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1 2 Archipiélago de la memoria Abril - Junio I Sala Leopoldo Marechal I 1er. piso 3 Prólogo 4 Malvinas figura en nuestro diccionario tunados –muy pronto envueltos por una vas democracias de énfasis latinoameri- sentimental e histórico como una pie- inesperada derrota–, que querían absur- canista, de un ámbito internacional que za fundamental, peñasco soterrado del damente protagonizar el papel que nues- promueva un horizonte de paz y de de- lenguaje que evoca las múltiples signifi- tros países le tenían destinado a Bolívar mocratizaciones profundas de nuestras caciones que nos llevan a interpretar las y San Martín, y no a las banderas del fa- sociedades heridas por estremecedoras actuaciones singularmente dramáticas moso regimiento 71º de Escocia, detrás guerras interiores y exteriores, pueden del decurso nacional. Las relaciones de la de cuyos gallardetes venían los invasores. ser la culminación de una larga serie de Argentina con Gran Bretaña no fueron fá- La historiografía argentina recuerda esos vicisitudes que pasen por nuevos cedazos ciles ni dejaron nunca de ser intensas, en complejos sucesos que motivaron la muy críticos a una modernidad ya arcaica im- cualquiera de los sentidos en que quiera ramificada y por cierto no desprovista pulsada por la expansión de los imperios solicitarse esta expresión. La Argentina y de interés actual, polémica entre Mitre y mercantiles desde el siglo XVIII hasta el América Latina en general surgieron como Vicente Fidel López. Lo cierto es que las siglo XX. Se trata ahora de reafirmar la ámbitos de autonomía regional y nacional relaciones entre Inglaterra y la Argentina soberanía argentina en un nuevo espa- en simultaneidad con la expansión de los están sometidas a las formas más com- cio de modernidades cuyos sujetos sean grandes imperios mercantiles europeos. plejas que admite la formación del mundo soberanías nacionales que recobren el La ardua, intrincada y omnisciente di- moderno, pues la construcción del espacio dominio interpretativo, simbólico y territo- plomacia inglesa arrojó una mirada que nacional autónomo nunca estuvo exenta rial de sus pertenencias históricas y sus no abandonaba ninguno de los rincones de fuertes estilos de intervención británica recursos naturales, y muestren en este del nuevo mundo a improvisaciones o en áreas económicas esenciales. acto de superior urdimbre democrática carencia de interés. No es fácil un juicio Desde el debate por el empréstito Baring, y social que pueden redimir humana y del siglo XXI sobre el desempeño del co- las polémicas por el establecimiento de conceptualmente la vida de vastas po- lonialismo de los siglos XVIII y XIX. Basta las empresas mineras de Famatina en blaciones que –respetadas enteramente una rápida lectura del diario The Southern tiempos de Rivadavia, la ocupación de en sus derechos culturales, devocionales, Star, publicado por los destacamentos in- Malvinas en 1833 y la intervención militar antropológicos y lingüísticos-, puedan gleses que se apoderaron de Montevideo de 1845, que culmina en los sucesos de también dar un paso avanzado hacia una y Buenos Aires en 1806, para percibir la Obligado, hasta la concesión de los ser- universalidad de ciudadanía plena y goce densidad del tema. El periódico prometía vicios ferroviarios que durante más de de nuevas perspectivas existenciales. libertad de comercio y de cultos, y se ba- medio siglo relacionaron al país con un Bajo el signo de la vida libre, de econo- saba en la promoción gloriosa de las con- esquema agroexportador regido por una mías respetuosas del medio ambiente y secuencias que emanaban de la batalla división del trabajo internacional cuyas de colectivos sociales que sepan crear de Trafalgar. pulsaciones se medían en la bolsa de una paz en convivencia renovada. Muchas de estas proposiciones coinci- Londres, la historia que hoy se abre ante dían con los primeros movimientos in- nuestras conciencias actuales admite la dependentistas, que por serlo realmente, interpretación de varias dimensiones. no aceptaban venir amparados por una Los derechos argentinos a las islas, que ocupación militar trazada por jefes afor- deben consumarse en el marco de nue- HORACIO GONZÁLEZ 5 Navegaciones, fantasías y colonias 6 7 Unas islas demasiado famosas POR FEDERICO LORENZ El verso es parte del poema Juan López sus familias, y los muertos) ha agregado lidación del imperio ultramarino español, y John Ward, de Jorge Luis Borges, y re- a la “fama” de las Malvinas una serie de desde finales del siglo XV. El archipiélago mite directamente a la presencia de las elementos complejos que, profundamen- hoy conocido como las Islas Malvinas islas Malvinas en la historia, la cultura y te entramados con la historia reciente ar- apareció tempranamente en la cartogra- la política argentinas. Quisiéramos lla- gentina, dificultan el procesamiento social fía europea occidental, como resultado de mar la atención sobre algo que debería de dicho pasado, así como la inserción la búsqueda de un paso que permitiera ser obvio, pero que la herida profunda de del archipiélago en relatos históricos (na- unir por mar los océanos Atlántico y Pací- una guerra reciente a veces desdibuja: cionales, regionales) más abarcadores. fico, uno de los principales impulsos para que el archipiélago austral cargaba con Por diversos mecanismos de las me- los exploradores de distintas naciones una historia y un peso simbólico que lo morias, parecería ser que “Malvinas” es durante el siglo XVI. Durante ese siglo, transformaron, en 1982, en objetivo de sinónimo de la guerra para unos, y de el mayor esfuerzo lo hicieron navegantes los dictadores, y de allí que la efímera una “causa sagrada”, más antigua, para al servicio de la corona española. Fran- recuperación contó con un importante otros. Entre estos dos bastiones de sen- queado en 1520 el estrecho de Todos los respaldo popular, constatable a partir del tido hay pocos espacios y cruces, y es Santos, que lleva hoy el nombre de su desembarco del 2 de abril. por ello también, arriesgamos, que nos descubridor, Hernando de Magallanes, la La demasía adjudicada por Borges al ar- es tan costoso avanzar en la satisfacción Patagonia fue objeto de varias expedicio- chipiélago austral no era distinta de aque- del reclamo territorial. A partir de esta nes de reconocimiento y ocasionales des- lla que podría atribuírsele a la historia de hipótesis, esta muestra pretende, desde embarcos por parte de marinos europeos nuestra conformación como nación. Si el lugar de la Biblioteca Nacional, ofrecer de diversas procedencias. A la expedición acordamos con esto, debemos entonces elementos para comprender la demasía de Magallanes (a la que se atribuye el pri- pensar que la cuerda que pulsó la dicta- borgeana de la fama malvinera y ubicar mer avistamiento de las islas Malvinas) le dura había sido tendida varios siglos an- las representaciones en torno a las islas y siguieron exploradores holandeses e in- tes. Antes, aun, de enero de 1833, fecha la historia insular en el marco más amplio gleses. Thomas Cavendish, por ejemplo, de la usurpación a manos de un buque de la historia nacional. No para negarla o llegó en 1586 al estrecho de Magallanes. británico que, como no podía ser de otro relativizarla sino, más bien, para ponerla Allí se encontró con los restos de una po- modo para un país en el que con tanta en diálogo con una historia más amplia, blación española, localidad que bautizó promiscuidad conviven la historia y la po- para comprender, de ese modo, por qué Puerto Hambre, y de ese modo comenzó lítica, se llamaba Clío. lo son. a construirse el estigma de “tierra maldi- Tan cierto es el peso de dicha construc- En primer lugar, las islas adquirieron ta” con el que se conoce a la región. ción simbólica como el hecho de que el presencia y consistencia en el marco de Pese a esto, mientras esa fama crecía, breve conflicto bélico de 1982 (breve para la expansión ultramarina europea, e ini- ingleses y holandeses sobre todo conti- la crónica, eterno para los sobrevivientes, cialmente dentro del proceso de conso- nuaban sus exploraciones. Como señala 8 9 Susana Bandieri, “no se sabe a ciencia punto de vista histórico entre 1520 y los emigrantes que dejaron su marca en los cierta cuándo ni quién descubrió las islas avistamientos ingleses y holandeses, lugares más distantes de un planeta que Malvinas. Ya sea que se trate de Améri- hubo quince expediciones a la región de iba creciendo al ritmo de la expansión de co Vespucio, cuando en 1501 partió de las cuales doce fueron españolas y tres los mercados impulsados por el desarro- Lisboa y navegó hacia los mares del sur inglesas. La competencia por el dominio llo industrial. avistando unas costas muy escarpadas de los mares y las rutas torció esa pro- Todo eso estaba muy lejos de las Malvi- en las cuales no pudo desembarcar, o porción hasta llegar a la usurpación de nas cuando llegó Darwin, pero su mismo del piloto Esteban Gomes, que al desertar 1833. arribo es un indicio de dicho proceso, así de la expedición de Magallanes en 1520 Durante el célebre viaje a bordo del Be- como el hecho de que las islas fueran re- había divisado unas tierras desconocidas. agle, en la primera mitad del siglo XIX, fugio y zona de caza habitual de barcos Lo cierto es que se sabe que los españo- Charles Darwin tocó dos veces en las is- loberos de muchas nacionalidades desde les tenían noticias de su existencia desde las. El joven naturalista que se iba a hacer décadas antes. comienzos del siglo XVI. Ya en un mapa célebre por su teoría de la evolución visitó El barco, finalmente, dio la vuelta al mun- dibujado por Pedro Reinel en 1522 se las islas Malvinas en marzo de 1833, a do, y de ese modo, las impresiones de muestra un conjunto importante de islas pocos meses de la agresión británica.