FONDO EDITORIAL COMUNICACIÓN
PRENSA PERUANA Proceso electoral 2016. Prensa peruana y redes sociales Primera edición impresa: octubre, 2019 Primera edción digital: abril, 2020
© Universidad de Lima Fondo Editorial Av. Javier Prado Este 4600, Urb. Fundo Monterrico Chico, Lima 33 Apartado postal 852, Lima 100, Perú Teléfono: 437-6767, anexo 30131 [email protected] www.ulima.edu.pe
Diseño, edición y carátula: Fondo Editorial de la Universidad de Lima Imagen de portada: Zieusin/Shutterstock.com
Esta publicación es resultado de una investigación auspiciada por el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima.
Versión e-book 2020 Digitalizado y distribuido por Saxo.com Perú S. A. C. https://yopublico.saxo.com/ Teléfono: 51-1-221-9998 Avenida Dos de Mayo 534, Of. 404, Miraflores Lima - Perú
Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin permiso expreso del Fondo Editorial.
ISBN 978-9972-45-512-4 Índice
Introducción 11 Capítulo 1. Los medios y el espectro político 23 1.1 Más que una carrera de caballos 30 1.1.1 Las alianzas 31 1.1.2 Agrupaciones que participaron individualmente 38 1.1.3 Partidos renunciantes y tachados 41 1.2 Partidos, afiliados y adherentes 44 1.2.1 Los afiliados inscritos… y los renunciantes al 2016 46 1.2.2 El adherente 48 1.3 Una campaña inédita, atípica y controversial 48 1.3.1 Legislación electoral e institucionalidad magulladas 50 1.3.2 El “baile” de las resoluciones y el caso Guzmán 63 1.4 Intención de voto 71 Capítulo 2. ¿De qué se habló en la campaña? 79 2.1 Tematización predominante 84 2.1.1 Campaña: desde los planes de gobierno hasta los observadores 88 2.1.2 Promesas electorales 93 2.1.3 Críticas o ataques: fuego cruzado 95 2.1.4 Denuncias graves y rechazos multitudinarios 104 2.1.5 Asuntos internos: deserciones y adhesiones 107 2.1.6 El futuro Congreso y las estrategias de campaña 110 2.2 Priorización de la información 113
[7] 8 María Mendoza Michilot
Capítulo 3. Los actores 125 3.1 Roles protagónicos 127 3.1.1 Los candidatos 127 3.1.2 Adláteres, contrincantes y expertos 132 3.2 Columnistas: las opiniones de los medios 135 3.2.1 Diciembre del 2015 135 3.2.2 Enero del 2016 139 3.2.3 Febrero del 2016 144 3.2.4 Marzo del 2016 148 3.2.5 Abril del 2016 154 3.2.6 Mayo del 2016 161 3.2.7 Junio del 2016 167 Capítulo 4. Formas de decir 173 4.1 Una imagen negativa 176 4.1.1 Las portadas 180 4.1.2 Cuando las fuentes opinan sobre el político 186 4.1.3 Repercusiones de las fuentes en el tono 190 4.2 Diferentes formas de decir 195 4.2.1 Los géneros periodísticos al servicio de… 196 4.2.2 ¿Apoyos totales? 200 Capítulo 5. Algunas historias importantes para la prensa 203 5.1 Una alianza improbable: el APRA y el PPC 206 5.1.1 Diagnóstico: un acuerdo de larga data 207 5.1.2 Atribución de responsabilidad: dos actores 210 5.1.3 Soluciones sugeridas: la refundación de los partidos 212 5.1.4 Agenda pública y valores: medios, políticos y ciudadanos 214 5.2 La exclusión de César Acuña. Un rosario de denuncias 215 5.2.1 Diagnóstico: una muerte anunciada 216 5.2.2 Atribución de responsabilidad: las debilidades de Acuña y del JNE 222 5.2.3 Soluciones sugeridas: exclusión, ética partidaria y reforma electoral 226 5.2.4 Agenda pública y valores: sanción ética 228 5.3 Guzmán fuera de carrera 229 5.3.1 Diagnóstico: despegue y caída 230 Índice 9
5.3.2 Atribución de responsabilidad: TPP y el JNE 239 5.3.3 Soluciones sugeridas: exclusión, transparencia y reforma electoral 241 5.3.4 Agenda pública y valores: infracción versus injusticia 241 5.4 Las crisis del Partido Nacionalista Peruano y Daniel Urresti 243 5.4.1 Diagnóstico: el descalabro institucional del nacionalismo 244 5.4.2 Atribución de responsabilidad: ¿la cúpula, Nadine o Urresti? 247 5.4.3 Soluciones sugeridas: más institucionalidad 248 5.4.4 Agenda pública y valores: institucionalidad partidaria 249 5.5 La denuncia por lavado de activos en contra del secretario general de Fuerza Popular, Joaquín Ramírez 250 5.5.1 Diagnóstico: reseña de un encubrimiento 252 5.5.2 Atribución de responsabilidad: muchas coincidencias 259 5.5.3 Soluciones sugeridas: marca distancia o… 261 5.5.4 Agenda pública y valores. Cuando los ciudadanos castigan la corrupción 263 Capítulo 6. Las redes sociales como espacios deliberativos 265 6.1 Agenda digital mediática 271 6.1.1 De quién y de qué hablaron 271 6.1.2 Tratamiento de la información 274 6.2 Agenda pública virtual 274 6.2.1 Reacciones de los usuarios 276 6.2.2 Narrativa de los comentarios 278 6.3 Hacia un perfil del internauta 281
A manera de conclusiones 285 Referencias 295
Introducción
Las campañas electorales son periodos convulsos (Restrepo, 2004) no solo en las altas esferas políticas, sino también en los medios de comuni- cación, que deben cumplir una labor impecable, equitativa y equilibrada pese a las urgencias de tiempo, espacio, plataformas y redes sociales, cuando el tradicional ciclo informativo de producir noticias cada veinti- cuatro horas no va más y la información se tiene que entregar, difundir y actualizar varias veces en un solo día. En estas coyunturas, la función de narrar la realidad que se atribuye al periodismo se ve sometida a una prueba de fuego. El valor en juego es la veracidad, pero también la independencia, sobre todo cuando el oficio de informar se pone bajo sospecha y muchos se preguntan si los periodistas servimos al ciudadano que busca información útil para tomar decisiones acertadas o a ciertas élites de poder (Rincón, 2006). Las elecciones generales del 2016 se realizaron cuando los principales medios se hallaban inmersos en un proceso de fusión/concentración que, según observadores, podría significar la consumación de ciertas prácticas corporativistas en la entrega de la información. De otro lado, se esperaba que los grandes medios convencionales no fueran los únicos en establecer la agenda ni el ritmo del debate político, sino que compartieran esa función con el espacio virtual (mediático, partidario y ciudadano). Por ello, fue un avance que seis medios (América Televisión y Canal N, El Comercio, La República, Latina y Panamericana Televisión) firmaran un pacto ético para proporcionar al ciudadano información suficiente para que tome sus propias decisiones políticas. Aunque la experiencia señala que en ocasiones los acuerdos se incumplen, habría sido ideal que, en esta iniciativa, impulsada por el Instituto de Prensa y Sociedad, el Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral en Perú (IDEA
[11] 12 María Mendoza Michilot
Internacional) y la Unión Europea, participasen todas las empresas de comunicación. Como anotan los académicos, los medios transfieren a sus destinatarios una lista de temas importantes y valoraciones que podrían contribuir a la creación de consensos (López-Escobar, McCombs y Rey, 1996) y también fijan la agenda en la opinión pública, lo cual podría implicar el desarrollo de una labor orientadora, sobre todo en sistemas políticos y noticiosos abiertos y libres (McCombs, 2006). En este contexto, ¿cuáles serían las coincidencias y diferencias en los discursos de los medios más influyentes de Lima (convencionales y digitales) sobre las principales propuestas electorales? ¿Qué aportarían al debate, qué impacto tendrían en la formación de opiniones o corrientes de opinión y qué lecturas generarían entre sus eventuales destinatarios? Esta investigación trata de contestar estas interrogantes. De las campañas electorales se ha dicho que son “la puesta en escena de la elección en la democracia”, pero también “el momento de la mentira” (Castells, 2010, pp. 299, 304). En un caso o en otro, como escribió Zygmunt Bauman (2001), en estas coyunturas se debe “elegir entre” las opciones disponibles (la agenda de opciones), con base en ciertas reglas “que le indican al individuo por qué debe preferir una opción por encima de otras” y cuándo “su elección ha sido acertada o desacertada” (p. 81) (código de elección). Tales limitaciones determinan la libertad de elección individual de cada persona. En principio, se debe coincidir con Manuel Castells en que los electores toman como base, principalmente, la información que reciben procesada por los medios de comunicación (2010). Más allá de la perspectiva discursiva, el papel de “representación” que ejercen los medios de comunicación en cada sociedad se ha comparado con el que cumplen los políticos, con la diferencia de que los periodistas no son electos por el voto popular. Sin embargo, las organizaciones de la comunicación pueden aportar a la democracia y a los consensos desde una perspectiva de largo plazo, mientras compiten con quienes se mueven en el “mundo del corto plazo y del conflicto subjetivo-partidario” (Annunziata, 2016, p. 81). Conforme a esta visión, los medios pueden amplificar el quehacer de otras organizaciones de la sociedad civil respecto a la creación y la difusión de sus autoconvocatorias, hoy más que antes a través de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Pueden “deslocalizar” los nuevos Introducción 13 movimientos sociales y sobre todo cumplir tareas inherentes a los representantes: pueden ser autorizados y reconocidos por la sociedad, y contribuir a la accountability o rendición de cuentas (Annunziata, 2016). En época electoral, la función mediadora es indiscutible —o debería serlo— si, como señala Pierre Rosanvallón, la vida en democracia es sinónimo de foro abierto en el que se discuten públicamente los grandes temas o las controversias cuando estas estallan, por lo general, de manera sorpresiva. En dichas circunstancias, el papel de la prensa se magnifica y revalora porque “existen múltiples arenas dispersas en las diferentes instituciones y en los diferentes lugares de la vida social, de las que los medios de comunicación se hacen eco; ellos mismos desempeñan así un papel específico de filtros o aceleradores” (Rosanvallón, 2009, p. 197). En el proceso del 2016, la prensa local cumplió una activa labor que se tradujo en amplias coberturas desde diciembre del 2015 hasta junio del 2016, intensas sobre todo en los meses de marzo, abril y mayo, antes de la primera y la segunda vueltas electorales, del 10 de abril y del 5 de junio, respectivamente. En esos seis meses, podría decirse que la presencia y la ausencia de los candidatos al sillón preferencial estuvieron asociadas a la exposición, positiva o negativa, que tuvieron en los medios de comunicación. Allí se puede identificar a los políticos que se mantuvieron constantes en las portadas y los titulares durante la campaña; a aquellos que cobraron notoriedad poco a poco, al ritmo que subían en las encuestas; a los que renunciaron antes de la primera vuelta y que reclamaron amargamente al retirarse no haber existido para la prensa. En este último caso, vale la pena reflexionar acerca de si todos fueron ignorados o escasamente consultados, si sus propuestas y su ubicación en las encuestas los hizo poco atractivos para los votantes y también para los medios. Rosanvallón sostiene que, en épocas no electorales, los medios principalmente audiovisuales suman a la denominada política de la presencia del gobernante, a la visibilización de los políticos e incluso de los impopulares congresos. Ello tal vez explique la centralidad de la televisión, que sigue ostentando el primer lugar en las preferencias del público a la hora de informarse. Una explicación más profunda es que esta función de “mostrar” o “poder empático responde de esa manera a la crisis de la representación, al orientarse a devolverle legibilidad y visibilidad a una política moderna que se había escabullido a los sentidos” (Rosanvallón, 2009, p. 274). 14 María Mendoza Michilot
En la campaña 2016 sucedió algo muy similar. Los medios dieron a conocer lo que dijeron o no dijeron, hicieron o no hicieron los candidatos, pero sobre todo buscaron “mostrarlos”, repitiéndose una práctica que, en realidad, se ha convertido en una norma en las elecciones peruanas. Los políticos más mencionados no fueron los que llegaron a la recta final necesariamente. Pero junto a sus portavoces interiorizaron y sintonizaron con esta forma de mediación sin ruborizarse, como rindiendo culto a la ansiada “visibilización”. Parte de tener notoriedad implicó que las principales agrupaciones de la contienda —como el Partido Nacionalista Peruano; el Partido Aprista (APRA) y su socio en esta campaña, el Partido Popular Cristiano (PPC); Fuerza Popular (FP); Perú Posible y Acción Popular— no dudaran en ventilar públicamente todo, incluyendo las crisis internas que arrastran en la mayoría de los casos por décadas o que han surgido en el contexto de un país donde, según Julio Cotler, no ha existido históricamente un sistema de partidos. Lo que existe es una gran fragmentación de pequeños segmentos que se unen esporádicamente bajo determinados intereses. “Un sistema [de partidos] es cuando hay una colaboración de las diferentes partes, pero compiten”, es decir, fuerzas que dialogan sobre la base de una plataforma común, una articulación de intereses sociales, puntualiza Cotler (2016a). Parafraseando a Bauman (2017), además de la exposición de las diferentes opciones políticas que acudieron a la contienda, los medios pusieron en evidencia otra crisis: la de las reglas y los códigos que deberían haber normado la elección. Los analistas y expertos coincidieron en que la Ley de Organizaciones Políticas (LOP), antes Ley de Partidos, no debió haberse aprobado en el Congreso de la República ni ser aplicada por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) bajo interpretaciones que, fuera del resultado de los comicios y de las infracciones que se perpetraron, implicaron la adopción de “decisiones injustas y desproporcionadas” (“Creo que los”, 2016, p. 8). Un acuerdo tácito entre gobernantes y gobernados fue que una nueva LOP requería, una vez culminado el proceso electoral, entrar a una reforma que alcanzase a todo el sistema; una meta largamente postergada en el país, sobre todo por la desidia de quienes han tenido en sus manos la posibilidad de legislar. Hoy, el país aún no ha sido gratificado con la reforma electoral que merece. El Congreso actuó como juez y parte en este terreno. Los líderes de los partidos de mayor trayectoria política representados en el Parlamento Introducción 15
2011-2016 se mostraron a favor de aplicar —a última hora— reformas a la LOP, incluso cuando el proceso electoral ya se había iniciado. Un parlamentario que cambió de tienda política, cuya candidata perdió las elecciones, dijo: “El Perú es un país con predictibilidad jurídica donde las reglas ya están establecidas” (“Polémica por”, 2016, p. 5). Craso error. En el primer capítulo de este libro, se presenta ese contexto y se identifica a los actores del espectro político durante la consulta 2016. Con base en información documental proporcionada por la dirección del Registro de Organizaciones Políticas (ROP), dependencia del JNE, se hace una aproximación a la situación de los partidos según sus afiliados y adherentes. Se explican los alcances de la legislación electoral vigente, que, a través de un “baile” de resoluciones del JNE, determinó la cancelación de inscripciones y la aplicación de sanciones por la entrega de dádivas a cambio de adherencias. Se pasa revista a las nuevas normas relacionadas con la valla que los organismos electorales decidieron no aplicar y que permitieron que un grupo de partidos no perdiera la inscripción. Esta realidad problemática responde a varias causas: multiplicidad de partidos, aventurismo político, falta de cultura política de los peruanos en general, entre otros vacíos que esta investigación no pretende analizar, pero que se constituyeron en la base política y contextual sobre la cual se levantó la información periodística desde una perspectiva más noticiosa que interpretativa. Como se explica en el segundo capítulo, la agenda mediática estuvo orientada a dar a conocer el día a día de la campaña y las promesas de los candidatos. No obstante, los resultados del análisis confirman que la cobertura se centró prioritariamente en los ataques, el conflicto y la confrontación entre los políticos. El uso de las imágenes negativas más que las positivas ha contribuido a la percepción de que el periodismo solo busca las malas noticias, pero, como señala Omar Rincón, quedarnos en las críticas es “perder la utopía del periodismo” y no reconocer que nuestro reto es renovar el pacto de confianza con las audiencias y reinventar la credibilidad para que el ciudadano se sienta un ser humano mejor (Rincón, 2006, p. 118). En época electoral, ese reto es mayor debido al impacto de la noticia en las votaciones, como destacó desde mediados del siglo pasado Walter Lippmann (McCombs, 1996), porque los medios no solo dicen sobre qué y cómo podemos pensar, sino incluso qué hacer, según concluye 16 María Mendoza Michilot
la teoría de la agenda-setting de Maxwell McCombs y Donald Shaw (López-Escobar, McCombs y Rey, 1996) de fines de la década de 1990. En la campaña del 2016, una pregunta de fondo fue si los temas propuestos por la prensa eran los que todos querían conocer; en otras palabras, si hubo coincidencia entre la agenda de los medios y la agenda pública o de los ciudadanos; o si más bien prevaleció la agenda de los políticos, que suelen utilizar y alentar las imágenes negativas de sus contendores para atraer la atención de los votantes (Castells, 2010). Acorde con los resultados, los impresos analizados abordaron todos los asuntos; incluso las cabeceras principales de los dos grupos mediáticos analizados —El Comercio y La República— coincidieron en muchos sentidos, sobre todo frente a las denuncias que cayeron sobre la candidata Fujimori, las que acumuló César Acuña, o aquella, probablemente menor, que ocasionó la expulsión de Julio Guzmán. Lo que varió fue la priorización que dieron a los acontecimientos, terreno en que se descubren las diferencias y las simpatías mediáticas hacia los políticos, la mayoría de los cuales hicieron méritos para ser desaprobados. Los politólogos sostienen que la personalización o la imagen del político como estrategia electoral puede ser una fórmula exitosa para destacar los atributos personales del candidato y reforzar sus dotes de autoridad, liderazgo y actitud frente al poder. Los medios hacen eco de estas representaciones frecuentemente, aunque en ocasiones solo explotan el factor telegénico (Orejuela, 2009). En el 2016, como se indica en el tercer capítulo, los medios debieron probar que los dichos y hechos de algunos candidatos no tuvieron correlato con la verdad, aunque parecieran verosímiles; las imágenes deterioradas de estos políticos se reflejaron también en los sondeos de intención de voto y en las redes sociales. Más que una estrategia diseñada desde los partidos para centrar el mensaje en la imagen de sus candidatos, lo que vio el país fue su desmoronamiento, debido a la difusión de asuntos personales y políticos que solo aportaron datos negativos y que, al parecer, fueron minimizados por los equipos de campaña. Sin duda, contribuyeron a estas imágenes las fuentes que los medios consultaron para construir las noticias sobre la campaña, entre las que se incluye a los protagonistas principales (los candidatos), pero también a Introducción 17 sus adláteres y adversarios, así como a analistas, columnistas y políticos de sostenida exposición mediática. Resulta claro que la agenda informativa y los enfoques periodísticos que ofrecieron los medios determinaron ciertos sesgos (Castells, 2010) o tonos en la descripción de los candidatos y de la coyuntura electoral (McCombs, 2006). Sin embargo, estos tonos no solo provinieron de la valoración positiva, negativa o neutra que hizo la prensa, sino del desempeño del candidato, su acción política, programas y calidad humana (Orejuela, 2009), e incluso sus formas de expresarse ante la prensa. En el cuarto capítulo se explica cómo las portadas neutras fueron más que las favorables o desfavorables, lo cual indicaría que los medios se cuidaron, en esta campaña, de no mostrar un apoyo o rechazo abierto a los diferentes candidatos. El hecho de que las portadas negativas sean más que las positivas evidenciaría también que prevaleció una postura crítica hacia varios candidatos, lo cual no excluye la posibilidad de que ello haya beneficiado indirectamente a otros. En este aspecto, la investigación señala la importancia de la fuente y del tratamiento dado a la información mediante los géneros periodísticos, así como las limitaciones del llamado periodismo de declaraciones versus la interpretación y análisis de los hechos. En el quinto capítulo, el libro analiza los enfoques periodísticos observados en la cobertura de cinco acontecimientos que marcaron esta agenda política, en medio de la vorágine que significó la campaña: la construcción de la Alianza Popular suscrita por el Partido Aprista y el Partido Popular Cristiano, la exclusión de la candidatura de César Acuña y la impugnación de la inscripción de Julio Guzmán por decisión de los organismos electorales, la autoexclusión del Partido Nacionalista y la denuncia de lavado de activos en contra del secretario general de Fuerza Popular, Joaquín Ramírez, que coadyuvó al fracaso de la candidatura de Keiko Fujimori. En cada caso, se reconocen el asunto o la situación problemática, se recoge el diagnóstico que hicieron los periódicos de los hechos, así como la responsabilidad que se atribuyó a los actores políticos, las soluciones que plantearon a las crisis descritas y los valores que, desde su perspectiva, estuvieron en juego. Como denominador común se halló un discurso que denunció el distanciamiento de la política respecto del ciudadano, la falta de credibilidad y de ética de algunos partidos, y los vacíos de nuestra institucionalidad. 18 María Mendoza Michilot
¿Pero qué pensaba el ciudadano? Para saberlo, fue necesario un acercamiento a las redes sociales de los medios a fin de analizar qué noticias rebotaron en sus cuentas de Facebook y sobre todo recoger las reacciones de los seguidores. ¿Cuáles fueron los temas de debate que las informaciones difundidas en Facebook suscitaron en los cibernautas? ¿Qué motivaciones, juicios de valor y actitudes dejaron entrever los seguidores en sus narrativas sobre los comicios y los actores sociales? ¿Cuál fue el perfil del votante que concurrió al espacio virtual de noticias para aportar al debate público electoral? Uno de los principales hallazgos del sexto capítulo, titulado “Las redes sociales como espacios deliberativos”, radica en la respuesta de los cibernautas. El análisis revela que los favoritos en las encuestas no lo fueron en Facebook y que muchos peruanos no votaron por PPK, sino contra Keiko Fujimori, lo que incidía en sus contradicciones. Los consumidores de las redes no solo se distanciaron de las encuestas, sino que introdujeron temas diferentes a los levantados por los medios convencionales. Actuaron como individuos deliberativos, mayoritariamente críticos, y apoyaron al ganador. En perspectiva, llama la atención que los partidos no escucharan a estos conglomerados que algunos académicos reconocen como un contrapoder o coalición espontánea (Vergara, 2016). Otros se presentaron como públicos emotivos y reactivos (Tapia, 2014), que se apropiaron de y difundieron mensajes frente a los cuales reaccionaron, con los que concordaron o coincidieron, en ocasiones hasta la incondicionalidad y la obsecuencia (Castells, 2015). También los hubo poco interesados en el escándalo, la anécdota y la espectacularización. Entre todas las valoraciones que un elector puede hacer de su candidato (biográficas, personales, profesionales, ideológicas y comunicativas), se podría decir que el público de las redes sociales se concentró en las dos principales: la competencia para llevar a cabo las promesas de campaña y la integridad o principios éticos esbozados para cumplir con responsabilidad el cargo al que postula (Orejuela, 2009). Tal vez allí esté una de las claves para explicar por qué ganó PPK y perdió Fujimori por algo más de 41 000 votos en una de las más ajustadas contiendas electorales realizadas en el país. La investigación tiene un enfoque mixto en su propósito de observar la relación entre la cobertura informativa de un grupo de medios de comunicación limeños y los resultados de la campaña electoral. Se Introducción 19 utilizó el análisis de contenido como técnica de recolección de datos, según una matriz de variables, categorías e indicadores. Respecto a la muestra, se observaron medios convencionales y digitales que ostentaban en el momento del estudio la mayor audiencia de acuerdo con los índices de lectoría (prensa), rating (audiovisuales) y visitas (web) de Ipsos Apoyo, CPI, Concortv y Comscore. En prensa, se trabajó con El Comercio, La República, Correo y Perú 21, periódicos considerados influyentes y de alta lectoría dentro de la llamada prensa seria de Lima, y que pertenecen a dos grupos empresariales importantes en el diarismo local. Para la contextualización de los hechos, se trabajó con el semanario Hildebrandt en sus Trece. En televisión, con los magacines dominicales Cuarto poder, de América Noticias (canal 4), y Sin medias tintas, de Latina (canal 2). En radio, con los reportes noticiosos de Radioprogramas del Perú. En web, con las versiones digitales de los cuatro diarios mencionados (elcomercio.pe, larepublica.pe, diariocorreo.pe y peru21.pe), así como las de América TV (americatv.com.pe), Latina (latina.pe/noticias) y Radioprogramas del Perú (rpp.pe). El análisis incluyó las cuentas de Facebook de estos medios. El primer análisis consistió en la evaluación de la tematización predominante, la presencia de actores sociales principales y las formas del decir, que incluye la identificación de los tonos (positivos, negativos o neutros), los géneros periodísticos empleados (noticias, editoriales, artículos de opinión, columnas y reportajes), las características de las portadas y los espacios de trascendidos en El Comercio, Correo, Perú 21 y La República. Se trabajó con un censo de 11 926 unidades o piezas informativas publicadas durante siete meses de cobertura, entre diciembre del 2015 y junio del 2016. Luego del levantamiento de la información, se hizo un análisis cualitativo de las notas de los cuatro medios, en concordancia con las variables, las categorías y los indicadores mencionados. Luego, se introdujo esa data en la plataforma digital IP Noticias de la empresa DP Comunicaciones —abocada al monitoreo de información, análisis de métricas, organización de archivos digitales y de estrategias de comunicación—, cuyo software permitió efectuar una medición cuantitativa de la información. Los resultados de ambos procesos, que aparecen en los capítulos dos, tres y cuatro, permitieron un doble acercamiento a las piezas seleccionadas. 20 María Mendoza Michilot
En segundo lugar, se analizó de manera cualitativa los cinco acontecimientos de mayor repercusión en los cuatro periódicos, que se observaron desde la teoría comunicativa del framing. Para reconstruir dichas historias, como se aprecia en el capítulo quinto, se tomaron en consideración las noticias de los cuatro periódicos de la muestra, más las de Cuarto poder, de América Noticias; Sin medias tintas, de Latina, y Radioprogramas del Perú. En tercer lugar, para el análisis de las redes, se seleccionaron 60 acontecimientos que se convirtieron en tendencia, generaron amplia interacción y fueron decisorios en la campaña. Con tal fin, se utilizó la plataforma Google Trends para determinar el nivel de consulta de las palabras clave —elecciones 2016 y elecciones 2016 Perú— en dos periodos: del 10 al 16 de abril y del 5 al 11 de junio. Se recogieron 194 entradas relacionadas con esos asuntos, difundidos en las cuentas de Facebook de El Comercio, Correo, Perú 21, La República, América TV, Latina y Radioprogramas del Perú; y se recolectaron 313 comentarios de los seguidores. La medición cuantitativa-cualitativa se hizo con base en la métrica de la red social y la plataforma NVivo. Este acercamiento preliminar fue un gran hallazgo. Entre otras conclusiones, se encontró que los políticos deberían evitar embarcarse en campañas que den la espalda a los ciudadanos, quienes, a través de los medios sociales, gritan sus demandas. Si hubieran escuchado a las redes en el 2016, tal vez habrían intuido anticipadamente quién ganaría las elecciones antes de la segunda vuelta. La investigación demandó una búsqueda documental de la información oficial difundida por los organismos electorales (sobre votantes, candidatos y partidos), así como la emitida por las agrupaciones sociales que participaron en la campaña. Adicionalmente, se hicieron entrevistas a dos expertos: Percy Medina, jefe de la misión para el Perú de IDEA Internacional, y Fernando Rodríguez, director del Registro de Organizaciones Políticas del JNE. Con esta información, la presente investigación buscó reconstruir el proceso narrativo de los medios durante la campaña a partir de los mensajes que difundieron y los enfoques que enarbolaron; cómo contaron y comprendieron la vida nacional en el complejo proceso eleccionario que vivió el país en el 2016; cómo “inscribieron y escribieron” la realidad local. ¿Actuaron como meros “escribanos oficiales del poder” (Rincón, 2006) o lograron retratar las percepciones y las esperanzas de Introducción 21 los imaginarios colectivos sobre el deber ser del quinto gobierno del siglo xxi? En las siguientes páginas damos un alcance sobre ello. Podría decirse que, en estas elecciones en particular, los medios canalizaron muchas energías. Las noticias dejaron entrever no solo las diferentes aspiraciones de sus gestores mediáticos, sino las que anidaban en más de la mitad de los ciudadanos. Los comentarios recogidos en las redes sociales, como reacción a las informaciones difundidas en las cuentas de Facebook, señalan una coincidencia positiva entre la narrativa periodística y la narrativa del cibernauta. Esto no debería pasar desapercibido para los periodistas, llamados a escuchar las voces anónimas de quienes siguen viéndolos como una ventana a través de la que pueden hacerse escuchar, y de aquellos que han encontrado en el ciberespacio el espacio que necesitaban para expresarse. En tiempos de convergencia de plataformas, ¿por qué no abandonar el periodismo para los consumidores y hacer periodismo con ellos? Este libro pone un granito de arena en el reconocimiento de las formas del decir de la prensa política local en estas coyunturas, esfuerzo que contó con el valioso apoyo de muchas personas. Mi agradecimiento al Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, que lidera la doctora María Teresa Quiroz, cuyo respaldo y confianza nos alentó a emprender este nuevo proyecto editorial. A las jóvenes comunicadoras Branca Viaña y Vanessa Ocampo, quienes colaboraron en la captura de la información periodística y en la inclusión de la data en la plataforma digital IP Noticias, tarea en la que también participaron Rubí Caballero e Ivette Ibáñez. Mi gratitud a la empresa DP Comunicaciones y a su director ejecutivo, Antonio Salerno, quien nos brindó acceso gratuito al software de análisis de contenido IP Noticias para hacer una doble lectura de la data recolectada; al comunicador y periodista José Duymovich, director de análisis de dicha empresa, quien nos acompañó en el proceso de la digitalización de la información y leyó la última versión de esta investigación, así como a los analistas Percy Medina y José Carlos Requena, quienes generosamente revisaron el análisis legal y político de las elecciones del 2016.
Capítulo 1 Los medios y el espectro político
Un partido supone cuando menos: (a) un colectivo amplio de ciudadanos, (b) con propuestas compartidas para llegar al poder y gobernar el país, (c) provistos de mecanismos democráticos para debatir y elegir a sus dirigentes y candidatos y (d) con un cierto grado de solidaridad y disciplina entre sus miembros. ¿Podemos afirmar que, en general, las organizaciones que hoy animan la política peruana poseen estas características, registradas en todos los manuales de ciencia política desde el clásico de Maurice Duverger, de 1951, hasta los más recientes de Giovanni Sartori o Norberto Bobbio (para no remontarnos al texto precursor de Edmund Burke ¡de 1770!)? Ciertamente que no. (Roncagliolo, 2017, p. 5)
Más de un analista puso en debate, en la coyuntura de la campaña, la existencia e idoneidad de los partidos políticos en el Perú, debido a que varios de los existentes —algunos dirían que la mayoría— no reunían requisitos básicos y fundamentales. El nacimiento de los partidos, anota Norberto Bobbio (1982), está vinculado con una mayor demanda de clases y estratos diversos de la sociedad por participar en el proceso de formación de las decisiones políticas. Sobre todo en épocas de transformaciones, surgen grupos más o menos organizados que, básicamente, proponen actuar para que el poder político llegue a sectores de la sociedad excluidos o proponen un cambio estructural de orden político y social. En el Perú, la crisis de partidos se revela no solo en la disminución del número de afiliados y la reducción de actividades de los cuadros jóvenes dentro de las agrupaciones, sino también, como afirma Percy Medina (comunicación personal, 19 de diciembre del 2016), jefe de la misión para el Perú de IDEA Internacional, “en la poca centralidad que tienen en momentos críticos y su poco poder de movilización social. Las
[25] 26 María Mendoza Michilot
principales movilizaciones sociales que se han producido en el país en los últimos años no han sido convocadas por partidos”. Al inicio de la campaña, un sondeo nacional realizado por la empresa Datum dio cuenta del aumento del descrédito de los partidos: apenas el 9 % de los encuestados los consideraba como “instituciones necesa- rias para el funcionamiento del país”, 1 % creía que representaban los intereses de la población (el Parlamento y el Poder Judicial alcanzaron un 2 % de credibilidad), 10 % pensaba que cumplían sus funciones adecuadamente, y 83 % que no (“Crece descrédito”, 2015, p. 8). El factor decisivo en la campaña era generar confianza, “quien lo logre, ganará esta contienda”, aseguró Urpi Torrado (“Cómo viene”, 2016). El aumento del nivel de desconfianza en los candidatos que perdieron señala que no se equivocó (“Máquina de lodo”, 2016, p. 2). Giovanni Sartori (1987), en su reflexión sobre los partidos y los sistemas de partidos, dice que estos nacieron porque eran necesarios, porque servían para unos fines. Y entonces formula una pregunta que podría trasladarse al Perú: ¿siguen sirviendo para los mismos fines? El Perú es uno de los países en América Latina con más agrupaciones políticas inscritas. Según el JNE, con datos del 2016, 26 instituciones estuvieron hábiles para participar en los comicios de ese año, pero si agregamos 3 que estaban en proceso de inscripción1 y 31 más que iniciaron sus trámites —aunque no culminaron el proceso2—, suman un total de 60 agrupaciones interesadas en participar activamente en política. Debe considerarse que en el 2016, según la Dirección Nacional
1 Según la Dirección Nacional de Registro de Organizaciones Políticas (ROP), las organizaciones políticas en proceso de inscripción en el 2016 fueron Avanza País - Partido de Integración Social, Progreso Nacional, y Unidad y Defensa del Pueblo Peruano. 2 Las organizaciones que culminaron el proceso pero no se inscribieron son Bien Peruano; Cambiar para Avanzar; El Pueblo Emprende; Empecemos Perú; Frente Amplio Peruano; Frente Integrador Patriótico; Frente Obrero, Campesino, Estudiantil y Popular; Insurgencia Renovadora; Movimiento de Liberación Tawantinsuyu; Movimiento Independiente Nueva Generación; Nación Verde; Orgullo Peruano; Partido Manpista Peruano; Partido Nacional Faena; Partido Político de Acción y Oportunidad Social; Partido Político Nacional Primero Perú; Partido Popular Independiente; Partido Reformista del Perú; Paz, Unión, Trabajo, Perú; Perú Moderno; Perú Patria y Futuro; Por Amnistía y Derechos Fundamentales; Propuesta Azul; República Solidaria; Resurgimiento Peruano; Solución Nacional; Todos Unidos por el Perú; Trabajo y Dignidad; Triunfa Perú; Unidos por la Fe, y Unión Nacional Social Democrática. Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 27 del ROP, se había cancelado la inscripción a otras 30 agrupaciones3 por consideraciones diversas. No es un objetivo de este trabajo desenmarañar las razones de esta explosión político-partidaria, pero no deja de llamar la atención ante la precariedad de la institucionalidad en el país y sus efectos en la democracia representativa. Países vecinos, exceptuando a Colombia y a Chile, afrontan la misma situación: no tienen democracias consolidadas, y el exceso de partidos que pugnan por la Presidencia de la República cada cuatro o cinco años refuerza la hipótesis de que subsisten por una desmedida ambición de detentar el poder político. Francisco Miró Quesada Rada, al término de la campaña en El Comercio, propuso una nueva caracterización de los partidos que va más allá de la tipología clásica que reconoce sistemas políticos bipar- tidistas y multipartidistas. En su opinión, además de los ideológicos, doctrinarios, de alcance nacional y que están en crisis, en el país hay agrupaciones pragmáticas, que surgieron en la década de 1980 y que restan importancia a lo ideológico. Al amparo de ese pragmatismo, han surgido los llamados partidos empresa, organizaciones conducidas por empresarios emergentes que deciden participar en política y cuyo lide- razgo político depende de los recursos económicos que controlan:
O sea que, si deja de financiar al partido, desaparece inexorablemente. Este tipo de partido es pragmático como los que le anteceden, pero además plutocrático. Su fundamento, estabilidad y soporte se justifican por el dinero. Este es su principal valor. (Miró Quesada, 2016b, p. 30)
La mayoría de instituciones partidarias con inscripciones vigentes se han ubicado, desde su surgimiento, entre la derecha conservadora —pasando por el centro derecha, el centro, el centro izquierda— y la izquierda radical
3 Las organizaciones políticas a las que se canceló la inscripción fueron Agrupación Política Sí Cumple; Alianza para el Progreso; Avanza País - Partido de Integración Nacional; Cambio Radical; Con Fuerza Perú; Despertar Nacional; Fonavistas del Perú; Frente Independiente Moralizador; Frente Popular Agrícola FIA del Perú (Frepap); Fuerza Democrática; Fuerza Nacional; Justicia, Tecnología, Ecología; Movimiento Nueva Izquierda; Nueva Mayoría; Participación Popular; Partido Descentralista Fuerza Social; Partido Justicia Nacional; Partido Movimiento Humanista Peruano; Partido Político Adelante; Partido por la Democracia Social - Compromiso Perú; Partido Reconstrucción Democrática; Partido Renacimiento Andino; Partido Socialista; Perú Ahora; Progresemos Perú; Proyecto País; Renovación Nacional; Resurgimiento Peruano. Completa esta relación el partido Y Se Llama Perú. 28 María Mendoza Michilot
del espectro político. En las últimas décadas, muchas no han definido una forma de pensamiento, de manera que sus idearios y planes de gobierno aparecen como meros listados de temas arropados en buenas intenciones, que transmiten a los ciudadanos en busca de adhesión. Los partidos plurocráticos, por ejemplo, son exponentes de lo que se ha denominado mercantilización de la política. Sus líderes son caudillos y clientelistas que fundan o controlan un partido, pues pretenden insta- larse en las instancias de poder basándose en el dinero que poseen, e influenciar en un electorado que se identifica con el éxito emergente que ellos representan (Miró Quesada, 2016b). De la lista de partidos políticos existentes en los últimos ochenta años, sobreviven tres: el Partido Aprista Peruano, de orientación social- demócrata, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre en 1930; Acción Popular, impulsado por Fernando Belaunde Terry en 1956, ubicado en el centro y caracterizado por una ideología que sintetiza en la frase “El Perú como doctrina”; y el socialcristiano Partido Popular Cristiano, fundado en 1966 por Luis Bedoya Reyes y un grupo de disidentes del Partido Demócrata Cristiano. De ellos, dos participaron en alianzas y uno individualmente en el 2016. Miró Quesada (2016b) sostiene que los partidos ideológicos están en crisis porque no supieron adecuarse a los cambios sociales ni entender fenómenos como el surgimiento de sectores emergentes, producto de la informalidad, que no se sienten representados por ellos. Una aproximación a la trayectoria irregular de las agrupaciones conduce a un mapa político signado por la “no existencia” de partidos. Lo que abundan son grupos con personería jurídica que, tras las elecciones, entran en un estado de hibernación del que despiertan en vísperas de las justas municipales o regionales, que se realizan cada cuatro años, o de las generales, cada cinco, según la Constitución Política. Su poca incidencia en la vida política revela que muchos han sido formados como instrumentos para acceder al poder y pocos suman a la construcción de una sólida cultura política. Por eso, su vigencia está ligada al destino de un líder carismático, generalmente el fundador. Cuando este se retira por alguna razón o fallece, el partido ingresa a una etapa de extinción, por lo general sin trascendencia. Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 29
Tabla 1 Partidos inscritos al 2016
Partidos inscritos Fecha Registro ROP en el ROP de inscripción Acción Popular 4/8/2004 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 001 Partido Democrático 22/11/2004 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 005 Somos Perú Partido Popular Cristiano 29/11/2004 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 007 Solidaridad Nacional 7/12/2004 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 008 Todos por el Perú 4/1/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 011 Partido Aprista Peruano 31/1/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 015 Unión por el Perú 7/3/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 019 Partido Perú Posible 14/3/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 021 Perú Patria Segura 18/3/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 025 Movimiento Regional 21/3/2005 Libro: Regional, tomo: 1, partida: 010 Fuerza Loretana Siempre Unidos 30/3/2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 027 Restauración Nacional 22/11/ 2005 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 030 Partido Nacionalista 4/1/2006 Libro: Partido Político, tomo: 1, partida: 036 Peruano Alianza para el Progreso 12/2/2008 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 002 Partido Humanista del Perú 23/11/2009 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 005 Fuerza Popular 9/3/2010 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 006 El Frente Amplio por Justicia, 16/3/2012 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 015 Vida y Libertad Partido Vamos Perú 27/9/2013 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 016 Democracia Directa 11/12/2013 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 017 Partido Orden 18/7/2014 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 018 Peruanos por el Kambio 15/10/2014 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 019 Frente Popular Agrícola FIA 29/4/2015 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 020 del Perú - Frepap Progresando Perú 14/12/2015 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 021 Frente Esperanza 24/12/2015 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 022 Perú Nación 8/1/2016 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 023 Perú Libertario 15//1/2016 Libro: Partido Político, tomo: 2, partida: 024
Fuente: Registro de Organizaciones Políticas (http://aplicaciones007.jne.gob.pe/srop_publico/Consulta/ OrganizacionPolitica) Elaboración propia 30 María Mendoza Michilot
1.1 Más que una carrera de caballos Estudiosos de la opinión pública consideran que tanto los sondeos como los medios de comunicación se equivocan cuando convierten las elec- ciones en una simple carrera de caballos. Reducir el proceso electoral a la propalación de porcentajes sobre el avance de los candidatos en las preferencias de voto, en desmedro del estudio de los problemas sociopolíticos pendientes o de la agenda pública constituida por las preocupaciones de las personas, no contribuye a reforzar la cultura polí- tica de una sociedad (Donsbach, 1989). En las elecciones generales del 10 de abril del 2016, subsistió la percepción de una carrera a la cual acudieron veinticinco agrupaciones políticas declaradas hábiles. De ellas, salieron diecinueve planchas cons- tituidas por partidos que se presentaron individualmente o en alianza con otras organizaciones; un número elevado si se revisa la tendencia reciente. En el 2006 hubo veinticuatro inscritos, de los cuales veinte compitieron finalmente; en el 2011, la cifra bajó a trece inscritos, que se redujo a diez participantes. Entre el 10 de enero del 2016, fecha en que se inscribieron en el JNE, y la víspera de la primera vuelta, siete renunciaron por su baja aceptación. Luego, Alianza para el Progreso fue excluida por los orga- nismos electorales que también declararon improcedente la inscripción de Todos por el Perú por haber incurrido en violaciones a la legislación vigente. También quedó fuera el candidato a la primera vicepresidencia de la República por Fuerza Popular. Del total de partidos hábiles, nueve postularon formando tres alianzas: Alianza Popular (Partido Aprista, Partido Popular Cristiano, Vamos Perú y Fuerza Loretana), Alianza para el Progreso (Alianza para el Progreso, Somos Perú y Restauración Nacional) y Alianza Electoral Solidaridad Nacional - Unión por el Perú (Solidaridad Nacional y Unión por el Perú). Otras dieciséis agrupaciones inscritas intervinieron individualmente. Varias listas colocaron como cabeza de sus planchas presidenciales a invitados. En Alianza Solidaridad Nacional - Unión por el Perú, fue candidato el empresario Hernando Guerra García; en Todos por el Perú, el economista Julio Guzmán, y en el Partido Democracia Directa, Gregorio Santos, quien purgaba prisión preventiva en el Centro Penal de Ancón por una denuncia de corrupción cuando ejerció el cargo de gobernador de Cajamarca. Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 31
En un balance presentado antes de la segunda vuelta, el periodista Juan de la Puente reconoció estas tendencias en el espectro político: 1) giro del país a la derecha, respecto de la primera vuelta, con lo que se instauró una nueva mayoría política (Fuerza Popular obtuvo el 36 % de los votos válidos, pero aplicando la cifra repartidora consiguió 73 curules de 130, es decir, mayoría absoluta); 2) dos tercios del Perú eran “naranjas” (votaron por FP) y su lideresa aparecía, antes de la segunda vuelta, como la gran decisora, gracias a su alta votación (de 3 450 000 votos en el 2011 pasó a 6 000 000 en la primera vuelta del 2016); 3) Peruanos por el Kambio ingresó al balotaje como un proyecto partidario del liberalismo econó- mico, con presencia en Lima (31 %) más que en las regiones (21 %), y una votación superior a la del 2011 (de 2 700 000 a 3 160 000 en la primera vuelta), y 4) la izquierda representada por Verónika Mendoza y el Frente Amplio aparecían como un nuevo proyecto que aspiraba a constituirse en la segunda fuerza política nacional (según opinión de De la Puente en el Primer Foro Iberoamericano de Cátedras Unesco, el 10 de mayo del 2016).
1.1.1 Las alianzas La constitución de alianzas tiene respaldo legal en el Perú: en el pasado, algunas permitieron la consolidación de proyectos políticos programáticos importantes para el país; otras fueron más bien indicio de improvisación y, al mismo tiempo, de una clamorosa debilidad institucional partidaria incapaz de construir liderazgos y de formar cuadros propios que aseguren su vigencia. Desde esta perspectiva, queda en entredicho si estas “fuerzas políticas” cumplen el inciso e del artículo 2 de la Ley de Organizaciones Políticas (antes Ley de Partidos), que subraya lo siguiente sobre los fines y objetivos de los partidos políticos: “realizar actividades de educación, formación, capacitación, con el objeto de forjar una cultura cívica y demo- crática, que permita formar ciudadanos preparados para asumir funciones públicas” (Ley 30414, Ley que modifica la Ley 28094, 2016). Para el analista Fernando Tuesta, más que coincidencias programá- ticas, las alianzas del 2016 fueron pragmáticas (“Preocupación por”, 2015). Los partidos se negaban a desaparecer, temor que no solo anidó en las agrupaciones pequeñas empeñadas en asociarse con las fuertes, sino también en las antiguas que se unieron a otras —sin contemplar su potencial, caudal o imagen pública—, como lo demostró el matri- monio APRA-PPC. Según el aprista Mauricio Mulder, la campaña 2016 fue “menos ideológica” (“Mulder espera”, 2015, p. 8); otros la calificaron 32 María Mendoza Michilot
como una suma de “improvisación y conveniencia” (“Improvisación y conveniencia”, 2015, p. 2).
Alianza Popular La alianza que suscribieron el Partido Aprista Peruano y el Partido Popular Cristiano, dos agrupaciones históricas, a la que se sumaron los movimientos Vamos Perú y Fuerza Loretana, causó sorpresa y polémica. Los integrantes de la plancha —Alan García Pérez, Lourdes Flores Nano y David Salazar Morote— se repartieron el protagonismo de la alianza, aunque la mayor exposición recayó en el candidato presidencial, con esporádicas presenta- ciones de la lideresa del PPC. En su plan de gobierno, la alianza destacó la experiencia política y el aporte de sus cuadros técnicos al conjugar esfuerzos, que fueron las ideas fuerza de la fórmula presidencial (Alianza Popular, 2016). El partido más longevo del Perú, el primer partido de masas y uno de los dos que inauguraron la modernidad partidaria (el otro fue el Partido Socialista de José Carlos Mariátegui) acudieron a las elec- ciones portando su bagaje en acuerdos estratégicos. Si el cargo más alto que ejerció el líder histórico del APRA, Víctor Raúl Haya de la Torre, fue el de presidente de la Asamblea Constituyente de 1979, Alan García Pérez llegó a la Presidencia de la República dos veces (1985-1990 y 2006-2011) y fracasó al postular en otros dos procesos elec- torales (2001 y 2016). Desde su fundación el 21 de septiembre de 1930, el APRA ha participado en siete elecciones generales con candidato propio —a partir de 1931 (Jurado Nacional de Elecciones, s. f. e)—. También ha formado alianzas durante su larga historia, colmada de episodios de heroicidad o violencia, cuestionadas coaliciones y ensombrecidas admi- nistraciones gubernamentales. En cuanto al Partido Popular Cristiano, la alianza con el APRA fue ines- perada. Más de un correligionario pepecista denunció una negociación a espaldas no solo de las bases partidarias, sino de los nuevos cuadros que, según declararon, habrían preferido ir solos o perder la inscripción. Alberto Beingolea y Marisol Pérez Tello respetaron la decisión institu- cional, pero declinaron postular al Congreso (“Ayer adversarios”, 2016). El PPC tampoco es un amateur en la consolidación de acuerdos extra- partidarios. Desde su fundación el 19 de diciembre de 1966, solo participó individualmente en los comicios de 1980 —aunque colaboró con Acción Popular en el restablecimiento de la democracia— y en las de 1995. Pero las aspiraciones presidenciales de sus dirigentes se canalizaron vía Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 33 alianzas: en 1985 integró la Alianza Electoral Convergencia Democrática para las elecciones generales de ese año y en 1990 apoyó la candida- tura de Mario Vargas Llosa integrando el Frente Democrático (Fredemo) con Acción Popular y el Movimiento Libertad. Lourdes Flores Nano fue candidata a la presidencia en dos oportunidades (2001 y 2006) con la coalición Unidad Nacional, integrada por el PPC, el Partido Renovación Nacional, el Partido Solidaridad Nacional y Cambio Radical, y en las elec- ciones generales del 2011, como parte de la Alianza por el Gran Cambio. En esas alianzas, el PPC enarboló la bandera del socialcristianismo y una visión del Perú que puede resumirse en libertad, economía social de mercado y democracia representativa (Partido Popular Cristiano, 2013). El apoyo que recibió la Alianza Popular de Vamos Perú y Fuerza Loretana fue casi nulo. El de Vamos Perú —partido liderado por Juan Sotomayor, alcalde de la Provincia Constitucional del Callao, y fundado el 27 de septiembre del 2013— se interpretó como el respaldo tácito de un movimiento afín al cuestionado Alex Kouri, expepecista y otrora contrin- cante de Flores Nano en las elecciones municipales del 2010. Vamos Perú, que se definió como un partido de centro que proponía “políticas de economía mixta y de profundización de la democracia con la convic- ción de que desde el más pequeño hasta el más grande deben tener los mismos derechos” (Caminando Juntos por Una Victoria Segura, s. f.), no había participado antes del 2016 en elecciones generales, aunque sí inter- vino en las regionales y municipales del 2014 en alianza con la agrupación Chim Pum Callao (Jurado Nacional de Elecciones, s. f. k) de Kouri. La participación de Fuerza Loretana causó mayor revuelo. Su líder, el exgobernador regional de Loreto, Yván Vásquez, justificó su presencia en la Alianza Popular para impulsar el desarrollo de la Amazonía y de proyectos como el tren Iquitos-Yurimaguas, valorizado en 3700 millones de dólares (Fuerza Loretana, 2015). No obstante, Vásquez afrontaba un proceso judicial. En el 2006 participó en alianza con el Partido Fuerza Democrática (Jurado Nacional de Elecciones, s. f. c). La derrota del APRA y sus socios fue calificada de “dramática” especial- mente por ser dos organizaciones políticas tradicionales, con larga experiencia en la vida política y en las elecciones de las últimas décadas. García empezó la campaña con 12 % de intención de voto y terminó con “5,8 % de votos por debajo del porcentaje alcanzado por su partido en la votación congresal. García, quien fue desde 1985 la locomotora del APRA, ha sido en esta elec- ción el vagón jalado por su partido” (“Los partidos”, 2016, p. 4). 34 María Mendoza Michilot
En cuanto al PPC, después de cuarenta años en el Congreso y cuatro disputas por alcanzar la Presidencia de la República, llegó a abril del 2016 “paralizado por una larga lucha intestina y por una resistencia a modernizar su discurso y programa”, por lo cual “asió como última rama de salvación la alianza con el APRA con los resultados conocidos” (“Los partidos”, 2016, p. 4).
Alianza para el Progreso Proponía construir “gobernabilidad y gobernanza sostenibles” en un país descentralizado, para que la democracia “sea un valor y una aspi- ración compartida por toda la población” (Alianza para el Progreso del Perú, 2016b, p. 7). Su coalición con el Partido Somos Perú y Restauración Nacional no solo sorprendió, sino que tuvo un resultado accidentado porque su líder y cabeza de lista, el excongresista y exgobernador de La Libertad, César Acuña, fue excluido del proceso electoral en medio de escándalos. La alianza, producto de la unión de un partido de raíz regional y dos agrupaciones limeñas, una de ellas integrada por evangélicos, se conso- lidó entre enero y marzo como una de las favoritas para la segunda vuelta, hasta su exclusión definitiva. La plancha presidencial integrada por César Acuña, Anel Townsend y Humberto Lay Sun participó activamente en los actos de la campaña bajo el liderazgo del candidato. Pero siempre se resaltará la dramática presencia de los vicepresidentes Lay y, sobre todo, Townsend —vocera política del APP en Lima— frente a las graves denuncias que terminaron con la defenestración de Acuña, provocaron su renuncia y, finalmente, la desarticulación de la fórmula presidencial. APP mantuvo su lista para el Congreso y consiguió nueve escaños, que la ubicaron como la cuarta bancada parlamentaria, después de Fuerza Popular y el Frente Amplio. Desde su fundación el 8 de diciembre del 2001, el partido Alianza para el Progreso —que se define como una agrupación de “inspiración social, democrática y de naturaleza humanista y descentralista, que busca el desarrollo sostenible y sustentado en la sociedad del conocimiento”, según su ideario original (Alianza para el Progreso del Perú, 2016a)— participó en varios procesos electorales: las elecciones regionales y municipales del 2002, en las generales del 2006 (con la candidatura a la Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 35 presidencia de Natale Amprimo) y en las municipales del mismo año, en las que Acuña ganó la alcaldía de Trujillo —históricamente había estado en manos del APRA— para la que sería reelegido cuatro años después (Barrenechea, 2015). En las elecciones generales del 2011, en coalición con el Partido Popular Cristiano, el Partido Humanista y Restauración Nacional, APP apoyó la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski. Esta alianza brindó la oportunidad a algunos políticos de repetir el plato. Fue el caso del Partido Restauración Nacional, del pastor evangélico Humberto Lay Sun, exmiembro de la Iniciativa Nacional Anticorrupción, durante el gobierno de Valentín Paniagua (Iniciativa Nacional Anticorrupción, 2001), y después la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional durante el mandato de Alejandro Toledo. Lay candidateó a la Presidencia de la República en el 2006 y a la Municipalidad de Lima, en la que obtuvo varias concejalías. También consiguió alcal- días distritales y municipales en el resto del país, haciendo suya la lucha contra la corrupción (Restauración Nacional, 2016). Igual motivación tuvo el Partido Democrático Somos Perú, que desde su fundación —por Alberto Andrade Carmona, como movimiento político Somos Lima, el 5 de mayo de 1995— marchó como indepen- diente hasta el 2000, año en que su líder postuló a la Presidencia de la República. En el nuevo siglo, hizo alianzas diversas: en las elecciones del 2001, con la coalición Movimiento Independiente Somos Perú - Causa Democrática; en el 2006, con el Frente de Centro, y en el 2011, con el Partido Perú Posible (Partido Democrático Somos Perú, 2016).
Alianza Electoral Solidaridad Nacional - Unión por el Perú Esta alianza, constituida por Solidaridad Nacional (PSN) y Unión por el Perú (UPP), no sobrevivió a la campaña. Hernando “Nano” Guerra García, cabeza de la plancha formada por los excongresistas José Luna Gálvez y Gustavo Rondón, abandonó la contienda a menos de dos semanas de la primera vuelta, así como su lista congresal. Según Guerra García, habría querido luchar hasta el final, pero acató la decisión de las dos organizaciones que lo invitaron y que prefirieron retirar la candida- tura para preservar sus inscripciones (“Retiran candidatura”, 2016). Fundado el 5 de mayo de 1998 por Luis Castañeda Lossio, Solidaridad Nacional cultiva las coaliciones. Se define como un partido de centro derecha y tal vez ello contribuyó a que participara en las elecciones 36 María Mendoza Michilot
generales del 2000 y del 2001 con Unidad Nacional, alianza integrada por el PPC y con la cual Castañeda ganó la alcaldía de Lima en el 2002, cargo en el que fue reelecto. En el 2011, postuló por Solidaridad Nacional, en alianza con Unión por el Perú, a la Presidencia de la República, aunque sin éxito. En el 2014, ganó los comicios municipales. Unión por el Perú (UPP), su socio del 2016, es una agrupación lejana de aquella formada el 21 de septiembre de 1994 bajo la inspi- ración de Javier Pérez de Cuéllar, diplomático y ex secretario general de las Naciones Unidas, para hacer frente a la primera reelección de Alberto Fujimori, y que estuvo integrada por personalidades políticas, de la academia y representantes de organizaciones sociales, gremiales y profesionales. Fruto de esa conjugación de esfuerzos, se convirtió en la segunda fuerza política en 1995, con diecisiete representantes en el Congreso de la República de mayoría fujimorista. En el nuevo siglo, UPP siguió apostando por las alianzas. Estuvo presente en los procesos electorales del 2000 y del 2001; en este último como Agrupación Independiente Unión por el Perú - Social Democracia. En el 2005, con José Vega Antonio como secretario general, se alió con el Partido Nacionalista Peruano (PNP) de Ollanta Humala, que no tenía inscripción en el JNE. Humala candidateó a la Presidencia de la República por UPP, como invitado, el 2006. Aunque perdió en la segunda vuelta frente a Alan García, obtuvo 45 escaños, veinte de los cuales fueron ocupados por congresistas de UPP. Después, la bancada se dividió hasta quedarse con ocho parlamentarios.
Frente Amplio El Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad apareció en junio del 2013 como la conjunción de varias vertientes de la izquierda peruana y movi- mientos ecologistas. Nació a iniciativa de Verónika Mendoza, congresista que llegó al Parlamento en el 2011 integrando la lista del Cusco del Partido Nacionalista Peruano, del cual se apartó un año después tras el conflicto minero en Espinar, Cusco (que dejó varios campesinos muertos, pérdidas y daños a la propiedad pública y privada). Algunos la responsabilizaron por estos hechos (“Perfiles de poder. Verónika”, 2016), que se resolvieron entre el 2012 y 2013 a través de una mesa de diálogo (Zeisser, 2015). El Frente Amplio estuvo presente en las elecciones municipales y regionales del 2014; asimismo, miembros del partido Tierra y Libertad (Jurado Nacional de Elecciones, s. f. a), uno Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 37 de los integrantes del frente, participaron en las elecciones municipales complementarias del 2013. Para las elecciones del 2016, como explicó Verónika Mendoza después de la contienda, Tierra y Libertad puso su inscripción a disposición de Frente Amplio para que pudiera participar en el proceso. El acuerdo, sin embargo, fue accidentado, según relata Nelson Manrique:
Verónika Mendoza fue elegida como candidata presidencial de Frente Amplio en una elección ciudadana abierta y Marco Arana decidió acatar ese resultado, enfrentándose a un sector de su propio partido, Tierra y Libertad, que quería patear el tablero e imponer su candidatura a la mala. […] Pongamos los pies en tierra: Vero Mendoza obtuvo 2 800 000 votos: la tercera candidatura nacional más votada. Marco Arana postuló a parlamentario por Cajamarca y allí el Frente Amplio obtuvo 43 000 votos, siendo superado en cinco veces por la otra lista de izquierda, Democracia Directa, de Gregorio Santos, que obtuvo 209 000. Arana obtuvo 8500 votos, quedando muy por detrás de 5 de los 6 candidatos de Democracia Directa, que obtuvieron entre 12 000 y 23 000 votos cada uno. Si T y L no puede construir un liderazgo con el carisma suficiente para impulsar un proyecto partidario singular con perspectiva de poder, tendrá que ir necesariamente en un frente. (Manrique, 2016b, p. 5)
Partido Democracia Directa Fue el resultado de la confluencia del Movimiento de Afirmación Social (MAS) de Cajamarca y Democracia Directa (exfonavistas). En el 2016, encabezó la fórmula presidencial el exgobernador regional de Cajamarca, Gregorio Santos, pese a purgar prisión preventiva en el Centro Penal de Piedras Gordas, en el distrito de Ancón, Lima. Lo acompañaron Andrés Alcántara y Simón Chipana. La fiscalía sindicó a Santos como cabeza de una “organización criminal” con presuntos delitos de colusión en sus modalidades agravada y simple, y asociación ilícita para delinquir. La historia política electoral no registra otro caso como el de Santos, elegido candidato presidencial en circunstancias similares: dejó su celda para participar en un debate con otros aspirantes al sillón presidencial y consiguió la votación más alta en su natal Cajamarca, el único triunfo de la agrupación Democracia Directa en el país. La candidatura de Santos fue atípica: tuvo bastiones electorales muy fuertes en Cajamarca (donde obtuvo la primera votación en varias provincias) y en Puno (donde quedó en segundo lugar luego de Frente Amplio). Democracia Directa no alcanzó la barrera electoral en la votación presidencial, pero si pasó la 38 María Mendoza Michilot
valla en la elección del Parlamento Andino (5,01 % de los votos válidos), por lo que mantuvo su inscripción en el ROP.
1.1.2 Agrupaciones que participaron individualmente
Acción Popular El partido fundado por Fernando Belaunde Terry ha participado en diez elecciones generales desde su creación en 1956: siete de manera individual (1962, 1963, 1980, 1985, 1995, 2000 y 2016) y tres en alianza (1990, 2006, 2011). El 2016, su fórmula presidencial Alfredo Barnechea, Víctor Andrés García Belaunde y Edmundo del Águila no satisfizo a todos los acciopopu- listas. Antes del inicio de la campaña, Mesías Guevara, presidente del partido y cuya lista fue derrotada en las elecciones internas del 21 de diciembre del 2015, denunció en las redes sociales irregularidades en la elección de los postulantes al Congreso y al Parlamento Andino (“Las ideas”, 2016); esto no melló el proceso, pero lo retrasó. Elegido por voto universal y directo, Barnechea expresó su deseo “de ser un nuevo Belaunde” y convertirse en el tercer presidente en la historia del partido (“Perfiles de poder. Alfredo”, 2016, p. 2). “Yo creo en los partidos y en las instituciones. Es una de las razones por las que entré a Acción Popular” (“Las ideas”, 2016, p. 39).
Frente Esperanza Liderado por el excongresista Fernando Olivera Vega, fue originalmente el Partido Progreso y Obras. El 2016, la plancha presidencial contó con un representante de las regiones, Carlos Cuaresma (excongresista y expresidente regional del Cusco), y otra de la comunidad evangélica, Juana Avellaneda Soto (exdiputada y educadora evangélica). Olivera fundamentó su presencia como necesaria para luchar contra los corruptos, algunos de los cuales podían salir elegidos por no ser conocidos entre las generaciones jóvenes, que podían ser sorprendidas y debían ser informadas: “Gente que no sabe quién fue Abimael Guzmán, Vladimiro Montesinos, Alan García, Alberto Fujimori. Esas fueron las grandes motivaciones para retornar al Perú, porque nuevamente se iba a elegir entre los candidatos de la corrupción que están gastando millones” (“Perfiles de poder. Fernando”, 2016, p. 2).
Fuerza Popular En las elecciones del 2016, su plancha presidencial, formada por Keiko Fujimori, José Chlimper y Vladimiro Huaroc, se vio debilitada cuando Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 39 el JNE excluyó a este último por haber infringido normas electorales. Su plan de gobierno 2016-2021 expresa su compromiso de trabajar en seis pilares: derechos fundamentales y dignidad de las personas; opor- tunidades y acceso a servicios; Estado y gobernabilidad; economía, competitividad y empleo; desarrollo regional e infraestructura. La historia de Fuerza Popular es heredera del fujimorismo y sus fases, en torno al cual ha girado la política peruana desde 1990 (Meléndez, 2018). Las agrupaciones fujimoristas que han participado en elecciones han mostrado un crecimiento progresivo en las votaciones, y lo han hecho bajo diferentes denominaciones que reivindicaron el gobierno de Alberto Fujimori. Carlos Boloña —exministro de Economía durante el fujimo- rato— fue candidato del movimiento fujimorista Solución Popular en las elecciones del 2001, en las que obtuvo 1,6 % de votos; la excongresista Martha Chávez lideró Alianza por el Futuro en los comicios del 2006 y obtuvo 7,43 %, y Keiko Fujimori encabezó Fuerza 2011 en las generales de ese año, en las que obtuvo 48,5 % (Oficina Nacional de Procesos Electorales, 2006, 2011; Jurado Nacional de Elecciones, s. f. d). Algunos analistas definen al fujimorismo no solo como un poder familiar, sino clánico y sultánico (Cotler, 2016), es decir, exponente de una forma de dominación extrema de tipo patrimonialista (Miró Quesada, 2016a).
Partido Político Orden Se inscribió dos años antes de las elecciones del 2016 en el ROP. Su fundador, Ántero Flores-Aráoz, expepecista, regidor por Lima Metropolitana, dipu- tado, constituyente, congresista y exministro de Defensa, se pronunció durante la campaña en contra de la inmunidad parlamentaria. Lo acompa- ñaron Rómulo Mucho y Mery Botton Estrada en la plancha.
Partido Progresando Perú Miguel Hilario Escobar fundó este partido el 28 de octubre del 2011 en el distrito de San Juan de Lurigancho. Cinco años después, encabezó la fórmula presidencial, con Manuel Ponce Ayala y Silvia Pareja en las vice- presidencias. Se inscribió el 14 de diciembre del 2015 en el ROP (Jurado Nacional de Elecciones, s. f. j). Hilario, un shipibo-conibo, tentó la presi- dencia por segunda vez a los 45 años; la primera vez postuló a ella en las elecciones generales del 2011 con el Partido Pluralista del Perú, que no superó la valla. Estudió economía en la Universidad Estatal de California y en la Universidad de Stanford; cursó maestrías en Política y Antropología y un 40 María Mendoza Michilot
doctorado en Antropología, así como un diplomado en Política y Economía en la Universidad de Oxford (“Miguel Hilario”, 2015).
Perú Posible En septiembre del 2014, al cumplir Perú Posible su vigésimo aniversario, Alejandro Toledo anunció que retornaba al país —después de una larga temporada en Estados Unidos— para fortalecer la agrupación y competir en las elecciones generales del 2016 por tercera vez. A lo largo de su historia, Perú Posible ha participado en una veintena de procesos eleccionarios con resultados positivos y negativos (Jurado Nacional de Elecciones, s. f. i). Además del abrumador triunfo del 2001, después de la Marcha de los Cuatro Suyos y la crisis política que lo catapultó como el principal líder de la oposición, Toledo tuvo una segunda oportunidad en el 2011, cuando Perú Posible, en alianza con Acción Popular y Somos Perú, se lanzó a la contienda. Juntos encabezaron las primeras encuestas (27 % de respaldo) entre enero y marzo de ese año. Para El Comercio, Toledo empezó a dilapidar su capital político después del 2011, aunque algunos analistas consideran que perdió sintonía con la opinión pública (“Alejandro Toledo”, 2016). En el 2016, La República editorializó que Perú Posible no tuvo liderazgo y reflejó impro- visación y falta de respeto a los militantes (“Los partidos”, 2016, p. 4), aun cuando dos de ellos —Marcial Ayaipoma y Carmen Omonte— lo acom- pañaron como candidatos a la primera y la segunda vicepresidencia de la República, respectivamente.
Peruanos por el Kambio El partido fundado por Pedro Pablo Kuczynski fue inscrito en el ROP el 15 de octubre del 2014 como Perú+. En febrero del 2015, el cambio del nombre de la agrupación, “a fin de que las iniciales coincidieran con las de su entonces candidato presidencial” (“Partido PPK”, 2016, párr. 5), generó polémica. Kuczynski, dijeron los analistas, llegó a los comicios “con una postura de derecha liberal… y democrática” (Zegarra, 2016, párr. 2). Basó su fortaleza en dos ejes: sus relaciones internacionales y su experiencia en el Ejecutivo. Sus críticos afirman que defendió un modelo inclinado a la derecha, pero al ser “un liberal en lo econó- mico”, apostó por fomentar la inversión pública para atender problemas como el acceso al agua potable y la deficiente infraestructura educativa (“Perfiles de poder. Pedro”, 2016, p. 2). Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 41
Peruanos por el Kambio dista de la plancha Alianza por el Gran Cambio que también lideró Kuczynski en las elecciones generales del 2011 y que ocupó el tercer lugar con 18,5 % de los votos. Aunque esta lista no ganó, el resultado alcanzado se interpretó como una conse- cuencia positiva de la coalición que la respaldó, integrada por cuatro agrupaciones que se unieron pese a lo disímil de sus propuestas polí- ticas (Alianza para el Progreso, el Partido Popular Cristiano, el Partido Humanista y Restauración Nacional). Por ello, también fueron criticadas (se les llamó el sancochado), aunque se reconoció que algunos de los aliados funcionaron como motor de acción colectiva de la candidatura, en materia de arrastre y caudal electoral (Meléndez, 2015a).
Todos por el Perú En julio del 2015, el partido anunció a Julio Guzmán como candidato presidencial a las elecciones del 2016, acompañado por dos mujeres: la odontóloga Juana Maura Umasi y la abogada y exjueza Carolina Lizárraga. Uno de los ejes de su plan de gobierno fue invertir en la gente. En enero del 2016, los analistas recomendaban a Julio Guzmán ampliar su capacidad de convocatoria en el mundo real, después de la intensa campaña desarrollada en las redes sociales entre los sectores con mayor nivel educativo y acceso a la comunicación principalmente en Lima (Tanaka, 2016a). Lejos estaban de imaginar que, al mes siguiente, su candidatura sería cuestionada para ser finalmente excluida el 9 de marzo debido a inconsistencias en los procedimientos internos del partido para renovar su directiva. Todos por el Perú fue fundado en el 2003 como Coordinadora Nacional de Independientes (CNI), agrupación que había conservado su inscripción tras varias alianzas, como la suscrita con el Frente de Centro que, junto con Acción Popular y Somos Perú, respal- daron la candidatura de Valentín Paniagua en el 2006.
1.1.3 Partidos renunciantes y tachados Aduciendo diversas razones, como la falta de receptividad de los medios de comunicación para difundir sus planteamientos programáticos e ideológicos, o la supuesta parcialidad de la autoridad electoral, siete agrupaciones se reti- raron en pleno desarrollo de la competición del 2016. Independientemente de la veracidad de sus argumentos, lo cierto fue que conforme se acercaba la fecha de las elecciones, no aparecían en las encuestas que medían las intenciones de voto de los electores y prefirieron retirarse antes que perder sus inscripciones si no pasaban la valla electoral. 42 María Mendoza Michilot
Cuadro 1 Partidos renunciantes y tachados
Partido Humanista del Perú Inscripción 23 de noviembre del 2009 (Jurado Nacional de Elecciones, s. f. f)
Fórmula Yehude Simon Munaro, fundador del partido, encabezó la plancha presidencial del presidencial 2016 junto con Rosa Mavila y Yorka Gamarra como vicepresidentas.
Experiencia Excongresista y expresidente del Consejo de Ministros del segundo gobierno aprista. Fue presidente regional de Lambayeque por Unión por el Perú y el Frente Amplio en los comicios del 2002, y reelegido por el Partido Humanista Peruano el 2006.
Renuncia El 28 de marzo del 2016 desistió de la fórmula presidencial y solicitó el retiro de su lista al Congreso. Las encuestas no daban ninguna oportunidad a su agru- pación ni esta contaba con recursos para desarrollar una campaña en el país. (“Escenario”, 2016)
Perú Libertario Inscripción 15 de enero del 2016, tres meses antes de la primera vuelta electoral
Fórmula Vladimir Cerrón, Jorge Luis Paredes Terry y Jesús Zárate Riojas presidencial
Experiencia Cerrón fue presidente regional de Junín en el periodo 2011-2014. También fue presi- dente de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales (ANGR).
Renuncia Su fundador, Vladimir Cerrón, informó que el comité ejecutivo nacional de Perú Liber- tario retiró las candidaturas a la presidencia y las vicepresidencias de la República, al Congreso y al Parlamento Andino por la inestabilidad del proceso. Sostuvo que su partido había sido marginado por la mayoría de medios de comunicación. (Jurado Nacional de Elecciones, s. f. g)
Partido Nacionalista Peruano Inscripción 4 de enero del 2006
Fórmula Daniel Urresti, Susana Villarán y Maciste Díaz presidencial Experiencia Urresti, exministro del Interior del gobierno humalista, y Villarán, exalcaldesa de Lima
Renuncia El 12 de marzo del 2016 retiró la candidatura presidencial y las listas de candidatos al Congreso de la República y al Parlamento Andino. Su dirigencia justificó la deci- sión por “la manifiesta y marcada ausencia del principio de la certeza electoral” y la “falta de coherencia en el Jurado Nacional de Elecciones y los Jurados Electorales Especiales […], por una serie de actos resolutivos contradictorios y faltos de con- cordancia, que afectan de manera negativa en el proceso de Elecciones Generales 2016”. La medida, según trascendió, se tomó para evitar que perdiera su inscripción (“Luz roja”, 2016, p. 2). La prensa señaló que el naufragio del humalismo, y también del peruposibilismo, en el proceso eleccionario debería estudiarse como casos de “desastre por acumulación de errores garrafales”. (“Los partidos”, 2016, p. 2)
(continúa) Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 43
(continuación)
Perú Nación Inscripción 8 de enero del 2016
Fórmula Francisco Diez-Canseco Távara, Claudio Zolla Suárez y Margarita Gamboa Urbina presidencial
Experiencia Francisco Diez-Canseco Távara, diputado entre 1985 y 1990, preside la ONG Con- sejo por la Paz Renuncia Declinó seguir participando tras evaluar los resultados de un sondeo que su partido ordenó. En la campaña, dudó de la seriedad de las encuestadoras y acusó a los medios de comunicación de restringirle espacios de difusión. (“Diez Canseco”, 2016)
Perú Patria Segura4 Inscripción 18 de marzo del 2005
Fórmula Renzo Reggiardo Barreto, Miluska Carrasco y Carlos Vicente Marca (Jurado Nacional presidencial de Elecciones, s. f. b)
Experiencia Renzo Reggiardo fue congresista en los periodos 2006-2011 (dentro de la alianza Cambio 90 - Alianza por el Futuro) y 2011-2016 (en la coalición Cambio 90 - Solida- ridad Nacional). La nueva denominación Perú Patria Segura fue la plataforma de su lanzamiento a la presidencia en el 2016. Renuncia El 18 de febrero del 2016 anunció su renuncia. Sus dirigentes afirmaron que el proce- so electoral estaba contaminado y expresaron sus dudas sobre los resultados de las encuestadoras, que los ubicaban en los últimos lugares.
Partido Político Siempre Unidos Inscripción 30 de marzo del 2005 Fórmula En el 2016 fueron Felipe Castillo Alfaro, Guillermo Ruiz Guevara e Isaac Humala presidencial Núñez, padre del expresidente Ollanta Humala.
Participación En procesos regionales, municipales y generales
Tacha La candidatura de Isaac Humala fue tachada mediante Resolución 001-2016-JEE- LC1/JNE en virtud del artículo 107 de la Ley 26859, Ley Orgánica de Elecciones, del 29 de septiembre de 1997. Entre otros impedimentos, restringe el derecho de postular al “cónyuge y los parientes consanguíneos dentro del cuarto grado, y los afines dentro del segundo, del que ejerce la presidencia o la ha ejercido en el año precedente a la elección”.
(continúa)
4 Perú Patria Segura es la denominación que, en el 2013, adoptó Cambio 90, agrupación de larga trayectoria fujimorista, fundado por Andrés Reggiardo Sayán. Cambio 90 apareció en 1989 para apoyar la candidatura de Alberto Fujimori en las elecciones de 1990; también lo respaldó en los comicios de 1995 (junto con Nueva Mayoría) y en el 2000 (con Alianza Perú 2000, en la que también participaron Nueva Mayoría y Vamos Vecino). En el 2005, pasó de movimiento político a partido; al año siguiente se alió con Alianza por el Futuro, que llevó a Martha Chávez como candidata presidencial, y, en el 2011, con Solidaridad Nacional (Perú Patria Segura, s. f.). 44 María Mendoza Michilot
(continuación)
Frente Popular Agrícola Fía del Perú (Frepap) Inscripción 29 de abril del 2015. No perdió su inscripción porque, según la legislación vigente, podía seguir existiendo pese a no haber participado de manera activa.
Fórmula No presentó. presidencial Experiencia —
Renuncia El 2016 anunció que presentaría una lista de postulantes al Congreso de la Repúbli- ca, pero no se concretó. (Jurado Nacional de Elecciones, s. f. h)
Elaboración propia
1.2 Partidos, afiliados y adherentes La Ley 28094, Ley de Organizaciones Políticas (2003), define en su artículo 18 la figura de la afiliación y establece que las agrupaciones deben presentar al Registro de Organizaciones Políticas (ROP) los padrones respectivos hasta un año antes de la elección en que participa. La norma no incluye el vocablo obligatoriamente, aunque es tácito5. No precisa sanción si los partidos incumplen la norma, lo cual crea una situación sui géneris: el padrón es necesario, mas no obligatorio. Si el registro fue creado el 2003, los partidos debieron presentar sus padrones a partir del 2004. La Ley 28094 señala en el artículo 18 que “dicho padrón debe estar actualizado en el momento de la entrega” al ROP para su publicación. Ese año ningún partido o movimiento cumplió dicho requisito. “A partir del 2005, empezaron a remitir anualmente los documentos”, informó Fernando Rodríguez, director del ROP (comuni- cación personal, 24 de mayo del 2016). Es difícil imaginar instituciones como los partidos políticos sin afiliados, a quienes la Ley de Organizaciones Políticas les dedica su título IV, “De la condición del afiliado”:
Artículo 18. De la afiliación. Todos los ciudadanos con derecho al sufragio pueden afiliarse libre y voluntariamente a un partido político. Deben presentar una declaración jurada en el sentido de que no pertenecen a
5 Este artículo de la Ley de Organizaciones Políticas (LOP) fue modificado por el artículo 2 de la Ley 30414, publicada el 17 de enero del 2016. Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 45
otro partido político, cumplir con los requisitos que establece el estatuto y contar con la aceptación del partido político para la afiliación, de acuerdo con el estatuto de este6.
El afiliado tiene deberes y derechos al interior de esas organizaciones. La ley no fija un número mínimo ni máximo de ellos. Para los partidos políticos, exhibir un mayor número de afiliados ha sido dar cuenta del respaldo popular que ostentan y ubicarse como los más importantes de cara al electorado. Ese entusiasmo podría haber mermado con el ingreso de la tecnología, que facilita la detección de errores en la confección de los padrones; por ejemplo, en el llenado de fichas de afiliación, en la digitalización de la información solicitada por el ROP, en la inclusión de personas que no existen, etcétera. Pero no ha sido así necesariamente. La presencia de afiliados en una organización política permite que se cumpla el ejercicio de la democracia interna, pues de ese núcleo humano podrían salir los futuros candidatos. Hoy, según la LOP, una cuarta parte de las listas al Parlamento puede ser designada directa- mente por el partido, sin necesidad de elecciones internas. De otro lado, es importante sincerar la afiliación para contar con los mejores cuadros. La organización civil Transparencia y otras entidades de la sociedad civil han sugerido reducir el volumen de invitados y garantizar elecciones internas transparentes para evitar distorsiones. El ROP asegura que es exigente al examinar las fichas de afiliados que llegan a sus oficinas porque debe tener la certeza de que la infor- mación colocada en cada ficha por el interesado corresponde no solo a la verdad, sino que este ha manifestado su firme voluntad de pertenecer a una agrupación política. La inscripción de afiliados a los partidos y movimientos regionales es mayor en aquellas organizaciones que más figuran en las encuestas, producto del llamado efecto del carro ganador o bandwagon effect (Noelle-Neumann, 1995), o de la esperanza de obtener, como miembro del partido, una ventaja. Un partido que llega al gobierno tiene un alto número de afiliados y, en víspera de concluir su gestión, puede sufrir importantes deserciones. Sin embargo, este fenómeno de afiliación y desafiliación no ha sido constante en los últimos procesos electorales.
6 El artículo incluye las modificaciones que contempla la Ley 30414. 46 María Mendoza Michilot
1.2.1 Los afiliados inscritos… y los renunciantes al 2016 Lejos de lo que podría imaginarse, la información oficial revela un fuerte aumento del número de afiliados. Es más, en una década, el incre- mento fue de 100 % aproximadamente y en una proporción casi pareja respecto al volumen de hombres y mujeres (Registro de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones, comunicación personal, mayo del 2016). El 9 de abril del 2006 (día de las elecciones), el ROP tenía 738 125 afiliados (387 714 hombres y 350 411 mujeres), registrados por 37 agrupa- ciones políticas. El 10 de abril del 2011, los afiliados por partido político, es decir, “inscritos al día de la elección general”, sumaron 1 306 884 (702 799 hombres y 604 085 mujeres) personas en 28 organizaciones políticas. Y el 10 de abril del 2016, el número de ciudadanos afiliados inscritos al día de la elección general, presentados por 25 partidos, llegó a 1 555 489 (826 850 hombres y 728 639 mujeres (véase la figura 1). Como en cualquier institución, un partido político tiene abiertas sus puertas para quienes quieran afiliarse o para quienes deseen renunciar:
La renuncia al partido político se realiza por medio de carta simple o notarial, o documento simple entregado de forma personal o remitido vía correo certificado, telefax, correo electrónico o cualquier otro medio que permita comprobar de manera indubitable y fehaciente su acuse de recibo y quién lo recibe por parte del órgano partidario pertinente, con copia a la Oficina de Registro de Organizaciones Políticas. La renuncia surte efecto desde el momento de su presentación y no requiere aceptación por parte del partido político (Ley 30414, 2016). (Registro de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones, comunicación personal, mayo del 2016)
Al 9 de abril del 2006, 1234 ciudadanos habían renunciado a 35 partidos; al 10 de abril del 2011, fueron 21 893 personas de 37 partidos; y al 10 de abril del 2016, 43 192 afiliados de 25 partidos. El mayor número de bajas se dio principalmente en las agrupaciones de mayor trayectoria, como el Partido Popular Cristiano y Acción Popular, o en aquellas que ganaron las elecciones, como Perú Posible o el Partido Nacionalista Peruano, al término de sus mandatos. Perú Posible, que llevó a la Presidencia de la República a Alejandro Toledo en el 2001, tuvo el mayor número de renunciantes en el 2006: 271 personas. Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 47
900 000 800 000 700 000 600 000 500 000 400 000 300 000 200 000 100 000 0 2006 2011 2016 Figura 1. Afiliados por partido político Fuente: Registro de Organizaciones Políticas Hombresdel Jurado NacionalMujeres de Elecciones, comunicación personal, mayo del 2016 Elaboración propia
En el 2011, Perú Posible registró también un alto número de desafi- liados (6720). Le siguieron el Partido Popular Cristiano (3683) y Acción Popular (3063). En el 2016, la agrupación con mayor número de renun- ciantes fue Perú Posible (12 103); le siguieron el Partido Popular Cristiano (6934), Acción Popular (5007) y el Partido Nacionalista Peruano (3777) (véase la figura 2).
35 000 30 000 25 000 20 000 15 000 10 000 5000 0 2006 2011 2016 Hombres Mujeres
Figura 2. Desafiliados por partido político Fuente: Registro de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones, comunicación personal, mayo del 2016 Elaboración propia 48 María Mendoza Michilot
1.2.2 El adherente La Ley de Organizaciones Políticas creó el registro de adherentes, es decir, aquellas personas que cumplen una función fugaz en las organi- zaciones políticas: son las que firman un planillón —generalmente en la vía pública— para que un partido solicite su inscripción. Firmar ese documento no le confiere ningún derecho al adherente, tampoco obli- gación porque no forma parte de la agrupación. Cuando la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) inscribe a un partido, este debe presentar, entre otros documentos,
la relación de adherentes en número no menor del cuatro por ciento (4 %) de los ciudadanos que sufragaron en las últimas elecciones de carácter nacional, con la firma y el número del documento nacional de identidad (DNI) de cada uno de estos. (Ley 30414, 2016)
Esta relación “es presentada ante el Registro de Organizaciones Políticas en los formularios de papel o electrónicos que proporcione la Oficina Nacional de Procesos Electorales, la cual emitirá la constancia de verifica- ción respectiva” (Ley 28094, 2003, artículo 7). A pesar de que el papel que cumple el adherente es fugaz, este no se ubica necesariamente en un segundo plano, pues su firma suma al momento de llenar los planillones. Según la Ley Orgánica de Elecciones, las agrupaciones políticas deben presentar una lista de adherentes no menor del 4 % de los electores que sufragaron en la última elección nacional, volumen que aumenta conforme se incremente el número de electores. Con base en este mandato, en las elecciones del 2016 las solicitudes de inscripción de un partido debieron ser alrededor de 660 000; y para las elecciones del 2021 serán unas 750 000, de no haber cambios en la ley.
1.3 Una campaña inédita, atípica y controversial Los comicios del 2016 colocaron al país ante una realidad inédita para los peruanos. Lo vivido fue, como señala Percy Medina, una campaña atípica, en la medida que no se ajustó a los procedimientos habituales y representativos de una jornada de este tipo, a “los valores de la predic- tibilidad y eficiencia” en el desarrollo de los comicios de los últimos quince años (“No debe repetirse”, 2016, p. 4). Además, los procedi- mientos aplicados fueron controversiales, objeto de críticas, de discusión y de posiciones contrapuestas que trajeron graves consecuencias para Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 49 los partidos y las instituciones responsables del proceso, y mellaron la institucionalidad electoral y democrática. Según la Constitución Política, al JNE y las entidades del sistema elec- toral (la Oficina Nacional de Procesos Electorales y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, así como el Registro de Organizaciones Políticas y los Jurados Especiales), les corresponde garantizar que las votaciones “traduzcan la expresión auténtica, libre y espontánea de los ciudadanos; y que los escrutinios sean reflejo exacto y oportuno de la voluntad del elector expresada en las urnas por votación directa” (art. 176). En estas elecciones, se reconoció que los organismos electorales dieron facilidades a los ciudadanos para votar, incluso con DNI vencidos, y escoger un centro de votación cerca a su domicilio; aproximadamente el 29 % de los electores de Lima y un porcentaje igual del Callao optaron por escoger un centro de votación. El voto electrónico funcionó en esta elección de manera más extendida y la ONPE sacó lecciones de su aplicación para futuros procesos respecto a la distribución de votantes por mesa. Lo grave fue que, desde la perspectiva ciudadana, los organismos pasaron de veedores y gestores de los comicios a la condición de prota- gonistas, en un rol que generó preocupación y suspicacia. Se llegó a hablar de fraude (Hildebrandt, 2016b), de postergación de elecciones; una encuesta urbano-rural realizada por Ipsos Perú el 28 de marzo del 2016 reveló que, para el 57 % de los entrevistados, el JNE actuó para favorecer a algunos intereses políticos, y 31 % consideraba que fue inde- pendiente (Ipsos, 2016a). Después que el JNE declaró infundadas las apelaciones de Todos por el Perú y Alianza para el Progreso, su presidente, Francisco Távara, sostuvo que con cualquier decisión que se adoptara, muchos aparece- rían como “héroes o lo contrario, según la parte que opine” (“Cualquiera sea”, 2016, p. 1); palabras que tampoco cayeron bien en algunos medios (“Ni héroes”, 2016). La labor de los organismos electorales se configuró como uno de los tópicos de la agenda mediática de enero a junio del 2016. Se criticó que retiraran a “dos candidatos que sumaban más del 25 % de la intención de voto” a causa de la presión pública y política que se ejerció ante la fragilidad del JNE y el Jurado Electoral Especial (JEE) de Lima; por ello, se consideró arbitrario e ilegal (“Lo bueno”, 2016, p. 4). El análisis de la legislación que normó el proceso habla, sin embargo, de responsabilidades compartidas en los problemas suscitados: respon- 50 María Mendoza Michilot
sabilidades atribuidas a los partidos involucrados en su aplicación, al Poder Electoral, pero también al Legislativo, responsable del “origen del problema”, es decir, de la dación de las normas que cambiaron el esce- nario político, pero no de la forma en que se esperaba. De Alianza para el Progreso y Todos por el Perú, Ipsos Perú reveló que, para los encuestados, esos partidos eran responsables directos de la situación producida con relación a las candidaturas de César Acuña (62 %) y Julio Guzmán (35 %): el primero por no cumplir la ley electoral y el segundo por incumplir los procedimientos necesarios para la inscrip- ción (“Nuevo escenario”, 2016). También responsabilizaron al JNE por no resolver a tiempo, por ejemplo, la inscripción de Guzmán, y al Legislativo por dar una legislación electoral inadecuada que afectó a las dos listas. Se dijo que las agrupaciones políticas del Congreso en el periodo 2011 ‑2016 perdieron la oportunidad de sacar adelante los proyectos de una nueva ley de partidos y un código electoral presentados por los orga- nismos electorales. En vez de ello, aprobaron —a última hora— normas que, incluso antes de ser aplicadas, ya se pedía que fueran derogadas. Bauman subraya en su libro En busca de la política que, así como la educación es clave para que las personas se instruyan y se entrenen en la tarea de usar su libertad de elección, a los legisladores les corresponde establecer la agenda de las opciones sobre las cuales los individuos van a elegir. Los legisladores eligen antes que los individuos, dice. A ellos corresponde “preseleccionar” las reglas que normarán lo que está bien y lo que está mal: “la legislación divide el campo de la disponibilidad práctica del terreno de las posibilidades abstractas” (2001, pp. 81-82). El Congreso Peruano olvidó cumplir esta tarea entre el 2015 y el 2016.
1.3.1 Legislación electoral e institucionalidad magulladas Existe consenso en que el origen de los problemas vividos estuvo en la Ley 30414, norma que modificó la Ley 28094, o Ley de Partidos Políticos del 2003, a través de la adición de disposiciones de última hora que hubieran merecido un mayor debate y reflexión, y que el JNE —conformado por Francisco Távara (presidente) y los miembros titu- lares Jesús Fernández Alarcón, Baldomero Ayvar Carrasco, Carlos Cornejo Guerrero y Jorge Rodríguez Vélez— aplicó parcialmente cuando el proceso estaba en marcha. Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 51
Producto de estas reformas, los comicios del 2016 pasarán a la historia como el cuarto proceso electoral del siglo xxi y el más atípico e irregular de las últimas décadas. Las tachas, disputas, confrontaciones y batallas legales en los jurados electorales prevalecieron sobre las propuestas y los planes de gobierno. Ad portas de la primera vuelta, las denuncias y los alegatos contra los candidatos siguieron tramitándose en el JNE (“Solórzano sugiere”, 2016), al punto de que 10 días antes de la primera vuelta no había certeza sobre los partidos que seguían en carrera. Tres temas sintetizan los cuestionamientos durante la campaña vinculados con las reformas introducidas en la legislación electoral: la cancelación de las inscripciones de los partidos políticos, el control de las dádivas y otras formas clientelistas para conquistar votos, y la aplica- ción de la valla electoral.
Antecedentes de una reforma Cuando el 1 de noviembre del 2003 el gobierno del presidente Alejandro Toledo promulgó la Ley 28094, Ley de Partidos Políticos, varios sectores de la sociedad civil saludaron la medida. Se trataba de “institucionalizar” a las agrupaciones políticas y normar todos los aspectos de la vida de estas colectividades, desde su definición, razón de ser y participación en los procesos electorales hasta la imposición de sanciones a las que hubiere lugar por trasgresiones cometidas en perjuicio de la propia orga- nización partidaria y el sistema de partidos. La norma definió, en 41 artículos y 3 disposiciones transitorias,
un marco de actuación para las agrupaciones políticas que aspiren a competir por las diferentes instancias de gobierno, y establece reglas que inciden directamente en la participación de sus miembros y la democratización de sus estructuras y mecanismos de decisión. (A. Durand, 2007, p. 62)
Como toda obra humana, la ley era perfectible, más tratándose de una legislación que debía coadyuvar a construir un sistema de partidos acorde con las exigencias de una democracia moderna que buscaba recuperar un principio esencial: la alternancia en el poder, mellada por un régimen que pretendió entornillarse en el sillón presidencial tras diez años de gobierno. Sin embargo, a partir de la Ley de Partidos, se profundiza inadecuada- mente la regulación jurídica, afirmó Fernando Tuesta (2016b). 52 María Mendoza Michilot
Y es que, entre el 2005 y el 2015, bajo la administración de los suce- sivos gobiernos democráticos, la Ley 28094 tuvo 21 modificaciones7; algunas solo favorecieron la existencia de partidos sin cuadros ni futuro, como se confirmó en el 2016. Entre otras disposiciones, se estableció que la inscripción de candida- turas estaría condicionada a la realización de elecciones internas (2009), a la presentación del plan de gobierno (2009) y a la hoja de vida de los postulantes (2015). A partir de enero del 2016, la nueva Ley de Organizaciones Políticas (LOP) creó la figura de la exclusión para quien omitiera información en la hoja de vida y para quienes entregasen u ofrecieran —directa o indi- rectamente— dinero, regalos, dádivas u otros obsequios económicos, “salvo aquellos que constituyan propaganda electoral, en cuyo caso no deberán exceder del 0,5 % de la UIT por cada bien entregado como propaganda electoral” (Ley 30414, 2016, artículo 42). Fernando Tuesta explica que la regulación del quehacer de los partidos políticos ha sido un proceso institucional mal llevado. Así, a una fron- dosa legislación, se incorporaron normas de exclusión de candidatos que, según la Constitución, solo deben cumplir con tres requisitos: tener 35 años, ser peruano de nacimiento y gozar del derecho al sufragio. El remedio fue peor que la enfermedad. La telaraña normativa hizo que en el pasado algunos candidatos fueran tachados por su hoja de vida. En el 2016, Julio Guzmán, César Acuña, Keiko Fujimori, Kenji Fujimori y Vladimiro Huaroc fueron protagonistas de procesos de exclusión (Tuesta, 2016b).
No se trataba de no regular, lo que existe en todos los países, sino de tener, como tantas veces se demandó, una única fuente normativa que no contenga errores, contradicciones, vacíos, pero sobre todo esté vertebrada por el principio de protección de derechos, entre ellos el de la participación política. Se hizo exactamente lo contrario. […] Se pueden generar sanciones económicas y otras, pero ninguna que impida postular a nadie. La historia del sufragio ya se encargó de dar respuestas. (Tuesta, 2016b, párr. 7 y 8)
7 Las modificaciones a la Ley 28094, Ley de Partidos Políticos, se efectuaron mediante las leyes 28581 (20 de julio del 2005), 29092 (28 de septiembre del 2007), 29490 (25 de diciembre del 2009), 30326 (19 de mayo del 2015) y 30414 (17 de enero del 2016). Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 53
¿Cuánto ganó o cuánto perdió la política con estas restricciones? Se demostró que “el proselitismo tiene límites legales” (Azabache, 2016b, p. 34), y que debería estudiarse lo que Bobbio llama la participación de las organizaciones de la sociedad civil en la vida política (Bobbio, 1982; Bobbio, 1989). Lo sucedido con las modificaciones establecidas por la Ley 30414 es particularmente sintomático. Tras su aprobación por el Parlamento el 1 de octubre del 2015, fue remitida al Poder Ejecutivo para su promul- gación, pero este la observó. El Congreso insistió en su iniciativa y la promulgó el 23 de diciembre. Finalmente, la norma recién apareció en el cuadernillo de las Normas Legales del diario oficial El Peruano el 17 de enero del 2016. Para entonces, las elecciones generales y de representantes peruanos ante el Parlamento Andino 2016 habían sido convocadas el 14 de noviembre del 2015, mediante el Decreto Supremo 080-2015-PCM, por lo que, cuando la Ley 30414 empezó a regir, dirigentes de varios partidos políticos ya habían comenzado a recorrer el territorio patrio llevando, como antaño, regalos y propaganda electoral. Especialistas en legislación electoral no conocen antecedentes de otros países en los que una norma que regula la contienda haya empezado a regir cuando esta había empezado. Ello no solo desvirtuó la finalidad de una ley que pretendía corregir viejas costumbres enraizadas en la política peruana, sino que obligó al JNE a excluir de las elecciones a candidatos presidenciales, lo que creó un ambiente tenso en el país. Las nuevas disposiciones recibieron duras críticas por su contenido y el debate que causó su polémica aplicación en un proceso en pleno desarrollo.
Cuadro 2 Problemas de la Ley de Organizaciones Políticas
Se debe ganar en las urnas Otras normas sancionan la entrega de dinero en las campañas electorales, como el artículo 356 del Código Penal, con lo que serían la fiscalía y los JEE —y no la ONPE— los encargados de apreciar el caso. Dilucidar qué norma se aplica, en qué tiempo y por cuál organismo es importante porque de esta elección depende la sanción que se adopte, que va desde un largo proceso penal hasta la imposición de una multa y el eventual retiro de la competencia electoral, como sucedió con Acuña, por ejemplo.
(continúa) 54 María Mendoza Michilot
(continuación)
Convendría que el JNE señale de modo claro si considera que la Ley 30414 se encuentra vigente y en cuáles de sus partes, para que de manera formal se organicen los procesos, garantía de que las decisiones no serán luego revocadas por el Poder Judicial por haber violado principios legales bási- cos. Sin esta condición —operando solo a través de comunicados que no constituyen instrumentos legales válidos—, el sistema electoral no puede abocarse a un proceso de tal naturaleza, que podría incidir en un final electoral del que quede fuera un partido con una apreciable intención de votos. (“Decisiones previas”, 2016, p. 6)
Tachas y plazos cuestionados Nosotros ya hicimos esa observación en las elecciones regionales [el 2014]: las tachas tenían que te- ner distancia y no cercanía. […] Es una recomendación que corresponde manejarla al propio Estado peruano. (“Observadores”, 2016, p. 8) Confusión Miembros de los jurados electorales y expertos en temas electorales coincidieron en que es vital reglamentar la Ley 30414, que modificó la Ley de Partidos (Ley 28094). Pese a la urgente necesi- dad de reglamentar la norma, en la ficha técnica de la ley que fue aprobada en el Congreso el 15 de diciembre del 2015, se lee con claridad que la norma “no requiere reglamentación”. (“El JNE no precisa”, 2016, p. 9)
Sistema electoral reglamentarista Más allá de las faltas cometidas por uno y otro, es evidente que el sistema electoral requiere una re- forma profunda. Es excesivamente reglamentarista, tiene plazos muy apretados y entrega demasiado poder a las autoridades electorales. (Torres, 2016e, p. 23) Héroes o villanos La verdad, no obstante, es que a los integrantes del JNE no les correspondía ni les correspondió nunca ser ni héroes ni ‘lo contrario’ (villanos), porque su rol de árbitros y vigilantes de que la ley se cumpliese en estos comicios tenía que ser ejercido de manera expeditiva y casi invisible, lo que difícilmente convierte a alguien en alguno de los dos tipos de personajes novelescos que Távara mencionó. (“Ni héroes”, 2016, p. 20)
Ley imperfecta La ley no contempla fecha; por lo tanto, un candidato puede ser excluido hasta el mismo día de las elecciones porque el organismo electoral tiene la obligación de actuar cuando se produzca una entrega de dinero. […] La norma es imperfecta y no da salidas a una serie de posibilidades. (“El JNE no precisa”, 2016, p. 9)
Ambiente hostil Tachas, exclusiones, denuncias, renuncias, fallos y contrafallos han generado un ambiente hostil para que el ciudadano pueda cumplir con su derecho de elegir. De hecho, no se discute si las elecciones han perdido legitimidad, sino la magnitud y el alcance de esta pérdida […]. Las autoridades electo- rales quedan golpeadas, afectando a la legitimidad del régimen democrático en su conjunto […]. El desprestigio abarca desde los asesores, consultores y analistas que han metido su cuchara hasta posiblemente el próximo gobierno que saldrá de unas urnas con opciones limitadas. El resultado son unas antielecciones que se suman a un funcionamiento ya deficitario de la política, a una crisis de representación permanente y a reglas de juego y jueces cuestionados, si acaso faltaba consagrar la desgracia. (Meléndez, 2016c, p. 27)
Elaboración propia Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 55
Cancelación de inscripciones En el 2006, la bancada del Partido Nacionalista Peruano llegó al Parlamento de la mano de Unión por el Perú porque no logró inscribirse en el JNE. La alta votación que alcanzó en la primera vuelta se reflejó en la mayoría congresal en ese período (2006-2011), aunque luego el grupo original se dividió. La bancada promovió en el 2007 la incorporación de lo que llamó una precisión al inciso a del artículo 13 de la Ley 28094, Ley de Partidos Políticos:
El Registro de Organizaciones Políticas, de oficio o a pedido de los perso- neros legales, cancela la inscripción en los siguientes casos:
a) Cuando no haya alcanzado el 5 % de la totalidad de los sufragios emitidos en una elección general, salvo que hubiese obtenido representación parlamentaria.
Ni en este inciso ni en los siguientes (b, c, d y e), se alude a la amplia- ción de la vigencia de la inscripción en el ROP por dejar de participar en una contienda eleccionaria. El Congreso modificó el texto mediante la Ley 29092 (2007), y quedó así:
Artículo único. Objeto de la ley
Precísese que las organizaciones políticas que no participaron en las elecciones generales del año 2006 mantienen [cursivas de la autora] vigente su inscripción.
Esa precisión relativiza el segundo parágrafo del artículo 1 de la Ley 28094 (2003), que señala:
Los partidos políticos son asociaciones de ciudadanos que constituyen personas jurídicas de derecho privado cuyo objetivo es participar [cursivas de la autora] por medios lícitos, democráticamente, en los asuntos públicos del país dentro del marco de la Constitución Política del Estado y de la presente ley.
También erosiona el inciso f del artículo 2 de la Ley de Organizaciones Políticas (2016), sobre los fines y objetivos de los partidos políticos, cuando indica, entre otros, el de “participar [cursivas de la autora] en procesos electorales”. Si la razón de ser de una organización política es participar en procesos electorales para llegar al gobierno, entonces ejecutar un plan o prolongar la vigencia de su inscripción, obviar la finalidad para la 56 María Mendoza Michilot
que fue constituida es, simplemente, favorecer su existencia per se. En la práctica, esta es la razón por la cual muchos partidos deciden reti- rarse de la contienda electoral cuando no aparecen en las encuestas de intención de voto. Sucedió en los comicios del 2011 y también del 2016, a pesar de que el Perú necesita pocas pero sólidas agrupaciones intere- sadas en fortalecer su democracia. A esta modificación, que facilitó la “multiplicación” de agrupaciones improvisadas, se sumó otra en la mencionada Ley 30414 (2016), que abrió más las compuertas para la feria de partidos. Como se ha señalado, la Ley 30414 modificó las leyes 28094 y 29092 e introdujo cambios aplicados en pleno proceso electoral. Comienza con una formalidad: dice que la Ley de Partidos se denominará en adelante Ley de Organizaciones Políticas, pero establece cambios en los artículos 2 (inciso e), 5, 6, 13, 15, 17, 18 y 24, y en la tercera disposición transitoria. También le incorporó un cuestionado artículo (artículo 42). En el artículo 13, introduce de manera controversial una nueva causal para que el ROP no cancele la inscripción de un partido en dos elec- ciones generales sucesivas. El nuevo texto dice:
Cancelación de la inscripción El Registro de Organizaciones Políticas, de oficio o a pedido de los personeros legales, cancela la inscripción de un partido político en los siguientes casos: a) Al cumplirse un año de concluido el último proceso de elección general si no hubiese alcanzado al menos seis (6) representantes al Congreso en más de una circunscripción electoral o haber alcanzado al menos el cinco por ciento (5 %) de los votos válidos a nivel nacional. O en su caso, por no participar en dos (2) elecciones generales sucesivas [cursivas de la autora]. De existir alianzas entre partidos o entre movimientos, dicho porcentaje se elevará en uno por ciento (1 %) por cada partido o movimiento adicional, según corresponda. Asimismo, se cancela la inscripción de un movimiento regional cuando no participa en dos (2) elecciones regionales sucesivas. (Ley 30414, 2016)
Modificar la ley es correcto siempre y cuando mejore el tema legis- lado, pero hacerlo en perjuicio de la institucionalidad es cuestionable. En este caso, las modificaciones señaladas fueron interpretadas como un ardid para beneficiar a determinados grupos y, sobre todo, al caudillaje político, que no contribuye al bien superior: consolidar el sistema de partidos políticos. Lo señala la propia Ley 28094 (2003) en su artículo 1: Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 57
“Los partidos políticos expresan el pluralismo democrático. Concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular, y a los procesos electorales. Son instituciones fundamentales para la participación polí- tica de la ciudadanía y base del sistema democrático”. La experiencia vivida en el quinquenio 2011-2016 no parece haber sido tomada en cuenta por los legisladores. Las modificaciones de la LOP solo favorecieron la proliferación de organizaciones políticas y la informalidad en un campo que debería ser visto con sumo cuidado, lo que causó estragos en la gobernabilidad. Recordemos que parte de las dificultades para arribar a consensos en el Congreso de la República es el fracciona- miento de la representación parlamentaria. Anteriormente, bastaba con no presentarse a una elección general para perder la inscripción. Con los cambios a la Ley de Partidos Políticos, se propicia el “aventurerismo político partidario”, pues siempre habrá argumentos para justificar la vigencia de las inscripciones de agrupa- ciones que no se sometan al veredicto de los electores. En el 2016, los siete partidos que se retiraron de la competencia lo hicieron porque al intuir un resultado adverso corrían el riesgo de ser borrados por no superar la valla electoral o no tener representación parla- mentaria. Así, optaron por preservar “un bien económico”, que es como conciben a sus agrupaciones. La experiencia reciente enseña a limitar la proliferación de partidos políticos, como era el espíritu de la Ley 28094, mediante mecanismos como la valla electoral, la elección de parlamen- tarios y los requisitos mínimos para mantener vigentes sus inscripciones.
Dádivas y más dádivas La dádiva es inadmisible si se va a pedir un voto: desfigura y condiciona la voluntad de las personas, sobre todo de aquellas con escasos recursos en un país como el Perú, con enormes diferencias entre los que más tienen y los que menos tienen. Esta forma de ganar adeptos puede marcar la dife- rencia entre los partidos no por la calidad de sus propuestas, sino por el dinero que disponen para comprar votos (véase el cuadro 3). El Código Penal sanciona la inducción del voto por medio de dádivas o promesas. Y no prohibir las dádivas de manera taxativa, en momentos en los que se alerta sobre una eventual penetración del crimen organi- zado en algunas agrupaciones políticas, es dejar la puerta semiabierta para ello. Esos casos, que deben evitarse con la ley, se han visto en Colombia, México y Venezuela. 58 María Mendoza Michilot
Si ese fue el espíritu de los legisladores del Congreso 2011-2016 al incor- porar un artículo a la Ley de Organizaciones Políticas para normar este problema, hay que ponderarlo. ¿Pero fue una medida dada y aplicada opor- tunamente? Este es el texto del cuestionado artículo 42 de la Ley 30414:
Artículo 42.- Conducta prohibida en la propaganda política. Las organizaciones políticas, en el marco de un proceso electoral, están prohibidas de efectuar la entrega, promesa u ofrecimiento de dinero, regalos, dádivas y otros obsequios de naturaleza económica, de manera directa o a través de terceros, salvo aquellos que constituyan propaganda electoral, en cuyo caso no deberán exceder del 0,5 % de la UIT por cada bien regalado como propaganda electoral. Esta conducta se entiende como grave y será sancionada con una multa de 100 UIT que será impuesta por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) en un plazo no mayor de 30 días. Dicha prohibición se extiende a los candidatos a cualquier cargo público de origen popular, y será sancionado por el Jurado Nacional de Elecciones con la exclusión del proceso electoral correspondiente. La propaganda política y/o electoral de las organizaciones políticas y/o candidatos a cualquier cargo público deberá respetar los siguientes principios: a) Principio de legalidad, por el cual los contenidos de la propaganda política o electoral deben respetar las normas constitucionales y legales. b) Principio de veracidad, por el cual no se puede inducir a los electores a tomar una decisión sobre la base de propaganda política o electoral falsa o engañosa. c) Principio de autenticidad, por el cual la propaganda política o electoral contratada debe revelar su verdadera naturaleza y no ser difundida bajo la apariencia de noticias, opiniones periodísticas, material educativo o cultural.
La promulgación de esta norma recordó que, en el 2015, el JNE impulsó una reforma del sistema electoral que el Parlamento ignoró. En su reemplazo, anotó Walter Gutiérrez, entonces presidente del Tribunal de Honor del Pacto Ético Electoral, “se dio una ley, a última hora, cono- cida como ley de dádivas, que generó turbulencia y que las elecciones sean claramente atípicas” (“Pacto Ético”, 2016, párr. 4). En su opinión, fue antitécnica y debía modificarse antes de las elecciones regionales y municipales que se realizarían en el 2018 porque “no tiene proporciona- lidad ni claridad respecto de su aplicación. Imagínense esta norma en un contexto […] con miles de candidatos, que […] se presenta[n] en un proceso electoral regional y local” (párr. 2). Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 59
Para el presidente del JNE, Francisco Távara, la norma que sancionó la entrega de dádivas o dinero en las campañas electorales fue el “elemento más perturbador” del proceso electoral, el que causó más problemas y puso en evidencia la necesidad de profundizar en una reforma de este tipo (“Francisco Távara”, 2016, p. 7). Las exclusiones de César Acuña, candidato a presidente por APP, y luego de Vladimir Huaroc, candidato a vicepresidente por Fuerza Popular, se basaron en violaciones a la Ley de Organizaciones Políticas: ambos entregaron dádivas a cambio de votos. Sin embargo, un cuestionamiento también válido fue que la norma que los eliminó de la competencia se publicó en El Peruano el 17 de enero del 2016, es decir, dos meses después de la convocatoria a las elecciones, en plena campaña electoral. Acuña prometió dádivas el 10 de febrero. El JEE Lima Centro 1 anunció el 23 de febrero el inicio de las investigaciones y el 4 de marzo lo excluyó del proceso; el 9 de marzo, el pleno del JNE confirmó la sanción por unanimidad. Huaroc entregó víveres a fines de febrero en Satipo, el 10 de marzo se presentó una tacha en su contra ante el JEE de Huancayo y este lo excluyó el 17 de marzo de postular a una curul en el Congreso de la República por la región Junín. Por la misma causal, el JEE Lima le inició proceso de exclusión a la segunda vicepresidencia de Fuerza Popular el 21 de marzo; el 23, el JNE confirmó dicha medida y rechazó la apelación del político. Finalmente, el 31 de marzo reiteró que también quedaba fuera de la lista al Congreso. Acuña fue excluido del proceso electoral por entregar dádivas en plena campaña; no sucedió lo mismo con candidatos a congresistas (Kenji Fujimori de Fuerza Popular, José Luna Gálvez de Solidaridad Nacional y Carmen Omonte de Perú Posible) ni a la Presidencia, como Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuczynski y sobre todo Alan García (también cuestionados por entregar dinero y regalos), lo cual generó muchas lecturas sobre una doble vara para sancionar estas prácticas. Sobre Keiko Fujimori, el jurista César Azabache explicó que, si bien el JEE no encontró que el hecho —la entrega de dinero a simpatizantes— debía atribuírsele a la candidata “como asunto propio”, debió, por lo menos, responsabilizarse al partido que dirige (Azabache, 2016b, p. 34). Lo sucedido en este caso puso sobre el tapete las consecuencias de haber introducido tardíamente una prohibición que requería mayor discusión para una mejor aplicación. No obstante, añadió Azabache, una vez introducida la sanción tenía que aplicarse a todos. 60 María Mendoza Michilot
El destino de Acuña generó incertidumbre en la opinión pública no solo por su exclusión y la de otros, sino por no saber qué versión de la LOP aplicarían los organismos electorales en pleno proceso para controlar las dádivas, la regulación de la valla electoral, entre otras deci- siones, advirtió Tuesta (2016a, p. 5). El politólogo puso en la balanza dos derechos: el derecho a ser elegido, consagrado en la Constitución, y el derecho de sufragio, cuya violación sanciona el Código Penal en el artículo 356, cuando se induce el voto mediante dádivas. Pero el problema con las exclusiones era más profundo, aunque solo se haya utilizado como una forma de combatir el clientelismo a través de una ley:
Hay que repetirlo hasta el cansancio. No se pueden crear normas que restrinjan, impidan o limiten el derecho fundamental a ser elegido. Por lo que el daño que ha perpetrado el Congreso al proceso electoral, al no modificar o modificar mal las normas electorales y de partidos, es aún incalculable. El peor, por su alcance, el artículo 42 de la Ley de Organizaciones Políticas, referido a la sanción por ofrecer o entregar dádivas, regalos o dinero, pues encierra un cúmulo de problemas, entre ellos, la propia exclusión de la candidatura. Esta pésima norma, en su formulación y contenido, obliga a los organismos electorales a actuar sin miramientos, llegando a la exclusión de candidaturas. Tratar de amortiguar sus efectos, interpretando que para que esto ocurra se debe demostrar que el dinero provenga de su patrimonio y que, a su vez, tiene que realizarse al interior de un evento proselitista, no hace sino enredar más las cosas. No se trata de reglamentar artículos de leyes, más aún dádivas y exclusión cuando estas no lo señalan. Se trata de que esta ley y artículos que se han ampliado como causales de tachas, como hojas de vida, elecciones internas y plan de Gobierno, que se han convertido de facto en requisitos que la Constitución no contempla, deben ser eliminados. Más aún cuando se puede llegar a estas situaciones. ¿Qué pasaría si al amparo del artículo 42 se excluye a todos los candidatos importantes? ¿Qué pasaría si se infringe la ley el último día o el día de la jornada electoral?; y, en este último caso, ¿qué pasaría si se trata de uno de los candidatos que pasa a la segunda vuelta? ¿Y si esto ocurre con uno de los candidatos en la segunda vuelta? ¿Y si el infractor es el ganador de la elección? Parecen preguntas extremas y hasta ridículas. Pero a eso lleva querer combatir el clientelismo con una ley y, lo peor, cuando las sanciones se extienden a la exclusión de candidaturas. (Tuesta, 2016c, p. 10) Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 61
Cuadro 3 El problema de las dádivas
Raíz del problema Todo parte del artículo 42 de la ahora llamada Ley de Organizaciones Políticas. Señala que un can- didato no puede ofrecer ni entregar dinero en efectivo que supere el 0,5 % de una UIT. Aquí, el señor César Acuña ha superado largamente ese límite. Corresponde a la ONPE hacer las averiguaciones y, de ser el caso, aplicar al candidato una multa de hasta 100 UIT por infringir la norma. Si corresponde, el JNE podría retirar al candidato que ha cometido esa falta. Aquí no ha habido delito. Esto es una falta a la ley y ahora les toca a la ONPE y al JNE decidir qué marco legal aplican para este caso, la anterior ley o la nueva. El análisis de los organismos electorales debe tomar en cuenta lo siguiente: si se aplica una parte de la nueva ley o toda la ley. Toda la ley la tendrán en cuenta también para ver lo referido a la valla electoral, la formación de alianzas, la inscripción de las candidaturas y el plazo para renunciar a un partido y postular por otro. No me atrevo a decir qué pasará. (Tuesta, 2016a, p. 2)
Sanción del JNE Luego está Acuña, en donde las características personales del candidato, declaradas en su hoja de vida, están en duda, pero el JNE no hace nada y lo deja pasar. Mientras tanto, el candidato que “copia, no plagia” regala plata, cosa expresamente prohibida y sancionada con expulsión por la ley publicada en enero, y ¡el propio JNE no la aplica porque no sabe si esta ley está vigente o no!. (Palacios, 2016c, p. 5)
En contra de Acuña No puede apartarse de este balance el origen del problema, por lo menos en uno de los casos de exclusión [Acuña], es decir, una ley nefasta expedida por el Congreso cuando el proceso electoral se había iniciado, y que en su ejecución se evidenció el favoritismo de la autoridad electoral, de modo que fue usada contra unos y en favor de otros, con justificadas críticas de los observadores interna- cionales. El hecho de que a pocos días del 10 de abril se ventilen procesos de exclusión indica la falta de certidumbre que también daña el proceso democrático. (“Lo bueno”, 2016, p. 4)
Cuestionamiento a Keiko Después de todo, el caso [de Keiko Fujimori] contiene evidencias que muestran la intervención de uno de los dirigentes de la agrupación en la obtención de los fondos convertidos en premios. Y la aquiescencia de la señora Fujimori frente al hecho, aunque le sea ajeno, siendo presidenta de la agrupación, es, desde mi punto de vista, evidencia suficiente para justificar que comience a discutirse una multa. A la resolución del JEE le falta claridad en este aspecto. Y esa claridad es imprescindible porque el evento, más allá de nuestras preferencias subjetivas, demuestra que no estamos entendiendo que los métodos de proselitismo tienen límites legales que debemos respetar. […] Que pese a haber introducido esta prohibición [tardíamente] tengamos una fila de personalidades que han obsequiado dinero ante cámaras de televisión no puede ser gratuito. No cambiaremos este absurdo modo de entender las cosas con una prohibición, pero no podemos comenzar a poner límites serios a este tipo de conductas sin esta prohibición. Y menos comuni- caremos adecuadamente su alcance si no aprendemos colectivamente a usarla con mesura y en toda su extensión. (Azabache, 2016b, p. 34)
Elaboración propia 62 María Mendoza Michilot
¿Nueva valla electoral? Cuando los ciudadanos se preparaban para ir a sufragar en las elec- ciones generales del 10 de abril del 2016, el JNE interpretó que la Ley 30414, que elevó la valla electoral para las alianzas, no aplicaba para el proceso electoral 2016. Así, dejó sin efecto parte del inciso a del artículo 13 de la reciente ley, que a la letra establece una de las causales para cancelar la inscripción de un partido político:
a) Al cumplirse un año de concluido el último proceso de elección general, si no hubiese alcanzado al menos seis (6) representantes al congreso en más de una circunscripción electoral o haber alcanzado al menos el cinco por ciento (5 %) de los votos válidos a nivel nacional. O, en su caso, por no participar en dos (2) elecciones generales sucesivas. De existir alianzas entre partidos o entre movimientos, dicho porcentaje se elevará en uno por ciento (1 %) por cada partido o movimiento adicional, según corresponda.
Asimismo, se cancela la inscripción de un movimiento regional cuando no participa en dos (2) elecciones regionales sucesivas. (Ley 30414, 2016)
En la Resolución 0371-2016-JNE, aprobada por mayoría, el JNE dejó constancia de que “no resulta de aplicación” para dicho proceso eleccio- nario el incremento de la barrera electoral “en uno por ciento” de los sufragios válidos (2016), porque la LOP se promulgó el 18 de enero del 2016, cuando el plazo de inscripción de las alianzas electorales había vencido el 12 de diciembre del 2015 (Resolución 0371-2016-JNE, 2016, p. 2). En los considerados de la resolución, el JNE fundamentó su posición en la “teoría de los hechos cumplidos” —la ley tiene efectos a partir de su entrada en vigor— y en el “principio de irretroactividad de las normas” —las leyes no son aplicadas a hechos producidos antes de su entrada en vigencia—; además, precisó que “en los procesos electorales rige el principio de preclusividad; esto quiere decir que una vez concluida una etapa del proceso, no es posible revisar o variar sus resultados en una etapa posterior” (Resolución 0371-2016-JNE, 2016, p. 3). La decisión del máximo organismo electoral fue cuestionada por algunos sectores (“Los peruanos”, 2016), toda vez que el JNE sí fue estricto en la aplicación de otras disposiciones contenidas en la LOP que comenzaron a regir el 17 de enero del 2016, como el artículo 42 que se aplicó a las dádivas. Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 63
Ante tales cuestionamientos, el JNE sentenció:
Diferente es el caso de la ley citada en el artículo 42 LOP que regula una infracción y consecuente sanción por parte de las organizaciones políticas y candidatos en este proceso electoral, cuya aplicación fue sustentada en la Resolución 196-2016-JNE, así como en los pronunciamientos ante los casos posteriores sometidos a esta jurisdicción electoral, aplicándose dicho artículo a los hechos ocurridos posteriormente a su entrada en vigencia, en cumplimiento estricto de la teoría de los hechos cumplidos y el principio de irretroactividad de las normas. (Resolución 0371-2016-JNE, 2016, p. 4)
¿Hubo algún beneficiado? Los medios apuntaron al Partido Aprista Peruano, que participó como Alianza Popular con el Partido Popular Cristiano, Vamos Perú y Fuerza Loretana. Voceros del APRA adujeron que su alianza “no se hizo para superar una valla, sino para gobernar” (“Publican norma”, 2016, p. 14), pero de todas formas se comentó que respiraron más tranquilos después de la decisión adoptada por el JNE (“El Perú renueva”, 2016). Sin embargo, el jurado informó que, en la elección de congresistas, Alianza Popular obtuvo 1 013 735 votos —o lo que es lo mismo: 8,313 % de los votos válidos—, por lo que pasó la barrera electoral (Resolución 0660-2016-JNE, 2016). En medio de suspicacias explicables, el jurado explicó que una ley entra en vigencia al día siguiente de su promulgación y ninguna es retroactiva, por lo que la norma que elevó la valla electoral no podía aplicarse a las alianzas electorales. Desde que se instauró, la valla electoral se ha convertido en un meca- nismo de control que limitó la participación de agrupaciones políticas en el Parlamento. ¿Su objetivo? Evitar la dispersión de la representación congresal a fin de que, por ejemplo, bancadas famélicas no dificulten llegar a consensos, como exige ese poder del Estado.
1.3.2 El “baile” de las resoluciones y el caso Guzmán La labor de los organismos electorales en estos comicios figura entre las diez noticias más frecuentes que los medios de comunicación difun- dieron, sobre todo por el número de resoluciones que emitieron en aplicación de la LOP y sus modificaciones vigentes desde enero del 2016. Queda claro que las referidas a las exclusiones de candidatos, sancio- nadas y luego apeladas por los políticos involucrados, ganaron la mayor cantidad de referencias en el día a día informativo. 64 María Mendoza Michilot
Antes de diciembre del 2015, hubo denuncias que podrían haber terminado en tachas y exclusiones que el JNE dijo no conocer, que no le correspondía atender, que no fueron notificadas o que se presentaron fuera del periodo de tachas. Dos casos involucraron al Partido Aprista y al Partido Popular Cristiano (Rivera, 2016c). Después de diciembre, los casos de Acuña, Huaroc y sobre todo Julio Guzmán pusieron a los organismos electorales en el ojo de la tormenta. Como anotó el sociólogo David Sulmont, el árbitro se convirtió en prota- gonista porque adoptó decisiones que debieron ser prerrogativa de los ciudadanos que votamos (“La decisión”, 2016; Bruce, 2016c). La separación de Julio Guzmán de la carrera electoral nace de las observaciones formuladas por la Dirección Nacional del ROP que, el 28 de enero del 2016, y luego de varias resoluciones y apelaciones, declaró improcedentes las solicitudes de modificación de los estatutos, de la inscripción de nuevos miembros del Tribunal Nacional Electoral y del Comité Ejecutivo Nacional, y de la modificación del símbolo partidario, realizados por Todos por el Perú. El mencionado organismo pretendía evitar el concurso en las elecciones de lo podría llamarse un “vientre de alquiler”. La pregunta que muchos se hicieron fue cuántos de los partidos participantes en la contienda no lo fueron en el pasado. Según el ROP, en la asamblea en que Todos por el Perú (TPP) aprobó esos cambios —realizada en octubre del 2015—, hubo irregularidades respecto al quorum requerido y la participación de personas no afiliadas al partido; es decir, transgresiones en el proceso de garantizar la demo- cracia interna del partido. Su decisión fue apelada por TPP ante el JNE, que el 15 de febrero declaró infundados sus recursos. La batalla legal de TPP continuó un mes más. Sustentó la validez de la inscripción de su plancha presidencial ante el JEE, y aunque este le dio un plazo de dos días para subsanar las observaciones que le hizo, la declaró improcedente el 4 de marzo. La instancia electoral declaró fundadas varias de las tachas (un recurso para evitar la inscripción de un candidato) tramitadas, entre otros ciudadanos, por el candidato de Solidaridad Nacional, Hernando “Nano” Guerra García. Este, además, presentó un recurso de nulidad, que fue desestimado por el JEE; un recurso similar presentado por Ántero Flores-Araoz, del Partido Orden, también fue declarado inadmisible. Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 65
Según La República, entre el 25 de febrero y el 2 de marzo, hubo 24 pedidos de tachas, recursos de nulidad, impugnaciones y apelaciones, y un pedido de exclusión contra la inscripción de la candidatura de Julio Guzmán. Se admitieron diez tachas y siete recursos de nulidad fueron declarados inadmisibles; asimismo, se presentaron dos recusaciones contra las autoridades electorales. La defensa de Guzmán aseguró que tras estas iniciativas estuvieron personas vinculadas a varios candidatos (“Defensa legal”, 2016). Mediante la Resolución 197-2016-JNE, del 8 de marzo, el JNE declaró por mayoría infundadas las apelaciones del TPP y respaldó la decisión del JEE. El presidente del JNE, Francisco Távara, y otro miembro del colegiado, Carlos Cornejo, emitieron un voto en minoría, desestimando las tachas por considerar que la inscripción del partido era procedente. Si bien prevaleció la decisión de la mayoría de magistrados del JNE, Távara generó polémica, pues al fundamentar su posición argumentó sobre el significado de la razonabilidad y proporcionalidad que demanda el ejercicio de la ley. Reconoció que TPP había sido poco prolijo, rigu- roso y ordenado en la realización de sus actos partidarios o asociativos, pero que las irregularidades administrativas cometidas “relacionadas al cumplimiento de normas estatutarias vinculadas a los mecanismos de democracia interna no deben implicar como consecuencia nece- saria e ineludible la improcedencia de la inscripción de la candidatura” (Resolución 197-2016-JNE, 2016, p. 23). Los siguientes párrafos de la resolución son relevantes:
30. En tanto está de por medio el derecho fundamental a la participación política, concretamente en su faceta pasiva, el derecho a ser elegido, debe tenerse en cuenta que toda restricción a este derecho, como lo es la imposibilidad de participar en la contienda electoral, debe ser evaluada conforme a cánones de razonabilidad y proporcionalidad.
31. En ese sentido, debe efectuarse una ponderación entre el bien jurídico que se busca proteger por medio de dicha restricción, la democracia interna de los partidos políticos y el derecho fundamental de participación política. Lo que debe evaluarse en estricto es si el grado de protección que se otorga a la democracia interna de los partidos políticos, a través de la declaración de improcedencia de la inscripción de una candidatura presidencial, es superior en intensidad al grado de restricción que se impone al derecho fundamental a la participación política, especialmente al derecho a ser elegido. (Resolución 197‑2016‑JNE, 2016, pp. 23-24) 66 María Mendoza Michilot
Julio Guzmán reconoció que su partido había cometido errores admi- nistrativos (“Incertidumbre morada”, 2016, p. 6) que pudieron haberse pasado por alto en el caso de un candidato que ostentaba el segundo puesto (16,6 %) detrás de Keiko Fujimori (34,6 %), según la encuestadora GFK (Latina Noticias, 2016c). Ello modificó el tablero de las preferen- cias y propició la subida de candidatos como Pedro Pablo Kuczynski, de Peruanos por el Kambio, Alfredo Barnechea, de Acción Popular, y Verónika Mendoza, de Frente Amplio. También puso en evidencia lo que Sinesio López denominó el divorcio entre la normativa jurídica y la realidad sociopolítica del país, entre la aplicación de una ley de partidos y la carencia de organizaciones polí- ticas —pues en realidad no lo son—. A las existentes las clasificó en tres categorías: partidos experimentados pero agonizantes, que cuentan con una estructura partidaria mínima y cumplen con los procedimientos; partidos sin estructura, pero con cierta experiencia para mentir a la hora de demostrar que honran la normativa electoral, y partidos como el de Julio Guzmán, “sin estructura ni experiencia para inventar situaciones creíbles ni en llenar bien los papeles necesarios para ser presentados a los organismos electorales” (López, 2016, p. 5). Los líos de marzo no concluyeron con esas sanciones. Faltando diez días para la primera vuelta electoral, el país no sabía qué candidatos seguían en la contienda. Los jurados electorales estudiaban febrilmente las tachas contra tres aspirantes más —Pedro Pablo Kuczynski, Alan García y Keiko Fujimori—, que salieron libres de cuestionamientos en denuncias sobre entrega de dádivas.
Cuadro 4 Resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones sobre la exclusión de candidatos
Resolución 197-2016-JNE Declara infundado el recurso de apelación de TPP. 8/3/2016 Se confirma la improcedencia de su inscripción.
Resolución 0262-2016-JNE Declara infundado el recurso por afectación del de- 13/3/ 2016 bido proceso interpuesto por TPP. Resolución 196-2016-JNE Confirma la exclusión de César Acuña. 8/3/2016
Resolución 0261-2016-JNE Declara infundado el recurso por afectación del de- 13/3/2016 bido proceso interpuesto por APP.
Resolución 0310-2016-JNE Declara infundada la exclusión de Keiko Fujimori. 31/3/2016
(continúa) Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 67
(continuación)
Resolución 0293-2016-JNE Confirma la exclusión de Vladimiro Huaroc como 22/3/2016 candidato al Congreso.
Resolución 0304-2016-JNE Declara infundado el recurso extraordinario de 31/3/2016 Vladimiro Huaroc. Se confirma su exclusión como miembro de la plancha presidencial de FP.
Resolución 310-2016-JNE Declara infundada la exclusión de Keiko Fujimori. 31/3/2016
Elaboración propia
El 18 de marzo, a 22 días de la primera vuelta, el JEE abrió proceso de exclusión contra la candidata Keiko Fujimori de Fuerza Popular, favorita en todas las encuestas, por la supuesta vulneración de la Ley de Partidos al haber entregado tres sobres de dinero, con 300 soles cada uno, durante el evento que el colectivo fujimorista Factor K realizó en Ventanilla. Este grupo, se informó, nació extraoficialmente en Trujillo en el 2014, y oficialmente en febrero del 2015 en el Congreso Macro Regional Norte de Jóvenes para apoyar la candidatura (“Crece la resistencia”, 2016). Según la resolución del JNE del 30 de marzo, quienes interpusieron los recursos de apelación (Heriberto Benítez, Malzon Urbina, Irohito Vega y Smiles Leiva) también reportaron otras donaciones hechas en Lima, Bagua y Cajamarca por FP. La prensa reprodujo las fotografías de los principales dirigentes del grupo; sin embargo, las acusaciones formuladas fueron declaradas infundadas (“Fallo del JNE”, 2016). En marzo, cuando Kuczynski iba segundo en las encuestas, una tacha ante el Jurado Electoral Especial de Huancayo sustentó que había entre- gado dádivas a los asistentes a una manifestación popular a fines de enero. Los demandantes adjuntaron un video en el que se observa a Mauricio Vila, candidato al Congreso de PPK, diciendo lo siguiente: “El doctor Pedro Pablo Kuczynski no ha venido con las manos vacías […]. A nuestros hermanos, allí tenemos para cada barrio 15 cajas de cerveza, también la cañita [aguardiente] pura y la coquita. Con eso ha venido Pedro Pablo” (“PPK: Nuevo video”, 2016, párr. 4). Vila fue excluido de la campaña por el Jurado Especial de Huancayo. El JEE de Lima abrió proceso de investigación a PPK a fines de marzo, y el 2 de abril declaró infundadas las solicitudes de exclusión con base en un informe de la Dirección Nacional de Fiscalización del JNE, que 68 María Mendoza Michilot
concluyó que el candidato no vulneró el artículo 42 de la LOP (“Declaran infundados”, 2016). Alan García Pérez, candidato por la Alianza Popular, también estuvo incluido en el vendaval de tachas por haber entregado cerveza y regalos en un evento propagandístico llamado Festialan, realizado en la playa Agua Dulce el 14 de febrero. El JEE informó del inicio del proceso de exclusión del candidato por la Alianza Popular el 1 de abril, pero un informe del área de Fiscalización del JNE no pudo determinar la infrac- ción; García fue absuelto casi en vísperas de las elecciones. Las impugnaciones contra las cinco candidaturas presidenciales más importantes de esta contienda constituyeron un fenómeno inédito en la historia electoral del Perú y, por tanto, generaron opiniones divididas. Para el constitucionalista Aníbal Quiroga, Acuña fue bien sancio- nado “por haber continuado —sin el debido asesoramiento— con la inercia de regalar plata como cancha en plena campaña, ya que ahora eso está penado con la exclusión del regalón”. En su análisis, también pesaron “las serias, fundadas, documentadas y no levantadas denuncias de plagios, apropiación de obra ajena, falsificación de documentos” en las que se vio involucrado el candidato:
Ciertamente el plagio y la apropiación de obra ajena son hechos que repugnan a una sana conciencia, sobre todo si se quiere dotar al país de elecciones limpias y dignas acordes con nuestro actual desarrollo nacional. La suerte de Acuña, entonces, parece echada. (Quiroga, 2016b, párr. 3)
En el caso Guzmán, el sociólogo Gonzalo Portocarrero halló una evidente desproporción entre la falta cometida y la sanción recibida:
Es cierto que no actuar según los propios reglamentos representa una infracción que debe ser sancionada. Pero no con la descalificación que significa negar el derecho de competir en la contienda electoral y defraudar las expectativas de una fracción creciente de la ciudadanía que apoyaba a Guzmán. (Portocarrero, 2016, p. 30)
Dos ideas fuerza fueron expuestas en los medios de comunicación: la primera, que en la raíz de las separaciones de Guzmán y Acuña también prevaleció la “falta de criterio” de las autoridades, que se expresó en la tautología “la ley es la ley”; es decir, hubo “dificultad para juzgar, incapa- cidad de discriminar lo importante de lo secundario”. La segunda, que se hubiera preferido que la sanción se diera en las urnas, que fueran los elec- tores los que dejaran fuera de la contienda a los candidatos cuestionados: Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 69
La condena de la ciudadanía hubiera sido mucho más adecuada que la sanción legal. Hecho que ya estaba sucediendo, pues su candidatura ya estaba desplomándose antes de que fuera eliminada del proceso. Y más que por las dádivas clientelistas, por los plagios que sindicaron a Acuña como un farsante e impostor. (Portocarrero, 2016, p. 30)
El periodista Juan de la Puente terció en el debate afirmando que el antiguo concepto de “la ley es la ley” puede tener consecuencias nefastas, como lo demostraron las elecciones generales del 2016 y como suele suceder cada vez que se da carta blanca a atavismos peligrosos como este, solo comparables a la “mano dura” y el “principio de auto- ridad” (sin principio de justicia) “que nos han explotado en la cara y han conducido sendas capitulaciones del Estado” (De la Puente, 2016d, p. 5). Ante las posiciones glosadas, las afirmaciones de los actores defe- nestrados, de quienes legislaron y aplicaron el andamiaje legal en las elecciones generales del 2016, los análisis que se realicen podrán absolver muchas interrogantes y develar si hubo o no cierta parcialidad del Jurado Nacional de Elecciones a la hora de ver las tachas. El editorial de La República del 8 de abril del 2016 remarcó las conse- cuencias de estos procesos: Ya se ha mencionado bastante que un efecto de estas exclusiones ha sido la reactivación de una polarización electoral que más de un cálculo político indicaba improbable. Al afirmarse este clima crispado se pudo apreciar que, a pesar de los pactos firmados y las vocaciones de tolerancia, se generalizó una guerra sucia que ha privado al proceso electoral del debate de programas y compromiso específicos, un déficit que debe ser saldado en la campaña de la segunda vuelta electoral. En medio de este clima debe considerarse una utilidad de esta condición inédita y compleja de las elecciones, es decir, la creciente y generalizada convicción de la urgente necesidad de encarar cambios institucionales que fortalezcan al Estado para el cumplimiento de sus fines y los partidos para que puedan atender las demandas de intermediación de los ciudadanos. Sea cual fuese el resultado del proceso eleccionario, esta vez será muy difícil y riesgoso evadir estos cambios. Lo que queda para adelante en este punto es una enorme capacidad de cambio que el sistema, a pesar de su crisis, debería dotarse para satisfacción de los ciudadanos. (“Lo bueno”, 2016, p. 4)
En lo que corresponde a la actuación de las autoridades electorales, y siguiendo el razonamiento de Sinesio López, ganaron las posturas de los procedimentalistas extremos y duros versus los procedimentalistas laxos y blandos: 70 María Mendoza Michilot
Los primeros no toman en cuenta el choque entre lo jurídico y lo político, aplican las normas a rajatabla y se llevan de encuentro algunos derechos fundamentales de los candidatos y de los ciudadanos que los respaldan. Los segundos consideran el divorcio entre la ley de partidos y la realidad sin partidos, aplican las normas con cierta laxitud y blandura y las subordinan al respeto a los derechos fundamentales de participación política y de competencia electoral de los candidatos y los ciudadanos. Esta segunda corriente busca una salida justa, inteligente y democrática al choque existente entre lo jurídico y lo político. (López, 2016, p. 5)
Para el politólogo Eduardo Dargent, el JNE pudo evitar un proceso de elecciones burocratizadas y manchadas, así como la salida de Guzmán o la de Acuña, inclusive. Más allá del enmarañado problema de la legis- lación existente en el país, que el Congreso no resolvió, el JNE fue responsable del problema de fondo: primero, porque puso en el centro del debate temas internos de los partidos cuando el proceso ya se había iniciado, desestimando la gradación de las sanciones y la aplicación de alertas antes de proceder a la eliminación. Segundo, porque al plantear la posibilidad de la exclusión, alentó la guerra de tachas que puso en tela de juicio no solo todas las candidaturas, sino la transparencia de todas las resoluciones electorales; ello sin contar con “las versiones cons- pirativas de izquierdas, derechas y centros” que se dispararon:
Todo tenía una solución sencilla. Cuando llegó por primera vez al JNE el caso Guzmán, se pudo prever todo esto. Si el problema era de reglas, la Constitución y la teoría democrática daban las herramientas para una interpretación que ponga en primer lugar el derecho a participar. Dejar el mensaje que este caso, y otros, se decidían en la cancha democrática, un espacio donde es más difícil hablar de injusticias o intereses subalternos, y no con tachas ni procesos administrativos. Y luego pedir que se reforme, tras la elección, lo que sea necesario. (Dargent, 2016c, p. 5)
Las elecciones del 2016 serán recordadas por la exclusión de un candi- dato a la Presidencia de la República, César Acuña Peralta, de Alianza para el Progreso (APP); de un candidato a la segunda vicepresidencia de la República, Vladimiro Huaroc, de Fuerza Popular (FP), y la declaración de la no procedencia de la inscripción de un aspirante a la segunda vuelta electoral, Julio Guzmán, de Todos por el Perú (TPP). Por primera vez se separó, a un mes de los comicios, a dos candidatos que contaban con el respaldo del 25 % del electorado. El precedente inmediato fue la defenestración de Álex Kouri en las elecciones muni- cipales del 2010. Y aunque las diferencias entre ambos procesos son Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 71 notorias, el efecto fue similar: los escenarios sufrieron alteraciones. Este es un elemento importante que considerar sobre todo porque en las últimas elecciones se presentó a Acuña y Guzmán dentro de un paquete, lo cual generó confusión y la percepción de que ambos violaron la ley de manera similar, según anotaron algunos analistas (“La decisión”, 2016). Desde el punto de vista de los observadores, como la OEA, la Unión Europea e IDEA Internacional, el país no solo debería fortalecer su sistema de partidos, sino garantizar la solidez de sus organismos electorales para prevenir situaciones como las producidas en el 2016, que mellaron los derechos de participación de algunas agrupaciones políticas (“Misión UE”, 2016, p. 8; “Secretario general”, 2016, p. 9).
1.4 Intención de voto ¿Y qué pensaba el ciudadano ante esta realidad? Estudios recientes señalan que el votante peruano no se diferencia mucho de sus pares latinoamericanos (véase el cuadro 5). El Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) señala en su encuesta 2016/2017 que el 41 % de los peruanos confía en las elecciones, pero no en los partidos políticos; en ese periodo, la credibilidad de dichas agrupaciones alcanzó su nivel más bajo (7,5 %) en el Perú y en la región (Carrión, Zárate, Boidi y Zechmeister, 2018). El Perfil Electoral Peruano 2016, un estudio nacional urbano-rural realizado por Ipsos Perú y el Instituto de Estudios Peruanos para el Jurado Nacional de Elecciones, reveló la desconfianza de los encuestados no solo en la política y los partidos (ubicados en el último lugar de las prefe- rencias), sino en el JNE (en el puesto 8, después del Registro Nacional de Estados Civil [Reniec], la Iglesia católica, las Fuerzas Armadas, la Iglesia evangélica, los medios de comunicación, la ONPE y la Defensoría del Pueblo) (“JNE presentó”, 2016). Otros resultados: el 50 % de entrevistados aseguró que sufragaría incluso si el voto fuera optativo y solo 5 % participó en alguna actividad de la campaña. De estos últimos, 45 % dijo haber asistido a un mitin. Si bien un 69 % respondió que votó en la primera vuelta por el candi- dato de su preferencia, 23 % explicó que lo hizo por el menos malo o mala. Para la segunda vuelta, el 40 % de pobladores de la costa sur anunciaron que votarían por el mal menor. Un 81 % aseguró que elegiría al candidato con el mejor plan de gobierno; 70 %, al más capacitado, y 76 %, al político con mayor trayectoria. 72 María Mendoza Michilot
El 22 % reveló que decidiría su voto el día de la elección; 17 %, una semana antes, y 27 %, con un mes de anticipación. Sin embargo, la mayoría aprobaba la aplicación de reformas electorales que forzasen una participación ciudadana equitativa de todos los grupos de la sociedad. Quienes sufragaron en las elecciones del 2016 esperaban mucho de los candidatos: 44 % pensaba que su familia estaba progresando, pero solo 14 % reconocía eso mismo para el país. El nuevo Gobierno debía luchar prioritariamente contra la delincuencia (61 %), la corrupción (48 %) y el desempleo (30 %). La cultura política de los electores era reducida, pero resultaba clara su esperanza en dichos comicios: entre otros atributos, 81 % señaló como razón para votar por un candidato la calidad de sus propuestas o planes de gobierno, 79 % destacó sus estudios, y 76 %, su trayectoria, aunque esto no se condijo con la realidad (véase la figura 3).
Cuadro 5 Votante peruano
En un diagnóstico del votante latinoamericano, basado en un estudio de 18 de los 22 países de América Latina, se describió así al elector peruano que sufragó entre los años 1980 y el 2006, en cuatro comicios (Telles y Moreno, 2015). En este lapso, el Perú era una de las naciones con mayor recurrencia de crisis y con indicadores bajos en materia de derechos de propiedad, protección de la propiedad intelectual, mal uso de fondos públicos, confianza de los votantes en la política, pagos irregulares y sobornos e independencia del Poder Judicial. • Los votantes peruanos fueron, junto a los guatemaltecos y bolivianos, los más volátiles. Entre 1978 y el 2004, se calculó que la mitad de su electorado cambió de voto en cada par de elec- ciones. Respecto a sus preferencias partidarias, el nivel de dispersión se encontraba en niveles promedio dentro del multipartidarismo que caracteriza a la región.
• En Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador y Chile, más de las dos terceras partes del electorado se consi- deraban independientes de preferencias partidarias.
• En el periodo analizado, se halló que el voto dependía de factores geográficos y étnicos, fenómeno también registrado en Ecuador y Bolivia, producto de procesos identitarios y de descentralización. • El sistema de partidos peruano se hallaba entre los menos programáticos, junto a los de Guate- mala, Ecuador, Bolivia, Colombia y República Dominicana.
• Los ciudadanos del Perú y de Guatemala eran los menos identificados con partidos políticos.
• En Perú, Guatemala y Bolivia, la baja estructuración programática tenía una relación con la inestabilidad de las preferencias de los electores. También en Perú y Guatemala, existía una relación entre los altos niveles de volatilidad y la baja identificación partidista.
Elaboración propia Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 73
Por el partido Experiencia partidaria Buena gestión pública Forma de ser Trabajo social Antecedentes judiciales Equipo técnico Trayectoria profesional Estudios realizados Propuesta/plan de gobierno 0 20 40 60 80 100 Mucha Alguna Poca Ninguna No precisa
Figura 3. Atributos considerados de importancia para los electores Fuente: “JNE presentó”, 2016 Elaboración propia
En mayo del 2016, otro estudio realizado en la Universidad de Lima a 172 estudiantes universitarios halló que la mayoría recurrió a varios medios para informarse sobre los eventos electorales, entre los que destacaron la red social Facebook (89 %), publicaciones periódicas en internet (83,7 %) y la televisión de señal abierta (58,7 %). Los jóvenes hicieron varias actividades para saber por quién votar: consultaron información en internet sobre algún candidato (85,5 %), siguieron sus presentaciones públicas en YouTube (62,8 %), compar- tieron en su muro de Facebook algún contenido político del candidato o partido político preferidos (57 %), visitaron el sitio web de los candi- datos (48,3 %), publicaron un tuit o hicieron retuit de la información política (30,8 %), recibieron o enviaron mensajes políticos a través del WhatsApp (27,3 %), entre otras tareas que se autoimpusieron (Jave y Mendoza, 2017) (véase la figura 4). Cuando Guzmán y Acuña abandonaron la carrera, los sondeos sobre la intención de voto mostraron que el primero estaba en plena alza; el segundo, en franco declive. La abrupta salida de ambos benefició a Kuczynski, quien ganó algunos puntos a partir de febrero, y sobre todo a Mendoza, que creció. Barnechea también subió, pero a partir del 20 de marzo mostró un declive. La reformulación del tablero electoral, en cambio, no afectó en nada la suerte de García, el menos popular en las preferencias ciudadanas, ni a Fujimori, quien se ubicaba por encima de todos (véase la figura 5). 74 María Mendoza Michilot
Recibí información por WhatsApp de una lista por suscripción Envié SMS con contenido político Le envié e-mails con mis preocupaciones al candidato Recibí información por e-mails de una lista a la que me suscribí Asistí a una manifestación pública convocada por e-mail Me registré en línea a favor de un candidato o partido Recibí o envié e-mails políticos de amigos o familiares Recibí o envié mensajes políticos por WhatsApp Publiqué en Twitter o hice retuit a información política Leí un blog sobre candidaturas o información política Visité el sitio web de un candidato Compartí en Facebook contenido de mi candidato o partido Vi videos políticos en línea (YouTube u otros) Consulté información en la web sobre algún candidato
00 20 50 40 60100 80 100
Figura 4. Actividades de los jóvenes durante la campaña electoral 2016 Fuente: Jave y Mendoza, 2017 Elaboración propia
Otra fotografía de la contienda data de la segunda vuelta. La lucha entre Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski fue polarizada: los elec- tores decidieron su voto en las últimas dos semanas, en la víspera o el día de la votación, pues hasta el 29 de mayo, según los sondeos, la lide- resa fujimorista gozaba de la preferencia de la población. Su caída tiene varias explicaciones, incluyendo las denuncias difundidas horas antes del sufragio (véase la figura 6). Se comprobó que los candidatos que pasaron a la segunda vuelta contaban con menos de la mitad del electorado o, según se interprete, con el rechazo de casi la mitad de sufragantes. El antivoto de Keiko Fujimori fue mayor que el de Pedro Pablo Kuczynski; ganó el mal menor. Después de las elecciones, las posiciones estaban divididas sobre el futuro. De la Puente señaló —antes de la segunda vuelta— que no había desencanto democrático en el país, sino partidario; que la agenda pendiente consistía en ejecutar una reforma política, poner mano dura a la seguridad ciudadana y garantizar una tolerancia cero ante la corrupción. Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 75
35
30
25
20
15
10
5
0
14 dic. 18 ene. 22 feb. 13 mar. 20 mar. 27 mar. 3 abr.
Fujimori Kuczynski Mendoza Barnechea
García Guzmán Acuña
Figura 5. Intención de voto en la primera vuelta (diciembre 2015-abril 2016) Fuente: Encuestas de Ipsos Perú (https://www.ipsos.com/es-pe/news-and-polls/news) Elaboración propia
45 44 43 42 41 40 39 38 37 36 35 17 abr. 24 abr. 8 may. 15 may. 22 may. 29 may.
Fujimori Kuczynski
Figura 6. Intención de voto en la segunda vuelta Fuente: Encuestas de Ipsos Perú (https://www.ipsos.com/es-pe/news-and-polls/news) Elaboración propia 76 María Mendoza Michilot
50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 17 abr. 24 abr. 8 may. 15 may. 22 may. 29 may.
Fujimori Kuczynski
Figura 7. Rechazo del electorado a Fujimori y PPK Fuente: Encuestas de Ipsos Perú (https://www.ipsos.com/es-pe/news-and-polls/news) Elaboración propia
Luego de la segunda vuelta, Felipe Ortiz de Zevallos y Julio Cotler veían el futuro con optimismo: 50 % del electorado votó por la defensa de la democracia y en rechazo a la concentración del poder (véase el cuadro 6). Ortiz de Zevallos subrayó que PPK salió elegido con el apoyo del 21 % de sufragantes y un 30 % más que lo consideró el mal menor, pero un porcentaje alto consideraba que sería un presidente al que debía hacérsele oposición desde el primer día, cosa que sucedió. Su gestión no iba a ser un juego de damas, “sino un juego de ajedrez muy sofisticado” (“Palabras mayores”, 2016). Desde la perspectiva de Julio Cotler, el reto de PPK era mayor. Vaticinó que los retos mayores radicaban en lo que haría el nuevo mandatario con el Congreso y con la calle. En el primer caso, sostuvo que, si sabía hacer política, podría convocar a los invitados de la mayoritaria bancada fujimorista y dividir a Fuerza Popular. La calle era otra cosa:
El problema con la calle es mucho más complicado […]. Será un panorama mucho más movilizado, sobre todo porque ya se acabó el periodo de las vacas gordas y ahora entramos al de las vacas flacas, en el que todo el mundo quiere su parte. Si no se asesora políticamente, esto puede ser un desbarajuste. Podrían declararlo incapaz al final de los dos años. Creo que lo que está pasando en Brasil va a dar ejemplos para encontrar soluciones a los problemas que pueda tener. (“Palabras mayores”, 2016, p. 36) Capítulo 1. Los medios y el espe ctro político 77
Cuadro 6 Algunas visiones que se cumplieron después de las elecciones
Julio Cotler y Felipe Ortiz de Zevallos (FOZ) señalaron algunos escenarios políticos después de la segunda vuelta, en entrevista con Javier Torres para la revista Poder (“Palabras mayores”, 2016, pp. 32-39). Acertaron en muchas cosas.
Campaña y el futuro Congreso Cotler: La campaña ha sido muy limeña y esa es una papa caliente que nadie quiere tocar.
FOZ: PPK ha sido un mal candidato porque no entiende bien algunos códigos políticos para operar, ganar votos y ofrecer una agenda, pero sí puede ser un gran gobernante o un gran administrador. […] Ahora, claro, ha tenido el 21 % de los votos, el otro 30 % lo ve como mal menor, y hay quienes lo ven como alguien a quien debe hacérsele oposición desde el primer día. Hay también un Congreso que tiene mayoría absoluta y opositora. No será un juego de damas, sino un juego de ajedrez muy sofisticado.
Cotler: No creo que el fujimorismo sea el grupo sólidamente organizado que algunos opinan. Ya hemos visto sus rajaduras internas. En segundo lugar, de esos setenta y pico congresistas, hay un grupo de quince o veinte que son fujimoristas, pero el resto son los famosos invitados. Si sabes hacer política, puedes convocar a algunos de esos invitados y crear divisiones en el fujimorismo.
La izquierda Cotler: Por lo menos, el fujimorismo y la izquierda quedarán como movimientos. Pero la izquierda puede dividirse en tres o cuatro grupos mañana, y el fujimorismo puede entrar en un cisma con Kenji y el grupo duro. En el Frente Amplio hay desde la socialdemocracia hasta los grupos más extremis- tas. ¿Cuál de esos grupos va a tener mayor peso y cuál es la estrategia que va a desarrollar? Esa es la pregunta.
¿Se acabó ahora sí el rol de los partidos históricos?
Cotler: Es otra etapa. Es decir, tú puedes tener una renovación en el APRA, pero ya no es el APRA del antiimperialismo… Pero esos partidos ya acabaron, ¿no? Tiene que ver además con un problema generacional…
FOZ: Ojalá que, en el 2018, en las elecciones regionales, más partidos nacionales obtengan gober- naciones.
Cotler: Este problema de la nacionalización de la política es el problema de la nacionalización de la sociedad. La fragmentación en el Perú es un problema realmente dramático […]. Y la solución es una tarea que debe ser de los fujimoristas y de Frente Amplio. No hay otra. Tienen que aspirar a consti- tuirse en una organización que tenga todas las características de comités, de bases, ejecutivos, con secretarías, lo que conocemos por partidos, que haya debate internamente y hacia afuera; cosa que el Perú ha perdido. Yo creo que el Perú nunca tuvo partidos abiertos, sino jefaturas patrimoniales, en que el jefe máximo y el jefe fundador eran los que ponían la agenda política y decían quién debería ser qué y qué cosa era lo que se tenía que hacer. De allí a pensar en un partido de masas a estas alturas, con Facebook… Lo que se venga no va a rehacer la reproducción de los antiguos partidos. Eso se acabó.
(continúa) 78 María Mendoza Michilot
(continuación)
Futuro Cotler: En el Perú cada vez se vuelve más claro el gran dilema del año 90: orden y autoridad. En esa época la gente estuvo dispuesta a sacrificar la democracia, la libertad y todo lo demás por la seguridad de las calles […]. Lo que es sorprendente es el 50 % de gente que vota por Kuczynski por razones de defensa de la democracia. Ha calado la idea de que la concentración de poder en mano de una sola persona es un peligro que puede tener consecuencias impresionantes. ¡Y eso es absolutamente inédito e insólito en el Perú!
FOZ: Si eso no es optimista, por lo menos uno puede tener la esperanza. Capítulo 2 ¿De qué se habló en la campaña?
Entre los medios de comunicación, los periódicos impresos más influ- yentes y de referencia han sido históricamente fuentes importantes para el reconocimiento de los grandes temas de interés de la opinión pública. Hoy, muchos se preguntan si las empresas periodísticas son conscientes de que, cuando se ocupan del acontecer diario, están reconstruyendo lo que somos como sociedad. ¿Todas las campañas electorales tienen el mismo peso para dichos medios? Trabajos desarrollados en América Latina revelan que, pese a lo apremiante de algunos temas de relevancia pública (inseguridad, corrupción, derechos humanos, entre otros), la prensa suele pasarlos por alto o no concederles la importancia que merece su debate (García Lirios, Carreón Guillén, Hernández Valdés, Bautista Miranda y Méndez Martínez, 2013). En Europa, otros estudios muestran que, en lo que va del siglo xxi, las coberturas sobre procesos electorales regionales, y en particular los relacionados con procesos integracionistas que libra la Unión Europea, no han merecido necesariamente la atención de todos los medios convencionales (Berganza, 2008; Lafuente y Zurutuza, 2012). Lo que digan o dejen de decir en sus páginas determina la discusión pública, por lo menos en el ámbito de sus lectores habituales. La atin- gencia es necesaria ante el protagonismo que alcanzan los periódicos digitales y las redes sociales, que tienen su propia agenda temática, como se comprobó en las elecciones del 2016. Los impresos analizados en este capítulo —El Comercio, La República, Perú 21 y Correo— fueron el punto de partida para evaluar el alcance de la cobertura mediática en dichos comicios. Según información propor- cionada por las empresas periodísticas, ocho de cada diez limeños leían
[81] 82 María Mendoza Michilot
diarios semanalmente en el 2016, mientras que el alcance (lectoría) se mantenía entre 5 800 000 (2011) y 6 200 000 (2015) (“Estudio de lectoría”, 2016). Según algunos politólogos, las redes sociales tienen mucha influencia en el debate público en general y el político en particular, pero no serían absolutas. En cambio,
la vigencia de los medios tradicionales sigue siendo importante. Lo que ocurre generalmente es que las redes empiezan la movida, pero para que esta exista tiene que rebotar en los medios tradicionales. Las redes empiezan, la televisión las toma y al día siguiente la prensa escrita la desarrolla. Ese es el ciclo. Si el ciclo no se completa, la noticia no tiene impacto. (Percy Medina, comunicación personal, 19 de diciembre del 2016)
En los periódicos se hallaron insumos para establecer de qué se habló en Lima entre diciembre del 2015 y junio del 2016. La cobertura informativa fue amplia y se comprobó una vez más que, en compara- ción con otras de América Latina (Bernales, 2006), la prensa peruana suele ser pródiga en la concesión de espacios durante estos convulsos periodos, para beneplácito de los políticos que ven reflejadas a diario sus promesas y agendas (véase la tabla 1). Los analistas describieron el panorama en estos términos: enero y febrero del 2016, confrontación de candidatos emergentes y de la élite; primera quincena de marzo, reactivación del antifujimorismo y surgi- miento de la izquierda y del centro político; marzo y abril, polarización antifujimorismo y antiizquierdismo (según opinión de De la Puente en el Primer Foro Iberoamericano de Cátedras Unesco en Comunicación, el 10 de mayo del 2016). Después de la primera vuelta, podría decirse que la confrontación prosiguió con los mismos actores, aunque en otros roles. En este contexto, opina Juan de la Puente, el gran tema colocado por los medios en esta campaña fue el de la transparencia, luego de las denuncias que pusieron en entredicho la ética de varios candidatos: ética en sus actos y coherencia política, y ética respecto a sus lastres, es decir, a lo que hicieron en el pasado, para algunos vergonzoso y vergonzante. Faltó, en su opinión, una mayor discusión y profundización en el abor- daje de las soluciones a los grandes problemas pendientes (De la Puente, 2016c) —que a ciertos candidatos tampoco interesó analizar—, frente a una ciudadanía que, por lo menos en los primeros meses de la campaña, aparecía distante de esa política y de los políticos a los que desde hace tiempo rechaza acremente. Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 83
La denuncia pública fue nuevamente el eje que caracterizó la primera y segunda vuelta electoral. La diferencia con otras jornadas electorales tal vez radique en que las denuncias más graves culminaron en los tribu- nales, con el inicio o reinicio de procesos de investigación de tipo penal:
Pero ni PPK habría podido ganar el debate, ni la invitación de Verónika Mendoza a votar por PPK hubiese servido de mucho sin el affaire Ramírez/ Chlimper, es decir, la investigación periodística que reveló que el secretario general de Fuerza Popular, Joaquín Ramírez, estaba involucrado en una investigación de la DEA y la difusión en televisión de un audio manipulado para desacreditar al informante de la DEA en la que estuvo involucrado el candidato a la vicepresidencia, José Chlimper. La investigación de la DEA puso luces sobre la sorprendente fortuna de quien se había convertido en el principal mecenas del partido y recordó que ya la ex procuradora de lavado de activos Julia Príncipe había iniciado una investigación al congresista cajamarquino. El audio bamba, a su vez, trajo a la memoria la manipulación de la prensa de Vladimiro Montesinos y sus secuaces […]. PPK no vence a Keiko por ser él más democrático y ella más autoritaria […]. Keiko pierde la elección por no haber sabido marcar suficiente distancia con la amenaza del narcotráfico. (Torres, 2016h, p. 39)
Tabla 1 Agenda temática. Asuntos abordados en la campaña
Asuntos habituales Promesas electorales Campaña electoral Planes de gobierno Planchas presidenciales Análisis de candidatos Encuestas Debates Labor de observadores Resultados de campaña Temas conflictivos Críticas o ataques Denuncias Rechazos mayoritarios Exclusión de candidatos Otras sanciones
(continúa) 84 María Mendoza Michilot
(continuación)
Asuntos internos Crisis partidarias Deserciones Lastres Adhesiones Alianzas Incorporaciones o “jales” Apoyos estratégicos Elección de congresistas Estrategias de campaña Participación Organismos electorales de organismos Voto electrónico electorales Redes sociales Referencias en redes sociales
Elaboración propia
2.1 Tematización predominante La agenda estuvo marcada por los asuntos de la campaña, es decir, los temas del día a día, que suelen ser siempre los más frecuentes en la cobertura de la prensa (I. Guzmán, 2015). Además de la tradicional contracampaña, el país fue testigo de críticas fundamentadas internas y externas a los partidos, ventiladas en la prensa incluso antes que en los propios entornos políticos. Cada elección tiene sus particularidades y alcances, y en el proceso del 2016 los medios también fueron responsables de la difusión de hechos decisorios en los resultados electorales que terminaron con el triunfo en las urnas de Pedro Pablo Kuczynski, de Peruanos por el Kambio. O sea, sentaron una agenda que tuvo correlato con la agenda pública (Rodríguez, 2004), que sintonizó con “el rechazo popular” (De la Puente, 2016c, p. 5). Esta práctica fue positiva, aunque no haya sido sostenida en el tiempo por todos los medios, porque coincidió con las expectativas de la población. Después de la primera vuelta, los sondeos de Ipsos Perú y el IEP reve- laron que los electores atribuyeron a los medios la misma influencia que podrían recibir de sus familias a la hora de sufragar, sobre todo de la tele- visión, de la cual esperaba debates, entrevistas y noticieros que mostraran las visitas del candidato a sus lugares de origen (“JNE presentó”, 2016). Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 85
¿Qué temas encontraron con mayor frecuencia? En la medición cuanti- tativa, sobre un total de 11 926 unidades o piezas informativas de Correo, El Comercio, La República y Perú 21, publicadas durante siete meses de cobertura, se hallaron catorce temas reconocibles en la agenda mediática. Si bien hubo coincidencias en el despliegue noticioso, hay diferencias entre uno y otro medio que mostraron diferentes enfoques sobre una coyuntura que nuevamente estuvo centrada en el conflicto y la confrontación.
5000 4500 4000 3500 3000 2500 2000 1500 1000 500 0
Figura 1. Asuntos más frecuentes en los medios Elaboración propia
Un tercio (34 %) de las informaciones estuvo referido a problemas: críticas y denuncias graves, ataques entre representantes de las dife- rentes tiendas políticas (que los politólogos analizaron), crisis partidarias expuestas públicamente, exclusiones y otras sanciones que los orga- nismos electorales impusieron a algunos candidatos punteros en las encuestas, rechazos públicos a listas que se sentían ganadoras, y los “lastres” o pasados controversiales ventilados públicamente, que resu- citaron para poner en vitrina las deudas no pagadas de varios partidos. En este terreno conflictivo, aparecieron asuntos que alcanzaron niveles de complejidad no vistos antes, desde los escándalos suscitados entre 1990 y el 2000, en lo que Carlos Iván Degregori llamó la década de la antipolítica (Degregori, 2000). 86 María Mendoza Michilot
Los temas más tocados (42 %) fueron los habituales: asuntos de la campaña, el día a día del candidato, las informaciones sobre planes de gobierno, la presentación de cuadros, planchas presidenciales y listas parlamentarias, los pronósticos y las encuestas sobre la intención del voto, el análisis de los candidatos y los debates, la labor de los observadores. Por otro lado, las promesas o propuestas del político solo ocuparon el 15 %. El 20 % fueron piezas relacionadas con los resultados de los comi- cios, asuntos internos de las agrupaciones en contienda, las crisis y las deserciones de sus cuadros, las adhesiones que recibieron en alianzas y apoyos estratégicos; la discusión sobre el futuro de un Congreso en manos de la mayoría fujimorista y el papel de las redes sociales. Un 6 % que debe destacarse se refirió al quehacer de los organismos electorales. Un cuarto grupo temático tuvo como protagonista a los organismos electorales (el Jurado Nacional de Elecciones, la Oficina Nacional de Procesos Electores, el Registro Nacional de Estados Civil, el Registro de Organizaciones Políticas y los jurados electorales especiales de Lima Centro 1 y el de Huancayo), cuyas decisiones redefinieron el escenario político, como con la ejecución del voto electrónico, y especialmente con la aplicación de las modificaciones a la Ley de Organizaciones Políticas y normas complementarias que dejaron fuera de la contienda a César Acuña y Julio Guzmán a cincuenta días de la votación. Los medios coincidieron en esta agenda, aunque cada uno destacó algunos temas más que otros, lo cual definió su postura frente a los candi- datos. Hubo similitudes en la cobertura de Correo y Perú 21, así como en la desarrollada por La República y El Comercio. Los dos primeros coincidieron casi totalmente en la lista de los principales temas. Ambos apostaron por un tratamiento más informativo de las actividades de la campaña que desarrollaron los partidos, así como sobre los ataques, las denuncias o las críticas que estos intercambiaron o que terceras partes involucradas les hicieron. En segundo lugar, apostaron por difundir sus promesas. Correo se centró en las exclusiones de candidatos, mientras que Perú 21 difundió las crisis suscitadas en varios partidos. La República destacó la actividad diaria de los partidos; en segundo lugar, las promesas, y luego los ataques. El volumen de noticias sobre este último rubro fue alto comparado con Correo o Perú 21. En cuarto lugar, incidió en la labor de los organismos electorales. El Comercio tuvo una agenda muy parecida, pero priorizó el análisis de las promesas; en segundo lugar, se ocupó de la campaña y también de los ataques. Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 87
Correo
Resultados Sanciones Redes sociales Rechazos públicos Estrategias de campaña Lastres partidarios Adhesiones Crisis partidarias Organismos electorales Bancada futura Exclusiones Promesas Ataque o crítica o denuncia Campaña 0 200 400 600 800 1000 1200
El Comercio
Estrategias de campaña Sanciones Bancada futura Rechazos públicos Redes sociales Lastres partidarios Adhesiones Organismos electorales Crisis partidarias Exclusiones Resultados Ataque o crítica o denuncia Campaña Promesas 0 50 100 150 200 250 300 350 400
La República
Sanciones Rechazos públicos Redes sociales Estrategias de campaña Crisis partidarias Adhesiones Lastres partidarios Exclusiones Bancada futura Resultados Organismos electorales Ataque o crítica o denuncia Promesas Campaña 0 500 1000 1500 2000 2500
(continúa) 88 María Mendoza Michilot
(continuación) Perú 21
Sanciones Rechazos públicos Redes sociales Bancada futura Estrategias de campaña Resultados Exclusiones Lastres partidarios Adhesiones Organismos electorales Crisis partidarias Promesas Ataque o crítica o denuncia Campaña 0 200 400 600 800 1000 1200
Figura 2. Temas más populares en cada medio de comunicación Elaboración propia
2.1.1 Campaña: desde los planes de gobierno hasta los observadores Una de las tendencias más destacadas en la prensa local desde inicios del presente siglo se resume en la agenda propia, en informar sobre temas que, sin alejarse del cuadro diario de comisiones que imponen las agendas pública y política, incluyan despliegues novedosos, producto de la investigación, la iniciativa del periodista o del enfoque editorial del periódico, como se constató en esta campaña. El proceso de formación de las ternas de candidatos a presidente y vicepresidentes acaparó la atención de El Comercio y Correo entre diciembre del 2015 y el 11 de enero del 2016, fecha de cierre de la inscripción ante el Jurado Electoral Especial de Lima Centro. Al día siguiente, las portadas de La República y Perú 21 informaban sobre las diecinueve listas aspirantes al sillón presidencial, aunque finalmente compitieron diez. Menor despliegue tuvo ese tema en La República y Perú 21, matutinos que se disputan el mismo nicho del mercado de periódicos y que en la coyuntura electoral mostraron agendas coincidentes en algunos aspectos. La República realizó foros temáticos, en coordinación con Latina, y puso en circulación el suplemento especial Los perfiles del poder, sobre dieciocho de los diecinueve candidatos, elaborado con base en cuestionarios previos Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 89 sobre diversas materias (solo Keiko Fujimori no contestó, según informó el director Gustavo Mohme Seminario); allí aparecieron sus historias perso- nales, equipos y las principales propuestas de sus planes de gobierno (“La República suscribió”, 2016). Estas publicaciones salieron del 16 de enero (dedicada a Julio Guzmán) al 26 de marzo (sobre PPK). El Comercio publicó el espacio “En el partidor electoral”, a cargo del politólogo Carlos Meléndez, del 6 de diciembre del 2015 (dedicado a Keiko Fujimori) al 14 de marzo del 2016 (sobre Alfredo Barnechea). Allí se retrató la historia de los candidatos y de algunos políticos de su entorno, como Gilbert Violeta, Alfredo Thorne y Martín Vizcarra, de PPK; Luz Salgado y José Chlimper, de Fuerza Popular; e Indira Huillca, de Frente Amplio. La República, El Comercio y Correo cedieron espacios, en la sección “Opinión”, a algunos candidatos para que expusieran sus propuestas y uno que otro descargo público. La República, El Comercio y Perú 21 difundieron reportajes y análisis sobre las perspectivas de la elección, así como entrevistas a los candidatos y sus voceros, que aparecieron en febrero y marzo del 2016. Perú 21 creó el sitio de entrevistas en línea Diálogos21, donde expertos y candidatos expusieron sus planes de gobierno, en tanto La República creó la aplicación Descubre tu Candidato para identificar la mejor propuesta con base en las preferencias de los usuarios. Los debates sobre el mejor plan fueron varios. Al final, esta aprecia- ción fue validada por El Comercio sobre las propuestas de PPK y Keiko Fujimori:
Quien compare ambos planes de gobierno se puede dar cuenta de que los ppkausas se han esforzado mucho más que los fujimoristas en detallar, justificar y explicar sus propuestas. De hecho, si algo caracteriza al plan de Fuerza Popular, es una gran vaguedad y superficialidad, que le permite a la candidata mutar su discurso en función del auditorio. (Pasquel, 2016c, p. 11)
Otro tema habitual fueron las encuestas, que han pasado a ser el fiel de la balanza en nuestros procesos electorales. El Comercio, La República, Correo y Perú 21 difundieron las de Ipsos Perú, GFK, Datum y CPI. Los candidatos cuestionaron los sondeos sobre todo cuando no les favorecía, y uno de ellos —Alan García— acusó a Datum de manipu- lación, por lo cual fue querellado por dicha empresa. 90 María Mendoza Michilot
Alfredo Torres de Ipsos Perú señaló en El Comercio, después de la primera vuelta, que los resultados electorales no solo dieron como ganadora a Keiko Fujimori, sino también a las encuestas, “vapuleadas por varios candidatos y víctimas de innumerables troles en las redes sociales”, porque sus estimaciones “siguieron bien las alzas y bajas de la campaña” (Torres, 2016f, p. 37). En la segunda vuelta, aseguró que los resultados coincidieron con las encuestas de la víspera de los comicios del 5 de junio:
Una vez más se comprobó que los peruanos no votan a ganador. Como se sabe, todas las encuestas difundidas una semana antes de las elecciones tenían a Keiko adelante. Y todas las encuestas que circularon en vísperas de las elecciones —durante la semana de veda informativa— registraron el cambio de tendencia. Por el contrario, si alguna influencia pueden haber tenido las encuestas, habría sido animar a PPK de jugarse a fondo en el último debate y persuadir a quienes hubiesen preferido abstenerse de optar por quien para ellos era el mal menor. En palabras de Mauricio Mulder, a votar “tapándose la nariz”, recordando con sorna la expresión de muchos liberales que votaron por Alan García en el 2006 para que no gane Ollanta Humala. (Torres, 2016h, p. 39)
Los debates merecieron coberturas diferenciadas en los medios; los de mayor repercusión fueron los dos realizados en mayo. Según una encuesta de Ipsos Perú (2016g), el realizado entre los equipos técnicos en el Cusco tuvo una percepción dividida. Alfredo Thorne en economía, Mercedes Aráoz en reforma del Estado y Martín Vizcarra en desarrollo social ganaron el debate para PPK; y Marco Miyashiro en seguridad lo hizo para Fuerza Popular. La ronda final casi la empataron José Chlimper (43 %) y Juan Sheput (42 %). Otra encuesta (Ipsos Perú, 2016h) señaló que el 22 % había visto o escuchado el debate del 22 de mayo que sostuvieron los candidatos en Piura. La mayoría de ellos no cambió su opinión; 44 % manifestó que Keiko Fujimori ganó; 41 %, que ella atacó más a su oponente, y 37 %, que expuso mejores propuestas, aunque el 38 % la consideró muy agresiva. Los medios también la dieron como ganadora en Piura, pero después del tercer debate en la Universidad de Lima, el 29 de mayo, reconocieron una ventaja a favor de PPK:
En el último debate, PPK tuvo mucho más aplomo y convocó por primera vez a todas las fuerzas contrarias al fujimorismo a votar por él. A diferencia de ella, que estuvo mucho más agresiva que en la primera vuelta. Era una Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 91
persona distinta, antes era más convocante […]. La frase que Kuczynski le dijo a Fujimori en el debate: “Tú no has cambiado, pelona, sigues siendo la misma” ha sido muy importante y contundente, porque ahí lo que realmente le está diciendo es: “Por más que has querido hacer creer a la gente que has cambiado, eres la misma y mantienes la tradición del fujimorismo de tu padre”. (Pedraglio, 2016b, p. 10)
Los diarios destacaron la labor de las delegaciones de observadores extranjeros —la OEA, la Unión Europea y Unasur— que supervisaron el desarrollo de los comicios. En junio, al final de la campaña, los obser- vadores de la Unión Europea hicieron tres recomendaciones: el país debe fortalecer sus partidos políticos dotándolos del financiamiento que requieren y de mecanismos que garanticen la democracia interna; dotar a las autoridades electorales de los recursos y mecanismos necesarios para fiscalizar a los partidos, sus ingresos y gastos; prevenir con suficiente antelación que un candidato esté apto para participar en elecciones y evitar que se le suspenda el derecho a participar en plena campaña, como sucedió en el 2016 (“Misión UE”, 2016, p. 8). La República levantó la información con este titular: “Unión Europea: Perú debe evitar ingreso del narcotráfico a la política” (2016, p. 11), al denunciarse una supuesta vinculación entre Fuerza Popular y el origen dudoso de dinero de su secretario general. Para El Comercio,
la misión no dio nombres de partidos ni de autoridades, pero sí resaltó la necesidad de que se haga una reforma electoral profunda. “La campaña electoral puso de manifiesto la falta de transparencia financiera y las limitaciones de las autoridades electorales para fiscalizar los ingresos y gastos de campaña de las organizaciones políticas”. (“Misión UE”, 2016, p. 8)
Los delegados de la OEA ratificaron que el proceso se cumplió de manera normal. En abril, el secretario general de la organización, Luis Almagro, cuestionó las resoluciones del JNE y “reclamó medidas para restablecer los derechos de participación política de todos y evitar elec- ciones semidemocráticas en nuestro país” (“Secretario general”, 2016, p. 9). Estas declaraciones, hechas en Washington después de recibir a Julio Guzmán, fueron criticadas por el resto de candidatos y sus voceros (“Candidatos critican”, 2016), en algunos casos de manera altisonante (Álvarez Rodrich, 2016g). El JNE contestó al secretario general de la OEA, por Twitter, que estaba aplicando la Constitución y las leyes, y respetando el debido proceso. 92 María Mendoza Michilot
En un artículo del director de la Escuela Electoral y de Gobernabilidad, calificó las expresiones de Almagro de “inaceptables” y solicitó la inter- vención de la Cancillería y del Ejecutivo para exigir explicaciones al secretario de la OEA (“Candidatos critican”, 2016). Augusto Álvarez Rodrich (2016g), de La República, defendió el derecho a criticar al señor Almagro por sus declaraciones, pero encontró insensato insultarlo como lo hacía el chavismo venezolano; también cali- ficó de ridículas las posturas orientadas a defender un proceso electoral que no era ni inmaculado ni perfecto (véase el cuadro 1). Correo editorializó sobre las declaraciones de Almagro y le dio la razón a los candidatos que lo criticaron:
Lo cierto es que Luis Almagro se ha precipitado al poner en tela de juicio el proceso electoral en nuestro país. En vez de actuar con prudencia y la diplomacia que exige su cargo, ha sido muy impulsivo y desatinado. Esperemos que esa proclividad a la impertinencia se diluya con el correr de los días y que se calmen las circunstancias. Dejemos que los observadores de la OEA y de otros organismos internacionales hagan su trabajo sin presiones y que el proceso electoral se realice con transparencia y reflejando la voluntad de la gente (“Cuestionamientos”, 2016, p. 11).
Cuadro 1 ¿Fraude?
No llega a ser… Este proceso electoral no llega a ser un fraude, pero se encuentra en algún punto de la línea entre eso y la perfección absoluta. Esto ha llevado a algunos a referirse, por la cantidad de problemas que ha habido, a anormalidades, irregularidades, errores o elección enrarecida. La duda de fondo que divide el debate es si estamos ante una comedia de errores o ante un fraude. Esta columna cree que, mientras no se pruebe fehacientemente que hay una conspiración en marcha, no se puede hablar de fraude sino de equivocaciones, a pesar de los modos, entre gallos y medianoche y las marchas y contramarchas de la autoridad electoral, entre una normatividad perversamente diseñada por el Congreso y pésimamente aplicada por el JNE. (Álvarez Rodrich, 2016g, p. 5)
Es una exageración Yo diría que, políticamente, excluir a dos candidatos a un mes de las elecciones es algo fuera de tiempo. Debió hacerse hace tiempo. No voy a decir que hay un fraude, eso me parece muy exa- gerado, pero esta elección se ha vuelto mucho más controversial de lo que debería. (“La decisión”, 2016, p. 12)
(continúa) Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 93
(continuación)
Tampoco es incompetencia Asumamos que no es fraude. Pero seamos honestos. Tampoco es incompetencia. ¿El temor a la incertidumbre puede estar ‘moderándonos’? (Rivera, 2016c, p. 7) Fraude manifiesto Hemos pasado del caos electoral al fraude manifiesto […]. Hablo de Guzmán, con quien no sim- patizo, cuyo prosionismo arrastrado fui el primero en denunciar, cuyo pasado laboral describimos en esta revista con todo su colorido y visos de promiscuidad. (Hildebrandt, 2016b, p. 12)
Elaboración propia
2.1.2 Promesas electorales El profesor Jürgen Schuldt consideró que las promesas de la mayoría de candidatos en estos comicios podrían haber formado parte de un solo plan de gobierno centroderechista:
Unos 16 de los 19 partidos nos ofrecen prácticamente el mismo menú, asegurando la continuidad del modelo socioeconómico y político inaugurado en la década de 1990 y que, dicho sea de paso, ha logrado —apenas en un cuarto de siglo— dejar yermo el campo que ocupaban y deberían volver a cubrir un proyecto socialdemócrata y uno del conglomerado de izquierdas, indispensables para asegurar una cabal democracia. Así, la abundancia de alternativas políticas es un espejismo. (Schuldt, 2016, p. 21)
Sin embargo, las promesas aparecieron como diferentes en un mar de opciones. Correo publicó menos promesas entre diciembre del 2015 y junio del 2016. Las propuestas de Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski tuvieron la misma exposición (33 %); debajo aparecieron las de Alejandro Toledo (15 %), César Acuña (9 %) y Alfredo Barnechea (9 %). Gran cabida tuvieron en El Comercio y La República, donde fueron los asuntos más mencionados entre enero y abril del 2016. El Comercio dio cuenta sobre 107 promesas de 13 candidatos, mayo- ritariamente de Pedro Pablo Kuczynski (30 %) y Keiko Fujimori (27 %). También difundió las de Alan García y Verónika Mendoza (8 % cada uno), Julio Guzmán (6 %), César Acuña y Alfredo Barnechea (5 %), Fernando Olivera y Daniel Urresti (3 %), Ántero Flores-Aráoz, Hernando Guerra García, Alejandro Toledo y Gregorio Santos (2 %). En enero se publicaron más promesas (41). Las páginas de La República pusieron en blanco y negro los compro- misos de los 19 candidatos con coberturas diferentes. De 225 propuestas 94 María Mendoza Michilot
halladas, 23 % provenía de PPK y 14 % de Verónika Mendoza. Seguían Alan García y Alejandro Toledo, con casi la misma exposición (12 %), Barnechea (8 %) y, finalmente, Acuña y Fujimori (6 %), ambos con igual número de menciones a sus promesas. En marzo hubo un mayor despliegue de noticias vinculadas con las promesas (81). Perú 21 destacó los compromisos de PPK (29 %), de Fujimori (23 %) y Alan García (9 %). Dio cabida a las ofertas de los dieciséis candidatos restantes, pero en menor cantidad (de una mención a ocho). La Conferencia Anual de Empresarios (CADE) promovió la exposición de las promesas de campaña y los debates. Fuera de esos aconteci- mientos, los diarios recogieron las ofertas en plazas y calles, y en menor medida en entrevistas con los candidatos. Como ocurre en estas coyun- turas, algunos medios asignaron periodistas para seguir a cada candidato en sus actividades proselitistas. El Comercio ensayó una modalidad diferente, considerada positiva porque le dio un valor agregado a la exposición de propuestas: las cali- ficó como verdaderas o falsas en una columna denominada “El suero de la verdad”. Su autor, Diego Macera, editor central de “Opinión”, analizó allí “el grado de veracidad de las propuestas y aseveraciones de los candidatos”, asignándoles el calificativo de “mentira” o “falso”, y “media verdad” o “verdad a medias”. Entre diciembre del 2015 y mayo del 2016, no reconoció la veracidad de ninguna de las promesas seleccionadas. Se recogieron 80 dichos de ocho candidatos: la mayoría (42) fueron de Fujimori y Kuczynski (21 cada uno). Después estuvieron los de García (14), Acuña (10), Guzmán (5), Mendoza (4), Barnechea (4) y Toledo (1). De las promesas analizadas, “El suero de la verdad” concluyó que, si bien las de PPK fueron todas medias verdades, las de Keiko encerraban más falsedades que el resto (véase la tabla 2). Dos propuestas ampliamente discutidas fueron el compromiso de Keiko Fujimori con la no aplicación de la unión civil y el aborto en casos de violación, y la promesa de PPK de bajar el IGV. Ambas contaron con apoyo mayoritario de los encuestados, reveló el sondeo del 23 de mayo de Ipsos Perú (2016g). Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 95
Tabla 2 Suero de la verdad
Media verdad Falso Total Acuña 4 6 10 Barnechea 2 2 4 Fujimori 13 8 21 García 12 2 14 Guzmán 2 3 5 Kuczynski 17 4 21 Mendoza 3 1 4 Toledo 0 1 1 53 27 80
Fuente: El Comercio (https://elcomercio.pe/) Elaboración propia
2.1.3 Críticas o ataques: fuego cruzado La polarización vivida durante la campaña se refleja en el predominio de contenidos periodísticos relacionados con asuntos conflictivos, tópicos más frecuentes en la mayoría de medios después de las promesas. Se consideran críticas o ataques a los cuestionamientos y las diatribas de los candidatos y sus voceros contra el contrincante. Algunos ataques pasaron a convertirse en denuncias que los organismos electorales reco- gieron para investigarlas y eventualmente sancionar a los infractores. De otro lado, muchas de las acusaciones no tuvieron asidero y corrieron la misma suerte que las promesas electorales no fundamentadas o invia- bles, es decir, no sirvieron para nada más que para aumentar el clima de confrontación. José Duymovich, analista de IP Noticias, considera que en el Perú los candidatos de menor performance en las encuestas y menor exposición en los medios suelen enfilar sus baterías contra los punteros para ganar visibilidad. En tanto, los medios de comunicación centran su atención, espacio y cobertura principalmente en los políticos más populares (comunicación personal, 21 de febrero del 2017). Hubo ataques atribuidos a una guerra sucia —no desmentida— del APRA contra PPK y Barnechea: al primero para incidir en su naciona- lidad y salud, al segundo para hablar de su pasado aprista (“Máquina de lodo”, 2016). Otros estuvieron basados en hechos que, aunque reales, se magnificaron y dieron la impresión de noticias prefabricadas, como los 96 María Mendoza Michilot
casos del sombrero y chicharrón que rechazó Alfredo Barnechea en sus recorridos por Jauja y Cañete, respectivamente (“¿Otra vez?”, 2016), que lo alejaron de las redes sociales, como dejó entrever en entrevista con la revista Poder (“Las ideas”, 2016).
Cuadro 2 Más ideas fundamentales, menos redes
¿Has leído las reacciones en las redes? Yo no leo nada. No leo periódicos, no veo televisión, no escucho radio. Tengo gente que trabaja conmigo y me informa… Ahora trato de preservar mi independencia intelectual de la anécdota y el chisme. Gran parte de la prensa peruana se mueve en torno a esas dos cosas y a mí eso no me inte- resa, a mí solo me interesa que haya ideas fundamentales sobre el país. En consecuencia, tampoco leo las redes.
Otra de las cosas que se dicen de ti, particularmente en las redes, es lo siguiente: “Pero si este señor ha estado con el APRA, con el Fredemo, y ahora dice que es diferente de ellos”. ¿Por qué no revisas lo que he escrito y lo que he opinado? ¿Por qué en lugar de venir a hacer una pregunta de ese tipo no haces tu trabajo de periodista y revisas las entrevistas de televisión que he dado, los comentarios largos que he publicado? Yo siempre he sido socialdemócrata y un hombre de centro izquierda. No he cambiado de posición. Cuando me preguntan sobre el APRA, la veo como una pregunta arqueológica. Yo me enfrenté al primer gobierno de García desde el primer día porque su política económica no me parecía coherente y luego rompí con él por la estatización de la banca. Eso fue en 1987, hace veintinueve años. Cuando rompo con el APRA, me quedo de independiente, no me voy a otro partido. Tampoco acepto ningún puesto público ni ninguna candidatura a nada. Me quedo haciendo lo que siempre he sido.
¿Qué representa para ti, en esta dinámica política que estamos viviendo, los votos que están detrás de Julio Guzmán, Verónika Mendoza y de ti? El país quiere un cambio. A veces ese cambio se expresa durante un tiempo en una novedad, pero a largo plazo tiene que haber una consistencia. Los electores siempre son muy cuidadosos. Repre- sentan una demanda de cambio muy evidente.
Fuente: “Las ideas”, 2016 Elaboración propia
A juicio de El Comercio, las candidaturas que más echaron mano del insulto tenían un pobre rendimiento en las encuestas y entonces lanzaban dardos a sus rivales como un recurso desesperado “para salir del anonimato o la irrelevancia en muchos terrenos” (“La ofensiva elec- toral”, 2016, p. 20). Fue verdad también que cuando la prensa repitió estas estridencias, las legitimó doblemente. Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 97
Todos los políticos utilizaron un lenguaje de ataque durante la campaña, pero se puede evaluar quién atacó a quién y con qué periodicidad; todos los medios difundieron en mayor o menor medida estas críticas. Alfredo Barnechea fue el único candidato en poner en cuestión el tema de los cuestionamientos y se comprometió a no contestarlos porque, aseguró, le inventaban cosas. Fue después de que los medios publicaran que en una manifestación llamó “chavista” a Verónika Mendoza y esta le exigió una rectificación (“Barnechea y Mendoza”, 2016). ¿Lo dijo o no? Víctor Andrés García Belaunde, integrante de la plancha de Acción Popular, contestó lo siguiente:
—Ahora están en plena pelea con los rivales. ¿Verónika Mendoza es chavista como dijo Barnechea?
—Verónika Mendoza no ha deslindado del chavismo, lo que hace que podamos interpretarlo de muchas maneras. El chavismo es 900 % de inflación y 12 % de decrecimiento. (Vivas, 2016b, p. 9)
Una cuantificación nominal coloca a Correo y a Perú 21 como los tabloides que publicaron más críticas o ataques. Los meses de mayor difusión fueron marzo y mayo, antes de la primera y la segunda vuelta. Fueron complicados también los meses de abril (en La República) y enero (en Correo).
Tabla 3 Ataques y críticas durante la campaña
Perú 21 Total Diciembre Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio 26 35 10 69 28 55 0 223 5 3 6 1 4 2 7 Correo Total Diciembre Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio 44 60 40 55 33 59 8 299 4 1 5 3 6 2 7 La República Total Diciembre Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio 7 18 22 50 27 22 0 146 5 4 3 1 2 3 6
(continúa) 98 María Mendoza Michilot
(continuación)
El Comercio Total Diciembre Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio 8 25 10 33 20 37 5 138 6 3 5 2 4 1 7
En cada diario, la segunda línea de números —del 1 al 7— señala el orden de los meses de acuerdo con la cantidad de ataques y críticas recibidos. Elaboración propia
Antes de la primera vuelta, se pueden considerar frecuentes los ataques aparecidos en Correo y Perú 21 por parte de Alan García, Ollanta Humala, Daniel Urresti, Mauricio Mulder, Hernando de Soto, Víctor Andrés García Belaunde, Verónika Mendoza, Keiko Fujimori y PPK contra el resto. Están los de Nadine Heredia contra Keiko Fujimori, los de Daniel Abugattás contra Nadine, los de Verónika Mendoza contra Alfredo Barnechea, y los que intercambiaron Keiko y Kenji Fujimori, y contra otros miembros de FP. En este último caso, se cita el cruce de palabras de la lideresa y sus voceros con los llamados líderes históricos del fujimorismo, cuando fueron sepa- rados de la lista al Congreso. Asimismo, su enfrentamiento con su hermano menor antes de la segunda vuelta, después de que este tuiteó —entre el 25 y el 27 de abril— varios mensajes que luego borró y pretendió minimizar, pero que la dirigencia fujimorista y sus seguidores criticaron acremente: La decisión es mía: solo en el supuesto negado que Keiko no gane la Presidencia yo postularé el 2021. (K. G. Fujimori, 2016b) Keiko y yo creemos en la alternancia democrática y esa alternancia tendrá que darse también por casa. Sin dirigencias enquistadas. (K. G. Fujimori, 2016a) Tan justo es individualizar a Keiko de Alberto como a Keiko de Kenji. Apellido Fujimori no puede ser un motivo de prejuicio o discriminacion [sic]. (K. G. Fujimori, 2016c) Que quede claro: el próximo presidente del Congreso no voy a ser yo. Inne- cesaria reunión de bancada porque es mi decisión. (K. G. Fujimori, 2016d) De ni un solo tuit mío puede colegirse dinastía o gobierno hasta el 2026. En ellos digo q postularía “EN EL SUPUESTO NEGADO q Keiko no gane” [sic]. (K. G. Fujimori, 2016e) Mas allá de los malos entendidos me alegra ver que mi hermana Keiko está demostrando que no se casa con nadie y q tiene la mano firme [sic]. (K. G. Fujimori, 2016f) Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 99
La primera de las objeciones vino de Keiko Fujimori, quien tuiteó el 26 de abril: “Aquí no hay espacio para posiciones personalistas y así lo deberán entender quienes pretendan mantenerse en el partido” (K. S. Fujimori, 2016). La “pugna dinástica”, como calificó La República el enfrentamiento de los hermanos, convirtió un tema privado en público. Kenji Fujimori debió retractarse frente al ultimátum de su hermana. Ipsos Perú reveló el 10 de mayo de ese año que el 67 % de la población estuvo enterada de esas discrepancias; de ellos, 45 % pensaba que había dos corrientes en FP, y 51 %, que los dos hermanos tenían aspiraciones políticas.
La controversia entre Keiko y Kenji Fujimori es ante todo una pugna dinástica de dos personas que intentan acumular poder político como herederos de Alberto Fujimori. La forma que reviste esta contradicción no debe hacernos perder de vista el origen del problema […]. Hacia el año 2011, esta sucesión se fue consolidando sin ninguna razón meritocrática, como la que esgrime la candidata ahora contra su hermano. Para ser más específicos, ¿qué otra razón aparte de ser la hija de Alberto Fujimori exhibe Keiko como atributo político propio?
Esta sucesión dinástica pretende ser suprimida por el actual relato fujimorista que muestra a Keiko como la fundadora de un nuevo movimiento partidario, orgánico y coherente. Algunos especialistas y analistas de la política han magnificado los leves cambios introducidos y creen que estos tienen la dimensión de una gesta y que de ese proceso ha surgido una gran maquinaria partidaria, poderosa y democrática y que, por lo tanto, un nuevo fujimorismo ya no es un peligro para la democracia.
La pugna Keiko vs. Kenji los devuelve a la realidad. Primero los voceros que llamaron a la libertad de Alberto Fujimori “por la puerta grande”, y los que despreciaron el diálogo con las minorías y aseguraron que todo saldría “como por un tubo” nos indicaron los límites prácticos de la modernización fujimorista. En el último episodio, Keiko y Kenji nos recuerdan que ese grupo es ante todo un proyecto personal y autoritario también por dentro, y lo que está en discusión son los plazos del poder familiar en ese grupo. (“Pugna dinástica”, 2016, p. 4)
Los ataques contra Julio Guzmán ocurrieron en enero y febrero. Hildebrandt en sus Trece lo bautizó como “el candidato israelí” y criticó su postura respecto a las relaciones que suscribiría con Israel de llegar al Gobierno, a propósito de una entrevista en un canal extranjero (Hildebrandt, 2016a, p. 10). 100 María Mendoza Michilot
Correo colocó muchas acusaciones, por lo general anónimas, en su columna de trascendidos “Chiquitas”. Allí aparecieron supuestas coordinaciones previas al inicio de la campaña que habría sostenido el candidato con Ricardo Belmont, algunas propuestas polémicas para ciertos sectores conservadores de derecha (respaldo a la unión civil y la despenalización del aborto por casos de violación), así como las críticas por la invitación a políticos de izquierda, como el excongresista Sergio Tejada y el señor Carlo Magno Salcedo, miembro del entorno de Guzmán, exizquierdista y antiminero. Estas fueron retomadas en otros medios como el programa Sin medias tintas, de Latina (Latina.pe, 2016).
Sucede que el recordado Carlo Magno Salcedo, el mismo que impulsó un dizque frente democrático nacional, intentando subirse al coche de Arana, Mendoza y la caviarada antiminera, ahora integra las filas del partido de Julio Guzmán. Salcedo fue el mismo que como funcionario del Reniec fue denunciado ante la fiscalía por obstaculizar la revisión de firmas para revocar a Susana Villarán. Hoy pontifica sobre temas electorales. (“Chiquitas”, 2016a, p. 4) Otros cuestionamientos vinieron en entrevistas realizadas por el diario a sus críticos. Dos aparecieron el 18 de enero: una con Ricardo Belmont, de quien se recogió la declaración que Guzmán lo visitó para pedirle consejos y que el financista del candidato antes fue aliado de Luis Castañeda Lossio. La segunda y más destacada fue a Lourdes Flores Nano, quien vio en Guzmán a “un peso ligero” (“Guzmán es un peso”, 2016, p. 6) y a un político soberbio:
Cuando piense en la ola morada, piense mejor en el Señor de los Milagros y en la humildad con la que debe actuar. Sus expresiones muestran el talante de alguien que con los resultados de la primera fotografía se emociona; esa soberbia es mala consejera (“Acuña puede ser”, 2016, pp. 2-3).
Correo también destacó su relación con el gobierno de Ollanta Humala. En una portada publicó este titular: “Sí has estado en el gobierno, compadre”, recogiendo una declaración del candidato humalista Daniel Urresti, quien recordó que el paso de Guzmán por la PCM demostraba que sí había pertenecido al régimen (“Sí has estado”, 2016, p. 1). Correo informó que el partido español Podemos había denunciado similitudes con las estrategias de Guzmán y el TPP en cuanto a la comu- nicación, diseño, afiches, tipografía, página de Facebook, discursos y entrevistas (en enero, el símbolo de la antorcha cambió de color rojo a morado): “La similitud parece broma. Nuestro equipo de diseñadores se ha Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 101 clonado en Perú” (“Partido español Podemos”, 2016, p. 6). El diario señaló que Podemos simpatizaba con Verónika Mendoza, de Frente Amplio. En la primera semana de marzo, un reportaje televisivo lo relacionó con la compra de equipos de interceptación para la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) y se cuestionó su cambio de postura sobre la viabilidad del proyecto minero Tía María. Víctor Andrés García Belaunde, uno de sus críticos más acérrimos, lo calificó de mitómano (“Vitocho”, 2016) y auguró que no sobreviviría porque no tenía ideas, que era “un bebé probeta de la política”, que tampoco “sobrevivirá” a un debate con el candidato de su partido, Alfredo Barnechea (“García Belaunde critica”, 2016, p. 5). Por esos días, Correo denunció que Guzmán había entregado regalos o supuestas dádivas (“Asistentes a mitin”, 2016). El representante de TPP atacó a sus contendores, calificándolos de dinosaurios, entre otras adjetivaciones, y cuestionó irregularidades en sus procesos internos, aparentemente similares a las que vivió TPP, que no fueron sancionadas por el JNE. Ello lo llevó a un enfrentamiento con Javier Bedoya sobre supuestos problemas en la constitución de la Alianza Popular entre el APRA y el PPC. En marzo del 2016, se enfrascó en una discusión con sus contendores, a los que llamó “buitres”, pues estaban a la espera de sus votos en la coyuntura de su eminente exclusión del proceso electoral (“Alan García rechaza”, 2016). Guzmán denunció una conspiración del APRA y el fujimorismo en su separación (“Guzmán observa”, 2016). Antes de la segunda vuelta, destacaron los enfrentamientos en Peruanos por el Kambio entre sus miembros Salvador Heresi y Martín Vizcarra, que terminaron en la frase de Kuczynski: “Heresi tiene que comerse sus palabras” (“Bronca en PPK”, 2016, p. 1). Según Ipsos Perú (2016e), 36 % pensaba que Vizcarra tenía la razón, y 29 %, Heresi. En este lapso fueron intensos los ataques entre PPK y Keiko Fujimori, y los de Verónika Mendoza y el fujimorismo. El involucramiento del presidente Ollanta Humala y de su esposa Nadine Heredia añadieron un elemento al clima ya caldeado, aunque valdría preguntarse cuánto impactaron en el electorado las críticas que ambos lanzaron principalmente contra Alan García (Alianza Popular) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular). Keiko Fujimori despertó muchas críticas en gran parte por una serie de hechos del presente y del pasado del fujimorismo. Como explicó 102 María Mendoza Michilot
El Comercio, su candidatura generó preocupación por los vicios que mostraba, aunque no fue la única:
Entiéndasenos bien: los inquietantes indicios de la subsistencia de los viejos vicios y la presencia de algunos nuevos en el entorno de la candidata de Fuerza Popular merecen ser denunciados, y así lo hemos hecho en estas páginas. Pero no por eso hay que dejarse aturdir por quienes quieren aprovechar la ocasión que ello les da para intentar desentenderse de los cuestionamientos que pesan sobre ellos. Un esfuerzo, digamos, de escurrirse ellos mismos por la puerta chica. (“Por la puerta”, 2016, p. 2)
¿Y qué pensaba el ciudadano? Según la encuestadora Ipsos Perú, Keiko Fujimori hizo la mejor campaña (45 % versus 32 % de PPK) y la más intensa (67 % versus 18 % de PPK). La más limpia y sin ataques la hizo PPK (45 % versus 26 % de Fujimori) (“Continúa el empate”, 2016).
¿Es casual que cerca del doble de encuestados opine que PPK compite más limpiamente que Keiko? No lo creo. Y es que, si bien PPK no puede ufanarse de no haber cometido ningún foul durante este partido (el Tribunal de Honor del Pacto Ético Electoral les ha llamado la atención a ambos), Keiko se debería haber hecho acreedora a muchas más tarjetas amarillas durante el tiempo transcurrido […]. La facilidad con la que un político lanza barro a su contendor durante la contienda electoral podría servir para predecir si, de ganar, tendría escrúpulos para echar mano de la misma estrategia contra la oposición, la prensa libre o los ciudadanos críticos. (Pasquel, 2016c, p. 11)
¿Ejemplos de guerra sucia de Keiko Fujimori? Correo destacó en su portada las críticas sin fundamento que ella lanzó sobre el viaje de PPK a Estados Unidos, del 23 al 30 de abril, con el titular “PPK está ‘en otro tipo de gestiones’” (2016). La información salió un día después del entredicho de la candidata con su hermano Kenji, que concluyó con el mencionado ultimátum (“Ultimatum a Kenji”, 2016). Este diario volvió a poner el tema del viaje de PPK en su portada del 12 de mayo. Dos días antes, Ipsos Perú (2016e) había indicado que 43 % de entrevistados creía en lo dicho por el candidato, es decir, que fue a buscar el voto de los peruanos residentes en Estados Unidos, y 27 %, que fue a la graduación de una de sus hijas. En general, 44 % dijo que estaba en su derecho viajar, 34 % opinó que debió quedarse a realizar su campaña en el Perú. Ese no fue el único ataque de Fujimori contra Kuczynski. Aquí algunos cuestionamientos enumerados por Enrique Pasquel, de El Comercio, Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 103 para quien la candidata buscó, entre otros objetivos, colgar a PPK el sambenito de candidato de grandes empresas y otras acusaciones como las que siguen (Pasquel, 2016c, p. 11): • PPK es candidato oficialista. Lo acusó de haber recibido faci- lidades del Gobierno (combustible) para viajar al Vraem que a ella le negaron. • PPK no puede hablar sobre el terrorismo porque huyó del país por miedo. • PPK escapó del Perú en la década de 1960, por entregar irregu- larmente 118 millones de dólares a la International Petroleum Company. • Calificó el plan de gobierno de PPK como desconectado de la realidad, a pesar de que los analistas lo calificaron como el mejor en una serie de rubros. • PPK eliminará las CTS de los trabajadores, a pesar de que Ipsos Perú (2016e) señaló el 10 de mayo que 56 % de los encuestados que conocían el tema sabían que PPK proponía un seguro de desempleo que no eliminaría la CTS.
El problema de fondo con estos ataques era el efecto que sin duda tuvieron en la población. Así, la encuesta del 23 de mayo de Ipsos Perú (2016g) reveló que la mayoría de consultados encontraba poco o nada creíble que PPK no conociera el Perú (51 %) o que Martín Vizcarra estuviera involucrado en tráfico de terrenos (42 %), como denunció el fuji- morismo; pero 56 % encontraba muy creíble y algo creíble que, de llegar al poder, Kuczynski gobernaría para favorecer a los grandes empresarios. Analistas, politólogos y editorialistas hicieron sus críticas a los candi- datos. A PPK le reconocían su conocimiento sobre el gobierno y lo técnico de sus propuestas, pero le criticaban su dificultad para conectar emocionalmente con la audiencia. Por ello, señaló El Comercio, fue “una estupenda noticia el tono” de su primer mensaje a la nación el 28 de julio: sencillo en cifras y medidas, pero “efectivo a la hora de inspirar a los peruanos a trabajar juntos por el Perú con el que todos soñamos” (“Un discurso”, 2016, p. 2). Columnistas de La República transitaron por el mismo camino. La crítica buscó orientar a PPK para ganar las elecciones a Keiko Fujimori. ¿Un ejemplo? La columna del psicoanalista Jorge Bruce: 104 María Mendoza Michilot
Pero supone, en primer lugar, que PPK haga lo necesario para conquistar ese 30 % de votos que le faltó en primera vuelta. Y ahí es donde veo el principal obstáculo. Lo dije en un tuit: “Me preocupa que PPK esté jugando a la liebre y la tortuga. Eso solo funciona con Esopo. No lo veo con un deseo genuino de ganar la segunda vuelta” […]. Por las respuestas de los tuiteros, incluso de los trolls, se advierte que muchos perciben lo mismo. Ha pasado una semana de la primera vuelta y… naranjas. Naranjas por todos lados, incluso con esos mensajes siniestros que Keiko intenta suavizar, y muy poco de PPK. (Bruce, 2016d, p. 5)
La República reconoció que Alfredo Barnechea y Verónika Mendoza estuvieron “sometidos a duras contracampañas” que influyeron de algún modo en el resultado final, a pesar de lo cual lograron “una representa- ción sustantiva” en el Parlamento (“Primer balance”, 2016, p. 12).
2.1.4 Denuncias graves y rechazos multitudinarios Los candidatos debieron absolver denuncias públicamente o mediante procesos legales o sanciones del fuero electoral, entre las que pueden citarse las imputaciones a César Acuña por el mal uso de los fondos de la Municipalidad de Trujillo, el uso irregular de los recursos de sus universidades, el ficticio cambio domiciliario a un inmueble de San Juan de Lurigancho, los plagios, las dádivas y el cargo de lavado de activos. La investigación congresal sobre Lava Jato comprometió a Alan García, Pedro Pablo Kuczynski y Alejandro Toledo; García y PPK enfrentaron también denuncias de dádivas, mientras que Keiko Fujimori afrontó serias interrogantes por denuncias de lavado de activos. Sin las acusa- ciones que pesaron sobre Acuña, Julio Guzmán salió de la competencia por las irregularidades que los organismos electorales hallaron en su inscripción en las elecciones, y Ántero Flores-Aráoz, Alan García, PPK, el entonces congresista Virgilio Acuña y Jorge Yoshiyama (sobrino del exministro fujimorista Jaime Yoshiyama) debieron responder por su presencia en los Panama Papers (véase la tabla 4). Entre los lastres y el pasado oscuro de los candidatos destacaron las deudas no resueltas, que para algunos medios los convertían en políticos no elegibles. Se puso la mirada en Alejando Toledo y su relación con el caso Ecoteva, la situación judicial de Gregorio Santos y de Daniel Urresti, las denuncias contra Verónika Mendoza que la vincularon con el manejo irregular de los fondos del Partido Nacionalista Peruano y las agendas de Nadine Heredia, el pasado de PPK como ministro del primer gobierno de Fernando Belaunde y la discusión sobre La Brea y Pariñas. Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 105
El mayor despliegue fue para Keiko Fujimori por su vinculación con las políticas de corrupción que imperaron en el gobierno de su padre y la falta de un deslinde sobre varios excesos: las torturas infligidas a su madre Susana Higuchi denunciadas durante el fujimorato, las esterilizaciones forzadas a mujeres de la sierra y Amazonía, los delitos aún impunes come- tidos por sus tíos, el pago de sus estudios con recursos ilegítimos, etcétera. Según la encuesta de Ipsos Perú del 16 de mayo (2016f), 66 % de los entrevistados consideró que los estudios de la candidata y de sus hermanos revelaban una irregularidad que debía investigarse; y la del 29 de mayo (Ipsos Perú, 2016i) reveló que el 48 % considerada muy creíble y algo creíble la denuncia de que Keiko Fujimori no defendió a su madre luego de que esta declaró que había sido torturada en el SIN por órdenes de su esposo. Se criticó la eventual participación de Alberto Fujimori en un gobierno bajo la presidencia de su hija, la presencia de colaboradores del régimen que gobernó en la década de 1990 en su entorno más cercano (la vieja guardia), la aparente relación con Vladimiro Montesinos —resucitado en la campaña al descubrirse que tenía acceso a celulares en la cárcel— y la presencia de personajes oscuros como Joaquín Ramírez, secretario de Fuerza Popular, investigado por lavado de activos. La República fue el abanderado en esta vuelta al pasado. Una expli- cación a la línea está en esta glosa del editorial del 5 de abril de 1992:
Diversos nuevos argumentos pretenden borrar de la memoria colectiva esta etapa dolorosa del país. Como sucede con toda memoria, siempre existe el riesgo del olvido o de una nueva escritura de los hechos. Felizmente, eso no ha sucedido en relación con el golpe de Estado del 5 de abril.
Contribuye mucho a ello que el fujimorismo se resista a condenar abiertamente tanto el golpe como el régimen instaurado con este acto. Los tímidos pasos dados por su nueva lideresa no pueden ciertamente romper con su matriz de origen, su razón y motivo, especialmente si las prácticas políticas siguen siendo las mismas. Los mejores ejemplos de ello es que quien encabeza la lista parlamentaria por Lima en esa formación política es una procesada por corrupción, o los casos denunciados de clientelismo político en estas elecciones. (“Nunca más”, 2016, p. 6) 106 María Mendoza Michilot
Tabla 4 Cuestionamientos a los candidatos
A. Flores-Aráoz Panama Papers A. García Lava Jato Dádivas A. Toledo Lava Jato Ecoteva Uso de la C. Acuña Lavado universidad Domicilio Plagios Dádivas J. Guzmán Irregularidades en su inscripción K. Fujimori Lastres Dádivas Lavado P. Kuczynski Lava Jato Dádivas V. Mendoza Agendas (secreto bancario)
Elaboración propia
Otro tema conflictivo fue el rechazo mayoritario de sectores organi- zados de la sociedad civil hacia los candidatos. En el Cusco, simpatizantes fujimoristas pretendieron evitar un mitin de PPK; el candidato contestó: “Este será mi último trabajo y no el primero”, en referencia a Keiko Fujimori (“Fujimoristas intentaron”, 2016, p. 11). En Lima, las marchas de protesta contra la candidata fujimorista —del 5 de abril y del 31 de mayo, antes de la primera y segunda vuelta— cruzaron fronteras. Hubo incidentes violentos en el interior del país contra la candidata de Fuerza Popular, Alan García y César Acuña. La primera marcha liderada por el movimiento No A Keiko tuvo amplia cobertura en El Comercio y La República, que mostraron en sus portadas la presencia de miles de personas por calles y plazas el 5 de abril, en rechazo al autogolpe perpetrado por Alberto Fujimori hacía 24 años. La protesta, en la que circularon carteles y banderolas con el hashtag #KeikoNoVa, apareció en las páginas interiores de Perú 21; Correo puso una foto en primera página, aunque con un titular indirecto que vinculó la protesta a Ollanta Humala. La segunda marcha, del 31 de mayo, denominada KeikoNoVa y convocada por colectivos, gremios, políticos y estudiantes en rechazo a la candidatura de la fujimorista, se destacó en las portadas de los cuatro diarios. Estas manifestaciones han sido consideradas hitos en la campaña, tan importantes como las exclusiones de los candidatos que fueron separados de la contienda y aquellos que estuvieron a punto de correr igual suerte. Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 107
2.1.5 Asuntos internos: deserciones y adhesiones En este proceso electoral, fueron frecuentes las crisis partidarias, las deserciones de cuadros importantes y la resurrección de problemas del pasado de las agrupaciones políticas, así como las adhesiones, alianzas y apoyos estratégicos a los candidatos. Crisis vivieron los partidos Aprista y Popular Cristiano antes y después de las elecciones; también Perú Posible, Alianza para el Progreso, Todos por el Perú, Fuerza Popular y Peruanos por el Kambio. Las deserciones más notorias ocurrieron en Perú Posible cuando dos cuadros impor- tantes —Luis Thais y Daniel Mora— renunciaron al partido vía Twitter el 19 de diciembre del 2015. Luego de la primera vuelta, se sumó Carmen Omonte, quien integraba la plancha presidencial. En las adhesiones, se debe resaltar la confluencia de partidos que determinó la constitución de alianzas, las incorporaciones o “jales” de personalidades que de manera independiente se unieron a las diferentes propuestas políticas, y el apoyo que en la segunda vuelta recibieron PPK y Keiko Fujimori de otras fuerzas políticas. Hubo adhesiones en Alianza para el Progreso (APP), Peruanos por el Kambio (PPK), Frente Amplio, Todos por el Perú (TPP) y Acción Popular que tuvieron tanta o más exposición mediática que las deserciones. En diciembre del 2015, la confluencia Alianza Popular —bajo el padrinazgo de Luis Bedoya Reyes— estuvo en la agenda mediática, para luego diluirse en el debate conforme Alan García descendía en las encuestas. La República, más que El Comercio, convirtió esta alianza en un tema prioritario. La incorporación de Marisol Espinoza —entonces vicepresidenta de la República del gobierno nacionalista saliente— a las filas de APP apareció en las portadas de El Comercio, La República y Perú 21. Esta alianza generó varios titulares por haberse unido con otras agrupaciones políticas y atraer a políticos independientes o al expresidente del Consejo de Ministros y exgobernador de San Martín, César Villanueva. Para la segunda vuelta, el editorial de La República del 19 de abril, titulado “Códigos de la segunda vuelta” (2016), reflexionó sobre tres presencias importantes en la contienda, cuyas adhesiones serían rele- vantes: primero, las alianzas explícitas que, según explicó, no hacían falta en los comicios porque “el sistema político peruano carece de líderes que sean dueños de los votos”, de manera que los ciudadanos 108 María Mendoza Michilot
suelen votar de manera autónoma guiados por sus preferencias. En el caso de PPK, se dijo, no las iba a necesitar; la experiencia señaló que fueron indispensables para su apretado triunfo. La segunda fue el antivoto contra Keiko Fujimori y contra Kuczynski, que, según los analistas, definieron la elección. Y finalmente, los movi- mientos sociales que, en la primera vuelta, demandaron transparencia y defensa del orden democrático, y, como se previó, salieron nuevamente a las calles para alertar “sobre el peligro de entregarle todo el poder a un grupo político con probados antecedentes arbitrarios y autoritarios” (“Códigos”, 2016, p. 4). Tras la primera vuelta, políticos de la mayoría de tiendas partidarias, intelectuales, grupos radicales contrarios al fujimorismo (como el movi- miento No a Keiko), gremios laborales (como la Confederación General de Trabajadores del Perú [CGTP], la Central de Trabajadores del Perú [CTP] y el Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación Peruana [Sutep]), entre otros, comprometieron su voto para el líder de Peruanos por el Kambio. Uno de los primeros en pronunciarse fue Mario Vargas Llosa (“Mario Vargas”, 2016) y también lo hizo Julio Guzmán, de TPP (“Julio Guzmán afirma que votará”, 2016). Ipsos Perú (2016d) mostró el 19 de abril que la percepción ciudadana era coincidente: las personas consul- tadas daban su respaldo a PPK. Gregorio Santos aseguró que no apoyaría a ninguno de los dos; a él se sumó Fernando Olivera. De otro lado, Francisco Diez Canseco y Ántero Flores-Aráoz apoyaron a Keiko Fujimori. El análisis recoge un mayor número de menciones de apoyo para PPK en La República, mientras que en El Comercio se manejó este tema de manera casi equitativa. Correo y Perú 21 dieron cuenta de las adhesiones. El 3 de mayo, César Acuña respaldó la candidatura de Kuczynski; ese mismo mes, PPK presentó como miembros de su equipo antico- rrupción al exfiscal supremo Avelino Guillén, uno de los artífices del proceso judicial contra Alberto Fujimori, y a la exjueza superior Inés Tello, quien condenó al nefasto grupo Colina, de triste recordación durante el fujimorato (“PPK jala”, 2016). La incorporación de Guillén fue recibida positivamente en la encuesta del 23 de mayo de Ipsos Perú (2016g). Después de las elecciones, el magistrado formó parte del equipo de transferencia del Ministerio de Justicia, pero luego no fue convo- cado a ningún grupo de lucha contra la corrupción como se anunció en la campaña; según Guillén, “con la finalidad de no perturbar un Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 109 acercamiento con Fuerza Popular” (“Guillén rompe”, 2016, p. 5). Estas incorporaciones fueron destacadas en la portada de El Comercio, Perú 21 y Correo, algunos con provocadores titulares:
• “PPK incorpora a exfiscal que acusó a Alberto Fujimori” (2016, p. 1). • “PPK se jala a ‘verdugos’ de Fujimori” (2016, p. 1). “Fujimoristas le recuerdan que exmagistrado fue desaprobado por el CNM en examen de ascenso”. Otros cuadros incorporados, que no continuaron cuando PPK asumió el poder, fueron el general Luis Montoya Villanueva, exdirector de la PNP, y el general PNP (r) Remigio Hernani Meloni (“Primera baja”, 2016). Una semana antes de la segunda vuelta, Verónika Mendoza (2016) publicó un video en su cuenta de Facebook en el que pidió —en un mensaje en quechua— votar por PPK; la convocatoria rebotó en los cuatro medios al día siguiente. La encuesta de Ipsos Perú del 16 de mayo (2016f) encontró que 55 % de los entrevistados consideraban que el apoyo de Mario Vargas Llosa era una buena idea. En cambio, sobre el apoyo de Acuña, 53 % creía que ese acercamiento era negativo, 49 % consideraba que proyectaba una mala imagen, y 41 %, que su endose era un arreglo de conveniencia. Un 33 % dijo que el respaldo de APP era una buena manera de llegar a más población. Keiko Fujimori recibió el respaldo de Hernando de Soto, al igual que en las elecciones del 2011, y del economista Elmer Cuba (“Elmer Cuba”, 2016); una parte del APRA y otra del PPC. De Soto y Cubas tuvieron 60 % y 55 % de aprobación, respectivamente. Lo más destacado en los medios, sin embargo, fue el respaldo que Fujimori recogió en sectores cuestionados en el debate público —como las asociaciones de mineros informales de Madre de Dios o las empresas de transporte público criticadas por sus transgresiones en el tránsito limeño— y que la llevó a publicar avisos en los periódicos junto a De Soto para explicar su “compromiso para la formalización del Perú” (“Mi compromiso”, 2016, p. 20). Otro respaldo cuestionado fue el que suscribió con líderes religiosos fanáticamente contrarios a la unión civil y el aborto, pero que según Ipsos Perú contaba con la aprobación de las personas consultadas. 110 María Mendoza Michilot
Estas adhesiones recordaron las de diversos sectores (incluidos empresariales) a Ollanta Humala en las elecciones del 2011, cuando este cambió su plan de la gran transformación por una nueva hoja de ruta. La diferencia es que aquellas dieron un giro a la campaña y a los marcos de referencia del discurso nacionalista que contribuyeron al triunfo del candidato humalista. Algunos medios, como El Comercio, criticaron este vuelco calificándolo de “maquillaje” de la propuesta radical original, para conseguir apoyo y derrotar a su contrincante de aquella ocasión, Keiko Fujimori (M. Mendoza, 2014). En estas elecciones, los endoses que recibieron ambos candidatos generaron resquemores, sobre todo los de Fuerza Popular. El Comercio señaló las incoherencias de ciertos respaldos que, como demostró esta elección, generaron expectativa:
No es extraño que gestos descabellados y contradictorios para forzar las deseadas aproximaciones empiecen a menudear a las pocas semanas de iniciada la segunda ronda. Como si de pronto les dijesen a sus antiguos rivales: ahora que te miro bien, veo que tenías unas virtudes que me habían pasado desapercibidas. Tal es el caso, por ejemplo, de Keiko Fujimori, que recientemente ha dicho que podría estar interesada en “rescatar” algunas de las ideas de Gregorio Santos, o el de Pedro Pablo Kuczynski, que ha considerado que la adhesión de César Acuña a su postulación procede porque “esto” —debemos suponer que se refiere a la segunda vuelta— “no es un foro sobre excelencia académica”. (“Ahora que”, 2016, p. 2)
2.1.6 El futuro Congreso y las estrategias de campaña La elección de candidatos al Congreso primó en la agenda mediática. Ocho agrupaciones que inscribieron sus listas en el JNE no consiguieron una curul. El Partido Humanista y Perú Posible perdieron su inscripción legal. Solidaridad Nacional, el Partido Nacionalista Peruano y Perú Patria Segura retiraron a sus candidatos a la Presidencia antes de la primera vuelta, y agrupaciones que formaron parte de alianzas que superaron la valla electoral tampoco llegaron al Parlamento (Somos Perú, Restauración Nacional y el Partido Popular Cristiano). Solo seis listas consolidaron grupos parlamentarios (Acción Popular, Alianza para el Progreso, APRA, Frente Amplio, Fuerza Popular y Peruanos por el Kambio). En La República y Perú 21, la selección de los candidatos a congre- sistas al interior de cada partido fue un tema prioritario en enero. En Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 111
Correo, el tema se extendió hasta febrero, mes en que venció el plazo para inscribir las listas al Congreso y al Parlamento Andino. El Comercio se ocupó del futuro Parlamento en enero, febrero y abril (cuando dio a conocer la lista final depurada de aspirantes, sin tachas ni otras observaciones). En febrero, publicó un balance tipo de quién es quién en el futuro Legislativo, y llegó a estas conclusiones: los cuatro partidos ubicados entonces en los primeros lugares —Fuerza Popular, Todos por el Perú, Alianza para el Progreso y Peruanos por el Kambio— apenas cumplieron con la cuota de género y ninguno alcanzó la paridad. En promedio, 34 % eran mujeres y 66 %, varones. Un 20 % de los postu- lantes vivía en Surco y, en general, provenían mayormente de distritos modernos (Miraflores, San Isidro, La Molina, San Borja y Surco); fue el caso de la futura bancada de PPK (59 %), Fuerza Popular (53 %), Todos por el Perú (50 %) y Alianza para el Progreso (38 %). De su nivel educativo, el informe indicó que 85 % de los candidatos tenía estudios universitarios o de posgrado. Llamó la atención que en la lista de APP hubiera nueve candidatos sin estudios universitarios o técnicos culminados, “siendo su candidato presidencial dueño de varios centros de educación superior” (“Perfil del candidato”, 2016, pp. 2-3). Abogados y economistas abundaban en las listas de PPK y TPP; en Fuerza Popular y APP las carreras eran diversas. El rango de edades estaba entre 44 y 49 años; los postulantes de PPK y Acuña tenían mayor trayectoria que los de TPP, quienes contaban con poca o nula experiencia política. La inclusión de personajes relacionados con la farándula y los deportes —que también los hubo en esta campaña— no fue lo más destacado. Las portadas incidieron en la presencia de aspirantes con antecedentes penales, incursos en procesos judiciales pendientes, deudas y denuncias por peculado, así como de otros vinculados a la minería o tala ilegales (“Fuerza Popular y otros”, 2016). Los medios buscaron identificar a los asesores de los principales candi- datos. El más polémico y mediático, Luis Favre, asesoró a César Acuña hasta su caída en las encuestas previa a su exclusión. Según El Comercio, en el primer tramo de la campaña, APP contrató a Ismael Crespo y Jean Quesada, de nacionalidad española. Keiko Fujimori contó con el ecuatoriano Roberto Izurieta, y Pedro Pablo Kuczynski, con el cubano‑estadounidense Mario Elgarresta, con Francisco Mendes y Abel Aguilar. Alan García trabajó con Hugo Otero (“Estrategas de campaña”, 2015). 112 María Mendoza Michilot
Los medios auscultaron si ciertos candidatos cambiarían de estrategia frente a los desbalances en las encuestas. Fue el caso de PPK, quien a inicios de febrero bajó al cuarto lugar por el repunte de Julio Guzmán. Carlos Bruce, vocero del partido, manifestó que seguirían trabajando igual pese a los resultados. Comparado con otras campañas, ningún candidato recibió tantas recomendaciones como PPK, en los espacios de opinión de los medios, sobre cómo posicionarse mejor. No sucedió con García en las elecciones del 2006 ni con Humala en el 2011, según Duymovich (comunicación personal, 21 de febrero del 2017). Otro candidato de interés fue Julio Guzmán, tanto por la exitosa estrategia que siguió para, en tres meses, colocarse en el segundo lugar de las preferencias como por las críticas que empezaron a llegarle: “Su partido es un vientre de alquiler improvisado sobre la marcha. Su narra- tiva (colores, frases, hasta la tipografía) ha sido copiada del Podemos español. Y, aun así, va segundo en las encuestas. ¿Cómo?” (Sifuentes, 2016, p. 25). Se dijo que su conocimiento del target, su presencia en redes sociales, sus oportunas campañas de propaganda en Facebook, la consolidación de un grupo fiel de jóvenes seguidores y venderse como una opción diferente fueron algunas de las razones que explicaban su meteórico repunte (“Guzmán ya”, 2016). En el libro Nuestro propio camino, de su autoría, el candidato sitúa a las redes como uno de los tres ejes de la estrategia de bajo costo que llevó adelante en su camino hacia la presidencia (Guzmán, 2016, pp. 124-130) (véase el cuadro 3). También se habló de las estrategias de los partidos derrotados; al APRA y al PPC les sugirieron su refundación para promover la compe- tencia interna, desactivar corrientes internas corrosivas y apartar a los responsables de los fracasos. Otros debían resucitar o dejar de depender de caudillos: Somos Perú, Solidaridad Nacional y el Partido Nacionalista (“Los partidos”, 2016). Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 113
Cuadro 3 El eje de las redes
Después de explorar varias opciones para hacernos conocidos rápidamente y a bajo costo, surgió del equipo la idea de implementar una estrategia de tres ejes. El primer eje consistía en copar los medios de comunicación local, principalmente las radios distri- tales, en Lima y las demás regiones, quienes nos daban la cabida necesaria […].
El segundo eje de acción consistía en tomar las calles, de las formas tradicionales, pero también las más creativas […].
El tercer eje de la nueva estrategia de campaña fueron las redes sociales. Todo el material escrito, de audio y de video que registrábamos en el trabajo intenso en las calles y las entrevistas en los medios de comunicación local lo colgábamos permanentemente en Facebook, lo que nos permitió contar con contenidos diariamente actualizados. Además del material que colocábamos en las redes, el color morado y el diseño de la página de Facebook ayudaron mucho en atraer simpa- tizantes jóvenes. Nuestras herramientas de comunicación en redes, Facebook y la página web fueron trabajadas con tanto profesionalismo que algunos periodistas intentaron desinformar a la opinión pública diciendo que nuestra campaña contaba con un gran respaldo financiero. Todo el trabajo creativo y de diseño fue liderado por seis personas, Daniel Olivares, Andrea Pagador, Alfre- do San Martín, Carlos Ambía, Daniel Bracamonte y Ruth Cárdenas, quienes aportaron su tiempo y talento por una causa en la que creen.
Fuente: Guzmán, 2016, pp. 124-130 Elaboración propia
2.2 Priorización de la información Dime de qué hablas y te diré cuál es tu línea editorial. Dime a quién entrevistas y te diré qué enfoque tendrá la información que publicarás. Dime qué será lo destacado en tu cobertura y coincidiremos en tus prio- ridades periodísticas. Entender la construcción del mensaje en la prensa, como sintetiza Manuel Castells, pasa por reconocer la agenda informativa o la lista de temas que cubren los medios de comunicación (agenda-setting), la manera en que priorizan determinados contenidos en desmedro de otros (priming) y, finalmente, el enfoque que dan a los acontecimientos “con el fin de promover una determinada interpretación, evaluación o solución” (framing) (2010, p. 218)1.
1 Un análisis de los enfoques o frames de la información sobre las elecciones del 2016 se aborda en el capítulo 5. 114 María Mendoza Michilot
Si se compara la lista de temas que trataron los medios analizados, se hallan coincidencias temáticas. Lo que varió fue la priorización de los acontecimientos.
• Keiko Fujimori. Fue mencionada fundamentalmente en tres campos: los ataques, las críticas o las denuncias; la campaña en sí misma y la referencia a los lastres del fujimorismo que a la larga causaron su derrota. La República incidió más en el tema de los ataques, las denuncias o las críticas, así como en los problemas irresueltos del pasado; en segundo lugar, destacaron los actos cumplidos por la candidata durante la campaña. Correo y Perú 21 prefirieron dar cuenta primero de actividades proselitistas, al igual que El Comercio, y, luego, de los deméritos de la candidata.
700
600
500
400
300
200
100
0
Correo El Comercio La República Perú 21
Figura 3. Temas sobre Keiko Fujimori en los medios Elaboración propia Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 115
• Pedro Pablo Kuczynski. La prensa lo abordó principalmente a partir de sus actividades en la campaña y sus promesas, y, luego, por los ataques, las críticas y las denuncias. Más impor- tantes fueron los resultados que alcanzó en ambas vueltas electorales. La República, Correo y Perú 21 priorizaron la campaña proselitista, El Comercio dedicó su atención a evaluar las promesas. Correo y Perú 21 levantaron más las críticas.
450
400
350 700
300 600
250 500
200 400 150 300 100 200 50 100 0 0
Correo El Comercio La República Perú 21
Figura 4. Temas sobre Pedro Pablo Kuczynski en los medios Elaboración propia 116 María Mendoza Michilot
• Julio Guzmán. La irrupción de su candidatura llenó la agenda temática de los medios, que se centró en las exclusiones, los actos de campaña y el quehacer de los entes electorales. Para La República, la función del JNE y del sistema electoral en pleno fue el tema más relevante respecto a Guzmán. Correo destacó el proceso de la exclusión de la candidatura, al igual que El Comercio. Por otro lado, Perú 21 puso énfasis en la tarea proselitista.
250
700 200 600
150 500
400 100
300 50 200
0 100
0
Correo El Comercio La República Perú 21
Figura 5. Temas sobre Julio Guzmán en los medios Elaboración propia Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 117
• Alan García Pérez. Las menciones más frecuentes se dieron en tres campos: las actividades de la campaña; los ataques, las críticas o las denuncias; y las adhesiones que recibió el APRA. Los cuatro periódicos coincidieron en centralizar su agenda en el proselitismo de García. En segundo lugar, el diario La República fue más incisivo sobre las denuncias contra el candidato, seguido de Perú 21 y Correo; las menciones de El Comercio fueron menores en este campo y prefirió destacar las corrientes de apoyo al aprismo y evaluar sus ofertas electorales.
300
250
200 700
600 150
500
100 400
300 50 200
100 0
0
Correo El Comercio La República Perú 21
Figura 6. Temas sobre Alan García Pérez en los medios Elaboración propia 118 María Mendoza Michilot
• César Acuña. Los ataques, las críticas y las denuncias primaron en la agenda mediática. Todos los medios pusieron en relieve los acontecimientos que desembocaron en su exclusión. En orden de importancia, se hicieron menciones al proselitismo electoral y el quehacer de los organismos electorales.
300
700 250
600 200
500 150
400 100 300 50 200 0 100
0
Correo El Comercio La República Perú 21
Figura 7. Temas sobre César Acuña en los medios Elaboración propia Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 119
• Verónika Mendoza. Las menciones fueron frecuentes al infor- mar sobre su campaña, las promesas que hizo y también las críticas, los ataques y las denuncias. Los cuatros diarios priori- zaron el proselitismo cumplido, pero la diferencia se dio en las críticas. En este punto destacaron las formuladas por Correo y Perú 21.
200
180
160
700140
600120
100 500 80 400 60
300 40
200 20
0 100
0
Correo El Comercio La República Perú 21
Figura 8. Temas sobre Verónika Mendoza en los medios Elaboración propia 120 María Mendoza Michilot
• Alfredo Barnechea. Los medios pusieron los reflectores en los actos de su campaña; luego, en las promesas, y, en tercer lu- gar, en las críticas, los ataques y las denuncias. La República y Perú 21 cubrieron sus actividades proselitistas. En segundo lugar, La República y El Comercio observaron sus promesas. Recibió menos críticas que Verónika Mendoza, y estas provi- nieron principalmente de Correo.
250
200
150
700
100 600
500
50 400
300
200 0 100
0
Correo El Comercio La República Perú 21
Figura 9. Temas sobre Alfredo Barnechea en los medios Elaboración propia Capítulo 2. ¿De qué se habló en la c ampaña? 121
• Alejandro Toledo. Es mencionado en cuatro campos: campaña proselitista; los ataques, las críticas y las denuncias; las promesas y los lastres partidarios o del propio Toledo. En el primer punto, coincidieron todos los medios, aunque hay varia- ciones en tres. La República puso atención en sus promesas, pero, junto con Correo, destacó los problemas en los que se vio envuelto. Perú 21 hizo más menciones sobre hechos del pasado que pusieron en cuestión su idoneidad.
120
100
80
60 700
600 40 500
400 20 300
200 0 100
0 ampaña romesas AdhesionesResultados clusiones Redes sociales ancada futura risis partidarias Lastres partidarios