Canal De Castilla: El Recuerdo De Un Sueño Ilustrado
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CANAL DE CASTILLA: EL RECUERDO DE UN SUEÑO ILUSTRADO Por JAVIER LOPEZ LINAGE* ' Dr^^arlnmento dc Erunumía ARraria. Cunsr.ju Supr.riur dc InvestiKaciunes Cicntíficas. Madrid. 1::\V:11. hF:l:;\^'I'll.l.•1: F:I. NF:CI'F:RDO UF: l'\ ^l'F:\I1 IL1'^I'R:\UO I^^•^ En muy raras ocasiones los "reos de atentados más atroces" (P. Madoz) habrán sido recibidos con tanta benevolencia como los dos mil penados que en 1845 entraron en Medina de Rioseco, Valladolid, custodia- dos por ur1 Regimiento de Cahallería. La ocasión lo merecía ya que eran la principal fuerza de trabajo para que, después de cuarenta y un años de interrupciones intermitentes, las aguas del ansiado Canal de Castilla pudie- ran llegar, al fin, a Medina. Y, en efecto, éstas llegaron cuatro años más tarde, el 8 de noviembre de 1849. Y para "solemnizar tan fausto aconte- cimiento (según conmemora una lápida en la iglesia de Santa María, en Medina), distribuyó la Empresa cuatiosas limosnas entre los Hospi- tales y Establecimientos de Benefice.ncia de esta ciudad..." Previa- mente se "cantó solemne Te Deum en acción de gracias al todopode- rosó por haberse echado las aguas del trozo de navegación que termina en esta ciudad de Rioseco". Apenas un mes más tarde, el 14 de diciemhre, comenzaba la explota- ción del Canal de Castilla en su totalidad, colmando de este modo la euforia que su proyecto y construcción efectiva, un siglo antes, había levantado entre los políticos ilustrados y la burguesía comercial de grarr parte de Castilla la Vieja, Reino de León y también del país Cántabro, especialmente de la ciudad de Santander. EI Canal de Castilla fue uno de los dos navegables en España y, según escribió Gaspar Melchor de Jovellanos en 1794 (refiriéndose, no ubstante, a la totalidad del Proyecto, que era mucho más amplio) "se^uramente presenta la más importante ygloriosa empresa que puede acomc>ter la nación. Supóngase csta comunicación (...) y se verá cómo una más activa ygeneral circulación anima el cultivo, aumenta la población y abre todas las fuentes dr^ In riquc>za en dos ^randes territorios (se JAVIF:R LOI'E% LIN;\Gh: refiere a Castilla la Vieja y al Reino de León), que son los más fértiles y extendidos del Reino, así com.o los ►nás despoblados y m.enestero- sos". (1) El contexto de la politica económica. La pequeña historia de este optimismo que siempre levantó el Pro- yecto del Canal y sus implicaciones entre los políticos con luces (según la expresión típica de la época) de la Ilustración española, resume con preci- sión todo el contexto económico, y particularmente de política económica, dominante en España desde el comienzo de la dinastía Borbónica hasta, prácticamente, la pérdida de las últimas colonias en 1898. A partir del final del reinado de Felipe II, el progresivo declive militar y político en Europa del otrora poderoso Imperio español hace descubrir a los propios españoles que las bases económicas y tecnológicas sobre las que realmente se asienta la prosperidad de un país eran tan débiles que casi no existían. Los mejores esfuerzos nacionales de toda la centuria del quinien- tos se habían aplicado casi por completo a otros objetivos bien distintos (guerras europeas, colonización americana, Contrareforma), mientras que los aspectos estructurales de la economía, ciencia y tecnología propios de la época, se encontraban en la práctica, como dos siglos atrás. Y en este sentido, todo estaba por hacer. Los escritores, artistas y hombres de gobierno más libres y lúcidos de la época (siglo XVII) constatan con acritud las causas de la decadencia interna española, acusando un patético pesi- mismo sobre la realidad nacional y las perspectivas de mejora. Habrá que esperar, prácticamente, hasta el reinado de Felipe V(ya bien entrado el siglo XVIII) para que la decepción y el descontento de la élite intelectual española cuaje en personalidades, filosofías y acciones comunes, dirigidas a superar la ya más que secular postración económica y social del Reino. I. C. M., de .Irrvcllanus: °InJorntr> dr• In Snr•i^dnrl F.'r•nnómic•n dr• Mndrid nl Hr•nl ,v Suprwnu C.urtsr•jo dr^ Cnsfilln, r•n r•1 Fxpr•rlirnfr• rit• ln I r•V A/;rnrin, r^xtr•ndidn pur r•I nulor r•n nornhm dr• In Juntn r•nr•nrKndn dr• su Jormnr•irín."Ediriunes C:íledra, S.A., Madrid, 19 ^9. ( Edición de Jusé LaRr). pá^;. a I S. (::1X:11. DI•:I:AS"1'll.l.;\: EI. NF:CI'F.RUU DF: I'\ Sl'E\U ILl'S'I'R:1UO Claramente generada en otros paises del Occidente europeo, particu- larmente en Francia e Inglaterra, algunos de los presupuestos básicos de esta nueva "filosofía política" eran los siguientes: preferencia por las ciencias y artes experimentales; por el dominio de la racionalidad (las luces) y el pragmatismo sobre cualquier otra consideración; por la dispo- nibilidad de tales valores al servicio del bien público en general y no -como sucedía- el de los estamentos privilegiados (entonces, particularmente, la Nobleza y el Clero alto) a quienes, por cierto, responsabilizan de los males patrios. EI pueblo llano, no obstante, en esta concepción, desempeña un papel de mero espectador y receptor de estas buenas intenciones tutelares. De ahí la calificación de "despotismo ilustrado" con que se conoce esta actitud política. ^ Sin embargo, la indudable posición crítica de la Ilustración chocaba, obviamer^te, con el statu quo dominante y sus figuras políticas más conocidas a lo largo del siglo XVIII (Patiño, marqués de la Ensenada, conde de Floridablanca, conde de Aranda, Olavide, Campomanes, Jovellanos...), a pesar de su decisiva influencia en la mejor "intelligentzia"de la nación, sólo tuvieron un acceso moderado a las esferas de decisión de la Corona, sufriendo una contrapresión constante que en no pocas coyunturas políti- cas llegó a la persecución abierta como en el caso más sobresaliente de lovellanos. Los objetivos preferentes: Agricultura, Obras Públicas, Manufacturas y Comercio. Dadas las características naturales, económicas y tecnológicas de la época, la agricultura, es decir, la mejora racional de sus métodos de cultivo; la orientación económica de los mismos; el afianzamiento de las nuevas variedades vegetales americanas; el perfeccionamiento del utillaje y la puesta en riego de extensas zonas, eran objeto de atención muy preferente. El fomento de este objetivo así como el del establecimientó de una Manu- factura y Siderurgia plenamente integradas con las materias primas nacio- nales, fueron las preocupaciones más constantes de estos políticos de la Ilustración española. En este sentido y desde varios siglos atrás, como ya I•'^ J:\\'IF:Ii I.(II'F:% I.I.\;11;1•: hémos sugerido, estaba todo por hacer. Y estos hombres habían compren- dido con claridad que una actuación solvente en las áreas señaladas impli- caba, a su vez, actuaciones en otras más elementales y sin las cuales no podía llegarse al cumplimiento de los objetivos últimos de levantar la economía de la nación. Estas actuaĉiones más elementales a que nos referimos pueden resu- mirse a dos grandes ámbitos: las comunicaciones territoriales y la actividad comercial. "La cuestión de las comunicaciones aparece como el preliminar pro- blema a resolver en aquella centuria, si habían de Ilevarse a efecto los propósitos de m^vilización de nuestra vida económica que animaron a casi todos los hombres de gobierno del setecientos. La escasez de caminos, lo poco cómodos al tránsito que eran muchos de los que existían entonces (...), la falta de comunicaciones, en una palabra, era uno de los graves obstáculos que la Naturaleza ponía al desarrollo agrícola del país. (...) Así lo habían entendido desde el primer momento Patiño y Ensenada que por tal motivo se aplicaron como hombres de gobierno a fomentar la construcción • de caminos y a planear un sistema o red de comunicaciones que comprendía desde la carretera al canal navegable". (2) El Canal de Caetilla. Datos de construcción.. La inmensa meseta que forman Castilla la Vieja y el antiguo Reino de León sólo tenía un acceso relativamente cómodo al mar siguiendo el valle del río Duero. En realidad su puerto natural es Oporto, en Portugal. Pero la Historia se encargó de cerrar esta única salida confortable, obligando a castellanos y leoneses a énfrentarse con las diversas cordilleras que limitan su extenso territorio si querían disponer de puertos marítimos a través de los cuales acceder al comercio, tanto interior como internacional e inter- continental con las Colonias ' 2. Vicentr, Palacio Atard: "Et rnmercio d^ Cnstilla y el pu^rto d^^ Santander en el siKlo X{^///". Edit. C.S.I.C., ( Escuela de Historia Moderna. Madrid, 1960, págs. 61-62). 1:1.\ \I. I)F:1:•1S"1'll.l.:1: I•:I. til•:1:1'F:IiUII l)I•: I\^I F:\11 11.1 ^I'li:\UII L;^) Todavía en 1750 no existía comunicación por rueda (carreteril) entre el norte de Castilla y la Cornisa cantábrica. Todo el trajín comercial, incluído, por supuesto, el tradicional de la lana, debía contar con que el paso de la Cordillera Cantábrica había de efectuarse a lomo. Este hecho es el obstáculo más formidable que se opone a la prosperidad del comercio interior ya que el transporte encarece los precios de tal forma que en tales puertos resulta mucho más barato comprar cereal-grano o cual- quier otro producto nacional o extranjero que arribe por mar. A este respecto, y refiriér^dose a Santander, Jovellanos escribe: `Sería increíble, a no manifestarlo la experiencia, que los trigos de Beanzé y el Orleanois, distantes más de 100 leguas del mar, lleguen a Cádiz más pronto y con una economía de 100 por 100 en el transporte, cotejados con los de Palencia que sólo distará 401eguas de Santander (3)".