Aniceto Ortega (1825-1875): Obra Para Piano
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UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE MÚSICA ANICETO ORTEGA (1825-1875): OBRA PARA PIANO TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRÍA EN ESTUDIOS MUSICALES CON ESPECIALIZACIÓN EN MUSICOLOGÍA PRESENTA BERENICE RAMÍREZ LAGO DIRECTOR DE TESIS: DR. RICARDO MIRANDA PÉREZ XALAPA DE ENRÍQUEZ, VERACRUZ JULIO DE 2018 Dedico esta tesis a mi familia, la cual me ha acompañado y apoyado con cariño y comprensión incondicional en este largo trayecto junto a la música. Un especial agradecimiento al Dr. Ricardo Miranda, quien ha sido mi guía para conocer y amar la musicología así como un constante faro de superación académica y personal. Quisiera también agradecer a mis compañeros de clase, pues hemos sido compañeros de viaje; a los profesores que fungen como mis lectores y a la Universidad Veracruzana por habernos alojado como Institución. Por último, un especial reconocimiento de agradecimiento a los archivos que conservan las partituras de Aniceto Ortega y me permitieron consultar las fuentes: la Hemeroteca Nacional Digital de México, el Fondo Reservado de la Biblioteca del Conservatorio Nacional de Música “Candelario Huízar”, el Fondo de Música Mexicana de la Biblioteca de la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México “Cuicamatini”, la Biblioteca de las Artes del Centro Nacional de las Artes, la Colección “Martínez del Villar y Massón” del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez, el Archivo General de la Nación, la Biblioteca “Lorenzo Boturini” de la Basílica de Guadalupe, la Biblioteca Digital del Congreso de los Estados Unidos y de forma especial, por su enorme generosidad al Arquitecto Guillermo Ortega Hegewisch y a su familia por haberme permitido conocer su archivo personal de partituras y documentos de Aniceto Ortega. México, 2018. 2 Índice 1. Introducción 5 2. Biografía de Aniceto Ortega 24 2.1 Los años formativos 24 2.2 Ortega médico 30 2.3 Ortega funcionario y político 33 2.4 Ortega músico 37 2.5 Fallecimiento y exequias 43 3. Estudio de la obra para piano 46 3.1 Marchas 46 3.1.1 Marcha Zaragoza, Op. 9 49 3.1.2 Marcha Republicana 58 3.1.3 Marcha Potosina, Op. 10 62 3.1.4 Marcha Riva Palacio 64 3.2 Piezas de salón 69 3.2.1 Vals-Jarabe 72 3.2.2 Enriqueta, Op. 3, vals 81 3.2.3 Valse Brillante 86 3.2.4 Recuerdo de Amistad, vals 90 3.2.5 Polka de Otoño 91 3.2.6 Victoria, polka marcial 93 3.2.7 La Luna de Miel, mazurka de salón 98 3.3 Piezas características 102 3.3.1 Invocación a Beethoven, Op. 2 103 3.3.2 Amor e Inocencia, Op. 4, poesía armoniosa 107 3.3.3 Romanza sin palabras, Op. 6 111 3.3.4 Elegía, Op. 7 116 3 3.3.5 Elegía a Jacobo 120 3.3.6 El canto de la huilota, Op. 11 122 3.3.7 Un pensamiento 126 4. Conclusiones 131 5. Apéndices 134 5.1 Catálogo de composiciones 134 5.1.1 Música escénica 134 5.1.2 Música para orquesta y banda 135 5.1.3 Música para piano 137 5.1.4 Obras inéditas y no encontradas 155 5.2 Cronología 157 5.3 Datación de las obras para piano 172 5.4 Textos sobre Aniceto Ortega 175 5.4.1 Ignacio Manuel Altamirano (1868-1872) 175 5.4.2 Alfredo Bablot (1871) 177 5.4.3 Francisco Sosa (1884) 188 5.4.4 Enrique de Olavarría y Ferrari (1880-1884) 191 5.4.5 Juan de Dios Peza (1901) 194 5.4.6 Antonio García Cubas (1904) 196 5.4.7 Nicolás León (1910) 198 5.4.8 Luis Castillo Ledón (1910-1911) 201 5.4.9 Alba Herrera y Ogazón (1917) 203 5.4.10 Otto Mayer-Serra (1947) 204 5.4.11 Robert Stevenson (1952) 207 5.4.12 Gerónimo Baqueiro Foster (1964) 209 5.4.13 Guillermo Orta Velázquez (1970) 212 5.4.14 Juan Somolinos (1976) 215 5.4.15 Jorge Velazco (1983) 219 5.4.16 Gloria Carmona (1984) 222 5.4.17 Yolanda Moreno Rivas (1989) 223 5.5 Imágenes 224 5.6 Fuentes consultadas 227 5.6.1 Bibliografía 227 5.6.2 Hemerografía 230 5.6.3 Discografía 232 5.6.4 Archivos y Bibliotecas 232 4 1. Introducción Hay una continuidad entre realidad y representación y entre historia e historiografía. Leo Treitler, Rethinking Music Con el fin de construir una visión historiográfica de Aniceto Ortega (1825-1875) y conocer el estado actual del conocimiento académico sobre su producción musical, es adecuado recorrer los escritos realizados en torno al compositor, primero por sus contemporáneos, y enseguida por quienes han escrito sobre este músico y sobre la música culta en México en general. Al estudiar dichos testimonios y estudios musicales de manera crítica, emerge una acumulación de adjetivos calificativos y epítetos como “maestro”, “El Chopin mexicano”, “compositor aficionado”, “compositor romántico”, “representante más genuino del romanticismo”, “creador de la ópera nacional”, “primer compositor nacionalista serio” o “destacado médico liberal”. Todos estos calificativos se han añadido y conservado con el paso del tiempo, pero no reflejan de forma eficaz la experiencia estética de su música en toda su dimensión. El presente apartado dará cuenta de la fortuna crítica positiva con la que ha contado el compositor mexicano a lo largo de la historiografía y de cómo era necesario emprender un estudio más profundo sobre Ortega. El crítico francés Alfredo Bablot (1827-1892), en la entrevista que realizó al compositor después del estreno de su ópera Guatimotzin y publicada en El Siglo Diez y Nueve consideró a Ortega un “pianista de primer orden” y un “compositor lírico muy distinguido”, dos reconocimientos de alto grado de alabanza: A pesar de las protestas y de las denegaciones que sugería a Aniceto su extremada modestia, insistí en manifestarle la admiración sincera que me causaba su obra en general, y muy especialmente la facilidad con que había escrito por primera vez para las voces y transformándose repentinamente de pianista de primer orden en compositor lírico muy distinguido. Era ya muy tarde, y me despedí de él dándole un título con que siempre le he de saludar en lo sucesivo: – Adiós, maestro.1 1 Alfredo Bablot, “Editorial. Crónica Musical. Despedida de la Compañía Lírica. Beneficio del Maestro Moderati”, El Siglo Diez y Nueve, México, 25 de Septiembre de 1871, pp. 1-2. 5 El poeta Juan de Dios Peza (1852-1910), en un afán de tomar en cuenta una mayor cantidad de sus obras para piano y así formarse un juicio estético, escribió en los albores del siglo XX sobre Aniceto Ortega lo siguiente: Aniceto Ortega, privilegiado del genio, talento “sui generis” que abarcaba por igual los misterios de la medicina como los secretos más hondos de la melodía: fue de los que por sí mismos lucharon para alcanzar un nombre y que lograron conmover con sus creaciones los más delicados espíritus. –Su “Canto de la Huilota”, su “Vals-Jarabe”, su “Invocación a Beethoven” y otras muchas creaciones de su numen, coronadas por su inmortal “Marcha Zaragoza” forman el testamento artístico de aquel soñador poeta que se hundió en la eterna sombra, dejando un reguero de luz inextinguible.2 Destaca en la visión de Peza el epíteto “aquel soñador poeta” el cual acerca a Ortega al ámbito de la ensoñación y de la poesía propias de un artista romántico. Cabe añadir que para Peza, Ortega era “privilegiado del genio” y poseedor de un “talento sui generis”. Esta visión romántica del compositor mexicano fue compartida por Francisco Sosa (1848-1925). En el discurso que dio durante los funerales de Ortega, recopilado en su obra Biografías de mexicanos distinguidos, dijo: “Era poeta y músico” y recordó el título con el que le conocieron sus amigos y colegas: “El Chopin mexicano”.3 El mundo artístico en Europa y en América percibió en Chopin al genio musical por excelencia, como lo hiciera Schumann a través de Eusebius en 1831 en el periódico musical Allgemeine musikalische Zeitung.4 El hecho de que la comunidad artística asociara a Ortega con el epíteto de “El Chopin mexicano” es una prueba de la voluntad de refinamiento y de apropiación de la música de salón europea por parte de la élite cultural en México durante el siglo XIX. De manera general, los escritos sobre Uno de los primeros estudios sobre la música de Ortega fue el de Luis Castillo Ledón (1879-1944). El autor, enfocado en la ópera Guatimotzin, escribió: 2 Juan de Dios Peza, “Nuestros músicos”, fragmento de la conferencia del 9 de agosto de 1900, El Imparcial, diario ilustrado de la mañana, 13 de agosto de 1900, p. 2. 3 Francisco Sosa, Biografías de mexicanos distinguidos, México, Editorial Porrúa, “Sepan cuantos…”, cuarta edición, 2006, (primera edición, 1884), pp. 585-86. Otros testimonios donde se recoge que Ortega fue conocido como “El Chopin mexicano” son El Siglo Diez y Nueve, 6 de marzo de 1871, p. 3 y 17 de septiembre de 1871, p. 2. También Ricardo Castro (1864-1907) fue llamado “El Chopin mexicano”, El Tiempo, 7 de julio de 1889, p. 3. 4 Citado en Richard Taruskin, The Oxford History of Western Music Vol. III, Music in the Nineteenth Century, Oxford University Press, 2005, p. 343: “Quítense los sombreros, señores, ¡un genio!”. 6 En septiembre de 1871, el maestro Aniceto Ortega llevó al escenario del Teatro Nacional una ópera en un acto y dos cuadros intitulada Guatimotzin, la que cantaron el tenor Enrique Tamberlick, la diva Ángela Peralta y el barítono Gassier, interpretando, respectivamente, estos artistas, al protagonista, a una emperatriz azteca y a Hernán Cortés.