El Esplendor De La Valencia Del Siglo Xv
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Ciclo de Conferencias Instituto Luis Vives de Valencia ISBN.84-8471-079-3 Depósito Legal: V-5313-2004 Sesión de clausura del ciclo de conferencias del curso escolar 2000-2001 (30 de mayo de 2001) EL ESPLENDOR DE LA VALENCIA DEL SIGLO XV Dr. JOSÉ VTE. GÓMEZ BAYARRI Catedrático de Historia del I.B. Luís Vives Académico de la RACV SR. PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS DEL INSTITUTO DE BACHILLERATO “LUIS VIVES” DE VALENCIA JUNTA DE GOBIERNO DE LA ASOCIACIÓN DISTINGUIDAS SEÑORAS Y SEÑORES Considero un honor, que me brinden la posibilidad de poder impartir esta conferencia a esta entrañable Asociación y en este Centro Docente, que tanta promociones de excelentes profesionales valencianos ha alumbrado y que tanto han hecho por nuestra querida Valencia. Y doblemente me congratula: primero, por haber sido alumno del Luis Vives y, en segundo lugar, por impartir docencia en este mismo Instituto, que era una de mis mayores aspiraciones. Asimismo, deseo agradecer les elogiosas palabras vertidas sobre mi persona, del Dr. Francisco Zaragosí i del compañero profesor D. Daniel Sala, propias de excelentes amigos que mi estiman es exceso. José Vicente Gómez Bayarri EL ESPLENDOR DE LA VALENCIA DEL SIGLO XV 1. GENERALIDADES La mayoría de la historiografía valenciana coincide en presentar el Cuatrocientos como un siglo de prosperidad y esplendor del Reino de Valencia en el seno de la Corona de Aragón. Valencia asume la hegemonía en los aspectos demográficos, socioeconómicos, culturales, etc. Se consolidan las instituciones políticas y, es un hecho incuestionable, el afianzamiento de su personalidad jurídica y lingüística. Este contexto significó la reafirmación del particularismo de la personalidad valenciana. (1) El siglo XV valenciano comprende los reinados de Martín el Humano (1395-1410), el interregno hasta el Compromiso de Caspe (1412), los reinados de Fernando I de Antequera (1412-1416), Alfonso el Magnánimo (1416-1458), Juan II (1458-1479) y Fernando II el Católico (1479-1516).(2) El fenómeno del expansionismo cuatrocentista valenciano se puede sintetizar, como ha expuesto R. Ferrer Navarro en El Sigle d’Or: realitat o ficcio, (3) en los siguientes postulados: 1. Una demografía en alza, preferentemente en la ciudad de Valencia. 2. Aumento de calidad de vida y del lujo en la ciudadanía. 3. Equilibrio de precios y salarios, apoyados en una gran estabilidad monetaria. 4. La edificación de grandes construcciones públicas y privadas. 5. La concesión de numerosos préstamos por parte de las instituciones valencianas a los monarcas. Estas realidades originaron, a su vez, una serie de problemas específicos: 1. El total desequilibrio de la ciudad-campo en el crecimiento demográfico. 2. El endeudamiento de las arcas de la ciudad de Valencia por el desabastecimiento. 3. La necesidad de importar alimentos de primera necesidad ocasionó fluctuaciones de los precios y salarios. 4. El dinero prestado a los monarcas originó inmovilidad de capitales que fueron restados de la actividad productiva valenciana. Estos hechos, a finales del siglo XV, determinaron la inflexión de la tendencia expansionista, percibiéndose los primeros síntomas de cambios sustanciales: 1. La ciudad de Valencia tenderá progresivamente a perder su aureola de ciudad cosmopolita. 2. Se acentúa el autoritarismo real en el gobierno municipal en detrimento de la oligarquía imperante en el “Consell” de la ciudad. 3. Imposición del cristianismo y dictamen de medidas tendentes a la restricción del pluralismo religioso - Inquisición y decretos de expulsión -. 4. Predominio de una cultura dirigida desde el poder frente a una popular. 2 El Esplendor de la Valencia del Siglo XV Hasta los siglos XIV y XV no conocemos para Valencia textos que planteen los problemas urbanísticos de esta urbe. El franciscano Eiximenis en su obra Dotze del Crestiá o Regiment Civil dels homens e de les dones escrita y publicada a finales del XIV describe lo que entiende que debía ser la ciudad ideal. (4) Dos etapas podemos distinguir en la evolución urbanística de la ciudad de Valencia en la época cristiana medieval: la primera abarcaría los siglos XIII y XIV y la segunda el s. XV. Esta segunda fase se iniciaría en el reinado de Pedro el Ceremonioso (1336-1387) y se extiende esencialmente a lo largo del siglo XV. En este período la ciudad de Valencia experimentó las transformaciones más determinantes en su espacio y planificación urbana hasta el siglo XIX. El incremento demográfico de la ciudad y ampliación de los barrios periféricos, las revueltas de la Unión, las amenazas de guerra e incursiones de Pedro el Cruel de Castilla hasta el mismo palacio Real, impulsaron al rey Pedro el Ceremonioso a instar al Consell Municipal, en 1356, a diseñar y construir una nueva muralla que incluyera dentro del recinto los barrios extramuros que hasta ese momento estaban ubicados fuera. Para ello, el rey Ceremonioso decidió crear, por un Real Privilegio de 24 de agosto de 1358 un organismo anejo al municipio foral de Valencia, denominado “Junta de Murs i Valls”. (5) Su finalidad fue construir y mantener las murallas y puertas de acceso a Valencia, así como velar por su alcantarillado, puentes y caminos públicos. Ahora bien, la consolidación y reorganización administrativa de dicha institución no se alcanzó hasta la promulgación de la “Sentencia arbitral” de 4 de agosto de 1406. (6) Esta centuria se inicia con un proceso de desarrollo y embellecimiento urbanístico de la capital y villas más importantes del Reino; manifestación del poderío socioeconómico que se extendía por el territorio valenciano. Un ejemplo de ese embellecimiento de la ciudad lo recoge el Dietari del capellà d’Anfons el Magnanim al constatar que en 1444, “Migant lo mes de maig, foren acabats de derrocar los alberchs dels apuntats per fer plaça a la Longa”. (7) El Cuatrocientos cubrió, en lo constructivo y funcional, las necesidades de la boyante ciudad de Valencia, configurada y desarrollada con numerosas edificaciones civiles y eclesiásticas. Algo similar sucedió en las poblaciones más importantes del Reino en ese momento. Las construcciones góticas representan el progreso urbano que esta manifestación artística tenía en la Corona de Aragón, y concretamente en el Reino de Valencia con sus peculiaridades propias y singulares. El gótico civil de la ciudad Valencia configuró los rasgos urbanos, levantándose el Almudín, las Atarazanas, el Santo Hospital, la Lonja de los mercaderes y numerosos palacios, etc. Fuera de la ciudad quedaban las murallas, fortalezas, atalayas, recintos fortificados cerrados, que se construyeron sobre elementos arquitectónicos romanos, árabe o de los primeros siglos de la Edad Media cristiana de Valencia. La mayoría de las murallas de las poblaciones del Reino de Valencia fueron destruidas a lo largo del siglo XIX, quedando en pie solamente algunas puertas o torres. En la ciudad de Valencia, las denominadas “Torres de Serranos” y las “Torres de Quart. Se conservan, también, puertas o torres en Morella, Peñíscola, Mascarell, Benassal, Benissanó, Guadalest, etc. 3 José Vicente Gómez Bayarri De todas ellas, la más emblemática son las “Torres de Serranos”, cuya construcción corrió a cargo de la Junta de Fábrica de Muros y Valladares - Murs e Valls -, con los impuestos aplicados a trigos y carnes. Su edificación se realizó entre 1392 y 1398. El cantero encargado de dirigir los trabajos fue Pere Balaguer. El “Portal dels Serrans”, más que una finalidad defensiva, simbolizó la entrada regia a la ciudad y el marco idóneo para bienvenida a personalidades. Es un ejemplo de arquitectura cívico-militar de finales del XIV. En la ciudad de Valencia muestran el esplendor gótico las casas palacio de la Scala - actual palacio de la Diputación -, de los Escrivá, de los Almirantes de Aragón, de los Borja - actual palacio de las Cortes - etc. o el Palacio de la “Generalitat” del Reino, pasando por algunos edificios de la calle de Caballeros de Valencia, y de Moncada en Xátiva o en conjuntos urbanos de poblaciones del Maestrazgo. (8) El siglo XV valenciano es el período en el que el arte gótico alcanzó su plenitud. Valencia es un ejemplo del esplendor del gótico. Según afirma F. Garín Ortiz de Taranco, Valencia y su Reino está pensada en gótico. En dicha sensibilidad artística está esquematizado, esencialmente, su urbanismo. Numerosos palacios y construcciones civiles emplearon elementos arquitectónicos góticos en su edificación. Gran número de las iglesias antiguas de la ciudad tienen estructuras de arte gótico: su Catedral, (9) las de feligresía, las conventuales. Su extraordinaria pintura, extendida con retablos excepcionales por todo el Reino de Valencia y las artes suntuarias obedeció a los gustos góticos. Otros ejemplos de gótico valenciano se manifiestan en acueductos, puentes, pretiles, hornos góticos, cruces de término, y, sobre todo, en la Lonja de los mercaderes o de la seda de nuestra ciudad, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Fue el Consejo General de la ciudad, durante el reinado de Fernando el Católico, el que decidió construir una nueva Lonja de mercaderes que fuera: “molt bella e magnifica e sumptuosa, que sia honor e ornament de aquesta insigne ciutat”. Su realización se encargó a los maestros “picapedrers” Pere Compte y Johan Ivorra, pero al fallecer el segundo, fue Pere Compte quien dirigió los trabajos que se iniciaron en 1483 y concluirían en una primera fase en 1498. El espíritu de su construcción se refleja en una inscripción que se puede contemplar en la parte superior del Salón columnario que traducida del latín afirma: “Casa famosa soy, en quince años construida. Compatricios, comprobad y ved que bueno es el comercio que no lleva el fraude en la palabra, que jura al prójimo y no le falta, que no da su dinero con usura. El mercader que así haga, rebosará de riquezas y después gozará de la vida eterna”. Esta espléndida joya arquitectónica tardo-medieval simboliza el potencial del patriciado valenciano de finales del XV y se inscribe dentro del ámbito de las relaciones comerciales y culturales que enlazaron las ciudades del Mediterráneo Occidental.