A d.l P (J R I A S () t. 41-42. 1979-80. pags. 203-242

Burriac, un yacimiento protohistórico de la costa catalana (~abierade Mar, Barcelona)

Por JosÉ BARBERAy RICARDOPASCUAL

A 5 km. al sudoeste de Mataró y a tura de la montaña es de 401 m. sobre poco más de 1 km. al norte de la loca- el nivel del mar,2 y su vértice se halla lidad de Cabrera de Mar,' dentro de este situado a unos 3,5 kilómetros del punto término municipal, se levanta la montaña mas cercano de la costa, hacia el su- de Burriac, cuya cumbre es una de las deste. cimas más visibles y características de En la vertiente norte, en el termino la Serra de la Costa, sistema montañoso municipal de y también en la de la comarca del , cuyos limites del sudoeste, en Cabrera de Mar, afloran son: el mar Mediterráneo al este y los manantiales de aguas ferruginosas y bi- ríos Besós, Mogent y al sur, carbonatadas, el último a muy pocos oeste y norte, respectivamente. metros del núcleo principal del yaci- Según los datos más recientes, la al- miento objeto de este estudio.

Las estribaciones que se desprenden diados del siglo pasado llamaron la aten- hacia el sudeste forman el valle de Ca- ción de los eruditos. brera, particularmente resguardado de Los hallazgos se inician con el descu- 10s vientos. Tanto en el valle como en brimiento de la necrópolis de Cabrera de las elevaciones que lo rodean, se han Mar en el año 1881 y han proseguido encontrado numerosos vestigios de un hasta la actualidad, abarcando todo el poblamiento antiguo que ya desde me- valle, si bien, como consecuencia de su

1. La denominaciún de Cabrera dc Mar es reciente, basta hace pocos años se conocía coino Cabrera do Mararó. 2. Es curiosa 1s diversidad de alturas que se asignan a La montaña do Buiriac a través de la cartografía, El mapa geolúgico titulado Regid* quinta o dcl Monlseny, Vallé* y Litoral. detallada, Geologia por el Conónigo- Dedn Dr. D. JuOne Al?>tera,presb

3. Josi. Esrn,to~y LE:$X»RO\rir~*xo~ca, El Lauro ntorzelal 3, el itallaxgo dc Cánoves (Bavcelorini. csi A$+ipurins. XSIX, 1967, pág. 173; uPcro eii lu época en que se acuiiaron las piezas de Lauro los centros ibdricos que rotleaóan el Valles, al igual que los de las coniarcas inriiediatas - quizás el de Burriac fue una erccpción - sospeeharuos que, politicamente, ya no eran la que fueron..:> 4. Micwnr. PY, Les o+i>Pidb de l'aunngc (Gard). Fouilles 1058-1969. T. hlontpellicr, 1972, págs. 15-16, BURRIAC, UN Y4CIMIENTO PROTOHISTÓRICO DE 1.A COSTA CATALANA 205

Estos comentarios no pretenden ser tudio de Ribas,' en el que por primera exhaustivos y se limitan a aquellas pu- vez se ponen en relación el poblado y la blicaciones que se consideran más impor- necrópolis y donde, también por primera tantes o que facilitan información sobre vez, se publica el plano que atribuye al algún aspecto determinado e incluso último período de vida del poblado y, sobre alguna forma más o menos pecu- como si de restos de sus habitaciones se liar de exponer dicha información. tratara, el trazado de las paredes levan- Abre la serie la obra de Pellicer y tadas para el cultivo de la viña. Pagéss aparecida en Mataró el año 1887, En el año 1942, J. de C. Serra Ráfols publicación de espíritu muy localista, con hace un resumen de los datos que hasta detalles pintorescos (como el grabado aquel momento se conocen sobre los po- que representa unos palafitos con la mon- blados prerromanos del Maresme, par- taña de Burriac al fondo), pero con to- tiendo de un trabajo suyo aparecido en ques de erudición. De la lectura del libro el Anuari del año 1936 y correspondiente se deduce que el autor estuvo en relación a las actividades de los años 1927-1931.' con Rubio de la Serna y es posible que El Institut d'Estudis Catalans, en 1952, las lecturas de las pseudoinscripciones edita otra obra de Ribas,' con la repre- de algunos vasos de la necrópolis de Ca- sentación de algunas piezas encontradas brera de Mar fueron inspiradas por su en Burriac. fantasía de corte romántico. Villaronga, en 1953, estudia en una Un año después, en 1888, sale a la luz publicación locallo una marca de alfarero, la obra de Rubio de la Serna6 sobre las estampillada sobre un dolium hallado por excavacioiles empezadas en 1881 en la Ribas, que clasifica como púnica, si bien necrópolis. A través de sus páginas, se no se refiere al contexto que posiblemen- revela u11 erudito decimonónico en el te desconocía. mejor sentido de la palabra, con todas las Arribas y Trias, en el año 1958, publi- limitaciones y también con todos los mé- can un fondo de kilyx ático" procedente ritos propios de un trabajo, en una dis- del poblado. cipliria que estaba prácticamente en man- Un trabajo extenso y con una exposi- tillas en España. ción con rigor científico es la de Ribas y Tienen que transcurrir treinta y tres Martíil," versando sobre algunos de los años hasta la aparición de un breve es- innumerables silos del valle.

5. J. M.& PI~LLICB!~Y PAGBS, Esfudios 16isld~i~o-a~qw~ológicossobre Ilderro. mctar6, 1587. 6. JUAX liuu16 DE LA SERXA,Noticia de una necrópolis anlerrotlzana en Cabvera dc Ailata~d (Bav~elor~aj, en A'icmovias de la Roe2 Acadenaia de la Historia, XI, Cuaderno cornpleinentaria, 1888. 7. MnniA RIBASUERTRAN,, El poblat ibdric de Buwiac i la seva necrdpolis, Mataró, 1931. 8. J. DE C. SEI~RAI<Árorc, El poblamit.nlo da la i2íarcsma o Costa de Leua+tle clz la epoca a+tlorronra~ia, cii At>qDurias, IV, 1942, pags. 69-110. 9. MnniA Rrn~sBERTRAX, El poblamcnl d'llduro, Barcelona. 1962. 10. LEANDROVILLIIRONGA, Mavca de alfavero púnica c~zBurviac, cil rArge!t:o7iao, Bolctlfz de Irjorma- cid.^^ Local, a60 11. época 11, núm. 81, 2 de agosta de 1953. 11. ANTONIOARRIBAS y GLORIATR~AS, E% li7rt~a un folidi? de lfilyn ático de Ilduvo (ililalnrój, en Archivo Español de Argucologia, XXI, 1968. p6gs. Yfi-103. 12. M. l?iu~sy R.. M~Rris,IIallnr:a da iesilos ibéiicos en Rv.n.izpi

En 1964, se publica otro estudio de Ri- Dos años más tarde, en 1966, el mismo basI3 cuya superficialidad puede achacar- Ribas publica los materiales de un silo.I5 se al hecho de ser una Memoria de trá- En el año 1967, Estrada y Villaronga, mite; el título de esta obra identifica el al enfrentarse con el problema de la ceca poblado de Burriac con Ilduro, de lo que de Lauro, elaboran un interesante inven- no hay todavía una base científica sufi- tario de los yacimientos prerromanos del cientemente sólida. Aquí Ribas explica los Vallés y comarcas circundantes, entre los trabajos realizados y los restos arquitec- cuales se cita a Burriac y se habla del tónicos descubiertos, ocupándose muy su- problema de la ubicación de la ceca de perficialmente de los materiales hallados Ild~ro.'~ y, en general, sin poner en relación éstos El mismo año ve la aparición de la con aquéllos. Como sea que parte de las obra de Trias sobre las cerámicas grie- excavaciones del Instituto se han llevado gas de la península ibérica,]' en la que se a cabo en la zona de la muralla oriental, citan tres fragmentos cerámicas proce- es conveniente reflejar las conclusiones a dentes de Burriac. que llega el autor sobre este muro que Del año 1968 hay una especial refe- considera levantado rápidamente, sobre rencia bibliográfica: el catálogo de una un terreno poco firme, ocupado anterior- exposición de cerámica celebrada en Co- mente por viviendas más antiguas, pero Iliure,ls redactado por Jaime Lladó, que sin aportar dato alguno sobre dichas ha- había colaborado con Ribas en las exca- bitaciones ni sobre la época en que pudo vaciones de Burriac. ser construida la muralla. También en el 1968 Barberá publica En el mismo año 1964 y galardonada los materiales de la necrópolis de Ca- con el premio «Ilduron de la Caja de Aho- brera que componen la Colección Rubio rros de Mataró, aparece otra obra de de la Serna,Ig lo que es la etapa previa Ribas,14 en la que hace referencia tanto a a la excavación del Instituto en la misma Burriac como a Mataró, con alguna in- necrópolis, cuyos resultados se publican formación complementaria de los alrede- en 1970.20 dores y que viene a ser una ampliación, Cierra por el momento esta bibliogra- con láminas y dibujos, de la Memoria fía el trabajo de Barberá y PascualZ1 antes descrita, si bien hay que señalar sobre el .edificio público^ de Burriac. que los números dados a las habitaciones presentado en el XII Congreso Arqueoló- difieren en ambas publicaciones y que los gico Nacional, celebrado en 1971 en planos también han sido modificados. Jaén.

13. i\%Ani~soXIWAS BEETRÁX, 13 l>oblarlo ibkico de Ildurn, Excavaciones Arqueológicas eii Espata, núm. 30, Madrid, 19G4. 14. D~ARIARIBAS RERTRAN, Elr orig8ns de ;MRtard, Mataró. 1964. 15. MARIANOHInns, Excauacidn de ?cr silo, en Amburias, SXVIII, 1966, .~árs. - 237-242. 16. ESIRADAy VILLARONCA,El Latiro ~zonetaL..,~citado. 17. GLolll~TR~AS DE ARRIBAS,Cc~dsnica~ griegas da la Peninsula Ibérica, 1, Valencia, 1967, pigs. 243.245. 18. Catálogo de la Exposition de cdmramipue <

La reciente publicación de las últimas excavaciones del Instituto," mediante el excavaciones en la necrópolis hace super- examen del grafito de la taza n." 7193, flua una revisión de los materiales, ya que por la forma de sus S puede situarse que han sido pocas las publicaciones bá- en el siglo IV según Maluq~er.~~Asimismo, sicas aparecidas desde entonces. la comparación de las piezas n.Vl49 Unicamente cabe añadir que, según se (skyphos), 7205 (kilyx), 7133 (lagynos) y ha podido observar en unas remociones 7155 (cratera) con vasos análogos áticos:' de terreno efectuadas en Can Rodon de da unos máximos de 400-310 a. de J. C., I'Horta, el cauce del Torrent de Sant Fe- si bien con todas las reservas ya que liu (hoy vía pública que limita la finca Tría~~~opina que dichas piezas son apu- por su parte oriental), discurría por el las o campanas, aunque no hay que olvi- centro de la propiedad en la antigüedad, dar que algunas de ellas las clasificó me- por lo que hay que suponer que el resto diante fotografías y tuvo que basarse de la necrópolis puede encontrarse en la entonces en García y Bellido:' cuyas con- parte opuesta de dicha vía pública. clusiones son muy discutibles. Es curioso En cuanto a la proximidad de las que la comparación de las fíbulas con las tumbas a restos de poblado, éstos se en- publicadas por Navarroz8mantiene el pro- contraban a unos 700 m. hacia el norte blema de la cronología alta para los ob- (silos de Can Modolell inéditos, excava- jetos metálicos. Finalmente, se puede se- dos por el Museo de Mataró), pero más ñalar que las páteras de borde alto son recientemente, la distancia se ha redu- comparables con otras piezas que se en- cido a 200 m., al aparecer unos silos en cuentran en las excavaciones del Instituto, Can Prats, en los que se encontraron actualmente en curso (enero 1975) en la fragmentos de ánfora ibérica sin cuello. Penya del Moro, en La cronologia de la necrópolis se man- (Barcelona) dentro de un horizonte que tiene, pues, en el período 350-300 a. de no alcanza el 300 a. de J. C. J. C. y se puede apoyar, como comple- Subsiste todavía. el enigma sobre la mento a lo aducido en la publicación de ubicación del núcleo de población corres- la Colección Rubio de la SernaZ2y de las pondiente a la necrópolis.

LASEXCAVACIONES DEL INSTITUTO 1969-1972

Se ha venido entendiendo como lugar triangular, con el vértice norte en las del poblado ibérico de Burriac una am- ruinas del castillo medieval, er lado orien- plia zona de forma aproximadamente tal descendiendo casi en línea recta desde

22. BARBER~,La necrópolis ibérica ..., citado. 23. TRiAs DE ARRIBAS,Cevdmica~ griegas.,., citado. 24. JUANMAIuQUER DE MOTES,Epigralia p~elatinnde fa Peninsuln Ibdvica. Barcelona. 1968. 25. A. B. SPARKESy L. TALCOTT.The Alhenian Agova. XII. Black and Plain Potlory, Princeton, 1970. 26. Tnias DE ARRIBAS.Ccrdmicas grieg as..., citado. 27. A. GARC~AY BELLIDO, His$a*cM Graeca. 11, Barcelona. 1948, pig. 169, n.o 10; Iáms. CXII, n.8 1, 2 y 3: CXIII. n.a 4 y 5; y CXIV. 28. ROSARIONAVARRO. LaE fibules en Catalv*ia. Barcelona, 1970. RICARDO PASCUAL el castillo hasta cerca de Can Miralles Esta combinación de elementos no es (señalado por una muralla de época in- típica de los hallazgos de los poblados cierta), el lado occidental bajando hacia ibéricos. Por una parte, la gran cantidad el sudoeste (muy poco definido) y la base de obra cocida constructiva sehala un sinuosa, abarcando el Turó dels Dos Pins, momento muy adelantado; la cerámica que domina la cuenca superior de la grosera no alcanza más que el 5 % del Riera de Cabrera y yendo a buscar la an- total de fragmentos atribuibles a vasijas. tedicha muralla en las proximidades de Las cerámicas exóticas (excluyendo las Can Miralles. Es como una especie de aba- ánforas itálicas) totalizan 89 fragmentos nico abierto hacia el sudeste, con una con un dominio absoluto de la cerámica extensión extraordinaria si se compara campaniense del tipo B, que representa con los demás poblados ibéricos de la un 62 % del total. Como dato negativo, comarca. pero a tener en cuenta, llama la atención la ausencia de fusayolas, así como la de huesos y conchas, residuos de alimenta- cián o adorno. Aparte de algún fragmento informe de hierro y de unos restos de Los trabajos se iniciaron en una cota fundición de bronce, el único objeto me- alta, a unos 40 m. al oeste de la muralla tálico es un anzuelo de bronce, aparecido oriental, entre la segunda y tercera torre precisamente en lo hondo del cuadro 4 a contar desde la cumbre. (conservando todavía embebidos en el El primer tramo de la excavación se óxido restos de fibra de cáñamo). La ce- componía de una serie de nueve cuadros rámica precampaniense, sin embargo, de dos metros de lado, orientados de señala que pudo haber un poblamiento oeste a este (en el sentido de avance anterior, sin facilitar mucha información de la excavación), en una zona que pronto por su misma escasez. puso en evidencia su denudación y la débil potencia del estrato (salvo en el cuadro 4, donde una antigua diaclasa ha- SEGUNDOSECTOR - CAMPANAS 1969-1970 bía sido colmada con materiales de re- Y 1970-1971 lleno). Por su significación, se detalla el in- La continuación hacia el este de la ventario de los hallazgos: serie de cuadros del primer sector llevó 595 fragmentos de tegulae, irnbrex y dolia. al descubrimiento de un complejo (fi- 28 fragmentos de ánfora itálica. gura 1) que, para una más clara exposi- 3.977 fragmentos de ánfora ibérica sin cuello y ción, se distribuye en cuatro partes orde- de jarras, cueiicos y platos de cerámica corriente a torno. nadas cronológicamente: Fondo de cabaña 9 fragmentos de cerámica precampaniense. hallstáttico; gran recinto público; restos 20 fragmentos de cerámica campaniense del de edificación y silo de la última época tipo A. 55 fragmentos de cerámica campaniense del del poblado; muralla tardía. tipo B. A partir de los cuadros 8 y 9 se puso 5 fragmentos de cerámica campaniense pro- de evidencia un gran muro de aparejo vincial. 19 fragmentos de cerámica ordinaria hecha irregular, con potentes sillares intercala- n mano. dos con bloques y lajas menores y el con-

,junto encajado cii ~liiescalón labrado en posible acceso y construccioiics vecinas. la roca virsen, de 1.40 ni. de alto por La cscavación de cstc scgiindo sector 0.50 m. de fondo, orieritado de este a se desarrolló en un terreno en pciidic~itc, oeste (lis. 2). La cscavación cIc los cua- por lo q~iclas distintas partes del com- dros 10, 11 y 12 lo dcscuhi-ió cn toda su plcio no siempre se Iiallahan supeipiies- lon~it~idde 9 m. y altura iiiásima de las, sino iiiihricadas, por lo que es con- 2 ni. Se triplicaron entonces hacia cl sur \reiiieiitc hacer Lina somera descripción los ciiadi-os 8 31 12 y apareció un gran del proceso de su formación, cn la que no I-cciiito quc abarcaba LIII espacio de ~iiios tan sólo i~iter\~inola mano del homhrc, 60 in.', cluc en 121 canipaña 1970-1971 se sino tamhiCn los clcnicntos iiaturalcs. t~ivoqtic ampliar en 52 metros cuadi-arlos La zona. en su primer momento de pni-a linipiai- los alctlaños y cstiitlini. cl ocupación, fiic lihci-ada dc la ticrra \!c. HURRIAC, UN YACIMIENTO I'ROTOHIST~RICO OE LA COSTA CATALANA 211 getal, dejando la roca virgen al desnudo basas de columila y con la banqueta en la y tallando en ella, profusamente, unos parte oriental; todo lo cual se recubrió hoyos rectangulares de 1 m. de largo por con una capa de arcilla apisonada, que 0,40 m. de ancho y 0,20 m. de profun- protegía también el amplio hogar central didad, así como canalillos que debieron sobre mosaico de fragmentos cerámicos. utilizarse para recoger y decantar el agua Después de una vigencia indetermi- pluvial; hay también bastantes agujeros nada de este gran recinto, difícil de calcu- circulares para plantar postes y alguno lar ya que sobre el pavimento de arcilla de significado ritual para depositar ofren- no se forma ningún estrato de detritus

Iiig. 3. - Alzado del niuio norte del gran recinto: a, basa dc colum,r;r occi~lciital;O, basa de caluinna ariei~ral; c, muralla do época iiicierta; d. banqueta; e, ctiniis. das. El aspecto de este suelo, así traba- (lo que viene a confirmar que 110 se uti- jado, es análogo al que apareció en las lizó como vivienda), este espacio se abail- excavaciones del Palatino, que hicieron dona, las partes superiores de los muros aflorar los hallazgos correspondientes a se desmoronan y la vegetación va cu- la primera población de Roma, hacia el briendo las ruinas que, a su vez, van reci- siglo VIII a. de J. C. A este momento co- biendo las tierras que los elementos rresponde el hogar de una cabaña halls- aporian de la parte alta de la mon- táttica, para el que se talló una oquedad taña. circular de fondo plano, de 1,20 m. de Hacia la segunda mitad del siglo rr diámetro por 0,15 m. de profundidad, que a. de J. C., el lugar es ocupado de nuevo, fue cubierta con arcilla, en la que a través reutilizándose la parte todavía visible del de varias refacciones se fueron embe- muro norte, levantando otro paralelo con biendo huesos, conchas y fragmentos un aparejo más rústico y construyendo cerámicos. una habitación modesta, con su pavi- Luego, en un momento que no es po- mento de arcilla y su hogar. Los hallazgos sible fijar con exactitud, dada la escasez de este momento coinciden cronológica- de datos, pero que se puede situar en el mente con los del silo. siglo rv a. de J. C., se realiza un impor- Finalmente, está la muralla oriental de tante trabajo en la roca, que se corta en la que, en cuanto sc refiere a los tramos el espacio que iba a ocupar el gran re- correspondientes a este sector, lo único cinto, formando una amplia plataforma que se puede decir cs que fue construida de 9 m. por 6, con los encajes para el con posterioridad a los últimos testimo- espectacular muro norte (fig. 3), las dos nios de población. 212 JOSÉ BARBERÁ Y RICARDO PASCUAL

Fondo de cabaña hallstáttico para asignarle una función determinada, salvo el dato negativo de que no sirvió Al proceder a la limpieza de la-plata- de habitación en el sentido estricto del forma del gran recinto, en el áilgulo sud- término. Sus medidas, las del hogar cen- oeste, apareció una mancha casi circular tral, la existencia de columnas (elemento de barro cocido, embebido en la roca constructivo que aparece por primera vez virgen, con la superficie arañada por el aquí) que sostuvieron una pesada techum- arado, ya que allí el nivel de la tierra al bre, según se deduce de la robustez de empezar la excavación no alcanzaba más las basas encajadas en alveolos, así como allá de los 30 cm. Cuando se levantó la la falta parcial de muros de cierre hacia primera capa de esta mancha de arcilla, el oeste y hacia el sur, abogan más por cocida y negruzca, se observó que en ella un lugar de reunión, recordando remota- había embebidos fragmentos cerámicos, mente el megáron griego. En Apian~,~'y huesos y conchas calcinadas, todo incrus- referido al mundo celtibérico en una tado en un hoyo circular, de fondo plano. época bastante posterior, se habla de un Los hallazgos consistieron en 43 fragmen- consejo de la ciudad de Belgeda, que fue tos de cerámica grosera, obrada a mano, quemado junto con su edificio, lo que 18 fragmentos de cerámica a torno, va- parece suponer la existencia de edificios rios pectunculus de gran tamaño, huesos destinados a reuniones. de jabalí y seis fragmentos iilformes de Esta edificación ocupó la mayor parte bronce. Como paralelos para los pocos del segundo sector y para su construcción fragmentos de cerámica ordinaria que se talló una gran plataforma en el declive revelan algún perfil (fig. 4), se podrían del monte, encajando en el corte de la citar los materiales más modernos de la parte norte un muro de grandes ortosta- necrópolis de Anglés (Gerona) publicados tos unidos con aparejo de lajas, pequeños por Oliva,29 quien los sitúa hacia el si- bloques y cuñas, utilizando el corte este glo v a. de J. C. La cerámica a torno no como muro, desnudo o quizás enlucido proporcionaba ninguna información, salvo con arcilla y remontado posiblemente con la de que en todos los fragmentos la un muro desaparecido, sin pared de cierre arcilla era uniforme en su sección. Dentro hacia el oeste (donde posiblemente estuvo del horizonte cultural representado por el acceso) y con un muro sur que sólo este hogar se incluyen también los hoyos cerraba la mitad más próxima al este. La rectangulares, canalillos y agujeros de techumbre tuvo sus puntos de apoyo en ofrendas y para hincar postes a los que el robusto muro norte y en dos columnas se ha hecho referencia anteriormente. de fuste de madera, cuyas basas de gra- nito se encajaron profundamente en dos' hoyos tallados también en la roca del El gran recinto piso y sujetas con cuñas de piedra que confirman la necesidad de solidez dado La ambigüedad de la denominación el gran peso a soportar. Entre ambas dada a este espacio es intencionada, ya columnas se situó un amplio hogar rec- que no hay elementos de juicio suficientes tangular de 1.40 m. por 1,60 m., cuya

29. M. OLIVA.Haliazgos P72 la 7tecudpoiir hallstdiiica de Anglés, en Pyrenae, t. 4, 1908. págs. 66-99 30. APIANO,Ibw., 100, en FonLss Hispanine Anliqzrac, iV, Barceloaia, 1937, pig. 153. BURRIAC. UN YACIMIENTO PROTOIIIS~~RICODE LA COSTA CATALANA 213

4 Fig. 4, - Cerámica del fondo de cabaña hallstdttico. superficie de arcilla cubría un mosaico de El estrato único del primer sector de fragmentos cerámicos (fig. 5) y, en el la excavación corresponde cronológica- fondo, dando frente al oeste abierto y mente al estrato superior del segundo posible acceso, una banqueta poco alta, sector, siendo éste el que ha proporcio- tallada también en el granito. nado los hallazgos croilológicamente más Cabe aquí describir y comentar la es- explicitos. tratigrafia de este espacio para justificar El corte A-B recorre longitudinal- su atribución cronológica (fig. 6). mente el gran recinto, sobre él se traza- 214 JOSÉ RIRRCRL Y RICARDO PISCI \I ron otros pcrpcndiciilares C-D, E-F v G-H; Se obscrvaii dos zoiias hicn difcreii- el corte 1 ct>rrcspoiidc a iin pcq~icñotcs- ciritlas. uiiri qiic traiisciirrc desde el iiiiii.~ tigo que se dejó sobre la basa de la co- iioi-te hasta Ilc~.ara otro de coiistriicci

tin. 5. - 5crtor 2. tTi3g;ir ilrl :raii rrcintn r Ina-n

El corte G-H es el iiiás expresivo: atra- no Ilcga al piso de roc;~vil-*en y qiic prc- viesa el recinto en toda su anchura y lo sciiia tina csti.ritilicaci~iicoiiipicia v otra rebasa ligei-amcntc al incluir la seccibii zona que ra

Las capas 1, 2 y 3 se acusan perfecta- en los otros cortes, aparece horizontal. mente si bien con diferentes espesores. El detalle más interesante es la forma El pavimento superior es asimismo vi- en que el pavimento inferior cubre los sible, aunque no de forma tan rotunda, costados de la basa, quedando embebidas pero en cambio es más aparente el hogar. en él las piedras que la fijaban a manera Aquí se pueden ver dos piedras descan- de cuñas. sando directamente sobre el pavimento. El corte C-D,también orientado de El estrato segundo del corte E-F pre- norte a sur, no debe ser relacionado con senta también las capas 4, 5 y 6 dispues- los anteriores porque se halla muy ale- tas de forma semejante al corte anterior; jado del fondo del recinto, presentando la 4 tiene también dos bolsadas, siendo una disposición muy simple. La circuns- la 6 bastante más potente. El pavimento tancia de que la orientación de los cua- inferior aparece muy claro y presenta en dros de la excavación no coincida con la el extremo sur parte de un hogar, cuya de la planta de la construcción hace continuación se verá en el corte A-B. que de los 4 m. del corte, tan sólo dos Este hogar se construyó excavando lige- abarquen el área, quedando la otra mi- ramente el granito de base en el área tal sobre la pared de cierre y en la zona que debía ocupar, rellenando este hueco exterior hacia el norte. con arena, colocando encima de ella un El ligero declive del suelo antes de la mosaico de fragmentos de ánfora cuida- excavación se interrumpe bruscamente dosamente dispuestos y recubriéndolo en una gruesa pared, formando un esca- con el pavimento de arcilla en el que se lón de unos 0,70 m. de altura. Esta pared, aprecia una ligera convexidad y un fuerte que aparece en el extremo sur del corte oscurecimiento y solidificación por la ac- y que el dibujo secciona oblicuamente, ción del fuego. está formada por grandes bloques grose- El corte 1 es una pequeña sección que ramente dispuestos y se asienta directa- cierra la serie de cortes orientados de mente sobre la tierra sin cimentación al- norte a sur, efectuados en la zona cer- guna; por su aspecto general, podría ser cana a la muralla y en el interior del gran un muro de contención del tiempo en recinto. Tiene tan sólo una longitud de que el lugar estuvo cultivado, formando 1,10 m. y se limita al estrato inferior, parte de la retícula de paredes de época puesto que se dibujó cuando el primero incierta que cubre la montaña. estaba ya rebajado, situándose precisa- Obsérvese en primer lugar una del- mente sobre la parte central de la pri- gada capa de tierra vegetal entre el muro mera basa de columna que se localizó. Se de contención y el muro norte a la que distingue en su parte superior la presen- sigue la capa 1, que alcanza una potencia cia de una serie de piedras que descan- considerable, presentando como única saban sobre el pavimento del estrato pri- particularidad grandes trozos de tégula. mero - que aquí es inapreciable - y más Le sigue otra capa de tierra arenosa y abajo, las capas 4, 5 y 6 del estrato in- compacta, la 5, que puede identificarse ferior. La capa 4 se halla por debajo de con la capa del mismo estrato segundo la 5, lo que no es extraordinario, ya que, de los cortes anteriores. Esta capa des- como se ha dicho, estas capas están muy cansa sobre el pavimento arcilloso que revueltas; en cambio, la 6, al igual que cubre todo el recinto.

BURRIAC, UN YACIMIENTO PROTO HIST~RICODE LA COSTA CATALANA 217

El corte A-B alcanza una longitud de dando el estrato reducido a la capa 1, 10,65 m., cruzando diagonalmente el gran que sigue horizontalmente hasta un punto recinto desde el límite de la zona exca- situado entre los metros 4 y 5, en el cual vada al oeste hasta la pared tallada en forma un escalón y otro algo más allá, la roca que constituye su cierre por el para perderse a continuación debajo del este, ofreciendo, además, una sección de muro de cultivo. En el segundo escalón, la presunta muralla. hacia el metro 4, asoman, en el corte y El terreno era casi horizontal antes en la base del estrato, dos grandes frag- de la excavación en el tramo compren- mentos de tégula. Parece que los desni- dido entre la muralla y el muro de cultivo veles son consecuencia de la cercanía del a que se ha hecho referencia al hablar repetido muro de cultivo que cruza obli- del corte C.D. A partir de este punto, cuamente el corte y que en el metro 4 se desciende aproximadamentc un metro y halla tan sólo a 0,50 m. detrás de él, con prosigue horizontalmente hasta la zona lo que es presumible que se deban atri- no excavada. Por el otro extremo, la mu- buir a la construcción de dicho muro. ralla sobresalía unos 0,40 m. en su parte El estrato segundo del corte A-B pre- interna y algo más por la externa. senta las capas 5 y 4 de los otros cortes La estratigrafía no es aqui constante; y también la 6, de arena compacta, sobre entre los metros 9 y 6 se ven los dos es- el pavimento inferior, el cual se extiende tratos compuestos de diferentes capas en toda la longitud del corte, recu- que ya se encontraron en los cortes E-F briendo en su extremo este el escalón o y G-H; entre los metros 6 y 2 hay única- banqueta tallada en la roca. Entre los mente los dos estratos poco diferenciados metros 5 y 7 se observa el hogar descrito que se vieroil en el corte C-D y entre los en el corte E-F y, algo más al este del metros 2 y O (donde el terreno no tuvo metro 3 hay una pequeña piedra descan- la proteccifin del muro de cultivo) sola- sando sobre el suelo virgen y recubierta mente se encuentra el pavimento inferior. por el pavimento, que no es más que una El estrato primero del corte A-B es de las cuñas que sujetaban la basa de análogo a los cortes anteriores solamente la columna occidcntal, hundida -como la en su extremo este. Aquí aparece una oriental- en un alveolo tallado en el potente capa de tierra vegetal debida a granito. En el extremo oeste, el pavi- las raíces de los matorrales que oeupa- mento pasa por encima de un hoyo, tam- ban este lugar. Debajo hay la capa 1, bi6n tallado en la roca y relleno de compuesta tambiéil de arena suelta, y arena fina y suelta. después la capa 3 de tierra arenosa más A lo largo de la excavación, se ha po- compacta; falta la capa arcillosa 2. Del dido apreciar la importante acción hu- pavimento superior sólo hay ligeros ves- mana sobre el perfil original de la roca tigios, pero la diferenciación entre la virgen, hasta el punto que puede consi- capa 3 y fa siguiente es bastante clara derarse al gran recinto como el hallazgo para considerar que aqui termina el es- más importante de la campaña 1969-1970. trato primero. En los cortes transversales se puede ver Entre los metros 6 y 7, poco después el considerable desmonte que hubo que de un grupo de piedras irregularmente realizar en el granito para obtener un dispuestas, desaparece la capa 3, que- plano horizontal suficiente para la edifi- 218 JOSE BARRERA Y RICARDO PASCUAL cación. En el corte C-D se aprecia clara- tos cerámicos, de los cuales el 80 % co- mente la diferencia de nivel entre la parte rresponde~i a ánforas de las llamadas externa y la interna de la pared de cierre. ibéricas o ibero-púhicas, de cuyo grupo Todavía más acusado es el trabajo que el 30 % pertenece a piezas de pasta rojiza pone en evidencia el corte longitudinal uniforme y el 70 % a vasos de arcilla A-B; fuera de la muralla, se inicia un de color ocre con capa central de color fuerte declive que ha sido acentuado cons- gris. En cuanto a los fragmentos no per- truyendo un escalón de 0,50 m. de altura, tenecientes a este tipo, se dividen en un que viene a constituir la cara externa de 15 % para los pertenecientes a ánforas un muro de roca de una anchura de 1,40 púnicas de pasta rojiza y superficie es- metros, sobre el que se asentó -en época triada y un 5 % de menor grosor, co- indeterminada - lo que podría ser un rrespondientes a vasos no anfóricos. Se muro de construcción basta o un amon- encontraron también dos pectunculus tonamiento de piedras retiradas de la formando parte del mosaico, pero debido tierra de cultivo. La cara interna del al calor del hogar estaban totalmente muro de roca alcanza una profundidad calcinados y se redujeron a polvo al media de 0,60 m. y en su pie se talló una levantarlos. banqueta de 0,60 m. de anchura por El examen de los fragmentos cerá- 0,10 m. de alto, que corre a todo lo ancho micos revela que, salvo contadas excep- del fondo del recinto. En toda la exten- ciones, todos pertenecen a tres o cuatro sión restante, hasta el extremo oeste de piezas. A pesar de ello, ha sido imposible la excavación, la roca aparece horizontal, llegar a una restauración incluso parcial, con la sola excepción del rectángulo re- porque para componer el mosaico se bajado para soportar el hogar. desecharon todos aquellos trozos que no Los hoyos de raro perfil que se ob- presentaran una superficie plana; faltan servan en el ángulo sudoeste son análo- pues los pivotes, las asas y los fragmen- gos a los de los cuadros 8 y 9 del primer tos más curvados. Una excepción la cons- sector, pudiéndose afirmar que son ante- tituyen los labios de las ánforas ibéricas riores a la fecha del pavimento 7 del que, por su escaso relieve, resultaban estrato inferior, el cual los sellaba. todavía utilizables para el fin a que se destinaron. Otra dificultad para una po- sible reconstrucción fue la circunstancia Cronología y hallazgos del gran recinto de que muchos fragmentos de ánfora ibérica estaban exfoliados a causa de la Ya se ha señalado la escasez de ha- acción del fuego. lhazgos cuya mayor parte corresponde al Las ánforas ibéricas cuyos fragmentos mosaico de fragmentos cerámicos del predominan netamente parecen imitar un hogar central que se analizan en primer tipo púnico, el Maña A,31 que más o lugar por formar un conjunto homogéneo. menos puede identificarse con el Cin- Se trata de unos doscientos fragmen- tas 314," cuyos tipos empezaron a usarse

Al. J. M.* MnÑA, Sobre tiPologia de las

Fig. 7. - IIailazgos del esLrato iiilcrior del gran recinto.

BURRIAC, UN YACIMIEN-'rO PROTOHIST~RICO DE LA COSTA CATALANA 221

5

-5 cms.

Fig. 8. - Hallazgos del estrato superior del gran recinto. una superficie espatulada y brillante, casi robusto muro norte del gran recinto, igno- charolada, cuya calidad recuerda la cerá- rando el muro sur que debía estar arrui- mica hallstáttica de acanalados, por lo nado y soterrado. Con esta construcción que se les podría situar en un momento deben relacionarse el hogar señalado eii anterior al siglo rv a. de J. C. el estrato superior del corte E-F y el silo De las cerámicas no indígenas hay encontrado un poco más allá del extremo que destacar un único fragmento de ce- oeste del muro de lajas. El hogar se seña- rámica a torno decorada con fajas de laba por una capa de arcilla de perfil color rojo oscuro sobre engobe amari- irregular, roja y cocida, sin protección de llento (fig. 7, 11." 2) (de excelente cochura fragmentos cerámicos. El silo estaba ta- y dureza), al que siguen tres fragmentos llado en su casi totalidad en el granito de vasos áticos de figuras rojas (fig. 7, y tenía una profundidad de 1,50 metros n." 5), once fragmentos de cerámica de y un diámetro máximo ligeramente in. barniz negro de taller ático o suditálico y ferior. doce de fábrica campaniense del tipo A Los hallazgos del estrato superior del y sólo dos atribuibles a formas del tipo B. segundo sector definen el último nio- En cuanto al aplique cerámico rema- mento de vida del poblado. tado por una roseta (fig. 7, n." l), re- De cerámica campaniense se encon- cuerda extraordinariamente los adornos traron 71 fragmentos del tipo B o de sus de algunas de las terracottas púnicas imitaciones (fig. 8, n." a a), estando re- de la necrópolis del Puig des Molins, de presentadas las formas 1 al 5 de la cla- Ibiza. sificación de Lamboglia, en contraste con Como objetos metálicos identificables, los 14 fragmentos de formas del tipo A cabe citar el muelle y arco de una fíbula y un fragmento atribuible a una forma de bronce (fig. 7, n." 7) posiblemente anu- del tipo C. lar), con el muelle enrollado en el anillo En cuanto a cerámica vulgar, única- a ambos lados del puente, que se encontró mente pudo reconstruirse una jarrita a reposando sobre el pavimento inferior y torno (fig. 8, n." 1). con asa, de arcilla de debajo del muro de lajas tardío. color ocre oscuro. Se encontró también el pico y parte Cerca del basamento de la columna del disco de una lucerna republicana oriental se encontraron un hacha de piedra (fig. 8, n." 6), de arcilla gris, con asa del- pulimentada (fig. 7, n." 8). rota, y un frag- finoide, una pequeña fíbula de bronce mento de hoja de sílex (fig. 7, n." 4). (fig. 8, n." 9). de aro con aguja libre y un glande de plomo, así como la punta de hierro de un pilum (fig. 8, n." 8). Restos de edificación y silo de la última Los hallazgos monetales consistieron época del poblado en un as ibérico de la ceca de Lauro, otro de Ilduro y una moneda de bronce ane- Como resto constructivo perteneciente pígrafa, de los reyes de Mauritania, fe- a la última época del poblado solamente chable hacia 202-148 a. J. C. se encontró en este sector el muro de lajas E¡ relleno del silo merece su detalle sobre basamento de bloques, restos de una en forma de inventario ya que de él se construcción que se alzó aprovechando el pueden extraer varias conclusiones: BUKRIAC, UN YACIMIENTO PIIOTOHISTÓKICO DE LA COSTA CATALANA 223

33 -10 cms. 32 Fig. 9. - Fragmentos de dnforar dcl estrato superior del gran recinto y del silo. 224 ~osÉBARBERÁ Y RICARDO PASCUAL

FmgmPnt~E Del estrato proceden dos fragmentos Tégulas e imbrices ...... 114 que permiten la reconstrucción de la Ánfora itálica ...... 104 parte superior del cuello de dos ánforas, Cerámica corriente a torno . . . . 704 Cerámica ordinaria a mano . . . 62 una pertenece a una pieza de la va- Cerámica campaniense A tardía . . 18 riante C de la forma Dressel 1, su labio Cerámica campaniense B . . . . 10 alto y vertical y en particular su asa Cerámica campaniense provincial. . 1 estriada no dejan lugar a dudas (fig. 9, Se encontró también la casi totalidad n." 33). El empleo de esta forma anfó- del esqueleto de un bóvido (faltaba el rica se sitúa alrededor del año 100 a. de cráneo y parte de las extremidades), un J. C. El otro cuello es de difícil atribu- as ibérico de Bolscan y el cubo de hierro ción e incluso pudiera pertenecer a un de una rueda de carro. gran jarro o tinaja (fig. 9, n." 34). El resto La fauna estaba representada por Ovii. de fragmentos anfóricos identificables aries, Bos taurus, Capra hircus, L. cuna'.. del estrato está compuesto por trozos culus, Sus scropha. Los restos malato.. de ánforas de la forma Dressel 1 en sus lógicos consistían en conchas de T'ec:.. variantes B o C que pueden fecharse tunculus y de Venus. entre 150 y 70 a. de J. C. (fig. 9, n." a 19). Por su interés cronológico, se ha de- Los dos fragmentos de labio que si- jado para el final el examen de los frag- guen a los citados (fig. 9, 11.90 y 21), mentos de ánforas hallados en el estrato pertenecen a dos ánforas greco-itálicas, superior. usadas en la primera mitad del siglo rI y Casi todos los fragmentos de labio tienen sus mejores paralelos en el estrato pertenecen a ánforas de la forma Dres- de Ventimiglia de hacia el 170 a. de J. C.,36 se1 1, en alguna de sus variantes, lo que por lo que pudieran ser intrusivos. es normal en los yacimientos de los si- El resto de perfiles (fig. 9, n.Y2 a 25) glos 11-1 a. de J. C. en el Mediterráneo debe pertenecer probablemente a ánfo- occidental, puesto que fue en ánforas de ras semejantes a la hallada en el silo de este perfil en las que se envasó el vino la que se hablará luego. El labio n." 26 es itálico que por aquellas fechas alcanzó de un ánfora Dressel 2-4, de las que hay una enorme difusión en todas sus costas. un ejemplar en el silo (fig. 9, n." 30), aun- No obstante, el estrato superior de que a éste le falte el labio. Por último, Burriac no es un estrato cerrado, sino los fragmentos n." 27 y 28 deben atri- que en él hay materiales mezclados por buirse a ánforas de las llamadas púnicas, acarreos procedentes de puntos más altos, el 27 a una forma Maña E de cronología entre los que puede haber piezas más incierta, si bien se acostumbra a colo- antiguas. Esto 110 ocurre con el silo, que carla en el siglo III a. de J. C., aunque su parece rellenado con materiales de una hallazgo relativamente frecuente en este misma época, si bien se trata de escom- estrato hace sospechar una pervivencia; bros, como lo demuestra el hecho de que el nP 28 pertenece a una forma C de ni una sola tégula ni una simple ánfora Maña, su perduración hasta el siglo I hayan podido ser reconstruidas total- a. de J. C. es bien conocida, a pesar de mente. que en Ventimiglia hay labios de estas

36. Nrxo Lnhtiioc~i~,Sulia crnno:ogia delie un!< ,n romana di etd r8publicnna. en Rivisla di Strrdi Liguri. XXI, 1955, págs. 241-270. ánforas desde el 170 al 50 a. de J. C. En más o menos ovoide y de pequeño tama- Burriac, años atrás, apareció un ejemplar ño, cuyos paralelos pueden encontrarse completo en un horizonte semejante al en el pecio de Illa Pedrosa (Ger~na),~~ del estrato." donde aparece junto a elementos que per- En el silo, algunos fragmentos pernii- miten fecharlos entre los años 150-100 tieron la casi total reconstrucción de un a de J. C., y en el de Porquerolles (Var)," ánfora del tipo Dressel 1 de una variante de fecha semejante o poco más antigua, intermedia entre la A y la B (fig. 9, n." 29), que Benoit cree de origen helénico. que puede fecharse hacia el año 100 si establecemos el paralelo con las piezas análogas del pecio de S~argi,'~que se Muralla tardía sitúa hacia el 120-100 a. de J. C. por su cargamento de cerámica campaniense. El En el corte estratigráfico A-B puede cuello n." 3 es de la variante B sin duda verse que este muro está compuesto por alguna, aunque en un estadio evolutivo una serie de bloques de todos los tama- antiguo, pudiéndosele atribuir una fecha ños, simplemente dispuestos, asentándose similar o ligeramente más moderna que sobre el paredón tallado en el granito, al ejemplar anterior. pero no directamente sobre él. En la par- El cuello más incompleto (fig. 9, nú- te interna es evidente que las piedras mero 30). pese a que le falta el labio, es reposan sobre la capa 3 del estrato pri- de la forma Dressel2-4, puesto que su asa mero, por lo que hay que concluir que la bifida es un elemento inconfundible. Tan- construcción es posterior a la formación to la cronología como la tipologia de este de esta capa y, por lo tanto, posterior al perfil no están bien definidas, parece que abandono del estrato primero. su máxima difusión coincide aproximada- Los contados fragmentos cerámicos mente con la época de Augusto, pero se hallados entre las piedras no ofrecieron encuentra también en el yacimiento sub- mejores indicios, tratándose de cerámica marino de Pegli,'9 donde se fecha hacia el campaniense del tipo B y también de frag- 130 a. de J. C. mentos de cerámica vidriada relativamen- Viene, por último, el cuello de labio te moderna. bajo (fig. 9, n." 31) y moldurado que os- tenta una estampilla circular con una es- pecie de estrella de ocho puntas, situada a la altura del arranque superior de las asas, tan profundamente grabada que for- ma ma protuberancia en la parte interior Al finalizar la campaña 1969-1970 no se del cuello. Su clasificación tipológica es había alcanzado el objetivo principal de difícil y pudo pertenecer a una ánfora la excavación, o sea encontrar una secuen-

37. RIQAS.Els o~igelisde Malard. citado, pág. 80. 38. NINOLAMROGIIA. La nave romana di Spargi, eii ALLi del II Congvesso InlemazionaZe di Ardieolopin Sallomarina, Albenga. 1958, págs. 143.166. 39. NINOLIMBOGLIA, 11 carico di una nave romana a PegZi (Genova). en Rivisla di Sludi Liguri, XVIII. 1952, págs. 85.-95. 40. 'RICARDOPnscua~, La nave romana de El Goet (Gerona), en Ampurias, XXVIII, 1966, págs. 262-265. 1 FERn~lr.uBsxoir, A70uveller épaves de Provenre {II), en Gollia, XVIII. 1960, pigs. 41-56.

15 cia estratigráfica en la que se hallara com- cialmente los ángulos y muros que desde prendida la época correspondiente a la él arrancaban hacia el sur, tanto al este necrópolis. Bajo la idea preconcebida de corno al oeste. La trinchera consistió en que el hábitat que enterró sus muertos una serie de cuadros de dos metros de en I'Hort de Can Rodon tenia que estar lado que siguió el muro norte por la parte forzosamente en lo que se conocía como recayente a la ladera y por el exterior del poblado de Burriac, se escogió otra zona muro oriental (fig. 10). de excavación, en una cota inferior, cerca Esta labor puso en evidencia los restos del extremo sur de la muralla oriental, de edificaciones correspondientes a una donde la Sección de Arqueología del Mu- primera ocupación del lugar que pudo ex- seo de Mataró, bajo la dirección de Ma- tenderse desde, por lo menos, el final del riano Ribas, habia efectuado una cata siglo v a. de J. C. hasta mediados del si. (inédita), de unos 12 m. de largo por 6 m. glo IV a. de J. C., representadas por unos de ancho, poniendo en evidencia unos res- muros perpendiculares al declive, un hor- tos de construcciones. La potencia del no, un pavimento y dos hogares; todo ello, estrato hacia posible la suposición de la muy degradado. existencia de la tan esperada secuencia El inventario de los hallazgos refleja estratigráfica y. al mismo tiempo, la lim- una mezcla heterogénea como consecuen- pieza de la cata podría proporcionar da- cia del paulatino enterramiento de las an- tos para la interpretación de los restos de tiguas ruinas por las tierras que los ele- edificación que habían aparecido. mentos arrastraron de las partes altas de Efectivamente, la potencia del estrato la montaña (figs. 11 a 13): se reveló como excepcional (casi 3 m. en Z'egulae e imbrex. . 2.122 fragmentos la parte norte), pero se componía en su . . . Anfora itálica...... 300 U mayor parte de tierras caídas de la parte Anfora púnica . . . , . . 35 n superior, salvo una débil capa de unos 10 Cerámica corriente a torno. 10.627 U Cerámica precampaniense o centímetros adherida a la roca virgen, ática ...... conservada sólo parcialmente en algunos Cerámica campaniense del puntos y con una cronología que se re- tipo A ...... Cerámica campaniense del montaba a una época anterior al 400 tipo B ...... 84 a. de J. C. Resumiendo, un paralelo casi Huesos . . . . . , . . . 469 absoluto con el segundo sector. Conchas ...... 69 N Cerámica ordinaria a mano 1.244 n Este tercer sector se puede dividir en Clavos ...... 94 piezas dos zonas: la trinchera que rodeaba y Discos recortados en cerá- completaba la antigua cata y la construc mica ...... 80 n Cerámica ibérica pintada. . 3 framentos ción contenida en la misma, la cual, a su Pondas . . . , . . . . . 4 Gi2zas vez, podía desdosarse- en un almacén de Monedas ...... 4 P dalia y un habitáculo anexo. En la parte exterior del muro oriental, se halló un fragmento de un vaso de figu- Trinchera ras rojas, del estilo de Kertch (fig. 12, nú- mero 8). del siglo IV a. de J. C., cuyo pa- La cata a que se ha hecho referencia ralelo se encuentra en Ampurias, en el habia descubierto un muro norte y par- fragmento de oinochoe del tipo chous pu- BURRIAC, UN YACIMIENTO PROTOHIST~RICO DE LA COSTA CATALANA 227 228 sosÉ BAKBERÁ Y RICARDO PASCUAL

5 cms Fig. 11. - Tipos de asas de vasos de cerAmica ordinaria halladas en la excavaci6n de la trinchera exterior del tercer sector, BURRIAC, UN YACIMIENTO PROTOHIST~RICODE LA COSTA CATALANA 2.29 blicado por Trias.d2También en la misma ceradas en las que se escribía con el es- zona, si bien algo rodada, apareció la base tiio. de un cuenco de cerámica campaniense, Las monedas están representadas por atribuible al taller .de las pequefias es- un fragmento de semis ibérico de bronce, tampillas., que se puede situar hacia el anepígrafo, un denario romano republica- 300 a. de J. C. (fig. 12, n." 10). no de plata (anverso cabeza de Roma a Estos dos únicos fragmentos explíci- la izquierda, con casco con penacho de tos contrastan con la masa de material plumas, reverso dos guerreros combatien- procedente de la última época de pobla- do y otro en el suelo, en el exergo RQ. ción. De las formas de la cerámica cam- Therm. M. F.,, o sea ade Quintus Minu- paniense del tipo A sólo se pudo identifi- cius Thermus,, fechable en el 90 a. de car la n." 26 (fig. 13, n." 4) de la clasifica- J. C., y dos ases ibéricos de bronce, uno ción de Lamboglia, pero de la tabla de de la ceca de Ilduro y el otro de Ausescen. perfiles del tipo B estaban representados Llama la atención la abundancia de los núms. 1, 4, 7 y 10 (fig. 13, n.82 y 3). clavos, 88 de hierro y 6 de bronce, halla- Cabe citar también una fíbula de una sola dos en los diez primeros cuadros de la pieza, de bronce, del tipo de La Tene 11 trinchera (lados norte y este), con una (fig. 12, n.") (fechable entre 300-100 concentración del 70 % en el ángulo nor- a. de J. C., con la amplia cronología ca- este, lo que podría señalar una obra de racterística de los objetos metálicos), la carpintería en este punto, con unas ta- aguja de bronce (fig. 12, n.' 2) rematada blas de unos 5 cm. de grosor a juzgar por con una cabeza de pájaro esquematizada, el doblado de la clavazón. E. Villate, co- semejante a otras dos encontradas por laborador del Laboratorio del Instituto, Ribas también en Burriac y publicada^'^ además de limpiar y consolidar los restos sin señalar lugar del hallazgo ni contex- de estos clavos, los ha examinado y ha to; el fragmento de plato o vaso de forma llegado a la conclusión de que su estruc- indeterminable, desecho de alfar (fig. 13, tura corresponde a un hierro pudelado y n." 6); la miniatura de kylix a torno (fig. que en las piezas de bronce se observa 17, n." 4), de arcilla roja y el pie de un- una estructura dendrítica característica güentario de arcilla rosada (fig. 17, n." 2), de las piezas de colada. La longitud pro- barnizado de negro interiormente, cuyo medio de los clavos de bronce es de unos paralelo se encuentra en la necrópolis de 95 mm., con un peso promedio de 13 gra- Ampurias con una fecha de 250-200 mos y un diámetro de la cabeza de 13 mi- a. de J. C."' Merece una mención especial límetros, que en las piezas de hierro son, el estilo de plata con punzón de sección respectivamente, 59 mm., 16 gramos y 19 circular terminado en una cabeza de pato milímetros. (fig. 12, n." 6), cuya lengua se prolonga La fauna coincide totalmente con la formando la espátula, a poca distancia del estrato superior del segundo sector. del cual se recogieron unos carbones cuyo Fue excepcional el hallazgo, en el cen- análisis reveló que eran de madera de tilo, tro de la parte norte de la trinchera, a con la que se fabricaban las tablillas en- unos 1,50 m. de profundidad, dentro del

42. TR~ASDE ARRIBAS,Corán~ica~ griigas.... citado, 1, pig. 187; 11, lim. CVII, 3 a 6. 43. Rruns, Els ovigons de Matavó, citado, 16m. XVI. 44. MAIZT~XALMAGRO, Lus ,iecvdfiolis do Aml>!

2 crns.1 - 1 o 7 5 cms. Fig. 12. - Hallazgos varios procedentes de la excavación de la trinchera exterior del tercer sector. El arco de fibula de bronce n.0 5 se encontró supodicialmente y fuera del sector. BURRIAC, UN YACIMIENTO PROTOHIST~RICODE LA COSTA CATALANA 231

- 5 cms. Fig. 13. - Hallazgos varios procedentes de ia excavación de la trinchera exterior del tercer sector: 1 y 5, cerámica corriente a torno de color ocre; 2-4, cerámica campaniense de barniz negro; 6, desecho de cocción. 232 IVS~D\RRIK~~ Y RICARDO PASCLIAI

nivel de tierra aportada por la denuda- ción con posterioridad al abandono de la - etapa antigua del poblado, de un frag- La trinchera rodeaba, como se ha di- mento de maxilar inferior humano, estu- cho, una construcción dividida en dos diado por D. Campillo, del Laboratorio partes: la oriental consistía en un espacio de Antropología del Instituto de Prehisto- rectangular, cerrado al norte y al oeste ria y Arqueologia de la Diputación de por un muro (en este último Iiabía una Barcelona quien lo atribuye a un indivi- puerta en el centro), abierto hacia mc- duo del sexo femenino. Dentro de este diodia y solamente medio cerrado por un periodo final, el hallazgo de huesos hu- muro hacia levantc. Tanibifii aquí, conin manos se da de ve7. en cuando. Ribas en el «gran recinto., la roca virgen había seíiala una mandíbula y dos cráneos en sido tallada dcspufr de arrasar los restos un silo.Ji pero hasta el momento nadie se enterrados de antiguas construcciones, ha plantcado el problema que provocan formando una plataforma de 6 por 4 m.. estos hallazgos. subrayado por la falta de en la que se labraron quince alveolor otros huesos del esqueleto. circulares de un mctro dc diámetro, apro-

4. RIRASy .\~.~RT¡S, Ho/l~?podc silos ... citado. p:ig=. 290-3M. BURRIAC, UN YACIMIENTO PROTOHIST~R~CODE LA COSTA CATALANA 233

ximadamente, por unos 0,20 m. de pro- tos se llegó hasta la roca y en otros quedó fundidad en el centro, alineados en hile- hasta un metro por excavar. ras de cinco de este a oeste y que se Se eilcoiltró una hachuela de piedra supone que fueron utilizados para soste- pulimeiltada (fig. 16, n." 4) que nada dice ner otros tantos dolia (fig. 14). A primera en clianto a cronología por tratarse, como vista ya se observa que tales recipientes tantas otras halladas en poblados prerro- debieron ser de tamaño algo inferior a los manos, de una pieza recogida en otro lu- que se encuentran corrientemente en las gar y conservada por sus presuntas virtu-

Fig. 15. - Cuello y labio de una gran jarra, hallados en el alrnacCn de dolh del tercer sector

villae imperiales. Los que ocuparon el al- des mágicas. Esparcidos en un amplio macén no pudieron tener un diámetro espacio de unos 12 m.2, se recogieron los superior a 1,10 m., toda vez que no había fragmentos que permitieron la recons- espacio y es permisible la suposición de trucción de la boca y de casi un tercio que pudieron ser grandes tinajas de fac- del cuerpo de un alabastrón (fig. 17, nú- tura indígena, como la que se representa mero 6) cuyo paralelo, en cuanto a perfil, en la figura n." 15, que es, además, el único se encuentra en una de las necrópolis de fragmento de vaso de gran tamaño ha- Ampurias, fechado hacia el siglo IV a. de llado en el área, lo que se podría inter- J. C.,"' los pedazos eran tan minúsculos pretar en el sentido de que el almacén fue que permiten la suposición de que llega- desafectado y las jarras retiradas antes ron al almacén de dolia formando parte del abandono. Esto parece confirmarse quizá de la arcilla de algún tapial. por el hallazgo in situ de algún grupo de Además de estas dos piezas, apareció tegulae evidentemente caídas de la te- un as ibérico de bronce de la ceca de chumbre y conservando todavía su posi- Ilduro y fragmentos de cerámica campa- ción. niense que señalan la presencia de las En cuanto a los hallazgos realizados formas 26, 31 y 43 del cuadro de perfiles en este sector, al igual que en el habitácu- del tipo A y de las 1, 4 y 5 del tipo B, lo adyacente, no pueden ser tenidos en todo lo cual señala más bien los finales cuenta ya que faltan los datos de la cata del siglo 11 o principios del I a. de Je- antigua, en la que no se rebajó el nivel sucristo. unifofmemente, sino que en algunos pun- Una hoja de lanza reutilizada como

16. ALMAGRO,;.as secuópolis de Alvipi~rias, citado, 7, págs. 173-174, iárn. XI, ti." (3. Fig. 16. -- Hallazgos del almacBn de dotia; 1, pondus cerilmico; 2. glande de plomo; 3 y 5, cerAmica eampa- niense de barniz negro; 4, hschiiela de piedra puliinentada. BURRIAC, UN YACIMIENTO PROTOHIST~RICO DE LA COSTA CATALANA 235

Fig. 17. - Hallazgos del alrnacCn de dolia: 1. hoja. de lanza de hierro, reaprovechada; 2, pie de ungüentario; 3 y 5. ceramica a torna de color ocre; fi, alabastrón; 7, segmento de mango de hueso; 8-9, fusayolas; 10, ce- rkmica precarnpaiiience. 236 JOS~BARBERA Y RICARDO PASCUAL puñal (fig. 17, n." 1) y dos glandes de plo- moneda, un as de Aucescen y el tinte bé- mo (fig. 16, n." 2). dan un ligero toque lico lo da la punta de un pilum (fig. 19, bélico al conjunto. n." 7) análogo al hallado en el estrato su- perior idel gran recinto. Quizá parezca insinuarse una cantidad superior de frag. Habitáculo mentos de cerámica corriente, tanto de Esta pieza, separada por una ancha almacenamiento como de cocina (fig. 19, puerta del almacén de dolia, presenta n." y 2) pero no se puede dar un valor también el suelo tallado en el sauló y tie- indicativo a este dato por los motivos ya ne un hogar adosado al muro Oeste (casi expuestos cuando se ha hablado del al- afrontado a la puerta) con losa sujeta por macén de dolia. Finalmente, cabe citar el cuñas, cuya lumbre enrojeció los bloques fragmento de labio de un ánfora itálica, de la pared. con los signos finales de una estampilla Lógicamente, el paralelismo de los de la que se conservan las letras «...TIA» hallazgos es absoluto. (fig. 19, n." 4) formando ligatura de inter- La cerámica campaniense está repre- pretación muy problemática, que se pue- sentada por las formas 6, 23, 31 y 33 del de fechar hacia el año 100 a. de J. C. y i tipo A y las 1, 3 y 5 del tipo B (fig. 18, que podría pertenecer a un ánfora de la 2, 3, 4 y 7). También se encontró una forma Dressel 1 B de época arcaica.

Al mismo tiempo que se llevaban a No debe extrañar la existencia de este cabo los trabajos del Instituto en la fondeadero, ya que hasta muy entrado el montaña, el Departamento de Arqueolo- siglo xrx fue habitual el fondeo y descar- gía del CRIS procedía a explorar la costa ga de mercancías en la Costa de Levante. adyacente (campaña 1970-71), centrando Sí puede parecer extraordinario, por el la atención en los alrededores de las des- contrario, la distancia que media hasta la embocaduras de dos pequeños torrentes, playa en la actualidad. Sin embargo, es que descienden, respectivamente, de las posible que el mar haya avanzado mucho vertientes este y oeste de Burriac, donde en este sector y para ello basta contem- a unos 125 m. mar adentro y a unos 15 m. plar un grabado que representa Matar6 a de profundidad, en la zona de la barra principios del siglo XVIII'~ en el que se conocida por Les Lloses, se encontró gran pueden ver los restos de una antigua to- cantidad de fragmentos cerámicos que rre de guaita, irguiéndose todavía sobre permiten suponer la existencia de un an- las arenas de la plaza, cuyos cimientos tiguo fondeadero, utilizado durante un son conocidos hoy en día por los pesca- periodo de cinco siglos, o sea, desde me- dores y buceadores, a bastantes metros diados o finales del siglo 11 a. de J. C. de la orilla y a unos seis metros de pro- hasta el III d. de J. fundidad.

47. F. VILL*UB~y L. TORROIA,Ofieracidn anfibia en Cabrera de %v. 1970-1971. en CRIS Rivista do la Mar, n.o 131, Barcelona, julio 1971, págs. 24-29. 48. PiEnn~VILAR, Clitnluya diris I'Espnnya niodevrra, el medi hislbric, Barcelon~,1964, Iiiii. 29. BURRIAC, UN YACIMIENTO PROTOHIST~RICODE LA COSTA CATALANA 237

Fig. 18. - Ilallazgos del habitLculo del tercer sector: 1, pondus cerLmico; 2-4 y 7, ccrirnica carnpanicnse de barniz negro: 6-6,cedmica iberica pintada. Los materiales más antiguos encon- si bien aparecen mezclados con otros trados en el fondo del mar no difieren de más recientes, testimonio del comercio los que proceden del estrato más moder- que debió alimentar las villae romanas no del poblado que estamos estudiando, posteriores allí ubicadas.

Las especiales circunstancias que con- Massalia ... 4 Ebusus. ... 1 curren en los hallazgos numismáticos ha- CeIse. .... 3 Cartago. ... 1 Eusti. .... 3 Neroncen ... 1 cen arriesgada la utilización de la infor- Laiescen ... 2 Saiti. .... 1 mación que aportan. Sin embargo, no se Lauro .... 2 Seteiscen. .. 1 debe prescindir de ellos como datos com- Bolscan. ... 2 Sctaisa. ... 1 Arse. .... 2 Caiscada ... 1 plementarios. Ieso. .... 1 Cástulo. ... 1 Según G~adán'~en Burriac se han Abarildur ... 1 Mauritania .. 1 encontrado monedas de Ilduro, Lauro, Galia. .... 1 Ampurias. .. 1 Laiescen, Undicescen, Neroncen, Baitolo, No hay duda que el conjunto es suge- Abarildur, Aucescen, Eusti, Ore, Ebusus, rente, sin embargo, por las circunstancias Cartago, Bolscan, Caiscada, Iltircescen, a que antes se ha aludido, no es utilizable Iltirda, Cese, Secaisa, Cástulo, así como científicamente. Es evidente que los ha- un triens romano, una moneda imperial llazgos de monedas antiguas en Burriac de Tarraco y un as de Antonino Pío. han sido mucho más abundantes que la Para este trabajo se ha utilizado un exigua muestra expuesta. Quede el inven- resumen expresamente establecido por Vi- tario como ejemplo de lo nocivos que llaronga, en el que se han reunido todos pueden ser ciertos coleccionismos. los hallazgos monetales de Burriac, de A pesar de todo, separando de las mo- los que se tiene noticia, anteriores a los nedas inventariadas aquellas que no pue- trabajos del Instituto, cuyo resumen se den dar una cronología concreta, quedan ha completado con las piezas encontra- 19 piezas con las que se puede componer das a lo largo de las tres campañas y con el siguiente cuadro: un lote cedido al monetario del Museo Arqueológico por D. José López Viñals de Can Rodon de I'Hort, de Cabrera de Mar, consistente en monedas encontradas en la citada propiedad y en la montaña de Burriac. El conjunto de estos tres lotes se com- pone de 98 monedas, que se distribuyen Esto podría señalar un momento ál- entre las cecas o procedencias que se ci- gido del poblado situado entre la segunda tan a continuación: mitad del siglo 11 y la primera mitad del IIduro .... 29 Undicescen .. -5 siglo I a. de J. C., lo que coincide con las Cese ..... 11 Roma .... 5 Iltirda. ... 5 Aucescen. .. 4 fechas obtenidas para el nivel superior de Iltircescen. .. 4 Baitolo. ... 4 los sectores excavados.

49. A. M. DE Gu.r~is.i\'w~tismáiico ibérica e ibero-ro»raira, Madrid, 1969, pigs. 87-88 BURRIAC, UN YACIMIENTO PROTOHIST~RICODE LA COSTA CATALANA 239

Fig. 19. - Hallazgos del habitáculo del tercer sector: 1-2, cerhrnica ordinaria a mano; 3. pieza de bronce con gancho y remache: 4, labia de infora con fragmenta de estampilla; 5, fusayalas; 6, labio de ánfora sin cuello; 7, punta de pilurn de hierro. RESUMENY CONCLUSIONES

Como se ha visto, tanto del análisis de Alicante hasta por lo menos Barcelona, lo publicado como de las excavaciones señalada ya por Tarradellso y precursora del Instituto, se deduce que el estudio de de la segunda guerra púnica. Esta sería, lo conocido hasta hoy como poblado de pues, la tercera fase o momento, ilus- Burriac desborda sus imprecisos limites trada por el gran recinto que, tanto por y puede extenderse a todo el valle de Ca- sus medidas, distribución y supuesta fi- brera de Mar, abarcando incluso los fon- nalidad, como por la introducción de la dos marinos. columna como elemento activo arquitec- Se insinúan cuatro momentos princi- tónico, sugiere la preexistencia de unas pales, más que períodos, separados por vivas relaciones con el mundo clásico, etapas poco conocidas. fácilmente interpretables como preiberi- El estaria representado por zación, situándose a caballo del 300 a. de una fase final del Hallstatt del Noreste de J. C. o con poca anterioridad a la llegada Cataluña, en la que parece romperse la de Anibal. vida pacífica disfrutada hasta entonces El cuarto y último momento llama la por los poblados, situados con sus necró- atención por su brevedad y a la vez por polis en lugares llanos, que cambian su su intensidad. Entre el 150 y e1 50 a. de emplazamiento a lugares de más fácil de- J. C. como fechas limite, toda la montafia fensa. El testimonio de este momento de Burriac se cubre de edificaciones de sería el fondo de cabaña situado en el construcción precaria -si se tiene en sector 2 al Sureste del <

50. 3%.TARRADELL. Ensayo de eslr.aligi.a/ia coiitpni.oda y de cronoiogia de fui poldador ibéricos u~iclicianor. en Saitabi, XI, 1961, págs. 4-20. 61. PELLICEXY Pachs, Estudios históvico-argueol6gicor.... citada. queando un gran número de lugares, para templar un yacimiento .ibérico., no como retroceder luego hacia las Galias, donde algo vigente por si mismo, sino como par- fue deshecho por Marius en Aquae Sex- te de un posible coiljunto, se tendrá que ti~e.~' olvidar la noción de asentamiento eil un Es posible que po,steriormente a estos mismo lugar geográfico y también, muy hechos hubiera una ocupación de las particularmente, el cliché de una agrupa- faldas de la montaña de Burriac, posible- ción humana rodeada por un recinto mente la instalación agrícola del sector 3 amurallado ya desde el momento de su tuviera una continuación, indudablemente fundación. breve; luego, la montaña queda desierta Dentro del área máxima habitada en hasta la erección del primer castillo ya el momento de mayor expansión, se ten- en el siglo XI de nuestra Era?' drán que estudiar las posibles ocupacio- La existencia de etapas de habitación nes parciales y los motivos del abandono y abandono, evidentes en el poblado de del resto del área y si éste es parcial o Burriac, vino a confirmar lo que sola- total, haciendo los sondeos necesarios mente se había sospechado en el Turó de para averiguarlo. Quizá sea dificil llegar Can Olivé (Cerdanyola, Barcelona). Este a conocer la causa de una deshabitación aspecto de la problemática de los núcleos de un ilúcleo urbano si la excavación se de población de la época ibérica deter- limita al mismo (una peste, un incendio mina unas exigencias o premisas para la accidental, el agotamiento de un manan- investigación futura, recordando en pri- tial son motivos tan válidos como un mer lugar que no se puede ya englobar hecho bélico), pero es posible que se en- bajo una misma etiqueta casi un milenio cuentre la respuesta si se relaciona con de historia y todo un territorio tan di- otros yacimientos contemporáneos de la verso como el del Estado español actual, misma zona. a pesar de que hablar del origen y for- Solamente cuando se relacionen los mación de pueblo hispano como un ente resultados obtenidos en varias zonas, será único fue moneda corriente e11 cierta factible sugerir la causa y situarla dentro época lelizmente superada. de un marco histórico y económico. Así pues, en el futuro habrá que con- En cuanto a las costas orientales y

52. T. Lir~o.per. 07, en Fonus Hispaniae Antiguae, IV, Harccloiia, 1937, pdg. 147. 53. I.as cuatro campañas desarrolladas en Cabrera de Mar iiiiciaron un experimento del Instituto dc Preliistoiia y Arqueología de la Diputación Provincial de Rsrceloiia, quo lucgo se ha proccguido col? exiio cre- cioiitc. Sc tratax de crear un campo de trabajo arqueoi6gico doiicls pudiera ?.e7 encauzado el atan de tantos nficioiiados a la arqueología, haciendoles participar en una labor cientificalnente ortlenada para que conocieraii la responsabilidad que la iiiisms iniplica. y, al rnisrno tiempo, huciCndoles convivir con los estudiantes de In pro- pia. disciplina que haciaii sus prinieias prácticas en la excavaciói, de campo. Experieiicia provechosn para ambas partes. Cuiitro carnpeñas es un lapso de tiempo ya considerable y presupone el paso por la excavacióii de intiu- rneral,lcs colaboradores a los que es imposible ~iraiiifestarindividualiiienic el reconocimiciito que merecen por su dedicación. Colectivaii>ente, sin embargo, es justo y grato reconocer el aliento recibido del Ayuntamiento de Cabrera de Mar, de su vecindario y de sus aficionados que no regatearon ni sacrificio ni esfuerzo. Merece ser citada tanibiéii Lu colaboración masiva y entusiasta de la Sccci6n .4rqiieoióyica del Museo Municipal de Mataró, con criyoc iiiiembrcis se corivivieroii horas inolvidables. hlcnoc nurneroca, pero no nieiior eficiente, fue ln ayuda de los miembros de los Museos de , eficazmente encabezados por Doinenec Miquel y Pere Casaiioves. q~ioarlcrnAs toinaron sobre si 13 tarea especializada de la clasificaci6n de la fauna y del levantaniienio de los plaiias, alzados y scccioncs. Conste tanihien el recucido para aquellos quc nos dejaron en plena juventud, Jaume Solcr Joninyá, alma y motor de la Sección Arqiieoli>gica dci nCusco Muiiicipal de nlataró, y Francisco Paredes Poy. nurnistiiitico en ciernes, de Rarceloiia. A todos ellos el Instituto reconoce la deuda de gratitud coiitraida. 16 242 JOSÉ BARBERÁ Y II~CAROO PASCUAL meridionales de la península, habría que comercial en la que no tienen participa- distinguir los poblados en: puntos de ción activa. mercado temporales, factorías o colonias, Todo cuanto antecede se refiere no tan poblados indígenas en relación inmediata sólo a las futuras investigaciones, sino con los colonizadores y poblados indi- que es igualmente aplicable al reestudio genas que se surten a partir de una red de los materiales de trabajos anteriores.