Villarramiel De Campos”
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Hidalgos en una “rigorosa behetría” palentina durante la Edad Moderna: Villarramiel de Campos” Juan José Sánchez Badiola En un artículo anterior, publicado en esta misma revista1, recogíamos una conocida cita del párroco de Villarramiel, don Alonso Martín Pérez, en la que compendiaba las virtudes democráticas de sus paisanos, para conocimiento del notable geógrafo Tomás López, en 1797: “Por el famoso Privilegio de la Behetría se ven preservados del funesto contagio de aquel espíritu gótico-caballeresco, que entrando por los nobles vemos cundir en muchos pueblos hasta los más pobres jornaleros”2. Pensamiento que compartía con su hermano, el catedrático don Andrés, canónigo de Palencia y León3, y que muestra, como señalara Ruiz Martín, “marcadas influencias de las ‘luces’, asimiladas y compatibles con una inconfundible extracción humilde”4. 1 SÁNCHEZ BADIOLA, J. J., “Símbolos locales en los sellos de tinta palentinos durante el siglo XIX”, PITTM, 79 (2008), pp. 375-393 . 2 FERNÁNDEZ MARTÍN, L. y P., Historia de Villarramiel, Palencia, 1984, p. 351. YBÁÑEZ BUENO, E., “Savia pellejera”, PITTM, 71 (2000), pp. 5-33. 3 El cual afirmaba, en el Semanario patriótico de la Provincia de Palencia: “En vano habría hecho Dios libres y racionales todos los hombres, si uno solo había de deliberar y dictar las leyes, y los otros no más que obedecerle. Pretender que todos los individuos de una nación se entreguen sin reserva a la voluntad de uno solo, es querer despojarles de los derechos más preciosos que reci- bieron” (PELAZ LÓPEZ, J. V., Prensa, poder y sociedad en Palencia (1808-1941), Alicante, ed. Biblioteca Miguel de Cervantes, 2002, pp. 65-66). 4 RUIZ MARTÍN, F., “Recensión a Villarramiel de Campos: Datos para su historia, FERNÁNDEZ MARTÍN, L. y P., Palencia-Madrid, 1955-1964”, Anuario de Historia Económica y Social, I (1968), pp. 875-880, p. 879. La supuesta extracción humilde de estos clérigos se debe más a los prejuicios del ilustre histo- riador que a la realidad, por cuanto procedían de una familia destacada y de posibles (FERNÁNDEZ MARTÍN, L., y P., op. cit., p. 281), bien que no hidalga, parte de una pujante burguesía de larga tradi- ción de la que formaron parte algunos prestamistas de los Reyes Católicos (FERNÁNDEZ MARTÍN, L., “Aspectos fiscales de Villarramiel y otros lugares de la ‘Merindad de Campos’”, PITTM, 14 (1955), pp. 161-180, p. 164), relevantes eclesiásticos, como García Ascensio, al que los Anales del colegio mayor de Santa Cruz de Valladolid clasifican como “joven de buena posición” (FERNÁNDEZ MARTÍN, L., y P., op. cit., p. 297); innovadores industriales, como Francisco López Sánchez, a finales del siglo XVIII; y prósperos empresarios en los XIX y XX, como Juan Bautista Alonso (GARCÍA FERNÁNDEZ, M., “El patrimonio doméstico y su simbología. La cultura popular castellana a través del ajuar mobi- liario del hogar durante el antiguo régimen”, en DIOS, S. DE (coord.), Historia de la propiedad: patri- monio cultural. III encuentro interdisciplinar. Salamanca, 28-31 de mayo de 2002, Madrid, 2003, p. 89), los influyentes Herrero Olea, y los benefactores Guerra Albert y Sánchez Herrero. PITTM, 81, Palencia, 2010, pp. 415-427. 416 JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BADIOLA Esta concepción de la behetría, a modo de “conjuro” frente a toda suer- te de pruritos y privilegios nobiliarios por parte de naturales y forasteros, rea- parece constantemente en las fuentes y los testimonios que se refieren a Villa- rramiel durante los siglos XVI, XVII y XVIII. También los padrones y encabe- zamientos reiteran el carácter pechero de todo su vecindario, a excepción del de 1717, en el que se recoge la presencia de un solo hidalgo5; una “leve inmiscui- ción de la pequeña nobleza” que en seguida se cortó6, para continuar el iguali- tarismo tradicional. Como se insiste en 1814, reiterando los términos de la famosa disposición de Juan II: “Villarramiel de Campos es tenida por Pueblo de Rigorosa Behetría, que de tiempo inmemorial no se han conocido ni consentido en él, a ningún Caballero, Escudero, Dueña, Doncella ni Hijodalgo, sino sola- mente a los Labradores, pecheros, y Clérigos sirvientes de sus Yglesias, sin que haya memoria en contrario”7. Pero la documentación, aun sin contradecir en lo fundamental estos extremos, desvela una realidad algo más compleja, en la que no faltan vecinos de cierta o pretendida condición hidalga, aunque, como fruto de tan escrupulo- so y acendrado igualitarismo, sea notable la dificultad de detectarlos. Más allá de los contados casos que luego veremos, ningún villarramielense hace nunca protesta o declaración de su hidalguía, como tampoco existen en las fuentes dis- tinciones, tratamientos especiales o referencias que la insinúen, no utilizándose títulos que no sean académicos, ni siquiera el “don”, salvo tardíamente y en el caso de los clérigos8. Igualmente, se advierte una marcada tendencia a eliminar de los apellidos conjunciones y preposiciones: Puerta/ de la Puerta, Rivero/ del Rivero, Villazán/ de Villazán, Lózar/ de Lózar, Guerra/ de la Guerra… Por todo ello, el acercamiento a la cuestión que nos ocupa ha de hacerse de forma indi- recta, mediante un cuidadoso análisis de muy distintas fuentes y noticias dis- persas9, con especial protagonismo del sistema patronímico local, particular- 5 FERNÁNDEZ MARTÍN, L., op. cit., p. 131. 6 RUIZ MARTÍN, F., op. cit., p. 879. 7 Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Carlos III, exp.1467, f. 51v. 8 Conocida es la anécdota de Felipe II, según la cual, tras repasar una carta dirigida a cierto per- sonaje de una behetría, mandó rehacerla sin usar el “don, porque no puede haberlo en lugar de behetría” (FERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ DE RETANA, L., España en tiempo de Felipe II: 1568-1598, 4ª ed., Madrid, 1981, II, p. 699. 9 Queremos agradecer aquí la ayuda que nos prestaron en esta tarea don Julián Pérez, párroco de Villarramiel en la primavera de 1981, cuando consultamos por vez primera, en compañía de nues- tro padre, don Valentín Sánchez (1919-1990), los archivos parroquiales de la villa; el inolvidable don Luis Fernández Martín; el Conde de Gaviria y don Emilio de Cárdenas; el personal de los Archivos Histórico Provincial de Palencia, Diocesano de Palencia y de la Real Chancillería de Valladolid; así como la historiadora doña Mayte Díez Martín. HIDLAGOS EN UNA “RIGOROSA BEHETRÍA” PALENTINA DURANTE LA EDAD MODERNA.. 417 mente estable y sin más obstáculos que las habituales erratas y alteraciones en el modo de registrarlos10. Ciertamente, en muchas familias de Villarramiel, la sospecha de una posible nobleza se debe no más que al apellido poco acostumbrado que osten- tan, a falta de nuevas aportaciones genealógicas y prosopográficas que los rela- cionen con los linajes hidalgos que lo llevaron en lugares cercanos: Solache, Polanco, Berruguete, Carranza… De igual modo, resulta tentador asociar los Gusano llegados a Villarramiel desde Guaza en el siglo XVI, y los Giraldo, venidos desde Villafrades en el XVII, con las familias de esos apellidos radica- das en Boadilla de Rioseco. En efecto, allí encontramos al licenciado Juan Gusano, de cuyo vínculo y aniversario resta una lápida en la parroquial, con sus armas cuarteladas con las de sus sucesores, que la dotaron en 1630. Doña Anto- nia Gusano estaba casada con el licenciado García Giraldo, abogado y regidor perpetuo de Palencia, hijo de un gentilhombre de las Guardas de España, natu- ral de Herrín. Todos ellos mantenían también lazos familiares con los Guerra locales, cuya lápida y escudo correspondiente se conservan en la citada iglesia, dotada por el licenciado Juan Guerra en 156511. Aún cabría añadir a la lista otros apellidos, de presencia más efímera, a lo largo de los siglos XVII, XVIII y principios del XIX: Pizarro, Echevarría, Otazo, Escobar, Velasco, Calderón, Haro o Girón, además de los Cartagena y algunos más, ya tardíos, sin duda procedentes de la oligarquía ampudiana, como se deduce de la sucesión a los mayorazgos instituidos, a mediados del XVII, por el racionero Juan de Torres Cartagena12 y don Jerónimo de la Torre, secretario de Estado, caballero de Calatrava, del Consejo de Felipe IV. Muerto don Jeró- nimo sin sucesión, y habiéndose destinado el mayorazgo a obras pías, en 1720 pleitea por él su sobrino nieto don Gaspar Carpintero de la Torre Cartagena, tras fallecer su tía doña Jerónima, viuda de don Francisco Manuel de Lara, caballe- ro de Santiago y secretario del Despacho Universal de Felipe V. Don Gaspar no logró su propósito, pero en 1768, un sobrino suyo, Manuel Íñigo Vicario Car- pintero de la Torre, pretende también recuperar la valiosa herencia, como des- cendiente de don Luis, hermano del fundador, sin mayor éxito que su tío. Tam- poco gozaron de ella Bonifacio Puelles (hijo de María Santos Carpintero y nieto 10 Flayre/ Frayle/ Fraire/ Freyle, Quijada/ Quejada, Ascensio/ Asensio/ Asenjo… Asimismo, puede convertirse ocasionalmente en Torres lo que realmente es Tores, o buscarse la concordan- cia del género del apellido con el sexo de su portador, fenómeno usual en los siglos modernos, que a veces tiene resultados un tanto chocantes: Frayle/ Frayla, Rallo/ Ralla, Herrero/ Herrera, Seco/ Seca, Roxo/ Roxa… 11 VIGURI, M. DE, Heráldica palentina, II. La Tierra de Campos, Palencia, 2005, pp. 33-35. 12 VIGURI, M. DE, op. cit., p. 20. 418 JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BADIOLA de Jerónima Torres Cartagena), alcalde mayor de Palenzuela, avecindado en Castromocho, al que vemos litigar en 1655 con Ana Carpintero por la paga de sus dotales13; Felipe de Puelles, administrador del Real Alfolí de Béjar y nieto de María Carpintero Cartagena de la Torre14; ni el canónigo Tomás Sanz de Velasco Carpintero y Castrillo15. DOS HIDALGUÍAS LATENTES Las primeras referencias explícitas a hidalgos asentados en Villarramiel nos llevan a las décadas iniciales de la decimosexta centuria y a un esclarecido linaje de origen montañés: los Caviedes. Acerca del porqué de su asentamiento en la villa campesina solamente poseemos algunos datos derivados, fundamen- talmente, del pleito de hidalguía promovido en 1642 por los hermanos Juan y Diego de Caviedes, naturales de Salarzón, en Liébana, citado y complementado con otras informaciones por Rújula y Ochotorena.