Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura)

Título: Sam Fuller: the cinema fuller of life

Autor/es: Guarner, José Luis

Citar como: Guarner, JL. (1993). Sam Fuller: the cinema fuller of life. Nosferatu. Revista de cine. (12):4-11. Documento descargado de: http://hdl.handle.net/10251/40855

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Entidades colaboradoras:

SamFuller

Sam Fuller: , the cinema fuller of lije José Luis Guarner

A Peter von Bagh

La muerte de J oseph L. Pero no se recuerda, en cam­ ritmo casi musical en el lento Mankiewicz -a quien bio, casi ninguna imagen de travelling final de Casco de l. conside- las películas de Mankiewicz, acero (, raba el mejor guionista de Ho­ como no sea la -relativamente 1951). Los golpes que llueven llywood junto con Ben Hecht tópica por otra parte- de Bar­ sobre Candy en Manos peli­ y Billy Wilder- nos ha hecho bara Bates multiplicada por grosas (Pickup on South morir a todos un poco, ha ma­ los espejos, al final de Eva al Street, 1953). Los pies en es­ tado otra porción más del cine desnudo. O tal vez el ballet corzo del cadáver de un solda­ que siempre hemos amado y frenético con que Rex Harri­ do, con el monte Fuji al fondo, defendido. Cuando se piensa son pretende detener el tiempo en La casa de bambú (H o use en Mankiewicz y en sus pelí• que pasa, implacable, en Mu­ of Bamboo, 1955). La bala que culas, vienen inmediatamente jeres en Venecia (The H oney se aloja en la frente del sudo­ a la memoria docenas de fra­ Pot, 1967). Cuando se piensa roso, torturado Driscoll en ses memorables. "Fasten your en Fuller y en sus películas, Yuma (, seat-belts, it's going to be a por el contrario, no acuden fra­ 1957). Las piernas de Lucky bumpy night" (1), por ejemplo, ses a nuestro pensamiento, nos Legs, en CinemaScope, en su modesto anuncio de que Mar­ asaltan literalmente docenas primera aparición en China go Channing la va a armar, y de imágenes fulgurantes. Los Gate ("La puerta de China", buena, en Eva al desnudo (All soldados que caen bajo el fue­ 1957). Las lágrimas del ex­ About Eve, 1950) ... go de las ametralladoras a un hausto sargento Kolowicz cuando un mno birmano le de un director de orquesta. Su sur son menton le titre du acaricia la barba y le ofrece discurso es tan inagotable film" (6). comida en Invasión en Bir­ como su energía -es de supo­ mania (Merrill's Marauders, ner que no ya cuando habla, El arranque de 1962). El pánico de Johnny sino cuando rueda-, tiende a ("Cuarenta pistolas"), la terce­ Barrett cuando le asaltan las subyugar desde el principio. ra de las películas que Fuller ninfómanas en el manicomio "Los principios son importan­ estrenó en 1957, es más con­ de Corredor sin retorno tes, en los libros y en las pelí• vencional, pero no menos (, 1963). La culas", ha dicho Fuller (4). efectivo. En la gigantesca pan­ paliza que Kelly propina a un talla del CinemaScope, un chulo apenas comienza U na Juzguen ustedes: he aquí grupo de jinetes cabalga por luz en el hampa (The N aked las líneas inicia~es -bajo el una llanura desértica. Una ca­ Kiss, 1964). Una falsa loca lema "Prelude"- de su novela rreta ocupada por tres hom­ baila sobre una mesa y degüe• "", publicada bres cruza el fotograma en lla nazis en Uno Rojo, divi­ en 1980: "The shell-shocked diagonal. Imágenes de los ji­ sión de choque (The Big Red horse ran toward the sta­ netes y la carreta se alternan a One, 1980). El alsaciano albi­ tue of Christ. In the cold ritmo cada vez más entrecor­ no que carga al ralenti sobre French mist, the horse zigzag­ tado. Hasta que los jinetes la cámara en Perro blanco ged through the cratered no­ -como si se hubieran desatado (, 1981) ... man's land that was loud with todos los diablos del infierno­ the silence of death. The cra­ casi arrollan la carreta, que Que no cunda el pánico. Esos zed animal thundered over desaparece unos instantes bajo ejemplos, tomados al azar, no corpses of Yanks and Huns una espesa nube de polvo, van a servir como armas para that were lying in grotesque mientras el título en letras mo­ defender una supuesta supe­ positions" (5). numentales -FORTY GUNS­ rioridad de la imagen sobre la invade la pantalla. En Berlín, palabra. Sirven, sin más, para Las aperturas de las películas la noche del pasado 14 de fe­ definir, afirmar el carácter de Fuller no son menos des­ brero, el público que asistía a eminentemente visual del cine lumbrantes. He aquí la de la proyección de la película, de Fuller. Son la perfecta tar­ Yuma, producida en 1957, tal dentro de una retrospectiva jeta de visita de ese Little Big como la describe Luc Moullet dedicada al CinemaScope, se Man. Aunque Guillermo Ca­ en un artículo memorable: puso a aplaudir. Añadamos brera Infante le haya descrito, "L'appareil glisse sur la gau­ que ese relampagueante prólo• L a raíz de su primer encuentro, che en contrebas d'un champ go contiene el tema entero de L "a benign Jew professor stran­ de maiS aux admirables tons la película: la llegada del she­ L::r::::J ded in downtown Los Angeles" }aune foncé, jonché de cada­ riff Bonnell y sus hermanos a (2) , tengan mucho cuidado vres de soldats en uniformes Tombstone para enfrentarse a con él, porque su fuerza es in­ sales et sombres, recroquevi­ la rica, despótica J essica agotable, arrastra lo que sea. llés dans les positions les plus Drummond y a sus sicarios. Pasten your seat-belts, it's go­ curieuses, puis remonte ca­ ing to be a bumpy paper (3). drer M eeker, endormi sur sa Todo eso no es nada, sin em­ monture, en pitoyable état. Sur bargo, comparado con la aper­ 2. En la conversación, como un fond de fumée noire tres tura de Una luz en el hampa, en las películas, la estrategia dense, se détache Steiger, tout sin duda única en la historia de Sam Fuller es simple: to­ aussi crasseux, mais habillé del cine. La primera imagen, a mar al interlocutor/espectador en paysan. !1 tire sur Meeker, corte seco, sin "abre de negro" por asalto. La charla de Fuller s'en va fouiller sa victime, ni nada, muestra a Kelly, una -el cronista puede dar fe des­ découvre a manger dans prostituta, propinando una fe­ pués de muchas comidas, ce­ ses poches, s'installe sur le roz paliza al chulo que ha in­ nas y encuentros- es una ver­ corps pour casser la croúte; tentado engañarla. Sólo que la dadera catarata de recuerdos, s'apercevant qu'il y a aussi du cámara se identifica con el ideas, anécdotas, proyectos, pain, il en prend; il allume un punto de vista del hombre y chistes ... Fuller habla como cigare. Meeker commenr;ant a recibe, literalmente, los gol­ filma, en un torrente de imáge­ ráler, incommodé, il s'en va un pes; es -en una palabra- como nes caprichoso al compás del peu plus loin. Gros plan de si los recibiera el público. To­ Montecristo del número uno Steiger, qui mache et qui fume. que sorprendente, la violencia que fuma, esgrimido no como Alors, en énormes lettres rou­ de los golpes hace caer la pe­ un florete sino como la batuta ges, s'inscrit sur son front et luca negra de la mujer, cuyo cráneo aparece inesperada­ consiguen en mi opinión. Lo obscena que gira en el ojo de mente rapado. Concluido el que quiere decir que son las (quizás) un santo, movido por castigo -y recuperado el dine­ más logradas visualmente" algún furtivo aspirante a vo­ ro-, ante un espejo Kelly vuel­ (7). yeur. Mat·lene podría observar ve a ponerse la peluca, con con esa misma mirada, surrea­ nada disimulada satisfacción, En cualquier caso, la visión de lista por antonomasia, la pas­ mientras sobre su rostro en Fuller es tan extrema, que nos mosa escena de Una luz en el primer plano empiezan a des­ lleva más allá de la reali­ hampa en la que Kelly se en­ filar los títulos de crédito. dad. En Corredor sin retorno trega a un apasionado interlu­ -crónica descarnada de la tra­ dio romántico con Grant, ri­ 3. Ese estilo -muy pulp, muy gedia casi griega de un repor­ co y cultivado -Beethoven y en la frontera del sensaciona­ tero que se finge loco para es­ Goethe son sus dioses- pero lismo- tiene mucho que ver clarecer un crimen cometido peligroso paidófilo (eso no lo con la experiencia de Fuller en un manicomio- las alucina­ sabremos hasta más tarde) en como periodista -reportero cri­ ciones del héroe acaban por la intimidad de un salón; el an­ minalista a los 19 años- quien parecer más realistas que las fitrión completa el recuento de gusta de definir sus películas escenas "reales". A eso se re­ un viaje veneciano con la ayu­ como front page material. Sus fiere también Scorsese cuando da de una home movie (filma­ imágenes tienen efectivamen­ afirma que Fuller "lleva la da por el propio Fuller) y es tal te la contundencia, la urgencia realidad al límite del absurdo, el poder sugestivo de su evo­ de titulares de periódico. Pero y eso lo hace más realista". cación, entre góndolas y cana­ el peculiar estilo fulleriano, les, que el diván se balancea, hecho de imágenes esenciales, Y o quisiera ir un poco más le­ sopla la brisa, caen hojas sobre tiene también mucho que ver jos y defender la noción de la pareja, y -Fuller dixit- "no con el espíritu de síntesis, la Fuller como cineasta surrealis­ sabemos si eso ocurre real­ estilización extrema, la agresi­ ta (sin saberlo, claro). Ciertas mente o sólo en la mente de vidad gráfica, del cómic. A imágenes fullerianas -como en ella". ¿Se atreverá alguien a eso se refiere Martín Scorsese Hitchcock- constituyen una negar que Fuller alcanza aquí -"fullerófilo" convicto y con­ suerte de "revelación", que el la "surrealidad" más genuina, feso- cuando afirma que las espectador contempla deslum­ ortodoxamente bretoniana? películas de Fuller "tienen la brado, atónito, transportado, fuerza de storyboards. En tér­ más o menos como Marlene 4. Una luz en el hampa sería minos generales, me parece Dietrich en la escena más pe­ la prueba ad absurdum de que que el storyboard tiene más regrina de Capricho imperial Fuller, tosco, primario en sus poder que las imágenes de la (The Scarlet Empress, 1934), efectos, puede ser a la vez in­ película terminada. Es muy di­ donde es testigo sorprendida, mensamente sofisticado. Su fícil obtener exactamente la fascinada, de que un icono de arma secreta -¿o habría que imagen que se ha dibujado. su dormitorio está siendo per­ decir surrealista?- es la de ju­ Sólo las películas de Fuller lo forado por un berbiquí, espiral gar sistemáticamente con los contrastes más extremos. "Amo el contraste, para mí en eso consiste el cine", ha confe­ sado Fuller. Carteristas se en­ frentan a comunistas -los ver­ daderos patriotas son desechos de la sociedad- en Manos pe­ ligrosas. La invención de la li­ notipia y la suscripción para sufragar el pedestal de la esta­ tua de la Libertad se herma­ nan para hacer el argumento de Par k Row ("Park Row", 1952). El humor lunático de la imagen del sudista ham­ briento arrodillado sobre el nordista agonizante en el Sam Fu /ler, reportero del New York Evening arranque de Yuma. Atracado­ Joumal, en julio de 1929 ...__-~------"-.-L.---""""' res y rack.eteers que actúan Corredor sin retorno (Shock Corridor, 1963)

como unidades militares en visión de choque. Un perro una textura estancada, inquie­ La casa de bambú y Un­ blanco es entrenado para ata­ tante, pero es redentora, acaba derworld US A ("Bajos fon­ car a los negros en Perro con el cerebro de la organiza­ dos USA" , 1960). El soldado blanco. ción. Una luz en el hampa americano David se despide abunda en sugerencias sor­ <----~ de la alemana Elsa que le sal­ Esa búsqueda del contraste prendentes, desde la nunca ex­ L vó la vida y se va, mientras más exagerado posible no plicada aparición inicial de la "en el mismo plano, sin corte" obedece a un mero deseo de prostituta con la cabeza rapada llega el superviviente nazi epatar al público. Es el vehícu• -el castigo tradicional infligí­ Bruno y Beethoven deja paso lo de intuiciones a veces sor­ do a las mujeres para humi­ a W agner en la banda sonora, prendentes. En la botella de llarlas, un signo ostensible del en Verboten! ("¡Prohibido!" , plasma en la mano del Buda rechazo de Kelly por la socie­ 1958). Un negro se cree acti­ en Casco de acero hay algo dad- hasta el detalle malicioso vista del Ku Klux Klan, un más que la ironía de que sea, de que una call-girl mate al hi­ científico sufre la completa re­ en apariencia, el dios quien pócrita millonario con lo que gresión a la infancia en el m a­ cede su sangre para la transfu­ constituye su instrumento de nicornio de Corredor sin re­ sión, hay una noción de miste­ trabajo: un teléfono. torno. Una prostituta abando­ rio por una parte, de encuentro na el oficio y se convierte en entre culturas muy distintas (Habría que citar igualmente enfermera/ángel guardián de por otra, que desde entonces el toque extraordinario de que los niños paralíticos de un será una de las constantes en Kelly decida abandonar su hospital, la única persona de­ la carrera de Fuller. Resulta profesión el Día de la Inde­ cente en la bienpensante po­ irónico que sea una piscina pendencia americana, inspira­ blación de Grantville en -"el lugar más limpio del mun­ do a Fuller por la nota escrita Franklin County, Nueva Ingla­ do", comenta el cineasta- el antes de morir en una bolsa de terra, en Una luz en el ham­ escenario de las reuniones de papel con lápiz de maquillaje pa. Un parto ocurre dentro de los directivos de National Pro­ por una prostituta encinta y un tanque, un soldado alemán jects, el sindicato del crimen suicida: "Hoy es mi Día de la aparece oculto en un horno en Underworld US A, y tam­ Independencia y voy a cele­ crematorio, en Uno Rojo, di- bién ambiguo: el agua posee brarlo ahora. Que Dios me perdone". Parece obligado O puede cambiar de tercio, si aparece abrazada al cadáver agregar aquí que muchas de le place, y hacer justamente lo del hombre con quien acaba estas notaciones se le ocurren contrario. Verbigracia, frag­ de casarse. a Fuller a partir de su expe­ mentar la acción en un monta­ riencia corno periodista: el cli­ je frenético, corno en el mo­ La rapidez es un componente rna de los disturbios de Har­ mento no menos célebre de esencial en el cine de Fuller. lern que presenció en 1929 Forty Guns en que Griff, des­ Recuérdese la reacción instan­ aplicado a la escena del inten­ armado pero inexorable, sale tánea, casi un reflejo condi­ to de linchamiento en The Ba­ al encuentro del borracho cionado, con que Griff -que ron of Arizona ("El Barón de Brockie y le pone fuera de no ha matado a un hombre en Arizona", 1950); el uso de combate, una larga marcha di­ diez años- dispara sobre Jessi­ South Street, la calle del Jour­ latada hasta lo indecible con ca, utilizada corno escudo por nal, corno escenario de Manos insertos de pies que caminan y su hermano Brockie, y acaba peligrosas; la reconstrucción los ojos del sheriff que ocupan con éste corno si fuera un pe­ de Park Row, la calle de los la inmensa pantalla del Cine­ rro, en el clirnax de Forty periódicos, en la película de rnaScope. (En otra escena de Guns. O la brusquedad subli­ ese título; el viaje en submari­ la misma película, cuando me de la carrera de Lucky no corno fuente de inspiración Jessica despide a Ned Logan, Legs, sin un segundo de vaci­ en El diablo de las aguas tur­ su cómplice y ex-amante, para lación, hacia el detonador que bias (Hell and High Water, no cortar la acción ni el plano provocará la explosión del de­ 1954); las vivencias de la gue­ Fuller hace salir a Griff de pósito de armas y su muerte, rra en sus películas bélicas en campo por la izquierda y pasar el mejor momento de China general y Uno Rojo, división por detrás de la cámara para Gate. Es un plano digno del de choque en particular... Es volver al encuadre entrando no menos memorable del sui­ evidente que Fuller sabe de lo por la derecha, una estratage­ cidio de Edrnund en Germa­ que habla). ma usada luego por Resnais en nia, anno zero ("Alemania, El año pasado en Marienbad año cero", 1947). Y no es ése 5. El cine de Fuller es un cine (L'année derniere a Marien­ el único aspecto que hermana en libertad, donde no hay otras bad, 1961). a Fuller con, de entre todos, reglas que las que el susodicho Rossellini. Es obvio que Fu­ ) Fuller inventa a su medida Las ideas de puesta en escena ller nada tiene que ver con para cada momento. Puede re­ fullerianas pueden ser todavía Rossellini, pero se le parece solver sus escenas en planos­ más atrevidas y/o arriesgadas mucho en el carácter sustan­ secuencia vertiginosos, corno en su espíritu de síntesis. For­ cialmente sintético de su dis­ el justamente célebre de Park ty Guns contiene dos mues­ curso, en su aproximación di­ Row, con la refriega que em­ tras igualmente notorias en recta y sin florituras a la reali­ pieza en un bar, continúa en este sentido. Una es el encuen­ dad, en la urgencia por llegar plena calle y concluye en el tro de Wes y Louvenia en la a lo esencial, en el desprecio bar de enfrente, "sin cortes, ni armería, cargado de graciosos decidido a todo cuanto sea se­ cambios de plano". O corno en sobreentendidos sexuales, cundario a ese propósito. el similar de Forty Guns, donde el hombre busca un fu­ donde Griff se levanta de la sil, apunta para probarlo, tras 6. Todas esas características cama, se arregla, sale a la ca­ lo cual Fuller -impávido­ hacen de Fuller un cineasta lle, se reúne con sus hermanos, monta un plano subjetivo del eminentemente paradójico: atraviesa todo el pueblo -y rostro de la muchacha vista a Baroja habría encontrado en todo quiere decir "todo"- hasta través del cañón, seguido de él a su perfecto Silvestre Para­ la estación, donde pone un te­ otro con los dos besándose, dox. legrama. O puede hacer cosas copiado por Godard -sustitu­ imposibles para la época, yendo el arma por un periódi• Veamos. Fuller pasa por ser corno rodar largos travellings co enrollado- en Al final de la un cineasta descuidado, pri­ en CinernaScope dentro de un escapada (A bout de souffle, mario, tosco en sus efectos. submarino, en El diablo de 1959). Y la salida de la boda Pero pocos directores usan el las aguas turbias. O si dos de Wes y Louvenia, atacados decorado más irnaginati va­ personajes hablan, filmarlos por un grupo de jinetes, donde mente: la casa flotante de Skip durante cinco minutos sin todo es -deliberadamente- tan en Manos peligrosas; la pa­ contraplano, corno en Yuma, rápido, que no se sabe quién red de papel del club de jue­ si el diálogo le parece lo bas­ ha disparado, ni quién ha gos que Eddie atraviesa, im­ tante interesante o importante. muerto, hasta que la novia pulsado por un puñetazo, para Uno Rojo, división de choque (The Big Red One, 1980)

caer a los pies de Sandy en La desacreditado por el uso y el tación de fascista y racista casa de bambú; una calle "eu­ abuso después de Kurosawa y creada abusivamente en torno ropea" de estudio, media doce­ Peckinpah, tan genialmente a su figura, haya defendido el na de soldados que combaten y utilizado en los aterradores amor entre personas de razas Beethoven le bastan para re­ planos del perro cargando distintas, como en La casa de crear, con asombroso vigor, el contra la cámara en Perro bambú -donde una japonesa, final de la guerra en Alemania blanco. O la inventiva con que interpretada por una japonesa, L durante los primeros minutos se emplea algo tan convencio­ se acuesta con un americano de Verboten!; el laberinto de nal como los titulares de pe­ por primera vez en una pe­ cemento de Shadazup que de­ riódico en Underworld USA lícula de Hollywood-, en viene el escenario surreal de la -"CONNORS DEFIES UN­ China Gate, o en The Crim­ más encarnizada batalla de In­ CLE SAM", reza el titular del son Kimono ("El kimono vasión en Birmania; el pasillo periódico que flota en la pisci­ carmesí", 1959) -donde una del manicomio -verdadero lo­ na junto al cadáver del ahoga­ mujer blanca prefiere el amor cus solus- sumergido por el do jefe de N ational Projects- o de un nisei al de un hombre de agua de la lluvia en Corredor en Una luz en el hampa. su raza-. Y todavía que ese pre­ sin retorno. Y menos todavía sunto belicista haya filmado los que han sacado un parti­ No acaban aquí las paradojas. las películas más duras sobre do mayor y más dinámico Resulta irónico que Fuller, tan la guerra, de Invasión en Bir­ -cuando había devuelto las cá­ recio y viril, no haya dudado mania -que a pesar de la coda maras a la inmovilidad de en abordar el tema del amor marcial y patriótica encasque­ L'assassinat du Duc de Guise entre hombres en Balas ven­ tada por el productor mereció ("El asesinato del Duque de gadoras (! Shot Jesse James, este juicio sublime de un hijo Guisa", 1908)- del formato Ci­ 1949) o La casa de bambú, del general Patton: "Es formi­ nemaScope, "sólo bueno para que prácticamente concluye dable, pero no dará a nadie filmar serpientes, y entierros" con la imagen del cadáver del ganas de alistarse en el ejérci­ como decretó Fritz Lang (8). traicionado Sandy dando vuel­ to"- a Uno Rojo, división de Los efectos más manidos pare­ tas en la noria, una auténtica choque. cen nuevos cuando los emplea bofetada moral para Eddie. Y Fuller, como el ralenti, tan también que con toda la repu- Quizá sea el momento oportu- no de vindicar a Fuller no sólo de Hollywood". Fuller es un mente de sus cenizas al co­ como surrealista, sino como cineasta americano al ciento menzar la nueva década con anarquista, que no tiene ni por ciento y sólo tiene sentido dos películas no menos imagi­ Dios, ni amo, ni en estilo ni en en América, el tema central de nativas y vigorosas que las de concepto. Nadie, después del todas sus películas. Eso expli­ su mejor época. La primera, Lang de Furia (Fury, 1936) y ca el porqué el exilio europeo Uno Rojo, división de cho­ Sólo se vive una vez (You no le ha sentado bien, al con­ que materializaba el proyecto Only Live Once, 1937) ha he­ trario que a Jo e Lose y. De del cineasta, demorado duran­ cho películas más anarquistas quedarse en América, Losey te 25 años, de contar su histo­ en Hollywood. Ni ha creado no habría pasado de director ria y la de su división a través personajes más genuinamente de películas de serie B -exce­ de Argelia, Sicilia, Francia, anarquistas que James Addi­ lentes, probablemente- mien­ Checoslovaquia, Bélgica y son Reavis en The Baron of tras que en Europa pudo acce­ Alemania durante la Segunda Arizona, Skip en Manos peli­ der a producciones importan­ Guerra Mundial, un reportaje grosas, Tolly Devlin en Un­ tes y highbrow. El cine de Fu­ bélico transfigurado en danza derworld USA, Kelly en Una ller, en cambio, resulta despla­ macabra que exorciza los ho­ luz en el hampa, y por su­ zado fuera de sus raíces, puede rrores de la guerra gracias a un puesto O'Meara en Yuma, el degenerar fácilmente en paro­ estilo ceñido, brioso, siempre irlandés sudista que prefiere dia, como muestran Muerte a la caza de la imagen fulgu­ ser sioux a nordista. de un pichón (Kressin und die rante. Es una de las pocas pelí• tote Taube in der Beethoven­ culas demasiado tiempo espe­ 7. Como ya ha indicado Scor­ strasse, 1972) o Calle sin re­ radas que, a pesar de todo, no sese, Samuel Fuller es un per­ torno (Sans espoir de retour, decepciona; habría que cono­ sonaje de excepcional impor­ 1989). cer la versión no exhibida de tancia en la historia del cine tres horas, la preferida de Fu­ americano. En los años 50 y Algo asombroso, sin embargo, ller, para valorarla debidamen­ primeros 60, hizo películas in­ ocmTió con Fuller. Cuando a te; tal vez sea accesible alguna creíbles, únicas en tema y tra­ fines de los 70 se le creía aca­ vez y nos llevemos una nueva tamiento "dentro del sistema bado, renació brusca, fugaz- sorpresa.

Más notable aún sería la segun­ r::r da, Perro blanco, la primera película de Fuller para una ma­ jar en dos décadas: una diná­ mica, inteligente parábola anti­ rracista con un perro alsaciano blanco entrenado para atacar a los negros, a la vez verdugo, víctima y héroe. Porque el odio de los racistas que le progra­ maron le desequilibra y empie­ za a atacar a los blancos, hasta obligarles a acabar con él. Hay una secuencia magistral donde se descubre al propietario del animal, el culpable de su "edu­ cación", personaje que -supre­ ma ironía- Fuller hace interpre­ tar al mismo actor que encarnó a un comunista en Manos peli­ grosas. La audacia del tema, unida a la campaña estúpida­ mente desencadenada contra la película por un "asesor moral" contratado por la compañía y que siguió todo el rodaje sin The CJimson Kimono ("El kimono carmesí", poner objeciones, hizo renun­ 1959) ciar a Paramount allanzamien- Jo/m Cassavetes y Sam Ful/er en Berlín, en 1984

toen salas, limitándose a distri­ quitarle el valor de esa lección yanquis y alemanes, que yacían en buir la película en vídeo. Eso -que es también un a lección de posturas grotescas". ("The Big Red liquidó las posibilidades de integridad profesional- que no One", Bantam Books, Nueva York, 1980). (N.T.) una segunda carrera final en tiene precio. Y nadie podrá Hollywood para Fuller, que se quitárnoslo a nosotros tampo­ 6. "La cámara se desliza a la derecha, exilió definitivamente en Fran­ co. más abajo de un campo de maíz de ::c::J cia. admirables tonalidades amarillo oscu­ NOTAS ro, cubierto de cadáveres de soldados L Y eso, naturalmente, es una con uniformes sucios y sombríos, acurrucados en las posturas más cu­ tragedia. Pues aparece innega­ l . "Abróchense los cinturones, va a ser un a noche movid a". (Nota de la riosas, luego vuelve a subir para en­ ble -creo haber presentado ya traductora) cuadrar a Meeker, dormido sobre su suficientes pruebas de convic­ montura, en lamentable estado. Sobre ción- que en diez minutos de 2. "Un bondadoso profesor judío, per­ un fondo de humo negro muy denso, cualquier película de Fuller dido en el centro de Los Angeles". se destaca Steiger, igualmente mu­ hay más ideas de cine que en (N.T.) gri ento, pero vestido de campesino. Dispara sobre Meeker, va a registrar a la producción entera de un año su víctima, descubre algo de comida del Hollywood actual. Que no 3. Abróchense los cinturones, va a ser un artículo movido. (N.T.) en sus bolsillos, se instala sobre el haya sitio en Hollywood para cuerpo para comer un bocado; al darse un director como Fuller es 4. Las declaraciones de Sam Fuller ci­ cuenta de que también hay pan, lo todo un síntoma de la situa­ tadas a lo largo de este artículo están toma; enciende un cigarro. Meeker co­ ción del cine americano. Su tomadas de "II cinema di Samuel Fu­ mienza a gemir con estertores de muerte, por lo que, incomodado, Stei­ huella ahí queda, a pesar de Ji er'', de Piero Tortolina y Antonio ger se aleja un poco. Primer plano de todo. Sin Fuller no habría Rubini (Padua, 1984) e "II était une fois ... Samuel Full er", de Jean Narbo­ Steiger, que mastica y fuma. Enton­ Scorsese. Sin Fuller no habría ni y Noel Simsolo (París, 1986). ces, en enormes letras rojas, sobre su Abel Ferrara, ni Quentin Ta­ frente y sobre su barbilla aparece el rantino. La lección que sus pe­ S. "El caballo, asustado por el bom­ título de la película" .(Cahiers du Ci­ lículas supone para todo aquél bardeo, corrió hacia la estatu a de Cris­ néma, n. 93, marzo 1959). (N.T.) dispuesto a ponerse detrás de to. En la fría niebla francesa, el caba­ 7. Prefacio de "Il était une fois ... una cámara, ahí está, tan fres­ llo fue zigzagueando por aquella tierra de nadie, desgarrada y hundida, y que Samuel Fuller". ca, vibrante, viva como en el resonaba con el silencio de la muerte. día en el que se proyectaron El enloquecido animal pasó estruendo­ 8. Frase en los diálogos de Le por primera vez. Nadie podrá samente por encima de cadáveres de mépris. 11