ÁMBITOS 2 1

\ KE\'1ST1 DE esTUDIOS DE CIL."''CIAS SOCIALES V IIUMAt" IDADCS. 1\Um 9 (!OOJ) , 1'1' ~ ~ ·~6 Miguel (Daniel Leví) de Barrios y sus mecenas: Un caso más de «Mendicidad poética»

Inmaculada Ca reía Gavilán UNIVERSIDAD DE LEÓN

na de las actitudes que más ha rep rochado la crítica los Países Bajos desde su llegada hac ia 1661 hasta su mu er­ al poeta y dra matu rgo jud ea- Mi guel (Da­ te en 1701. La semblanza que éste nos ofrece de Mi guel de U ni el Leví de) Bar rios (Montilla, 1635-, Barrios nos habla de un poeta desd ichado siempre a la bú s­ 170 1)' ha sido su cond ic ión de «mendicant e poético>>, o, lo queda desesperada de algún mecenas: que es lo mi smo, esa búsqueda des med ida y casi agó ni ca del apoyo de patroc in adores o mece na s qu e r, nanciaran sus '' La <~es t re ll a rigurosa» le siguió toda la vida. En Brusel as ob ra s. Las páginas que siguen tratan de bu scar un senlido a tcn fa qu e Juchar pa ra lrlili1 1CilCfSC a SÍ mismO, y :1 SU farnilia dic ha all rmac ión, la que, por otro lado, se halla pl enamente en Amstcrdam. Lo test ifican los muchos poem as que diri­ gió a sus protectores. pi diendo dinero, vestidos, ayuda en justifi cada si nos at enemos a la in gent e producción literaria ganar el favo r de otros mag nates y hasta el pago de su que Mig uel de Barri os dedicó a sus pro tectores y que sólo sueldo de capit!m" ' . puede ent ende rse en un contexto socio-cu ltural muy dete r­ minado, el de la preca riedad económi ca que caracterizaba la Sin embargo, es necesari o hacer una punt ua li za­ vida de la mayoría de los autores que pre tendían vivi r de las ción en este sentido, ya que Scholberg nu nca se refi rió a Musas en nuestros Siglos de Oro, al que, desde luego, no Daniel Leví de Barri os como << mendi cante poérico >> desde fue ajeno Dani el Leví de Barri os . Ad emás, en su caso, todo un punro de vis ta despectivo, si no que, mtís bi en, atribu ye se compl ica un poco más si tenemos en cuenta que su ori­ a la «ma la estrel la >> del poe ta toda las penalidades que su­ ge n con ve rso le deparó una ex istencia un ta nto ambi va lente fri ó a lo largo de su vida, que, cbro está, le abocaron a esa que le obl igó a granjearse la ami stad de patrocinado res ta nto «mendi cidad>> literaria. Traemos a colación las sigui entes judíos como cris ti anos. No podem os olvi da r que Mi guel de afirmaciones del crítico qu e refrendan esta hipóresis: 2 Bnrrios vivió, nrnparado en sus obl igaci ones mil itares , a caball o entre Áms terdam y Bruselas, entre la «Jeru sal én del "( ... )Aunque don Mi guel amab a tic mamcntc a los suyos, Norte>> que representaba la esenci a del se r judío que tanto apenas se podría deci r que tenía gran éx it o en ganarles el se esforzó por aprehend er a lo largo de roda su vid a y la pan. Ll evaban un a vid a prec aria e inseg ura. Los sustent aba deslum brant e y ostentosa Corte de la capi tal belga, queman­ con las pro du cc iones de su plu ma y 1cnía que depender casi tenía intactas aquell as raíces hi spáni cas a las que nunca re­ totalmente de la benevolenci a de sus protectores . !-Jubo nun ciaría del todo. momclllos en Jos que tuvo qu e solicitar caridad p úbl ic :t ' '~. K. R. Scholberg fu e uno de los primeros en referir­ se a es ta actitud "mendi ca nte" del poeta, qui en nos bri nda En efecto, esta «mala esrrella >> a la que se refi ere una es merada descripción sobre la vida que BmTios ll evó en Scholberg tiene mucho que ver con la ll egada de Barri os a

1 Los primeros es tud ios que aportan una biografía completa y ordenada sobre Miguel de Barri os son SCI-IOLOERG. K. R .. Ln poesía religiosa d i! Mig uel de IJarrio.\·, Madri d. 1961: MOO LJ CK. CH. J.. '!1u! Poetir Sryh·s of M ig1.ef de Barrios, S out h~.:rn Cal ifomia Univc rsity, 1964 y ALBI AC. G., I..L1 Yil wgoga \'at in . Un esrii(Jin de fm fue ure~ · umrramu dd esp inol·i.mw, Madri d, 1987. La critica pos teri or se ha apoy OJd o fund:tmcntalrncnte en el pri mero de ellos para componer la geografía humana de Miguel de B<~ r ri os. Algun:t.s a p o r1 ~ 1 c i o n e s más modem as h;m LrJt.ado de poner orden en este am;J lgamado tmncrial biugríifico ya conocido, como es el caso de SEDEf\'0 RODRÍGU EZ, F. J., Análisis de <(Flor de Apolt1"' de Miguel de Barrios , Tesis doctora l microfilmada. M:í laga. UMJ\ , \992, 5 vols. y . Ta nto M iguel como sus hcnnanos se vi ncul aron a 1 <~ vida militar y ostcmnron cargos y lflltlos muy relewtntcs. los cuales le habían sido otorgados a ca mb io de 1 s préstamos que Jos Bímios habían rea li zado a Fel ipe 1V. De hec ho. Miguel de Barrios llegó a se r Capitán de !os Tercios de Fl<~n d c s, de ahí su presencia continuada en la ca pi1al bc lg.1 hnsta qu e decidió dejar el ej ército y vivir co mo un judío pleno en la comuuidad se fardita de Amstcnlam. 'SCIIOLO ERG, K. R.. 0¡1. l'it., pp. 21-2 2. ' lbid., p. 37. 22 ÁMBIToS

lti;.\IISTA DE E.S1\JOJOS Dli CJE.'IlCIAS SOCI.\US ,, \I U MMlllM U~ . ~ Unt '1 pocl) )

lo Países Bajos y con lo que fue su trayectoria vita l a part ir dicha junta, la obra en cues ti ón , se ncill ament e, no pod ía de ese momento. La crítica se ha mostrado más o menos ci rcula r ent re el ptíblico sefardí de la capi ta l hol andes a. Todo unán ime en lo que respecta a la cronología de la es tancia del escritor que ignorara este req uis ito, vería cómo sus libros poeta y dt·amaturgo judeoconverso en Amsterdam y Bruse­ serían confiscados en benefic io de la caridad pú blica. Di cha las que habría comenzado hacia 1661 ', inauguníndose así censura solía ap licarse a escritores judíos y a libros impre­ el período en el que se gesta y se empieza a publicar su sos o manu sc ritos tanto dentro como ruera de Ams terd am". producción literari a, ya que su pri mer poe mario, Flor de Los problemas de Mi guel de Barrios con la censu ra 6 Apolo , vio la luz en 1665. No obstante, creemos que se ha judaica comie nzan en 1663 , cuando el manuscrito de su insistido de forma un poco excesiva en la dualidad existente apera prima, Flor de Apolo, fue reprobado po r la junta ad­ entre el Barri os de Amterdam y el de Bruselas, du alidad ésta mi nistrativa o Ma!tamad , co ncretamente por uno de sus cen­ que buena pane de la crítica ha ex trapolado al conjunto de sores, Isaac Naa r, quien señaló qu e los «ve rsos amo rosos y sus obras a la hora de es tablecer una posible clasificació n. Jac ivos»" qu e ei¡>Oemario con tenía no era un tema apro pia­ Lo que sf parece cierto e que sus obligaciones mili tares le do para un esc ritor judío. Sugirió a su autor que corrigiera obligaban a desplazarse a Bruselas y a abandonar Ámsterdam el ma nuscrito y lo vol viera a presentar a la Malwmad. Esta y su famili a durante determinados períodos de ti empo. Esta seg und a vez, el tex to fue censurado por Isaac Aboad da situación , sin lugar a dudas, fue <

5 Los :1111 orcs que ha n abordado con mayor detenim iento el período relati vo a la cs tnnc ia de Barrios en los Países lhjos son los sigui entes: KAYSERLI NG, M.. Sephardi111 : R(Jinnnisthe Poe.\ ie11 dn l uden in SpaJJitm , Lcipzi g. 1859, p. 256 .. SCHO LB ERG. K. R.. op. 6t. , p. 83 ., WILSON. E. M. te Migue l de Barri os and thc Sp:mi sh Rcli gious Poct ryn, en llullerin of Hispanh· Studies. XL ( 1963), pp. 176- 180. (p. 176 ). ~· I OO LI CK, CH. J.. op. cit., p. 12 .. RÉVA H. f. S., ce Les ccn·v:uns Manuel' di.: Pl'na cr Miguel' S' d 1\r cé'm.'\rre lk' •'.r Conni1UliJUi'0 iu\kJo.. PoS~'tU'gU'.J,;s.!. ~I'A ,•:,'.f,\!",r.!:\wm•. !.',\\ Te sc> ru de los judlos sefordfe.\', 8 ( 1965), pp . 6-t -9 1 y OELMAN, T., ((Tres por tas marr:.nos>,, NRF/1, XXX (198 1). pp. ¡g..¡.206. ' IJ ARR IOS. Miguel De., Flor de 1\pnlo. Dirigida (1//lusrrfsimo St•JTor Don Autcmio Ft' nuindt!Z de Córdoba, t' tc· ... Brusclas, 1665 . En la Sa la Ce rva ntes de la BNM apa rece con la sign:llura R.4838. 1 L1 ad ministración de la comunidad sefardi ta de Ám stcrdam se sustc nt::tba en cuatro instituciones básicas: política o Mnlwmad -el :~ ut é nti co poder real·. rnbín ica. cari tativ.:1 y acadé mica . Una visi ón de conj unto sobre dkha conmnidad puede consu!t;¡rsc en SCHOL BERG , K. R., •cMigucl de Barri os and T hc Amstcrda m Scpha rd ic Community» en The Jewi.,·ll Qunnerly RC'v il!w, Llll (1962). pp. 120- !59. 1 Los cx lrcmos de l:t censura judaica fue ron abordad os por RÉVAH . l. S. . ~e Les écrivains M:mu cl de Pina et Mi gue l de ll:~ r ri os ct la censure de la Co mmunaut é J ud ~o ·Po rtu g ua i sc d' Amsterdarm>. Ot:.nr Yelwrln. Tesoro de los judfm sefa rdh•J, VII I (1965}, pp. LXXIV-XC I. ., Pnra más información sobre Jos procedi mientos de ce nsura jud:ticn en Ámstcrdam así (.'Omo sobre la recepción de la literatura es ¡>aiioln y portu guesa entre los judíos de la capi tal holandesa. vCasc el espléndi do C>tp ít ulo que: DEN 13 0ER, H. le dedica en su m onogr afí:~. Ln litt•ramra Jt.fa rdí de :iuntt•rdam, Alca lá de llena res. 1996. pp. 79- t 33. 10 Tanto cl procedimi ento de cc usura que Fl or de /\polo sigui ó co mo !os ju icios (JU C se ve rt ieron en su contr.J pueden consult arse en DEN BOER. 1-1.. op. l'it., pp . 85-1!6 . 11 OARR IOS. Mi guel De .. Coro dr' fas .Niwms, Dirigido al Ern:Jentúsimo Setior Don Franri.\'t'fJ de ¡"fdo.. . l3 ru s cl:~ s. 1672. En la Sa la Cervan tes de la BNM Jl ~.:va la signatura R 763 4. 11 H. den Oocr dcrtcnde la hipótes is de que este texto se t.ratc. en realidad, de una edición falsifi cada. (IUC. en verdad. habría si do irnpres:1 en Ams tcrdam. Respec to :ti lug;¡r de publicaci ón de cs1a obrn de Darri os vénsc DEN BOER. H.. op. rit., p. 54, no t :~s 83 y g..¡ y ¡m ra el caso de las edic iones f:~l si fi cadas t:n Amstcrdnm las páginas 54-5 6. Co n aJllcriorida d, este au 1or y:t se oc upó de es te controvertido asunto en uEdicioncs ralsi fi cadas en Holand:1 en el siglo XV II : escri tores sefardit as y ce nsura j ud;Iica». \lada fJibliogrnphirn. llome11 aje n Jo .~¿ Sinuj11 Díaz. Ka sse l. Rcichcnbcrge r, 1988, pp . 99- 104 . 11 13A RRIOS, M. d.. · .. «Epísloll n don Diego Núñc z. tío del nutor». en Sol de la Vida. Ambrrcs. 1673. p. 52. ÁMBITOS 23

II. EVISTA DE ESTUO!OS DE CIF.NCJAS SOCIAlí:.S Y HUMANIDAD ES. nilm 9 {!OOJ)

Árbol de vidas (1690), un sermón pa ra Abi Yelomim (1691) desa entre abril y octubre de 1663, a fina les de 1668 y de 17 el prólogo para su Árbol de vidas (1693) y una carta dirigi­ manera constan te entTe 1671 y 1675 • Révah, habla tam­ da por el autor a la comunidad de judíos de Ham burgo" . bién de orro tex to mu y revelador fechado en 1644, que es el En princip io, y si nos atenem os a esta co nt inu ada qu e más nos in te resa ahora para sustentar nuestra argu­ reprobació n de sus obras po r parte de la Mahamad, sería mentac ión . Se trata de un a resoluc ión tomada por los diri­ perfecta mente comprensible admitir que Miguel de Barri os ge ntes de la comunidad según la cual todo aqu el que perma­ optara por hacer imprimi r sus libros fue ra de Ámsterda m. neci ese en «Tierras de ido latría» -expresión con la que ellos Si n embargo, H. den Boer apunta la pos ib ilidad de qu e algu­ des ignaban los territori os bajo domini o español o portu­ nas de las obras de Barrios presenten pi es de imprenta fa l­ gués"- debía ejecutar un a penitencia o revah para poder ser sos, entre las qu e se encuentran los títu los siguie ntes: Com perdonado. En efecto, el Livro dos Acordos en su pági na de las Musas (Br uselas [Á msterdam] , 1672), Sol de la Vida 554 recoge las pa labras que Barrios pronunció el 18 de sep­ (A mberes [Árn sterdam] , [Jacob va n Velsen], 1673), Sol de tiembre de 1665 por su estancia en Bruselas y por haber la vida (Amberes [Ámsterdam], Ja co b van Velse n, 1679), profanado el sabcu , la tiesta sagrada, como sabemos, para Libre Albedrío y armonía del cuerpo por disposición del la reli gión judaica. Por tanto , y según Révah, es difícil afir­ alma (Bruse las , [Ámsterdam], [David de Castro Tartás], mar que entre 1665 y 1674 Barri os pudiera salir y entrar 1680) o Bello MoiHe de Helicona (B ruselas, [Á msterdam] , li bremente de Ám sterdam para viajar a Brusel as , ya qu e lo [David de Castro Tartás], 1686) . El críti co conclu ye qu e tenía prohibido. Este hecho podría confirmar las hipótesis dic has falsificac iones podrían obedecer más bi en a razones de den Boer en cuant o a las ed iciones falsificadas se refiere, de difusión de di chas obras, ya que sus auto res busca n fun­ ya que, si entre estas fec has Barrios no pudo viaja¡· a la damentalmente qu e los textos llegue n a un públ ico lo más capital bel ga, ¿cómo podemos expli car entonces los pies de ampli o posi ble -entre el que se incluyen los españoles y por­ imp¡·enta que se refieren a Bruselas en las obras de Barrios 15 tugueses residentes en Bru selas- qu e de censura judaica • que ven la luz en este período de tiempo? Qu izás, tenga mos Para el caso de Coro de las Musas den Boer se ñala: que afirmar con W. Pi eterse que, tal vez , estas relaciones entre el escritor y sus mecenas en Bruselas no siempre fue­ "( ...) Los ejemplares que hoy conocemos provienen to­ ron fác il es y que cierto detel"ioro en las mismas pudiera ha­ dos de una misma edición que ostenta portad as con mcn· ber influido también en que el poeta se in stalase de manera ción de Ámstcrdam y Juan de Pas como impresor. y ot ra 19 defin itiva en Amsterdam • En definitiva, y co mo podemos que menciona (< Bruse las, por Baltasar Vivicn. impresor y · observar, no se puede habl ar de una ún ica razón a la hora de mercade r de li bros». ¿El escrito r cambiaría la portad a para ev it ar la co nfi scación por parte de la admi ni st rac ión de justifi car la sa li da de Daniel Leví de Bruselas, ya que muy Talm ud Torá? Posteriormente, volv ió a pedir perm iso para posiblemente se tratara de un cúmu lo de circunstancias que imprimir otras obras. en varios casos no se le concedi ó. debieron hacer mella en esa alma en litigio 20 que fu e Miguel Vari as obras de De Barrios se pub licaron después con luga re s de Barrios. fals ifi cados. como Bruselas o Amberes"" . En cua lq uier caso, lo que más nos interesa resaltar ahora, co n independencia de las razones que llevaran a Mi­ Por otro lado, y junto a los problema s de difu sión y guel de Bm-rios a dejar sus cargos mi litares en Bruse las y publicación que pudieran a Barrios acarrearle los juicios des­ vivir como un judío en Ámsterd am, es qu e el poeta y dra­ favora bl es de la Malwmad, las re laciones del autor con la maturgo de Montill a supo gra njearse la ami stad y el favor de com un idad sefardi ta de Ámst erdam comenzaron a qu ebrar­ mecenas tan to en Bruselas, con algunos de los cuales man­ se por otros motivos. J. S. Ré va h, en sus atinadísimas tuvo excelentes relaciones, co mo en Ámsterdam , ya qu e las pun tual izaciones sobre las pos ibles estancias de Mi guel de múl tipl es dedicatori as que pu eblan sus escritos así lo de­ Barrios en Bruselas, señala la existencia de ciertos docu­ muestran. Dada la di spari dad de la ob ra de Miguel de Ba­ men tos de carácter financiero hal lados en los Archivos de la rrios y la gran de ca ntidad de nombres de supuestos mece­ comun idad jud ea-portu guesa de Ámsterdam que han co­ nas que pueden espigarse de sus escritos, hemos estimado JTOborado que Daniel Leví se encont raba en la capital holan- co nveni ente detenern os con exclusividad en aquell as pe rsa-

1 ~ DEN BOER, H., La literawrn sefa rd f... np. rit ., pp. 87-9 1. 1 ' Otros autores. en ca mbio, si han vis to en las re pres iones de la ce nsura judaica de Ámsterdam la causa rundam en tal de es te tipo de procedim ientos . En tre ell os ca be destacar a VAN PRAAG , J.A., Lo.1· sefardi taJ de Ámsterdam y sus actividades , . 1967. p. 24 . 16 /bid .. p. 54 . 17 RI ~ VA I · /, l. S.. art. l'il. , p. 80-81. Los documentos finan cie ros :1 los que se re fie re el crítico tiene n que ve r con el pago :l la comun idad de comri bucioncs de carácter persona l ojinra -mu y escasas en el caso de !J nrrios., de impu estos por comercio exterior u imposta -in vi ables dada la precaria si tua c i ~ n económica del poeta· o de orrendas vo luntarias o prome.rms. Son és tas ú lr i m ~ t s b s que con m:.'i s rrcc ucucia realizó Daniel Leví de Bnrri os . 11 KAPLAN, Y., •

lll VAN PRA AG, J. A., 1< Aimn s en litigio», en Clm 1ih• 1io, 1 (1950). pp. 14-27. Va n t>raag afinna que «( ... ) duran te los siglos XVII y XVIII. un n01ablc número de poetas, eru ditos a ve ces recién llcgndos de all ende los Pi rin eos que , lej os de su vieja patria, seguían cu ltiva ndo el español y el portu gués, se mantenían al corriente de cu::H liO se pub licaba en la Peníns ula en el terreno lit erari o y cie ntífico, tomaban part e en Jos movimi en tos litera ri os que allá se des arrollaban, como el cultera ni smo y el concep ti smo, y no rompieron ni hubieran podido romper los vínc ulos que les unían c:: on la que fuera su pí'nria . ( .. .) Alma s en litigio; ni ellos mi smos sa ben si son de nación hcbrc:1 o de nación portuguesa o esp:tñ ola .» (!bid., 1G) . 24 ÁMBIToS IU:\'ISTo\ PI:. EST\JOIOS DE CII ..... CIAS SOC'Io\ ll¡s Y IIU,\L\M OAOI:S . nllrn 'JI!OOJ •

nalidades cuya protección fu e real y decis iva para el poew y el libro en su nombre, un as redo nd illas de carácter satírico dra ma turgo de Montill a, las que, a su vez, «insp iran» con donde el poeta le recla ma ayuda económica, dado que su mayor fr -ecuencia los l'rutos de su pluma". situación es bas tante deses perada , una décima do nde le El primer poemari o de Mi guel de Barrios, Flor de agradece la merced de haberl e traído un as past ill as para ali ­ Apolo (Bruselas, 1665), vio In luz baj o los auspi cios de un o via r el ma l de boca que el poeta padecía y otra do nde le de sus mecenas má destacados: Antonio Fcrnándcz de envía una caj a de confi tura y, por tí ltimo, otro so neto que Córdoba, caba ll ero de la Ord en de Santiago, primer gem il­ empi eza «Ciic ie mi fl or de l Cinlhio que la ampara,>>" . Vo l­ ho mbre de la cá mara del príncipe don Juan de Austria y vería mos a enco ntra r el nombre de Fcrná ndez de Córdoba teniente general de la ca ball ería de los Estados de Fln ndcs, en su segund o poe mario m;ís am bicioso, Coro de las Musas qu ien, más tarde ocuparía la preside nci a de Pana má. ll ay (Bruselas-Amsterdam '1, 1672), concretamente en la Musa que recordar que las relaciones entre la fam il ia de Miguel de Polim nia, do nde le dedica el «Donai re 11 1>>, unas quin ti ll as Barri os y Jos Fe rnánd ez de Córd oba siempre ha bían sido en la s que Barrios le sol icit a al noble un ves tido y que, a muy estrechas, ya que, hacia 1635, fecha del nac im iento de nues tro ju icio, sinteti za n de manera ex traordi nari a ese con­ Daniel Leví, la ciudad de Montilla", su patri a nata l, es taba cepto de «mendicida d poética>>a l qu e nos hemos referido al regi da por Lui s Ignacio Fern ández de Córdoba, sex to mar­ comien zo de estas pági nas. Por otro lado, nos vie nen tam­ qués de Pri ego. De hecho, el padre del poeta, Simón de bién a corroborar esa «mal a est rella >> que persiguió a nu es­ Barrios, había sido , al parecer, fu nc ionario ma rq uesa], tro autor y de la que ya nos hab lab a K. R. Scholberg. Dicha concretament e anti guo cont ador ce. ant e del ma rq ués de e mposic ión ll eva por título «Peti ción al mu y Ilustre Señor Priego!l . Los ve rsos lau da torios que abren el poemario no Don An tonio Fern ández de Córdoba >> y de la qu e traemos a di fi eren en exce o de las tópicas dedicatorias que podemos colac ión al gunos fragme ntos represe nta tivos: hall ar di semin adas en la obr;1 el e otros autores conte mp d­ neos a Barrios que están publ icando sus tex tos en nuestra Se ñor, pues me havcys m

SEÑO R. crccran que no me avc r g u c n ~a. Esr a Flor a tu am paro dirig ida lo que arrasgarsc comi cn\=a, temie ra de Jos Zoy los se r ajad;1, viendo que por la rolura si como por mi plum:.t cst3 arrcsgada, se me sale In v crg u c n ( ~ l. no rucra por tu nombre defe ndida, sabi endo que en ti so lo (. .. ) con la lu7. qu e le das es Fl or de Apo lo. No es bien que ande un Secretario assi de Vucscñoria: ( ... ) a todos su gn l:t cmbi:J . y yo con ser tcmcrnrio. Tu hcro ic:l plu ma, tu inve ncible cs pJdn, 26 co n punla noble, con seve ros filo s jama ss <.~l go con la mia . rayos fulm ina en tenebrosos hi los, lri umphos enseña en purpura b3ñada No es difíci l enco ntrar tamb ién en la produ cción lite­ al que de tus blasones raria de Mi guel de Ba rrios numerosos textos ded icad os a 2 buscand o elogios hall a admi r.tcioncs " . gobe rn adores impo rt antes o perso najes vinculados con la mi licia, los qu e, desde lu ego, podían proporcronarl e no solo Además el e la Dedicatoria hay otras compos iciones benefi cio económico y exce lentes contactos - los que po­ en Flor de A polo que revelan el aprecio que Mig uel de Ba­ drían co nve rt irse en protectores « p o ten c iale s>~ - sin o tam­ rr ios profesaba a su mecenas, como es el caso del soneto bi én el ansiado pres ti gio entre los círculos más exq uisitos qu e comie nza «Fuego es mi Flor y qu ien la ampar:t- A rn,», de Bruse la s. Una de es ta s persona lidades fue , sin lugar a la Fábula de Polifemo y Ca/mea, un ro mance donde Ba­ dudas, do n Lu is de Benavide Carill a y Toledo, marqu és de rri os le pide a Fernández de Córdoba licencia para imprimir Frómista y Carace na , que detentó el gobie rn o de los Países

11 Par.1 un ponnc nori z:uJo recorri do por los p:llroci naclorcs de rvligud de Barrios, véase SCHO LI3 ERG, K. R., o¡J. rit., pp. 15-21. !! Feli pe IV ha l>ia o t o r g:-~ d o a Momi lla d titul o de ciuci:J d en 1630. 11 GARRAMIOLA PR IETO. E., 1t La hucll :l mon lill :mJ de. Mi guel de 13a rrios. An tcccúc ntcs biográfi cos del poc1a barroco y su famili:1 sc fardh), en Dinrio Córdubn. ( l nfo rm ~. 4-X-1992), p. XI y G.t\RRA1v!I OLA PRIETO. E., •

RE\' IST,o. 1)1! F.snJOSOS I)E CIE.-;CL'S SOCIALES \' II U ~ tA!<;ID.\DI:.S a~m 9 t20Cl')

Bajos cuando Mi guel de Barrios apenas comenzaba en Bru­ nas que hemos señal ado más arriba, los nombres de los sel as su carrera militar. Ta mbi én ded icó Barr ios numerosos capitanes Ant on io Luis del Va ll e, Juan de Sa li nas, Juan Ga­ tex tos al ma rqués de Caracena tanto en Flor de !\polo como ll ego de Soria o Alonso de Salcedo, el almirante Ja im e en Coro de fas M11 sas. En el prim ero de ell os, encontramos Honensio López Coronel o el alférez Nuño de Fi gueroa, entre 0 un pa negír ico, un soneto heroico y unas quint ill as", a parte otros muchos' . de la co med ia Pedir favor al co111rario, la que se publi có en Conviene ahora destacar la presencia en la vida de el mis mo tomo de Flor de i\polo junto co n ot ras dos co me­ Mi guel de Barri os de uno de sus pa trocinadores más im por­ di as más, El Espmiol de Orlin y El ca 111 o j 11 1110 al e11canto. tant es . Nos estamos refiriendo al portugués don Fran cisco En el seg un do, Mi guel de Barrios se dirige al marqu és de de Mela, embajador de en las Provinci as Un idas y Caracc na en el «Donaire IV» do nde va a po ner de ma nilies­ más tarde en lngla terra, a qu ien ded icó su Coro de las Mu sas. to que sus mecenas no sie mpre pagaban puntualmente a sus Al com ienzo de dicho poemario puede leerse: prote gidos. El poema lleva po r títu lo «Memori al al Ex ce \e ntiss imo Señor Marques de Carace na, pidiend ole el Coro de las J\1wms. d irigido al Exce ltmissimo enor Don sueldo de seis meses >> : Fmrzcisco de ~te l a, Crn•aflero de la Orden de Cristo. Co­ mell{/ador de S. Pn/ro de la \lega de Lila, y eh• S. Ma r!ÍII de En la caree! de las Musas. !?miados. Seiior de la Villa de Silva m, ¡\/cayde MayOJ; y (Serior)" tus pl an tas viene Go,•e m ador de la Ciudad de Ltm1ego, Trinchante Mayor pidiendo, un Cn pitnn pobre del Serenissimo./.Jrinc:ipe de Portugal, dl~ su Consrjo, y .w que le p;•gucs la palcnte. J:.:mbaxador l:.:,·r raordinario il la Mageslarl de la Gran 13re­ lrlf1rr Ca rlos Seg undo & c.J! ( ... ) Las referencias a es te mecenas port ugues se multi­ Medio nrio estó ca ido pli ca n en Coro de fas Mu sas, ya que, no sólo le dedica un De l sueldo que hazcrlc dcvcs Pagar. porque se lcvamc ex tenso poema muy conceptis ta denomi nado " Melodía Qu ie n es pera que lo as ientes" . Acróstica" que in augura el poemario, sino también otras composiciones de mu y di versa índole que tie nen a Francis­ Tras el marqués de Caracena, Migu el de BatTios de­ co de Mela como inspirador o a cualqui er ot r mi embro de dica una ex tensa composición, su «Corte rea l genealógica su destacada famili a, como sus hermanos Sancho Manu el, y panegírica», a do n Fra nc isco de Mora y Corte Real , mar­ ·co nde el e Villa ll or, o Jerónimo Manuel de Me lo o su herma­ qués de Castel Rodr igo, qu e fue el noble que sustituyó al na, Doña María de Pon ugal, condesa el e Peralva, camarera citndo ma rqués de Caracena en el cargo de gobernad or ge­ de la reina Catal ina de Inglaterra. Precisame nte, a su herma­ neral de los Países Bajos, y que Barrios incluyó en sus Aplau­ no Sancho Man uel de Mela, Mi guel de Barrios dirigiría su 29 sos Métricos . Palacio de la Sab iduría y Panegírico al Excefemissimo Sr El Li ltimo de Jos gobern ado res ge neral es a los que Don Sa ncho Manoef, conde de \lillaf/oJ:.. en 1690. Es és ta Mi guel de Barr ios dir igió sus versos fue el conde de un a pieza pa negíri ca de ex tensión cons id erab le, de sesgo Monterrey, don Juan Domi ngo de Zúñiga y Fonseca. En el po líti co-alegórico, pues describe la contie nda que tu vo Ju ­ mismo tomo de Apfa11sos Métricos podemos encontra r un ga r en 1663 en tre Portuga l y España y qu e concl uyó con el «Disc urso pol ítico sobre los adversos y prós peros sucesos triun fo del primero en Amcixial'' . Una de la · pruebas más de las Prov incias Unidas» y en el Coro de fas Mu sas un evidentes de que Mi guel de Barri os ma ntu vo un cont acto poe ma titu lado << Geografía de las diez y siete pro vincias» . mu y \lu ido con la ram il ia el e Mela es el < La amistad con Monterrey no se ve ría me rmada cuando que se in cl uye en el Co ro de /m Musas. Se tra ta de una Dani el Leví aband onó definitivamente Bruselas, sino que se «Carta métrica en respu es ta de otra que le esc ri vió el Exce­ man tu vo y se fort aleció después de su establ ecimiento en lentísi mo Señor Don Sa ncho Manuel, Conde de Vil lafl or», Ámste rdam. En reali dad, como se ñala Scholberg, se puede en la que Dan iel Lcví colocó un rragmento de su obra f-Iar­ seguir sin diócul tad el hi lo cond uctor de 10das las persona­ manía del Mundo, a fi n de que el conde fi nanciara el citado lidades y amigos que Mi guel de Barrios conoció y frecuentó proyecto". Emre los mecenas portugueses que fa vorecie­ en el ambiente de la opul ema Cort e españo la de Bruse la s a ron a Danie l Leví, no podemos dejar de mencionar a don tra vés de sus dos poe mari os rmí s destacados, Flor de /\polo Juan de Mascareñas, marqués de Frontera , y sus hij os, es­ y Co ro de fa s Musas, los qu e cons ti tuyen un verdadero pecial mente, don .Ferna ndo Mascareñas , conde de la Torre, << Quién es quién» de la es tancia militar de Dani el Le ví en quienes mantuvier n una flui da relación epistolar con el poeta Flandes. El crítico recuerda, junto a los des tacados mece- y dramaturgo de Montilla y financ iaron algunas obras de

17 BARR IOS. Mi guel De.. Flor dt' ... op. 61 .. pp. 11. 193 y 255 . rcspcctiv:ullcntc. 11 BARRI OS, 1\.•ligud de .. Coro de lru ... op. cit., p. 268. "Cfr. SC HOLIJ EtW , K. R., o¡1. dr. . p. 17. JO /bid. 11 DE BARR IOS . Miguel De. , Com dt' lm,· ... op. cit .. si n paginar. J! DEN BOER, H., op. f'i l., pp. 335 -3 36 rea liza una reseña breve sobre esta obra . JJ DE 13 ARR10S, Mi guel De. , Coro de lns... o¡J. ri1 . pp. 213·217. 26 ÁMBlTOS

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Barrios. Parecer ser que fu eron ell os los que corri eron con portugués Man uel de Pina, el médi co y enemigo de Spinoza, los gastos de la publicación de los ca ntos cuarto y quinto de Isaac Orobio de Castro o el poeta cordobés José Penso de su Har/1/0IIÍO del Mundo'' . la Vega18 . Como hemos mencionado al comienzo de este re­ En efecto, y ya para concluir, el poeta y dramatu r­ corrido por los pa troc inadores de Migu el de Barrios, al poe­ go de Mon tilla, a su ll egada a los Países Bajos, supo impreg­ ta no le convenía en absoluro descu idar a los miembros más narse del ambi ente cultural que allf comenzaba a res pirarse destacados de la comunidad sefardita de Ámste1·dam , los y contri buir con sus obras al extraordin ario tl orecimiento que, como hemos podido comprobar, no veían con muy li terario que experi mentó la comunidad judía de Ams terdam buenos ojos las cominuas idas y ven idas de Daniel Leví a la duran te el siglo XV II 19 • No en vano se convirtió pronto en <> de las academias literarias, ade más de << mono po­ ciantes o ba nqueros que habían acum ulado ingen tes fortu­ lizar >> con su ingent e ob ra poé ti ca todo el panorama literario nas y que habitualmen te solían ded icarse a la di plomacia, de que se ges tó en la ciudad bañada por el Amstel en la seg un­ ahí las excelentes rel aciones que mantenían con miembros da mi tad de la citada centuria. de la nobl eza o la realeza española o portuguesa". Entre En este se ntido, y dado el presti gio literario qu e pa­ ell os , los nombres más famosos, y que más nos interesan reció meso rnr Daniel Leví de Barr ios en los Países Bajos, es para e l caso de Miguel de Barrios, son los de Manuel lamentable e incluso difícil de cree r que, tal y como hemos Be! mo nte, Conde Pa latino y Residente de su Majes tad Cató• demostrado en las pñginas precedentes, tuv iera que verse lica en los Países Baj os , a quien Miguel de Barrios dedicmía inclinado, co n más frec uenc ia de la que hubi ese deseado, a su Bella Monte de Ne/icolla"' y Jerónimo Núñez de Acosta, esa «men dicidad poét ic a>> de la que hablábamos al com ien­ quien representaba los in te reses de Portugal en las Provin­ zo de nues tro trabajo, pa ra poder sobrevivir tanto él como cias Un idas y sería el patroci nador de su Árbol florido de su fam ili a, ya que, salvo alguna exce pción, como la fami la 31 noche . Jun to a ellos , no hay que olvidar a los numerosos de Mela, sus mece nas no siemp re res pondie ron como él amigos y conocidos de que disfrutaba Daniel Leví en la capital esperaba a los elogios de su plu ma y esta ac titud lo arrojó a holandesa, en tre los que se e ncontraban el poeta de origen la precariedad económi ca durante toda su vida .

.~ SCHOUJ ERG. K. R. . op. dr.. p. t?. " DEN BOE R, H.. r1p. d r., p. 60. ' llo BARRIOS. Migue l De., lll'lfo M rmll' de llelit'OIIa. Dirísl'lu al ilustrísimo Selior Do11 Mamtt'l /Jrlmonte ... Bru sc l:l s, 1686. 7 l OARRIOS, M iguel De. . Arbol florido dt! uoclll', dedicculo al ilusrre Se ti{)r Jeró11imu Nií lit'l de Atmw. .. Ámstcrdam. David Tartás, 1680. JI En nucs tr:l monogr:1fía. Lt1 poexfa amoru.\'0 t:tr !'/ Coro de /(,,\. Musas de Migul'l de IJorrioJ, Córdoba, Ayuntamiento de Montill:l- Un iversidad de Córdoba, 2002, pp . 19--$7, hemos ded icado el cnp ftu lo IJ de la mis ma a con tcx tua li i'.olr la fig ura de Mi guel de Ba rrios en el ambiente cultural de la comu ui da