Mis Recuerdos Y El Náhuat Cecilia De Méndez
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Mis recuerdos y el náhuat Cecilia de Méndez Nací en Izalco, Sonsonate, El Salvador, un pueblo de raíces indígenas muy conocido por sus relatos históricos y su majestuoso volcán. Vivía con mis padres y mi abuelo materno, él era carpintero y tenía varios aprendices, estos eran indígenas del pueblo que hablaban el náhuat como idioma familiar. Entre ellos se escuchaban las conversaciones sin llegar a entender nunca lo que decían. Algunas veces mi abuelo les hablaba del idioma y ellos le enseñaban algunas frases y juegos. A la edad de 5 años nos trasladamos por el trabajo de mi padre a Nahuizalco, otro pueblo representativo de nuestra raza, vivíamos frente a la casa de una pareja de indígenas, La Paca, pasaba todo el día sentada en el suelo con el tule, haciendo petates, su cocina en el suelo con tres piedras, su cama un tapexco de varas, ella vestida de refajo y su marido Nayo, vestía cotón, era ladrillero y ella pasaba el día sola en la casa. Mi hermana Morena y yo llegábamos a visitarla y ella nos decía unas palabras en náhuat (aunque también hablaba el castellano), tampoco entendíamos nada pero yo recuerdo todavía las frases que mi abuelo me decía cuando llegábamos a verlo a Izalco. Así pasó el tiempo y cuando cumplí los 14 años falleció mi padre y nos regresamos a vivir a Izalco. Como empecé a estudiar el náhuat Fue en 1989 cuando ya siendo maestra por 25 años, trabajaba en la Escuela Dr. Mario Calvo Marroquín de Izalco y se me presentó la oportunidad de conocer el idioma náhuat, un proyecto del Ministerio de Educación que nos permitía aprender y enseñar el idioma a nuestras alumnas. Durante una capacitación, me di cuenta del significado de lo que tantos años le había escuchado decir a mi abuelo, se lo pregunté a uno de los capacitadores: el Señor Genaro Ramírez Vásquez de Santo Domingo de Guzmán, otro pueblo de Sonsonate, donde se hablaba el náhuat con más frecuencia. Mi abuelo me decía: decime: “Shalkwi tumin” y me pedía que extendiera la mano y me daba un golpecito en ella y respondía: “Inte kipia” y se reía. El señor Ramírez me explicó que eso era náhuat y que él me pedía que dijera “Dame pisto” y me pegaba en la mano para responderme: “No tengo”. Hasta ese día entendí ese jueguito que mi abuelo tenia conmigo. Creo que unido a esos recuerdos de mi querido abuelo que ya había fallecido y las visitas a La Paca y Nayo, mas el entorno de cofradía, ventas al aire libre bajo una ceiba frondosa, muchas personas a mi entorno con refajos y cotón, en La Plaza, la iglesia, las calles y el vecindario, me dieron mas entusiasmo para entender el idioma. Me hice la promesa de conocerlo y empecé a buscar libros que tuvieran relación con el náhuat. Leí Notas del náhuat de Nahuizalco de Juan Todd, El Pipil de la región de los Itzalcos de Próspero Arauz, Mitos y Leyendas de los pipiles de Izalco de Leonard Shultze Jena, y las cartillas que el Ministerio de Educación nos entregó, rápido fueron leídas, aprendidas y enseñadas. El proyecto duró muy poco (como cinco años) y yo me dediqué a aprenderlo por mi cuenta. Tuve la dicha de conocer al indigenista Tomás Fidias Jiménez, quien entre sus múltiples conocimientos tenía el idioma náhuat y me facilitó algunos de sus libros. Me habló de sus experiencias y me enseño muchas palabras que me dieron ese empuje que yo necesitaba, además me aclaró muchas dudas que yo tenía con respecto al idioma. También visite muchas veces al Dr. Antonio Arocha y a los señores Genaro Ramírez y Salvador Latin, indígena izalqueño. En mi familia sabían del gusto mío por el idioma y me apoyaban, mis hermanos me acompañaban cuando representábamos a la escuela en fiestas patronales con el grupo de danza “Ne Sijsitaltzin” ( Las Estrellitas) y les cantábamos El Carbonero en náhuat, en las fiestas de mi pueblo también actuábamos y en dos años de concurso de danza en el Circulo estudiantil en San Salvador nos ganamos el primer lugar en 1991 a nivel nacional y el año siguiente en el festival “Encuentro de dos mundos”, celebrando los 500 años de la colonización nos ganamos segundo lugar. En 1992 cantamos una misa en náhuat en Nahuizalco, organizada por la Casa de la Cultura en ese tiempo a cargo de Amadeo Coreas. En esta lucha también ha habido desengaños como la vez que CONCULTURA nos invitó como IRIN a un seminario taller en Guatemala, me nombraron como asistente al seminario y me enviaron una nota donde se me explicaba que ellos pagarían mi pasaje a Guatemala y que el ministerio de Educación de Guatemala se haría cargo de mis atenciones. Viajé en bus a Guatemala y sabiendo que irían otras personas al llegar me doy cuenta que a ellas les pagaron pasaje aéreo, les dieron viáticos y eso no me lo dijeron, pero lo sentí en carne propia cuando nos llamaban a comer. Solo a ellas las llamaban y yo peleando para que se me incluyera en los cuartos del hotel, porque ni eso estaba incluido, solo por ser representante de IRIN y no del gobierno. Nos dimos a conocer en ese seminario con todos nuestros materiales impresos, aguantando hasta dormir en la misma cama con una señora que me tuvo lástima. Alan King Una sobrina mía que vive en San Salvador un día se encontró a un lingüista extranjero que acompañaba a una de sus amigas y que tocó el tema del náhuat. Ella le contó de mi gusto y le dio mi teléfono. El me llamó y me contó que le interesaba el idioma y su deseo de ir a Santo Domingo de Guzmán. Me invitó y sin conocerlo acepté, ahí nació mi amistad con el Dr. Alan Roy King. Viajamos con otra persona que conocía el pueblo y llegamos. Fue días después, un 27 de Septiembre del año 2003 cuando nos reunimos en Santo Domingo que nació la idea de formar IRIN (Iniciativa para la Recuperación del Idioma Náhuat) allí le dimos el nombre y nos propusimos hacer muchas actividades para recuperarlo. Éramos 5 personas, yo tenía el cargo de Presidenta y Secretaria a la vez, a veces llegaban más pero de ellos solo quedamos Alan King y yo. Luego llegaron nuevos miembros y pedí se nombrara a otra persona con el cargo de presidente (siendo el Señor Genaro Ramírez quien tomó el cargo) la mayoría universitarios pero al poco tiempo se retiraron, llegaban otros y nos reuníamos una vez por mes en Izalco, Nahuizalco, Sonzacate pero al final solicitamos un espacio en la Casa de la Cultura de Izalco y se nos concedió. En ese entonces supimos que la Universidad Don Bosco quería echar a andar un proyecto de la enseñanza del náhuat en escuelas de la zona occidental y el encargado de hacer los libros de texto era Alan King. Busqué listados de escuelas, las visitamos, les pedimos que se unieran al proyecto y algunas aceptaron. Se les ofreció libros de texto y capacitaciones. El 25 de enero del 2004 se inició con el trabajo de los libros de texto en largas jornadas con Alan King, Werner Hernández, y Carlos Cortez logramos dar por terminado el libro de texto, su cuaderno de ejercicios y la guía del maestro llamados Ne Nawat Tutaketzalis “El náhuat nuestro idioma”. Nardi Gómez Sampedro En este tiempo conocimos a una persona que se entregó en cuerpo y alma a las cosas de IRIN: Nardi Gómez, una joven del país vasco que estaba de visita en nuestro país. Trabajaba en San Salvador y se reunía con nosotros, participando gustosamente en todas las actividades que se programaban. IRIN - Te Miki Tay Tupal Alan King nos explicó que no era suficiente eso para recuperar el idioma, debíamos hacer material para adultos y nació “Tejemet Nusan” (Nosotros También), se buscó lugares para dar los cursos y personas interesadas pero no resultó. Tuve la suerte de colaborar en la elaboración de los libros de texto para las escuelas y alguna ayudita di cuando se hizo el Shimumachti Nawat en tres tomos o sea “Aprende Náhuat”, curso de aprendizaje del idioma sin maestro, y la Gramática Elemental del Idioma Náhuat. Luego surgió Naja Ni Genaro (“Yo Soy Genaro”) con las historias narradas por el nahuahablante Genaro Ramírez en su idioma y traducidas al español e inglés por Alan King, quién además hizo la traducción de Génesis, el libro bíblico, del hebreo al náhuat en compañía de Paula López quien es una nahuahablante de Santo Domingo, que con sus canciones en náhuat amenizaba nuestras reuniones, y además un folleto llamado Conozcamos el Náhuat. En enero del 2005 en una reunión de IRIN Alan King nos anunció su regreso a España pues su trabajo en El Salvador había terminado, pero que estaría en contacto con nosotros, y dejó en su lugar a Nardi Gómez y a Rubén Violante quienes fueron excelentes compañeros de trabajo, además dejó en mis manos la distribución de los materiales de IRIN y haciendo una reunión cada mes veíamos que faltaban muchos miembros a las reuniones y acordamos formar los “takutun”, que consistía en agruparse por lugares cercanos y se formaron 4 takutun, el de San Salvador, uno en Nahuizalco, otro en Santo Domingo y el de Izalco. En las Asambleas cada takutun daba su informe de actividades realizadas y las programadas, los 4 takutun en un solo lugar nos reuníamos quedando la atención a cargo de los anfitriones, pero eso también se terminó. Luego solo quedamos los miembros de la Directiva reuniéndonos en el balneario de Atecozol, otras veces en el Parque Zaldaña y unas cuantas en el local de la Alcaldía Municipal.