pista de arena blanca de la playa sobre la cual los jinetes isleños volaban como las gaviotas sobre el mar, y el sábado era el día de los dulces caseros —de yuca, batata, arroz, plátano y maíz— y de los niños, y los domingos nadie trabajaba ni se bañaba en el mar ni abría al- macenes ni bailaba ni cogía una aguja o una plancha de hierro ca- lentada en carbón de palo, porque era un día de regocijo espiritual, de canto en los coros de las iglesias bautistas, de misas católicas, de visitas a los enfermos y lecturas bíblicas, y el único alboroto era el juego del chance que dependía de los datos de la lotería de la radio de Panamá. En esos años el comercio de los cocos con los Estados Unidos no se había venido a menos —el coco era vital en la existencia de los isleños— y la gente tenía trabajo y ganaba en dólares, y Providencia, famosa entre las islas vecinas por la dulzura de sus naranjas, era un lugar idílico donde había un solo automóvil, pero ningún analfabeta. No obstante la intención central de «Meridiano 81» era servir al archipiélago proporcionando al país las informaciones que contri- buyeran al aprecio del territorio a partir de un conocimiento real, y propiciar la solución de las muchas necesidades de los isleños.