Las Relaciones Diplomáticas Entre Ecuador Y México. Desde Su Constitución Como Repúblicas Hasta Nuestros Días
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Las relaciones diplomáticas entre Ecuador y México. Desde su constitución como repúblicas hasta nuestros días Galo Galarza Dávila* cuador y México, pese a la cos, es la simple y cruda verdad histó- distancia geográfica que los rica. Por cierto, su vecino del oeste –el Esepara, son dos países con in- océano Pacífico, que no es tan pacífi- creíbles similitudes. Dos países casi co como su nombre lo dice- y , siendo gemelos, a no ser por lo despropor- el único vecino que faltaba, amena- cionado de sus territorios, poblacio- za también con quitarle al Ecuador nes y economías. México tiene casi otras extensiones territoriales con el dos millones de kilómetros cuadrados avance del llamado “Calentamiento y una población de más de cien millo- global” (Al Gore, dixet). Esa misma nes de habitantes, Ecuador no llega a amenaza, para variar, la tiene igual- los doscientos setenta mil kilómetros mente México que linda también por de extensión territorial y tiene una el oeste con el susodicho Océano. población de trece millones de habi- tantes (al año 2009 de la era cristiana Ambos países, Ecuador y Méxi- cuando escribo este artículo). Ambos co, tienen una mayoritaria población son, sin embargo, territorios cercena- mestiza y una importante presencia dos por sus vecinos. A México su ve- de nacionalidades o agrupaciones in- cino del norte le sacó más de la mitad dígenas (que conservan sus propias del territorio; al Ecuador, sus vecinos costumbres y lenguas). Ambos, des- del norte, del sur y del este le sacaron pués de una larga y sangrienta guerra otro tanto (recordemos que cuando de independencia que comenzó en el Ecuador se separó de la Gran Co- 1809 en Ecuador y 1810 en Méxi- lombia, en 1830, tenía un millón de co, nacieron a la vida republicana kilómetros cuadrados de territorio). a comienzos del siglo XIX (1821 Y esto que no sea motivo de resen- México, 1822 Ecuador). Y es, preci- timientos o de lamentos, por favor, o samente en la etapa inmediatamente mucho menos de reclamos diplomáti- posterior, cuando se establecen for- * Embajador del Ecuador en México. AFESE 50 67 Galo Galarza Dávila malmente relaciones diplomáticas o de otras ciudades del interior, los entre ambos países. Ecuador envía caminantes que transiten por sus ca- su primer plenipotenciario a México lles pensarían que no se movieron un en el año 1837, responsabilidad que centímetro, pues allí verían, ya sea recayó en Manuel Antonio Luzárra- de ida o de vuelta, la misma gente, ga, sobrino político del presidente los mismos almacenes; percibiría los Vicente Rocafuerte1. México acredi- mismos aromas y ruidos, hasta las ta su primer consulado en América mismas formas de hablar (con lige- del Sur en la ciudad de Guayaquil el ras variantes y tonos), de sonreír, de año 1838 . maldecir, de soñar…3. Sin embargo, pese a esas similitudes, no siempre Pero recordemos que, antes, hay sus relaciones diplomáticas han esta- otro vínculo importante entre Ecua- do en el mejor nivel, ni han pasado dor y México. Se trata, precisamente, por una etapa de completa tranqui- del ilustre ciudadano ecuatoriano Vi- lidad. Hubo momentos de tensiones, cente Rocafuerte, al que mencioné como cuando García Moreno apoyó en el párrafo anterior, quien llegó a la invasión francesa y desconoció al representar a México, en calidad de gobierno de Benito Juárez; y, otros enviado diplomático ante el Reino de gran acercamiento, como cuando Unido, en 1824, y una década des- Vicente Rocafuerte llegó a la presi- pués, en 1835, ocupó la Presidencia dencia del Ecuador o cuando el ge- del Ecuador. Rocafuerte fue un amigo neral Porfirio Díaz aceptó organizar y admirador de México, de su histo- en México, a pedido del general Eloy ria y culturas, a las que dedicó varios Alfaro, el Congreso Internacional estudios y hasta encendidos poemas. Americano. Pero de estos y otros Su vinculación con este país pare- episodios, nos ocuparemos en el cur- ce que comenzó desde cuando fue so de este artículo. De todas formas, nombrado diputado por la provincia en un balance general, podemos de- de Guayaquil, en 1812, a las cortes cir que las relaciones entre Ecuador españolas e hizo amistad allí con los y México a lo largo de su historia diputados mexicanos Arispe, Terán, (desde mediados del siglo XIX hasta Castillo, Larrazábal y Laballe2. comienzos del siglo XXI) han sido muy positivas y beneficiosas para Son países tan parecidos Ecua- ambos pueblos. dor y México que, como he señalado en un artículo que se publicó hace LA “TERNURA” HACIA LOS algún tiempo, si existieran túneles o HERMANOS DEL SUR pasajes, como en los cuentos de Cor- tázar, que pudiesen unir los centros Una vez que se produjeron los históricos de sus ciudades capitales mutuos reconocimientos de inde- 68 Las relaciones diplomáticas entre Ecuador y México. Desde su constitución como repúblicas hasta nuestros días. pendencia, se buscó tanto en Méxi- que abarcaba desde el Oregón has- co como en Ecuador y otros paí- ta Oaxaca, Tabasco y Yucatán, pero ses de Sudamérica, fórmulas para que al momento de la redacción del encontrar y concretar un mayor documento se extendía hasta Cos- acercamiento. Se quiso celebrar una ta Rica. Por si ello fuera poco, los “Junta General de los países hispa- mexicanos se consideraban herede- noamericanos”, así como dar un tra- ros directos de las glorias del Impe- tamiento preferencial a ciudadanos rio Español”5. de estos países y buscar mecanis- mos para mejorar el comercio y la Dentro de esa perspectiva, de lo seguridad de las correspondencias, que sería la presencia internacional vista la escasez de transportes ma- del Imperio Mexicano y sus crite- rítimos, como reseña en su estudio rios para establecer prioridades en “La misión diplomática del peruano su política exterior, existieron cuatro Manuel Corpacho. 1826-1863” el aspectos a tomarse en cuenta, según historiador Mario Federico Real de reseña el mismo autor mexicano an- Azúa4. En reciprocidad, el gobier- tes citado (Ruiz Guerra): la natura- no mexicano (al cual Iturbide había leza, la dependencia, la necesidad y convertido en Imperio), procuró la política. Se mencionaba entonces, crear una legislación que colocara como prioridad, las relaciones con a los países “indoamericanos recién las regiones que limitaban con el emancipados” en igualdad de con- Imperio: grupos indígenas y pobla- diciones con las grandes potencias ciones angloamericanas en Estados de la época: léase Europa y Estados Unidos, Rusia (increíble que algu- Unidos. Un ejemplo de ello nos trae na vez haya sido país fronterizo de Rubén Ruiz Guerra, en su libro an- México), Guatemala, Inglaterra (por tes mencionado (ver nota número Belice), la isla de los Mosquitos y la 4), sobre el dictamen presentado a Costa de los Mosquitos. Se propo- la “Soberana Junta Gubernativa del nía también que debían tener buenas Imperio Mexicano”, de diciembre de relaciones con las islas Marianas, 1821, por la Comisión de Relaciones las Filipinas, las Californias, Cuba Exteriores del Congreso mexicano. y Puerto Rico. Estos lugares debían permanecer en “la órbita imperial “El texto redactado por Juan mexicana”. Igual importancia daban Francisco Azcárate, el conde de la a las relaciones con la iglesia (Vati- Casa de Heras, y José Sánchez En- cano), con España (a la que seguían ciso -señala este autor- planteaba considerando “la Madre Patria” que los puntos centrales de lo que de- les había heredado idioma, religión bería ser la presencia internacional y costumbres), con Francia (que en- del Imperio Mexicano, una entidad tonces representaba la “cumbre de AFESE 50 69 Galo Galarza Dávila la civilidad”) y con los Estados in- tres, su independencia de la nación dependientes de la América del Sur. española y de cualquier otra domi- Se mencionan, sin embargo, más nación extranjera y asegurar después aspectos retóricos que prácticos en de reconocida aquélla, su mutua su relación con estos últimos países. prosperidad, la mejor armonía, y Una constante que volverá a repetir- buena correspondencia, así entre los se, por cierto, en muchas ocasiones pueblos súbditos y ciudadanos de futuras. Una retórica que, leída con ambos Estados, como con las demás la perspectiva del presente, produce potencias con quienes deben entrar hasta cierta conmiseración: en relaciones…Se comprometen por tanto a contraer espontáneamente “Son nuestros hermanos, ma- un pacto perpetuo de alianza íntima nifiésteles el Imperio toda la ternura y amistad firme y constante para su que lo anima con su respecto, forme defensa común, obligándose a soco- con ellos el antemural más poderoso rrerse mutuamente y a rechazar en de la libertad por medio de la más común todo ataque o intervención estrecha alianza y conozca el mundo que pueda de alguna manera amena- que las dos grandes regiones que la zar la seguridad de su independencia naturaleza unió con el Istmo de Pa- y libertad, su bien recíproco y gene- namá, lo están mucho más por sus ral…”7. pactos y convenciones, que una es su causa, una su resolución y una su EL CONGRESO ANFICTIÓNICO opinión”6. DE PANAMÁ El 3 de octubre de 1823 los Pese a todo, las relaciones entre Gobiernos de México y Colombia el Imperio Mexicano y los países de (la Gran Colombia integrada por América del Sur que obtuvieron la las actuales repúblicas de Panamá, independencia de España, siguió su Venezuela, Colombia y Ecuador) rumbo. En México, en 1824, el Im- firmaron en la Ciudad de México, perio fue sustituido por una demo- por intermedio de sus representantes cracia federal representativa8 mien- Lucas Alamán y Miguel de Santa- tras que el Ecuador se separó de la maría, respectivamente, un Tratado Gran Colombia, en 1830, como un de Unión, Liga y Confederación que Estado independiente. La disolución entre sus principales acápites decía: de la Gran Colombia fue un verda- “La República de Colombia y la na- dero desastre.