Dos Ensayos Sobre La Colombia Indígena Tim Cloudsley
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DOS ENSAYOS SOBRE LA COLOMBIA INDÍGENA TIM CLOUDSLEY Traducido por Elvia Rosa Castrillon Cubierta frontal fotografía de Balsa de La Laguna sobre el Mito de Guatavita 1 ÍNDICE PREFACIO…………………………………………………………………………………….. CAVILACIONES SOBRE EL ARTE PREHISPANICO DE LA COLOMBIA ACTUAL ……………….. POEMAS DE TIM CLOUDSLEY: MYTH AND DREAM…………………………………………………………………………. LAGUNA DE GUATAVITA………………………………………………………………….. EXPLORAR/IMAGINAR A REICHEL-DOLMATOFF…………………………………… 2 PREFACIO Estos dos ensayos fueron escritos entre 2003 y 2004, en Bogotá. El primero está inspirado en los artefactos pre-hispánicos vistos en los museos de Colombia entera, incluyendo, especialmente los magníficos de Bogotá; se inspiró también en la lectura y en el estudio de parte de la vasta literatura relevante. También está influenciado por una visita a San Agustín, donde mi esposa y yo estudiamos sus increíbles estatuas. El segundo ensayo surge de una exploración de algunos de los escritos de Reichel-Dolmatoff, como lo indica la primera parte de su título. En el proceso de su escritura, me encontré yo mismo ampliando, llenando, o imaginando las implicaciones de las profundas y trascendentales ideas de Reichel-Dolmatoff, como lo sugiere la segunda parte del título del ensayo. Espero que el lector perdone, o mejor aún, disfrute la inclusión de largas citas de los escritos de Reichel-Dolmatoff, como medio esencial mediante el cual sus ideas puedan ser tanto exploradas como imaginadas. Siento que este ensayo es más como un viaje a través de la música de un gran compositor; tal empresa es casi imposible sin escuchar largos pasajes de su música. Conocí a Rosa Castrillón como colega-profesora de la Escuela de Idiomas de la Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga en 2006. Tuve la suerte de que ella aceptara traducir al español del inglés original estos dos ensayos, que ahora se publican aquí. Tim Cloudsley 2007 Bucaramanga 3 CAVILACIONES SOBRE EL ARTE PREHISPANICO DE LA COLOMBIA ACTUAL “Entonces vi las cosas que habían sido traídas de la Nueva Tierra del Oro para el Rey..... maravillas de todas clases... objetos esplendorosos para el uso del hombre, más bellos que cualquier cuento de hadas. En todos los días de mi vida nunca había visto cosa alguna que llenara tanto de gozo mi corazón como estas cosas. Porque entre ellas vi tesoros de arte extraño, exquisitamente trabajados, y me maravillé del genio sutil de estos hombres de tierras distantes. No tengo suficientes palabras para describir las cosas que vi ante mis ojos.” Albrecht Dürer (1520) Karen Olsen Bruhn en su libro Ancient South America ofrece una caracterización excelente de las artes visuales en las civilizaciones andinas precolombinas. Su libro presenta una visión de las artes como un todo, y en particular, sobre la región colombiana actual. Es obvio que las artes visuales (textiles, metalurgia, alfarería, y escultura) sobrevivieron el tiempo más fuerte de los periodos de la preconquista, gracias a su durabilidad física. Por supuesto, estas civilizaciones tuvieron también literatura poderosa, pero como era oral, sólo pudo sobrevivir para nosotros en forma de tradiciones religiosas y mitológicas, las cuales han sido inseparables. La ‘literatura’ de las sociedades precolombinas, así como las sociedades indígenas contemporáneas no asimiladas, tendría tan gran alcance que ha sido asociada con las inspiradas narraciones, cantos, conjuros y declaraciones de los chamanes, muy a menudo inducidos por drogas, en trance alucinatorio; lo que es, un oráculo visionario-extático. Como lo presenta Efraín Sánchez: “Fueron sociedades sin rueda, sin caballo y, más significativo aún, sin escritura. Si tuvieron un Homero que cantara la epopeya de sus dioses, héroes y hombres, no nos es dado saberlo. Ciertamente no hubo ningún Vitrubio que dejara un volumen sobre sus artes. Los cronistas de la conquista no se tomaron la molestia de dejar consignado en sus escritos el valor o el significado que los indios que hallaron en el territorio daban a sus artes. Lo único cierto y, literalmente, sólido, que tenemos son las piezas.” Asimismo, la música tiene que haber sido tan importante para las civilizaciones colombianas antiguas como sus literaturas orales y sus artes visuales, pero como la literatura su música es más intangible y difícil de asir por ahora, aunque en un libro Music Of El Dorado de Dale Olsen su potencia sobrenatural empieza a tomarse como una forma imaginable real. Las siguientes palabras de una canción tumaco muestran un muy buen sentido del significado de la música del pueblo prehispánico: “Escucha el canto, escucha el canto que enseña la tradición. Entra al baile, Siente el abrazo de la comunidad. 4 Toca el instrumento, Libera su enseñanza, Deja que cante su historia, Deja que vuele ese pensamiento. Después de que el padre y la madre Se abrazaron y crearon la vida, Se convirtieron en instrumentos. Por eso hay instrumentos macho y hembra. Por eso, nuestra música es como la vida. Cantamos para vivir, Para que el río se apacigüe, Para que la enfermedad se vaya, Para que el animal se aleje y no haga daño. ….Bailamos para no morir. Lleva por dentro las semillas, Lleva la esencia y el origen. Por eso el curandero toca la maraca, Para que lo escuche el espíritu de la vida.” (en La Música De La Vida. Instrumentos Rituales, Banco de la República.) Sin embargo, no olvidemos qué tan poco fundado es el vínculo que tenemos con las realidades del arte colombiano prehispánico: cuan casi deshecho estaba nuestro hilo conector a ese pasado, siendo realistas. Durante casi todo el periodo colonial todas las esculturas y estatuas talladas en oro encontradas estaban fundidas en lingotes, tanto para la conveniencia del comercio como para los trabajos tallados en oro que eran mirados como idolatría pagana, así que el filisteísmo involucrado en su tallado podría justificarse como parte de una campaña general conocida como la “extirpación de la idolatría”. Trabajos como los admirados por Albrecht Dürer probablemente casi nunca sobrevivieron. La mayoría de los trabajos artísticos hechos en oro que existen actualmente de la Colombia prehispánica fueron descubiertos, principalmente en tumbas, por guaqueros, coleccionistas o arqueólogos, durante los siglos diecinueve y veinte. Algunos trabajos pueden haber sobrevivido de “los armarios de curiosidades” mantenidos por individuos entusiastas, normalmente aristócratas del siglo dieciocho. Pero vale la pena recordar cómo el vínculo mencionado antes estaba casi perdido, incluso, en el nivel de la supervivencia física y la continuidad. No obstante, es de igual importancia el hecho de que un interés en, un deseo de comprensión, y aún más una respuesta estética a la belleza de estos trabajos de arte, tenía que esperar muchos siglos para pasar después de la Conquista española, antes de adoptar raíces profundas. Efraín Sánchez acentúa el alcance que, incluso el gran Humboldt, magnífico por lo que era, podía sólo ver el arte precolombino a través de los ojos clásicos goethianos. Si eso no respondía a las maravillosas normas de la estética de la Grecia antigua era simplemente atrasado o primitivo. La emoción de Humboldt con los monumentos de la arquitectura prehispánica era claramente un 5 avance en la simplemente hostil, moralista, destructiva, ignorante y arrogante actitud de los colonialistas españoles (a pesar de las artes y arquitecturas maravillosas y preciosas que ellos mismos crearon en el país). Pero sólo permitieron a los artefactos de estas civilizaciones entrar a los museos europeos como fenómenos etnográficos. El esteticismo europeo a finales del siglo diecinueve, tal como se expresó en la novela de Oscar Wilde El retrato de Dorian Gray; y el vanguardismo del siglo veinte, Efraín Sánchez argumenta, por fin se permitió a algunos europeos ver estos trabajos como arte. Artistas como Picasso, Juan Miró, Orozco y Diego Rivera abrieron una puerta para entender las formas de arte no occidentales como potencialmente grandes y con posibles influencias del artista moderno, de manera comparable a la de la antigüedad europea y a otras épocas pasadas del arte europeo podía influenciar el arte moderno. Como señala Efraín Sánchez: “Los hombres del neoclasicismo creían saber que el germen de las bellas artes se había desarrollado solamente en Grecia y Roma. Los del siglo XX no pueden estar tan seguros, han aceptado como nadie antes que ellos que la creación y la apreciación artísticas son un misterio que aflora en todas partes. Como nadie antes que ellos, excepto por antiguos creadores de belleza como Alberto Durero, de quien son estas palabras que utilizó para describir las piezas de orfebrería prehispánica que le maravillaron, parecen pronunciadas por un pintor de nuestro tiempo: Was aber die Schonheit sei, das veis ich nicht, pero no sé que es la belleza.” En efecto, esto parece correcto, pero pienso, en última instancia, que los trabajos de las civilizaciones prehispánicas deberían entenderse simultáneamente de todas las maneras posibles. Para el puro ‘objeto estético’ de la civilización europea durante los últimos siglos de su existencia, es en sí mismo muy nuevo y excepcional para la humanidad entendida en términos de toda su historia. La idea de que el arte debería ser algo diferente de los objetos usados en el culto religioso, como titulares del beneficio del poder mágico, o como expresión de temor; como otros agentes del anhelo y aprendizaje espirituales, de la profecía, oración y súplica; como otros vehículos de instrucción sobre las reglas para vivir, sentencias incontrovertibles de las normas, creencias