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ALTERIDAD. Revista de Educación ISSN: 1390-325X [email protected] Universidad Politécnica Salesiana Ecuador

Maldonado, Lucrecia Las lágrimas: ese misterioso país ALTERIDAD. Revista de Educación, vol. 2, núm. 2, julio-diciembre, 2007, pp. 6-21 Universidad Politécnica Salesiana Cuenca, Ecuador

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Las lágrimas: ese misterioso país Lucrecia Maldonado*

Niño y pájaro. 1948 ¡Es tan misterioso el país de las lágrimas! [Antoine de Saint Exupéry]

Son las lágrimas jugo misterioso para calmar las penas de este mundo [Luz Elisa Borja] Pocas manifestaciones emocionales tienen mos) una actitud ambivalente ante el hecho de llo- tanta fuerza expresiva, motivadora y en ocasiones rar. Por un lado, se identifica la relación de las lá- perturbadora como el llanto. Aunque es un com- grimas con el alivio, aunque sea momentáneo, de portamiento humano universal, y de seguro nin- los sentimientos que las provocan, sobre todo si es guna persona adulta puede negar que haya llorado sufrimiento; por otro, el llanto se suele considerar unas cuantas veces por causas emocionales a lo lar- algo que hay que contener, regular y disimular en go de su vida, la mayor parte de gente tiene (tene- un alto número de circunstancias.

* Datos de la autora: Novelista y poeta. Ganadora del Premio Espinoza Pólit 2005 con la novela Salvo el Calvario (Plane- ta 2006). Alumna de la Maestría de Antropología y Cultura de la UPS.

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Por ejemplo, en una encuesta aplicada a químico irrita las mucosas (como es el caso de treinta y dos personas de diferentes edades, las emanaciones sulfurosas de la cebolla), las aunque pertenecientes a un grupo social simi- glándulas lacrimales secretan automáticamen- lar, la mayoría admite sentir alivio, desahogo, y te lágrimas destinadas a expulsar las partículas algunos incluso una sensación agradable de re- extrañas o a defender y aliviar los ojos. Las lá- lajamiento y sueño después de llorar; pero mu- grimas reflejas también se secretan cuando la chos de ellos prefieren llorar a solas o delante de función de las basales es deficiente. Por eso, en personas de extrema confianza, y casi siempre los casos de “ojo seco” los ojos más bien están se contienen y tienden a ocultar sus lágrimas en húmedos, pues las lágrimas reflejas suplen la todo lo que sea posible. falta o mala calidad de las lágrimas basales. Si bien los procesos del llanto se pueden ex- • Lágrimas emocionales: ante una emoción in- plicar y comprender desde un punto de vista fi- tensa, de la clase que sea, o incluso ante un siológico y psicológico, existe una serie de varia- fuerte dolor físico, estas mismas glándulas se- bles que parecen tener estrecha relación con los cretan un tipo de lágrimas muy similares a las sistemas de valores, la cultura y los condiciona- reflejas en tal cantidad que provocan una se- mientos impuestos por diversos grupos sociales rie de ‘trastornos’ en ojos y nariz: taponan los en determinadas épocas de la historia. conductos de drenaje lacrimal que se encuen- tran en la comisura interior del ojo, se acu- mulan entre los párpados y llegan a derra- ¿Cómo funciona? marse por sus bordes hacia fuera. Además in- En el ángulo externo de cada ojo, debajo de vaden la nariz, enfriándola, lo que causa un los párpados superiores y detrás de las cejas, se incremento del riego de sangre en los capila- encuentran las glándulas lacrimales, justamente res para evitar mayores variaciones en la tem- ahí donde sentimos ese ardor, de intensidad va- peratura del aire que ingresa por las fosas na- riable, que se produce casi simultáneamente con sales, por esto se enrojece la nariz al llorar, y el momento en que los ojos se van a llenar de lá- estos procesos de acumulación de sangre y lí- grimas. Estas glándulas producen tres tipos de quido causan la irritación de los ojos y la co- secreciones (Lutz, 2001: 77 y ss.): nocida hinchazón de los párpados, todo pro- • Lágrimas basales: permanecen en los ojos en porcional a la cantidad de lágrimas y la dura- forma de una fina película. Permiten el par- ción del llanto y, desde luego, con grandes va- padeo, pues la córnea tiene una superficie lle- riaciones entre persona y persona. na de irregularidades que lo harían imposible si no fuera por el líquido que recubre y lubri- ca el globo ocular. Además, son antisépticas: contienen enzimas y sustancias que controlan ¿Por qué lloramos? la proliferación de gérmenes, e impiden la Como el nombre indica, las lágrimas emo- evaporación de la capa mucosa que recubre al cionales son aquellas que nacen de emociones ojo. Cuando la calidad o cantidad de las lágri- intensas. Según el portal de Internet del Diccio- mas basales se deteriora hablamos de la enfer- nario de la Real Academia de la Lengua Española medad conocida como el “ojo seco”,muy mo- (http://buscon.rae.es/draeI/), una emoción es lesta, y que incluso puede resultar peligrosa una “Alteración del ánimo intensa y pasajera, para la visión. agradable o penosa, que va acompañada de cier- • Lágrimas reflejas: cuando hay un exceso de hu- ta conmoción somática”. mo, de polvo, cuando un cuerpo extraño se in- Según el psicólogo ítalo-argentino-colom- troduce en los ojos o cuando algún producto biano Walter Riso, las emociones pueden catalo-

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garse como un “subproducto arcaico del cere- que parten de la médula espinal, es decir, son re- bro” (Riso, 1997: 18) y como tales, están empa- flejos. Por ejemplo en el miedo, las glándulas su- rentadas con procesos muy antiguos de interac- prarrenales secretan adrenalina, lo cual prepara ción con el medio y defensa de la propia integri- el organismo para una posible huida, necesaria dad física. Riso habla de dos tipos de emociones: en caso de ser atacados por un enemigo podero- so. En la ira ocurre algo similar, pero la finalidad • Primarias: “Las emociones primarias son es atacar. El dolor físico (una de las principales aquellas con las que nacemos. Son naturales, causas de llanto entre los niños pequeños), el su- no aprendidas, cumplen una función adapta- frimiento, la ira o frustración, y en ocasiones la tiva, son de corta duración y se agotan a sí alegría súbita e intensa pueden provocar llanto al mismas” (Riso, 1997: 23). Las más importan- tes son el dolor, el miedo, la tristeza, la ira y la alegría, cada una con funciones particula- res que facilitan la adaptación de la persona a Pocas manifestaciones emocionales cierto tipo de cambios y situaciones, así co- tienen tanta fuerza expresiva, motiva- mo su interacción con el medio. dora y en ocasiones perturbadora como • Secundarias: “son aprendidas, mentales, y el llanto. Aunque es un comportamien- aunque algunas de , bien administradas, to humano universal. puedan llegar a ser útiles, no parecen cum- plir una función biológica adaptativa. Son estimular desde el sistema nervioso central las defensivas o manifestaciones de un proble- glándulas lacrimales. ma no resuelto, y casi siempre implican de- Los análisis de laboratorio dan cuenta de bilitamiento del yo” (Riso: ídem). Dice Riso una serie de sustancias presentes sólo en las lá- que estas emociones pueden considerarse grimas emocionales, como proteínas que el cuer- prolongaciones mentales de las emociones po genera ante situaciones de estrés o conmo- primarias: ción moral, lo cual haría pensar que son un vehí- El dolor, la información corporal que nos permi- culo para la excreción de sustancias producidas te saber cuándo un órgano anda mal, se extendió en ciertas situaciones que, de permanecer por a supuestos “órganos mentales” y nació el sufri- mucho tiempo en el organismo, podrían resultar miento. El miedo, el encargado de protegernos perjudiciales. Y de hecho se ha comprobado que ante el peligro, se trasladó anticipatoriamente y la presencia de dichas sustancias puede provocar creó la ansiedad. La tristeza, que permite desacti- trastornos en la salud. var el organismo para su posterior recuperación, Pero ¿son las lágrimas solamente un meca- se generalizó en un sentido autodestructivo en lo nismo de depuración de un organismo que pue- que se conoce como depresión psicológica. La ira, de verse afectado por ciertas sustancias genera- la principal fuerza interior para vencer obstácu- das por la conmoción y el estrés? los, se almacenó en forma de rencor y resenti- miento. La alegría, la más poderosa e importante de las emociones, fue duramente restringida o convertida en apego al placer. (Riso, 1997: 24) Las lágrimas como lenguaje A diferencia de las basales e incluso de las re- Las emociones, primarias y secundarias, flejas, las lágrimas emocionales van acompañadas, provocan cambios en el organismo, sobre todo a para hablar en términos lingüísticos, por una serie nivel endocrinológico, y muchas veces los impul- de rasgos distintivos tales como expresiones sono- sos nerviosos ni siquiera llegan al cerebro, sino ras (alteraciones en el timbre y tono de voz, suspi-

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ros, gemidos, sollozos…), y alteraciones en la fiso- nomía (los “pucheros”,el cambio de ángulo de in- clinación de las cejas…), que Charles Darwin se encargó de observar y catalogar detenidamente en su estudio La expresión de las emociones en el hom- bre y los animales (citado frecuentemente en Lutz, 2001). Darwin descubrió y clasificó más de cien gestos característicos diferentes que se presentan en el llanto, y afirma que es una de las “expresiones específicas del hombre” (Lutz, 2001: 14), pues nin- guna otra especie ha dado pruebas de poseer los mecanismos de las lágrimas emocionales. En un plano más filosófico y un tanto humorístico, don Miguel de Unamuno afirma: El hombre, dicen, es un animal racional, no sé por qué no se haya dicho que es un animal afectivo o sentimental […] Más veces he visto razonar a un gato que no reír o llorar. Acaso llore o ría por den- tro, pero por dentro acaso también el cangrejo re- suelva ecuaciones de segundo grado. (Miguel de Unamuno, 1962: 6-7). Las lágrimas emocionales también dejan una visible huella en el rostro de quien ha llora- do. De igual manera, estas señales suelen funcio- nar como una evidencia y muchas veces son las Señora. 1940 que dan cuenta de la intensidad y duración del llanto, incluso cuando la persona se ha preocu- pado de disimularlo. Por estas características se podría decir que el literario o como un elemento que se prefiere su- llanto, a más de ser un proceso fisiológico de depu- primir. En conversaciones es frecuente escuchar ración orgánica ante las emociones intensas, es frases como “llorar como un niño”,“estar hecha también un medio de comunicación. Según Jeffrey una Magdalena”,“pórtese como hombre”.Este ti- A. Kottler, “los lingüistas culturales describen el po de expresiones representan creencias comu- llanto como un tipo de paralenguaje que, delibera- nes relacionadas con el llanto: los niños lloran da o inconscientemente, sirve de soporte a la ex- con menos inhibición y control que nadie; las presión emocional verbal” (Kottler, 1997: 39). mujeres lloran mucho, siguiendo el ejemplo de Si atendemos a las respuestas de nuestra en- un conocido personaje bíblico; un hombre que cuesta, solamente dos personas (6,2%) les reco- llora no se porta como tal… nocen a las lágrimas su real función excretora de Y si atendemos a la literatura y el arte, las lá- eliminar sustancias producidas por el estrés. Pa- grimas se utilizan como un importante recurso ra la mayoría, el llanto sirve tanto para desahogar para mostrar no sólo la existencia de las emocio- los sentimientos (28 respuestas, el 87,5%) como nes, sino también su autenticidad, y, a partir de para comunicarlos (15 respuestas, 46,9 %). ello, provocar reacciones en quienes observan es- De hecho, las lágrimas tienen una estrecha ta manifestación, como lo demuestra este cono- relación con el lenguaje, ya sea como un recurso cido soneto de Sor Juana Inés de la Cruz:

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por estar mucho tiempo en la misma postura. Un niño menor de diez meses llora por algo muy concreto: una necesidad puntual que las madres trata- mos de satisfacer lo más pronto posible, y no sólo por amor ma- terno, sino porque el llanto de un bebé tiene frecuencias sono- ras tan agudas y estridentes que en ocasiones puede volverse exasperante. De ahí que sea tan difícil cumplir el famoso “déjen- le llorar” de las abuelitas, o que el llanto de algunos infantes provoque reacciones violentas en padres y madres irritables. A eso de los nueve o diez meses de vida, los bebés co- La pájara pinta, 1952. Serie Juegos infantiles mienzan a advertir que los adul- tos se esfuerzan –normalmente– por consolar su llanto, y co- mienzan a utilizarlo como reclamo para situa- Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba, ciones menos apremiantes que las de la primera como en tu rostro y tus acciones vía etapa. Mucho depende de la reacción de los pa- que con palabras no te persuadía, dres el uso que estos niños darán después a sus que el corazón me vieses deseaba; lágrimas, pues es sabido que, así como hay pa- dres que suelen ignorar el llanto de sus hijos, y Amor, que mis intentos ayudaba, otros en cambio se desviven por contentarlos, venció lo que imposible parecía: entonces los niños convierten al llanto en una de pues entre el llanto, que el dolor vertía, sus mejores armas persuasivas y de presión a lo el corazón deshecho destilaba. largo de su infancia e incluso más tarde. Baste ya de rigores, mi bien, baste: En la encuesta realizada para este artículo, el no te atormenten más celos tiranos, dolor y la tristeza se siguen considerando la ma- ni el vil recelo tu inquietud contraste yor causa de llanto, reconocida así por 26 (81,25%) de los 32 encuestados, causa que es se- con sombras necias, con indicios vanos, guida por la ira, con 12 (37%) respuestas, 8 de las pues ya en líquido humor viste y tocaste cuales son respuestas femeninas. El resto de mo- mi corazón deshecho entre tus manos. tivos, incluso la alegría, les siguen muy de lejos. Y (Tomado de http://members.tripod.com esto se puede aplicar a la mayoría de casos y per- /Heron5/sor1.htm, los resaltados son míos) sonas. El llanto por dolor físico, salvo que sea un dolor extremo, en todas las culturas se termina Si son un lenguaje, ¿qué dicen las lágrimas? en la pubertad o antes, aunque en esta situación En etapas tempranas de la vida hablan de necesi- se vuelve más patente el alivio que provocan las dades muy básicas: hambre, dolor físico, fatiga lágrimas, aunque sea momentáneo.

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Pero, aunque no con tanta frecuencia, tam- • lágrimas de tristeza, de duelo que expresan bién lloramos de alivio emocional cuando una si- valores perdidos.1 tuación de angustia o estrés se resuelve favorable- Según Stern, entonces, el llanto proviene de mente. Es común hablar del llanto de alegría, con una valoración de un objeto, de un deseo, de un diversos matices: gratitud por gestos de afecto o anhelo o de una relación que se ha perdido (lá- de reconocimiento, reencuentros después de lar- grimas de duelo y tristeza), que tememos per- gas separaciones, reconciliaciones, logros espera- der (lágrimas de angustia y miedo), que sabe- dos o inesperados, los típicos llantos de las Misses, mos imposible de alcanzar (lágrimas de deses- de los ganadores de todo tipo de premios, o los peranza y deseo insatisfecho) o, me atrevería a nada sorpresivos llantos de los deportistas y sus agregar, que sorpresivamente alcanzamos, en la hinchas cuando se gana. realidad o la imaginación (lágrimas de alegría o A veces el llanto de la alegría lleva un matiz de emoción). nostálgico: la gratitud cuando recibimos algo que no creíamos merecer, o ante momentos feli- ces de cuya fugacidad estamos más conscientes El miedo a las lágrimas de lo que quisiéramos. Los logros y avances de Existen en el lenguaje una serie de eufemis- nuestros hijos, que van marcando su crecimien- mos para mencionar el llanto o las lágrimas: “me to y la distancia emocional que implica (existen puse mal”, a fulanito se “le fueron las lágrimas”, madres que lloran en todos los eventos escolares “fue un momento muy emotivo”, “no quiero po- de sus niños, sean estos la fiesta de Navidad, la nerme mal ahora”… por no decir: lloré, fulanito entrega de libretas o cualquier otro tipo de cere- lloró (eso de írsele las lágrimas a alguien coloca al monia), las celebraciones, que, a la par que nos llanto en una posición de acto completamente convocan, marcan el paso del tiempo y la breve- reflejo e involuntario, quitando ‘responsabilidad’ dad de los encuentros... sobre él a la persona que llora), fue un momento Una importante causa de llanto es también la en el que todos lloraron, ahora no quiero llorar... empatía, entendida como la “identificación men- O sea, el verbo llorar, así, al desnudo, pertenece a tal y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro” (http://buscon.rae.es/draeI/). Una joven ese grupo de palabras que la gente, por alguna confiesa que llora siempre que ve llorar a alguien razón no muy clara, prefiere evitar siempre que más, sea por lo que sea, y esta identificación se le sea posible. vuelve casi total si ve llorar a un hombre. En este Aunque todas las virtudes de las lágrimas mismo sentido se llora, y mucho, al ver el sufri- emocionales son reconocidas y valoradas en el miento o la emoción de los personajes de las pelí- discurso, es frecuente tratar de impedir o por lo culas y de las seriales de televisión. menos abreviar el llanto de los demás así como el Un estudio del llanto en los cuentos de Julio propio, sobre todo si estamos en público. La ma- Cortázar cita a Alfred Stern en su Filosofía de la yoría de ocasiones, en cuanto se advierte que al- risa y el llanto, y señala las siguientes categorías guien comienza a ceder ante el impulso de sus lá- para encontrar la causa de las lágrimas: grimas, los esfuerzos se dirigen a impedir este de- sahogo, aunque sea veladamente (“tranquilo, • las lágrimas de angustia, de miedo, de inquie- tranquilo…”), pues las lágrimas ajenas provocan, tud que expresan valores amenazados por el sobre todo empatía y en muchos casos pena por mundo intruso; quien llora, lo cual puede implicar también un • las lágrimas del deseo insatisfecho que expre- “contagio” que casi siempre tratamos de evitar. san valores irrealizados o irrealizables; Las lágrimas emocionales son más suscepti- • lágrimas de la desesperación que expresan va- bles de ser controladas y contenidas que, por lores irrealizables; ejemplo, las reflejas. Y la mayoría de personas da

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una cierta batalla a sus lágrimas, por lo menos magno inmortalizado en el Cantar de Roland del mientras le resulta posible. Así mismo, mucha siglo XII, llora libremente e incluso le es permi- gente prefiere llorar en ámbitos privados, o tido desmayarse. Cuando Oliver, el amigo de Ro- cuando mucho rodeados de personas pertene- land, muere en batalla, “Roland llora lamentán- cientes a un círculo íntimo. dose amargamente;/ Muchos han penado, pero De igual manera, si el llanto nos ha dejado ninguno como él”, y entonces se desmaya en la silla de montar. Cuando Roland mismo muere, huella en el rostro, preferimos que solamente Carlomagno “se jala las barbas de angustia y do- nos vean personas cercanas o de confianza. Y ca- lor./ Los señores de Francia lloran amargas lágri- si siempre intentamos disimular lavándonos la mas, /Y veinte mil se desmayan de pena y caen cara o, en el caso de algunas mujeres, con algo de […] No hay uno solo entre estos nobles señores/ maquillaje. Pero ni el agua ni el maquillaje sir- Que pueda contenerse y no derrame lágrimas de ven más que para autoengañarnos y evidenciar pena”.(Lutz, 2001: 70-71) más aún la vulnerabilidad y el temor ante las propias lágrimas. En estos relatos, sobre todo en lo que al des- ¿Por qué las contenemos y las ocultamos? Es mayo de veinte mil hombres se refiere, es posible posible que en estos tiempos de proactividad, sen- que haya una intención hiperbólica; pero de to- tido práctico y culto al éxito, las lágrimas hayan si- das formas se reconoce y acepta la normalidad do desvalorizadas en tanto en cuanto pueden in- de un llanto masculino intenso y prolongado. terpretarse como fragilidad, agotamiento emocio- Como se verá, los textos épicos citados no hablan nal o fracaso. Pero no siempre fue así. de clérigos, hombres de grandes experiencias es- pirituales ni artistas, sino de guerreros que, así como podían llorar hasta desmayarse, también eran fieros y aguerridos en las batallas. Al igual “Los hombres no lloran” que Carlomagno, Roland o Hrothgar, otros hé- Cuenta una leyenda que cuando el rey roes tienen importantes momentos de llanto en Boabdil el Chico abandonaba la ciudad de Gra- la literatura épica. Recordemos a Aquiles y a Odi- nada tras su derrota ante los reyes católicos, al seo, protagonistas de la Ilíada y la Odisea, y res- mirarla desde las montañas, rompió a llorar. Su pectivamente guerrero más bravo y estratega de madre, que iba con él, le dijo, indignada: “Llora la guerra de Troya, quienes ante el dolor, la ale- como mujer lo que no supiste defender como gría de los reencuentros e incluso la cólera no hombre”.Esto, que suena muy lógico de acuerdo tienen ningún empacho en derramar lágrimas, a los parámetros que manejamos en la actuali- con frecuencia acompañadas de un gran desplie- dad, es muy poco probable que haya sucedido tal cual en la época a la que correspondería el rela- gue dramático. Y jamás se llega a insinuar siquie- to: el final de la Edad Media. Según otros relatos ra que esto pudiera ir en desmedro de su valen- de la misma época u otras cercanas, en aquel en- tía o su virilidad. tonces, más bien la norma era que hombres y De igual manera, en la Edad Media el llanto mujeres fuesen muy expresivos: se suele relacionar con experiencias espirituales de hombres y mujeres santos. De San Francisco La épica heroica, desde los griegos hasta la Edad de Asís, por ejemplo, existen no solamente abun- Media, está bañada de toda suerte de lágrimas. dantes relatos en los que el santo llora por pura En el poema épico del siglo VIII, Beowulf, Hroth- emoción mística, sino que la creencia popular gar, rey de los daneses, agradece a Beowulf por ayudar a restablecer la paz dándole doce joyas, afirma que al final de su vida se quedó ciego de luego de lo cual “asió al héroe por el cuello y lo tanto llorar. besó mientras las lágrimas manaban de su cabe- Sin embargo, los relatos de Aquiles, Odiseo, za gris”. Roland, uno de los guerreros de Carlo- Beowulf, Roland, o las historias sobre San Fran-

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cisco de Asís y otros santos y santas del pasado pertenecen a una época en donde las emociones Se puede pensar que un hombre expresadas traducen fuertes sentimientos de que llora en momentos de crisis no está amistad y filiación, así como una gran espiri- cumpliendo a cabalidad con sus fun- tualidad, valores muy representativos en aque- llos tiempos. ciones de proveedor y sobre todo de Incluso en el Romanticismo encontramos protector y coordinador del núcleo fa- poemas como esta rima de Bécquer, cuya última miliar. Sus lágrimas, a más de conside- estrofa da cuenta de la fortuna de ‘tener lágrimas’: rarse inútiles, pueden ser interpretadas

Triste cosa es el sueño como una actitud de huida. que llanto nos arranca, ma de todo, pues quien llora no está razonando mas tengo en mi tristeza una alegría… ni produciendo bienes tangibles, sino que más ¡Sé que aún me quedan lágrimas! bien coarta o impide la producción, y atenta (Bécquer, 2002: 194, el resaltado es mío) contra la productividad como concepto o valor. Sin embargo, en la literatura de la época las Y los personajes románticos, reales o de fic- lágrimas siguen teniendo una presencia impor- ción, son en general muy propensos al llanto. Sin tante, que de seguro no se correspondía con la embargo, el mismo Bécquer ya habla en su poe- realidad. Recordemos si no el melodramatismo sía de una cierta diferenciación entre el llanto de realista de las novelas de Dickens, o de obras co- la mujer y el hombre al decir: mo Los hermanos Karamazov de Fyodor Dosto- yevski, en donde Alioscha, por ejemplo, da rienda ¡Llora! No te avergüences suelta a su dolor por la muerte del abate del mo- de confesar que me quisiste un poco. nasterio con una efusión de lágrimas y sollozos ¡Llora! Nadie nos mira. narrada con detalle por el genial escritor. Ya ves; yo soy un hombre…, Se puede pensar que un hombre que llora ¡y también lloro! (Bécquer, 1968: 29, el resaltado es mío) en momentos de crisis no está cumpliendo a ca- balidad con sus funciones de proveedor y sobre En la palabra también se evidencia la creen- todo de protector y coordinador del núcleo fa- cia o idea de que los hombres no lloran tanto, no miliar. Sus lágrimas, a más de considerarse inú- lloran del mismo modo que las mujeres, o algo tiles, pueden ser interpretadas como una acti- aún peor: al llorar se humillan o se degradan, pe- tud de huida, o como un estorbo cuando hace ro igual lo hacen. falta que alguien actúe. Pero es frecuente que, El llanto comienza a considerarse como una en estos casos, los hombres que contienen su actitud vergonzante, sobre todo para los hom- llanto tengan actitudes violentas como gritos u bres, más o menos desde mediados el siglo otro tipo de agresiones contra objetos o perso- XVIII, cuando a partir de la Ilustración, se le da nas, lo cual, si nos ponemos a ver, también re- a la razón, o al razonamiento lógico, una preemi- sulta inútil, intimidante y agotador. nencia sobre lo intuitivo o lo sentimental. En el En los años finales del siglo XX y en los de Romanticismo se revaloriza la sensibilidad hu- inicio del siglo XXI las actitudes represivas ante mana y sus manifestaciones; pero más tarde, en el llanto masculino se han relajado un poco. Y, la segunda mitad del mismo siglo XIX, el Positi- según Jeffrey A. Kottler, quizá se lo debamos al vismo y la Revolución Industrial, sobre todo esta feminismo: última, pondrán en entredicho el llanto no sola- El impacto del feminismo, el movimiento de los mente masculino, pero sí el masculino por enci- hombres, la igualdad de los géneros y los valores

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de androginia facilitarán a los hombres el llorar Sea como sea, el mismo Jeffrey Kottler afir- más abiertamente. Este es especialmente el caso ma: “Casi todos los hombres tienen dentro de sí en que los hombres expresan lágrimas que tie- la capacidad para hablar profundamente a través nen origen en las maneras distintivamente mas- de las lágrimas; sólo hay que saber escucharlas” culinas de relacionarse con los demás como pa- (Kottler, 1997: 164). dres e hijos, como hermanos y amantes, como amigos y guerreros. (Kottler, 1997: 183). Esta nueva actitud se manifiesta en las res- puestas a nuestro modesto sondeo, en donde 26 ¿Quien llora ‘siente’ de verdad? O eso parecería, pues las lágrimas son un personas (81,25%) responden que la frase “los proceso que en la mayoría de los casos se consi- hombres no lloran” es totalmente falsa, nadie responde que sea totalmente cierta, y las seis per- dera imposible o por lo menos muy difícil de fal- sonas que la reconocen como cierta en algunas sificar. Esta es la creencia al uso, demostrada ade- circunstancias, atribuyen este hecho, sobre todo más porque el llanto es algo que más bien trata- a los modelos y condicionamientos sociales antes mos de ocultar, casi siempre con resultados entre que a una dificultad esencial o fisiológica del lo malo y lo peor, pues por si no fuera poco con hombre para llorar. el hecho mismo de casi siempre terminar lloran- Por otro lado, las causas de llanto masculino do a pesar de todos nuestros esfuerzos, deja en la sí se diferencian un poco de las del femenino: llo- cara esas traicioneras y perturbadoras marcas ran menos de ira, la desfogan con actitudes más que bastan para delatar nuestra fragilidad. violentas, y sólo cuando algo les impide este últi- Pero a veces las emociones que provocan mo desahogo pueden terminar expresando su lágrimas pueden nacer de situaciones artificia- furia en lágrimas. En cuanto al dolor o sufri- les o de las características especiales de ciertos miento, incluso cuando la prohibición social era momentos. Observemos esta cita de Borges, to- más estricta, pocos hombres lograban contener- mada de su cuento “El espantoso redentor La- se en circunstancias de duelo familiar. zarus Morell”: Un estudio realizado por William Lombardo “Yo lo vi a Lazarus Morell en el púlpito, anota el desveló que la probabilidad de que los hombres dueño de una casa de juego en Baton Rouge, lloren en respuesta a situaciones en que también Luisiana, y escuché sus palabras edificantes y vi llorarían las mujeres se limita a dos casos: la las lágrimas acudir a sus ojos. Yo sabía que era un muerte de un ser querido y una experiencia reli- adúltero, un ladrón de negros y un asesino en la giosa conmovedora (Kottler, 1997: 167). faz del Señor, pero también mis ojos lloraron” (Borges, 1983: 11, el resaltado es mío) Asimismo, es muy frecuente que los hom- bres repriman el llanto, pero de una manera en la La frase es muy gráfica: “sabía que era un cual se note que lo están haciendo, lo que puede adúltero, un ladrón de negros y un asesino en la volver más conmovedor el notorio esfuerzo por faz del Señor, pero también mis ojos lloraron”. S a - mantener lo que se podría catalogar como “forta- biamente, el autor no pone en la voz del persona- leza”.En lo que a forma se refiere, los llantos mas- je las palabras “pero también yo lloré”,sino que le culinos pueden ser radicalmente diferentes a los hace tomar una distancia del hecho: “también llantos femeninos: “Para los hombres que admi- mis ojos lloraron”, como si los ojos tuvieran una ten el llanto, sólo el 15% solloza y se sacude cuan- vida independiente, más allá de la vida racional do lloran, en comparación con el 65% de las mu- (saber, conocer todas las detestables característi- jeres. La gran mayoría de las veces (61%), para los cas de Lazarus Morell) y emotiva del personaje. hombres el llanto significa tener los ojos rojos y Muchas personas, sobre todo mujeres, con- verter una o dos lágrimas” (Kottler, 1997: 167) fiesan con frecuencia que el solo hecho de ver llo-

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rar a alguien más, aunque no sepan exactamente el motivo de ese llanto, ya les provoca lágrimas. Por otro lado, si volvemos al soneto de Sor Juana Inés de la Cruz, notaremos que, envuelta en bellas palabras, se esconde una intención, si no manipuladora, por lo menos de intención hondamente persuasiva en el hecho de llorar:

Baste ya de rigores, mi bien, baste: no te atormenten más celos tiranos, ni el vil recelo tu inquietud contraste

con sombras necias, con indicios vanos, pues ya en líquido humor viste y tocaste mi corazón deshecho entre tus manos.

Un relato de Julio Cortázar, “Conducta en los velorios”,evidencia con gran agudeza la pree- minencia de las funciones comunicativas y socia- les del llanto por encima de sus funciones fisio- lógicas y psicológicas: No vamos por el anís, ni porque hay que ir. Ya se habrá sospechado: vamos porque no pode- mos soportar las formas más solapadas de la hi- pocresía. Mi prima segunda, la mayor, se encar- Desolación y muierte, 1953. Serie Bomba atómica ga de cerciorarse de la índole del duelo, y si es verdad, si se llora porque llorar es lo único que les queda a esos hombres y a esas mujeres entre de reflejar sentimientos auténticos, cumple con el olor a nardos y el café, entonces nos queda- una expectativa social: “Llegamos de a uno o de mos en casa y los acompañamos desde lejos. A a dos, saludamos a los deudos, a quienes se re- lo sumo mi madre va un rato y saluda en nom- conoce fácilmente porque lloran apenas ven en- bre de , no nos gusta interponer inso- lentemente nuestra vida ajena a ese diálogo con trar a alguien…” (Cortázar, 1991: 53). El relato la sombra. Pero si de la pausada investigación está lleno de incidentes propios de una comedia de mi prima surge de que en un pa- del cine neorrealista italiano, donde la familia tio cubierto o en la sala se han armado los trí- se esfuerza por demostrar que ellos sienten la podes del camelo, entonces la familia se pone pena más que los vecinos, y los “rompe funera- sus mejores trajes, espera a que el velorio esté a les” hacen de las suyas a punte lágrimas para sa- punto, y se va presentando de a poco pero im- car a la luz la falta de sinceridad del llanto de la placablemente (Cortázar, 1991: 52). parentela: “mis tres primas segundas se largan a Este es el párrafo inicial de un hilarante llorar sin afectación, sin gritos, pero tan con- cuento sobre una familia que tiene la costumbre movedoramente que los parientes y vecinos de desestabilizar los funerales del barrio en- sienten la emulación, comprenden que no es trando en reñidas competencias de llanto con posible quedarse así descansando mientras ex- los deudos, quienes, a todas luces, lloran con la traños de la otra cuadra se afligen de tal mane- intención de avalar una aflicción que, más allá ra” (Cortázar, 1991: 54).

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Esto, que en el cuento de Cortázar provoca ri- muy íntimas o cercanas; el otro, el público, en el sa y reboza cinismo, no lo hace tanto así en la vi- que pueden incluirse sitios como los cines, esta- da real. Al morir la madre, muy anciana, de una dios, teatros… o también el ámbito de las cere- amiga, con una muerte rápida e indolora, la admi- monias que marcan transiciones importantes ración de las hermanas porque mi amiga no hu- en la vida de las personas, las familias y las co- biera llorado en el funeral, porque tuviera fuerzas munidades. y entereza para decir unas palabras de despedida e Según el estudio de Tom Lutz, una de las incluso acompañar con su canto en la misa de funciones del llanto es la de obligar a la persona honras, se parecía demasiado al reproche. a atender a una compleja serie de sensaciones Es paradójico, sin embargo, a pesar de la va- que la distraen de la intensidad de las emociones loración de las lágrimas como manifestación de que experimenta. Alguien que llora debe, por aprecio, respeto, cariño y dolor por quien ha fuerza y aunque sea colateralmente, volver su muerto, el hecho de que muchas personas, sobre atención hacia las secreciones que manan de sus ojos y nariz y hacia las sensaciones corporales Las lágrimas tienen una función so- que las acompañan. La misma actitud que algu- nas personas toman al llorar demuestra una ne- cializadora, no solamente comunicati- cesidad de separación o distanciamiento del va, sino también integradora de las mundo: ocultar la cara entre las manos, cubrir personas que experimentan emociones los ojos o toda la cara con un pañuelo, cubrirse iguales o similares. la boca para sofocar sollozos… no son tanto ac- ciones profilácticas, de higiene o de decoro, todo en determinados grupos sociales, se inhi- cuanto evidencias de que se pretende ocultar, de ban de llorar en los funerales y guarden sus lágri- una parte, el rostro que llora al mundo, y de otra mas de duelo para momentos más ‘privados’, y (quizá la más importante) ocultar a nuestra vi- que otros lleguen al extremo de tomar tranquili- sión un mundo que nos resulta doloroso, angus- zantes para inhibir lo que se podría considerar tiante o quizá demasiado maravilloso como para un llanto exagerado en las ceremonias fúnebres. poder creérnoslo. El ser humano en duelo parecería encontrarse en Muchas personas piensan que cuando lloran una confusión: por un lado, necesita manifestar delante de otros, sobre todo en situaciones difíci- sentimientos de aprecio por un difunto y dolor les, restan coraje a los demás. Un estudiante de por su partida; por otro desea demostrar control último año de secundaria confiesa que, pese a su sobre las manifestaciones emocionales, y más enorme pena, había evitado llorar en todo lo que que ninguna, sobre el llanto, que de alguna ma- le fue posible cuando murió su abuela porque “si nera se considera vergonzante quizá porque se mi mamá me veía llorar, se iba a poner peor”, es relaciona con la fragilidad humana, tan patente decir, era una manera, bastante ingenua por cier- en el momento de la muerte. to, de proteger a su madre del dolor por la pérdi- da de la abuela. Pero las lágrimas tienen, como vimos, una Lágrimas rituales función socializadora, no solamente comunicati- Existen dos ámbitos bien diferenciados en va, sino también integradora de las personas que donde las personas solemos dar rienda suelta al experimentan emociones iguales o similares. De llanto: uno, el privado, que puede incluir la so- ahí que con frecuencia sea un abrazo el detonan- ledad y el ocultamiento total (encerrarse en un te del llanto de quienes se abrazan, o el modo baño, un dormitorio, buscar el tiempo que pre- más íntimo y cercano de compartir lágrimas cede al sueño…) o la presencia de personas provocadas por una emoción compartida.

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Dice don Miguel de Unamuno en su cono- mo primeras comuniones, bar-mitzvah, o en cele- cido Del sentimiento trágico de la vida: braciones como las fiestas de cumpleaños de … estoy convencido de que resolveríamos mu- quince o dieciséis, que señalan pasos de una épo- chas cosas si saliendo todos a la calle y poniendo ca de menor madurez a una de mayor, con el con- a la luz nuestras penas, que acaso resultasen una siguiente desprendimiento emocional y posibili- pena común, nos pusiéramos en común a llorar- dad de separación familiar. La emotividad natural las y a dar gritos al cielo y a llamar a Dios. Aun- de estos ritos puede determinar que algunas per- que no nos oyese, que si nos oiría. Lo más santo sonas lloren indiscriminadamente en cualquier de un templo es que es el lugar a que se va a llo- momento de los mismos, que lloren durante todo rar en común. Un miserere cantado en común el ritual o que no lloren una sola vez en público y por una muchedumbre, azotada del destino, va- guarden sus lágrimas para un momento más pri- le tanto como una filosofía. No basta curar la vado. Pero en algunas sociedades los momentos peste, hay que saber llorarla. ¡Sí, hay que saber llorar! Y acaso esta es la sabiduría suprema (cita- del llanto también están señalados por hechos que do en Lutz, 2001: 313). estimulan la emotividad (discursos, ritos determi- nados –litúrgicos o profanos –…), y pueden in- En nuestra cultura con frecuencia adopta- cluso marcar una gran diferencia con aquellos mos actitudes represivas ante el llanto. A no ser momentos en los cuales no se llora. que la cercanía sea excesiva, por ejemplo, al dar En los velorios acartonados y prefabricados un pésame preferimos hacerlo en palabras, y qui- del cuento de Cortázar los parientes lloran apenas zá, como en el soneto de Sor Juana, el llanto acu- ven entrar a alguien. En la encuesta aplicada para de solamente para llenar aquellos vacíos expresi- este trabajo, 15 personas (46,9%) aseguran llorar vos que deja el lenguaje verbal. en los funerales cuando sienten el impulso de ha- En otro ámbito, consideramos muy normal, cerlo, independientemente de que haya o no gen- por ejemplo, el acto de limpiarnos las lágrimas, y te cerca. Sin embargo, si observamos algunas cere- de hecho nos proveemos de un buen pañuelo (o monias fúnebres, advertiremos que los llantos y sucedáneos) cuando sabemos de antemano que las lamentaciones arrecian en el momento en que vamos a llorar; pero incluso esto, que parecería alguien que acaba de llegar da abrazos de pésame un gesto natural de cierta higiene, tampoco es a los deudos, así como en determinados momen- igual en todas las culturas: tos de las ceremonias religiosas del funeral. De Una pareja misionera con la que hablé describió ninguna manera se sugiere que se fuercen a llorar las dificultades que encontraron para aprender a para fingir un dolor que no sienten; pero es en llorar en los funerales de sus nuevos amigos tan- esos momentos cuando el llanto, más allá de ser zanios para no destacarse. La mujer lloraba en un vehículo de desahogo natural, entra a formar un pañuelo de papel, lo que los Makonde encon- parte de un ritual que habla de la pena de quienes traron raro, pues se preguntaban por qué no de- han perdido a su ser querido. jar caer libremente las lágrimas. Pero más aún Algo similar ocurre al descubrir un féretro. los desconcertó el hombre, que lloraba en un pa- En ciertos contextos, parecería incluso algo de ñuelo de tela que volvía a introducir en el bolsi- mal gusto, y si realmente fuera tan doloroso, muy llo. Deseaban saber por qué guardaba las excre- poca gente se acercaría a mirar; sin embargo, al- ciones de ojos y nariz. ¿Es que tenían algún sig- gunas personas, ignorando aparentemente el do- nificado especial? (Kottler, 1997: 117). lor o la impresión que pueda causarles ver el ca- Las lágrimas suelen acompañar las ceremo- dáver, se acercan y dan rienda suelta a su verídi- nias con que se marcan las grandes transiciones de ca pena en un proceso que nace del interior, pe- la vida: bodas y funerales. También están presen- ro que también tiene unas claras intenciones co- tes, en menor escala, en ceremonias religiosas co- municativas hacia el exterior.

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como un llanto en una iglesia o en un estadio. Las lágrimas provocadas por una película u otro tipo de productos ar- tísticos y culturales son quizá más di- fíciles de definir que las otras, lágri- mas “reales”,en medio de todo. Es po- sible que un ejemplo mitológico nos ayude en esta tarea: la Odisea cuenta que el rey Alcinoo, después de haber rescatado a Odiseo, organiza una cena y unos juegos en honor a su huésped, cuya verdadera identidad desconoce. El aedo encargado de amenizar la ce- na y los juegos interpreta una larga canción que relata las penalidades de Odiseo en su viaje de regreso a Itaca. Al escucharlo, Odiseo envuelve su ca- beza en el manto que lleva puesto y Rayuela, 1952. Serie Juegos infantiles llora a lágrima viva durante todo el tiempo que dura la interpretación del músico, pues se reconoce en el perso- Más allá de la simple empatía: naje de la saga y revive sus dolores, aventuras y penalidades. las lágrimas en el cine En Youtube2 existe el video de una canción Nuestra encuesta da cuenta de que el pro- de Joan Manuel Serrat llamada “La primera”, ducto cultural que más lágrimas provoca son las que cuenta la historia de un hombre que reme- películas: 25 de 32 personas (78,13%, 15 mujeres mora cómo tuvo su primera relación sexual con y 10 hombres) se han emocionado hasta las lá- una prostituta, a quien recuerda como una mu- grimas con ellas. El segundo lugar lo tienen las jer “honrada y sincera” porque no le ofreció canciones con letra y música (17 respuestas), y más de lo que podía darle, y habla también de la un tanto más alejada la música instrumental o irremediable nostalgia de no haber tenido este mal llamada “clásica” (6 respuestas). encuentro con su noviecita de adolescencia. La A partir de esto, pensamos que es posible canción es una reflexión extremadamente poé- que el cine haya sustituido en estos tiempos se- tica sobre las represiones no sólo políticas, sino culares las funciones del templo a las que se re- supuestamente morales, que afectaban la vida fería don Miguel de Unamuno. Puede consti- personal y hasta sexual de la gente en tiempos tuirse en un lugar en donde las personas nos del franquismo, así como sobre los anhelos y reunimos a llorar, y con frecuencia vamos con dolores masculinos relacionados con este tipo la intención expresa de hacerlo. Esta misma ma- de sucesos. Hacia el final, la cámara deja de en- ñana, un amigo que atraviesa una crisis perso- focar al cantante y se centra en dos asistentes al nal me decía que iba a pasarse el día viendo pe- concierto. Estos hombres miran al escenario lículas porque “quería llorar”. Pero el llanto en arrobados, con los ojos humedecidos y un evi- el cine está amparado por la oscuridad y el ano- dente gesto de llanto a duras penas contenido. nimato, y eso hace que no se vuelva tan público Es obvio que se sienten profundamente identi-

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ficados con las situaciones y sobre todo con las nos conmueve profundamente la fortaleza de emociones de las que habla la canción. ánimo de aquel padre que vence al miedo y la de- Cuando lloramos con relatos como una pelí- sesperanza con su desgarrador sentido del hu- cula, una novela o, como en el caso anterior, con mor. Se llora con Perfume de mujer porque rei- una canción, es posible que todos seamos un po- vindica la justicia y la integridad. Se llora al ver co Odiseo, pues nos reconocemos en esos textos y Despertares porque en medio de la fatalidad nos volvemos a experimentar las duras o maravillosas enseña el camino para ser más humanos y soli- sensaciones de las diversas etapas de nuestra vida. darios. Se llora al leer o mirar en el cine Las no- En este sentido, tuve una experiencia similar ches blancas porque sentimos la fugacidad de las al ver, por primera y por segunda vez, la película ilusiones y la crueldad de la esperanza que por Recuerdos de amores pasados (Jocelyn Moorhouse, un momento nos hizo desear lo que desde siem- How to make an american quilt, 1995), una refle- pre supimos imposible. xión sobre el amor, el matrimonio y las crisis de pareja. La primera vez estaba todavía casada, aun- que ya se veían venir problemas. La segunda vez llevaba varios años de separación y ya estaba di- ¿Llorar o no llorar? vorciada. En ambas ocasiones lloré. La primera ¿Será esa la pregunta? porque me trajo esperanza en medio de los pro- Estas líneas están escritas por alguien a blemas. La segunda porque quizá me sentí como quien durante mucho tiempo le resultó difícil Odiseo al escuchar de labios del aedo su propia expresarse con lágrimas; por ese motivo, en un historia, y porque me llevó a una comprensión medio latino y andino, sufrió cierto tipo de vela- mucho más amplia, desde una experiencia más da censura moral y tuvo que escuchar frases iró- cercana a la de los personajes, de la problemática nicas como: “ella es valiente (imagínense el toni- que presenta esta película y a las fuertes emocio- to)” porque, para mayor escarnio, es una mujer, nes que se experimentan con la ruptura. En am- y así como se dice por ahí que los hombres no bos casos, hubo una identificación con el relato y lloran, mujer que no llora… ya se sabe. Después, los personajes. Y aunque la tristeza propia de estos como escritora de ficción, he hecho llorar a mu- desencuentros no podía faltar, no diría que lloré chísimos personajes, mujeres y hombres, y qui- exclusivamente porque la película fuera triste, si- zás a través de ellos he aprendido a llorar las lá- no porque me sentí identificada con todas las grimas que por cierta disposición y modo de ser emociones y procesos que presenta. me habían sido negadas en determinadas etapas Tal vez este sea, finalmente, el secreto de por de mi existencia. qué nos gusta llorar en el cine. No se ha oído a Por otro lado, y como todo en la vida, las lá- casi nadie decir que una película que le haya he- grimas tienen ciertas aristas: su uso para la ma- cho llorar haya sido mala o desagradable. Así co- nipulación, que aprendemos desde la más tierna mo no se ha oído a casi nadie decir que haya llo- infancia, o la valoración y desvalorización social rado con una música horrible, o mirando una de acuerdo a los esquemas que nos vamos impo- obra de arte mediocre. Todo lo contrario. Las lá- niendo casi imperceptiblemente, y que con más grimas que surgen ante películas, música u obras ligereza que razón nos permitimos emitir en for- pictóricas o escultóricas son lágrimas producidas ma de juicios, a partir de nuestros propios temo- por la emoción de habernos acercado a vislum- res y condicionamientos, sobre la gente que llora brar lo que de sublime y trascendente, y al mis- o que no llora. mo tiempo lo que de humano y cotidiano encie- Ha habido épocas y situaciones que han rran y difunden los actos creadores del arte y la pretendido negarles un lugar a las lágrimas literatura. Se llora con La vida es bella porque (pensemos en la Revolución Industrial), pero

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entonces el arte y la literatura, llámese Dickens, integran, propagan el afecto y la empatía. Dicen Dostoyevski o cualquier otro, las han rescatado de los valores y de los temores de las familias, las del abandono y el olvido; ha habido otras épo- épocas, los pueblos y las culturas. cas que habrían podido naufragar en ellas (ima- En el Apocalipsis se menciona que algún día ginemos a los veinte mil soldados de Roland Dios “enjugará todas las lágrimas de nuestros llorando en los funerales de su líder hasta caer ojos”. Para qué, podríamos preguntarnos con un desmayados de las monturas, o recordemos la poco de sorna: ¿No incluyó en el equipo el mismo voz poética de Bécquer que, en medio de su in- Dios el aparato lacrimal? ¿No cuenta la misma Bi- menso sufrimiento, se alegra porque aún le blia reencuentros y abrazos inundados de llanto quedan lágrimas), pero estos mismos héroes de ternura y alegría como los de David y Jonatan han puesto su contraparte de entereza y sereni- o José y sus hermanos? ¿No conocerá Dios esa de- dad en otras situaciones; sin embargo, como se- licia que es, cuando alguna penita traicionera nos res individuales y como comunidades, las lágri- ataca, abrazarse a una almohada o a un peluche, y mas por sí solas ocupan su lugar en nuestras llorar a discreción mientras suena en la guitarra simples historias personales y en la historia de un Preludio llamado Dolor del padre Donostia? Y la humanidad, y por supuesto, también ocupan por algo esos textos están escritos mucho antes de que se inventara el cine, y así se pudiera disfrutar un lugar importante las construcciones simbó- el indudable placer de llorar a gusto mientras nos licas y sociales que marcan el contexto de las ex- regodeamos con Despertares, Perfume de mujer, La presiones emotivas. strada o Cinema Paradiso. En lugar de ¿llorar o no llorar?, podríamos Aunque muchos relatos mitológicos hablan plantearnos mejor esta pregunta: ¿cómo entender de un llanto sin fin, sobre todo si se trata de la y cómo acercarnos a nuestras lágrimas y a las de pérdida de un amante o de un hijo, dice el poeta los demás? Tal vez algo básico sea valorarlas como alemán Heinrich Heine: “Por muchas lágrimas lo que realmente son: un fenómeno mucho más que uno derrame, siempre termina por sonarse complejo que una secreción ocular producida la nariz” (Lutz, 2001: 362). Y así es. Pero el perío- por el estrés, las emociones o incluso el deseo de do comprendido entre el inicio del llanto y el he- llamar la atención o manipular. El llanto es una cho de sonarse la nariz es quizá uno de los esca- expresión humana que trasciende el ámbito de lo sos momentos que la época actual nos propor- personal y puede leerse también, más allá de lo ciona para volvernos hacia dentro y poder obser- psicológico, desde lo social y lo cultural. Las lágri- var, más allá de la prisa y el tráfago de cada día, mas, desde su presencia o su a veces desconcer- no solamente el sentido individual de nuestros tante ausencia, hablan por sí solas cuando las pa- sentimientos, sino toda la carga humana y ances- labras pierden fuerza o valor: asustan, incomo- tral que traen las lágrimas a nosotros, que nos dan, manipulan, es cierto; en ocasiones los llantos lleva hacia ellas, y que así le da significado a por los héroes o los líderes desaparecidos en ac- nuestra vida emocional, tanto como personas ciones o combate pueden llamar a la venganza o cuanto como sociedades, y posiblemente tam- la violencia (esa es la base de la prohibición de los bién como una humanidad que no ha perdido funerales de Polínices en Antígona, por parte de aún su capacidad de sentir, y de saber decirlo con Creonte, por ejemplo); pero también comunican, el poético y misterioso lenguaje del llanto.

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• RISO, Walter: De regreso a casa, Bogotá, grupo edi- Bibliografía torial Norma, 1997. • BÉCQUER, Gustavo Adolfo: Leyendas y rimas, • UNAMUNO, Miguel de: Del sentimiento trágico Barcelona, Aula de Literatura. Vincens Vives, de la vida, Buenos Aires, Cía. Argentina de Edito- 2002. res, 1962. Rimas y leyendas, Bilbao, Editorial Vasco America- na, 1968. Portales de Internet • BORGES, Jorge Luis, Narraciones, Bogotá, Edito- • http://buscon.rae.es/draeI/ (Diccionario de la rial La Oveja Negra, 1983. Real Academia de la Lengua) • CORTÁZAR, Julio: Historia de cronopios y de fa- • http://members.tripod.com/Heron5/sor1.htm mas, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, vigé- sima cuarta edición, 1991, pp. 52 – 57. (Poema de Sor Juana Inés de la Cruz) • HOMERO, Odisea… • http://www.btk.elte.hu/palimpszeszt/pali08/ • KOTTLER, Jeffrey A: El Lenguaje de las Lágrimas, 28.htm#J donde se encuentra el estudio de trad. de Marco Aurelio Galmarini, Buenos Aires, MENCZEL, Gabriela, El llanto en los cuentos de Ju- Paidós, 1997. lio Cortázar. • LUTZ, Tom: El llanto. Historia cultural de las lágri- • http://www.youtube.com/watch?v=HIoQHJKrAwc mas, trad. de Eunice Cortez Gutiérrez, Madrid, (para ver el video de Serrat) Taurus, 2001.

Ritual del río, 1983. Fragmento

2 Alfred Stern, Filosofía de la risa y el llanto, Buenos Aires, editorial Imán, s. d., citado en el estudio de Ga- briela Menczel, El llanto en los cuentos de Julio Cortázar, en http://www.btk.elte.hu/palimpszeszt/pa- li08/28.htm#J 3 http://www.youtube.com/watch?v=HIoQHJKrAwc

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