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(S-1079/07)

PROYECTO DE RESOLUCIÓN

El Senado de la Nación

RESUELVE:

Artículo 1. Dirigirse al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores y Culto a fin de sugerirle disponga un estudio sobre las implicancias jurídico- políticas de la British Nationality () Act 1983 y la British Overseas Territories Act 2002: leyes del Reino Unido por las cuales ese país reconoce que, tal como lo sostiene la República , los habitantes de las islas Malvinas no constituyen una entidad separada, sino que son ciudadanos británicos.

Artículo 2. Proponer al Sr. Ministro que se analice la oportunidad de presentar copias de dichas leyes, a título de prueba supletoria, ante el Comité de Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas.

Teniendo en cuenta tal posibilidad, correspondería al Ministerio evaluar la validez del siguiente razonamiento:

El Reino Unido invoca la voluntad de los isleños para justificar el mantenimiento del status colonial; pero la legislación actual del propio Reino Unido reconoce que los isleños, lejos de constituir un pueblo (requisito esencial para que nazca el derecho a la autodeterminación) son tan británicos como los londinenses. Esto excluye cualquier posibilidad de que se los considere “terceros” en la disputa angloargentina por la soberanía de las islas; y refuerza la posición de la República Argentina, según la cual una eventual solución debe respetar sus “intereses”, pero no estar sujeta a sus “deseos”.

(En el Anexo de la presente Resolución, y al solo efecto ilustrativo, se desarrolla este argumento, partiendo de un análisis histórico)

Artículo 3. Sobre la base del hecho nuevo a que se refieren los artículos anteriores, invitar al Sr. Ministro a considerar la conveniencia de que se inicie, en todos los foros internacionales y organismos multilaterales, una acción diplomática tendiente a presionar por la reanudación de las negociaciones diplomáticas bilaterales sobre el futuro de las Malvinas. Se trataría de una campaña, no limitada a organismos específicos, tendiente a eliminar un foco de tensión en el Atlántico Sur, cuya permanencia no conviene a los intereses de nadie: ni de la República Argentina, ni los habitantes de las islas, ni del Reino Unido, ni de la comunidad internacional.

Artículo 4. Comuníquese.

Rodolfo Terragno.- Carlos A. Reutemann.- Marcelo E. López Arias.- Juan C. Marino.- Sonia Escudero.- Rubén Giustiniani.- Ernesto Sanz.- Gerardo R. Morales.- Mabel L. Caparrós.-

ANEXO

INDICE

INTRODUCCIÓN

1. EVOLUCIÓN DE LOS ARGUMENTOS BRITÁNICOS DESDE 1833.

1.1. Los títulos históricos del Reino Unido, puestos en duda por una autoridad imparcial.

1.2. Documentos del Foreign Office que contradecían la pretensión británica y llevaron al Reino Unido a no aceptar el arbitraje internacional.

1.3. Secreto de Estado I: Los documentos, sustraídos del escrutinio público a partir de 1920.

1.4. Memorandos reveladores de la incertidumbre del propio Foreign Office.

1.5. Secreto de Estado II: Los memorandos, sustraídos al dominio público en 1982.

2. PRESUNTOS TITULOS HISTÓRICOS, INVOCADOS POR EL REINO UNIDO, QUE NO RESULTARON SUSTENTABLES.

2.1. SUPUESTO PRIMER AVISTAJE (1592).

2.1.1. Mapas anteriores a 1592 en los cuales aparecen las Malvinas.

2.1.2. Avistajes y desembarcos que habrían dado origen a la cartografía previa a 1592.

2.1.3. Fuentes oficiales británicas echan dudas sobre el supuesto primer avistaje.

2.2. SUPUESTO PRIMER DESEMBARCO (1690).

2.2.1. Desembarcos durante siglo y medio, antes de 1690.

2.2.2. El desembarco de Camargo (1540) citado en el sitio web de la RAF.

2.3. SUPUESTO PRIMER ASENTAMIENTO (1765).

2.3.1. Asentamiento francés en la isla oriental (1764) y ulterior reconocimiento de la soberanía española.

2.3.2. Admisión francesa: “Intrusos establecimientos en las islas de Su Majestad Católica”.

2.3.3. El posterior asentamiento británico en y el acuerdo anglo- español de 1771.

2.4. SUPUESTA “RES NULLIUS” (1833).

2.4.1. Gobernadores españoles de las islas (1767-1810).

2.4.2. Criollos entre los gobernadores españoles.

2.4.3. Hechos que prueban la administración efectiva de las islas.

2.4.4. Convenio de San Lorenzo el Real (1790).

2.4.5. La Argentina como continuadora jurídica de España.

2.4.6. Ejercicio efectivo de la soberanía argentina (1810-1833).

2.5. SUPUESTA PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA.

2.5.1. La prescripción interrumpida por los reclamos constantes desde 1833 hasta la fecha.

3. EL PRINCIPIO DE AUTODETERMINACIÓN COMO “ULTIMA RATIO”.

3.1. La nacionalidad de los isleños: clave del supuesto derecho de autodeterminación.

3.2. Posición argentina: como súbditos británicos, no pueden arbitrar un conflicto en el cual el Reino Unido es parte.

3.3. Preeminencia del principio de integridad territorial.

3.4. ONU: En la disputa, hay sólo dos partes.

3.5. El deseo de los isleños como argumento remanente.

3.6. Por la British Nationality Act 1981, los isleños no eran ciudadanos británicos.

3.7. Principio elaborado durante el conflicto de 1982: “Los deseos de los isleños son supremos”.

3.8. La British Nationality (Falkland Islands) Act 1983 otorgó ciudadanía británica a los isleños y puso al Reino Unido en una contradicción.

3.9. Ahora es automático: la British Overseas Territories Act 2002 confiere la nacionalidad británica por el solo hecho de nacer en las islas.

3.10. Proyectos británicos de afirmar la posesión mediante distintos grados de “independencia”.

3.10.1. La “Constitución” de las Falkland Islands [Malvinas], 1985.

3.10.2. La “Constitución” de Gibraltar, 2002.

3.10.3. Peculiaridades del caso Gibraltar.

3.10.4 Gibraltar y la aplicación indebida del principio de autodeterminación.

3.10.5. Posibles medidas del Reino Unido con relación a las islas.

3.10.6. Inviabilidad de una genuina independencia.

3.10.7. Argumentos levantados en el Reino Unido y las islas a favor de grados crecientes de autonomía.

INTRODUCCIÓN

En estas semanas se conmemora un cuarto de siglo de la Guerra de las Malvinas.

El tiempo transcurrido (aproximadamente una generación) ha sido suficiente para sosegar ánimos, pero no ha permitido avanzar ni un milímetro hacia la solución del conflicto argentino-británico.

El mantenimiento de ese conflicto crea una situación de inestabilidad en el Atlántico Sur, que no es buena para las partes, ni para los habitantes de las islas, ni para la comunidad internacional.

La reanudación de las negociaciones no se producirá por la mera insistencia de la Argentina en sus presentaciones anuales ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. Es necesario despertar el interés de la comunidad internacional, para que ésta promueva y facilite la reanudación de las negociaciones diplomáticas entre las dos partes en conflicto.

Si bien el conflicto lleva 104 años, y hace 25 fue temporalmente dirimido por las armas, es importante tener en cuenta que en este cuarto de siglo se han producido hechos nuevos, hasta ahora no expuestos por la Argentina.

Durante años, nuestro país se negó a aceptar la posición del Reino Unido, que sujetaba la solución del diferendo a los “deseos” de los isleños. La República Argentina sostenía que los habitantes de las islas no constituían un pueblo, carecían de identidad propia y –como británicos que eran—no podían ser jueces y parte en el conflicto anglo-argentino.

Esa interpretación era negada por el Foreign Office y, también, por la ley británica, que consideraba a los habitantes de Malvinas como “ciudadanos de un territorio de ultramar”.

La situación ha cambiado radicalmente y, desde 1983 y 2002, la ley británica dice exactamente lo mismo que la República Argentina: los isleños son ciudadanos británicos; tan británicos como los londinenses. No pueden, por lo tanto, ser considerados una tercera parte.

El presente proyecto supone que se presenten copias de esas leyes ante la ONU, a título de prueba; supletoria, porque no es la única que funda la posición argentina, pero importante por implicar una confesión de parte.

Simultáneamente se prevé el inicio de una campaña diplomática internacional, promoviendo las negociaciones bilaterales.

La iniciativa se basa en los argumentos que se detallan a continuación:

EVOLUCIÓN DE LOS ARGUMENTOS BRITÁNICOS DESDE 1833

Las razones esgrimidas por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte [en adelante, el Reino Unido o Gran Bretaña] para no reintegrar las Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes [en adelante, por brevedad, Malvinas] a la República Argentina han ido cambiando con el tiempo, a medida que la evidencia histórica demolía los argumentos originales: primer avistaje, primer desembarco, primer asentamiento, prescripción adquisitiva.

Es importante analizar esa evolución, porque eso demostrará la trascendencia que tiene hoy la nacionalidad o potencial nacionalidad de los isleños.

Aun cuando los fundamentos de un proyecto de ley no imponen, en materia histórica, un rigor académico, he procurado ofrecer la versión más completa, fidedigna y precisa posible. La verificación de fechas y nombres correctos, así como la eliminación de anacronismos y datos no confirmados –vicios estos muy frecuentes en la bibliografía sobre Malvinas—demandó un tiempo y un esfuerzo que, creo, servirán para respaldar el proyecto.

La bibliografía consultada, que no cito para no intrincar el texto, está a disposición de las senadoras y los senadores.

1.1. Los títulos históricos del Reino Unido, puestos en duda por una autoridad imparcial.

El historiador norteamericano Julius Goebel (1892-1973), que realizó el más exhaustivo e imparcial estudio de la histórica disputa anglo- argentina (The Struggle for the Falkland Islands: A Study in Legal and Diplomatic History, Yale University Press, 1968), no encontró elementos históricos que avalaran las afirmaciones británicas.

1.2. Documentos del Foreign Office que contradecían la pretensión británica y llevaron al Reino Unido a no aceptar el arbitraje internacional.

A su vez, el historiador británico Peter Beck, profesor de Historia Internacional de la Universidad de Kingston, y autor del libro The Falkland Islands as an International Problem¸ había revelado dos meses antes del conflicto de 1982 (Journal of International Studies and World Affairs, University of Miami, February 1982) que, según documentos internos de la Secretaría de Asuntos Extranjeros del Reino Unido [en adelante, el Foreign Office], la ocupación británica de las islas, en 1833, fue un acto de fuerza sin respaldo en el derecho internacional. De acuerdo con el Dr. Beck, el análisis de los documentos hizo que, a principios del siglo 20, el Foreign Office se opusiera al arbitraje internacional propuesto por el gobierno argentino de Miguel Juárez Celman.

1.3. Secreto de Estado I: Los documentos, sustraídos del escrutinio público a partir de 1920.

Aquellos documentos internos, que llevaron al Reino Unido a rechazar el arbitraje internacional, fueron colocados, a partir de 1920, bajo la protección de la Official Secrets Act, sustrayéndolos del escrutinio público por períodos que, en algunos casos, llegan a cien años.

1.4. Memorandos reveladores de la incertidumbre del propio Foreign Office.

Sin embargo, algunos memorandos que escaparon a la medida (fechados en 1910, 1911, 1935, 1936 y 1940) eran suficientes para demostrar las dudas que los propios funcionarios del Reino Unido tenían acerca del derecho británico sobre las islas. El Dr. Beck los recogió en otro libro, The Anglo Argentine Dispute over Title to the Falkland Island, Changing British Perceptions on Sovereignity since 1819, donde se puede comprobar, por ejemplo, que en 1911 el Foreign Office sostenía:

"La posición argentina no es totalmente injustificada [...] No podemos llevar fácilmente a cabo un reclamo válido y debemos sabiamente evitar una discusión con la Argentina sobre este tema".

1.5. Secreto de Estado II: Los memorandos, sustraídos al dominio público en 1982.

El Dr. Beck repitió esto después del conflicto, en una conferencia titulada Falkland Futures, que se celebró en el Commonwealth Institute de Londres, el 26 de noviembre de 1983, y en la cual presenté la tesis que desarrollo en estos Fundamentos, relativa a los efectos de la British Nationality (Falkland Islands) Act 1983.

Para entonces, los memorandos citados por el Dr. Beck en el Journal of International Studies y en su libro, también estaban protegidos por el secreto. Así lo había dispuesto el gobierno británico, apenas horas después de la ocupación de las islas por parte de la Argentina, el 2 de abril de 1982.

Aun sin tener acceso a las dudas y los reconocimientos del Foreign Office, por las razones siguientes está acreditado que los títulos históricos invocados por la Corona británica eran endebles.

2. PRESUNTOS TITULOS HISTÓRICOS, INVOCADOS POR EL REINO UNIDO, QUE NO RESULTARON SUSTENTABLES.

2.1. SUPUESTO PRIMER AVISTAJE (1592). El Reino Unido sostuvo, y formalmente aún sostiene, que el primer europeo en avistar las islas fue el capitán John Davis, al mando del navío Desire, el 14 de agosto de 1592 (The Voyages and Works of John Davis The Navigator. Together with The Map of the World, A.D. 1600).

2.1.1. Mapas anteriores a 1592 en los cuales aparecen las Malvinas.

Diversos autores han creído identificar las islas Malvinas en mapas pertenecientes al período 1502-1513, que exhiben distorsiones:

• Kunstamann II (1502), que se habría realizado en Lisboa. • Planisferio de Maiollo (por el Visconte de Maggiollo) (1504). Se conservar en la Biblioteca Comunale Fediriciana di Fano, Pesaro e Urbino, Italia. • Portulano de Nicolaus de Caverio (1505). Copia de un mapamundi portughés. Se halla en la Bibliothèque nationale de . • Portulano de Piri Reis (1513). Obra del marino y cartógrafo truco Muhyî al-Dîn Pîrî.

Hay mapas más fidedignos, el más antiguo de los cuales pertenece a 1520, pero que son todos previos a 1592: fecha del supuesto “primer avistaje” que ha invocado el Reino Unido:

Año MAPA AUTOR NOMBRE UBICA DÓNDE QUE LES CIÓN ESTÁ EL DA MAPA

1520 “Les isles de Anónimo Sansón o Bibliothèqu Sansón ou des de lo e nationale Geants” Gigantes de France

1529 “Carta universal en Diego de Ribeiro, S. Antón 49°S Biblioteca que se contiene Cosmógrafo del Vaticana, todo lo que del Rey de España Borgiano III mundo se ha descubierto hasta agora”, Sevilla

1534 “Historia delle Indie Pedro Mártir, Sansón occidentali de Pedro Capellán de Isabel Martyr la Católica y d´Angnhiera”, miembro del Venecia Consejo de Indias.

1541 “Yslario General de Alonso de Santa Sansón 51°S Biblioteca todas las yslas del Cruz, “cosmógrafo Nacional de mundo, de hace y fabricar Madrid enderesçado a la instrumentos para S.C.C. Magestad la navegación”, de del emperador y rey la Casa de nuestro señor por Contratación. Este Alonso de Sancta es el primer mapa Cruz, su en el cual aparece cosmógrafo mayor”, . Mapa XV.

1562 “Americae sive Diego Gutiérrez, Insule de Biblioteca qvartae orbis partis cartógrafo de la Sansón. del nova et exactissima Casa de Congreso, descriptio / avtore Contratación. Washington Diego Gvtiero Publicado en D.C. Philippi Regis Hisp., Amberes después etc. Cosmographo”. de su muerte (1554) Bibliothèqu 1586 “Le Grand Insulaire André Thevet Isles de e nationale et Pilotage” Sansón de France ou de Geants

2.1.2. Avistajes y desembarcos que habrían dado origen a la cartografía previa a 1592. La cartografía citada evidencia que, hacia 1592, las islas ya eran conocidas. El primer avistaje pudo haberlo hecho cualquiera de estos navegantes, que surcaron el Atlántico Sur antes de aquella fecha:

- Américo Vespucio [Amerigo Vespucci]. El famoso florentino realizó, al servicio de la Corona de española, varios viajes al Atlántico Sur. En una excursión por estos mares (1501), esta vez bajo bandera portuguesa, Vespucio llegó por accidente a tierra ignota frente a la . En una carta a Piero Soderini, magistrado de Florencia, relató tiempo después que, habiéndose alejado de la costa patagónica, un temporal empujó a su expedición hacia "una tierra nueva de la cual recorrimos unas 20 leguas encontrando la costa yerma, sin puerto ni habitantes". La autenticidad de la carta ha sido puesta en duda: se ha dicho que la fraguó Soderini, celoso de que Vespucio reportara a Lorenzo de Médici y no a él. En todo caso, sin importar quien fuera el autor verdadero de la carta, es sugestivo – aunque no concluyente—que a principios del siglo 16 se hablara en Europa de “tierra nueva” en el Atlántico Sur, frente a la Patagonia.

- Binot Paulmier de Gonneville. Era un marino normando que inspeccionó las costas de Brasil. Partió de Francia el 24 de junio de 1503 y, luego de descubrir São Francisco do Sul, en Santa Catalina (hoy Brasil), regresó a Francia el 6 de junio de 1504. No hay indicios serios de que haya explorado el Atlántico Sur; menos a la latitud de las Malvinas.

- Estevão Gomes. Una expedición, compuesta por cinco naves y comandada por el portugués Hernando de Magallanes, partió de Sevilla en octubre de 1519. El 21 de octubre de 1520, esa armada descubrió el Cabo de las Once Mil Vírgenes (hoy Cabo Vírgenes) y el Estrecho de Patagones (hoy Estrecho de Magallanes). El capitán ordenó entonces seguir rumbo a las Molucas, con lo cual no estuvo de acuerdo Estevão Gomes, piloto de la San Antón, quien lideró un motín y emprendió, con esa nave, el regreso a España, adonde llegaría en 6 mayo de 1521. Se cree que, en su viaje de regreso a la Península ibérica, vía el Cabo de Buenas Esperanza, Gomes descubrió las Malvinas, a las cuales denominó Sansón. Se ha hecho la asociación entre este nombre bíblico –que alude a un gigante de cuerpo enorme y grandes extremidades-- a los “gigantes” que encontró la expedición de Magallanes en Puerto San Julián, y a quienes el capitán bautizó “patagones”. Dos de esos patagones eran llevados a España en la nave de Gomes y murieron durante la travesía. Otras versiones indican que el nombre “Y De Sansón”, que aparece en mapas antiguos, es una corrupción de “Y de San Antón” (por Yslas de San Antón o San Antonio, el barco de Gomes).

- Marinos del Victoria. Otra versión atribuye el descubrimiento al barco Victoria, que fue enviado por Magallanes a rastrear al San Antonio en aguas del Atlántico. El Victoria iba a ser, aparte del San Antón, el único barco de la expedición de Magallanes (muerto en Filipinas) que regresaría a Sevilla, el 6 de septiembre de 1522. Lo haría al mando de Juan Sebastián Elcano, y llevando a sólo 19 de los 285 hombres que había partido de ese mismo puerto. Entre esos hombres, estaba el veneciano Antonio Pigafetta, autor de un famoso “recuento narrativo de la primera circunnavegación”, que incluye un mapa en el cual muchos han querido ver las Malvinas. Como Pigafetta había hecho la travesía a bordo del buque insignia, el Trinidad (sólo pasó al Victoria en Filipinas, después de la muerte de Magallanes), no podía conocer el eventual descubrimiento de Gomes; razón por la cual algunos historiadores presumen que el veneciano recibió información sobre las islas de los marinos del buque en el cual finalmente regresó a España.

- Simón de Alcazaba y Sotomayor. Por capitulación del 21 de mayo de 1534, el Rey de España le concedió a este explorador una “gobernación” de 200 leguas, a partir de donde terminaba la de Pedro de Mendoza, con rumbo al estrecho de Magallanes. Alcazaba estableció a principio de 1535 el Fuerte de los Leones, cerca de la actual Camarones (Chubut). Recorrió el Atlántico Sur frente a las costas patagónicas y algunas fuentes lo señalan como el descubridor de las Malvinas.

- Francisco de Camargo, capitán de un buque cuyo nombre verdadero se desconoce y que Goebel llama Incógnita. Éste era parte de la armada del Obispo de Plasencia y zarpó de Sevilla, en 1539, con la misión de colonizar la región del Estrecho de Magallanes. Durante un temporal, la nave capitana se hundió y la Incógnita se separó del grupo. En los últimos días de enero 1540, llegó a lo que se cree son las Malvinas. En ese lugar permanecieron Camargo y su tripulación hasta diciembre, fecha en que reanudaron el viaje hacia España. Sin embargo, para entonces ya había, como hemos visto, mapas que identificaban a las islas de Sansón o San Antón.

2.1.3 Fuentes oficiales británicas echan dudas sobre el supuesto primer avistaje.

Es significativo que la Fuerza Aérea Británica [la RAF, según sus siglas en inglés] presente en su sitio oficial de Internet (http://www.raf.mod.uk/falklands/linepre1982.html) la siguiente cronología de las islas Falkland [Malvinas]:

- “1501- Américo Vespucio avista islas que pueden haber sido las Falklands (Malvinas)”. [Las dos denominaciones en el original]

- “1520- Esteban Gomes, capitán de un barco de Magallanes, avista islas que pueden haber sido las Falklands [Malvinas]”.

- “1540- Uno de los barcos de la expedición española bajo Francisco de Camargo inverna en islas que pueden haber sido las Falklands [Malvinas]”.

- “1592- El inglés John Davis avista islas que pueden haber sido las Falklands”

Esta fuente oficial británica admite, de este modo, que Vespucio, Gómez y Camargo pueden haber precedido a Davis. Más aun, en el caso de Davis utiliza –al igual que en los otros tres casos—una fórmula muy poco asertiva: “...avista islas que pueden haber sido las Falklands [Malvinas]”.

2.2. SUPUESTO PRIMER DESEMBARCO (1690). El Reino Unido ha sostenido que nadie pisó las islas hasta 1690 (177 años después de que ellas aparecieran por primera vez en un mapa), cuando lo hizo el capitán británico John Strong, a cargo de la nave Welfare.

Fue Strong quien, en 1690, bautizó a las islas Falkland, en honor del 3er. Vizconde Falkland, entonces Tesorero de la Marina Real y luego Primer Lord del Almirantazgo.

2.2.1. Desembarcos durante siglo y medio, antes de 1690.

Aun si no hubiera elementos históricos para desechar como fecha de su descubrimiento el 1690, resultaría inverosímil que las islas hubieren sido conocidas desde principios del siglo 16 y nadie hubiese desembarcado en ellas hasta fines del siglo 17.

El más probable primer avistaje (y primer desembarco) fue el de Gomes en 1521; el segundo más probable, el de Camargo, quien en 1540, habría permanecido en ellas varios meses.

2.2.2. El desembarco de Camargo (1540) citado en el sitio de la RAF.

Como ya hemos señalado, según el sitio oficial de la RAF, en 1540, “uno de los barcos de una expedición española, bajo el mando de Francisco de Camargo, inverna en islas que pueden haber sido las Falklands [Malvinas]”.

Si bien la fuente no afirma que Camargo haya descendido en las Malvinas (como tampoco lo hace en el caso de Davis), admite como hipótesis que el primer desembarco en las islas pudo haber ocurrido 150 años antes que el de Strong, en el cual el Reino Unido basó durante mucho tiempo sus títulos.

2.3. SUPUESTO PRIMER ASENTAMIENTO (1765). En 1765, el comandante John Byron --abuelo del poeta-- descendió en el islote Saunders [Trinidad], al noroeste de la Gran Malvina, y tomó posesión de esas tierras en nombre de Su Majestad Jorge III. En 1766, una nueva expedición británica, dirigida por John Macbride, subordinado de Byron, estableció allí una casa improvisada y una pequeña guarnición militar. El Reino Unido siempre asignó gran importancia a este antecedente, pero no ha podido negar (y no niega) que el primer asentamiento fue previo (1764) y no fue británico.

2.3.1. Asentamiento francés en la isla oriental (1764) y ulterior reconocimiento de la soberanía española.

En febrero de 1764 llegó a las islas una expedición de franceses, capitaneada por el marino y matemático Louis-Antoine de Bougainville, quien registraría aquél desembarco en su libro Voyage autour du Monde. A menudo se cita el desembarco francés en las islas como un hecho incidental, mencionado sobre todo para explicar el nombre Malvinas, proveniente del francés Malouines: gentilicio femenino plural de San Maló, el puerto normando del que habían zarpado las dos naves que llegaron al archipiélago en 1763. Sin embargo, la historia de la presencia francesa en las Malvinas importa, sobre todo, por dos razones:

1) Porque los franceses establecieron allí la primera población permanente que tuvieron las islas. 2) Porque Francia finalmente reconoció que las islas pertenecían a España y las reintegró, sin violencia.

2.3.2. Admisión francesa: “Intrusos establecimientos en las islas de Su Majestad Católica”.

El origen de la expedición malvina se remonta a 1759, cuando el marino francés Nicolas-Pierre Duclos-Guyot –cuyo hermano había explorado el Atlántico Sur-- dio información sobre las islas a Bougainville, colega y compatriota, y éste comprendió cuál era el valor estratégico de ese archipiélago austral. Bougainville concibió un proyecto: colonizar las islas en nombre de Luis XV, a fin de que Francia pudiera controlar, desde ese enclave, el paso de buques a y desde el Estrecho de Magallanes. El tío de Bougainville, Jean Potentien d’Arboulin –que había sido Secretario de Gabinete del Rey y tenía estrecha relación con la Marquesa de Pompadour-- logró que la Corona auspiciara el proyecto, que incluía la población de las islas con acadienses. La región de Acadia (hoy Nueva Escocia, Canadá), había pasado de Francia a Gran Bretaña merced al Tratado de Utrecht (1713) y, en 1755, unos 18.000 acadianses habían sido deportados por rehusarse a jurar lealtad a la Corona británica. Bougainville aspiraba a que un puñado de ellos aceptara establecerse en una nueva colonia francesa, en el Atlántico Sur. El marino invitó al propio Duclos-Guyot y a un armador malvino, Benjamín Dubois, a proyectar la expedición. A principios de 1763, junto a su influyente tío y un primo, Michel-Francois Bougainville de Nerville, Bougainville fundó en París la Compagnie de St. Malo, destinada a financiar la expedición y ocupar las islas en nombre del Rey. Fue esa compañía privada la que reunió los fondos para hacerse de una fragata y una corbeta. La fragata, Aigle, tendría por capitán a Duclos-Guyot; la corbeta, Sphinx, a François Chenard de la Giraudais. Se dispuso que 20 hombres solteros y tres familias de Acadia viajaran en el Aigle. El 14 de agosto, el Rey envió a Bougainville una carta con instrucciones y augurios. Cuando los vientos fueron favorables, el 8 de septiembre, Bougainville se hizo a la mar con su par de embarcaciones. Dos meses y medio más tarde, obligadas por una tormenta, ambas naves entrarían al puerto de , de donde zarparían el 14 de enero de 1764, sin revelar su rumbo. La presencia de los franceses en el Río de la Plata despertó la suspicacia del Gobernador José Joaquín de Viana, quien informó a Madrid sobre el sospechoso destino de los dos barcos que se desplazaban por el Atlántico Sur. La expedición descendió en la isla oriental (Soledad) de las que Bougainville llamaría Malvinas, y durante once semanas exploró el terreno. No había signos de habitantes, fueren indígenas o colonizadores. El expedicionario francés hizo construir un pequeño fuerte, Fort Louis. Una casa de 50x12, y algunas chozas, fueron levantadas en una colina, y rodeadas por un paredón en el cual se emplazaron doce cañones. El asentamiento comprendía a 29 personas, al mando de Bougainville de Nerville. El 5 de abril se celebró la ceremonia de toma de posesión de las islas. Una medalla recordaría el hecho:

“Establecimiento de las islas Malvinas, situadas a 51 grados 30 minutos de lat. Austral y 61 grados 30 minutos de long. Occidental merid. de París, por la fragata El Águila, capitán P. Duclos Guyot, capitán de brulote, y la corbeta La Esfinge, capitán F. Chénard de La Giraudais, teniente de fragata, armadas por Luis Antonio de Bougainville, coronel de infantería, capitán de navío, jefe de la expedición; G. De Nerville, capitán de infantería, y P.Dárboulin, administrador general de correos de Francia, construcción de un fuerte y de un obelisco decorado con un medallón de su majestad Luis XV con arreglo a los planos de A. L´Huillier, ingeniero geógrafo de campo, agregado a la expedición; bajo el ministerio de E. De Choiseul, duque de Stainville, en Febrero de 1764. Con estas palabras por exergo: Conamur tenues grandia”.

La expresión latina significa Aunque pequeños, osamos a la grandeza, y proviene de Horacio (Odas, I, 6, 9). El Sphinx zarpó de inmediato con destino a Guadalupe y las islas del Caribe. Tres días más tarde, el 8 de abril, partió el Aigle, que el 26 de julio llegó de regreso a St. Malo. El benedictino francés Dom Pernetty, que había participado de la expedición y llevado un diario del viaje, publicó en París, en 1770, Histoire d'un voyage aux iles Malouines fait en 1763 et 1764, avec des observations sur le detroit de Magellan et sur les Patagons. Cuando Bougainville regresó a Francia, la corte se hallaba en Compiègne, adonde se dirigió el marino. Su informe fue recibido por el poderoso Duque de Choiseul-Stainville, secretario de Asuntos Exteriores, Guerra y Marina de Luis XV. España ya sabía que un grupo de franceses estaba explorando el Atlántico sur, en áreas que, por el Tratado de Tordesillas (1494; celebrado entre los Reyes Católicos y Juan II de Portugal), pertenecían a la Corona española. El embajador español en París, Conde de Fuentes, había presentado una protesta al Duque. Bougainville creyó necesario afianzar la presencia francesa en Malvinas y comenzó la organización de un segundo viaje. El 4 de agosto, el gobierno francés le dio la autorización y el 21 regresó a Francia el Sphinx, desde Guadalupe, con un valioso cargamento que ayudó a financiar el nuevo viaje a las Malvinas. A día siguiente, Bougainville estaba en San Maló, de donde zarpó el 6 de octubre, llevando abordo un grupo de acadienses. El 5 de enero de 1765, el Aigle estaba anclado otra vez en las islas. Los colonos franceses habían levantado, con gran dificultad, nuevas casas. A Bougainville le preocupaba la falta de árboles y leña, razón por la cual el 2 de febrero zarpó con rumbo a la Patagonia. En este viaje se cruzó en Cabo Vírgenes con el Dolphyn, de Byron, que semanas más tarde llegaría al islote que Bougainville había llamado Puerto de la Cruzada, y al cual Byron rebautizaría Port Egmont. La recolección de árboles, madera, plantas y semillas duró hasta el 15 de marzo y el 29 la fragata, con Bougainville a bordo, estaba de regreso en las Malvinas. Le llevó dos semanas descargar todos los materiales. El 25 de abril, el Aigle partió rumbo a París, donde Bougainville se encontró con que la Corona española había reclamado a Francia la devolución de las islas, y que la Corona francesa –reconociendo que el archipiélago pertenecía a España-- había aceptado devolverlas. Meses después, el Duque de Choiseul-Sainville ordenó a Bougainville que fuera a Madrid, a arreglar los detalles de la devolución. Los españoles se negaban a restituir los gastos hechos por Bougainville (“navíos, bateles, mercancías, armas, municiones de guerra y de boca que constituían nuestro establecimiento”), sosteniendo que el reembolso correspondía a la Corona francesa, pero Carlos III instruyó al Consejo de Ministros que indemnizara al francés. La Corona española ya había recibido un informe del Virrey del Perú, Manuel de Amat, fechado en noviembre de 1765, en el cual se refería a la expedición francesa y –evocando una comunicación suya del 8 de abril de 1758, cuando estaba al frente de la Capitanía General de Chile-- reiteraba que estaba “receloso” de la “ocupación de las Malvinas por alguna de las naciones extranjeras”. El Rey entendió que una indemnización no importaba, si se trataba de afianzar el dominio de una posición estratégica. El 4 de octubre de 1766, Bougainville firmó el recibo:

“Don Luis Antonio de Bougainville, coronel de los ejércitos del Rey Cristianísimo [Luis XV], he recibido 618.108 libras 13 sueldos y 11 dineros que importa un estado que he presentado de los gastos que han causado a la Compañía de San Maló las expediciones hechas para fundar sus intrusos establecimientos en las Islas Malvinas de Su Majestad Católica”.

En el detalle, el recibo indica que un anticipo le fue entregado por el embajador de España en París, el Conde de Fuentes, y que el resto lo recibirá en París y Buenos Aires. De hecho, más de la mitad de la indemnización fue pagada en letras de tesorería, en Buenos Aires. La indemnización recibida por Bougainville incluía, según el mismo recibo, “casas, obras, maderas, embarcaciones allí construidas, y empleas en la expedición, y finalmente cuanto perteneciese en ellos a la Compañía de San Maló como incluido en la cuenta que se satisface, y a Su Majestad Cristianísima [Luis XV]”. Estos bienes, entregados por el propio Bougainville a los españoles, constituyeron la base de lo que, a partir de entonces, se llamó Puerto Soledad. Está claro, por lo tanto, que el primer asentamiento fue intruso y que la potencia responsable, Francia, restituyó las islas a la Corona española por entender que pertenecían a España.

2.3.3. El posterior asentamiento británico en Port Egmont y el acuerdo anglo-español de 1771. Como se lee en el sitio del gobierno de las islas Falkland [Malvinas] (www.falklandislands.com):

“el primer asentamiento británico [Port Egmont] fue establecido en 1776. Pero hasta 1883 hubo un período de cierta confusión, cuando Francia, Gran Bretaña, España y el Gobierno de Buenos Aires en distintos momentos establecieron pequeños asentamientos locales, ninguno de los cuales duró más que unos años”. (Mis énfasis).

La dubitativa redacción demuestra la debilidad del argumento, el cual cede ante la documentación sobre el primer asentamiento efectivo en las islas: el de Francia, que terminó reconociendo la soberanía de España. El 10 de junio de 1770 una expedición enviada por el Gobernador de Buenos Aires, Francisco de Bucareli, desembarcó en Port Egmont, expulsó a los británicos y ocasionó daños materiales. Al año siguiente, España –-“animada por el amor a la paz” y procurando mantener “la buena armonía con Gran Bretaña”-- decidió desautorizar la acción de Bucareli y restablecer “las cosas” en el “Puerto llamado Egmont” al estado en que se encontraban el 10 de junio de 1770. El Príncipe Masserano, embajador de Carlos IV en Londres, lo expresó así en una nota al 4° Conde de Rochford, Foreign Secretary [Secretario de Asuntos Exteriores; en adelante, canciller] de Jorge II, advirtiéndole:

“[Esta restitución] no puede ni debe en modo alguno afectar la cuestión de derecho anterior de soberanía de las Islas Malvinas”.

El conde Rochford aceptó la restitución por nota, en la cual transcribió el compromiso de España, sin objetar el reclamo de soberanía. A su vez, el Conde de Cadmen, Lord Chancellor, reconoció: “[El Rey de España ha] declarado que su reclamación anterior no puede ser afectada por ese acto de restitución posesoria”. Eso no era todo. Como lo señaló el Ministro Plenipotenciario de las Provincias Unidas del Río de la Plata [en adelante, embajador] Manuel Moreno en la nota de protesta que, en nombre de la República Argentina, presentó el 17 de junio de 1833 al canciller Lord Palmerston, aquél acuerdo de restitución transitoria de Port Egmont incluía una cláusulas secreta, por la cual el Reino Unido se obligaba a restituir las Malvinas a España. No era una afirmación caprichosa de Moreno. Se basaba nada menos que en las memorias del ex Primer Ministro William Pitt, quien reveló (Anecdotes of the Right Honorable William Pitt, Earl of Chatham, vol. III, chap. 39):

“Mientras Lord Rochford estaba negociando con el Príncipe Masserano, Mr. Stuart Mackenzie estaba negociando con monsieur François (Secretario de la embajada de Francia en la Corte de Londres). Al fin, como una hora antes de reunirse el Parlamento, el 22 de enero, 1771, se firmó una declaración por el Embajador Español, bajo órdenes, en indemnización de Francia, para la restitución de las Islas de Falkland a S.M.B.; pero la condición importante, bajo que se obtuvo esta declaración, no se mencionaba en ella. Esta condición era que las fuerzas británicas deberían evacuar las Islas de Falkland, tan pronto como fuese conveniente, después de ser puestas en posesión del Puerto y Fuerte Egmont, y el Ministerio Británico se obligó, en señal de su sinceridad en cumplir aquella promesa, a ser el primero en desarmar”.

Moreno interpretaba que, al abandonar Port Egmont en 1774, el Reino Unido lo había hecho en cumplimiento de aquella cláusula secreta. Citaba, para reafirmar su presunción, esta comunicación del Ministro de Marina e Indias de Carlos IV, Julián de Arriaga, al Gobernador de Buenos Aires, Juan José de Vértiz y Salcedo, fechada en Aranjuez el 9 de abril de 1774:

“Por la adjunta copia de orden, se enterará V.S. de lo que con esta fecha se previene al Gobernador de las Malvinas relativo a la oferta de la Corte de Londres para abandonar el establecimiento que hizo en la Gran Malvina; lo que aviso V.S. de orden el rey para que por su parte disponga su cumplimiento”.

El Reino Unido se retiró pacíficamente, el 22 de mayo de 1774. Alegó “razones económicas” y, al retirarse por orden superior de Port Egmont, los colonos dejaron una placa sosteniendo que las Malvinas eran “propiedad exclusiva del Rey Jorge III”; pero el hecho jurídica y políticamente significativo fue el abandono del enclave, que no puede sino entenderse como consecuencia de lo acordado oportunamente con España.

2.4. SUPUESTA “RES NULLIUS” (1833). El Reino Unido ha sostenido que, cuando el capitán James Onslow tomó por la fuerza las Malvinas, el 2 de enero de 1833, las islas eran res nullius. Es decir, tierra de nadie. Sin embargo, para enarbolar la Union Jack, las fuerzas de Onslow debieron arriar la bandera argentina. España, y luego la Argentina, habían mantenido el dominio efectivo de las islas durante 66 años.

2.4.1. Gobernadores españoles de las islas (1767-1810) En el período 1767-1810, fueron gobernadores de las Malvinas (algunos de ellos más de una vez):

1767 -1773 Felipe Ruíz Puente 1773 -1774 Domingo Chauri 1774 -1777 Francisco Gil y Lemos 1777 -1779 Ramón Carassa 1779 -1781 Salvador de Medina 1781 -1783 Jacinto de Altolaguirre 1783 -1784 Fulgencio Montemayor 1784 -1786 Agustín Figueroa 1786 -1787 Pedro de Mesa y Castro 1787 -1788 Ramón Clairac 1788 -1789 Pedro de Mesa y Castro 1789 -1790 Ramón Clairac 1790 -1791 Juan José de Elizalde 1791 -1792 Pedro Pablo Sanguineto 1792 -1793 Juan José de Elizalde 1793 -1794 Pedro Pablo Sanguineto 1794 -1795 José de Aldana y Ortega 1795 -1796 Pedro Pablo Sanguineto 1796 -1797 José de Aldana y Ortega 1797 -1798 Luis de Medina y Torres 1798 -1799 Francisco Xavier de Viana 1799 -1800 Luis de Medina y Torres 1800 -1801 Francisco Javier de Viana 1801 -1802 Ramón Fernández de Villegas 1802 -1803 Bernardo Bonavía 1803 -1804 Antonio Leal de Ibarra 1804 -1805 Bernardo Bonavía 1805 -1806 Antonio Leal de Ibarra 1806 -1809 Bernardo Bonavía 1809 -1810 Gerardo Bordas 1810 -1811 Pablo Guillén

2.4.2. Criollos entre los gobernadores españoles. En la lista precedente aparecen dos criollos:

- El teniente de fragata Jacinto de Altolaguirre había nacido en Buenos Aires el 15 de julio de 1754.

- El teniente de navío Francisco Xavier de Viana había nacido en Montevideo el 3 de diciembre de 1764. Sería, con el tiempo, un protagonista del proceso iniciado con la Revolución de Mayo: en 1813 fue Gobernador Intendente de Córdoba; en 1814, Secretario de Guerra y Marina del Director Gervasio de Posadas, quien lo ascendió a brigadier general; y luego Secretario de Guerra y Marina del Director Carlos de Alvear.

Bernardo Bonavía no era criollo, pero se sumó activamente a la Revolución de Mayo.

2.4.3. Hechos que prueban la administración efectiva de las islas. Los gobernadores de Malvinas dependieron (hasta 1776) del Gobernador y Capitán General de Buenos Aires; y, desde 1776, del Virrey del Río de la Plata. España designaba, junto con los gobernadores, a los capellanes, que primero fueron franciscanos; luego mercedarios y, por último, capellanes seculares de la Armada. Hasta 1810, la asistencia espiritual en las islas estuvo a cargo de Fray José Zambrano; luego, hasta 1811, fue capellán el presbítero Juan Casona. Una serie de hechos demuestra que las islas estuvieron, desde 1767, efectivamente incorporadas a la Gobernación de Buenos Aires, al Virreinato del Río de la Plata y, luego, a las Provincias Unidas:

1780 El Virrey Juan José Vértiz y Salcedo dispone un ajuste presupuestario, reduciendo el gasto asociado a las Malvinas de casi 60.000 pesos a 11.102.

1780 Se establece un presidio. 1781 Al hacerse cargo Altolaguirre, encuentra en las islas, además de viviendas comunes y explotaciones agropecuarias: - La casa del gobernador. - La casa del Capitán del Puerto. - Un hospital. - Una capilla. - Una pequeña biblioteca, formada por los jesuitas. - El cuartel de marineros. - El cuartel de presidiarios y tropa. - Un obrador de carpintería. - Una herrería. - Dos almacenes. - Tres baterías (San Carlos, Santiago y San Felipe), con un total de 13 cañones.

La población está compuesta por 103 personas: el gobernador, el Ministro de la Real Hacienda, tres oficiales, 50 soldados, dos religiosos, un cirujano, un albañil, un panadero y 43 presidiarios. El aprovisionamiento de las islas es hecho, todos los veranos, desde Montevideo.

1783 Los presidiarios superan los 40. Muchos de ellos faenan y se encargan de otras tareas rurales.

1788 Además de 166 caballos, hay 2.180 cabezas de granado vacuno.

1789 – 4 a Se celebra el ascenso al trono de Carlos IV. Tedeum en acción de 7 de gracias, corrida de toros (se lidian doce), representación de una noviembre comedia y fuegos artificiales.

1789 - Llegan La Descubierta y La Atrevida: dos corbetas que integran una diciembre expedición dirigida por el capitán de navío Alejandro Malaspina, que partió de Cádiz el 30 de julio. Lleva a bordo naturalistas, cartógrafos y pintores.

1791 Las cabezas de vacunos llegan a 3.460.

1791 – 20 La corbeta San Pío y el bergantín Nuestra Señora del Carmen, al de mando del piloto José de la Peña, zarpan de las Malvinas a fin de diciembre realizar un reconocimiento de las costas de .

1804 Las cabezas de vacuno han disminuido a 235, pero hay 739 caballos.

2.4.4. Convenio de San Lorenzo el Real (1790) Un tratado anglo-español, a propósito de un conflicto ajeno a las Malvinas, adquirió gran importancia para sustentar el derecho español a las islas. El fondeadero de San Lorenzo o Nutka (Vancouver, actual Canadá) fue descubierto en 1774 por el piloto mallorquín Juan Pérez y redescubierto en 1778 por el inglés James Cook. Otros británicos, John Meares y William Douglas establecieron allí, en 1788, un puesto comercial. Poco después, a bordo del Argonaut, llegó James Colnett. Al año siguiente, el Virrey de Nueva España envió una expedición, bajo el mando de Esteban José Martínez, que tomó posesión de Nutka, capturó los barcos británicos, apresó a su tripulación y envió a los prisioneros a la base naval de San Blas (actual México). Gran Bretaña consideró que la acción española era casus beli y se preparó para la guerra. España --que no consiguió la solidaridad de Francia, envuelta en su propia Revolución-- debió firmar, para evitar esa guerra, un armisticio muy desfavorable. Se lo conoce como Convenio de San Lorenzo el Real (o Nootka Sound Convention), de 1790.

Por ese convenio, España abandonó todas sus pretensiones sobre el noroeste de América, a cambio de algo que parecía etéreo: conforme lo firmado por ambas partes, los británicos no podrían navegar a menos de 10 leguas de las costas ya “ocupadas” por España en mares australes (artículo 4°), y no podrían desembarcar, salvo transitoriamente, en costas “no ocupadas” de esos mares (artículo 6°).

Autores de distinto origen han interpretado que esa convención implicó un abandono indirecto de toda pretensión del Reino Unido sobre las Falklands [Malvinas]:

- El español Camilo Barcia Trelles subraya que el tratado implicó el reconocimiento de “la soberanía de España sobre las regiones ocupadas de hecho". - El francés Gilbert Gidel destaca que, al firmar el acuerdo, el Reino Unido, desistió de toda aspiración legítima sobre las Falklands [Malvinas]. - El norteamericano Julius Goebel afirma que, al renunciar a la ocupación, Gran Bretaña se despojó de la única posibilidad de adquirir derechos sobre las islas.

2.4.5. La Argentina como continuadora jurídica de España.

A principios del siglo 19, las Malvinas tenían una Gobernación y una Comandancia Civil y Militar. El gobernador dependía directamente del Virrey, con asiento en Buenos Aires, pero todo lo relativo a la administración debía diligenciarse con el Apostadero de Montevideo, ya que las islas eran consideradas, “en cuanto a pagos y remuneraciones”, como "un buque navegando".

El primer gobierno patrio (instalado seis años antes de la declaración de la Independencia) se estableció, como todos sabemos, el 25 de mayo de 1810. Pues bien, a sólo cinco días de asumir la Junta Gubernativa, Cornelio de Saavedra y Juan José Paso firmaron una comunicación “a los señores Ministros Generales de Real Hacienda”, ratificando que debían satisfacerse a través del “Ministro de Marina de este apostadero” todos los “sueldos, gratificaciones, jornales y demás gastos que ocurran” en el “establecimiento de Malvinas”. Sin embargo, el gobierno patrio necesitaba concentrar recursos humanos y materiales para sostener su autoridad. El bergantín Gálvez, al mando del piloto Manuel Moreno, fue despachado a las Malvinas para recoger a los 46 hombres, los cañones y las armas que allí estaban. El propósito no era abandonar las islas y, a fin de dejarlo claro, se fijó en el campanario de la Real Capilla una placa en plomo, que decía (recurriendo, como en todo documento revolucionario hasta 1816, a “la máscara de Fernando VII”):

"Esta isla con sus Puertos, Edificios, Dependencias y quanto contiene pertenece a la Soberanía del Sr. D. Fernando VII Rey de España y sus Indias, Soledad de Malvinas 7 de febrero de 1811 siendo gobernador Pablo Guillén".

La misma leyenda fue colocada en la puerta de cada una de las casas y edificios. De todo se levantó el 13 de febrero de 1811 un acta firmada por Guillén, Moreno y el Vicario de las islas Juan Canosa. Los años siguientes, estuvieron consagrados a las luchas de la independencia. Las Provincias Unidas debieron resistir a las fuerzas realistas que avanzaban por el noroeste, y decidieron formar el Ejército de los Andes para iniciar, previo cruce de los Andes, una ofensiva por el Pacífico.

Los recursos estaban concentrados en las fronteras calientes. Las Malvinas no podían ser prioritarias. Sin embargo, a sólo cuatro años de declarada la Independencia, y cuando José de San Martín aún no había partido de Chile a Perú, el Superior Gobierno de las Provincias Unidas confirió a un ex coronel de marina de los Estados Unidos –- , nacido en 1772 en North Parish, New London, Connecticut— “el grado de coronel de ejército al servicio de la marina” al mando de la “fragata de guerra del Estado la Heroína”. La misión de Jewett era retomar, en nombre del gobierno, la posesión efectiva de las Malvinas. El despacho, fechado el 15 de enero de 1820, lleva la firma de Matías Irigoyen. El 6 de noviembre de 1820, Jewett izó el pabellón celeste y blanco en lo que quedaba de Puerto Soledad. Antes, había enviado al capitán de la Armada Real británica , en viaje al polo sur, la siguiente comunicación, fechada el 2 de noviembre:

"Fragata del Estado Heroína, en Puerto Soledad, Noviembre 2 de 1820. Señor, tengo el honor de informarle que he llegado a este puerto comísionado por el Supremo Gobierno de las Provincias Unidas de Sud América para tomar posesión de las islas en nombre del país a que éstas pertenecen por la Ley Natural. Al desempeñar esta misión deseo proceder con la mayor corrección y cortesía para con todas naciones amigas; uno de los objetos de mi cometido es evitar la destrucción de las fuentes de recursos necesarios para los buques de paso, que, en recalada forzosa, arriban a las islas, y hacer de modo que puedan aprovisionarse con los mínimos gastos y molestias, dado que los propósitos de Usted no están en pugna y en competencia con estas instituciones y en la creencia de que una entrevista personal resultará de provecho para ambos, invito a usted a visitarme a bordo de mi barco, donde me será grato brindarle acomodo mientras le plazca; he de agradecerle --así mismo-- que tenga a bien, en lo que esté a su alcance, hacer extensiva mi invitación a cualquiér otro súbdito británico que se hallare en estas inmediaciones; tengo el honor de suscribirme señor, su más atento y seguro servidor". Jewett, Coronel de la Marina de las Provincias Unidas de Sudamérica y comandante de la Fragata "Heroína". El Reino Unido no protestó por estos hechos.

2.4.6. Ejercicio efectivo de la soberanía argentina (1810-1833). No obstante las dificultades impuestas por la guerra de la Independencia (que terminó, para Sudamérica, en 1824), y al margen de las vicisitudes de la organización nacional, la Argentina no dejó nunca de lado las Malvinas. Contra lo que podría pensarse, dada la vastedad de su territorio, el país dio especial importancia a ésas que (hasta 1833) fueron dependencias privilegiadas del gobierno nacional, como lo demuestran los hechos siguientes:

Fecha Hecho Autoridad que suscribe 1810 – 30 Reiteración de órdenes del 13 de diciembre de Junta Gubernativa; de mayo 1806 y 20 de marzo de 1810 sobre el modo de Cornelio de atender “los gastos y pagamentos” que Saavedra, Juan requiera “el establecimiento de Malvinas”. José Paso. 1813 – 13 Solicitud al gobierno de las Provincias Unidas de enero del Río de la Plata de un permiso para cazar lobos marinos en las islas con el bergantín inglés El Rastrero. Lo suscribe Enrique Torres.

1813 – 30 Permiso a Torres para la caza de lobos de enero marinos.

1816 Oficio al gobernador de Cuyo, General José de Antonio Luis Beruti, San Martín informándole que el presidio de ministro de Guerra Malvinas está habilitado para recibir prisiones. Interior. 1818 Aprovisionamiento en Puerto Soledad del foquero argentino Espíritu Santo, en viaje a las Shetland del Sur.

1820 – 15 Designación de David Jewett, “comandante de Matías Irigoyen, de enero la fragata de guerra del Estado la Heroína” ministro de Guerra y como coronel de ejército al servicio de la Marina. marina nacional.

1820 – 13 Asistencia a los náufragos de la corbeta de febrero francesa Uranie, prestada por pobladores de las islas. La corbeta, proveniente de Australia, cumplía una misión científica encabezada por Louis Claude Saulces de Freycinet. Con el patrocinio de Francia, el naturalista se proponía medir el hemisferio sur, observando fenómenos magnéticos y meteorológicos, así como recoger datos sobre la historia natural y los pueblos nativos. Los náufragos permanecen 73 días en las Malvinas. Son rescatados por el barco norteamericano Mercury.

1820 – 28 Arribo de Jewtt, al mando de la fragata de octubre Heroína. Ha sido comisionado para combatir la caza clandestina de focas y lobos marinos.

1820 – 6 Ceremonia de re-posesión. La bandera Jewett, de argentina, izada en el fuerte, es saludada por comunicación al noviembre una salva desde la Heroína, “en presencia de capitán W. B. Orne, varios ciudadanos de los Estados Unidos y del barco General súbditos de Gran Bretaña”. Jewett anuncia que Knox, de Salem, una de sus principales misiones es evitar la Estados Unidos. destrucción “desatentada” de los recursos naturales.

1821 Designación del teniente coronel Guillermo [William] Mason, inglés al servicio del gobierno argentino, en reemplazo de Jewett.

1821 – 22 Imposición de un gravamen a los extranjeros H. Junta de de octubre que vengan por temporada a realizar faenas de Representantes de pesca y caza en el Atlántico sur [Patagones]: 6 Buenos Aires pesos por tonelada.

1823 – 23 Solicitud de y Jorge Pacheco. de agosto Requieren al gobierno de Buenos Aires el usufructo de las carnes, cueros y ganado vacuno de la isla Oriental de las Malvinas, ofreciendo hacerse “cargo de la refacción de los edificios para tenerlos a disposición de las autoridades cuando éstas lo necesitasen".

1823 Nuevo gobernador: capitán de milicias retirado Pablo Areguatí, indígena educado por jesuitas, a quien el General Manuel Belgrano había nombrado alcalde de Mandisoví (Corrientes), durante su campaña al Paraguay.

1823 - 28 Permiso a Vernet y Pacheco para Martín Rodríguez, de agosto “transportarse a la Isla de la Soledad, una de gobernador y capitán las Malvinas” y establecerse “de un modo general de Buenos efectivo y permanente”. Pacheco recibe 30 Aires; refrendo de leguas de tierra y derechos exclusivos de Bernardino pesca, "en la inteligencia que semejante Rivadavia. concesión jamás podrá privar al Estado del derecho que tiene a disponer de aquel territorio del modo que crea más conveniente a los intereses generales de la Provincia.

1823 - 18 Cesión a Jorge Pacheco de terrenos en las Martín Rodríguez de Malvinas para la cría de hasta 2.000 ovejas diciembre merinas.

1826 Naufragio del navío británico Beaufoy cerca de Malvinas. Según una versión, la tripulación y el capitán del barco, el escocés Matthew Brisbane, son rescatados por la goleta Aguila, e invitados a radicarse en las islas, con posibilidad de dedicarse a la pesca. Según otra versión, Brisbane llegará tiempo después, llevados por Luis Vernet.

1828 - 5 Bajo condición de establecer en tres años una de enero colonia, cesión a Luis Vernet de todos los terrenos baldíos de la Isla de la Soledad, reservándose el gobierno 10 leguas cuadradas en la Bahía de San Carlos.

1828 - 5 Autorización a imponer en las islas las Id. de enero contribuciones “que se consideren necesarias para el sostén de la autoridad” y derechos de exportación e importación “para el sostén de la Colonia”. [Colonia en el sentido de “conjunto de pobladores”].

1828 - 5 Concesión de derechos de pesca por 20 años Id. de enero “en las dos Islas”, y extiende ese derecho a “las Costas del Continente al Sur del Río Negro de Patagones”.

1829 - 10 “Las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo Martín Rodríguez; de junio de Hornos en el mar Atlántico, serán regidas refrendo de Salvador por un comandante político y militar”. “La María del Carril residencia del comandante político y militar será en la Isla de la Soledad, y en ella se establecerá una batería bajo el pabellón de la República”. “El comandante político y militar hará observar por la población de dichas islas las leyes de la República, y cuidará en sus costas la ejecución de los reglamentos sobre pesca de anfibios”.

1829 - 10 Nombramiento de Luis Vernet como Martín Rodríguez; de junio comandante político y militar de las Islas refrendo de Salvador Malvinas y adyacentes, “delegando en su María del Carril persona toda la autoridad y jurisdicción necesarias”. Vernet, de ascendencia francesa, nació en Hamburgo en 1791; y se estableció en el Río de la Plata en 1817. Casado con una criolla.

1829 – 14 38 colonos europeos transportados a las islas de julio por Vernet. En las Malvinas, Vernet realiza distintas obras: arma una batería bajo la bandera nacional; hace un relevamiento topográfico; estudia la flora, la fauna y el clima; levanta casas con maderas traídas de la Isla de los Estados; establece un saladero de carne vacuna y pescado; hace construir la goleta Águila; inventa y aplica a gran escala un procedimiento para el tratamiento de cueros.

1829 Hay en las islas 5.000 porcinos, 3.000 equinos, 2.000 bovinos y una cantidad indeterminada de ovinos.

1829 – 22 A raíz de los excesos cometidos por pesqueros de octubre extranjeros, se prohíbe la caza de anfibios en las costas y pueblos del Atlántico Sur [Patagones] hasta nueva resolución.

1832 Visita del Beagle, que trae a bordo a . El capitán Fitzroy, escribe: “El gobernador Vernet me recibió con cordialidad. Posee una gran ilustración y habla varios idiomas. Su casa es una construcción larga y baja, de un solo piso, con gruesos muros de piedra. Encontré en ella una buena biblioteca compuesta de obras españolas, alemanas e inglesas. Una alegre conversación amenizó la comida, a la cual asistieron el gobernador Vernet, su esposa y algunos invitados. Por la noche hubo música, canto y baile. En la habitación había un gran piano, la señora de Vernet, una bonaerense, nos dejó oír su excelente voz”.

1831 - El gobierno de las islas, en aplicación de la ley agosto que prohíbe la caza de anfibios, captura tres goletas de bandera norteamericana (Harriet, Brackswater y Superior) que cazaban focas sin autorización, las desollaban y cargaban los cueros. Vernet llega a un acuerdo con los tres capitanes: un tribunal en Buenos Aires decidirá el destino de las goletas. Con las naves propias y las incautadas, Vernet se embarca para Buenos Aires, llevando a los capitanes norteamericanos.

1831 – Arribo de la Harriet a Buenos Aires. El cónsul noviembre norteamericano protesta ante el gobierno argentino.

1831 - 9 Gilbert Davidson, capitán de la Harriet, burla la de vigilancia argentina, sube a la goleta y la diciembre conduce de vuelta a las Malvinas.

1831 - 28 El comandante norteamericano , de entra bajo pabellón francés a las Malvinas, con diciembre la cañonera Lexington. Desembarca una partida que, como represalia por la captura de los tres pesqueros ilegales, destruye la colonia, mata el ganado, vacía la bodega de provisiones e inutiliza artillería y pólvora. Los ocupantes permanecen 22 días en las islas.

1832 - 8 Enérgica protesta al gobierno de los Estados Manuel Vicente de agosto Unidos, en la cual se justifica la captura de los Maza, ministro de pesqueros ilegales y se exige reparaciones al gabinete pabellón argentino e indemnización por los daños. El cónsul George W. Slacum y el encargado de negocios Francis Bayles, declarados “personas no gratas”. 1832 – 10 Designación de un comandante civil y militar Juan Manuel de de interino de las Islas Malvinas y adyacentes: el Rosas; refrendado septiembre sargento mayor de artillería Esteban José por Juan Ramón Francisco Mestivier. Lo conducirá la goleta de Balcarce. guerra Sarandí, cuyo capitán lo pondrá en posesión del mando.

1832 – 14 Instrucciones al nuevo Comandante. Se le Juan Manuel de de orientar a los habitantes en Rosas septiembre cultivos agrícolas.

1832 – 25 Partida de la Sarandí, a las órdenes del de teniente coronel de marina José María de septiembre Pinedo. Lleva a Mestivier y su esposa, más 25 soldados al mando del ayudante mayor José Gomila.

1832 – 7 Arribo de Mestiver a las Malvinas. Pinedo sale de octubre a efectuar un reconocimiento de las costas malvinenses. Regresará el 30 de diciembre.

1832 – 30 Muerte de Mestiver como consecuencia de de una insurrección, a la cual llevó la noviembre desesperación de los pobladores tras la destrucción de bienes y animales causada por la expedición de Duncan.

1832 – 30 Regreso de la Sarandi. Pinedo se hace cargo de de la situación. diciembre

1833 - 2 Ataque británico. El comandante de la corbeta de enero Clío, capitán James Onslow, entra en Puerto Soledad e intima el retiro de las fuerzas . Pinedo juzga que la desproporción de fuerzas le impiden resistir. El 3 de enero se iza la Union Jack. Comienza la ocupación británica.

1833 – 26 Rebelión del entrerriano , al de agosto frente de dos gauchos y cinco indígenas. Los rebeldes matan al despensero William Dickson, que había sido designado por Onslow representante de Su Majestad británica. También al capataz francés Jean Simon y a Mattew Brisbane. Es arriada la Union Jack e izada la bandera argentina. En 1842, el explorador James Clark Ross, hará que los restos de Brisbane sean exhumados y sepultados bajo una lápida de madera con esta leyenda: “A la memoria de Mr. Matthew Brisbane, quien fue bárbaramente asesinado el 26 de agosto de 1833. Al mando del cúter Beaufoy, fue celoso y hábil compañero del Capitán James Weddell durante su emprendedor viaje más allá del 7° grado de latitud sur, en febrero de 1823”.

1834 – 8 Llegada del barco británico Challenger, al de enero mando del capitán Michael Seymour.

1834 – 10 Reconquista británica. Es arriada la bandera de enero argentina e izada la Union Jack. Una partida enviada por Seymour inicia la persecución de los criollos. Rivero será el último en entregarse, el 7 de marzo. Él y sus hombres serán llevados a Londres para ser juzgados, pero allá permanecerán meses en el buque, anclado en el Támesis. En junio de 1835, las autoridades británicas decidirán que, sin reembarcar, regresen Montevideo, donde serán dejados en libertad.

El recuento precedente, aunque incompleto, demuestra no sólo la importancia que la Argentina dio desde su nacimiento a las islas Malvinas, sino la forma en que ejerció efectivamente su soberanía, aun en períodos de extrema dificultad, como lo fueron la Guerra de la Independencia, la lucha por la unión nacional y la pugna con el indio que (el mismo año 1833) daría lugar a la primera campaña del desierto.

2.5. SUPUESTA PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA. Los documentos que el Foreign Office mantiene protegidos por el secreto oficial –y que llevaron al gobierno de Su Majestad británica a rechazar el arbitraje-- muestran que, a la luz de elementos como los que reseñamos más arriba, los títulos históricos del Reino Unido sobre las Malvinas son excesivamente débiles.

Fue por eso que, a partir de los año 30, los británicos comenzaron a matizar sus reclamos de primer avistaje, primer desembarco y primera ocupación. Fueron apoyándose, cada vez más, en la doctrina de la prescripción.

De acuerdo con dicha doctrina, la posesión pacífica e ininterrumpida durante un tiempo (indeterminado, pero en todo caso largo) confiere derechos de soberanía, así la ocupación inicial haya sido ilegal.

El Reino Unido sostenía que, en última instancia, ése era el caso de las Malvinas, por cuanto las islas habían estado pacíficamente en su poder desde 1883, sin interrupción alguna.

Nuestro país sostenía, en cambio, que los periódicos reclamos diplomáticos habían impedido que operase la prescripción. La Argentina subrayaba que ignorar el efecto de tales reclamos equivalía a sostener que la prescripción adquisitiva sólo se interrumpe cuando la posesión es desafiada militarmente, lo cual equivaldría a sostener que el derecho internacional promueve el uso de la fuerza.

2.5.1. La prescripción interrumpida por los reclamos constantes desde 1833 hasta la fecha.

El gobierno británico pretendió, en más de una ocasión, negar que la Argentina hubiera mantenido ininterrumpidamente sus protestas. Sin embargo, la siguiente reseña (pese a ser incompleta) muestra que desde 1833 los reclamos argentinos fueron incesantes, por lo que la prescripción adquisitiva no pudo haberse operado. La lista se detiene con la constitución de la ONU, dado que los reclamos ante el organismo se consideran por separado:

FECHA MEDIDA AUTORIDAD QUE LA TOMA

1833 - 15 de Pide explicaciones al Manuel Vicente Maza, Ministro enero encargado de negocios ad de Gracia y Justicia, interim de Su Majestad encargado del Departamento Británica. Sostiene que no hay de Relaciones Exteriores razón que pueda “cohonestar” el atropello y reivindica “los respetos y derechos de la República Argentina”.

1833 - 22 de Protesta “del modo más Manuel Vicente Maza enero formal” en nota al encargado de negocios, condenando las “pretensiones del Gobierno de la Gran Bretaña a las Islas Malvinas y la ocupación que ha hecho de ellas, como igualmente contra el insulto inferido al pabellón de la República”.

1833 – 14 de Instruye al Ministro Manuel Vicente Maza febrero Plenipotenciario [embajador] en el Reino Unido, Manuel Moreno, para que presente al gobierno de Su Majestad británica la queja por la “usurpación” y el “agravio inferido a la República”.

1833 – 17 de Protesta ante el Foreign Office Manuel Moreno, embajador, a junio por el “despojo y eyección”. La Lord Palmerston, canciller. protesta consiste en un extenso documento, que detalla la historia de las Malvinas y descalifica con argumentos precisos cada uno de los títulos invocados por el Reino Unido.

1834 - 29 de Reitera que “las Provincias Manuel Moreno al duque de diciembre Unidas han probado con Wellington, Primer Ministro. documentos intachables” sus títulos sobre las Malvinas, de las que “han sido despojadas” por la fuerza. Se sostiene que la “prioridad de ocupación notoria y tranquila”, que “confiere un dominio real y exclusivo”.

1841 – 18 de Recuerda la “discusión Manuel Moreno a Lord diciembre pendiente” acerca de las Islas Aberdeen, canciller. Malvinas, de las cuales “se apoderó el Gobierno Británico en 5 de enero de 1833, despojando a las Provincias Unidas de aquel antiguo territorio y legítima posesión de la República”.

1842 - 19 de Rechaza la colonización Manuel Moreno a Lord febrero británica, juzgándola “contraria Aberdeen. al derecho” .

1842 – 21 de Entrega “una colección algo Reunión de Manuel Moreno febrero voluminosa de documentos con Lord Aberdeen históricos” a fin de “poner en claro la cuestión en todos sus detalles” y probar el derecho argentino.

1842 - 10 de Declara que la Argentina “no Manuel Moreno a Lord marzo puede ni podrá jamás Aberdeen. conformarse” con la pérdida de las islas y advierte que “después de las reiteradas incontestables pruebas” presentadas, sin que el Reino Unido modificara su posición, reitera su protesta por el “despojo y eyección”, y deja sentado que en el futuro el silencio no podrá interpretarse como “una implícita aquiescencia”.

1849 - 31 de Reitera que la correspondencia Manuel Moreno a Lord julio entre ambos países no ha sido Palmerston, canciller. “tan activa” por “estar la discusión casi agotada”, pero mantiene el reclamo argentino sobre las islas.

1884 – 19 de A raíz de una protesta por la Francisco J. Ortiz, canciller, a diciembre inclusión de las Malvinas en un Edmundo Monson, embajador. mapa del Instituto Geográfico argentino, insiste en que “el estado de la cuestión relativa a la soberanías de las Islas Malvinas” no ha variado.

1884 - 24 de Propone “dirimir la cuestión Francisco J. Ortiz a Edmundo diciembre pendiente” mediante una Monson discusión directa sobre “el fondo del asunto”.

1885 – 2 de Propone una negociación y Francisco J. Ortiz a Edmundo enero presenta, para ser elevado al Monson Gobierno de Su Majestad británica, un memorado que funda pormenorizadamente los derechos argentinos.

1885 – 13 de Ante la negativa a una Francisco J. Ortiz a Edmundo enero negociación, transmitida por el Monson. embajador del Reino Unido, insiste en que el conflicto de soberanía debe ser dirimido.

1886 – 15 de Reclama respuesta al Embajador argentino en febrero memorando de 1885. entrevista con Lord Rosebery, canciller.

1887 – 11 de Instruye al embajador Norberto Quirno Costa, marzo argentino para que solicite canciller, a Luis L. Domínguez, respuesta al memorando embajador argentino en el presentado en 1885. Reino Unido.

1888 – 20 de Reclama la “devolución Quirno Costa a F. Pakenham, enero incondicional” de las islas y embajador. sostiene que la República Argentina “no abandona ni abandonará jamás sus derechos a esos territorios”.

1888 – 12 de Propone un arbitraje Quirno Costa a George Jenner, junio internacional. embajador.

1908 Protesta por la inclusión de las Victorino de la Plaza, canciller. Georgias del Sur, las Orcadas del Sur, las Shetland del Sur, las Islas Sandwich y el territorio de la Tierra de Graham (San Martín) como dependencias de la Colonia de las Islas Falkland en una Carta Patente Real británica del 21 de julio. La carta incluye como británicas a Tierra del Fuego, Santa Cruz y la provincia chilena de Magallanes. En 1917, se corregirá parcialmente esta carta mediante otra, del 8 de diciembre de ese año, en la cual Tierra del Fuego y Santa Cruz aparecen como territorios argentinos, y Magallanes chileno.

1908 – febrero Protesta “formal y solemne” Victorino de la Plaza, a por la inclusión de las Malvinas embajador italiano. como colonias británicas en una convención internacional sobre cartas certificadas, firmada en Roma.

1910 Incluye las islas Malvinas como Mapa de la República parte del territorio nacional. Argentina, incluido en una publicación oficial, bajo el patrocinio del Ministerio del Interior.

1925 – 30 de Protesta por la instalación de Ángel Gallardo, canciller, a Sir noviembre una estación radiotelegráfica Malcolm Arnold Robertson, británica en Orcadas del Sur. embajador.

1926 – 20 de Notifica al gobierno de Bélgica Ángel Gallardo al Conde diciembre que la Argentina “mantiene su Roberto van de Straten protesta por la ocupación Ponthoz, embajador. indebida de las islas”, incluidas por el Reino Unido como colonias británicas en una convención firmada en Bruselas.

1927 - 22 de Notifica a la Unión Postal Luis M. Camussi, Jefe del marzo Universal (UPU) que, si bien la Servicio Internacional del Argentina no puede ejercer de Correo argentino, a la UPU. hecho su soberanía sobre las Islas Malvinas “por la ocupación mantenida por la Gran Bretaña”, dicha soberanía “le corresponde” por derecho.

1933 – 13 de Considera como “no Risso Domínguez, Ramón R. marzo franqueada” la Tula, Correos y Telégrafos. correspondencia que llegue al país timbrada con una estampilla británica conmemorativa de la ocupación de las islas.

1936-1937 Emite estampillas de un peso Dirección General de Correos que muestran a las Malvinas y Telégrafos. como parte de la Argentina. El Reino Unido no protesta.

1938 Declara no válida la Presidente Roberto M. Ortiz. categorización de las islas Falkland [Malvinas] como británicas, hecha por el Reino Unido en la Convención Postal Universal de El Cairo.

1939 – 3 de “Reserva y mantiene intactos Leopoldo Melo, en octubre los legítimos títulos y representación del canciller derechos” a las Malvinas y José María Cantilo, Primera adyacentes. Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de las Repúblicas Americanas, Panamá.

1940 – 30 de Manifiesta que las Islas Leopoldo Melo, en julio Malvinas “hacen parte del representación del canciller territorio argentino”. José María Cantilo, Segunda Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de las Repúblicas Americanas, La Habana.

1943 Formula reserva a la Dirección General de Correos Convención Postal de 1943 por y Telégrafos incluir a las islas Falkland [Malvinas] como colonia británica, y solicita a la Oficina Internacional de la Unión Postal Universal que comunique dicha reserva a todos los países miembros.

1945 – 23 de Formula reserva, indicando Miguel Ángel Cárcano y Oscar mayo que la República Argentina “en Ibarra García, Conferencia de ningún caso acepta” que el San Francisco, que elaboró la sistema de fideicomiso pueda Carta de la Organización de ser aplicado a las Islas las Naciones Unidas. Malvinas y adyacentes.

1946 - Mayo Aprueba por unanimidad un H. Cámara de Diputados de la proyecto de resolución Nación. solicitando al Ejecutivo que se dirija al Consejo de Seguridad de la ONU afirmando los derechos soberanos de la Argentina sobre las islas y reclamando su restitución.

1946 - 1 de Formula reserva de que “el Enrique Ferrer Vieyra, diciembre Gobierno de Argentina no delegado argentino, Cuarta reconoce la soberanía Comisión de la Asamblea británica” de las islas. General de la ONU.

Está muy claro que la Argentina no cejó nunca en sus reclamos de soberanía, impidiendo así que se operase la prescripción. La cuestión, por otra parte, no estaba zanjada cuando la Argentina ocupó las islas por las fuerza, en 1822, interrumpiendo así la posesión pacífica.

3. EL PRINCIPIO DE AUTODETERMINACIÓN COMO “ULTIMA RATIO” De acuerdo con el artículo 1 de la carta de la ONU, todo pueblo tiene el derecho de determinar libremente, sin interferencias externas, su status político, así como perseguir su desarrollo económico, social y cultural. Este principio está íntimamente asociado a la idea de nación. Hasta mediados del siglo 20, se entendía que la autodeterminación era una cualidad de la soberanía ya adquirida; el derecho de una nación a elegir sus propias formas de gobierno y desarrollar sus propias instituciones. Luego, la doctrina fue extendida a naciones potenciales, y eso proveyó las bases para la descolonización. Luego de la Segunda Guerra Mundial, se aceptó que los pueblos con identidad cultural y conciencia nacional eran acreedores al derecho de soberanía. Ese criterio se tradujo en un principio de derecho internacional: la voluntad soberana de un pueblo colonizado extingue cualquier derecho que la metrópoli haya podido ganar mediante la colonización. Se trataba, en general de pueblos preexistentes, que habían sido sometidos por un poder extraño. Al principio, el Reino Unido se opuso a la autodeterminación, que conducía al fin del Imperio Británico. Sin embargo, a partir de 1947, cuando no pudo evitar la independencia de la India, adoptó una actitud pragmática: prefirió inducir a algunas de sus colonias a independizarse –antes que los movimientos libertarios surgieran espontáneamente-- y promovió una unidad post-colonial, el Commonwealth.

En 1948, el principal propósito de la política colonial británica fue definido de este modo: “Guiar a los territorios coloniales hacia un responsable autogobierno dentro del Commonwealth, en términos que aseguren a los respectivos pueblos un adecuado standard de vida y libertad respecto de la opresión de cualquier origen”. Como lo ha señalado el Foreign Office, “esta política, que demostró ser de rápida evolución, culminó con la independencia de Ghana en 1957”.

Hacia fines de los 60, casi todas las grandes colonias del Reino Unido en África habían declarado su independencia, con excepción de Rhodesia del Sur (hoy Zimbabwe), cuyo territorio –-según el gobierno británico-- jamás había sido gobernado directamente por el Reino Unido. Esto porque la colonia había estado, hasta 1923, bajo la administración de la British South Africa Company; y ese año, merced al voto de la población, se había constituido en una “colonia autogobernada”. El caso Malvinas no encajaba en la doctrina de la autodeterminación. Era muy difícil aceptar que los isleños formaran una nación potencial. No sólo por su número (1.813 habitantes en 1982), sino porque carecían de otros requisitos de la nacionalidad. No tenían una identidad histórica, étnica, cultural, lingüística que los diferenciara del Reino Unido. Por el contrario, ellos mismos exhibían con orgullo que eran esencialmente británicos, lo cual resultaba muy respetable, pero probaba que no eran, a título propio, sujetos de derechos políticos. No había, en los habitantes de las Malvinas, nada que evocara una conciencia nacional, como no fuera la conciencia nacional británica. No obstante, agotados los argumentos históricos para justificar su permanencia en las islas, el Reino Unido esgrimió el supuesto derecho de autodeterminación de los habitantes de las Malvinas.

3.1. La nacionalidad de los isleños: clave del supuesto derecho de autodeterminación. Las islas fueron registradas por Gran Bretaña en las Naciones Unidas como “territorio no autogobernado bajo administración británica”; esto es, en el lenguaje de la ONU, una colonia. En consecuencia, la ONU considera al Reino Unido como el “poder administrador” de las islas, obligado a someter regularmente los informes a que se refiere el artículo 73 (e) de la Carta de la ONU. Se trata de informes relativos a las condiciones económicas, sociales y educacionales de la colonia, que deben ser presentados al Secretario General. A partir del momento en que inscribió a las islas como “territorio no autogobernado”, el Reino Unido ha sostenido que el futuro de las Falklands [Malvinas] depende del “deseo” de los isleños, lo cual equivale a reconocerles el derecho de autodeterminación. Ese derecho es inadecuadamente invocado. No hay aquí una disputa sobre el status político, entre la población colonial y la metrópoli. Lo que está en discusión –-entre el poder colonial y otro país-- es el territorio sobre el cual se ha asentado la colonia.

3.2. Posición argentina: como súbditos británicos, no pueden arbitrar un conflicto en el cual el Reino Unido es parte. El Reino Unido ha mantenido una población artificial en ese territorio. Desde 1833, impidió que los ciudadanos argentinos se instalasen en las islas, o adquirieran tierras en ellas, todo a fin de prevenir que la minúscula población de británicos fuera diluida por nativos de esta parte del mundo. La República Argentina niega que corresponda a esa población, artificialmente conformada, decidir a cuál de los dos países pertenece el territorio. Los isleños, --ha sostenido nuestro país-- no constituyen un pueblo; son súbditos británicos y, como tales no pueden ser los árbitros de un conflicto en el cual el Reino Unido es parte. El principio aplicable a la disputa territorial, según la posición argentina, no es el de la autodeterminación sino otro: el de integridad territorial.

3.3 Preeminencia del principio de integridad territorial. La voluntad de una población implantada, o descendiente de una población implantada, no podría anteponerse al principio de integridad territorial, consagrado en el derecho internacional contemporáneo. El párrafo sexto de la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea de la ONU, sancionada el 14 de diciembre de 1960, establece que “todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente [...] la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Esta resolución estaba referida al conflicto angloespañol sobre Gibraltar, pero el principio fue enunciado en forma general. Luego, en la Resolución 2353 (XXII), del 8 de enero de 1968, la Asamblea ratificó que “toda situación colonial que destruya total o parcialmente [...] la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas".

3.4. ONU: En la disputa hay sólo dos partes. Las Naciones Unidas no se han pronunciado, por supuesto, sobre los derechos del Reino Unido o la Argentina sobre las islas. En cambio, han dejado en claro que el conflicto no tiene tres partes sino dos. Las islas están incluidas entre los territorios a ser descolonizados, pero no a favor de un pueblo distinto del Reino Unido y la República Argentina. La Asamblea General declaró en 1965 (Resolución 2065 XX) la existencia de una “disputa sobre la soberanía”, entre ambos países. En palabras del historiador británico Anthony Verrier, el reclamo argentino “recibió algún tipo de reconocimiento por las Naciones Unidas” en aquella asamblea. El Reino Unido y la República Argentina fueron instados a resolver la disputa a través de negociaciones, teniendo en cuenta los “intereses” (no los “deseos”) de los isleños. La ONU negó, de esa forma, que los isleños constituyeran un pueblo. No sólo porque no los consideró parte de la disputa sino porque desestimó que su voluntad fuera decisiva. De acuerdo con la Resolución 1514 (XV), de 1960, la Asamblea General de la ONU la autodeterminación es la libre expresión de “la voluntad y el deseo” de los habitantes de un territorio sin autogobierno. Está claro que no se reconoce derecho a la autodeterminación cuando se hace referencia a los “intereses” de los habitantes de las islas Malvinas, y se recomienda que sean “tenidos en cuenta” por los dos países que se disputan la soberanía. El Reino Unido rechazó esta interpretación, y a pesar de mantener negociaciones bilaterales con la Argentina (esto es, sin la participación de los isleños como tercera parte), continuó refiriéndose a los deseos de los isleños. Representantes elegidos por la población malvinense explicaron en la ONU que sus representados “deseaban” mantener su “asociación” con el Reino Unido. Una “asociación” supone más de una parte, y ésa seguía siendo la tesis británica: que los isleños no eran parte del Reino Unido, sino una entidad separada, que tenía una voluntad de “asociación”. Esta tesis no ha penetrado nunca en la ONU, donde no sólo la Asamblea General sino todos sus organismos han considerado, en diversas oportunidades, que el conflicto es bilateral. Así lo confirman las siguientes disposiciones:

RESOLUCIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL

1514 (XV) 14 de diciembre de 1960 2065 (XX) 16 de diciembre de 1965 3160 (XXVIII) 13 de diciembre de 1973 31/49 1° de diciembre de 1976 37/9 4 de noviembre de 1982 38/12 16 de noviembre de 1983 39/6 1° de noviembre de 1984 40/21 27 de noviembre de 1985 42/19 17 de noviembre de 1987 42/35 17 de noviembre de 1988

RESOLUCIONES DEL COMITÉ ESPECIAL DE DESCOLONIZACIÓN

A/AC.109/756 1° de septiembre de 1983 A/AC.109/793 21 de agosto de 1984 A/AC.109/842 9 de agosto de 1985 A/AC.109/885 14 de agosto de 1986 A/AC.109/930 14 de agosto de 1987 A/AC.109/972 11 de agosto de 1988 A/AC.109/1008 15 de agosto de 1989 A/AC.109/1050 14 de agosto de 1990 A/AC.109/1087 14 de agosto de 1991 AC.109/1132 29 de julio de 1992 A/AC.109/1169 14 de julio de 1983 A/AC.109/2003 12 de julio de 1994 A/AC.109/2033 13 de julio de l995 A/AC.109/2062 22 de julio de 1996 A/AC.109/2096 16 de junio de 1997 A/AC.109/2122 6 de julio de 1998 A/AC.109/1999/ 1° de julio de 1999 23 A/AC.109/2000/ 11 de julio de 2000 23 AAC.109/2001/2 29 de junio de 2001 5 A/AC.109/2002/ 19 de junio de 2002 25 A/AC.109/2003 16 de junio de 2003 A/AC.109/2004 18 de junio de 2004 A/AC.109/2005 15 de junio de 2005 A/AC.109/2006/ 17

RESOLUCIONES DEL CONSEJO DE SEGURIDAD

502 (1982) 3 de abril de 1982 505 (1982) 26 de mayo de 1982

Las Naciones Unidas han expresado su “desagrado” por el hecho de que “pese al tiempo transcurrido desde la adopción de la resolución 2065 (XX) de la Asamblea General”, esta “prolongada disputa” no haya sido resuelta. La ONU -–reconociendo una vez más el carácter bilateral del conflicto-- instó a los gobiernos de la República Argentina y el Reino Unido a la “reanudación de sus negociaciones a fin de encontrar tan pronto como sea posible una solución pacífica y duradera a su disputa de soberanía”. La inexistencia de una tercera parte válida fue reafirmada en la parte dispositiva de la resolución, donde se especificó que “el modo de poner fin a la especial y particular situación colonial en el caso de las islas Falkland (Malvinas)” reside en un acuerdo “entre los Gobiernos de la República Argentina y el Reino Unido”.

3.5. El deseo de los isleños como argumento remanente. Al estallar la guerra de 1982, ya no se discutía si las islas habían sido descubiertas en 1520 por el barco San Antón, desprendido de la expedición de Magallanes; o en 1592 por John Davis. Tampoco se discutía si el Reino Unido las había adquirido o no por prescripción. Una publicación del Foreign Office, previa al conflicto de 1982, señalaba:

“Hace mucho tiempo que la situación geográfica de las Falklands [Malvinas] y sus limitados recursos hicieron obviamente deseable un acuerdo con la Argentina sobre su reclamo; pero Gran Bretaña no está dispuesta a transferir la soberanía contra los deseos de los habitantes”.

Ése era el único argumento restante: la voluntad de los isleños. La comunidad internacional, expresada a través de la ONU, no aceptaba, como hemos visto, esa tercería. El Reino Unido necesitaba que, al menos, su propia legislación diera sustento a la tesis que sostenía el Foreign Office. Para eso, no podía reconocer a los isleños como británicos; debía mantenerlos en la condición de terceros cuya voluntad el Reino Unido estaba obligado a respetar.

3.6. Por la British Nationality Act 1981, los isleños no eran ciudadanos británicos. Hasta el 28 de marzo de 1983, la legislación británica había seguido de modo congruente esa estrategia. La British Nationality Act 1981 establecía que los hijos de “ciudadanos de territorios dependientes británicos” no nacían británicos. Eran, igual que sus padres, “ciudadanos de territorios dependientes británicos”: una categoría especial, que no les daba derecho a vivir y trabajar en Gran Bretaña. Los nacidos en las Malvinas, estaban esa condición. Salvo aquellos que nacían de ciudadanos originarios de Gran Bretaña, que eran cada vez menos. Después de más de siglo y medio de ocupación, y pese a los movimientos migratorios a y desde la metrópoli, los nativos hijos de nativos representaban en 1982 una porción significativa de la población. Del total de 1.813 habitantes, 1.360 eran nativos; y si bien no se dispone de un detalle de cuántos eran los hijos de padres nacidos en Gran Bretaña, y cuántos los hijos de padres nacidos en las islas, es claro que --con 75% de la población oriunda de las islas y una ley de nacionalidad tan rígida-- los ciudadanos británicos estaban destinados a diluirse. Esta situación era resentida por los isleños, quienes reclamaban un status acorde con su voluntad de integración plena. El Foreign Office sostenía que esa voluntad de integración plena no podía ser satisfecha sin dar razón a la posición argentina.

3.7. Principio elaborado durante el conflicto de 1982: “Los deseos de los isleños son supremos”. Todo cambió a partir del desembarco de tropas argentinas en las Malvinas, el 2 de abril de 1982, que inició un gobierno provisional argentino de 73 días, y movió al Reino Unido a reconquistar las islas. Eso demandó un enorme esfuerzo de guerra, a lo largo del cual 255 británicos perdieron la vida y unos 700 fueron heridos. Siete barcos de la Armada Real fueron destruidos, y 14 resultaron averiados. Veinticuatro aviones de la Fuerza Aérea británica fueron abatidos. Ese sacrificio humano y material fue justificado, en Londres, asegurando que era necesario, no sólo para que “la agresión no rindiera frutos”, sino para imponer los “deseos” de los isleños. El gobierno de la Primera Ministro Margaret Thatcher acuñó entonces una expresión que se convirtió en el lema de la guerra por las islas: “The wishes of the Falkland Islanders are paramount” Los deseos de los isleños habían pasado, de ese modo, a ser “supremos”.

3.8. La British Nationality (Falkland Islands) Act 1983 otorgó ciudadanía británica a los isleños y puso al Reino Unido en una contradicción. Luego de semejante sacrificio nacional, hecho en nombre de los “supremos” deseos de los isleños, el Parlamento británico ya no podía negar el cambio de situación legal deseado por los propios isleños. La British Nationality (Falkland Islands) Act 1983, del 28 de marzo de 1983, dice (art. 1 [2]):

“Una persona nacida en las islas Falkland [Malvinas] [...] será ciudadana británica si al momento del nacimiento su padre o madre es:

(a) ciudadano británico; o (b) residente en las islas Falkland [Malvinas].”

En otras palabras, para la ley británica pasó a ser indistinto que la persona naciera en Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda del Norte, las islas del Canal de la Mancha o las Malvinas. En cualquiera de esos casos, era británica. La de Malvinas no era la situación de otros territorios británicos dependientes, como Anguilla, Bermudas, Islas Vírgenes, Caimán, Montserrat, Pitcairn, Santa Helena o las islas Turcas y Caico. Los habitantes de estas otras dependencias no eran considerados británicos ni tenían derecho automático de residencia en el Reino Unido. Los de Gibraltar podían registrarse como ciudadanos, pero con más restricciones que los de Malvinas. Sólo estos últimos tenían un status asimilable al de los nacidos en Gran Bretaña de padres oriundos o residentes. Esto colocó a las Malvinas en una situación bien definida: la de una colonia británica, poblada de británicos que querían seguir siéndolo. La ley de 1983 excluyó, así, toda posibilidad de considerar a los isleños como “asociados” al Reino Unido, del cual pasaron a ser, formalmente, parte integral. Por lo mismo, excluyó también todo derecho a que sus “deseos” decidieran un conflicto de soberanía entre el Reino Unido y la República Argentina. El status de los malvinenses no lo habían tenido, siquiera, los habitantes de los principales países del Commonwealth, antes de la independencia. Ni la población de la India, ni la de Malasia, ni la de las colonias africanas, estaban equiparadas en derechos a los británicos nacidos en el Reino Unido. Los malvinenses, sí. Todas esas poblaciones tenían derecho a la autodeterminación porque no eran parte del pueblo británico, sino pueblos separados. Los malvinenses, no.

3.9. Ahora es automático: la British Overseas Territories Act 2002 confiere la nacionalidad británica por el solo hecho de nacer en las islas. Durante 19 años, la ley británica concedió a los isleños, como hemos visto, un privilegio con respecto a los habitantes de otros “territorios dependientes”. La British Overseas Territories Act 2002, sancionada el año pasado, extendió la ciudadanía británica a todas las dependencias de ultramar, incluido el Territorio Británico Antártico (superpuesto con la Antártida Argentina) y las bases aéreas soberanas de Akrotiri y Dhekelia en Chipre. Esa ley amplió, además, el derecho de los oriundos de Malvinas a la ciudadanía británica: por la ley de 1983 no se les podía negar esa ciudadanía, pero debían solicitarla; ahora, se considera que la adquiere, automáticamente, por el hecho del nacimiento.

3.10 Proyectos británicos de afirmar la posesión mediante distintos grados de “independencia”

En el Reino Unido se ha analizado, sobre la base del principio de autodeterminación (inaplicable al caso), distintas posibilidades de afirmar la posesión británica en las islas. Son tres las opciones que han sido objeto de análisis, sujetas a los “deseos” de los isleños:

- Autonomía local. Este es el sistema que rige en las islas Jersey y Guernsey, en el Canal de la Mancha: autonomía financiera y administración propia, pero bajo la ley, el gobierno y el parlamento del Reino Unido [Westminster].

- Autonomía regional (“devolution”). Es el sistema vigente en Escocia: parlamento propio, surgido de elecciones en las cuales compiten partidos regionales; legislación propia (salvo en materias reservadas a Westminster); gabinete propio, que incluye un/a Primer/a Ministro.

- Independencia, con una fuerte asociación al Reino Unido a través del Commonwealth.

En cierta forma, el proceso se inició con “The Constitution of the Falkland Islands [Malvinas]” en 1985.

3.10.1. La “Constitución” de las Falkland Islands [Malvinas], 1985. Como lo define el Webster’s Dictionary, constitution es “el modo en el cual un estado o sociedad es organizado; especialmente: la manera en que el poder soberano es distribuido”. El capítulo 1 de la “Constitución” de las Falkland [Malvinas], titulado “Protección de Derechos Fundamentales y Libertades del Individuo”, comienza con una réplica del artículo 1 del Compromiso Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptado por la Asamblea General de la ONU:

“Todos los pueblos tienen el derecho a la autodeterminación, y en virtud de tal derecho pueden determinar libremente su status político y perseguir su desarrollo económico, social y cultural”.

La “Constitución” organiza la sociedad isleña y distribuye jurisdicciones:

- El Gobernador administra el territorio en nombre de Su Majestad la Reina.

- Un Consejo Ejecutivo (abreviado, en inglés, ExCo), asiste al Gobernador. Está presidido por él mismo, e integrado por tres consejeros legislativos, el Chief Executive y el Secretario de Finanzas. El Comandante de las Fuerzas Británicas estacionadas en las islas está autorizado a participar de las deliberaciones del ExCo.

- Un Consejo Legislativo (abreviado, en inglés, LegCo) también es presidido por el Gobernador. Lo integran ocho consejeros legislativos, electos cada cuatro años, más el Chief Executive y el Secretario de Finanzas. El Consejo Legislativo tiene la facultad de “sancionar leyes” a fin de proveer al gobierno de las islas, “sujetas a la aprobación de Su Majestad la Reina, actuando a través del Secretario de Estado para Asuntos Exteriores [Foreign Office]”.

- La defensa y las relaciones exteriores de las islas son una responsabilidad directa del Reino Unido.

La “Constitución” de 1985 fue el intento de dar un paso en el “camino a la independencia” (“road to independence”), aunque en este caso no tan largo como el que se daría años después en Gibraltar.

3.10.2. La “Constitución” de Gibraltar, 2002.

El status de Gibraltar es, desde la sanción de la “Constitución” de 2002, similar al de Jersey y Guernsey en cuanto a la autarquía y la dependencia política respecto del Reino Unido, pero con algunas particularidades:

- El Poder Legislativo reside en la Reina y el Parlamento de Gibraltar, éste último compuesto por no menos de 17 miembros, elegidos entre ciudadanos británicos o ciudadanos de territorios británicos de ultramar.

- El Poder Ejecutivo es encabezado por un Gobernador y Comandante en Jefe, en nombre de la Corona británica. Al asumir, el Gobernador jura “servir bien y lealmente a Su Majestad la Reina Isabel II, Sus Herederos y Sucesores”. El Gobernador designa al Ministro Jefe (equivalente al Primer Ministro).

- El Poder Judicial está a cargo de una Corte Suprema, una Corte de Apelaciones y tribunales inferiores.

La Constitución de 2002 sería el primer paso hacia un sistema de “pleno autogobierno”, dejando a cargo del Reino Unido las relaciones exteriores, la defensa, la legislación sobre ciudadanía (pero no sobre inmigración) y la moneda.

3.10.3. Peculiaridades del caso Gibraltar.

España rechaza la posibilidad de un Gibraltar independiente y continúa su reclamo de soberanía sobre el istmo y el peñón.

La situación de este enclave guarda diferencias con la de Malvinas:

1) En 1713, mediante el Tratado de Utrecht, el Rey de España cedió a la Corona británica, “por sí y por sus herederos y sucesores”, una parte del territorio actualmente en disputa, y sus construcciones: “la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas”. Esta cesión al Reino Unido, que en 1704 ya había ocupado Gibraltar por la fuerza, no fue hecha voluntariamente por Felipe V, sino impuesta al monarca como resultado de la Guerra de Sucesión en España (de la cual tomaron parte otras potencias). Con todo, España no desconoce la validez del Tratado; pero sostiene que éste ha sido reiteradamente violado por el Reino Unido, que entre otras cosas ocupó de facto una parte del istmo, no comprendida en la cesión hecha por el Rey. El aeropuerto de Gibraltar, por ejemplo, está dentro de un área sobre la cual el Reino Unido no puede alegar derecho histórico alguno.

2) España está dispuesta a considerar la soberanía compartida.

3) La población gibraltareña tiene mayor entidad: 27.714 habitantes.

La controversia entre España y el Reino Unido, relativa a Gibraltar, se han mantenido durante años. La Asamblea General de la ONU ha reclamado continuamente “el establecimiento de un proceso negociador” entre el Reino Unido y España “a fin de solucionar” todas “las cuestiones de soberanía” referidas a Gibraltar.

3.10.4. Gibraltar y la aplicación indebida del principio de autodeterminación.

Como en el caso de las Malvinas, el Reino Unido insiste en someter el diferendo de Gibraltar a los “deseos”, en este caso, de los gibraltareños.

España rechaza esa pretensión, y su representante Silvia Cortés fundó tal rechazo, en el 54° período de sesiones de la Asamblea General (Cuarta Comisión), 7 de octubre de 1999, con un alegato que se aplica exactamente al caso Malvinas:

“[Para que el principio de autodeterminación sea aplicable se requiere]:

“1° Que exista un pueblo colonizado. Gibraltar es una colonia del Reino Unido, pero sus actuales habitantes no son un pueblo colonizado. Son los descendientes del pueblo colonizador y de las gentes traídas por el pueblo colonizador para comerciar y trabajar en la base militar. Por ello, sería inaceptable y sin duda contradictorio, que se utilizara un principio, el de autodeterminación, concebido para poner fin al colonialismo, justamente para lo opuesto: para perpetuar el hecho colonial. Este es el sentido de la Resolución de la Asamblea General 2353 (XXII), cuyo párrafo dispositivo 2 declaró contrario a las disposiciones de la Asamblea General el referéndum organizado en su día por la potencia administradora en Gibraltar. (Mis énfasis. El referéndum fue celebrado el 7 de noviembre de 2002; se preguntó a los gibraltareños si estaban de acuerdo con la soberanía compartida, anglo-española, y el resultado fue el siguiente: No, 17.900 votos; Sí, 187).

“2° Que no se afecte la unidad nacional y la integridad territorial de líos Estados. La comunidad internacional, y consiguientemente las Resoluciones de la Asamblea General, han establecido ciertos límites para la aplicación del principio de autodeterminación. Estos límites son el respeto a la unidad nacional y a la integridad territorial de los Estados. Este es el caso de las colonias establecidas en el territorio y a expensas de otros Estados. En estos supuestos coloniales, como Hong Kong y Macao, la descolonización se ha logrado, como no podía ser de otra manera, mediante el restablecimiento de la integridad territorial del Estado afectado. A esta última categoría pertenece Gibraltar”.

La invocación (indebida) al principio de autodeterminación, y el subsiguiente intento de fijar un status especial, que incluya instituciones autónomas, puede llevar al Reino Unido a fijar su presencia en territorios sometidos a disputa, como Gibraltar o las Malvinas.

3.10.5. Posibles medidas del Reino Unido con relación a las islas.

La concesión de autonomía regional o local serían actos unilaterales de disposición, por parte del Reino Unido, y no alterarían la situación de las islas vis a vis la Argentina; como no la altera la “Constitución” de 1985.

La independencia de las Malvinas, bajo protección del Reino Unido, sería susceptible de ser atacada por simulación.

Todas esas soluciones podrían ser presentadas, además, como una prueba de la voluntad anexionista del Reino Unido, en perjuicio de la integridad territorial argentina.

No obstante, es claro que formas de “autogobierno”, y la creación de instituciones isleñas, perturbarían aun más las eventuales negociaciones con el Reino Unido.

Es necesario remover cualquier perturbación que, por su parte, pueda introducir la legislación argentina.

3.10.6. Inviabilidad de una genuina independencia.

El Reino Unido no tendría derecho a crear un estado, disponiendo así de un territorio cuya soberanía está en conflicto con la Argentina. Eso violaría compromisos contraídos por ambas partes ante la ONU, así como el principio de integridad territorial.

Dicha violación se daría así el nuevo estado fuera viable, en términos demográficos y económicos; pero no lo es. Existe un limitado número de pequeños países, cuyos territorios están compuestos por archipiélagos, y cuya población es escasa. Es el caso de Vanuatu, Tonga o . Sin embargo, esos microestados no son comparables con las Malvinas:

PAIS HABITA ANTIGUO PODER ORIGEN DE LA POBLACIÓN NTES COLONIAL Vanuatu 199.414 Condominio anglo- Malayos francés

Tonga 108.141 Reino Unido Polinesios

Palau 19.717 Fideicomiso de la ONU 9 70% de palaunos bajo administración de (resultado de intercambios los Estados Unidos entre micronesios, malayos y melanesios). 9 28% de chinos (principalmente filipinos; también chinos, taiwaneses y vietnamitas).

Estos países, que están entre los más pequeños del mundo, tienen poblaciones que –-pese a ser exiguas-- exceden largamente la de Malvinas; y exhiben elementos de nacionalidad que los distinguen claramente de sus antiguas metrópolis. En contraste, la situación de las Malvinas (según el último censo) es la siguiente:

Población registrada el día del censo 2.379 Ciudadanos británicos 2.350 Población de la base militar del Reino Unido instalada en Mount Pleasant 1.700 [Bahía Agradable], incluyendo civiles Personas que trabajan a tiempo completo 2.025 Población con más de diez años de residencia 1.336

Este cuadro demuestra que: a) La población es mínima. b) Aun así, 44% de los habitantes tienen menos de 10 años de residencia en las islas. c) La población económicamente activa, con empleo a tiempo completo, representa 85% del total. d) No hay ciudadanos de los países vecinos. e) 99% de los habitantes son británicos.

3.10.7. Argumentos levantados en el Reino Unido y las islas a favor de grados crecientes de autonomía.

En Westminster se ha dicho que las islas son ahora autárquicas, en cuanto satisfacen todas sus necesidades (excepto la de defensa) con recursos propios.

Se ha señalado, también, el “extraordinario potencial” de las Malvinas:

“Su territorio ofrece amplio espacio para la agricultura (incluyendo la producción orgánica) y el desarrollo urbano, así como buenas oportunidades para el turismo. Las islas están dotadas de una cantidad envidiable de puertos, sus aguas son ricas en peces y calamares, y hay considerables depósitos estimados de petróleo en la plataforma continental. Las islas se benefician, además, del hecho de ser puerta de entrada a la Antártida”.

Es claro que el Reino Unido se propone asegurar la viabilidad económica de las islas, y fijar instituciones con cierto grado de autonomía, todo ello basado en los deseos “supremos” de la minúscula población británica.

Es necesario prevenir esta acción contraria a derecho, que aumentaría la inestabilidad del área, y esto requiere un esfuerzo de anticipación, que excede las tareas diplomáticas habituales.

Por eso se solicita la aprobación de este proyecto, que lleva la intención de cooperar en dicho esfuerzo.

Rodolfo Terragno.- Carlos A. Reutemann.- Marcelo E. López Arias.- Juan C. Marino.- Sonia Escudero.- Rubén Giustiniani.- Ernesto Sanz.- Gerardo R. Morales.- Mabel L. Caparrós.-