Reencantar La Educación: Un Asunto Urgente De Humanidad
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REENCANTAR LA EDUCACIÓN: UN ASUNTO URGENTE DE HUMANIDAD CARLOS EDUARDO MEJÍA BUSTAMANTE UNIVERSIDAD LA GRAN COLOMBIA - ARMENIA UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA – CALI FACULTAD DE EDUCACIÓN MAESTRÍA EDUCACIÓN: DESARROLLO HUMANO 2013 REENCANTAR LA EDUCACIÓN: UN ASUNTO URGENTE DE HUMANIDAD CARLOS EDUARDO MEJÍA BUSTAMANTE TRABAJO PRESENTADO COMO OPCIÓN DE GRADO EN LA MAESTRÍA EDUCACIÓN DESARROLLO HUMANO DIRECTOR: JULIÁN HUMBERTO ARIAS CARMEN UNIVERSIDAD LA GRAN COLOMBIA - ARMENIA UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA – CALI FACULTAD DE EDUCACIÓN MAESTRÍA EDUCACIÓN: DESARROLLO HUMANO 2013 Nota de aceptación _______________________________ _______________________________ _______________________________ _______________________________ _______________________________ _______________________________ Firma del presidente del Jurado _______________________________ Firma del Jurado _______________________________ Firma del Jurado TABLA DE CONTENIDO Dedicatoria 6 Agradecimientos 7 BITÁCORA 9 PRELUDIO 11 HORIZONTES 15 20 1. TRAYECTO BIO - EPISTÉMICO 21 1.1. VIÁTICOS DEL TRAYECTO 22 1.1.1.Razones Vitales 26 1.1.2 Razones Problémicas 1.2 ACOMPAÑANTES DE CAMINO 31 1.2.1 El lugar como construcción de sentido 34 1.2.2 Actuaciones del maestro 38 1.2.3 Reencatamiento educativo 53 2. TRAYECTO BIO - DIALÓGICO 57 2.1 COORDENADAS DE LA ANDADURA 58 2.2 SEÑALIZACIONES DEL CAMINO 64 73 3. TRAYECTO BIO - ARRIBOS 76 Tras las huellas del maestro 96 Reflejos: palabras que luchan 102 Logias 105 La voz del maestro 4. UNA MIRADA AL CAMINO RECORRIDO 114 120 BIBLIOGRAFÍA 122 ANEXOS TABLA DE CUADROS Y GRAFICAS 1. Educar con pasión – educar con amor 105 2. Educar es cuestión de humanidad 105 3. La utopía de la coexistencia 106 4. Educar es transformar la vida 106 5. Educar para aprender a estar juntos 107 6. Llamados a educar para la vida 107 7. Maestro, hazme un instrumento de paz 108 8. Pedagogía de la Esperanza 108 9. Condiciones básicas 43 Dedicado A Dios, el gran Maestro a mi esposa Lina María y mis hijo Daniel Isaac y Juan Pablo 6 Agradecimientos En primer lugar a Dios, artífice de la vida y de la esperanza, a mi familia por el gozo de siempre, a los maestros que pusieron en riesgo sus palabras, a los pies que caminaron con migo, a la Universidad La Gran Colombia por el gesto de la solidaridad. 7 Estoy delante de ti, sólo necesito que me mires con tus ojos emancipados, con tu espíritu rebelde, sólo necesito que me toques con otras manos, y me sientas con otra piel, Poema: Epifanía Carlos Eduardo Mejía Bustamante 8 BITÁCORA REENCANTAR LA EDUCACIÓN: UN ASUNTO URGENTE DE HUMANIDAD no tiene una pretensión distinta a pensar y pensarse como una apuesta por las condiciones humanas que forman, que dan sentido, que transforman a partir de la educación. No pretende ser un recetario de acciones y deberes para reasumir la educación desde una perspectiva humana, como tampoco pretende ser una postura redencionista. Es, sencillamente, una apuesta esperanzadora que encuentra en la humanización de las relaciones educativas una posibilidad de pensar el mundo desde una nueva civilidad que permita avanzar hacia las trasformaciones socio-históricas más urgentes y significativas de nuestro tiempo. Bien pudo ser una construcción en torno a cuestiones teóricas relacionadas con currículo, pedagogía, etc., y seguramente es un tema en el que se ha reflexionado mucho, no obstante, esta puesta en escritura se constituye en un llamado urgente a re- comprender que lo fundamental de la educación es la condición humana y humana condición del otro y del nosotros. Por tanto, a lo largo de las líneas que armonizan esta sinfonía de esperanza se ha construido a manera de trayectos el ideal de hacer de la educación un lugar de vida, de alegría, de fraternidad, de legitimación y reconocimiento, de esperanza, de reales trasformaciones humanas en cuanto razón más alta para transformar una sociedad postrada socialmente en una sociedad de vida. Sólo espero que estos caminos sean motivos para hacer giros vitales que permitan cambiar la mirada sobre las actuaciones del maestro como posibilidad de reencanten la educación y así, permitir que las instituciones educativas sean habitadas con el gozo del querer estar para crecer, ser y vivir a plenitud el momento histórico. 9 Este trayecto lo he querido iniciar con breve cuento, que a manera de preludio, inaugura aquello que será el centro de la apuesta de una educación que hace posible el encanto vital a partir del acto humano del maestro, con él se anuncia lo que se pretende plasmar como giro vital que desde el aula permite un encuentro diferenciador que revitaliza la vida y construye razones para la esperanza social. Este cuento que lleva por título Recuerdos con Olor a Lápiz ha surgido como una reflexión personal en el marco de la formación recibida en la maestría y debo decir que ha permitido un diálogo enriquecedor con mis hijos Daniel Isaac y Juan Pablo, en particular con Daniel, de 9 años porque desde su mirada como escritor1 la vida es maravillosa en el encuentro vital con el otro. 1 Daniel Isaac Mejía Parada ya ha publicado su primer libro Contando Cuento ISBN978-958-44-9086-5 10 PRELUDIO RECUERDOS CON OLOR A LÁPIZ Cuento El dibujo es fue realizado por mi hijo Daniel Isaac, quien luego de haberle leído el cuento, tomó la iniciativa de dibujar una escena. 11 Aquella mañana, el gallo de la casa del profesor José Armando no anunció el inicio de la nueva alborada que traía consigo los primeros rayos de un sol veraniego. En silencio dejó que la madrugada siguiera su curso abriéndose camino hacia una mañana como todas, y al mismo tiempo, vestida extrañamente en un manto lechoso de neblina húmeda que presagiaba un día abrumador; un día de los que aferran a los cuerpos las camisas y las blusas, como tratando de sostenerlos para que no desmayen en el intento de vivir cada día. El profesor José Armando, abrió sus ojos a las cinco de una madrugada serena con una mezcla de penumbra y silencio; y como siempre, dibujó una sonrisa de gratitud. La muerte le había permitido otro día ardiente; un privilegio que no tuvo el gallo que, por muchos años despertó al mismo tiempo que el profesor José Armando, creyendo ser el fiel despertador de su viejo amigo. El profesor se incorporó de la cama dejando en ella la silueta de una historia de sueños que no se cumplieron y que lentamente se desvanecían con el silencioso retorno de su viejo colchón. Mientras calentaba agua para el café se mojó la cara en el agua fresca de una ponchera escarchada, se miró al espejo con la paciencia de una andadura silenciosa y como tratando de encontrase a sí mismo volvió a mirarse y por primera vez vio que sólo habían pasado sus años y que tras los surcos irónicos de la vida y el brillo de las canas entramadas, estaban aún las esperanzas y los sueños. En aquel momento el universo del profesor quedó suspendido en vilo ante el escenario de una metanoia conquistada sobre su propia humanidad, fue la sensación profunda de volver a experimentar el primer amor de un himeneo olvidado. En este punto, el agua hirviente del café interrumpió este reencuentro dejando en suspenso lo que habría que procesionar en la humanidad profunda del profesor José Armando. 12 Preparó el café con la solemnidad de una clase y se tomó su tiempo para revolverlo haciendo girar su mano con un movimiento que evocaba sus planas de caligrafía. Tomando la tasa con sus dos manos se sentó en un viejo taburete que tenía esculpida en su piel la figura menuda del profesor. Mientras tomaba el café miraba a su gallo quieto y en silencio al pie de su ventana y mientras lo miraba respetuosamente, pensaba las muchas veces que el gallo acompañaba con su canto gangoso la sonrisa de gratitud de todas las mañanas. Luego de un rato se incorporó y se vistió con su acostumbrada ropa blanca de pliegues almidonados, refrescó su rostro navegado con una colonia que pareciera ser fabricada sólo para el profesor José Armando, era una colonia con aroma a agua de azahares. Ya listo, tomó su viejo maletín, un maletín con el cuero surcado como el rostro del profesor José Armando, que guardaba en su interior un inolvidable olor a lápiz y las hojas amarillentas de escritos con un trazo intachable, como si en el acto de escribir el tiempo se hubiese detenido en complicidad con sus pensamientos. Con paso apresurado y menudo salió para la escuela dejando tras de sí el rastro de azahares que delataba su paso alentando las esperanzas de aquellos que sembraron en las manos del profesor la educación de sus hijos. Como siempre, los niños lo esperaban en el salón de clases, y por primera vez no entró directo a su escritorio. Aquella mañana pasó algo extraño. El profesor José Armando se detuvo en la puerta del salón como si fuese su primera vez y desde allí miró a cada niño a sus ojos, y después, como detallando el universo sonrió. Entró a paso lento con la mirada fija en su escritorio, mientras por sus recuerdos desfilaban tantos años de silenciosa entrega a algo, que aquel día, estaba teniendo otro significado. Los niños aguardaban con una paciencia fingida mientras el profesor José Armando sacaba de su viejo maletín la lista de asistencia, una libreta verde oliva con un lomo manoseado y con notas intrincadas, como si fuese la partitura de una sinfonía que cada día tenía una tonada diferente. 13 Nuevamente miró a los niños y dibujó una sonrisa, como las que en cada madrugada se dibujaba en su rostro con gesto de gratitud; su rostro parecía rejuvenecer y de manera decidida volvió a meter en el maletín la vieja libreta… nunca más la volvió a sacar.