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POESÍA ECUATORIANA (Antología Esencial) Francisco Salgado Arteaga, PhD. Rector Martha Cobos Cali, PhD. Vicerrectora Académica Jacinto Guillén García, Mgt. Vicerrector de Investigaciones Toa Tripaldi Proaño, Mgt Directora de Comunicación y Publicaciones Diseño y diagramación: Dis. Andrea Muñoz ISBN: 978-9942-778-18-5 e-ISBN: 978-9942-778-19-2 Primera edición Junio de 2019 Cuenca-Ecuador Prólogo y Selección Sara Vanégas Coveña POESÍA ECUATORIANA / (Antología Esencial) / 3 Poesía ecuatoriana Poesía, el dolor más antiguo César Dávila Andrade Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro. Octavio Paz La poesía es un caracol nocturno en un triángulo de agua. José Lezama Lima POESÍA ECUATORIANA / (Antología Esencial) / 5 6 / POESÍA ECUATORIANA / (Antología Esencial) SIGLO XX: EL MODERNISMO El Modernismo, primer movimiento literario surgido en Hispa- noamérica, a finales del siglo XIX1, marca definitivamente el inicio de una actividad poética seria en Ecuador, dejando de lado su carácter ocasional y de mero pasatiempo. De acuerdo con Octavio Paz, “El período moderno se divide en dos momentos: el ´modernista´, apogeo de las influencias parnasia- nas y simbolistas, y el contemporáneo”2, es decir, las vanguardias y postvanguardias, de muy larga proyección en el tiempo y en las esté- ticas literarias. Seguiremos ese criterio en nuestro trabajo. De acuerdo con investigaciones de Michael Handelsman, en el Ecuador se empieza a escribir según el modo modernista y a publicar en revistas literarias ya a finales del siglo XIX, pero los primeros libros datan de finales de la segunda década del XX. Así, Miguel Ángel Silva da a conocer su “Árbol del Bien y del Mal” recién en 1918. Este re- traso se debería, probablemente, al hecho de que a finales de siglo se agudizaron los conflictos internos con el triunfo del liberalismo y sus reformas, y los escritores tenían otras urgencias a más de las literarias propiamente. El modernismo no fue antiamericano, como se ha afirmado. Fue un movimiento integral y sincrético, con ansias de trascendencia; sus cultores querían que sus producciones estuvieran a la altura de lo que se hacía en Europa, cosa que definitivamente se lograría con los poetas del Posmodernismo. Esto no quita, desde luego, la glorificación del arte por el arte y el amor a lo foráneo, notorios en buena parte de los textos modernistas. La estética modernista persiste en el tiempo, así como la román- tica, entre otras, debido al “sinfronismo” literario, fenómeno del que nos hablara Goethe, y más tarde, Ortega y Gasset, entendido como la 1 En 1888, aparece Azul de Rubén Darío, considerado el mayor coincidencia espiritual, de estilo entre escritores de diferentes épocas. representante del movimiento. Otros No de otra manera se explica la persistencia de ciertos rasgos, propios nombres importantes de la época: de una escuela o movimiento literario, a través del tiempo. José Martí, Amado Nervo, Leopoldo Lugones, Julio Herrera y Reissig… En el Ecuador, si bien el grupo de los decapitados (Medardo Ángel 2 Paz, Octavio. El arco y la lira. 2ª. ed., México, Fondo de Cultura Silva, Arturo Borja, Humberto Fierro y Ernesto Noboa y Caamaño) y Económica, 1967, p. 92. su obra es lo más conocido de nuestro modernismo poético, esto no POESÍA ECUATORIANA / (Antología Esencial) / 7 significa que no haya habido más autores relevantes en esa época. De hecho, en las revistas de entonces (Letras, Patria, Renacimiento, Altos Relieves) y en algunos periódicos (El Telégrafo, especialmente) apa- recen otros nombres, tales como Alfonso Moreno Mora, José María Egas, Rafael Romero y Cordero… Quizá la mejor caracterización de este grupo de poetas la encon- tramos en las palabras de Hernán Rodríguez Castelo: “dignos nietos de los más exaltados románticos y de ahí su extremo subjetivismo, su agobiadora carga sentimental; pero el Parnasianismo les ha enseñado contención formal y condensación lírica, y del Simbolismo han apren- dido el arte de la sugestión, las extrañas resonancias, los ambiguos silencios” 3. Medardo Ángel Silva es el más conocido de nuestros modernistas. A muy temprana edad colabora con diario El Telégrafo, de Guayaquil y revistas literarias. Es autor del primer libro de poesía modernista ecuatoriano publicado: El Árbol del bien y del mal, en 1918, al que siguieron otros poemarios y escritos en prosa. Poesía de alto vuelo y grandes resonancias, con una temática amplia y variada, siempre an- clada en lo humano. El tema de la muerte es una de sus obsesiones recurrentes. Se habla de un probable suicidio del poeta a los 21 años de edad. Ernesto Noboa y Caamaño empieza su vida literaria publicando en la revista Letras. Viaja a España y Francia después de la primera Guerra Mundial. Es el más entrañable del grupo quizá. Con escasas figuras literarias logra plasmar un ambiente desolado, nostálgico, casi mágico. Humberto Fierro buscó siempre la evasión a un mundo de ensue- ño caballeresco y romántico. Su poesía, ornada con gran carga simbo- lista, buscó la perfección formal para dar acabada expresión a su hon- do sentimiento de desarraigo y soledad. Se suicidó antes de cumplir 30 años. Arturo Borja, quien, por razones médicas, había viajado de niño a París, supo plasmar el “spleen” de entonces en sus composiciones poéticas. Una gran musicalidad y elegante lirismo impregnan su obra, plena de nostalgias y evasión. Murió por sobredosis de morfina. 3 Rodríguez Castelo, Hernán. Antología esencial. Ecuador siglo XX. Alfonso Moreno Mora, el poeta de la ternura, vivió siempre entre la La poesía. Quito, Eskeletra Editorial, 2004, p.11. ciudad y el campo. Su poesía, publicada en libro póstumamente, com- 8 / POESÍA ECUATORIANA / (Antología Esencial) bina motivos de la vida rural con la denuncia ante el advenimiento de los avances modernos, aspecto este que lo vuelve el más universal del grupo. En la producción lírica de José María Egas encontramos musicali- dad y sensualidad, y un sentimiento de religiosidad bastante marcado. Poesía melancólica, directa y rítmica. Con este movimiento, reiteramos, se inicia toda una renovación en la literatura ecuatoriana. No es coincidencia que en la misma época se desarrolle, en la prosa, un verdadero retorno a lo nacional y lo popular (buen ejemplo de ello es Los que se van, obra publicada en 1930). Los poetas de entonces también clamaron por reivindicaciones sociales y políticas, si bien sus alegatos son poco conocidos 4. Sin embargo, víc- timas del desencanto ante las guerras liberales y la situación política y económica, muchas veces se consolaron en las drogas y/o en sus pro- pias torres de marfil. Pese al elitismo del grupo, muchos de sus poemas fueron musi- calizados, llegando así a un público amplio. Tal es el caso de Alma en los labios (Silva), Para mí tu recuerdo (Borja), Sonetos de la tarde, II (Egas)… POSTMODERNISMO Y VANGUARDIAS A comienzos del siglo XX, la poesía se encuentra a caballo entre el (Post)Modernismo y las Vanguardias, circunstancia que le concede gran variedad y riqueza tanto formal como temática, pero también un cierto hibridismo, que no deja de aparecer a momentos conflictivo. Refiriéndose a esta situación, la poeta ecuatoriana Aurora Estrada y Ayala (1902-1967) comenta: “Seguíamos escuchando con placer las músicas de Darío pero nos emocionaba hallar en la estatua marmórea de su jardín la palpitación de la carne viva”5. 4 “Mientras los políticos se mataban y los nuevos políticos se enriquecían, el modernista cuestionaba los valores de Ecuador era escenario de profundas transformaciones políticas en su sociedad” Handelsman, Michael. la época en que se gestaba el Postmodernismo. Así, nos lo recuerda “El Modernismo en el Ecuador y Rodríguez Castelo. América”. Historia de las literaturas del Ecuador. Vol. 4. p 56. “La Revolución Liberal, democratizadora de la enseñanza y pro- 5 Citado por Isabel Ramírez Estrada pugnadora del progreso, daba sus frutos, a pesar de haberse quedado en Aurora Estrada y Ayala. Estudio biográfico literario y antología. Tomo a medio camino en sus postulados de liberación popular. Una clase I, Guayaquil, Casa de la Cultura media más extensa y más consciente; un sector obrero agitado por Ecuatoriana, 1976, p.40. ideas marxistas que recorrían de arriba abajo el continente; una naci- POESÍA ECUATORIANA / (Antología Esencial) / 9 ente intelectualidad política de signo socialista habían dado caracteres críticos y hasta convulsos al vivir ecuatoriano de los años 20. Años fueron aquéllos en que el sociólogo se convirtió en el más importante ideólogo /…/; en que los Partidos Políticos tradicionales renovaban sus idearios con postulados sociales /.../; en que obreros y campesinos tentaban sindicalizarse; en que nacía, con cuadros jóve- nes y entusiastas, el Partido Socialista”6. * * * * * Ya desde la segunda década del siglo pasado habíamos asistido a la eclosión de los “ismos” que constituirían las vanguardias: dadaís- mo (Tristan Tzara), futurismo (Marinetti), creacionismo (Huidrobo), estridentismo (Maples), ultraísmo (Borges), surrealismo (Breton) coincidiendo, en el escenario político, con las revoluciones de México (que estalla en 1910), la rusa (en 1917) y la primera Guerra Mundial (1914-1919), hechos que sacudieron la conciencia humana. De esos ismos, los dos últimos cobrarán mayor vigencia en poesía, hasta el día de hoy. (En prosa dominan el realismo y sus variantes). En el Ecuador destacamos un nombre dentro de las vanguardias: Hugo Mayo, espíritu rebelde e iconoclasta, cuya obra, publicada en revistas y periódicos no fue admitida, y menos valorada, en su tiempo. (Recién en la década del 70, gracias al trabajo investigativo de Rodri- go Pesántez Rodas, se publican recopilaciones de su obra). Fundó la revistilla Motocicleta (enero de 1927), desde la que daba a conocer su posición revolucionaria frente a la poesía. Y junto a este gran vate, nos lo recuerda el mismo crítico, tenemos la figura de María Luisa Recaro, aunque con muy escasa obra rescata- da. En ella, destaca Pesántez, su incursión en la literatura, “en un am- biente doméstico y lleno de privaciones y prejuicios para la mujer “7.