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Lámpara sin luz SUMMA DE DÍAS reconoce y celebra la trayectoria de autores nacidos o radicados en el Estado de México, a través de antologías personales cuya versión impresa se complementa con el testimonio de la voz viva, de tal modo que los lectores puedan acercarse, además, a los ritmos y registros vocales de cada uno de estos autores representativos de la actual literatura mexiquense. Leer para lograr en grande COL E cc IÓN L E T R A S Summa de días arturo trejo villafuerte Lámpara sin luz Prólogo Miguel Ángel Leal Menchaca Eruviel Ávila Villegas Gobernador Constitucional Raymundo E. Martínez Carbajal Secretario de Educación Consejo Editorial: Efrén Rojas Dávila, Raymundo E. Martínez Carbajal, Erasto Martínez Rojas, Carolina Alanís Moreno, Raúl Vargas Herrera Comité Técnico: Alfonso Sánchez Arteche, Félix Suárez, Marco Aurelio Chávez Maya Secretario Técnico: Agustín Gasca Pliego Lámpara sin luz © Primera edición. Sansores & Aljure Editores, S.A. de C.V. 1999 © Segunda edición. Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de México. 2013 DR © Gobierno del Estado de México Palacio del Poder Ejecutivo Lerdo poniente núm. 300, colonia Centro, C.P. 50000, Toluca de Lerdo, Estado de México © Arturo Trejo Villafuerte ISBN: 978-607-495-298-8 Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal www.edomex.gob.mx/consejoeditorial Número de autorización del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal CE: 205/01/91/13 Impreso en México Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización previa del Gobierno del Estado de México, a través del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal. Para Josefina, Tisbe y Trilce, con mi adoración y amor (invitada es- pecial, Tixiki). Para Francisco Villafuerte Ávalos y Socorro Juárez Pantoja, con quienes conocí the american way of life por primera vez. Para todos mis amigos y amigas, pues ¿de qué puede enorgulle- cerse un hombre si no es de sus amigos? A todos los caídos en las guerras injustas Para todos los personas que me ayudaron a crear esta ficción y para todos los personajes que me auxiliaron para escribir esta novela realista A María Elvira Bermúdez (in memoriam), por todo lo que me enseñó Para mis tíos abuelos maternos: Belén y Salvador Zamudio (en Elgin, Ill.), y María y José Moreno (en Independence, Kansas) (in me- moriam) y a su descendencia: mis tíos, primos, sobrinos. Para Jorge Rangel (in memoriam), quien me prestaba sus novelas del FBI; para Juan José Castañeda, policía como de ciencia ficción, y para mi amigo el doctor Xorge del Campo A Eduardo Langagne AGRADECIMIENTOS Agradezco el apoyo de la Universidad Autónoma Chapingo y del Instituto de Educación Media Superior del DF. Esta novela fue escrita gracias a una beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo. Eres una brújula sin rumbo, un reloj sin manecillas, una biblia sin Jesús. Calles, las conoces metro a metro y bajo ese pavimento tienes la tumba y la cruz. El frío quemó ya tu altivez, tu religión es la indecencia, admiro tu alma de hiel, para ti el mundo nada cuenta. Oro, que engañaste a la que adoro y es, aunque sus besos lloro, una lámpara sin luz. josé torres (Intérpretes: Pedro Yerena y Paquita la del Barrio), Lámpara sin luz Las fuentes de inspiración de un escritor son sus vergüenzas; quien no las descubra en sí mismo o las eluda está condenado al plagio o a la crí- tica. Fracasar en la vida es acceder a la poesía sin el soporte del talento. e. m. cioran Silogismos de la amargura ¿Cuál es el sello de la libertad alcanzada? No avergonzarse ya de sí mismo. frederik nietzche La gaya ciencia Las estadísticas son números fríos. La guerra de Vietnam costó tres millo- nes y medio de vietnamitas y 60 mil soldados norteamericanos. Yo estuve ahí cuando tenía 19 años. Es bueno no ser parte de las estadísticas que son números fríos, pero nunca tan fríos como los cadáveres de mis compañe- ros caídos en la guerra. conrad sánchez Una charla de cantina EL AUTOR Y LA RECEPCIÓN; LA NOVELA POLICIACA O EN BUSCA DE CONRAD SÁNCHEZ… Se dice, en efecto (y una vez más es una tesis muy familiar), que lo propio de la crítica no es poner de relieve las relaciones entre la obra y el autor, ni querer reconstituir a través de los textos un pensa- miento o una experiencia; más bien tiene que ana- lizar la obra en su estructura, en su arquitectura, en su forma intrínseca y en el juego de sus relacio- nes internas. michel foucault Qué es un autor Hace casi 15 años tuve la oportunidad de presentar la primera novela de Arturo Trejo Villafuerte (Ixmiquilpan, 1953), titula- da Lámpara sin Luz (1999), según lo que dice la cuarta de fo- rros, “novela negra”. De acuerdo a mi apreciación, en ese tiempo y ahora, es una novela policiaca, con todas las variantes que puede presentar el subgénero debido a su exagerada prolifera- ción. Todavía en los años setenta se podía contar con los dedos de una mano a aquellos escritores que en México hacían nove- la policiaca; hoy en día, esos mismos dedos alcanzan para con- tar a quienes no la hacen. Recuerdo que en aquella ocasión me costó mucho trabajo hacer una presentación equilibrada e im- parcial de la novela; culpé de ello al trato frecuente y la amistad que llevaba con el autor. En no pocas ocasiones la presentación de un libro se convierte en un acto de elogio desmedido que se cifra en la relación que guardan los actores principales del evento. Debo confesar que me causaba dificultad leer fríamente 13 la novela, pues en cada línea escuchaba las frases del maestro Trejo Villafuerte: sus dichos, bromas, gustos y hasta sus incli- naciones musicales, literarias y de otra naturaleza. Hoy que se hace la primera reedición del texto se me encomendó este pró- logo y mi problema se duplicó, pues conozco mejor al autor y nuestra amistad se ha fortalecido, pero nuevamente aparecieron esos fantasmas que bien pudieran ser extraliterarios, aunque, todos lo sabemos, distan mucho de serlo porque la literatura es también un fenómeno hacia afuera. Estas y otras razones me obligaron a realizar una lectura más rigurosa, a profundizar en el subgénero en que ésta se ins- cribe y a fortalecer un análisis que supere las exigencias del ha- lago gratuito, que tanto daño hace a la obra literaria. Siempre he pensado que la discreción es una virtud de autor, que éste debe permanecer al lado de su obra y dejar que ésta hable por él. Este fenómeno es difícil de alcanzar, pues quien toma una pluma, lo hace para mostrar al mundo todo lo que lleva dentro. No obstante, el autor no escribe para sí mismo; no debe ser un solipsista que obligue a sus personajes a pensar y actuar como él lo haría, pues de la libertad que conceda a éstos depende en mucho el éxito de la obra. Uno como creador debe pensar en que muchos serán los lectores que se asomarán a su obra y cada uno de ellos posee un imaginario que puede ser diferente y hasta opuesto al que se expresa en el texto, asimismo, que le pueden quedar grandes o pequeños los personajes. Pero uno debe as- pirar a lectores inteligentes y preparados que den nuevas alter- nativas a la lectura, no simplemente que se deshagan en elogios hacia algo que difícilmente comprendieron, pero que les quedó demasiado grande. Algunas de estas disertaciones y otras que no menciono me llevaron a enfrentar la empresa a partir de dos vertientes: 14 la primera, sobre el autor de un texto literario en general y las asociaciones que hacen el lector y la crítica. Unamuno insiste en que es más reconocido El Quijote que Cervantes y que todo lo que escribimos es biográfico, pero afirma, además, que el autor no tiene derecho a caer en la obviedad. La segunda vertiente se cifra en exponer a grandes rasgos la importancia que ha alcan- zado la novela policiaca en nuestro tiempo, particularmente en México. Finalmente, la tercera, para escribir unas líneas con- clusivas que están destinadas a la búsqueda de Conrad Sánchez, poeta frustrado, desertor de la carrera de Comunicación, aman- te de la música, la literatura, las mujeres y el alcohol, detective privado egresado de la agencia de detectives Pinkerton y álter ego de Arturo Trejo Villafuerte. Porque ésta finalmente es la razón fundamental que me sentó a escribir. I En una conferencia titulada “¿Qué es un autor?”, Michel Foucault hace una reflexión respecto a cómo la crítica debe abordar una obra, por encima del prejuicio que puede acarrear el conocimiento de su autor y de sus posibles inclinaciones. Esta reflexión perturbaba profundamente a los críticos mar- xistas de los años sesenta en el siglo pasado, quienes no podían concebir que una obra fuera digna de análisis serio si quien la escribió era tachado de reaccionario o burgués, o presu- miera ser de derecha, cuando estaba de moda ser de izquier- da. Muchos de estos juicios se cayeron cuando las traducciones al inglés y luego al español revelaron que tanto Carlos Marx como Federico Engels, abordaban con sobrado entusiasmo a escritores considerados reaccionarios y representantes de la 15 burguesía o la nobleza en decadencia. Posteriormente los jui- cios severamente “sociales” e “ideológicos” se hicieron inicuos e incluso irreverentes a la crítica, pues se puso en evidencia la falacia de que “todo autor debería estar comprometido social y políticamente”, cuando se publicaron en español los trabajos de escritores como Lucién Goldman, Louis Althusser, Geoge Luckács y Galvano de Lavolpe entre otros, la idea del compro- miso social y político del escritor casi se evapora, pues algunos de estos autores, no todos, ponderaban la postura del filósofo alemán e invitaban a abordar más la obra en lo que proyecta en sí, restando importancia a la vida del autor.