Historia De La Universidad Nacional De Ingeniería
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Historia de la Universidad Nacional de Ingeniería Tomo III LA APERTURA A ESPACIOS NUEVOS (1930-1955) Katya Rodríguez Valencia INTRODUCCION El tercer tomo de la historia de la Universidad Nacional de Ingeniería comprende el período que va de 1930 a 1955. Se ha dividido en cinco capítulos, el primero, titulado 1930-1933: Crisis y reforma, explica el difícil trance por el que tuvo que pasar la Escuela desde la caída de Augusto B. Leguía hasta el fin del gobierno del presidente Luis M. Sánchez Cerro. Estos años fueron muy agitados, y era necesario entrar en la historia de la institución para aclararlos y marcar la transición a una nueva etapa. El segundo capítulo ha sido titulado: La nueva Escuela. Aumentando espacios. Cronológicamente comprende los años que van desde 1934 hasta 1948. Este tiempo de gestación de lo que será la nueva Escuela de Ingenieros luego del proceso de reforma de 1946. El nuevo local, las nuevas carreras, y las reformas académicas reales se logran en este tiempo. Todos estos aspectos le darán un rostro renovado y distinto a la primera institución de educación técnica en el país. El tercer capítulo, La enseñanza en la Escuela comprende lo que fueron la enseñanza teórica, práctica y militar. A diferencia de los períodos anteriores, los cambios en materia de enseñanza son radicales. Surge la especialización gracias a las becas y los viajes de estudio. En El componente humano hacemos un breve repaso de la vida de los profesores que marcaron época en la Escuela, se trata el tema de la vida estudiantil y las actividades realizadas por los egresados. Por ultimo, se muestra la relación existente Escuela y sociedad, mencionando los distintos espacios en los que la Escuela Nacional de Ingenieros dejó aportes importantes. Se ha intentado que la relación Escuela-Gobiernos, tan notoria en estos años de estudio, se manifieste en los distintos capítulos. Son varios los aspectos que no han sido cubiertos o profundizados en este tomo. Ello puede servir para que los interesados en este campo de estudio inicien nuevas investigaciones. Debo agradecer al rectorado de la Universidad Nacional de Ingeniería por hacer del Proyecto Historia-UNI un espacio de investigación para un tema poco cubierto en nuestra historia, al doctor José Ignacio López Soria por la oportunidad, la confianza y por creer en este libro; a Isaac Cazorla por hacerme descubrir el tema, por la amistad y por los momentos compartidos durante la investigación; y a los editores, el licenciado Jorge Abadíe Linares y el ingeniero Hugo Pereyra Sánchez. Un agradecimiento especial al RP Jeffrey Klaiber SJ y a Jorge Blanco por las sugerencias, y a las hermanas Valencia Ciurlizza por ser siempre ejemplo y ayuda. , INDICE GENERAL Introducción Capítulo I. 1930-1933. Crisis y Reforma 1. Política y educación 2. El caos social y su repercusión en la Escuela Cronología Documentos Capítulo II. La nueva Escuela. Aumentando espacios 1. Los cambios físicos 2. Las nuevas carreras 3. La reforma universitaria de 1946 Capítulo III. La enseñanza en la Escuela 1. Enseñanza teórica 2. Enseñanza práctica 3. La enseñanza militar 4. Economía Capítulo IV. El componente humano 1. Personal de la Escuela 2. Los alumnos 3. Egresados Capítulo V. Escuela y sociedad y sociedad 1. Laboratorio de docimasia 2. Publicaciones 3. Congresos y actividades internacionales 4. La Escuela en las cuestiones legislativas 5. Aportes en el campo de la educación técnica y científica 6. El hogar del ingeniero Fuentes de información 1. Copiadores 2. Colecciones´ 3. Biografías Bibliografía Índice onomástico Anexos Capítulo I 1930-1933: Crisis y reforma Mil novecientos noveintinueve fue un año funesto para la economía mundial: la bolsa de valores de Nueva York tuvo su más grande recaída. La gran depresión posterior afectó a todos los países, pero sobre todo a aquellos como el nuestro, que vivían principalmente de las exportaciones y del capital estadounidense. La grave crisis económica trajo consigo graves secuelas sociales. El leguiísmo, que había logrado mantenerse gracias a la política de empréstitos con el gobierno norteamericano, perdió todo su apoyo. Obreros y pequeños burgueses que subsistían por su ligazón a las obras públicas y el aparato estatal empezaron súbitamente a perder sus empleos, creándose un clima de descontento social1 El gobierno, que perdió legitimidad luego de su segunda reelección en 1929 (Leguía fue candidato único), quedó sin sustento, ya que los sectores burgueses agroexportadores ligados a la industria que lo respaldaron y mantuvieron en el poder, le retiraron su apoyo, descontentos por la creciente baja en las exportaciones.2 En agosto de 1930, en medio del caos y desorden generalizado, el Oncenio llegó a su fin. Después de más de una década de gobierno, Leguía se vio obligado a dejar el poder, entre las enérgicas y ensordecedoras protestas de estudiantes, obreros y de una ciudadanía insatisfecha por la crisis, no sólo económica sino también política y social, en la que estaba sumergido el país. Podemos resumir la situación del Perú en ese momento con las palabras de Quijano, quien afirma que la sociedad se caracterizaba por: …una completa desarticulación de la clase dominante, un inmenso descontento popular que se canalizaba en la vía de la movilización antioligárquica, tanto contra las viejas como contra las nuevas élites, una absoluta dependencia del Estado de los recursos del crédito extranjero, la colonización económica por el imperialismo norteamericano, y un ejército cuyas funciones políticas se habían 1 Ver Caravedo, Baltazar: Clases, lucha política y gobierno en el Perú (1919-1930). Lima: RETAMA, 1977. pp. 97-98 2 Ver Sulmont, Dennis: El movimiento obrero peruano (1890-1980). Lima: TAREA, 1984. p. 54 y Burga y Flores Galindo: Apogeo y crisis de la República Aristocrática. Lima, Rikchay Perú, 1991. p. 185 modificado totalmente, socializado al servicio del mantenimiento de la dominación económicosocial y política de la burguesía terrateniente comercial3 Dada la situación, una Junta Nacional Revolucionaria, liderada por el coronel Luis Miguel Sánchez Cerro tomó el poder para dar inicio a una nueva forma de gobierno, con un ideal “reformista” que pretendía conciliar los múltiples intereses de una polarizada sociedad. Al mando del ejército del Sur, Sánchez Cerro, joven militar peruano que gozaba de la simpatía popular, salió en agosto de 1930 decidido a terminar con un régimen considerado dictatorial. Lugo de dar lectura al manifiesto de Arequipa (escrito, al parecer, por el joven Bustamante y Rivero) llegó a Lima cuando el general Ponce se encontraba en el poder. Fue recibido entre la alegría y los aplausos de esperanzadas personas que clamaban por el cambio, y algunos desórdenes protagonizados por obreros y estudiantes que aprovecharon el momento para expresar su disconformidad. Sin embargo, el gobierno de la Junta no fue capaz de devolverle al país la estabilidad política. En menos de un año se sucedieron en el poder, mostrando los desacuerdos y conflictos internos en el ejército, numerosos ministros y primeros mandatarios: Ponce, Sánchez Cerro, Elías, Jiménez y Samanez Ocampo. Este último convocó a elecciones en octubre de 1931. Los dos candidatos de fuerza fueron el antiguo líder estudiantil Víctor Raúl Haya de la Torres por el APRA y, nuevamente Sánchez Cerro, líder de la Unión Revolucionaria, quien resultó victorioso por un estrecho margen. A pesar de su legitimación, no fue capaz de manejar el desborde social producto de la coyuntura. La duda sobre la limpieza de las elecciones motivó la protesta aprista, que ejercía control importante sobre obreros y estudiantes. Los múltiples disturbios de trabajadores y, luego, la rebelión iniciada en Trujillo en julio de 1932, dejaron un saldo de numerosos muertos entre militares y 3 Ver Quijano, Aníbal: El Perú en la crisis de los años 30. Lima, Ed. Mosca azul, 1978. p. 103 militantes apristas. El Perú se encontraba en medio de una guerra civil. No había ningún sector capaz de controlar la situación. El sector dominante había perdido su antiguo poder y el ejército estaba desunido. El fallido plan económico propuesto por la misión Kemmerer, tampoco pudo sacar al país de la crisis y eran frecuentes las huelgas de los obreros, que se agrupaban en distintos sindicatos.4 El presidente electo, a pesar de haber llegado al gobierno gracias al apoyo popular, buscó liquidar, mediante asaltos y deportaciones, a importantes grupos políticos, y en general a todos los elementos que pudieran disturbar al régimen. Los conflictos llevaron a un joven inscrito en el PAP a asesinar a Sánchez Cerro en abril de 1933. Se cuenta que el mismo día de la caída de Leguía (25 de agosto de 1930), el director de la Escuela de Ingenieros, Michel Fort, se dirigía al claustro cuando observó que un grupo de enfurecidos estudiantes rompía las rejas del local intentando llevar a cabo una asamblea. En ese mismo instante tomó al camino contrario. Después de veinte años en la dirección, el envejecido director, en ese momento incapacitado para manejar tal situación, presentó su renuncia. Con esta escena se iniciaría uno de los períodos más críticos de la historia de la Escuela, que a su vez coincidió con una coyuntura histórica de crisis, cambios y reformas. La convulsión nacional repercutió en todas las instituciones del estado, y la Escuela no escapó al tórrido momento político. La situación que se produjo refleja el conflicto de intereses característico del momento. En esta primera parte se intentará explicar la situación en la escuela a partir de los hechos políticos que se sucedieron. Veremos al final, como es que durante este corto período se gestan las bases del cambio para lograr una 4 Ver Santistevan, Jorge: La huelga en el Perú. Lima: Cedys, 1980. pp. 64-78 nueva Escuela, mucho más moderna y acorde con los cambios producidos en la educación técnica. Esto se traslucirá años después, cuando la Escuela de Ingenieros se convierta en la Universidad Nacional de Ingeniería.